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Informe La Civilización Del Occidente Medieval, Le Goff.

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Informe: “La Civilización del Occidente Medieval”

Estudiante:
Ignacio Ferreira Rubio
Docente:
Francisco Ocaranza B.
Cátedra:
Historia Medieval
Fecha:
08/10/18
Jacques Le Goff, La Civilización del Occidente Medieval. Barcelona, Ediciones
Paidós Ibérica, 1999. 1° Edición al Castellano, traducido por Godofredo Gonzáles.
350 pp.

Jacques Le Goff, Nacido en Toulon, Francia en 1924, fue un reconocido


Historiador de la famosa “Nueva Historia” en la tercera generación de la Escuela
de los Annales. Sin duda alguna, el investigador Francés es uno de los personajes
más importantes y fundamentales en los estudios Medievales, además de ser una
voz autorizada para ser un crítico, o bien un teórico de la Historia. Por su visión
Historiográfica, nos encontramos con un abanico de posibilidades y puntos de
vista, para adentrarse en este maravilloso periodo de la Historia. En sus obras
combina: Historia, sociología y antropología con la historia cultural y económica.
Le Goff, tal como dice Peter Burke, es uno de los mejores ejemplos de esta
“Nouvelle Histoire”, porque nos habla regularmente de “otra Edad Media”, es uno
de los pioneros en analizar no solo la historia en función de los actos de sus
protagonistas, sino también sus sistemas de valores, los cuáles eran las
representaciones del mundo.

Entre sus obras más importantes dedicadas al estudio medievalista, nos podemos
encontrar con: La Civilización del Occidente Medieval (1962), Los intelectuales en
la edad media (1957), El hombre medieval (1989), Lo maravilloso y lo cotidiano en
el Occidente medieval (1986), entre otros. Solamente con los títulos de estas
obras nos podemos dar cuenta, tal como dijimos anteriormente, de lo variado que
el autor puede hacer un proceso Histórico; Pasando por un texto tipo manual como
el primero, a un análisis intelectual, del hombre y lo cotidiano en el mismo periodo.

Sin duda alguna, Jacques Le Goff es un historiador especializado en el periodo


Medieval. En este sentido, de su mano nos encontramos con uno de los manuales
básicos para comprender y analizar este momento de la historia, el cual toca
temas tan poco comunes en la historiografía, que hacen de este una necesidad
para cualquier estudioso del Medievo. Este clásico manual, lleva por nombre: La
Civilización del Occidente Medieval, el cual está divido en dos partes; la primera
nos muestra una forma más “clásica” de hacer historia, es decir, nos muestra una
explicación cronológica, contándonos los principales acontecimientos que
formaron la Edad Media. El autor, para permitir un mayor entendimiento, nos
permite apreciar esta parte en su plenitud de una manera muy amena, dividiéndolo
en 4 capítulos, los cuales están subdivididos cada uno, permitiendo al lector seguir
un hilo conductor y no perderse en este periodo tan complejo. La segunda parte,
nos muestra en plenitud esta “otra Edad Media” que mencionamos anteriormente.
En confirmación a lo dicho por Peter Burke, Le Goff en esta etapa de su obra nos
habla, en cierta medida de temas más específicos del Medievo, poniendo un
esencial énfasis en los Siglos X – XIII, centrándose en las realidades materiales y
simbólicas del periodo. Esta parte, al igual que la anterior, cuenta con cuatro
capítulos, más un génesis, los cuales igualmente están subdivididos, cumpliendo
el mismo fin anteriormente explicado. De esta forma, el autor, permite entrelazar al
lector ambas estructuras de su obra, generando así un conocimiento de la Edad
Media, tanto a nivel histórico, sociológico, antropológico, cultural y económico,
creando de esta forma, una de las lecturas más enriquecedoras a nivel intelectual
de lo que conocemos como el Medioevo.

Tras esta esquematización de la obra de Le Goff, considero pertinente entrar en el


pleno análisis de la misma. Siguiendo el hilo conductor del autor, para mantener la
intención del historiador francés, de generar una mayor comprensión del texto.

En la introducción, Le Goff nos menciona y recalca, que su edad media es más


extensa a mil años, para ser exactos desde los últimos años de la antigüedad,
hasta la revolución industrial (S. III – XIX). Entre estos siglos el autor observa que
hay como base, dos características que podrían abalar su idea; la fe católica, de la
mano del feudalismo se van extendiendo. El autor señala, que para comprender
su periodo, hay que tener en claro dos aspectos: El papel fundamental de la
iglesia, tanto a nivel ideológico como espiritual, en conjunto del orden científico e
intelectual –sobre todo con la llegada de las universidades–, los cuales en
conjunto lograron, hacer de este proceso, un proceso global, el cual después
recae en América, por ejemplo.

Después de esta demarcación, el autor comienza la primera parte –con un orden


más cronológico– que lleva por nombre “Del mundo antiguo a la cristiandad
medieval”. El primer capítulo lleva por nombre El establecimiento de los barbaros
(S. V – VII). En esta narrativa, Le Goff nos quiere explicar que, la irrupción
bárbara, más la crisis romana causo una ruptura total, tanto a nivel artístico,
demográfico, geográfico, económico y político. Contextualizo, el autor nos hace
entender que roma empezó a “caer” ya en el siglo II, rompiendo su unidad (se
funda Bizancio por Constantino I), lo que genera para Le Goff el comienzo del fin
del gran Imperio Romano. Su estructura se daña a niveles político, económico y
religioso –recordar que la Iglesia Católica se vuelve religión oficial–, lo que genera,
más la irrupción bárbara –la cual para el autor es involuntaria, pues fue la misma
roma, quien la provocó– una ruptura en el canon de la antigüedad. Roma solo
confirma su caída en el S. V con la invasión definitiva de los Barbaros, los cuales
heredaron del imperio “lo mejor”, que lamentablemente ya estaba roto. En este
sentido, entendemos que la época medieval sea regularmente observada con
recelo, es la herencia de una roma fracturada, lo cual sería la motivación siglos
más tarde –en el renacimiento– para recuperar la antigüedad –considerando igual
a Grecia–. Por último, debemos señalar, que Le Goff menciona, que la base de
esta primera etapa estará efectuada por el poder eclesiástico –el cual según el
autor llegara a ser un imperio– y el feudalismo.

Tras este “control Barbárico” del Occidente, el mundo germánico comienza un


intento de organización entre los siglos VIII - X, precisamente, este es el nombre
del segundo capítulo de esta primera parte. ¿Cómo se logra esta organización? A
través del nuevo Imperio Carolingio. Carlomagno en el siglo VIII logra una
verdadera estabilidad en el occidente medieval, la cual lamentablemente duraría
solo un siglo. En primer lugar, este nuevo líder, expandió el cristianismo de forma
notable, lo que le valió para ser condecorado como Emperador de este nuevo
imperio, llegando incluso a ser reconocido en Bizancio. A nivel económico, el
Imperio Carolingio dio un giro total. El mediterráneo dejo de ser el eje esencial de
la economía, la nueva base económica, tanto del Estado como de la sociedad,
será la propiedad territorial. Este sistema fue basado en las riquezas personales
con un beneficio mutuo entre Señor y Vasallo, a través de un juramento, el
sistema conocido como Feudalismo. El mundo Carolingio entra en crisis tras la
muerte de su Emperador, esto por dos razones; La nula herencia concreta al trono
–El imperio se dividió en sus ineficientes 3 hijos–, y nuevos invasores. La principal
consecuencia fue la “consolidación” de nuevas naciones, debido a que ya no
existía un poder central –con el desmoronamiento Carolingio– estas florecieron.

En el siglo X surge una especie de renacimiento, uno orientado al auténtico


despliegue de lo Cristiano. Este acontecimiento es lo que da el nombre al tercer
capítulo, sobre La formación de la Cristiandad (S. XI – XIII). Esta expansión de la
Fe tuvo una causa explicita: El Feudalismo trajo consigo estabilidad, tanto a nivel
económico y social, lo que llevaría consigo un aumento demográfico, esto a priori
para Le Goff significa un aumento en la Fe, pues a lo largo de la historia podemos
ver que si hay estabilidad, existe armonía espiritual. Además de este factor
indirecto, el principal motivo de esta expansión acelerada fueron las Cruzadas;
serie de campañas militares impulsadas por el Papa, apoyadas por gran parte de
los habitantes del Occidente Medieval, los principales focos de ataque fueron los
territorios musulmanes, las sublevaciones bizantinas y sobre todo, el deseo de
llegar a tierra santa. Este proceso, provocó un avance en la economía, con los
múltiples asaltos se fundaron puertos, los que serían el foco comercial y a futuro
de las rutas comerciales. Pero este aumento en el poder eclesiástico seria el
origen de una de las rivalidades más constantes en el viejo mundo Medieval.
Hablamos de la lucha entre Papa y Emperador, eclesiásticos y laicos, las cuales
habían comenzado en el año 1000, pero que se atenuaron en esta época
expansionista de la iglesia. Cabe señalar que en esta época se desarrollaron
avances Intelectuales, como la fundación de las primeras universidades, además
de una mayor importancia de los estados.

La última explicación hace referencia a la Crisis de la Cristiandad entre los Siglos


XIV – XV. Esta se da principalmente porque ya no existen cruzadas, es decir al
detenerse la expansión, en el colectivo se fundó la idea de que el mismo
cristianismo ya no tiene motivación. Esto provoco que en la sociedad feudal
existiera una crisis, en los mismos aspectos que hay constante cambio; afectando
de manera diferente a cada sector de la sociedad. Esta crisis es la época oscura
de la Edad Media, siendo la misma que tomo –En la historiografía– como el todo
del Medievo.

En la segunda parte de la obra, Le Goff no tiene escrúpulos en mencionar que se


enfoca en los Siglos X – XIII, para él la Edad Media central, que también es un
momento decisivo en Occidente. En esta época surge con ímpetu la vida
autárquica, el nacimiento de la ciudad medieval –distinta a la ciudad antigua por
ejemplo, en esta tenemos una importancia económica (monetaria) fuertemente
impulsada por el ascenso de la burguesía–, de la aldea, nuevos inventos o más
bien readaptaciones tecnológicas capaces de asegurar la estabilidad rural, la
artesanía a nivel preindustrial –esencialmente fuerzas de energía y avances
marítimos–, construcciones a gran escala, lo que en definitiva causaría nuevos
modos de dominación del espacio y tiempo en Occidente.
La Iglesia en este periodo, conserva en la mayoría del tiempo, su influencia
ideológica e intelectual. En cierta medida, la división constante entre Clérigos y
Laicos siguió, pero de una forma más atenuante, pues la formación de
Universidades, en cierto modo, logra generar esa armonía entre ambos
pensamientos. Esto es realmente fundamentado por la escolástica, pensamiento
intelectual Aristotélico, con una transformación cristiana llama a la crítica, lo que
genera un aumento en el desarrollo de conocimientos, fundando más tarde
escuelas de Derecho, Medicina y Filosofía, en donde el grupo laico de la sociedad,
sacó más partido. La Iglesia, quiso seguir manteniendo su internacionalismo a
niveles sociopolíticos y religiosos, aun así los clérigos solo aseguraron el último.
La sociedad del Occidente Medieval, tras la dispersión de Carlomagno se empeñó
en agruparse cada vez más en estados nacionales independientes, los cuales
tenían dirigentes Laicos. Esto conllevo que el conflicto político pasara de los
Emperadores a estos Mandatarios en contra del Papa.

Por su parte, las estructuras socio-mentales generan una base explicita en la


sociedad Occidental; se genera el “sistema indoeuropeo tripartito: los que rezan,
los que combaten y los que trabajan” (Le Goff, J. 1999. PP. 232). En esta Edad
Media central es en donde las mentalidades Occidentales más cambios sufren;
surgen nuevas actitudes frente tiempo, dinero, al trabajo y la familia,
modificaciones con base al ideal cortes, tanto a manera positiva como negativa.
Múltiples sincretismos generan una nueva concepción “folclórica” medieval,
heredera del mundo árabe y obviamente latino. A nivel espiritual la Iglesia afecto
radicalmente; nos encontramos antes una imagen del Hombre humillado ante
Dios, posiblemente estamos observando la “creación” de este Dios castigador, el
cual, según Nietzsche otorga las bases éticas y morales en una sociedad que
aparentemente ya no las necesita, por eso este filósofo recalca su frase: “Dios ha
muerto”. Aun así, a los ojos de la realidad parece que si necesitaron a Dios los que
no tenían una razón de vida, por ende se aferraban a las bases morales
eclesiásticas con la única motivación de ser salvados en el purgatorio.

En esta etapa de florecimiento Medieval, nos encontramos, según Le Goff a


constantes retrocesos, o más que retrocesos a dificultades que ayudarían al
colectivo imaginario a pensar la Edad Media como un periodo oscuro en la
Historia. La Iglesia al ver que la sociedad Laica es capaz de manifestarse y
demostrar su descontento –enfocado a las luchas de clases: Nobleza versus
Dominados, generaron huelgas, levantamientos agrarios y urbanos. Además de la
influencia universitaria en el proceso– redobla el uso del infierno, y el terror. En
esta esta parte de la Edad Media, que el autor nos muestra como su centro, es en
donde el Tribunal de la Inquisición tuvo su máximo apogeo, cualquier conducta
que saliera de las bases morales y éticas establecidas por el mundo eclesiástico,
serian catalogadas de Herejías, en donde los afectados fueron los opresores del
sistema, entre ellos los Judíos; despreciados por su categoría de bancarios y por
cargar con la sangre de Cristo, fueron uno de los grupos sociales más
perjudicados por este Tribunal.

En esencia tenemos a una sociedad Medieval modificada, al alero de la Iglesia


Católica. Una nueva civilización que ya no se contenta con subsistir y pensar en
que el fin del mundo es próximo, sino en vivir, en el sentido amplio de la palabra,
“disfrutar de su estadía en este mundo” y recién pensar en lo que le separa de la
vida eterna.

Sin duda alguna, la obra de Le Goff es digna de enseñar, a día de hoy es


considerada por la academia como uno de los textos más relevantes y vitales
referentes al tema de la Edad Media. En otro ámbito, nos encontramos ante un
texto novedoso, en el sentido de ser muy fácil de digerir, aunque hay que estar
preparado para recibir una serie de datos realmente increíble. El historiador nos
muestra, como ya son evidentes dos partes, las cuales pudieron ser dos obras
independientes de la otra, pero Le Goff va más allá y nos trae, quizás la obra por
excelencia del Medioevo. Pero en este punto de grandeza en el cual estoy
ubicando el libro del autor francés, se hace prácticamente imposible no comparar
a este con otros textos de gran calibre en la escena Medieval.

Para esta comparación ocuparemos a un autor con una de sus obras más
celebres, dando especial énfasis a la temática de la obra, como está compuesta y
sus fuentes. En este sentido, tenemos a Georges Duby (1919 – 1996) con su
“Europa en la Edad Media” (2007). Duby, historiador francés contemporáneo a Le
Goff, que en este caso nos muestra una obra totalmente distinta a nuestro autor
predilecto. Su obra intenta descubrir el significado del arte en la Europa medieval y
las relaciones que lo unían al conjunto de la sociedad y de la cultura. Porque
aquellas soberbias construcciones y aquel refinamiento artístico –según Duby–
fueron también un hermoso disfraz bajo el que se ocultaban la brutalidad, el terror
y la miseria. En cuanto a su composición, Duby nos otorga algo más clásico,
nueve capítulos que nos narran una visión de la Europa del año mil, terminando
con dos reflexiones sobre la felicidad y la muerte en aquel periodo, pasando entre
medio por aspectos esenciales sobre Dios, la espacialidad y la crisis del S. XIV. A
nivel de fuentes, este autor ocupa aproximadamente 30 fuentes, las cuales sirven
para hacer su idea fluida y obviamente entregando un cimiento por el cual Duby
fundamenta su obra. Entrando en comparación, no es difícil observar que ambas
obras tienen un objetivo totalmente distinto; Mientras que la obra de Le Goff es
netamente informativa –tipo manual–, sin eso sí, ignorar que en varios pasajes de
la obra se nos invita a analizar, es una obra mucho más explicativa. En tanto Duby
nos instala una problemática, un eje esencial por el cual la gira la obra: El como el
arte tuvo un significado en la Europa Medieval y como este afectaba en los
aspectos socioculturales del Occidente. Podríamos destacar que ambas hacen
énfasis en la crisis del S. XIV, pues es esta la causante de la oscuridad que será
atribuida en todo el Medievo. El aspecto de composición no será mencionado,
pues en más de una ocasión hemos hablado de esto en el texto de Le Goff, en
cambio en fuentes hay diferencia, el autor nos muestra de manera exquisita su
uso de fuentes, permitiéndonos identificar 15 apartados diferentes de fuentes, que
van desde Obras Generales a aspectos específicos como Alimentación,
Demografía, cruzadas, etc.

Por último, alejándonos de la comparación con Duby, podríamos deducir que Le


Goff está influenciado, a la hora de escribir su obra por aspectos esenciales de la
guerra fría, quizás por mencionar algo, la construcción del muro de Berlín en 1961,
pudo haber afectado en la explicación de las luchas sociopolíticas vividas en el
periodo, o al resaltar aspectos económicos y el constante cambios que estos
vivieron en el Medievo, tras recibir la inspiración de la Comunidad Económica
Europea. Ante estas influencias nos encontramos solo especulaciones, pues la
única influencia cien por ciento clara es la Escuela de los Annales, y su forma de
ver la historia desde otra perspectiva, ejemplificada con su “Otra Edad Media”. La
Civilización del Occidente Medieval, como mencione antes, sigue más vigente que
nunca, siendo una Bibliografía obligatoria para cualquier interesado, estudioso,
estudiante o autodidacta del periodo de la Historia que conocemos como Medievo.

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