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Alain Rouquie - Resumen - Americana S.XX

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Alain Rouquie “Los militares en la política latinoamericana desde 1930”

El autor se propone establecer ciertas tipologías de los regímenes militares


latinoamericanos. Distingue entre militarismo reiterado o institucionalizado, y
autoritarismo cataclísmico o de ruptura; así como entre regímenes militares con
proyectos socioeconómicos conservadores o contrarrevolucionarios, y
militarismo reformista o progresista. Estas distinciones le permiten discernir tres
modos dominantes de poder militar en América Latina:

Tutela militar permanente. Repúblicas pretorianas (Arg. Y Brasil)

Militarismo catastrófico, militares con tradición democrática arraigada trataron


de formar un estado contrarrevolucionario (Uruguay y Chile)

Revoluciones militares reformistas y nacionalistas sin participación de las


masas, pero con algo de populismo (Perú, Bolivia, Ecuador)

En su análisis de los militarismos en América Latina va a dejar de lado a las


dictaduras caribeñas y centroamericanas porque son dictaduras caudillistas y
personalistas aliados con el capital extranjero y organizan el Estado como
latifundio, como patrón, se trata de gansterismo estatal o dictadura sultánica.
Se trata de que las fuerzas armadas no surgen como proyecto nacional.

Hay 3 tipos de militarismo moderno:

1) Republicas pretorianas (Argentina – Brasil)

2) Estado contra-revolucionario (Chile – Uruguay después del 73)

3) Revolución Militar (Perú – Bolivia – Panamá – Ecuador)

En las REPUBLICAS PRETORIANAS el rol de los militares es de tutela de la


vida política. No es una situación estable, hace referencia a la idea del péndulo.
Pero si es permanente. Podría agregarse a esta clasificación a El Salvador,
Guatemala y honduras porque una vez dada la Revolución Cubana se produce
todo un proceso de guerrilla en la década de los `60 y estos 3 últimos países
son elegidos por EEUU para instalar las bases militares y las fuerzas armadas
serán la clase dirigente de la economía y garante del orden político, es la clase
empresarial. La hegemonía militar duradera donde ha existido, databa en su
mayor parte de los años 30’: la tutela militar, que duro medio siglo quedo
prácticamente institucionalizada y el factor militar consiguió la categoría de
socio político casi legítimo. Las Fuerzas Armas constituyeron verdaderas
fuerzas políticas.

En el caso de Brasil hay una intervención de los militares en la vida política


desde 1889, también en Argentina y Brasil las intervenciones militares
permanentemente cumplen un rol de vigilia por el orden político, lo particular es
que a partir del ’60 los golpes de Estado van a ser con el objetivo de quedarse
con el poder político. En Brasil los dos principales partidos sus candidatos eran
militares. En 1964 en Brasil y en 1966 en Argentina, son los años en que los
militares se hacen del poder, ya no son guardianes sino que van a dirigir la
política y ponen en evidencia la interna militar, con tradiciones nacionalistas,
que se enfrentan a los militares modernos que integran la idea de la Doctrina
de la Seguridad Nación, que finalmente van a ser estos últimos quienes van a
ganas más fuerza. La particularidad de Brasil es que aun con el nuevo rol de
los militares modernos y la impronta neoliberal, no hubo interrupción para la
industrialización. Las empresas públicas siguen creciendo. Y otra particularidad
es que fueron, según las coyunturas, la combinación de los partidos que
participaban en el juego electoral y luego había momentos que eran más
represivos. Y paradójicamente surgen espacio que mas adelante serán
sectores más combativos.

En Argentina, la estabilidad de las autoridades legalmente constituidas estaba


condicionada por el apoyo que recibían de los militares. El recurso constante a
las fuerzas armadas produjo una fragilidad crónica del poder civil. Por su parte,
los militares, especialmente al proscribir a los que ganaban (o hubieran
ganado) las elecciones, convirtieron a Argentina en un país ingobernable.
Además los presidentes minoritarios que tomaron posesión del cargo
estuvieron sometidos a la vigilancia rigurosa de unas fuerzas armadas divididas
en grupos con decidas afinidades civiles.

Si la intervención militar en la política no era legítima, al menos era legitimada


por amplios sectores de la opinión pública. Cada levantamiento militar recibía el
apoyo público o privado de los que se oponían a los que estaban en el poder.
En las afirmaciones de la clase política las fuerzas armadas, a pesar de sus
tendencias manifiestamente conservadoras y su histórico anticomunismo, no
eran presentadas como partidarias de un sector ideológico o social concreto y
exclusivo.

En Brasil, las fuerzas armadas estuvieron en el poder durante 21 años


después del golpe de 1964. Pero, a diferencia de Argentina, fue una situación
excepcional, ya que nunca había ocurrido desde la caída del Imperio. Existe la
tesis que hasta en 1964 las fuerzas armadas ejercieron un poder moderador
que habían heredado del emperador.

Entre 1930 y 1964 las fuerzas armadas, profundamente politizadas o por lo


menos ideologizadas estuvieron divididas en dos tendencias principales cuyos
enfrentamientos públicos interrumpían la vida política. No solo ocurría que el
sector hegemónico dentro de las fuerzas armadas sancionaba y ratificaba los
resultados electorales, sino que, además, todos los gobiernos tenían que
neutralizar a sus adversarios en las fuerzas armadas con el fin de tener libertad
de acción.

Por otra parte, las actividades de los partidos y grupos políticos se extendieron
a las fuerzas armadas, de manera más o menos institucionalizada. A la inversa,
los líderes de las fuerzas armadas organizaban clientelas y alianzas civiles y
los oficiales pasaban constantemente a las actividades de la política.

EL autor pregunta porque las fuerzas armadas en 1964 no se limitaron a


ejercer una función correctiva. Según el los factores determinantes de los
acontecimientos de ese año, en el clima de la guerra fría, fueron complejísimos.
La crisis de estado populista fue una crisis del estado en general. La
“revolución” de 1964 fue una fractura institucional cuyo propósito era
reconstruir, sobre nuevos cimientos, una organización estatal reforzada.

En la esfera militar gana la corriente democrática, estrechamente vinculada con


las fuerzas armadas de los EU. La revolución del 64’ no pensaba instaurar una
nueva dictadura militar, pretendía reforzar y proteger al estado purificando el
sistema democrático existente. Este proyecto moderado para una democracia
supervisada no era factible; reveses electorales y movilizaciones de las masas
contra las limitaciones impuestas a la democracia terminaron otorgándole al
presidente poderes dictatoriales (1968) que degeneró en un régimen autoritario
con fachada parlamentaria.

En 1969 se le otorga la tarea de fijar los objetivos y las bases permanentes de


la política nacional.

En Argentina, donde las intervenciones militares suspendieron por completo los


procedimientos representativos, la militarización era más patente pero tomo
variables formas bajo los diferentes regímenes militares. En 1976 la monarquía
militar (Ongania) fue sustituida por un cuerpo colegiado.

La inclinación natural de los tecnócratas hace que sean partidarios de la


planificación gubernamental y de la expansión del papel económico del estado.

El segundo tipo, el MILITARISMO CATASTROFICO O ESTADO CONTRA-


REVOLUCIONARIO, mientras que en Brasil y Argentina la sociedad estaba
acostumbrada a que la salida tras la crisis institucional era la dictadura o golpe
militar, en Uruguay y Chile no lo era, porque con respecto al juego democrático
la irrupción en el poder de los militares era catastrófico.

En el caso de Uruguay, el orden institucional era producto del crecimiento


agroexportador, pendulaba en el bipartidismo entre colorados y blancos. Luego
de la década de los ’60, la crisis económica hace que en Uruguay se geste el
movimiento de Liberación Popular y el Movimiento Tupamaru. Hay una
irrupción en la vida política de aquellos sectores que antes se encontraban
relegados. En 1971, dicho movimiento logra alcanzar el 31 % de los votos en
Montevideo lo cual genera preocupación y finaliza con un golpe militar
ordenado por las elites, pero su falta de experiencia, hacen que el presidente
sea civil y a medida que avanza el proceso militar van a avanzar en la
represión.

En el caso de Chile, es mucho mas sangriento el proceso militar, muy distinto al


de Uruguay.. Los de la derecha y los militares en el ’64 temen el triunfo de los
sectores populares. Salvador Allende había hecho una muy buena elección
para ese año. Tanto desde EEUU y los sectores conservadores asumen la
candidatura de Eduardo Frey, que realiza breves reformas, que se
autodenomina revolución en Libertad. Las reformas son agrarias, urbanas y
salariales, pero la industrialización genero problemas habitacionales. La
democracia cristiana hizo algo que no puedo controlar que fue la activación de
los sectores populares y no pudo canalizar esa propuesta.

En 1970, Salvador Allende gana el 37% de los votos por la UNIDAD


POPULAR. Tenía que ser ratificado en el Congreso ante la extrema derecho
mata a un general, genera más descontento y el congreso ante este atentado
decide darle la presidencia a Allende. Pero más adelante la derecha más
EEUU rompe el juego político democrático, hay sabotaje económico y
propaganda contra la presidencia de Allende, boicots de los colegios
profesionales.

Todas las reformas de allende, son con voto democrático por eso el socialismo
chileno tiene esa particularidad.

Recorte de ayuda internacional, inflación, mas mercado negro escasez.

1972 y 1973, el poder popular como se da el sabotaje y el desabastecimiento,


hacen cordones industriales que van distribuyendo bienes producidos por la
organización popular toman empresas abandonadas por empresarios
opositores.

Salvador Allende elige acercarse a la derecha cristiana que se une con la


extrema derecha, que en el congreso vota en la ley de que ingresen los
militares en los barrios populares, por que sospechaba que estaba repartiendo
armas en estos. Es un boicot democrático.

A pesar de su larga tradición de estabilidad democrática y de sumisión militar a


la autoridad civil, sufrieron de forma virtualmente simultáneas, feroces y
duraderas intervenciones militares.

En Chile, la explicación del cambio radical se debe a las mutaciones habidas


en el sistema político y las fuerzas armadas como en la inesperada elección de
un presidente socialista minoritario en 1970.
En 1964 es elegido Eduardo Frei, democratacristiano, presidente gracias al
apoyo conservador para evitar la ascensión de la izquierda.

Este pensaba buscar el apoyo de sectores sociales que tradicionalmente eran


excluidos del proceso político al mismo tiempo que modernizaba el aparato
productivo del país. Al prometer la justicia social y el incremento ininterrumpido
de los salarios, Frei alentó las expectativas de la población trabajadora.
Permitió al campesinado formar sindicatos, lo que desató fuerzas a las que no
pudieron satisfacer con rapidez ni controlar políticamente. Debido a la reforma
agraria los conservadores que había vota a Frei se sintieron traicionados; el
espectro político fue radicalizándose de forma creciente al volverse mas
violentos los conflictos sociales. Al fomentar la participación de los tradicionales
marginados, Frei violo el “pacto social implícito” en que se apoyaba la
estabilidad del modelo político de Chile.

En estas circunstancias, nació y se propagó entre la derecha chilena una nueva


ideología antidemocrática que le asignó a las fuerzas armadas un lugar
esencial en la estructura de un nuevo estado.

Las fuerzas armadas, durante tres años, apoyaron a Allende y en nombre de la


Constitución apoyaron la experiencia socialista. Estas tenían lazos estrechos
con los EU. Chile era uno de los principales beneficiarios de la ayuda militar
que los norteamericanos prestaban a América Latina. Allende disponía de
pocos medios para contrarrestar la influencia de los EU sobre las dependientes
fuerzas armadas chilenas.

EL sabotaje económico y el obstruccionismo parlamentario de la burguesía


chilena exacerbaron una situación social que ya era tensa y acentuaron la
polarización del país.

El golpe de estado tomo forma de un régimen contrarrevolucionario que, en


nombre de la cruzada contra el comunismo, rechazó la culpable debilidad de la
democracia representativa e impuso su proyecto socioeconómico. La aplicación
generalizada de los principios de mercado y la resultante desestabilización de
numerosos instituciones y actividades tenía por fin privatizar las demandas
sociales y poner fin así a la acción colectiva y quizás incluso a la política.

En Uruguay, en 1973, lo que llevo al golpe de estado fue la bancarrota de


determinado modo de desarrollo nacional. Los latifundios eran la base del
Estado de Bienestar. Las grandes propiedades agrarias coexistían con una
especie de socialismo urbano, de tal modo que las pautas de consumo de un
país desarrollado dependían de una economía subdesarrollada. Se había
logrado la estabilidad social y política, pero el precio habían sido unos bajos
niveles de eficiencia productiva y una mediocre capacidad de adaptación a los
cambios del entorno económico. L pauperización creó condiciones que
pusieron en peligro el consenso social. Los principales dueños de los medios
de producción expresaron su oposición a las medidas redistributivas del
estado de bienestar, así como a los traspasos que beneficiaban a los
asalariados y favorecían a las industrias que producían para el mercado
nacional. A finales del 67’ el gobierno trato de imponer un plan de estabilización
y recuperación económica del cual formaban parte arbitrarias limitaciones
salariales. Se dieron una ola de huelgas y surge el Movimiento de Liberación
Nacional (MLN) “los tupamaros”. Que debilitaron la autoridad del gobierno.

Hasta entonces las fuerzas armadas uruguayas habían permanecido más


ausentes que calladas. En 1971 se le permite asumir el papel de estar situadas
por encima de los partidos políticos, con el derecho de erigirse en autoridad
suprema y garante de los intereses nacionales. Se les confía la responsabilidad
de suprimir las actividades subversivas.

En junio del 73? Se disuelven amabas cámaras legislativas y la creación de un


consejo de estado por designación heredero sus poderes. Una serie de leyes
institucionales reestructuró por completo el sistema político, militarizándolo en
nombre de la lucha contra la sedición. Se adoptó una lógica ultra liberal que
tenía por fin promover la especialización de Uruguay en las industrias que
pudieran competir eficazmente en los mercados internacionales. Esto no se
realizó.

Y el tercer tipo, en esta clasificación, REVOLUCION MILITAR, se caracteriza


por no tener un proyecto político, es decir un programa nacional populista.

Los experimentos progresistas efectuados por las fuerzas armadas a menudo


han terminado bruscamente, o incluso se han transformado en una
contrarrevolución.

En Perú los militares tomaron el poder con el fin de llevar a cabo desde una
posición de fuerzas que el débil gobierno civil derrotado por ellos había sido
capaz de poner en práctica: la modernización de la sociedad peruana y la
reducción de la dependencia exterior del país sin perder de vista las
limitaciones geopolíticas. Se pone EN Práctica una reforma agraria para
responder al descontento rural y a la insuficiencia de la producción nacional de
alimentos. Preponderancia del sector público, nacionalizaciones. Experiencia
termina en 1975 con la ciada del general Velasco Alvarado.

¿Qué explica esta revolución militar? Los oficiales reformistas que se hicieron
del poder en 1968 no eran más que una minoría y los grupos de las fuerzas
armadas conservadoras y pasivas siguieron su ejemplo solo por algunos años.

En Bolivia, la experiencia reformista fue todavía más breve y su desenlace más


trágico. La oficialidad de las fuerzas armadas bolivianas acepto el giro a la
izquierda del general Alfredo Ovando (1969) con el fin de proteger las
instituciones militares mismas cuya impopularidad estaba en su apogeo.
Revoca el código del petróleo, pone fin a la ocupación militar de las
poblaciones mineras y restaura derecho de los sindicatos. En octubre del 70’ le
dan un golpe de estado. Cuatros días después hay un contragolpe del General
Torres con apoyo de fuerzas populares, en agosto del 71 es derrocado.

Panamá: La orientación nacionalista del gobierno de la guardia nacional fruto


del golpe de estado en 1968 fue una sorpresa. Los objetivos generales del
Gral. Torrijos, jefe de la junta de gobierno, eran reconquistar la soberanía en el
canal de Panamá, y recobrar el canal interoceánico. Fomentó la movilización
nacional y promulgó nuevas leyes que protegían a los trabajadores, en el
campo hubo una reforma agraria moderada y gradual que afectó a los
latifundios.

Flirteó con Cuba, apoyó a Allende y a los militares peruanos, a la causa


sandinista. No obstante, aprovechando la libre circulación del dólar convirtió al
país en un refugio bancario al eliminar todas las restricciones a la transferencia
de divisas, y decretar la exención fiscal para movimientos de fondos.
Contradicciones ideológicas.

Muerto Torrijos en 1981, los comandantes de la guardia nacional mantuvieron


el peso político, y los presidentes resultaron figuras decorativas.

Ecuador: En 1972 Rodríguez Lara instauró un régimen “revolucionario,


nacionalista y a favor de un gobierno independiente”. Sus objetivos eran
mejorar la distribución de la renta, luchar contra el paro, y la reforma agraria.
En el sector petrolero se mostró particularmente activo, y creó una
administración nacional de hidrocarburos para supervisar la explotación del
petróleo. En 1976 fue destituido por las graves tensiones sociales y el malestar
empresarial.

Estos diversos experimentos de reformismo militar tuvieron muchas cosas en


común. Los regímenes que los llevaron a cabo se distinguían por su
paternalismo, e invitaban al pueblo a limitarse a ser espectadores de los
cambios que lo beneficiaban.

A contrapartida de estas naciones donde los militares se apoderaron del poder,


nos encontramos con países en la región donde el gobierno civil ha
predominado en periodos sumamente extensos como son en los casos de
COSTA RICA – VENEZUELA – MEXICO Y COLOMBIA.

El autor presta especial atención a los procesos mexciano y venezolano.

VENEZUELA: En el primer tercio del siglo pasado, era el clásico país de tiranía
tropical.
A partir de 1958, se convirtió durante más de treinta años en una democracia
modélica, donde los partidos se alternaban el poder (socialdemócratas y
demócratas cristianos) y con una excelsa participación electoral.

Tras trece años sumamente violentos, en el periodo que concierne entre (1945-
1958), se propuso construir una democracia estable y duradera, diversos
partidos políticos llegaron a un acuerdo sobre un código de conducta y
coexistencia

Desde la administración de Betancourt hasta los años 90, los militares habían
estado callados en la región, pero en realidad este partido cedia espacio y
tomaba influencia por parte de los militares.

MEXICO:

La fuerza del estado, y la legitimidad del partido oficial identificado con el, han
sido las bases principales de una estabilidad más que probada. El partido
revolucionario (PRI) es un partido todopoderoso, ya que este partido controla la
totalidad de la vida nacional mexicana, por ende controlará también a los
militares.

Para entender el proceso mexicano es necesario remontar unos años atrás,


hacia el año 1914-1915, el ejército federal de Porfirio Díaz, ya había sido
derrocado y había comenzado el reinado de los caudillos, cada caudillo era
amo de su propio ejército y por ende del territorio ocupado por este.

Los caudillos mexicanos capitaneaban partidos políticos en armas y no


instituciones militares, entonces existían distintos centros de poder y violentas
rivalidades que debilitaron a la nación cuya economía estaba en ruinas. Una
vez fuera de camino Zapata y Villa pusieron fin al poder de los caciques
regionales, al crear un ejército de verdad e instituciones políticas centralizadas.

Con el fin de desmilitarizar la política era necesario militarizar a los militares,


por ello era necesario establecer ciertos puntos que imperen e integren a todos
los militares.

a) Resolver sus diferencias mediante instituciones políticas y no la violencia


b) Crear el partido (PNR) Partido Nacional Revolucionario.

De esta manera se puso fin a la confusión de los papeles militar y civil. Por
consiguiente se logró politizar a los militares con el objeto de desmilitarizar la
política y neutralizarlos, incorporándolos a la estructura del poder en una
posición subordinada
.

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