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Sintesis

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Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra Campus Santo Tomás de Aquino

Facultad de Ciencias de Salud


Medicina

Docente:
Mirtha Fornia

Tema:
La era de los caudillos en la Republica Dominicana

Integrante:
Luis Gómez(10142358)

17 de junio del 2021


Santo Domingo, República Dominicana
Para empezar , se desarrollará una a realizar una síntesis de lectura de la obra “La era de los
caudillos en la Republica Dominicana” (2004) del escritor dominicano Rafael Darío Herrera
Rodríguez , ganador del premio de historia en el 2018, con el fin de facilitar el estudio de la
génesis del caudillismo.  Esta obra es de tipo analista, con un fácil entendimiento para las
personas abarcando elementos del caudillismo en la Republica Dominicana .Esta Obra nos
muestra la realidad y el desarrollo del caudillismo entre el 1844 y 1931.

Ahora bien, la participación de los pobladores rurales se puede determinar a causa de los
siguientes factores . Primero, movilidad social y el acceso a los recursos para asegurar la
solución de los problemas básicos de supervivencia. La participación en el levantamiento
aseguró un alto grado de inmunidad para la gente común, participó en obras de caridad y robos, y
obtuvo un cierto rango militar. Lo más importante, disfrutar de un estatus más alto que sus
pares en un ambiente seguro. En segundo lugar, la persistencia del levantamiento puede verse
afectada por factores subjetivos, en referencia a la conciencia heroica propia de la sociedad rural.

Personas como el señor Bono condenaba la guerra civil como uno de los mayores crímenes que
asolaron al país. La revolución ha corrompido tanto a la sociedad que cualquier esfuerzo por el
bien será aceptado tímidamente sin luchar. En su opinión, el levantamiento dejó profundos
lamentos y dolores y abrió el camino para la completa destrucción de la República.

Hay todo tipo de Caudillos ,de diferentes tamaños y variedades en todas partes. El caciquismo
era la organización política dominante. En las zonas rurales hay un Cadillo gobernante y un líder
opositor o revolucionario. En la ciudad, cada cuadra se encontraba caciques., más o menos
brutales y vanidosos, representando la ignorancia económica y sociológica, y eran los jefes más
brutales.

Luego, Ulises Heureaux ascendió al poder debido a que este comprendió los entresijos de la
psicología dominicana y formuló una política destinada a atraer a las figuras provinciales más
destacadas para su gobierno, así como a permitir que los líderes más valientes se rodeen y
compartan el poder nacional con él. En Santiago nombró ministro de Gobernación al sanguinario
general Perico Pekín; en la Secretaría de Marina y Guerra; al general Miguel Andrés Picardo,
considerado "la mayor capacidad militar de la época"; en Montecristi, al general Benito
Moncion. Los caudillos que se rebelaron fueron eliminados sin contemplación.
Con la desaparición física de Heureaux, emergió otro grupo de caudillos que se aglutinaron en
tomo a dos figuras que de un modo o de otro estuvieron vinculados al dictador, y a quienes se le
regateaba uno de los atributos cardinales del caudillo que era el valor personal: El general
Horacio Vásquez, quien se inició en los menesteres revolucionarios como colaborador de
Heureaux y combatió al moyismo en 1886 al frente de la Guardia Nacional de Moca; y Juan
Isidro Jimenes, socio comercial de Lilís en la poderosa Casa Jimenes, a quien se le reconocían
habilidades excepcionales para el comercio pero no así para la política, como se puso de
manifiesto en la fracasada Expedición del Fanita en 1898. Es preciso resaltar que Jimenes
siempre asumió ideales cívicos y democráticos y, al igual que Báez, siempre esperó que sus
acólitos le gestionaran el ascenso al poder.

Desde 1898, la influencia de los Estados Unidos se empezó a percibir debido a que han estado
siguiendo las intensas actividades comerciales de los alemanes en Montecristi y el apoyo
financiero que brindaron a Casa Jimenes. Las preocupaciones de los estadounidenses se basaban
en el hecho de que los buques de guerra alemanes patrullaban las aguas dominicanas en mayo de
1903. En 1904, la agencia de inteligencia estadounidense obtuvo una carta del General
Rodríguez al Cónsul General de Alemania en Santo Domingo, en la que le aseguraba que, si
finalmente Jiménez gana, debido a las relaciones de Santo Domingo con Alemania, Estados
Unidos nunca obtendrá concesiones territoriales en Santo Domingo. Ese mismo año,
representantes consulares estadounidenses descubrieron que algunos de los cartuchos entregados
por las guerrillas rebeldes de Jiménez estaban confiados a Lemcke and Company en Montecristi,
de propiedad alemana. Algunos medios periodísticos europeos, recopilados por los
norteamericanos, resaltaban el interés de Kaiser Guillermo en adquirir concesiones en Santo
Domingo a fin de controlar el Canal de Panamá, proteger los intereses de Alemania en el Nuevo
Mundo y dictaminar el futuro de Sur América.

Continuando, con el ascenso del general Ramón Cáceres y la formación del primer ejército
moderno del país, la célebre Guardia Republicana, se produjo un reordenamiento de las
manifestaciones caudillistas . Este caudillo, dotado de visos anticaudillistas, desplegó una
ofensiva ( cuyo más remoto antecedente fueron las Devastaciones y Despoblaciones de Osorio
en 1 605-1 606) que desarticularon el caudillismo de la región. Al igual que Heureaux, la
estabilidad del gobierno de Cáceres se debió a que de manera inteligente, delegó poderes a los
grupos intelectuales con la finalidad de menguar la preponderancia de los caudillos.

Sin embargo, con la Intervención Militar Norteamericana del 1916 hasta el 1924 cuando
finalmente se alcanzó la modernización del Estado y la homogenización del territorio a través de
la construcción de una red nacional de carreteras, que se erosionaron los cimientos del poder
regional. El desarme general de la población, junto a la formación de un ejército moderno fue el
canto de cisne del caudillismo. Y a en esta última etapa, los caudillos eran percibidos por las
élites urbanas como un puro anacronismo. De hecho, caudillismo y ocupación fueron dos males
ampliamente repudiados por las élites ilustradas.

En conclusión, es bien cierto que el advenimiento de la modernidad en la sociedad dominicana a


fines del siglo 19 implicó una disminución sustancial de los caudillos , pero no se trata de una
fórmula inmutable, que se verifica en todos los casos. Por el contrario, en el este del país, el
desarrollo de la industria azucarera, lejos de socavar los fundamentos del caudillismo, dadas las
expropiaciones masivas de tierra ejecutadas por los capitalistas azucareros, le imprimió nuevos
bríos al fenómeno. En Santiago y en el llamado Cibao Central, los caudillos prácticamente
desaparecieron del escenario político, exceptuando la figura de Cipriano Bencosme, en la
provincia Espaillat. En el sur del país, y asociado a la cultura rural, se desarrolló más bien un
movimiento mesiánico.

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