Los Pazos de Ulloa
Los Pazos de Ulloa
Los Pazos de Ulloa
El Realismo.
El Realismo supone en la literatura la totalidad significativa de la realidad, entendiendo
la totalización como una gran materialización artística y significativa, una nueva visión
del mundo. El Realismo recoge y recrea en sus obras las relaciones explicativas de la
sociedad. Esta totalización es coherente, ya que es artística y unitaria.
En la novela realista se preside de los juicios de valor, carece de un fin moralizante o
ejemplarizante (propio de los novelistas prerrealistas), esto acerca al autor a la
objetividad, haciendo que la novela gane en peso y realidad.
En la novela realista abundan las descripciones ricas, amplias y profundas. En las
novelas realistas desaparecen los personajes paradigmáticos del prerrealismo, los
personajes son descritos de manera minuciosa y se les permite actuar de manera más
libre, dando siempre explicaciones del porqué de sus respectivas conductas. Estos
personajes son tratados en todos los estilos (directo e indirecto) y analizados
psicológicamente. Todo esto hace que el universo novelesco quede altamente
enriquecido. Los autores se centran en la realidad más próxima, más conocida,
normalmente en personajes y ambientes burgueses; como consecuencia se describe la
sociedad contemporánea del autor. El estilo suele ser natural y la lengua adaptada a la
situación y la condición de vida de los personajes: culta, popular e incluso vulgar.
Naturalismo.
El Naturalismo es realismo llevado al extremo, reproduce la realidad con una
objetividad perfecta y documental en todos sus aspectos, tanto en los más sublimes
como los más vulgares. Su máximo representante, teorizador e impulsor fue el
periodista Émile Zola que expuso esta teoría en el prólogo a su novela “Thérèse
Raquin” y sobre todo en “Le roman expérimental” (1880). Desde Francia, el
Naturalismo se extendió a toda Europa en el curso de los veinte años siguientes
adaptándose a las distintas literaturas nacionales. El naturalista presenta al ser humano
sin albedrío, determinado por la herencia genética y el medio en que vive. En la mayoría
de los escritos lo que se intenta es reflejar que la condición humana está mediatizada por
tres factores: La herencia genética, las taras sociales (alcoholismo, prostitución,
pobreza, violencia, etc.) y el entorno social y material en que se desarrolla e inserta el
individuo.
Se considera que el Naturalismo es una evolución del Realismo. De hecho, la mayoría
de los autores realistas evolucionó hacia esta corriente materialista, si bien otros
orientaron su descripción de la realidad hacia el interior del personaje llegando a la
novela psicológica. El Naturalismo, al igual que el Realismo, refuta el Romanticismo
rechazando la evasión y volviendo la mirada a la realidad más cercana, material y
cotidiana, pero, lejos de conformarse con la descripción de la mesocracia burguesa y su
mentalidad individualista y materialista, extiende su mirada a las clases más
desfavorecidas de la sociedad y pretende explicar los males de la sociedad de forma
determinista. El Naturalismo tenía como objetivo explicar los comportamientos del ser
humano. El novelista del Naturalismo pretende interpretar la vida mediante la
descripción del entorno social y descubrir las leyes que rigen la conducta humana. El
Naturalismo surge en París; Zola fue el iniciador del movimiento Naturalista, al decidir
romper con el Romanticismo, crea este movimiento literario; siendo considerado el
maestro de este movimiento junto con Gustave Flaubert. En sus obras más importantes
describirían de manera cruda y realista el contexto social de París, el lugar de inicio del
movimiento.
En España participaron de este movimiento hombres comprometidos con posturas
cercanas al Krausismo o la izquierda como Galdós (“La desheredada”), Clarín y
Vicente Blasco Ibáñez. Desde la óptica conservadora puede también hablarse de un
Costumbrismo.
Como género literario específico, el Costumbrismo alcanza vida plena en la literatura
española del s. XIX, pero sus antecedentes tradicionales podrían buscarse en ciertos
autores del s. XVII (Santos, Zabaleta, etc.) y del s. XVIII (Torres Villarroel, Clavijo,
Cadalso, Mercadal) o en aquellos autores dramáticos de este tiempo que, como Ramón
de la Cruz o González del Castillo (17631800), reflejan en sus obras el color típico de
ciudades o regiones determinadas.
El Costumbrismo propio procede, directamente, del movimiento romántico
(Romanticismo), en lo que éste tuvo de exaltación de lo típico. Es, además, un género
moderno, tanto por el interés de autores y público como por los vehículos de expresión
utilizados, pues la mayor parte de los costumbristas se manifestaron por medio de los
periódicos y se dirigieron a todo el público.
Las grandes remociones sociales reclaman la atención del costumbrista que puede
llegar, observándolas, a consideraciones más hondas que la mera descripción y en ese
caso su arte puede lindar con el ensayo de tipo inglés moderno o bien puede quedarse en
un género más. La estructura del «cuadro de costumbres» es, como dice Correa
Calderón, «de una extraordinaria elasticidad y variedad», debido a su profusión y no
puede cómodamente circunscribirse. Muchos de estos cuadros y escenas podrían hoy
considerarse reportajes e incluso encuestas de tipo folclorístico, pero en todas ellas hay
Los capítulos XIX y XXII suponen una ruptura con la peripecia argumental, con la
escena de los cazadores en el solar y por la posterior cacería en la que participa el
sacerdote, hecho que provocará la sonrisa del lector. Un aire festivo, distendido y
colorista, propio de la escena costumbrista se mueve en la tertulia de los cazadores.
En todo este complejo laberinto de sucesos que configura y da vida a la cuarta
estructura se precipitan los hechos en el último capítulo (XXVIII). El foco en este
último capítulo se desplazará a favor de Perucho. El autor se sirve de él para provocar
una serie de situaciones conducentes a la muerte de primitivo, éste provoca con su
actitud el final trágico.
En el final de la cuarta estructura, se ve como Perucho toma venganza de un salario no
pagado por el sacerdote y confiesa a Primitivo que el sacerdote y Nucha se han quedado
solos en la capilla tras la celebración de la misa. El resto se desarrolla en la mente
retorcida y mal pensante de Primitivo. En la búsqueda infructuosa de primitivo se
produce su asesinato. El episodio del cobro de la deuda reafirma a Perucho,
convirtiéndole en un ser con honor, inteligente e incapaz de robar dinero, pero sí de
cobrar lo que se le debe. Este capítulo final constituye el clímax de la novela,
concentrándose en él toda la tensión emotiva y trascendental.
Los dos últimos capítulos constituyen la quinta y última estructura. El foco de
atención es el sacerdote. Julián es acusado y expulsado de los pazos. Nucha es
igualmente censurada, condenada por un marido que ha creído en la infamia. De nada
sirven las explicaciones del sacerdote. El destino ha sido injusto y cruel con los
virtuosos.
Con la marcha de Julián a Santiago se pone punto y final a esta sucesión de hechos.
El hijo ilegítimo, aparecerá al cabo de diez años con la hechura de aldeano acomodado;
Nucha por el contrario, es descrita con vestimenta pobre.
2.2. Significado de la obra.
Al calor de la Revolución del 68 se exacerba el liberalismo y con la restauración se
manifiesta un vivo afán de espiritualidad. Surge la novela de tesis, religiosa y social,
con tendencia al análisis Psicológico. De igual forma la gran novela de la segunda mitad
del siglo XIX manifiesta una gran predilección por el tipo sacerdotal o religioso.
Don Julián, el sacerdote, pertenece a una peculiar categoría de enamorados sutiles,
afeminados, de carácter débil y con un peculiar concepto de la vida y la entrega. El
sacerdote enamorado constituye por sí solo una especie de metagénero novelesco no
sólo en la literatura española, sino especialmente en la europea del siglo XIX, al igual
que otros temas como el adulterio, las crisis religiosas, la sociedad del “quiero y no
puedo”. En “Los Pazos de Ulloa” la idealización de Nucha se desarrolla a través del
sacerdote, ya que para éste Nucha representa el ideal de la bíblica esposa, y la pensaba
para un estado más meritorio y espiritual como el convento. Identifica a su adorada
Nucha con la virgen.
En esta obra también hay un gran trasfondo político, donde la acción política se
traslada a un pueblo situado en el interior de Galicia. Es notorio, pues, la presencia de la
figura del cacique en la narrativa de la segunda mitad del siglo XIX, hasta el punto que
puede configurar por sí sola una especie de metagénero. Éste se ve como un ser que se
entrega al manejo sucio de la política a fin de medrar y conseguir el poder a costa de lo
que sea, consiguiendo así que se le dé la mayoría de las veces connotaciones negativas.
Es evidente, pues, la débil plataforma moral de un régimen basado en el falseamiento
sistemático de la constitución. Los personajes se mueven dentro de un aparente orden
político y social para el que el triunfo, resultado de la racionalización de nuestra
conducta y del mundo, tenga sentido. Es evidente que triunfar significa estar en
posesión del poder económico, social y político; de ahí que la contienda electoral deba
sustentarse a través de un modelo de poder que emana del concepto que del mismo se
tiene en la época. Ser cacique, por lo tanto, significa pragmatismo, es decir, sabiduría
práctica para sacar provecho del mundo. En el final de la obra don Pedro Moscoso es
traicionado por Primitivo, de modo que las acaba perdiendo. La ley del cacique es tan
brutal en la obra, que la traición se paga con la muerte.
Emilia Pardo Bazán critica no sólo el fraude electoral practicado de forma sistemática,
sino también la figura de Posada Herrera o lo que éste representaba en materia electora
y el inmenso daño que hizo a la sociedad española.
El entramado social, los preparativos electorales, los candidatos designados y la
captación de votantes configuran y dan vida a hechos reales, conocidos por la propia
autora y los lectores de la época.
Respecto al tema del amor en “Los Pazos de Ulloa”, como señala Josefa Valcárcel, hay
en la novela todo un muestrario de casos amorosos. Hay dos figuras que destacan
porque han acaparado la atención del lector: don Julián y Nucha. Pero están también las
parejas siguientes:
Don Pedro-Sabel: es la primera pareja que aparece ante el lector de la novela. Es una
relación basada en el abuso de poder del hombre sobre la mujer, ya que don Pedro la
utiliza, como amante y como criada. Es una relación marcada por la diferencia de clase
social. Sabel no quiere a don Pedro y aprovechará cualquier situación para engañarle.
Defraudado don Pedro en sus deseos de ser padre de varón, éste vuelve a utilizar a Sabel
como amante.
Carmen y el estudiante de Medicina: Carmen es la hija menor de don Manuel de la
Lage. Es una pareja teórica porque en realidad nunca llegan a estar juntos. Carmen
responde al prototipo de la belleza romántica: ojos negros de cárdenas orejas, alta,
esbelta, y siempre triste y suspirosa por sus amores contrariados. El pretendiente
aparece caracterizado por la melena y la vestimenta pasada de moda. Su amor no ha
nacido del trato, sino del intercambio de miradas ardientes y cartas escritas y leídas a
escondidas. La función de esta pareja ha sido la de servir de contrapunto a la conducta
de Nucha.
Don Pedro- Rita: son una pareja frustrada, pero hubo un tiempo en que todos los
consideraron novios. El escándalo estalla cuando don Pedro pide la mano de Nucha y no
la de Rita. La razón es porque don Pedro quiere casarse con una mujer intachable, y en
la que pudiese confiar.
Don Pedro- Nucha: don Pedro eligió mal, escogió a la mujer que le gustaba a su
capellán, no a él, y la menos capaz para afrontarla vida en los pazos según él. Pero
según el capellán era la perfecta mujer cristiana.
Don Julián-Nucha. Sólo el amor de don Julián representa la forma más desencarnada,
espiritual y generosa del amor humano, el sacerdote sólo desea el bien y la felicidad de
Nucha, y su impotencia para evitarle el sufrimiento y la muerte es , en un sentido
amplio, símbolo de la impotencia del amor humano ante los males de la existencia.
(v.ed. de Estudios sobre “Los Pazos de Ulloa”, págs... 37-46).
El Naturalismo en “Los Pazos de Ulloa”.
En primer lugar, hay que destacar que el Naturalismo de la Pardo Bazán tiene que ver
muy poco o nada con el Naturalismo de Zola. Doña Emilia es una católica española que
cree en el libre albedrío y en la posibilidad de la salvación. Todo esto choca totalmente
con el fatalismo y determinismo en el que se basa el naturalismo que triunfa en Francia.
Debido a esta contradicción, podemos decir que la Pardo Bazán va a avivar la creación
de un naturalismo católico o naturalismo a la española.
La Pardo Bazán será naturalista en el método, pero no en las creencias. Fusionará el
Realismo nacional fuertemente arraigado en la literatura tradicional española con los
elementos sociales de la novela francesa. Acepta la figura del protagonista colectivo y
utiliza una mayor amplitud y profundidad en el lenguaje. Con esta conciliación entre sus
creencias católicas y los elementos del Naturalismo busca ampliar los horizontes
humanos dentro de sus novelas.
En “Los Pazos de Ulloa” Emilia Pardo Bazán describe un mundo gallego en
decadencia, decadencia protagonizada por una clase social de la que es símbolo el señor
de Lage. Los personajes que habitan en los Pazos son ariscos y montaraces. En toda la
obra existe una fuerza de lo natural y lo salvaje, un torbellino de instintos que estarán a
punto de acabar con la sensible y espiritual perspectiva que tiene del mundo el sacerdote
protagonista. Los personajes adustos y violentos que transitan por los Pazos representan
el proceso de animalización a que se ven sometidos al abandonarse a sus instintos. Éste
es un proceso de degradación, degradación que gusta de ser estudiada por lo autores
naturalistas. Pardo Bazán pone en el centro de esta vorágine de almas oscurecidas a
Nucha y Julián, dos personas delicadas y refinadas. Ellos son los buenos, los puros,
alejados por completo del materialismo, la corrupción y la avaricia. Estos seres nobles
aparentemente serán vencidos por los personajes groseros y vulgares. Pero en las
últimas páginas de “Los Pazos de Ulloa” vemos que no es así: en la figura de Julián, el
sacerdote calumniado y desterrado, vemos algo sublime, una grandeza palpable en su
rehabilitación final y en sus lágrimas. Algo nos dice que no han triunfado los seres que
podrían ser representativos del naturalismo. La redención de Julián quiere demostrar
que el ideal cristiano es invencible, resistiendo al instinto por medio de la espiritualidad.
Con esto se comprueba que Emilia Pardo Bazán es naturalista en el método y
espiritualista en la filosofía, en la creencia, en la inspiración.
Podemos encuadrar dentro de la perspectiva naturalista varias situaciones: las relaciones
físicas de Pedro Moscoso e Isabel; la visión de la cocina, con el gateo de Perucho entre
los perros; la violenta escena del señor golpeando a culatazos a sus amante, ciego de
furor y de celos; la situación límite del brutal Primitivo.
El mundo rural en “Los Pazos de Ulloa”.
La estructuración socioeconómica del mundo rural gallego se proyecta sobre los cercos
novelísticos de Los Pazos de Ulloa. Dentro de una sociedad inmovilizada en el trabajo
de la tierra, la escritora coruñesa establece una bipolarización entre la nobleza rural y el
pueblo aldeano, entre la unidad de cultivo de los pazos y el minifundismo.
Doña Emilia proyecta el cerco real del pazo de Banga, propiedad de su marido, sobre el
mundo de “Los pazos de Ulloa”, en las tierras altas del ayuntamiento de Carballino
(Orense). El pazo muestra su aspecto de fortaleza, su imponente arquitectura de granito
labrado, con abiertas solanas y balaustradas, la amplia cocina, los salones, la capilla, las
la lengua gallega, llamado por los lingüistas «gheada »; es la aspiración del fonema /g/
reflejado en la obra en palabras como amijo o ruegen.
En segundo lugar, palabras gallegas castellanizadas, (la mayoría explicadas en las
ediciones críticas de Marina Mayoral y Nelly Clémessy). Un ejemplo de estos vocablos
es, el de la forma pueda que y seque el primero procedente de una castellanización de
poida que, que significa «pueda que» o «a lo mejor» y el segundo de seique o seica,
expresión de duda que significa «parece que» o «por lo visto».
El tercer lugar está ocupado por las palabras gallegas puras, es decir, no traducidas, es
el más nutrido de los niveles todos ellos explicados en las ediciones, pero el que merece
mayor atención para Marina Mayoral es escotar que según apunta tan sólo en el
vocabulario gallego de Eligio Rivas aparece con el mismo significado con el que lo
emplea Pardo Bazán, «dar una dormidita».
Por último, giros, expresiones o formas verbales gallegas empleadas como si fuesen
castellanas. Mayoral llama la atención en primer lugar sobre la utilización de perífrasis
gallegas como tengo dicho o tendría matado, que expresan aspectos perfectivos;
también apunta la colocación de pronombres átonos según las reglas seguidas por el
gallego, como por se reír un poco o no debe de los haber.
Finalmente hace referencia a las frases gallegas traducidas al castellano, como hijos
nacidos por detrás de la iglesia para referirse a los hijos nacidos fuera del matrimonio.
Sería muy numeroso el glosario de términos gallegos que se podría hacer entorno a la
obra. Con todo esto Podemos observar un gran dominio estilístico en la autora, que
logra pasar de un estilo estándar-semiculto a un registro vulgar-coloquial de forma
realista. El lenguaje culto no deja de ser por ello comprensible; El uso de un lenguaje
coloquial e incluso regional colabora a la transmisión objetiva de realidad que se
persigue con el naturalismo de la novela.
Hécnicas de focalización en la obra.
La manifestación narrativa de “Los pazos de Ulloa” depende de la interrelación de las
estructuras lingüísticas y las manipulaciones técnicas. Según Benito Varela Jacome,
Pardo Bazán adopta una estrategia singular para diseñar varios tipos esenciales de
focalización (v. ed. De Estudios sobre los Pazos de Ulloa). En primer lugar su voluntad
creadora, renuncia a su perspectiva globalizadora. La narración se efectúa en tercera
persona, pero la« instancia que se ve» es el agente central de la novela; y el espacio
geográfico, el área social, lo personajes, las tensiones humanas, se generan desde su
Sabel usa su belleza para los fines que su padre dispone. La vemos intentando seducir a
don Julián, en quien su padre ve una amenaza. Sabel, finalmente, será repudiada por el
marqués que cree conveniente casarse con una señorita de su condición.
Nucha: Es de origen noble, aunque de salud débil y poco atractiva. De fuertes
convicciones católicas defiende la castidad como virtud imprescindible en una joven
cristiana. La castidad de Nucha agrada al marqués, ya que ve poco probable que su
mujer llegue a fijarse en otros hombres.
Don Manuel, el padre de Nucha, es quien elige con quien ha de casarse su hija. La
candidatura del marqués le parece óptima, pues tiene sangre noble. Nucha antepone a
toda voluntad el deseo de su padre al que obedece sin pensarlo. Una joven cristiana no
se atrevería a desobedecer al padre, pues sería considerado rebelión contra Dios, de aquí
la ciega obediencia de Nucha.
Nucha es tratada por el marqués como un objeto, su única misión es traer un varón al
mundo. El de Ulloa nunca siente amor por ella, solo la trata con cuidado y dedicación
mientras está embarazada. Cuando Nucha da a luz a una niña, la joven caerá en
desgracia, el marqués nunca le perdonará ese “fallo”. A partir de este momento, el
marqués perderá el interés por Nucha y se entregará de nuevo a los amores de Sabel. El
marqués tiene una esposa a quien no quiere y una hija que nunca deseó.
Nucha, marginada y olvidada por su marido, centrará su amor en la niña. Este amor se
convertirá en obsesión y seguidamente en una verdadera enfermedad mental. Nucha
cree que le van a robar a la niña, que los habitantes de los pazos se unen para arrebatarle
a su pequeña. Julián intentará calmarla y en las frías noches de otoño le leerá trágicas
vidas de santos que fueron mártires. Esto empeora la situación, haciendo que el
desequilibrio mental sea cada vez más grande: “tengo la imaginación loca y suelta por
esos mundos de Dios” (v. Federico Sainz de Robles, ed. Los Pazos de Ulloa, pág. 233)
afirma la joven. La santiaguesa no es feliz en aquel ambiente, solo el amor y la
comprensión de un marido hubiesen hecho posible su felicidad, nada más lejos de la
realidad. Nucha toma la decisión de volver a la casa paterna: “Quiero marcharme.
Llevarme a mi niña. Volverme con mi padre. Para conseguirlo hay que guardar el
secreto. Si lo saben aquí, me encerrarán con llave. Me apartarán de la pequeña. Sé de
fijo que la matarán” (v. Federico Sainz de Robles, ed. Los Pazos de Ulloa, pág. 271).
Dada la profunda religiosidad de la esposa, la decisión de abandonar el hogar doméstico
causa una tremenda lucha en su mente. Al final la joven muere; la obligación de casarse
le cuesta la vida. Con las desventuras y muerte de Nucha, Pardo Bazán critica la
III. Conclusiones:
I) En cuanto al contexto histórico y vida del auto se refiere, hay que destacar que a
Pardo Bazán le toca vivir posiblemente el siglo mas convulso de la historia moderna de
nuestro país, con revoluciones como “la Gloriosa”, los cambios dinásticos y las Guerras
Carlistas. Fue una lectora precoz que no se decidió a escribir hasta el final de su
juventud, ya que no se sentía capacitada para ello, viajó por toda la Europa occidental,
conoció a los principales autores de su época (como Zola o Pérez Galdós etc.…),
destacó por sus novelas naturalistas, aunque al final de su vida se sumergió en el mundo
de la cuentística.
Las principales tendencias literarias que se dan en el siglo XIX: el Costumbrismo, el
Realismo y el Naturalismo. El siglo comienza con el costumbrismo, presentes los
cuadros de costumbres, hacia mediados de siglo se produce la eclosión del realismo, en
el cual la descripción y el detalle tendrán una importancia capital. Más adelante el
naturalismo, beberá del realismo y llevara el detalle al extremo, centrándose en
ambientes rurales y dentro de estos, en los aspectos más sórdidos.
II) En cuanto a la estructura y al significado de la obra se podrían destacar los
siguientes aspectos: durante los primeros capítulos de la obra, el narrador centra su
atención en Julián, el joven párroco que llega a la comarca. Éste observa, valora y juzga
todo lo que encuentra a su alrededor. Nos mostrará el ambiente de los pazos: la
decadencia del lugar y peculiar día a día del mundo rural gallego. Todo esto ayuda a que
el lector se sumerja en la obra.
Seguidamente la descripción se focaliza en la casa de la Lage y los personajes que la
moran. También se analizan pasajes como el casino y el paseo. A continuación el papel
protagonista será tomado por Don Pedro, el cual analizará al resto de habitantes desde
su particular visión.
El narrador a través de su protagonista desvela de forma indirecta los inconvenientes de
la vida en sociedad y la nivelación social de la ciudad de Santiago.
El soporte de la acción novelesca lo constituirán los amores secretos, las riñas entre
esposos y la viudez.
La obra, aun teniendo un claro corte realista y naturalista, y abundando escenas
costumbristas (por ejemplo: las tertulias en el casino), en algunas partes de la novela se
creará una atmosfera de irrealidad o de fantasía, donde destacará el simbolismo.
En cuanto a la temática escogida en “Los pazos de Ulloa” por Pardo Bazán se
encuentran el adulterio, las crisis religiosas, la política, donde se destaca la presencia de
la figura del cacique, la autora critica el fraude electoral practicado de forma sistemática
y de la figura del Posada Herrera, que tanto daño hizo a la sociedad española.
En otro de los temas que se dan, el del amor, se destaca el abuso de poder en la pareja,
las diferencias sociales entre hombre y mujer, la frustración de pareja o el prototipo de
mujer cristiana.
El naturalismo de pardo Bazán será un naturalismo católico, será naturalista en el
método pero no en las creencias, ya que en estas será espiritualista.
Utiliza una mayor profundidad en el lenguaje, mezclando sus creencias católicas y los
elementos del naturalismo busca ampliar los horizontes humanos dentro de sus novelas.
En ésta, describe un mundo gallego en decadencia en toda la obra existe una fuerza de
lo natural y lo salvaje a partir de la animalización de algunos personajes.
Por otra parte se produce una bipolarización entre la nobleza rural y el pueblo aldeano,
la autora describe el desmoronamiento económico de las propiedades señoriales y el de
la relajación moral de Don Pedro Moscoso.
En la obra se utilizan palabras de la lengua original de Galicia, para reflejar fielmente el
habla de sus personajes, se distinguen cuatro niveles distintos: los vulgarismos, las
palabras gallegas castellanizadas, las palabras gallegas puras o las expresiones gallegas
empleadas como si fueran castellanas.
La autora narra la acción novelesca en tercera persona, desplazándose así a punto de
vista del protagonista. Se interrelacionan la competencia descriptiva y la narrativa.
En cuanto al trato que se le da a la mujer cabe destacar que cada una de ellas es
producto de la sociedad en la que se desarrollan.
III) Valoración Crítica:
Consideramos que “Los pazos de Ulloa” es una obra que muestra con un alto grado de
fidelidad el ambiente rural gallego de la época. Quizá haya demasiado trasfondo
moralizante, aunque comprensible dentro del naturalismo de corte “católico” que cultiva
la autora gallega.
En cuanto a los personajes, se echa de menos una conducta más humana. Se puede
considerar que son demasiado demonizados, sin ningún ápice de bondad en su
corrompida moral. El lector actual y poco familiarizado con la novela naturalista, puede
encontrar dichas personalidades demasiado desagradables, echando en falta un
personaje con el que sentirse identificado. Desde nuestro punto de vista, consideramos
los pazos de Ulloa la obra cumbre de la condesa de Pardo Bazán, muy por encima de su
continuación, “La madre naturaleza”.