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Casas Trujillo Claudia 3.2 Análisis Del Cuadro Comparativo PDF

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Nombre de la Materia

Doctorado en Ciencias de la Educación

Nombre del Alumno (a)

Claudia Alexandra Casas Trujillo

MDCO19705

Nombre de la Tarea
PROBLEMAS SOCIOECONÓMICOS Y POLÍTICOS QUE INCIDEN EN LA EDUCACIÓN

Unidad 3 – Procesos de Globalización de la Sociedad Contemporanea

Nombre del Profesor (a)

Dr. Everardo Castro

Fecha octubre 5 de 2019


ANÁLISIS DE LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL EN UN MUNDO
GLOBALIZADO

Introducción
La educación es considerada en diferentes ámbitos como base de la sociedad y a
partir de la cual se gesta el desarrollo de los países y en general, del mundo.
Históricamente los conocimientos propios de las culturas le han permitido dar
solución a las diferentes situaciones y retos que la humanidad ha enfrentado para
resolver sus necesidades.
Lo anterior, muestra que los aprendizajes han ayudado a transformar el mundo, y
lo ancestral ha permitido el avance. Por lo tanto, la evolución no puede condenar
la base de sus logros, sino que por el contrario ha de reconocer que es desde ella
donde ha de seguir nutriéndose.
Es así como, se hace necesario entender que existe un mundo que debe
reconocer la gestación y existencia de diferentes culturas y que por ende no se
trata de alimentar la hegemonía de una sobre la otra en una construcción
piramidal, sino establecer una racionalidad dialógica y horizontal que permita el
reconocimiento del otro en la diversidad eso es interculturalidad.
Con base en ello, se hace necesario hoy en día, educar para la interculturalidad y
generar un modelo de educación intercultural que incluya y respete los saberes,
creencias y valores de las diferentes culturas.

La interculturalidad: Emerge para los Latinoamericanos a partir de movimientos


sociales, comerciales y culturales entre los diferentes pueblos del mundo, desde
varios siglos atrás, Quijano (1999). Y nace en dos contextos específicos: desde lo
social y la institucionalidad. En el ámbito social, nace en un primer momento
durante la invasión europea como estrategia de dominación de la corona
española, y en un segundo momento, se articula a las reivindicaciones y formas
contestatarias de los pueblos indígenas que históricamente han sido negados y

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subalternizados.
En el contexto institucional, emerge como una estrategia del Estado-Nación para
implementar la educación escolar en los sectores marginados, entre ellos en la
población indígena, con el claro objetivo que estos sectores hagan parte de la
monoculturalidad que se encarga de formar los ciudadanos que el Estado - nación
necesita en la construcción de proyecto de repúblicas, lo que generó mayor
desigualdad, inequidad social, discriminación y racismo.
Durante los años 90, emerge un nuevo interés por la diversidad étnico – cultural en
Latinoamérica, este interés se centra en generar relaciones entre colectividades de
diferentes culturas con el beneficio de formar ciudadanos justos, igualitarios,
capaces de reconocer y aceptar otros mundos y otras formas de conocer al “otro”
para construir un mundo justo para todos. Walsh, (2010), afirma que el vocablo
interculturalidad es un término de moda que se aplica en diferentes contextos y
con intereses socio - políticos totalmente opuestos a su verdadero significado.
Teniendo en cuenta lo anterior, la interculturalidad se abordará desde tres miradas
diferentes. En primer lugar, Walsh, (2010, p. 3) menciona en su artículo, lo
referente a la interculturalidad relacional, la cual permite “contacto e intercambio
entre culturas, es decir, entre personas, prácticas, saberes, valores y tradiciones
culturales distintas, lo que podría darse en condiciones de igualdad o
desigualdad”. De acuerdo a lo anterior, esta clase de interculturalidad permite la
interacción entre diferentes colectividades lo que deriva en un mestizaje, donde se
perciben sincretismos que hacen parte de la complejidad histórica de los pueblos
indígenas en Latinoamérica. Pero también oculta las problemáticas que genera la
presente y continua colonización, como son: conflictos de poder y dominación,
dejando así a relegadas las relaciones individuales.
En segundo lugar, se encuentra la interculturalidad funcional que consiste en
reconocer las diferencias entre culturas y la diversidad con el objetivo de incluirlas
en un modelo hegemónico establecido. Tubino, (2005) afirma, que la
interculturalidad es funcional al sistema neoliberal en tanto que permite un dialogo,
tolerancia y convivencia entre las colectividades; pero no irrumpe en las

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desigualdades sociales existentes. La interculturalidad funcional, es utilizada
como una estrategia para incluir a los diferentes sectores de la sociedad, que han
sido excluidos durante la historia, en un modelo neoliberal con la finalidad de
mantener el estatus quo; esta es una nueva forma de dominación y control étnico.
Por ello, en los años 90 nacen políticas educativas que permiten la “inclusión” de
estos pueblos, entendiendo la educación como una manera de dominación al
servicio del modelo hegemónico imperante.
En tercer lugar, encontramos la interculturalidad crítica, la cual está pensada para
lograr una igualdad social y reconocimiento del “otro” desde abajo. Esta clase de
interculturalidad no se centra en la diversidad de los pueblos y tampoco en la
historia oficial la cual ubica al blanco en la cima de la pirámide social y a los
afrodescendientes, campesinos y pueblos indígenas en la base de esta. La
interculturalidad crítica comprende que el concepto de diversidad emerge como
respuesta a un modelo de poder jerarquizado impuesto desde la colonización.
Siguiendo esta línea, Walsh, (2010), afirma que;
“la interculturalidad crítica se entiende como una herramienta, como un
proceso y proyecto que se construye desde la gente -y como demanda de la
subalternidad-, en contraste a la funcional, que se ejerce desde arriba.
Apunta y requiere la transformación de las estructuras, instituciones y
relaciones sociales, y la construcción de condiciones de estar, ser, pensar,
conocer, aprender, sentir y vivir distintas.” (pág. 4).
La interculturalidad crítica no se ha materializado aún, es un proceso que se debe
iniciar en cada rincón de Latinoamérica partiendo del respeto, la legitimidad e
igualdad; por ello es importante comprenderla para su construcción, pues debe
intervenir en diferentes ámbitos como: “el político, social, ético y epistémico -de
saberes y conocimientos-, que afirma la necesidad de cambiar no sólo las
relaciones, sino también las estructuras, condiciones y dispositivos de poder que
mantienen la desigualdad, inferiorización, racialización y discriminación.” Walsh,
(2010, Pág. 4).

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De acuerdo con lo anterior, esta propuesta busca la deconstrucción de un modelo
político hegemónico, de las estructuras sociales y de una monoeducación producto
de la globalización, y a partir de las cuales, las comunidades indígenas fueron
configuradas como inferiores con respecto al europeo. Este proyecto se debe
construir a partir de la historia contada desde abajo por aquellos que no tiene voz
(indígenas, afros y campesinos), y que se encuentran inmersos en una estructura
social propia de un Estado moderno mercantilizado, homogenizado y
occidentalizado.

Educación Intercultural: La educación se configura como institución política,


social y cultural en un escenario que reproduce la cultura al servicio del poder
político hegemónico de un Estado que responde a políticas jalonadas por la
globalización. La educación intercultural debe permitir el dialogo entre sujetos que
pertenecen a diferentes culturas con características específicas, a diferencia de lo
implementado en el aula en la actualidad, donde la educación intercultural está
fundamentada en una mirada eurocéntrica para conveniencia del Estado,
invisibilizando la historia y conocimientos propios de los pueblos originarios de
Latinoamérica.
En los años 80, como resultados de las luchas étnicas, se empieza a relacionar el
término intercultural con la educación; por ende:
“La adopción del término intercultural -utilizado primero en los países
andinos- fue asumido no como deber de toda la sociedad, sino como reflejo
de la condición cultural del mundo indígena, preparando al educando para
actuar en un contexto pluricultural marcado por la discriminación de las
etnias indígenas” (Chodi, 1990, citado en Walsh, C 2010).
Teniendo en cuenta lo anterior, el vocablo intercultural; en primer lugar, cobra un
sentido de lucha política desde el reconocimiento de las culturas indígenas, sus
saberes, sus tradiciones y legado que a lo largo de la historia fueron negados y
subalternizados. En segundo lugar, la educación intercultural también hace parte
de un aparato ideológico y político global, instrumentalizado por la institución

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educativa; es decir, responde a una interculturalidad funcional como ya se explicó
anteriormente.
En los años 90, emergen distintas reformas en los países Latinoamericanos como
resultado de las luchas indígenas para el reconocimiento de las múltiples culturas;
garantizando así la igualdad y protección los pueblos indígenas ante la ley de cada
país. Pero la verdadera razón de dichas reformas constitucionales responde a las
políticas neoliberales que se empiezan a implementar en la región con el claro
objetivo de incluir en un mercado capitalista, a los “excluidos” por la historia.
De lo anterior, es necesario enfatizar cómo el vocablo interculturalidad ha sido
instrumentalizado por el Estado para sus fines políticos.

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Conclusiones

La interculturalidad debe tener una fundamentación surgida desde el contexto


propio alejada de posiciones surgidas de la globalización y de las políticas
neoliberales. Por ende, es descolonizar la cultura y dar relevancia a procesos
educativos propios que enriquecen la ética y puedan dar respuesta al desarrollo
social sostenible.
La educación sigue siendo el instrumento válido para crear acciones disruptivas,
es por ello que hablar de una interculturalidad crítica es pertinente dentro del
ámbito educativo, en el cual la diversidad emerge como respuesta a un modelo de
poder jerarquizado impuesto desde la colonización.
Es necesario promover un proyecto educativo intercultural crítico, que permita la
descolonización de la educación no sólo para los pueblos indígenas sino también
para todas las colectividades; una educación que permita reconocer que cada
sujeto tiene una familia, unas costumbres, una historia y unos conocimientos
propios; para ello se debe intervenir los contenidos eurocéntricos que se imparten
en las aulas de clase, los cuales desconocen la historia de América Latina y parten
de una historia universal que solo responde a Europa.

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Referencias
Quijano, A. (1999). Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en América
Latina. Dispositio, 24(51), 137-148.

Tubino, F. (2005). La interculturalidad crítica como proyecto ético-


político. Encuentro continental de educadores agustinos, 24-28.

Walsh, C. (2010). Interculturalidad crítica y educación intercultural. Construyendo


interculturalidad crítica, 75, 96.

Mejía Quintana, O. (2003). El origen constituyente de la crisis política en Colombia:

la filosofía política y las falacias de la constitución. Mason, Ann y Orjuela, Luis

Jorge (Editores). La crisis política colombiana-Más que un conflicto armado y un

proceso de paz. Bogotá: Ediciones Uniandes, 143-160.

Paz, J. I. (2005). La globalización: Más que una amenaza es una

oportunidad. Revista EIA, (3), 21-34.

Von Hayek, F. A. (2011). La competencia como proceso de

descubrimiento. Revista de Derecho Ad

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