Sentencia Segunda Instancia Aldana Rozo
Sentencia Segunda Instancia Aldana Rozo
Sentencia Segunda Instancia Aldana Rozo
Coronel Aldana
Érika Cecilia y el coronel se conocieron en Sincelejo, cuando ella tenía algo menos
de 18 años. Se vieron por primera vez durante una ceremonia en la escuela de
Carabineros de Sucre, donde José Joaquín Aldana era el segundo comandante al
mando. Ella había ido a acompañar a su hermano, Sánder, quien recién ingresaba
a la policía.
Dos años después tuvieron a su primera hija, y cinco años más tarde nació la
segunda bebé. Daniela y María José se convirtieron en al amor de la pareja.
Pero cuentan que cuando le decía a su marido que se quería ir de la casa, que lo
iba a abandonar, el oficial la amenazaba. “Le decía que la iba a acusar de
secuestro y discutían fuerte…” dice Rosa su hermana mayor.
Pese a las amenazas del Coronel Aldana, Érika ya habían decidido, según le dijo
a su familia, que cuando hubiera traslado, se quedaría en Medellín con sus niñas.
Por eso la familia se sorprendió cuando en enero Aldana llegó a Ibagué, y ella
siguió con él.
Buzón de mensajes
El pasado 6 de septiembre, los parientes de Érika Cecilia perdieron toda
comunicación con ella. Les pareció raro pues siempre hablanban al menos día de
por medio.
“La llamábamos, y el celular nos mandaba a buzón” dice Sánder Yeneris, otro de
sus hermanos que empezó a preocuparse por el silencio.
“Era de las personas que llamaba cuando salía y cuando llegaba. Entre más
distante, más nos informaba de sus pasos, para que su mamá no se preocupara”
señala su pariente.
Ante la insistencia de la familia, lo último que les comunicó el oficial era que Érika
Cecilia se había ido para Costa Rica. No obstante tras las averiguaciones en el
DAS, se dieron cuenta de que la joven no presentaba registro de salida del país, y
que además tenía su pasaporte vencido.
“Mi mamá llamó al fijo de la casa en el barrio Piedra Pintada (Ibagué), pero el
teléfono había sido desconectado. Entonces se comunicó al celular de la
empleada del servicio. Ella le comentó que el coronel era quien había pedido que
se cortara el teléfono, y que las niñas estaban bien.”
Empieza el rastreo
El 18 de septiembre, muy preocupados, familiares de la mujer llegaron hasta
Ibagué, y tras visitar la casa en Piedra Pintada, se encontraron con la sorpresa de
que la empleada del servicio había sido despedida, que la casa estaba
desocupada y que a las niñas se las habían llevado.
Pero todas las pesquisas fueron en vano. Un vigilante de la hacienda San Isidro,
en la salida de Ibagué hacia el norte del Tolima, ya la había encontrado sin
saber: dentro de bolsas negras de basura el vigilante reportó el hallazgo de una
cabeza y los brazos de una mujer. Días después, a lo largo de la vía Ibagué -
Alvarado, aparecieron las piernas, los dedos de los pies y el tronco en esqueleto,
así como alguna ropa de esta joven trigueña de cabello castaño oscuro y largo.
“Me pidió 83 días de vacaciones para atender una situación que se le estaba
presentando con su esposa”, dijo a Semana.com el coronel Robayo. Además en
la carta de solicitud pedía la baja.
“Es un oficial brillante, con una carrera exitosa con más de 400 felicitaciones en su
hoja de vida por los positivos en contra de bandas de narcotraficantes” señaló el
oficial.
Robayo trató de contactar a Aldana pero no lo encontró. Pensó que el oficial había
viajado a acompañar a la familia de su esposa, en el sepelio.
Para la familia de Érika Cecilia éste ha sido el hecho más aterrador de sus vidas.
“Esperábamos encontrarla viva", dice Rosa. "Nunca nos imaginamos que
estuviera muerta y menos en esas circunstancias tan horribles”.
Ahora sólo esperan que se haga justicia. “Se lo dejamos a la Justicia Divina.
Tenemos mucha fe en esta Ley, y esperamos que éste no sea otro crímen que
quede en la impunidad”, puntualizó Rosa.
La Fiscalía, quien busca a Aldana, ya logró ubicar a las niñas de la pareja. Están
en casa de la abuela paterna, pero la familia Yeneris Gutiérrez espera que se las
entreguen.
"Supimos que han preguntado por su abuela y han dicho que quieren verla. A ellas
ya les contaron que su mamá murió, pero no les describieron cómo fue
encontrada" dijo Rosa visiblemente agobiada. "Ahora sólo queremos llorar a Érika
abrazados con las niñas".