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Velado y Orad
Velado y Orad
Velado y Orad
Mar 13:32 Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el
cielo, ni el Hijo, sino el Padre.(H)
Mar 13:33 Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo.
Mar 13:34 Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus
siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.
Mar 13:35 Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al
anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana;
Mar 13:36 para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.
Mar 13:37 Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.
Este es el sermón escatológico mas grande que da el Señor, al igual que mateo 24
y lucas 21, predice la destrucción del templo y expone una lista de situaciones
catastróficas que llegaran para el pueblo y en general para el mundo, la intención es que
el lector tenga claro que las SITUACIONES DE VIDA SIEMPRE SE PUEDEN
VOLVER DIFICILES Y QUE MIENTRAS CRISTO NO VENGA NO TENDREMOS
COMO HUMANIDAD LA CERTEZA DE UNA PAZ Y SEGURIDAD
PERDURABLE.
Ahora QUE ESTAMOS PASANDO EL COVID, NOS QUEDA CLARO QUE EN
CUALQUIER MOMENTO.
En otras palabras NO TE HAGAS AMIGO DEL MUNDO, NO ES CONFIABLE. ES
NECESARIO QUE ESTE MUNDO PASE.
Romanos 12:2 no nos confomemos, este mundo está mal, está mal que existan guerras,
que un grupo grande de personas estén buscando a sus desaparecidos, está mal que
existan divorcios, está mal que cada día se extinguen 150 especies de animales en el
mundo. Bien lo dice la escritura que romanos 8:22 la creación gime a una. Con dolores de
parto.
Y Nos detenemos en el consejo final Velad y Orad, porque no sabes cuando será el
tiempo.
¿Cómo entonces debemos actuar ante el fin de este mundo que PUEDE PASAR EN
CUALQUIER MOMENTO?
EN ESPERA ACTUANTE
Luc 2:25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo
y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.
A Simeón se le recuerda, interesantemente, no por ser un líder, ni un predicador ni por su
amor, sino por su espera. Supo esperar la llegada de Cristo Es un modelo para cómo
esperar nosotros la Segunda Venida.
Nuestro breve encuentro con Simeón tiene lugar ocho días después del nacimiento
de Jesús. José y María han traído a su hijo al templo. Es el día de presentar un
sacrificio, el día de la circuncisión, el día de la dedicación. Pero para Simeón, es el día
de la celebración.
Imaginémonos a un anciano de pelo canoso y aspecto marchito caminando por las
calles de Jerusalén. Los vendedores ambulantes lo saludan por su nombre. Él les
devuelve el saludo alzando la mano pero no se detiene. Los vecinos lo saludan y él
hace lo mismo pero sigue su camino.
Todos lo veríamos como un Judío común y corriente, pero no lo era, el tenía algo
especial, vivía algo especial, que el Espíritu Santo estaba sobre él.
Asegúrate que el Espíritu Santo esté también sobre ti, de hecho la Biblia menciona de
diversas maneras está conexión especial entre EL ESPIRITU DE DIOS Y EL HOMBRE
HACE NACER, Juan 4, BAUTIZA hec 1.5 Hch 1:5 Porque Juan ciertamente bautizó
con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo(C) dentro de no muchos
días.
LLENA Efe_5:18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed
llenos del Espíritu,
INTERCEDE rom 8.26 pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos
indecibles.
Y MUEVE Luc 2:27 Y movido por el Espíritu, vino al templo.
Aparentemente, Simeón no había planeado ir al templo. Dios, sin embargo, pensaba de
otra manera. No sabemos cómo fue que el Espíritu lo movió a ir al templo.
Quizás un vecino que lo llamó, quizás una invitación de su esposa, o a lo mejor, una
corazonada. No lo sabemos. Pero de alguna manera Simeón supo que tenía que
olvidarse de sus planes. «Creo que voy a ir a la iglesia», anunció.
Podemos suponer , que esta no era la primera vez que Dios le susurraba algo al oído. El
recibía mensajes de Dios.
Lucas 2.25 justo y piadoso… Era un hombre Justo y piadoso, no era como los fariseos
podridos por dentro, no tenía una religiosidad vacía, era realmente un hombre que se
movía por el Espíritu de Dios.
Se revelaba a Él. Y por esa revelación el sabia de una promesa para su vida.
«Le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que
viese al Ungido del Señor» (v. 26 )
Él «esperaba la consolación de Israel» (v. 25 ).
Simeón estaba esperando; ni exigiendo ni apurando las cosas. Solo esperando.
Al mismo tiempo, estaba esperando ACTUANTE. Vigilaba pacientemente.
Tranquilamente expectante. Ojos bien abiertos. CAMINATAS PERMENENTES AL
TEMPLO. Buscando en la multitud el rostro preciso y con la esperanza de que ese rostro
apareciera aquel mismo día.
Diario al abrir sus ojos se decía ¿será este el día en que aparezca nuestro liberador?
Ese era el estilo de vida de Simeón. Y ese debe ser el nuestro también.
¿No se nos ha dicho, como a Simeón, de la venida de Cristo?
¿No somos también nosotros, como Simeón, herederos de una promesa?
¿No somos nosotros movidos por el mismo Espíritu?
¿No estamos nosotros anhelando ver el mismo rostro?
EN ESPERA ENCENDIDA
( Lucas 12.35–37 )
Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes
a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y
llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor,
cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la
mesa, y vendrá a servirles
Fíjate en la actitud de los siervos: listos y esperando. Ahora nota la acción de su
Señor. ¡Se siente tan conmovido que sus sirvientes lo estén esperando que adopta la
forma de siervo y les sirve! Se sientan en la fiesta y su señor les sirve. ¿Por qué? ¿Por
qué honrarles de esa manera? Porque el Señor se siente feliz de encontrar personas
que esperen su retorno. Y premia a los que ESPERAN ENCENDIDOS.
Ambas palabras son importantes.
Primero, debemos ESPERAR . Pablo dice: «Pero si esperamos lo que no vemos, con
paciencia lo aguardamos» ( Ro 8.25 ).
segundo ESPERAR ENCENDIDOS
«Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos
pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las
obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser
deshechas, cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir» ( 2 P
3.10–11 ).
Podemos ser tan fuertes en la espera y tan débiles en vigilar que nuestro Señor nos habla
cuando dice: Mar 13:35 Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa;
si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana;
Mar 13:36 para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.
Simeón nos recuerda que debemos «esperar expectantes». Vigilar pacientemente.
Pero no tan pacientes que dejemos de vigilar. Ni tan vigilantes que dejemos de ser
pacientes.
Al final, la oración de Simeón fue contestada: «Y él le tomó en sus brazos, y bendijo
a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despide a tu siervo en paz, conforme a tu palabra»
Luc 2:29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; Luc 2:30
Porque han visto mis ojos tu salvación,
Una sola mirada al rostro de Jesús y Simeón supo que era el momento de volver a casa. Y
una sola mirada al rostro de nuestro Salvador, y sabremos lo mismo.
Pero la parábola continúa, y el rey hace otra invitación. Esta vez se dio a todos el acceso a
la fiesta de bodas: «buenos y malos», o, judíos y gentiles. Aquí es donde nosotros, los que
no somos judíos, entramos en la parábola.
A Jesús le encantaban los finales sorpresivos y este, además de sorpresivo, es
aterrorizador: Un hombre en el lugar correcto, rodeado por los que tenían que estar allí,
pero vestido con la ropa que no era. Y porque estaba vestido así, fue echado de la
presencia del rey.
mat 22:12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de
boda? Mas él enmudeció.
Mat 22:13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y
manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir
de dientes.
¿Recuerdas las palabras del padre cuando el hijo pródigo volvió al hogar? Él quería que
su hijo tuviera sandalias nuevas, un anillo nuevo, ¿y qué más? Ropa nueva. «Sacad el
mejor vestido, y vestidle» ( Lc 15.22 ). Ningún hijo suyo se iba a ver como un andrajoso.
El padre quería que vistiera la mejor ropa. Tu Padre celestial quiere para ti lo
mismo.
La ilustración de la ropa es apropiada. ¿Por qué o para qué usamos ropa? Hay partes de
nuestro cuerpo que queremos ocultar. Lo mismo puede ser verdad en cuanto a nuestras
vidas espirituales. ¿Querríamos que Dios viera todo en nosotros? No. Si así fuese,
tendríamos vergüenza y miedo.
Entrevista, a nivelmundial. ¿para ti ennumero tus peores pecados?. Número uno:
preocupación. «Me veo tentado a preocuparme demasiado. Pienso que tengo que confesar
que simplemente no confío en Dios con tanta valentía como debiera». Número dos:
postergación. «A veces dejo las cosas para mañana». Número tres: comer en exceso. «En
ocasiones como demasiado». Número cuatro: Facebook y Twitter. «Pienso que si quiero
ser en realidad brutalmente sincero con respecto a mí mismo, tengo que confesar que a
veces uso mas de la cuenta los medios sociales». Número cinco: ociosidad. «Puedo
desperdiciar montones de tiempo sin hacer nada».
¿Cómo podríamos esperar ir al cielo con todas nuestras faltas a la vista? «La verdadera
vida», dice Pablo: «Está escondida con Cristo en Dios» ( Col 3.3 ).
La Biblia nos habla de la ropa exacta que Dios quiere que vistamos.
«Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne» (Ro 13.14 ).
«Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido
bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos» ( Gl 3.26–27 ).
ESPERA ACTUANTE
ESPERA ENCENDIDA
ESPERA VESTIDOS PARA LA FIESTA