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Psicodiagnostico - Cattaneo

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INFORME

PSICOLÓGICO
ELABORACIÓN Y CARACTERÍSTICAS
EN DIFERENTES ÁMBITOS
BEATRIZ H. CATTANEO (compiladora)
INTRODUCCIÓN
Beatriz Haydée Cattaneo ................................ 7

CAPÍTULO 1: ASPECTOS GENERALES DEL PROCESO PSICODIAGNÓSTICO

Beatriz Haydée Cattaneo................................ 11

CAPÍTULO 2: CONSIDERACIONES PREVIAS A LA ELABORACIÓN DEL INFORME

Beatriz Haydée Cattaneo................................ 21

CAPÍTULO 3: EL INFORME PSICOLÓGICO

Beatriz Haydée Cattaneo................................ 33

CAPÍTULO 4: INFORME FORENSE

Eduardo Daniel Levín.................................... 43

CAPÍTULO 5: INFORMES EN LOS ÁMBITOS JUDICIALES DE MINORIDAD Y FAMILIA

Javier Gonzalo Calzada - Natalia Andrea Vaccaro ...... 67


CAPÍTULO 1

ASPECTOS GENERALES DEL PROCESO

PSICODIAGNÓSTICO

Beatriz Haydée Cattaneo

La entrevista de devolución y la redacción del informe constituyen el cierre del proceso


psicodiagnóstico y, por lo tanto, la transmisión oral y/o escrita de los resultados del mismo. La
escritura es una tarea personal y de sin ́ tesis. Se requiere para ello entender a fondo el caso y
captar todo el material recogido. Redactar un buen informe supone ha- ber realizado una buena
evaluación psicológica .

Todo proceso evaluativo supone una intervención contextualizada, en función de las


condiciones y objetivos que lo determinan, por eso se realizan con modalidades y encuadres
diferentes.
Hay una combinación interdependiente de factores que atraviesan todo el proceso y que se
retroalimentan entre si.́

Psicólogo
Necesita una formación teórica y metodológica básica para realizar tareas de evaluación. Su
idoneidad, experien- cia y sentido crit́ ico le permitirán elegir los instrumentos apro- piados para
cada caso particular.
Tiene que estar informado de las posibilidades y de las limitaciones de las técnicas que
emplee.

Sujeto
Las actitudes del sujeto podrán ser variadas, desde la colaboración plena hasta la falta de
compromiso. Los obs- táculos pueden aparecer por limitaciones reales de las per- sonas o
́ s transferenciales actualizadas en la relación interpersonal.
surgir por las fantasia
En los ámbitos organizacional/laboral y en el jurid
́ ico las personas no eligen voluntariamente su
participación. Incluso el uso de tests puede causar recelos en algunas de ellas. Las técnicas,
en el curso de la evaluación, constituyen un comple- mento valioso, pero deben estar
subordinadas a una aplica- ción criteriosa según los sujetos y la finalidad de la misma.

Instrumentos
Los instrumentos de exploración son seleccionados por razones teóricas y prácticas.

Razones teóricas
El marco conceptual del psicólogo incide en la elec- ción de las técnicas, aunque es frecuente
que la recogida de información la realice a través de instrumentos que res- ponden a distintas
orientaciones teóricas.
Es en realidad en la integración y en el valor que le otorgue a los datos obtenidos donde se
evidencia más la influencia del marco referencial.

Razones prácticas
❏ la edad del sujeto;
❏ los objetivos del estudio;
❏ el tiempo disponible;
❏ las caracteriś ticas de los materiales estiḿ ulos;
❏ las caracteriś ticas de la persona;
❏ la validez y confiabilidad de los resultados;
❏ la tipificación de la muestra;
❏ el dominio y preferencia por alguna técnica
❏ lo que solicita la institución o el derivante;
❏ etc.

Las técnicas objetivas con sus estim


́ ulos estructurados son reveladores principalmente de la
fuerza de socializa- ción y adaptación de la persona. Requieren una respuesta o solución única
y verificable (Rapaport, 1978).

Las técnicas proyectivas, con sus estim ́ ulos ambiguos, fa- cilitan respuestas que revelan
aspectos profundos de la perso- nalidad, sus ansiedades y conflictos. En ellas no hay una res-
puesta única que sea objetivamente verificable. La respuesta corresponderá a un determinante
́ uico y no a un cri- terio externo de validez (Rapaport, op.cit.).
intrapsiq
Estas respuestas brindan un parámetro para la compara- ción interindividual de acuerdo
a lo más habitual.

El análisis del contenido ofrece indicadores que reflejan la subjetividad de la persona.


Por todo lo dicho, enriquece la tarea utilizar un enfoque multivariado de técnicas formales e
informales: entrevistas, observaciones, técnicas proyectivas, objetivas, psicométricas,
subjetivas, etc. Una batería psicodiagnóstica deberá contar en forma equilibrada tanto con unas
como con otras, y supe- rar falsas antinomias entre lo cualitativo y lo cuantitativo, entre lo
objetivo y lo proyectivo (Casullo, 1996).

Evaluación psicológica

La interacción entre el psicólogo, la persona y la aplica- ción de las técnicas de evaluación


configura un proceso diag- nóstico con un encuadre de trabajo específico, cuyo objetivo general
es el conocimiento y comprensión de esa persona.

Un motivo importante de la evaluación psicológica es la realización de diagnósticos


diferenciales. Pero vale aclarar que, a veces, trabajamos conociendo el diagnóstico estruc-
tural o de base, entendido como el nivel de integración y el funcionamiento estable del aparato
psíquico. Bergeret (1990) se refiere a la noción de estructura como a la organización profunda,
estable y definitiva de la personalidad.

Entonces, cuando es así, nuestra tarea consistirá en hacer un diagnósti- co clínico. Éste se
relaciona con la situación vital de la per- sona, su sintomatología, sus potencialidades, lo que le
acon- tece ahora. De esta forma podremos conocer características de personalidad
(intelectuales y socioemocionales) referen- tes a su problemática o a su bienestar. Y, a partir de
ese estu- dio, expresar las recomendaciones o estrategias terapéuticas que correspondan al
propósito de la evaluación.

Institución

El psicólogo puede llevar a cabo la tarea en institucio- nes privadas u oficiales, así como en su
consultorio particu- lar. Puede intervenir en todos los momentos del proceso, desde la admisión
hasta el cierre, o integrar un equipo y ser el responsable de determinadas tareas.
Cada institución –con su cultura, valores e ideología– también incide en el quehacer
psicodiagnóstico. Según donde lo realice, el profesional tendrá más flexibilidad para acordar el
encuadre de trabajo, o bien éste puede estar semipautado, debiéndose ajustar a ciertas
normas.

Ambito

El ámbito de trabajo puede ser clínico, educativo, labo- ral, jurídico o comunitario. Cada uno de
ellos tiene caracte- rísticas de intervención peculiares.

Hay secuencias de comportamiento que serán espera- das según el ámbito. Por ejemplo, en
general, una persona para beneficiarse legalmente de un resarcimiento econó- mico
argumentará más daños, limitaciones y dificultades ante un hecho traumático padecido. En
cambio, el candi- dato que aspire a un puesto laboral enfatizará logros, cono- cimientos,
experiencia. En este ámbito es oportuno el con- trol en el manejo de las emociones a diferencia
de lo que esperaríamos en el ámbito clínico. Entonces, lo valorado como conductas
desajustadas o adaptativas podrá variar de acuerdo al contexto donde se manifiesten.

Como se ha visto, la planificación de la estrategia de evaluación está atravesada por múltiples


factores que en parte la condicionan y determinan.

Todo esto requiere un perfil profesional que se puede sintetizar en: rigurosidad científica,
autonomía, creatividad, principios éticos y responsabilidad social.
CAPÍTULO 2

CONSIDERACIONES PREVIAS A LA ELABORACIÓN DEL INFORME


Beatriz Haydée Cattaneo

El informe psicológico forma parte del conjunto de la evaluación y, como tal, su redacción se
ajustará a ella. Por eso, de acuerdo al ámbito en que se realiza la eva- luación y a los objetivos
(tipo de demanda), se hará un recorte del material obtenido para determinar sobre qué se
informa.

Selección y análisis de los materiales de prueba

Cuando se realiza una evaluación individual se debe- rán explorar áreas básicas de la
personalidad:

- madurativas;

- intelectuales;

- afectivas; e

- interpersonales y sociales.

Entonces, se elegirán las técnicas que permitan obte- ner información sobre ellas.

A su vez, en cada una, es preciso recortar aquellos indicadores que, por su significación
psicológica, permitan hacer inferencias de las variables a evaluar.

A partir de datos concretos (por ejemplo: edad, derivante, estudios, actitud, discurso,
respuestas ex- presivas o verbalizadas a los tests, etc.), que son nuestros observables o
indicadores, se irán elaborando distintos nive- les de inferencias. Los indicadores que se
destacan y selec- cionan, así como los significados que se les otorgan, depen- den en gran
parte del psicólogo evaluador. De ahí la importancia de su formación técnica y científica para
lograr la mayor objetividad posible en todo el procedimiento.

Niveles de inferencia

Revisando aportes de L’Abate (op. cit.), Klopfer (1975), Fernández Ballesteros (1998) y Korchin
(1996) sobre el tema de inferencias, se presenta a continuación una siste- matización en cuatro
niveles:

Nivel I

Se interpreta lo observado en un segmento de conduc- ta manifiesta, ya sea en un dibujo, en


una historia, en una respuesta perceptiva, en el discurso, etc. como forma de su
comportamiento habitual. Implica un mínimo nivel de in- ferencia y esas observaciones se
pueden corroborar con otros datos aportados por el mismo sujeto, por familiares o por otras
personas.

Nivel II

Implica un nivel de abstracción mayor. La información obtenida a través de datos manifiestos


se generaliza en ca- tegorías descriptivas más amplias.

Nivel III
A la conducta manifiesta del sujeto se la interpreta como expresión de un rasgo intrapsíquico
que lo contiene.

Nivel I V

Los datos de las conductas se integran y se organizan alrededor de una teoría de la


personalidad.

Cabe aclarar que en el informe escrito no se deben incluir conceptos teóricos (por ejemplo,
Complejo de Edipo) sino proceder a su elaboración y transmitirlos en un lenguaje comprensible
para el receptor.

Criterios para el análisis interpretativo

¿Hay un método convencional para el estudio de todo lo recabado en la situación diagnóstica?

No, no existen normas fijas. Para Leibovich de Duarte (1980) el manejo interpretativo de
materiales clínicos no se basa en la aplicación de ninguna regla mecánica, sino que descansa,
fundamentalmente, en la habilidad del psi- cólogo para encontrar e integrar indicios
significativos.

Como una estrategia posible se sugiere aproximarse a la totalidad del material clínico teniendo
en cuenta la presentación del sujeto, la disposición hacia la tarea, la rela- ción con el
entrevistador. Es conveniente hacer una lectu- ra general de la entrevista, de las historias
narradas acerca de las láminas, de las técnicas gráficas, madurativas, etc. Esto nos permite
obtener una configuración o guestalt de la producción que permitirá captar la totalidad del
sujeto para luego analizar los componentes específicos. Ya desde la pre- entrevista y la
entrevista se formulan hipótesis iniciales que plantean relaciones entre dos o más variables a
partir del relevamiento de los observables. Estas hipótesis constituyen los primeros
interrogantes que guiarán la planificación de la batería y el análisis de los materiales, por
ejemplo:

• el elevado monto de angustia que siente el sujeto puede derivar en un estado depresivo;

• la inhibición de su participación social parece originada por la percepción de un entorno hostil


y amenazante que reactualiza conflictos vinculares primarios;

• se estima disminución del sentido de realidad y desconexión de las cosas más obvias por
desórdenes en el pensamiento, que lo lleva a confundir mundo real y mundo de fantasía.

Estas hipótesis se irán aceptando, rechazando o modi- ficando al ser cotejadas con otras
nuevas que surgirán al profundizar el estudio de los indicadores de las diversas prue- bas y del
proceso mismo.
Análisis de las producciones

❏ Evaluación de cada técnica


❏ Análisis formal
❏ Análisis de contenido
❏ Cotejo intratests
❏ Cotejo intertests
❏ Integración de datos cuanti y cualitativos
CAPÍTULO 3

EL INFORME PSICOLÓGICO
Beatriz Haydée Cattaneo

Los informes podrán ser diferentes en cuanto a la ex- tensión, al contenido, a la forma o al
lenguaje, pero debe- rán responder al objetivo de la evaluación: psicodiagnóstico clínico,
informe pericial, evaluación psicoeducativa, diag- nóstico psicopedagógico, selección de
personal, etc.

Si bien no es exigible formalmente en todo ámbito de trabajo, lo estamos incorporando más


frecuentemente en nuestra práctica porque cada vez son más solicitados por el mismo
interesado o por los remitentes (otros profesionales, maestros, empresas, etc.).

Existen ciertos estilos de informe que deberían ser evitados:

El estilo Barnum: Son informes que contienen universa- lidades y ambigüedades, por ejemplo,
“dificultad en la ex- presión de sus impulsos instintivos”, “dificultades interpersonales”,
“inteligencia potencial superior a su ac- tual rendimiento”, etc. Estas afirmaciones no aportan
ma- yor comprensión de la persona a menos que sean explica- das y particularizadas en cada
caso.

El estilo anticuado: Contiene información que es cierta para todos.

Este estilo no necesariamente debe ser prescindible, pero, para que tenga valor, debe ser
individualizado.

El informe de la Avenida Madison: Estilo utilizado des- afortunadamente por algunos


psicólogos como una forma de resolver sus propias dificultades interpersonales.

“El informe psicológico que señala que el paciente en estudio no posee determinada condición
carece de toda importancia. El problema que concierne a los pacientes se refiere a lo que tiene
y no a lo que no tiene...” (Klopfer, op. cit., p. 40).

En general, las oraciones deben elaborarse de manera afirmativa.

Fernández Ballesteros (op. cit.) enfatiza el rigor cientí- fico del informe psicológico y sostiene
que deberá ser:
• Contrastable, por otros evaluadores. Por lo tanto, de- berá contar con los datos suficientes
para identificar a su autor.

• Comprensible, para la persona a quien va dirigido. O sea, que debe ser redactado teniendo en
cuenta al re- ceptor. El lenguaje utilizado, su extensión y su conteni- do deberán adecuarse con
el fin de hacer transmisibles los resultados de la evaluación.

• Útil, debe presentar orientaciones concretas, en torno a los objetivos planteados en la


evaluación.

Precauciones a tener en cuenta

Para L’Abate (op. cit.) el propósito fundamental del informe psicológico es el de aumentar el
conocimiento que se tiene sobre el paciente. Destaca como más conveniente organizar el
material en el lenguaje y estilo que mejor lo describa. Todo informe debe ser dividido en dos
categorías generales superpuestas: descripción y explicación. Los da- tos que se incluyan no
deben quedar aislados, sino relacio- nados entre sí en un todo coherente.

Autores como Grassano (1984), Casullo (1988) y Bergeret (op. cit.), entre otros, nos advierten
del riesgo en el tema del diagnóstico ante la posibilidad de estigmatizar o rotular a las
personas.

La información diagnóstica deberá caracterizarlo psi- cológicamente según los objetivos


específicos por los cua- les se hizo la evaluación.

Todo el abordaje evaluativo debe realizarse bajo un marco de privacidad. Se debe especificar
desde el encua- dre inicial de qué manera se transmitirán los resultados y a quiénes. Los
materiales de prueba y los informes se consi- deran datos confidenciales, por lo tanto, deben
estar res- guardados y fuera del alcance de otras personas.

Por otra parte, debe evitarse entregar en mano un informe –aun en sobre cerrado– a quien no
esté dirigi- do.

Si procedemos así puede ocurrir que se lea esa información antes de llegar a destino.

Una forma de organización


En todos los ámbitos de trabajo no es necesario la en- trega del informe. Sin embargo, facilita
una práctica orde- nadora de nuestra tarea el consignar por escrito los aspec- tos más
significativos para archivar con el material clínico.

Los informes nos permiten la síntesis y la indivi- dualización del caso.

Bleger (1973) dice que el orden en que se redacte un informe no tiene nada que ver con el
orden en que se han recogido los datos.

1) Datos de filiación: Nombre, edad, sexo, estado civil, nacionalidad, domi- cilio, profesión u
oficio.

2) Procedimientos utilizados: Entrevistas, tests, registros objetivos, cuestionarios, otros


procedimientos.

3) Motivo del estudio: Por quién fue solicitado y objetivos del mismo, actitud del entrevistado.

4) Descripción sintética del grupo familiar y de otras perso- nas significativas: Le da importancia
a la constitución, los roles y la diná- mica familiar; a la salud, accidentes, enfermedades y a la
actitud de la familia frente a ellos.

5) Problemática vital: Referencia a su vida y conflictos actuales (cambios, temores,


aspiraciones, inhibiciones, etc.).

6) Descripción de estructuras de conducta: Diferenciar las predominantes y las accesorias y los


cambios observados.

7) Descripción de rasgos de carácter y de la personali- dad

8) Si se trata de un informe muy detallado o muy riguroso: Incluir resultados de cada test

9) Conclusión: Diagnóstico y caracterización psicológica del indivi- duo. Responder a los


objetivos del estudio.

10) Incluir una posibilidad pronóstica: Fundamentar los elementos sobre los cuales se basa.

11) Posible orientación: Señalar si faltan nuevos estudios. La forma posible de subsanar, aliviar
u orientar al entrevistado.

Comentarios finales
En la práctica, resulta más beneficioso reemplazar la entrega formal del informe por un
encuentro personal para la elaboración y clarificación del mismo.

El informe psicológico comunica aquello que se eva- luó y comprendió de una persona, en un
momento dado. Por lo tanto es una información importante, pero acotada y temporal, cuya
validez dependerá de todo el procedimiento que se dispuso para llegar a su confección.

En su escritura el psicólogo tendrá que:

1) Evitar generalidades que no precisen las características peculiares del evaluado.

2) Ser objetivo y basar sus interpretaciones y conclusiones en una lectura crítica de los
resultados y en las apreciaciones más consistentes.

3) Indicar lo singular. Se deben articular un conjunto de datos en un sujeto real. Las palabras
que se usen deben respetar y responder a su individualidad (Cattaneo, 2001)

4) Incluir los aspectos conflictivos y adaptativos. Valorar las áreas conflictivas y deficitarias, así
como las adaptativas y conservadas, e incluirlas en el informe brin- dará una imagen más
completa de la persona.

Si el informe psicológico no sirve de ayuda al pacien- te, en ese caso debemos dudar de su
utilidad básica (Klopfer, op. cit.). Entonces, la utilidad debe ser uno de los ejes de la evaluación.
Ésta sería incompleta si en forma oral o por escrito no se brindara orientación,
recomendaciones tera- péuticas, indicaciones, posibles intervenciones, derivación a otro
profesional, etc.

Con esta instancia cerramos no sólo el por qué y el cómo de la evaluación, sino también el para
qué evalua- mos, y en todo este quehacer reside justamente la dimen- sión humana y el
servicio que realizamos.
CAPÍTULO 4

INFORME FORENSE
Eduardo Daniel Levin

Breve introducción conceptual

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