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URUGUAY DEL 900 y El Disciplinamiento
URUGUAY DEL 900 y El Disciplinamiento
URUGUAY DEL 900 y El Disciplinamiento
“El proceso de inserción general del Uruguay en el “mundo moderno” puede apreciarse en un conjunto de
elementos culturales particulares *…+ Las artes y las ciencias, las costumbres y el consumo fueron marcados con un
todo rotundamente cosmopolita, o tal vez sea más adecuado decir, europeísta. Barriadas enteras de sus
principales ciudades lucen parques con monumentos neoclásicos (se crea el Parque Urbano, actual Parque Rodó, en
1901; y el Parque Central, actual Parque Batlle, en 1907), paseos de estilo catalán (“ramblas”), balnearios a la
francesa y un inocultable encanto de sus sectores opulentos por identificarse con la Belle Epoque (construcción del
Parque Hotel en 1909). Como ocurrió en buena parte del planeta, junto al ferrocarril británico viajaron también un
conjunto de valores culturales, de los que la práctica del football parece ser una de las herencias más preciadas. En
1896 se realizó en Montevideo la primera exhibición cinematográfica en un local comercial, el “Salón Rouge”,
ubicado en el actual Museo Romántico (25 de Mayo entre Zabala y Misiones). Desde 1912 el número de
espectadores de las salas cinematográficas superó al de los asistentes del teatro. Pronto los sectores populares
urbanos, en la medida de sus posibilidades, fueron igualmente conquistados por la “modernidad” de las
costumbres importadas”. FREGA, Ana, La formulación de un modelo 1890-1918
La sensibilidad del Novecientos que hemos llamado “civilizada”, disciplinó a la sociedad: impuso la
gravedad y el “empaque” del cuerpo, el puritanismo a la sexualidad, el trabajo al “excesivo” ocio antiguo,
ocultó la muerte alejándola, se horrorizó ante el castigo de los niños, delincuente y clase trabajadora y
prefirió reprimir sus almas. En realidad, eligió la época de la vergüenza, la culpa y la disciplina. Esa
sensibilidad que hizo del “pudor” y el recato una norma sagrada que impuso al alma y también al cuerpo.
Un entorno de lo moderno:
No solo se transformó la relación del hombre con la sociedad, también cambió la relación del hombre con
sus sentidos. El entorno igualmente se modificó en el plano de los estímulos visuales, auditivos y olfativos.
La creciente especialización de los barrios de Montevideo había alejado hacia la calle Rondeau y
adyacentes, las barracas y el olor fuerte de cueros y lanas, y hacia el Cerro el tufo del tasajo y de la carne
vacuna preparada en los mataderos de los modernos frigoríficos. Los “huecos” habían desaparecido al
edificarse todo el casco urbano. El viejo silencio, tan poco quebrado antes, se transformó en el ruido
“urbano” desde que aparecieron las líneas de “tranways a caballo” en 1868, y los automóviles y el tranvía
eléctrico en el Novecientos.
El terror al ocio, a la sexualidad, al juego y a la fiesta; el endiosamiento del trabajo, del ahorro –de dinero-
, del recato del cuerpo dominado, he ahí la colección de miedos y valores que curas, maestros, médicos,
padres de familia y dirigentes políticos esgrimieron contra el niño, el adolescente, el joven, la mujer y las
clases populares: los principales destinatarios de esta “reforma moral”. Porque la “moralidad” lo invadió
todo: el “orden en la casa” y la “higiene personal”. Las “Lecciones de Economía Doméstica” enseñadas a
las niñas futuras “amas de casa” estaban vinculadas a la “limpieza” que debía observarse en casa, en la
ropa, en la persona, en los alimentos, en fin, “en todo lo que nos rodea, nos cubre y nos nutre”. Además
de las diarias –y a “fondo”-“quincenalmente” se haría la limpieza general de todas las habitaciones, una
por una, excepto la cocina que la merecía “una vez por semana”. El “aseo personal” completaba el de la
casa; la civilización lo transformó en una “tarea diaria a que debemos acostumbrarnos desde niños” para
que se forma “un hábito”. “La boca, la cabeza, las manos, los pies, el cuerpo todo debe ser objeto de un
aseo escrupuloso”
BARRÁN, José Pedro (1989), Historia de la Sensibilidad: El disciplinamiento, Ed. Banda oriental