El Dios Queme Ve
El Dios Queme Ve
El Dios Queme Ve
1-13
El llamado a Abraham
Está historia comienza con un llamado por parte de Dios a Abraham. Este llamado
consistía en salir de la tierra de en donde vivía, por lo que este obediente hombre de
Dios escuchó su voz, y saliendo de Ur partió hacia Canaán.
La estadía en Egipto
Entendemos que aquel fue el tiempo en el cual conocieron a Agar y la tomaron como
sierva de Saraí.
Abraham, un hombre con defectos y virtudes como cualquiera, tuvo sus grandes
aciertos y también graves errores, que no sólo afectaron su propia vida sino también la
de muchos otros.
Fue en ese momento de su historia cuando llegó el punto límite para su esperanza y
para su fe; y como sería de esperar, el final de su paciencia trajo como consecuencia
una decisión poco afortunada, es así que aquel cansancio terminó generando otro
“error” en la vida del matrimonio patriarcal, aunque esta vez el error terminara siendo
compartido.
La ansiedad es mala consejera
1
Y Sarai, mujer de Abram, no le había dado a luz hijo alguno; y tenía ella
una sierva egipcia que se llamaba Agar. 2 Entonces Sarai dijo a Abram: He
aquí que el Señor me ha impedido tener hijos. Llégate, te ruego, a mi sierva;
quizá por medio de ella yo tenga hijos. Y Abram escuchó la voz de Sarai. 3 Y
al cabo de diez años de habitar Abram en la tierra de Canaán, Sarai, mujer
de Abram, tomó a su sierva Agar la egipcia, y se la dio a su marido Abram
por mujer. (Génesis 16:1-3 – LBLA)
Agar, ¿Un error muy caro?
Normalmente leemos de los comentaristas y escuchamos a los predicadores decir que
Ismael nace de la falta de fe de Saraí y del apuro de aquel matrimonio por conseguir
un descendiente que pudiera ser el heredero de Abraham.
Como resultado de esta acción, Agar quedaría encinta, Saraí se sentiría con su
obligación, Abraham tendría el heredero anhelado
2 y, según los planes del matrimonio,
todos estarían contentos, pero, ¿Y qué de Agar? ¿Quién había pensado en los
sentimientos, pensamientos y anhelos de la pobre esclava?
Es el ángel del Señor el que encuentra a Agar. Esta es la primera vez que aparece la
frase “el ángel del Señor” en las Escrituras, y al compararla con otros usos nos damos
cuenta de que esta frase se refiere a quien es el Cristo pre-encarnado. Él le dice varias
cosas a ella. Primero: “¿De dónde vienes y a dónde vas?”. Estas son preguntas que
llaman la atención. Agar responde a la primera pregunta, pero no tiene nada que decir
acerca de la segunda, porque no sabe a dónde va. ¿A dónde puede ir? La pregunta
pone claramente de manifiesto su impotencia al llamar su atención al tema.
¿Ha descubierto usted a Dios como Aquel que vive y ve, el que sabe todo acerca de su
vida y sus circunstancias? ¿El que conoce el pasado y el futuro y le dice a usted, como
le dijo a Agar: “Vuélvete y sométete”? Este es el lugar de la bendición prometida.
Se nos dice además que este pozo se encontraba situado entre Cades y Bered. Cades
significa “santidad”, y Bered significa “granizo” o “juicio”. He aquí el pozo de la gracia,
entre la santidad y el juicio. Cuando nosotros comenzamos a apartarnos del lugar de la
bendición de Dios, vamos con toda seguridad en dirección al juicio, y Dios se
encuentra con nosotros por el camino en el pozo de la gracia, diciendo: “Espera un
momento. No quiero que informes a otras personas acerca de esto. No quiero juzgarte
abiertamente. No quiero traer pruebas o aflicción o sufrimiento a tu vida para hacerte
escuchar. Escúchame ahora. Vuélvete y sométete para que no tenga que hacer esto”.
Este es el pozo de la gracia. Así que Agar vuelve, y poco después nace Ismael.