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Musicografía (Monóvar) - 3-1934, No. 11

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liTIIC«CriH«

EKSeSAKKA iUIISICilL
por correspondencia desde los prime-
ros elementos: Métrica, Rítmica, Acús-
tica, etc., hasta las formas más elevadas
de composición, historia y estética - -
Dirección:

tllacstro AKTOKIO KI«Eltil.-AUIMMI>


Goyo, 115

SUMARIO

LOS COMPOSITORES VALENCIANOS


DE LA ÚLTIMA PROMOCIÓN. - M. PALAU
VARIACIÓN SOBRE UN TEMA DE JOTA. - ANTONIO-JOSÉ
LA ÓPERA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XYII
MODOS Y MODAS DEL
ARTE Y LOS ARTISTAS. - A. M. ABELLÁN

UN NUEVO TRATADO
DE INSTRUMENTACIÓN. "HENRI COLLET
LAS SINFONÍAS DE BEETHOVEN
EXPLICADAS POR BERLIOZ.-

EFEMÉRIDES MUSICALES. - KHRONOPHILOS


MÚSICA Y LIBROS
VIDA MUSICAL

NOTICIARIO
M«»Í€«€rArÍÁ
• PUBLICACIÓN M E N S U A L D E L
I N S T I T U T O - E S C U E L A D E MÚSICA

AÑO II = = = = = = MONÓVAR, MARZO, 1934 = NÚM. II

Los compositores valencianos


de la última promoción
A no ser porque conozco (quizá también como el primero) a cada uno de los
compositores que integran el «Grupo de los Jóvenes» y porque fío en el sentimiento
fraterno que ahora los une, hubiera tomado como un postulado quimérico la frase en
que ellos fundamentan la necesidad del grupo.
Afirman ellos en el Manifieálo que apareció en la última editorial de MÚSICO-
GRAFÍA: la amplitud de perspectivas de nuestros proyectos, exige un nexo y una so-
lidaridad perfecta entre nosotros.
Bien; pero a pesar de que, efeftivamente, encuentro lógica tal afirmación y no-
bilísimos los ideales cuya realización anhela el grupo, no olvido tampoco que calos
mu£ha£hos llevan en sus arterias savia mediterránea, sangre que determina un agudo
sentimiento individualíálico que pugna casi siempre con cualquier posibilidad de
índole coleftiva.
Además, ¿porqué no decirlo? Yo no creo en los grupos. Cuanto menos en los
que se relacionen con el Arte. Creo en las personalidades vigorosas, sanas, indepen-
dientes... y en la elección por la escuela o por el hombre de excepción, mi voto se
lanza decididamente hacia éSic.
Repito que la unión entre los elementos de la joven promoción valenciana se
solidifica por una fuerte amiftad y se ha fundido con la paridad de ideales.
Es además faftible, porque eátos músicos son el revés de aquel tipo artíálico
que todo lo fía a su genio... y a su incultura...
Aquel tipo, que por suerte ya no eálá en moda.
A la intuición (¡cómo se ha abusado de eála palabra!) de Garcés, no ha moles-
tado la Filosofía; ni a Olmos, Asencio ni a Valdés les perjudica el título de Maeñro
Nacional y si Sán£hez no ha descubierto aún ninguna vacuna, no por ello deja de ser
un excelente médico y el compositor fecundo que ya eítá acreditado.
Todos ellos no se limitan a «oftentar» los títulos a que acabo de hacer men-
ción. Eálán todos en plena acción: quien en Valencia, quien en Albacete, otro en Gan-
día y únicamente uno, (Asencio) viviendo de la Música en el Conservatorio de
Caátellón.

51
M U S i C O G R A F f A

¿No es admirable ver cómo eátos jóvenes producen y adúan como músicos,
después de dar en la brega diaria buenas energías en otros seéiores?
¡Qué contralle con el señor poltrón que al abrigo de su enéhufe quisiera poder
y no puede! (¡Cuántos nombres en el cortejo de los falsos apóstoles de la Música!
¡Compositores que no componen! ¡Profesores que no enseiían! ¡Cantantes que no can-
tan! ¡Inítrumentiítas que no tocan!...)
• • •
Unidos, pero diversos, eálos valencianos, que sienten horror al academismo y
a que se les designe con una expresión numérica, (y no falta tampoco quien les mote-
je con el nombre que en fingido desprecio quiere ocultar la envidia más explicable...)
van por sendas propias.
Si hubiera necesidad de eálablecer un desglose entre ellos, creo que lo deter-
minaría el punto de viíta sobre el Teatro.
Efeólivamente Olmos y Valdés no sienten la tentación de las luces escénicas.
En cuanto a los tres reálantes, creo que solamente Garcés ha acometido y logrado «su»
teatro. Asencio y Sáníhez eáloy seguro de que no tienen en la misma eálima sus pro-
ducciones teatrales que sus obras sinfónicas.
En todos los grupos ha podido observarse tales disparidades y los desniveles
eáléticos que hay desde un Moussorgski a un César Cui o desde Honegger haáta un
Durey creo que se encontrarán (yo los presiento ya bailante) entre las diferentes pro-
ducciones de eála joven pléyade.
¿Quién sobresaldrá? ¿Quién se difuminará?...
Si entre ellos hay una capacidad didá£tica o un genio del drama lírico como
Rimsky y Moussorgski... ¡ya cStá. bien!
Y hago hincapié en el tema teatral por el desprecio en que se le ha solido te-
ner en determinados señores musicales.
¿Porqué no han de hacer Teatro y Sintonismo los mismos autores si así los
sienten y lo necesitan? (Necesidad del espíritu, naturalmente).
Únicamente es cueñión de calidad. Que no olviden los jóvenes composito-
res de Valencia, (o los jóvenes y los ex-jóvenes de Valencia y de fuera...) que no hay
dereého a la mediocridad en Arte.

... Mediocribus esse poetis


Non homines, non Di, non concessere columnae.

Ni la música vulgar es teatral ni la aburrida es sinfónica.


Ya sé que junto a Horacio, se ha expresado Perogrullo, pero, ¡cuántas incom-
prensiones y cuántas teftarudcces en mi recuerdo para impulsarme a sentar aquí la do-
ble e innecesaria negación!
...¡y cuántos sinfonismos que dan la tabarra!
...¡y cuántas zarzuelas de horripilante vulgaridad!
• • •
En el bagaje de Valdés, hay en la anualidad, diversos «lieder», piezas de Pia-

52
1 o:.:
M U S I C O G R A F Í / r

no y un exquisito «Nodurno» para orqueála de cuerda que acusa una naturaleza de


lo más finamente musical.
Ricardo Olmos, cuenta con un «Tríptic» para coro mixto, una Suite para or-
quefta de cámara, una colección de cantos para voz de niño y Piano y otras obras
para Piano, Canto, etc. Olmos ofrece una expresividad en la que aletea una emoción
contenida, de la mejor ley.
Luis Sánóhez ofrece ya un catálogo muy numeroso.
Obras sinfónicas como «Ecos de la Alhambra», «Dos apuntes sinfónicos»,
«Inftantáneas levantinas», «Oriental», etc. y otras obras para Piano, («Por las cum-
bres», «Parotets», etc.,) y canciones diversas («Hojas secas» sobre un texto de Villaes-
pesa, etc.).
Las obras de Sánéhez interpretadas casi todas ellas por la Orqueña Valenciana
de Cambra, Orquesta Sinfónica de Valencia, Banda Municipal de Valencia, pianiíta
Aguátín Alamán, tiple Amparo Martínez, etc., han obtenido siempre calurosos elogios
en todos los seftores de la crítica.
El representante de la Plana, (aunque nacido en Valencia) Vicente Asencio,
eñrenó un Cuarteto en Cataluña (donde eñudió con Morera). Eále cuarteto ha obte-
nido luego señalados éxitos en Valencia y en Castellón interpretado magníficamente
por el «Cuarteto de Valencia».
Asimismo ha proporcionado a Asencio verdaderos éxitos sus típicas «Feáles
al poblé» que la Orqueña Valenciana de Cambra ha llevado siempre en sus tournées,
y finalmente ha eñrenado di¿lia entidad «Can^ó i danca» de un fino humor y realiza-
da con traza de maestro.
Algunas de las canciones de Asencio han sido entrenadas en Barcelona por
Mercedes Plantada. Asencio ha sido orientado también por el maeftro Turina.
Garcés ha sido seguramente el que ha empezado más tarde. Hace pocos años
no conocía el Solfeo.
Quien no conozca eála naturaleza tan excepcionalmente musical no puede com-
prender como hoy en la cartera de Vicente Garcés haya un drama lírico en tres aftos
(Libro de E. Fornet), un ballet sobre un escenario de Juan Lacomba y diversas pro-
ducciones para orqueála.
La Orque.fta Sinfónica de Valencia e.ítrenaba «Tres bocetos levantinos» cuan-
do apenas hacía un par de años que Garcés habíase iniciado en la Música. Poñerior-
mente la Orqueña Valenciana de Cambra, verdadera incubadora de esta generación
de compositores, eStrenaba"con halagador éxito un delicioso «Nofturno» de Garcés, en
quien el sentido crítico es tan admirable como sus dotes creadoras.
No son pues e-ftos jóvenes compositores, cinco muíhaíhos que se hayan unido
«por probar»: hay que esperar en ellos y tenemos dereóho a exigirles.
Ellos que en el Manificfto aludido al principio, se revelaron tan conscientes del
cometido que les impulsa, nos han de dar con seguridad la medida toda de sus talen-
tos que reconocemos.
Esperemos mientras les alentamos con nueálra simpatía y llamando la atención
de quienes deban ser acogedores de su producción.
M. PALAU

53
M Ú S I C O A F í A

Variación sobre un tema de Jola


Con algunos ejemplos musicales serían dos 6.° y y.°—con cadencia final en la do-
más fáciles de aclarar las divagaciones que minante. Generalmente este último acor-
en torno a la ¡ota apunté en el número de suena: mi, sol sostenido, si, mi, y se
anterior de MUSICOGRAFI'A, y ayudados por llega a él descendiendo por los grados 7.°
ellos veríamos cómo es insuficiente la com- y 6.°, sin alterar, del tono de la menor;
paración del movimiento rítmico para pro- con la particularidad de que la persisten-
bar parentescos entre la jota aragonesa—o cia de la dominante en el canto popular
la navarra—y las canciones o bailes de andaluz produce la sensación y hace el
otras regiones. Si únicamente el ritmo y oficio de una verdadera tónica.
el tiempo indicasen semejanza y sólo por En cambio, la jota aragonesa se canta y
esta semejanza externa aventurásemos da- se toca, salvo rara excepción, en tonos
tos de procedencia en el canto popular, mayores, sin más galas armónicas que la
poco nos costaría catalogar, por su pare- concisa e invariable sucesión de los acor-
cido fisonómico, los bailes de Aragón, de des de tónica, dominante y tónica exclusi-
Navarra, de Castilla, de Galicia, de Le- vamente. De ahí su animación retozona,
vante o de Andalucía, incluyendo en los su rudeza, su gallardía viril y su optimis-
mismos encasillados que formásemos mu- mo contagioso.
chas danzas escandinavas, rusas, rumanas No es posible el parentesco con esta
o checas. Pero el melos de la jota arago- absoluta disparidad.
nesa es inconfundible en su simple quid ¿Con qué teorías, con qué demostra-
y sin esfuerzo diferenciamos este baile de ciones puede zanjarse firmemente el abis-
otro cualquiera. mo intrínseco que separa la jota aragone-
En mi aludido artículo anterior decía sa de la soleá, y, por extensión, de la can-
que un sabio musicólogo y después de él ción andaluza?
varios literatos reputadísimos aseguran La canción andaluza, en general, es
que la soleá andaluza ha originado por triste; la jota aragonesa, de apasionada
contagio las canciones populares de toda arrogancia. La canción andaluza se goza
la península. — fandangos, malagueiías, rizando la voz en complicados y suaves
granadinas, murcianas, rondas, ruedas, jo- floreos y en largas y muy difíciles vocali-
tas...—Sutilísimas razones han de necesi- zaciones; la jota aragonesa lanza su copli-
tar para tal aserción. Yo por mi parte me ca con enérgica claridad. La canción an-
confieso incrédulo y para ello me fundo daluza parece agobiada siempre por un
en la tonalidad; fuerte raíz y savia verda- fatalismo angustioso; la jota aragonesa, en
dera que determina la formación y el des- cambio, aun cantando penas, es de una de-
arrollo melódico. La soleá, como la ma- cisión, de un empuje, de un brío sin ému-
yor parte de las canciones y bailes popu- lo. Ved cómo aquel ligero parecido fisonó-
lares andaluces, se canta o se toca siempre mico es íntimamente opuesto a su compa-
con los recursos armónico-melódicos que ración objetiva, incapaz en todos los casos
ofrece la escala mixta de un modo menor para hacer creer de una misma proceden-
—escala alterada, al ascender, en sus gra- cia canciones tan notoriamente disímiles.

54
M

Me parece oportuno repetir en este Osio, el obispo de Córdoba que presidió


lugar que no soy erudito y que sólo ante el primer concilio de Nicea (257-359) y
tantísimas y tan contrarias opiniones, me particularmente después, la Iglesia de Es-
permito yo también echar mi cuarto a es- paña conservaba íntimas relaciones con la
paldas, mientras comparo lo que corrien- Iglesia griega y parece que había una gran
temente entendemos por canto andaluz y cantidad de griegos aquí en España según
por jota aragonesa, sin más laboriosos es- conjeturamos por un aviso que a comien-
cudriiíamientos. zos del siglo V se cree en la obligación
Y vamos al pretendido origen árabe de dar el Papa Hormidas a Juan, arzobis-
de la jota. po de Tarragona, advirtiéndole que des-
Parece más puesta en duda cada día la confíe de los sacerdotes griegos, «nume-
influencia de los árabes en nuestra música. rosos en la región».
Marcial (40-104) en sus célebres Epigra- Todo prueba que desde muy remotos
mas y Juvenal en sus Sátiras famosas ya tiempos España tuvo su música propia.
aluden al entusiasmo que producían en Los árabes cuando invadieron nuestro
Roma las admirab'es bailarinas de Cádiz suelo, bastantes siglos después, no pudie-
con sus címbalos, sus crótalos y sus pan- ron enseñarnos una cultura musical que
deros. Los griegos enseñaron a los espa- no tenían, puesto que aún no se habían
ñoles sus escalas y hasta el modo de en- fundado las escuelas de canto de Meca y
contrar mayor expresión con el cromatis- Medina, las ciudades santas de la Arabia.
mo. Y ciertas trazas de bizantinismo que Los españoles tenían, desde remotísimos
aparecen en muchos neumas mozárabes no tiempos, perfecto conocimiento de la mú-
son más—según d'Aubry—^que signos de sica griega. Esta afirmación está fuera de
la notación griega. Así mismo San Lean- toda duda. Entre otras pruebas está ura
dro y San Isidoro contribuyeron a enri- de las esculturas descubiertas en Osuna
quecer el oficio visigótico «creando melo- por el arqueólogo Mr. Piérre París y con-
días e inventando fórmulas nuevas». «En servadas en el Museo de Louvre, en la
el año 578, San Gregorio el Magno fué cual figura un músico tocando la doble
enviado a Constantinopla por el Papa Pe- flauta griega con la phorbeia o phorvia
layo II en calidad de legado pontificio. ( I ) , exactamente igual a la de los grabados
Permaneció allí siete años habitando en la y pinturas helénicas. Ello patentiza—y así
casa de un sacerdote griego con San Lean- lo escribe mi ilustre amigo y colaborador
dro. Durante este tiempo uno y otro se don Manuel Fernández Núñez en su inte-
hallaron en contacto con la civilización resantísimo libro La Tonalidad medieval
musical bizantina tan espléndidamente —que los in.strumentos griegos fueron co
desarrollada, de la cual habían de conser- nocidos en España y que, por consecuen-
var los recuerdos y las doctrinas una vez cia, cuando nuestra nación fué invadida
regresados el uno a Roma y el otro a Se- por los árabes, ya existía en España una
villa». Desde mucho antes, en tiempos de bien definida cultura musical. «Y si los

(1) La//'"'-¿«¿'a, ;*/w/"Z'/<7, ;*/!i"-'«'a o íííí.'"í//-«;«, era una especie de cabesal que usaban los
flautistas griegos para tocar las flautas dobles. Componíase dicho aparato de dos correas. Una
con abertura, se colocaba delante de la boca y la otra alrededor de la cabera para que el opa-
rato se sostuviese bien.

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M U R

musulmanes—añade—recibieron también se dedicaron, que se consideró humillante


su cultura musical de Grecia, a España no que un juez hablara con un músico» (M.
pudieron aportar novedades ni sistemas, Fernández Núñez, ob. cit.). Hasta el siglo
ni procedimientos desconocidos de los VIII no supieron los árabes aprovechar la
cristianos españoles». Además, según los enseñanza musical griega, aprendiendo lo
historiadores, había en el pueblo musul- que nosotros ya sabíamos; por lo tanto, na-
mán cierta aversión por la música, «cosa da nos pudieron enseñar. Quizás ellos, más
afeminada e impropia del carácter viril», tarde, reformaran algunos giros ornamen-
hasta el punto de llegar a prohibiciones y tales nuestros; pero ésto, ni mucho menos
sanciones severas. puede significar su influencia en nuestra
Es decir: que «cuando en Roma ad- música, sino todo lo contrario, segura-
miraban a nuestras bailarinas, y las estima- mente.
ban y las solicitaban los Emperadores, Y siendo así ¿quién podrá demostrar
cuando San Isidoro había ya expuesto to- el rancio abolengo musulmán de nuestra
das las formas de música,—armónica, me- jota aragonesa?
lódica, rítmica, medida,—los árabes no te- Yo por lo menos, mis buenos amigos
nían la menor idea del arte de los sonidos, de allende, ni lo veo claro, ni me lo ex-
ni aun de los mismos sonidos... Tal horror plico.
tenían a la música y a los que a la música ANTONIO-JOSÉ

LA OPERA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVII


Invitado por la sección de Música ha matan», leyendo párrafos del prólogo que
dado una conferencia en el Ateneo de ha pueSlo a su transcripción, la cual sale
Madrid el erudito musicólogo José Subirá a la luz por eStos días, en Barcelona, bajo
sobre el sugeálivo tema «La ópera españo- los auspicios del Departamento Musical
la en el siglo XVII». del «Inñitut d' Eáludis Catalans», figu-
El interés de eála disertación se cen- rando como volumen XI de la respeftiva
tralizó en una ópera con letra de Calde- Colección. Asimismo toco al piano algu-
rón y música del maeálro Juan Hidalgo, nos ejemplos para moálrar los rasgos pro-
eílrenada en el Palacio Real de Madrid el pios de esa producción hispánica, exten-
año 1660, con el título «Celos aun del diéndose en consideraciones técnicas en-
aire matan», cuyo primer acto había des- caminadas a comprobar que la misma fué
cubierto Subirá en sus investigaciones mu- inspirada en los ejemplos italianos, mas no
sicales en el Palacio de Liria. en el bailete francés, con la particularidad
Para fijar el alcance histórico y eáléti- de que la representación escénica de
co de su hallazgo, examinó el conferen- «Celos aun del aire matan» se efectúa al
ciante con extensión los orígenes y evolu- siguiente año de aquel en que Francia ini-
ción de la ópera italiana^—en sus ramas cia el cultivo de la comedia toda cantada.
florentina, romana y veneciana—durante La disertación de don José Subirá e.ftu-
la primera mitad del siglo XVII, y los vo nutrida de interesantísimos detalles y
caracteres del «ballet» francés de la mis- puso en relieve un aspedto insospediado
ma época. de nuellro glorioso pasado artístico, que
Tras eíto Subirá señaló los anteceden- tan alto coloca el nombre de España en la
tes y morfología de «Celos aun del aire Hiátoria universal de la Música.

56
M U

MODOS Y MODAS
DEL ARTE Y LOS ARTISTAS w
III

Hace ya bailantes años, los periódicos yuguladores de la HiStoria. Quisieran que


de Madrid difundieron una especie que la Historia comenzara en ellos, especie
alarmó al mundo filarmónico. Se afirmaba espontánea de semidioses, colocados en el
que el gran Manuel de Falla, yendo de centro de la humanidad para pasmo de los
viaje en el tren, y conversando con otros pobres mortales. Mu£has veces me he pre-
viajeros, había di£lio que Beethoven no le guntado yo, qué cosas no habrían realiza-
interesaba como músico. Se armó cierto do los Ba£h, Mozart, Beethoven, Séhúbert,
revuelo en el territorio musical, y el in- etc., si hubiesen escrito según la técnica
signe maeálro se apresuró a desmentir tal de Stravinsky y demás congéneres moder-
aserto como salido de sus labios. No mu- nos. Sin duda que aquellos gloriosos
£ho después de eáto. Osear Esplá, en una maestros no hubiesen quedado en inferio-
entrevista con determinado redaftor de ridad, en cuanto a audacia, talento crea-
«Heraldo de Madrid», declaraba que dor, capacidad de emoción y sensibilidad
Beethoven le aburría. Luego fué Debussy aguda.
quien puso reparos a la obra del coloso Pero volvamos a preguntar: ¿qué es un
de Bonn. Mas ninguno, haála Stravinsky, músico, qué es ser músico? El alma lírica
sentenció que el autor de la Novena Sin- por excelencia es el signo cierto del mú-
fonía no era músico. sico. Un músico será aquel que sepa redu-
Todos le tuvieron siempre por un gran cir la muáhedumbre de sus experiencias
hombre y un gran arti^fta. Y sin embargo, sensibles a un denominador musical. El
Stravinsky debe apoyarse en alguna razón músico aótúa de Dios, operando sobre el
para lanzar tal veredicto. Un miísico de caos del sonido-fenómeno, el universo ar-
tanta reputación como el ruso no es fácil tístico de la armonía sonora. Sobre el /co/-
que, cabalgando en la gratuidad, e£he a lón, o materia primordial, dispara el fiat
rodar sus palabras por el mundo. ¿En qué de su inspiración y aparecen las maravi-
puede apoyarse, pues, el ardiente creador llas del mundo sonoro, un aspeño de Ma-
de Petrucíika y la Consagración de la ya, según la doctrina hindú, rica en mile-
Primavera? ¿Qué es un músico? ¿Qué es nios de sabiduría. Y todo eSto, ¿no lo ha
ser músico? realizado Beethoven? Con su técnica pro-
El desenfrenado orgullo, el afán de pia, con su lenguaje personal, con el acer-
notoriedad, una hipereálesia de funciona- vo artístico de su hora y su raza. Ni Cer-
lismo artístico y una hipertrofia del yo vantes, ni el Arcipreste, ni Larra, escri-
creador, llevan mu£has veces a eátos nota- bieron el castellano de Ortega y Gasset y
bles artistas al poco edificante papel de Valle Inclán. Pero, eStos dos últimos ilus-

Véanse los números 6 v S de esta revista.


57
M O G F7 A

tres escritores, ¿aventajan en la expresión ya fama radica en la predisposición que


artíálica a aquellos cinceladores, en rica tienen a nutrirse de la savia ajena. Porque
prosa, del pensamiento español? lo de los desarrollos excesivos se llama fa-
¿Por qué Beethoven no va a ser mú- cundia, dialéftica abundante y poderosa;
sico? ¿Porque su eftética era otra que la lo de no saber escribir para las voces,
de Stravinsky? ¿Por el espíritu de que queda desautorizado ante sus Heder; en
quiso dotar a su música, categorizándola cuanto a la composición de la fuga, tiene
en el sentido ideal? ¿Pero es que la músi- en sus últimas sonatas y cuartetos ejem-
ca ha de ser sólo puro juego de ritmos y plos que, a gran diftancia de Ba£h, artífi-
timbres, orgía inílrumental sonora y ejer- ce sumo de eála forma musical, valen tan-
cicio de virtuosidad técnica? En todo caso, to, en su eñilo, como los del insigne autor
éíta será una música; pero no será toda la de la Misa en si menor.
música. Indudablemente, no hay la idea Llego, así, al final de eSlos artículos,
musical del valor, por ejemplo; pero ha- que me propuse escribir para desfacer
brá una idea musical del valor, idea que un entuerto que la gloria aílual de un
cada compositor podrá formarse sobre esa gran músico quiso perpetrar sobre la pre-
virtud humana. Y eálo es lo que hacía térita y aótual gloria de otro músico in-
Beethoven, tratar en abátrafto ideas abs- signe. Creo haber dejado las cosas un po-
traftas. Nosotros ya expusimos en nueálro co mejor — modeátia aparte — que Stra-
folleto «Beethoven» que había ideas y vinsky las dejara. No eátá mal que cuando
conceptos musicales. Por otra parte, la gloria se enfrenta con la gloria para re-
¿puede nadie poner en duda la natu- ñir batalla, pongan paz en la liza la hu-
raleza musical de Beethoven, que, fuera mildad, la devoción y el amor, que son
de algunas cartas y su famoso testamento, títulos preclaros para discernir el mérito.
no escribió nunca una letra, no teorizó ja- Después de todo, como ya dijimos en
más sobre arte ni sobre nada? Toda su otros escritos nueítros, la gloria de los
potencia creadora se dirigía a la música, grandes hombres no se asienta sólo sobre
que consideraba más alta que la filosofía el talento de los doftos, sino también sobre
y la moral. Del infortunado grande hom- la fe de los sencillos, de los puros de
bre, artiála entre los artiálas, músico entre corazón. Los verdaderos valores hiítóri-
los músicos, se ha di¿ho por cierta crítica, cos, como el genio de la Sinfonía, se yer-
que no sabía escribir para las voces, que guen sobre las negaciones, cual ingentes
no pudo escribir jamás una buena fuga, signos humanos, índices de arte, motivos
y que en sus peroraciones sinfónicas, en eternos de belleza, antoréhas inextingui-
sus desarrollos, incurría en feas faltas de bles de ideal.
pesantez. Es natural que a un genio como
el sordo divino, moderno Proteo de la ANTONIO M . ABELLÁN
Director de la Escuela Municipal
expresión musical, le asalten exégetas cu- de Música, do Fernán-Núñez

58
M U

UN NUEVO TRATADO DE
INSTRUMENTACIÓN
Después de los trabajos de Berlioz y Al encargar la casa editorial de Du-
Strauss, Gevaert y Widor, parecía impo- rand a Henri Busser que la revisara y
sible que pudiera publicarse un tratado de completara, se propuso pues hacer bene-
instrumentación que fuese de interés ver- ficiar tan clásico tratado de los progresos
daderamente práctico. técnicos realizados en la fabricación de
No obstante, la obra reciente que de- instrumentos, del «virtuosismo» creciente
bemos al celebrado maestro Henri Busser, de los ejecutantes, de los refinamientos ac-
compositor, director de la orquesta de la tuales debidos al ingenio de los composi-
Opera parisiense y profesor en el Con- tores. Y el comentario de líenri Busser
servatorio de la capital francesa, les lleva pone al alcance de los músicos de hoy los
mucha ventaja a todas las obras precitadas, recursos más variados de la instrumenta-
porque se estriba en un antiguo tratado de ción moderna.
Ernesto Guiraud quien como se sabe fué Basta decir que Busser ha ensanchado
el mejor «orquestador» de su época y for- la parte de la obra de Guiraud relativa a
mó a unos discípulos tan notables como los instrumentos de madera y de metal,
Bizet y Debussy. que ha consagrado un importante capítulo
El pequeño tratado de Guiraud se pro- a los instrumentos especiales y tratado
ponía no sólo enseñar el arte a los músi- detenidamente del jazz-band, de las músi-
cos profesionales sino también a los aficio- cas politonales, de la radiofonía, de los
nados y por eso resultaba de una claridad discos y de las ondas musicales, para com-
asombrosa. Bastaba leerlo para luego saber prender todo lo útil que resulta ahora su
lo que eran los instrumentos, conocer sus obra y todo el partido que pueden sacar
recursos y combinarlos para lograr unos de ella los compositores sinfonistas y lí-
efectos orquestales bien ecjuilibrados. Ex- ricos.
cuso decir que no eran suficientes sus da- El estudio de la cuerda aparece más
tos para escribir, por ejemplo, páginas tan completo aún que el del mismo Widor,
complicadas como las de Strauss tan «po- acabando por una demostración sacada
lifónicas», o de Ravel tan «divididas». Sus del famoso Tzigano de Ravel (violín), de
análisis no pasaban de la época wagneria- la Catalana de Busser (viola), de la Epi-
na en la que se escribía con miras a lo fanía de Caplet (cello) y del Estudio de
«compacto y pastoso». Pero ¿no conviene Koussevitzky (contrabajo).
de todos modos empezar por la orquesta Strauss y Stravinsky suministran ejem-
de Mozart, Weber, Berlioz y Wágner an- plos a los flautistas, Cools y Grovlez a los
tes de abordar la de los «modernos»? oboístas, Messager y Rabaud a los clari-
Por lo tanto, la obra de Guiraud es netistas, Albéniz-Arbós a los «virtuosos»
imprescindible y puede asegurarse que del fagote-
todos los músicos que hoy han llegado a Los «solí» de trompa y los ejemplos
ser maestros han hecho uso de ella y la de glissando posibles con dicho instru-
saben de memoria. mento están bien escogidos. Y tanto para

59
M H i

la trompeta como para el cornetín no fal- Por fin, la tercera parte constituye una
tan ejemplos de sumo interés. verdadera antología orquestal, o mejor
Henri Busser critica con razón la ma- dicho, una historia práctica de la evo-
la costumbre de escribir el trombón con- lución instrumental desde Monteverde
trabajo a su altura real, lo cual obliga a hasta Stravinsky, destacándose entre los
emplear líneas suplementarias. Por otra maestros más modernos Paúl Dukas
parte, da excelentes consejos para el uso con la centelleante Perl, y Alfredo
del tuba o saxhorn en do. Bachelet quien en Scémo emplea como
El autor da «derecho de ciudadanía» solista entre la orquesta y los coros un
a los saxofones, por lo que le damos la instrumento harto curioso: el Cannlvarlus
enhorabuena, como también por haber que es una como caña provista de una
sacado excelentes ejemplos del Bolero de prima cuerda de violín que produce allí
Ravel. efectos de sonoridad exquisita y de pro-
El arpa, la mandolina y la guitarra funda emoción.
van representadas en el nuevo tratado y De la estética del jazz deduce Henri
claro está que con este respecto se rinde Busser, por el estudio de la Rhapsody in
un tributo de admiración a la madre Es- blue de Gershvvin y del Idilio Funambu-
paña. lesco de R. Planel, que «sus efectos pue-
La segunda parte de la obra de Busser den ser un acierto con tal que se estriben
que trata con maestría del conjunto ins en una ¡dea musical escrita».
trumental, conserva los admirables ejem- Y no podemos menos de aplaudir tan
plos de Guiraud a los que aiíade otros lógica deducción, pues si bien «todo es
muchos que forman una verdadera enci- menester», según el refrán clásico y espe-
clopedia kaleidoscópica de cuanto nuevo cialmente cervantino, no cabe duda de que
ha salido a luz desde Wágner hasta Stra- el principio fundamental de la música es la
yinsky y Honnegger. En ella, toma singular Idea.
relieve el capítulo dedicado al cuarteto de Bajo este concepto leerán con fruición
cuerda (música de cámara) terminando con los músicos las páginas que, a modo de
un análisis del cuarteto de Roberto Dus- prólogo, dedicó el maestro Henri Rabaud,
sant, de forma neo-clásica y personalidad director del Consei'vatorio parisiense, «a
vigorosa. los jóvenes que emprenden el estudio de
El grupo de instrumentos de percusión la instrumentación». Consejos prácticos
y de teclado facilita a Henri Busser, con de un maestro perito en la materia y que
mptivo de la célebre Sinfonía de Tcherep- van a parar a la misma conclusión; nada
nine, amplia materia para un estudio com- suple la falta de Ideas musicales.
pletamente nuevo. HENRI COLLET

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M U S I C O G R A F Í A

LAS SINFONÍAS DE BEETHOVEN


EXPLICADAS POR BERLIOZ
^ TRADUCCIÓN Y NOTAS

DE EDUARDO L. CHAVARRI

VI

SINFONÍA PASTORAL

Este asombroso paisaje parece haber empiezan a caminar descuidados por los
sido imaginado por Poussin y dibujado campos, taiiendo sus caramillos, que em-
por Miguel Ángel. El autor de «Fidelio» piezan a oirse de lejos y de cerca; frases
y de la sinfonía Heroica quiere pintar la encantadoras os acarician deliciosamente,
calma del campo y las sencillas costumbres como la brisa perfumada de la mañana.
de los pastores. Pero entendámonos: no Bandadas, o por mejor decir, enjambres
se trata de los pastorcitos de rojo y verde, de pájaros parleros pasan, con fuerte
llenos de lazos, de M . Florian, ni mucho rumor de sus alas, sobre vuestra cabeza y,
menos los de M . Lebrun autor de «El de vez en cuando, la atmósfera parece car-
ruiseñor», ni de los de J. J. Rousseau, el gada de neblina; grandes nubes vienen a
autor de «El adivino de la aldea». A q u í ocultar el sol, pero de pronto se disipan y
se trata de la verdadera naturaleza ( i ) . dejan caer a plomo sobre los prados y los
Beethoven titula así su primer cuadro: bosques cascadas de luz deslumbradora.
«Sensaciones suaves que inspira el aspecto H e ahí lo que yo me represento al oír este
de un paisaje sonriente» (2). Los pastores trozo, y creo que, apesar de lo vaga que

(1) La sinfonía Pjstoral fué compuesta hacia 1808, Y evoca las impresiones de la naturale-
za, más bien que las pinta. Sin que se pueda afirmar que Beethoven rechazase aquí en absoluto
toda tendencia descriptiva, él se proponía mostrar preferentemente la impresión que el paisaje
produce en nosotros. Sabido es que preguntado el propio Beethoven acerca de sus intenciones
escribió en uno de los papeles de violín: «Más expresión del sentimiento que pintura». Berlios
establece muy bien el modo de sentir el campo y los campesinos, de Beethoven, diferenciándo-
lo de aquella manera artificiosa de los artistas del siglo XVIII, a los que pertenecen los nombres
citados más arriba. Florian es luán Pedro Claris de Florian, poeta francés (1755-1794) queescri.
t-ió versos y cuentos en donde aparecen pastorcillos elegantes. Lebrun (Luis Sebastián Lebrun:
1764-1829) fué un cantante y compositor francés, que tuvo su hora de celebridad gracias a un
aria dialogada entre flauta y soprano en su ópera «El Ruiseñor» estrenada en 1S16. Cuanto al
célebre filósofo Rousseau, aunque también se dedicó a la música, más bien fué un buen diletante;
tronaba contra la música francesa y ensalsaba la italiana; su técnica eia pobre. Su opereta «El
adivino de la aldea» también presenta esos campesinos convencionales, elegantes y empalago-
sos, tan opuestos a la irresistible fucrsa popular que vemos en la soberbia evocación campestre
de Beethoven.
(2) El texto de Beethoven helo aquí: «Erwachen heiterer Empfindungen bei der Anhunft
auf dem Landc», o sea, literalmente, «Apacibles sensaciones que despierta la llegada al campo».
- N. del T.

61
M U

sea la expresión instrumental, muchos que la misma objeción se le puede hacer


oyentes habrán sido impresionados de la cuando en una tempestad imita con la
misma manera. misma exactitud el viento, el estallar del
Más adelante sucede una «escena al rayo o el mugir de los ganados. Y, sin
borde del arroyo» (i). Contemplación... embargo, ¡Dios sabe si jamás se le ocurrió
El autor ha creado, sin duda, este admira- a ningún crítico censurar la tempestad de
ble «adagio» tendido en la yerba, mirando la sinfonía pastoral! Pero prosigamos;
al cielo, escuchando la brisa, fascinado por ahora nos lleva el poeta en medio de «una
mil y mil suaves reflejos de sones y de luz, reunión alegre de campesinos». Allí se
mirando y oyendo a la vez las pequeñas danza, se ríe, con moderación al princi-
ondas blancas, relucientes, del arroyo, que pio; la gaita deja oír un canto risueño
se rompen con ligero rumor sobre las pie- acompañado por un fagot que sólo sabe
drecitas de la orilla; es delicioso. Algunos tocar dos notas. Beethoven ha querido sin
le han reprochado vivamente a Beethoven duda caracterizar así algún viejo campesi-
el haber querido que se oyesen al final no alemán subido en un tonel y provisto
del «adagio», sucesivamente y en conjun- de un rústico instrumento medio roto del
to, el canto de tres pájaros. Como yo en- cual a duras penas puede obtener más que
tiendo que el éxito, favorable o adverso, los dos sonidos principales del tono de
es quien decide generalmente que sean ra- «fa»: la dominante y la tónica. Cada vez
zonables o disparatadas semejantes tenta- que el oboe entona su canto de gaita senci-
tivas, les diré a los adversarios de la que llo y alegre como una muchacha vestida de
nos ocupa, que su crítica me parece justa domingo, el viejo fagot viene a soplar sus
en cuanto al ruiseñor, cuyo canto no está dos notas; si la frase melódica pasa a otra
mejor imitado aquí que en el solo de flau- tonalidad el fagot se calla y cuenta pau-
ta famoso del señor Lebrun; por la razón sas tranquilamente hasta que la entrada
bien sencilla de que el ruiseñor tan sólo al tono primero le permite volver a colo-
deja oír sones inapreciables y variables, y car su imperturbable «fa, do, fa». Este de-
por lo mismo no puede ser imitado por talle de un efecto grotesco excelente esca-
instrumentos de sonidos fijos en un deter- pa casi por completo a la atención del
minado diapasón; pero ci-eo que no suce- público. Mas he aquí que la danza se ani-
de así en cuanto a la codorniz y el cucli- ma, se vuelve ruidosa, loca,... El ritmo
llo, cuyo canto no tiene sino dos notas cambia; un motivo grosero a dos tiempos
para éste y una sola para aquélla, no- anuncia la llegada de los montañeses coa
tas que son justas y fijas y por ello sus pesados zuecos; vuelve a comenzar el
han permitido una imitación exacta y primer motivo ternario más animado que
completa. nunca, todo se va mezclando, se va enar-
deciendo, las cabelleras de las mujeres em-
Así, pues, si se le reprocha al músico
piezan a flotar sobre sus hombros, los
que haya cometido la puerilidad de haber
montañeses han traído su alegría ruidosa
hecho oír exactamente el canto de las aves
y que trasciende a vino, se baten palmas,
en una escena en donde todas las voces
se grita, se corre, es un furor, un delirio...
tranquilas del cielo, de la tierra y de las
De pronto un trueno lejano viene a poner
aguas deben tener su natural sitio, yo diré

(i) Beethoven escribe-. «Ssene am Rach» (Escena ¡unto al arroyo).—N. del T.

62
M U R

el temor en medio del baile campestre y nados, el cielo es azul, los torrentes dismi-
pone en fuga a los bailadores. nuyen poco a poco, la calma renace, y con
«Tempestad, exhalaciones» ( i ) . Deses- ella vuelven los cantos campesinos cuya
p e r o de poder dar una idea de este pro- dulce melodía da reposo al alma conmo-
digioso fragmento; hay que oirlo para vida y consternada p o r el horror magnífi-
comprender hasta qué grado de verdad y co del cuadro precedente.
d e sublimidad puede llegar la música pin- Luego de lo dicho ¿será necesario ha-
toresca en manos de un hombre como blar de las novedades de estilo que se en-
Beethoven. Escuchad, escuchad si no, esas cuentran en esta gigantesca obra? ¿de esos
ráfagas de viento cargadas de lluvia, esos grupos de cinco notas de los violonchelos,
retumbos sordos de los bajos, el agudo sil- que se oponen a diseños de cuatro notas
bido de los flautines, que anuncian una en los contrabajos, rozándose sin poder
horrible tempestad a p u n t o de estallar; el confundirse en u n verdadero unísono?
huracán se acerca, se enardece, un inmen- ¿Habrá que señalar la llamada de trom-
so diseño cromático nacido en las alturas pas que arpegian el acorde de «do», mien-
de la instrumentación, viene a excavar tras los instrumentos de cuerda mantienen
hasta las últimas profundidades de la or- el de «fa»? En verdad, me siento incapaz
questa y ase, ai-rastra consigo los bajos, de hacerlo. Para realizar un trabajo de esa
y se remonta como un torbellino que todo naturaleza habría que razonar fríamente,
lo derriba a su paso. Entonces estallan los y ¿cómo guardarse de la embriaguez del
trombones, el trueno de los timbales re- entusiasmo cuando el espíritu está penetra-
dobla su violencia, y ya no son la lluvia do de semejante asunto? Por el contrario,
y el trueno lo que vemos, sino un cata- se quisiera dormir, y dormir durante me-
clismo espantoso, el diluvio universal, el ses enteros, para habitar en sueños el
fin del mundo. En verdad que ello da vér- m u n d o desconocido que el artista nos hizo
tigos, y muchas personas, cuando escu- entrever un instante. Si por desgracia des-
chan esta tempestad, no saben si la emo- pués de una audición como esta se ve u n o
ción que experimentan es de placer o de obligado a asistir a la representación de
dolor (2). cualquier ópera cómica, o a alguna «soi-
La sinfonía concluye por la «Acción rée» con cavatinas de moda y concierto de
de gracias de los campesinos luego de vol- flauta, tendrá un aspecto estúpido; y si
ver el buen tiempo» (3). Todo entonces alguien preguntare:
vuélvese sonriente, los pastores reapare- — ¿ Q u é le parece a V. este dúo italiano?
cen y se responden unos a otros por la Contestará gravemente;
montaña mientras reúnen sus dispersos ga- — M u y hermoso.

(1) El original de Beethoven dice: «Gewitter. Sturm», palabras que significan casi lo mis-
mo; pudieran traducirse por «Tormenta. Huracán».—N. del T.
(2) Una vez más la exageración romántica se ve en estos comentarios. Beethoven escribió
maravillosamente, como nadie, su tempestad, pero considerándola como nube de verano más
bien que como la catastrófica v apocalíptica visión que de ella nos da el impenitente romanti-
cismo de Berilos.—N. del T.
(5) Dice así el texto de Beethoven: «Hirlengesang. Frohc und dankbare Gefühle nach dem
Sturm>, o sea: «Canto de los pastores. Sentimientos de alegría y acción de gracias después de
la tempestad». — N. del T.

63
M I O R

—¿Y esas variaciones de clarinete? aguas, que en majestuoso silencio va hacia


—Soberbias. el inmenso mar!... Después interviene el
—¿Y ese final de una ópera nueva? hombre, el hombre de los campos, robus-
—Admirable. to, religioso, con sus alegres juegos inte-
Y si algún artista distinguido ha escu- rrumpidos por la tempestad... con sus te-
chado nuestras contestaciones sin conocer rrores... con su himno de reconocimiento...
la causa de nuestra preocupación, pregun- ¡Velaos el rostro, pobres grandes poe-
tará señalándonos: tas antiguos, pobres inmortales! Vuestro
—¿Quién es ese imbécil? lenguaje convencional, tan puro, tan har-
monioso, no podría luchar con el arte de
Los poemas antiguos, por bellos, por los sonidos. Vosotros sois gloriosos venci-
admirados que sean ¡cómo palidecen ante dos, pero vencidos al fin. No habéis cono-
esta maravilla de la música moderna! Teó- cido lo que hoy llamamos melodía, har-
crito y Virgilio fueron grandes cantores monía, asociaciones diversas de timbres,
del paisaje; es una música suave la que el colorido instrumental, las modulacio-
tienen estos versos: nes, los sabios combates de sones enemi-
gos que luchan primero para abrazarse
"To qnoQao, magna Pales, et te, memoraBde, caaemus después, nuestras sorpresas para el oído,
Pastor ab Amphryso; vos Sylvffi amnes QUO Lycsei," (i) ni nuestros acentos extraíaos que hacen
vibrar las más inexploradas profundidades
sobre todo si no son recitados por bárba- del alma. Los balbuceos del arte pueril
ros como nosotros, los franceses, que pro- que vosotros decís que es música no pue-
nunciamos el latín de manera que se le den daros idea de ello. Vosotros erais, pa
puede tomar por auvernés... ra los espíritus cultivados, los grandes me-
Pero ¡ah, el poema de Beethoven!... lodistas, los harmonistas, los maestros del
¡esos largos períodos tan llenos de color!... ritmo y de la expresión; pero estas pala-
¡esas imágenes parlantes!... ¡ese silencio bras tenían en nuestros idiomas un sentido
elocuente!... ¡esos vastos horizontes!... ¡esos muy diferente del que les damos hoy día.
encantados y recónditos sitios de los bos- El arte de los sonidos propiamente di-
ques!... ¡esas mieses de oro!... ¡esas nubes cho, independiente de todo, ha nacido
rosadas, manchas errantes del cielo!... ¡esa ayer, y apenas es un adulto de veinte años.
llanura inmensa adormecida bajo los rayos Es bello, es todopoderoso; es el Apolo
del sol de mediodía!... ¡El hombre está Pythio (3) de los modernos. Nosotros le
ausente de aquí y sólo la naturaleza se debemos un mundo de sentimientos y de
nos muestra sin velos y se la admira!... ¡Y sensaciones que está cerrado para vosotros.
ese profundo reposo de todo lo que vive! Sí, grandes poetas adorados:
¡Y esa deliciosa vida de todo lo que des-
"Inclíli sed vicll". (3)
cansa!... ¡El arroyuelo que corre, murmu-
rando, hacia el río!... ¡El río, padre de las (Continuarán

(1) Estos versos pertenecen al poemd latino de Virgilio >Las Geórgicas^, en su libro III, v
en ellos exalta a la diosa Pales, tricen así: «También voy a cantarte a tí, fenerable Pales, y a tí,
célebre pastor del río Arafriso, v a vosotras, selvas y ríos del monte Liceo>. - N. del T.
(2) Apolo el vencedor del monstruo Python. -N. del T.
(3) ínclitos pero vencidos.—N. del T.

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M U S

EFEMÉRIDES MUSICALES
Mes de Marzo

Día I, 1779. Nace en Freinsheim Gottfried Weber, abogado, erudito, insigne teórico
musical y fecundo compositor.
Día 2, 1824. Nace Federico Smetana, compositor insigne que está considerado como
el fundador de la moderna escuela nacionalista bohemia.
Día 3, 1875. Se estrena en París la famosa ópera «Carmen», de Bizet.
Día 4, 1906. Se celebra en la Ópera Real de Berlín la 200 representación de «Maes-
tros Cantores», de Wágner.
Día 5, 1832. Nace en Trieste el afamado pianista Alfredo Jaell.
Día 6, 1853. Se estrena en Venecia la ópera «La Traviata», de Verdi.
Día 7, 1821. Se canta por primera vez en un concierto, en Viena, «El rey de los
alisos», de Schubert, con la que este compositor había inaugurado su carrera
de «liederista» algunos años antes, cuando sólo tenía 14 de edad.
Día 8, 1869. Fallece en París el compositor Héctor Berlioz.
Día 9, 1844. Se estrena en el Teatro Fenice de Venecia la ópera «Ernani», de Verdi.
Día 10, 1844. Nace en Pamplona el insigne violinista Pablo de Sarasate.
Día I I , 1602. Fallece en Florencia Emilio de Cavalieri, considerado como creador
del oratorio por su famosa «Reppresentazione di anima e di corpo».—1851.
Se estrena en Venecia la ópera «Rigoletto», de Verdi
Día 12, 1877. Fallece en Madrid el gran zarzuelista Cristóbal Oudrid, autor de «El
molinero de Subiza» y «El postillón de la Rioja».
Día 13, 1797. Se estrena en París la ópera «Medea», de Cherubini.
Día 14, 1821. Se estrena en Berlín la ópera «Preciosa», de Weber.
Día 15, 1684. Nace en Fratta Maggiore (Italia) Francesco Durante, insigne compo-
sitor de música religiosa y autor de un «Magníficat» que figura entre los más
bellos de cuantos se han escrito.
Día 16, 1832. Se estrena en Leipzig la overtura «El rey Ezio», de Ricardo Wágner.
Día 17, 1805. Nace en Madrid Manuel García, hijo del tonadillero, operista e in-
signe cantante de renombre mundial Manuel del Pópulo García, y a su vez
igualmente célebre maestro de canto e inventor del laringoscopio.
Día 18, 1844. Nace en Tichwin Nicolás Rimsky-Korsakoff, compositor pertenecien-
te a aquel grupo de los «cinco» que tanto ha hecho por el desarrollo del nacio-
nalismo musical ruso, y autor de numerosas obras entre ellas «Scheherezada» y
«Capricho espaiíol».
Día 19, 1873. Nace en Brand Max Reger, una de las personalidades más recias de
la música alemana contemporánea.
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M U S I C O G R A F Í A

Día 20, 1812. Fallece en los alrededores de París Juan Ladislao Dussek, el pianista
y compositor bohemio que dejó gran huella de su labor artística.
Día 21, 1685. Nace en Eisenach Juan Sebastián Bach, considerado por muchos como
el más grande músico de todos los tiempos.
Día 22, 1687. Fallece en París Juan Bautista LuUy, fundador de la ópera nacional
francesa.
Día 23, 1906. Se representa por la 500 vez en Berlín el «Lohengrin» de Wágner.
Día 24, 1808. Nace la famosa cantante María Malibrán, hermana de Manuel García
(ver día 17 de este mes) y de la no menos famosa cantante Viardot-García.
Tomó aquel apellido al contraer nupcias con el rico comerciante Malibrán, de
quien se separó al poco tiempo.
Día 25, 1784. Nace en Mons Francisco José Fétis, renombradísimo historiador mu-
sical y autor de una «Biografía universal de los músicos» en 8 volúmenes.
Día 26, 1827. Fallece en Viena el sinfonista Luis van Beethoven.
Día 27, 1851. Nace en Villena (Alicante) el insigne zarzuelista Ruperto Chapí, autor
de «La bruja», «La Revoltosa» y otras producciones no menos populares.
Día 28, 1910. Fallece en París el excelente director de orquesta Eduardo Colonne.—
1871. Nace en Utrecht el director de orquesta no menos célebre J. W.
Mengelberg.
Día 29, 1828. Se estrena la ópera «El vampiro» de Maschner, artista que, siendo
abogado, se entregó de lleno a la música y que figura entre los promotores del
movimiento romántico alemán.
Día 30, 1804. Nace en Hohenems Salomón Sulzer, reformador de la liturgia musical
judía y autor de colecciones importantísimas.
Día 31, 1703. Fallece en Eisenach el compositor Juan Cristóbal Bach, tío de Juan
Sebastián.
KHRONOPHILOS

66
M U S

MÚSICA Y LIBROS
Por todo lo expuesto, no vacilamos
en augurarle a la nueva obra de Bolade-
res una entusiasta acogida por parte del
profesorado, ya que en ella ha de encon-
trar un poderoso auxiliar en el desempe-
ño de su misión.
J. P. C.

De nuestra Cataluña.—Suite de E.
Método de pulso pianístico por Gui- Morera.
llermo de Boladeres. Esta publicación de la Casa editorial
Editado por Boileau y Bernasconi, de de Música Boileau, contiene la primera
Barcelona, nos ha dado a conocer el eru- serie de una «suite» compuesta por En-
dito pianista Guillermo de Boladeres un rique Morera y transcrita libremente pa-
nuevo método que él denomina de «pul- ra piano de concierto por Juan B. Lam-
so pianístico», obra de gran valor peda- bert. Este cuaderno inaugural incluye
gógico en la que su autor se revela como tres composiciones cuya difusión es bien
profundo conocedor de la técnica del grande por las tierras que las vieron na-
piano. cer: las sardanas «La noche de San Juan»
No se trata de un método más que y «Las hojas secas», y el baile glosado
añadir a los ya publicados sobre técnica «Don Juan de Serrallonga». Ahora bien,
pianística con su correspondiente balum- lo que en su versión primitiva se carac-
ba de ejercicios, la mayoría de ellos inú- terizó por una mayor sencillez e impuso
tiles, que sólo conducen al fracaso, o, otros elementos organográficos para la
cuando menos, contribuyen a retardar el interpretación, está presentado ahora
logro de una perfecta ejecución, sino que por Lambert teniendo en cuenta las po-
en realidad se trata de algo nuevo que sibilidades del virtuosismo pianístico. De
viene a subsanar una deficiencia que ha- ahí que se adapte perfectamente para
brán podido observar quienes conscien- que lo puedan incluir en sus recitales los
temente dedican sus actividades a la en- pianistas, de igual modo que, por ejem-
señanza del piano. plo, algunos números escritos por Albé-
Guillermo de Boladeres, tras un acer- niz para piano hallan su acomodo ade-
tado examen analítico de los vicios que cuadísimo en las audiciones sinfónicas
suelen adquirir la mayoría de los alumnos merced a la transcripción orquestal con
y de los factores que contribuyen a des- que los revistió el maestro Arbós y que
arrollarlos, nos ofrece en su «Método de tan gustosamente se oyen siempre.
pulso pianístico» un sencillo procedi-
miento para evitar y combatir tan per- Obras musicales del maestro Juan
niciosos hábitos, y por cierto a costa de Cererols.
un mínimo esfuerzo, puesto que su mé- Un benemérito investigador del mo-
todo consta de muy pocos ejercicios, pe- nasterio de Montserrat, dom David Pujol,
ro tan afortunadamente concebidos que, ha emprendido la plausible labor de di-
con su adopción, se conseguirá reducir vulgar las obras de los «Maestros de la
a la mínima cantidad el numero de Escolanía de Montserrat» que seguían
aquellos alumnos que a pesar de su inte- inéditas. Para ello ha comenzado con las
ligencia y laboriosidad fracasaban por de Juan Cererols, ilustre compositor na-
considerárseles, muy erróneamente, fal- cido en Martorell a comienzos del siglo
tos de aptitud mecánica. XVII y fallecido en 1676, cuando iban a

67
M

cumplirse los cuarenta años de su vida nuestro arte pretérito, que tal vez inclu-
monástica. so podría ser aprovechado con fruto en
Los tres volúmenes que hasta ahora esta feliz época de objetivismo a tambor
hemos visto de ese músico, contienen un batiente y de neoclasicismo a desmedida
vasto caudal que permite apreciar el va- ultranza. La poesía también ofrece su en-
lor de un artista hasta ahora desconoci- canto dentro del sentido místico con que
do de casi todos. Albergan Salmos de está impregnada; y a veces tiene un as-
vísperas (a nueve voces distribuidas en pecto sentencioso de buen sjusto, como
dos coros, con canto solista y bajo con- el de aquel breve villancico, sin estribi-
tinuo), Ave maris stella. Magníficat, llo ni coplas, a diferencia de casi todos
Completas breves, Antífonas finales, As- los restantes, cuya letra dice:
perges, varias misas (entre ellas una mi-
sa de batalla a 12 voces distribuidas en Pues para en la sepultura
tres coros con continuo, y otra de difun- todo lo que el mundo alaba,
tos a 7 voces distribuidas en dos coros, ni temo mal que se acaba
con continuo también) y Villancicos. ni quiero bien que no dura.
Dichos volúmenes han aparecido respec-
tivamente, en 1930, 1931 y 1932. Algunos villancicos aportan datos
para el folklore, la danza o la organogra-
El tercer tomo de Cererois está de- fía musical popular de su tiempo. Tal su-
dicado exclusivamente a villancicos, con
cede en el señalado con el número
un total de 34, precediéndole los textos
XVIII, donde figuran los siguientes ver-
literarios, en lengua romance, de las
sos:
respectivas composiciones polifónicas
algunas de ellas para dos coros de can- Porque comience la fiesta
tantes y casi todas con bajo continuo o hizo señal Gil Perales,
«acompañamiento». tocando los atabales
El criterio adoptado por el transcrip- en el suelo de su casa. .
tor es el mismo que vimos en los volú-
menes anteriores. Se han reducido los En una cara vendada
valores, adoptando en casi todos los ca- entró Blas con chirimía,
sos la semibreve como unidad de parte; tocando de melodía
se ha procurado vencer las dificultades «Adiós con la colorada»...
al querer interpretar con exactitud la
Levantáronle al instante
semitonía, y se ha restituido el texto li-
al son de la españoleta,
terario en algún caso dudoso. El resulta-
mas él tras cada floreta
do es a todas luces excelente. Y quiérase
o no por los empingorotados eruditos a se reservaba el zurrón...
la violeta que desprecian los trabajos aje-
nos, sin que ellos, con los propios, hagan
otra cosa que el ridículo —suponiendo Una vez más se advierte que no es
que lleguen a efectuar algún trabajo salvo en Madrid—a pesar de su absorción cen-
el de la crítica demoledora —, ello de- tralista y sus organismos oficiales—don-
muestra una vez más que nuestro país de mayor empeño se pone en la realiza-
tiene investigadores dignos de la aten- ción de preciadas labores musicológicas,
ción más constante, del aliento más efi- merced a las cuales nuestro país adquie-
caz y del apoyo más justo. re lustre y renombre más allá de las
Músicos y literatos hallarán en este fronteras, aunque nuestros pontífices de
tercer volumen obras de mérito no sólo la crítica finjan aquí desconocerlas o den
arqueológico y puramente erudito, sino muestras de despreciarlas cuando no les
también artístico. Y aquéllos, en particu- es posible guardar silencio sobre esos
lar, podrán hacer estudios morfológicos frutos da la investigación perseverante.
sobre ciertas manifestaciones típicas de JOSÉ SUBIRÁ

68
M U S F

VIDA MUSICAL
ESPAÑA respectivos llevan los rótulos siguientes:
«Silueta nocturna», «Evocación medie-
MADRÍD.—La Orquesta Sinfónica val» y «A plena luz». Es Turina un ex-
inauguró en el Monumental otra serie de celente compositor y un excelente maes-
conciertos matinales. En el primero se tro de composición folklórica, acreditada
oyeron, como obra nueva, dos «Danzas por una producción intensa y abun-
leonesas», de E. F. Blanco, muy gusto- dante de muchos años. Por tanto, su
sas y muy gustadas, con sus caracteres nueva obra—ya conocida bajo su primi-
contrapuestos, su sello popular y sus tiva versión para piano—pone de mani-
imitaciones organográficas arrancadas fiesto ambas cualidades. Fueron saborea-
del folklore dulzainero, de la chifla, del dos los tres tiempos, cada uno adecuado
pandero y del tamboril. Wágner tuvo al rótulo que fija el propósito del autor,
dedicada una sesión a la que aportaron y fué muy celebrada la intervención de
su concurso artistas de tanto renombre la arpista Luisa Pequeño, a quien están
como Carlota Dahmen-Chao y de tanta dedicadas estas «Impresiones», donde el
fe como el bajo Enrique Vaienzuela, con arpa ocupa un lugar preeminente, sobre
lo cual aquellos trozos operísticos que todo en el postrer número, con un bello
no se oyen en el teatro de la Opera, «solo» a modo de «cadenza». Turina re-
fueron más gustados aún, pues mitigaban cibió sonoros aplausos, de alta estima-
el hambre de quienes, con razón, ansian ción y no de compromiso, a los que nos-
que Madrid posea un teatro lírico—na- otros sumamos el nuestro.
cional o no, pues la etiqueta poco im- La Asociación de Cultura Musical ha
porta—, donde se les ofrezcan obras que ofrecido otros dos exquisitos regalos de
se van olvidando por los viejos y son arte puro, presentando al Cuarteto Le-
desconocidas de los jóvenes. Otra sesión ner, cuya exceisitud es tal que no se ex-
ha tenido la cooperación de la pianista trema lo hiperbólico al señalarlo como
Ana Dorffman interpretando el concier- el mejor del orbe. En esas dos sesiones,
to de piano y orquesta de Grieg, más la novedad se concentró en el segundo
alguna obra de propina. de los cuartetos compuestos por el mo-
Bajo los auspicios de la Asociación derno húngaro Zoltan Kodali, cuyos cua-
de Cultura Musical, la misma orquesta tro tiempos dan el predominio a un agri-
celebró otro concierto. Corelli, Gluck y dulce barroquismo de buena ley y legí-
Liszt ocupaban la parte primera; un lo- tima acuñación.
cuaz Rachmaninoff, que hablaba dema- Un nuevo trío (Trío Elordi) tocó en
siado para decir bien poco, llenó la se- el Ateneo de Madrid composiciones de
gunda con su sinfonía en «mi» menor ese tipo firmadas por Haydn, Mozart y
(op. 27), y la tercera estuvo reservada a Beethoven. Como guitarrista y danzari-
España. La «Iniciación» de la «Liturgia na, lució una vez más sus aptitudes
negra», de Pedro .Sanjuán, ha convenci- Asunción Granados, en el mismo Ate-
do en esta audición a muchos que la dis- neo, donde algunos días antes actuara el
cutían cuando se estrenó en Madrid. Las violonchelista Bernardino Gálvez Bellido.
danzas de «El sombrero de tres picos», De ambos nos hemos ocupado con elo-
de Falla, gustaron como siempre. Y gio varias veces, y sólo nos toca repetir
hubo una novedad digna de párrafo aquí las alabanzas.
aparte. En el Instituto Francés dio un con-
En efecto, se estrenaron tres impre- cierto el pianista de esta nacionalidad
siones para orquesta, que Joaquín Turina Gilíes Guilbert. En la Sociedad Filarmó-
agrupa bajo el epígrafe cotnún «El cas- nica actuó la liederista polaca Sofía Mas-
tillo de Almodóvar», y cuyos números salska. La asociación de Alumnos y

69
M U

Amigos del Instituto Francés estrenó, ra dirigido por el maestro Toldrá. El


bajo la dirección de Jacinto Grau, una Cuarteto de cuerda de Barcelona, forma-
espiritual comedia de Anatole France, do por los artistas Martín Cabús, Juan
con breves ilustraciones musicales—ba- Farrarons, Claudio Agell y Santos Sa-
sadas en el folklore francés—de José Subi- grera, es uno de los conjuntos instru-
rá. En la Asociación de Idealistas Prácti- mentales que han merecido el aplauso
cos se interpretaron composiciones de del público de estos conciertos, en don-
Arriaga, con el concurso de la cantante de dieron a conocer un Cuarteto del
Carmen L. Peña, la pianista Srta. Rana- húngaro Kodaly. La Asociación Obrera
lias, el violinista Arguedas y el violonche- dio un concierto en el que tomaron par-
lista M. Núñez, Precedió a este concierto te valiosos instrumentistas de viento y
una introducción literaria del maestro Jai- piano, ejecutando un programa com-
me Martínez Sánchez, quien realzó la im- puesto por un interesante «Quinteto»,
portancia de aquel «Mozart español»,y se- para instrumentos de viento, del compo-
ñaló el desdén incomprensible de la vida sitor francés Claudio P. Taffanel, «Ca-
oñcial ante los esfuerzos realizados por price» para quinteto de viento y piano,
la Comisión Permanente Arriaga para de Saint-Saens; «Quinteto, op. l6» de
publicar las obras de Juan Crisóstomo Beethoven y «Sexteto, op. ó» del com-
de Arriaga. j^^^g ^ j ^ ^ ^ ^ positor tirolés Thuille. El organista pro-
fesor de la Escuela Municipal de Música,
Sr. Suñé Sintes, dio un concierto de ór-
BARCELONA. —La temporada del gano en el que incluyó obras interesan-
Liceo terminó brillantemente. Alternan- tísimas que gustaron al numeroso públi-
do con la representación de «Parsifal», co que acudió a este excepcional concier-
han tenido lugar otras representaciones to de música tan poco popular, demos-
en las que intervinieron los artistas espa- tración patente de la noble tarea que se
ñoles Srta. Espinalt y Sr. Lázaro. El impone la «Obrera de Concerts» en man-
maestro Hans Kuappertsbusch cerró la tener firme el interés de sus asociados.
temporada con un extraordinario Festival
Sinfónico, a cargo de la orquesta del tea- En el Hotel Ritz, el notable tenor ru-
tro, que sirvió de homenaje a tan insigne ro Woino-Wischnewsky, ofreció un re-
director de las óperas wagnerianas que cital de canciones de su país que dedicó
se han representado en la actual tempo- al Gobierno de la Generalidad. En el Ly-
rada. ceum Club, se celebró un recital de «He-
La cAssociació de Cultura Musical» der» a cargo de la soprano M. del Car-
ha organizado conciertos rie gran calidad men Aymat, quien cantó obras de
artística que estuvieron a cargo del vio- Brahms, Mozart, Fauré, Grieg, Saivat,
linista Nathan Milstein y Cuarteto de Toldrá, Pujol, Serra y Lambert. Eiisa-
Londres. La asociación «Da Camera» beth Coemans de Pérez Farras, violinista
presentó al Trío Pasquier y a la famosa que el público barcelonés ha tenido oca-
violinista americana Ruth Posselt; y anun- sión de aplaudir más de una vez, ofreció
cia una sesión a cargo del mago violinista un interesante concierto en la Asociación
Kreisler. «Audicions Intimes» ha publi- Musical del Distrito IX. En la casa de
cado un folleto con detalles interesantes Familia para Ciegas, dio un concierto el
de los conciertos que se propone ofrecer violonchelista Gálvez Bellido, interpre-
hasta fin del presente curso. Entre las tando un selecto programa en el que
personalidades musicales que actuarán demostró una vez más su admirable
en esta agrupación artística del «Casal técnica del violonchelo, Emilio Vendrell
del Metge», figuran el pianista .Alfredo interpretó en el Teatro Barcelona su pri-
Cortot, que dará tres conciertos comen- mer recital popular en el que ibati inclui-
tados, y ei violinista Piatigorsky. Ade- das canciones de los compositores cata-
más, actuarán algunas instituciones mu- lanes Ntcolau, Millet, Garreta, Sancho
sicales catalanas y un conjunto de cáma- Marracó, Vives, Morera, Fábregas, Blan-

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M U

cafort, Toldrá, Zamacois y Pujol. La se- Y ya lanzada a los cuatro vientos tan
ñorita Alice Chesselet, de la «Schola fausta nueva, pasemos a reseñar la audi-
Cantorum» de París, cantatriz de talento ción. Comenzó ésta con «Cango de Re-
y profesora de canto, acaba de dar en el naixenga» de nuestro paisano M. Paiau
Instituto Francés un ciclo de cuatro con- que, como siempre, fué muy aplaudida.
ferencias sobre la historia de la música Oímos a continuación diversas obras de
francesa antigua. Donostia, García-Blanco, Victoria, Man-
TRISTAN zanares, Otaño, Palestrina, Millet y Cha-
varri. Se estrenaron dos obras de autores
VALENCIA.-Orfed Valencia. Esta valencianos: Jo tinc un burrO, canción
entidad coral que con tanto acierto como popular de }. Rodrigo, impregnada de
abnegación dirige el maestro .Sansaloni, fino humorismo y armonizada muy há-
inició su labor artística en el presente bilmente; gustó mucho, por lo que tuvo
curso presentándose «nte nuestro públi- que ser repetida y llamado al estrado su
co, el 30 del pasado enero, en el salón autor. Miguel Asensi nos dio a conocer
de actos del Conservatorio. L'ascengió al Micalet Con ese «savoir
faire» que caracteriza a su autor, nos
Desde los albores de esta ya notabi-
describe la emoción que se experimenta
lísima agrupación, hemos estado atentos
al contemplar el paisaje valenciano desde
a su vertiginosa marcha ascensional, y
la atalaya de nuestra torre catedralicia;
aunque durante su período de gestación
todo ello, obtenido de la siguiente forma:
se ha exhibido varias vece.", no hemos
sobre unas quintas superpuestas que ha-
considerado oportuno lanzar ninguna
cen las voces de hombre, imitando cam-
afirmación concreta, y mucho menos, el
panas, se deslizan las primeras frases
frasco de los elogios en pro de esta en-
cantadas por las tiples; hay después un
tidad.
trozo en imitación, para llevar la compo-
Ahora ya podemos hacerlo sin nin- sición a un tono lejano, donde sobre un
gún temor; fué tan rotundo el éxito que pedal viene el segundo juego de campa-
obtuvo el «Orfeó Valencia», en aquella nas, hecho por todas las voces; otro tro-
memorable sesión, que el público que zo imitativo, y mediante una modulación
llenaba el salón, hasta el extremo de ha- por sexta napolitana, llega al tono pri-
ber muchísima gente de pie, dióle el mero, donde reaparece la frase inicial,
consabido espaldarazo, y nuestra simpá- terminando con un intervalo de sexta a
tica entidad entró con todos los honores boca cerrada, completado con un acorde
a engrosar el número de los orfeones por las voces de hombre, como si fuese
hispanos de primerísima categoría. la última vibración de las campanas.
Indudablemente, Valencia ocupa un También tuvo que repetirse esta compo-
lugar destacado en el mundo musical; sición y subir al estrado el maestro
posee eminentes concertistas que pasean Asensi en compañía del autor de la le-
el orbe triunfalmente; una notabilísima tra, el laureado y valencianísimo poeta
Banda Municipal y una Orquesta Sinfó- José María Bayarri.
nica de gran valor artístico; cuenta con un
nutrido grupo de jóvenes compositores Merecieron también los honores del
que son ya una realidad; ninguna región bis, la «Jota Castellana» de García-Blan-
española puede disputarle la supremacía co y la vibrante canción «Les Folies» de
en cuanto al número y calidad de sus Chavarri. En total, una velada de exalta-
bandas rurales; pero... no tenía un orfe- ción valenciana en la que triunfaron ple-
ón. Por esto, ante la estupenda labor de namente nuestros compositores y Or-
la masa coral que nos ocupa, una ola de feón.
entusiasmo invadió el salón de actos del Y para terminar; como tenemos en-
Conservatorio, reflejándose en intensa tendido que nuestro «Orfeó Valencia»
emoción que hacía exclamar entusiasma- tiene proyectada una excursión artística,
dos: ¡¡¡Já tenim orfeó/H para que donde quiera que vaya se

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M U S

apresten a recibirle con los honores que un concierto en el que tomó parte el
merece y para que se enteren incluso pianista Jacquinot, interpretando el Con-
más allá de nuestras fronteras, gritemos cierto en «la»menor de Grieg, y obtuvo
con toda la fuerza de nuestros pulmones: un señalado éxito en la interpretación de
€ Valencia... |||ya tiene orfeónlil» Uriana de Albéniz-Arbós.
JOPECOR Carlos Munch ha dirigido un festival
Beethoven en el que fué ejecutado por
EXTRANJERO Paul Loyonnet el quinto Concierto de
piano y orquesta, y tuvo muy buena
PARÍS.—Orquesta del Conservato- acogida la interpretación de la sinfonía
río. Felipe Gaubert sigue prestando su cuarta. Un segundo concierto dirigido
atención artística a estos conciertos sin- por este mismo maestro, tuvo la inclu-
fónicos, en los que presenta programas sión de obras de Wágner, Monteverde,
muy interesantes. Sus actuaciones han Caplet, el estreno de una melodía de Ro
tenido por base obras de Mozart, Bach, berto Casadesus, y la interpretación pia
Beethoven, Mendeissohn y de él mismo. nística, a cargo de la Srta. Durand-Tex
Aliñe van Barentzen interpretó el Con- te, del Concierto en «mi» bemol de Liszt
cierto de piano y orquesta de Schumann. Orquesta Pasdeloup. La primera audi
Los violinistas Merckel y H. de Sam- ción de Tombeau de Jean Diipérier ha
pygny interpretaron los de Beethoven y sido favorablemente acogida. La Danse
Szynianowsky. d'Abisag de Fl. Schmitt, con otras obras
Orquesta Colonne- Un bello concier- del repertorio universal, tuvo una feliz
to dirigido por Paray tuvo la inclusión interpretación en el mismo concierto diri-
de algunas obras con intervención vocal y gido por Tomasi, y en el que tomó par-
los «Cinco Motetes» de Florent Schmitt te el Cuarteto Calvet. Ernesto Lévy diri-
que fueron magníficamente interpreta- gió magistralmente un concierto que es-
dos por el Cuarteto vocal «A Camera». tuvo todo él dedicado al «Magníficat» de
De novedades se han oído unas bellas Bach y a la «Misa solemne» de Liszt. Di-
melodías de Luis Auber, unos fragmen- rigidos por Ruhlmann se han dado
tos sinfónicos del Temple abandonné, de dos conciertos interesantes y se oye-
Max d'Ollone, que fueron gustados por ron por vez primera unas melodías de
su arte refinado y stínsibilidad exquisita, Loucheur, escritas sobre poemas de
y una obra poco afortunada de Ferruud Klingsor, Laforgue y Toulet, y una Fan-
titulada Au Pare Monceau. Solistas seño- taisíe concertante de P. Maillard, para
rita Pifceu, cantante, y Srs. Poulenc y piano y orquesta, que tuvo por intérpre-
Février, pianistas que ejecutaron el Con- te a la Srta. Clavius Marius. Piero Cop-
cierto para dos pianos y orquesta, del pola dirigió otros dos conciertos que die-
primero; violonchelista Fasquier, y vio- ron a conocer unas canciones de M. Ro-
linista Gilbert Brel que interpretó el senthal e incluyeron esa visión decorati-
Concierto de Reynaldo Hahn, dirigido va de O. Respighi titulada «Pinos de
por el propio autor. La.s últimas sesiones Roma» y una composición del propio
fueron dedicadas a la audición completa director, titulada Intima. Inghelbrecht ha
de «Tristán e Iseo» de Wágner. sido otro de los directores de esta or-
questa; pero sus programas no contu-
Orquesta Lamoureux. Alberto Wolff vieron novedades musicales que señalar.
ha dirigido conciertos en los que la ma-
yor novedad y atracción estuvo en los so- Los solistas que desfilaron fueron:
listas que tomaron parte. Fueron éstos: pianistas señoritas Papaioanou y Mayer,
violinistas Srta. Saiomons y Sr. Orlando señoras Van Barentzen y Janine Weill, y
Barera; pianistas Marcel Ciampi y seño- el Sr. Szpinalsky.
ritas Jacqueline Schweitzer y Angélica Orquesta Sinfónica. Fierre Monteux
Morales. ha dirigido varios conciertos y ha estre-
Pedro de Freitas Branco ha dirigido nado las siguientes obras: Songes de

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Darius Milhaud, Deuxieme Suite de Bac- na» para flauta y piano d e A l b e r t L a u -


chus de Alberto Roussel, Symphonie de rent, melodías de Vellones, Jean Cras,
Marcel Delannoy, Concertó para trío y L a c o m b e , Anne-Marie Toutain, y obras
orquesta, de Alfredo Casella, Poeme d e para piano d e Renée Staelemberg y Pi-
H . Barraud, y una transcripción o r q u e s - riou. Alfredo Cortot ha d a d o a conocer,
tal de A. H o n e g g e r sobre una «Suite en la Escuela Normal, varias obras n u e -
francesa» d e Bach. O t r a sesión mantuvo vas: «Cuarteto para O r q u e s t a d e cuerda»
el interés d e los oyentes p o r la intere- de G. Dandelot; «Estampas del antiguo
sante idea de consagrarlo al «Concierto». Japón», para piano, de Gil Marchex;
Los solistas, Zino Francescatti y Rosen- «Concierto para dos violonchelos» d e N.
thal, tuvieron a su cargo obras de Paga- Karjinsky; «Rapsodia», para t r o m p e t a ,
nini, Bach y Chopin. F . Malipiero p r e - saxofón alto, violonchelo y piano, de
s e n t ó un Concerti para solistas y segun- Marcel Delannoy. «Concerts de L a u s -
dos solistas d e la orquesta, en el cual nay» ha estrenado una «Fantasía para
adquieren relieve de personajes musica- orquesta», de W a c h t m e i s t e r , inspirada
les, cantando y dialogando, los instru- p o r la impre.sión sufrida en una o p e r a -
m e n t o s solistas: flautas, o b o e s , clarine- ción quirúrgica q u e recientemente sufrió
tes, fagotes, t r o m p e t a s , contrabajos y el autor. Esta obra ha tenido una afec-
percusión. Désiré Defauw dirigió dos tuosa acogida por su interesante «argu-
conciertos con obras conocidas. El con- mento».
j u n t o de solistas fué completado por
CHECOSLOVAQUIA. — Otakar
Clara Haskil, Lily Krauss, Alfredo Case-
Seveik, el eminente violinista, ha falleci-
lla, Poltronieri y Bonucci.
do el 18 de enero en Pisek, a los o c h e n -
Orquesta Poulet. D o s selecciones im- ta y dos años de edad. Como p e d a g o g o
portantes y especialmente amplias de publicó en 1883 un T r a t a d o de violín,
La Damnation de Faust de Berlioz y muy famoso por tierras eslavas, y contó
Beatitudes de César P'ranck fueron la con discípulos tan eminentes c o m o Jan
base de los programas dirigidos por el Kubelik, y dio enseñanzas en Kieff, Pra-
maestro Cloez. O t r o concierto resultó ga, Viena, Londres y en los Estados
m u y interesante por la inclusión del U n i d o s . Como filántropo ha repartido su
Concertó para violín, viola, violonchelo gran fortuna: dos millones cuatrocientas
e instrumentos de viento de E. Bozza, mil coronas checas, para el Instituto Mu-
bajo cuya dirección se daba esta sesión, sical Seveik de Praga; sendas bolsas, con
y el estreno de Les Larmes de l'Ours un p r o m e d i o de 50 OOO coronas, para es-
d e J . - F . V a u b o u r g o i n , según un poema tudiantes de su ciudad natal y de aquella
d e Leconte de Lisie. Ricardo Blareau di- d o n d e acaba de fallecer, y varias p a r -
rigió otro bastante interesante. De s o - tidas para los p o b r e s y para Socieda-
listas actuaron Margarita Long en el pia- des culturales, musicales y gimnásticas
no y Henri Merckel en el violín. de Pisek.
El Instituto Español e I b e r o - A m e r i -
«Concerts Capelle» sigue rus i n t e r e - cano de i^raga ha d a d o una conferencia
santes audiciones de obras conocidas y sobre Aibéniz y Falla a cargo del Dr.
nuevas. Varias sesiones han hecho d e s - Branberger, Catedrático del Conserva-
filar los m i s variados e interesantes torio de dicha capital.
«Cuartetos» de Verdi, Borodine, Fauré, José S u k — c o m p o s i t o r conocidísimo
Milhaud, D e b u s s y , más la «Rapsodia» en su país bajo este aspecto, y fuera d e
para dos violines, viola y piano de Hone- él como c o m p o n e n t e del Cuarteto Choeco
gger. La Sociedad Nacional de Música — ha cumplido por estas semanas sesen-
p r e s e n t ó p r o g r a m a s en los q u e figuraban ta años, y con tal motivo viene recibien-
el «Cuarteto n.° 3» de Luis D u r e y , d o testimonios de máxima consideración,
«Cuarteto» para piano, violín, viola y y se le ha n o m b r a d o ductor «honoris cau-
violonchelo d e Marcel O r b a n , «Sonati- sa» por la Universidad Masarik, d e B r n o .

75
M U

N OTI C IA R I O
Ha sido anunciado el concurso nacio- arte vasco, a la vez que otras obras más,
nal de Música correspondiente al primer tanto españolas como extranjeras, figu-
trimestre del año actual. Los trabajos rando entre esos autores el catalán Mo-
para tomar parte en él consisten en una rera y los valencianos López Chavarri y
colección de canciones para una voz y Palau.
acompañamiento de piano.
Los trabajos podrán ser presentados El Patronato de la Universidad de
hasta el día 15 del actual mes de Marzo. Barcelona ha tenido el acierto de incluir
(Gaceta del día 15 de febrero). en su plan de estudios un curso de His-
toria de la Música con ilustraciones, que
El Ministerio de Instrucción Pública han sido confiadas al musicólogo Mn.
y Bellas Artes ha acordado queden res- Higinio Anglés, personalidad prestigiosa
tablecidos los artículos 25 y 26 del Re- de renombre indiscutible en esta clase
glamento de 25 de Agosto de 1917, y de trabajos.
toda forma de provisión de Cátedras en
ios Conservatorios, así como las Ordenes El maestro Arbós ha sido invitado a
de 19 de Febrero de 1920 y 18 de mayo dirigir dos festivales de música francesa
de 1931, quedando, en cuanto a esto, y española, en el teatro de los Campos
derogadas las de 29 de febrero y 16 de Elíseos, de París, los días lO y II de
noviembre de 1932 y la de 22 de agos- marzo.
to de 1933; reservándose el Ministerio la
facultad de nombramiento de interinos El violinista y compositor español
en la forma que determina la ya citada Juan Manen ha triunfado plenamente en
Orden de I6 de noviembre de 1932 has- Noruega. La crítica se muestra unánime
ta quedar normalizada la provisión de en considerar a Manen como un artista
Cátedras de dichos Centros. extraordinario.

Ha sido nombrada Profesora super- La Biblioteca Musical Circulante, del


numeraria de Plano en el Conservatorio Ayuntamiento de Madrid, ha publicado
Nacional de Música y Declamación, de el catálogo de las obras que contiene el
Madrid, la notable pianista Julia Parody. citado organismo municipal.
Para el mismo Centro han sido nom- Forma el Catálogo un volumen de
brados profesores interinos de Declama- más de trescientas páginas, y en el que
ción lírica y Violín, D. Eladio Chao y aparecen las obras, procedentes casi to-
D.José Domínguez. das, de donativos colectivos y persona-
les; la clasificación está hecha con arre-
Ha sido nombrado miembro de la glo a un método muy bien ideado, y
Academia de Bellas Artes, el distinguido que, por lo mismo, honra al director de
maestro compositor Moreno Torroba. la Biblioteca, ¡lustre crítico y musicó-
grafo D. Víctor Espinos.
La Orquesta Sinfónica de San Sebas-
tián, y el Orfeón Donostiarra de la mis- importante sociedad musical de la pro-
ma localidad, dirigidos por los maestros vincia de Alicante, solicita dos clarinetis-
Larrocha y Gorostidi, respectivamente, tas para su banda, a los cuales propor-
dieron un concierto con programa inte- cionará medios económicos de vida.
resantísimo, que dio varias muestras del Dirigirse por escrito a esta Revista.

ARTES GRÁFICAS MANUEL VIDAL MO N Ó V AR


NTRE LAS NUEVAS ASPIRACIONES
culturales que se despiertan en los pue-
blos civilizados, destaca una marcada
tendencia a lograr que el goce de las obras
artísticas alcance el mayor radío de acción.
La revista que ofre-
cemos al público, vie-
ne a colmar los anhe-
los de aquellos aman-
tes del divino arte,
conscientes de que so-
Jlbusícografía
lamente puede lograr- R E V I S T A M U S I C A L
se el goce y compren-
sión de las obras que Jflbonóvar
se escuchan o inter-
pretan, mediante una •
sólida educación mu- PRINCIPALES COLABORADORES
sical. En sus páginas
Antonio M. Abellán - Antonio
hallarán una base his-
José - Andrés Araiz - Regino
tórica,firme,con la ex- Ar¡H - Ángel M." Castell - Henri
posición de las diver- Collet - Ed. L. Chavarri - Félix
sas manifestaciones de Antonio - Ferrándiz Torremo-
la cultura musical en cha - Font Palmarola - Gálven
los pueblos, variedad Bellido - Julio GómcH - Vicente
M." de Gibert - Federico Lliurat
de épocas, escuelas y
Juan Llongueras - Luis Millet -
estilos. Joaquín Nín - Manuel Paiau - Pé-
rez Corredor - Francisco Pujol
Antonio Ribera - R. SáinE de la
Maza - Juan Salvat - losé Subirá
J. M. Thomás - Eduardo M. Tor-
ner - Joaquín Turina - Emilio
Vega - J. A. Veíga Paradís -
Rogelio Villar


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