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Banderas Al Viento

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Banderas al viento: las naciones y el nacionalismo

La base del nacionalismo de todo tipo era la misma: la voluntad de la gente de


identificarse emocionalmente con su nación y de movilizarse políticamente como
checos, alemanes, italianos, entre otros, voluntad que podía ser explotada
políticamente.

La esencia del nacionalismo de derechas que apareció en los estados-nación ya


existentes era reclamar el monopolio del patriotismo para la extrema derecha
política, y en consecuencia calificar a todos los demás grupos de traidores. Ese
fenómeno era nuevo ya que durante la mayor parte del siglo 19 el nacionalismo se
ha identificado con los movimientos liberales y radicales y con la tradición de la
Revolución Francesa.

La causa nacional no era incompatible con otra causa por ejemplo se podía ser al
mismo tiempo marxista revolucionario con conciencia de clase y un patriota
irlandés.

Hubo 4 cambios en el nacionalismo político:

El primero fue la aparición del nacionalismo y el Patriotismo como una ideología


de la que se adueñó la derecha política.

El segundo de esos aspectos es el principio, totalmente ajeno a la fase liberal de


los movimientos nacionales, de que la autodeterminación nacional incluyendo la
formación de los estados soberanos independientes podría ser una aspiración no
sólo de algunas naciones sino de todos los grupos que afirman ser una nación.

El tercer aspecto era la tendencia creciente a considerar que la autodeterminación


nacional no podía ser satisfecha por ninguna forma de autonomía que no fuera la
independencia total.

Las numerosas nacionalidades existentes en los estados constituidos no


planteaban un grave problema político a excepción del imperio Habsburgo y tal
vez del imperio otomano.

A pesar de que los movimientos nacionalistas se incrementaron en Europa a partir


de 1870, lo cierto es que durante los 40 años anteriores al estallido de la Primera
Guerra Mundial se formaron pocos estados nacionales nuevos y los que se
crearon no tenían gran importancia como Bulgaria, Noruega o Albaña. De todas
maneras, adquirió mayor fuerza la identificación de las masas con la nación y el
problema político del nacionalismo comenzó a ser más difícil de afrontar tanto para
los estados como para sus adversarios no nacionalistas.

Resulto muy importante a largo plazo la transformación de la definición y el


programa del nacionalismo. La lengua era un criterio de nacionalidad entre
muchos otros (antes de 1870). Las lenguas nacionales en las que descubrían el
carácter fundamental de sus naciones, eran, muy frecuentemente, una creación
artificial, es decir que el nacionalismo lingüístico fue una creación de aquellos que
escribían y leían la lengua no de quienes la hablaban. Las lenguas están
estrechamente vinculadas con los territorios e instituciones.

La identificación de las naciones con un territorio exclusivo provoco problemas en


amplias zonas del mundo afectadas por la emigración masiva. El nacionalismo era
entonces considerado como un fenómeno inherente no a un fragmento concreto
del mapa en el que se asentaba un núcleo determinado de población, sino a los
miembros de aquellos colectivos de hombres y mujeres que se consideraban
pertenecientes a una nacionalidad, con independencia del lugar donde vivía. Los
hombres y mujeres estaban enraizados en un lugar al que llamaban patria (en el s.
XVII) pero la patria era el centro de una comunidad real (aldeas, familias,
parroquias, barrios), no de una comunidad imaginaria que crea un cierto tipo de
vinculo entre miembros de una población de millones. El nacionalismo y el estado
aplicaron los conceptos asociados de familia, vecino y suelo patrio a unos
territorios y poblaciones de un tamaño y escala tales que convirtieron esos
conceptos en simples metáforas.

El estado no solo creaba la nación sino que necesitaba crear la nación. En ese
periodo cada vez más democrático, la autoridad no podía confiar ya en que los
distintos ordenes sociales se sometieran espontáneamente a sus superiores en la
forma tradicional ni tampoco en la religión tradicional como garantía eficaz de
obediencia social, y necesitaba unir a los súbditos del estado contra la subversión
y la disidencia. La nación constituía un nexo que unia a todos los ciudadanos con
el estado.

Podemos afirmar, que desde el punto de vista de la educación, el periodo de


1870-1914 fue por encima de todo la era de la escuela primaria en la mayor parte
de los países europeos. Pero un sistema educativo nacional exigía una lengua
nacional de instrucciones. Así pues los estados crearon patriotismo nacional y
ciudadanos homogeneizados desde el punto de vista linguistico y administrativo.
Pero esto contribuyo a definir las nacionalidades excluidas de la nacionalidad
oficial separando a aquellas comunidades que oponían resistencia a la lengua y a
la ideología oficial.
Pero ¿Por qué se resistían algunos, cuando muchos otros no lo hacían?

Una razón inequívoca que indujo a determinados miembros de algunas


nacionalidades a negarse a asimilarse era que no se les permitía convertirse en
miembros de pleno derecho de la nación oficial.

Los 50 años anteriores a 1914 fueron un periodo típico de xenofobia y, por tanto,
de reacción nacionalista ante ella porque fue una era de movilidad y migración
masiva y, de tensiones sociales abiertas u ocultas. Para la burguesía el aflujo de
extranjeros pobres dramatizaba y simbolizaba los problemas planteados por el
proletariado urbano en expansión. Ambos grupos eran vistos como barbaros
internos y externos que amenazaban con acabar con la civilización tal como la
conocían las gentes respetables. Quienes inmigraban a países extranjeros sentían
que se despertaba en ellos sentimientos nacionalistas, tuvieran que sufrir o no la
xenofobia local. Cuanto mas intensos estan los movimientos migratorios y mas
rápido el desarrollo de las ciudades y la industria que enfrentaba a unas masas de
desarraigados con otras, mayor era la base para que surgiera una conciencia
nacional entre esos desarraigados. El neotradicionalismo era la fuerza que
estimulaba el nacionalismo sobre todas las naciones mas pequeñas. Por ejemplo
la iglesia católica le brindo apoyo al nacionalismo vasco y flamenco. Los ideólogos
de derecha también tendieron a promocionar el regionalismo cultural de raíces
tradicionales.

Los campesinos, los burgueses y el nuevo proletariado no se interesaban por este


mininacionalismo. El progreso del nacionalismo en el el periodo que analizamos
fue en gran medida un fenómeno protagonizado por las clase media y media baja
urbano.

Solo el poder político podía transformar el status de las lenguas o dialectos


menores. Solo la presión política podía conseguir para las lenguas no competitivas
un lugar como medio de educación o de comunicación pública no escrita. El
mismo hecho de que nuevos sectores de las clases medias bajas e incluso de la
clase media hubieran sido educado en esloveno o flamenco hacia destacar el
hecho de que los puestos mas elevados quedaban en manos de los que todavía
hablaban francés o alemán, aunque no se ocuparan de aprender la lengua
secundaria. Se hacia necesario una mayor presión política para superar esa
dificultad. Lo que se necesitaba en realidad era poder político. Para expresarlo con
toda claridad, había que obligar a la gente a utilizar la lengua vernácula para todas
aquellas actividades en las que normalmente habría preferido utilizar otra lengua.
La reivindicación del territorio estatal independiente era cada vez mas inseparable
de la lengua.
El nacionalismo estaba unido a las capas medias de la población debido a que el
extranjero simbolizaba la perturbación de los viejos habitos y el sistema capitalista
que los perturbaba. El antisemitismo iba dirigido hacia los banqueros, empresarios
y otro se identificaba con la destrucción que el capitalismo causaba en los
hombres pequeños (judíos). La asociación del nacionalismo con las derechas era
consecuencia de la aparición de movimientos socialistas que combatían
sistemáticamente la xenofobia. De manera que en esos sectores el rechazo de los
extranjeros y de los judíos tendía a ser mas vergonzoso que en el pasado. El
patriotismo se decanto hacia la derecha política, no solo porque su sosten
ideologico anterior, liberalismo burgues sino también porque la situación
internacional que permitia que el liberalismo y el nacionalismo eran compatibles
habían cambiado. Pasó de ser hasta la década de 1870 una situación en la que
podía afirmarse que la victoria de un estado nación no significaba la derrota de
otro, a ser una situación en la que a partir de 1870, con la posibilidad de un
conflicto global latente, el nacionalismo veía a las otras naciones como una
amenaza. Para reflejar este hecho los hombres que se auto titulaban nacionalistas
muchas veces fueron impulsados a la acción por la experiencia de la derrota de
sus estados en la guerra.

un nacionalismo de esas características era el vehículo perfecto para expresar los


resentimientos colectivos de aquella gente que no podía explicar con precisión su
descontento. Los culpables de ese descontento eran los extranjeros. Sin duda casi
todo el mundo, incluso muchos socialistas e intelectuales estaban profundamente
sumergidos en el racismo esencial de esa civilización y eran también vulnerables a
las tentaciones qué surgen del hecho de considerar que la clase o el pueblo al que
uno pertenece tiene una superioridad natural intrínseca sobre los demás.

Existe una diferencia entre el nacionalismo como ideología de movimientos


nacionalistas y de unos gobiernos deseosos de agitar la bandera nacional, y el
llamamiento más amplio de la nacionalidad. Los primeros sólo tenían en cuenta la
creación o el engrandecimiento de la nación. Su programa era resistir, expulsar,
derrotar, someter o eliminar al extranjero. Pero para la mayor parte de la gente el
nacionalismo por sí solo no bastaba. En el período que estudiamos, los
movimientos nacionales que consiguieron un apoyo auténtico de masas fueron,
prácticamente siempre, los que conjugaron la apelación a la nacionalidad y la
lengua con algún otro interés poderoso o fuerza movilizadora.

Hubo partidos cuyo objetivo original y fundamental era la liberación internacional


socialista y clasista qué se convirtió también en el vehículo de liberación nacional,
por ejemplo el partido socialista polaco de la segunda internacional que logro su
independencia.
En el transcurso de la guerra la mayor parte de las nacionalidades intensificaron el
descontento y los sentimientos revolucionarios, pero se manifestaron, no en
movimientos de Independencia nacional, sino de revolución social. También el
sentimiento antibelicista y el descontento social se impusieron cada vez más sobre
el patriotismo de los ejércitos. Estos ejércitos no habían ido a la guerra llevados
por el gusto de la lucha, de la violencia y del heroísmo, ni para llevar adelante el
egoísmo nacional y el expansionismo del nacionalismo de la derecha. Por el
contrario se hacía hincapié en qué las naciones rivales representaban una
amenaza mortal para los valores de libertad y civilización que encarnaba su
nación.

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