Sobre Dodd - Eugene E. Wolfzorn
Sobre Dodd - Eugene E. Wolfzorn
Sobre Dodd - Eugene E. Wolfzorn
WOLFZORN
La idea central del pensamiento del Dr. Dodd es que la vida, muerte y resurrección de
Jesucristo significan no un preludio sino la realización plena del Reino de Dios en la
tierra.
Esta teoría la encontramos formulada en tres de sus numerosas obras, escritas entre
1935 y 19371 .
FILOSOFÍA DE LA HISTORIA
Para el Dr. Dodd el cristianismo es una religión histórica. Religión histórica es aquella
que admite un sentido, una teleología del acaecer histórico, en contraposición a las
religiones naturales y místicas, para quienes el proceso histórico carece de interés.
Los que no se satisfacen con esta explicación, se subdividen en dos grupos: para unos la
corriente de sucesos no es real en si misma, sino una sombra o proyección de una
invisible e inmutable realidad (es secundario determinar si el fenómeno aparencial nos
revela o nos oculta a la realidad permanente que está tras de él); otros afirman que tanto
el flujo como los fenómenos son reales. Pero además admiten que aquél tiene un
sentido, es teleológico: si la Historia avanza hacia su perfección de un modo gradual,
nos hallamos ante el evolucionismo histórico; si se aparta en su fluir de la perfección y
ésta sólo será alcanzada de un modo brusco en el final de los tiempos, nos hallamos ante
el escatologismo: escatologismo profético si se logra en este mundo; escatologismo
apocalíptico y trascendente, si sólo se realiza en un mundo nuevo que sucederá a éste.
Toda religión adopta una de las filosofías de la Historia arriba descritas. La religión
mística niega su sentido a la Historia. Lo único que importa son las relaciones del
individuo con Dios, hasta llegar a la unión personal y definitiva con Él. Lo temporal, lo
histórico, es un obstáculo para esa unión.
Esta revelación progresiva tiene como doble objeto la misma esencia de Dios y dar a
conocer sus designios sobre el mundo. Judíos y cristianos esperan que llegará un día, al
final de los tiempos, en que el Señor revelará (apocalypsis) definitiva y totalmente su
persona y sus planes eternos sobre los hombres.
Este día, según el Dr. Dodd, ha llegado ya: la vida, muerte y resurrrección de Jesucristo
constituye la revelación y la implantación definitiva del Reino de Dios en la tierra. Es
éste un suceso histórico, concreto e irrepetible, estrictamente delimitado en el espacio y
en el tiempo (Palestina, siglo primero), y que sin embargo trasciende las fronteras de lo
concreto y de lo espacio-temporal, al dar su pleno sentido a toda la Historia.
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Pero pasan los años y llegan los reveses, persecución y destierro. En medio del
sufrimiento se piensa y habla todavía del día del Señor. No hay ya un acercamiento
gradual a él, pero se espera alcanzarlo cuando Dios restituya de modo repentino su
Reino en el pueblo judío: doctrinas escatológicas, proféticas o apocalípticas, según que
este final glorioso se realice aún en la tierra o en el mundo nuevo que le ha de sustituir.
Pero ambas tendencias tienen en común que este resultado sólo se conseguirá en el fin
de los tiempos.
A juicio de Dodd, los escritores apocalípticos perdieron de vista la relación que existe
entre los hechos presentes de la Historia y el suceso supremo que le da su pleno sentido.
Está de acuerdo en que el día del Señor trae a la Historia su compleción. Pero esto no
significa que se ha llegado al final absoluto de los tiempos, sino simplemente que en ese
día se conocerá en su plenitud el plan de Dios sobre la tierra.
Más adelante veremos cómo trata de redescubrir esta teoría en su exégesis del mensaje
evangélico y especialmente de las parábolas del Reino de Dios.
Antes de concluir esta primera parte, conviene determinar el alcance conceptual de las
palabras "hecho" y "suceso" histórico en la filosofía de Dodd.
personas (erupción del Vesubio) o que no trasciende el ámbito del interés estrictamente
privado (la muerte de un familiar). El "suceso" por el contrario está dotado de un
significado e interés público. Entre las numerosas muertes que acaecieron en el siglo
primero de nuestra era, la mayoría fueron meros "hechos" históricos, sin trascendencia
pública. Sin embargo, la muerte de Cristo fue un "suceso" histórico por el interés y
significado público que vieron en ella las personas que rodeaban a Jesús.
Si la teoría escatológica de Char les Dodd es correcta, ¿cómo se explica que la primitiva
Iglesia no la conociera? Pues sin duda los primitivos cristianos atribuían una gran
importancia a la vida de Jesús dentro del proceso de manifestación de Dios en la
Historia. Pero sin embargo seguían esperando una segunda venida, acompañada de una
convulsión apocalíptica, en la que Dios se manifestaría plenamente y su Reino quedaría
definitivamente instaurado.
En su labor investigadora, Dodd reconoce, con la Escuela del Criticismo de las Fuentes,
dos fuentes primitivas en los evangelios sinópticos: el evangelio de Marcos, para la
parte común a los tres relatos, y otra fuente llamada "Q", no sabemos si oral o escrita,
que constituiría el estrato de predicación apostólica que reproducen Mateo y Lucas, pero
que falta en Marcos.
También adopta algunas de las conclusiones de la Escuela del Criticismo de las Formas.
Con ellos acepta el influjo de la fe, la experiencia y la reflexión de la Iglesia en la
redacción definitiva de los Evangelios. Y está de acuerdo con la misma Escuela en
rechazar el "historicismo" del siglo xix que no reconocía valor histórico a los
Evangelios, precisamente por el influjo de la fe de la Iglesia en su composición,
alterando los verdaderos hechos y dichos de Jesús. No está, sin embargo, conforme con
ellos en su indiferencia por encontrar un nuevo criterio de historicidad. Para la Escuela
de las Formas no importa lo que dijo e hizo Jesús, sino lo que la Iglesia pensaba que
había dicho o hecho Jesús. Dodd reacciona contra esta postura y considera que es de
vital importancia reencontrar el verdadero mensaje, ya que en él consiste la revelación
de Dios a los hombres. Para lograrlo hay que tener en cuenta un doble factor: la
circunstancia (Sitz im Leben) en que se desarrolló el ministerio de Jesús y la primitiva
comunidad cristiana que interpretó y desfiguró el pensamiento del Señor.
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A partir, pues, de esta doble base que, como hemos dicho, considera fundamentalmente
histórica aunque parcialmente alterada por la incomprensión de los discípulos, trata de
reconstruir el mensaje de Jesús sobre el Reino de Dios y probar que éste ya ha sido
instaurado.
En primer lugar, selecciona los textos en que Jesús habla del Reino como ya presente:
Me 1, 15; 9, 1; Mt 12, 28; Lc 11, 20; Lc 10, 11. Según él, y a pesar de las distintas
interpretaciones de otros autores, el perfecto griego èngiken (Mc 1,15; Le 10,11), el
aoristo èphthasen (Mt 12,28; Lc 11,20) y el participio elèlythyîan (Mc 9,1) deben ser
traducidos por "ha llegado".
Un ejemplo de cómo los discípulos no entendían bien a Jesús, nos lo ofrece, a juicio de
Dodd, la predicción de la ruina del Templo, de la cual le acusan en el proceso ante el
Sanedrín (Mc 14,58). Según San Juan, fiel intérprete del Señor, esta profecía no se
refería a un futuro lejano ni siquiera al Templo material, sino que Jesús hablaba del
templo de su cuerpo (Jn 2,21). Sin embargo Marcos, que no ha comprendido el
verdadero sentido de estas palabras, trata en primer lugar de quitarles fuerza y por eso
añade a la acusación el comentario de que "los testigos no se ponían de acuerdo entre sí"
(Mc 14,60). Pero como no podía negar que Jesús hubiera pronunciado aquella frase, que
tanto había herido los sentimientos religiosos de los judíos, introduce para justificarla
todo el sermón escatológico (que no sigue la línea de pensamientos de Jesús), según el
cual el Templo quedaría destruido en medio de una terrible convulsión apocalíptica, que
afectaría de lleno al Pueblo de Israel (Mc 13,1ss).
Supuesto que el Dr. Dodd cree haber resuelto satisfactoriamente el problema que para
su teoría representan las referencias futuras del Señor al Reino de Dios, es de particular
interés el estudio que hace de las parábolas para probar que el Reino está ya
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definitivamente instaurado. Para esta parte de su trabajo se inspira, aunque los supera en
muchos puntos, en los autores Adolf Jülicher y A.T. Cadoux.
Dodd define las parábolas como "una narración sencilla, inspirada en la naturaleza o en
la vida ordinaria de los hombres y que, por su viveza o por la luminosidad de sus
contrastes, tiene la propiedad de hacer reflexionar a sus oyentes sobre el único término
de comparación que contiene cada parábola". Interesa insistir en que cada parábola
contiene una sola idea aprovechable, una sola enseñanza, en contraposición a las
alegorías, de las que se pueden deducir diversas aplicaciones de orden doctrinal o moral.
Estima Charles Dodd que, para la comprensión correcta del sentido de las parábolas, es
necesario caer en la cuenta de la situación concreta (Sitz im Leben) en que fueron
propuestas por Jesús. El haber descuidado esto es la causa de que los primitivos
cristianos no percibieran su significado original.
Hay tres motivos que, a juicio de Dodd, han influido principalmente en esta desviación
del sentido genuino de las parábolas:
Motivo escatológico. Al ver los primeros discípulos que Jesús no había instaurado el
Reino de Dios tal como ellos entendían que debía ser, reinterpretaron las parábolas en
forma que fueran una predicción del Reino que había de llegar.
No todas las parábolas tienen como finalidad presentarnos el Reino de Dios. Pero sí una
gran parte de ellas. Charles Dodd las analiza y en una forma exhaustiva nos muestra
cuál es su sentido auténtico y el rasgo común a todas, según la intención de Jesús al
proponerlas: el Reino escatológico de Dios, como actualizado ya con la venida de Jesús.
Jesús predica el Reino de Dios como ya presente y con las parábolas alude a diversas
facetas del mismo. Veamos cómo:
Puesto que el Reino de Dios está ya presente, los jefes y el pueblo judío, creyendo en la
palabra de Jesús, deben abandonarlo todo para conseguirlo (Tesoro escondido y perla
preciosa [Mt 13,4446]). Esta determinación no es una locura; el riesgo, aunque es
grande, debe ser asumido conscientemente, con la garantía de una reflexión madura
(Constructor de una torre y rey que marcha a la guerra [Lc 14,28-33]). Portarse como
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chiquillos en estas circunstancias, está fuera de lugar (Niños que juegan en la plaza [Mt
11,16-19]). Este es tiempo de alegrarse (Esposo y amigos del esposo [Mt 9,15]). Este
reino es algo enteramente nuevo; Jesús no trata de una mera reforma del judaísmo
(Remiendos en paño viejo y vino nuevo en odres viejos [Mt 9,16]).
Universalidad del Reino; todos deben entrar en él; Jesús viene a buscar lo que se había
perdido (Sanos y enfermos, oveja perdida, dracma perdida, hijo pródigo, los dos hijos,
trabajadores en la viña [Mt 9,12; 20,1-16; 21,28-32; Lc 15,1 ss]). Con la venida del
Reino los poderes del infierno han sido derrotados (Despojo del hombre fuerte [Lc
11,20]). Pero la venida del Reino provoca una crisis final de la que resulta la muerte de
Jesús, predicha en la parábola de los viñadores inicuos (Mt 21,33-46). Y la del
mayordomo infiel es una pintura de la infidelidad del Pueblo escogido, que exigía una
acción inmediata (Lc 16,1-13).
Es condenable el no aceptar los riesgos que trae consigo la entrega al Reino de Dios
(Parábola de los talentos y de las minas (Mt 25,14-30; Lc 19,12-27]). El no estar
preparados es también delito; los compatriotas de Jesús no sólo no estaban preparados
(Servidores que esperan, ladrón nocturno, diez vírgenes (Lc 12,5559; Mt 24,43; 25,1-
13), sino que además faltaron a la confianza que se había puesto en ellos (Siervos fieles
[Mt 24,45-511).
La crisis de la llegada del Reino de Dios ha sido preparada por el lento, misterioso
proceso de la Historia. Por fin se ha llegado, en tiempo de Cristo, a la cosecha; que es
total, con independencia de la voluntad o actuación del hombre. Ahora se separa la
cizaña del buen fruto (Semilla que crece ocultamente, sembrador, cizaña, selección de la
pesca, mostaza, levadura [Mc 4,26-29; Mt 13,1 ss]).
Conclusión
Conviene insistir en la doble idea de que, según él, no habrá una segunda venida de
Cristo y de que con la instauración del Reino, los hombres han sido ya juzgados y
algunos han sido arrojados fuera. Sin embargo, esta situación no será definitiva, porque
la voluntad salvífica universal de Dios encontrará medios para que finalmente todos los
hombres se vuelvan a Cristo y acepten su Reino.
EUGENE E. WOLFZORN
Para terminar, el autor del artículo pone de relieve la originalidad e interés de la teoría
del Dr. Dodd, pero se resiste a dar un juicio critico de la misma. Cree que es mejor dejar
que el tiempo y nuevos estudios nos digan hasta qué punto es una aportación positiva
para profundizar en el conocimiento y comprensión del mensaje de Jesús.
Notas:
1
El Dr. Dodd publicó entre 1908 y 1961 cerca de un centenar de obras y artículos. Su
pensamiento escatológico se halla expuesto fundamentalmente en tres de ellas: The
parables of the Kingdom, London 1935, The apostolic preaching, London 1936, y
History and the Gospel, London 1938. Hasta aquí una nota del autor. Sobre este mismo
tema puede verse el más amplio estudio de T. A. JOHNSON, «Realized Eschatology»
and Theology. An analysis and theological evaluation of C. H. Dodd's Eschatology of th
N. T. Diss. Pontif. Univ. Gregorina. Roma 1960.
2
La concepción católica de la inspiración sagrada en contraposición a la del señor Dodd,
no permite admitir una tergiversación del pensamiento de Cristo por parte de los
diversos hagiógrafos. Cfr., a este respecto, diversos artículos publicados en Selecciones
de Teología sobre dicho tema: Y. M. CONGAR, Apostolicidad en la inspiración de la
Escritura. 1 (1962), 15-16; M. BRÄNDLE, Santidad e inspiración de la Escritura 2
(1963), 111-123; K. RAHNER, Escritura y Tradición 3 (1964), 164-170; etc. (N. de la
R.)