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Prólogo de Anfitrión

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MERCURIO.

- (Irrumpiendo “in medias res”; oracular) ¡Si queréis que os asegure las ganancias en los negocios,
que os ayude en las compras y en las ventas! ¡Si queréis que os proteja en la vida y en los viajes, que os ayude
en vuestros proyectos a corto o largo plazo! ¡Si queréis que os consiga bajar los impuestos, que os ayude a llegar
a fin de mes sin problemas! ¡Si queréis que os dé noticias de los vuestros o que os dé solo las buenas noticias...!
¿Queréis, si o no? (Autoritario) ¡Pues guardad silencio durante la representación de esta comedia! (Inflexión)
Soy Mercurio, dios de los negocios y mensajero de los dioses; estoy aquí por mandato de mi padre, Júpiter, dios
de dioses, para contaros el argumento de la tragedia que vais a presenciar. (Apostrofando a alguien del público)
¿Por qué has arrugado la frente?... ¿Porque dije “tragedia”? (Resolutivo) ¡Pues la cambio! ¡Por algo soy un dios!
Si queréis, puedo convertir una tragedia en comedia sin cambiar ni un solo verso... (Provocando el diálogo)
¿Queréis que la cambie, si o no?... ¡Pero qué idiota soy! ¡Como si todo un dios como yo no supiera de sobra
todo lo que vosotros pensáis o queréis! (“Dubitativo”) Bueno, mirad: voy a hacer... ¡una tragicomedia! No creo
que sea decente hacer solo comedia de una obra en la que aparecen dioses y reyes; entonces, aprovechando
que también trabaja un esclavo, haré lo que os he dicho, ¡una tragicomedia! En ella va a actuar el propio Júpiter,
mi padre... (Intentando pulsar cierta “sorpresa” en el público) No os extrañe que trabaje Júpiter; ¡en las
tragedias griegas hacen bajar de una máquina a todos los dioses del Olimpo! (“Recordando”) ¡Ay, qué despiste!
¡Pero si yo había venido a contaros el argumento de la obra! Esto que veis aquí es la ciudad de Tebas; en esta
casa vive Anfitrión, casado con Alcmena. Anfitrión, ahora, está al frente de las legiones tebanas que luchan
contra los teleboos... Pero antes de marchar a la guerra, se “despidió” de su mujer y... la dejó embarazada.
Alcmena se quedó sola y mi padre la vio y se enamoró de ella y... ¡y ya conocéis las locuras de mi padre, Júpiter,
y lo desenvuelto que es cuando se encapricha de alguna mortal de aquí abajo!... (Evocativo y descriptivo) Vio a
Alcmena, se enamoró de ella, se apasionó por ella, vino a verla cuando su esposo no estaba en casa (…)
¡Ya me veis cómo vengo disfrazado yo! ¡Tengo que hacer el papel de Sosias, esclavo de Anfitrión; así, los criados
no me fríen a preguntas cuando entro o salgo de casa…! (…) Aunque ha surgido un problema, menudencias de
nada, no os preocupéis: Anfitrión está a punto de volver de la “guerra” y mi padre aún no ha terminado la
“batalla”... El primero en llegar será el esclavo Sosias y yo tendré que darle el esquinazo, impedirle que entre
en casa mientras mi padre... (Efectos de Sosias que llega) ¡Ahí llega! (“Hace guardia” a la puerta de la casa de
Anfitrión)

MERCURIO.- (Irrumpiendo “in medias res”; oracular) ¡Si queréis que os asegure las ganancias en los negocios,
que os ayude en las compras y en las ventas! ¡Si queréis que os proteja en la vida y en los viajes, que os ayude
en vuestros proyectos a corto o largo plazo! ¡Si queréis que os consiga bajar los impuestos, que os ayude a llegar
a fin de mes sin problemas! ¡Si queréis que os dé noticias de los vuestros o que os dé solo las buenas noticias...!
¿Queréis, si o no? (Autoritario) ¡Pues guardad silencio durante la representación de esta comedia! (Inflexión)
Soy Mercurio, dios de los negocios y mensajero de los dioses; estoy aquí por mandato de mi padre, Júpiter, dios
de dioses, para contaros el argumento de la tragedia que vais a presenciar. (Apostrofando a alguien del público)
¿Por qué has arrugado la frente?... ¿Porque dije “tragedia”? (Resolutivo) ¡Pues la cambio! ¡Por algo soy un dios!
Si queréis, puedo convertir una tragedia en comedia sin cambiar ni un solo verso... (Provocando el diálogo)
¿Queréis que la cambie, si o no?... ¡Pero qué idiota soy! ¡Como si todo un dios como yo no supiera de sobra
todo lo que vosotros pensáis o queréis! (“Dubitativo”) Bueno, mirad: voy a hacer... ¡una tragicomedia! No creo
que sea decente hacer solo comedia de una obra en la que aparecen dioses y reyes; entonces, aprovechando
que también trabaja un esclavo, haré lo que os he dicho, ¡una tragicomedia! En ella va a actuar el propio Júpiter,
mi padre... (Intentando pulsar cierta “sorpresa” en el público) No os extrañe que trabaje Júpiter; ¡en las
tragedias griegas hacen bajar de una máquina a todos los dioses del Olimpo! (“Recordando”) ¡Ay, qué despiste!
¡Pero si yo había venido a contaros el argumento de la obra! Esto que veis aquí es la ciudad de Tebas; en esta
casa vive Anfitrión, casado con Alcmena. Anfitrión, ahora, está al frente de las legiones tebanas que luchan
contra los teleboos... Pero antes de marchar a la guerra, se “despidió” de su mujer y... la dejó embarazada.
Alcmena se quedó sola y mi padre la vio y se enamoró de ella y... ¡y ya conocéis las locuras de mi padre, Júpiter,
y lo desenvuelto que es cuando se encapricha de alguna mortal de aquí abajo!... (Evocativo y descriptivo) Vio a
Alcmena, se enamoró de ella, se apasionó por ella, vino a verla cuando su esposo no estaba en casa (…)
¡Ya me veis cómo vengo disfrazado yo! ¡Tengo que hacer el papel de Sosias, esclavo de Anfitrión; así, los criados
no me fríen a preguntas cuando entro o salgo de casa…! (…) Aunque ha surgido un problema, menudencias de
nada, no os preocupéis: Anfitrión está a punto de volver de la “guerra” y mi padre aún no ha terminado la
“batalla”... El primero en llegar será el esclavo Sosias y yo tendré que darle el esquinazo, impedirle que entre
en casa mientras mi padre... (Efectos de Sosias que llega) ¡Ahí llega! (“Hace guardia” a la puerta de la casa de
Anfitrión).
MERCURIO.- (Irrumpiendo “in medias res”; oracular) ¡Si queréis que os asegure las ganancias en los negocios,
que os ayude en las compras y en las ventas! ¡Si queréis que os proteja en la vida y en los viajes, que os ayude
en vuestros proyectos a corto o largo plazo! ¡Si queréis que os consiga bajar los impuestos, que os ayude a llegar
a fin de mes sin problemas! ¡Si queréis que os dé noticias de los vuestros o que os dé solo las buenas noticias...!
¿Queréis, si o no? (Autoritario) ¡Pues guardad silencio durante la representación de esta comedia! (Inflexión)
Soy Mercurio, dios de los negocios y mensajero de los dioses; estoy aquí por mandato de mi padre, Júpiter, dios
de dioses, para contaros el argumento de la tragedia que vais a presenciar. (Apostrofando a alguien del público)
¿Por qué has arrugado la frente?... ¿Porque dije “tragedia”? (Resolutivo) ¡Pues la cambio! ¡Por algo soy un dios!
Si queréis, puedo convertir una tragedia en comedia sin cambiar ni un solo verso... (Provocando el diálogo)
¿Queréis que la cambie, si o no?... ¡Pero qué idiota soy! ¡Como si todo un dios como yo no supiera de sobra
todo lo que vosotros pensáis o queréis! (“Dubitativo”) Bueno, mirad: voy a hacer... ¡una tragicomedia! No creo
que sea decente hacer solo comedia de una obra en la que aparecen dioses y reyes; entonces, aprovechando
que también trabaja un esclavo, haré lo que os he dicho, ¡una tragicomedia! En ella va a actuar el propio Júpiter,
mi padre... (Intentando pulsar cierta “sorpresa” en el público) No os extrañe que trabaje Júpiter; ¡en las
tragedias griegas hacen bajar de una máquina a todos los dioses del Olimpo! (“Recordando”) ¡Ay, qué despiste!
¡Pero si yo había venido a contaros el argumento de la obra! Esto que veis aquí es la ciudad de Tebas; en esta
casa vive Anfitrión, casado con Alcmena. Anfitrión, ahora, está al frente de las legiones tebanas que luchan
contra los teleboos... Pero antes de marchar a la guerra, se “despidió” de su mujer y... la dejó embarazada.
Alcmena se quedó sola y mi padre la vio y se enamoró de ella y... ¡y ya conocéis las locuras de mi padre, Júpiter,
y lo desenvuelto que es cuando se encapricha de alguna mortal de aquí abajo!... (Evocativo y descriptivo) Vio a
Alcmena, se enamoró de ella, se apasionó por ella, vino a verla cuando su esposo no estaba en casa (…)
¡Ya me veis cómo vengo disfrazado yo! ¡Tengo que hacer el papel de Sosias, esclavo de Anfitrión; así, los criados
no me fríen a preguntas cuando entro o salgo de casa…! (…) Aunque ha surgido un problema, menudencias de
nada, no os preocupéis: Anfitrión está a punto de volver de la “guerra” y mi padre aún no ha terminado la
“batalla”... El primero en llegar será el esclavo Sosias y yo tendré que darle el esquinazo, impedirle que entre
en casa mientras mi padre... (Efectos de Sosias que llega) ¡Ahí llega! (“Hace guardia” a la puerta de la casa de
Anfitrión)

MERCURIO.- (Irrumpiendo “in medias res”; oracular) ¡Si queréis que os asegure las ganancias en los negocios,
que os ayude en las compras y en las ventas! ¡Si queréis que os proteja en la vida y en los viajes, que os ayude
en vuestros proyectos a corto o largo plazo! ¡Si queréis que os consiga bajar los impuestos, que os ayude a llegar
a fin de mes sin problemas! ¡Si queréis que os dé noticias de los vuestros o que os dé solo las buenas noticias...!
¿Queréis, si o no? (Autoritario) ¡Pues guardad silencio durante la representación de esta comedia! (Inflexión)
Soy Mercurio, dios de los negocios y mensajero de los dioses; estoy aquí por mandato de mi padre, Júpiter, dios
de dioses, para contaros el argumento de la tragedia que vais a presenciar. (Apostrofando a alguien del público)
¿Por qué has arrugado la frente?... ¿Porque dije “tragedia”? (Resolutivo) ¡Pues la cambio! ¡Por algo soy un dios!
Si queréis, puedo convertir una tragedia en comedia sin cambiar ni un solo verso... (Provocando el diálogo)
¿Queréis que la cambie, si o no?... ¡Pero qué idiota soy! ¡Como si todo un dios como yo no supiera de sobra
todo lo que vosotros pensáis o queréis! (“Dubitativo”) Bueno, mirad: voy a hacer... ¡una tragicomedia! No creo
que sea decente hacer solo comedia de una obra en la que aparecen dioses y reyes; entonces, aprovechando
que también trabaja un esclavo, haré lo que os he dicho, ¡una tragicomedia! En ella va a actuar el propio Júpiter,
mi padre... (Intentando pulsar cierta “sorpresa” en el público) No os extrañe que trabaje Júpiter; ¡en las
tragedias griegas hacen bajar de una máquina a todos los dioses del Olimpo! (“Recordando”) ¡Ay, qué despiste!
¡Pero si yo había venido a contaros el argumento de la obra! Esto que veis aquí es la ciudad de Tebas; en esta
casa vive Anfitrión, casado con Alcmena. Anfitrión, ahora, está al frente de las legiones tebanas que luchan
contra los teleboos... Pero antes de marchar a la guerra, se “despidió” de su mujer y... la dejó embarazada.
Alcmena se quedó sola y mi padre la vio y se enamoró de ella y... ¡y ya conocéis las locuras de mi padre, Júpiter,
y lo desenvuelto que es cuando se encapricha de alguna mortal de aquí abajo!... (Evocativo y descriptivo) Vio a
Alcmena, se enamoró de ella, se apasionó por ella, vino a verla cuando su esposo no estaba en casa (…)
¡Ya me veis cómo vengo disfrazado yo! ¡Tengo que hacer el papel de Sosias, esclavo de Anfitrión; así, los criados
no me fríen a preguntas cuando entro o salgo de casa…! (…) Aunque ha surgido un problema, menudencias de
nada, no os preocupéis: Anfitrión está a punto de volver de la “guerra” y mi padre aún no ha terminado la
“batalla”... El primero en llegar será el esclavo Sosias y yo tendré que darle el esquinazo, impedirle que entre
en casa mientras mi padre... (Efectos de Sosias que llega) ¡Ahí llega! (“Hace guardia” a la puerta de la casa de
Anfitrión).

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