Lavidadel Gur
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PSICOLOGÍA DE LA AUTO-PERFECCIÓN
JULIO 1997
PARAMAHANSA YOGANANDA
MCMXCIII
Trabajo de microbiografía
2 Templo de la Kriya-Yoga
INTRODUCCIÓN
Estimados lectores, el presente folleto fue publicado en varias entregas durante el año 1993 en
el suplemento dominical del diario “La Nación”, de San Cristóbal Edo. Táchira, Venezuela, como un
homenaje a estarse conmemorando entonces el I Centenario del nacimiento del Gurú Inmortal,
Paramahansa Yogananda.
¿Creen ustedes que es posible conocer el momento en que ocurrirá nuestra muerte? ¿Por
qué algunas personas han llegado a predecir con exactitud el momento en que ocurriría su
separación definitiva del cuerpo físico? ¿Cuáles prácticas hay que seguir a nivel físico, mental y
espiritual para que esta predicción sea posible? ¿Son personas especiales las que tienen esas
capacidades humanas, o son simplemente personas que Dios envía a este mundo con una misión
espiritual determinada para ayudar a la humanidad? Sobre estos temas trataremos en el contenido
del presente folleto, especialmente sobre el caso del hindú PARAMAHANSA YOGANANDA.
Sea propicia la oportunidad para darle a conocer a los amigos y amigas, a los miembros de
Self-Realization Fellowship (Asociación de la Realización del Ser), una parte de la vida y de la
obra histórica del Gurú Inmortal.
Daremos inicio a esto con uno de sus famosos poemas:
Templo de la Kriya-Yoga 3
En la Navidad de 1951 Paramahansaji hizo un esfuerzo especial para que ese día fuera algo
único y lleno de gozo para todos. A sus discípulos les dijo: "Yo se de antemano que es lo que me
espera tan pronto abandone el retiro del desierto; pero si puedo conseguir que otros sean felices, yo
también lo soy. Este cuerpo no representa nada para mi, entre más pronto lo abandone será mejor".
Cuando los devotos expresaban pena o dolor por lo que él decía, movía la cabeza y comentaba:
"Ustedes no se imaginan lo que la Madre Divina está planeando para mi". En la mañana del 5 de
Enero de 1952, en el cumpleaños de Paramahansa Yogananda, un grupo de discípulos se reunieron
en el centro de Hollywood para iniciar la ceremonia de apertura de los cimientos de lo que sería la
Primera Casa del Libro. Se inició la ceremonia hindú cantando "OM GURÚ" y todos pasaron
delante de él para recibir la bendición personal, después les dijo: "Nosotros no podemos conquistar
a Dios por medio de la razón porque él posee toda la razón y también lo demás; lo único que Él
desea de todos nosotros es nuestro amor". El Maestro repetía: "La unión e identificación con Dios
es posible a través de nuestro propio esfuerzo. Con el uso de la llave liberadora del Kriya Yoga, las
personas que no puedan elevarse por sí mismas, o aquellas que no creen en la divinidad de algún
ser humano, pueden llegar hasta el final y obtener la completa divinidad en ellas mismas".
4.- ULTIMO DÍA EN ENCINITAS.
El Maestro abandonó los Ángeles el 10 de enero, para ir a Encinitas, donde pasó la noche,
en la mañana siguiente saludó a Rajarsi Janakananda, a quien le dijo: "Oh que sorpresa tan
agradable" No había pensado venir a Encinitas pero el tirón del deseo ardiente de verte era muy
poderoso". Ese día Rajarsi, el Dr. Lewis y su señora, y algunos otros discípulos, comieron con el
Maestro croquetas de Calcuta, una ensalada de papas. Luego visitó por ultima vez los hermosos
jardines del Templo Dorado en la Colonia Mundial de Todas las Religiones, fundada en 1937, y
pidió que lo llevaran al cafetín Hindú de Encinitas; allí saludó a antiguos amigos y discípulos.
Yoganandaji regresó al desierto el 11 de enero. Sin embargo, estuvo aún en mayor reclusión que
antes, entrando continuamente en samadhi o en estado supraconsciente. En algunas ocasiones pedía
algún discípulo que observará su éxtasis para que evitara que cayera al suelo, y que le cantara OM
en el oído derecho para retomar la consciencia de vigilia. RARAMENTE DORMÍA; por lo general
él dormía muy poco; esta abstinencia de sueño había sido su práctica durante muchos años.
Incesantemente persistía en no comer, ya que no sentía ninguna necesidad para ello. Unas cuantas
semanas antes de su partida, abandonó por completo la sencilla dieta que por años venía siguiendo.
Cuando lograban persuadirlo para que comiera algo, esto debía ser un plato preparado al estilo
hindú. El Maestro era un cocinero de primera, y de hecho era notable lo que emprendía. Duró
algunos años intentando preparar un perfecto "singharas", un relleno de papas. Pero los resultados
no le habían satisfecho completamente y decía: "No, no está como las que se comen en los bazares
de la India". Mientras estaba en el desierto en febrero, trató de hacerlo, entonces las "singharas"
resultaron exactamente como él lo quería. Luego dijo: "Bueno allí está otro pequeño deseo ya
satisfecho, ya sólo queda uno".
Paramahansaji sentía gran regocijo y alegría en escribir. En el desierto dedicaba mucho
tiempo para sacar de la fuente interna de su percepción las interpretaciones, lecturas y enseñanzas
que luego dictaba directamente a sus discípulos, quienes tomaban el dictado a máquina. Luego, él
revisaba los escritos, hacía las correcciones, agregaba, quitaba, etc. Todas sus obras literarias eran
creativas e inspiradas, no como la mayor parte de las interpretaciones o explicaciones que se han
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hecho de las Escrituras. Sus libros no fueron nunca de índole escolástico ni hechos o arreglados por
los conceptos u opiniones de otros autores. Sus palabras fluían espontáneamente desde las
profundidades de la realización de su nítido y puro Ser. Sobre los comentarios de los textos
Sagrados, principiaba su dictado solamente después de haber obtenido la aprobación de Krishna,
Jesucristo y otros Grandes Maestros. Leía muy poco y decía: "Creo que no llegan ni a veinte los
libros que he leído en los últimos veinte años.” Una noche dijo: Traigan la máquina de escribir, voy
a dictarles algo”. Todos se asombraron de la hermosura e inspiración profunda que les estaba
dictando sobre las Sagradas Escrituras; y luego dijo, "Si no lo hubiera hecho hoy en la noche, nunca
se hubiera hecho".
En esos días repetía con frecuencia, "Tengo una cita que cumplir en el mes de marzo. El
gran Maestro supo la fecha y momento de su MAHASAMADHI. Sabía que habría de morir el 7 de
marzo de 1952 y así se lo comunicó a sus discípulos, y por eso les repetía: “Ustedes se beneficiarán
más a través de la meditación regular y la práctica de la Kriya-Yoga. No se chanceen siempre los
unos con los otros; permanezcan siempre alegres y animosos internamente ¿Por qué malgastar su
percepción en palabras inútiles? Las palabras son como las balas: cuando se gastan en fútiles
conversaciones, el suministro de municiones internas se gasta, la energía cósmica de diluye, sólo la
meditación los llenará de paz. Las bromas son con frecuencia bromas falsas que hacen se perforen
agujeros en las paredes de ese cubo, y esto hace que la leche de la paz se desperdicie. No pierdan el
tiempo en distracciones, leyendo demasiado, etcétera. La lectura es buena si realmente es
instructiva. Pero cuando la lecturas toman el lugar de la meditación, entonces espiritualmente es
completamente nula. Si otros pierden y malgastan su tiempo, ustedes 'piérdanse en Dios'; No
olviden esto si usted lee una hora, escriba dos horas, piense tres horas y medite todo el tiempo, y
por favor no dejen de practicar sus KRIYAS; El Maestro no es Maestro de otro; él es maestro de sí
mismo".
Les estoy explicando el proceso que condujo al Mahasamadhi del Gurú inmortal. Los
últimos días de Paramahansa Yogananda estuvieron inmersos en actividades propias de la
anunciación de su muerte. El día en que Yoganandaji dijo: "Tengo una cita muy importante en el
mes de marzo", un discípulo le preguntó: -¿Se refiere usted a la cita con el Embajador de la India
en Mount Washington?- Él dijo “No”. -¿Se refiere usted al banquete que ha de celebrarse el 7 de
marzo, en el hotel Biltmore?-, “Tampoco”. Los discípulos repetidas veces le advertían que la fecha
era el 7 de marzo, pues él hablaba del banquete que se celebraría el 9 de marzo, fecha del
Mahasamadhi de su Gurú Sri Yuktesvar. Entonces de una manera distraída les decía: "Ah, si es
cierto, el día es el 7 de marzo".
El Maestro casi siempre cocinaba una parte de las golosinas que le eran servidas a sus
invitados. La noche del lunes 3 de marzo, él preparó dulces hindúes para el Embajador y su
comitiva, pues el día 4 le visitaría para conocer su obra en América. Ese día los visitantes rindieron
homenaje a la obra del Gran Gurú y al final cantaron el Himno Nacional de la India. Conocieron la
Iglesia de Todas las Religiones, y el Embajador quedó profundamente impresionado por la
dignidad y belleza de la obra de Yogananda. Hicieron una ultima visita a la Ermita del Lago que
contiene parte de las cenizas corporales de Mahatma Gandhi, y la comitiva dejo el recinto a las tres
de la tarde del 4 de marzo. Yoganandaji, invitó a la Sra. Ben Brown para que asistiera al banquete
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que se celebraría el 7 de marzo, en el Hotel Biltmore. Ella le preguntó, -Señor, ¿desea usted que yo
vaya?-. Él le contestó. "Tú debes ir, todas las miradas estarán sobre ti ".
El Maestro pasó el día siguiente, miércoles 5 de marzo, en un absoluto retiro, en su
departamento del tercer piso de la Sede Central, en Mount Washington. Les dijo a sus discípulos
que estaba preparando una pequeña cena para ellos que sería servida a las cinco de la tarde. En la
pequeña estancia estuvo muy cuidadoso con los preparativos y tuvo especial cuidado en sentarlos
en un orden especial indicándoles el asiento. Pidió que algunos platillos fuesen llevados para
aquellos discípulos que no pudieron sentarse a la mesa por falta de cupo. Los platillos preparados
por él fueron: arroz, curry con coliflor, sinharas, chana, luchis y dulces y golosinas hindúes, más
una refrescante y deliciosa bebida de lima. Durante la cena todos observaron cuan quieto y
pensativo estaba el Maestro. Sonó el teléfono. Una discípula atendió y era el Sr. Oliver Black, de
Detroit. Cuando estaban atendiendo la llamada el Maestro preguntó: “¿Volverá él a llamar más
tarde?. Le contestaron -No-. "Entonces deja que yo hable con él, ya que no habrá otra oportunidad".
El día 6 de marzo ofrecía un almuerzo a treinta y cinco miembros de la comunidad Hindú
de la parte sur de California, por tal motivo salió a las 8 de la mañana del día jueves para almorzar
con el Sr. Herbert Freed, Ministro del Centro de S.R.F. en Phoenix, Arizona, El Maestro estaba
contento y habló sobre planes para el futuro. Le tomó de la mano y le dijo: "Si todos ustedes
trabajan juntos, con amor, armonía, bondad, cariño y humildad, el trabajo de S.R.F inundará a todo
el mundo". Luego regresó a la cita con la comunidad hindú.
Svami MahaPremananda
Lic. José Ángel Padrón Molina
Tlf: (076) 462120
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