Orientacion para Padres-0 A 5 Años S. de Diaz
Orientacion para Padres-0 A 5 Años S. de Diaz
Orientacion para Padres-0 A 5 Años S. de Diaz
INTRODUCION
Al entrar al Reino de la luz y someternos al Señorío de Cristo, nos lleva indefectiblemente a una
paternidad responsable. De allí surge la pregunta: ¿Qué debemos hacer como padres responsables bajo
el Señorío de Cristo? Dios responde a ésta pregunta en su Palabra. Ella abunda en enseñanzas y
directivas inspiradas en la eterna sabiduría (Proverbios 8). Obedecer sus principios es la única garantía
de éxito que tenemos. Escuchar otras voces (como las que abundan ahora) que contradigan los
preceptos divinos, por eruditas que sean, es sólo asegurarnos la frustración, el fracaso y un lamento tan
estéril como tardío. La Biblia enseña, en resumen, que el deber de los padres para con sus hijos es
triple:
Sabemos que las tres fuerzas determinantes en la formación de una persona son:
o La fuerza de la herencia
o La fuerza del ambiente
o La fuerza de la voluntad propia
En este lapso pre-escolar la influencia determinante más importante es el ambiente. O sea que,
específicamente, el HOGAR será el elemento más fuerte en este período. (En los años subsiguientes
otros factores como la escuela, trabajo, amistades, etc., jugarán papeles importantes en su entorno).
Durante el período de la infancia, o sea del nacimiento hasta los 2 años, naturalmente la madre es la
persona más cercana al infante. Ella (y no otra) es la diseñada por Dios para responder a sus
apremiantes necesidades físico-afectivas. Sin embargo, aún desde este período la presencia del padre y
su relación directa con el bebé son fundamentales para su buen desarrollo psico-emocional. El padre
además de cubrir, sostener, respaldar y apoyar a la madre debe ir construyendo una relación personal
con el hijo desde los primeros días de vida. En los años que seguirán a estos dos primeros la figura
paterna de fuerza, serenidad y autoridad irá cobrando cada vez mayor realce.
En este contexto nos preguntamos concretamente como debe ser nuestro trato con los niños en edad
pre-escolar:
o ¿Cómo son?
o ¿Qué debe lograr en esta etapa de su vida?
En relación consigo mismo
En su hogar, en relación a padres, hermanos
En la sociedad, en relación con los demás
En la relación con Dios
o ¿Qué problemas y peligros lo acechan en esta etapa?
o ¿Qué literatura puede ayudarnos a mejorar nuestro trato con ellos?
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DESARROLLO
Aquí estamos ante la etapa más importante de la vida. Todas las experiencias, enseñanzas e influencias
que reciba el niño en esta época, lo marcarán en forma indeleble, ya sea para bien o para mal. Es el
tiempo en que se forman los hábitos, se sientan las bases, se imprimen los principios que regirán la
personalidad y la conducta del individuo.
Si las experiencias son positivas, formaremos un individuo sano, feliz, ubicado. Si las experiencias son
negativas, podemos causar heridas que desemboquen en traumas y complejos que ensombrecerán y
deformarán la personalidad en forma quizás irreversible, a nivel humano. Con mucha razón dijo
Ignacio de Loyola: “Dame un niño hasta los seis años, después haz lo que quieras”.
Cuando el Señor dice en Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino…”, se refiere a enseñarle y
educarlo en todos los aspectos, no sólo el espiritual. La orden abarca todas las áreas de su
personalidad: física, mental, emocional, volitiva, social, cultural, espiritual. ¡Que enorme tarea!... Pero
Dios hizo a ese pequeño. Dios lo conoce. Es único. Dios tiene un plan para esa vida. Como padres
responsables debemos ayudarlo a realizar ese plan.
a. Físicamente
b. Mentalmente
Es un descubridor
c. Socialmente
d. Espiritualmente
Es un imitador
a. Físicamente
Es un juguetón
b. Mentalmente
Es un preguntón
c. Socialmente
d. Espiritualmente
Es un creyente
Cuando un bebé se anuncia debemos aceptar su advenimiento como una bendición de Dios (Salmo
127:3).Dios, en sus sabios designios ha determinado poner esa criatura bajo nuestra custodia en
nuestro hogar. Nunca debemos tomarlo como un intruso que viene a perturbar nuestros planes. No
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dejemos que la visión de todo el trabajo y molestia que significa esta nueva presencia en el hogar,
ensombrezca el gozo y deleite que significa esta bendición de Dios.
El rechazo aún en esta etapa será causa posterior de heridas, traumas y sufrimiento.
Organizar la vida familiar y preparar a cada componente del hogar para recibir con alegría a este nuevo
miembro de la familia.
Ya vimos que en la etapa pre-escolar el elemento más importante que rodea al infante es el hogar –
papá, mamá, hermanitos-. Es un período de completa dependencia, de protección y seguridad.
Pero ahora, de pronto se inserta en su existencia otro elemento de gran importancia: la escuela. Ahora
tendrá que estar casi la mitad del día en un ambiente extraño, rodeado de gente extraña, algunos
amables y otros hostiles. Tendrá nuevos intereses, nuevas exigencias, nuevas presiones. Tendrá que
aprender, a convivir, a compartir.
Por eso, los padres deben preparar a sus hijos con inteligencia en la etapa pre-escolar apuntando a que
el niño logre su maduración física, mental y afectiva de manera que al llegar a los cinco años pueda
separarse del hogar satisfactoriamente, sin desgarros, ya maduro para su nueva adaptación en la
sociedad. ¿Cómo lograrlo? Examinemos el siguiente punto.
Dijimos en la introducción que la tarea de los padres es triple: enseñar, disciplinar, amar. Estos tres
elementos, bien manejados, deben apuntar a un logro de capital importancia en esta etapa: crear en el
niño un fuerte sentimiento de seguridad.
Es aceptado
Es amado
Porque Es cuidado
Es protegido
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Segunda autoridad
La madre Sujeta al esposo
Cuida el hogar, esposo e hijos
A vivir la vida
Recordemos que aquí estamos creando los hábitos que regirán su conducta. “Siembra una acción y
cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter”.
Los hábitos de higiene, los horarios (Es muy importante organizar su vida desde las
primeras semanas de vida; horarios de comidas, sueños, baños, etc. De lo contrario él o
ella serán el dictador de la casa).
Costumbres de cortesía – decir “gracias”, “por favor”, etc.
Principios morales – decir la verdad, no robar, etc.-.
A jugar y divertirse – jugando con ellos
Referente al sexo – contestar sus preguntas
A relacionarse con los demás – compartir
A gozar de la naturaleza, la música, los libros, dibujar, pintar, etc.
Enseñarles a trabajar
Lo más temprano posible en la vida enseñarles a cumplir pequeñas tareas y asumir leves
responsabilidades; juntar los juguetes, regar una plantita, secar cosas que no se rompan, llevar comida
o agua al animalito doméstico, etc.
Enseñarles de Dios
Lo que aprende de Dios en este tiempo será principalmente lo que vea en sus padres, en sus maestras
de escuela dominical, en los hermanos de la comunidad cristiana. No entienden lo abstracto, pero su
espíritu es sensible a Dios. Los conceptos de Dios que podemos impartirles son:
b. Debemos disciplinarlos
Si la enseñanza no está respaldada por la disciplina, de nada sirve, los padres que tienen en menos la
disciplina pecan, desobedecen a Dios y dañan permanentemente a sus hijos.
Hay dos extremos peligrosos en cuanto a la disciplina:
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No disciplinarlos. 1 Samuel 3:13,14; Proverbios 3:12; 13:24; 22:15; 29:15; Hebreos
12:5-9
Recordemos que nacemos dentro del Reino de las Tinieblas con todo lo que heredamos
de la naturaleza adámica cuyo principio fundamental es la rebelión. Esta raíz se va a manifestar
enseguida en nuestro tierno y dulce bebé. Pronto opondrá su voluntad a la de los que lo rodean.
El niño no está capacitado para controlar y manejar su propia rebeldía. Necesita
desesperadamente que se le fijen límites y se le ayude a guardarlos. Este es el deber ineludible
de los padres.
Esto es agresión contra el niño. El es un ser indefenso. Sus grandes ojos perplejos y
doloridos están tratando de decirnos que no entienden esa ira que estamos volcando sobre ellos
y el resultado será engendrar en ellos rebeldía y odio. (Colosenses 3:21; Efesios 6:4)
c. Debemos amarlos
Es bien sabido que el niño rechazado, criado sin amor, o con amor mal entendido o mal expresado,
es una de las primeras causas de la delincuencia juvenil o de trastornos de la personalidad. Las
heridas que esto les causa pueden ser desde: pequeñas y solucionables, hasta enormes e irreversibles
– humanamente hablando – tales como esquizofrenia u otras psicopatías.
Todos creemos amar bien a nuestros hijos. Pero hay detalles de suma importancia para que los hijos
se sientan realmente “amados”.
Esto es de suma importancia partiendo de la base que es una persona, que tiene dignidad
propia, gustos personales. El dirigirse siempre a él con “voz de mando”, tironearlo, gritonearle,
pegarle en cualquier parte, es falta de respeto y es contraproducente.
Sentido del humor, compartir alegrías, risas, chistes, bromas (sanas) con ellos.
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4. PELIGROS LATENTES EN ESTA ETAPA
a. Sobreprotección
Los asfixia, inhibe, les da inseguridad en todas las áreas: física, mental, emocional, volitiva, espiritual.
Empobrece la imagen de sí mismo. Favorece el desarrollo de complejos. (Ejemplo: el complejo de
Edipo)
c. Temores
A quedarse solo
A la oscuridad
A la agresión de los adultos
A que se lo separe de mamá, papá y el entorno conocido
A la enfermedad (médico, inyecciones, etc.)
El espíritu del niño es sensible tanto a la presencia de Dios como a los espíritus malignos.
Los padres deben cubrirlos en fe, confianza en el Señor y en sus promesas
5. LITERATURA RECOMENDABLE
CONCLUSION
La tarea es enorme, difícil y trascendente. Pero tenemos a Dios. Dios en nosotros, tomando nuestro
corazón rendido, nuestra mente y nuestras manos. Dios, que ama a estos pequeños más y mejor que lo
que nosotros los amamos. Dios, que no se limita ni aún por su misma creación. Dios, que puede
perdonar y olvidar nuestros errores pasados. Dios, que puede sanar y revertir lo humanamente
irreversible. El está con nosotros. El nos respalda. El va a hacernos los padres sabios y responsables
que debemos ser.