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El Reino Visigodo en La Peninsula Ibérica

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GUÍA DE CONTENIDOS

“EL REINO VISIGODO DE LA PENÍNSULA IBÉRICA”


UNIDAD 3 “Civilizaciones que confluyen en la conformación de la cultura
americana: La Edad Media y el nacimiento de la civilización europea”.

OBJETIVO DE LA CLASE: Analizar elementos de continuidad romana que se


observan en los pueblos germanos luego de la decadencia del Imperio.

Nombre: _______________________________________________________

Curso: ___________________________ Fecha: _______________________

“EL REINO VISIGODO DE LA PENÍNSULA IBÉRICA”

El Imperio romano, que arrastró una fuerte crisis en el siglo III, terminó por
desaparecer, lo que aconteció en el año 476. La causa esencial de esa
hecatombe se hallaba en los graves problemas internos, tanto políticos y
militares como sociales y económicos, pero también contribuyó a su caída la
presión ejercida desde el exterior de sus fronteras por los denominados
pueblos bárbaros, que, como es bien sabido, en su mayor parte pertenecían al
grupo germánico. La península Ibérica conoció, a comienzos del siglo V,
concretamente el año 409, la invasión de dichos pueblos, en concreto los
suevos y los vándalos, ambos pertenecientes al tronco germano, y los alanos,
estos últimos de origen asiático. Poco después hacían acto de presencia en el
solar ibérico los visigodos, que habían sellado en el año 416 un pacto con
Roma, con la finalidad, al parecer, de eliminar de Hispania a los invasores
antes citados. De todos modos los suevos lograron asentarse en el noroeste
peninsular.
El reino visigodo, se estableció en el sur de Francia. De ahí que tras la caída
del Imperio romano el reino Suevo se encuentra en Gallaecia y al norte de los
Pirineos con el reino visigodo de Tolosa. Poco después el Imperio bizantino,
dirigido por Justiniano, que pretendía, recomponer el viejo Imperio romano de
Occidente, lanzó una ofensiva en el Mediterráneo occidental, logrando
establecerse en la costa mediterránea de Hispania. No obstante, desde
comienzos del siglo VI, y en particular después de su derrota en Vouillé ante el
rey franco Clodoveo, en el año 507, los visigodos se fueron desplazando a la
península Ibérica, al tiempo que abandonaban los dominios de su antiguo reino
de Tolosa.

Consolidación del Reino Visigodo en Hispania

El asentamiento visigodo en la península Ibérica se realizó, como zona


preferente, en el ámbito de la meseta, área caracterizada por el predominio de
la agricultura cerealista, pero también por su escasa población y su débil
desarrollo urbano. No obstante, los visigodos, comparados con el grueso de la
población hispanorromana, no dejaban de ser una minoría. Ello no impidió, sin
embargo, que se afirmara su poder militar y político. Se había producido un
desplazamiento del reino visigodo desde la ciudad francesa de Tolosa hasta
Toledo, que pasó a ser su núcleo central en el territorio ibérico.

La época de dominio visigodo, sin duda alguna, hundía sus raíces en la


tradición de tiempos romanos. Al fin y al cabo los visigodos eran uno de los
pueblos germánicos que más fuertemente se había romanizado, comenzando
por el uso de la lengua latina. No obstante, en diversos aspectos, tanto
materiales como espirituales, se observa un retroceso con respecto a los
tiempos romanos. Decayó la actividad económica, perceptible por ejemplo, en
campos tan significativos como la explotación minera o la actividad mercantil.
En la Hispania visigoda predominaba de forma abrumadora el mundo rural, en
tanto que la vida urbana había entrado en una fase de declive. La estructura de
la sociedad reproducía fielmente el esquema de la época romana. El sector
dominante, del que formaban parte tanto la vieja aristocracia hispanorromana
como los nobles visigodos, se caracterizaba por la posesión de grandes
dominios territoriales. El sector popular incluía a los artesanos y a los pequeños
comerciantes de las ciudades y, básicamente, al campesinado, la mayor parte
del cual trabajaba como colono en los grandes dominios de los poderosos o de
la Iglesia. Asimismo subsistían los servi, es decir, los esclavos, aunque, al
parecer, en retroceso. El medio rural fue en ocasiones testigo de conmociones
sociales, como las revueltas armadas de los rustici de la campiña cordobesa de
tiempos del monarca Leovigildo. También parece que se propagó en amplios
sectores del campesinado, sobre todo del noroeste peninsular, la herejía del
priscilianismo, que tenía indiscutibles connotaciones sociales. Paralelamente se
fueron gestando en la sociedad de la Híspanla visigoda los elementos que, en
el futuro, habían de caracterizar a la sociedad feudal. Al tiempo que se
debilitaban las relaciones de carácter público triunfaban las de índole personal.
Los reyes tenían fideles regis y gardingos, que eran una especie de vasallos.
Por su parte, los miembros de la alta nobleza tenían también sus propios
encomendados, los bucelarios y los saiones. Asimismo en el medio rural se
fortalecía de día en día la autoridad de los dueños de la tierra sobre sus
cultivadores o colonos, lo que anunciaba el futuro régimen señorial.

La cultura visigoda, fuertemente impregnada de la tradición romana, estaba, no


obstante, claramente al servicio de la religión romana. De ahí que las figuras
más relevantes pertenecieran al ámbito eclesiástico. Con la finalidad de
garantizar una buena formación del clero católico surgieron diversas escuelas
episcopales de las que cabe mencionar las de Toledo, Sevilla y Zaragoza.
Entre los nombres más señeros de aquel tiempo, a Braulio de Zaragoza,
Eugenio de Toledo, Fructuoso de Braga, Julián de Toledo o Valerio del Bierzo.
No obstante, el nombre más emblemático de la cultura de los tiempos visigodos
fue, sin duda alguna, el obispo de Sevilla Isidoro. Formado en la escuela que
creara en Sevilla su hermano, el arzobispo Leandro, Isidoro fue autor de
numerosas obras, desde crónicas de los sucesos de la época hasta escritos
teológicos y epístolas de gran calidad literaria. Isidoro fue, en otro orden de
cosas, uno de los más destacados defensores de la teoría política que
manifestaba la supremacía del poder espiritual sobre el temporal. Pero Isidoro
de Sevilla es ante todo conocido por las Etimologías. Dicha obra, de indudables
pretensiones pedagógicas y cuyo principal objetivo era salvar el legado cultural
del mundo antiguo, ha sido considerada tradicionalmente como la primera
enciclopedia cristiana. Las Etimologías, ejercieron una gran influencia en la
Europa cristiana de los siglos posteriores.

Organización del poder del Reino Visigodo


La monarquía visigoda, no obstante, tenía unos cimientos muy débiles. Los
reyes no accedían al trono por vía hereditaria, sino por elección de los
poderosos, los cuales debían escoger a gentes de estirpe goda y de buenas
costumbres, según se estableció en el VI Concilio de Toledo. No obstante, en
la práctica, muchos monarcas lograron, por vía de una previa asociación, que
sus hijos los sucedieran en el trono. Pero ello no impidió las acciones violentas
contra los reyes, frecuentes a lo largo de la trayectoria del reino visigodo de
Hispania. Los reyes, cuyo poder procedía de Dios, según las teorías
dominantes en la época, eran auxiliados por personas de su confianza, las
cuales formaban el Oficio palatino. Existían, asimismo, dos instituciones de
suma importancia, el Aula Regia y los Concilios. El Aula Regia estaba integrada
por magnates próximos al rey, siendo su principal función asesorar al monarca.
Los Concilios eran instituciones eclesiásticas, pero en tiempos visigodos
desempeñaron un papel político de primera fila, no sólo por las decisiones que
en ellos se tomaron, sino también debido a que los reyes eran sus
convocantes. El conjunto del reino estaba dividido en circunscripciones,
herederas de la época romana, al frente de las cuales se encontraba un dux.

Caída del Reino Visigodo

Las últimas décadas del siglo VIl y la primera del VIII fueron testigo de una
profunda crisis en la España visigoda. La peste causó gran mortandad en el
año 693, y las malas cosechas confluían con el incremento del bandolerismo,
así como con la imparable decadencia de la moralidad. Numerosos
campesinos, agobiados por la creciente presión fiscal, huían de sus predios. La
minoría judía, por su parte, fue objeto de drásticas medidas persecutorias. La
unidad del reino visigodo estuvo a punto de resquebrajarse cuando, en las
últimas décadas del siglo VII, el dux Paulo, que gobernaba la región de la
Septimania, no sólo se sublevó, sino que llegó a proclamarse rey. Pero la crisis
fue visible ante todo en la terrible pugna que mantuvieron dos grandes familias
de la alta nobleza visigoda por ocupar el trono, las de Chindasvinto y Wamba,
nombres de dos monarcas de la segunda mitad del siglo VII. Aquélla fue una
auténtica guerra civil, lo que propició la invasión de Hispania por los
musulmanes.
http://historiaespana.es/edad-antigua/reino-visigodo

DE ACUERDO A LO OBSERVADO EN EL VIDEO Y A LO LEÍDO Y


ANALIZADO EN EL TEXTO RESPONDA LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:

1.- ¿En qué regiones trataron de instalarse los visigodos antes de llegar a la
Península Ibérica? ¿De dónde procedían originariamente? (2PTOS)

2.- ¿Qué pueblos se habían instalado en la Península Ibérica antes de la


entrada de los visigodos? (1 PTO)
3.- ¿Dónde estaba su capital en los primeros años? ¿Qué provocó que la
trasladaran a la Península? (2ptos)

4.- ¿Cuál fue la fecha en la que los visigodos entraron en la Península? ¿Hasta
qué año mantuvieron su dominio en la región? (2 ptos)

5-¿Qué problemas favorecieron la llegada de los musulmanes a la Península?


(1pto)

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