Sexo Anal Todo Lo Que Debes Saber
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El sexo anal es una práctica sexual consistente en la introducción del pene (o de un juguete
sexual en el caso de la masturbación anal) en el ano o el recto de la pareja. Otros términos
sinónimos son «sodomía», «coito anal» y «pedicación». Además de en los seres humanos, se
conoce la existencia de esta práctica entre primates y otros mamíferos.1
Muchas personas encuentran placentero el sexo anal, y algunas pueden alcanzar el orgasmo
mediante la estimulación a través del ano del punto G y del clítoris en las mujeres, así como
mediante la estimulación de la próstata en los hombres.2345 Sin embargo, muchas personas lo
consideran doloroso, en ocasiones de forma extrema,67 lo que en algunos casos puede ser de
origen psicosomático.7
Es posible también que una mujer penetre analmente a un hombre o a otra mujer por medio
de una prótesis, que comúnmente va sujeta a su pubis por medio de un arnés. Esta variante
del sexo anal recibe el nombre de pegging. En un enfoque ampliado la sexualidad anal abarca
diversas formas de estimulación, desde la masturbación anal con los dedos al sexo oral-anal,
conocido también como anilingus.[cita requerida]
Índice
1.1 Prevalencia
3 Términos relacionados
5.2 Higiene
5.2.1 Lubricación
7.3 Coito anal con la persona penetrada sentada encima del pene de su pareja
9 Referencias
9.1 Bibliografía
Hombre y joven (1750), obra de Suzuki Harunobu. Se encuentra en el museo Victoria and
Albert (Londres).
Hace el amor a un niño y toma del brazo a otro, pintura sobre seda; China, mediados del siglo
XIX.
«El emperador Adriano y su amante Antínoo en Egipto». Se trata de la plancha VII de las
ilustraciones (1907) realizadas por el pintor francés Édouard-Henri Avril (1848-1928) para la
obra Sobre las figuras de Venus (1824).
Aunque en Roma no estaba permitido —ni por consiguiente bien visto— que un ciudadano
romano mantuviera sexo anal (poedicare) con otro ciudadano romano, no había ningún
impedimento si lo hacía con un esclavo o esclava. Horacio (65-8 a. C.), poeta lírico y maestro
de la sátira, se hace eco de esta situación tan ubicua:
Cuando la entrepierna azuza y tienes a mano un esclavo y una esclava, ¿sobre quién saltas
enseguida? ¿No preferirás que se te reviente, no? ―Por supuesto que no. Me gusta el sexo
fácil y asequible.
Sátiras 1.2.114-9
El sexo anal ha sido considerado tabú en muchos países occidentales desde la Edad Media
cuando se rumoraba que miembros varones de movimientos heréticos lo practicaban entre
ellos.
Durante la Edad Media, la mayoría de los clérigos cristianos no eran del todo célibes, pero las
órdenes más elevadas de algunos credos heréticos sí, lo que generaba el rumor de su atracción
hacia miembros de su mismo sexo. Algunos retablos y drolleries medievales en madera
retratan a personas realizando anilinguo con un demonio mitad cabra, mitad hombre.
Esta práctica ha sido condenada en los últimos dos mil años por la mayoría de las religiones:
tanto por ser infértil (es una de las prácticas naturales más típicas para el control de la
natalidad, en cuanto coito sustitutivo del vaginal), como por conllevar serios riesgos higiénicos.
Aún en 2007 la pedicación se considera delito en ciertos estados de Estados Unidos de
América, incluso dentro de matrimonios legalmente constituidos.
La persistencia del tabú a lo largo de los siglos ha difundido la idea de que el coito anal sería
«antinatural», frente al coito vaginal. Sin embargo, hay que considerar que en el proceso
evolutivo la vagina es un conducto de muy reciente aparición, y que en la etapa en que se
desarrollaron los reptiles el conducto receptor del semen fue la cloaca, por lo que ambas
prácticas sexuales se dan en la naturaleza, y en realidad el sexo anal se viene dando desde
muchos millones de años atrás. Hay que considerar también que la sexualidad humana tiene
fines más amplios que el meramente reproductivo, y en este sentido, en tanto que esta
práctica también puede considerarse un juego sexual, tiene también pleno sentido biológico.
Prevalencia
Actualmente, el sexo anal está considerado una de las prácticas sexuales más extendidas en
parejas homosexuales y también heterosexuales. Diversos estudios revelan que, hoy en día,
mujeres y hombres confiesan disfrutar del sexo anal. Aproximadamente el 40 % de las parejas
heterosexuales lo han intentado al menos una vez y, según atendamos a unos u otros estudios,
entre el 10 y el 20 % de las parejas lo practican con regularidad. Incluso en algunos países de
Latinoamérica la práctica es realizada por el 20 % de las mujeres y el 24 % de los hombres,
siendo la práctica más común tras el sexo vaginal y el oral.8
Se considera que el primer coito anal del cine convencional lo protagonizó Gunnel Lindblöm,
quien mostró que era posible practicar el coito en otro lugar que no fuera la alcoba con la luz
apagada y por otra vía que no fuera la vagina. El coito anal filmado en la película El silencio
(1963) de Ingmar Bergman se lleva a cabo en las butacas de un cine semivacío.
El último tango en París (la famosa escena de la mantequilla entre Marlon Brando y Maria
Schneider);
En cuanto al cine porno, las escenas que contienen sexo anal se han vuelto omnipresentes, al
ser una práctica muy demandada. En dichas escenas es común que, en ocasiones, las nalgas y
el ano de la persona penetrada estén afeitados o depilados, así como los testículos y el pubis
de la persona que penetra, para una mejor visualización de la penetración. El director y actor
francés Pierre Woodman siempre incluye en sus vídeos el sexo anal.
Términos relacionados
El carácter tabú de esta práctica ha provocado que aparezcan palabras alternativas, con
distintas utilidades, para identificar y, en su caso despreciar, su realización por parte de
homosexuales. Tal es el caso de la palabra «sodomizar», usada para suavizar el significado
griego o, por el contrario, para remarcar peyorativamente el hecho, al tratarse de una rotura
de tabú.
El origen del término «sodomía» proviene de Sodoma, ciudad de Canaán que —según el
capítulo 19 del libro del Génesis, en la Biblia— el Dios Yahveh destruyó por medio de una lluvia
de fuego para castigarla por el pecado (a pesar de que el vulgo cree que fue la práctica de la
homosexualidad -la misma que quisieron realizar a la fuerza con unos visitantes, que a la
postre resultaron ser ángeles enviados por Yahvé, que fueron a avisar a Lot del inminente
cataclismo). De su gentilicio «sodomita» surge la palabra ,ahora sinónima, de homosexual.
En la Italia de finales del Renacimiento, al pintor Giovanni Antonio Bazzi lo llamaban «Il
Sodoma» («el sodomita» u homosexual).
El término bujarrón (utilizado solo en España) y los términos lunfardos «bufarrón» y «bufa»
(empleados en Uruguay y Argentina) se originan en la Europa medieval como un insulto
utilizado para describir las supuestas prácticas homosexuales de los herejes de la secta
neomaniquea de los bogomilos búlgaros.[cita requerida]
Con independencia de la llamada al deseo que puede originar el poder romper un tabú, existen
razones antropológicas por las que la visión de un trasero provoca deseo sexual.
Ernst Gräfenberg, el investigador alemán que descubrió el punto G y le da nombre, creía que la
postura ideal para estimular esa zona -y obtener la máxima excitación- era la penetración por
detrás, como lo hacen todos los cuadrúpedos. Muchos estudiosos siguieron considerando que
la postura cara a cara era exclusivamente humana y por lo tanto «antinatural», pero las
últimas investigaciones con bonobos nos han revelado que ellos también practican la
penetración cara a cara y que las hembras tienen asimismo el clítoris fuera de la vagina.
El comportamiento sexual de los bonobos, que practican besos con lengua, penetración por
delante y por detrás, felaciones, cunnilingus, frotamientos, masturbación y tocamientos
diversos (y todo esto indistintamente del sexo del otro bonobo, es decir, ya sea entre machos,
entre hembras, a solas, acompañado/-a o en grupo) revelaría que la naturaleza de estas
prácticas podría no estar ligada a la cultura, sino a la naturaleza de la especie.
Puesto que el valor evolutivo del sexo es fundamentalmente reproductivo, eso explicaría el
relativo mayor tamaño de las nalgas femeninas. La utilidad social del sexo —al igual que ocurre
en los bonobos— explicaría el deseo de penetrar a individuos del mismo sexo.
Asimismo, los glúteos son muy sensibles y, si la experiencia de las caricias estimula el deseo
sexual, en algunas posturas de práctica del coito lógicamente también se produce un contacto
rítmico con los glúteos, lo que es un fuerte estímulo sexual para ambas partes.
En cuanto a cuál es la morfología de los glúteos que se considera más deseable, esta ha
variado con la cultura: en algunas épocas se preferían prominentes y en la actualidad se valora
que sean visibles, pero a la vez firmes y armoniosos.
La mucosa rectal es frágil y sensible a las infecciones por virus y bacterias. La mucosa absorbe
las sustancias depositadas en el recto, fenómeno aprovechado para la administración de
medicamentos, como es el caso de los supositorios. Esta capacidad de absorción puede
aumentarse involuntariamente mediante una penetración brutal, que puede provocar
pequeñas microheridas y ocasionar hasta hemorragias. Por tanto, es un terreno propicio para
la propagación de infecciones de transmisión sexual (ITS, antes llamadas "enfermedades de
transmisión sexual" o ETS), ya sean virales como el VIH (virus de inmunodeficiencia humano),
el papiloma humano (VPH), todos los tipos de hepatitis (a excepción de la hepatitis A) los
herpes genitales y otras también famosas pero de causa bacteriana como la gonorrea, la sífilis
y otras, incluso en el caso de que no haya eyaculación.
Por otro lado puede producirse un prolapso rectal si no se toman las medidas necesarias de
seguridad.9
Higiene
En consecuencia siempre se aconseja la práctica del sexo anal utilizando un condón (la
pedicación sin condón es también muy arriesgada para el amante «activo»).
Si la práctica de la pedicación o sexo anal se efectúa sin condón, en todo caso es —aunque
parezca obvio— imprescindible el máximo nivel de higiene del ano y del recto, así como del
pene en el momento de la penetración.
La higiene es importante para una buena salud del ano y para la práctica del sexo anal y aún
más si se efectúa sin condón.
El cuidado normal facilita que exista una hidratación natural que permite que la piel que le
rodea esté suave y elástica.
Lubricación
Por este motivo, cuando se practica sexo anal, suele usarse algún lubricante para facilitar la
penetración. En cuanto a los lubricantes naturales, son muy frecuentes el uso de la saliva o
bien practicar la penetración anal después de la vaginal. Pero, como ambos líquidos se
evaporan rápidamente, la penetración tendría que ser inmediata. Aun así, no suelen ofrecer
gran garantía.
Como normalmente el músculo del ano (esfínter anal) se encuentra cerrado, el sexo anal
podría ser doloroso si previamente no se tiene la precaución de distender este músculo.
Práctica
En el caso de que se practique el coito anal o pedicación con una mujer, ésta obtiene en gran
medida su placer al ser estimulado el útero, el cual frecuentemente es poco estimulado en el
coito vaginal.[cita requerida] El hombre lo obtiene a través de la estimulación de su próstata.
El placer procurado por el coito anal no solo deriva de las sensaciones físicas, sino también de
las subjetivas («romper un tabú», por ejemplo) y, según el psicoanálisis, también de una
reminiscencia de la fase o estado anal.
Sin embargo, tanto la mujer como el hombre a menudo se encuentran desde la infancia
condicionados para considerar como «negativo» el coito anal, de modo que un intento
compulsivo de llevarlos a un coito anal puede ser percibido como una especie de violación.
También se debe a los riesgos de debilitamiento o rotura de la musculatura perianal o de las
paredes del recto. De esto se entiende que tanto el coito anal como cualquier tipo de relación
sexual se llevará a cabo previo acuerdo con la pareja, con la mayor comunicación posible.
Masturbación anal
La masturbación anal es la estimulación manual o mediante objetos en el área del ano. Los
métodos más comunes para la masturbación anal incluyen la inserción de uno o más dedos,
algún tipo de juguete sexual e incluso elementos no específicos. De todos ellos, el sistema más
común suele ser el uso de los dedos. Algunas personas disfrutan la sensación de un dedo -
propio o de su pareja- insinuado en el orificio anal y rotado suavemente.
Las técnicas más comunes incluyen tocar el orificio anal mientras se masturban o manipulan
los genitales propios o de la pareja; o estimular el ano de su pareja durante el coito, o el
método oral-genital. Es decir la masturbación anal suele ir acompañada de estimulación
genital, con el propósito de aumentar la excitación e incluso provocar el orgasmo.
Así como la lubricación y la relajación del esfínter son esenciales para iniciar un buen sexo anal,
es conveniente elegir una postura apropiada. Es importante que la persona penetrada elija la
postura que pueda facilitar una penetración más suave. Existen multitud de posturas.
Señalamos a continuación algunas de las más frecuentes.
Back swinging
El back swinging (lit. «zarandeo de espalda»). La persona que recibe se encuentra tumbada
boca abajo y la persona que penetra en la parte superior. La penetración es menos profunda,
pero el ritmo lo controla la persona que penetra, lo que, unido a la fuerte presión que ejerce el
ano sobre el glande, puede provocar un orgasmo intenso.
Es una de las más conocidas. La persona que va a ser penetrada se apoya con sus rodillas y
brazos en una posición alta (generalmente en una cama). Cuanto más agache su espalda, más
deja al descubierto su ano. La persona que penetra puede estar situada también de rodillas en
la cama, o bien de pie fuera de ella. En cualquiera de esos dos casos, es el "activo" quien lleva
el control y el ritmo de la penetración, aunque el "pasivo" puede jugar con los testículos de su
pareja. En esta postura, el ano de la persona penetrada tiende a estrecharse, por lo que la
penetración puede llegar a ser dolorosa. A diferencia de la penetración vaginal, la denominada
"postura del perrito" o doggy requiere generalmente que el pene esté en una posición más
elevada.
Coito anal con la persona penetrada sentada encima del pene de su pareja
Bien de cara a la pareja o bien de espaldas, en este segundo caso la estimulación visual
proviene de observar el trasero penetrado mientras que la ventaja de hacerlo de cara es ver la
expresión de la otra persona, poder besarla en los labios, mejillas, cuello, tocarle y olerle los
cabellos y, en caso de ser mujer, cómo se ven y cómo se mueven sus senos; además, estos
rozan con el cuerpo del hombre. La penetración que permite es muy profunda y la ventaja que
tiene es que la persona penetrada tiene control de los movimientos, con lo cual puede regular
tanto el ritmo como la profundidad de la penetración. Suele ser una postura poco dolorosa,
por lo que a veces puede resultar interesante comenzar por ella para adaptar los músculos del
recto al tamaño del pene.
Sexo anal.
Fisting o Fist fucking: consiste en la introducción de un puño, e incluso el brazo, dentro del ano
y recto de la persona penetrada. Es una práctica muy propensa a los desgarros anales, fisuras y
roturas de esfínter. Por ello, la fase de dilatación puede durar horas. Por otro lado, con esta
práctica se incrementa significativamente el riesgo de contraer infecciones de transmisión
sexual, ya que el sangrado es frecuente.
Clismafilia: placer sexual obtenido al inyectar líquido en la cavidad anal; esta práctica incluye el
uso de enemas.
Doble penetración: la doble penetración es una práctica sexual que consiste en que dos
personas penetran simultáneamente a una tercera; una de las personas penetrando el orificio
vaginal y la otra penetrando el ano. La doble penetración también puede ser en un mismo
orificio: el ano o la vagina.
Doble penetración.
Pegging.
Anilingus.
Referencias
BITACORAS.COM. «Las seis costumbres sexuales más «humanas» de los animales». ABC.es.
Consultado el 11 de abril de 2019.
.
«Estudio nacional de comportamiento sexual», artículo del año 2000 en el sitio web Inlatina
(Chile). Consultado en marzo de 2010
Secretaría de Salud - México (2008). «Manual sobre salud sexual anorrectal» (pdf). ISBN 978-
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