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La Ranita Estrella
La Ranita Estrella
La Ranita Estrella
Reni era la ranita verde más alegre de todo el valle de Antón. A menudo se le veía saltar
y saltar entre la verde naturaleza del lugar. Su lugar preferido era los charcos de agua
fresca y transparente. Además, como buena hija, siempre fue obediente a su mamá doña
Renata.
Una noche, antes de dormir, Reni miró hacia arriba y observó las luces que allí titilaban.
Eran las estrellas.
– “Yo quiero ir allá ¿Puedo mamá?” -dijo Reni.
– “¡Claro que no!” -le respondió la mamá.- “Está muy lejos y nosotros nunca
llegaríamos”.
– “¡Ja, ja, ja! Los únicos que hasta allá llegan son los que tienen alas. Pero ya duérmete
que es tarde”.
Don Facundo de la risa que le dio, se tiró al suelo para reírse con más fuerza.
– “Las ranas no vuelan, saltan” -le respondió-. “Eres solo una ranita y nunca pasarás de
las copas de los árboles”.
Doña Olga, la tortuga más lenta, del valle, encontró a Reni muy triste sobre una piedra.
Y así, con un paso a la vez se alejó de la ranita soñadora. Reni se imaginó que estaba tan
cerca de las estrellas que las podía tocar. Hasta saltaba de una estrella a otra.
Esa tarde, con el atardecer, el charco preferido de Reni estaba dorado por el reflejo del
sol. Escuchó que alguien pedía auxilio. Era un pichón que cayó en el agua.
Reni, sin pensarlo dos veces, se lanzó a salvarlo. Doña Plumis, la mamá del pajarito en
peligro, lloraba amargamente por su pequeño. Sin embargo, la valentía de Reni rescató
al pajarito.
La ranita era de color dorado y no verde como siempre. Intentó lavarse, pero no pudo.
– “No llegarás hasta las estrellas, pero por tu valentía desde hoy serás como ellas:
dorada”.
Desde entonces ya no se habla de Reni, la ranita verde; sino de Reni, la ranita dorada.
Fin.