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El Dios Queme Ve

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Tema: El Dios que me ve cita: Génesis 16.

1-13
El llamado a Abraham
Está historia comienza con un llamado por parte de Dios a Abraham. Este llamado
consistía en salir de la tierra de en donde vivía, por lo que este obediente hombre de
Dios escuchó su voz, y saliendo de Ur partió hacia Canaán.

Ya en la tierra prometida sucedió que a poco de llegar, hubo “hambre en toda la


tierra” así que él, sin consultar con Dios, tomó la decisión de migrar hacia Egipto,
lógicamente llevando consigo a su esposa y a toda la familia.

La estadía en Egipto
Entendemos que aquel fue el tiempo en el cual conocieron a Agar y la tomaron como
sierva de Saraí.

Abraham, un hombre con defectos y virtudes como cualquiera, tuvo sus grandes
aciertos y también graves errores, que no sólo afectaron su propia vida sino también la
de muchos otros.

Una de las consecuencias trágicas que debieron


1 afrontar por su viaje a Egipto, fue que
el faraón tomó por esposa a Saraí y si Dios no hubiera intervenido en tan terrible
suceso, la historia de Abraham hubiese sido muy distinta a la que conocemos.

En este punto vemos la protección y el cuidado de Dios en la vida de sus hijos, y a


pesar de sus errores, ya que para el final de sus días en Egipto, Abraham sale muy
bendecido y con más riqueza de las que tenía al entrar, sólo que, con Agar entre ellos.

Eventos en la tierra prometida


Desde su llegada a Canaán, pasarían diez años sin novedades para el vientre de Saraí,
y siendo ella una persona ya madura, la esperanza de tener un niño en sus brazos se
desvanecía, y la promesa que Dios le había hecho a Abraham de tener descendencia,
le resultaría muy lejana para su comprensión de la vida.

Fue en ese momento de su historia cuando llegó el punto límite para su esperanza y
para su fe; y como sería de esperar, el final de su paciencia trajo como consecuencia
una decisión poco afortunada, es así que aquel cansancio terminó generando otro
“error” en la vida del matrimonio patriarcal, aunque esta vez el error terminara siendo
compartido.
La ansiedad es mala consejera

Y Sarai, mujer de Abram, no le había dado a luz hijo alguno; y tenía ella
una sierva egipcia que se llamaba Agar. 2 Entonces Sarai dijo a Abram: He
aquí que el Señor me ha impedido tener hijos. Llégate, te ruego, a mi sierva;
quizá por medio de ella yo tenga hijos. Y Abram escuchó la voz de Sarai. 3 Y
al cabo de diez años de habitar Abram en la tierra de Canaán, Sarai, mujer
de Abram, tomó a su sierva Agar la egipcia, y se la dio a su marido Abram
por mujer. (Génesis 16:1-3 – LBLA)
Agar, ¿Un error muy caro?
Normalmente leemos de los comentaristas y escuchamos a los predicadores decir que
Ismael nace de la falta de fe de Saraí y del apuro de aquel matrimonio por conseguir
un descendiente que pudiera ser el heredero de Abraham.

Y la verdad es que aquellos, desalentados por la situación que atravesaban y por el


panorama que les esperaba, según el alcance su visión de futuro, y sin ningún milagro
en puertas, terminaron consumando el hecho. Agar sustituyó a su señora a fin de que
el Jefe de la familia obtuviera su retoño.

Como resultado de esta acción, Agar quedaría encinta, Saraí se sentiría con su
obligación, Abraham tendría el heredero anhelado
2 y, según los planes del matrimonio,
todos estarían contentos, pero, ¿Y qué de Agar? ¿Quién había pensado en los
sentimientos, pensamientos y anhelos de la pobre esclava?

Agar cambia de postura frente a Saraí



Y él se llegó a Agar, y ella concibió; y cuando ella vio que había concebido,
miraba con desprecio a su señora. 5 Y Sarai dijo a Abram: Recaiga sobre ti mi
agravio. Yo entregué a mi sierva en tus brazos; pero cuando ella vio que
había concebido, me miró con desprecio. Juzgue el Señor entre tú y
yo. 6 Pero Abram dijo a Sarai: Mira, tu sierva está bajo tu poder; haz con ella
lo que mejor te parezca. Y Sarai la trató muy mal y ella huyó de su
presencia. (Génesis 16:4-6 – LBLA)

El Señor sele presenta Agar que ve


Entonces dio Agar a Jehová, que hablaba con ella, el nombre de: “Tú eres el Dios que
me ve”.
Génesis 16:13a

Es el ángel del Señor el que encuentra a Agar. Esta es la primera vez que aparece la
frase “el ángel del Señor” en las Escrituras, y al compararla con otros usos nos damos
cuenta de que esta frase se refiere a quien es el Cristo pre-encarnado. Él le dice varias
cosas a ella. Primero: “¿De dónde vienes y a dónde vas?”. Estas son preguntas que
llaman la atención. Agar responde a la primera pregunta, pero no tiene nada que decir
acerca de la segunda, porque no sabe a dónde va. ¿A dónde puede ir? La pregunta
pone claramente de manifiesto su impotencia al llamar su atención al tema.

Luego el ángel le dice: “Vuélvete y sométete”. Esta es la única manera de


experimentar la gracia y la bendición de Dios. Si ella hubiese continuado vagando por
el desierto, hubiera sido desastroso porque tanto ella como el bebé que llevaba en su
seno hubiesen muerto. Cuando Dios nos encuentra vagando, esto es lo que dice
siempre: “¡Vuélvete y sométete!”. “Sométete a las circunstancias que te desagradan y
yo lo resolveré. Hacer cualquier otra cosa sería una insensatez”.

Al mandamiento de regresar le acompaña la promesa de bendición. La bendición sigue


siempre a la obediencia. “Multiplicaré tanto tu descendencia que por ser tanta no
podrá ser contada”. Y a continuación le sigue la profecía sobre la naturaleza de Ismael.
“Será un hombre fiero; su mano se levantará contra todos y la mano de todos contra
él”. Será un hombre no conformista, una mula tozuda, un hombre con quien nadie se
puede llevar bien.

Agar, entendiendo en estas palabras algo acerca de la omnisciencia y el poder de Dios,


3
se refiere a Él diciendo: “El Dios que me ve”. Esta fue la circunstancia que la
impresionó. “He aquí un Dios que me ve y que me conoce tal y como soy y todo lo que
a mí se refiere”. De modo que llamó al pozo: “Pozo del Viviente-que-me-ve”.

¿Ha descubierto usted a Dios como Aquel que vive y ve, el que sabe todo acerca de su
vida y sus circunstancias? ¿El que conoce el pasado y el futuro y le dice a usted, como
le dijo a Agar: “Vuélvete y sométete”? Este es el lugar de la bendición prometida.

Se nos dice además que este pozo se encontraba situado entre Cades y Bered. Cades
significa “santidad”, y Bered significa “granizo” o “juicio”. He aquí el pozo de la gracia,
entre la santidad y el juicio. Cuando nosotros comenzamos a apartarnos del lugar de la
bendición de Dios, vamos con toda seguridad en dirección al juicio, y Dios se
encuentra con nosotros por el camino en el pozo de la gracia, diciendo: “Espera un
momento. No quiero que informes a otras personas acerca de esto. No quiero juzgarte
abiertamente. No quiero traer pruebas o aflicción o sufrimiento a tu vida para hacerte
escuchar. Escúchame ahora. Vuélvete y sométete para que no tenga que hacer esto”.
Este es el pozo de la gracia. Así que Agar vuelve, y poco después nace Ismael.

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