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Los Entornos Virtuales Como Espacios de Enseñanza y Aprendizaje
Los Entornos Virtuales Como Espacios de Enseñanza y Aprendizaje
Los Entornos Virtuales Como Espacios de Enseñanza y Aprendizaje
Resumen
Abstract
Introducción
En las páginas siguientes nos proponemos reflexionar sobre la utilización de las TIC en
la creación de nuevos entornos de E–A, así como sobre su potencial capacidad para
transformar los procesos formativos en los entornos de educación formal y escolar.
Tomando como punto de partida unas expectativas elevadas sobre el impacto
transformador de las TIC en educación (Coll, Mauri y Onrubia, 2008a), nos centraremos
en algunos aspectos específicamente enfocados a la investigación de las potencialidades
de los entornos virtuales para soportar procesos de enseñanza y aprendizaje. Para ello,
comenzaremos presentando una línea argumental que nos permitirá identificar algunos
aspectos centrales relativos tanto a la transformación de los entornos tradicionales de
E–A producida por la incorporación de las tecnologías digitales, como a la creación de
nuevos entornos de E–A basados total o parcialmente en tecnología de la información y
la comunicación. En segundo lugar, y partiendo de la perspectiva antes señalada,
presentaremos una propuesta de cómo entendemos los entornos virtuales, y más
concretamente las comunidades virtuales de aprendizaje (CVA). A continuación
desarrollaremos la idea de las TIC como instrumentos psicológicos y revisaremos una
tipología de usos de las TIC basada en la capacidad de estas tecnologías para mediar los
procesos interactivos y la actividad conjunta de los participantes. Seguidamente,
presentaremos una revisión somera de la investigación sobre las redes asíncronas de
aprendizaje (ALN –Asynchronous Learning Networks–, por sus siglas en inglés) como
ejemplos típicos de entornos virtuales de enseñanza y aprendizaje configurados a partir
de las TIC, así como las líneas generales de una estrategia multi–método para su estudio.
Por último, y a modo de conclusión, presentaremos algunas ideas sobre el futuro del
diseño y la investigación de los entornos virtuales para el desarrollo de procesos de
enseñanza y aprendizaje en línea.
Las TIC se han incorporado a la educación desde distintas realidades y han dado lugar a
una amplia gama de usos. Como señala Crook (1998), las computadoras en particular
se incorporan fundamentalmente asociadas a la idea de cómo se aprende ante ellas, con
ellas, a través de ellas y, en menor medida en un primer momento, de cómo se aprende
con los compañeros en torno a y a través de ellas. Desde esta perspectiva, es posible
identificar algunas formas de incorporación que, de una u otra forma, han transformado
los contextos de educación formal. Así, por ejemplo, las computadoras: a) se incorporan
a aulas específicas para su uso como herramientas complementarias para el acceso,
almacenamiento, manejo y presentación de la información; b) se incorporan como
contenidos específicos de enseñanza y aprendizaje propiamente dichos (la incorporación
de las TIC a la educación con el objetivo fundamental de enseñar a usar las
computadoras, el software específico e incluso las características del hardware sigue
teniendo plena vigencia); c) se incorporan a las aulas ordinarias como herramientas para
apoyar el proceso de enseñanza y aprendizaje de contenidos específicos; d) se
distribuyen entre los estudiantes, gracias a su portabilidad; y e) se conectan en red,
habitualmente mediante el acceso a Internet, expandiendo las posibilidades espaciales
y temporales de acceso a los contenidos e incluso a los programas educativos.
Señalemos aún que, entre los entornos virtuales para la enseñanza y el aprendizaje, los
identificados como "comunidades virtuales de aprendizaje" (CVA) tienen una especial
relevancia, en tanto que aparecen como los más utilizados en procesos de educación y
formación tanto formales como informales. A riesgo de simplificar en exceso la
heterogeneidad de este tipo de propuestas, la noción de comunidad de aprendizaje
remite a la idea de un grupo de personas con diferentes niveles de experiencia,
conocimiento y pericia que aprenden gracias a la colaboración que establecen entre sí,
a la construcción del conocimiento colectivo que llevan a cabo y a los diversos tipos de
ayudas que se prestan mutuamente. Por otra parte, su carácter virtual reside en el hecho
de que son comunidades de aprendizaje que utilizan las TIC digitales en una doble
vertiente: como instrumentos para facilitar el intercambio y la comunicación entre sus
miembros y como instrumentos para promover el aprendizaje (Coll, 2004a). A ello habría
que añadir, además, otros dos rasgos que las caracterizan y las distinguen de otros tipos
de comunidades: la elección del aprendizaje como objetivo explícito de la comunidad y
el uso de las tecnologías digitales para el ejercicio de la acción educativa intencional
(Coll, Bustos y Engel, 2008).
Este enfoque teórico encierra, a nuestro juicio, dos ideas fuerza estrechamente
relacionadas que conviene destacar. Por un lado, las TIC son consideradas como
instrumentos psicológicos potenciales; por otro, las TIC tienen una gran
capacidad potencial para transformar las prácticas educativas. En ambos casos lo que
se pone de relieve es la potencialidad de las TIC, una potencialidad que se concretará o
no finalmente en función de los usos efectivos que profesores y alumnos, o más en
general, aprendices y agentes educativos, hagan de ellas. En palabras de Coll, Mauri y
Onrubia (2008b:2):
Este planteamiento supone desplazar el énfasis desde el interés por estudiar de forma
directa la manera en que las TIC influyen en el aprendizaje o el rendimiento de los
alumnos hacia el interés por estudiar cómo las TIC se insertan en las prácticas educativas
y cómo, eventualmente, pueden transformarlas y mejorarlas, asumiendo que el
aprendizaje de los alumnos se relaciona, y depende, de la calidad de las prácticas en las
que se participa dentro del aula.
A efectos de nuestra argumentación, lo que nos interesa subrayar aquí es que este
desplazamiento equivale a poner el acento en la capacidad de las TIC para mediar la
actividad conjunta de los participantes; o lo que es lo mismo, a analizar los usos de las
TIC en el marco de la actividad conjunta desplegada por profesores y alumnos alrededor
de las actividades, tareas y contenidos que vertebran el trabajo, la enseñanza y el
aprendizaje en el aula. En otras palabras, el que las TIC acaben siendo o no utilizadas
efectivamente como instrumentos psicológicos dependerá del uso que se haga de ellas
y de cómo se ubiquen en el marco de relaciones entre los tres componentes del triángulo
interactivo: el contenido que es objeto de enseñanza y aprendizaje, la actividad
educativa e instruccional del profesor y la actividad de aprendizaje de los estudiantes.
Para finalizar este apartado, retomamos algunos aspectos que Coll, Mauri y Onrubia
(2008a) precisan para valorar el alcance del modelo que, aún en fase de contraste y
revisión, han propuesto. Primero, reconocen que las fronteras entre algunas categorías
pueden resultar más difusas de lo que a simple vista se supone, con lo cual precisar a
qué categoría corresponde cierto uso de las TIC no es una tarea fácil. Esto se explica en
tanto que se reconoce que el fenómeno que se intenta categorizar es complejo y
multidimensional. Los autores sugieren que frente a esta circunstancia se ha de recurrir
siempre al marco más amplio de la actividad en el que aparece el uso de las TIC y a su
evolución temporal. La consideración de la evolución temporal es una condición
necesaria para comprender las relaciones que por su naturaleza no son estables, sino
que evolucionan y se modifican en uno u otro sentido a medida que el profesor y los
estudiantes desarrollan las actividades de enseñanza y aprendizaje, y junto con ellas
también pueden evolucionar los usos y los instrumentos que median estas relaciones.
La segunda observación es que ninguna de las cinco categorías de usos puede ser
considerada, en términos absolutos, más innovadora, más transformadora o mejor que
las otras. No obstante, si bien es cierto que en las cinco categorías se pueden encontrar
usos innovadores y transformadores junto con otros que no suponen transformación ni
innovación de los procesos de enseñanza y aprendizaje, cabe señalar que es:
[…] sobre todo en los usos que median las relaciones entre los tres elementos del
triángulo interactivo, ya sea condicionando y determinando las formas de organización
de la actividad conjunta (categoría cuatro), ya sea conformando un entorno o espacio
de enseñanza y aprendizaje (categoría cinco), donde cabe esperar, a nuestro juicio, que
se manifieste con especial intensidad el potencial de las TIC para transformar e innovar
las prácticas educativas (Coll, Mauri y Onrubia, 2008a: 21).
La tercera y última es que, de acuerdo con los estudios empíricos revisados por los
autores, los usos correspondientes a las tres últimas categorías son poco frecuentes. En
general, estos estudios muestran que en las aulas actuales las TIC se utilizan
fundamentalmente como instrumentos mediadores de las relaciones entre los alumnos
y los contenidos y tareas de aprendizaje, así como entre los profesores y los contenidos
y tareas de enseñanza y aprendizaje. En cambio los usos con mayor potencialidad
transformadora e innovadora, asociados sobre todo a la función mediadora de las
relaciones entre profesores y alumnos, de la actividad conjunta y a la configuración de
espacios de trabajo y de aprendizaje, son mucho menos frecuentes, por no decir más
bien raros, en la mayoría de las prácticas educativas analizadas.
De acuerdo con Barbera et al. (2004), los entornos educativos configurados a partir de
las TIC –es decir, los usos de las TIC que corresponden a la quinta categoría de la
clasificación que acabamos de revisar– se pueden analizar mediante el cruce de dos ejes
relativos a la distinciones entre sincronía y asincronía, por un lado, y entre las tecnologías
para la información y las tecnologías para la comunicación, por el otro. En el cruce entre
la sincronía y las tecnologías para la información encontramos los entornos educativos
presenciales con soporte de materiales multimedia; en el de la asincronía y las
tecnologías para la información, los entornos educativos presenciales o virtuales con
soporte de materiales multimedia; en el de la sincronía y las tecnologías para la
comunicación, los entornos educativos virtuales basados en la oralidad o entornos
mixtos; por último, en el cruce de la asincronía y las tecnologías para la comunicación
aparecen los entornos educativos virtuales basados en textos escritos como, por
ejemplo, las redes asíncronas de aprendizaje o Asynchronous Learning Networks (ALN).
Este último tipo de entornos, las ALN, se caracterizan por el hecho de que alumnos,
profesores y contenidos no coinciden en un lugar físico concreto. Así, mediante las TIC,
se crea un espacio, lugar o aula virtual donde se produce el encuentro y en donde se
llevan a cabo los intercambios comunicativos de profesores y alumnos en torno a los
contenidos y tareas de aprendizaje. La interacción cara a cara y el lenguaje oral son
sustituidos por la interacción virtual, el lenguaje escrito y las imágenes. Un entorno no
presencial o virtual de enseñanza y aprendizaje de este tipo no es una mera réplica de
un salón de clases convencional, sino un nuevo espacio de interacción social que plantea
demandas diferentes tanto a los estudiantes como a los profesores y que, al mismo
tiempo, les proporciona nuevas herramientas, metodologías innovadoras y posibilidades
de interacción enriquecida para llevar a cabo el aprendizaje. Garrison y Anderson (2005)
asocian estos entornos no presenciales o virtuales a lo que se conoce como "e–learning".
Desde un punto de vista metodológico, la revisión de las investigaciones sobre las ALN
como espacios para el aprendizaje muestra una heterogeneidad importante en las
aproximaciones y procedimientos empíricos utilizados. En la literatura más reciente, sin
embargo, tres enfoques destacan sobre el resto: el análisis del contenido de las
contribuciones de los participantes, el análisis de las redes sociales que se desarrollan
entre ellos y la combinación de métodos como una estrategia más comprensiva para el
estudio de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Desde nuestro punto de vista, los enfoques multi–método que combinan más de una vía
de análisis de la participación y la interacción son sin duda los más potentes y adecuados
para el estudio de los procesos de enseñanza y aprendizaje en las ALN. En este sentido,
nuestra propia aproximación metodológica incluye dos vías de análisis complementarias:
la primera, basada en el uso de los registros de actividad que proporcionan los entornos
tecnológicos, consiste en un análisis estructural de lo que hacen los participantes y
cuándo lo hacen –en términos de su presencia en el entorno de aprendizaje–, cómo
participan –las contribuciones que escriben y que leen– y con quién interactúan –las
relaciones de reciprocidad y responsividad que establecen–; y la segunda, orientada por
los resultados de la primera, consiste en un análisis del contenido de las contribuciones
de los participantes con el fin de identificar y relacionar aquello de lo que hablan los
participantes y cómo hablan de lo que hablan con la estructura de participación y los
significados que abordan conjuntamente. En suma, el enfoque metodológico que
adoptamos trata de integrar las ventajas y aportaciones de un análisis orientado a captar
la forma y estructura de la participación con las de un análisis orientado a captar el
significado y sentido de las contribuciones (Bustos, Coll y Engel, 2009; Coll, Bustos y
Engel, en prensa).
Desde el punto de vista del diseño de entornos virtuales destinados a soportar procesos
de enseñanza y aprendizaje, el enfoque teórico y metodológico presentado en este
trabajo encierra a nuestro juicio dos implicaciones importantes. La primera tiene que ver
con la necesaria participación multidisciplinar en el diseño y desarrollo de los entornos o
ambientes virtuales para la enseñanza y el aprendizaje y su conexión con el seguimiento
de los usos que profesores y alumnos hacen de las TIC para lograr los objetivos de
aprendizaje. La segunda, con las perspectivas de transformación de los entornos
virtuales de enseñanza y aprendizaje a corto y medio plazos en función, por ejemplo, de
la evolución del software social o la Web 2.0 y de los entornos de inmersión 3D o mundos
virtuales.
2) una serie de dispositivos que permitan a los estudiantes identificar las características
y variables relativas a la exigencia de la tarea propuesta, de tal manera que puedan
ajustar su forma de abordar la tarea tanto de manera individual como grupal y en
colaboración;
Para terminar, quisiéramos aludir a la reflexión planteada por algunos autores en torno
a las relaciones en un futuro inmediato entre, por una parte, el desarrollo de entornos
virtuales para la enseñanza y el aprendizaje, y por otra, la evolución del software social
o Web 2.0 y de los entornos de inmersión 3D o mundos virtuales. Para Alexander (2008),
aunque los entornos virtuales de enseñanza y aprendizaje y las tecnologías de la Web
2.0 son mundos diferentes en tanto que su arquitectura, su cultura, expectativas y
prácticas son distintos, es altamente probable que se produzca una aproximación entre
ambos y que en el futuro los entornos educativos virtuales se parezcan cada vez más a
las propuestas del software social. Así, en lo que concierne a las tecnologías de la Web
2.0, se podrían aprovechar las posibilidades que ofrecen para generar conversaciones
distribuidas, conformar laboratorios de ideas, intercambiar comentarios o plantear
controversias entre múltiples participantes y sitios, utilizando recursos
como blogs, wikis, podcasting, video bajo demanda, presentaciones y fotografías
compartidas, marcadores sociales, redes sociales o incluso las opciones de juegos
sociales o gaming. Por otra parte, la proliferación de ambientes inmersivos 3D, y sobre
todo su relación con la creación de nuevas identidades o nuevas formas de identidad,
está generando una atención especial entre los investigadores y educadores. Según
Vander (2008), se atribuye a estos espacios una especial capacidad para crear zonas de
recombinación cultural, económica y de identidad que amplía las posibilidades de
experiencias de aprendizaje colaborativo y favorece el desarrollo de comunidades de
aprendizaje.
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