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Lectura Tema 3 - Problemas Actuales de La Sociedad Mundial, Peruana y Regional

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Problemas actuales de la sociedad y sus consecuencias

ACNUR Comité Español

Fecha: mayo de 2018

Cada día, en la televisión, en las redes sociales, en internet o en la radio


escuchamos hablar de los graves problemas actuales de la sociedad como el
hambre, los conflictos, el racismo o la violencia de género. Son problemas que nos
preocupan y sobre los que podemos actuar incluso con una pequeña contribución
que, sumada a la de todos los demás, puede cambiar las cosas.

¿Cuáles son los problemas actuales de la sociedad?

Actualmente, a nivel global, podemos destacar una serie de problemas de la


sociedad que tienen graves consecuencias, como el desplazamiento forzoso de
millones de personas en el mundo. Para que te hagas una idea de la magnitud del
problema, en la actualidad existen 65 millones de personas desplazadas, por lo
que las crisis humanitarias se multiplican.

Los desplazamientos de estas personas se deben a los siguientes problemas


actuales de la sociedad:

• El hambre. Según el informe de la FAO El estado de la seguridad alimentaria


y la nutrición en el mundo, publicado a finales del año 2017, después de
varios años disminuyendo, el hambre en el mundo afectó a 815 millones de
personas en el año 2016, que representan al 11% de la población mundial.
La existencia del hambre se debe a dos factores fundamentales: los
conflictos y los cambios que se producen en el clima. Los conflictos tienen
multitud de efectos desde el punto de vista alimentario en los países que los
sufren, sobre todo si se alargan en el tiempo. La situación se agrava cuando
la vida de las personas depende de la agricultura y cuando se producen
dificultades para acceder a los alimentos en los mercados.
• La pobreza. Es otro de los grandes problemas actuales de la sociedad. De
acuerdo con las estimaciones del Banco Mundial, el 12,7% de la población
mundial vive con menos de 1,9 dólares al día. Según el informe de la FAO
que hemos citado anteriormente, la recesión económica que deriva de los
conflictos reduce el empleo y los ingresos y, por lo tanto, la capacidad de las
personas para alimentarse. Así mismo, en el mencionado informe se sostiene
que la reducción de la pobreza es más importante en países pacíficos y
estables. De hecho, se estima que cada año de violencia puede ralentizar
la disminución de la pobreza en un 1%.

• El racismo. La discriminación por razón de la raza es una de las causas que


origina el desplazamiento de miles de personas en el mundo, las cuales se
ven obligadas a abandonar sus hogares. Este tipo de discriminación tiene,
además, otras variantes que se reflejan en la limitaciones o requisitos a los
solicitantes de asilo, la denegación del acceso a los servicios públicos en
condiciones de igualdad o la negación de la nacionalidad, la incitación al odio
o los abusos verbales y físicos. El miedo a la diversidad o a las personas
que vienen de otros países suele estar en la base de esta discriminación. Por
lo tanto, los refugiados que se encuentran en estas situaciones necesitan una
protección especial.

• Los conflictos. Los conflictos que se viven en el mundo tienen otras


consecuencias además de las materiales. Tener que huir de tu hogar sin
nada implica que cambias de lugar, que afrontas el futuro con gran
incertidumbre y que tu vida y la de tu familia pueden estar en peligro. Estas
situaciones suelen generar, además, problemas que no son tan visibles como
depresiones, ansiedad o miedo en los niños. La asistencia a los
refugiados o desplazados internos, por lo tanto, no se puede centrar solo en
satisfacer sus necesidades básicas de alojamiento y comida, sino que
también debe extenderse a todas esas consecuencias menos visibles.

• La violencia de género. La violencia de género puede ser otra de las causas


de los desplazamientos forzosos. Supone un problema grave que pone en
peligro la vida de las mujeres y las niñas, su integridad física y emocional y
su desarrollo como personas. Por ese motivo, ACNUR las protege de forma
especial para garantizar que reciban una asistencia integral.

• La emergencia climática. Casi 25 millones de personas tuvieron que


abandonar sus hogares en 2019 debido a fenómenos meteorológicos
extremos provocados por la actual crisis climática. Es la cifra más alta desde
2012 y supone el tripe de los desplazados a causa de la violencia, los
conflictos o las guerras.
Texto tomado de: https://eacnur.org/blog/problemas-actuales-de-la-sociedad-y-sus-
consecuencias-tc_alt45664n_o_pstn_o_pst/
POR UNA NUEVA
CONVIVENCIA
LA SOCIEDAD PERUANA
EN TIEMPOS DEL COVID-19
ESCENARIOS, PROPUESTAS DE POLÍTICA
Y ACCIÓN PÚBLICA

GRUPO TEMÁTICO DE CIENCIAS SOCIALES - MINSA


POR UNA NUEVA CONVIVENCIA
La sociedad peruana en tiempos del COVID-19:
escenarios, propuestas de política y acción pública

Manuel Burga, Felipe Portocarrero y Aldo Panfichi, coordinadores

Este trabajo ha sido realizado por el GRUPO TEMÁTICO DE CIENCIAS SOCIALES,


convocado por el Ministro de Salud, Dr. Víctor Zamora Mesía, para generar propuestas
que ayuden a mitigar los efectos del COVID-19 en los grupos mas vulnerables del Perú
(RM 213-2020-MINSA)

Diseño, diagramación, corrección de estilo y cuidado de la edición:


Fondo Editorial PUCP

Mayo de 2020
INTRODUCCIÓN1

1. LOS NUEVOS ESCENARIOS SOCIALES


DEL COVID-19
Cuando termine la cuarentena que ha confinado a más de la
mitad de la humanidad en sus espacios privados, el mundo
que conocíamos ya no será el mismo. Las rutinas de trabajo y
estudio, las prácticas habituales de relacionamiento afectivo con
nuestras familias, amigos y vecinos, que seguían unos patrones
establecidos y consolidados por la costumbre, se ha ido quizás
para siempre. Es la textura misma de la vida cotidiana, es decir,
la sensibilidad, la percepción y el comportamiento de distintos
grupos sociales, lo que se está transformando en direcciones
inéditas y a una velocidad sin precedentes.

1
Los coordinadores quieren agradecer las contribuciones de Luis Jochamowitz
(escritor y periodista), Edwin Vegas Gallo (biólogo ambientalista, ex rector de
la Universidad Nacional de Piura), Víctor Caballero Martin (sociólogo, experto
en resolución de conflictos), César Guadalupe (Jefe del Departamento de
Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad del Pacífico y Presidente del
Consejo Nacional de Educación), Javier Torres Seoane (antropólogo y comu-
nicador, directivo de la Asociación de Servicios Educativos Rurales), Patricia
Salas O’Brien (socióloga, ex ministra de educación, profesora de la Universidad
Nacional San Agustín) y Alberto Chirif (antropólogo).

13
POR UNA NUEVA CONVIVENCIA: LA SOCIEDAD PERUANA EN LOS TIEMPOS DEL COVID-19

Nuestros patrones de consumo y nuestros hábitos sociales,


alimenticios y de salud cambiarán de una manera significativa.
Aunque surgirán nuevos vínculos en espacios más acotados
—el vecindario, la cuadra, el edificio, la misma casa—, mirado
desde una perspectiva de conjunto, una mayor distancia física
estimulará el debilitamiento progresivo de los vínculos sociales
comunitarios. La compasión y la solidaridad se verán amenazadas
por el egoísmo y la falta de escrúpulos entre quienes creen que
es mejor que cada uno encuentre los medios para salvarse como
pueda. La confianza y el comportamiento ético se focalizarán
aún más en torno al ámbito familiar y al interior de pequeños
grupos de amigos, mientras que la sospecha e inseguridad se
generalizarán hacia afuera de los grupos de referencia, haciendo
difícil la construcción de puentes para el intercambio de recursos
—sociales, económicos, culturales y simbólicos— en los diversos
espacios en los que tiene lugar la socialización humana.
Un nuevo repertorio de interacciones sociales entre el individuo
y la sociedad irá abriéndose camino en plazos más breves de
los que anticipamos. La dirección que dichos patrones adopten
dependerá de la duración de la crisis actual y de las políticas y
acciones que tomen los gobiernos para encontrar las mejores
salidas para una población que se encuentra a la expectativa de
respuestas que afirmen la vida frente a la incertidumbre y la
muerte. Si las políticas públicas logran atender esas demandas
acumuladas desde hace mucho tiempo, las condiciones para una
nueva relación entre el Estado y la sociedad podrían encontrar un
terreno propicio para su acelerado desarrollo y fortalecimiento.
Hemos perdido las principales coordenadas culturales que
ayudaban a organizar y proveer de orientación básica a nuestra
existencia cotidiana. La percepción del tiempo, la predictibilidad

14
INTRODUCCIÓN

que podían tener nuestros propios actos y los ajenos —incluidas


las decisiones de los gobiernos que nunca hemos controlado—, se
han alterado de una manera tal que la confianza que teníamos hasta
hace poco sobre la dirección que podíamos ejercer sobre nuestras
vidas ha dejado paso a un sentimiento de incertidumbre y confu-
sión. Más aún, el recelo y la prevención hacia los líderes políticos
podrían acentuar la crisis de representación política y provocar la
acelerada pérdida de legitimidad de cualquier gobierno futuro.
El miedo, el sufrimiento y la perplejidad adquieren, en la coyun-
tura actual, múltiples rostros. Pero sobre todo el miedo frente:
(1) a las fuerzas incontroladas de la naturaleza; (2) al ‘otro’ que no
ha nacido en el mismo territorio y no comparte la misma lengua
y cultura; (3) a las enfermedades de todo tipo, presentes y futuras,
que podrían no ser atendidas oportunamente en un hospital y
que acentuarán los sentimientos de fragilidad y desprotección;
(4) a hundirse en la miseria producto de la supresión repentina
de la única fuente de trabajo disponible para el sostenimiento
de un hogar o de experimentar la pérdida de los ahorros acumu-
lados, circunstancias ambas que devolverán a la familia a la situa-
ción de pobreza en la que se encontraba hasta hacía poco; y, por
último, (5) a no contar con la seguridad de que la vida de todos
y cada uno de nosotros será defendida ante un eventual brote de
violencia, ese fruto amargo de la desesperación y del hambre que
suele estar presente en los momentos de crisis agudas.
Lo que define esta coyuntura es que todos esos miedos aparecen
simultáneamente en diversos grados y formas. La salud mental
de la población se ve entonces sometida a un estrés desconocido,
magnificado por el aislamiento. Las dimensiones emocionales del
comportamiento social e individual se desordenan dramáticamente
y las reacciones terminan manifestándose en cuadros de ansiedad

15
POR UNA NUEVA CONVIVENCIA: LA SOCIEDAD PERUANA EN LOS TIEMPOS DEL COVID-19

y angustias manejables en algunos casos, o en estados de depre-


sión crónica o permanente en otros. El futuro se torna incierto y
nos sentimos atrapados en un presente continuo a la espera de
un desenlace que no se alcanza a intuir o imaginar plenamente.
Nos encontramos frente a un punto de inflexión en la historia,
un cambio de época en el que nuestras creencias y convicciones
son interpeladas por una realidad cuyos embates no dan tregua.
Las certezas las buscamos ahora en la ciencia, con la esperanza
de que los científicos encuentren en sus laboratorios la vacuna
que nos salve antes de ser consumidos por la enfermedad. La fe
de los creyentes, en sus diversas filiaciones religiosas, también
es una de las pocas fuentes de cobijo afectivo y de trascendencia
espiritual frente al desamparo en el que se han sumido nuestras
frágiles existencias.
El mundo se está ‘desglobalizando’, afirman algunos observadores
de manera categórica. Esa globalización, que parecía un proceso
irreversible, experimenta un frenazo que deja la puerta abierta a
la emergencia de un mayor nacionalismo, a un repliegue de las
sociedades sobre sus propias fronteras, a una menor frecuencia
de viajes y, a lo que quizás es potencialmente más grave para la
cohesión social, a un debilitamiento de los lazos de solidaridad
comunitarios que ahora se enfrentan al abismo emocional que
plantean la menor cercanía física y la distancia social.
Es posible que en poco tiempo tengamos un mundo más frag-
mentado, unido principalmente por las ubicuas redes virtuales,
localizadas en un ciberespacio que tenderá a reemplazar a la
interacción social cara a cara. Las atribuciones de los Estados
nacionales volverán con fuerza, pero la globalización infor-
mativa y cultural no se detendrá. Internet seguirá trayéndonos

16
INTRODUCCIÓN

el ­acontecer mundial a nuestras casas y es probable que nos ayude


a comprender, si discernimos con cuidado, que las amenazas son
comunes, pero las respuestas que dan las sociedades a sus encru-
cijadas suelen ser diferentes. En ese océano de información, los
diversos colectivos buscarán sus propios caminos y formas de
reconocimiento. Los millones de migrantes distribuidos en todo
el planeta, por ejemplo, utilizarán el ciberespacio para imaginar
una cercanía afectiva diferente. Y los estudiantes de colegios y
universidades podrán encontrar en las tecnologías de la informa-
ción y de la comunicación caminos alternativos para no detener su
aprendizaje bajo un formato distinto al habitual. La vieja cultura
letrada, que ya estaba en retroceso antes de la catástrofe sanitaria,
perderá aún más terreno ante el avance de lo audiovisual. Podrán
incidir mejor sobre el curso de los grandes procesos sociales
quienes puedan moverse con comodidad entre ambos mundos.
Estos escenarios posibles presentan un panorama incierto y hasta
sombrío del futuro de la humanidad y, por extensión, del Perú.
Pero también hay señales de fortaleza y resiliencia en todos los
niveles y sectores de las sociedades. El mundo entero es testigo de
la revalorización social de grupos humanos hasta ahora invisibles:
trabajadores dedicados a la limpieza pública y al suministro de
bienes esenciales en los supermercados, policías y militares que
controlan el cumplimiento de las normas de urgencia, científicos,
médicos y otros profesionales de la salud que luchan por salvar
vidas en jornadas agotadoras, funcionarios públicos comprome-
tidos en su labor directiva y orientadora, entre tantos otros olvi-
dados, se convierten en los héroes modernos y en los protagonistas
de un altruismo generoso que siempre estuvo ahí sin que perci-
biéramos su verdadero valor social. Y también somos testigos de
muestras consistentes de solidaridad ­provenientes de la sociedad

17
POR UNA NUEVA CONVIVENCIA: LA SOCIEDAD PERUANA EN LOS TIEMPOS DEL COVID-19

civil y del tercer sector: grupos de voluntarios, organizaciones


sociales de base y no gubernamentales, personas altruistas,
algunas empresas ejercitando prácticas de responsabilidad social,
universidades aportando conocimiento y ciencia aplicada, y una
larga lista de iniciativas filantrópicas de personas, empresas e insti-
tuciones que donan tiempo, dinero o conocimientos para aliviar la
penuria material y el sufrimiento psicológico de quienes forman
parte de los grupos sociales más vulnerables y en mayor riesgo.
Nada de lo que nos aguarda es una fatalidad sobre la cual no
podamos interactuar y, llegado el momento, transformar según
nuestros mejores intereses y aspiraciones, tanto individuales
como colectivos. La crisis abre posibilidades insospechadas
que hasta hace unos meses podían parecer faltas de realismo.
Cambios profundos, nuevos comienzos y desarrollos sociales
que ya estaban en formación se han acelerado y se imponen con
inusitada intensidad. El Perú, en particular, con sus muchas debi-
lidades, se encuentra ante una grave prueba, pero también ante
una posibilidad excepcional en su historia. Podemos marchar
hacia otro período de oscuridad, escasez y autoritarismo, quizás
más profundo que los varios que ya hemos atravesado en las
últimas décadas. Pero también podríamos estar en camino hacia
un nuevo espacio que nos permita acelerar el paso en la madu-
ración de cambios, en la mentalidad colectiva y, su correlato, en
reformas institucionales largamente postergadas. De hecho, la
emergencia del sector salud, por ejemplo, ha permitido que en el
lapso de unas pocas semanas se precipiten cambios valorativos y
normativos que en tiempos normales habrían tardado décadas en
cumplirse, si es que no naufragaban en nuestra habitual inope-
rancia para superar las históricas inercias que nos atan sin que lo
advirtamos plenamente.

18
INTRODUCCIÓN

2. LAS GRANDES PREGUNTAS


Si bien es cierto que dejamos atrás una forma de vivir en el
mundo y nos encaminamos hacia una nueva convivencia social,
vale la pena plantearse algunas preguntas que reclaman una
atención urgente:
1. ¿Es posible establecer un contrato social que haga viable
la construcción de nuevos términos de convivencia social
en los cuales la vida humana adquiera una indiscutible y
universal prioridad?
2. ¿Estaremos en capacidad de aprender de nuestros aciertos
y de nuestros errores, de lo mejor y de lo peor de nuestros
comportamientos sociales, que afloran en una coyuntura
de crisis como la actual?
3. ¿Contamos con la voluntad política y la capacidad de coordi-
nación de todos los países para hacer de esta crisis sanitaria
mundial una oportunidad de refundación social y política?
4. ¿Podrán los gobiernos girar hacia una mayor intervención
en la economía sin que poderosos intereses se opongan
a lo que, probablemente, se convierta en una demanda
universal para asegurar servicios sociales básicos como la
salud, la vivienda y la educación para todos?
5. ¿Acaso el mundo de los negocios no será objeto de un
mayor escrutinio público y de mayores regulaciones esta-
tales, abriéndose, de esta manera, una mayor posibilidad
de cerrar los abismos de desigualdad que existen actual-
mente en el mundo?

19
POR UNA NUEVA CONVIVENCIA: LA SOCIEDAD PERUANA EN LOS TIEMPOS DEL COVID-19

3. LAS PREGUNTAS PARA EL PERÚ


En el caso del Perú, estas grandes interrogantes adquieren sus
propias particularidades históricas:
1. ¿Cuáles son los posibles escenarios sociales, nacionales
y regionales, que se prefiguran hoy y que incidirán en el
futuro inmediato de nuestro país?
2. ¿De qué naturaleza son los cambios experimentados en los
ámbitos urbanos y rurales y cuáles serán las continuidades
del comportamiento ciudadano en el corto plazo?
3. ¿Cómo se están modificando los ámbitos de socialización
familiares, barriales y los espacios públicos de interacción
social más amplia (transporte, mercado, colegios, universi-
dades, entre otros)?
4. ¿Cuáles son las necesidades prioritarias de aquellos
sectores de la población más vulnerables y en los que el
riesgo de contagio permanecerá como parte de sus vidas
durante un plazo todavía indeterminado?
5. ¿Cómo se puede utilizar la tecnología digital y los medios
de comunicación masiva (prensa, radio y televisión) para
realizar una amplia y sostenida campaña de educación
ciudadana?
6. ¿Qué medidas de política y acción públicas específicas se
pueden implementar en la lucha contra el COVID-19?

Se trata de asuntos complejos que las siete contribuciones que


a continuación presentamos han intentado abordar, formulando
un rápido diagnóstico y proponiendo algunas políticas y accio-
nes públicas desde las Ciencias Sociales. Por más importantes

20
INTRODUCCIÓN

y  necesarias que sean las intervenciones de alivio inmediato a


los grupos sociales más vulnerables, los autores y el numeroso
grupo de expertos consultados han buscado poner en evidencia
que nos enfrentamos a problemas estructurales —muchos de
los cuales venimos arrastrando desde nuestro nacimiento como
república independiente—, y que solo un adecuado balance entre
el corto y el largo plazo podrá proporcionarnos las bases para una
nueva convivencia social que permanezca en el tiempo.
Queremos agradecer de manera especial al doctor Víctor Zamora
Mesía, ministro de Salud, y a Mirtha Correa Alamo y Vlado
Castañeda Gonzales, altos funcionarios de este ministerio,
quienes han hecho posible que este informe vea la luz en una tan
compleja como desafiante coyuntura nacional y mundial.

Los coordinadores

21
EL ENFOQUE DEL

DESARROLLO SOCIAL

PRESENTACIÓN

En mi condición de Director General de Políticas de Desarrollo Social presento


ante el Sector Mujer y Desarrollo Social un Documento de Trabajo que intenta llenar
un vacío existente, el de la definición conceptual del DESARROLLO SOCIAL.

La propuesta que alcanzamos aquí, ha sido producto del contraste entre la


realidad social de nuestro país, el análisis de las políticas sociales, de las condiciones
en que han surgido últimamente y la complementariedad con las corrientes
humanistas que han venido a rescatar el rol de la persona humana en el devenir de la
historia.

En un primer capítulo, se ha pasado revista a problemas sociales que son


frecuentemente olvidados cuando se diseñan las políticas sociales. Lo más grave es
que forman parte de un todo ignorado, limitando la eficacia en la solución de la
problemática social.

El segundo capítulo, está dedicado a recordar la esencia, la estructura y la


dinámica de una sociedad, aspectos infaltables para la adecuada caracterización de la
problemática social, pero fundamentalmente, para la formulación de las políticas que
han de resolverlas.

El tercer capítulo, está orientado a revisar el enfoque del desarrollo humano,


considerando el reconocimiento y la vigencia que ha alcanzado en la promoción del

1
1. EL MODELO ACTUAL DE DESARROLLO Y LA PROBLEMÁTICA SOCIAL.

Los niveles de crecimiento económico alcanzados por el Perú en los últimos


años han sido de los más importantes en su historia republicana. Mucho se habla de
que en esa línea en poco tiempo estaría el país en el umbral de las naciones del
llamado Primer Mundo. Aunque claro está esa denominación de “Primer” no significa
sino que el ingreso per cápita (o promedio) de su población es superior al del resto de
países del Globo, de igual forma que la esperanza de vida de las personas es más alta
en número de años, así como que el nivel educativo que alcanzan sus ciudadanos es
también mayor1.

1.1. La otra cara de la Luna.

El optimismo entre quienes son beneficiados por el modelo es alto, pero no


significa tampoco que se pueda obviar el conocimiento completo de la realidad
nacional. El país crece de diversas formas, pero no lo hace igual para todos. Es decir,
el crecimiento por diversas razones, no tiene el mismo impacto en toda la población. Y
es que no todos están en condiciones de beneficiarse del crecimiento, por la
inexistencia o debilidad de los canales de integración a la economía moderna, o no
están preparados educativa o técnicamente para hacerlo, y en el peor de los casos,
los modelos de integración al sistema económico más dinámico no han sido capaces
de incorporar a todos los sectores de la población nacional.

Ello ha ocasionado severos cuestionamientos sobre la solidez del modelo de


desarrollo imperante. Y es que si bien la pobreza monetaria está en proceso de
reducción están apareciendo otros problemas que deben ser también objeto de
atención.

Uno de ellos es el de la Desigualdad en los Ingresos de las personas. En el


gráfico Nº 01 se puede observar, a través del índice de Gini, cómo se ha reducido el

1
Es obvio que estamos tomando como referencia los Índices de Desarrollo Humano que publica
anualmente el Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Aunque ciertamente los
países que ocupan los primeros lugares no son precisamente los que tienen el mayor ingreso per
cápita.

4
nivel de desigualdad urbana en el país de 0,473 en el año 2005 a 0,431 en el año
2008. Sin embargo, el nivel de desigualdad en los sectores rurales se ha incrementado
en ese mismo periodo de 0,410 a 0,425. Lo que significa que los ingresos de las
personas aumentaron, en las zonas urbanas promoviendo una mejor redistribución del
ingreso, pero en las zonas rurales –por el contrario- lo que ha aumentado es la
desigual redistribución de la riqueza. Lo que imaginamos se debería a la incapacidad
colectiva de incorporarse al modelo de desarrollo económico implementado.
GRAFICO 01

El Gráfico Nº 02, nos presenta el volumen de consumo del quintil más pobre de
la población nacional. Lo que significa que aquellos que se encuentran en situación de
extrema pobreza, apenas si están en capacidad de consumir el 5,8% de todo lo que se
consume a nivel nacional. Debe entenderse que la capacidad de consumo está en
relación directa con el ingreso de las personas, y éste en condiciones normales
depende de su actividad laboral y del nivel de remuneraciones que se perciben. Como
se sabe hay distintas clases de empleo, el adecuadamente remunerado y el
subremunerado. En este tipo de clasificación se suele usar como indicador el salario
mínimo, quienes están por encima del salario mínimo serían los adecuadamente
remunerados (también se les denomina adecuadamente empleados), los que están
por debajo de aquél son los subremunerados (también se les dice subempleados). No
está demás decir que en ninguno de los casos se puede afirmar que los ingresos
obtenidos cubran la canasta de necesidades de las personas que los obtienen.
GRAFICO 02

5
La situación se agrava si se percibe las grandes desigualdades en el consumo
de las personas, donde un gran segmento consume poco, y un pequeño segmento
consume la mayor proporción nacional. A continuación mostramos la distribución
promedio del gasto mensual en el país en porcentajes (ver cuadro Nº 01). En él se
muestra cómo en términos relativos, porcentuales, el gasto promedio mensual del
quintil de extrema pobreza casi no ha sufrido fluctuaciones. Sí es evidente que ha
habido cambios en los sectores medios, que han pasado a tener mayor capacidad de
consumo, muy en especial a partir del año 2007.

CUADRO Nº 01

Perú: Gasto promedio mensual, por años, según quintiles de ingreso.


(en porcentajes)
Quintil del ingreso
1997(IV Trim.) 2000(IV Trim.)
total 2004 2005 2006 2007 2008 2009
I 7% 7% 6% 7% 6% 7% 7% 7%

II 11% 11% 11% 11% 11% 11% 12% 12%

III 16% 16% 16% 16% 16% 16% 16% 17%

IV 22% 23% 23% 24% 23% 23% 23% 24%

V 44% 43% 44% 42% 43% 44% 42% 40%

Fuente: ENCUESTA NACIONAL DE HOGARES ‐ENAHO‐continua. 
Nota: Para los años 1997 y 2000 la ENAHO recoge información trimestral correspondiendo al módulo de ingresos y gastos el IV Trim.
A partir del año 2004 el recojo de información es de manera continua en todos sus módulos.

El mejoramiento de la capacidad de consumo de las personas en forma desigual


genera contrastes severos, más aún cuando no existen las oportunidades reales para
que las personas puedan mejorar sus ingresos y acceder igualmente a todos los
beneficios del progreso. En una sociedad como la peruana en la que se incentiva el
consumo más que el ahorro, ello trae serios problemas. Y es que las formas en que se
promueve el consumo hacen que éste se convierta en una necesidad vital, es decir
imprescindible para la autoestima, carácter esencial de la condición humana. De
manera que no acceder al consumo genera severos problemas de conducta
psicológica, que para ser resueltos comúnmente conlleva a la violación de las
convenciones éticas y morales. Eso es a lo que se le llama Anomia2.

2
El de Anomia es un concepto fundamental en la ciencia sociológica, tiene sus antecedentes históricos
en Grecia, siendo rescatado por Emile Durkheim en los orígenes de la Sociología y posteriormente
retomado por los sociólogos funcionalistas norteamericanos (Merton, Mac Iver, Riesman). La acepción
que le otorgamos está referida al “grado excesivamente bajo de conformidad a las normas, o bien en
6
La anomia es un comportamiento social desviado, es uno de los principales
síntomas de una sociedad que se encuentra enferma. Desde nuestra perspectiva es
uno de los aspectos centrales de la realidad peruana de nuestros días. Constituyendo
un problema social tan grave como el de la propia existencia de la pobreza. Y es que
el comportamiento anómico de hecho atraviesa a toda la Sociedad, no sólo a un
segmento de ella. Uno de los indicadores más característicos a los que se puede
recurrir para identificar su existencia es la criminalidad. Si la identificamos a ésta por
una de sus manifestaciones, como es el crecimiento de la población penal desde el
año de 1995 al 2009, comprobaremos la curva ascendente permanentemente de la
misma (ver Gráfico Nº 03).

GRÁFICO Nº 03

La anomia se caracteriza por el rebasamiento de los controles formales de la


sociedad, de forma que la gente asume como parámetro su propio provecho,
incurriendo en faltas y delitos, prescritos por la ley. En el Gráfico Nº 04 se observa la
evolución de los delitos y faltas a nivel nacional. Si bien los delitos registrados por la

una disolución o caída del consenso”. En esta línea teórica la anomia es todo lo contrario a la
solidaridad y a la institucionalización. Ver Luciano Gallino. Diccionario de Sociología.

7
Policía Nacional han disminuido del año 1999 al 2006, se verifica el rápido crecimiento
de las faltas, en mayor velocidad que el descenso de los delitos3.

GRÁFICO Nº 04

Otro de los aspectos de la problemática social que se debe considerar es el de la


violencia no política, que en América Latina está tomando visos de gravedad. En un
reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo al respecto, se dice lo
siguiente:

“La violencia se define como “el uso o amenaza de uso de la fuerza física o
psicológica, con intención de hacer daño (Buvinic et al. 1999) y en sus
varias manifestaciones (homicidio, robo, secuestro, violencia doméstica) es
uno de los mayores obstáculos al desarrollo y bienestar de América
Latina”4.

En el mismo informe se definen las causas de la misma:

3
Según el código penal, son delitos y faltas las acciones u omisiones dolosas o culposas penadas por
la ley. El delito es una infracción sancionada con pena grave, mientras que la falta con pena leve. Yépez
Dávalos, Enrique. Seguridad Ciudadana: 14 lecciones fundamentales (2004). Instituto de Defensa
Legal.

4
Buvinic, Mayra: Andrew, Orlando. Violencia, crimen y desarrollo social en América Latina. BID.
2006.

8
“La violencia es un fenómeno complejo, multidimensional y que obedece a
factores psicológicos, biológicos, económicos, sociales y culturales. Los
fenómenos que acompañan al comportamiento violento cruzan,
constantemente, las fronteras entre individuo, familia, comunidad y
sociedad. A su vez, la violencia tiene consecuencias que abarcan diversos
ámbitos individuales, familiares, comunales y sociales. La propia
multidimensionalidad de la violencia genera distintas manifestaciones de la
misma o distintos tipos de violencia”5.

Si bien la violencia obedece a factores multicausales, como los psicológicos,


familiares, económicos o demográficos, los autores subrayan que encuentran un
importante control en la comunidad, en el capital social:

“Las instituciones efectivas de control social cumplen un papel central en


disuadir el comportamiento violento” (…) ”En América Latina, la debilidad
de las instituciones de control social en el sector público, y la consecuente
impunidad de la conducta criminal es vista por muchos como uno de los
factores de riesgo principales de los factores de riesgo principales de las
altas tasas de violencia criminal” (…) “Un papel similar de control social
juegan las instituciones y grupos privados que fomentan lo que hoy se
llama el capital social , entendido como las características de la
organización social , incluyendo la confianza, las normas y las redes
sociales que, al facilitar acciones coordinadas, pueden mejorar la eficiencia
del funcionamiento social”6.

El problema de la violencia, bien podría comenzar a controlarse con una visión


más amplia de la política social, que no contemplase sólo la represión, sino la
prevención.

5
Idem.

6
Idem.

9
Sin embargo, en las políticas sociales convencionales no se contempla este
campo de acción en sus intervenciones. Y es que –como veremos más adelante- las
políticas sociales están siendo aplicadas asistencialmente, respecto a personas
consideradas la más de las veces sólo como individuos, relativamente aislados.

Ese enfoque forma parte del modelo individualista de desarrollo que es


cuestionado en los propios Estados Unidos, referente obligado en los parámetros del
capitalismo liberal. Francis Fukuyama, en su ya citado libro Confianza, es severo al
criticar los contrastes de la Sociedad que estudia:

“En muchos aspectos, la sociedad estadounidense se está volviendo tan


individualista como sus integrantes siempre supusieron que era: la
tendencia del liberalismo basado en los derechos individuales, de expandir
y multiplicar esos derechos, contraponiéndolos a la autoridad de
virtualmente todas las comunidades existentes, ha sido llevada hasta su
lógica consecuencia. La declinación de la confianza y de la sociabilidad en
los Estados Unidos se manifiesta también a través de una cantidad de
cambios que se están produciendo en este país, como, por ejemplo: el auge
del crimen violento y los juicios civiles; la desintegración de la estructura
familiar; la decadencia de una serie de estructuras sociales intermedias
como sociedades vecinales, iglesias, sindicatos, clubes e instituciones de
caridad; y el sentimiento generalizado entre la población de que ya no se
comparten valores ni principios comunitarios”7.

Vistos así los hechos, la perspectiva a adoptar para enfrentar la problemática


social del Perú, y podríamos decir América Latina, supera a la del reduccionismo con
la que se han venido aplicando las políticas sociales. Debemos asumir que las
deficiencias son estructurales e inherentes a la totalidad de la dinámica social, por ello
la intervención habrá de ser de mayores dimensiones, es decir tendrá que involucrar
holísticamente a toda la Sociedad.

7
Francis Fukuyama. Confianza. Editorial Atlántida. Argentina 1996. p. 29.

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