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Bases Teóricas
Bases Teóricas
Bases Teóricas
Según la Convención Marco de las Naciones Unidas existen fuertes evidencias de que el
incremento de emisiones de gases de efecto invernadero debidas a actividades
antropogénicas es la causa del aumento de la temperatura media en la Tierra (IPCC, 2005).
Se cree que como consecuencia del aumento de la temperatura media global, está
cambiando el clima del planeta, es el llamado cambio climático. Los principales gases de
efecto invernadero responsables del aumento de temperaturas son: dióxido de carbono,
metano, óxidos de nitrógeno y un grupo de compuestos gaseosos que contienen cloro y
flúor, como halogenuros de carbono, perfluorocarburos y hexafluoruro de azufre.
Existe una gran variedad de tecnologías que pueden reducir las concentraciones de CO2
en la atmósfera y otras tantas que serán desarrolladas en un futuro. Los objetivos de
reducción, los costes, el potencial de cada tecnología, el impacto ambiental, y factores
sociales, como la aceptación pública, serán determinantes para la elección de la
tecnología más adecuada a cada situación concreta. Las diferentes opciones para la
reducción, según el IPCC (IPCC, 2005), son:
Aumento de las fuentes de energía de baja emisión: renovables y nuclear. Estos dos
tipos de fuentes de energía tienen grandes limitaciones. Por un lado, a pesar del
boom que se está experimentando en este momento, las energías renovables no serán
capaces de aportar toda la demanda de energía que se espera en los próximos años,
especialmente en los países con economías emergentes, además del problema de
intermitencia en la producción. En cuanto a la energía nuclear, el problema de la
inseguridad, el almacenamiento de los residuos y la amenaza terrorista hacen que la
decisión de considerar esta opción no esté basada en cuestiones técnicas, sino
políticas y de aceptación pública.
Secuestro de CO2 en sumideros naturales o biológicos, como son las plantas y los
océanos. La fijación de CO2 por las plantas gracias a los procesos fotosintéticos y la
absorción de este gas ácido en el agua de mar representan los mayores sumideros
naturales de dióxido de carbono. La fijación fotosintética puede potenciarse con
prácticas correctas de agricultura y forestación.
Todas estas opciones pueden dividirse en dos grupos: las que evitan la emisión de CO2,
que son las tres primeras y las que eliminan o fijan el CO2 producido, ya sea antes de su
emisión a la atmósfera (CCS) o una vez emitido (sumideros biológicos). Puesto que el
objetivo de este trabajo se centra en la fijación de CO2, a continuación se describirán con
más detalle estas dos últimas opciones.
Por último, cabe destacar que los objetivos de reducción de emisiones solo se
alcanzarán considerando todas estas opciones en conjunto y aplicando a cada caso la
más adecuada. Además, debe tenerse en cuenta que las fuentes de energía no basadas
combustibles fósiles (renovables y nuclear) serán incapaces de aportar toda la demanda
de energía que se espera en los próximos años, especialmente en los países con
economías emergentes. Por ello será necesario seguir consumiendo fuentes fósiles,
sobre todo carbón y gas natural, los más abundantes. Además debe tenerse en cuenta
que la transición de tecnologías actuales a otras más limpias ha de hacerse de modo
gradual, para no desestabilizar las economías.
La Captura y Secuestro de CO2 (CCS) es la técnica más promovida y cada vez más
aceptada como la vía más inmediata para la reducción de gases de efecto invernadero en
nuestro planeta. En esta técnica, el CO2 es capturado de una corriente de gases de
combustión, donde se encuentra en una proporción del 10-12%. La separación del CO2
del resto de los gases se realiza mediante procesos de absorción (disoluciones de
metiletilenaminas son las más utilizadas), adsorción en lechos porosos, separación por
membranas y criogenización, ordenados de mayor a menor coste. Tras su captura, el
CO2 puede ser almacenado de varias formas:
Otra vía biológica para la reducción de CO2 atmosférico es la llevada a cabo por los
organismos acuáticos, especialmente los microorganismos. En este caso nos
encontramos con organismos fotosintéticos, como (macro-) algas y microalgas, que
fijan CO2 en forma de biomasa, o como los cocolitoforos, que además lo incorporan
como carbonato cálcico a su estructura microscópica, quedando así retenido en las
profundidades marinas.
Sin embargo, solo las microalgas son adecuadas para la eliminación directa del CO2 en
gases de combustión, porque son los únicos organismos capaces de utilizar altas
concentraciones de este gas (Benemann, 1992) y de adaptarse a ambientes extremos
(temperatura, salinidad, pH, etc.). Por otro lado, el pequeño tamaño de estos seres
fotosintéticos y su alta relación superficie/volumen permite una fácil y rápida difusión
de nutrientes y CO2 desde el seno del medio de cultivo hasta la célula, reduciendo,
además, el gasto energético de agitación y posibilitando cultivos de alta densidad
(Watanabe et al., 1992).
4. Fijación de CO2 con microalgas.
Por el tamaño, las algas se pueden clasificar en dos grandes grupos: macroalgas y
microalgas. Estas últimas son microorganismos con clorofila y otros pigmentos, con
multitud de formas, tamaños y colores (más de 30.000 especies) que desarrollan
fotosíntesis oxigénica. Ocupan prácticamente todos los hábitats. Estas características,
las hace ideales para producirlas como materia prima y/o producto terminado, con
valor agregado, debido a las biomoléculas que acumulan durante su desarrollo, entre
estas se pueden citar a las proteínas, lípidos, carbohidratos, pigmentos entre otros que
son aprovechados por el hombre para su beneficio.
Los cultivos de microalgas representan una gran ventaja en diversos campos, desde el
científico hasta el comercial, las mismas que para Cohen (1986) y Gómez (2007), se
pueden resumir en tres puntos importantes;
Las tecnologías basadas en microalgas cuentan con la ayuda de tiempos muy cortos de
generación celular (td, el tiempo necesario para que una alga se duplique), de un día o
menos, y la relativa simplicidad y facilidad de escalado de los sistemas hidráulicos de
cultivo, permitiendo el desarrollo de procesos de producción más rápidos y a menor
escala que los necesarios para plantas superiores.
Figura 2.1. Instalación comercial de Cyanotech Corporation para la producción de microalgas, en
estanques tipo race-way, en Hawaii. Los estanques de color verde son de Spirulina y los rojos, de
Hematococcus pluvialis.
Las microalgas han sido estudiadas intensivamente en los últimos 50 años en Estados
Unidos, Japón y algunos lugares de Europa para la producción de alimento animal
(industria piscícola) y humano (suplementos nutritivos por su alto contenido en
proteínas), en la industria farmacéutica (carotenoides, antioxidantes), como tratamiento
de aguas residuales y para la generación de biocombustibles (biogás, biodiesel,
hidrógeno o metanol). Tradicionalmente la mayor parte de la producción comercial de
microalgas y cianobacterias se ha cultivado en estanques abiertos, similares a los de la
figura 2.1, donde las algas circulan por canales agitados con paletas (sistemas tipo
race-way), con suministro externo de CO2. La producción comercial se limita a unas
pocas especies como Spirulina (Earthrise Farms, Sur de California, Cyanotech,
Hawaii), Chlorella (Far East Microlagae Industries, Taiwan, Sun Chorella, Japan) y
Dunaliella (Cognis Nutrition and Health, Australia). Sin embargo en los últimos tres o
cuatro años están surgiendo importantes iniciativas empresariales para la producción
de biocombustibles a partir de microalgas y cianobacterias (Fig. 2.2). Muchas de estas
iniciativas son subvencionadas económicamente por empresas del sector energético. El
ejemplo más claro es la empresa Cellana (Hawaii), formada como joint venture de
Shell y HR Biopetroleum. También los gobiernos, que ven en las microalgas una
oportunidad de energía sostenible para el futuro (Aguilar, 2008), están disponiendo sus
recursos para el desarrollo del conocimiento sobre microalgas y los biocombustibles
derivados de ellas. Algunas empresas parecen estar cerca de conseguirlo, como
Sapphire Energy (Califronia) o Solix Biofuel (Colorado), que argumentan tener ya a
punto sus tecnologías de producción, sin embargo el mercado energético aún no cuenta
con un combustible de origen microalgal.
Figura 2.2. Esquema, publicado por la empresa Algenol Biofuels
(www.algenoilbiofuels.us) que representa la estrategia de producción de bioetanol a partir de
cianobacterias
Existen tres mecanismos principales por los que se realiza la fijación del CO2 y las
plantas pueden clasificarse según éstos en tipo C3, C4 y CAM. Plantas C3 son
todas las algas (macro, micro y cianobacterias) y el 90% de las plantas superiores.
La reacción de fijación de CO2 en las plantas C3 está catalizada por la enzima
RUBISCO (ribulosa bifosfato carboxilasa oxigenasa), que es la enzima más
abundante en la tierra, entre otras razones, porque es bastante lenta, (se activa sola
una vez por segundo) y porque requiere concentraciones relativamente altas de
CO2 para funcionar eficientemente (Raven, 1991). De hecho, a niveles de CO2
atmosféricos solo una de cada diez de estas enzimas consigue unirse a una
molécula de CO2. Consecuencia de ello es que las plantas C3 se benefician de
concentraciones de dióxido de carbono más altas que las atmosféricas. Pero lo
más importante es que la enzima RUBISCO, cuando no consigue unirse al CO2
tiende a reaccionar con el O2, gastando ATP y NADPH y produciendo CO2. Este
proceso, llamado fotorrespiración, es indeseable, ya que consume energía sin
aportar ningún otro tipo de ganancia metabólica. La fotorrespiración depende de
las concentraciones relativas de oxígeno y dióxido de carbono en el ambiente: una
relación alta O2/CO2 estimula este proceso. Así en condiciones de alta irradiación,
altas cantidades de O2 y bajas de CO2, la fotorrespiración prevalece a la
fotosíntesis. En algunas especies la mitad de la energía captada en fotosíntesis es
desperdiciada en la fotorrespiración.
(a)
Figura 2.3. (a) Detalles de la estructura interna del cloroplasto, mostrando cómo
los repliegues de las membranas del tilacoide, definen un espacio interno llamado
estroma y forman apilamientos llamados grana.
Figura 2.4. Esquema ”Z” que describe las reacciones para la captación de energía
en la fotosíntesis.
Sin embargo, hay una serie de factores que impiden que se alcance esta eficiencia,
como que (Benemann, 1992):
Solo el 43% de la energía solar llega con una longitud de onda que puede ser
absorbida por el aparato fotosintético.
No todos los fotones incidentes pueden ser absorbidos por el aparato fotosintético:
alrededor de 10-20% son reflejados o absorbidos por otros componentes inactivos.
La figura 2.5 muestra la curva de respuesta a la intensidad de luz, curva P/I, que
es una buena herramienta de análisis de la actividad fotosintética (P) a diferentes
intensidades de luz (I). La curva P/I representa una respuesta típica del
crecimiento respecto a la disponibilidad del sustrato y se divide en tres zonas: una
zona de limitación de luz (zona 1), en la que actividad fotosintética aumenta con
la intensidad de luz hasta alcanzar una valor máximo (Pmax), una zona de
saturación por luz (zona 2), en la que la actividad fotosintética es independiente de
la intensidad de luz y se mantiene aproximadamente en Pmax, y una zona de
fotoinhibición por luz (zona 3), donde la actividad fotosintética comienza a
reducirse con el aumento de la intensidad de luz. El valor de la constante Ik, que es
característico para cada especie, define la intensidad de luz a partir de la cual la
actividad fotosintética sufre una desaceleración, es decir, a la que el sistema
fotosintético comienza a saturarse (Richmond, 2004). Debe tenerse en cuenta que
esta curva dosisrespuesta es únicamente válida cuando la luz es el factor limitante
al crecimiento y todas las células reciben la misma cantidad de luz, como sucede
en cultivos de baja densidad.
Temperatura
HCO3− ⇔ CO2 + OH −
pH y alcalinidad
El pH del medio influye tanto en la proporción de las especies del equilibrio químico
del CO2, y por tanto, en la alcalinidad, como en la forma química en que se encuentran
algunos nutrientes y micronutrientes. Cada especie de microalga necesita un cierto
rango de pH al cual su crecimiento es óptimo, dependiendo de qué especies químicas
esté más habituada a asimilar. Como se ha comentado anteriormente, el pH se controla
fácilmente con la inyección controlada de CO2, pero también con adicción de ácido o
base.
Disponibilidad de luz
Por ello en cultivos densos se hace necesario una adecuada agitación del cultivo,
que haga circular a las células constantemente entre las zonas iluminadas y
deficientes en luz, como muestra el esquema de la figura 2.6. En la zona
iluminada las células absorberán gran cantidad de luz, debiendo permanecer en
ella un tiempo corto para evitar la fotoinhibición. De ahí pasarán a la zona oscura,
donde pueden seguir realizando la fotosíntesis aún a intensidad es nula, un cierto
tiempo después de haber absorbido la luz, gracias a la inercia del crecimiento
fotosintético (Molina-Grima et al., 1996). La geometría del reactor condicionará
el recorrido realizado por las células mientras son impulsadas por la agitación. Así
por ejemplo, en reactores tubulares, a mayor diámetro mayor recorrido y tiempo
necesario para pasar de la zona iluminada a la zona oscura. El tiempo que tarda
una célula en hacer este recorrido determina lo que se conoce como ciclo
luz/oscuridad.
Zona de saturación de luz Zona oscura Zona de saturación de luz Zona oscura
Figura 2.6. Recorrido de las células, desde la zona exterior, con saturación de luz, a
la zona interior, fotolimitada, en fotobiorreactores tubulares de diferente diámetro.
Los fotobiorreactores (PBR) son reactores donde organismos fotótrofos son cultivados
con alta eficiencia. Aunque la palabra fotobiorreactor se suele utilizar para sistemas
cerrados, en un sentido más amplio, es válida también para estanques abiertos.
Los criterios comunes de diseño de un fotobiorreactor son aquellos que resultan en una
alta productividad volumétrica y conversión de energía lumínica de forma
económicamente viable. Un PBR eficiente no se puede diseñar sin los adecuados
conocimientos del comportamiento de los organismos durante su cultivo. Puesto que
los organismos fototrofos presentan gran diversidad en cuanto a morfología,
requerimientos nutritivos y de luz y resistencia a diferentes tipos de estrés, los PBR
deben ser diseñados para un organismo y unas condiciones ambientales concretas. Los
principales criterios de diseño son: relación superficie iluminada/volumen del reactor,
orientación e inclinación, sistemas de mezcla y desorción de gases, sistemas de
limpieza y de regulación de la temperatura, transparencia y durabilidad del material.
Facilidad de operación y de escalado, así como bajos costes de construcción y
operación son también de particular importancia para los fotobiorreactores
comerciales.
Los estanques abiertos son tanto sistemas naturales (lagunas, estanques), como
sistemas artificiales, que presentan diferentes diseños: inclinados (de capa fina),
circulares y los más extendidos, los tipo raceway. En los fotobiorreactores inclinados
el cultivo va descendiendo resbalando por una superficie inclinada, creando gran
turbulencia y una fina capa de cultivo. Las desventajas son las típicas de los sistemas
abiertos, añadiendo el coste energético de bombear el cultivo de nuevo a la parte
superior. En los estanques circulares como los de la figura 2.7a, la agitación se realiza
mediante una pala que gira recorriendo toda la superficie. A pesar de ser costosos en
su construcción y operación, son muy usados en Japón, Taiwán e Indonesia para la
producción de Chlorella (Lee, 2001). Por último los estanques tipo raceway (ver
figura 2.7b), consisten en una cavidad escavada en el suelo, con una profundidad de
15-20 cm, cubierta con plástico para evitar percolación. El estanque se divide en dos
canales y la circulación y agitación del cultivo se realiza mediante paletas giratorias,
que además hacen circular el cultivo a lo largo del estanque.
Figura 2.7. Dos tipos de fotobiorreactores abiertos: (a) sistemas circulares y (b) tipo
raceway.
Sistemas cerrados
De todas las posibles configuraciones, los reactores cerrados que más están siendo
investigados para su aplicación a la producción comercial de sustancias de alto valor son:
1. PBR tubulares. Los reactores tubulares (Fig. 2.8a) son de los más adecuados
para cultivos en el exterior, debido a su alta relación área iluminada/volumen
reactor. La figura 2.8a muestra un reactor tubular de serpentín, en el que todo el
líquido de cultivo pasa por todos los tubos hasta llegar a la zona de desgaseado
(columna vertical, no mostrada en la imagen), tras la cual, comienza de nuevo su
recorrido. El grado de agitación y la transferencia de materia en los PBR tubulares
son limitados, causando altas concentraciones de O2. Los problemas de
fotoinhibición también son comunes, ya que si no hay un buen grado de mezcla las
células de la superficie reciben grandes cantidades de luz, mientras que a las
interiores no les llega la suficiente (Ugwu et al., 2007). A principios de los 80, Pirt
y colaboradores desarrollaron un PBR tubular que posteriormente fue patentado
(Pirt et al., 1983).
Figura 2.8. Dos tipos de fotobiorreactores cerrados exteriores. (a) Reactor tubular
horizontal y (b) reactor plano inclinado.
Figura 2.9. Diferentes tipos de Fotobiorreactores: (a) plano con iluminación interior
utilizado para investigación, (b) plano inmerso en estanque de agua , (c) tubular
horizontal impulsado por columna airlift .
La elección del tipo de fotobiorreactor es complicada y no debe hacerse sin un estudio
previo de la especie a cultivar, respecto a resistencia a condiciones ambientales o
hidrodinámicas, costes de operación, necesidad de esterilidad, del valor del producto
final o de los recursos hídricos o de suelo disponibles (Ugwu et al., 2007).
BASES TEÓRICAS
Dióxido de carbono
El dióxido de carbono (𝐶𝑂2) es un gas incoloro, denso y poco reactivo. Forma parte de la
composición de la tropósfera (capa de la atmósfera más próxima a la Tierra) actualmente en
una proporción de 350 ppm. (partes por millón). Su ciclo en la naturaleza está vinculado al
del oxígeno.
El balance del dióxido de carbono es sumamente complejo por las interacciones que existen
entre la reserva atmosférica de este gas, las plantas que lo consumen en el proceso de
fotosíntesis y el transferido desde la tropósfera a los océanos.
𝐶𝑂2
Microalga Nannochloropsis
Raynaud, D., J. Jouzel, J.M. Barnola, J. Chappellaz, R.J. Delmas & C. Lorius, 1993. The
ice core record of greenhouse gases. Science, 259:926-934.
Otero A., García D. & Fabregas J. 1997. Factors controlling eico-sapentaenoic acid
production in semicontinuous cultures of marine microalgae. Journal of Applied
Phycology, 9: 465-469.
Brown M., Mular M., Miller I., Farmer C. & Trenerry C. 1999. The vitamin content of
microalgae used in aquaculture. Journal of Applied Phycology, 11: 247-255.