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Elogio de La Locura PDF

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I
SSOftIQ
¿i Va
Adraoncre volnimus , non taedei e ,
Cousulere moribus hominnm ,
Non officere.
Erasm. epist. ad marl. Dorpium.
Theolog.
ELOGIO

POR

EX 1467.
TRADUCIDO POR

6L.q.

BARCELONA :
IVPREHT1 DE JOSE TALLÓ, CALLE US LA
TiUMfiU, 1842.
IlTSUCD"OrCCÍIOlT.

Esla obra que me he resuello á <;•«-


ducir seducido por su encanto , y cre
yendo que no debe haberse introducido
en España por haber salido á luz en
tiempo de la opresion de las letras , es
la mejor de cuantas han salido de la
pluma de Erasmo. Basta ella sola pa
ra grangearle una fama duradera. Su
6
autor la compuso en tiempo en que no
le era dable ocuparse en mas graves
composiciones. Acostumbrado á pensar,
su jenio no podía permanecer ocioso y
concibió la idea de hacer el elojio de la
locura. Un hombre sólido construye
con solidez hasta las mayores frioleras;
y quiere que sus entretenimientos pro
duzcan utilidad.
Erasmo quiso que la locura predi
case sensatez. La hizo revistar todos
los estados del hombre , y mostrando la
influencia- que ejerce en cada uno de
ellos , y para acertarlo mas , que ella
es la que gobierna en todo? , enseña á
los mortales á sonrojarse de no saberse
rejir mejor. A su modo opone lo que
hacen á lo que debieran hacer , y las
verdaderas reglas de sus funciones al
uso abusivo de su derecho. No deja en
zaga ni los ministros del altar , ni los
potentados de la tierra : encomia la fe
licidad que les dispensa haciendoles ol
7
vidar los deberes que les serian harto
penosos ; pero cuanto les dice tiende á
recordarles estos mismos deberes , á
probarles la importancia de ellos, á
desperezar sus almas agalbanadas, y á
darles las lecciones crueles del remor
dimiento.
Se atreve á penetrar hastaen el san
tuario de la Relijion para censurar in
directamente los abusos que la deslus
tran. Esta critica grangeó al autor la
acusacion de temerario y tal vez de al
guna cosa mas. Pero , léase con ma
durez lo que dice sobre materia tan ve
neranda y se verá que es un hombrc
sinceramente relijioso que quiere de
sarraigar los errores qtie la masa de
los hombres ha sembrado en el campo
de la verdad, y que lidia contra las fa -
tales preocupaciones que la deshonran.
Quizás hubiera sido mas certero no po
ner en boca de la Locura tantos testos
de la escritura santa. Este es un ma
8
nantial sagrado que nunca debe ofrecer
abasto á una chanza, este fué olvido en
Erasmo, pero seria injusticia grave de
ducir de tan inocente causa consecuen
cias, rigorosas. Sus convicciones rela
tivamente á la Relijion tienenporprue
ba los principios que sienta en las de
más partes de su obra , y mejor aun
¿us costumbres y su jamás desmentida
conducta.
Asi que apareció este libro , los teó
logos y los frayles tocaron á arrebato
contra su autor. Había ridiculizado
las varias suplilidades escolásticas , la
ignorancia del claustro y el orgullo de
los Doctores y Recoletos : no pudo por
consecuencia dejar de atraerle w oje
riza. Movieron tal alboroto que Eras
mo tuvo que defender su fama. Ya no
se- habla de lo que dijo para justificar
se , porque se lia olvidado lo que se di
jo para inculparle. La obra ha queda
do; su leyenda deleyla y deleytará
9
siempre á pesar de no haber faltado
sabios que han dicho que esta chanza
de Erasmo es un tejido de insípidas
trivialidades. Los que tal han dicho son
hombres que pueden fácilmente errar ,
y la mejor prueba de ello es que Eras
mo murió hace trescientos años y que
su Elojio de la Locura tiene todavía
toda la lozanía de su primera juven
tud. Jamás una insulsez podrá conse
guir un beneficio tal.
En efecto: reflecsionando detenida
mente sobre esta produccion singular ,
es imposible dejar de asombrarse del
conjunto de estrañezas que se recopilan
en ella; en el siglo decimo quinto, es
decir en lo mas preponderante de la
Inquisicion , la tortura, las órdenes
relijiosas, los Tronos, los Privilejios ,
la nobleza , intentar una sátira tan di
recta y vigorosa; atreverse á ello un
individuo del Sacerdocio, con cuya
pluma y virtudes se agranda indifini
10
dómente su valia ; lograr la fortuna de
la aprobacion y encomio de todas las
potestades de la tierra sagradas y pro
fanas , es un fenómeno que no ofrece
parangon en la historia de la literatu
ra y que prueba, otramente (1) que
por argumentos científicos, que al hom
bre todo se le puede decir chanceando, y
que en haciendole reír, no hay yaque
temer de el. Estoy persuadido que no
habría en España lector alguno reflec-
sivo sobre cuyo ánimo no produzca tal
efecto , aumentándose su asombro á la
par de los bríos del sarcasmo que, sin
gularmente al tratarse de los abusos
relijiosos , supersticiones y nocivos ins-

(1) Otramente. No se porque nuestra so


nora y poética lengua no ba de poseer aun este
brillante y cortísimo adverbio. Me holgara de
oir á un académico probandome que hago mal
en quererlo españolizar otra vez honrando el
0usto de nuestros antiguos que tan oportuna
mente le habían adoptado.
11
títulos, nada deja que desear. Repito
que he juzgado , quizás erradamente ,
que este precioso folleto no habría po
dido saltar en su nacimiento , el valla
dar de fuego que le tendría puesto la
Inquisicion Española , y añado ahora
que lo Ingeniosísimo de su idea, lo sano
de sus mácsimas , lo recto de sus fines,
lo incontrastable de sus proposiciones ,
la gracia de su estilo , y la autoridad
del autor consagrada por el talento , la
vetustez y una conducta ejemplar, me
han hecho colejir que su aparicion en
mi Patria , si fuese nuevo para ella , ó
«u vuelta si ya anteriormente se hubie
se conocido; podia producir un gran
bien para su ilustracion y descorteza-
miento de las clases vulgares que son
las que forman la verdadera fuerza del
Estado, y la forman tanto mejor cuan
to mas despejada y clara es su educa
cion. Además para concluir con un
lenguaje adoptado al tema del autor ,
12
diré que esta injeniosa idea debe hallar
en España muchísima aprobacion , su
puesto que hace ya siglos que su her
moso idioma consagra como uno de sus
mejores refranes:

Que de Poeta y de Loco


Todos tenemos un poco.

EL TRADUCTOR.
Erasmo, BesTderio, nació en Rolter-
dam el 28 octubre de 1467 , fruto ilejí-
timo de las relaciones de un ciudadano
de Guda, llamado Gerardo, con Marga
rita hija de un médico de Scvembergha
en el Brabante, conocido con el nom
bre de Pedro. Su Padre perseguido por
su familia á causa de tal enlace, se ha-
14
bia refujiado en Roma , donde á la falsa
noticia de la muerte de la que amaba ,
entró en las órdenes rclijiosas. Vuelto á
su Patria, si no pudo enmendar sus fal
tas por medio de una union lejílíma, al
menos dedicó los últimos años de su vi
da á la educacion de sus hijos. Erasmo,
pues tal es el nombre que adoptó el mo
zo Gerardo á causa del significado grie
go , Erasmo se vió muy tempranamente
colocado en clase de Monacillo en la ca
tedral de Utrecbs donde permaneció has
ta la edad de nueve años. Pasó desde tal
sitio á la escuela de Devanles que flo
recía mucho en aquel tiempo, y sus pro
gresos fueron en ella tan rápidos que ya
sus maestros auguraron queseria la lum
brera de su siglo. Habiendo sus tutores
disipado sus bienes, á ios diez y siete
años se vió en precision de vestir el ha
bito de canóuigo regular en el monaste
rio de Itein cerca de Guda. Era el estado
monástico poco adaptable á la indepen
dencia de su carácter , y á la flaqueza de
su temperamento, pero hubiera sobrepu
15
jado sus repugnancias si en él le hubie
se sido dable satisfacer su pasion por el
estudio. Apesar de eso compuso algunas
obras, y con el cultivo de las artes dis
trajo el tedio de su situacion. En Delfa
se veía no ha mucho un Crucifijo que
pintó él mismo y que llevaba esta ins
cripcion : « No despreciar este cuadro;
Erasmo lo ha pintado en su retiro » Un
suceso feliz le sacó de su cautiverio. Im
pelido por la fama de su talento Henri-
que de Berges obispo de Cambra! lo lla
mó á que le acompañara á Roma. No se
verificó el viaje, pero lirasmo en vez de
volver á su convento obtuvo del Prela
do el competente permiso para irse á per
feccionar en Paris. Había obtenido una
bolsa ó pension en el enlejio Monlegu
donde se vió tan mal alojado y sostenido
que su salud se alteró allí para todo el
resto de su vida. No tuvo mas recurso
que dar lecciones privadas entre las cua
les dirijiólos estudios de un jóven Ingles
llamado Monjoie que despues de haber
sido su discípulo llegó á ser su Mecenas.
16
Otro protector bal 16 en una Señora jene-
rosa llamada Ana Borselen marquesa de
Vcerre, cuyos beneficios le procuraron
los medios de emprender distintos viajes.
Atraído á Inglaterra por el lord Mon-
joie se enlazó con los sabios mas etninen -
tes de aquel Pais y adquirió distingui
dos amigos que le hicieron esperar una
colocacion ventajosa; pero no realizándo
se tales promesas, trasladóse á Italia ob
jeto de sus mayores deseos. Mas de un
ano permaneció en Bolonia donde en 1506
tomó el grado de Doctor en Teolojía y
hallóse á la entrada que el papa Julio II
hizo en dicba ciudad. Allí fué donde to
mándole por cirujano de los apestados á
causa del escapulario blanco que había
conservado, se vió perseguido á pedra
das y corrió riesgo de perder la vida.
Con tal motivo escribió á Lamberto Brun
secretario de Julio II pidiéndole la dis
pensa de sus v otos, que le fue concedida
De Bolonia pasó á Venecia donde vivió
en casa del célebre Aldo Manucio que es
taba imprimiendo sus obras , entre otras
17
sus adagios. Desde allí se llegó á Padua
para dirijir los estudios de Alejandro Ar
zobispo de San Andres , hijo nalural de
Jaime IV rey de Escocia. Le atormenta
ba mucho tiempo babia el deseo de ver
i Roma donde su fama le había ya pre
cedido. Para ello aprovechó un viaje que
su pupilo hizo á Viena y recibió una a-
eojida muy esmerada del Papa y de los
Cardenales especialmente de Juan de Me
dieis que ciñió luego la tiara bajo el
nombre de Leon X. Se le hicieron las
mas lisonjeras proposiciones llegando á
ofrecerle la plaza de Penitencien), cuya
reata era muy crecida , presentándosela
como un escalon para llegar á mas altu
ra ; pero estaba comprometido con sus a-
migos de Inglaterra que le hacían espe
rar las mas eminentes ventajas, particu
larmente desde la subida al trono de En
rique VIH con el cual se había enlazado
muy estrechamente cuando este monarca
era príncipe de Gales. Por tanto asi que
el obispo de San Andres salió de Italia ,
Erasmo se fué tambien y volvió á lngla
2
18
terra en 1509. Tomás Monis., que despues
fué gran canciller, le dió un aposento
en su casa. Allí fue donde en el breve es
pacio de ocho días compuso su elojio de
la Locura. Despues de un viaje á Paris en
1510 volvió á Inglaterra, dió publica
mente lecciones en Oxford y Cambridge;
pero los recursos que esto le procuraba
estando muy lejos de corresponder á las
esperanzas que se le dieron , porque la
guerra contra Francia y Escocia ponía
coto á las liberalidades de sus Mecenas,
y que no era hombre codicioso ni im
portuno, se salió de Inglaterra y pasó á
Bruselas. Su vida fué una romería conti
nua hasta el ano de 1521 en que quiso
establecerse en Bala. Los trabajos de Eras-
mo por mucho tiempo estubieron sin ga
lardon ; cuando Gárlos de Austria sobe
rano de los Países Bajos , que despues
fué el emperador Cárlos V. , del cual
estuvo á pique de ser preceptor, le nom
bró consejero suyo y le dió una pen
sion anual de 200 florines. Muchos prin
cipes probaron inutilmente llevarle á sus
19
cortes: las solicitudes de Francisco I fue
ron las mas eficaces. Pero la subida de Cár
los V al trono imperial encendió eutre esos
rivales un odio irreconciliable, y á pesar
del aFecto que profesaba al sabio Butle y
su propension hácia Francia, Erasmo
pensó que no podia admitir las propues
tas de un enemigo de su Señor natural.
Sin embargo es del caso observar para
honra de las letras que Erasmo abrigó to
da su vida un proFundo agradecimiento
por las favorables disposiciones con que
le bonró el Principe Francés; que tuvo
valor de probarle su veneracion en la épo
ca de sus mayores desdichas, y de acon
sejar á su Rey despues de la batalla de
Pavía que usase de la victoria con mo
deracion. Entonces empezaba la reforma.
Sus sectarios aumentaban diariamente
en Bala ; Erasmo en 1529 se retiró á Fir-
burgo donde fuá honrosamente acojid:»
y alojado por el Majistrado en el Palacio
del Emperador Maximiliano. Allí perma
neció seis años, y poco satisfecho de su
salud regresó á Bala esperando restable
20
cerse. Subido Pablo 111. al solio Pontificio
en 1535 Erasmu le escribió para darle el
parabien de tal elevacion , y recibió una
respuesta halagüeña. El Principe le ecsor-
taba á que defendiese la Religion atacada
por numerosos y temibles enemigos. « Es
te último acto de piedad , le escribía, aca
bará con dignidad una vida piadosa , de
jará confundidos á vuestros calumniadores
y justificados vuestros apologistas » no
se contentó el Papa con esteriles cumpli
dos , sino que al mismo tiempo le confirió
el puesto de Pavorde de Deventer y su in
tencion era concederle beneficios hasta
procurarle una renta de 3000 ducados á .
fin de que pudiese sostener la calidad de
Cardenal que le destinaba. El breve que
es de 1 de agosto 1535 atesta del modo
mas auténtico la probidad , la inocencia,
y la buena fé de Erasmo. Pero poco ambi
cioso por naturaleza, agobiado por los
años y las enfermedades y anheloso solo
de morir con tranquilidad, rehusó el bene
ficio, mirando con la misma indiferencia
!--< purpura Romana. Poco tiempo despues,
21
agotado por una disenteria larga y cnel,
espiró en la noche del 11 al 12 de Julio
de 1536 dando pruebas de uoa resigna
cion completa á la voluntad Divina , y
conservó el uso de su razon hasta el ultimo
momento.
Erasmo era de estatura baja ; su mira
da agradable, su voz dulce y su articula
cion hermosa. Vestía siempre con limpie
za y decencia. Toda su vida tuvo unacom-
plecsion delicada por cuya causa obtuvo
del Papa una dispensa á fin de comer car
ne en los días prohibidos , por lo que de
cía jocosamente que tenia el alma Católi
ca y el estomago Luterano. Con una sa
lud tan endeble, en sus últimos dias se
vió aflijido por la Gota y el Cálculo, y no
puede concebirse como en medio de tan
continuos Viajes, pudo bastar á la multi
tud de obras que compuso. Todos sus dias
los ocupó una pasion violenta para el es
tudio prefiriéndole á las mundanas deli
cias, á las riquezas y dignidades; á los
Principes que querían atraerle con testa
ba que los Letrados son como los tapices
22
demandes, cuyos diseños no producen
efecto sino vistos de lejos. Enemi(jo del
lujo y ostentacion, sobrio, quizás algo bur
lon pero sin acritud, fué amigo sincero y
constante en sus afectos. Su conversacion
rebozaba siempre de agudezas y alegria.
Su elogio de la Locura le acarreó des
gracias pero tuvo un écsito prodigioso; so
lo en Francia tuvo siete ediciones eu po
cos meses. Reyes y Obispos la honraban
con su aprobacion. Tomas Morus, al cual
estaba dedicada segun la carta producida
;i continuacion, le defendió, y Leon X.
que se divirtió mucho contal leyenda dijo
son riendose: «Tambien nuestro Erasmo
tiene su grano de locura » Esta ingeniosa
satira de todos los estados de la vida,
desde el frayle de misa y olla hasta el
1'outiEce Supremo, está llena de alusio
nes delicadas á los pasos mas sobresalien
tes de los autores antiguos. La memoria
de Erasmo es todavía tan grata en Bala,
que ilustró con su residencia , como en
Rotterdam que tiene la gloria de haberle
dado vida. Bala enseña en un Gabinete
23
justamente apreciado por todos losIKs-
tranjeros su sortija, su sello, su espada,
su cuchillo, su puñal , su testamento au
tógrafo , y su retrato sacado por el céle
bre Holbein. Rotterdam para honrar su
memoria quiso que su gramática llevase
el nombre de Erasmo, y sobre el frontis
picio de la casa en que se dice haber na
cido hizo grabar la siguiente inscripcion.
Aedibns bis orlus mundura decoravit Erasmus
Artibas , iDgenb , rcligione, fide.
Finalmente le erigió una estatua en
1549. Monumento que construido prime
ro de madera y luego de piedra de sille
ría fué derribado por los Españoles en
1572. Mas adelante el Majistrado lo res
tableció amoldandole en bronce, y sigue
adornando la Plaza mayor de aquel Pue
blo agradecido.

*
r
DEDICATORIA,
EKASMO A. STJ AMIGO

ÜOlMító

algunos días que regresando


desde Italia á Inglaterra y no querien
do perder el tiempo que se requiere pa
ra viajar á caballo, en coloquios aje
nos de las Musas, preferí traer á la
mente el tiempo en que estudiábamos
en comunidad, y gozar espiritualmente
del recuerdo de los sabios y agrada
26
bles amigos que dejé en estos sitios.
Vos , Ilustre Monis, que ocupáis entre
ellos el lugar primero, eos erais el que
llenabais mi alma con predileccion. Mi
memoria os buscaba con un deleite ines-
plicable , imaginándome estar al lado
vuestro y sentir realmente aquella sua
vidad que puedo jurar haber sido la
mayor que haya esperimentado en to
da mi vida.
liesuello pues á procurarme alguna
ocupacion y no habiendo oportunidad
en la época para graves meditaciones,
me ocurrió escribir chanceando El Elo
gio de la Locura... «¿ Que Minerva, di
reis sin duda, os inspiró ese estrambó
tico proyecto P » Si, Minerva y ella fué
la que me hizo observar que habiendo
los Griegos llamado á la locura Moria,
esta palabra está tan cerca de vuestro
apellido como estáis vos lejos de su sig
nificado, supuesto que alcanzáis justa
fama de ser uno de los primeros sabios
de [nuestro siglo. Juzgué ademas que
este juguete del ánimo os gustaría, pues
27
al cabo me atrevo á lisonjearme que
hay chiste y literatura en la chanza que
os presento, y se que no hay cosa que os
divierta tanto como esta clase de bro
mas, á vos sobre todo que os reís de la
vida ¡uimanacomoDemocrito (1). Pero
íila elevacionde vuestro genio os colo
ca encima de la esfera vulgar, no por
eso dejais de poneros al alcance de
cualquiera, pues que, usando la csprc-
sion de Tiberio Soys el hombre de todos
y de todas las horas.
Aceptad, pues, si no os disgusta,
aquesta declamacion; os la presento
como garante defina amistad que debe
durar tanto como nuestras vidas. Espe
ro que la escudeis con vuestra protec
cion , pues , ya que tengo la honra de
decíroslo, es mas vuestra que mía y
no dudo en manera alguna verla cen
surada. Los mal contentadizos dirán
que estas chanzas deshonran la grave
dad Teológica y que esta Satira se o-

(1) Alude á la utopia de Tomas Morus.


28
pone á la moderacion cristiana. Me
harán cargo de resuscilar la comedia
antigua (i) y diran quemuerdo á todo el
mundo cual otro Sedaño. Suplico em
pero de antemano á los que se escandeli-
cen de la nimiedad del asuntoy del tono
de fiesta con que le trato , que reparen
que yo no soy el inventor de esta clase
de escritos, y que no he hecho mas que
imitar en esto á los mas antiguos y
célebres autores. Cuantos siglos han
pasado desde que Hornero escribió la
guerra de las Ranas y los Ratones! No
se ejercitó Virgilio con el moscardon y
Ovidio con el nogal ? Policrates hizo
el elogio de Busiris é Isócrates lo re
futó. Glocon encomió la injusticia; Fo-
vostino hizo el elojio de Ibersito y de
las Cuartanas; Sinesio de la calva,
( 1 ) El que la inventó fue cierto Susarion
en la ciudad de Alegara. Hubo tanta licencia en
este primer teatro que se nombraban las perso
nas al censurar sus vicios.- La ley prohibió ta
les escándolos , y nació entonces la nueva co
media que es la que Aristóteles reglamentó.
29
Livianode la mosca ?no sechanceo Séne
ca conel apoteosis del Emperador Clau
dio P no hizo otro tanto Plutarco en
el Diálogo entre Ulises y Grito trans
formado en Lechon ¿Luciano y Apaleo
no han compuesto el asno de oro, y en-
fin no es cierto que debemos á un anó
nimo el testamento de un cerdo del que
el mismo San Gerónimo hace mencion?
Si no les basta A mis censores es
ta moneda , figurense que estoy jugan
do al aljedrez ó A cualquiera juego de
niños. No hay estado en la vida al que
no se tolere algun pasatiempo , fuera
pues solemne injusticia vedar A los Le
trados las chanzas inocentes propias
á dar al animo algun descanso. Mas
es del caso darles tal permiso cuando
usan de él con ventaja de los Lectores.
Por poco ingenio que haya, mas pro
vecho se saca de nimiedades aliñadas
con finura , que de materias esplendi
das y graves. Uno encomia la Elo
cuencia ó la Filosofía por medio de
un Elogio compuesto de relazos: otro
30
hace con pompa elpanejlrico del Prin
cipe ; aquel pronuncia un discurso elo
cuente para alizar á los Príncipes
Cristianos á la guerra contra los Tur
cos; este repleto de Astrolojia judicial
ó Impostor de oficio , profetiza lo ve
nidero; este otro presenta cosas de nin
gun valor , dificultades desconocidas.
Ademas por lo mismo que no hay cosa
tan pueril como tratar un asunto serio
con tono jocoso, nada hay tampoco
tan halagüeño como dar solidez y cier
ta gravedad á materias alegres. Sobre
todo el Público es el que juzgará de
la chanza que le regalo, pero sino me
ciega el amor propio me parece que el
Elojio de la Locura no se puede decir
que sea enteramente obra de un Loco.
Ahora para ponerme á cubierto de
la reconvencion que se me podría hacer
con relaciones á la Satira, sostengo
que en todos tiempos ha sido lícito bur
larse de los usos del hombre, mientras
no sea cosa de llegar á la Ucencia ó á
la frenetiquez. Hoy día es de admirar
31
el punto á que ha silbido la delicadeza.
de los oídos ; solo se admiten clojios
lisonjeros ; algunos hay que llegan al
estremo de entender tan mal la Reli-
jion que mejor pasarían las mas atro
ces blasfemias contra Jesucristo que
tolerar la chanza menos significante
contra el Papa ó el Príncipe , mayor
mente si se tocan en ella á sus intere
ses. Pero yo quisiera que se conícxta-
se calegoricamenie á esta cuestion;
Puede con justicia llamarse Satírico
al que reprende en general A todos los
hombres sin atacar d ninguno en par
ticular? no fuera mas puesto en razon
considerarle como á Guia 6 vijilante
de las costumbres humanas? ademas
véase cuantos tiros me escapan contra
mi mismo y sobre todo el que en gene
ral declama contra todos los estados
del hombre, manifiesta á las claras que
su ojeriza no es contra ellos, sino con
tra sus defectos. Si acaeciese pues que
alguno se ofendiese de esta chanza , si
se otieiase de ella, que sacará de su mal
32
humor ? con tal demostracion no hará
mas que probar que está tiznado 6 que
teme pasar por tal. San Gerónimo se
ha divertido tratando la misma mate
ria, con un estilo mucho mas suelto y
picante y sin tener escrúpulo de nom-.
brar las personas. Lo que es en cuanto
á mi no solo no nombro á nadie sino
que soy tan pacato en mis espresiones
que no habrá lector sensato que deje de
conocer sin gran fatiga que mis miras
han tendido mas á divertir que á mor
der. No he querido como Juvenal, re
volver el criminoso cieno y mas me he
dirijido contra las ridiculeces que con
tra el mismo vicio. Si todas estas ra
zones fuesen todavía insuficientes, con
sidérese que no deja de haber cierta
gloria en verse censurado por la Locu
ra , y que poniendo un discurso en su
boca no podía prescindir de atemperar
la á la calillad y carácter de tal ora
dor.
Mas ¿ á que sugeriros mis medios de
defensa, á vos que soys tan diestro
33
abogado que en vuestras manos dais
perfeccion á las causas menos reco
mendables P A Dios elocuentísimo Mo
nis ; tomad encarecidamente la de
fensa de una obra que en cuanto al
nombre y á las materias que contiene,
parece salir á luz odornada con cues-
Iras insignias.
Desde el Campo 10 Judío 1508.

3
AVISO IWTEKKSAMTE.

Las ^wsouas (\u& s* ^<jwft t\u5, aV-


jwo A¿ Vos "tdtatos b& &sVa oVra s& V«,s
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ua\.
DE LA

i . Diga el mundo lo que quiera:


ya se yo que dice mucho y que los
mas locos son los que mas motejan á
la locura ; pero por ello no es menos
positivo que yo soy la Deidad que re
gocija á los Dioses y á los hombres.
La prueba está en vosotros mismos.
Al presentarme para arengar á tan
*
numerosa junta , os he visto á todos
tristes , lúgubres y taciturnos ; dijéra-
se que soliais del antro de Frofornio
(1) Me habeis visto y vuestro huma-
mano aspecto se ha trocado : vuestros
ojos han centelleado de alegria; las
frentes se han desarrugado, y' me ha
beis acogido con una sonrisa cariñosa.
Pienso ver en vosotros á los Dioses de
Homero (2) enardecidos por el nectar
mezclado con Nefanto (3) . Del mismo
modo que la naturaleza muda de as
pecto, se esmalta y rejuvenece así que
el sol ostenta su faz radiante y su do
rada cabellera ; ó cual vuelve la pri-
ipavera en alas de zefiro despues de
las escarchas , mi presencia os tiene
* ... . -
(1) Este anlro estaba situado 'en Lebadía.
i' ha se á él para oír las respuestas del oráculo :
se cnjia allí una tristeza incurable.
(2) Asi llamados porque ¿1 los inventó.
(3) Yerba que mezclada con las bebida» et
citaba á la alegría.
37
á todos demudados. Lo que los ora
dores mas sabios consiguen á duras
penas con discursos muy prevenidos,
yo solo con mostrárme lo he logrado:
he sabido ahuyentar las negras in
quietudes.
2. Empiezo por daros razon del
estraño empaque en que me presen
to . Aguzad vuestras orejas si os pla
ce; las que prestais no digo á los pre
dicadores , sino á los Juglares , á los
farsantes, á los tratantes de orviatan;
las que aguzó Midas vuestro cofrade
para oir la música del Dios Pan :
quiero amaestraros un tanto : no al
estilo de los que llenan la cabeza de
los niños con farragos obscuros, sin
enseñarles mas que el modo de en
trampar como mujeres revoltosas;
pero sí , tomando el ejemplo de esos
antiguos que se encapillaron el dicta
do de Sofistas porque el de sabios les
avergonzó. Estos eran los panegiris-
40
(1) Alia vá pues mi discurso hecho de
borboton; por lo mismo que no es co
sa dispuesta será mas verdadera., i:¡,
4. No presumais que lo que digo
sea con ánimo de ostentar injenio.
Dejo tal intento á la plebe de los
oradores. Esos señores suelen mos
trar como obra de tres dias compues
ta para su recreo un discurso que bien
les ha costado años y años de trabajo
y que tal vez no viene á ser mas que
un plajiato. Yo, al reves, hago alar
de de decir cuanto me llegue á la bo
ca. No penseis tampoco que á fuer de
orador adocenado os haga mi propia
definicion , y mucho menos la divi
sión ó plan de mi asunto. Circunscri
bir lo que no tiene lindes , dividir lo
que todo lo abarca seria una estulti-
cie. Además la definicion no es mas
que la sombra de las cosas y aquí veis
(i) Alusion á los Poemas burlescos de aque
llos tiempos.
41
la cosa misma supuesto que aqui es
toy. Soy, y sino juzgadlo vosotros
mismos , la despensera de los dichos
que Griegos y Latinos tomaron bajo
dos distintas denominaciones.
5. A que nombrarme? en la fren
te traigo mi nombre y mi cara dice
lo que soy. Si alguien me equivocase
con Minerva ó la Sabiduría, con solo
mirarme saldria de su error. No se
disfrazarme ; mi fisonomía es el tras
lado fiel de mi alma. Soy siempre la
misma y fácil es conocerme el sello
que pongo en la frente de los que
aparentando el tono y tomando el tra
je de la sabiduría no son mas que
otros tantos locos , así como el mico
no es mas que mico aunque se vista
de grana y el asno siempre jumen
to por mas que le cubra la piel del
León. Por mas que hagan lo largo
de las orejas no puede ocultar á Mi
das. Entre mis subditos los mas in-
42
gratos son los qué se avergüenzan
del nombre que llevan hasta al estre"
mo de mirarle como al mayor de-1
nuesto que pueda decirse á'im hom
bre. Arcbílocos con toda la fuerza de
la espreskm , acaso al tomar las es-
terioridades de la sabiduría son otra
cosa mas que los monos de ella?
6. Quiero solazarme y remedar
los retores del dia qne se precian de
tener dos idiomas y se persuaden ser
verdaderos Apolos cuando han hecho
un discurso en mosaico mitad griego
y mitad latino, sin concierto ni razon
si no tienen á mano voces estrañas
con que enchirla, buscan en algun
rancio pergamino ; espresiones arru
gadas que desorientan al pobre lec
tor. No dejan de tener para ello sus
motivillos: los que les comprendan se
engreirán, y los que no, los admira
rán tanto mas en cuanto menos les
entiendan. Para nuestros intelijentes
43
el encomiar lo que viene de muy lejos
es un gusto muy sabroso , y los igno
rantes que quieren alcanzar fama de
entendidos, aplauden lo que no en
tienden para persuadir á otros de su
comprension. Menean sus orejas de
Midas, para señal de aprobacion y
como por decir: cabalmente es es
to... pero ahora quiero volver á mi
propósito.
7. Señores mios ya sabeis mi nom
bre..... Señores locos por escelencia,
pues no se que la Locura pueda dar
título mas adecuado á sus parroquia
nos. Pero lo que vosotros ignorais es
mi cuna. Con el ausilio de las musas
os la daré á conocer. No fué padre
mio el Caos, ni el Infierno, ni Satur
no , ni Japet, ni ninguna de esas Dei
dades rancias y envejecidas. Soy hijo
de Pluto , el que por mas que le pese
á Homero, Hesiodo y Júpiter mismo,
es el padre verdadero de los Dioses y
44
de los hombres. Cierto él es quien á
su alvedrío revuelve tierra y cielos :
que dispone á su arbitrio de la paz ,
de la guerra , de los Imperios, de las
deliberaciones, de los fallos, de las
juntas públicas , de los casamientos ,
de los convenios, de las amistades, de
las leyes, de las cortes, delos negocio?,
de los placeres, (me falta el aliento)
en una palabra de todos los intereses
públicos y privados. Sin él todos estos
Diocesitos que han inventado los poe
tas ó no ecsistirian , ó reducidos á su
puchero no engordarían mucho. Pa
las misma no salvaría al que la tuvie
se contraria. Al revés el hombre que
llega á ser su protejído puede apre
miar al mismo Jove por mas que esté
siempre con el rayo en mano. Este
pues es mi Padre y á mucha honra.
No salí de su cerebro como la feroz
y sanguinaria Palas del de Júpiter.
Tambien tuve madre. Fué Neotefea
45
(1) lamas hermosa y mas amable de
todas las ninfas. No presidió el tristí
simo himeneo á mi concepcion como
á la del feísimo cerrajero cojo. El amor
solo lo hizo todo lo que vale mucho
mas. Cuando digo que fué mi padre
Pinto no hablo del de Aristofano que
ya hoy dia está viejo y ciego . Hablo
de Pluto en su edad briosa, chispean
do del fuego de la juventud, y mas
aun del que le infundía el néctar que
bebió repetidas veces en la mesa de
los Dioses.
8. Quereis saber el lugar de mi
nacimiento , pues el saberse en estos
tiempos el pais donde el niño soltó el
primer chillido equivale á una prueba
de nobleza. Ni nací en la isla flotante
de Delos, ni en medio de la espuma de
la mar, ni en una profunda gruta, pe
ro bien, si, en una de las islas afortu
nadas donde la tierra por si solaprodi-

(1) Significa juTentud.


46
ga sus riquezas; y de donde están des
terradas las labores, la vejéz y las enfer
medades. Estos son los verdaderos
jardines de Adonis. En vez de las plan
tas comunes, solo se hallan en él las que
echizan á un tiempo la vista y el ol
fato. El moly, la panacea, la rosa,
la violeta, el jacinto. Nacido en me
dio de tales delicias no fué el llanto
la primera señal de mi ecsistencia:
mis labios solo se abrieron para son
reírse á mi Madre con ternura. No
tengo que envidiar al hijo de Satur
no la cabra que le criaba. Tuve dos no
drizas mejores que ellas: son estas dos
ninfas amables que veis en mi comiti
va Metea y Apedia (1) que os presen- ¡
to hija de Baco la una y la otra de Pan . ¡
Si deseais saber los nombres de sus com- B
pañeras solo os los diré en Griego. t
9. Veis esa ninfa que mira con al-
r
(1) La embriaguez y la inesperieocia. ¡i
47
tifett Es Filantia ó el amor propio;
la que está á su lado que os mira con
dulzura y os palmotea se llama Adu
lacion : la que tiene los párpados me
dio cerrados pareciendo estar dormi
da es Lebea ó el olvido: la otra que
descansa sobre sus codos y tiene cru
zados los brazos se llama Pereza: la
que la sigue con su corona de flores y
perfumada de ptes á cabeza es la vo
luptuosidad. Alli está el aturdimiento
que todo lo mira sin ver cosa alguna.
Esotra regordilla y con su tez rosada
es la molicie. Entre esas Ninfas hay
dos Dioses mozos que son el primero
el Dios del buen- comer, y el otro el
del sueño profundo. Este es mi sé
quito, mi fuerza con los cuales so
meto ámilnperio las potestades mis
mas.
10. Ta mi origen , mi educacion
y mi sequito os son conocidos. Para
justificar mi titulo de Diosa voy aho-
48
ra B esponeros los infinitos servicios
que presto á los Dioses , á los hom
bres; y lo dilatado de mi poderío. Sí,
segun ha dicho cierto autor , es cier
to que el bienhechor del hombre es
un Dios; si los que inventaron el tri
go, el vino, y sendas otras cosas que
cotribuyen á la felicidad del hombre
alcanzaron el derecho de tener asien
to en el consejo de los Dioses, por que
no lo tendria yo que soy la fuente de
todos los bienes que disfrutais?
11. Preguntemos en primer lu
gar si hay cosa alguna mas preciosa
y dulce que ,1a vida ¿A quien la de
béis? Cierto no es ni á lanza de Palas
ni al escudo de su Padre que es el que
amontona las nubes. Ese mismo Dios,
ese Padre de Dioses y hombres cuya
mirada sacude el Olimpo todo, no tie
ne mas remedio que dejar su rayo y
ese mirar tremendo con el cual es
panta á su antojo á los demas Dioses;
49
y echarse á cómico mudando formas
y semblantes cuando quiere... lo que
quiere á menudo... es decir, ser Pa
dre.
Los Estoicos se colocan por si mis
mos al lado de los Dioses. Pues dése
me á mí el mas duro , el mas calafa
teado de todos ellos; si no consigo
quitarle sus barbas, símbolo de su
rigidez lo mismo que emblema de los
borregos, al menos lograré que deje
su ademan sombrío y su austera mo
ral. Fuerza será que hable descon
certadamente; que retoze, y á mí,
digo, á mí tendrá que arrimarse s*
quiere ser padre , porque no se seña
larían las cosas por sus nombres?
pues á fé que yo así lo hago siempre.
Acaso las fuentes de la vida están en
la cabeza, el rostro, el pechu, la ma
no, la oreja ú otra de las que se lla
man partes decente^? no seiíor, en la
que no ¿e enseña y que uo se mienta
4
50
sin risa, está ese manantial sagrado,
principio de toda ecsistencia mas que
los cuatro elementos de Pitagoras.
Decidme en gracia ahora que hom
bre querría someterse al yugo matri
monial si llegase á tener la prudencia
de reflexionar sobre los inconvenien
tes de tal estado? que mujer consen
tiría en satisfacer la lubriguez del
hombre si pensase con pulso en los
dolores del parto , en las penalidades
y esmero que requiere el criar á un
niño? si pues debeis la vida al matri
monio y el matrimonio á la inconsi
deracion , que será lo que me debais
á mí. ¿La mujer que hizo semejantes
ensayos quisiera volver á ellos si el
olvido no lo tomase á su cargo? Vé-
nus misma á pesar de Lucrecio (1)
tendría que confesar que sin mí su
poder degeneraría en flaqueza. A mis
(i) Poeta Latino que hace de Venus el prin
cipio de toda jeneracion.
51
juegos, en los que entallo risas y em
bríagueces, dejeis pues los Filósofos
que tuvisteis, los frayles que teneis
aun los Reyes cubiertos de púrpura,
los piadosos Curas, los Santísimos
Pontífices, sin llevar en cuenta todos
los Dioses de la fábula cuya turba es
tan numerosa que en el olímpo están
á empellones apesar de ser un .local
inmenso.
12. Consiento en que si os aco
moda no hagais caso de deberme el
principio de la vida , con tal de que
no os pruebe que tambien me debeis
su felicidad. En efecto que seria la
vida y mereciera el nombre de tal si
se quita de ella el deleyte? os con
formais á mi parecer. Ya sabia yo
que ninguno de vosotros sería har
to sábio ni harto loco para desmen
tirme, ó que, para decirlo mejor,
soys todos demasiado cuerdos para no
adoptar mi opinion. Dejad que digan
52
los estoicos : son un hato de hipocri
tas que gritan contra el deleyte tan
solo paraque los demás se disgusten ,
de él, y poderlo gozar ellos mas á sus
anchuras. Pero díganme, por los Dio
ses, si sin la sal del deleyte, lo que
equivale á decir sin la Locura , la vi
da no se veria emponzoñada con las
tristezas , el tedio , las zozobras y la
melancolía? La verdadera felicidad
consiste en no pensar cosa alguna. Es
ta sentencia del inimitable Sofocles
que contiene un elojio entero , debe
ría ser suficiente para mí: sin embar
go quiero entrar en otros detalles.
13. Nadie ignora que la niñez es
la edad mas feliz y de mayores atrac
tivos. De que nace que nos guste aca
riciar á los niños, llevarlos en brazos
y que llegan á interesar hasta á los
soldados enemigos? es que la natura
leza ha puesto en ellos el echizo de
la locura paraque con él sus maestros
53
olviden las penalidades que causa su
educacion y puedan conquistar los
corazones. A la niñez se sigue la ju
ventud ¡ Oh cuan amable es ! cuan
interesante ! con que prisa salen to
dos á su encuentro y la tienden una
mano protectora! á quien debe tal
merced? á mí que rechazo lejos de
ella los nubarrones de la cordura.
Decid que miento, que no veis por
vosotros mismos que á medida que la
instruccion y los negocios la van
aprocsimando á la edad viril , su tez
se marchita, su viveza se amortigua,
sus gracias se pierden y sus brios de
caen? CuaDto mas se aleja de mí mas
pierde y desmejora hasta que elhom-
bre vuelve á caer en la infancia y lle
ga á la vejez que es una carga pesa
da para él mismo y para cuantos le
rodean. El hombre entonces sucum
biría á peso tal , si apiadada de sus
males yo no me prestase á socorrer
54
le. Los Dioses de los Poétas salvaban
á los que debian morir por medio de
la metamórfosis: yo hago otro tanto
con los viejos llevándoles otra vez á
la niñez, lo mas que se pueda, así
que se arrimaron á la tumba; por eso
el tal periodo se llama una nueva In
fancia.
Quereis saber como lo hago. Les
mando al Rio Leteo, que nace en las
Islas afortunadas del cual se desprende
el canal que baña los campos Elíseos,
paraque despues de haber bebido en
él copiosamente el olvido de lo pasa
do y desprendido de sus almas las zo
zobras, vuelvan á entrar en la niñez.
Me direis que esto entonces es solo
delirio y desacierto: Si tal; pero tam
bien es volver á niño , pues este que
es mas que un entecillo que delira y
habla desaciertos? y que es lo que
tanto gusta en esa edad mas que la
locura? el niño que tuviese la razon
55
del hombre seria un monstruo de la
naturaleza : el refran dice Un niño
que es hombre no puede gustar. Del
mismo modo el viejo que reuniese
á su larga esperiencia, igual fuerza
de alma , igual penetracion de enten
dimiento, dejaría de ser insufrible en
el trato usual de la vida? (1) Asi es
que su delirio es una de mis mercedes
pues que le ecsime de mil inquietudes
que son el suplicio de la cordura..
Bebe y aboga en vino las penas de la
vida que le aguantan con tanta difi
cultad en la edad briosa; piensa á ve
ces en las tres letras (2) como el vie
jo de Plauto, pero triste de él si se
(1) Aquí babla la Locura de Ciceron que dá
lengua á la razon; en su libro de la vejez dice
lo conirario del viejo que reúne la esperiencia á
un juicio muy profundo.
(2) A. M. O. Ya se deja ver el sentido de
estas tres letras formando una voz. Cierto que
rl viejo que cabile en ella será infeliz pues que
dispiertan deseos que no puede colmar.
56
detiene demasiado en ellas; entretan
to, merced á mi patrocinio divierte á
sus amigos y sale airoso de sus con
versaciones. Homero saca miel de la
boca de Nestor mientras que no sale
mas que hiel de la de Aquiles. El
Poeta nos muestra otros ancianos
sentados sobre las murallas de Troya
hablando con tino y mucha gracia.
El don de la palabra es una ventaja
que la vejez le lleva á la muda infan
cia. Siempre es amable pero le falta
la charla que es el ensalmo de la vi
da. Observese tambien que ecsiste
gran simpatia y reciprocidad de cari
ño entre los viejos y los niños. Dios
pinta las semejanzas. En efecto hay
otra diferencia entre el viejo y el ni
ño mas que las arrugas de la frente y
el numero de años? Por lo demás en
uno y otro el mismo color de pelo ,
ambas bocas sin dientes, talla encoji-
da , aficion á la leche , tartamudea ,
57
charla, olvido, inconsideracion; en una
palabra toda en estremo parecido.
Cuanto mas envejece el hombre mas
se asemeja al niño , hasta salir de la
vida libre de las presentes zozobras y
de los recelos de lo venidero.
14. Háblese ahora y compáren
se, si hay valor, á mis benéficas
transformaciones las que hacían los
Dioses. No hablaré de sus venganzas,
pero es sabido que la mayor merced
que dispensaban á sus favoritos era
trocarlos en árboles, pájaros, chi
charras, y algunas veces en culebras,
como si no fuera esto peor que dejar
de ser lo que se fue. Mejor lo hago
yo que debuelvo el hombre á la edad
de la ventura. Ah si supiese reñir
para siempre con la cordura y pasar
la vida toda conmigo nunca enveje
cería, gozando siempre de la prima
vera de la vida. Mirad , sino , á esos
hombres meditabundos, siempre me-1
58
tidos en la Filosofia ó llenos de ne
gocios difíciles y complicados , de es
peculaciones arduas que agotan en
ellos los jugos vitales: llegan á la
vejez antes de haber sido jóvenes.
Mis atolondrados, al revés, tienen
un cutis conservado con esmero, una
tez florida, una gordura digna de
los lechonzuelos de arcanania. Sin el
contacto pestilente de los sabios con
los cuales hay que rosarse por pre
cision nunca conocerian los males de
la vejez, lo que prueba que no pue
de haber en la vida dicha ninguna
completa,
Añadiré aquí una autoridad que es
de mucho peso , es la del refran que
dice que la locura atarda la fuga de
la Juventud y la llegada de la vejez.
No se quejen pues losBrabanzones(l)

(1) Esta digresion no es estraña atendido


el on'jen del Autor.
59
si de ellos se dice que al reves de
los otros hombres que cuanto mas
viejos son mas cuerdos , cuanto mas
envejecen tanto son mas locos. Sin
embargo no hay pueblo de costum
bres mas suaves, ni cuya vejez sea
mas dichosa. Mis Holandeses son sus
vecinos y semejantes : digo mis ho
landeses y porque no? al culto que
me tributan deben el apodo que se
les da del cual se honran en vez de
sonrojarse.
Id ahora, pobres mortales , buscad
una Circe , una Medea , una Venus,
una Aurora , y no se que fuente de
Juvencia que os hagan rejuvenecer.
Yo sola puedo hacerlo y sola yo lo
hago. Soy depositaría del bálsamo
portentoso que sirvió á la hija de
Memnon para prolongar la juventud
de Titon. Soy la Venus que debolvió
á Faonte la flor de sus primeros años
paraque Safo le amase siempre. En
60
mi dominio estan, si es que los haya,
los ensalmos, las yerbas, la fuente
que recuerda , ó mejor todavía per
petua la juventud. Si convenís en que
nada es tan amable como ella ni na
da tan insufrible como la vejez, solo
por esto confesais que raya á lo infi
nito lo que me debeis supuesto que
dilato un bien tan grande y retardo
tan gran mal.
15. Pero dejemos á los mortales;
subamonos al Cielo y consiento en
perder la honra si hay tan solo un
Dios que sin mí valga la menor cosa.
De que proviene que este Baco siem
pre lozano y tenga rubia cabellera, de
que está loco siempre, siempre en
francachelas, goces y placeres, sin te
ner trato alguno con Palas. Lejos de
querer que se le llame cuerdo solo
anhela un culto insensato. No le eno
ja que el refran le llame el Dios ton
to porque los labriegos se divierten
61
tiznando con vino del año y zumo de
higuera su estatua puesta á la puerta
de sus templos. ¡Como le pone la co
media antigua! / Oh que Dios tansan-
guango y digno aborto del muslo de Jo
te 1 estos son los lucidos epítetos que
se le dan y sin embargo quien no pre
firiera ser este Dios, zote y majadero
k) mas que se quiera, pero siempre
joven y amable, llevando en pos las
bromas y placeres , á verse un Júpi
ter formidable, un Pan cuya cerviz
vetusta solo recela espanto , un Vul-
cano matizado de chispas y tiznado
por el carbon de la fragua , una Pa
las con su mirar espantoso su Gorgo-
na y su lanza mortífera? Porque Cu
pido es siempre niño? porque siem-
. stá jugando y nunca ni hace ni dice
una cosa sensata? Porque Venus la
rubia Venus conserva eternamente
una tez entre lirio y rosa? porque te
niendo mi propio origen se parece mu
62
cho á mí Padre. Por eso Homero
la llama la Diosa de los cabellos de o-
ro ; por eso está siempre con la risa
en los labios si hay que dar fé á los
Poetas y á los estatuarios que son sus
copistas. Acaso Flora, la Diosa del
deleyte , no fué una de las principa-
las Deidades de Roma?
Y vuestros Dioses graves y majes
tuosos? leed á Homero y los otros
poetas , y vereis en ellos sus bureos ;
cuantas locuras! acaso ignorais los
amoríos y pasatiempos de Jové, el
de los rayos? Diana la rústica olvida
el secso á que pertenece y está siem
pre corriendo y cazando por montes
y colinas; pero por eso no está menos
loca de su Endimion. Mucho me gus
tara que Momo como hacia antes les
dijese á todos sus verdades á la cara.
Mal le avino al pobre de su osadía.
Cierta mañana los Dioses irritados le
hicieron saltar del Cielo á la tierra
63
juntamente con Atea (1) porque sus
intempestivas reflexiones perturba
ban su tranquilidad. El infeliz no tie
ne en vuestro mundo ni lumbre ni
hogar. En la corte de los reyes, á
Dios gracias, la adulacion tiene alta
la vara , y simpatiza con él lo mismo
que los lobos y corderos.
Desde su destierro los Dioses son
felices á pote, porque están libres del
Censor. Cuanto se ríen con Priapo !
cuanto les divierte Mercurio con sus
travesuras y sus juegos de manos.
Tambien Vulcano les solaza con sus
farsas , su cojera , sus sandeces y sus
torpezas. Sileno, ese coscon enamo
rado, hace el saltimbanqui con su dan
za á lo Polífemo, mientras las ninfas
ejecutan un baile de su escuela. Los
Sátiros con sus piés de Cabra bai-
(1) La malicia ¡Júpiter, según la fíbula,
la arrojó á la tierra donde siempre está sem
brando entre los hombres zizaña y cenfusion.
64
lan tambien, y Pan canta sus tona
das de figon , con las cuales los con
vidados, que las prefieren á los con
ciertos de las musas, especialmente
cuando los humillos del nectar les su
ben á la cabeza , se derrengan á riso
tadas. Quereis que os diga lo que ha
cen los Dioses despues de sus comidas
y cuando han bebido mucho? es cosa
tan loca que sin poderlo remediar yo
tambien me rio de ello , pero no ol
videmos el dedo de Harpocrates, te
mamos que algun espía de los Dioses
nos oiga decir lo que Momo no reve
ló impunemente.
16. Ya lo veis: La alegría y los
placeres están allí por obra mia. Sin
embargo hagamos como Homero que
sube y baja á su antojo. Dejemos el
Cielo para volver á tierra y contem
plad desde luego el esmero que ha
puesto naturaleza, esta madre bona
za de los hombres , en aderezarlo to-
65
do con un granito de locura, La cor
dura , segun la definicion de los sa
bios, consiste en tomar á la razon por
guia , y la Locura en abandonarse á
sus propias pasiones. Júpiter que no
quería que vuestra vida fuese lúgubre
y tétrica os ha dado mas pasiones que
razon, en la proporcion misma de vein
te á uno. Ha tapiado la razon en un
estrecho recodo de la tierra y abando
nado lo demás del cuerpo á toda cla
se de deslices: ha opuesto á la tal dos
tiranos implacables: la cólera que tie
ne su asiento en el centro de la vida,
y la concupiscencia que mora en las
partes inferiores. ¿Qué puede la ra
zon contra ambas fuerzas reunidas?
la conducta de los hombres os lo en
seña. La menguada solo puede gritar
y dar lecciones que nadie escucha.
Los vasallos revelados chillan mas alto
que el Señor, hasta que el triste es-
tenuado les suelta la rienda.
5
66
17. El hombre , nacido para los
negocios, deberia poseer algunos gra
nos mas de sentido comun, pero tam
bien seria preciso que fuese feliz. La
naturaleza se vió muy atarugada y
me llamó á consulta para salir de apu
ros. Díla un consejo digno de mi cri
terio: la insinué que emparejase el
hombre con la mujer, este animal es
trambótico é impertinente, pero tan
sabroso y que tanto gusta, á fin de
que, \i\iendo con él, le suavizase y
moderase por los echizos de la Locu
ra, la aspereza del carácter mascu
lino. Al poner en duda si la muger
pertenece ó no á la especie humana,
Platon solo quiso probar cuan lejos
se encuentra de la razon. Las que
afectan sensatéz no consiguen mas
que enloquecer duplicadamente. Es
lo mismo que si apesar de Minerva
se quisiese unjir á un buey con el a-
ceite destinado á los atletas. Disfrazar
67
la naturaleza con el afeite de la vir
tud es querer que mude de camino y
añadir ridiculeces á ridiculeces. El re
fran griego dice que aunque la mona
se vista de grana, mona se queda , y
la mujer, es mujer siempre , es decir
loca tome la máscara que quiera. Sin
embargo confio que no lo sean tanto
que se enojen de que la Locura que
es hembra como ellas, las reconozca
por sus semejantes. Bien mirado de
ben darme gracias repetidas pues yo
soy causa de que bajo muchos aspec
tos sean mas feüces que los hombres.
Poseen la belleza que con mucha
razon , prefieren á todo lo demás : es
en sus manos una arma victoriosa que
somete hasta los mismos tiranos. En
el hombre se ven un ademan hosco ,
un cutis áspero, unas barbas espesas,
un no sé que de vetustez: de que pro
viene eso? de sobras de sensatez. Las
mujeres al revés tienen los carriíi" -
68
tersos, la voz dulce siempre, la tez
delicada , y restos de juventud mien
tras les dura la vida. En fin cual es
su mayor anhelo? gustar á los hom
bres: no es este el blanco que llevan
tantos aliños , tantos afeites , baños ,
risos y perfumes? Tantos artificios
para adornar pintar y componer el
rostro, el cútis y los ojos? acaso su
locura no es para con los hombres
su timbre mas esquisito? que no pue
den con él? de donde nace tal ascen
diente? al deleite lo deben y solo á
causa de sus locuras son tan aprecia
das : quereis una enorme prueba de
ello? mirad las que el hombre dice y
hace siempre que quiere cautivarlas.
Con que ya estais instruidos y cono
ceis la fuente de las venturas.
18. Pero hombres hay especial
mente entre los viejos que prefieren
Baco á Venus. Una botella es su di
cha mayor. Sin embargo me parece
69
qué no es posible apurarla con ale
gría si no está de por medio una mu
jer. Lo que sé positivamente es que
no hay convite que no sea insípido, si
la Locura no adereza los manjares.
Es esto tan positivo que si entre los
convidados falta algun pancista, de esos
locos por suerte ó naturaleza que sa
ben dar alma á una comida, el hues
ped llama un bobón gracioso ó un pa
rásito de oficio que con sus dichara
chos, es decir, con sus locuras ahu
yenta de la mesa el silencio y la te-
tríquez. Pues qué? se harían tantos
preparativps para el estómago y el
paladar sin que hubiese cosa alguna
para los ojos , los oidos y la imajina-
cion? no hubiera risas, ni gracias, ni
juegos ! Aquí estoy yo que no con -
siento tal. Hay en la mesa otros pla
ceres que suelen ser de uso comun.
Se echan suertes para saber quien
presidirá ; se menean los dados ; se
70
brinda; se pasa la copa de mano en
mano; se pasan del mismo modo el ra
mo de mirto (1) y por fin se baila y
la jente se rebulle. Claro está que to
do esto no lo inventaron los siete sa
bios de Grecia. Son instituciones mias
dirijidas á la conservacion del jenero
bumano. Cuanto mas se vé en ellas
mi cuño tantos mas ecbizos vierten
sobre la vida que va perdiendo su
nombre á medida que aumenta en
ella la tetriquéz: por fuerza caerá
del todo en tal dominio si no se la
destierra el tedio que bien se puede
llamar hermano de pesadilla tal.
19. Tal vez se hallen hombres
que no hagan caso de esto porque
sientan por base de su dicha el trato
con sus amigos : esos os dirán que la

(I) Fl que cantaba tenia un ramo de mirto


en la mano.- cuando concluía se lo daba á su
vecino que lo pasaba al del lado y as! sucesi
vamente.
71
amistad es el mayor de los bienes;
que es tan necesaria como el agiia, el
aire y el fuego ; que es el ensalmo de
la vida y que desterrarla del mundo
seria apagar el sol; que es un gusto
tan honrado , como si hicieramos ca
lo de la honradez; que los filósofos
sin titubear la colocan en la Gla de
los bienes supremos. Pero que direis
si llego á probaros que solo yo soy la
popa y el timon de ese bien tan raro?
eso voy á emprender y no será valien
dome de silogismos , dilemas, y otros
enredos escolásticos, sino por solo el
rudo sentido comun : vamos á ver.
Cerrar los ojos á las faltas de los
amigos; hacerse cómplice de ellas;
encomiarlas; erijir sus vicios en vir
tudes; será eso mas que locura ? pues
que? cuando un enamorado estampa
deliciosamente un beso sobre un her
pes de su dama ; cuando el olor he-
dentinoso que ecsalan las narices de
72
Doña Úrsula embalsamó el ácíorato
del zamarro de su amante; cuando
un Padre os afirma que su hijo pes
tañea mientras que el pobre mozo es
enteramente bizco, todo esto digo no
serán locuras ? si tal ; y no hay mas
que pregonarlo con trompeta; pero
esta locura es el principio y el cimien
to de la amistad. Hablo de los hom
bres supuesto que ninguno de ellos
carece de defectos y que el mejor es
tan solo el que tiene menos. En
cuanto á nuestros Dioses impasibles,
(1) la amistad no es nn lazo para ellos,
ó este lazo es tan triste que bien se
le puede llamar una cadena. Pocos
son los que auna , pues tengo escrú
pulo en decir que á ninguno. Eccep-
tuémosles pues y hablemos de los de
más hombres. Como cuasi todos son

(1) Con tal denominacion el autor designa


la secta de los estoicos.
73
locos, sin que ni uno haya que no
tenga mas de un grano de locura , la
amistad es entre ellos un efecto de
analogía. Si por acaso se establece en
el angosto circulo de los hombres
graves , sus raices son muy endebles
y pronto están disecadas. Su seriedad
la rechaza. Ven con harta perspica
cia; tienen ojos de lince para sus
Amigos y son topos para sí propios.
Nunca han visto la faltriquera de la
espalda. Siendo tal la esencia del
hombre no hay ninguno que no esté
sugeto á gravísimos errores. Añádase
todavía la divergencia de gustos y
carácteres; mil deslices, mil desvios,
mil acasos de la vida : pudiera la
amistad conservar un instante su
atractivo sin esta dichosa inconse
cuencia que podeis llamar á vuestro
antojo locura ó dulzura de costum
bres? Cupido , que es el primer prin
cipio de todas las sensaciones tiernas,
74
no tiene una benda en los ojos? Co
mo suele tomar lo feo por hermoso ,
os induce tambien en sus mismos er
rores y de ahi procede que cada uno
ama á su semejante: el viejo á su
viejecilla y el gallo jóven á su pollue-
la : lo vemos y nos reimos de ello ;
pero lo que causa nuestra risa es el
deleite de la sociedad.
20. Lo que he dicho de la amis
tad sienta aun mejor al matrimonio ,
que es la union identica de dos espo
sos ; Eterno Jove , cuantos divorcios ,
y tal vez peor que eso, si la asocia
cion del hombre con la mujer no se
consolidára con la lisonja, la chanza,
la condescendencia , el disimulo , y e[
olvido, que son su sequito verdadero!
que pocos connubios se verian , si se
le antojase al hombre escudriñar los
juegos en que anduvo su inocentilla !
cuantos rompimientos , si la torpeza
ó el descuido no impedian al maridazo
75
la vista de las maniganzas de su ama
dísima costilla. De todo se echa la
culpa á la locura: vaja en gracia 1
pero la consecuencia de ello es que
marido y mujer viven santísimamen
te, que hay paz octaviana en casa y
que la alianza es permanente: esto
es lo que importa. Cierto al simplon
se le moteja mucho ; pero que le ha
ce? el menguado sorbe como ternura
las lágrimas de su voltaria , y su za-
marreria vale mas que los tormentos
y furores de los zelos.
21. En una palabra, si yo no es
toy no hay sociedad humana que
tenga dulzura ni estabilidad. Los sub
ditos y el monarca , el amo y el cria
do, la criada y su señora, el alumno
y su maestro , el amigo y su amiga ,
el marido y la muger, el colega y su
compinche, el convidado y su pareja,
sin alguna ilusion recíproca , sin un
poquillo de adulacion, sin disimularse
76
mutuamente muchas cosas, sin mo
jarse de consumo el pico con la miel
de la locura, no simpatizarian por
mucho espacio : esto sin duda os pa
recerá muy grave, pero ahi va cosa
que lo es mucho mas.
22. Sabeis que un hombre pueda
amar á otro cuando se aborrece así
mismo? que pueda congeniar con al
guien cuando no está de acuerdo con
sigo? que te sea dado ir en pos del
deleyte cuando su ecsistencia le ago-
via y le molesta? para decir que si
seria preciso ser mas loco que la lo
cura ; pues bien ! si me repudiais no
habrá hombre alguno que lejos de po
der sobrellevar á otro , no esté dis
gustado de sí propio , no desprecie lo
que posee y en fffi que no se abor
rezca. La naturaleza en muchas cosas
mas madrasta que madre, puso en
vuestras almas , esencialmente en las
de los menos locos, un jermen male-
77
fico que dá por fruto el descontento
propio y la admiracion de todo lo
ageno. Esta es la causa que les afea
á sus ojos y les hace sepultar sus ta
lentos, su mérito, y sus ventajas; pues
de que sirve la hermosura esa dote
de los cielos si la dejais enmohecer?
que es la juventud si la levadura de
la melancolía corrompe sus echizos?
en fin si Filantia, que puedo llamar
hermana pues me sirve tan fielmen
te, no os sostiene en todas las fun
ciones de la vida , públicas ó priva
das , sabreis desempeñarlas con gar
bo , cosa que es sin embargo la regla
primera del arte y de las acciones?
Como es dable enamorarse á la vez
de sí mismo y desdeñar sus obras
aunque estén correctas y que en ellas
se hayan observado las proporciones
que el método prescribe? pues este es
vuestro caso; y esto no es locura?
quitad á la vida el poder del amor
78
propio y se apagará el fuego del Ora
dor, el músico fastidiará con sus har
monias , se silvará el desempeño del
actor ; el estro del Poéta no esquilo-
nará mas que desprecios, el Pintor
se aburriria de su talento ; el médico
perecerá de hambre en medio de sus
potingues. Nisco será un Teresito (1),
Faonte un Nestor, y Minerva un le-
chon. El Orador se trocará en niño
que tartamudea, y la Urbanidad se
convertirá en estilo de corral: Tan
cierto es que para verse aplaudido de
los otros es preciso empezar por adu
larse y aplaudirse á sí propio. Final
mente como la dicha consiste sobre
todo en estar contento de sí, en tal
punto el amor propio no deja que
desear. A él debe el hombre la satis-
(1) Nisco era el mas hermoso de los Grie
gos que fueron á Troya y Teresito el mas feo.
Venus rejuveneció á Faonte y Nestor vivió tres
siglos.
79
faccion que le causa su persona, su
jenio, su orijen, su estado, sus usos y
su Patría. E1 Irlandés no tiene envi
dia del Italiano, ni el trac ¡o del Ate
niense. E1 sita no trocaría sus para
mos por las Islas afortunadas, j Oh
prevision admirable de la naturaleza
que ha sabido colocar la igualdad en
tre tantas divergencias! En donde ha
puesto mayor economía de beneficios,
allí ha prodigado el amor propio! Lo
co estoy cuando digo tal. El amor
propio por sí solo equivale á todos los
demás dones , y pudiera decir que no
hay proezas que no haya inspirado
yo, ni descubrimientos de los cuales
no sea el primer autor : entremos en
matería sin mas tardar.
23. El teatro de las proezas no
es la guerra, y la guerra no es el
colmo de las locuras"? no es cosa so
beranamente loca mantenerse por
quítame alia esas pajas en una riña
80
mortífera que acaba siempre por am
bos partidos con mas perjuicio que
ventaja? la vida de los hombres no se
lleva en cuenta; peor para los que
mueren. Pero cuando los ejércitos
están ya cara á cara y que el terrible
chillido de los clarines asorda la ad-
mósfera, que papel representarian
allí vuestros sabios, estrujados por
sus meditaciones con solo un soplo
de vida y sin calórico en la sangre?
para el tal oficio se requieren hom
bres de mucha gordura y con tanta
menos sangre cuanto es mas cuantio
so su volúmen. Prefirierais,ver en tal
trance un Demostenos, tan pobre
soldado como rico orador, y que do
cil al consejo de Archiloquio arrojase
su escudo y echase á correr al avistar
los enemigos? Me direis que la cabe
za es la que decide del écsito de la
guerra: pues ! la cabeza de un Gene
ral pero no la de un Filósofo : y lue-
81
go cuales son los instrumentos de
profesion tan noble? hombres de es
tudio? No señor: Borrachones, ban
doleros, tontos, fallidos, gañanes;
en una palabra la hez de las naciones.
24. Vuestros hombres estudiosos
no sirven para los negocios. No quie
ro mas prueba que Socrates , que el
oráculo de Apolo, seguramente equi
vocado , galardonó con el título de
Sabio. Al atreverse á subir á la tri
buna , lo hizo tan mal que solo llevó
denigrantes risotadas, y eso que no
chocheó siempre pues tuvo bastante
seso para conocer que el nombre de
sabio solo se encuadra con Dios, y
que si hay un hombre que pueda as
pirar á él no debe entrometerse en las
funciones públicas. Mejor le sentara
haber dicho que para ser hombre la
medida de cordura debe ser muy cor
ta. No fué su infeliz sabiduría la que
Je hizo condenar á tragar la cicuta?
6
82
pobre necio ! Sueña en la Filosofia ,
mide los pies de la pulga , admira el
zumbido de los moscones y nunca es
tudia el arte de vivir con los hom
bres. Su discípulo Platon emprende
su defensa. Lindo defensorJ asom
brado con el ruido de la multitud ni
siquiera puede concluir su primer
periodo. Y Teofrasto que solo sube
á la tribuna para quedarse mudo co
mo si de sopeton hubiese visto un lo
bo? Como hubiera podido dar animo
á sus soldados? Isocrates, tímido siem
pre, jamás tuvo valor de abrir la bo
ca en presencia del público. El Pa
dre de la elocuencia Romana , Cice
ron, en sus ensayos temblaba sin
cesar, y pareciaun niño lloron. Quin-
tiliano quiere sacar de esto una prue
ba en favor suyo , dice que esto nace
de la sensatez del Orador que teme
un écsito malo; pero esto al propio
tiempo no puede probar que la cor
83
dura perjudica el animo? que será,
en medio do los aceros de aquel que
las palabras solas hacen temblar?
Encomie quien quiera esta hermo
sa sentencia de Platon «Las Republi
cas serian felices si las rejiesen filóso
fos, ó si fuesen filósofos los que las
rijen» idea falsísima. Recorred la his
toría : en ella hallareis que el mayor
de los males para un imperio es caer
en manos de un pedante, de un
hombre sepultado entre libros. Harto
lo prueban ambos Catones. Uno de
ellos con sus insensatas delaciones
perturbó la quietud de la Republica y
el otro destruyó completamente la
libertad del pueblo Romano por de
fenderlo con demasiada sensatez.
Traed luego en cuenta los Brutos,
Cacios, Gracos y el mismo Ciceron
que lastimó tanto á Roma como De
mostenos á los Atenienses. Marco
Aurelio fué un excelente Emperador:
84
lo admito aunque pudiera contender
lo , pero sus pueblos le aborrecieron
porque fué harto filósofo. Repito que
fué buen Emperador , pero perjudicó
cien \eces mas al Imperio á causa
del hijo que dejó que bienes pudo ha
cerle por sí mismo. Vuestros sábios
son por lo comun muy desgraciados
en materia de projenitura. Esta es
precaucion que toma la naturaleza
paraque no se propague la mala se
milla de la sensatez. El hijo de Cice
ron no se pareció á su Padre, pero
los hijos de Socrates fueron muy pa--
recidos á su Madre, es decir que fue
ron locos.
25. No habriia gran daño en que
la cordura sirviese para los negocios
fio mismo que el asno para tocar la
Lira, si al mismo tiempo este no fue
se tan torpe para todo. Colocad en la
mesa á un sábio ; ó bien os entriste
cerá con su tetrico silencio ó bien
85
tendreis que tragar el tedio de sus in
sulsas preguntas : quereis que baile?
será la danza del oso. En el teatro su
semblante lúgubre enturbiará la pú
blica leticia. Venerabilísimo Caton,
tomad el portante ó humanizaos (1).
Si llega en medio de una conversa
cion es la aparicion del Lobo? (2) Fi
nalmente en ventas, compras en to
dos los negocios que componen el cír
culo diario de la vida le tomareis por
un leño mucho mas que por un hom
bre. Inepto para todos los trato» del
mundo, ajeno á los usos, con opi
niones suyas solo, para nada sirve, ni
para sí propio , ni para su Patria , n i
para sus amigos. Como á nadie se *
parece no puede gustar á nadie. To-

(1) Esto le dijeron a Caton en el teatro en
un baile algo desenvuelto y en efecto se salió.
(2) Ha visto al lobo es voz que se usa para
con un hombre que se detiene en seco en medio
de un discurso.
86
do en el mundo es locura y no se ven
mas que locos que rebullen entre lo
cos. Si uno solo de ellos quiere cho
car cara á cara con los demás lo que
hay que aconsejarle es que vaya co
mo Timosi á meterse en los desiertos
paraque en ello pueda saborear su sa
biduria.
26. Vuelvo atras y pregunto que
poder mas que el de la adulacion pu
do juntar en las ciudades esos hom
bres salvajes salidos de los uecos de
las encinas ó del seno de las rocas?
la Lira de Anfion y de Orfeo son su
emblema. De que modo el Pueblo de
Roma á punto de entregarse á los
1 mayores excesos se vió devuelto á la
concordia? por medio de una arenga
filosófica? Cierto no : un cuento de
vieja sobre el estómago y las demás
partes del cuerpo hizo el milagro.
Temistocles consiguió igual triunfo
valido de un apologo semejante cu-
87
yos héroes eran la Zorra y el Eri
zo (1). Que graves discursos hubieran
producido tanto afecto como la Cier
va ideal de Sertorio (2) la cola del ca
ballo cuyos crines es preciso arran
car, y los dos perros de Licurgo (3).
Dejo aparte á Minos y Numa que go
bernaron á los hombres por medio de
fábulas; mas en fin ello es positivo

(1) Los atenienses se quejaban de las estor-


siones de sus majistrados. Temistocles les dijo :
Una Zorra se quejaba de las moscas que le
chupaban la sangrí. Un Erizo quiso quitárselas
mas ella le dijo; no, qae estas están ya hartas y
las que vendrían tendr ian mayor apetito.
(2) Sertoriu decia tener una Cierva que le
aTÍsaba de todo : para probar que el injeuio
supera la fuerza mandó á dos hombres que ar
rancasen las crines de la cola de un caballo : el
■ido quiso hacerlo por junto y no pudo : el
otro una á una lo consiguió.
(3) Licurgo para probar que la educacion
forma al hombre, contó la fábula de Cesar y
Lasidonio que la Fontaine puso en versos fran
ceses.
88
que las mayores niñerías son el ajente
que mayor-fuerza tiene sobre esa bestia
enorme y poderosa llamada Pueblo.
27. Cíteseme una Republica que
haya adoptado las leyes de Platon,
las de Aristóteles , ó las mácsimas de
Socrates: porque los Dacios se con
sagraron á los Dioses manes? porque
Curcio se arrojó al abismo ? que mo
tivo tuvo para ello? tan solo la qui
mérica Gloria, esa Sirena ídolo de
los hombres, y que es objeto de las
invectivas de los sabios, hay cosa mas
loca gritan estos que encapillarse «n
ropon blanco-para alagar al Pueblo,
comprar sus mercedes á un precio
enorme, correr tras los aplausos de
un público insensato , hartarse de sus
aclamaciones , ostentarse en un car
ro triunfal como una estatua que se
lleva en procesion y hacerse erijir una
en la pública plaza? Añadid á todo
esto la profusion de títulos poi
89
las honras divinas tributadas á un
mortal despreciable , y tantos tiranos
espantosos colocados en los altares
de la Divinidad. He aquí locuras in
signes y pasto abundantísimo para
mil DemoCrátos. Nadie lo impugna
pero es forzoso reconocer que este es
el orijen de tantos hechos heroicos
celebrados por las plumas de los sá-
bios. Esta locura es la madre de los \
Pueblos , y la fuerza de los Imperios, \
de la Autoridad , de la Relijion y de :
las Leyes. En una palabra , la vida
humana no es otra cosa mas que un
juego de la Locura.
28. No echemos las artes en olvi
do : cual es el aguijon que ha impe
lido los jonios á hacer y transmitir
estos descubrimientos que os asom
bran? no fuera la sed "de Gloria ? los
hombres han sido suficientemente lo
cos para creer que este nada , esta
fantasma ilusoria llamada Fama me-
92
nen como ellas dos caras enteramen
te distintas. La frente anuncia vida
y las entrañas están llenas de muerte,
ó bien lo que tomareis por la muerte
recela el germen de la vida. La feal
dad se encubre con la máscara de la
hermosura. Un esterior opulento co
bija la mayor miseria ; el honor dis
fraza la infamia; la sabiduria, la igno
rancia y la debilidad encubre la fuer
za : lo que en apariencia es noble en
realidad es pura bajeza : brilla la ale
gria en la frente, y el pesar está car
comiendo el alma. El favor se muda
en desgracia ; la amistad no es mas
que el disimulo del odio ; la corteza
es la triaca y el veneno está en el ju
go. En una palabra abrid la Suena y
lo veréis trocado todo. Pensais que
comente labrados que contenían cosas preciosas.
Alcibiades las comparaba al filósofo Sócrates
que en un esterior sencillísimo encubría un je-
Bio sublime.
93
hay demasiada filosofía en lo que di
go? Pues voy á esplicarme mas sen
cillamente y andar arrastrando.
Quien podrá dejar de confesar que
un Rey es un amo opulento? Pero
carece de los bienes del alma y sus
tesoros no bastan á su codicia. Tene
mos pues que es pobre. Mil vicios le
dominan ; con que no es mas que un
vil esclavo : del mismo modo pudie
ra analizar á todos los hombres ; pe
ro basta con el tal ejemplo. Mas, me
contestareis, esto ¿qué prueba? Ca
chaza; ahora os lo diré. Si cuando los
autores están en escena , se le ento-
jase á un atrevido arrancarles sus tra
jes y sus máscaras paraque se les vie
se en su estado natural ¿dejaría de
echarlo todo á perder y no merece
ría que se le arrojase á pedradas co
mo á un loco de atar? Todo quedaría
trocado. Se vería á un hombre en el
lugar de una muger, un viejo canoso
94
en vez de un enamorado joven., el
Rey seria un Zarramplia , y el Dios
mismo un triste aborto y nada mas.
El disfraz lo hace todo y el mundo
que es mas que un verdadero teatro
en el cual los hombres representan
papeles distintos, bajo formas diferen
tes, hasta que el que los dirije los ha
ga desaparecer? Entretanto los hace
mudar á menudo de decoraciones po
niéndoles ya el rico manto de los re
yes, ya los andrajos de la esclavitud.
Todo disfrazado está, pero la come
dia se representa así.
Si repentinamente bajase de los cie
los un sabio para gritar á los hombres
que el que veneran como á un Dios
y Señor absoluto ni siquiera es hom
bre, supuesto que solo le guian los
voraces apetitos de los brutos , y que
sometido á tan vergonzoso yugo es el
mas vil de los esclavos , que ese hijo
queplañela muerte de su padre debe
9o
ría alegrarse de ella , porque con ella
ha pasado de la muerte verdadera á
la verdadera vida ; que esotro que se
envanece á causa de sus rancios tim
bres es un noble postizo que se ha des
vinculado renunciando á la virtud,
única fuente de toda nobleza; si del
mismo modo siguiese amonestando á
los demás hombres, que mas sacaría
de ello que verse parangonado al lo
co rematado que acabamos de men
tar? así como nada hay mas loco que
una sabiduría fuera de lugar, tam
poco hay imprudencia mayor que
una prudencia excesiva. No querien
do prestarse á los usosjenerales; adop
tando leyes excepcionales y resistiendo
á que la comedia sea comedia , se de
ja de ser hombre de razon. Es indis
pensable no olvidar al menos la fór
mula de los festines griegos que decia
« bebed, ó marchaos» un mortal pru
dente debe amoldar su sensatez sobre
96
su situacion presente, avenirse á las
costumbres de su siglo, y ser loco con
los demás ya sea por naturaleza , ya
por mera consideracion. Tal vez me
digan que esto es locura ; no diré que
no; pero tambien será indispensable
confesar que la comedia del mundo se
representa así.
30. ¡Dioses eternos! á este punto
no hay mas remedio que seguir ha
blando ó callar? pero porque se ha de
ocultar una verdad patente? tal vez
es'deber mio empezar llamando á las
musas de Helicona. ¡ Los Poetas las
¡avocan tan á menudo por cualquiera
sandéz ! Llegad pues hijas divinas de
Jove. Voy á enseñar á los hombres
que solo con el amparo mio pueden
llegar á esa sabiduria que miran co
mo el valladar que custodia su felici
dad. No hay quien me diga que la
Locura es la que dirije las pasiones ;
en efecto que diferiencia hay entre el
97
cuerdo y el loco? solo que éste no co
noce mas regla que la pasion , y que
aquel se guia por las luces de la ra
zon. No es esta la causa por la cual
los estoicos alejan del sabio todas las
perturbaciones del ánimo como si fue
sen otras tantas enfermedades? sin
embargo las pasiones sirven de piloto
á los que se afanan por entrar en el
puerto de sensatez. Para los deberes
de la virtud son otras tantas espuelas
y aguijones que atizan al bien obrar.
Verdad es que Séneca, ese estoico per
trechado, quita al sabio las pasiones;
pero su moral desnaturaliza al hom
bre, trocándole en una especie de di
vinidad que ni fué ni podrá serjamás,
ó mejor diré, en una estatua inani
mada. Dejemos á los estoicos embau
carse con su fantasmagórico sabio del
que están tan prendados; ciertos pue
den estár que no tendrán rivales y
vayan con él á vivir en la república
7
98
i de Platon, ó en los jardines de Tán
talo (í) para acabar.
¿Quién podria ver sin asombro ó
dejar de mirar como espectro ó mons
truo del que es fuerza huir , al hom
bre endurecido contra todo impulso
de la naturaleza, veraz estatua de
piedra ó de mármol, sin alma ni pa
ra amar ni para compadecer, al que
nada escapa, que nunca se equivoca,
que como Lince lo \é todo, que to
do lo mide rigorosamente, no sabe
perdonar falta alguna, que cree, y
lo cree solo , que á él le toca esclu-
sivamente ser rico, rey, en 'jna pa
labra, cuanto hay que ser; que jamás
dió los buenos dias á un amigo por
que jamás amó á nadie, que se atre
ve á reñir con los mismos Dioses y
(1) Es decir en los infiernos donde los Dio
ses le precipitaron porque quiso poner á prueba
»u divinidad, haciéndoles servir en la mesa el
cuerpo de su propio hijo.
99
solo vé en la vida objetos propios á
escitar risa ó indignacion? pues el sa
bio perfecto es un animal arreglado
como acabo de decir. Recojamos vo
tos en su favor; donde los hallaría
para majistrado? que ejército le de
searía para jeneral? Todavía mas;
¿qué mujer le tomaría por marido,
nique hombre le quisiera convidar?
qué esclavo sobrellevaría un Señor
tal ? quién no preferiría un hombre
cualquiera cojido entre la turba de los
mas locos de su calaña , agradable á
los de su clase, que sepa ser buen
marido, buen amigo, convidado ale
gre, vecino tratable y en fin satisfe
cho de ser lo que el hombre es? Pero
vuestro sabio me fastidia , y es pre
ciso que mudemos de conversacion.
31. Vamos á ver: coloquemos un
hombre en el aire y supongamos que
en tal rejion se ocupe de lo que los
poetas atribuyen algunas veces á Jú-
100
piter : que observe los males y mise
rias de la vida humana , que vea el
hombre nadando en medio de •basu
ras , sometido á los peligrosos pasos
de la infancia , á penosos trabajos en
su juventud, y acabando con los hor
rores de la muerte. Sígale en su car
rera; reviste la escolta de enferme
dades que le atormentan , de riesgos
que le asedian, de inconvenientes que
le amagan , de amarguras que le ro
dean . Pudiera todavía añadir los ma
les que el hombre causa á su seme
jante en cuya clase están la pobreza,
el encarcelamiento, la infamia, las
afrentas, los tormentos, las asechan
zas, la trahicion, las injurias, los frau
des y los pleitos; pero fuera encapri
charse en contar los granos de arena.
No me toca á mí decir por cuales crí
menes los hombres han merecido tan
platal destino ni que Dios airado les ha
ondenado á él. Pero bien se puede
101
preguntar si el que quisiese pararse
en tales meditaciones no preponderia
á disculpar las hijas de Mileto (1) por
mas que su ejemplo sea digno de com
pasion. Sin embargo quienes s«n los
que han acelerado el fin de su vi
da por el tedio que han hallado en
ella ? son los que han dejado fama de
sabios. Sin hablar de Diójenes, Senó-
crates , Caton , Bruto y Cascio ,• cita
ré el ejemplo de Chiron; en su mano
estuvo ser inmortal y lo rehusó. Que
sucedería pues si todos los hombres
fuesen sábios? pronto seria preciso
acudir á otro Promoteo paraque hi
ciese otros con nueva pasta. Pero con
el ausilio de la ignorancia , del atur
dimiento, del olvido y la esperanza;
dándoles de cuando en cuando algun
deleite que saborear, yo sola les sos-

(i) Las hijas de Mileto se mataron por solo


fastidio de la vida.
102
tengo contra el tedio y los males de
la vida, á punto tal que no pueden
desprenderse de ella cuando ella se
desprende de ellos, deseando tener la
fatál tijera de las Parcas. Cuanto mas
se arriman á la muerte, tanto menos
les cansa vivir.* Agradecedme á mí
sola si todavia veis tanto vetusto Pa
triarca, con una sombra de figura
humana, tartamudeando, chochean
do, sin dientes ni cabellos; restos feí
simos, insípidos, ceñosos, regañones,
achicados, cuya máquina desfigurada
describe ya un medio círculo imfor-
inal. Este es el trasunto que Aristo-
fano forma de ellos; pues aun de este
modo aman la vida, se apuran para
rejuvenecerse, pintando los cuatro
pelos que les quedan , ó cobijándolos
con una cabellera postiza. Tal vez pi
dan prestados los dientes de un le-
chon. Los hay que llegan al estremo
de enamorarse de una muchacha y
103
hacen en su obsequio mas sandeces
que un arrepiezo. No hay cosa mas
trivial hoy dia que ver esas estantiguas
amortajadas comprar la mano de una
niña, á riesgo de que sea para uso
ajeno, y no será estraño que al cabo
tal desprendimiento llegue á ser una
virtud. Mas todo ello es nulo compa
rado á esas viejas tan cadavéricas que
es fácil pensar que se han escapado
de los infiernos y que gritan sin cesar
«no hay cosa como vivir» se abrasan
y relinchan como yeguas de cria; pa
gan enormemente á un Adonis; se
emplastan el rostro con carmines; es
tán siempre pegadas al espejo ; osten
tan unos pechos ocupados con cien
pliegues, y con chillidos lascivos pro
curan reanimar su agotada naturale
za. Beben, bailan con las mozas yes-
criben cartitas de amores. El mundo
se burla de ellas ; las trata de archi-
)ocas con razon, pero no le hace; es
104
tan satisfechas de sí propias , disfru
tan de los mayores deleites y se sacian
de nectar que yo misma les sirvo con
afan. Hallais que todo esto es muy ri
dículo; pero haya un poco de reflec-
sion , no vale mas hermosear la vida
de este modo que ir por una biga pa
ra colgarse de ella? poco les importa
á. mis locos la odiosidad que se quiere
derramar sobre su conducta , ó no sa
ben lo que es ó se burlan de ello. El
daño verdadero es que una teja nos
aplaste la cabeza , pero la vergüenza,
la infamia , el oprobio , la censura no
son males sino para el que los siente,
y no ecsisten cuando no llegan á afec
tar. Al que se aplaude á sí mismo que
le importa que el Público le silve?
pues esto nadie lo puede hacer sin mi
cooperacion.
32. Se me antoja oir los filósofos
gritando que es muy triste tener que
verse dirijido por la Locura y vivir
105
entre errores é ignorancia. No tal;
esto es ser hombre. A que decir que
es una desgracia si nacistes y os cria
ron y arreglaron para ello y si es la
suerte comun? Lo que es un atributo
de la Casta no puede ser una miseria
á menos que tambien se quiera supo
ner que el hombre es infeliz porque
no tiene alas como las aves, cuatro
piés como los cuadrúpedos, y la fren
te cargada de cuernos como el toro.
Raciocinando de este modo se podría
decir que un hermoso corcel es harto
desgraciado porque no sabe Gramá
tica, ó porque no come azúcar, y
que el toro se queja con razon porque
no puede llevar el premio en las car
reras. Tan infeliz es el hombre por
ser loco, como el caballo, porque
ignora la sintaxsis. La Locura es la
dote de la humanidad , pero nuestros
sofistas no se dan por vencidos. La
riqueza del hombre dicen que es el
106
conocimiento de las cosas y que la na
turaleza se lo dió porque con las es
peculaciones del injenio quiso com
pensarle las ventajas que le ha nega
do. Como si la naturaleza, provida
cual madre tierna; provida con los
insectos y las plantas se hubiese dor
mido al formar el hombre , y le hu
biese dado la necesidad de las ciencias
tormento de la especie humana in
ventado por Tesito, jenio enemigo, y
que lejos de fomentar venturas solo
causan disgustos. Ya se las acusa de
haber sido descubiertas á tal fin como
Platon lo atribuye á un rey muy sa
bio (1) al hablar del invento de las
letras. Las ciencias se introdujeron
en el mundo de consuno con los otros
males y tuvieron los mismos autores ;
es decir demonios cuyo nombre sig
nifica sabiduria.

(1) Tamos rey de Tebas en Egipto.


107
Mientras duró la sencillez del siglo
de oro , el hombre sin ausilio de las
ciencias no tuyo mas guias que el ins
tinto y la naturaleza. De que le hu
biera servido la Gramática? no habia
mas que un solo idioma para todos y
solo se hablaba lo preciso para darse
á entender. Acaso necesitaba Dialec
tica cuando todas las opiniones con
cordaban? que le aprovechara la Re
tórica? no ecsistian trampas. Como
estudiar Leyes si no las habia? la
corrupcion que las ha hecho indispen
sables no habia.llegado aun : el hom
bre era harto pacato para atreverse
á rasgar con mano impía el velo con
que Natura encubre sus misterios;
para medir las distancias, calcular los
movimientos y los efectos de los as
tros y profundizar las causas de todo.
Fuera un crimen pensar que un mor
tal quisiese levantarse sobre su estado,
y el insensato) deseo de penetrar hasta
108
en los secretos del cielo no se presen
taba á su imaginacion.' Pero al decli
nar este siglo afortunado , los maléfi
cos Genios de que he hablado antes
inventaron las ciencias y las artes , al
empezar, en número muy corto, y
no las difundieron sino con gran pre
caucion. Mas adelante, la supersti
cion de los Caldeos y la insulsez ocio
sa de los Griegos multiplicaron esas
torturas del espíritu , una sola de las
cuales, la Gramática por ejemplo ,
basta para emponzoñar toda una vi
da.
33. Entre las ciencias, las que
llevan mejores recompensas son las
que mas se arriman al sentido comun,
lo que equivale á decir á la Locura.
Los Teólogos mueren de hambre, los
Físicos se consumen, al hacer mofa de
los Astrólogos y se desprecia á los Di-
lácticos. Mejor lo aciertan los médicos
y entre ellos el mas Zamarro, el mas
109
cbarlatau, el mas audaz tendrá siem
pre la palma para con las jentes de
alto copete. La medicina de hoy dia
lo mismo que la Retórica es el arte
de echar polvos á los ojos. Despues
de los médicos y quizás al lado de ellos
hay que colocar á los Legistas. Lo
que es por mi no quiero decir una pa
labra, pero los sabios están conformes
en decir que su ciencia es asnada pu
ra : pero estos asnos son arbitros de
todos los negocios de la vida, graves ó
sencillos : Llegan á grandes Señores,
mientras los Teólogos, que han com
pulsado la biblioteca celeste, comen
habas y persiguen los chinches y pio
jos que les carcomen. Ya que las ar
tes que dan mejores esquilmos son
las que rayan mas en locura, es del
caso concluir que la mayor felicidad
del hombre es pasarse de todas ellas
y esperarlo todo de la naturaleza que
nunca está en fallo y no abandona al
110
hombre sino cuando le ve salirse de
los lindes de la condicion humana. A
la naturaleza no le gusta que la falsi
fiquen , y lo que el arte no ha echado
á perder tiene mejores resultados.
34. Oidme ahora ¿no es cierto
que los animales indisciplinables que
únicamente obedecen á !a naturaleza
son IQS mas felices? hay algunos que
lo sean mas que las abejas ? Aunque
les falta un sentido puede nuestra Ar
quitectura compararse con sus col
menas? La República de Caton rale
acaso la suya? El caballo al contrario
que á corta diferencia posee los mis
mos sentidos que el hombre tiene tam
bien parte en sus calamidades. Para
no pasar por la vergüenza de ser ven
cido en la carrera se esfuerza y se es
truja sin medida. En los combates su
ardor para obtener el vencimiento le
cuesta la vida y muerde el polvo aV
Jado de su Ginete. Me allano á dejar
111
en el olvido el freno , la espuela , la
cuadra donde vive encarcelado , el lá
tigo , la trailla , el zurriago , un amo
cuyo peso tiene que sobrellevar, y
todo el aparato de la servidumbre á
la cual se sometió, cuando imitando
á muchos hombres eminentes lo arros
tró todo para vengarse del ciervo su
enemigo ! cuanto mas vale ser mos
ca ó reyezuelo. Naturaleza que los crió
libres como el aire cuida de susten
tarlos y solo tienen que recelar las ase
chanzas de los hombres: que si el pá
jaro encerrado en su jaula llega á
imitar la lengua humana cuanto pier
de al mismo tiempo de su hermosura
natural. Tan cierto es que la sencillez
de la naturaleza es mas amable que
el afeyte del arte , así es que no pue
do dejar de encomiar á Pitagoras,
porque despues de haberlo sido todo:
Filósofo, hombre, muger, Rey, vasa
llo , pez, caballo, rana y sino me en
112
gaño esponja ( 1 ) , todo por efecto de
su metampsicoris , convino al ser Ga
llo , que el hombre era el mas infeliz
de todos los animales , supuesto que
mientras todos saben circunscribirse
en sus límites naturales; él pugna
siempre para salir de ellos.
35. Entre los hombres el Filósofo
mismo prefiere el idiota á los sabios
mas eminentes. Por cierto Grilo fué
mas sabio que el sabio Ulises cuando
prefirió gruñir en la cuadra de Circe
á arrostrar con él nuevos peligros.
Parece que Homero, Padre de la Fá
bula pensó como Pitagoras. Si en ge
neral califica á los hombres con el tí
tulo de infelices, desdichados, con mas
tetriguez distingue. á su Ulises del cual
hace continuamente un dechado de
sabiduria. Siempre se le vé al triste

(1) Los antiguos esencialmente Punio cre


yeron que la esponja era un animal.
113
echando profundísimos suspiros, y
cierto no sucede otro tanto con París,
Ayace y Aquiles, y esto porque? por
que siempre meditabundo, siempre
sobre si , solo estaba relacionado con
Palas quedándose apartado de la na
turaleza. Ya que los hombres se ale
jan de la dicha á medida que se acer
can á la sabiduría , tanto mas locos
en esto como que olvidando la huma
na condicion en la que nacieron, as
piran á la de los Dioses , y que imi
tando los Gigantes convierte sus cien
cias en otras tantas armas contra la
naturaleza; concluyamos que los me
nos infelices son los que están con
tentos de ser hombres como las bestias
de ser bestias.
Veamos si sin echar mano de los
entimemas á lo estoico puedo probar
esta verdad por medio de un ejemplo
sensible r jPor los Dioses inmortales !
hay seres mas dichosos que esa cías»
8
114
de hombres que se motejan con apo
dos que á mi me parecen muy her
mosos, llamándoles locos, mentecatos
inocentes y bestias? tal vez lo tomeis
por una paradoja, pero esta paradoja
es una verdad muy positiva. En pri
mer lugar están libres del temor de
la muerte lo que por cierto no es uno
de los mas leves males de la vida : el
remordimiento no encuentra por don
de cogerles. Los romances que se ha
cen sobre los Dioses manes no les dan
cuidado; no temen al coco ni á las
fantasmas , ni son víctimas del temor,
ni les engaña la esperanza. En fin no
les roen las inquietudes que son la
ponzoña de la vida. La vergüenza, el
temor, la ambicion, la envidia, el
amor, son para ellos pasiones desco
nocidas , y añado que reducidos á la
estupidez por mucho que hagan nun
ca pueden pecar. A.1 menos los teólo
gos lo dicen así.
115
Ahora , Señores sabios sin sabidu
ría , recapitulad si no os parece mal
todas las angustias que señorean eter
namente vuestras almas. Haced un
hato de todas las espinas que están
sembradas en vuestra vida y vereis de
cuantos males he sabido ecsimir á mis
locos : no solo están siempre alegres,
cantando y riendo siempre , sino que
consigo llevan por todas partes la ale
gría, el gusto y las diversiones, como
si los Dioses por un rasgo de su bon
dad los hubiesen criado para alegrar
el triste cuadro de la vida. Así es que
á pesar de las diferencias de afectos,
reunen los de todos los hombres que
como atraídos por la similitud, les
buscan, les sustentan, les adulan, les
acarician, les preservan de todo acci
dente y les perdonan cuanto hacen y
cuanto dicen. Nadie piensa en dañarles
7 la naturaleza misma parece enseñar
á las bestias feroces á que respeten su
116
candor: están bajo la salva guardia
de los Dioses y en particular bajo la
mia y este es un privilegio que nadie
desconoce.
36. No basta esto : los locos di
vierten á los Reyes, son las delicias
de sus convites y de sus paseos, lle
gando á ser una necesidad para sus
placeres. ¡Cuanto les prefieren á esos
sabios que sustentan muchas veces
por sola vanidad ! La causa de esta
preferencia es sencilla y natural: los
sabios solo les dicen cosas que les en
tristecen , y se prevalecen á menudo
de su sabiduria para llegar hasta á
lastimar sus delicados oidos con ver
dades amargas. Sus locos al contrario
solo saben reírse, jugar y chancear:
tienen ademas una ventaja que no se
debe poner en olvido : solo ellos son
cándidos y sencillos , y que cosa hay
tan hermosa como la verdad? Platon
hace que Alcibiades diga que pertenece
117
alvino y á la infancia: esto no es men
tira: la verdad es mi dote y lo prueba
este dicho de Eurípides : el loco dice
locuras siempre , segun lo cual dice lo
que tiene en el alma ; su rostro y sus
labios van siempre de acuerdo con sus
ideas. Al contrario , segun el propio
Eurípides el sabio tiene dos lenguas
una para decir verdad , y la otra pa
ra hablar segun las épocas. Sabe tro
car lo blanco en negro , soplar el frio
y el calor , ocultar sus pensamientos
y decir lo que no creen. (1).
Todos encomian la dicha de los Re
yes y yo no puedo dejar de compade
cerles al ver que no tienen quien les
diga la verdad, y que se hallan redu
cidos á equivocar la adulacion con la
amistad. Pero los Príncipes, dice el
(1) En prueba de esta verdad se podria citar
al primer Diplómala de los tiempos moderaos,
qoe decía que el hombre tenia la boca paradisfra-
zar los sentimientos del corazon.
118
vulgo, no son amigos de la verdad, y
si huyen del trato de los sabios es por
que temen dar con alguno bastante
franco para decirles cosas mas verda
deras que agradables. Si tal ; los Re
yes no aman la verdad ; pero mis lo
cos aciertan no solo á decírsela , sino
que Ies obligan á oir con gusto cosas
poco halagüeñas. Una palabra que hu
biera costado la vida á un sabio, si se
hubiese atrevido á ella, encuentra
grata acogida si sale de la boca de un
loco. La verdad por si sola tiene un
atractivo que subyuga si no la acom
paña accesorio alguno que la ponga
amarga , y el don de decirla sin cho
car, pertenece esclusivamente á los
locos. De aquí nace que esta clase de
hombres gusta mas á las mugeres,
que por lo comun son mas frivolas y
amigas de gozar. Por mucha franque
za que gasten con ellas, aunque tras
pasen los límites de una chanza , no
119
hacen mas que reirse , tanto es el in
genio que tiene para esconder sus se
cretos.
37. Vuelvo á la dicha de los locos.
Despues de una vida feliz ecsenta de
los horrores y del presentimiento de
la muerte van en derechura á los
Campos Elíseos para amenizar el ocio
de las almas piadosas. Veamos ahora
cojamos un sabio , el que mas os gus
te, y pongamos su suerte en cotejo
con la de un loco: al arbitrio de vues
tra imaginacion formaos un hombre
que nos sirva de punto de compara
cion : un Filósofo que haya gastado
su niñez y su juventud en medio de
los libros; que haya perdido sus ver
des años soñando en vacío , disecan
dose entre especulaciones abstractas ;
que haya llenado lo restante de su car
rera sin gozar de un instante de de
licia; sobrio siempre, pobre, triste,
sombrío , duro para si propio, pesado
120
para los demas, espantando con su
tez lívida , sus carrillos desencajados,
sus dolencias, sus legañas; caduco
antes de tiempo y moribundo con an
telacion, sise puede decir que uno es
hombre cuando no ha vivido jamas:
no es este un traslado de sabio muy
hermoso ?
38. Pero oigo el graznido de las
ranas del pórtico. (1). Oireis que di
cen que no hay mal alguno tan gra
ve como la locura, pues á fé que la es
tulticia le vá tanto en zaga que se las
puede tomar por una cosa misma, por
que , ¿ que viene á ser la locura mas
que un continuo error , á este punto
llegan vuestros tontos. Sostenido por
las Musas , voy á hacer añicos de es
te silogismo por mas ingenioso que pa
rezca: Socrates de una Venus hizo

(1) Llamaban ranas á los sofistas á causa de


tu continua charla.
121
dos, y dos cupidos de uno solo. Nues
tros discutidores deben distinguir dos
locuras , si no quieren que se les ten
ga por locos á ellos mismos. Si la lo
cura fiiese una desdicha? hubiera di
cho Horacio.
« ¿Juega conmigo una locara amable? ■
Platon no hubiera puesto entre los
mayores bienes de la vida los arreba
tos de los poetas, de los sacerdotes
inspiradores y de los amantes. La Si
bila no hubiera dicho á Eneas : vues
tros locos trabajos. Hay pues dos cla
ses de locura: una que las furias ven
gadoras arrojan desde los infiernos
con sus culebras paraque arda en vo
sotros el mortífero furor de los com
bates , la sed insaciable del oro y de
los amores nefandos que estragan la
naturaleza ; para inspiraros el parri
cidio, el incesto, el sacrilegio ó bien
otras atrocidades de esta especie; 6*
en fin para torturar con sus espanto-
122
sas antorchas el alma del malvado.
Hay otra clase de locura que nace de
mi y que es un bien muy apreciable:
es un delirio feliz que separa vues
tras almas de las negras inquietudes
y las embriaga con los encantos del
deleyte : es la felicidad que Ciceron
deseaba gozar y pedia en una de sus
cartas á Ático , como á un topico
mandado por el cielo para amortiguar
el escozor que le causaban los males
que presenciaba. No, no, no era un
necio ese Griego cuya locura consis
tía en pasar dias enteros solo en el
teatro riendo y aplaudiendo, porque
se figuraba ver asombrosas represen
taciones. Por otra parte llenaba tó*dos
los deberes de la vida: era buen ami
go , buen marido, y buen amo; no se
enojaba por una botella destapada.
. Su familia quiso curarle ; pues á fe
que él no se lo agradeció; al con
trario apesarado les dijo «¡Oh amigos
123
mios ! en vez de curarme me habeis
muerto ; me habeis arrancado violen
tamente al mas sabroso error » tuvo
razon y su familia hizo mal en disi
par, á fuerza de arte, una ilusion
que era toda su ventura. Mas nece
sitaban el eleboro ellos que el pobre
enfermo.
Ademas no está muy decidido que
cualquiera error del animo ó de los sen
tidos merezca llamarse locura. Aun
que un hombre que no tiene muy bue
na vista tome un asno por un mulo ó
halle divinos unos versos detestables,
no se dirá por esto que sea un loco.
Pero si su error está en los sentidos
ó en el animo ; si es constante y de
una especie estraña ; por ejemplo si
cada vez que un asno rebuzna se fi
gura oir una música deleytable; si de
estirpe baja y pobre piensa ser Rey y
rico como Creso, se dirá que el men
guado está fuera de sí. Cierto , mas,
124
cuando esta locura es alegre, como
sucede comunmente , divierte al loco
y á los otros locos de otra casta que
lo ven. Este jénero de locura es mas
usual de lo que parece. Sea lo que
se fuere un loco hace reir á otro y
ambos se entretienen mútuamente. A.
menudo se ve que el que lo es mas
se rie mas recio que el que lo es me
nos.
39. A la verdad, el hombre es
cuanto mas loco, mas feliz; yo os lo
afirmo , pero lia de ser la locura que
yo enjendro y de la que todos tienen
su tantico , por manera que no hay
ninguno que sea cuerdo un dia ente
ro y que no tenga sus ratos de estra-
vagancia. Hay en ello diverjencias
muy sensibles. Un hombre equivoca
una mujer con una calabaza y todos
dicen que es loco porque es poco me
nos que único en su clase. Pero que
un hombre jure por los Dioses que lu
125
mujer, que falta diariamente á la fi-
delidad , es mas fiel que Penelope , y
que feliz en su ilusion se dé el para-
bien de su destino, nadie dirá que sea
loco porque su locura es la de todos
las maridos.
En la misma clase pueden colocar
se esos cazadores frenéticos que solo
saben correr tras los animales, y
que cu los chillidos del clarín y el la
drar del perro oyen una música que
les arrebata : estoy en que los escre-
mentos de sus galgos les causan el
efecto del mas delicioso aroma. Cuan
felices son al descuartizar la presa?
solo í la plebe vil toca hacer pedazos
de los bueyes y carneros... pero na
ciervo... un javalí! este es privilejio
de la nobleza. El sacrificador arrodi
llado, desnuda la cabeza, armado de
la cuchilla destinada á tal uso, pues
no sirve un auro cualquiera para el
caso, corta los miembros prescritos
126
por el rito de la caza, observando es
crupulosamente el método y los jes-
tos consagrados á tal fin. La tropa
entera le rodea y silenciosa admira
esta ceremonia augusta que vió mil
Veces. Probar de la víctima es otro
timbre del noble. Lo que ganan pa
sando su vida tras de las bestias es
acabar por serlo algo tambien , y sin
embargo este es un ejercicio que lleva
el apodo de Real.
Los que tienen la mania de edificar,
que mudan hoy lo redondo en cuadra
do , y mañana lo cuadrado en redon
do, se parecen enteramente á los ca
zadores. No conocen término ni me
dida y prosiguen siempre su camino
hasta llegar al hospital. No importa,
en tanto disfrutan por algunos años.
Estos me traen á la memoria los
Sopladores (1) que ajilan su vida en
(1) Alquimistas; esta crítica, cuando se es
cribió la obra , era mas oportuna que cu el día.
127
la práctica del arte obscuro de mu
dar la naturaleza de las cosas y recor
ren tierras y mares para bailar no se
que quinta esencia singular. Cebados
por el echizo de la esperanza , nada
les arredra, ni gastos ni penalidades:
sin cesar hallan en su imajinacion fan
tasmas que les fascinan y nutren la
ilusion que les halaga, hasta que ago
tados sus recursos tienen que apagar
los hornillos , no que por esto estén
curados de sus manías; las van pre
gonando al que quiere oirías; y fi
nalmente cuando han perdido ya toda
clase de esperanza , les queda el gus
tazo de decir como el Poeta
Subir al cielo es hermoso ;
Mas, bajar de él lo es tambien.
Dan la culpa del mal écsito á la cor
tedad de la vida que no ha sido sufi
ciente para la magnitud de su em
presa.
En cuanto á los jugadores tengo
128
alguna repugnancia en admitirlos en
mi imperio , y esto que no hay cosa
tan risible y loca como ver á esos
frenéticos con sus convulsiones al so
lo ruido de los dados.. Guando des
pues de haber sido por mucho tiem
po víctimas de la esperanza, han
visto su nave romperse contra el ris
co del juego , mas temible que el de
Malea (1) y que se han salvado en
cueros de tan atroz tormenta , vuel
ven á la carga y para sostener su fa
ma de jugadores perfectos engañan á
cuantos pueden, menos al que les ga
na su dinero. Sabroso es por cierto
ver esos vejetes, cuasi medio ciegos,
calzando sus antiparras para jugar!
cuando la gota que les está pintada ,
ha encorvado sus dedos ; pagan una
mano ajena que tire los dados por su
-;l j Pruiiion torio de Laconia , del que habla
Hornero en su Odisea, muy peligroso para lot
navegantes.
129
cuenta. Este es su deleite, pero es
deleite que á veces es un verdadero
frenesí; es invento de las Furias, y yo
en ello no tengo que ver.
40. Mas he aquí otros que son
enteramente mios. Hablo de los ami
gos de cuentos , y aficionados á pro
digios y fábulas portentosas. Esos re
latos de espectros, cocos, almas y mil
otros absurdos, nunca cansan. Cuan
to mas increibles son, mas se les cree
y mas halagan el oído. Sirven no so
lo para pasar el tiempo, sino para ca
lentar la cocina de los curas y predi
cadores. A los tales es del caso jun
tar los que se hallan en la errada pero
dulce conviccion de que nada tienen
que temer en todo el dia mientras
por acaso hayan visto una imájen ó
estatua del jigantesco san Cristóbal :
que con una piedra de santa Bárbara
se salvarán de cualquier naufrajio:
que para ser rico de un salto basta
9
130
eucender cierta candela en el altar de
san Erasmo y rezar ciertas oraciones,
todo ello en dias determinados. San
Jorje es su Hércules y su Hipólito y
compran su patrocinio por medio de
algunas ofrendas: solo falta querezen
á su caballo , pero al menos ya pro
curan engalanarlo: el mas solemne de
todos sus juramentos es el que se ha
ce por el Casco del Santo.
Que diremos de aquellos cuya con
ciencia descansa en la fe de las indul-
jencias y absoluciones; que miden co
mo con un reloj de arena la duracion
del Purgatorio ; calculando aritmeti
camente y sin temor de equivocarse
los siglos , años , meses , dias , y ho
ras que ha de subsistir? y que tam
bien de esos benditos, víctimas de uu
impostor piadoso que quiso divertirse
ó robarles su dinero, que piensan que
con solo llevar colgadas ciertas reli
quias, y mascar ciertas oraciones se
131
consigue todo: riquezas, honores,
gustos, convites, salud constante,
larga vida , vejez sanísima , y en fin
la primera silla del Cielo despues de la
de Jesucristo, ecsijietdo empero que
esto último sea lo mas tarde que se
pueda? Los goces eternos solo los
quieren cuando pierdan los de la tier
ra , de la que se despedirán sin duda
con repugnancia sin igual.
No hay negociante, Juez, 6 mili
tar , que no crea que despues de ha
ber robado millones, con una ofren
da de un escudo lava todas las he
diondeces de su vida; que pasando un
trato con el cielo , tantos perjurios ,
impurezas , excesos , riñas , muertes ,
perfidias y trahiciones se encuentran
remunerados de tal modo que le es
dado volver á empezar. Que Locura
mayor y mas consolante que la de
esos bobos que cuentan con la dicha
eterna con solo rezar cada dia siete
132
versículos del responsorio ! Dicen que
un Demonio enseñó á San Bernardo
este secreto portentoso, pero por
cierto fué un Demonio muy zamarro
pues que quedó cojido en sus mismas
redes (l). Estas estravagancias tan
despreciables que yo mismo me aver
guenzo de ellas, tienen la aprobacion
no solo de la plebe, sino tambien de
los Doctores mismos. No olvidemos
tampoco que cada país tiene su San
to Patron , y cada Santo su culto y
su virtud. Uno cura demal de muelas:
el otro partea con las mujeres; este
hace restituir las cosas robadas; aquel
(i) Este Demonio le dijo á san Bernarda
que en el responsorio habia siete versículos
que bastaba recitarlos cada dia para subir al
cielo en derechura; pero no quiso descubrirle
«uales eran. Entonces el Santo le dijo « Puestos
¿iré todos y de este modo mi mérito será ma
yor. De tal suerte quedó burlado el Demonio j
por esta muestra se puede juzgar del valor del
leyendario.
133
salva á los pobres naufragados. Hay
un Santo para los rebaños; los hay
para otras cosas y finalmente para
todo los hay. Los detalles de este
punto rayan á lo infinito, pues los
hay que tienen muchas virtudes co
mo por ejemplo la Madre virjen que
infunde al Pueblo mas confianza que
su hijo mismo.
41. Pero que mas les piden á
sus Santos que lo que yo mismo les
doy? Examinad todos esos ex-votos
que llegan hasta las bóvedas de los
templos : vereis uno siquiera que un
solo hombre haya ofrecido en accion
de gracias por verse curado de locu
ra, por haber conseguido un grano
mas de sentido comun? vereis un
naufrago que pudo salvarse á nado :
un soldado que no murió de sus heri
das , otro que supo zafarse con bizar
ría de todo riesgo dejando á sus com
pañeros la tarea de lidiar contra el
134
enemigo. Este es un ahorcado cuyo
dogal se rompió gracias á la interce
sion de un Santo, abogado de Ladro
nes , que le devuelve á la caritativa
tarea de alijerar á las jentes del peso
de la plata. Allí está un preso que
rompe las puertas de su calabozo.
Acá un enfermo que apesar de su
médico ha echado de sí la calentura.
Otro en un veneno que le dieron ha
lló un remedio eficaz y está lleno de
salud, contra el deseo de su mujer
que llora el tiempo y el dinero que
perdió. Acá es un carro volcado cuyo
dueño salió sano y salvo llevando
otra vez sus caballos á la cuadra sin
tropiezo alguno. A su lado están sa
cando de debajo de unos escombros á
un hombre vivo todavía, y en fin se
vé un bullebulle, que cojido infragan-
ti por un marido, pudo escapar sin
la menor lesion. Ex-votos por haber
alcanzado volverse cuerdo no los ve
135
reis en ninguna parte; ya se vé, es
tan dulce no serlo que lo que se le
pide á Dios nunca será eso. Dejemos
tales supersticiones; á que fin ane
garse en tan inmenso mar , segun di
ce Virjilio,
Voz de hierro, y cien labios y cien lenguas
Para decir con tino , fueron poco?,
Cartas, nombres y numero de locos.
El Cristianismo está apestado de
esos sueños que los Curas autorizan y
fomentan porque saben lo que les va
len. Si en medio de tales mogigangas
la voz de un sabio se atreviese á gri
tar á los mortales estas ásperas ver
dades: « Os salvareis si vivis bien ;
rescatareis vuestros pecados si juntais
á la limosna el arrepentimiento, la
penitencia, las plegarías, el ayuno y
la reforma de costumbres; este San
to será vuestro protector si imitais su
conducta.» Si, digo, se promulgasen
tales máximas, ¿que seria de la bie
136
naventurada seguridad del auditorio?
que ajitacion fatal no se seguiria al
sueño de tantas conciencias !
Bien á tales locos se pueden com
parar los que anticipadamente se
ocupan de su propio entierro y arre
glan su pompa , prescriben el núme
ro de luces , los vestidos de luto , los
chantres y llorones asalariados que
habrá, como si debiesen gozar de tal
vista , ó como si la honra de los di
funtos dependiese de la magnificencia
del entierro. Nunca hubo en Roma
Edil alguno que se ocupase tanto de
los juegos y festines dispuestos para
el Pueblo.
42. Por mas que tenga prisa de
acabar no puedo poner en olvido esa
pequeña raza que veis, repleta de or
gullo porque posee rancios pergami-
nes. Uno dice ser descendiente de
Eneas, otro de Bruto, y aquel de la
estrella polar; os espetan la descrip-
137
cion de su abolorico sin olvidar tim
bre alguno , y os muestran las esta
tuas y retratos , que por malos que
sean valen mas que ellos todavía. Ese
mezquino orgullo constituye su di
cha, y se encuentran otros locos á
quienes estos autómatas inspiran ad
miracion.
¿Mas hay acaso que recorrer las
castas cuando es tan visible que el
amor propio posee la majica virtud
de hacer la dicha de todos los hom
bres en jeneral? Uno mas feo que un
mico piensa ser un Adonis. Otro por
que ha descrito la cuarta parte de
un círculo se parangona á Euclides.
Aquel que es el asno del concierto ,
y cuya voz es mas acre que el canto
del Gallo , se figura ser otro Hermo-
genes. Pero la mas rara de todas las
locuras es la de ciertos hombres que
se envanecen del talento de sus cria
dos, tal era aquel mortal venturoso
138
que con el ausilio de su famulo que
le apuntaba las palabras contaba sa
brosos cuentos. El menguado solo te
nia un soplo de vida y queria reñir
siempre contando con los briosos pu
ños de sus sirvientes. Que diremos
de los profesores y maestros de las
artes? El amor propio es su dote
principal : idolatras del poco mérito
que tienen, ántes darian sus dos ma-
ravedices de patrimonio que rebajar
para con cualquiera un átomo solo de
la favorable opinion que tienen de sí
propios. Los Cómicos y los músicos ;
los Oradores y los Poétas , no van en
zaga sobre tal punto. El último de
ellos es siempre el mas orgulloso y el
que está mas satisfecho, y sin em
bargo encuentran como suele decirse
la horma para su zapato. Su ignoran
cia misma les proporciona admirado
res. Lo malo ha de gustar al mayor
número, porque este le componen
139
siempre los locos. Si el ignorante tie
ne la dicha de aplaudirse á sí propio
y de adquirir mas partidarios ¿pa-
raque necesita la verdadera sabiduría
que cuesta tanto de alcanzar, que re
baja el amor propio, hace que el
hombre sea muy tímido y tiene tan
pocos sufragios?
43. Si observo la naturaleza veo
que caracterizó á las naciones lo mis
mo que á los individuos dándoles un
amor propio que les es peculiar. Los
Ingleses se alaban de ser superiores
en hermosura, de comer esquisita-
mente y poseer la música mas selecta
del mundo. Los Escoseses de prove
nir de sangre de Reyes y de ser los
Dialectos mas sublimes de la tierra.
Los Franceses se apropian la urbani
dad y los Parisienses la posesion es-
clusiva de las ciencias Teologales.
Los Italianos se ensoberbecen con su
literatura , su elocuencia , y dándose
140
por el pueblo único que haya salido
de la barbárie. Los Venecianos se
pacen con su nobleza, los Griegos
con la gloria de sus antiguos héroes y
la honra de haber sido los Padres de
la Literatura. Los Turcos que sin
duda son la hez de la especie huma
na , se honran con su relijion y nos
echan en cara nuestras supersticio
nes. En cuanto á los Judíos con la
venida futura de su Mésias y su fide
lidad obstinada á las leyes de Moisés,
no tienen á quien poderse comparar.
Los Españoles , á nadie conceden la
preeminencia delas armas. Los Ale
manes se hacen lenguas de su estatu
ra jigantesca y de su aptitud para la
ciencia maga (1).

(1) Es fácil comprender que cuatro siglos


atrás esta calificacioD seria mas ecsacla que
aliora, pues el tiempo y las circunstancias cam
bian la índole de los pueblos y alteran el niveI
de la sociedad humana. Por cousiguiente pare-
141
44. Ya veis pues sin ir mas lejos
cuanto los hombres privada y jene-
ralmente deben á mi Filantia y á su
hermana la adulacion. Parecidas en
todo , estas dos Deidades solo difieren
en que la primera se halaga á sí pro
pia, y la segunda halaga á los demás.
A esta la desacreditan los que se pa
ran mas en las palabras que en las
cosas; dicen que es incompatible con
la buena fé: el ejemplo de las bestias
debería enseñarles lo contrario : que
cosa hay que mas adule y sea al propio
tiempo mas fiel que el perro? que mas
cariñoso y mas afecto al hombre que la
ardilla? prefirierais la crueldad del
Leon, la ferocidad del Tigre ó los furo
res del Leopardo? Cierto que hay una
adulacion hipócrita que es la peste del
mundo; pero la mia es todo dulzura y
te qne no »e deb« culpar al autor si hoy dia es- •
te cuadro tiene poca semejanza con lo ecsts-
testt.
142
bondad. Está mas cerca de la virtud
que la austeridad que es su contraste,
y que la aspereza repugnante. Por
ella las almas abatidas se enardecen,
los aílijidos se consuelan , la langui
déz se aviva, dispierta el letargo, el
enfermo se alivia , se calma el furio
so , y nacen y se fomentan las amis
tades. Ella es la que da emulacion á
los niños , y útiles lecciones á los re
yes encubiertas con el velo de la li
sonja, y ella en fin es la que hace que
el hombre se quiera mas y esté mas
contento de sí mismo , lo que para la
dicha es un bien infinito. Hay cosa
mas chusca que ver dos mulos rascán
dose uno á otro? Bien pudiera añadir
todavia que la adulación vale mucho
para la elocuencia, mas aun para la
medicina; infinitamente para la poe
sia , y que es la dulzura y el ensalmo
de la vida.
45 . Dicen que estár errando siem-
143
pre es gran desgracia , pero yo digo
que la desgracia consiste en lo con
trario. Creer que la felicidad ecsiste en
las cosas es mucha equivocacion : en
la opinion es donde residen las cosas
humanas que tienen tantas faces y
apariencias que todo es problema. Es
ta verdad la adopta la escuela de Pla
ton que de todas fué la menos orgu-
llosa. Si es posible adquirir algún co
nocimiento positivo ha de ser á es-
pensas de la dicha, y por ün el alma
humana es de tal temple que seacoje
mas fácilmente á la ilusion que á la
verdad. Vaya un ejemplo palpable :
id al sermón : si es cosa seria el audi
torio , se fastidia , bosteza , y se duer
me; si al contrario el chillon ó mejor
diré el berreador, hace como todos
ellos, cuentos de vieja, la jente no se
duerme, y oye y alaba. En los tem
plos vereis que el pueblo se arrodilla
delante de algun santo apócrifo , co
144
mo si dijéramos Jorje, Cristóbal, ó
Bárbara , con mas devocion que de
lante San Pedro, San Pablo, y quizás
del mismo Jesus. Pero aquí se trata
de mas.
¿ Estos deleites de opinion cuestan
acaso mas que las cosas entre las cuales
la mas ténue, la gramática por ejemplo
solo se adquiere con gran penalidad ?
la opinion llega por sí misma y contri
buye á lo menos á la dicha tanto co
mo la realidad. Que importa que esa
sardina salada huela mal para el ve
cino, si vuestro paladar la saborea
como si fuera ambrosia? estaréis muy
satisfechos si os dan de comer un es
turion hermoso que os dé mal de co
razon ? tal vez una mujer mas fea que
el ;Coco le parezca una Venus al ma
rido, y no es para él lo mismo que si
fuese hermosa en realidad? Un hombre
posee un cuadro , que es un mamar
racho y piensa tener un fenómeno de
145
Apeles ó de Zeuxis; acaso no es mas
dichoso que el aficionado que compra
muy caras las obras de esos célebres
maestros sin sentir quizás igual satis
faccion? Allá hombre conozco yo que
lleva mi nombre, el cual regaló á su
novia una sarta de perlas falsas, el
tal era muy ladino y la supo persua
dir que eran finas y que pocas las te
nían iguales ¿ahora bien que daño ha
cia con el tal embuste á su mujer?
esos pedazos de vidrio la ponian con
tenta y contribuían á su felicidad. Los
encerraba en su arquilla como si hu
biesen sido joyas de gran valor, y en
tretanto el marido no habia lastima
do su bolsillo , y gozaba de la credu
lidad de su mujer que no le amaba
menos que si la hubiese hecho un
gran regalo. Qué diferencia poneis
entre los que encerrados siempre en
el antro de Platon (1) admiren las som-
(1) Este filósofo en su República dice que
10
146
bras y las fantasmas y el sabio que
fuera de él ha visto los objetos verda
deros? mientras que aquellos, satis
fechos con su admiracion , no se ade
lanten á desear , no habrá entre am
bas partes igualdad perfecta? Si el Mi-
cilo de Luciano hubiese podido gozar
eternamente del sueño delicioso en
que estaba embebido no hubiera te
nido cosa que desear (1). A tal punto
¡abalanza está equilibrada, ó si quizás
cede hácia una parte, será á la de los
locos porque son felices á menos cos
te, supuesto que solo les cuesta creer
os que desprecian las cosas divinas y las ver
dades eternas son ciegos que solo ven los cuer
pos que no son mas que las sombras de las co
sas. A los tales los coloca en un subterráneo
que tiene forma de caverna.
(1) Luciano dice que Micilo despues de ha
ber comido en casa de un vecino muy- rico ,
soñó estar muy opulento tambien, y dispertada
por el canto de su gallo quiso matarle porque
liabia perdido su ilusion.
147
que lo son y porque son mas los que
gozan en comunidad.
46. Gozar solo no es gozar. Quien
ignora cuan pocos son los sabios si los
hay? Los Griegos por espacio de mu
chos siglos solo contaron siete y quie
ro morir si analizándolos exactamen
te se puede sacar de ellos media onza
de sabiduría verdadera. El primer mé
rito de Baco es que dá el olvido de
los males de la vida y no es muy du
radero , pues asi que el sueño ha di
sipado los humillos del vino, vuelve
la inquietud á galope como se suele
decir; pues yo tengo un remedio mu
cho mas seguro yeficáz. Hago que el
alma esté en una embriaguéz perpe
tua que la lleve á la rejion de los sue
ños amables, de la alegría, de los
hechizos, todo ello sin violencia algu
na. Las otras deidades son muy par
ciales y esceptuan personas determi
nadas. Yo jeneralizo mis beneficios.
748
No todos los países producen ese ro
busto y mieloso vino que
« Aleja la zozobra y da esperanza. »
Vénus dispensa la hermosura con mu
cha sobriedad; Mercurio es todavia
mas avaro de elocuencia; Hércules
enseña un tesoro con harta rareza ;
Júpiter no dá coronas á cualquiera :
muchas veces Marte parece indeciso
en los combates: muchos salen llo
rando del templo en que Apolo pro
mulga sus oráculos; Saturno está de
continuo con el rayo en mano. Apolo
arroja algunas veces dardos empon
zoñados: Neptuno hace naufragar mas
hombres de los que salva. Dejo apar
te los jenios maléficos : los Plutones ,
Alíeos , los suplicios , las fievres y to
da esa retaila que son verdugos mas
que divinidades. La Locura es la sola
<jue derrama su munificencia sobre
todos los hombres sin distincion.
47. Yo no exijo votos ni pido
149
venganzas, ni víctimas espiatorias
por algun olvido en el formulario de
mi culto. No levanto el grito por
que me hayan olvidado, ó porque con
el demas enjambre celeste no me ha
yan convidado á tomar parte en el in
cienso de algun sacrificio. Las demas
deidades se enojan tan fácilmente por
estas sandeces que es mas cuerdo no
hacer caso de ellas que tributarlas un
culto cualquiera. Se parecen á cier
tos hombres tan cosquillosos y sus
ceptibles que mas vale grangearse su
odio que su amistad. Pero me dirán,
que la Locura no tiene templos, ni
sacrificios : es cosa cierta y á fé que
no hace mella. Los hombres son muy
ingratos, pero yo no le hago caso:
soy de muy buena indole y no exijo
nada de eso. ¿Que necesidad tengo yo
de inciensos, ni de pan bendito ó de
algunas víctimas infelices? ¿Acaso los
hombres todos no me tributan pleyv
150
terias autorizadas por los teólogos mis
mos? Envidiaré á Diana sus aras re
gadas con sangre del hombre? No du
do de la veneraeion y religiosidad que
se me dispensa al ver que estoy en el
corazon de todos , que salgo siempre
á luz en sus costumbres , y que soy
la norma de su conducta.
A la verdad este es una especie de
culto que los cristianos desconocen
bastante. A miles los vereis encen
diendo candelillas en mitad del dia,
cosa harto ridicula , para honrar á la
Virgen; pero ¿hay muchos entre ellos
que toman por norma su castidad, su
modestia, su fervor para las cosas del
cielo? Y sin embargo este es el culto
verdadero, el único que sea del agra
do de los celestes moradores. ¿ Para
que quisiera yo tener templos? ¿No
es mío el del universo entero que en
tre todos es el mas magnifico? donde
haya hombres allí he detener yoado
151
radores. No soy tan loca que pida es
tatuas é imágenes; mucho perdería
en ello. La mayor parte de los hom
bres son tan estupidos, tan grosera
mente materiales que olvidan al San
to para ocuparse solo del traslado.
Amenudo acaece á los Dioses lo mis
mo que á los hombres ; sus represen
tantes los desvanecen. Mis estatuas
son los mismos mortales. De grado
ó por fuerza son mi imagen verdade
ra. No me opongo á que las demas
deidades tengan fiestas señaladas y un
culto especial, unas aquí y otras allá,
como Apolo en Rodas, Venus en Chi
pre, Juno en Argos, Minerva en Ate
nas , Júpiter en el Monte Olímpico ,
Neptuno en Trento, Priamo en Samp-
saco. El mundo es mi templo, y en
él se me ofrecen víctimas mas pre
ciosas.
48. ¿Creeis que esto en mi sea
vanagloria y que abulto la verdad 1
152
Paraque veais por propios ojos cuan
to me deben los hombres desde el
Monarca hasta al Zagal , y que espe
cie de cultos me tribu tan , fijad un
instante conmigo vuestra vista sobre
su conducta. No pasaremos en revis
ta todas las clases porque esto seria
cosa de nunca acabar. Bastará que
nos atengamos á los personajes de mas
cuenta. No hay paraque entretenerse
con el pueblo bajo que sin contradic
cion es enteramente mio; su locura
toma tantos aspectos é inventa cada
dia tantas rarezas que á la verdad no
bastaran á ello mil Demócritos, y lue
go habria que buscar uno mas para
que se riera de los otros.
A buen seguro que no creyerais
hasta que punto la pobre humanidad
divierte á los Dioses. Por la mañana
cuando están en ayunas pasan el tiem
po discutiendo asuntos y escuchando
vuestros votos: al media dia cuando
153
el nectar les ha puesto de buen hu
mor y que quieren zolazarse toman
asiento en la cuspide del cielo desde
donde muy atentamente miran el cua
dro movedizo de la vida. Este es su
entretenimiento mas sabroso. ¡Que
teatro cielos santos ! que ruido meten
esos locos. A mi misma me divierte
mucho , pues algunas veces voy tam
bien á sentarme entre los Dioses de
Homero. Vemos á un enamorado fre
nético , tanto mas ardoroso para con
su querida cuanto ella está mas fría pa
ra con él; un avaro que se casa no
con una niña, sino con su dote; un
marido que especula con su mujer,
un celoso con ojos de Argos ; un he
redero , esto es lo mas lindo , que si
gue llorando el entierro del difunto,
paga llorones paraque representen es
ta escena lastimosa, y dice y hace mil
locuras. Aquel llora sobre la tumba
de su madrastra, ese cogiendo cuanto
154
le viene á la mano se lo regala á su
barriga arriesgando quizás morirse de
hambre despues. Otro cifra su dicha
mayor en estar siempre holgando ó
durmiendo: hombres que descuidan
sus asustos por los agenos: necios que
se figuran ser ricos porque pagan deu
das con su crédito, y siguen en -tan
ruinoso juego hasta que llegaron á
una quiebra total ; tacaños que rio tie
nen mas ventura que vivir en la ma
yor miseria para enriquecer á un he
redero ; hombres insaciables que en
pos de ventajas tenues y dudosas re
corren los mares y fian al capricho de
las olas y los vientos una vida que
ningun tesoro puede rescatar : solda
dos que buscan la fortuna entre ries
gos mortales en vez de gozar una
suerte apacible en sus hogares ; intri
gantes que piensan que para ser ricos
no hay cosa mas acertada que arri
marse á solterones aviejados ó enga
loo
tuzar cosconas alocadas; pero los Dio
ses se rien mucho cuando ven que
quedan burlados por los mismos que
quisieron burlar.
Los mayores y mas despreciables
locos son los mercaderes (1). Si algo
puede haber mas vil que su profesion
es el modo con que la ejercen. Men
tir, perjurar, robar, engañar, faltar
á la buena fé, son los medios que em
plean, y piensan ser gentes de impor
tancia porque tienen los dedos carga
dos de sortijas de oro. Por esto no
dejan de tener aduladores, sobran
frailuchos que les hacen públicas plei
tesías á trueque de llevar alguna par
te en sus robos; á bien que veréis dis
cípulos de Pitagoras tan persuadidos
(1) La Locura habla aquí como Loca, ó bien
insiguiendo las preocupaciones que babia en
aquel tiempo contra esta clase tan indispensable
al Estado y que hoy dia cuenla Individuos que
la ejercen con mucha honra y escrupulosidad.
158
de su estado por una locura agrada
ble. ¡Pobres zoquetes! siempre llevan
en zaga, no diré cinco, sino cinco
mil furias infernales. Pobres siempre,
desaliñados, condenados á envejecer
entre un enjambre de chiquillos, me
tidos en escuelas ó mejor diré calabo
zos , sitios de tetriquez y de tormen
tos, donde los chillidos les asordan
y la hediondez les infesta, sin embar
go merced á mis protecciones se fi
guran ser hombres de primera cla
se. Cubiertos con la piel del Leon,
como el asno deCumes, están al col
mo de la dicha cuando con una mi
rada ceñuda y una voz terrible es
pantan su tímida grey, sacuden el
látigo y la palmeta' y ejercen castigos
de toda clase : no trocaran sin duda
con Falaris ni con Dionisio de Sira-
cusa. ¡ Cuan satisfecho está su amor
propio cuando se figuran haber halla
do algun descubrimiento ! rellenan la
159
cabeza de los niños con mil adafecios,
y se tienen por... ¡Sagrados Dioses!
por que cosa no se tienen? Los Pale
mones y los Donatos son un cero al
lado suyo : tienen la habilidad de em
brujar á los parientes de sus alumnos
que por su sola palabra creen candi
damente en su soberanía. Mas gozan
todavía cuando pueden propalar el
nombre de la Madre de Anquises , ó
esplicar una palabra rancia que han
desterrado de algun librote antiquísi
mo, y cuando han hallado entre el
polvo algun canto de mármol viejo
que conserva algunos caractéres me
dio roidos ¡ Oh ! entonces están en la
cumbre de sus glorías y alegrías ; es
cosa mas meritoria que la conquista
de Africa y la toma de Babilonia.
¿Pensais que el gustazo de leer sus
versos sea moco de pavo ? malísimos
como son , todavía encuentran maja
deros que los admiran y que creen
160
que el autor ha heredado el jenio de
Virjilio. Pero nada es tan chuzco co
mo ver cual entre ellos emulan por
llenarse recíprocamente de elojios y
acariciarse. Pero si alguno por des
gracia suelta una falta contra la len
gua y otro mas ducho la repara [ Oh
Hércules inmenso! entonces si que se
perdió todo. [ Que gritos! ¡ que zam
bra ! i cuantas injurias ! ¡ cuantas
invectivas! Quiero que la venganza
de todos ellos caiga sobre mi si os
miento de una sola palabra. Uno co
nozco que goza de una dicha incom
parable, pues todo lo sabe: griego,
latin, matemáticas, filosofia, medi
cina etc. pero nada de esto, le ocupa.
Tiene sesenta años y hace ya veinte
que se está rompiendo la cabeza de
trás de la gramática. Solo pide á Dios
que le otorgue el suficiente tiempo
para fijar con precision la clasifica
cion de las ocho partes del discurso,
cosa que segun él , ni Griegos ni La
161
tinos han logrado todavía. ¡Como si
fuese de grave importancia para el jé-
nero humano que no se confunda una
conjuncion con un adverbio ! Impeli
do por tan noble proyecto , aunque
haya tantas gramáticas como gramá
ticos, y mas aun, supuesto que mi
(lelísimo Aldo ha dado ya cinco por
su parte , no hay ninguna por gótica
y fastidiosa que sea que el menguado
no la repase y discuta, envidioso siem
pre de cualquiera que se dedique á la
misma tarea, por mal que lo haga,
porque teme que le roben la gloria á
que aspira y perder el fruto de tan
inmensas labores: ¿es esto locura ó
chochez? digo que escojais lo que mas
os guste; pero es preciso que confeseis
que, á no ser por mí, este zanguango
seria la mas infeliz de las criaturas y
que me debe el goce de una ventura
que no trocaría por la corona del Rey
de Persia.
11
162
50. Los poetas, como á pueblo li
bre, dependen -menos de mi , aunque
esten á mis órdenes, supuesto que sus
funciones se reducen á lisonjear los
oidos de los locos por medio de sus
fábulas y romances. Con tales recur
sos Dios sabe hasta que punto confian
obtener el cielo y la inmortalidad , y
se los prometen á sus héroes. Son los
amigos mas acendrados que tienen el
amor propio y la adulacion y nadie
me tributa un culto mas sincero y
constante. Los retores , á pesar de
sus infidelidades y de sus intelijencias
con los filósofos, no dejan de estar en
mis banderas. Sus tratados dan fé de
ello completamente. El autor, quien
quiera que sea, que dedica á Herenio
el arte de hablar pone la Locura en
tre los medios de chancearse, de mo
do que entre las fruslerías de esta cla
se de obras, la burla tiene su capitulo
que es muy largo y muy metódico.
163
Quiatiliano, el Principe de los Retó
ricos , ha compuesto sobre esta ma
teria un capítulo tan largo como la
I liada . Por fin sacan tan buen par
tido de la Locura que á veces eluden
con una chanza la dificultad en que
tropezaron; con que ya veis que no
podeis contestarme el arte de ecsitar
la risa á carcajadas por medio de pa
labras que no tienen el menor sen
tido.
Bien podemos colocar en la misma
clase á esos infelices autores que cor
ren en pos de la fama dando ediciones
y mas ediciones. Todos son protejidos
mios, escencialmente los que no escri
ben mas que adefecios. En cuanto á
esos otros que solo trabajan para un
corto número de sábios; quesometen
sus obras al ojo avisor de la critica,
los pobres merecen mas compasion
(fue envidia, tal es la angustia en que
viven. Añaden, borran, corrijen, re-
164
funden , consultan y nunca están sa
tisfechos ; y todo ello por solo humo,
paraque los alaben unos cuantos inte-
lijentes. Esta es la nada que compran
tan cara, con tanta vijilia, á precio
del sueño que es el bálsamo de la vi
da, y con tantos sudores y zozobras.
Añádase á tanto el descalabro de la
salud, la pérdida de la lozanía, la
debilidad ó ruina de la vista, la po
breza, la envidia, las privaciones, una
vejez precoz, una muerte prematura
y mil otras calamidades. Los tristes
se figuran que con todo ello aun no
pagan demasiado los sufrajios de dos
ó tres entes de su clase.
Pero el autor que escribe por mis
inspiraciones es mucho mas feliz en
sus delirios. No trabaja , pues que su
animo no hace mas que jugar : escri
be cuanto se le pone á la punta de la
pluma, todo harta sus sueños noctur
nos. Esto no cuesta mas que unos
165
pliegos de papel. Ya sabe bien que
cuantas mas locuras ponga tantos mas"
partidarios hallará, supuesto que ten
drá de su parte á los necios y á los lo
cos. ¿No hace bien en despreciar tres
ó cuatro sabios que ni siquiera le lee
ran? ¿El parecer de cuatro sabios que
valor tiene en cotejo del de un millón
de locos? Los plagiarios son los que
mas lo aciertan : con una mentira no
mas se apropian lo que ha costado á
otros un trabajo largo y penoso. Bien
saben que tarde ó temprano no falta
rá quien grite ladrones; pero entre
tanto habrán gozado del robo. Cosa
de ver es lo contentos que estan cuan
do les inciensan ; que las gentes se los
enseñan gritando este es; cuando la
obra está en los Carteles, y que se
leen en ellos los nombres estrambo
ticos (1) con que ellos mismos se bau-
(1) Erasmo se burla aquí de la manía delos
sabios de su tiempo que traducían sus nombres
166
tizaron: pero ¡Dioses eternos! ¿que
significan tales nombres? ¡ cuan po
cos ingenios hay en todo el universo
que sean capaces de decifrarlos y cuan
tos menos aun para aprobarlos, su
puesto que los locos tienen sus sentidos
como los demasl nombres son estos de
invencion ó cogidos de los libros anti
guos: Telémaco, Steneleo, Laertes,
Policrates, Trasimaco; tales son los que
mas halagan y cada uno escojeá su sa
bor. Otro tanto me gustara á mi intitu
lar mi obra el Camaleon; la Calabaza ó,
como hacen á veces los Filosofos, Alfa
ó Beta. Lo mas salado es ver de que
modo esos locos ignorantes se dan u-
nos á otros con el incensario en las
narices en sus versos , sus epístolas y
sus panegíricos. Sois un Alceoyvosun
Calimaco ; Ciceron os cede la palma ,
en Griego, en latín y á veces en árabe.- algún
poco de ello ha quedado todavía, ó sinó, dí
ganlo los Arcades de Roma.
167
Platon fué un niño de escuela para tos:
Tales son los cumplimientos que se
prodigan y á veces se provocan para
acrecentar su fama y su opinion.
El público indeciso toma partido en
pro ó en contra. Pero ambos Adali
des , despues de haber lidiado con va
lentía , van á descansar á la sombra
de sus laureles. Los sabios no ven en
ello mas que locura , y á fe que tie
nen razon ¿quien dice lo contrario?
pero entretanto mis locos son dicho
sos y no darian sus triunfos por los
de Escipcion. Los sabios mismos que
se rien tanto del tal espectáculo , por
tanto gozan con la locura agena,
me deben esta diversion , y no pue
den negarlo sin ser los hombres mas
ingratos del mundo.
51 . Los Jurisconsultos con su pie
dra de Sisifo, quiero decir con su far
rago de Leyes , opiniones y glosarios
que revuelven unos encima de otros
168
sin ton ni son, convirtiendo su cien
cia en un Caos verdadero, son sin em
bargo los que se adjudican el primer
puesto entre los Doctos y se hacen pa
sar por mas. Cuanto mas enredan los
asuntos tanto mas engreídos están.
Pongamos en la misma categoria á los
dialécticos y á los sofistas, casta mas
bulliciosa que todo el cobre de Dodo-
na y de la cual uno solo pudiera haber
selas ventajosamente con veinte muje
res de las mas parleras. Dichosos aun
si contentos con su charla no poseyesen
la mania de disputar hasta el estremo
de asirse del pelo por una paja ; no
acabando hasta que ya no saben lo que
dicen. Apesar de esto su amor propio
queda siempre satisfecho. Petrechados
con sus tremendos silogismos, están
siempre prontos á tenerselas tiesas al
que quiera y sobre cualquier materia,
pues su tenacidad es garante de su
victoria ; Estcntor no les haria retro
ceder.
169
52. Llegamos ahora á los Filoso
fos: honrad sus barbas y los pelos de
ellas ; estos son los únicos sabios , al
menos ellos lo dicen, y los otros mor
tales no son mas que sombras fuga
ces. Dejad que gocen de la locura con
que crean mundos sin fin ; dejad que
como si fuera con un hilo ó con el
dedo pulgar midan el Sol, la Luna,
las estrellas, los globos esparcidos por
la naturaleza, dejad que espliquen co
sas inexplicables, como son las causas
del trueno, de los vientos y de los
eclipses , hablando como á jentes que
no dudan de lo que dicen, como si la
naturaleza les hubiese confiado sus
secretos , ó que los Dioses los hubie
sen llamado á consulta; la naturaleza
se burla de sus conjeturas. En cuanto
á certeza de las cosas es caso negado,
y la prueba de ello son sus disputas
interminables sobre cualquier mate
ria. Nada saben y quieren saberlo to-
170
do. Se ignoran á si propios y ni si
quiera ven el hoyo y la losa que tie
nen delante, ó porque su vista es ma
la, ó porque divagan en los espacios
imajinarios. Pero las ideas , las uni
versalidades, las formas separadas, los
elementos , los quidites , las escites , las
formalidades, las enlites, objetos to
dos imperceptibles , seres de razon
que no descubriera un ojo de lince,
¡ oh ! esto lo ven con una perfeccion
imponderable. ¡Como se hinchan cuan
do describen círculos, triángulos y
otras figuras Geométricas encabestra
das unas sobre otras en forma de la
berinto, y escoltadas por un rejimien-
to de letras; á las que hacen ejecutar
ciertos movimientos á manera de evo
luciones ! de este modo deslumhran
á las jentes : algunos hay que leen el
porvenir en los astros, que dan agüe
ros mas portentosos que los misterios
de la majia y encuentran bobos que
los creen.
171
53. No hay que ajitar las aguas
del lago de Camarino (1) ni mano
sear una planta fetida. Asimismo se
ria prudente no bromear con los fi
lósofos. Casta orgullosa é iracunda
que podria juntar todas sus fuerzas
contra nosotros, agoviarnos con sus
conclusiones, y obligarnos á cantar
la palinodia so pena de pasar por he-
reges. Esta es su arma fulminante con
la cual aplastan á sus enemigos. De
todos mis subditos estos son los mas
ingratos y se obstinan en negar mis
beneficios por mas que bajo muchos
aspectos me deban gratitud. Yo soy
la que les infundo ese hechicero amor
propio que les coloca en el Olimpo ,
paraque desde su cima miren á los
demas hombres como reptiles infeli
ces cuya ecsistencia les da compasion.

(1) Palude de Sicilia estraordinariamente


hedionda.
172
Me deben sus majistrales definiciones,
sus corolarios , sus conclusiones , sus
proposiciones esplícitaséinplicitas, de
que están pertrechados hastalas nari
ces. De tal modo saben encojerse que
saldrian de las redes deVulcano. Sus
distinciones, hirutas de palabras téc
nicas y disfraces inintelijibles, son la
hoz que siega cualquiera dificultad.
Y no está ahí todo : dan á sus mis
terios el sentido que se les antoja: an
tes esplicaban «de que modo fue cria
do y arreglado el cielo; por cuales ca
ños el pecado se ha estendido entre
toda la prole de Adan; como, en cual
progresion, en cuanto tiempo el cuer
po de Jesucristo se formó en el seno
de su Madre; como pueden subsistir
los accidentes despues de la consagra
cion supuesto que ya no les queda ma
teria.» Ahora todo esto está desecha
do. He aquilas cuestiones en que se
apuran los insignes maestros, que se
173
titulan iluminados, en las cuales ago
tan todo su entendimiento: «¿Hubo un
instante en la jeneracion divina? hay
muchas filiaciones en Jesucristo? Esta
proposicion Dios padre aborrece al
hijo: es posible? No podia Dios substi
tuir al Redentor una mujer, un de
monio, un asno, una calabaza, una
piedra? Si hubiese puesto una calaba
za, como hubiera podido esta predi
car, hacer milagros y ser crucificada?
Que fuera lo que hubiera consagrado
san Pedro si hubiese celebrado cuan
do el cuerpo de Jesucristo estaba en
la cruz? Pudiera decirse que en tal
ocasion el Redentor era hombre? será
preciso comer y beber despues de la
resurreccion ? Ya veis que estas jen-
tes tienen prevision , pues que tan de
antemano recelan el hambre y la sed.
No son todavia estos sus sueños
mas implacables, otros se forman so
bre las nociones , las relaciones , los
174
instantes, y que se yo cuantas mas
materias efímeras que escaparían á los
ojos mismos de Linieo, á menos que
tuviesen el don de ver entre tinieblas
lo que no ha existido jamas. Añadid
á todo esto sus dictámenes, para con
los cuales las máximas de los estoi
cos llamadas paradojas serian insulse
ces. Es decision suya que es menor
pecado degollar mil hombres que dar
una puntada en domingo al zapato de
un pobre; que mejor fuera dejar que
pereciese todo el universo, con armas
y pertrechos como suele decirse , que
decir la mas leve mentira. Las sen
das por donde os guian obscurecen
todavía mas tan inconcebibles sutile
zas. Es mas fácil desenredarse de las
tortuosidades del laberinto que de
los Reales , Nominales , Tomascitas ,
Albertistas, Decanistas y Escotistas.
Nombro solo las sectas principales,
pero muchas otras hay. Tanto saben
175
y su ciencia es tan abstracta que fue
ra precisa otra renida del Espíritu
Santo paraque los apóstoles pudiesen
competir con estos Teólogos moder
nos. S. Pablo tuvo la fé; pero nola de
fine teológicamente cuando dice que es
la substancia de lo que debemos esperar
y la prutba de loque debemos creer. En
él ardía el fuego de la caridad ; pero
no la ha dividido ni definido cual dia
lecto en el capítulo décimo tercio de
su primera epístola á los Corintios.
Los apóstoles celebraban santamen
te sus misterios; pero no hubieran es-
plicado como los escotistas el término
a quo y el término ad quem ; de que
modo el mismo cuerpo puede estar á
la vez en distintos sitios ; las diversas
formas de este cuerpo en el cielo, en
la cruz, y en la eucaristía; cual es el
momento de la transumpstanciacion.
Supuesto que las palabras que la for
man son una cuantidad discreta y suc
176
cesiva. Conocen la madre del Reden
tor , pero acaso han demostrado, co
mo muchos Teólogos, de que modo
pudo preservarse del pecado orijinal?
San Pedro recibió las llaves y las re
cibió del que no las hubiera confiado
A un sér indigno ; pero comprendió
el misterio de un don tan alto, y co
mo es posible que el que no posee la
ciencia pueda tener la llave de ella?
Oh no; esto es superior á su jenio.
Los apóstoles bautizaban sin haber
enseñado nunca lo que es la causa
formal , la causa material , la causa
eficiente y la causa final del Bautis
mo. Nunca hablaron del carácter de
leble ni del indeleble. Adoraban al
Señor en el sentido del evanjélio que
dice: Dios es espíritu y es preciso ado
rarle en espíritu y en verdad. No les
fué revelado que una imájen de Jesus
pintada con carbon en la pared debe
adorarse como si fuera Jesus mismo ,
177
mientras que le hayan representado
con dos dedos estirados, cubierta la
cabeza con larga cabellera, y corona
do por una aureola. ¿Cómo es posi
ble saber tanto sin haber envejecido
en la escuela de las abstracciones? Los
apóstoles hablan algunas veces de la
gracia pero no saben distinguir la
gracia gratuita y la gracia gratifican
te. Exhortan á practicar buenas obras,
pero no las dividen en obras operan
tes y obras operadas; predican la ca
ridad sin hablarnos de la infusa y de
la adquirida , sin decirnos si es acci
dente ó substancia , cosa creada ó no
creada; aborrecen el pecado, pero
que me maten si lo han definido cien
tíficamente. No habian cursado en la
escuela de los Escotistas. A buen se
guro que si San Pablo hubiese sido
tan sabio no hubiera reprobado de tal
modo loque llama juego de palabras.
Las cuestiones que en su tiempo se
12
178
suscitaban eran trivialidades en cote
jo de las sutilezas de nuestros docto
res. Clirisipo mismo se quedaria con
ellos en ayunas.
Sin embargo tienen la humildad de
no desechar lo que con su acostum
brada sencilléz los apóstoles nos han
transmitido:. les basta interpretarlo á
su modo. Respetan todavia la anti
güedad veneranda y el carácter apos
tólico. No fuera justo en efecto exi-
jir que los discípulos supiesen lo que
el maestro nunca les enseñó. Pero no
conceden igual merced á los Crisós-
tomos, á los Basilios, y á los Geróni
mos. Pronuncian su fallo en esta for
ma : esto no se admite. Sin embargo
aquellos Padres de la Iglesia , no por
medio de silojismos sino con virtudes
y milagros, confundieron á los docto
res del Paganismo y del Judaismo ,
jentes muy tenaces por naturaleza,
pero harto atrasadas para compren-
1Y9
der á Escot. Hoy dia ¿cual fuera el
idólatra , el hereje que pudiese con
trastar tal diluvio de sutilezas escolás
ticas? preciso fuera que se rindiese ó
que fuese tan zángano que no lo com
prendiese, ó suficientemente temera
rio para burlarse de ello, ó en fin pro
visto de armas iguales para disputar
la victoria. Entonces seria lidiar ji-
gante con jigante ó mago contra ma
go; seria el tejido de Penelope, cosa
de volver siempre á empezar.
Si los cristianos siguiesen mi con
sejo en vez de esos apretados batallo
nes que pelean de cualquier modo,
mandarían contra los turcos y sarra
cenos á los bulliciosos escotistas , los
testarudos Decanistas, los inagotables
Al herí¡atas y toda la ralea de sofistas.
I Cuántos combates cuántas victorias!
nunca se hubiera visto cosa igual.
¿Qué soldado aunque fuese de yelo
dejaría de enardecerse al fuego de ta-
180
les disputas?;¡qué modo de hijadear al
entorpecimiento! ¿quién pudiera ver
riesgo alguno entre tan densas tinie
blas? ¿pensais que es chanza? no lo
estraño, pues que sobran entre los mis
mos teólogos verdaderos sabios que se
lastiman al ver esas frías sutilezas.
Hasta los hay que claman contra el
sacrilejio y la impiedad de esas bocas
impuras y temerarias que envuelven
estos misterios tan impenetrables co
mo sagrados, entre fórmulas sofísticas
del paganismo, atreviéndose á pro
fundizarlos y profanar la santidad de
la teolojía con espresiones innobles y
triviales ideas. Pero los otros se delei
tan en ellas y se envanecen de ello.
Dia y noche ocupados en tan vanas
discusiones, no pueden emplear ni un
instante en la leyenda del Evanjelio
ó de las Epístolas de San Pablo. Con
estas niñeces escolásticas se figuran
ser las colunas de la Iglesia : pronto
181
vendría ella al suelo á no estar apo
yada sobre los andamies de los silo
gismos lo mismo que lo está el Cielo
sobre los hombros del Atlas.
¡ Cuanto gozan al revolver y em
pastar á su antojo como si fuera cera
blanda , las escrituras divinas , al eri-
jir en dogmas mas respetables que
las leyes de Solon , mas sagrados que
las decretales de los papas , sus fallos
subscritos por algunos de sus cofrades,
al ejercer una censura universal, que
obliga á la retractacion de todo lo que
no sea conforme á sus conclusiones
esplícitas é implícitas ; al pronunciar
con tono infalible : esta proposicion es
escandalosa esotra temeraria , la terce
ra huele á herejía , y la última es di
sonante! Al ver su tono decisivo es
cosa de decir que á pesar del bautis
mo , del evanjelio , de san Pablo , san
Pedro, san Gerónimo, san Agustín,
y hasta santo Tomás por mas peripa
182
íctico que sea , no es posible ser cre
yente verdadero sin la adhesion de los
señores Bachilleres. ¿Quién pensara,
si no nos lo dijeran eminentes cabe
zas que es herejia decir: que Sócra
tes tu corres ó Sócrates corre son dos
modismos que significan lo mismo?
Quién sin ellos hubiera purgado la
Iglesia de tantos errores, que queda
ran en olvido, si sus estrepitosas cen
suras no los hubiesen desarraigado? en
esto consiste su verdadera felicidad.
Conocen todos los rincones y reco
dos del Infierno lo mismito que si aca
baban de salir de él y le describen
topográficamente con estremada pre
cision. A su antojo crean mundos nue
vos. El empíreo es obra suya, la ma
yor de cuantas imajinaron. Claro está
que era indispensable que las almas
bienaventuradas tuviesen donde pa
searse con anchura, comer bien y ju
gar á la pelota. Sus cerebros están tan
183
repletos de ideas tan pueriles que es
toy en que el de Jove no estaba tan
lleno de su Palas cuando pidió el ha
cha de Vulcano paraque le alijerase
de tal peso: no os asombreis- pues si
en sus públicas contiendas veis todas
esas cabezas vendadas con tanto tra
pajo , pues sin esta precaucion los po
bres retentarían. A veces es imposi
ble que no me ria viendo de que mo
do se figuran ser teólogos verdaderos
porque hablan un farrajo salvaje y ar
ticulan palabras que solo entienden los
del propio oficio, tomando por saber
profundo lo que solo es pura obscuri
dad. Someter la ciencia divina á las
leyes gramaticales seria segun ellos
profanarla. Cual noble prerrogativa,
se abrogan el privilejio de corromper
la lengua, y esto que no es esclusiva
supuesto que los remendones están de
mitad con ellos en tal punto, cuando
respectuosamente hay quien les llame
184
maestros. No ven mas superiores que
los Dioses : este título es para ellos el
Jehova de los Hebreos. Cuidado con
infrinjir tal órden, pues que seria un
crimen de lesa majestad doctoral.
54. Despues de los teólogos llegan
los que se llaman relijiosos ó Frayles,
es decir reclusos ; espresiones ambas
harto impropias, supuesto que el ma
yor número no tiene relijion y que se
le's vé por todas partes. Si yo no les
tuviera lástima serian ejemplo de in
felicidad, pues son tan aborrecidos que
se toma á mal augurio hallárselos en
el camino, apesar de esto se aprecian
mucho á sí propios. Su santa piedad
consiste en no saber cosa alguna, ni
siquiera leer. (1) Cuando en sus igle-»

(1) Esta era la opinion de ciertos frailes en


tiempo del autor ; 1:0 sé si respetando á uaos
cuantos sabios que se encuentran entre ellos, se
puede decir que todavía hoy día. no se encuen^
tra mudanza en el sistema.
185
sias rebuznan salmos , muy cantados
y nunca entendidos, se figuran for
mar una música muy agradable á la
Divinidad. No faltan muchos que ha
cen gala de su suciedad y de su po
breza, yendo de puerta en puerta por
las hosterías, en los caminos reales,
por los rios , á pedir descaradamente
limosna en perjuicio de los pobres ver
daderos. Tales medios emplean estos
hijos predestinados para llegar con su
hediondéz, su grosería y su desver
güenza á ser imájen de los Apóstoles.
Lo que hay especialmente que ad
mirar es su minucioso arreglo. Si no
lo sometieran todo á la misma norma
y al compás se figurarían estar con
denados. Ha de haber tantos nudos al
zapato; tal color y tanto de ancho en
la cintura , tal ropa para el hábito y
ha de ser abigarrado con tantas pie
zas; tal forma y tal capacidad para el
capuz ; tantos dedos para la tonsura,
186
tantas horas para el sueño. Sabe Dios
cuanto esta uniformidad concuerda
con la diversidad de ánimos y tempe
ramentos. Engreidos con tales «ande-
ees, no solo desprecian á las jentes
del mundo , sino que una orden des
precia siempre á las demas. Estos
hombres que hacen alarde de la "cari
dad apostólica arman una pelotera
tremenda por la sola diferencia de
hábito y de Color. Piadosamente fie
les á sus. estatutos , unos visten una
capilla de lana tosca y una camisa de
lienzo delicado: otros al revés llevan
el lienzo encima y la lana por deba
jo. Los hay que manosearían una ví
bora con menos repugnancia que to
car dinero , pero no es que tengan
ojeriza igual al vino y á las mujeres.
Lo que jeneralmente codician todos
es tener signos muy distintivos. Pien
san mas en diferenciarse unos de otros
que no imitar á Jesucristo. Sus deno
187
minaciones características no forman
la parte mas leve de su ventura. Les
gusta llamarse capuchinos, recoletos,
mínimos ó menores, pareciéndoles que
estos nombres son mejores que el de
cristianos. Tanta fe tienen en sus ce
remonias, en sus mezquinas tradicio
nes que están en que la gloria eterna
no es galardon suficiente para ellos,
sin pensar que Jesucristo nada de es
to les llevará en cuenta, juzgándolos
por su solo precepto formal, que es
la caridad. Llegado el dia del tremen
do juicio presentarán sus buches, re
cipiente enorme donde estuvieron en
gullidos tantos pezcados; sus salmos
berreados á millares; sus infinitos
ayunos consistentes en una sola co
mida capaz de reventarles; sus infi
nitas ceremonias cuyo peso bastaría á
echar siete navios á pique. El uno
dirá que por espacio de cincuenta
anos nunca tocó dinero sin guantes,
188
otro presentará su capuz hediondo
que un gato de navio hubiera arro
jado al mar, aquel hará valer que por
medio siglo su vida fué la de una es
ponja, siempre arraigada al lugar mis
mo. (1) Este hará mérito de haberse
desgañifado cantando, y esotro que ha
parado en bruto á fuerza de soledad,
ó que la costumbre del silencio le hi
zo perder el uso de la lengua.
Pero Jesucristo interrumpiendo es
ta retaila interminable, dirá: «Quie
nes son estos nuevos fariseos? Yo solo
conozco la ley mia y nadie me habla
de ella. En términos muy formales y
sin la menor parábola, prometí la
herencia de mi padre á las obras de
Fé y Caridad , y no á capuces , ora-
cioncillas, y abstinencias. Desconozco
á los que conocen tanto sus propios
(1) E! autor alude á los frailes que nunca
mudan de casa y que estin pegados á su claus
tro como la roca á la esponja del mar.
189
méritos. Vayan estos hombres que
pretenden ser mas santos que yo al
paraíso de Mahoma , ó construyanse
otro para ellos solos, ya que han pre
ferido sus instituciones á mis precep
tos. » A tales voces , y cuando vean
marinos y cocheros laureados, cual
habra de ser su consternacion ! pues
en tanto yo sola les hago gozar del
inmenso bien de la esperanza.
Reclusos como están, fuerza es
respetarles; á los mendigantes con es
pecialidad. La confesion les instruye
de todo apote ; cierto que se impo
nen la ley del secreto, pero algun re
pelón la dan, cuando , al compás de
algun traguillo, gustan de hacerse re
cíprocamente reir. Sin descubrir las
máscaras cuentan el hecho escanda
loso. | Ay del que se atreva á irritar
esos zánganos! los sermones serán sus
vengadores aceros: deshonrarán á sus
enemigos, valiéndose de apostrofes
190
indirectas peroian claras que solo un
estúpido do las había de entender; y
esos cerreros ladrarán siempre hasta
que se les eche en el" garguero la tor
ta de la sibila (1).
I En el Pulpito es donde se les ha
de ver ! ; que cuadro I Jamas juglar
alguno ha representado una escena
tal. Charlan sin ton ni son, y ejecu
tan los preceptos del arte remedando
á los micos con perfeccion ; que mo
do de gesticular! que entonaciones tan
estraiías! ¡como se engallan! que jue
go de Fisonomía ! cuales bérridos es
pantosos ! Su modo de predicar es un
misterio de la orden, que se comuni
ca por tradicion: aunque no estoy ini
ciada en tal secreto, por conjetura
diré lo que se de él.
Empiezan con una invocacion; esto
(() Alusion á la torta que echó á Cervere
para acallarlo la sibila que acompañaba á Ene
as en su bajada á los Infiernos.
191
se lo han pillado á los Poetas. Luego
para hablar de la candad van á pez-
car su exordio en las turbias aguas del
Nilo. Si se trata del misterio de la
cruz cuentan la historia del lagarto
de Babilonia; para llegar á la Ley de
ayuno empiezan por los doce signos
del Zodiaco. La cuadratura del círcu
lo sirve de introduccion para un dis
curso sobre la fé. Yo miima que os
estoy hablando he oido á uno de estos
locos... perdonadme si os iba á decir
de estos sabios, que predicando el
misterio de la Trinidad en presencia
de numeroso auditorio, llegó á su
asunto por un camino desusado y nue
vo : para hacer alarde de erudicion
estremada y deseoso de echizar los
oídos de los Teólogos, empezó por las
letras, las sílabas y las palabras. De
ahi pasó á la concordancia del adjeti
vo con el sustantivo y del nominativo
con el verbo. Ya se vé las gentes no
192
entendían palabra y muchos pregunta
ban muy quedo.
. «¿Donde nos llevarán sus rapsodias? »
Pues ahora vereis donde los llevó.
Les mostró la Santa Trinidad palpa
blemente representada por los ele
mentos de la Gramática. Jamas seha-
bia visto figura geómetrica mas ecsac-
tamente delineada. Esta obra maestra
costó ocho meses de fatiga al sublime
teólogo, de modo que el menguado
cegó en ella. Ahora es topo por haber
querido ser aguila; pero no se arre
piente de ello, ni piensa que tanta
gloria la haya costado demasiado (1).
Otro he oido que no le iba en zaga
era un hombre de ochenta años, teó
logo tan profundo que Escot parecía

(1) Ningún Español dejará de recordar aquí


la cbuzca satira del Padre Isla en su famoso Ge
rundio , y esta comparacion probará la verdad
de la satira al verla manejada por dos Indivi
duos de la Iglesia misma.
193
haber resuscitado en él. Predicando
sobre el nombre de Jesus , probó con
asombrosa sagacidad que las letras de
su nombre probaban cuanto se podia
decir. En efecto esta palabra tiene
tres terminaciones lo que es símbolo
de la Trinidad. Nb hay evidencia ma
yor: primera final en s, Jesús segun
da en m , Jesum tercera en u , Jesu;
con que estas tres letras indican que
Jesus es el principio , el medio , y el
fin: Sumus, medius,ulíimus. Pero hay
mayor maravilla aun y los matemáti
cos no tienen cálculo de tal profun
didad: este nombre compuesto de cin
co letras se divide en dos partes igua*
les Je-us quitando la «intermedia que
es la piedra filósofal. Esta letra los
Hebreos la llaman Synz , lo que en
Escosés significa pecado, por cuya ra
zon es evidentísimo que Jesus es el
que ha sacado del mundo los pecados.
El auditorio, y especialmente los teó-
13

t -
194
logos , no pudieron menos de quedar
asombrados al oir un ecsordio tal: po
co faltó para que quedasen petrifica
dos como la pobre Niobe : por lo que
á mi me toca estuve por hacer lo mis
mo que Priapo, cuando tuvo por des
gracia que asistir á las operaciones
magnas de canidrit y de Saganio, y á
fé que no hubiera sido fuera de sa
zon (1).
Nunca Demóstenes ni Ciceron bus
caron tan léjos sus ecsordios , pues
reprobaban cualquiera principio age-
no del asunto principal; es 'preciso
que al empezar se vea ya lo que ha
de seguir. Por el solo instinto natural
hasta los Gañanes saben esta verdad;
pero tos doctísimos frailes al reves,
piensan sobresalir cuando lo que lla
man su preámbulo no tiene relacion
(1) Priapo espantado dejó escapar un plato
enorme, y las dos echiceras aturdidas huyen de
jando sns mágicos instrumentos.
195
ninguna con el fondo de su arenga y
que el auditorio aturdido tiene que
preguntarle : « á donde se va á enhor
nar »? (1).
En tercer lugar, aprisa y corrien
do , por forma de narracion espetan
algunas palabras del Evangelio que
valiera mas haber profundizado, su
puesto que era lo mas esencial. Lue
go representan otro papel: remue
ven una cuestion teológica , traída de
no se donde , lo que es otra regla de
la profesion. Aquí es donde levantan
el gallo , haciendo que retumben por
el templo los enfáticos epítetos de
Doctoris solemnes Doctores ingeniosos,
subtilissimos , Será/icos. Queribicos,
santos Irrefragables con los cuales en
comian á sus compinches. Despues de
tal reata llegan los silogismos, las ma-
(1) Esta voz no es castellana ; pero la he
empleado porque cualquiera oira me parecía de-
hil para corresponder á la del original.
196
yores, las menores, los corolarios, las
suposiciones, y mil otros rebuznos es
colásticos que tiran á la cabeza delas
gentes que ignoran lo que se les quiso
decir.
Llega el acto quinto de la pieza
donde es preciso que el orador sobre
puje á todo lo demas. Aquí hilvanan
algun cuento sacado del Espejo his
tórico ó de los Gestos Romanos, in
terpretándolos alegórico-figurativa y
místicamente. Esto es la cola del
monstruo de Horacio. Ignoro donde
han aprendido que el ecsordio debe
ser sencillo y calmoso , pero por eso
hablan tan bajo que ni ellos mismos
oyen lo que dicen ¡buena gracia!...
hablar paraque no lo oiga nadie. Tam
bien les han dicho que en el pulpito
conviene á veces atronar el oido para
llegar al corazon, y hete aquí que
desconcertadamente saltan desde el
tono natural á unos alaridos de ende
197
moniado : ganas tendriais de darles
una dósis de celebro , pues el gritar
por tan solo gritar es cosa de locos.
Porque les enseñaron que el orador
debe enardecerse por grados , á cada
punto de su discurso despues de los
primeros periodos soltados de cual
quier modo, bruscamente embocan
una voz de trueno y no cesan de ahu-
llar hasta que vano pueden mas. En
fin porque la Retórica enseña el arte
de alegrar el auditorio , de cuando en
cuando no dejan de echar alguna
chancica en su sermon... y ¡valgame
Venus piadosa I ¡ que chanzas y que
modo de traerlas á pelo ! no teneis
mas que figuraros la música del asno
de la fábula que quiso tañer el Laud.
Tambien algunas veces censuran,
pero es con mucho tiento ; acarician
mas de to que hieren, y nunca adulan
mas que cuando parece que hablen
con libertad. Al oir su declamacion,
198
desde la cruz á la fecha cualquiera di
ria que cursaron con los saltabancos,
que efectivamente lo en tienden mejor
que ellos; y ecsaminando el asunto
con madurez ambas especies se pare
cen tanto que una de dos;'(ó losFray-
les han aprendido retórica con los
charlatanes, ó los charlatanes con los
frayles. Sin embargo, merced á mi
proteccion , no les faltan admiradores
que los ponen al nivel de Demóstenes
y Ciceron. En este número están los
mercantes y las mugeres, y por esto
cultivan su amistad; y á fé que tienen
razon. Como á casuistas de conve
niencia, sacan tal cual retribucion del
tráfico fraudulento que hacen con
aquellos; y estas les divierten contán
doles al oido los desbarros de sus ma
ridos, y otra cosita mas. Ya compren
deis, pues, ahora indudablemente
cuanto me debe esta casta de hombres
que piensan ser otros tantos Pablos y
199
Antonios, porque con sus prácticas,
sus mogigangas y sus chillidos, ejer
cen en el mundo cierta clase de Des
potismo.
55. Cansada estoy de hablar de
tales farsantes , simulacro^ de piedad
que con ingratitud disimulan lo que
me deben. Quiero llegarme á los Re
yes y á sus Cortesanos que me tribu
tan, un culto sincero, tal cual cor
responde á sus almas cándidas. Si tu
viesen un solo adarme de juicio ¿cual
vida la suya tan infeliz? nunca un
Principe pudiera creer que un trono
merece comprarse á precio de un cri
men , si 'reílecsionase sobre el peso
enorme con que carga el que quiere
ser Rey verdadero. Si pensase que al
tomar las riendas del Gobierno re
nuncia á si propio para darse entera
mente á la fortuna pública; que, Le
gislador por deber y encargado de la
ejecucion de las leyes , es el primero
200
que se ha de con formar á ellas letra
por letra ; que es responsable de sus
ministros como de sus magistrados ;
( 1 ) que todos los ojos están fijos en
él; como buscando en sus costumbres
y procederes ó un astro saludable,
ó una constelacion pestilencial; que
los vicios del pueblo son menos con
tagiosos y menos funestos que los del
monarca; que en el alto puesto que
ocupa sus mas leves desvios llegan á
ser públicas calamidades; que su for-
una es de tal clase que siempre es
tán con él cuantos alisientes pue
den poner en olvido la virtud , como
son los. deleites, el derecho de obrar
á su antojo, el lujo y la adulacion;
que debe desperezarse y estar siempre
alerta para no dormirse á la voz de
(1) Está claro que el autor habla solo de los
Reyes absolutos, pues que los Gobiernos Cons
titucionales eran un descubrimiento para aque
llos tiempos.
201
ios Sirenas echíceras, y enfin que ade
mas de las asechanzas que se hallan
debajo de cada uno de sus pasos; de
los enemigos, peligros y sustos que
ardean el trono , tiene sin cesar en
cima de su frente el Juez eterno de
los Reyes que le pedirá un descargo
de su administracion, tauto mas rigo
roso cuanto haya sido mas hermoso y
vasto el Imperio que le confiara; Si,
digo un Rey fuese capaz de meditar
sobre tales puntos, no le fuera posi
ble vivir.
Pero yo descargo á esos ilustres ca
balleros de tales zozobras y cuidados.
Todo lo confian á la Providencia y no
piensan mas que en sus placeres. Pa
ra no tener zozobras no escuchan mas
que á sus aduladores: se figuran que
para ser Reyes de veras lo que hay
que hacer es ir á caza ; tener sober
bios caballos; trocar por dinero las
magistraturas y los Gobiernos, inven
202
tar nuevos sistemas para sorber la
substancia del pueblo, motivándolo
con razones especiosas para dar un
barniz de justicia á la vejacion, y ha
ciendo que en el preámbnlo de la or
den haya alguna fianza para el pue
blo, á fin de amanzarle un poco.
Ahora figuraos un hombre , romo
son cuasi todos los Reyes, que ignore
las Leyes, que sea enemigo del bien
público , egoísta acerrimo , esclavo
del deleite, opuesto á la ciencia, á la
libertad, á la verdad, sin cuidado al
guno para la salud del Estado, y que
tome solo por norma sus caprichos y
su interés; tal cual es, dadle el collar
del toison de oro , que es el emblema
de la reunion de todas las virtudes;
colocada sobre sus sienes una corona
esmaltada con ricas joyas, lo que de
be ensenarle que es indispensable que
su alma sea heroica en sumo grado;
Poned en sus manos un cetro símbo-
203
lo de justicia y de integridad ; añadid
la parpara que es indicio de un amor
patrio acendrado; Si llega á compa
rar toda esta ecsterioridad con sus
prendas internas, estoy en que se
avergonzará de su esplendidez y te
merá que algun ladino ridiculice todo
este empaque teatral.
56. ¿Y los Palaciegos, que os pa
rece de ellos? que en general son los
hombres mas bajos, mas viles, mas
animales y al mismo tiempo mas so
berbios que se puedan conocer. Sin
embargo, no dejan de tener cierta
modestia qae llevan muy léjos. Con
tentos con que sus vestidos sean el
símbolo dela honradez y de la cordu
ra, la realidad de ello la dejan á cual
quiera otro. Mientras puedan, los mas
allegados. Decir el Rey mi amo, 6 el
amo á secas; espetarle un cumph-mien*
to breve y bien arreglado; prodigarle
á cada palabra los títulos de Mages-
204
tad , ó Alteza Real , Alteza Serenísi
ma, y en fin tener fama de finísimos
y aromáticos aduladores , están com
pletamente satisfechos. Estos son los
talentos que distinguen á la nobleza
de la Corte; pero atizbad su conducta
y vereis en ella la estupidez del jenio
de Homero, y la cricitud de los aman
tes de Penelope. Ya sabeis loque va-
lian ambas especies y si lo ignorais,
la ninfa Eco os lo dirá mejor que yo.
Estos pobres cortesanos duermen
hasta mediodia. Entónces un cura que
está á su cabecera , sin darles tiem
po para lavarse, en un Santiamen les
espeta una misa. Almuerzan; no tar
da mucho la comida , á la cual sigue
el juego, los charlatanes, los juglares,
las mocitas, las insulsísimas pullas:
luego no hay cosa mas justa que me
rendar , á lo menos una vez ; en fin
llega la cena y la noche se pasa be
biendo. De este modo rechazan los pe-
205
sares de la vida y van pasando horas,
dias, meses, años, y siglos. A mi su
lujo á la verdad me levanta el cora
zon. Este penoso efecto esperimento
cuando veo una da sus ninfas figurar
se de divina esencia porque arrastra
una larguísima cola ; ó un cortesano
romper por medio de las turbas po
pulares para estarse mas cerca de su
Júpiter Olímpico, ó en fin todos ellos
ensoberbecerse en proporcion del pe
so de la cadena que les cuelga del
pezcuezo (1) como síá un tiempo qui
sieran ostentar su opulencia y su brío
corporal.
57. Los Papas, los Cardenales y
los Obispos son dignos emulos de los
Reyes , si es que üo los lleguen á o-
fuscar. Empero si considerasen su ro
quete , cuya blancura seuala la ino-
(1) Alude al collar de la orden que cuanto
mas rico era y de mas peso mas se engreían
les que le llevaban.
206
cencia ; su mitra , cuyas puntas suje
tadas por un mismo nudo les enseña
que en ellos debe reunirse la ciencia
de ambos testamentos : esos guantes
que cubren sus manos como signo
de la pureza y desinterés que ecsije
la administracion de las cosas sagra
das; su cayado símbolo de la vijilancia
pastoral ; su cruz indicio del crucifijo
de las pasiones : si , digo , meditasen
sobre tales significados , y otros que
omito, su vida seria solo un tejido de
espinas y zarzales. Pero nada de esto*
ellos pacen y dejan la custodia de la
grey á Jesucristo y á sus substitutos
que llaman suavemente hermanos. No
piensan que la palabra obispo signi
fica labor, vijilancia, solicitud; de
ellas solo conocen los derechos pecu
niarios; pero- estos los conocen bien.
58, Si á su vez lo» Cardenales re
cordasen que por ser succesores de
los Apóstoles, deben tomarlos por
207
modelos; que son, no arbitros sino
administradores de las cosas santas ,
de las cuales tendrán en breve que
dar cuenta, si reflecsionasen sobre su
traje y se dijesen á sí propios : « Que
significa este cándido roquete mas
que la perfecta inocencia de costum
bres? que, esta purpurea sotana, si
no es un amor á Dios muy ardoroso?
que indica esta anchísima capa que
bastára á tapar un Camello , no que
la muía de su Eminencia ? no señala
una caridad sin límites, que abarca á
todos los hombres; es suficiente para
todo, para instruir, amonestar, con
solar, correjir, avisar, concluir las
guerras, resistir á los malos pontífices
y sacrificar la vida y las riquezas en
pro del rebaño del Señor? Riquezas!
pues acaso los succesoresde los pobres
Apóstoles las necesitan?» Si, repito,
meditasen sobre tales estremos, lejos
de codiciar tales dignidades las demi
208
tirian , o al menos , fieles imitadores
de los que representan, pasarian una
vida apartada y laboriosa.
59. Finalmente, si los Papas se
resolviesen á conformarse á Jesucris
to, como que son sus vicarios, to
mando, por norma su pobreza, sus
trabajos , su doctrina , su cruz , su
desprendimiento del mundo; si con
siderasen que se les llama Santidad y
Paternidad, ¿podrian dejar de sen
tirse infinitamente desdichados? Quien
quisiera comprar tal dignidad á peso
de oro? quien con el acero y el vene
no se atreviera á conservarla ! si la
sabiduria... ¡que digo! si un solo
grano de aquella sal de que habla el
redentor, les dispertase, á cual cruen
to despojo se verian reducidos? tantas
riquezas, honores, triunfos, benefi
cios , colocaciones : tantas rentas, in-
duljencias, caballos, mulos, guardias,
deleites... ¿hay mas... hay mas? pues
209
todo seria forzoso renunciarlo para
consagrarse á la vijilia , al ayuno , al
llanto, á las plegarias, á las prédicas,
al estudio, á la penitencia y á mil pe
nosos ejercicios ; ¿ que fuera entonces
de tantos escribanos , copistas , nota
rios, abogados, promotores, secre
tarios, escuderos, banqueros y ami
gos galanteadores...? por poco me
escapa un vocablo mas desenvuelto;
pero he temido molestar los oidos cas
tos. En consecuencia pues todo ese
tropel que es una carga de la Corte
Romana... me equívoco, quise decir
que tiene cargos en Roma , tendría
que morirse de hambre.
Inhumanidad, ferocia y Sacrilejio
fueran debolver al báculo y á las al
forjas á esos soberanos sacrificadores,
veraces lumbreras del mundo. En
cuanto al trabajo ministerial lo tiene
encargado á San Pedro y San Pablo
que tiene tiempo de sobras, y solo
14
210
guardan para sí los gustos y la osten
tacion . Así es que , merced á mi fa
vor , no hay hombre alguno sobre «1
arca terrestre que disfrute de una vi
da mas deliciosa mas esenta de cui
dados. Bastante se figuran agradar á
Jesucristo cuando su Santidad, su bea
titud ostenta su gala pontificia y cuasi
teatral , con el fin de hacer algun a
ceremonia para dar bendiciones ó ful
minar anatemas. ¡ Hacer milagros !
ya tal época pasó . lustruir al pueblo !
es cosa muy pesada. Esplicar la Sa
grada Escritura 1 es cosa de la Es
cuela. Orar! es perder el tiempo.
Llorar! cosa de mujeres. Vivir po
bre ! lo impide el desprecio. Ceder!
fuera cobardía, infamia en el que,
solo por merced insigne, consiente
que los mas poderosos reyes de la
tierra puedan besar sus pies biena
venturados. Morir ! oh es cosa harto
triste. Buscar el martirio de la cruz!
fuera acabar con ignominia.
211
Solo les restan pues á los Santísi
mos Padres para defenderse las dul
ces bendiciones qne indica San Pablo
y que saben dispensar con profusion
pues que nada cuestan. Les quedan
tambien sus interdiciones , suspensio
nes, anatemas, agravaciones, reagra-
mciones pinturas vengadoras (1) y por
fin aquel tremendo rayo, cuyo solo
amago abisma las almas todavía mas
abajo del Infierno. Los Santísimos
Padres en Jesucristo , los vicarios de
Jesucristo nunca emplean con tanto
ahinco el brio de sus brazos sino cuan
do se trata de anonadar á los impíos
que, instigados por el demonio, se
atreven á descantillar ó morder el
patrimonio de San Pedro. Este após-

(1) En Roma antiguamente se esponjan al


público los retratos de los que se escomulgaban
solemnemente, presentándoles bajo las formas
mas repugnantes paraque sirviese de escar
miento á la multitud .
212
tol que decia á su Maestro : « Todo
por seguiros lo hemos abandonado »
hoy dia tiene vastos dominios, Ciuda
des, Tribus, Aduanas, y por fin un
Imperio. Cuando sus succesores, ar
diendo en amor hácia la iglesia, acu
den al fuego y al acero para conservar
tales bienes, se figuran como á Ínte
gros Apóstoles defender á la Esposa
de Jesucristo y vengarla de sus ene
migos ; como si pudiese tenerlos
mas nocivos que los Pontífices impíos
cuyo silencio pone al Redentor en ol
vido ; cuyas leyes de avaricia le en
cadenan ; que corrompen su doctrina
dándola interpretaciones viciosas, y
en íin que con su vida escandalosa le
crucifican por segunda vez.
El fundamento de la iglesia fué la san
gre; la sangre la cimentó y por la san
gre ha progresado. Tambien la vierten
ellos por la misma causa; pero no como
Jesucristo lo ha querido; como si ya
213
su santa influencia no ecsistiera para-
que sus principios pudiesen dejar, de
protejer á su rebaño. Por mas que la
guerra sea una cosa cruel , mas pro
pio de fieras que de hombres; por
mas que sea una inspiracion furente
del infierno, como dicen los poetas;
peste de las costumbres; oficio de
vandoleros, y en fin impiedad que
repugna á Jesucristo; apesar de esto,
digo, es la pasion dominante de nues
tros Papas (t). Algunos vereis qué ya
con un pie en el hoya, recobran el brio
de su juventud, sin que les arre
dren gastos ni fatigas; sin que les es
panten riesgos; ansiosos solos de tras
tornar lo sagrado y lo profano, y
sembrar desórden y confusion en el
mundo todo. No les faltan aduladores
(I) No se pierda nunca de vista la diferen
cia delos tiempos para no confundir el actual
sistema de la Corte Romana con las ideas que
la rejian en vida del autor.
214
injeniosos que decoran tan criminoso
frenesí con los nombres de piedad,
zelo, valentia; hallando pérfidas alo
cuciones que concilian la caridad cris
tiana con la pecorea , las mortanda
des, y las risas.
60. No se deciros si ciertos obispos
de Alemania los tomaron por modelos ó
les sirvieron de tales. Sea lo que fue
re, ya no guardan respeto alguno:
parece que el culto, las bendiciones,
las ceremonias ya no les incumban;
son satrapas verdaderos que creyeran
deshonrar el obispado si consagraran
á Dios sus almas guerreras de otro
modo que en los campos de batalla.
Sus Curas , llenos del mismo espíritu
de Santidad, blandean la espada y el
dardo con valentía en defensa de sus
diezmos. No descuidan acto ninguno
de enerjia; bien saben deletrear ve
tustos pergaminos para sacar de ellos
títulos ecsóticos á fin de deslumhrar
21o
con ellos á las jentes pacatas y hacer
les creer que no son los diezmos solos
lo que les deben. En cuanto á sus de
beres para con el Pueblo, escritos por
todas partes, su orgullo es ignorarlos.
Su tonsura debiera enseñarles que un
sacerdote hizo divorcio con la tierra
para entregarse enteramente á Dios;
pero estos bienaventurados no se em
pachan por tan poca cosa. Piensan
haber concluido su tarea cuando han
murmurado de cualquier modo cier
tas preces que solo Dios puede enten
der, pues que ni aun cuando las ber
rean en sus Iglesias, ellos mismos las
llegan á descifrar.
En esta parte lo mismo son los sa
cerdotes que los legos. Todos saben
vijilar cautelosamente sus intereses y
comprender sus derechos. En cuanto
á las cargas las rechazan prudente
mente sobre las espaldas ajenas y se
pasan unos á otros la pelota. Los re
216
yes abandonan á sus ministros las pe
nalidades del Gobierno ; los ministros
á sus dependientes y todos , por mo
destia , dejan al pobre pueblo el cui
dado de servir á Dios. El pueblo á su
vez dice que es incumbencia de los
eclesiásticos, como si los votos del
bautismo debiesen ser nulos para él.
Los eclesiásticos que se intitulan se
culares , como si perteneciesen al
mundo y no á Jesucristo, pasan el
cargo á los frailes; los frailes mitiga
dos á los reformados, estos á los men
digantes, y finalmente llega á los car
tujos entre los cuales parece que la
devocion se haya sepultado paraque
el mundo nunca la llegase á ver. Los
Papas , cuidadosos de recojer sus co
sechas doradas , encargan las labores
del cultivo á los Obispos , estos á los
Curas, los Curas á sus vicarios, los
vicarios á los mendigantes y estos por
fin á los que trasquilan las ovejas pa
217
ra quedarse con su vello. Perc- basta
ya de Prelados y de Curas: no quiero
escudriñar sus vidas privadas. Lo que
yo intento es hacer mi elojio y no
una sátira no imajineis que los enco
mios que tributo á los malos prínci
pes sean una sátira disfrazada de la
conducta de los buenos. Lo poco que
he dicho de ellos no lleva mas objeto
que hacer visible y palpable que no
hay clase alguna de hombres que pue
da ser feliz si no está iniciada en mis
misterios y honrada con mis merce
des.
61. ¿Pudiera ser de otra suerte
cuando la fortuna, árbitra del destino
de los mortales, siempre de acuerdo
conmigo, es enemiga irreconciliable
de los sábios y constante protectora
de los Locos hasta el punto de acari
ciarlos en sus mismas camas? Ya co
noceis el apodo de Timoteo y el re
fran que dice de él que toma la$ ciu-
220
tuerto y á derecho, como suele decir
se ; dirijíos á los Papas , á los Prínci
pes, á los majistrados, á amigos y
enemigos, á grandes y pequeños, con
todos y por todas partes para salir del
empeño es preciso dinero , y como es
metal que el sabio desprecia altamen
te, el menguado encuentra cerradas
todas las puertas.
Pero veo ya que me propaso y que
mi elojio no tiene medida ni fin. Voy
á concluir luego de haber citado su
cintamente algunos célebres autores
que me han honrado con sus elojios y
justificado con muchos ejemplos. No
quiero que se diga que estoy sola en
mi partido y que los lejistas puedan
echarme en cara que solo alego mi
propia autoridad. Voy pues á imitar
los y traer, como hacen ellos, citas á
puñados, sin tón ni són^ i
62. No hay quien no sepa y no ¡
aprecie esta máxima que anda en bo-
221
ca de todos. Lo que no tengáis es pre
ciso aparentar que lo teneis. Por esto
se dice á los niños que es gran sa
biduría finjir locura con oportuni
dad. Si sola su sombra ó el remedo
de la locura ha merecido los elojios
de los sábios, juzgad que será de la
realidad. Horacio , ese lechoncillo de
Epicurio , segun él mismo se moteja,
se esplica aun mas adecuadamente.
Su consejo es que la Locura debe aso
ciarse á la Prudencia. Verdad es que
añade la palabra de paso ; pero otras
cosas mejores ha dicho que esta. Dul
ce es disparalar acertadamente, dice en
otra ocasion, y en otra que mas quie
re pasar por un loco que de nada sir
ve, que por sabio ceñudo. Entre los
elojios que Homero prodiga á Telé-
maco se encuentra tal cual vez el epí
teto de mozo alocado y los poetas trá-
jicos le dispensan igualmente á la ju
ventud, como a cosa de buen aguero.
222
Acaso el asunto de la ¡liada es mas
que las locuras y pasiones de los Pue
blos y de los Reyes? La tierra está lle
na de locosi esta sentencia de Ciceron
completa mi elojio pues quien ignora
que el mayor de los bienes es sin du
da el que se difunde mas?
63. Quizás estas autoridades no
tengan entre los cristianos peso algu
no ; busquemos pues en la Escritura
sagrada testimonios que sean nuestros
puntales y fundamentos, como dicen
los doctores. Empezemos por humi
llarnos ante los teólogos paraque nos
den licencia. Luego, como la empre
sa es árdua, y que habría indiscresion
en pedir á las musas que por segunda
vez bajasen de Helicona, causándoles
un tan largo viaje, por asunto que no
las incumbe ; tal vez fuera del caso,
ya que trato Teolojía, invocar el alma
de Escot , mas espinosa que todos los
zarzales en que voy á meterme, para
223
que desde su aula teologal , pasase á
mi seno, con condicion, empero, de
salir de el en concluyendo , para vol
verse á donde quisiera , aunque fuese
á los Infiernos. Ojalá me fuese dado
dar gravedad al semblante , y embo
zarme en el ropon doctoral! pero me
queda una zozobra : temo que al ver
me tan ducba en teolojía se me acuse
de plajiato y se diga que furtivamente
he compilado los manuscritos de los
maestros; pero no se debe estrañar
que hallándome hace tanto tiempo
con los teólogos, al cabo haya apren
dido algo de ellos: hubo un Priapode
madera que llegó á saber algunas vo
ces griegas, porque su amo leía dia
riamente en griego delante de él, y
el Gallo de Luciano , despues de ha
ber vivido mucho tiempo con los hom
bres, acabó tambien por hablar. Con
que bajo tan buenos auspicios empie
zo mi sermon.
224
El número de los Locos es infinito di
ce el Eclesiastes capítulo primero ¿por
esta voz infinito no se entiende todos
los hombres, esceptuados unos po
quísimos perdidos entre la multitud?
Jeremías se esplica aun mas clara
mente en su capítulo décimo. Todo
hombre por su propia cordura se ha
vuelto loco: solo vé cordura en Dios y
Locura entre los hombres. Mas arri
ba dice: ¿ cual es el hombre que no ce
lebra su propia sabiduría? Santo Pro
feta ¿porque no quereis que el hom
bre glorifique tan rara prenda? porque
no la posee; esto es lo que solo puede
responder. Pero vuelvo al Eclesiastes:
¿que quiere decir cuando esclama:
vanidad de vanidades todo en el mundo
es vanidad, sino lo que dijimos, la vi
da humana es un juego de la Locura?
esta es la sancion de la alabadísima
sentencia de Ciceron : la tierra está
llena de Locos ¿que quiere decir aun
225
lo que dice este sábio Eclesiástico
cuando esclama : El insensato es va
riable como la Luna ; el sabio es siem
pre el mismo como el Sol? quiere de
cir que todos los hombres son locos y
que la calificacion de sábio solo con
viene á Dios. En apoyo de ello tene
mos esta palabra de Jesucristo : Solo
á Dios se debe llamar bueno. Si como
dicen los Estoicos es cierto que la sa
biduría y la bondad son dos cualida
des indivisibles, es precisa consecuen
cia que todos los hombres son locos
supuesto que no hay ninguno de ellos
que sea bueno. Salomon al decir en
el capítulo décimo quinto que la Lo
cura forma la alegria del loco atesta
formalmente que sin ella la vida hu
mana no es mas que tristeza. El mis
mo sentido encierran estas palabras
acumular la ciencia es acumular la zo
zobra y pensar mucho causa gran de
sazon. ¿Nuestro injenioso apolojista
15
226
no dice lo mismo con estas palabras
del capítulo séptimo? La tristeza resi
de en el alma de los sabios, y la alegria
en la de los locos. Por esto fué que no
se aquietó con conocer la sabiduría,
sino que tambien quiso conocerme á
mí. Si lo dudais apoyaos en lo que él
mismo dice capítulo primero. He que
rido conocer la sabiduría y la doctrina;
los errores y la locura. Aquí es preci
so observar que nombrando la Locu
ra en último lugar, la dá el puesto
de honor. Esto dijo el Eclesiastes , y
ya sabeis que en las ceremonias de la
iglesia, el que goza de la dignidad pri
mera se coloca despues de todos los
demas, conformándose al precepto
del Evanjelio.
Pero que la Locura vale mas que
la sabiduría es precisamente lo que
atesta en su capítulo cuarenta y cua
tro el autor del Eclesiástico, cualquie
ra quesea. No quiero citar el paso has
227
ta que, segun el ejemplo de los inter
locutores que Platon hace discutir con
Sócrates por medio de respuestas sa
tisfactorias, hayais allanado el camino
á las inducciones que quiero sacar
¿ que es lo que se debe custodiar las
cosas raras y preciosas , ó las viles y
comunes? no respondeis? no sacareis
nada con callar : el refran griego que
dice el jarro á la puerta contesta por
vosotros. Aristóteles lo cita, y sopena
de impiedad es indispensable creer lo
que dice el oráculo de la escuela ¿hay
entre vosotros alguno que sea bastan
te estúpido para abandonar en la ca
lle sus joyas y su caudal? á buen se
guro que no. En el lugar mas ocul
to de vuestra casa y en lo mas recon
dito de vuestra caja los encerrais. A
fuera solo dejais lo que no importa
jerder. Pues si solo se custodian las
puest¡?rec'osas Y se ponen á la vista
228
dente que la sabiduria que se nos man-"
da ostentar es de menos valor que la
Locura que tenemos prescripcion de
esconder? oid ahora las palabras del
autor : el que esconde su locura , lo
acierta mas que el que no deja ver su
tabiduria.
No es cierto que las 'escrituras di
vinas conceden al Loco una sencillez
de alma que no cabe en el sábio que
presumo ser un hombre sin par? Es
ta induccion la saco de estas palabras
del capitulo décimo del Eclesiastes:
El loco piensa que todos los que en
cuentra son locos como el. Hay cosa
mas injénua que medir á los demás
con su misma vara , y reconocer , al
través de la elevada opinion que cada
uno tiene de sí propio , que los otros
nos igualan en merecimiento ? Salo
mon no se ha sonrojado de tal título'-,
dice en el capítulo treinta:
loco de los hombres.
229
Gentiles, él mismo, se apoda de tal
en una de sus epístolas á los Corintios
lo digo como á loco , porque lo soy mas
que otro alguno, como si cifrara su
pundonor en no tener igual en locura.
Me parece estar oyendo los graz
nidos de ciertos sabidillos, de los cua
les mi amigo Erasmo , que cito ame-
nudo porque le aprecio mucho , es el
segundo gefe cuando menos, si ya no
es el primero , que quisieran sacar
los ojos á los teólogos del dia y qui
tarnos la vista con sus sofismas; y en
cita tan estravagante , esclaman : y
cuan digna es de la Locura ! el senti
do del apóstol en nada se parece á
una charla tal , supuesto que no quie
re decir que sea mas loco que los de
más ; sino que despues que ha dicho
son ministros de Jesucristo y yo lo soy
tambien , poco satisfecho con haberse
puesto al nivel de los demás y con la
' -".onciencia de la superioridad , añade
230
para correjir la insuficiencia de la es-
presion: yo lo soy mas que ellos. Ypa-
raque esta osadía no ofendiese á na
die , sabiendo que los locos gozan del
derecho de decirlo todo impunemen
te; se escuda con la locura y conclu
ye diciendo que no es cordura decirlo.
Pero interpreten este paso como quie
ran yo solo me atengo á nuestros gor
dos y corpulentos teólogos, en cuyo
sequito los sabios, ó la mayor parte
de ellos , prefieren descarriarse á se
guir el camino recto con los que po
seen muchos idiomas. Lo mismo apre
cian á tales pigmeos de ciencia que si
fueran urracas.
Uno de los mas célebres (1) que no
quiero nombrar, porque con justa

(1) Este teólogo es Nicolás de Lira que hizo


una glosa perpetua de todos los libros de la Es
critura , obra esíraña y en el dia enteramente
ignorada. Su sepultura se hallaba en el capitulo
de los frailes de San Francisco de París.
231
causa recelo que nuestras urracas le
aplican el refran griego : es el asno
de la Lira, ha hecho un muy docto
comentario sobre este paso : lo digo
aunque no sea cordura el decirlo. Es
un capítulo en dos secciones , lo que
prueba mucha dialéctica , y he aquí
como esplica este texto : Voy á citar
al autor palabra por palabra, y espo
ner su raciocinio en la forma y la
substancia, como se suele decir. Lo
digo aunque no sea cordura el decirlo:
esto quiere decir : Si juzgais que por
mi parte no hay cordura en ponerme
al igual de los falsos apóstoles; menos
hallaréis que la haya en colocarme .
en grado superior. Dicho esto nuestro
doctor oh ida todo lo demás y vuelve
sus miras á otra parte.
6-í. Pero porque concretarme con
tantos escrúpulos á una sola autori
dad? El derecho comun de los teólo
gos abarca la facultad de dilatar á su
-
232
antojo las sagradas escrituras: es una
piel de la que hacen lo que les gusta
mas. Si hay que dar fe al docto San
Gerónimo, San Pablo pone muy ame-
nudo el sagrado texto en contradic
cion con sigo mismo , á pesar de que
en él todo está con la mayor confor
midad. Cuando, para hallar medio de
predicar la fe á los atenienses, marti
riza una inscripcion que vio en uno
de sus altares, elude cuidadosamente
todo lo que no le acomoda, y solo to
ma de ella las dos últimas palabras,
y todavía algo alteradas : al Dios des
conocido pues que la tal inscripcion
decia : á los Dioses del Asia Europa- y
Africa , á los Dioses desconocidos de
los Estranjeros : Estoy creyendo que
autorizados por su ejemplo los teólo
gos sustraen de uno ú otro paso pa
labras que alteran del mismo modo,
si conviene, para adaptarlas á su sen
tido, aunque el texto entero no guar
233
de conecsion ninguna ó quizás sea
contrario: esta licencia les sirve tanto
que los jurisconsultos les tienen zelos.
¡ A que no podrán atreverse supuesto
que el gran...! por poco suelto su
nombre, pero me acuerdo del refran.
Sea quien fuere , lo cierto es que de
un paso de san Lucas saca una con
clusion que concuerda con el sentido
del Señor lo mismo que el agua con
el fuego. En una de esas épocas acia
gas en que los Clientes fieles refuer
zan su zelo y corren al lado de sus
patronos para defenderlos á toda cos
ta , Jesucristo , que quería que sus
discípulos se desprendiesen de toda
clase de confianza en tales apoyos, les
preguntó si cuando los habia manda
do á la mision les hizo falta alguna
cosa , apesar de que estaban sin ves
tido sin zapatos, y entre zarzas y gui
jarros ! Habiéndoles ellos contestado
que en todas partes hallaron lo pre
234
ciso , les repuso : pues ahora dejad
vuestra alforja y vuestra bolsa y si no
teneis espada vended vuestra túnica
para poderla comprar. Pues que! la
doctrina de Jesucristo siendo solo de
mansedumbre, paciencia y desprecio
de la vida , no se deslinda del sentido
de semejante amonestacion? Por ta
les palabras Jesucristo prescribe á sus
mensajeros que se desprendan de to
da humana zozobra, que esten sin
calzado , bolsa ni vestidos y que en
tren en la carrera apostólica desnu
dos, sueltos de todo , y sin otra arma
que la espada, pero no la de los van-
doleros y parricidas, sino la espada
espiritual que penetra hasta en los úl
timos recodos de la conciencia , que
corta la raiz de las pasiones para no
dejar en el alma mas que la semilla
de la piedad.
Pues oid ahora de que modo este
teólogo celeberrimo violenta el senti
235
do de este paso. Por la espada en
tiende el derecho de defenderse con
tra la persecucion , y por el saco las
precauciones contra la necesidad; co
mo si Jesucristo , sintiendo no haber
mandado sus misionarios á fuer de
opulentos Embajadores, lo hubiese
pensado mejor y mudase de sistema;
como si olvidando que les habia di
cho, al prohibirles toda resistencia á
sus persecutores, que la gloria eter
na seria el premio de las afrentas, de
los ultrajes , de los suplicios que les
tocasen ; que estaba destinada a los
que sabrían padecer y no á los que
sabrían vengarse ; que el ejemplo de
las aves y las flores debia enseñarles
á confiar en la Providencia, ahora les
diese ordenes contrarias encargándo
les que se armasen para la partida y
que prefiriesen ir descalzos primero
que sin espada. Por el nombre de
acero entiende tersas armas ofensi
236
vas , y por la bolsa buenas provisio
nes para hacer frente á las necesida
des corporales. De tal modo este dig
no intérprete de los oráculos del Re
dentor dá un arsenal á los apóstoles
paraque vayan á predicar de un Dios
crucificado : les echa á cuestas un
enorme bagaje paraque no tengan que
salir de la posada sin haber restable
cido sus brios. No piensa este buen
cristiano que Jesucristo que, segun su
acerto, ha encargado tanto á sus dis
cípulos que compren la tal espada,
en otras ocasiones les manda tenerla
siempre embainada, vituperando que
la hayan ni una vez sacado, y que no
hay ejemplar de que la hayan em
pleado contra la crueldad de los pa
ganos, lo que sin embargo hubiera
sucedido si la intencion del Maestro
hubiese sido la que el intérprete qui
so suponer.
Otro doctor, que no es moco de
237
pavo, cuyo nombre callo por consi
deracion , ha tenido la ocurrencia de
amalgamar la piel del pobre San Ber
nardo que fué desollado en vida , con
los de la tierra de Madian de que ha
bla Habacuc: las pieles de la tierra de
Madian estarán en confusion. Está
mas claro que el Sol que el Profeta
habla de las tiendas del campo de los
Madianitas que eran de piel ; pero
nuestro sabiondo hace del caso una
aplicacion alegórica al triste martirio
del Santo. No ha mucho que asistí
tambien á una tesis de teolojía , pues
es cosa de que gusto mucho. Pregun
tando un curioso cual fuese el texto
de la Escritura que prescribe el es-
terminio de los Herejes por las lla
ma* : en vez de convencerlos por la
persuasion , un viejo regañon , cuyo
semblante hosco , designaba un ver
dadero teólogo , respondió con vehe
mencia , que San Pablo lo habia eri
238
jido en precepto cuando dijo : Here-
tium hornineni post unam et alteran
vorrectionem devita. Despues que sen
das veces repitió lo mismo con chilli
dos que hicieron presumir que estu
viese loco, dió la siguiente esplica-
cion: descompuso la palabra devita en
dos de vita y por tal medio el paso en
vez de significar que despues de una
ó dos amonestaciones es preciso apar
tarse del hereje; decia, segun el doc
tor, que es preciso apartarle de la vi
da. Algunos hubo que se rieron de
ello, pero otros hallaron que era teo-
lojía verdadera. Mas viendo que to
dos no lo aprobaban, Oid, esclamó el
catedrático, doctor irefragable que
con una sola palabra zanja una difi
cultad, escrito está: no dejeis vvmt'al
malhechor; y pues que todo hereje es
malhechor, ergo etc. La asamblea en
tera quedó aturdida , y tan hermoso
raciocinio arrastró un sufrajio entero.
239
A ninguno de los asistentes le ocur
rió que esta ley concernía solo á los
Brujos , ensalmadores y magos , que
los Hebreos designaban por una voz
que equivale á malecbor; si en ella se
debiese incluir á todos los que obran
mal , el uso de la mujer y la embria
guez serian delitos capitales.
6o. Pero hasta locura es que me
abisme yo en este cáos de absurdos
con los cuales se podrían componer
volúmenes mas abultados que los de
Crisipo y Didimo. Lo que únicamen
te quise probaros es que si estos divi
nos maestros se han permitido tales
llanezas, no podeis andar severos con
migo que no soy mas que una som
bra de teolojía , si veis que mis citas
carecen de una estremada exactitud.
Vuelvo á San Pablo : Vosotros toleráis
¡os locos , dice , y en otra parte : Re-
cividme como á loco: no hablo segun el
espíritu de Dios : sino como en un ac-
240
ceso de Locura. Mas dice todavía: So
mos locos por Jesucristo. Cuantos elo-
jios de la Locura ! ¡ y en que boca !
llega hasta á presentarla como un
deber y un bien precioso : que el que
esté cuerdo entre vosotros, se vuelva
loco para alcanzar la verdadera sabi
duria. Esto dice, y Jesucristo en San
Lucas dá el nombre de Locos á los
dos Discípulos que encontró en el ca
mino de Ernao. Me atreveré á decir
que San Pablo hasta á Dios mismo dá
ciertos toques de locura : lo que en
Dios es locura dice, es mas cuerdo que
la sabiduria de los hombres. Orijeno
que comentó á San Pablo, dice que
esta locura es un misterio que el hom
bre no puede entender, lo mismo que
estas palabras : á los ojos de los que
mueren el sacrificio de la cruz es una
locura.
Pero á que es cansarme buscando
tantas autoridades cuando tengo la
241
del hijo de Dios que en los salmos
dice á su Padre Ya conoceis mi locu
ra? no es estraño, pues, que Dios
prefiera á los locos. Los Reyes des
confían de los hombres reflexivos; les
temen ; solo gustan de los automatas
que se mueven si los menean. Marco
Antonio fué un borracho y por esto
no hizo mella á César que solo temia
á Bruto y á Cácio. Séneca se hizo
sospechoso á Neron , y Platon á Dio
nisio de Siracusa. Asimismo Jesucris
to no aprueba á los sabios que se fian
en su Sabiduría. Esto atesta formal
mente San Pablo en estos dos pasos:
Dios lia preferido lo que en el mundo
es locura... Plugo á Dios salvar al
mundo por medio de la Locura, porque
la Sabiduria no podía regenerarlo. Dios
mismo se esplica muy claramente por
la boca del Profeta: perderé la sabidu
ria de los sabios , y rechazaré la pru
dencia de los prudentes. ¿No se alaba
16
2-42
Jesucristo de haber ocultado el mis
terio de la salvacion á lossábios, y
de haberle revelado á los simples, es
decir, á los locos? Tal es la palabra
que está en el texto griego. Añadid
todavia que el Redentor en su Evan
gelio no cesa de amonestar á los fari
seos, á los Escribas y Doctores de la
Ley, poniéndose de parte del vulgo
ignorante; pues estas voces ¡ay de vo
sotros Escribas y Fariseos! que mas sig
nifican que ¡Ay de vosotros , sabios del
mundo! Niños, mujeres, pecadores
estos son sus predilectos. Entre los
animales prefiere á los que mas se
alejan de la astucia de la Zorra. Bien
podia, si le hubiese acomodado tomar
un Leon por cavalcadura , pero , no :
mas quiso tomar un asno. El Espíri
tu Santo no baja tomando la figura
de una Aguila, de un Buytre; sino ba
jo la de una paloma. Muchas veces la
Escritura menciona Ciervos , mulos,
243
corderos; Jesús señala sus elejidos por
el nombre de Ovejas , y esto que es
la casta mas estúpida. Las ovejas del
Señor : asi se designa á los necios , y
Jesucristo se declara pastor de tal re-
bailo. El nombre de Cordero le gusta
mucho , y San Juan se lo da muchas
veces: este es el Cordero de Dios. Mu
chas veces la apocalipsis repite lo mis
mo : y todo esto que nos anuncia si
no que todos los hombres son locos,
sin eccepcion de los verdaderos Cris
tianos, y que el mismo Jesucristo que
era la Sabiduría de su Padre , al ha
cerlo hombre, se revistió en algun mo
do de nuestra locura para sanarla; de
la misma manera que se encargó del
pecado para redimirlo? Solo quiso pjr
remedio la locura de la Cruz ; el mi
nisterio de los hombres mas sencillos
y limitados a los cuales encarga la
locura y prohibe la sabiduría, presen
tándoles por ejemplos los niños , los
244
lirios, el Jenabe, los gorriones, espe
cies todos que vegetan , segun el an
tojo de la naturaleza sin inquietud,
ni prevision. No quiere que piensen
en lo que han de responder cuando
esten delante de sus Jueces, ni que
reflexionen sobre los tiempos y las cir
cunstancias, abandonándose á su pru
dencia : quiere que únicamente espe
ren en él. Igual mira tuvo el Criador
cuando sopeña de muerte prohibió á
nues tros primeros Padres que llega
sen al fruto del árbol de la Ciencia,
como si en ella se hallase toda la
ponzoña de la felicidad. San Pablo la
reprueba como fuente de orgullo y de
miseria: es probable que San Bernar
do pensase lo mismo cuando al monte
en el cual Lucifer habia establecido
su residencia , le llama Monte de la
Ciencia.
No olvidemos para prueba postre
ra que Dios perdona la locura , sien
245
do sola en obtener la remision de sus
pecados, mientras la Sabiduría no sir
ve de escusa para ellos. Por eso es
que el pecador que pide misericordia,
se escuda con su locura aunque haya
pecado con pleno conocimiento. Si
bien me acuerdo, he aquí de que mo
do Aron defiende á su hermano. Dio»
mio -no nos imputeis estepecado que co-
metimospor Locura. De la misma suer
te Saul se disculpa para con David :
harto ves dice que obré como un Loco.
El mismo David procura aplacar á
Dios con estas voces. Os lo pido, Se
ñor ; no achaqueis la iniquidad de vues
tro siervo mas que á la locura qv.t U
ha producido. Creia que fuese imper
donable á no disculparse por la igno
rancia y el desarreglo del animo. Mas
grave todavía es que Jesucristo , ro
gando en la cruz por sus enemigos
adopta la misma disculpa : Perdonad
les Pafae mio, pues tto saben lo que
246
hacen. En igual sentido San Pablo es
cribe á Timoteo: Dios me ha perdona
do porque en los tiempos de mi incre
dulidad pequé por ignorancia ¿que sig
nifican estas palabras por ignorancia
sino que pecó por Locura y no por
malicia? porque dice Dios me ha per-
dónadol es que si la locura no lo re
claméra sabe que no obtendría su
perdon. A favor nuestro tenemos to
davía al Salmista que dice en un pa
so que olvidé en su lugar correspon
diente: no os acordeis de los deslices
de mi juventud , olvidad mis errores.
Ya veis que funda su disculpa sobre
una edad ejn la que soy fiel compañe
ra, y sobre errores cuyo infinito nú
mero prueba hasta que punto le do
minaba la Locura.
66. Para no estraviarme en lo in
finito y decirlo todo de una vez, la
Religion Cristiana misma parece te
ner mucha afinidad con la locura y
247
estar en contradiccion con la Sabi
duría ¿ Quereis que os lo pruebe? ob
servad en primer lugar que las muje
res, los viejos, los niños, los idiotas
son los que mas gustan de las ce
remonias relijiosas. Nunca piensan
estar bastante cerca del altar. Ya sa
beis que los primeros predicadores
de la fé , entregados completamente
á la Ignorancia eran enemigos acer
rimos de las letras. En fin no hay
locos mas locos que los que consu
me la llama de la Devocion Cristia
na : tiran el dinero, olvidan las inju
rias ; se dejan engañar : tanto aman
á sus enemigos como á sus amigos;
aborrecen los deleites ; su solo pa >to
son abstinencias, lágrimas, peniten
cia, y parece que están esentos de to
da humana sensacion , como si su al
ma no se albergase ya en su cuerpo...
¿y esto no es locura verdadera? no
hay pues que maravillarse si los após
248
les sufrieron la acusacion de haber
bebido demasiado , y si Festo creyó
que San Pablo era un hombre que
deliraba. Ya que endose la piel del
Leon, proseguiré y voy á probar que
la dicha á que aspiran los Cristianos
con tantos sacrificios , no es mas que
una clase de Locura: disimuladlas pa
labras y atended solo á las cosas.
En primer lugar los Cristianos y los
Platónicos siguen á corta diferencia el
mismo sistema. Dicen que el alma a-
bismada en el Cuerpo , atraillada con
los lazos de la materia , no puede en
cárcel tan obscura , ni ver la verdad,
ni gozar de ella. Platon dice que la
Filosofia es la imitacion de la muerte,
porque hasta cierto punto causa la
misma sensacion que ella, supuesto
que desata el alma de los objetos sen
sibles y materiales. Cuando el alma
hace un uso regular de los órganos
«leí Cuerpo se dice que está en buen
249
estado. Si, aburrida de sus cadenas
quiere romperlas y recobrar su liber
tad , sus esfuerzos pasan por locura ,
y si este desarreglo proviene de en
fermedad ó alteracion corporal, en
tonces se añade que es delirio; sin
embargo vemos que estos locos hablan
idiomas que nunca aprendieron, pre
dicen lo futuro y parece que tengan
toques divinos. Esto proviene de que
sus almas, mas independientes del
Cuerpo , empiezan á disfrutar de su
fuerza natural. La misma causa en
los moribundos produce efectos seme
jantes: hablan como hombres inspi
rados por el Cielo. Si es un piadoso
zelo el que exalta sus almas á tal pun
to, ya se vé que no es la misma Lo
cura, pero es una cosa tan parecida
que en jeneral todos la equivocan
con ella. ¡Pobres hombres! pocos son
los que constantemente no ven las
cosas como los demas; estos están en
250
el caso de los que Platon coloca en su
cueva alegórica : presos en ella ven
fantasmas que los alucinan. ¿Si alguno
de ellos que ha hallado medio de es
caparse, vuelve y dice á los demás
que solo ven sombras vanas y que él
ha visto la realidad , y les compadece
y deplora la ilusion que los deslum
hra , que saca de ello ? se burlan de
él , le tratan de Loco y no le escu
chan. La jeneralidad de los hombres
no ve mas que la materia y no cree
que hay otra cosa verdadera.
Los místicos al contrario, despren
didos siempre de todo lo que pertene-
nece á la tierra solo saben elevarse
hácia el cielo. Los mundanos piensan
primero en las riquezas , luego en las
delicias; sus cuidados postreros son
para el alma , en la cual no cree la
mayor parte de ellos , porque no es
cosa visible. Los otros están concen
trados en Dios que es el mas sencillo
251
de todos los Seres , y despues de Dios
y por Dios, en sus almas que son
imájenes de él. Olvidan el Cuerpo y
miran las riquezas como cieno. Si tie
nen que manejarlas lo haeen con re
pugnancia ; las tienen como si no las
tuviesen y las poseen sin poseerlas.
Hay en las mismas cosas grados y ca
racteres que las diferencian. Si bien
todos nuestros sentidos pertenecen al
Cuerpo, los hay mas materiales unos
que otros. La vista, el oido, el tacto,
el odorato, y el gusto son puramente
físicos ; la memoria , el entendimien
to, la voluntad son mistos. La fuerza
del alma está en el lugar en donde
ejerce sus funciones. Los devotos solo
ejercitan sus facultades intelectuales
en lo material y permanecen ajenos
de todo lo demas. Los mundanos , al
contrario , desconocen los goces espi
rituales y no atienden mas que á las
sensaciones groseras. De esta diferen
252
cia proviene sin duda que se diga en
cierta leyenda que hubo Santos que
bebieron aceite pensando que bebian
vino.
Entre las pasiones las hay que es
tán en mayor afinidad con el Cuerpo
como el gusto de comer , de dormir,
la cólera, el orgullo, la envidia. Es
tas son las que los Santos repelen sin
tregua alguna, mientras los munda
nos piensan que no se pueda vivir sin
ellas. Hay pasiones intermedias que
están también en la naturaleza ; tales
son el amor pátrio , la ternura pater
na, la piedad filial, la amistad. Todo es
to obra mas ó menos sobre el pueblo.
Pero los hombres de Dios trabajan,
sino á desarraigarlas de su pecho , al
menos á espiritualizarlas, amando por
ejemplo, al Padre no como á tal ¿pues
por tal concepto que le deben mas que
un cuerpo que mas proviene de Dios
que de él? sino como á un hombre de
253
bien, imájen de la Divinidad que es el
bien supremo, fuera del cual no hay ni
que amar ni que desear. Esta para e-
Hos es la norma de todos los deberes. Si
todo lo visible no es la nada á sus
ojos, al menos lo ponen en una clase
muy inferior á los objetos contempla
tivos.
En el culto y los Sacramentos dis-.
tinguen el cuerpo y el espíritu. En
los ayunos cuentan por muy poca co
sa lo que el pueblo mira como á ob
jeto principal : la abstinencia de la
carne y la substraccion de una comi
da. A mas de esto segun ellos hay
que mortificar sus pasiones , reprimir
mas la cólera , el orgullo , á fin de
que el espíritu mas libre de materia
pueda disfrutar de las cosas celestes.
En el sacrificio del altar, sin que re-
prueben las ceremonias, dicen que
valen poco, y que son dañosas, si no
se penetra su espíritu , si en sus figu
254
ras no se' considera el sentido verda
dero. Supuesto que es la representa
cion de la muerte del- Salvador, es
preciso representarla, muriendo para
las sensaciones carnales, ahogándolas,
sepultándolas en la tumba de Jesu
cristo , á fin de renacer á una nueva
vida y hacer todos con él un cuerpo
solo: tal es la vida ; tales son las me
ditaciones de los Santos.
El pueblo, al contrario, piensa que
basta asistir á la Iglesia , estar muy
cerca del altar, oir el canto del coro,
y en fin deleitarse mirando las cere
monias que no son mas que pura cor
teza. En una palabra los que tienen
el zelo verdadero en todo y por todo
se elevan sobre los sentidos y las apa
riencias, y sus almas se arrebatan há
cia las verdades eternas, hácia los ob
jetos invisibles y espirituales. Esta
contradiccion de ideas que existe en
tre los devotos y los mundanos es cau
235
sa que unos á otros se llamen Locos,
yo, confieso que en cuanto á mi, es
toy en que los mundanos tienen ra
zon.
67. Esto confesareis cuando, se
gun os prometí , os habré demostra
do que este bien Supremo al que as
piran las almas devotas, es un verda
dero estado de Locura . Lo que dice
Platon de que el frenesi de los aman
tes es de todos el mas dulce viene á
ser lo que yo digo. En efecto un hom
bre que ama con arrebato ya no ec-
¡;iste en si , pues solo vive en el obje
to de su amor. Cuanto mas sale de
si propio para identificarse con su
querida tanto mas dichoso es. Cuan
do el espíritu está como viajando le
jos del Cuerpo, y que ya no dirije los
organos sensuales , este estado se lla
ma Locura : si asi no fuese que sig
nificarían estas espresiones vulgares :
está fuera de si: bolved en vos : ha
vuelto á la razon.
256
Segun cual sea el grado de amor
son mas ó menos los de Locura y de
felicidad. Esto sentado, veamos cual
será la vida de las almas bienaventu
radas que es el blanco á que aspiran
con tanto ardor los devotos verdade
ros. Mas fuerte y victorioso el espíri
tu absorverá el Cuerpo , que depura
do y preparado en su vida mortal ,
para tal mudanza, no resistirá á un
vencedor que está como en su pro
pio imperio. El espíritu mismo se ve
rá como absorvido en Dios cuya fuer
za es tan superior á la suya. Asi es
como todo hombre se encontrará fue
ra de si mismo y no será feliz sino
confundiendose con el bien Supremo
que todo lo atrae y que da bienes
inefables.
Aunque esta ventura no debe reci
bir su complemento sino cuando el
alma y el cuerpo reunidos gozan en
comunidad de la bienaventurada in
257
mortalidad, sin embargo como los
Santos cifran en ella sus meditaciones,
imitándola con su modo de vivir, ya
se puede decir que tienen en la tierra
un goce anticipado. Ya se vé que no
es mas que una gota en comparacion
del oceano de felicidad que está en el
término ; pero esta gota es infinita
mente mas deliciosa que todas las de
licias sensuales juntas si fuese dable
reunirías en una sola; de tal modo
las cosas espirituales son superiores á
lo visible y material : esto mismo nos
anuncia el Profeta cuando dice : El
ojo no ha visto nunca , ni la oreja ha
oido, ni ha sentido jamas el corazon lo
que el Señor destina á los que le aman.
La vida de los Santos es pues una es
pecie de locura que léjos de concluir
con la muerte se perfecciona. Los
que en la tierra la tienen en dote
caen en extasis tan raros que parecen
llegar á la demencia , hablan sin ce
17
158
nexion, sin naturalidad y articulan
palabras sin sentido; su rostro se de
muda enteramente. Pasando alterna
tivamente de la tristeza á la alegría ,
y de la alegría á la tristeza , lloran ,
rien, suspiran, y no son dueños de sí.
Al recobrar el sentido dicen que no
saben de donde salen, ni si estaban
en sus cuerpos ó fuera de ellos , si
dormían ó velaban , lo que oyeron ,
lo que dijeron é hicieron es para ellos
un sueño del cual les queda solo un
recuerdo informal. Solo saben que
eran felices en su delirio y quisieran
que durase siempre: es un ensayo de
•los deleites del cielo (1 ).
68. Pero veo que descuidada , no

- (1) Todos estos raciocinios y citas de Eras-


mo, son cosa algo difusa y pesada para nosotros;
pero siempre hay que recordar el espirita teo
lógico de aqudlos tiempos; lo mismo c¡uc alleer
el Quijote, el lector sensato no olvida que hnbo
caballeros andantes.
259 *
sé resolverme á dar fin. Si juzgais
que he disparatado ó perorado con
harta latitud, hacedme el favor de no
oividar que soy la Locura y que soy
mujer. Sin embargo ó veces un loco
habla con acierto; este es un refran
de los Griegos; pero quizas penseis
que se aplique mal á mi secso. Veo
que esperais un resumen. Mas locos
que yo sois si os figurais que me a-
cuerdo ya de una sola palabra de este
mejunge que acabo de aderezar. Dos
refranes hay de los cuales el mas vie
jo dice: Aborrezco un convidado que
tenga mucha memoria, y el otro no
me gitsta el oyente que de todo se acuer
da. Quedad pues con Dios , aplaudid
y bebed, Ilustres Caballeros de la Lo
cura.

FIN.
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ÍSTJEÍC3 AJ?AXEffiICO
»■ LAS UATEBIAS CONTENIDAS KN LA
PBESENTE OBRA.

1 Z« Locura cautiva á sus oyen


tes con su aspecto -35
2 Asunto de ta obra 37
3 £t elojio que emprende se fun
da en ejemplos 38
i Causas para hablar sin prepa
racion anterior.- ..... 40
i Sencillez de la Lo:ura moslrá-
dose con llaneza 41
6 Imitacion de los Helores. . . 43
7 yacimiento ¿e la Locura, su
Patria, su educacion. ... 43
si:*. <■«•.
8 Idem 45
9 Séquito de la Locura 46
10 Todos los deleites de la vida
están en la Locura 47
11 Idem 48
12 Idem 51
13 Simpatía de la niñez con la Lo
cura 52
14 La Locura conserva la juven
tud y atarda ta vejéz. ... 57
15 Los Dioses de la Fábula son
recomendables por ella. . . C0
16 £1 dominio de la Locura es ma
yor que el de ta razon. . . 64
17 La Locura se une á la mujer
para endulzar la vida del
hombre 66
18 La Locura es el mejor aderezo
de un Festín. ..... C8
19 La Locura afianza la amistad. 70
iO La Locura reune los esposos. . 74
21 La Locura es el vinculo de la
Sociedad 75
22 La vida sin Locura es una som
bra 76
23 Es el principio de las guerras
y por tanto de las proezas. . 79
24 La Locura apremia al sabio. . 81
25 Idem 84
25 La Locura subyuga al hombre. 86
27 El Elojio de la Locura convie
ne á la fuerza, á la industria
M r á la prudencia 83
-*» Idem 89
sea. njis».
29 Idem.. .. .- 90
30 La Locura guia á la sabiduría. 96
31 Ella hace la vida llevadera. . 99
32 Elojio de ta Ignorancia. . . . 10Í
53 Xaí artes encomiadas por la
Locura 108
35 Cuanto mas se está cerca de la
Locura tanto mas se es feliz. 110
35 Dichosos los necios y sencillos
si conocen su felicidad. . . 112
36 La suerte de los necios es envi
diable. . . . •. . . . i ir.
37 Idem . J19
38 El ser loco no es cosa de com
padecer 1 20
39 Los Cazadores, tos que estudian
mucho, los Jugadores tienen
derecho d la Locura. . . . 124
40 Los supersticiosos 12-)
41 Idem i 3!
42 Los vanagloriosos 1j6
43 El amor propio es natural en
los Pueblos x en los indivi
duos 139
44 f enlajas del amor propio x d~e
la adulacion 141
45 Los hombres son dichosos por
sola su opinion. . . . .. . 142
46 La Locura es bien comnn. . . 147
47 Bondad é induljencia de la Lo
cura 148
48 Géneros x formas varias de la
Locura 151
49 Los Gramáticos 157
PAJINA.
50 Los Poetas 1®J
51 Los Jurisconsultos 167
52 Los Filósofos 169
53 Los Teólogos 171
64 Los Relijiosos y los Frailes. . 18*
55 Los Reyes y los Principes. . . 199
56 Los Grandes y Cortesanos. . . 203
57 Los Obispos . 205
68 Los Cardenales • 2C6
59 Los Soberanos Pontífices. . . 208
60 Los Obispos de Alemania. 21 i
61 La fortuna es propicia á la Lo
cura. ... . ; i . . 217
62 Encargos de la Locura . • • 2?0
63 Elojio de la Locura sacado de
tos libros Sagrados 222
64 Absurdos de los intérpretes de
tas Sagradas Escrituras. . . 2,31
65 De la Locura de San Pablo y
de los testimonios de los li
bros Santos 239
f.6 Idem.. . . - 2*7
67 La Locura es el primero de to
dos los bienes posibles. . . 255
66 Conclusion

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