Aneurisma Cerebral
Aneurisma Cerebral
Aneurisma Cerebral
Síntomas y causas
Diagnóstico y tratamiento
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Descripción general
Aneurisma cerebral
Aneurisma cerebral
Los aneurismas pueden acechar sin síntomas, pero las pruebas de detección pueden salvar
vidas.
Un aneurisma cerebral puede presentar una pérdida o una rotura, y causar sangrado en el
cerebro (accidente cerebrovascular hemorrágico). A menudo, la rotura de un aneurisma
cerebral se produce en la zona entre el cerebro y los tejidos delgados que recubren el cerebro.
Este tipo de accidente cerebrovascular hemorrágico se denomina «hemorragia
subaracnoidea».
El tratamiento de un aneurisma sin rotura puede ser adecuado en algunos casos y puede evitar
una rotura en el futuro. Habla con la persona responsable del cuidado para garantizar que
comprendes cuáles son las mejores opciones para tus necesidades específicas.
Síntomas
Rotura de un aneurisma
Náuseas y vómitos
Rigidez en el cuello
Sensibilidad a la luz
Convulsiones
Confusión
En algunos casos, un aneurisma puede filtrar una pequeña cantidad de sangre. Esta filtración
(sangrado centinela) puede causar solamente:
Si estás con alguien que se queja de un dolor de cabeza repentino e intenso, que pierde el
conocimiento o que tiene una convulsión, llama al 911 o al número local de emergencias.
Los aneurismas cerebrales se forman como resultado del adelgazamiento de las paredes
arteriales. Los aneurismas, a menudo, se forman en las horquillas o las ramas de las arterias
porque esas secciones del vaso sanguíneo son más débiles.
Si bien los aneurismas pueden aparecer en cualquier lugar del cerebro, son más frecuentes en
las arterias que se encuentran en la base del cerebro.
Causas
Se desconocen las causas de los aneurismas cerebrales, pero hay una variedad de factores que
pueden aumentar el riesgo de presentarlos.
Factores de riesgo
Hay una serie de factores que pueden contribuir a debilitar una pared arterial y a aumentar el
riesgo de sufrir un aneurisma cerebral o la rotura de un aneurisma. Los aneurismas cerebrales
son más frecuentes en los adultos que en los niños, y más frecuentes en las mujeres que en los
hombres.
Algunos de estos factores de riesgo se desarrollan con el tiempo, mientras que otros están
presentes en el nacimiento.
Edad avanzada
Tabaquismo
Los trastornos seleccionados que están presentes desde el nacimiento pueden estar
relacionados con un riesgo alto de tener un aneurisma cerebral. Algunos de ellos son:
Enfermedad renal poliquística, un trastorno hereditario que produce sacos llenos de líquido en
los riñones y suele aumentar la presión arterial
Malformación arteriovenosa cerebral, conexión anormal entre las arterias y las venas en el
cerebro que interrumpe el flujo normal de sangre entre ellas
Complicaciones
Cuando se rompe un aneurisma cerebral, el sangrado suele durar solo unos segundos. La
sangre puede causar daño directo a las células circundantes, y el sangrado puede dañar o
matar otras células. También aumenta la presión en el interior del cráneo.
Las complicaciones que pueden desarrollarse después de la rotura de un aneurisma son las
siguientes:
Nuevo sangrado. Un aneurisma que se rompió o se perforó corre el riesgo de volver a sangrar.
El nuevo sangrado puede causar más daño a las células cerebrales.
Vasoespasmo. Después de que se rompe un aneurisma, los vasos sanguíneos del cerebro
pueden estrecharse de forma imprevisible (vasoespasmo). Este trastorno puede limitar el flujo
sanguíneo a las células cerebrales (accidente cerebrovascular isquémico) y causar más daño o
pérdida celular.
Hidrocefalia. Cuando la rotura de un aneurisma provoca sangrado en el espacio que hay entre
el cerebro y el tejido que lo rodea (hemorragia subaracnoidea) —que suele ser el caso más
frecuente—, la sangre puede bloquear la circulación del líquido que rodea el cerebro y la
médula espinal (líquido cefalorraquídeo). Esa afección puede provocar el exceso de líquido
cefalorraquídeo, lo que aumenta la presión en el cerebro y puede dañar los tejidos
(hidrocefalia).
Si los niveles de sodio en sangre disminuyen (hiponatremia), las células cerebrales pueden
inflamarse y dañarse de forma permanente.