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La Musica en El Desarrollo Infantil
La Musica en El Desarrollo Infantil
La Musica en El Desarrollo Infantil
05/01/2014
En la actualidad, existen muchos estudios dedicados a probar la influencia que la música
ejerce sobre las personas; estudios que van desde el terreno conductivo al desarrollo
físico o psicológico. Centrándonos en la infancia, podemos afirmar que la música es
fundamental para obtener respuestas positivas en los niños. De ahí la importancia de la
música en todas las fases del desarrollo infantil.
La música es emoción, «el movimiento e impulso» del ser humano. Las emociones nos
posicionan en nuestro entorno y son los pilares básicos sobre los que forjamos nuestra
personalidad. Las emociones y la música comparten la misma región del cerebro; ambas
se encuentran ubicadas en el cortex prefrontal, por lo que la música es capaz de provocar
todo tipo de sentimientos.
La música induce todo tipo de estados emocionales y siempre se ha utilizado, junto a otros
estímulos (como el cine, por ejemplo), para crear un estado anímico que ayude a conseguir un
fin. También nos podemos remontar a las tradiciones más antiguas y comprobar que, ya
entonces, se utilizaban secuencias rítmicas repetitivas para inducir estados determinados
en diversos ritos y ceremonias.
En la sociedad actual, estamos acostumbrados a que nos bombardeen constantemente
con estímulos de todo tipo, la mayoría dirigidos a conseguir beneficios, como es el caso
de la publicidad. La mayor parte de estos estímulos no tienen en cuenta nuestro bien ni
beneficio y, por ello, se torna prioritario poner todo el empeño posible para salvaguardar
nuestra intimidad y libertad de decisión, haciendo aún más hincapié cuando el público
objetivo es el infantil.
La relación con los sentimientos no es el único elemento que marca la importancia de la
música que escucha el público infantil. De la misma forma, también es fundamental el
desarrollo mental que se produce al escuchar estructuras armónicas complejas o
simplemente «diferentes», una actividad que aumenta la capacidad intelectual del oyente,
incrementa el desarrollo de la creatividad y, por consiguiente, favorece el aprendizaje y el
sentido crítico.
Debemos tener en cuenta que, por norma, prácticamente toda la música que consumen
los niños es música con letra y, en la mayoría de los casos, se trata de la misma música
que se produce para el público adolescente o adulto, con temáticas y patrones musicales
muy alejados de las necesidades infantiles. Debemos ser conscientes de que los niños
van asimilando esta música sin ser plenamente conscientes de lo que escuchan.
Son muchos los beneficios que se pueden obtener de escuchar música: relajar o
estimular, mejorar la psicomotricidad, desarrollar aptitudes cognitivas, aumentar la
capacidad de concentración y memoria, etc. Hoy en día, queda demostrado que la música
es de vital importancia, incluso, en el mundo de la medicina, con resultados muy positivos. Por
todo ello, queremos recordar que la música es una herramienta fundamental para padres
y educadores en general, ya que es el mejor vehículo para transmitir cualquier tipo de
aprendizaje de forma lúdica.
Este artículo ha sido escrito por Esmuki, una iniciativa creada para ofrecer contenidos divertidos
basados en valores y en el desarrollo de la inteligencia emocional y el pensamiento creativo. El
nombre Esmuki da sentido a la idea de estimular a través de la música, con el objetivo de ayudar a
descubrir la esencia de la persona.
Sin embargo, yo ya tenía el proyecto en marcha con mis alumnos, y lo acabé tal
cual, sin música (además, necesitaba encontrar tiempo para buscar las 42 piezas
musicales que relacionaría con cada emoción). Eso sí, este curso he hecho un repaso
del proyecto (bueno, además hablamos de él en muchas ocasiones) y he trabajado
con ellos (y seguiré trabajando) la parte musical. En otro post os explicaré cómo lo
he hecho y a qué conclusiones hemos llegado.
Como he realizado todo el trabajo, he pensado compartirlo con vosotros, ya que sois
muchos los que estáis poniendo el Proyecto Emocionario en marcha y quizás queráis
también aprovechar el poder de la música. Además, quien todavía no haya iniciado
el proyecto, puede querer realizarlo, desde un primer momento, acompañado de la
música. Así que os presento el Proyecto Emocionario Musical.
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Para Radford, C. (1991) la explicación del por qué la música puede evocar
emociones diferentes se puede abordar desde dos enfoques distintos: cognitivo y
emotivo. Desde el punto de vista cognitivo, las emociones producidas por la
música dependen directamente de las experiencias previas de las personas así como
de las asociaciones que realiza de la estimulación emocional con las situaciones en
las que se le presenta. Para el enfoque emotivo, las emociones producidas por la
música se deben específicamente a las características propias de la música. Para este
autor existe un tercer enfoque al que denomina “moodist”, que establece que la
música tiene cualidades que produce una tendencia en las personas a que
experimenten una emoción en particular, aunque debe considerarse el estado de
ánimo de las mismas así como algunos factores externos como son el ambiente y las
asociaciones previas que se hayan realizado.
Se han descrito casos de pacientes con lesiones cerebrales determinantes de
profundas alteraciones en la percepción del ritmo, tono y melodía, que son capaces
de percibir el componente emocional de la música y también hay otros con todo lo
contrario. Esto prueba que el componente emocional de la música se procesa de
un modo independiente.
La música ha sido muchas veces definida como el lenguaje de las emociones, por
su estrecha relación con las mismas. Resulta un elemento facilitador de la
comunicación y la expresión, siendo especialmente significativos sus efectos en
personas con alteraciones comunicativas. Tanto Altshuler como Gaston han
convenido en destacar las modificaciones a nivel del estado anímico en función de la
música escuchada, como también de los potentes efectos a nivel de comunicación y
expresión de sentimientos y emociones. Algunos de los efectos recogidos en este
nivel serían:
La música, al igual que sucede con los olores, favorece poderosamente el recuerdo
de experiencias y situaciones pasadas, y estos recuerdos afectan positiva o
negativamente al estado de ánimo. Actualmente existen diversas formas de inducir
estados de ánimo, entre la que se encuentra indudablemente la estimulación musical.
Inducir un estado de ánimo concreto no es excesivamente complicado, ya que el
recuerdo que evoca una melodía provoca la asociación con otros recuerdos de la
misma valencia emocional (positiva o negativa) y modifica la forma en la que nos
sentíamos antes de escuchar el tema musical. De esta forma estamos afectando al
estado de ánimo general, por lo que la música puede ser considerada un potente
inductor para modificar el estado de ánimo.
Por último, cabe destacar que la música es un medio de empatía por excelencia.
De hecho, en muchos aspectos, nada la supera. Cuando cantamos juntos la misma
canción, vivimos dentro de la misma melodía, compartimos el centro tonal,
articulamos la misma letra, avanzamos con el mismo ritmo momento a momento,
sonido a sonido, a través de una continua percepción del otro, y de un continuo
esfuerzo por mantenernos unidos y de ser uno con la experiencia. Mientras tanto,
estamos recibiendo la misma retroalimentación al escucharnos a nosotros mismos;
escuchamos los mismos sonidos y palabras mientras los cantamos; sentimos el
mismo flujo y reflujo al dar forma a cada verso. Cuando la canción es triste,
compartimos la tristeza, la vivimos juntos; cuando la canción es alegre, la
celebramos juntos, compartimos la ocasión para alegrarnos. Nuestras acciones se
sincronizan en el tiempo, nuestros cuerpos resuenan ante las mismas vibraciones,
nuestra atención es atraída por el mismo centro, nuestras emociones se reflejan de
uno al otro y, en la música que estamos haciendo, nuestros pensamientos son uno.
Aunque el libro seleccionado nos sirve de guía, sólo supone un punto de partida.
Nos proporciona un itinerario a seguir por las emociones a trabajar (aunque el
orden sólo es una propuesta, se puede seguir cualquier otro en función de las
necesidades o preferencias) y nos ofrece unas ilustraciones que nos ayudan a
imaginar situaciones relacionadas con la emoción que se trabaja. Sin embargo, la
propuesta va más allá. Para cada emoción se ha seleccionado una pieza musical,
que resulta clave para conectar con la emoción y nos ayuda a identificarla. Se
propone un espacio del aula destinado al proyecto, que nos acompañará durante
todo un curso escolar. Y la participación del alumnado en la sesión es otro elemento
imprescindible en la propuesta. El diálogo y el debate son fundamentales en la
dinámica de las sesiones, así como la gran cantidad de ejemplos que aportan todos
los miembros del grupo.
Cabe destacar en este punto que la propuesta de la ilustración que hace el libro o la
pieza musical que propongo yo son sólo eso, propuestas. Es decir, que aunque la
mayoría de personas puedan sentir, por ejemplo, ternura al contemplar la imagen de
la mamá cordero tejiendo una bufanda para su corderito entre algodones, habrá a
quien los corderos le evoquen asco, pavor o cualquier otra emoción por su historia
personal o cualquier otro motivo. Y nunca le diremos a un alumno que esa emoción
no es válida. Del mismo modo ocurre con la música. Yo propongo una pieza musical
por sus características musicales, pero insisto en que es una selección subjetiva. A la
mayoría de las personas, las piezas musicales que he seleccionado, les evocarán
emociones afines, sin embargo, cualquier otra emoción sería válida. De ahí que se
pongan en común todas las propuestas y se dialogue y debata. A lo niños se les debe
dejar claro. Por eso insisto en que este proyecto es una guía, un índice que puede ser
tomado en cualquier otro orden. A mí, personalmente, me interesa profundizar en
una emoción durante cada sesión. Por eso, una vez puesto todo en común y
escuchadas todas las propuestas de los alumnos, nos centramos en una. La
ilustración y la pieza musical sólo suponen un punto de partida.
Por poner otro ejemplo en la misma línea, el famoso cuento "El monstruo de
colores" asocia un color a cada emoción. Una de esas asociaciones es el rojo, que
representa a la ira. A mí el rojo me puede inspirar pasión, amor, y no ira, que quizá
vincule más con el negro. Pero se trata sólo de representaciones, y así se lo dejo
claro a los alumnos, que en realidad se puede asociar cualquier color (música,
ilustración, objeto...) a cualquier emoción. Yo me quedo con el fin último del
cuento, que es etiquetar cada emoción, "ponerla en un bote", es decir, aprender a
identificarla. ¿A que tampoco coinciden del todo los colores de "El monstruo de
colores" con los de los personajes de la película "Inside Out"? Y así con cualquier
otra asociación...
Así, pues, aclarado esto, vamos a ver cómo se estructuraría cada sesión de la
propuesta didáctica:
Ritmo: la acción inmediata del ritmo es una estimulación física, que afecta
directamente a nuestra dimensión física-corporal. Los ritmos lentos inducen a la
quietud, al reposo, y los rápidos incitan al movimiento. Con el ritmo se actúa por
“simpatía” sobre los propios ritmos, como el respiratorio y/o cardíaco, por ejemplo.
En general, la música alegre suele tener un ritmo rápido y la música triste más lento.
Un ritmo irregular sugiere alegría, nos estimula, mientras que un ritmo regular,
monótono, puede producir una sensación de tristeza.
Melodía: cuando escuchamos una melodía, es fácil que nos evoque
determinados recuerdos, pues afecta directamente a nuestra dimensión emocional.
Un violín, una flauta dulce o el sonido de un piano, influyen en nuestra afectividad.
Una música con una melodía agradable es de gran ayuda para mejorar la
comunicación y permitir la expresión de sentimientos. Una marcada variación
melódica se relaciona con la alegría y, por el contrario, si la variación melódica es
mínima, se vincula con una sensación de tristeza.
Armonía: si deseamos concentrarnos en el estudio o buscamos un tiempo de
interiorización, de meditación, seguramente buscaremos una música suave y
armoniosa que nos aportará esa sensación de equilibrio y serenidad. Si la música que
escuchamos es disonante se produce una sensación de irritabilidad que puede
generarnos ansiedad. En general, la armonía incide directamente en nuestra
dimensión cognitiva-mental y, también, en la espiritual. La música alegre contiene
un gran número de sonidos armónicos en contraposición con la música triste que
presenta mayor carencia de ellos.
Tono: los sonidos graves producen un efecto calmante, tranquilizador, e
Binfluyen preferentemente en las zonas corporales huecas, como los pulmones,
corazón y abdomen. Es un efecto más bien mecánico, de resonancia física. Por otra
parte, las frecuencias graves o bajas tienden a relacionarse con sentimientos de
tristeza. Los sonidos agudos son estimulantes, actuando preferentemente sobre el
sistema nervioso y las contracturas musculares. Ayudan a desperezarnos y mejorar
un estado de cansancio o agotamiento. Las frecuencias agudas tienen una relación
con una percepción de alegría.
Tonalidad: las tonalidades mayores infunden estados eufóricos, alegres, y las
tonalidades menores, melancolía o tristeza. Sin embargo, no es un hecho universal
ya que interviene el entorno cultural en el que hemos crecido del cual tomamos
determinados patrones que condicionan nuestras percepciones.
Volumen: es el que más nos afecta, pues según cuál sea su nivel, puede
enmascarar, anular y hasta invertir los anteriores efectos. En general, un volumen o
intensidad elevada, sin sobrepasar ciertos límites, provoca sensaciones de alegría.
Un volumen bajo da lugar a estados o espacios de mayor intimidad y serenidad. No
obstante, una canción que nos resulte agradable puede volverse insoportable a un
volumen excesivo. Las notas agudas a bajo volumen son agradables,
antidepresivas, nos predisponen al trabajo y nos proporcionan felicidad.
1. Las notas agudas con volumen elevado nos alertan y sitúan en estado
de atención extrema. Son sonidos irritantes y sobrecogedores. Si le añadimos
un ritmo acelerado, nos invitará claramente al movimiento y a relacionarnos o
sentirnos cohesionados con la gente que nos rodea. Es eficaz ante la apatía y
determinados complejos, aunque puede aumentar la agresividad.
2. Las notas graves a bajo volumen son sonidos que nos inducen a
movimientos lentos o a estados de serenidad, sosiego o reflexión, muy útiles
para la relajación.
3. Las notas graves con volumen elevado tienen un efecto totalmente
contrario al anterior. Producen sensaciones de miedo, terror o de peligro.
Silencio: el sonido es tan poderoso que incluso su ausencia es capaz de
provocarnos determinadas respuestas emotivas y/o cognitivas. Hay un aumento de la
atención, puede crearse una expectativa de temor, de sorpresa, de desconcierto, pero
no hay duda alguna que la ausencia de sonido también nos afecta.
TERNURA
AMOR
Pieza musical: Liebestraum nº3 en La b Mayor, Sueño de amor (Franz Liszt)
ODIO
IRRITACIÓN
Pieza musical: El vuelo del moscardón (Nicolai Rimsky-Korsakov)
TENSIÓN
ALIVIO
Pieza musical: La mañana, Peer Gynt op. 23 (Edvard Grieg)
SERENIDAD
ALEGRÍA
Pieza musical: Payday (Jason Farnham)
TRISTEZA
COMPASIÓN
Pieza musical: Harmonías poéticas y religiosas nº3, Bendición de Dios en la
soledad (Franz Liszt)
REMORDIMIENTO
Pieza musical: Sinfonía nº3 op. 36 “de las lamentaciones” (Henryk Górecki)
CULPA
VERGÜENZA
Pieza musical: Preludio op. 28 nº 10 (Frederic Chopin)
INSEGURIDAD
TIMIDEZ
Pieza musical: Gnossiene nº1 (Erik Satie)
CONFUSIÓN
ASOMBRO
Pieza musical: Preludio op.28 nº3 (Frederic Chopin)
ASCO
ACEPTACIÓN
Pieza musical: Suite nº 3 en Re Mayor, 2n movimiento “Air on a G
string” (Johann Sebastian Bach)
INCOMPRENSIÓN
DESAMPARO
Pieza musical: Adagio en sol m (Tomaso Albinoni)
SOLEDAD
MELANCOLÍA
Pieza musical: Secret Garden (Mehmet Cemal Yesilcay)
ABURRIMIENTO
ILUSIÓN
Pieza musical: Sentimental (Kenny G)
ENTUSIASMO
Pieza musical: 3r movimiento del concierto para piano nº5 (Ludwing van
Beethoven)
DESALIENTO
Pieza musical: B.S.O. La lista de Schindler (John Williams)
DECEPCIÓN
Pieza musical: Preludio op. 28 nº 20 (Frederic Chopin)
FRUSTRACIÓN
Pieza musical: A los cipreses de la villa del Este II. Años de Peregrinaje (Franz
Liszt)
ADMIRACIÓN
Pieza musical: Rapsodia sobre un tema de Paganini, variación 18 (Sergei
Rachmaninov)
CELOS Y ENVIDIA
SATISFACCIÓN
Pieza musical: Preludio op. 28 nº 19 (Frederic Chopin)
ORGULLO
PLACER
Pieza musical: Estudio op. 25 nº 1 (Frederic Chopin)
GRATITUD
La
inteligencia emocional es la capacidad de identificar, comprender y manejar las emociones en
uno mismo y en los demás, es decir, la capacidad que tenemos para tratarnos bien y tratar
bien a los demás. Consta de tres procesos básicos que la engloban:
1. Percibir: Reconocer de forma consciente nuestras emociones e identificar qué sentimos y ser
capaces de darle una etiqueta verbal.
2. Comprender: Integrar lo que sentimos dentro de nuestro pensamiento y saber considerar la
complejidad de los cambios emocionales.
3. Regular: Dirigir y manejar las emociones tanto positivas como negativas de forma eficaz.
Sabemos que los alumnos que desarrollan una adecuada inteligencia emocional poseen
confianza en sus capacidades; crean y mantienen relaciones satisfactorias, comunicando lo
que necesitan, piensan y sienten, teniendo en cuenta los sentimientos de los otros; están
motivados para explorar, afrontar desafíos y aprender, poseen una autoestima alta y tienen un
mayor número de recursos para la resolución de conflictos. Algo que influye de forma positiva
en todas las áreas de su vida.
En el colegio veremos que trabajando la IE aumenta el bienestar de los alumnos, se reducen
los conflictos escolares resolviéndose de una manera más asertiva. Pero, lamentablemente,
en muchos colegios no existe un rincón en la apretada agenda escolar para educar las
emociones. Son pocos los colegios que lo hacen. Comprendiendo lo complicado que es, se
puede partir de tutorías, a través de algún conflicto que haya surgido para poder trabajar la IE,
también se puede dedicar:
10 minutos cada mañana antes de comenzar la “rutina” diaria. Estarán más receptivos.
10 minutos antes de acabar las clases, si es posible, se puede repasar cómo estaban por la
mañana, si algo ha cambiado, creando un espacio para que puedan reflexionar individual y
grupalmente.
Asamblea: 1 vez por semana. Si por el estilo de las clases o la organización del centro
educativo, no es posible trabajar las emociones cada día, se puede dedicar una hora a la
semana y hacerlo en forma de Asamblea… Quizá suponga un trabajo extra, pero los alumnos
se sentirán mejor cada día.
Lo primero es dedicar unas sesiones a explicar cuáles son las emociones básicas (la
alegría, tristeza, asco, enfado, miedo y sorpresa), enseñar cómo puedo identificarlas y qué
hacer cuando las identifico.
El año pasado en mi centro escolar realizamos un taller de inteligencia emocional que
atraía mucho a los niños, era muy dinámico y les ayudó a fijarse más en que repercusión
podían tener sus actos y a estar más pendientes de ayudar a sus compañeros. Se fomentó la
empatía. En estas sesiones se presentaba tres imágenes, una que mostrase los rasgos
faciales de una forma clara, la misma emoción en un niño y en una persona adulta. Los
alumnos debían identificar la emoción a trabajar. Se les va preguntando por las características
físicas que pueden observar en la imagen; una vez identificados los rasgos físicos
preguntamos por las cosas que nos producen dicho sentimiento. Después, debatimos y
comentamos que soluciones podemos encontrar para ayudar a las personas que presentan
dicho sentimiento y por último, qué podemos hacer nosotros mismos para cambiar esa
emoción cuando la estamos manifestando. Os dejo un ejemplo del MIEDO.
¿Cómo podemos hacerlo? Os dejamos un listado de materiales que pueden serviros para
trabajar la IE y las emociones en el aula:
LIBROS
Es importante tanto distinguir lo que sienten y piensan ellos mismos, como lo que sienten y
piensan los otros. A través de cuentos o historias, siempre podréis agregar el componente
emocional:
Cuentos para educar con inteligencia emocional, de Clara Peñalver y Sara Sánchez,
Editorial Beascoa. Libro enfocado a los niños más pequeños con un lenguaje cercano y
sencillo. Es un manual perfecto para comprender y gestionar las dudas que generan en
VIDEOS
Los videos propuestos os pueden ayudar a jugar al “traje de detective”. El juego consiste en
analizar los estados emocionales de los personajes. Preguntarles cómo crees que se sienten y
cómo lo demuestran. Tienen que prestar atención tanto a la comunicación verbal, como a la
no verbal. Crear debates: ¿cómo reaccionarías tú?, ¿cómo son las reacciones? ¿exageradas,
irreales?…
Las emociones en diferentes situaciones con sus películas favoritas.
Para trabajar la empatía.
Vídeo para hablar sobre las repercusiones que puede tener meterse con una persona por ser
diferente.
Para trabajar el enfado.
Para trabajar asertividad.
Para trabajar la Amistad.
Para trabajar la tristeza.
JUEGOS ONLINE
Descubre cómo eres es un juego con distintas actividades que permiten a los niños descubrir
cómo trabajar la propia identidad, experimentar sentimientos y reconocer emociones.
Pelayo y su pandilla tiene divertidas y variadas actividades sobre distintas emociones,
identidad sobre el propio cuerpo e incluso juegos sobre salud e higiene personal.
Conocerse y valorarse es una interesante herramienta de autoconocimiento para niños a
partir de 12 años.
Dominó de los sentimientos: Aquí podéis descargarlo, además la página ofrece ideas de
más actividades que se pueden hacer.
Diario de las emociones: El juego es una dinámica educativa que trata de favorecer la
reflexión sobre los propios estados emocionales. A través de esta dinámica vamos a procurar
que los niños y niñas dibujen sus estados emocionales y que tomen conciencia de cuando
sienten cada emoción, de los posibles desencadenantes y consecuencias. De esta manera
tendrán un rico collage de las propias emociones.
Juego “El observador”: Deben observar las expresiones emocionales de otras personas
(familiares y amigos). Deben fijarse en los aspectos verbales (qué dice y cómo lo dice) y en los
aspectos no verbales: gestos faciales, muecas, tonos de voz, tics, etc. Como ya se trabajó al
principio, este juego les motiva mucho porque saben en qué han de fijarse.
¿Qué estará pasando? A través del roleplaying podemos plantear diversas situaciones,
reales o imaginarias (preferiblemente reales), y han de dramatizar la situación con todo tipo de
detalles. El resto de compañeros deben tratar de adivinar los estados afectivos en cada uno
de los acontecimientos relatados. “Me imagino que sentiste…..cuando”. Confirmar si ha
acertado en los sentimientos.