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Es El Derecho Justo Por Rixsy Karolina Perez Menocal

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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE HONDURAS

CAMPUS SAN ISIDRO

MAESTRÍA EN DERECHO PROCESAL LABORAL

ASIGNATURA: TEORÍA JURÍDICA CONTEMPORÁNEA

CATEDRÁTICA: MSC. CLARISSA MARÍA CÁRCAMO SIERRA.

ENSAYO

PRESENTADO POR: RIXSY KAROLINA PEREZ MENOCAL


NO. DE CUENTA: 0209-1988-009231

LA CEIBA, ATLÁNTIDA, HONDURAS C.A.

31 DE MARZO DEL 2019.


¿ES EL DERECHO JUSTO?

Con frecuencia relacionamos el Derecho con la Justicia, más no siempre estos dos conceptos
representan lo mismo en la práctica, existe derecho sin justicia y justicia sin derecho. El
Derecho no siempre es justo aunque la justicia sea el fin que pretende alcanzar.

Defenderé ésta posición basada en los siguientes argumentos: Primero a lo largo de la historia
se ha evidenciado que el Derecho no siempre surge con el fin de garantizar la justicia y equidad,
pues han existido muchas normas que no promueven la igualdad ni el bienestar social, sino más
bien el bienestar de unos pocos; en segundo lugar argumentaré que existe una concepción
errónea sobre la dualidad entre moral y justicia, dándosele muchas veces el carácter de justa a
una norma únicamente por una concepción moralista mas no por una concepción de verdadera
justicia, finalmente sostendré que la justicia va más allá de un conjunto de normas vigentes en
un ordenamiento jurídico y no siempre requiere de la fuerza coercitiva de un ente para que
pueda evidenciarse en el actuar de los seres humanos.

En primer lugar hay que definir los conceptos de derecho y justicia, para Oswaldo Orna
Sánchez, en su ensayo, define el derecho como el “orden normativo e institucional de la
conducta humana en sociedad, inspirado en postulados de justicia, cuya base son las relaciones
sociales existentes, que determinan su contenido y carácter.” (Orna Sanchez, pág. 11)
Por su parte Cabanellas define la justicia como: “Supremo ideal que consiste en la voluntad
firme y constante de dar a cada uno lo suyo” (Vega, 2018).
Tomando en cuenta ambos conceptos podemos analizar que el derecho se basa en postulados
de justicia y dado que la justicia consiste en dar a cada uno lo suyo, el derecho debe alcanzar la
justicia procurando darle a cada quien lo que le corresponde. Sin embargo el derecho no siempre
es equitativo, por ende no siempre es justo.
Desde la existencia del ser humano surge la necesidad de la convivencia en sociedad, en
principio ésta no estaba regulada por ningún tipo de normas que estableciera límites al
comportamiento humano, a medida que las sociedades se desarrollan surge con ello la necesidad
de someter la voluntad y el bienestar particular a fin de garantizar el bienestar general, limitando
así el comportamiento del hombre en la sociedad. Es así como nace el derecho, que en ciertos
estadios de la historia tiene como finalidad hacer prevalecer la justicia y dar a cada uno lo que
merece. No obstante con el derecho nace también el poder, mismo que se otorga a un órgano y
debe ser ejercido por otro ser humano, y desafortunadamente entre la raza humana existen dos
tipos de seres, los llamados hombres fuertes, quienes ejercen un dominio superior sobre el otro
grupo llamados los débiles, siendo éstos últimos víctimas en muchas ocasiones de los abusos
del poder que ejercen aquellos que lo ostentan.
A lo largo de la historia se han creado normas para beneficiar a una minoría que ostenta el poder
y someter a aquellos que están subordinados, desde la esclavitud en la época antigua hasta las
falsas democracias en la actualidad. Un ordenamiento jurídico no siempre es justo, aun
actualmente, pese a que la mayoría de los sistemas de gobierno actuales se presumen
democráticos y representativos, los legisladores no promulgan leyes basados en la justicia y
equidad social, por el contrario muchos de ellos luchan por alcanzar el poder para garantizar la
estabilidad de unos pocos, creando normas que solo benefician a la minoría. Han existido
normas tan absurdas como aquellas que se basan en el color de piel o la raza de una persona
para jerarquizarla dentro de la sociedad, al punto de llevarles incluso hasta la muerte por no
pertenecer a una raza superior, como en su momento sucedió en Europa con el régimen Nazi
Alemán, u otras que actualmente son creadas para beneficiar grandes compañías sin importar
que estas ocasionen daños irreparables al medio ambiente y a la población. Pero estas normas
aunque carecen de aceptación por parte de las mayorías, son vigentes y aplicables en nuestros
sistemas jurídicos, pues los órganos estatales poseen los cuerpos represores que se encargan de
hacer cumplir estas leyes aun cuando carecen de la aceptación popular, como ocurre con las
minerías y empresas transnacionales a quienes el estado protege y criminaliza a los que
defienden el medio ambiente y que son afectados directamente por el impacto ambiental que
generan, la imposición de cargas tributarias asfixiantes, o la criminalización de la protesta y la
censura a la libertad de expresión. Actualmente estamos viviendo un claro ejemplo de injusticia
con la condena a diez años de prisión al periodista David Romero, a quien se le condenó por un
delito contra el honor. En éste caso particular evidenciamos que el Derecho no está siendo
aplicado en base a la justicia, pues no se puede aplicar una sanción penal por un acto donde el
bien jurídico protegido no es superior al que se lesiona con la condena, la libertad está por
encima del honor, ésta legislación atenta incluso con la libertad de expresión y permite que la
corrupción se ensanche más en el país, pues ahora los comunicadores sociales temen denunciar
actos de corrupción, por temor a sufrir el mismo destino. Entonces no siempre el Derecho ha
tenido como fin supremo el alcanzar la justicia, aunque esa sea su máxima la realidad se
contrasta con el idealismo que tenemos de Derecho.

Para Sócrates “su concepto de justicia está vinculado con la obediencia a la ley: la justicia —
señaló— es obrar conforme a la ley. ¿Por qué? Porque las leyes positivas se basan en "leyes no
escritas" fundadas en la voluntad recta de la Divinidad, lo que otorga a las primeras un carácter
sagrado. Así, no obstante la ley nos parezca injusta debemos obedecerla, su legitimidad esencial
no se diluye por errores accidentales, además, en última instancia, concluía Sócrates, "preferible
es padecer una injusticia que cometerla". (Álvarez Ledesma, 1995)

En éste sentido Sócrates cree en la aplicación de la ley, aun cuando ésta contradiga lo que se
considera justo. Difiero en éste sentido pues no todas las normas están basadas en la justicia,
nadie debería padecer una injusticia, ni por errores accidentales del sistema. Él incluso fue
condenado a muerte y prefirió el suicidio antes que desobedecer la ley, siendo víctima de una
injusticia.

Creer en éste pensamiento de Sócrates, sería validar todas esas normas que son creadas con el
fin de favorecer a grupos de poder, sería legitimar una ley aunque ésta no busque el beneficio
colectivo.

Por otra parte, de forma errónea se cree que todo aquello que es moralmente “bueno” es justo.
Kelsen sostenía que: “Moral y Derecho son distintas, que el derecho existe por la causalidad y
no por valoraciones morales” (Álvarez Ledesma, 1995), si bien es cierto la gran mayoría de
nuestras normas tienen como base la moral, no siempre esas valoraciones son justas. La Justicia
persigue brindar a cada uno lo que merece, pero cuando anteponemos la moral al momento de
crear una norma sin tomar en consideración que la misma afectará a otros, únicamente porque
la sociedad lo considera inaceptable basado en principios meramente moralistas, entonces el
derecho deja de ser justo. Un caso particular es el de los matrimonios entre personas del mismo
sexo, moralmente es incorrecto que dos hombres o dos mujeres contraigan matrimonio entre sí,
esto porque existe una concepción religiosa respecto al tema, que recrimina este
comportamiento y se considera socialmente inaceptable. Pero lo cierto es que el Estado es laico,
por ende no debería ser una creencia religiosa limitante para la aprobación de la norma en
cuestión, y esta norma es injusta pues no garantiza igualdad de derechos civiles para todos los
ciudadanos, pese a que por una parte se promueve en la Carta Magna la no discriminación por
razones de edad, raza, sexo, preferencias sexuales, creencias religiosas entre otras, por otra parte
se contradice esta garantía limitando el derecho civil de contraer nupcias a aquellos que la
sociedad moralista considera merecedores del mismo. Debería pues separarse ciertos criterios
morales que vayan en detrimento de la justicia, pues una norma moral que le permite a unos
algo y a otros se los prohíbe, no puede ser considerada justa.

Esto no significa que la moral no sea una base en la creación de las normas, en efecto la mayoría
de las normas morales son justas.
Por otra parte la justicia puede existir por sí sola, pues es parte intrínseca de la humanidad, en
el actuar de la colectividad prevalecerá la justicia aun cuando está no se encuentre en el derecho
positivo. Según Cicerón: “El verdadero derecho y, por lo tanto, la justicia no se fundan en las
leyes positivas sino en la ley natural que es suprema, igual en todos los tiempos, anterior a
cualquier ley escrita (…), La justicia es reina y señora de las virtudes” (Álvarez Ledesma,
1995)” . La justicia está entonces, para Cicerón, por encima del derecho positivo, pues considera
que es algo intrínseco en la naturaleza humana. Entonces puede existir justicia sin derecho,
porque el derecho es el medio para alcanzar la justicia. Si todas las normas se crearan tomando
como base la justicia, no existirían normas carentes de legitimidad.

Los seres humanos anhelamos y tenemos el idealismo de alcanzar vivir en una sociedad justa,
es por eso que en su mayoría buscamos hacer el bien, no dañar al prójimo, independientemente
si existe o no una norma que me exija el cumplimiento de una acción, si la consideramos justa,
la haremos sin necesidad de la coerción.

Si analizamos la justicia del derecho desde el punto de vista de los iusnaturalistas, basaríamos
las leyes en lo que es moralmente bueno, mientras que desde la perspectiva positivista bastará
con que la ley pase por los procesos establecidos para su aprobación y vigencia para que sea
válida, sin importar si es justa o no.

Ambas corrientes se interrelacionan y son interdependientes entre sí, pues si bien es cierto se
necesita de ciertos parámetros morales para la creación de las normas, la moral es relativa y el
derecho dinámico, las valoraciones van cambiando conforme evolucionan las sociedades y si
todas las normas se basaran en las moral, se cometerían muchas injusticias. El positivismo por
su parte hace la separación entre la moral y el derecho, aunque no la excluye, pero si lo
aplicamos en el sentido estricto, bastaría con que una norma cumpliera los requisitos de validez
legal para que se aplique, sin tomar en cuenta si es justa o no. Lo ideal sería generar un equilibrio
entre las posturas de ambas corrientes, dando la importancia al derecho positivo, pero a la vez
comprendiendo la evolución y dinamismo del derecho conforme evolucionan las sociedades,
procurando que las normas creadas satisfagan las necesidades de la sociedad y busquen el
bienestar de la colectividad sin dejar de lado los derechos de cada individuo.

Entonces ¿Es justo el derecho? La respuesta sería que no siempre es justo. A pesar de que su
razón de ser es la búsqueda de la justicia, en la mayoría de los ordenamientos jurídicos no se
aplica una justicia verdadera, pues o la norma se crea con fines políticos o para la protección
de intereses económicos, o se crea basada en criterios meramente morales sin analizar el
contexto social y las verdaderas necesidades de la población.

Esto no significa que no sea el mejor medio para alcanzar la justicia, en realidad el problema
no se encuentra en el derecho en sí como ciencia, sino en la ausencia de conocimiento de los
legisladores sobre el verdadero fin del derecho, más allá de la ignorancia está la falta de
voluntad de buscar el bienestar común y prevalece en una buena parte de los casos el interés
particular.

No sé si algún día la humanidad encontrará al derecho completamente justo, dependerá de la


evolución de cada sociedad, de sus habitantes, pero también de sus legisladores, aunque
realmente me parece un hecho poco probable.

Bibliografía

Álvarez Ledesma, M. I. (1995). Introducción al Estudio del Derecho. Mexico, D.F.: McGraw-
Hills/Interamericana Editores S.A. de C.V. .

Orna Sanchez, O. (s.f.). Ensayo ¿Qué es el Derecho? ¿El Derecho es una Ciencia?

Vega, J. (02 de 2018). https://diccionario.leyderecho.org/justicia/. Recuperado el 31 de 03 de 2019

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