Los Gobiernos Post Cardenistas y La Consolidación Del Capitalismo en La Agricultura
Los Gobiernos Post Cardenistas y La Consolidación Del Capitalismo en La Agricultura
Los Gobiernos Post Cardenistas y La Consolidación Del Capitalismo en La Agricultura
La serie de reformas que suceden durante el período 1934-40 que dura el mandato
del General Lázaro Cárdenas, que forman parte de su proyecto político son, no sólo
necesarias, sino ineludibles e inaplazables, ya que la situación que se vivía
amenazaba con un estallido social y a la vez, por otro lado, frenaba el desarrollo del
país, en particular. De esta forma, el fin fundamental del proyecto cardenista, se
resume a la creación de las condiciones tanto sociales como económicas que
permitirán garantizar la acumulación del capital, lo cual significaba, reformular las
bases sobre las que se deben las relaciones de producción.
El proyecto reformista de Cárdenas, no fue aceptado en principio por la burguesía
nacional y en menor medida por la extranjera. Ya que beneficiaba a la amplia capa
de masas populares, también necesitó de estás para ser llevado a cabo, sólo porque
de otra forma, no hubiese sido posible. Esto es así, porque dicho proyecto, se
proponía concretizar las tareas que la revolución dejará inconclusas.
Bajo una política populista, Cárdenas logra llevar a cabo, acciones antiimperialistas
que permitirán recobrar, para el país, renglones productivos que servirán más tarde
de apoyo a la industrialización del país, como el petróleo. Además, logra conducir
el movimiento obrero y campesino para reformular las relaciones obrero-patronales,
esto es, modificar la forma en que se pacta la venta de la fuerza de trabajo; que fue
uno de los fines del proyecto cardenista, la reformulación de las condiciones en la
que se pacta la venta de la fuerza de trabajo a la vez que da un gran paso en la
reforma agraria. Son precisamente las bases populistas y la retórica socializante del
gobierno de Cárdenas,
La idea de Cárdenas era equilibrar la posición de los factores productivos las que
confunden a la burguesía de ese tiempo y la hacen temer al proyecto reformista,
llegando a ver, incluso, en él un ataque a la propiedad privada, sólo porque a corto
plazo afectaría seriamente a intereses de la burguesía monopolista aliada al capital
extranjero. Sin ver, que ello es necesario para sentar las bases de una nueva forma
de organización económica y social dentro de los marcos capitalistas.
Dos aspectos, dignos de mencionarse, fue que la burguesía se encontraba
débilmente formada como para tomar el poder político; a la vez que en el seno de
las masas populares existe una gran agitación, pero priva la desorganización, hecho
por el cual no pueden imponer su fuerza política y de esta forma, mejorar sus
condiciones de vida material. Surge de aquí, entonces, una superestructura política
e ideológica que a la vez que legítima y garantiza la reproducción de la explotación
capitalista, atrae a las masas explotadas haciéndoles uno de sus elementos
constitutivos con el fin de cumplir con sus reivindicaciones; y por este medio lograr
su control, para así dirigir su potencial política dentro de las causas de expresión de
un Estado burgués. Cárdenas de organizó a las masas populares en sindicatos para
más tarde incluirlos dentro de un partido político. Así, de ser una forma de
organización popular para ganar posiciones en la lucha de clases, el sindicato,
deviene en una institución que será el elemento mediante el cual el estado, se
servirá para controlar, manipular y mediatizar el movimiento obrero y campesino.
Su proyecto político buscaba una mayor participación política de las masas, con el
fin de lograr un reacomodo de las fuerzas político-económicas, en general y de las
relaciones de producción en particular, para así, instaurar un nuevo patrón de
relaciones de producción capitalistas más racional, y que respondiera a las
necesidades de modernización del aparato productivo y de la acumulación de
capital, lo cual era posible, sólo si los trabajadores luchaban por ello, dentro de los
marcos abiertos por el Estado. En este sentido, un mecanismo que servirá para este
fin, será la huelga. En este sentido, el gobierno no estaría bloqueando el capitalismo,
por el contrario, modifica las condiciones jurídico políticas de las relaciones de
producción para su mejor funcionamiento y expansión, el proyecto Cárdenista no
hubiese sido posible de no haber existido una gran agitación social que facilitó el
encauzamiento hacia el corporativismo; una relativa debilidad de la burguesía que
permitió ampliar las concesiones a las masas populares y una participación en la
vida interna del país, por parte del imperialismo, disminuida por las pugnas ínter
imperialistas y condiciones de alguna manera por preludio de la guerra mundial.
Cárdenas, aprobó la contratación colectiva, el salario mínimo; le dio vigencia a la
Ley Federal del Trabajo, promulgada desde 1931; permitió las huelgas a gran escala
y satisfizo las demandas de los obreros y campesinos; apoyó el derecho de los
trabajadores y del Estado de tomar las fábricas donde la maquinaria productiva
estuviese inactiva o donde los propietarios desobedecieran las leyes laborales;
promovió la reforma agraria y repartió más tierras que ninguno de sus predecesores
desde la revolución de 1910.
En el campo de lo social, apoyo la agricultura y la industria; creando a la vez un
campo propicio para la inversión privada, apoyándose así, la organización y la
producción también se vio materializada en el terreno económico, con una mayor
participación e intervención de éste, tanto directa como indirectamente; obligado,
sobre todo, por la necesidad de reactivar la economía, deprimida por la crisis de
1929, fomentando el desarrollo del país en su conjunto. Los principales mecanismos
utilizados para este fin fueron la manipulación del gasto público y la creación de
instituciones económicas que fundamentarían el sistema financiero del país. Así,
para 1937 la participación del gasto público reorientado al área económica
representa el 42% del gasto federal total, lo cual contrasta con un 23% que
representaba en 1929. De igual manera, tenemos, en esta etapa, la creación del
Banco Nacional y el de Comercio Exterior; así como el fortalecimiento del Banco de
Crédito Agrícola y la Nacional Financiera, que se convirtió en el principal apoyo a la
producción industrial. Un fenómeno característico del período fue el fortalecimiento
del mercado interno. Gracias a él, pudo darse una notable expansión industrial.
Dicho fortalecimiento se debe principalmente a la mejora en las condiciones de vida
material de los trabajadores asalariados; a la repartición de tierras que permitió una
generación mayor de ingreso en el campo y por tanto amplió la demanda; la misma
expansión de los demás sectores crea condiciones más adecuadas para la
canalización de la oferta de productos, tanto agrícolas como industriales, sobre todo
notable, en los servicios públicos y en el sector gubernamental (ambos sectores,
absorbían casi el 50% del ingreso nacional en 1940) .
Es bien cierto, que la modernización y el empuje que adquiere en este periodo, dicho
sector, servirá para fundamentar el desarrollo industrial del país en el período
inmediato posterior. Esto, porque incrementa el suministro de materias primas para
la industria, al mismo tiempo que expande la oferta de productos alimenticios y
provoca el abaratamiento de la fuerza de trabajo que se empleaba en la industria, a
la vez, que, como ya se dijo, expande el mercado interno.
De igual manera, al producir bienes de exportación, cierto que el reparto de tierra
favoreció a una gran cantidad de campesinos, también es cierto que fortaleció
posiciones de la burguesía rural. Un dato interesante al respecto, es que entre 1930
y 1940, el número de haciendas privadas, creció en un 44%.La promulgación de
leyes por parte del gobierno de Cárdenas, hizo mucho por provocar esta situación.
De especial atención son las leyes que protegían la industria nacional de la
competencia extranjera, como la del 1938, que establecía aranceles elevadísimos
para la importación de mercancías que ya se estuvieran produciendo en el país. De
igual manera, en 1939, se promulga un decreto oficial para dar estímulos a la
creación de nuevas empresas mediante la exención de impuestos para la
exportación de maquinaria y materias primas que de manera indispensable
necesitaran dichas empresas y no se produjeran en México. De igual manera, se
dan otra serie de disposiciones gubernamentales, que exentaban del pago de
impuestos, canalizaban recursos a la industria, etc.
El plan de Cárdenas, no era acabar con la participación del capital extranjero en el
país, sino más bien limitarlo de alguna manera, poderlo tenerlo bajo control. Dos
fueron las medidas más radicales a este respecto: la nacionalización de los
ferrocarriles y la industria petrolera, las cuales se llevaron a cabo basadas en la ley
sobre la expropiación en beneficio de la nación, promulgada en 1936. En el mismo
sentido, actuó la elevación de los impuestos sobre las ganancias de los monopolios
extranjeros y la promulgación de la ley sobre el impuesto a los super beneficios.
Estas últimas dos medidas, si bien tenían clara intención antiimperialista, también
afectaban a los monopolios nacionales, en gran medida aliados a los intereses
extranjeros.
La intervención del Estado en algunos renglones de la economía, tenía también el
mismo propósito por ello es que crea dos instituciones estatales. Una es la Comisión
Estatal para el Desarrollo de la Industria Minera, la cual trataría de orientar la
explotación de la riqueza mineral del país a fines nacionales, a la vez que buscaba
reducir y limitar la influencia de las compañías mineras extranjeras. Esto es, servir
de contrapeso: el mismo papel desempeñará la Comisión Federal de Electricidad
creada en 1938, la cual mantendrá un rígido control sobre el sistema eléctrico del
país, a la vez que evitaría los abusos de las compañías extranjeras que operaban
en esta rama. La batalla contra las compañías petroleras se había iniciado a raíz de
la promulgación de la constitución de 1917, en el cual se consagraba la propiedad
de la nación sobre el subsuelo nacional de donde los monopolios petroleros extraían
el petróleo.
Una larga lucha diplomática se entabló entonces, ya que mientras por un lado, las
compañías petroleras luchaban por conservar la propiedad de los yacimientos
petrolíferos, el Estado Mexicano, trataba de limitarlos, dándoles simplemente
concesiones por tiempo limitado para la explotación del subsuelo nacional. Así, que
en el fondo de la lucha contra los monopolios petroleros no sólo se encontraba el
problema de la interpretación del artículo 27º constitucional y la legislación petrolera,
sino que tras de todo ellos, subyacía el hecho de impedir una explotación irracional
del petróleo y no seguir permitiendo que el país dejara de obtener beneficios de la
explotación de una de sus principales materias primas como era el petróleo.
A partir de la expropiación de 1938, el destino de la producción petrolera cambió
radicalmente: la industria se dedicó principalmente al abastecimiento de las
necesidades del país, no sólo por la pérdida de los mercados extranjeros, sino
fundamentalmente, por el incremento del consumo interno que trajo consigo la
aceleración del ritmo de industrialización promovido por la segunda Guerra Mundial.
Después de conflicto, el consumo interno habría de absorber más del 90% de la
producción total. De esta forma, hacia 1940, las inversiones extranjeras directas, se
habían reducido. Cabe aquí resaltar que fue el proteccionismo un de las medidas
de política económica que el Estado Mexicano utilizó con mayor empeño para poder
impulsar el proceso industrializador en México, defendiendo así a una industria que
por atraso relativo no se encontraba en condiciones de competir con los productos
manufacturados que provenían del exterior.
Las medidas arancelarias hacían más baratas las mercancías producidas por la
industria nacional que las que se importaban, y así, ésta pudo ganar terreno y
consolidar su posición en el mercado interno. Esto sucedía sin embargo,
parcialmente ya que dicho proteccionismo favorecía únicamente el Sector II,
agudizando la dependencia de la industria nacional con respecto al exterior por la
necesidad de importar los bienes de capital para la reposición y la inversión nueva,
ante la ausencia de una producción nacional de los mismos.
Esto habla, no sólo del amplio flujo de capitales al exterior y por tanto de la mayor
descapitalización de la economía mexicana a través de las utilidades de las ET, y
de los pagos que éstos efectúan al exterior, también habla de un creciente déficit
incluido en la balanza de capitales, que se conjuga con el déficit en la balanza
comercial y lleva la balanza de pagos a una aguda situación cuya única salida ha
sido una creciente disposición del crédito externo, para saldar los déficits creados.
Otra forma de financiar dichos déficits ha sido la atracción de nuevas inversiones
extranjeras, lo que no hace sino reproductor la misma situación, pero a niveles más
críticos.
El endeudamiento externo, viene a ser pues, junto con los mayores lujos de
inversión extranjera, el elemento que sostendrá el desarrollo del patrón de
acumulación que ha creado los problemas que has provocado recurrir a dicho
financiamiento. Problemas que se ahondarán mientras dicho patrón de acumulación
siga vigente, cerrando con ello el círculo vicioso de la dependencia y la
subordinación económica. A lo largo de todo este trabajo, hemos podido constatar
la enorme importancia que ha representado el fenómeno de la inversión extranjera
en nuestro país y las consecuencias negativas que ha provocado en el desarrollo
nacional del mismo.
El sector agrícola, era, sin duda, el más importante de la economía mexicana
durante el Porfiriato, ya que representaba el principal apoyo para la expansión
capitalista. Sin embargo, su desarrollo no se vio alterado en su forma, como había
sucedido con otras ramas que se modernizaban. Siguió prevaleciendo en gran
medida la Hacienda, como unidad productiva y sólo se lograron desarrollar
explotaciones de tipo capitalista en la producción de materias primas o alimentos
para la explotación. Pero, lo que era en sí la total producción para el mercado
interno, siguió basándose en la hacienda.
Aquí el estado, no pudo tomar medidas drásticas para lograr la transformación
agraria. Primero, porque hubiese sido una fuente de graves conflicto de atacar el
latifundismo y segundo, porque dicho elemento, pudo ser incorporado sin cambios
cualitativos al engranaje del nuevo orden capitalista, que ya comenzaba a
prevalecer en México.
Más bien, lo que sucedió, fue que se fortaleció la gran propiedad de la tierra, con
las grandes afectaciones de tierras que se hicieron a partir de la ley de 18883, lo
cual permitió un gran despojo de tierras a comunidades indígenas y otros
propietarios, y una gran concentración de éstas en manos de grandes empresas
deslindadores que se dedicaron a la especulación de la tierra.
Este hecho, fue negativo por dos razones: primero, por que las ideas de introducir
al mercado, todas las tierras que permanecían ociosas, creando así, la pequeña
propiedad y proliferación de ranchos y granjas de tipo capitalista (vía farmer de
desarrollo capitalista en la agricultura) no se logra, pues estas medidas, sólo
amplían la concentración de la tierra. Y segunda, por que al hacer un negocio
atractivo de la especulación de tierras, éste desvía recursos que pudieron haber
sido invertidos en otras actividades que hubieran permitido crear una base
productiva de tipo capitalista en el campo.
Por otra parte, se puede decir, que en general, durante el Porfiriato y sobre todo a
partir de 1890, la producción agrícola se ve ampliamente incrementada. Esto se
debe principalmente a la expansión del mercado interno. Tal expansión se debió, a
la unificación de mercados alejados geográficamente; el aumento de la demanda
de alimentos gracias al incremento de trabajadores asalariados en otros sectores y
el crecimiento que estaba presentando la industria que demandaba materias
primas. De otra parte, dicha expansión se debió también, a la creciente demanda
externa que consistía principalmente en ganado, palo de tinte, vainilla, café, chicle,
henequén, etc.
Como podemos observar, la agricultura, fue uno de los sectores de menor
importancia para la inversión extranjera, aunque dicha inversión como se pudo
comprobar, fue cuantiosa y el control que permitió ejercer en algunos renglones, fue
total.
Pese a que todos los partidos políticos de México al que más se ha estudiado es al
Revolucionario Institucional (PRI), generalmente se ha abordado su análisis desde
el punto de vista histórico. Lo novedoso e importante del libro Partido Revolucionario
Institucional: crisis y refundación, coordinado por Francisco Reveles Vázquez y
auspiciado por el Programa de Apoyos a Proyectos de Investigación e Innovación
Tecnológica (PAPIIT) de la UNAM, no sólo es que analiza al PRI en el poder
presidencial, sino también en la oposición, es decir, el tema se aborda generalmente
desde 1988 —cuando electoral, orgánica, ideológica y estructuralmente inicia la
crisis del partido— hasta la actualidad.
Además de analizar al PRI actual y las razones de su crisis, también se estudia su
estructura, lo que Giovanni Sartori denomina el partido por dentro: la conformación
de sus diversas fracciones, la forma de selección de candidatos presidenciales y
dirigentes nacionales, la manera en que se efectúa la participación de las bases, su
ideología y su proceso de transformación. Se incluye además una cronología de
1986 al año 2000, una sección con bibliografía comentada acerca de los estudios
sobre el PRI en los últimos veinte años y una selección de fuentes para su estudio.
Como lo señala el coordinador del libro en la presentación, con este trabajo se
contribuye al estudio del PRI en su complicada fase de crisis y renacimiento de su
organización (quizá por ello aspectos poco estudiados del partido).
En el capítulo "PRI: crisis y refundación", Francisco Reveles maneja la tesis de que
el PRI ha sido más que un partido político, ya que "fue pilar del régimen político
autoritario y eje del sistema electoral no competitivo. Nació como partido gobernante
y, por ende, su principal objetivo fue conservar el poder".
El autor analiza quiénes han y cómo se ha abordado el estudio del PRI a lo largo de
su historia, señalando las aportaciones en la materia, pero también los vacíos en su
análisis, encontrando que en muchos estudios previos no se explicó lo referente a
los procesos internos de selección de dirigentes, las discusiones sobre la identidad
ideológica, las relaciones entre los liderazgos locales y nacionales, o el papel de los
dirigentes parlamentarios y de los gobernadores en la dinámica partidista en sus
diversos planos.
¿Qué es entonces lo que los analistas han estudiado sobre el PRI? El autor
encuentra que los estudios previos indagan desde si el PRI era realmente un partido
político, una maquinaria electoral, una secretaría de Estado o simplemente una
agencia de colocaciones, hasta análisis serios y con rigor académico, pero
incompletos, acerca de si el PRI podía ser considerado como un partido de Estado
o como un partido del régimen político, si era el PRI-gobierno, si era un partido
hegemónico —que a partir de Sartori ha sido la caracterización más aceptada—
dominante o predominante, e inclusive si era un partido en el gobierno o del
gobierno.
Dejando a un lado los aciertos y desaciertos de todas estas caracterizaciones, en
su referencia al PRI Reveles adopta la noción de "partido del régimen político
autoritario", ya que desde su perspectiva el PRI fue una institución fundamental para
el funcionamiento y conformación del régimen político autoritario, puesto que sin él
no se podría entender el predominio de la institución presidencial sobre los poderes
legislativo y judicial, la cohesión y estabilidad de las elites políticas, el control
corporativo de los trabajadores, la falta de una cultura política democrática entre los
ciudadanos, la socialización de los valores del autoritarismo o la realización de
elecciones sin que en realidad estuviera en juego el poder político.
De ahí que el autor afirme que en realidad el PRI no fue la institución central de
dicho régimen, sino que nació y se desarrolló bajo el ascendiente del poder
presidencial, haciendo de él un partido débilmente institucionalizado y subordinado
no a sus propias reglas y tiempos, sino a las del presidente en turno. Durante
muchas décadas fue el espacio para el reclutamiento y renovación de cuadros, para
cohesionar a las distintas fracciones políticas, para subordinar y controlar a las
corporaciones obreras y campesinas, para socializar la ideología dominante y para
canalizar las demandas sociales, pero siempre bajo la tutela del jefe del ejecutivo.
Todo esto comenzó a debilitarse y a entrar en crisis a partir de 1987 cuando, con
miras a las elecciones presidenciales de 1988 y la postulación del candidato del
PRI, se rompen las reglas no escritas de la sucesión presidencial, el proyecto
ideológico ya no es compartido por todos, se dan rupturas en el interior del partido
tanto entre los dirigentes como entre las bases, con la consabida pérdida de votos
y espacios electorales que condujeron al PRI a su máxima derrota electoral cuando
perdió la presidencia de la república. "Como parte del régimen político autoritario, el
PRI llegó a su fin en el 2000 para pasar a ser simplemente un partido de oposición",
que para poder sobrevivir e intentar reconquistar el poder debe refundarse.
EL ALMAZANISMO DE 1940
EL PADILLISMO
Desarrollo estabilizador
El desarrollo estabilizador, fue un modelo económico utilizado en México entre los
años de 1952-1970, aunque algunos autores de historia económica lo consideran
de 1954-1970, las bases de este modelo radican en buscar la estabilidad económica
para lograr un desarrollo económico continuo, la estabilidad económica refiere a
mantener la economía libre de topes como inflación, déficits en la balanza de pagos,
devaluaciones y demás variables que logran estabilidad macroeconómica. El
periodo en el que se manejó el modelo en la economía nacional abarca los sexenios
de Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz. Algunas
medidas que México optó durante este periodo, fueron:
Devaluación del peso frente al dólar en 1954, con una nueva paridad de
12.50 pesos por dólar.
Aumento de créditos al sector privado.
Se facilita la entrada de inversión extranjera
Se impulsa fuertemente la producción de bienes intermedios y se empieza a
fomentar la producción de bienes de capital.
El modelo es precedido por el modelo de Sustitución de Importaciones,
aunque conservando los principales puntos para la realización de este.
LA ESTABILIZACIÓN Y SUS EFECTOS SOCIALES
Política económica de Adolfo Ruiz Cortines
En busca de una política que contrastara con el régimen de Miguel Alemán, Ruiz
Cortines buscó dar solución a la problemática social y dio inicio a una nueva era de
austeridad y moralización. Se modificó la ley referente a la responsabilidad de
servidores públicos, que apuntaban de forma indirecta a ser corruptos, al proponer
Ruiz Cortines que dichos funcionarios declararan sus bienes antes de iniciar sus
labores y que se pudiera investigar el origen de la fortuna de quiénes poseyeran
propiedades superiores a sus ingresos económicos. La ley reglamentaria del
artículo 28 constitucional sufrió una reforma en materia de monopolios: se
sancionaría con más severidad a las personas que monopolizaran artículos de
primera necesidad. Durante 1953 se efectuaron multas a comerciantes por
violaciones a los precios fijados en dichos artículos, que ascendieron a la cantidad
de $16,242 pesos y que reflejaron la severidad del gobierno de Ruiz Cortines. Al
poco tiempo ordenó la suspensión de todos los pagos a los contratistas del gobierno
para revisar el estado de cada proyecto. Reportó ante la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes la recepción de una factura respecto a una carretera
de 120 kilómetros que no existía; inmediatamente ordenó que se multará al
contratista con el triple de la suma que pretendía cobrar. El gobierno Ruiz Cortinista
decidió reducir el gasto público ajustándose a los ingresos corrientes, con el
propósito de logar el saneamiento de las finanzas públicas y combatir la inflación.
En ese momento, los empresarios estaban desconcertados por el nuevo estilo de
gobierno, temiendo que sus posibilidades de ganancia se vieran afectadas en el
momento en que la economía mexicana atravesaba por una crisis. Esto propició la
incertidumbre en la industria privada y la fuga de capitales. En 1953 se redujo la
inversión privada, Ruiz Cortines reorientó su política hacia el impulso de la
producción.
Política económica de Adolfo López Mateos
El país tenía problemas económicos; entre ellos el déficit en la balanza comercial,
es decir, las compras en el exterior superaban a las ventas. El 27 de septiembre
1960 se nacionalizó la industria eléctrica. Así, la generación de electricidad, hasta
entonces controlada por empresas extranjeras, pasó a manos del gobierno.
Además, se decretó el derecho del trabajador sobre una parte de las ganancias.
También se estableció que los trabajadores recibieran un aguinaldo a finales de
cada año. Éste se recibiría con base en los días trabajados. Durante su mandato la
economía estuvo en auge gracias al secretario de hacienda Antonio Ortiz Mena.[4]
La política económica de Adolfo Ruiz Cortines estaba orientada a mantener un buen
ritmo de crecimiento. Se decidió hacer intentos para lograr la estabilización de la
economía nacional. En el sexenio de Adolfo López Mateos la economía adquirió
dos características. El objetivo más importante del sexenio de López Mateos era
lograr el mayor desarrollo a partir de la estabilidad monetaria. Las medidas monerías
por instituciones como el Banco Internacional de Reconstrucción y fomento y el
fondo Monetario Internacional habían fructificado. El Gobierno de Gustavo Díaz
Ordaz retomó con mayor firmeza la política económica de su antecesor. El
desarrollo estabilizador, se logró a costa de un continuo y permanente déficit
gubernamental. Los primeros signos internacionales e indicadores nacionales que
apuntaban hacia la crisis se registraron en México alrededor de 1967.
Cuando inicio la administración de Luis Echeverría Álvarez, la imagen que se tenía
de México era la de un país afortunado y privilegiado. El hecho de no haber tocado
el capital financiero fue lo que provocó la crisis de 1976. Fue como los años 70 se
caracterizaron por las importaciones de alimentos A partir de 1973, México empieza
a vivir envuelto en un proceso inflacionario. Tal situación es aprovechada por los
grupos empresariales para increpar al gobierno y fortalecer su poder. Al finalizar el
sexenio de Echeverría Álvarez la inflación alcanzó 18%. En este clima de crisis
económica y social, Echeverría Álvarez entregó el mando a su sucesor José López
Portillo. El nuevo gobierno aceptó los programas sugeridos por los empresarios. El
gobierno de López Portillo estableció buena comunicación con los empresarios y
demostró interés en limar asperezas con el gobierno de E.U.A. Los esfuerzos de
López Portillo dieron resultados muy pronto; decidió que el petróleo fue el eje de
desarrollo nacional. Sin embargo, en Junio de 1981 da inicio la crisis por el descenso
de los precios internacionales del petróleo. Con el derrumbe de los precios del
crudo, México mostró toda su vulnerabilidad. La nacionalización de la Banca fue un
acto que devolvía al Estado su capacidad de mando y gobierno. La década de 1970
y los primeros años de 1980 marcaron la perdida de la soberanía financiera de
México.
MOVIMIENTO FERROCARRILERO
Hacia finales de los años 50’s los trabajadores ferrocarrileros comenzaron a
organizarse para mejorar sus condiciones de trabajo. Las percepciones salariales
no garantizaban una vida digna y la organización sindical estaba férreamente
controlada por el sindicato oficialista, anulando una representación eficaz de sus
intereses. No bien había terminado junio de 1958 cuando los trabajadores ya
habrían emitido la proclama de sus derechos (Plan del Sureste) y convocado a
paros estratégicos. Las manifestaciones ferrocarrileras de finales de junio fueron
recibidas con represión de las autoridades y la ocupación militar de las sedes
sindicales independientes. La fuerza del movimiento no pudo ser eficazmente
reprimida, por lo que se ven obligados a ceder a un proceso electoral interno que
gana Demetrio Vallejo. Las condiciones laborales, sin embargo, no cambiaron
forzando a huelgas en febrero y marzo de 1959 en los ferrocarriles Nacionales y del
Pacífico respectivamente, mismas que fueron declaradas inexistentes. El llamado
sindicalista a una tregua que cumpliera las condiciones establecidas en los
contratos colectivos fue contestado con despidos y detenciones masivas, entre las
que se encontraba por supuesto el liderazgo sindical ferrocarrilero. Manifestaciones
posteriores exigiendo libertad de los compañeros presos fueron igualmente
reprimidas. Eventualmente se impondría una dirigencia afín al sindicalismo charro,
pero quedaría conciencia en el régimen del despertar social de varios sectores y del
costo incremental de la represión como alternativa.