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Libro Del Cielo Vol 14
Libro Del Cielo Vol 14
Libro Del Cielo Vol 14
Libro
de
Cielo
La llamada a las criaturas al orden, a su puesto y
a la finalidad para la que fueron creadas por Dios.
Volumen 14
Volumen 14
NIHIL OBSTAT
Beato Annibale M. Di Francia.
12 Octubre de 1926
IMPRIMATUR
Excmo. Sr. Giuseppe M. Leo, Arzobispo de
la diócesis de Trani – Barletta – Bisceglie
16 Octubre 1926
Puede Imprimirse
Arzobispado Guadalajara Jal.,
23 de noviembre del 2010
Mons. J. Gpe Ramiro Valdés Sánchez
Vicario General
Se anexa copia del Nihil Obstat y del Imprimatur puestos en uno de los volúmenes
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Volumen 14
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Volumen 14
I. M. I.
Amor mío y vida mía, guía Tú mi mano y estate junto conmigo al escribir, así que no yo, sino
Tú harás todo, me dictarás las palabras a fin de que sean luz de verdad, no permitas que
ponga nada de mí, más bien haz que yo desaparezca a fin de que todo lo hagas Tú, y tuyo sea
el honor y la gloria. Yo hago esto sólo por obedecer, y Tú no me niegues tu gracia.
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14-1
Febrero 4, 1922
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver todo
afligido, su respiro era fuego, y estrechándome a Él me a dicho:
(2) “Hija mía, quiero un refrigerio a mis llamas, quiero desahogar mi amor, pero mi amor es
rechazado por las criaturas. Tú debes saber que Yo al crear al hombre, puse fuera de dentro
de mi Divinidad, una cantidad de amor que debía servir como vida primaria de las criaturas
para enriquecerse, para sostenerse, para fortalecerse, y para ayuda en todas sus
necesidades; pero el hombre rechaza este amor, y mi amor va errante desde que fue creado el
hombre y gira siempre sin detenerse jamás, y rechazado por uno corre a algún otro para
darse, y como es rechazado rompe en llanto, así que la incorrespondencia forma el llanto del
amor. Ahora, mientras mi amor va errante y corre para darse, si ve a uno débil, pobre, rompe
en llanto y le dice: “¡Ay! si no me hicieras andar errante y me hubieras dado alojo en tu
corazón, habrías estado fuerte y nada te faltaría”. Si ve a otro caído en la culpa, rompe en
sollozos diciéndole: “¡Ay! si me hubieras dado entrada en tu corazón no habrías caído”. Ante
aquél otro que ve arrastrado por las pasiones, ensuciado de tierra, el amor llora y sollozando le
repite: “¡Ay! si hubieras tomado mi amor, las pasiones no tendrían vida en ti, la tierra no te
tocaría, mi amor te bastaría para todo”. Así que en cada mal del hombre, pequeño o grande,
él tiene un sollozo y continúa yendo errante para darse al hombre, y cuando en el huerto de
Getsemaní se presentaron todos los pecados delante de mi Humanidad, cada culpa tenía un
sollozo de mi amor, y todas las penas de mi Pasión, cada golpe de flagelo, cada espina, cada
llaga, eran acompañados por el sollozo de mi amor, porque si el hombre me hubiera amado,
ningún mal le podía venir; la falta de amor ha germinado todos los males y también mis
mismas penas.
(3) Yo, al crear al hombre hice como un rey, que queriendo hacer feliz su reino toma un
millón y lo pone a disposición de todos, para que quien quiera tome, pero a pesar de que está
a disposición de todos, sólo alguno toma algunos centavos. Ahora, el rey está ansioso de
saber si los pueblos toman el bien que les quiere dar, y pregunta si su millón se ha agotado
para poner otros millones, y le viene respondido: “Majestad, apenas algún centavo”. El rey
siente dolor al oír que su pueblo no recibe sus dones ni los aprecia. Entonces, saliendo en
medio de sus súbditos empieza a ver, a quién cubierto de harapos, a quién enfermo, a quién
en ayunas, a quién temblando de frío, a quién sin techo, y el rey en su dolor rompe en llantos y
sollozos y dice: “¡Ah!, si hubieran tomado de mi dinero no vería a ninguno que me haga
deshonor cubiertos con harapos, sino bien vestidos; no vería enfermos sino sanos; no vería a
ninguno en ayunas y casi muerto de hambre, sino satisfechos; si hubieran tomado mi dinero
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Este libro ha sido traducido directamente del original manuscrito de Luisa Piccarreta
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Volumen 14
ninguno estaría sin techo, habrían podido muy bien construirse una casa para abrigarse”. En
suma, en cada desventura que ve en su reino él tiene un dolor, una lágrima, y llora sobre el
millón que la ingratitud del pueblo le rechaza. Pero es tanta la bondad de este rey, que a
pesar de tanta ingratitud no retira ese millón, continúa dejándolo a disposición de todos,
esperando que otras generaciones puedan tomar el bien que los otros han rechazado, y así
recibir la gloria del bien que ha hecho a su reino. Así hago Yo, mi amor que he sacado no lo
retiraré, continuará yendo errante, su sollozo durará aún, hasta que encuentre almas que
tomen de este mi amor hasta el último centavo, a fin de que cese mi llanto y pueda recibir la
gloria de la dote del amor que he puesto fuera para bien de las criaturas. ¿Pero sabes tú
quienes serán las afortunadas que harán cesar el llanto al amor? Las almas que vivirán en mi
Querer, ellas tomarán todo el amor rechazado por las otras generaciones, con la potencia de
mi Voluntad creadora lo multiplicarán cuanto quieran y por cuantas criaturas me lo han
rechazado, y entonces cesará su sollozo, y en su lugar entrará la sonrisa de la alegría, y el
amor satisfecho dará a esas afortunadas todos los bienes, y la felicidad que las demás no han
querido”.
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14-2
Febrero 9, 1922
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Volumen 14
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14-3
Febrero 14, 1922
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi dulce Jesús se hacía ver todo complacido y
con un contento indescriptible, y yo le he dicho: “¿Qué tienes Jesús? ¿Buenas nuevas me
traes que estás tan contento?”
(2) Y Jesús: “Hija mía, ¿sabes por qué estoy tan contento? Toda mi alegría, mi fiesta, es
cuando te veo escribir, veo verter en las palabras escritas mi gloria, mi Vida, el conocimiento
de Mí que se multiplica siempre más, la luz de la Divinidad, la potencia de mi Voluntad, el
desahogo de mi amor, todo lo veo puesto en el papel, y Yo en cada palabra siento la fragancia
de todos mis perfumes, después veo aquellas palabras escritas correr, correr en medio de los
pueblos para llevar nuevos conocimientos, mi amor desbordante, los secretos de mi Querer;
¡oh! cómo me alegro por ello, tanto, que no sé que te haría cuando escribes; y conforme tú
escribes cosas nuevas sobre Mí y sobre lo que se relaciona Conmigo, así Yo voy inventando
nuevos favores para recompensarte, y me dispongo a decirte nuevas verdades para darte
nuevos favores.
(3) Yo he amado siempre de más y he reservado gracias más grandes a quienes han escrito
de Mí, porque ellos son la continuación de mi Vida evangélica, los portavoces de mi palabra, y
lo que no dije en mi Evangelio, me lo reservé para decirlo a quien habría escrito de Mí. Yo no
terminé entonces de predicar, Yo debo predicar siempre, mientras existan las generaciones”.
(4) Y yo: “Amor mío, escribir las verdades que Tú me dices es sacrificio, pero el sacrificio se
siente más duro y casi no siento la fuerza cuando estoy obligada a escribir mis intimidades
entre Tú y yo, y lo que se refiere a mí no sé qué haría para no ponerlo en el papel”.
(5) Y Jesús: “Tú quedas siempre aparte, es siempre de Mí que tú hablas, de lo que te hago,
del amor con el que te quiero y de hasta dónde llega mi amor por las criaturas. Esto incitará a
los demás a amarme, a fin de que también ellos puedan recibir el bien que te hago a ti, y
además este mezclar a ti y a Mí al escribir es también necesario, de otra forma se podría decir:
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Volumen 14
¿A quién ha dicho esto? ¿Con quién ha sido tan magnánimo en favorecerla? ¿Quizá al
viento, al aire? ¿No se dice en mi vida que Yo fui tan magnánimo con mi Mamá? ¿Que hablé
con los apóstoles, a las muchedumbres, y que sané a tal enfermo? Entonces todo es
necesario, y debes estar segura que en todo lo que escribes, es siempre a Mí a quien haces
conocer”.
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14-4
Febrero 17, 1922
(1) Me sentía oprimida por la privación de mi dulce Jesús y no hacía otra cosa que llamarlo,
desearlo, pero en vano. Entonces, después de haber esperado mucho, cuando ya no podía
más, ha venido, y yo quién sabe cuántas cosas quería decirle, pero Él se elevó en alto sin
darme tiempo, yo lo miraba y lo llamaba: “Jesús, Jesús, ven”. También Él me miraba y hacía
llover de su persona un rocío sobre mí que me embellecía toda, y este rocío lo atraía hacia mí,
de manera que se ha abajado hacia mí y me ha dicho:
(2) “Hija mía, el deseo de quererme ver rompe el velo que existe entre el tiempo y la
eternidad, y el repetido deseo le da el vuelo para acercarse a Mí. Mi amor está casi inquieto
cuando veo que el alma me anhela y Yo no me hago ver, y solamente se calma cuando no
sólo me hago ver, sino que le doy nuevos carismas y nuevas prendas de amor. Mi amor está
siempre en acto de querer dar nuevas prendas de amor a la criatura, y en cuanto veo que mi
Voluntad toma la parte obrante, dirigente de darse a la criatura, mi amor hace fiesta, corre,
vuela hacia ella, se hace cuna del hombre, y si ve que no reposa en su cuna, lo mece, le canta
para hacerlo reposar y dormir en su seno, y mientras duerme él le da su aliento en la boca
para darle nueva vida de amor. Si ve, por su respiro entrecortado, que su corazón no es feliz,
con el aliento que le da, mi amor le forma la cuna en el corazón para quitarle las amarguras,
los estorbos, las molestias y hacerlo feliz de amor. Y cuando se despierta, oh, cómo se alegra
mi amor al verla renacida, feliz y llena de vida y le dice: “Mira, te he arrullado en mi seno para
darte reposo, he vigilado a tu lado en tu sueño para hacer que te despertaras fuerte, feliz y
toda diferente de la que eras, ahora quiero ser cuna a tus pasos, a tus obras, a tus palabras, a
todo, piensa que estás mecido por mí, y en la cuna de mi amor pon tu amor, a fin de que
fundiéndonos nos hagamos felices recíprocamente, pero ten cuidado de poner alguna otra
cosa, porque entonces me entristecería y me harías llorar amargamente”.
(3) Es mi amor lo que más se acerca al hombre, más bien es la cuna donde él ha nacido, si
bien en mi Divinidad todo es armonía, como están en plena armonía los miembros al cuerpo.
Así como en el hombre la inteligencia toma la parte dirigente, pues es donde reside la voluntad
del hombre, y si ella no quiere se puede decir que el ojo no ve, la mano no obra, el pie no
camina; en cambio si quiere, el ojo ve, la mano obra, el pie corre, todos los miembros se
ponen de acuerdo; así mi Divinidad, mi Voluntad toma la parte dirigente y todos los otros
atributos se ponen en plena armonía para seguir lo que mi Querer quiere, así que concurre la
sabiduría, la potencia, la ciencia, la bondad, etc., pero como todos mis atributos, si bien
distintos ente ellos, viven en la fuente del amor, desbordan de amor, he aquí el por qué
mientras es el amor el que corre, que obra, que se dona, todos mis otros atributos concurren
junto.
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Volumen 14
(4) Además, lo que al hombre le es más necesario es el amor, el amor es como el pan a la
vida natural, así que puede prescindir de la ciencia, de la potencia, de la sabiduría, porque a lo
más son cosas que se necesitan en algún tiempo o circunstancia, ¿pero qué se diría si Yo
hubiera creado al hombre y no lo amara? Y además, ¿para qué crearlo si no debiera amarlo?
Esto me serviría para deshonor y sería una obra no digna de Mí, que no sé hacer otra cosa
que amar; ¿y qué sería del hombre si no tuviera un principio de amor y no pudiera amar?
Sería un bruto y no sería digno ni de ser mirado, por eso en todo debe correr el amor, el amor
debería correr en todas las acciones humanas como corre la imagen del rey en la moneda del
reino; y si en la moneda no está impresa la imagen del rey, no es reconocida por moneda; así,
si no corre el amor, no es reconocida por obra mía”.
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14-5
Febrero 21, 1922
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14-6
Febrero 24, 1922
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Volumen 14
larga como la mía, porque mi Voluntad suplía a lo que a su cruz le faltaba, y la alargaba y
ensanchaba como la mía. ¡Oh! cómo sobresalía tu cruz larga, larga por tantos años de cama,
sufrida sólo para cumplir mi Voluntad. La mía era sólo para cumplir la Voluntad de mi Padre
Celestial, la tuya para cumplir la mía; una hacía honor a la otra, y como una y otra contenían la
misma medida se confundían juntas.
(3) Ahora, mi Voluntad tiene la virtud de ablandar la dureza, de endulzar la amargura, de
alargar y ensanchar las cosas pequeñas, por eso cuando sentí la cruz sobre mi hombro, sentí
también la suavidad, la dulzura de la cruz de las almas que habrían sufrido en mi Querer, ¡ah!
mi corazón tuvo un respiro de alivio, y la suavidad de las cruces de ellas hizo adaptar la cruz
sobre mi hombro, y se hundió tanto que me hizo una llaga profunda, y si bien me dio un dolor
acerbo, sentía al mismo tiempo la suavidad y la dulzura de las almas que habrían sufrido en mi
Querer. Y como mi Voluntad es eterna, su sufrir, sus reparaciones, sus actos, corrían en cada
gota de mi sangre, corrían en cada llaga, en cada ofensa; mi Querer las hacía encontrarse
como presentes a las ofensas pasadas, desde que el primer hombre pecó; a las presentes y a
las futuras; eran propiamente ellas las que me daban nuevamente los derechos de mi Querer,
y Yo, por amor de ellas decretaba la Redención, y si los demás toman parte de Ella, es por
causa de éstas que pueden hacerlo. No hay bien que Yo conceda, ni en el Cielo ni en la tierra,
que no sea por causa de ellas.”
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14-7
Febrero 26, 1922
(1) Estaba pensando en el gran bien que el bendito Jesús nos ha hecho con redimirnos, y Él
todo bondad me ha dicho:
(2) “Hija mía, Yo creé a la criatura bella, noble, de origen eterno y divino, plena de felicidad y
digna de Mí; el pecado la derribó de esta altura y la hizo caer hasta el fondo, la desnobleció, la
deformó y la volvió la criatura más infeliz, sin poder crecer, porque el pecado le impedía el
crecimiento y la cubría de llagas, que daba horror el sólo verla. Ahora, mi Redención rescató a
la criatura de la culpa, y mi Humanidad no hizo otra cosa que, como una tierna madre con su
recién nacido, que no pudiendo tomar otro alimento, para dar la vida a su bebé, se abre el
seno, pone a su pecho a su niño, y de su sangre convertida en leche le suministra el alimento
para darle la vida. Más que madre mi Humanidad se hizo abrir en Sí misma, a golpes de
látigo, tantos orificios, casi como tantos pechos que hacían salir ríos de sangre para hacer que
mis hijos, pegándose a ellos pudieran chupar el alimento para recibir la vida y desarrollar su
crecimiento, y con mis llagas cubría su deformidad y los volvía más bellos que al principio, y si
al crearlos los hice cielos tersísimos y nobles, en la Redención los adorné tachonándolos con
las estrellas brillantísimas de mis llagas para cubrir su fealdad y volverlos más bellos; en sus
llagas y deformidad Yo ponía los diamantes, las perlas, los brillantes de mis penas, para
ocultar todos sus males y vestirlos con tal magnificencia de superar el estado de su origen, por
eso con razón la Iglesia dice: ‘Feliz culpa’, porque por la culpa vino la Redención, y mi
Humanidad no sólo los alimentó con su sangre, no sólo los vistió con su misma Persona y los
adornó con su misma belleza, sino que mis pechos están siempre llenos para alimentar a mis
hijos. ¿Cuál no será la condena de aquellos que no quieren pegarse a ellas para recibir la vida
y crecer, y para ser cubiertos en su deformidad?”
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Volumen 14
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14-8
Marzo 1, 1922
(1) Estaba muy afligida por la privación de mi dulce Jesús, y después de mucho esperar ha
venido, y de sus llagas hacía correr su sangre alrededor de mi cuello y sobre mi pecho, y
conforme caían sobre mí esas gotas de sangre se formaban como tantos rubíes brillantísimos,
que formaban el más bello de los adornos. Y Jesús me miraba y me ha dicho:
(2) “Hija mía, cómo te queda bien el collar de mi sangre, cómo te embellece, mira, mira tú
misma cómo te hace aparecer bella”.
(3) Y Yo, un poco molesta porque me había hecho esperar tanto he dicho:
(4) “Amor mío y vida mía, ¡oh! cuánto quisiera por collar tu brazo estrechado a mi cuello, eso
sí me agradaría, porque sentiría la vida y me aferraría tanto a Ti, que no te dejaría más huir.
Tus cosas, es verdad, son bellas, pero cuando las separas de Ti yo no te encuentro a Ti, no
encuentro la vida, y a pesar de tener tus cosas mi corazón delira, desvaría y sangra por el
dolor, porque Tú no estás conmigo. ¡Ah! si supieras en qué tortura me pones cuando no
vienes, tendrías más cuidado de no hacerme esperar tanto”.
(5) Y Jesús todo enternecido ha circundado mi cuello con su brazo, tomándome una mano
en la suya, y ha agregado:
(6) “Lo sé, sé cuánto sufres, y para contentarte he aquí mi brazo como collar alrededor de tu
cuello, ¿no estás ahora contenta? Debes saber que a quien hace mi Voluntad no puedo hacer
menos que contentarla, porque conforme respira así forma el aire de mi Querer en torno a Mí,
de modo que no sólo me ciñe el cuello, sino toda la vida, y Yo quedo como encadenado e
impedido por el alma con la misma fuerza de mi Voluntad, pero esto no me disgusta, más bien
por el gran contento que siento, la encadeno a ella, y si tú no sabes estar sin Mí, son mis
cadenas, mis grilletes que te tienen tan estrechada, que basta un momento sin Mí para darte
un martirio tan doloroso, que no hay otro igual. Pobre hija, pobre hija, tienes razón, Yo tendré
cuenta de todo, pero no te dejo, más bien me encierro en ti para gozarme el aire de mi Querer
que me formas tú misma, porque aire de mi Voluntad es tu latido, tu pensamiento, tu deseo, tu
movimiento, y Yo en este aire encontraré mi apoyo, mi defensa y el más bello reposo sobre tu
pecho”.
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14-9
Marzo 3, 1922
(1) Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús vino pero sin decirme nada, todo
taciturno y sumamente afligido, y le dije:
(2) “¿Qué tienes Jesús que no hablas? Tú me eres vida, tu palabra me es alimento, y yo no
puedo estar en ayunas, soy muy débil y siento la necesidad continua del alimento para crecer
y mantenerme fuerte”.
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Volumen 14
(3) Y Jesús todo bondad me ha dicho: “Hija mía, también Yo siento la necesidad de un
alimento, y después de que te he alimentado con mi palabra, esa misma palabra masticada
por ti, habiéndose convertido en sangre, germina el alimento para Mí, y si tú no puedes estar
en ayunas, tampoco Yo quiero estar en ayunas, quiero la correspondencia del alimento que te
he dado, y después volveré de nuevo a alimentarte. Siento mucha hambre, pronto, quítame el
hambre”.
(4) Yo he quedado confundida y no sabía qué darle, porque nunca he tenido nada, pero
Jesús con sus dos manos tomaba mi latido, mi respiro, mis pensamientos, los afectos, los
deseos, cambiados en tantos globitos de luz, y se los comía diciendo:
(5) “Esto es el fruto de mi palabra, es cosa mía, es justo que me los coma”.
(6) Entonces parecía que tomaba un poco de reposo, y después ha agregado”.
(7) “Hija mía, ahora conviene que me ponga de nuevo al trabajo, para trabajar el terreno de
tu alma, para poder sembrar la semilla de mi palabra para alimentarte. Yo hago como el
campesino cuando quiere sembrar su terreno, forma las zanjas, hace los surcos y después
arroja la semilla en ellos, luego regresa a cubrir de tierra las zanjas y los surcos donde ha
arrojado la semilla, para tenerla defendida y darle tiempo para hacerla germinar, para
recogerla centuplicada para hacer de ella su alimento, pero debe estar atento a no ponerle
mucha tierra, de otra manera sofocaría su semilla y la haría morir bajo tierra y él correría
peligro de quedarse en ayunas. Así hago Yo, preparo las zanjas, formo los surcos, ensancho
la capacidad de su inteligencia para poder sembrar mi palabra divina, y así poder formar el
alimento para Mí y para ella, después cubro las zanjas y los surcos de tierra, y esta tierra es la
humildad, la nada, el aniquilamiento del alma, alguna pequeña debilidad o miseria, esto es
tierra y es necesario que la tome de ella, porque a Mí me falta esta tierra y así cubro todo y
espero con alegría mi cosecha. Ahora, ¿quieres saber qué pasa cuando sobre mi semilla se
pone mucha tierra? Cuando el alma siente sus miserias, sus debilidades, su nada, y se aflige,
piensa tanto en esto que pierde el tiempo y el enemigo se sirve de ello para arrojarla en la
turbación, en la desconfianza y en el abatimiento; todo esto es tierra de más sobre mi semilla.
¡Oh, cómo mi semilla se siente morir, cómo se le dificulta germinar bajo esta tierra! Muchas
veces estas almas cansan al Agricultor Celestial y él se retira. ¡Oh! cuántas de estas almas
hay”.
(8) Y yo: “Amor mío, ¿soy yo una de esas?”
(9) Y Él: “No, no, quien hace mi Voluntad no está sujeto a poder formar tierra para sofocar
mi semilla, es más, muchas veces no se encuentra ni siquiera la humildad, sino solo su nada
que produce poca tierra, y apenas una capa puedo poner sobre mi semilla, y el Sol de mi
Voluntad la fecunda y pronto germina, y Yo hago grandes cosechas y regreso pronto para
arrojar mi semilla, y puedes estar segura de esto, ¿no ves cómo vuelvo continuamente a
sembrar nuevas semillas de verdad en tu alma?”
(10) Ahora, mientras esto decía, sobre el rostro de Jesús se veía una tristeza, y tomándome
de la mano me ha transportado fuera de mí misma y me hacía ver diputados y ministros, todos
trastornados y como si ellos mismos hubieran preparado un gran fuego, en el cual quedaban
envueltos en las llamas; se veían los jefes sectarios, que cansados de esperar, de maldecir
contra la Iglesia, o querían ser dejados libres para iniciar luchas sangrientas contra Ella, o bien
se querían retirar de gobernar, veían faltarles el piso bajo sus pies, tanto por finanzas como
por otras cosas, y para no hacer el ridículo querían retirarse de regir la suerte de la nación,
¿pero quién puede decirlo todo? Y Jesús, todo doliente ha dicho:
(11) “Terribles, terribles son los preparativos, quieren hacerlo todo sin Mí, pero todo servirá
para confundirlos”.
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Volumen 14
14-10
Marzo 7, 1922
(1) Estaba pensando en lo que está escrito y decía entre mí: “¿Es realmente Jesús el que
me habla, o bien es un juego del enemigo y de mi fantasía?” Y Jesús al venir me ha dicho:
(2) “Hija mía, mis palabras están llenas de verdad y de luz, y llevan consigo la sustancia y la
virtud de trasmutar al alma en la misma verdad, en la misma luz y en el mismo bien que
contienen, de modo que el alma no sólo conoce la verdad, sino que siente en ella la sustancia
de obrar según la verdad que ha conocido, además, mis verdades están llenas de belleza y de
atractivos, de modo que el alma arrobada por su belleza se hace raptar por ellas. En Mí todo
es orden, armonía y belleza, mira, creé el cielo y podía bastar él solo, pero no, lo quise adornar
de estrellas, casi cubriéndolo de belleza para hacer que el ojo humano pudiera gozar más de
las obras de su Creador; creé la tierra y la adorné con tantas plantas y flores; ninguna cosa
creé que no tuviera su ornamento, y si esto es en el orden de las cosas creadas, mucho más
en mis verdades que tienen su sede en mi Divinidad, que mientras parece que llegan al alma,
son como rayos solares que mientras tocan y calientan la tierra, pero jamás se separan del
centro del sol, y el alma queda tan enamorada de mis verdades que le resulta casi imposible,
aun a costa de la propia vida, el no poner en práctica la verdad que ha conocido. En cambio
cuando es el enemigo o especulaciones de la fantasía quienes quieren hablar de verdad, no
llevan ni luz ni sustancia, ni belleza, ni aliciente, son verdades vacías, sin vida, y el alma no
siente la gracia de sacrificarse para practicarlas, pero las verdades que te dice tu Jesús están
llenas de vida y de todo lo que mis verdades contienen, ¿por qué dudas?”
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14-11
Marzo 10, 1923
Quien hace la Divina Voluntad es reina de todo.
(1) Estaba haciendo las horas de la Pasión, y según mi costumbre me volcaba en el Santo
Querer de Dios, ofreciéndolas para bien de todos, pero mi voluntad como si quisiera
apropiárselas, frecuentemente decía: “Jesús mío, en modo especial para ayuda, para alivio,
para liberación de aquella alma”. Y mi dulce Jesús reprendiéndome me ha dicho:
(2) “Hija mía, todo lo que se hace en mi Voluntad es como sol que se difunde a todos, y
conforme se reza en mi Voluntad, se ofrece mi sangre, mis penas, mis llagas, todo se
convierte en tantos rayos de luz que se difunden a todos, descienden con rapidez en la más
profunda cárcel del purgatorio y convierten sus penas y tinieblas en luz; entonces la cosa es
siempre igual para todos, y si hubiera diferencia, jamás será por parte de quien dona, sino por
parte de quien recibe, según las disposiciones de cada una. Sucede como con el sol, que da
la luz a todos igualmente, toca y calienta un punto de terreno como el otro, ¿pero quién saca
provecho de esto? Quien trabaja. ¿Qué terreno produce el fruto? Donde fue arrojada la
semilla, el otro con toda la luz del sol queda infecundo; por lo tanto la especialidad en mi
Voluntad no existe, de por sí misma corre, se difunde y se quiere dar a todos, quien quiere
toma de Ella”.
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Volumen 14
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14-12
Marzo 13, 1922
2
El tercer confesor, Don Gennaro di Gennaro.
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Volumen 14
me incitaba más y me daba más deseos de escuchar otras verdades para poder recibir más
luz, porque las verdades llevan el perfume celestial, la sensación divina, y esto sólo al oírlas,
¿qué será para el que las practique? Es por esto que amaba y deseaba tanto escuchar lo que
te decía Jesús, y quería decirlo a los demás, era la luz, el perfume que sentía y quería que
otros tomaran parte en ello. ¡Si supieras el gran bien que ha recibido mi alma al escuchar las
verdades que te decía Jesús! Cómo todavía gotea luz y expande perfume celestial, que no
sólo me da refrigerio, sino que me sirve de luz a mí, y a quien está cerca de mí, y conforme tú
haces tus actos en el Querer Divino, yo tomo parte especial, porque me siento la semilla que
tú pusiste en mí de su Querer Santísimo”.
(9) Y yo: “Déjeme ver su alma, como es que gotea luz.” Y él abriéndose por la parte del
corazón me hacía ver su alma toda chorreando luz; esas gotas se unían, se separaban, una
corría sobre la otra, era muy bello verlo.
(10) Y él: “¿Has visto? ¡Cómo es bello escuchar las verdades! Quien no escucha las
verdades gotea tinieblas que dan horror”.
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14-13
Marzo 16, 1922
(1) Continuando mi habitual estado, estaba pensando entre mí: “Me siento la más mala de
todos, sin embargo mi dulce Jesús me dice que sus designios sobre mí son grandes, que la
obra que realiza en mí es tan importante que no quiere confiarla ni siquiera a los ángeles, sino
que Él mismo quiere ser el custodio, el actor y el espectador, pero, ¿qué cosa hago de
grande? Nada, mi vida externa es tan ordinaria que hago menos que los demás”. Pero
mientras esto pensaba, mi siempre amable Jesús, interrumpiendo mi pensamiento me ha
dicho:
(2) “Hija mía, se ve que sin tu Jesús no sabes pensar, ni decir otra cosa que disparates,
tampoco mi querida Mamá hacía nada de extraordinario en su vida exterior, es más,
aparentemente hizo menos que cualquier otro, Ella se abajaba a las acciones más ordinarias
de la vida, hilaba, cosía, barría, encendía el fuego, ¿quién habría pensado que Ella era la
Madre de Dios? Sus acciones externas nada hacían entreverlo, y cuando me llevó en su
seno, conteniendo en Ella al Verbo Eterno, cada movimiento suyo, cada acción humana de
Ella obtenía adoración de todo lo creado, de Ella salía la vida y la conservación de todas las
criaturas, el sol dependía de Ella y de Ella esperaba la conservación de su luz y de su calor, la
tierra el desarrollo de la vida de las plantas, todo giraba en torno a Ella, Cielos y tierra estaban
pendientes de sus indicaciones, sin embargo ¿quién veía algo? Nadie. Toda su grandeza,
potencia y santidad, los mares inmensos de bienes que de Ella salían era de su interior; cada
latido suyo, respiro, pensamiento, palabra, eran un desahogo en su Creador. Entre Ella y Dios
había continuas corrientes que recibía y daba, nada salía de Ella que no hiriese a su Creador y
en lo que no quedase herida por Él. Estas corrientes la engrandecían, la elevaban, la hacían
superar todo, pero nadie veía nada, sólo Yo, su Dios e Hijo estaba al corriente de todo; entre
Yo y mi Mamá corría tal corriente, que su latido corría en el mío y el mío corría en el suyo, así
que Ella vivía de mi latido eterno y Yo de su latido materno, por eso, nuestras vidas se
confundían juntas, y era precisamente esto lo que ante Mí la hacía distinguirse como mi
Madre. Las acciones externas no me satisfacen, ni me agradan, si no parten de un interior del
que Yo formo la vida.
14
Volumen 14
(3) Entonces, ¿por qué te maravillas de que tu vida externa sea del todo ordinaria? Es mi
costumbre cubrir con las cosas más ordinarias mis obras más grandes, a fin de que nadie me
las señale, y Yo quedo más libre para obrar, y cuando he realizado todo, entonces doy la
sorpresa y las manifiesto a todos, haciendo maravillarse a todos. Es cierto que la obra que
hago en ti es grande, ¿te parece poco que haga correr todos tus actos en la corriente de mi
Querer, y la corriente de mi Querer corra en los tuyos, y mientras estas corrientes corren,
forman un solo acto con todos los actos de las criaturas, haciendo correr sobre todos un
Querer Divino, haciéndose actor de cada acto de cada uno, sustituyendo por todos un acto
divino, un amor, una reparación, una gloria divina y eterna? ¿Y te parece poco que la
corriente de una voluntad humana esté en continua relación con una Voluntad Divina, y que
una desemboque en la otra? Hija mía, lo que te recomiendo es que seas atenta y me sigas
fielmente”.
(4) Y yo: “Amor mío, en estos días han sido tantas las circunstancias, que me sentía
distraída”.
(5) Y Él: “Por eso sé atenta, porque cuando lo que haces no corre en mi Querer, sucede
como si el sol detuviese su curso, y cuando estás distraída formas las nubes delante del sol, y
tú quedas oscurecida; pero cuando las distracciones son involuntarias, basta un acto fuerte y
decidido de tu voluntad de correr en mi Querer, para hacer poner en camino al sol, y como un
rápido vientecillo poner en fuga las nubes, para hacer resplandecer más bello el Sol de mi
Querer”.
+ + + +
14-14
Marzo 18, 1922
(1) Estaba acompañando a mi dulce Jesús en sus penas de la Pasión, y Él haciéndose ver
me ha dicho:
(2) “Hija mía, la culpa encadena al alma y le impide hacer el bien: La mente siente la
cadena de la culpa y queda impedida para comprender el bien, la voluntad siente la cadena
que la ata y se siente entorpecida, y en lugar de querer el bien quiere el mal, el deseo
encadenado siente que le cortan las alas para volar a Dios. ¡Oh, cómo me da compasión ver
al hombre encadenado por sus mismas culpas! He aquí por qué la primera pena que quise
sufrir en la Pasión fueron las cadenas, quise estar atado para liberar al hombre de sus
cadenas. Aquellas cadenas que Yo sufrí se convirtieron, en cuanto me tocaron, en cadenas
de amor, las cuales tocando al hombre quemaban y rompían las suyas y lo ataban con mis
amorosas cadenas. Mi amor es operativo, no sabe estar si no obra, por eso para todos y para
cada uno preparé lo que se necesita para rehabilitarlo, para sanarlo, para embellecerlo de
nuevo, todo hice a fin de que si se decide encuentre todo preparado y a su disposición, por
eso tengo listas mis cadenas para quemar las suyas; los pedazos de mi carne para cubrir sus
llagas y adornarlo de belleza; mi sangre para darle nuevamente la vida; todo lo tengo listo.
Tengo en reserva para cada uno lo que se necesita, mi amor quiere darse, quiere obrar, siento
una intranquilidad, una fuerza irresistible que no me da paz si no doy, ¿y sabes qué hago?
Cuando veo que ninguno toma, concentro mis cadenas, los pedazos de mi carne, mi sangre,
en quien los quiere y me ama, y lo cubro de belleza, envolviéndolo todo con mis cadenas de
amor, le centuplico la vida de gracia, y así mi amor se desahoga y se tranquiliza”.
15
Volumen 14
(3) Pero mientras esto decía, yo veía que sus cadenas, los pedazos de su carne, su sangre,
corrían sobre mí, y Él se divertía aplicándolos sobre de mí y envolviéndome toda. ¡Cómo es
bueno Jesús, sea siempre bendito! Después ha regresado y ha agregado:
(4) “Hija mía, siento la necesidad de que la criatura repose en Mí y Yo en ella, ¿pero sabes
cuando la criatura reposa en Mí y Yo en ella? Cuando su inteligencia piensa en Mí y me
comprende, ella reposa en la inteligencia de su Creador, y la del Creador encuentra su reposo
en la mente creada; cuando la voluntad humana se une con la Voluntad Divina, las dos
voluntades se abrazan y reposan juntas; si el amor humano se eleva sobre todas las cosas
creadas y ama sólo a su Dios, ¡qué bello reposo encuentran mutuamente Dios y el alma!
Quien da reposo, lo encuentra, Yo le hago de lecho y la tengo en el más dulce sueño,
estrechada entre mis brazos, por eso ven y reposa en mi seno”.
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14-15
Marzo 21, 1922
14-16
Marzo 24, 1922
16
Volumen 14
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14-17
Marzo 28, 1922
17
Volumen 14
sino también de ti la gloria divina por parte de todas las inteligencias creadas, y así de las
palabras y de todo lo demás. Y no sólo por parte de las criaturas rescata esta gloria divina,
sino por parte de todas las otras cosas creadas, porque todas las cosas fueron creadas para
hacer correr continuo amor hacia el hombre, y el hombre por justicia debería dar por cada cosa
creada, homenaje, amor a su Creador. Ahora, ¿quién suple a esto? ¿Quién hace suyo este
Fiat por el cual todas las cosas fueron hechas, para difundir sobre todo un homenaje, una
adoración, un amor Divino a su Creador? ¡Quien vive en mi Querer! Casi a cada palabra suya
hace suyo aquel Fiat Omnipotente, el eco del Fiat eterno hace eco en su Fiat Divino en el cual
vive y se difunde, corre, vuela, y en cada cosa creada imprime otro Fiat, y da nuevamente a su
Creador el homenaje, el amor por Él queridos. Esto lo hice Yo cuando estuve en la tierra, no
hubo cosa alguna por la que Yo no correspondiera a mi Divino Padre por parte de todas las
criaturas; ahora lo hace, lo quiero, lo espero, de quien vive en mi Querer. Si tú vieras cómo es
bello ver en cada parpadeo de estrella, en cada gota de luz del sol mi gloria, mi amor, mi
profunda adoración unida a la tuya, ¡oh! cómo corre, cómo vuela sobre las alas de los vientos
llenando toda la atmósfera, cómo recorre las aguas del mar, cómo se apoya en cada planta,
en cada flor, cómo se multiplica en cada movimiento; es una voz que hace eco sobre todo y
dice: ‘Amor, gloria, adoración a mi Creador’. Por eso quien vive en mi Voluntad es el eco de
mi voz, la repetidora de mi Vida, la perfecta gloria de mi Creación, ¿cómo no debo amarla?
¿Cómo no debo darle todo lo que debería dar a todas las otras criaturas juntas, y hacerla tener
el primado sobre todo? ¡Ah! mi amor se metería en estrechuras si no lo hiciera!”
+ + + +
14-18
Abril 1, 1922
(1) Paso días amarguísimos por la privación de mi dulce Jesús, y si se hace ver es casi
como rayo que huye. ¡Qué pena! ¡Qué desgarro! Mi mente era molestada por el
pensamiento de que no habría regresado más mi vida, mi todo. ¡Ah, todo para mí ha
terminado! ¿Qué haré para volverlo a encontrar? ¿A quién me dirigiré? ¡Ah! nadie se mueve
a piedad de mí. Mientras esto y más pensaba, mi amable Jesús ha venido y me ha dicho:
(2) “Pobre hija mía, pobre hija mía, cuánto sufres, tu estado doloroso sobrepasa al mismo
estado de las almas purgantes, porque si éstas están privadas de Mí, son las culpas con las
que se ven ensuciadas las que les impiden verme y ellas mismas no osan venir ante Mí,
porque frente a mi Santidad infinita no hay pequeño defecto que pueda resistir mi presencia; y
si esto lo permitiera, que estuvieran sucias ante Mí, para ellas sería el más grande tormento,
que superaría las mismas penas del infierno. La más grande tortura que podría dar a un alma,
sería tenerla manchada ante Mí, y Yo para no torturarla mayormente la dejo purgar primero y
después la admito en mi presencia. Pero entre Yo y la pequeña hija de mi Querer no son las
culpas las que me impiden hacerme ver, es mi justicia que se interpone entre Yo y ella, por
eso tu pena de no verme supera cualquier pena. Pobre hija, ánimo, te ha tocado mi misma
suerte, cómo son terribles las penas de la justicia, y puedo participarlas sólo a quien vive en mi
Voluntad, porque se necesita una fuerza divina para sostenerla, pero no temas, volveré pronto
a los modos habituales. Deja que los rayos de la justicia toquen a las criaturas, también mi
justicia debe hacer su curso, no la podrías sostener tú toda y después estaré contigo como
18
Volumen 14
antes. Pero a pesar de esto no te dejo, Yo también sé que no puedes estar sin Mí, por eso
estaré en el fondo de tu corazón y conversaremos juntos”.
(3) Después he seguido las horas de la Pasión, y seguía a mi dulce Jesús en el momento en
que fue vestido y tratado como loco; mi mente se perdía en este misterio, y Jesús me ha dicho:
(4) “Hija mía, el paso más humillante de mi Pasión fue propiamente éste, el ser vestido y
tratado como loco, llegué a ser el juguete de los judíos, su harapo; humillación más grande no
podría tener mi infinita sabiduría; no obstante era necesario que Yo, Hijo de Dios, sufriera esta
pena. El hombre pecando se vuelve loco; locura más grande no puede darse, y de rey cual
es, se convierte en esclavo y juguete de vilísimas pasiones que lo tiranizan, y más que a un
loco lo encadenan a su antojo, arrojándolo en el fango y cubriéndolo con las cosas más sucias.
¡Oh! qué gran locura es el pecado, en este estado el hombre jamás podía ser admitido ante la
Majestad Suprema, por eso quise sufrir esta pena tan humillante, para conseguirle al hombre
que saliera de este estado de locura, ofreciéndome Yo a mi Padre Celestial para sufrir las
penas que merecía su locura. Cada pena que sufrí en mi Pasión no era otra cosa que el eco
de las penas que merecían las criaturas; este eco retumbaba en Mí y me sometía a penas, a
desprecios, a burlas y a todos los tormentos”.
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14-19
Abril 6, 1922
19
Volumen 14
Querer lo que es tuyo es mío, todas las cosas creadas son mías, el sol es mío, y yo te lo doy
en correspondencia, a fin de que toda la luz y el calor del sol, en cada rayo de luz, de calor, te
diga que yo te amo, te adoro, te bendigo, y te pido por todos. Las estrellas son mías, y en
cada centellear de estrella sello mi te amo inmenso e infinito por todos. Las plantas, las flores,
el agua, el fuego, el aire, son míos, y yo te los doy en correspondencia, para que todos te
digan, y a nombre de todos, te amo con aquel amor eterno con el cual nos creaste”. Pero si
quisiera decirlo todo me extendería demasiado. Entonces Jesús moviéndose en mi interior me
ha dicho:
(6) “Hija mía, cómo son bellas las oraciones y los actos hechos en mi Querer, la criatura se
transforma en el mismo Dios Creador y le da la correspondencia de lo que Él le ha dado. Todo
lo creé para el hombre y todo a él lo doné. En mi Voluntad la criatura se eleva en su Dios
Creador y lo encuentra en el acto en el cual creó todas las cosas para dárselas en don, y ella,
temblorosa ante la multiplicidad de tantos dones y no teniendo en ella la fuerza creadora para
poder crear tantas cosas por cuantas ha recibido, ofrece sus mismas cosas para
corresponderlo en amor. Sol, estrellas, flores, agua, fuego, aire, te he dado para darte amor, y
tú, con reconocimiento los has aceptado, y poniendo en comercio mi amor me has dado la
correspondencia, así que sol te di y sol me has dado, estrellas, flores, agua, etc., te di, y tú me
los has dado a Mí. Las notas de mi amor han resonado de nuevo sobre todas las cosas
creadas, y con voz unánime me han dado el amor que hice correr sobre toda la Creación.
(7) En mi Voluntad el alma se pone al nivel de su Creador, y en su mismo Querer recibe y
da. ¡Oh, qué competencia entre criatura y Creador! Si todos la pudiesen ver quedarían
estupefactos al ver que en mi Voluntad el alma llega a ser un pequeño dios, pero todo en
virtud de la potencia de mi Voluntad”.
+ + + +
14-20
Abril 8, 1922
(1) Encontrándome en mi habitual estado, estaba pensando en el dolor que sufrió mi dulce
Jesús en el huerto de Getsemaní, cuando se presentaron ante su santidad todas nuestras
culpas, y Jesús todo afligido, en mi interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, mi dolor fue grande e incomprensible a la mente creada, especialmente
cuando vi la inteligencia humana deformada, mi bella imagen que hice reproducir en ella, no
más bella, sino fea, horrible. Yo doté al hombre de voluntad, inteligencia y memoria; en la
primera refulgía mi Padre Celestial, el cual como acto primero comunicaba su potencia, su
santidad, su altura, por lo cual elevaba a la voluntad humana invistiéndola de su misma
santidad, potencia y nobleza, dejando todas las corrientes abiertas entre Él y la voluntad
humana, a fin de que siempre más se enriqueciera de los tesoros de mi Divinidad; entre la
voluntad humana y la Divina no había tuyo ni mío, sino todo en común, con acuerdo recíproco,
era imagen nuestra, cosa nuestra, así que ella nos reflejaba, por lo tanto nuestra Vida debía
ser la suya, y por eso constituía como acto primero su voluntad libre, independiente, como era
acto primero la Voluntad de mi Padre Celestial, pero esta voluntad cuánto se ha desfigurado,
de libre se ha vuelto esclava de vilísimas pasiones. ¡Ah! es ella el principio de todos los males
del hombre, no se reconoce más, cómo ha descendido de su nobleza, da asco mirarla.
(3) Después, como acto segundo concurrí Yo, Hijo de Dios, dotando al hombre de
inteligencia, comunicándole mi sabiduría, la ciencia de todas las cosas, a fin de que
20
Volumen 14
conociéndolas pudiese gustar y hacerse feliz en el bien. Pero, ¡ay de Mí! Qué mar de vicios
es la inteligencia de la criatura, de la ciencia se ha servido para desconocer a su Creador.
(4) Y después, como acto tercero concurrió el Espíritu Santo, dotándolo de memoria, a fin de
que recordándose de tantos beneficios, pudiera estar en continuas corrientes de amor, en
continuas relaciones, el amor debía coronarla, abrazarla e informar toda su vida. Pero cómo
queda contristado el Eterno Amor! Esta memoria se recuerda de los placeres, de las riquezas
y hasta de pecar, y la Trinidad Sacrosanta es puesta fuera de los dones dados a su criatura.
Mi dolor fue indescriptible al ver la deformidad de las tres potencias del hombre, habíamos
formado nuestra morada en él, y él nos había arrojado fuera”.
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14-21
Abril 12, 1922
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi dulce Jesús se hacía ver todo afligido, casi en
acto de dar curso a la justicia, pero como forzado por las mismas criaturas. Yo le he pedido
que disminuyera los castigos y Él me ha dicho:
(2) “Hija mía, entre Creador y criatura no hay otra cosa que corrientes de amor, el pecado
rompe esta corriente y abre la corriente de la justicia; mi justicia defiende los derechos de mi
amor ultrajado, de mi amor despedazado entre Creador y criatura, y haciéndose camino en
medio de ellas quisiera reunir este amor despedazado. ¡Ah! si el hombre no pecara, mi justicia
no tendría qué hacer con la criatura, conforme comienza la culpa, así la justicia se pone en
camino, ¿crees tú que Yo quisiera castigar al hombre? No, no, más bien me duele, me es
duro el tocarlo, pero es él mismo quien me fuerza y me induce a castigarlo. Tú reza para que
el hombre se arrepienta, así la justicia reuniendo rápidamente la corriente del amor, podrá
retirarse”.
+ + + +
14-22
Abril 13, 1922
21
Volumen 14
(8) Y Él, dando un suspiro de alivio ha dicho: “Cómo estoy contento de tu triple afirmación,
no temas, no son otra cosa que garantías, reafirmaciones y confirmaciones para sellar en ti el
triple sello del Querer de las Tres Divinas Personas. Tú debes saber que quien vive en mi
Voluntad debe elevarse a lo alto, pero tan alto, de vivir en el seno de la Trinidad Sacrosanta; tu
vida y la nuestra debe ser una sola, por lo tanto es necesario, es decoroso que sepas dónde
estás, con quién estás, y te uniformes en todo lo que hacemos Nosotros, y que no forzada,
sino voluntariamente, con amor y con pleno conocimiento vivas en nuestro seno. Ahora,
¿sabes tú cuál es nuestra Vida Divina? Nosotros nos divertimos mucho en hacer salir de
Nosotros nuevas imágenes de Nosotros mismos; estamos en acto continuo de formar
imágenes nuestras, tanto que Cielo y tierra están llenos de nuestras imágenes, las sombras de
éstas corren por todas partes: Imagen nuestra es el sol, y su luz es la sombra de la nuestra
que cubre toda la tierra; imagen nuestra es el cielo que se extiende por todas partes, y que
lleva la sombra de nuestra Inmensidad; imagen nuestra es el hombre, que lleva en sí nuestra
potencia, sabiduría y amor, así que Nosotros no hacemos otra cosa que producir continuas
imágenes nuestras que nos asemejan. Ahora, quien debe vivir en nuestro Querer, viviendo en
nuestro seno debe junto con Nosotros formar tantas otras copias de Nosotros mismos, debe
estar junto con Nosotros en nuestro trabajo, debe hacer salir de sí copias nuestras, llenando
de ellas toda la tierra y el Cielo. Ahora, al crear el primer hombre lo formamos con nuestras
manos, e infundiéndole el aliento le dimos la vida; así que habiendo hecho el primero, todos
los demás tienen origen y son copias de él, nuestra potencia corriendo en todas las
generaciones repite las copias. Ahora, constituyéndote hija primogénita de nuestro Querer, es
necesario que vivas con Nosotros para formar la primera copia del alma que vive en nuestro
Querer, de modo que, conforme vivas en Nosotros, así recibas nuestra actitud y aprendas con
nuestra potencia a obrar al modo nuestro, y cuando hayamos hecho de ti la primera copia del
alma que vive en nuestro Querer, entonces vendrán las otras copias.
(9) El camino de nuestro Querer es larguísimo, abarca la eternidad, y mientras parece que
se haya recorrido el camino, queda mucho por hacer y por recibir de Nosotros para aprender
nuestros modos y formar la primera copia del alma que vive en nuestro Querer. Es la obra
más grande que debemos hacer, por eso mucho debemos darte y mucho conviene disponerte
para hacerte recibir. He aquí la razón de mis repetidas preguntas, es para disponerte, para
ensancharte y elevarte para cumplir mis designios. Esto me es tan importante, que dejaría
todo a un lado con tal de alcanzar mi finalidad. Por eso sé atenta y fiel”.
+ + + +
14-23
Abril 17, 1922
22
Volumen 14
(3) Yo quedaba tan inmersa y entrelazada en la luz de Jesús, que me parecía que no podría
encontrar el camino para salir de ella. Cómo me sentía feliz y cuántas cosas comprendía en
aquella luz, me faltan las palabras para expresarme, sólo recuerdo que me dijo:
(4) “Hija de mi Querer, esta luz que tú ves no es otra cosa que mi Voluntad, que quiere
consumir tu voluntad para darte la forma de nuestra imagen, esto es, de las Tres Divinas
Personas, de modo que transformándote toda en Nosotros, dejaremos en ti nuestro Querer
como actor divino que nos semeje en nuestras obras y nos dé la correspondencia de lo que
hacemos Nosotros, así que saldrán de Nosotros nuestras imágenes, y nuestro Querer obrante
en ti hará otro tanto. ¡Oh! como la finalidad de la Creación será completada, el eco de nuestro
Querer será el eco de nuestro Querer poseído por ti, la correspondencia será recíproca, el
amor será recíproco, estaremos en plena armonía, la criatura desaparecerá en su Creador y
entonces nada faltará a nuestra alegría, a nuestra felicidad, por las cuales hicimos salir fuera a
la Creación, el hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza tendrá su efecto, y sólo
nuestro Querer, como actor en la criatura, dará cumplimiento a todo, y la Creación nos traerá
la finalidad divina y la recibiremos en nuestro regazo como obra nuestra, como la hicimos salir.
Y además, si no puedes estar sin Mí, es el eco de mi amor que resuena en tu corazón, porque
no sabiendo estar sin ti, te llama y tú, sacudida, buscas a Aquél que tanto te ama, y Yo al
verme buscado siento el eco de tu amor en el mío, y me siento atraído a enviarte nueva
corriente de amor para hacer que más me busques”.
(5) Y yo: “¡Ah! Amor mío, a veces por cuanto te busco Tú no vienes, por eso ahora que te
he encontrado no te dejo más, no volveré más a mi lecho, no lo puedo, demasiado me has
hecho esperar y temo que regresando Tú repetirás tus privaciones”. Y me lo estrechaba más
fuerte repitiendo: “No te dejo más, no te dejo más”. Y Jesús, si bien gozaba de mis abrazos
me ha dicho:
(6) “Hija amada mía, tú tienes razón en que no puedes estar sin Mí, sin tu vida; pero, ¿y de
mi Voluntad qué haremos? Mientras sea mi Voluntad la que quiere que regreses a tu cama,
no temas, Yo no te dejo; dejaré entre tú y Yo la corriente de la luz de mi Voluntad, y tú cuando
me quieras, tocarás la corriente de la luz de mi Querer, y Yo de inmediato sobre las alas de
Ella vendré a ti; por eso regresa, no por otra cosa, sino sólo para que mi Querer cumpla sus
designios y haga el camino que quiere hacer en ti, te acompañaré Yo mismo para darte la
fuerza de hacerte regresar”.
(7) Pero, ¡oh! bondad de Jesús, parecía que si no tenía mi consentimiento, tampoco Él
quería hacerme volver, y no apenas he dicho: “Jesús, haz lo que quieras”. Me he encontrado
en mí misma.
(8) Ahora, todo el día me he sentido circundada de luz, y cuando lo quería tocaba la luz y Él
venía. Al día siguiente me ha transportado fuera de mí misma y me hacía ver todas las cosas
creadas, de las cuales Jesús era no sólo el Creador y dominador, sino que de Él salía la vida
de la conservación de todas las cosas, la corriente de la potencia creadora estaba en continua
relación con ellas, y si ésta faltara, todas las cosas se resolverían en la nada. Entonces mi
dulce Jesús me ha dicho:
(9) “A la hija de mi Querer quiero darle la supremacía sobre todo, mi dominio y el suyo
deben ser uno solo, si Yo soy Rey, ella debe ser reina, y si de todo te he dado conocimiento,
es porque quiero que no sólo conozcas mis dominios, sino que junto Conmigo domines y
concurras a la conservación de todas las cosas creadas. Mi Querer, así como se extiende de
Mí sobre todos, quiero que se extienda desde ti”.
(10) Después me ha hecho notar un lugar en el mundo del cual salía un humo negro, y me
dicho:
(11) “Mira, ahí hay hombres de estado que quieren decidir la suerte de los reinos, pero
hacen sin Mí, y donde no estoy Yo no puede haber luz, no tienen otra cosa que el humo de
sus pasiones que los ciega mayormente, por eso nada de bueno concluirán, sino que todo
23
Volumen 14
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14-24
Abril 21, 1922
(1) Todo lo que he escrito y escribo es sólo por obedecer, y mucho más por temor de que mi
Jesús, disgustándose pudiera encontrar pretexto para privarme de Él, sólo Él sabe cuánto me
cuesta. Ahora, he pasado un día sin Jesús, apenas alguna sombra suya, ¡oh! Dios, qué pena,
y decía entre mí: “¡Cómo tan pronto ha faltado a su palabra de no dejarme! ¡Oh! santa
Voluntad Eterna, tráeme a mi sumo bien, a mi todo”. Y era tanta la pena que sentía, que me
sentía molesta, pero en este estado trataba de fundirme en su Santo Querer. Mientras estaba
en esto ha venido, haciéndose ver que lloraba amargamente, con el corazón roto en muchos
pedazos, yo al verlo llorar he hecho a un lado mi enfado y abrazándolo y secándole las
lágrimas le he dicho: “¿Qué tienes Jesús que lloras? Dime, ¿qué te han hecho?”
(2) Y Él: “¡Ah! hija mía, quieren desafiarme, es un horrible desafío que me están
preparando, y esto por los jefes; es tanto mi dolor que me siento romper en pedazos mi
corazón. ¡Ah! cómo es justo que mi justicia se desahogue contra las criaturas, por eso ven
junto Conmigo en mi Querer, elevémonos entre el Cielo y la tierra y adoremos juntos a la
Majestad Suprema, bendigámosla y démosle homenaje por todos, a fin de que Cielo y tierra
puedan llenarse de adoraciones, homenajes y bendiciones y todos puedan recibir los efectos”.
(3) Entonces he pasado una mañana rezando junto con Jesús en su Querer, pero, ¡oh
sorpresa! Mientras rezábamos, una era la palabra, pero el Querer Divino la difundía sobre
todas las cosas creadas y en todas quedaba su marca; la llevaba al empíreo y todos los
bienaventurados no sólo recibían la marca, sino les era causa de nueva bienaventuranza;
descendía en lo bajo de la tierra y hasta al Purgatorio, y todos recibían los efectos, ¿pero
quién puede decir cómo se rezaba con Jesús, y todos los efectos que producía? Entonces,
después de haber rezado juntos me ha dicho:
(4) “Hija mía, ¿has visto qué significa rezar en mi Querer? Cómo no hay punto en el cual mi
Querer no exista, Él circula en todo y en todos, es vida, actor y espectador de todo; así los
actos hechos en mi Querer se vuelven vida, actores y espectadores de todo, hasta de la
misma alegría, bienaventuranza y felicidad de los santos, llevan por todas partes la luz, el aire
balsámico y celestial que hace salir alegrías y felicidad, por esto no salgas jamás de mi
Querer, Cielo y tierra te esperan para recibir nueva alegría y nuevo esplendor”.
+ + + +
24
Volumen 14
14-25
Abril 25, 1922
(1) Continuando mi habitual estado, me sentía toda inmersa en el Divino Querer, y mi dulce
Jesús ha dicho:
(2) “Hija mía, así como el sol no deja la planta, la acaricia con su luz, la fecunda con su
calor, hasta en tanto no produce flores y frutos, y celoso los hace madurar, los custodia con su
luz y sólo deja al fruto cuando el agricultor lo toma para hacerlo su alimento, así de los actos
hechos en mi Querer, es tanto mi amor, mi celo hacia ellos, que la gracia los acaricia, mi amor
los concibe y los fecunda, los madura, pongo millones de ángeles a custodia de un solo acto
hecho en mi Querer, porque siendo estos actos hechos en mi Querer semillas para que mi
Voluntad se haga en la tierra como en el Cielo, todos son celosos de estos actos. Su rocío es
mi aliento, su sombra es mi luz, los ángeles quedan arrobados y reverentes los adoran, porque
ven en estos actos la Voluntad eterna que merece toda su adoración, y estos actos son
dejados sólo cuando encuentro otras almas que, tomándolos como frutos divinos, los hacen
alimento para sus almas. ¡Oh! la fecundidad y multiplicidad de estos actos, la misma criatura
que los hace no puede numerarlos”.
(3) Entonces pensaba entre mí: “¿Será posible que estos actos sean tan grandes; y por qué
los mismos ángeles quedan raptados? Y Jesús estrechándome más fuerte entre sus brazos
ha agregado:
(4) “Hija mía, son tan grandes estos actos, que conforme el alma los va cumpliendo, no hay
cosa ni en el Cielo ni en la tierra que no tome parte, y ella queda en comunicación con todas
las cosas creadas, todo el bien, los efectos, el valor del cielo, del sol, de las estrellas, del agua,
del fuego, etc., están no sólo en continuas relaciones con ella, sino que son cosas suyas; ella
armoniza con todo lo creado, y lo creado armoniza en ella. ¿El por qué? Porque quienes
viven en mi Querer son las depositarias, las conservadoras, las sostenedoras, las defensoras
de mi Voluntad, ellas prevén lo que quiero y sin que Yo lo ordene cumplen lo que quiero, y
comprenden la grandeza, la santidad de mi Querer, celosamente lo custodian y lo defienden.
¿Cómo no deberían quedar todos arrobados al ver a estas almas que forman el sostén de su
Dios, en virtud del prodigio de mi Voluntad? ¿Quién puede defender mis derechos sino quien
vive en mi Querer? ¿Quién puede amarme de verdad, con amor desinteresado semejante al
mío, sino quien vive en mi Voluntad? Yo me siento más fuerte en estas almas, pero fuerte de
mi misma fuerza. Soy como un rey rodeado de fieles ministros, que se siente más fuerte, más
glorioso, más sostenido en medio de estos sus fieles ministros que solo; si queda solo llora a
sus ministros porque no tiene con quién desahogar y a quién confiar la suerte del reino. Así
soy Yo, y ¿quién puede serme más fiel que quien vive en mi Voluntad? Siento mi Voluntad
duplicada, por lo tanto me siento más glorioso, desahogo con ellas y de ellas me fío”.
+ + + +
14-26
Abril 29, 1922
25
Volumen 14
tocaban el cielo, se difundían sobre toda la tierra, y mientras miraba esto he visto a mi dulce
Jesús que tenía en su mano todos aquellos hilos de luz, y con una maestría encantadora los
dirigía, los alargaba, los multiplicaba y ensanchaba cuanto quería. Al toque de aquella luz
todas las cosas creadas se abajaban y armonizaban juntas, y hacían fiesta. Entonces mi
Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, ¿has visto con qué amor me divierto y dirijo los actos hechos en mi Querer?
Es tal mi celo que no los confío a nadie, ni siquiera a la propia alma, ni un pensamiento, ni una
fibra dejo sin encerrar en ella toda la potencia de mi Voluntad, cada acto de estos contiene una
Vida Divina, por eso al toque de estos actos todas las cosas creadas sienten la Vida de su
Creador, sienten de nuevo la fuerza de aquel Fiat Omnipotente del cual tuvieron la existencia y
hacen fiesta, así que estos actos son para ellas nueva gloria y nueva fiesta. Ahora, esta bella
armonía, estos hilos de luz que salen de tu interior, si tu corazón no corriera en mi Querer sino
en tu voluntad o en otra voluntad, en tu corazón faltarían tantos latidos de Vida Divina,
quedando tantos latidos humanos por cuantos le faltan a la Divina, y así también de las fibras,
de los afectos, y como lo humano no es capaz de formar luz, sino tinieblas, por tanto se
formarían tantos hilos de tinieblas, y mi Querer quedaría entristecido, no pudiendo desenvolver
en ti toda la potencia de mi Voluntad”.
(3) Mientras esto decía, yo quería ver si en mi alma había estos latidos humanos que
interrumpieran la vida del latido divino, y por cuanto miraba no los encontraba.
(4) Y Jesús: “Por ahora no hay nada, te lo he dicho para hacerte estar atenta y hacerte
conocer qué significa vivir en mi Querer, significa vivir de un latido eterno y divino, vivir con mi
aliento omnipotente”.
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14-27
Mayo 8, 1922
(1) Continuando mi habitual estado, el bendito Jesús se hacía ver como rayo que huye;
ahora hacía ver la sombra de su luz, ahora su mano. Yo sentía una pena indescriptible y Él,
acariciándome la cara con su mano me ha dicho:
(2) “Pobre hija, cuánto sufres”.
(3) Y rápidamente se ha retirado. Entonces yo pensaba entre mí: “Tantas veces Jesús me
ha dicho que me ama tanto y que sufre mucho cuando me ve sufrir por causa de su privación,
¿quién sabe cuanto sufra ahora al verme petrificada por el dolor de su privación? Entonces
para no hacerlo sufrir tanto, quiero hacerme fuerza a mí misma, tratando de estar más
contenta, menos oprimida, más atenta en mantener mi vuelo, mi actitud en su Voluntad, a fin
de que le lleve mi beso no amargado, sino pacífico y contento, que no lo entristezca sino lo
consuele”. Mientras esto pensaba, ha salido de mi interior todo doliente y con su corazón todo
herido, y en su centro se veía una herida de la que salía una llamita, y me ha dicho:
(4) “Hija mía, es cierto que por cuanto más te veo sufrir cuando te privo de Mí, tanto más
siento Yo la pena, porque siendo tu pena ocasionada por mi privación, no es otra cosa que
efecto del amor que tienes por Mí, por lo tanto si tú estas amargada, oprimida, tu latido hace
eco en mi corazón y siento tu amargura y tu opresión. ¡Ah! si supieras cuánto sufro cuando te
veo sufrir por causa mía, usarías siempre esta cautela, esta atención para no amargarme de
más; son las penas de quien más me ama las que están en continuas corrientes con mi
corazón. Mira, la herida que ves en el centro de mi corazón, de donde brota la llamita, es
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Volumen 14
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14-28
Mayo 12, 1922
(1) Estaba pensando entre mí: “¿Quién sabe en qué cosa lo he ofendido, que mi dulce
Jesús no viene según su costumbre? ¿Cómo puede ser posible que sin motivo alguno, la
bondad de su corazón santísimo, que fácilmente cede ante quien lo ama, deba resistir a tantas
llamadas mías?” Ahora, mientras éstas y otras cosas pensaba, ha salido de mi interior,
cubriéndome toda bajo un manto de brillantísima luz, de modo que yo no veía otra cosa que
luz, y me ha dicho:
(2) “Hija mía, ¿de qué temes? Mira, para hacerte estar segura y bien defendida te he
circundado bajo este manto de luz, a fin de que ninguna criatura, ni ninguna cosa pueda
hacerte daño, y además, ¿por qué quieres perder el tiempo con pensar que me has ofendido?
Para quien vive en mi Querer, el veneno de la culpa no ha entrado, y además tu Jesús te
fulminaría si te viese aun con pequeñas manchas de pecados y te pondría fuera del cerco de
mi Voluntad, y tú perderías rápidamente la actitud de obrar en mi Querer. ¡Ah! hija, la santidad
en mi Querer no es aún conocida; cada especie de santidad tiene su distintivo especial,
muchos, al oír que vengo tan frecuentemente a ti se asombran, no habiendo sido mi
costumbre hacerlo con otras almas. La santidad en mi Querer es inseparable de Mí, y para
elevar al alma al nivel divino me es necesario tenerla, o ensimismada con mi Humanidad, o en
la luz de mi Divinidad, de otra manera ¿cómo podría tener el alma la actitud de su obrar en mi
Querer, si mi obrar y el suyo no fuese uno solo? Ahora, el alma que vive en mi Querer toma
parte en todos mis atributos y junto Conmigo corre en cada acto mío, por lo tanto debe correr
Conmigo aun en los actos de justicia. He aquí por qué cuando quiero castigar te oculto mi
Humanidad, la cual es más accesible a la naturaleza humana, y tú a los reflejos de mi
Humanidad sientes el amor y la compasión que tengo hacia las almas, y me arrancas los
flagelos con los cuales quiero castigarlas, pero cuando ellas hacen tanto que me obligan a
castigarlas, ocultándote mi Humanidad te elevo en la luz de mi Divinidad, la cual absorbiéndote
y haciéndote feliz en Ella, tú no sientes los reflejos de mi Humanidad, y Yo quedando libre
castigo a las criaturas, así que, o te manifiesto mi Humanidad haciéndote concurrir junto
Conmigo a los actos de misericordia hacia las criaturas, o te absorbo en la luz de mi Divinidad
haciéndote concurrir a los actos de justicia. Es siempre Conmigo que estás, es más, cuando
te absorbo en la luz de mi Divinidad, es más grande la gracia que te hago, y tú porque no ves
mi Humanidad te lamentas de que te privo de Mí, y no aprecias la gracia que recibes”.
(3) Y yo al oír que concurría a los actos de justicia, espantada le dije: “Amor mío, ¿así que
ahora que estás castigando a las criaturas haciendo caer las casas, estoy yo junto Contigo en
el hacer eso? ¡No, no, el Cielo me guarde de tocar a mis hermanos! Cuando Tú quieras
castigarlos yo me haré pequeña en tu Querer, no me difundiré en Él, para no tomar parte en lo
que haces Tú; en todo quiero hacer lo que Tú haces, pero en esto de castigar a las criaturas,
no, jamás”.
27
Volumen 14
(4) Y Jesús: “¿Por qué te espantas? En mi Querer no puedes eximirte de hacer lo que
hago Yo, la cosa es connatural y es propiamente esta la santidad en mi Querer, el no hacer
nada propio, sino hacer lo que hace Dios. Y además, mi justicia es santidad y amor, es
equilibrar los derechos divinos; si no tuviese la justicia faltaría toda la plenitud de la perfección
a mi Divinidad, así que si tú quieres vivir en mi Querer y no quieres tomar parte en los actos de
justicia, la santidad hecha en mi Querer no tendría su pleno cumplimiento, son dos aguas
fundidas juntas, en que una está obligada a hacer lo que hace la otra; en cambio si están
separadas, cada una hace su camino. Así mi Voluntad y la tuya son las dos aguas fundidas
juntas, y lo que hace una debe hacer la otra, por eso siempre en mi Voluntad te quiero”.
(5) Entonces me he abandonado toda en su Voluntad, pero sentía gran repugnancia por la
justicia, y mi dulce Jesús regresando me ha dicho:
(6) “Si supieras cómo me pesa usar la justicia y cuánto amo a las criaturas. Toda la
Creación es para Mí como el cuerpo al alma, como la cáscara al fruto, Yo estoy en continuo
acto inmediato con el hombre, pero las cosas creadas me ocultan, como el cuerpo esconde al
alma, pero si no fuese por el alma el cuerpo no tendría vida, así si me retirase de las cosas
creadas todas quedarían sin vida, así que en todas las cosas creadas Yo visito al hombre, lo
toco y le doy la vida: Estoy oculto en el fuego y lo visito con el calor, si Yo no estuviera, el
fuego no tendría calor, sería fuego dibujado y sin vida, y mientras Yo visito al hombre en el
fuego, él no me reconoce ni me da un saludo. Estoy en el agua y lo visito con quitarle la sed,
si Yo no estuviera, el agua no quitaría la sed, sería agua muerta, y mientas Yo lo visito, él me
pasa por delante sin hacerme ni una inclinación. Estoy escondido en el alimento y visito al
hombre con darle la sustancia, la fuerza, el gusto, si Yo no estuviera, el hombre tomando el
alimento quedaría en ayunas, no obstante, ingrato, mientras se alimenta de Mí me vuelve la
espalda. Estoy escondido en el sol y lo visito con mi luz casi a cada instante, pero ingrato me
corresponde con continuas ofensas. En todas las cosas lo visito, en el aire que respira, en la
flor que perfuma, en el vientecillo que refresca, en el trueno que cae, en todo; mis visitas son
innumerables, ¿ves cuánto lo amo? Y tú estando en mi Voluntad estás junto Conmigo en
visitar al hombre y en darle la vida, por eso no te espantes si alguna vez concurres a la
justicia”.
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14-29
Mayo 15, 1922
(1) Continuando mi habitual estado, me sentía toda oprimida por la privación de mi dulce
Jesús. Ahora, mientras rezaba he sentido como si una persona estuviera detrás de mi
espalda, y yo no sabiendo que era Jesús tuve un escalofrío de miedo, y Él ha extendido su
brazo, y tomando mi mano en la suya me ha dicho:
(2) “Luisa, no temas, soy Yo”.
(3) Y yo, oprimida como estaba y cansada de esperarlo he dicho: “Se ve, ¡oh! Jesús, que ya
no me quieres como antes, me has quitado todo, hasta el sufrir; me habías quedado sólo Tú, y
frecuentemente te desapareces y no sé cómo hacer, ni donde encontrarte; ¡ah! es verdad, ya
no me quieres”. Y Jesús tomando aspecto digno, que hacía temer, ha agregado:
(4) Tú me ofendes al decirme que ya no te quiero como antes, pon mucha atención, pues la
sola sospecha de que no te amo es para Mí la más grande afrenta ¡Cómo, no te amo! ¡Cómo,
no te amo! ¿Así que tienes por nada todas las gracias que te estoy haciendo?”
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Volumen 14
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14-30
Mayo 19, 1922
(1) Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver dentro de mi
interior, en el cual abriéndose una como puertecita, apoyaba sus brazos y asomaba su cabeza
para ver qué cosa hacían las otras criaturas. Yo miraba junto con Jesús, ¿pero quién puede
decir los males que se veían, las ofensas que se hacían y los castigos que lloverán? Era
horrorizante esta vista tan dolorosa; y también veía a nuestro pobre país golpeado por el
flagelo divino. Entonces yo, viendo que Jesús miraba con una ternura de amor y de dolor,
mientras que días antes me había sido imposible hacerlo dirigir su rostro y su mirada hacia las
criaturas, le he dicho:
(2) “Amor mío y vida mía, mira cuánto sufren nuestros queridos hermanos, ¿no quieres tener
piedad? Con cuántas ganas sufriría todo con tal de hacer que ellos fueran perdonados. Mira,
esto es un deber que me impone el estado de víctima, tu imitación; ¿no sufriste todo por
nosotros? ¿Y cómo quieres que no sufra yo para librarlos de los castigos, y que no te imite,
mientras que Tú sufriste tanto?” Y Jesús interrumpiendo mi hablar me ha dicho:
(3) “Ah, hija mía, ha llegado a tanto el hombre que no puedo mirarlo sino con horror, y si lo
miro es sólo desde dentro de ti, porque encontrando en ti todas las ternuras de mi Humanidad,
mis oraciones, me siento movido a mirarlo con compasión, y por amor tuyo preservaré sus
vidas. El hombre tiene necesidad de purificaciones fuertes, de otra manera no se desengaña,
y por eso arrollaré todo para renovar todo, haré cosas imprevistas, castigos nuevos de los
cuales el hombre no podrá encontrar la causa, y esto para confundirlo, pero tú no temas, por
amor tuyo disminuiré alguna cosa. Siento en ti como sentía en mi Humanidad la corriente de
las comunicaciones con todas las criaturas, y por esto me es duro no darte y no contentarte en
nada”.
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Volumen 14
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14-31
Mayo 27, 1922
(1) Estaba pensando entre mí: “Si es tan grande un acto hecho en su Querer, ¿cuántos, ay
de mí, no dejo escapar?” Y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, existe el acto preventivo y el acto actual. El preventivo es aquel cuando el
alma, desde el primer surgir del día fija su voluntad en la mía, y se decide y se confirma de
querer vivir y obrar sólo en mi Querer, previene todos sus actos y los hace correr todos en mi
Querer. Con la voluntad preventiva mi Sol surge, mi Vida queda duplicada en todos tus actos
como dentro de un solo acto, y esto suple al acto actual. Sin embargo, el acto preventivo
puede ser opacado, oscurecido por los modos humanos, por la voluntad propia, por la propia
estima, por el descuido y otras cosas, que son como nubes delante al sol, que vuelven menos
vívida su luz sobre la faz de la tierra. En cambio el acto actual no está sujeto a nubes, sino
que tiene virtud de despejar las nubes, si es que las hay, y hace surgir tantos otros soles en
los cuales queda duplicada mi Vida, con tal intensidad de luz y calor, de formar otros tantos
nuevos soles, el uno más bello que el otro. Sin embargo los dos actos son necesarios, el
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Volumen 14
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14-32
Junio 1, 1922
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14-33
Junio 6, 1922
(1) Estaba pensando entre mí: “Mi buen Jesús ha cambiado conmigo, antes se deleitaba en
hacerme sufrir, todo era participación de clavos y cruz, ahora todo ha desaparecido, no se
deleita más en hacerme sufrir, y si alguna vez sufro me mira con indiferencia y no muestra más
aquel gusto de antes”. Ahora, mientras esto pensaba, mi dulce Jesús moviéndose en mi
interior, suspirando me ha dicho:
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Volumen 14
(2) “Hija mía, cuando se tienen gustos mayores, los gustos menores pierden su deleite, su
atractivo, y por eso se ven con indiferencia. La cruz ata a la gracia, ¿pero quién la alimenta,
quién la hace crecer a la debida estatura? Mi Voluntad. Es sólo Ella que completa todo y
hace cumplir mis más altos designios en el alma, y si no fuera por mi Voluntad, la misma cruz,
por cuanto poder y grandeza contiene, puede hacer que las almas permanezcan a medio
camino. ¡Oh! cuántos sufren, pero como les falta el alimento continuo de mi Voluntad, no
llegan a la meta, a la destrucción del querer humano, y el Querer Divino no puede dar el último
toque, la última pincelada de la santidad Divina. Mira, tú dices que han desaparecido clavos y
cruz, falso hija mía, falso, antes tu cruz era pequeña, incompleta, ahora mi Voluntad
elevándote en Ella, hace que tu cruz sea grande, y cada acto que haces en mi Querer es un
clavo que recibe tu querer, y viviendo en mi Voluntad, la tuya se extiende tanto, que te
difundes en cada criatura, y me da por cada una la vida que les he dado para devolverme el
honor, la gloria, la finalidad para las que las he creado. Mira, tu cruz se extiende no sólo por ti,
sino por cada una de las criaturas, así que por todas partes veo tu cruz; primero la veía sólo en
ti, ahora la veo por dondequiera. Este fundirte en mi Voluntad sin ningún interés personal, sino
sólo para darme lo que todos deberían darme, y para dar a todos todo el bien que mi Querer
contiene, es sólo de la Vida Divina, no de la humana; así que sólo mi Voluntad es la que forma
esta Santidad divina en el alma. Entonces tus cruces anteriores eran santidad humana, y lo
humano por cuan santo sea, no sabe hacer cosas grandes sino pequeñas, mucho menos
elevar al alma a la santidad y a la fusión del obrar de su Creador, queda siempre en la
restricción de criatura, pero mi Voluntad derribando todas las barreras humanas, la arroja en la
inmensidad divina, y todo se hace inmenso en ella: Cruz, clavos, santidad, amor, reparación,
todo; mi mira sobre ti no era la santidad humana, si bien era necesario que primero hiciera las
cosas pequeñas en ti, y por eso me deleitaba tanto.
(3) Ahora, habiéndote hecho pasar más adelante y debiéndote hacer vivir en mi Querer,
viendo tu pequeñez, tu átomo, abrazar la inmensidad para darme por todos y por cada uno
amor y gloria para volverme a dar todos los derechos de toda la Creación, esto me deleita
tanto, que todas las otras cosas no me dan más gusto. Entonces tu cruz, tus clavos, serán mi
Voluntad, la que teniendo crucificada a la tuya completará en ti la verdadera crucifixión, no a
intervalos sino perpetua, toda semejante a la mía, que fui concebido crucificado y morí
crucificado, alimentada mi cruz de la sola Voluntad eterna, y por eso, por todos y por cada uno
Yo fui crucificado. Mi cruz selló a todos con su emblema”.
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14-34
Junio 9, 1922
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Volumen 14
Creador, y cada hilo de luz decía: “Gloria, reconocimiento, honor, etc., a mi Dios tres veces
Santo”.
(4) Y Jesús decía: “Ah, sí, ahora puedo reposarme, encuentro la correspondencia de la
inteligencia de la Creación, la mente creada se confunde con la mente increada”.
(5) Después ha apoyado su cabeza en mi corazón, y parecía que no encontraba completo
reposo, entonces ha puesto su boca sobre mi corazón y le infundía su aliento, y a cada soplo
mi corazón se agrandaba, y después ha agregado:
(6) “Hija, estoy resuelto a reposarme, por eso quiero llenar tanto tu corazón de mi aliento,
para poner en él todo el amor que todo el resto de la Creación debería darme; mi reposo no
puede ser perfecto si no encuentro la correspondencia del amor que ha salido de Mí, por eso
quiero encontrar en este corazón el amor que todos deberían darme, mi Querer hará este
prodigio en ti y tu corazón tendrá una nota por todos que me dirá: amor”.
(7) Después ha puesto de nuevo su cabeza sobre mi corazón y se reposaba, ¡cómo era
bello ver reposar a Jesús! Luego desaparecía y regresaba, y ahora quería reposarse en mis
manos, ahora sobre mi espalda; parecía que quería ver si toda mi persona se prestaba para
hacerlo reposar.
(8) Después me ha dicho: “Amada mía, cuánto amor siento hacia ti, todo el amor que
debería dar a los demás y que ellos rechazan, lo concentro en ti. Oigo en ti el eco de mi
palabra creadora: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza’, y veo su
cumplimiento. ¡Ah! sólo nuestro Querer hará regresar al hombre a su primer origen, nuestro
Querer pondrá todas las impresiones divinas en el querer humano, y arrollando un querer en el
otro lo llevará sobre sus alas a los brazos de su Creador, pero no feo como lo ha hecho la
culpa, sino puro, bello y semejante a su Creador, por eso quiero que tú recibas todas las
impresiones de mi Voluntad en la tuya, a fin de que Cielo y tierra no puedan distinguir sino sólo
la Voluntad Divina obrante en ti, por la cual se sentirán como envueltos, y todos recibirán el
bien del obrar divino en la criatura, por eso préstate en todo y seme fiel”.
(9) Después de esto ha regresado de nuevo, pero todo afligido y me ha dicho:
(10) “Yo quedo afligido cuando piensan de Mí que soy severo y que hago más uso de la
justicia que de la misericordia; están Conmigo como si por cualquier cosa Yo debiera
castigarlos, ¡oh! cuán deshonrado me siento por ellos, porque esto los lleva a estar a cierta
distancia de Mí, y quien está distante no puede recibir toda la fusión de mi amor; y mientras
son ellos los que no me aman, piensan de Mí que soy severo y casi un Ser que infundo temor,
mientras que con solo dar una mirada a mi Vida, pueden ver que sólo un acto de justicia hice,
el cual fue para defender la casa de mi Padre, tomé cuerdas en mis manos y golpeé a derecha
e izquierda para arrojar a los profanadores, pero todo lo demás fue todo misericordia:
Misericordia mi concepción, mi nacimiento, mis palabras, mis obras, mis pasos, mi sangre
derramada, mis penas, todo era en Mí amor misericordioso. Sin embargo se teme de Mí,
mientras que deberían temer más de ellos mismos que de Mí”.
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14-35
Junio 11, 1922
(1) Estaba pensando entre mí: “Cómo será que también la vida espiritual sufre tantos
cambios, mientras se está convencido de que éste debe ser mi camino, cuando menos se
piensa ya se ha saltado a otro lado, sufriendo quién sabe cuantos desgarros dolorosos que
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Volumen 14
hacen sangrar al corazón, se puede decir que por los tantos cambios que se sufren, es un
continuo martirio”. Entonces mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, es verdad que la vida espiritual debe ser un continuo martirio, porque debe ser
semejante al primero y al más grande de los mártires, el cual fui Yo, y si no fuera así, no se
puede dar verdadero nombre de vida espiritual, sino larva y sombra de ella. Además, es
necesario que sufra varios cambios, y esto es para hacerla llegar a debida estatura y para
volverla noble, bella y perfecta. Si la misma naturaleza humana, menos importante, sufre
quién sabe cuántos cambios para hacerla llegar a la debida estatura, mucho más la espiritual
que es más importante y superior a la vida natural, es más, la vida natural simboliza a la vida
espiritual. Observa un poco cuántos cambios sufre la vida natural: Ella es concebida dentro
del seno materno y está ahí por nueve meses para formar bien el cuerpecito, y cuando está
formado es obligado a salir, y si quisiera continuar dentro moriría, porque faltando el espacio
para crecer se sofocaría, arriesgando su vida y la de su mamá. Ahora, si esta concepción se
formase fuera de un seno materno, ¿quién debería prestar la sangre, el calor para formar el
cuerpecito? Y además, siendo los miembros ternísimos, el aire mismo lo mataría; luego,
¿cuánta cautela no se necesita para el recién nacido? El calor, el frío, la misma estrechez del
seno materno le pueden ser de muerte; he aquí el por qué de pañales, cuna, leche; si se
quisiera dar otro alimento, el pequeño no sabría como masticarlo, así que se pondría en
peligro su vida; pero después llega el tiempo en el cual se hace capaz de tomar otro alimento,
de quitarse los pañales, y se aprende a dar los primeros pasos. Mira, no estamos más que en
la infancia y ya ha sufrido tres cambios; ahora, ¿qué se diría si este pequeño viéndose puesto
en tierra para hacerle dar el primer paso, temiendo ser soltado por los brazos de la mamá,
grita, llora y no quiere saber nada? Sería de lamentarse, porque en brazos de la mamá jamás
se haría hombre, sin movimiento no se volvería fuerte ni desarrollado.
(3) Ahora vengamos a la verdadera vida espiritual, ella se concibe en mi seno; mi sangre, mi
amor, mi aliento la forman; después la alimento a mi pecho, la fajo con mis gracias; luego paso
a hacerla caminar con mis verdades, pero no es mi propósito formar una niña juguetona, sino
formar una copia toda semejante a Mí, por eso entran los cambios, que no son para otra cosa
que para hacerla llegar a edad madura y darle todos aquellos privilegios y prerrogativas que
contiene la verdadera vida espiritual, de otra manera permanecerá como niña en pañales, que
en lugar de formar mi honor y mi gloria, formaría mi dolor y deshonor, y cuántas hay que
permanecen solamente recién nacidas, o a lo más en pañales, y poquísimas son las que
trabajan junto Conmigo para hacer de ellas una copia de Mí”.
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14-36
Junio 15, 1922
34
Volumen 14
potencia tenga no puede dar más de lo que posee; ahora, mi Voluntad poseía la Inmensidad,
el poder de la multiplicación de los actos por cuantos quería, poseía la eternidad en la que
envolvía todas las cosas presentes a todos, como al principio de todas las cosas como hasta
el fin. He aquí por qué desde el primer instante de mi concepción, la potencia de mi Querer
formaba tantas concepciones mías por cuantas criaturas salían a la existencia; mis palabras,
los pensamientos, las obras, los pasos, los multiplicaba, los extendía desde el primero hasta el
último de los hombres. La potencia del Querer eterno, mi sangre, mis penas, las convertía en
mares inmensos de los que todos podían servirse, si no fuera por el prodigio del Querer
Supremo, mi misma Redención hubiera sido individual, circunscrita y sólo para alguna
generación.
(3) Ahora, mi Voluntad no ha cambiado, tal cual era, es y será, mucho más pues habiendo
venido Yo a la tierra, vine a atar nuevamente la Voluntad Divina a la humana, y quien no huye
de este nudo y se da en poder de Ella, haciéndose preceder, acompañar y seguir, encerrando
su acto dentro de mi Querer, lo que sucedió de Mí sucede del alma. Mira, a medida que tú
fundías tus pensamientos, tus palabras, tus obras, tus reparaciones, tu pequeño amor en mi
Querer, los extendía, los multiplicaba y se hacían antídoto de cada pensamiento, de cada
palabra, de cada obra, se hacían reparación de cada ofensa, amor por cada amor que se me
debe, y si esto no sucede es por defecto de la voluntad humana, que no dejándose del todo en
poder de la Voluntad Divina, no toma todo ni puede darse a todos, por lo tanto siente las
sensaciones de lo humano que la hacen infeliz, la limitan, la empobrecen y la hacen parcial.
He aquí el por qué todo mi interés es que tu querer haga vida en el mío, y que comprendas
bien qué significa vivir en Él, por cuanto a criatura es posible, porque si haces esto habrás
obtenido todo y me darás todo”.
(4) Dicho esto desapareció. Pero después ha agregado de nuevo y se hacía ver todo
llagado, pero esas llagas formaban tantas celdas en las cuales Jesús llamaba a las almas para
encerrarlas en ellas y ponerlas al seguro, entonces yo le he dicho: “Amor mío, ¿y mi celda
cuál es? A fin de que encerrándome en ella no salga más”.
(5) Y Jesús: “Hija mía, para ti no hay celdas en mi cuerpo, porque quien vive en mi Querer
no puede vivir en un apartamento mío, sino debe vivir en el latido de mi corazón. El latido es
el centro y la vida del cuerpo humano, si cesa el latido cesa la vida, el latido mantiene la
circulación de la sangre, el calor, la respiración, por consiguiente la fuerza, la actividad de los
miembros; si el latido no es regular toda la actividad humana está en desorden, aun la misma
inteligencia pierde la vivacidad, el ingenio, la plenitud de la luz intelectual, porque al crear al
hombre le puse en el corazón un sonido especial, al cual até la armonía eterna, de manera
que si el latido está sano, todo es armonía en la criatura. Ahora, mi Voluntad es como el latido
en la criatura, si Ella late armoniza la santidad, armonizan las virtudes, armoniza entre el Cielo
y la tierra; su armonía se extiende hasta la Trinidad Sacrosanta, he aquí por qué para ti es mi
latido el que se ofrece como celda para encerrarte dentro, y latiendo con un solo latido
armonices entre el Cielo y la tierra, circules en el pasado, en el presente y en el futuro, en todo
te encuentres tú circulante en Mí y Yo en ti”.
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14-37
Junio 19, 1922
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Volumen 14
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14-38
Junio 23, 1922
Las verdades son más que soles. Quien no está vacío del todo de su
querer, no puede tener un cierto conocimiento del Querer Divino.
(1) Estaba pensando entre mí: “Jesús dice tantas cosas de su Santísimo Querer, pero
parece que no es comprendido, y aun los mismos confesores parecen dudosos, y delante a
una luz tan inmensa no quedan ni iluminados, ni movidos a amar a un Querer tan amable”.
Ahora, mientras esto pensaba, mi siempre amable Jesús, poniéndome un brazo en el cuello
me ha dicho:
(2) “Hija mía, no te asombres por esto, quien no está vacío del todo de su querer, no puede
tener un cierto conocimiento del mío, porque el querer humano forma las nubes entre mi
Querer y el suyo, e impide el conocimiento del valor y efectos que el mío contiene; pero a
pesar de esto no pueden decir que no es luz. Mira, tampoco las cosas que se ven aquí en la
tierra son comprendidas por el hombre, ¿quién puede decir cómo hice para crear el sol, cuánta
luz y calor contiene? Sin embargo lo ven, gozan de sus efectos, todo el día está con ellos, su
calor y luz los siguen por todos lados, y con todo esto ni saben ni pueden decir su altura, la luz
y el calor que posee, y si alguno quisiera elevarse para conocer esto, la luz lo eclipsaría y el
calor lo quemaría, así que el hombre está obligado a tener los ojos bajos y gozarse la luz sin
poderlo investigar, y contentarse con decir: ‘Es sol”. Entonces, si esto sucede con el sol que
se ve y que Yo creé para el bien natural del hombre, mucho más con las verdades que
contienen, ¡oh! cuánta más luz y calor que el mismo sol, especialmente las verdades que se
refieren a mi Voluntad, que contienen efectos, bienes y valor eternos; ¿quién puede medir todo
lo que Ella contiene? Sería quererse eclipsar, sería mejor bajar la frente y gozarse la luz que
lleva mi verdad, amarla y hacer suya aquella pequeña luz que comprende la inteligencia
humana y no hacer que, porque no comprenden toda la plenitud de la luz, la hagan a un lado
como cosa que a ellos no pertenece; así que del sol no comprendido se goza de su luz por
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Volumen 14
cuanto más se puede, se sirve de ella para obrar, para caminar, para mirar, y ¡oh! cómo se
suspira el día para que la luz les haga compañía y viva con ellos. Además, mis verdades, que
son más que luz, que hacen despuntar el sol del día en las mentes humanas, no son tomadas
en cuenta, ni amadas, ni suspiradas y se tienen como naderías, ¡qué dolor! Pero Yo cuando
veo que ellos hacen a un lado mis verdades, Yo los hago a un lado a ellos, y hago hacer su
curso a mis verdades con las almas que las aman y las suspiran, y se sirven de la luz de ellas
para modelar sus vidas y hacerse con ellas una sola cosa. ¿Crees tú que te haya dicho todo
de las verdades, de los efectos y valor que mi verdad contiene? ¡Oh! cuántos otros soles debo
hacer surgir, no te asombres si no comprendes todo, conténtate con vivir de su luz, y esto me
basta”.
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14-39
Junio 26, 1922
(1) Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha venido, y como desde
hace algunos días yo me encontraba como atada, tanto que me sentía impotente aun para
moverme, me ha dicho tomando mis manos en las suyas:
(2) “Hija mía, deja que Yo te desate”.
(3) Y poniéndose junto a mí ha puesto mis brazos sobre sus hombros diciéndome:
(4) “Ahora estás libre, estréchame a ti, pues he venido para hacerte compañía y recibir en
correspondencia la tuya. Mira, Yo soy el Dios aislado por las criaturas, vivo en medio de ellas,
soy vida de cada uno de sus actos y me tienen como si no existiera con ellas. ¡Oh! cómo lloro
mi soledad, me ha tocado la misma suerte del sol, que mientras él vive con su luz y calor en
medio de todos, no hay fecundidad que de él no venga, con su calor purifica la tierra de tantas
inmundicias, sus bienes son incalculables y con magnanimidad los hace descender sobre
todos, pero él en lo alto vive siempre solo, y el hombre ingrato no le da jamás un gracias, un
testimonio de agradecimiento. Así estoy Yo, ¡solo!, siempre solo, mientras que estando en
medio de ellos soy luz de cada pensamiento, sonido de cada palabra, movimiento de cada
obra, paso de cada pie, latido de cada corazón, y el hombre ingrato me deja solo, no me dice
un gracias, un te amo; quedo aislado en la inteligencia, porque de la luz que les doy se sirven
para ellos y tal vez para ofenderme; quedo aislado en las palabras, porque el sonido que
forman muchas veces sirve para blasfemarme; quedo aislado en sus obras, de las que se sirve
para darme muerte; en los pasos, en el corazón, atentos sólo a desobedecerme y a amar lo
que a Mí no pertenece. ¡Oh, cómo me pesa esta soledad! Pero mi amor, mi magnanimidad
son tan grandes, que más que sol continúo mi curso, y en mi curso voy investigando si alguno
quiere hacerme compañía en tanta soledad, y encontrándolo, con él formo mi compañía
perenne y lo abundo de todas mis gracias. He aquí por qué he venido a ti, estaba cansado de
tanta soledad, no me dejes jamás solo hija mía”.
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Volumen 14
14-40
Julio 6, 1922
(1) Estaba pensando y acompañando a Jesús en la hora de la Pasión cuando fue ante la
Divina Mamá para pedirle su santa bendición, y mi dulcísimo Jesús en mi interior me ha dicho:
(2) “Hija mía, antes de mi Pasión quise bendecir a mi Mamá y ser bendecido por Ella, pero
no fue únicamente a mi Mamá a quien bendije, sino a todas las criaturas, no sólo animadas
sino también inanimadas; vi a las criaturas débiles, cubiertas de llagas, pobres, mi corazón
tuvo un latido de dolor y de tierna compasión y dije: ‘¡Pobre humanidad, cómo estás decaída,
quiero bendecirte a fin de que resurjas de tu decaimiento; mi bendición imprima en ti el triple
sello de la potencia, de la sabiduría y del amor de las Tres Divinas Personas y te restituya la
fuerza, te sane y te enriquezca, y para circundarte de defensas bendigo todas las cosas
creadas por Mí, a fin de que las recibas bendecidas por Mí: te bendigo la luz, el aire, el agua,
el fuego, el alimento, a fin de que quedes como abismada y cubierta con mis bendiciones, pero
como tú no las merecías, por eso quise bendecir a mi Mamá, sirviéndome de Ella como canal
para hacer llegar a ti mis bendiciones”. Y así como me correspondió mi Mamá con sus
bendiciones, así quiero que las criaturas me correspondan con sus bendiciones; pero, ¡ay de
Mí!, en vez de correspondencia de bendiciones, me corresponden con ofensas y maldiciones,
por eso hija mía, entra en mi Querer, y poniéndote sobre todas las cosas creadas sella todas
con las bendiciones que todos me deben, y trae a mi doliente y tierno corazón las bendiciones
de todos”.
(3) Después de haber hecho esto, como para recompensarme me ha dicho:
(4) “Amada hija mía, te bendigo en modo especial, te bendigo el corazón, la mente, el
movimiento, la palabra, el respiro, toda y todo te bendigo”.
(5) Después de esto he continuado con las demás horas de la Pasión, y mientras seguía la
cena eucarística, mi dulce Jesús se movió en mi interior y con la punta de su dedo ha tocado
fuerte en mi interior, tanto que lo he oído con mis oídos y he dicho entre mí: “¿Qué querrá
Jesús que llama?” Y Él llamándome me ha dicho:
(6) “No bastaba tocar para hacerme oír, sino también llamarte para ser escuchado. Escucha
hija mía, mientras instituía la cena Eucarística llamé a todos en torno a Mí, miré todas las
generaciones, del primero al último hombre, para dar a todos mi Vida Sacramental, y no una
vez, sino tantas veces por cuantas veces tiene necesidad del alimento corporal. Yo quería
constituirme como alimento del alma, pero me encontré muy mal al ver que esta mi Vida
Sacramental quedaba rodeada por desprecios, por descuidos y aun por muerte despiadada.
Me sentí mal, sentí todas las congojas de la muerte de mi Vida Sacramental tan dolorosa y
repetida; pero miré mejor, hice uso de la potencia de mi Querer y llamé en torno a Mí a las
almas que habrían vivido en mi Querer, ¡oh, cómo me sentía feliz! Me sentía rodeado por
estas almas a las cuales la potencia de mi Voluntad las tenía como abismadas, y que como
centro de su vida estaba mi Querer; vi en ellas mi inmensidad y me encontré bien defendido
por todas, y a ellas confié mi Vida Sacramental, la deposité en ellas para que no sólo me
cuidaran sino que me correspondieran por cada hostia Consagrada con una vida de ellas, y
esto sucede como connatural, porque mi Vida Sacramental está animada por mi Voluntad
eterna, y la vida de estas almas tiene como centro de vida mi Querer, así que cuando se forma
mi Vida Sacramental, mi Querer obrante en Mí obra en ellas y Yo siento su vida en mi Vida
Sacramental, se multiplican Conmigo en cada una de las hostias, y Yo siento que me dan vida
por vida. ¡Oh, cómo exulté al verte a ti como primera, que en modo especial te llamé a formar
vida en mi Querer! Hice en ti mi primer depósito de todas mis Vidas Sacramentales, te confié
38
Volumen 14
a la potencia y a la inmensidad del Querer Supremo, a fin de que te hicieran capaz de recibir
este depósito, y desde entonces tú estabas presente a Mí y te constituí depositaria de mi Vida
Sacramental, y en ti a todas las demás almas que habrían vivido en mi Querer. Te di el
primado sobre todo, y con razón, porque mi Querer no está puesto por debajo de ninguno, aun
sobre los apóstoles, sobre los sacerdotes, porque si bien ellos me Consagran pero no quedan
vida junto Conmigo, más bien me dejan solo, olvidado, no teniendo cuidado de Mí; en cambio
esas almas habrían sido vida en mi misma Vida, inseparables de Mí, por eso te amo tanto, es
a mi mismo Querer que amo en ti”.
+ + + +
14-41
Julio 10, 1922
(1) Continuando mi habitual estado, sentía a mi siempre amable Jesús en mi interior, pero
tan real, que ahora sentía que me estrechaba tan fuerte el corazón que me hacía sufrir, ahora
estrechaba sus brazos a mi cuello y me sofocaba, ahora se sentaba sobre mi corazón,
tomando un aire imperante y de mando, y yo me sentía como aniquilar y luego resurgir a
nueva vida bajo su mandato, ¿pero quién puede decir lo que Él hacía en mi interior y lo que yo
sentía? Creo que es mejor pasarlo en silencio. Entonces mientras sentía su presencia real en
mi interior me decía:
(2) “Hija mía, elévate, elévate más, pero tanto de llegar al seno de la Divinidad, entre las
Divinas Personas será tu vida. Mira, para hacerte llegar a esto he formado mi Vida en ti, he
encerrado mi Querer eterno en lo que tú haces, y ahí corre en modo maravilloso y
sorprendente; mi Querer está obrante en ti en continuo acto inmediato. Ahora, después de
haber formado mi Vida en ti, con mi Querer obrante en ti, en tus actos, tu querer ha quedado
impregnado, transfundido en el mío, de modo que mi Querer tiene una vida sobre la tierra.
Ahora es necesario que te eleves y lleves contigo mi Vida, mi Querer, a fin de que mi Querer
de la tierra y el del Cielo se fundan juntos y tú hagas vida por algún tiempo en el seno de la
Divinidad, donde tu querer será obrante en el mío para poderlo ensanchar por cuanto la
criatura puede ser capaz, después descenderás de nuevo sobre la tierra llevando la potencia,
los prodigios de mi Querer, por los cuales las criaturas serán sacudidas, abrirán los ojos y
muchos conocerán qué significa vivir en mi Querer, vivir a semejanza de su Creador. Esto
será el principio de que mi reino venga sobre la tierra y que mi Querer tenga su último
cumplimiento.
(3) ¿Crees que sea cosa de nada el vivir en mi Querer? No hay cosa que lo iguale, ni
santidad que lo iguale; es la Vida real, no fantástica como alguno puede imaginar, y ésta mi
Vida está no sólo en el alma, sino también en el cuerpo, ¿pero sabes tú cómo es formada esta
mi Vida? Mi Querer eterno es el del alma, y mi latido, latiendo en su corazón forma mi
concepción; su amor, sus penas y todos sus actos hechos en mi Querer forman mi
Humanidad, y me hacen crecer tanto que no puedo mantenerme escondido, ni ella puede
hacer menos que sentirme. ¿No me sientes tú, vivo en tu interior? Por eso te he dicho que a
la santidad del vivir en mi Querer no hay nada que la iguale, todas las otras santidades serán
las pequeñas luces, y ella será el gran sol transfundido en su Creador”.
(4) Ahora, por obedecer y con gran repugnancia digo cómo siento a Jesús en mi interior: Lo
siento en el lugar de mi corazón, casi en modo visible, ahora oigo que reza y muchas veces lo
oigo con los oídos del cuerpo, y yo rezo junto con Él; ahora que sufre y me hace sentir su
39
Volumen 14
respiro entrecortado, afanoso, y lo siento en mi respiro, tanto que estoy obligada a afanarme
junto con Él, y como en Él están contenidas todas las criaturas, siento su respiro que como
vida se difunde en todos los movimientos y respiros humanos, y yo me difundo junto con Él.
Ahora lo siento gemir, agonizar; ahora lo siento mover los brazos y los extiende en los míos;
ahora que duerme, quedando en mi interior un profundo silencio; ¿pero quién pude decirlo
todo? Sólo Jesús puede decir lo que obra en mí, porque yo no tengo palabras suficientes para
manifestarlo. Lo he hecho sólo por obedecer, con sumo desgarro de mi alma y por temor de
que mi Jesús pudiera disgustarse, porque Él me tolera siempre que la obediencia no me
mande, pero si la obediencia manda, sólo me queda Fiat, de otra manera me aniquilaría.
Espero que sea todo para gloria suya y para confusión mía.
+ + + +
14-42
Julio 14, 1922
+ + + +
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Volumen 14
14-43
Julio 16, 1922
Para reinar, la Santidad del vivir en el Divino Querer debe ser conocida.
(1) Habiéndome dicho el confesor que debía hacer copiar de mis escritos lo que sobre las
diversas virtudes el bendito Jesús me ha hecho escribir, sentía en mí una pena, un martirio por
hacer salir lo que Jesús me había dicho; entonces, al venir el bendito Jesús le he dicho: “Amor
mío, sólo para mí este martirio, que yo misma deba ser instrumento para hacer salir lo que Tú
me has manifestado, mucho más porque debiendo hacer salir lo que me has dicho, me veo
obligada en ciertas cosas a ponerme fuera también a mi misma. Mi Jesús, qué martirio, sin
embargo, si bien con sumo dolor de mi alma estoy obligada a obedecer. Dame la fuerza,
ayúdame, sólo para mí esto; has dicho tantas cosas a otros, les has hecho tantas gracias y
ninguno ha sabido nada, y si bien después de su muerte se ha conocido alguna cosa, el resto
ha quedado todo sepultado con ellos, sólo a mí me toca este martirio”. Y Jesús todo bondad
me ha dicho:
(2) “Hija mía, ánimo, no te abatas demasiado, Yo estaré contigo también en esto. Ante mi
Querer el tuyo debe desaparecer, y además es la santidad de mi Querer que quiere ser
conocida, esta es la causa. La santidad del vivir en mi Querer no tiene camino, ni puertas, ni
llaves, ni habitaciones, invade todo, es como el aire que se respira, que todos deben y pueden
respirarlo, basta sólo con que lo quieran y que hagan a un lado el querer humano, el Querer
Divino se hará respirar por el alma y le dará la vida, los efectos, el valor de la Vida de mi
Querer, y si no es conocido, ¿cómo podrán amar y querer un vivir tan santo, que es la gloria
más grande que puede darme la criatura? La santidad de las otras virtudes es bastante
conocida en toda la Iglesia, y quien quiere puede copiarla, por eso no tengo premura por
multiplicar su conocimiento; pero la santidad del vivir en mi Querer, los efectos, el valor que
contiene, la última pincelada que dará mi mano creadora a la criatura para volverla semejante
a Mi, no es conocida aún, he aquí por qué toda mi premura de que se publique todo lo que te
he dicho, y si esto no hicieras vendrías como a restringir mi Querer, a aprisionar en Mí las
llamas que me devoran, y a hacerme retardar la completa gloria que me debe la Creación.
Sólo quiero que las cosas salgan ordenadas, porque una palabra que falte, un nexo, una
conexión, un período truncado, en vez de dar luz arrojará tinieblas, y en vez de hacer que me
den gloria y amor, las criaturas quedarán indiferentes, por eso sé atenta, lo que he dicho Yo
quiero que salga entero”.
(3) Y yo: “Pero para poner entera tu parte estoy obligada a poner parte de lo mío.”
(4) Y Jesús: “¿Y con esto qué quieres decir? Si el camino lo hemos hecho juntos, ¿quieres
que salga sólo Yo? Además, ¿a quién debo señalar y poner como ejemplo para imitar, si
aquélla a quien he enseñado y tiene la práctica del modo de cómo vivir en mi Querer no quiere
ser conocida? Hija mía, esto es absurdo”.
(5) “¡Ah! Jesús, en qué laberinto me pones, me siento morir. Espero que tu Fiat me dé la
fuerza”.
(6) “Por eso quita tu querer, y mi Fiat hará todo”.
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Volumen 14
14-44
Julio 20, 1922
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Volumen 14
(7) Entonces yo me sentía toda confundida, comprendía lo que Jesús decía, y más me
sentía aniquilar, deshacer mi pobre ser; me sentía tan indigna que pensaba entre mí: “Qué
equivocación comete Jesús, hay tantas almas buenas a las cuales podría elegir”. Pero
mientras esto pensaba en mí, Él ha agregado:
(8) “Pobre hija, tu pequeñez junto a Mí se pierde, pero así lo he decidido, de la raza humana
debía tomarla; si no te tomaba a ti, tomaba a otra criatura, pero porque tú eres más pequeña te
he hecho crecer sobre mis rodillas, te he nutrido a mi seno como una pequeña niña, así que
siento en ti mi misma Vida y por eso he fijado sobre ti mis miradas, te he mirado y vuelto a
mirar, y complaciéndome he llamado al Padre y al Espíritu Santo a mirarte, y por consenso
unánime te hemos elegido, por eso no te queda otra que serme fiel, y abrazar con amor la
vida, las penas, los efectos, y todo lo que quiere nuestro Querer”.
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14-45
Julio 24, 1922
(1) Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha venido con una majestad y
amor encantadores y me ha hecho ver todas las generaciones, desde el primero hasta el
último hombre, cada uno de los cuales estaba vinculado y atado junto con mi dulce Jesús, y
era tanta la unión, que parecía que Jesús se multiplicaba para cada una de las criaturas, de
modo que cada uno lo tenía todo para sí, y que Jesús daba su Vida para sufrir cualquier pena
y muerte que cada una debía sufrir, para poder decir al Padre Celestial: “Padre mío, en cada
criatura tendrás otros tantos Yo mismo que te darán por cada una lo que cada una te debe”.
Mientras esto veía, mi dulce Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, ¿quieres también tú aceptar el vínculo de cada ser, a fin de que entre Yo y tú
no haya ninguna desemejanza?”
(3) Yo no sé cómo sentía como si el peso de todos se apoyase sobre mis espaldas, veía mi
indignidad y debilidad, y sentía tal repugnancia que me sentía aniquilar, tanto que el bendito
Jesús teniendo compasión de mí me ha tomado entre sus brazos y me ha estrechado a su
corazón, haciéndome poner la boca en la herida que lo traspasaba diciéndome:
(4) “Bebe hija mía la sangre que brota de esta herida para recibir la fuerza que te falta,
ánimo, no temas, Yo estaré contigo, dividiremos juntos todo el peso, el trabajo, las penas y las
muertes, por eso te digo, sé atenta y fiel, porque mi Gracia quiere correspondencia, de otra
manera se necesita nada para descender. ¿Qué se necesita para abrir y cerrar los ojos? No
se necesita nada, sin embargo que gran bien lleva el tenerlos abiertos, y que gran mal el
tenerlos cerrados, con tenerlos abiertos los ojos se llenan de luz, de sol; con esta luz la mano
puede obrar, el pie caminar seguro y sin tropezar, distingue los objetos, si son buenos o malos,
reordena las cosas, lee, escribe; ahora, ¿qué se necesita para perder todo este bien? Cerrar
los ojos, entonces la mano no puede obrar, el pie no puede caminar y si camina está sujeto a
tropezar, no distingue más los objetos, se reduce a la inhabilidad. Tal es la correspondencia,
no es otra cosa que abrir los ojos del alma, y en cuanto los abre se hace luz en la mente, mi
imagen se refleja en todo lo que va haciendo, copiándome fielmente, de manera que no hace
otra cosa que recibir continua luz de Mí, tanto que llega a convertir todo su ser en luz. En
cambio la incorrespondencia arroja al alma en las tinieblas y la vuelve inactiva”.
+ + + +
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Volumen 14
14-46
Julio 28, 1922
(1) Me sentía toda inmersa en su Santísimo Querer, y mi dulce Jesús al venir me ha dicho:
(2) “Hija mía, funde tu inteligencia con la mía, a fin de que circule en todas las inteligencias
de las criaturas, y reciba el vínculo de cada uno de los pensamientos de ellas para sustituirlos
con tantos otros pensamientos hechos en mi Querer, y Yo reciba la gloria como si todos los
pensamientos fuesen hechos en modo divino. Ensancha tu querer en el mío, ninguna cosa
debe escapar que no quede atrapada en la red de la tuya y mía Voluntad; mi Querer en Mí y
mi Querer en ti deben confundirse juntos y tener los mismos confines interminables, pero
tengo necesidad de que tu querer se preste a extenderse en el mío y no se le escape ninguna
cosa creada por Mí, a fin de que en todas las cosas escuche el eco de la Voluntad Divina en la
voluntad humana, a fin de que ahí genere mi semejanza. Mira hija mía, Yo sufrí doble muerte
por cada una de las criaturas, una de amor y la otra de pena, porque al crearla la creé un
complejo todo de amor, por lo cual no debía salir de ella otra cosa que amor, tanto que mi
amor y el suyo debían estar en continuas corrientes, pero el hombre no sólo no me amó, sino
que ingrato me ofendió, y Yo debía rehacer a mi Divino Padre de esta falta de amor, y debí
aceptar una muerte de amor por cada uno, y otra de dolor por las ofensas”.
(3) Pero mientras esto decía, veía a mi dulce Jesús todo una llama, que lo consumía y le
daba muerte por cada uno, es más, veía que cada pensamiento, palabra, movimiento, obra,
paso, etc., eran tantas llamas que consumían a Jesús y lovivificaban.
(4) Entonces Jesús ha agregado: “¿No quisieras tú mi semejanza? ¿No quisieras tú
aceptar las muertes de amor como aceptaste las muertes de dolor?”
(5) Y yo: “¡Ah! mi Jesús, yo no sé qué me haya sucedido, siento aún gran repugnancia por
haber aceptado las de dolor, ¿cómo podría aceptar las de amor que me parecen más duras?
Yo tiemblo al sólo pensarlo, mi pobre naturaleza se aniquila más, se deshace. Ayúdame,
dame la fuerza porque siento que no puedo seguir adelante”.
(6) Y Jesús todo bondad y decidido ha agregado: “Pobre hija mía, ánimo, no temas ni
quieras turbarte por la repugnancia que sientes; es más, para tranquilizarte te digo que
también ésta es una semejanza mía. Debes saber que también mi Humanidad, por cuan
santa, deseosa a lo sumo de sufrir, sentía esta repugnancia, pero no era mía, eran todas las
repugnancias de las criaturas que sentían en hacer el bien, en aceptar las penas que
merecían, y Yo debía sufrir estas penas que me torturaban no poco, para dar a ellas la
inclinación al bien y hacerles más dulces las penas, tanto, que en el huerto grité al Padre: ‘Si
es posible pase de Mí este cáliz”. ¿Crees tú que fui Yo? ¡Ah no! Te engañas, Yo amaba el
sufrir hasta la locura, amaba la muerte para dar vida a mis hijos, era el grito de toda la familia
humana que resonaba en mi Humanidad, y Yo, gritando junto con ellos para darles fuerzas
repetí tres veces: ‘Si es posible pase de Mí este cáliz’. Yo hablaba a nombre de todos, como
si fueran cosa mía, pero me sentía aplastar; así que la repugnancia que sientes no es tuya, es
el eco de la mía, si fuera tuya me habría retirado, por eso hija mía, queriendo generar de Mí
otra imagen mía, quiero que aceptes, y Yo mismo quiero imprimir en tu voluntad ensanchada y
consumida en la mía estas mis muertes de amor”.
(7) Y mientras esto decía, con su santa mano me las imprimía, y ha desaparecido. Sea todo
para gloria de Dios.
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44
Volumen 14
14-47
Julio 30, 1922
(1) Haciendo copiar, según la obediencia del confesor, de mis escritos lo que Jesús me
había dicho sobre las virtudes, yo quería hacerlo copiar sin decir que me lo había dicho Jesús,
y Él al venir, disgustándose me ha dicho:
(2) “Hija mía, ¿por qué quieres ocultarme? ¿Soy Yo acaso un deshonrado y por eso no
quieres que se haga mención de Mí? Cuando se dice un bien, un dicho, una obra, una verdad
de una persona deshonrada, no se quiere decir quién sea para no hacer perder la estima, la
gloria, el prestigio y el efecto que hay en aquel bien, en aquel dicho, etc., porque si se dice
quién es, no será apreciado y perderá todo lo bello, sabiendo que la fuente de donde viene no
merece ningún aprecio, en cambio, si es persona de bien y honorable, primero se dice el
nombre de la persona para hacer resaltar y apreciar mayormente lo que ha dicho o hecho, y
después se dice lo que ha hecho o dicho. ¿Así que Yo no merezco que mi nombre sea puesto
por delante de mis palabras? ¡Ah, cómo me tratas mal! No esperaba esta pena de ti, y sin
embargo he sido tan magnánimo contigo, te he manifestado tantas cosas de Mí, te he hecho
conocer tantas cosas, y las más íntimas de Mí, lo que no he hecho con los demás. Deberías
haber sido más magnánima en hacerme conocer, en cambio has sido la más tacaña. Los
otros, aquél poco que les he dicho, habrían querido tocar trompetas para hacerme conocer y
amar, en cambio tú quieres ocultarme, esto en verdad no me agrada”.
(3) Y yo, casi confundida y humillada a lo sumo le he dicho:
(4) “Mi Jesús, perdóname, Tú tienes razón, es la gran repugnancia que siento, ese deber
poner mi voluntad en el modo como debo salir me tortura. Tú ten piedad de mí, dame más
fuerza y gracia y ensancha más mi corazón, a fin de que jamás pueda darte esta pena”.
(5) Y Jesús: “Te bendigo a fin de que tu corazón reciba más Gracia y sea más dado en
hacerme conocer y amar”.
+ + + +
14-48
Agosto 2, 1922
45
Volumen 14
Divinidad intangible en las penas, y no capaz de poder sufrir sombra de penas, mi Humanidad
se encontraba sola en el sufrir, y mi Divinidad era sólo espectadora de las penas y muertes
que Yo sufría, más bien me era juez inexorable que quería el pago de cada pena de cada
criatura. ¡Oh, cómo mi Humanidad temblaba, quedaba aplastada ante aquella luz y Majestad
Suprema al verme cubierto por las culpas de todos, y de las penas y muertes que cada uno
merecía! Fue la pena más grande de mi Vida, que mientras era una sola cosa con la Divinidad
e inseparable, en las penas permanecía solo y como apartado. Por eso, si te he llamado a mi
semejanza, ¿qué maravilla que mientras me sientes en ti me ves espectador de tus penas que
Yo mismo te infrinjo y te sientes como separada de Mí? No obstante tu pena no es otra cosa
que la sombra de la mía, y así como mi Humanidad no quedó jamás separada de la Divinidad,
así te aseguro que jamás quedas separada de Mí, son los efectos lo que sientes, pero
entonces más que nunca formo una sola cosa contigo, por eso ánimo, fidelidad y no temas”.
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14-49
Agosto 6, 1922
(1) Me sentía toda inmersa en el Santo Querer de Dios, y mi dulce Jesús al venir me ha
dicho:
(2) “Hija mía, todas las cosas son para Mí de igual peso, tanto me pesa el Cielo cuanto la
tierra. Mi Voluntad contiene perfecto equilibrio; el equilibrio lleva el orden, el régimen, lo útil, la
armonía, todas las cosas armonizan juntas como si fueran una sola cosa. El orden lleva la
igualdad, la igualdad lleva la semejanza, he aquí por qué tanta armonía, orden y semejanza en
las Tres Divinas Personas; y todas las cosas creadas están en perfecta armonía, la una es el
sostén, la fuerza y la vida de la otra, si una sola cosa creada desarmonizara, todas las demás
rodarían y se destruirían. Sólo el hombre se apartó de Nosotros, del equilibrio de nuestra
Voluntad, ¡oh! cómo rodó el hombre, y del más alto puesto cayó en lo más profundo del
abismo! Y con toda mi Redención, no toda la familia humana ha vuelto a su estado primero,
esto significa que la cosa más grave es que se sustraiga del equilibrio de nuestra Voluntad,
significa arrojarse en la confusión, en el desorden, en el océano de todos los males. Ahora
hija mía, por eso te he llamado a ti en modo especial en este equilibrio de mi Querer, a fin de
que viviendo tú en Él, vengas a equilibrar todo el obrar de la trastornada humanidad. Viviendo
en mi Querer te equilibrarás a ti misma, estarás en el orden y en perfecta armonía entre
Nosotros y todas las cosas creadas por Nosotros, así que armonizando todo, sentiremos en ti
que corriendo en el ámbito de nuestra Voluntad nos darás el orden, la armonía de todas las
inteligencias, de las palabras, obras y pasos de todos; constituiremos tus actos en nuestro
Querer como regidores de todos los demás y nos reharemos del caos de la desventurada
humanidad. Cada acto tuyo será el sello del orden que Nosotros recibiremos a nombre de
todos los demás, mucho tienes que hacer en nuestro Querer, serás como reina que nos
llevarás todas las conquistas, todas las armonías; nuestro Querer te suministrará todo lo que
es necesario para poder suplir por todos y llenar el vacío del equilibrio de la voluntad humana,
que tanto daño ha recibido al sustraerse del equilibrio de nuestra Voluntad”.
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Volumen 14
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14-50
Agosto 12, 1922
(1) Me sentía oprimida y en penas, que sólo mi dulce Jesús puede saberlas, Él examina
cada fibra de mi pobre corazón y ve toda la intensidad de mi dolor, y teniendo compasión de
mí, viniendo me ha sostenido entre sus brazos diciéndome:
(2) “Hija mía, ánimo, estoy Yo para ti, ¿de qué temes? ¿Acaso alguna vez te he faltado? Y
si tú no quieres a ningún costo separarte mínimamente de mi Querer, mucho menos quiero Yo
no estar contigo y no ser vida de cada acto y pena tuya. Ahora tú debes saber que mi
Voluntad es oro purísimo, y para hacer que el hilo de fierro de tu voluntad humana pueda
convertirse en oro purísimo, de modo que entretejiéndose el hilo de tu voluntad con la mía no
se distinga cuál sea la tuya y cuál la mía, es sólo el sacrificio, las penas, que consumiendo el
hilo de tu voluntad humana lo sustituye con el hilo de oro divino, que fundiéndose con el mío
forma uno sólo, y entrelazando toda la gran rueda de la eternidad se extiende por todas partes
y se encuentra por todas partes; pero si mi Querer es oro y el tuyo es fierro, permanecerás
atrás y el mío no descenderá a entretejerse con el tuyo. Si tú tomas dos objetos de oro, a
pesar de que cada uno tenga una forma diversa, licuándolos podrás formar uno solo, sin poder
discernir más cuál era el oro de uno y cuál el del otro; pero si un objeto es de oro y el otro de
fierro, uno no se adherirá al otro y no se podrá formar un solo objeto de oro. Así que es sólo el
sacrificio lo que cambia la naturaleza a la voluntad humana.
(3) El sacrificio es fuego ardiente y diluye y consume, el sacrificio es sagrado y tiene virtud
de consagrar la Voluntad Divina en la humana, el sacrificio es gracia e imprime en ella con su
hábil pincel la forma y los lineamientos divinos, he aquí el por qué del aumento de tus penas,
son las últimas pinceladas que se necesitan para dar la última extensión y entrelazamiento de
tu querer con el mío”.
(4) Y yo: “¡Ah! mi Jesús, todas mis penas, por cuán dolorosas, que parece que me
aniquilan, no me oprimen, y si a Ti te place multiplícamelas aún, pero Tú sabes cuál es la pena
que me desgarra, sólo de esa imploro compasión de Ti, porque me parece que no puedo
seguir soportándola. ¡Ah! por piedad, ayúdame y libérame si a Ti te place”.
(5) Y Jesús: “Hija mía, también en esta pena estaré contigo, seré tu ayuda, te daré mi
fuerza para sostenerla; podría contentarte, pero no es decoroso que lo haga. A una obra tan
alta, a una misión tan sublime y única, de llamarte a hacer vida en mi Querer, me sonaría mal
si no la hiciera pasar por medio del órgano de mi Iglesia. Además, con mi Voluntad y con la
intervención de la obediencia de un ministro mío te pusiste en este estado, ahora bien, si él no
quiere continuar puede darte la obediencia, a fin de que tú haciéndolo por obedecer, entre tú y
Yo quedemos en pleno acuerdo, porque si lo haces sola, por tu voluntad, no sólo no
quedaremos de acuerdo, sino quedarías deshonrada; sin embargo deben saber que el mundo
se encuentra actualmente sobre de una hoguera, si no quieren que alzando más sus llamas
incinere todo, hagan lo que quiero”.
(6) Yo he quedado aterrada y más afligida que antes, pero dispuesta a hacer su Santísima
Voluntad, no la mía.
+ + + +
47
Volumen 14
14-51
Agosto 15, 1922
+ + + +
14-52
Agosto 19, 1922
(1) Encontrándome en mi habitual estado, el dulce Jesús me hacía sufrir parte de sus penas
y de sus muertes que sufrió por cada una de las criaturas. Por mis pequeñas penas
comprendía cuán atroces y mortales habían sido las penas de Jesús, entonces me ha dicho:
(2) “Hija mía, mis penas son incomprensibles a la naturaleza humana, las mismas penas de
mi Pasión fueron sombras o semejanzas de mis penas internas. Mis penas internas me eran
infligidas por un Dios Omnipotente, al cual ninguna fibra podía esquivar el golpe; las de mi
Pasión me eran infligidas por los hombres, los cuales no teniendo ni la omnipotencia ni la
omnividencia, no podían hacer lo que ellos mismos querían, ni podían penetrar en todas mis
fibras internas. Mis penas internas estaban encarnadas y mi misma Humanidad era
transformada en clavos, en espinas, en flagelos, en llagas, en martirio, tan crueles que me
daban muertes continuas, éstas eran inseparables de Mí, formaban mi misma Vida; en cambio
las de mi Pasión eran extrañas a Mí, eran espinas y clavos que se podían clavar, y queriendo
se podían también quitar, y el solo pensamiento de que una pena se puede quitar es un alivio;
48
Volumen 14
pero mis penas internas, que eran formadas por la misma carne, no había ninguna esperanza
de que se me pudieran quitar, ni disminuir la agudeza de una espina, del traspasarme con
clavos. Mis penas internas fueron tales y tantas, que las penas de mi Pasión las podría llamar
alivios y besos que daban a mis penas internas, que uniéndose juntas daban el último
testimonio de mi grande y excesivo amor por salvar a las almas. Mis penas externas eran
voces que llamaban a todos a entrar en el océano de mis penas internas, para hacerlos
comprender cuánto me costaba su salvación. Y además, por tus mismas penas internas,
comunicadas por Mí, puedes comprender en algún modo la intensidad continua de las mías.
Por eso date ánimo, es el amor lo que a esto me empuja”.
+ + + +
14-53
Agosto 23, 1922
(1) Me sentía oprimida y sufriente, y mi interior como si estuviese en continuo acto de sufrir
nuevas destrucciones y aniquilamiento de mi pobre ser. Entonces pedía a Jesús que me diese
la fuerza, y Él al venir me ha tomado en sus brazos para infundirme nueva vida, pero esta
nueva vida era para darme ocasión de sufrir una nueva muerte, para después infundirme otra
nueva vida. Entonces me ha dicho:
(2) “Hija mía, mi Voluntad abraza todo, encierra en Sí todas las penas, todos los martirios,
todos los dolores que hay en el giro de todos los siglos, he aquí por qué mi Humanidad abrazó
todo, cada pena, cada martirio de criatura, porque mi Vida no fue otra cosa que la Vida de la
Divina Voluntad, y esto era conveniente para cumplir la obra de la Redención, y no sólo para
ello, sino para poderme constituir Rey, ayuda y fuerza de todos los martirios, dolores y penas.
Si no tuviera en Mí la fuente de todos los martirios, dolores y penas, ¿cómo podría llamarme
Rey de todos y poseer en Mí la fuente de todas las ayudas, apoyos, fuerza y gracia que se
necesitan en cada pena de criatura? Es necesario tener para dar, he aquí por qué te he dicho
tantas veces que la misión de llamar a un alma a vivir en mi Querer es la más grande, la más
alta y sublime, no hay otra que la pueda igualar. La inmensidad de mi Querer le hará llegar
todos los martirios, penas y dolores, mi misma Voluntad le dará la fuerza divina para
sostenerlos, y formará en ella fuentes de martirios y dolores, y mi mismo Querer la constituirá
reina de todos los martirios, dolores y penas. ¿Ves qué significa vivir en mi Querer? Sufrir no
sólo un martirio, sino todos los martirios; no una pena y dolor, sino todas las penas y todos los
dolores. He aquí por qué la necesidad de que mi Voluntad le sea vida, de otra manera, ¿quién
le daría la fuerza en tanto sufrir? Y si esto no fuera así, ¿cómo se podría decir que el alma
que vive en mi Querer es la fuerza del mártir? Si no tuviera en ella la sustancia de esa pena,
¿cómo podría ser fuerza de otro? Sería solamente un modo de decir, una cosa fantástica, no
una realidad.
(3) Veo que te asustas al oír esto, no, no temas, tantos martirios, dolores y penas serán
correspondidos con innumerables alegrías, contentos y gracias, de los cuales mi mismo
Querer formará fuentes inagotables. Es justo, si en el alma que vive en mi Querer formará la
fuente de los dolores para ayuda de toda la familia humana, es también justo que forme la
fuente de las alegrías y de las gracias; con esta diferencia, que la de los dolores tendrá un fin,
porque las cosas de acá abajo, por cuan grandes sean, están siempre determinadas, en
cambio la fuente de las alegrías, son de allá arriba, son divinas, por lo tanto sin termino, por
eso ánimo en hacer el camino en mi Voluntad”.
49
Volumen 14
+ + + +
14-54
Agosto 26, 1922
(1) Estaba viendo en mis escritos, de acuerdo a la obediencia, lo que debía señalar para
hacerlos copiar y pensaba entre mí: “¿En qué aprovechará tantos sacrificios, qué bien vendrá
de esto?” Y mientras esto pensaba y hacía, el bendito Jesús me ha tomado la mano entre las
suyas, y estrechándola fuertemente me ha dicho:
(2) “Hija mía, así como las flores al ser tocadas expanden con más intensidad su perfume,
tanto que si no son tocadas parece que no contengan tanto perfume, y el aire no queda
embalsamado por aquel olor, así mis verdades, por cuanto más se piensan, se leen, se
escriben, se habla de ellas, se difunden, tanto más perfume expanden, de modo que perfuman
todo, hasta el Cielo, y Yo siento el perfume de mis verdades y me siento llevado a manifestar
otras verdades, viendo que las verdades manifestadas expanden la luz y el perfume que
contienen. En cambio, si mis verdades no son tocadas, el perfume y la luz quedan como
reprimidos y no se expanden, y el bien y lo útil que contienen mis verdades queda sin efecto y
Yo me siento defraudado en la finalidad por la cual he manifestado mis verdades. Así que,
aunque no fuera por otra cosa que hacerme sentir el perfume de mis palabras para volverme
contento, deberías estar feliz de hacer el sacrificio”.
+ + + +
14-55
Agosto 29, 1922
El alma en la Divina Voluntad recibe todos los bienes del obrar de Jesús.
(1) Continuando mi habitual estado, estaba pensando en todo lo que mi dulce Jesús ha
hecho y sufrido para salvar las almas, y Él al venir me ha dicho:
(2) “Hija mía, todo lo que hizo mi Humanidad, oraciones, palabras, obras, pasos y penas,
está en acto de darse al hombre, pero, ¿quién lo toma? ¿Quién recibe el injerto de mi obrar?
Quien se acerca a Mí y uniéndose Conmigo reza, recibe el injerto de mi oración y los bienes
que ella contiene; quien habla, enseña, unido Conmigo, recibe el injerto y los frutos de mis
palabras; y así quien obra, quien sufre unido Conmigo, recibe el injerto y los bienes que hay en
mis penas y obras, de otra manera todos los bienes que adquirí para la criatura quedan
suspendidos, y no quedando injertada Conmigo, no disfruta de los bienes que mi Humanidad
con tanto amor quiere dar; si no hay unión los bienes de uno quedan como muertos para el
otro. Imagínate una rueda, el centro de la rueda es mi Humanidad, los rayos son todo lo que
hice y sufrí, la circunferencia donde quedan fijados los rayos es toda la familia humana que
gira en torno al centro; ahora, si esta circunferencia, este segundo círculo de la rueda no se
acerca para recibir la fijación de los rayos, éstos quedan suspendidos y no pueden comunicar
los bienes que el centro de la rueda contiene. ¡Oh! cuánto sufro al ver tantos bienes míos
suspendidos, que la ingratitud humana no sólo no recibe sino desprecia y pisotea, por eso con
tanta ansia voy en busca de las almas que quieren vivir en mi Querer, para poder fijar en ellas
los rayos de mi rueda, y mi Voluntad les dará gracia para poder formar la circunferencia del
50
Volumen 14
segundo círculo de la rueda y recibirán todos los bienes que las demás me rechazan y
desprecian”.
+ + + +
14-56
Septiembre 1, 1922
51
Volumen 14
(8) “Ánimo, en este estado se encuentra la presente generación, y de todas las clases, son
tales y tantas las pasiones que la dominan, que están ahogados por las mismas pasiones y
por los vicios más feos; la podredumbre, el fango es tanto, que está por sumergirlas, he aquí
por qué he querido hacerte sufrir la pena de sofocarte la garganta, esta es pena de los
excesos extremos, y Yo no pudiendo soportar más el ver a la humanidad sofocada por sus
mismos males, he querido de ti una reparación. Pero debes saber que esta pena la sufrí
también Yo cuando me crucificaron, me estiraron tanto sobre la cruz, que todos los nervios me
los estiraron tanto que me los sentía despedazar, retorcer, pero los de mi garganta tuvieron un
dolor y un estiramiento mayor, tanto que me sentía asfixiar. Era el grito de la humanidad
sumergida por las pasiones, que apretándome la garganta me ahogaba de penas. Fue
tremenda y horrible esta pena mía al sentirme estirar los nervios, los huesos de la garganta
con tal fuerza, que sentía destrozarme todos los nervios de la cabeza, de la boca y hasta de
los ojos; fue tal la tensión, que cada pequeño movimiento me hacía sentir penas mortales;
ahora me quedaba inmóvil y ahora me contorsionaba tanto, que me sacudía en modo horrible
sobre la cruz, que los mismos enemigos quedaban aterrorizados. Por eso te repito, ánimo, mi
Voluntad te dará fuerza para todo”.
+ + + +
14-57
Septiembre 5, 1922
(1) Mi siempre adorable Jesús continúa haciéndose ver con su corazón traspasado y
exacerbado a lo sumo, parecía que todas las penas de las criaturas eran inflingidas en aquel
corazón, ya que no sólo los pecados hieren aquel corazón, sino también los sufrimientos que
se ocasiona la misma criatura al no corresponder a la gracia, pero como hieren a un corazón
que ama, hiriendo aquel corazón, era tanto el amor, que buscaba transformar las mismas
ofensas en gracias y bendiciones. ¡Oh, bondad de Jesús! Es el único que puede darse la
vanagloria de que ama de verdad y en forma increíble a las criaturas; por eso también las
penas de cada una lo traspasaban, pero eran tantas las ofensas, que cambiaban en rayos las
mismas gracias que partían de aquel corazón santísimo, por eso me ha dicho:
(2) “Hija mía, cómo se ha vuelto insoportable el hombre, mis gracias se le cambian en
castigos, y se encamina a una revolución general, así que él mismo maquina su destrucción,
ha llegado a tanto que merece que lo castigue”.
(3) Y mientras esto decía, hacía ver males por todas partes, ciudades derrumbadas y males
de nuevo género. Después ha regresado nuevamente, cansado, pidiéndome ayuda en sus
penas; y soplándome de nuevo la parte del corazón me participaba, podría decir, la sombra de
sus penas, sin embargo a pesar de que eran sombras, si no estuviera Él junto a mí para darme
ayuda no habría podido resistir, ¿qué será de las penas de aquel corazón santísimo?
Después, calmándose me ha dicho:
(4) “Hija primogénita de mi Voluntad, así como mi Voluntad encierra todo, ahora dándote por
vida mi Querer, quiero encerrar también todo en ti. Recuerda que meses atrás fijé en ti una
rueda de sol, y con un diámetro te medí todo, y otra rueda descendió del Cielo, que fijándola
en ti dejaba tantos hilos de luz, y éstos estaban fijados en la Santísima Trinidad, y dejando
todo abierto entre tú y Nosotros, te dejé entonces sin darte ninguna explicación de mi obrar.
Ahora, después de haber trabajado tanto en ti durante todo este tiempo transcurrido, y
debiendo cumplir mi trabajo, quiero darte la explicación, a fin de que el sello de mi y de tu
52
Volumen 14
+ + + +
14-58
Septiembre 9, 1922
(1) Mi siempre dulce Jesús continúa hablando de su Santísimo Querer, y haciendo ver su
corazón abierto, del cual salían tantos ríos de luz que herían a todas las criaturas, la cual
formando una red de luz arrollaba todo, y tomando la palabra me ha dicho:
(2) “Hija mía, al crear al primer hombre daba el principio a la Creación del género humano, y
después de que formé el cuerpo, con mi aliento omnipotente le infundí el alma, y con otro
aliento mío, podría decir, me infundí a Mí mismo en el fondo del hombre para regirlo, dominarlo
y custodiarlo, así que aquel hombre formaba un reino para Mí, en el cual Yo como Rey debía
extender mis confines. Mi alegría fue a lo sumo al ver en este hombre la generación de tantos
otros seres, casi interminable, que me debía dotar de tantos otros reinos por cuantas criaturas
debían salir a la luz, en los cuales Yo debía reinar y ensanchar en ellos mis confines divinos, y
todo el bien de los otros reinos debía redundar a gloria y honor del primer reino, el cual debía
ser la cabeza y como acto primero de la Creación, pero con sustraerse de mi Querer, mi reino
53
Volumen 14
y el suyo terminó, y no sólo eso, sino que me pisoteo y en mi lugar se puso a sí mismo a
reinar, idolatrándose y formando el reino de los vicios, de las miserias, de las desgracias, mi
alegría murió acabando de nacer y se cambió en dolor; mira, todo el mal no fue otra cosa que
sustraerse de mi Voluntad. Pero nuestro Amor no se detuvo, no quise ser el Dios aislado, no,
y por eso quise descender del Cielo tomando una Humanidad similar al primer hombre,
encerré en Ella toda la Creación, volví a unir la voluntad humana de esta Humanidad a la
Voluntad Divina, a fin de que esta voluntad humana abrazando toda la Creación y todos sus
actos, en esta Voluntad Divina me los llevase a mi trono como triunfadora de todos los actos
humanos cambiados por Ella en actos de Voluntad Divina, con esto la voluntad humana
tomaba posesión de la Voluntad Divina y la Divina de la humana, la una señoreaba sobre la
otra, porque cuando un ser forma una sola cosa con otro ser, si es dueño uno,
connaturalmente se vuelve dueño el otro. Había sido esta mi única razón por la cual había
ordenado al hombre el abstenerse del fruto prohibido por Mí, quería un acto de sacrificio de su
voluntad en la mía, a fin de que por este sacrificio, anudando nuevamente su voluntad en la
mía, pudiese tomar posesión de mi Voluntad y Yo de la suya, y las dos reinar con la misma
potencia, sabiduría y bondad, no lo quería desemejante en nada de Mí, era mi parto, era mi
hijo, ¿y qué padre no ama el que su hijo sea rico y feliz como él? Mucho más Yo, Padre
Celestial, y que nada perdía con volver a este hijo mío rico, feliz y reinante a la par de Mí.
Entonces, habiendo roto el hombre su voluntad con la mía, mi Amor no quedó quieto, elevó
más alto sus llamas, y a cualquier costo quise producir otro Yo, y para eso escogí mi
Humanidad, la cual, sacrificándose en todo a mi Voluntad tomaba posesión de mi Querer,
haciéndome cumplir en Ella la finalidad de la creación del hombre, porque Yo tengo costumbre
de cumplir mis más grandes empresas con uno solo, y después las difundo; ¿no fue un solo
hombre que arruinó todos mis designios? Y sólo mi Humanidad debía rehacerme de esta
ruina, y la potencia de mi Querer, encerrando en Ella toda la Creación, debía hacerme restituir
los amores, los besos, las caricias que el primer hombre tan feamente había rechazado; mi
amor, quitándose los vestidos, podría decir de dolor y de luto, se revistió de fiesta y como
triunfador se dio a los más grandes excesos y locuras de amor. Así que cuando quiero hacer
una obra con la criatura, comienzo siempre al tú por tú, como si ninguna otra existiera, y
después la agrando tanto, de llenar Cielo y tierra.
(3) Ahora hija mía, mi Amor quiere producir de nuevo, mientras da en excesos, sale fuera
haciendo tregua, quiere dar nuevos partos, y lo que hizo en mi Humanidad, encerrando toda la
Creación para poder dar al Padre todo lo que de ella quería, y hacer descender todo para
provecho de todas las criaturas. Ahora, anudando tu voluntad con la mía quiero encerrar en ti
toda la Creación, y haciéndote tomar posesión de mi Querer quiero ver repetir en ti mis actos,
mi amor, mis penas, quiero mi reflector en la tierra, que mirándolo vea la Creación que creé en
el Cielo y que encerró mi Humanidad, dentro de ti como dentro de un espejo, y Yo, viéndome
en él la reconozca en ti. Entre tú y Yo estaremos en continuos reflejos, Yo la haré reflejar en ti
y tú en Mí, Yo desde el Cielo y tú desde la tierra. Entonces mi Amor estará contento cuando
vea en una criatura no sólo la imagen de mi Humanidad, sino todo lo que obró mi Divinidad en
Ella, por eso sé atenta y sigue mi Querer”.
+ + + +
54
Volumen 14
14-59
Septiembre 11, 1922
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Volumen 14
14-60
Septiembre 15, 1922
(1) Seguía haciendo copiar de mis escritos lo que Jesús me había dicho sobre las virtudes,
sentía por ello tal repugnancia que me sentía morir y decía entre mí: “A los demás se les hace
inventario de sus cosas después de su muerte, sólo a mí me toca la dura suerte de hacerlo yo
misma estando aún en vida. ¡Ah, Señor, dame la fuerza para hacer el sacrificio!” Después, el
confesor me ha hecho saber el modo que seguirán para hacerlos salir, ¡oh, Dios, qué pena!
Me sentía amargada hasta la médula de los huesos; entonces el bendito Jesús al venir,
viéndome tan amargada me ha dicho:
(2) “Hija mía, ¿qué tienes? ¿Por qué te afliges tanto? Es mi gloria, mi honor que lo
requieren, y tú deberías estar por ello contenta. ¿Crees que son las criaturas quienes lo
quieren, quienes disponen y quienes te ordenan? No, no, soy Yo que muevo todo, que las
empujo, que las ilumino, y muchas veces no soy escuchado, de otra manera se darían más
prisa y tendrían más interés, y Yo me veo obligado a empujarlas más fuerte para hacer que mi
Querer se cumpla. Tú quisieras esperar hasta después de tu muerte, pero mi Querer no
quiere esperar, y además, es verdad que tú tienes la conexión, el injerto con mi Voluntad, pero
aquí se trata no de ti, sino de Mí, se trata de hacer conocer los efectos, los bienes, el valor que
contiene mi Querer obrante en la criatura cuando ella vive en Él. Y además, si no quieres
interesarte tú que conoces cuánto me interesa y cómo anhelo ardientemente que los efectos
de mi Querer sean conocidos, y por lo cual me vendrá la completa gloria de la Creación y el
cumplimiento de la misma Redención; – ¡oh, cuántos efectos están aún suspendidos, tanto de
la Creación como de la Redención porque mi Querer no es conocido y no tiene su verdadero
reino en la criatura, y no reinando, la voluntad humana queda siempre esclava de sí misma –
entonces ¿crees tú que se interesarán los demás después de tu muerte? ¡Oh! cuántas cosas
que he manifestado a las almas están sepultadas por falta de alguien que se interese en mis
obras, pero si lo he tolerado en las otras, en ésta de mi Voluntad no lo toleraré, daré tanta
gracia a quien se ponga a la obra, que no me podrá resistir, pero la parte más importante y
esencial la quiero de ti”.
+ + + +
14-61
Septiembre 20, 1922
(1) Estaba diciendo a mi siempre amable Jesús: “¡Ah! haz amor mío que de todo mi ser no
salga más que amor, alabanzas, reparaciones, bendiciones hacia Ti”. Ahora, mientras esto
decía, el bendito Jesús ha venido, y yo me veía toda ojos, no había partecita de mí en la cual
no se viera un ojo, y de cada uno de ellos salía un rayo de luz que hería la persona de Nuestro
Señor, y me ha dicho:
(2) “Hija mía, es decoroso para Mí y para ti, que de ti no salga otra cosa que amor, santidad,
gloria, todo para Mí, de otra manera degradaría mi Voluntad con hacer vivir en Ella a un alma
56
Volumen 14
que no fuera un complejo completo de todos los bienes de los que sobreabunda mi Voluntad, y
el alma si no tuviera los gérmenes de todos los bienes, no podría recibir los bienes que mi
Voluntad contiene, y si, jamás sea, tuviese algún germen no bueno, sería una intrusa, sin
nobleza ni decoro, por lo tanto ella misma avergonzándose saldría fuera, no tomaría gusto y
contento teniendo en ella cosas extrañas a mi Querer, por eso te he marcado aun las gotas de
tu sangre, tus huesos, tus latidos; son estos ojos de luz para hacer que nada, nada salga de ti
que no sea santo y que no sea dirigido a Mí”.
(3) Después me ha transportado fuera de mí misma, haciéndome ver todo revuelto, y cómo
están maquinando otras guerras y revoluciones, y Jesús hacía de todo para alejarlos de eso,
pero viendo su obstinación se retiraba de ellos. ¡Mi Dios, qué tristes tiempos! Yo creo que
nunca el hombre había llegado a este exceso de perfidia, de querer la destrucción del propio
ser. Entonces estaba con temor de que mi dulce Jesús no viniera, mucho más porque sentía
que mis sufrimientos habían disminuido y estaban como adormecidos, por eso decía entre mí:
“Si es verdad lo que he visto, según las otras veces, para dar curso a la justicia tal vez no
vendrá y no me hará tomar parte en sus penas”. Y Jesús, regresando, viéndome muy
oprimida me ha dicho:
(4) “Hija mía, no temas, ¿no recuerdas que ocupas doble oficio, uno de víctima, y el otro
oficio más grande de vivir en mi Querer para darme de nuevo la gloria completa de toda la
Creación? Así que si no estás en un oficio junto Conmigo, te tendré en el otro oficio; a lo más
podrá haber una pausa de penas con relación al oficio de víctima, por eso no temas y
cálmate”.
+ + + +
14-62
Septiembre 24, 1922
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi dulce Jesús se hacía ver desnudado, que
temblaba de frío y diciéndome:
(2) “Hija mía, cúbreme y caliéntame que tengo frío; mira, la criatura con el pecado se había
despojado de todos los bienes, y Yo quise formarle una vestidura más bella, tejiéndola con mis
obras, adornándola con mi sangre y decorándola con mis llagas, ¿pero cuál no es mi dolor al
ver que me rechaza esta vestidura tan bella, contentándose de permanecer desnuda? Y Yo
me siento desvestido en ellas y siento su frío, por eso vísteme, porque tengo necesidad de
ello”.
(3) Y yo: “¿Cómo podré vestirte? Yo no tengo nada”.
(4) Y Él: “Sí que podrás vestirme, tienes toda mi Voluntad en tu poder, absórbela en ti y
luego hazla salir, y me harás la más bella vestidura, una vestidura de Cielo y divina, ¡oh! cómo
quedaré calentado y Yo te vestiré a ti con el vestido de mi Voluntad, a fin de que podamos
quedar vestidos con un mismo vestido, por eso la quiero de ti, para podértela dar a ti con
justicia; si tú me vistes a Mí, es justo que Yo te vista a ti para darte la correspondencia de lo
que has hecho por Mí. Todo el mal en el hombre es que ha perdido el germen de mi Voluntad,
por eso no hace otra cosa que cubrirse con los más grandes delitos que lo degradan y lo
hacen obrar como loco. ¡Oh, cuántas locuras están por cometer! Justa pena, porque quieren
tener por Dios al propio yo”.
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Volumen 14
+ + + +
14-63
Septiembre 27, 1922
(1) Me sentía amargada a lo sumo por la privación de mi dulce Jesús, y era tanta la pena
que llegaba a decir desatinos, hasta decirle que no me amaba, que ya no me quería, y que yo
lo amaba más a Él; es verdad que mi amor es pequeño, apenas una sombra, una gotita, un
pequeño centésimo, pero es porque mi ser así está hecho, estrecho, pequeño, pero aunque
pequeño todo es para amarlo; pero, ¿quién puede decir todos los desatinos que decía? Era el
delirio de la fiebre que producía su privación que me hacía decir estas locuras. Entonces,
después de mucho esperarlo, mi dulce Jesús ha venido y me ha dicho:
(2) “Hija mía, quiero ver si tú me amas más”.
(3) Y mientras esto decía, la persona de Jesús se multiplicaba, así que veía a Jesús a la
derecha, Jesús a la izquierda, Jesús en el corazón, no había parte de mí, o lugar en el que no
veía a Jesús, y todos juntos decían: Te amo, te amo, pero esto era nada, conteniendo Jesús
la potencia creadora, todo lo creado repetía junto: Te amo. Cielo y tierra, viadores y
bienaventurados, todos juntos a coro, como si fuera un solo eco repetían: Te amo con el amor
con el que te ama Jesús. Yo he quedado confundida ante tanto amor.
(4) Y Jesús ha agregado: “Di, repite que tú me amas más, multiplícate tú para darme tanto
amor por cuanto te doy Yo”.
(5) Y yo: “Mi Jesús, perdóname, yo no sé multiplicarme, no poseo la potencia creadora, por
tanto no tengo nada en mi poder, ¿cómo puedo darte tanto amor como me das Tú? Lo sé
también yo, que mi amor es una sombra en comparación al tuyo, pero el dolor de tu privación
me hace delirar y me hace decir locuras, por eso no me dejes más sola sin Ti si no quieres que
diga disparates”. Y Jesús interrumpiéndome ha agregado:
(6) “¡Ah! hija mía, tú no sabes en qué conflicto me encuentro, mi amor me empuja, llega
hasta hacerme violencia para hacerme venir; mi justicia casi me lo prohíbe, porque el hombre
está por llegar a los excesos del mal, y no merece la misericordia que sobre ellos corre cuando
vengo y te participo mis penas que ellos mismos me infligen. Debes saber que los
gobernantes de las naciones están tramando cómo destruir los pueblos y maquinar desgracias
para mi Iglesia, y para obtener lo que se proponen quieren servirse de la ayuda de potencias
extranjeras. El momento en que se encuentra el mundo es terrible, por eso ruega y ten
paciencia”.
+ + + +
14-64
Octubre 3, 1922
58
Volumen 14
alguien, haz que todo pase entre Tú y yo, y que únicamente Tú conozcas mis penas. ¡Ah!
conténtame, dame tu palabra de que no lo harás más, es más, hazme sufrir el doble, estaré
contenta con tal de que todo quede oculto entre Tú y yo”. Y Jesús interrumpiéndome me ha
dicho:
(2) “Hija mía, no te abatas, cuando mi Voluntad lo quiere, también tú debes ceder, y
además, esto no es otra cosa que un paso de mi Vida. Mi misma Vida oculta, mis penas
internas y todo lo que hice, tuvieron siempre al menos uno o dos espectadores, y esto con
razón, por necesidad y para obtener la finalidad de mis mismas penas. El primer espectador
fue mi Padre Celestial, a quien nada podía escaparle siendo Él mismo el que me infligía las
penas, era actor y espectador; si mi Padre no hubiera visto ni hubiera sabido nada, ¿cómo
podía darle satisfacción, darle la gloria, e inclinarlo ante la vista de mis penas a misericordia
para el género humano? Entonces la finalidad no se hubiera logrado. En segundo lugar mi
Mamá fue espectadora de todas las penas de mi Vida oculta, y esto era necesario, pues si Yo
había venido del Cielo a la tierra para sufrir, no para Mí sino para bien de los demás, debía
tener por lo menos a una criatura en la cual debía apoyar aquel bien que contenían mis penas,
y así mover a mi amada Mamá a agradecerme, a alabarme, a amarme, a bendecirme, y a
hacerla admirar el exceso de mi bondad, tanto que Ella, conmovida y raptada ante la vista de
mis penas, me rogaba que en vista del gran bien que le llevaban mis penas, no la eximiera de
fundirse con mis mismas penas para sufrirlas, para darme la correspondencia y ser mi perfecta
imitadora. Si mi Mamá no hubiera visto nada, no habría tenido mi primera imitadora, no habría
tenido ningún gracias, ninguna alabanza; mis penas, el bien que contenían, habrían quedado
sin efecto, porque no conociéndolas ninguno, no podía hacer el primer apoyo, así que la
finalidad del gran bien que debía recibir la criatura se habría perdido. Mira cuán necesario era
que al menos una sola criatura estuviera al tanto de mis penas. Si esto fue para Mí, quiero
que sea también de ti, es más, te digo que quiero al confesor obrante junto Conmigo,
espectador y depositario de las penas que te hago sufrir, a fin de que también él participe en el
bien, y teniéndolo junto pueda excitarlo de más en la fe e infundirle luz y amor para hacerle
comprender las verdades que te voy manifestando”.
(3) Yo he quedado más que nunca oprimida al oír esto, y mientras esperaba misericordia he
encontrado justicia e irremovilidad por parte de Jesús. ¡Oh, Dios, qué pena! Y viéndome más
afligida ha agregado:
(4) “Hija mía, ¿esto es lo mucho que me quieres? Los tiempos son tan tristes, y los males
que vendrán son demasiado espeluznantes, y cuando no puedas tú sola impedir todo el curso
a mi justicia, lo podréis entre los dos, y deberías decir tú misma que te hiciera sufrir. Por eso
resígnate también en esto y ten paciencia, lo quiere tu Jesús, y basta”.
+ + + +
14-65
Octubre 6, 1922
(1) Estaba rezando y mi siempre amable Jesús ha venido, y poniéndome los brazos al cuello
me ha dicho:
(2) “Hija mía, recemos juntos, entremos en el mar inmenso de mi Voluntad para hacer que
nada salga de ti que no sea arrojado en Ella, el pensamiento, la palabra, el latido, la obra, el
paso, todo debe tomar su puesto en mi Voluntad; por cada cosa que hagas en Ella tomarás
59
Volumen 14
una posesión de más y adquirirás un derecho mayor. Todos los actos humanos, según la
finalidad de la Creación, debían tener vida en mi Querer y formar en él el plano de todos los
actos humanos cambiados en actos divinos, con la marca de la nobleza, santidad y sabiduría
suprema. No era nuestra Voluntad que el hombre se separara de Nosotros, sino que viviera
con Nosotros creciendo a nuestra semejanza y obrando con nuestros mismos modos, por eso
quería que todos sus actos fueran hechos en mi Querer, para darles su puesto para poder
formar su riachuelo en el mar inmenso del mío. Yo hacía como un padre que poseyendo
grandes extensiones de tierra dice a su hijo: ‘Te doy en posesión el centro de mis
propiedades, a fin de que no salgas de mis confines y crezcas en mis riquezas, con mi misma
nobleza y con la grandeza de mis obras, a fin de que todos reconozcan que eres mi hijo”.
¿Qué se diría de este hijo si no aceptara el gran don del padre y se fuera a tierra extranjera a
vivir de miserias, desnobleciéndose bajo la esclavitud de crueles enemigos? ¡Tal fue el
hombre! Ahora, este plano, este riachuelo en mi Querer lo quiero de ti; corra cada uno de tus
pensamientos en Él, a fin de que a los reflejos de nuestra inteligencia, que es pensamiento de
cada uno, se eleve sobre cada inteligencia, nos dé el homenaje de cada pensamiento en modo
divino; tus palabras y obras corran también, a fin de que al reflejo de nuestra palabra Fiat, que
hizo todas las cosas y es palabra de cada uno, y a los reflejos de la santidad de nuestras
obras, que es vida y movimiento de todo, nos den, elevándose y sobrevolando sobre todo, la
gloria de cada palabra y de cada obra, con nuestra misma palabra Fiat y con la misma
santidad de nuestra obras. Hija mía, si todo lo que es humano, aunque fuese un pensamiento,
no es hecho en mi Querer, el plano humano no toma posesión, y el riachuelo no viene formado
y mi Querer no puede descender a la tierra para hacerse conocer y reinar”.
(3) Entonces yo al oír esto he dicho: “Amor mío, Jesús, ¿es posible que después de tantos
siglos de vida de la Iglesia que ha hecho salir tantos santos, y muchos de ellos han hecho
asombrar Cielo y tierra por sus virtudes y maravillas que han obrado, no debían ellos obrar
todo en el Divino Querer, en modo de formar este plano que Tú dices? ¿Estabas esperando
propiamente a mí, la más inhábil, la más mala e ignorante para hacerlo? Me parece
verdaderamente increíble”.
(4) Y Jesús: “Escucha hija mía, mi Sabiduría tiene medios y caminos que el hombre ignora
y está obligado a inclinar la frente y a adorarla en mudo silencio, y no le toca a él dictarme
leyes, decirme a quién debo escoger y el tiempo oportuno que mi bondad dispone, además
debía primero formar los santos que debían semejarme y copiar en modo más perfecto, por
cuanto a ellos les es posible, a mi Humanidad, y esto lo he hecho ya. Ahora, mi bondad quiere
pasar más allá y quiere llegar a excesos más grandes de amor, y por eso quiero que entren en
mi Humanidad y copien lo que hacía el alma de mi Humanidad en la Divina Voluntad. Si los
primeros han cooperado a mi Redención de salvar a las almas, de enseñar la ley, de desterrar
la culpa, limitándose en los siglos en los que han vivido, los segundos pasarán más allá,
copiando lo que hacía el alma de mi Humanidad en la Divina Voluntad abrazarán todos los
siglos, todas las criaturas, y elevándose sobre todas pondrán en vigor los derechos de la
Creación que me corresponden, y que toca a las criaturas dármelos, llevando todas las cosas
a su primer origen de la Creación, y a la finalidad para la cual la Creación fue hecha. Todo
está ordenado en Mí, si la Creación la hice salir ordenada, debe volverme ordenada como
salió de mis manos; ya el primer plano de los actos humanos cambiados en divinos en mi
Querer fue hecho por Mí, y lo dejé como suspendido, y la criatura nada supo, excepto mi
amada e indivisible Mamá, y era necesario así, pues si el hombre no conocía el camino, la
puerta, las estancias de mi Humanidad, ¿cómo podía entrar dentro y copiar lo que Yo hacía?
Ahora el tiempo ha llegado de que la criatura entre en este plano y haga también el suyo en el
mío; ¿qué maravilla que te haya llamado a ti por primera? Además, es tan cierto que te he
llamado a ti por primera, que a ninguna otra alma, por cuan querida por Mí le he manifestado
el modo de vivir en mi Querer, los efectos de Él, las maravillas, los bienes que recibe la
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Volumen 14
criatura obrante en mi Querer Supremo, que busca en cuantas vidas de santos quieras, o en
libros de doctrina, y en ninguno encontrarás los prodigios de mi Querer obrante en la criatura y
la criatura obrante en el mío, a lo más encontrarás la resignación, la unión de los quereres,
pero el Querer Divino obrante en la criatura y ella en el mío, en ninguno lo encontrarás, esto
significa que no había llegado el tiempo en que mi bondad debía llamar a la criatura a vivir en
este estado sublime. Aun el mismo modo como te hago rezar no se encuentra en ningún otro.
Por eso sé atenta, mi justicia lo exige, mi amor delira, por eso mi sabiduría dispone todo para
obtener el intento, son los derechos, la gloria de la Creación lo que queremos de ti”.
+ + + +
14-66
Octubre 9, 1922
(1) Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús viene todo ternura, me
estrecha entre sus brazos, me besa y me dice quién sabe cuántas veces:
(2) “La hija mía, la hija de mi Voluntad, cómo me eres querida. Escucha, en cuanto tu
querer entra en Mí, se vacía de ti y el mío entra obrante en ti, y en cuanto obra el mío, el tuyo
recibe la fuerza de la potencia creadora y queda obrante en Mí, y como Yo soy un punto solo,
que contengo todo, abrazo todo, hago todo, veo tu querer obrante en Mí con mi potencia
creadora que quiere darme todo, corresponderme por todos, y con sumo contento mío lo veo
ante Mí desde el primer instante en el que hice salir la Creación, y dejando atrás a todos se
pone delante a todos como si fueras la primera creada por Mí, en la cual no existe ninguna
ruptura de voluntad entre tú y Yo, tal como habría querido al primer hombre, y me da el honor,
la gloria, el amor, como si la Creación no hubiera salido de mi Voluntad. ¡Qué gusto, qué
contento siento! Tú no puedes comprenderlo, el orden de la Creación me viene restituido, las
armonías, las alegrías se unen. Veo esta voluntad humana obrante en Mí en la luz del sol,
sobre las olas del mar, en el centelleo de las estrellas, sobre todo, y me da la gloria de todos
los bienes que estas cosas creadas dan al hombre. ¡Qué felicidad! Me semeja en todo, con
esta diferencia, que Yo soy un punto solo, y tú poco a poco, conforme obras, piensas, hablas,
amas en mi Querer, así tomas más lugar y en él formas partos divinos”.
+ + + +
14-67
Octubre 19, 1922
Por cuantos efectos y valores se conocen, tanto más se recibe del Querer
Divino. Espera de Jesús por tantos siglos para hacer conocer su Querer.
(1) Continúo estando toda abandonada en los brazos de mi dulce Jesús, me sentía toda
inmersa en su Santísimo Querer, en el cual me encontraba como en el centro. Entonces al
venir Jesús me ha dicho:
(2) “Hija mía, mi Humanidad vivía como en el centro del Sol Eterno de mi Voluntad Divina, y
de este centro partían rayos que llevando con ellos mi inmensidad envolvían todo y a todos, y
mi obrar, partiendo de este centro se encontraba como en acto por cada acto de criatura, cada
palabra como en acto por cada palabra, cada pensamiento como en acto por cada
pensamiento, y así de todo lo demás, y conforme descendía, como un solo acto volvía a subir
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Volumen 14
a su centro, llevando consigo todos los actos humanos para rehacerlos, para reordenarlos
según como quería mi Padre, así que sólo porque mi Humanidad vivía en el centro del Querer
Eterno pudo abrazar a todos como un acto solo, para cumplir con decoro y digna de Mí la obra
de la Redención, de otra manera habría sido una obra incompleta y no digna de Mí. Y así
como la ruptura de la voluntad humana con la Divina fue todo el mal del hombre, así la unión
estable de la voluntad de mi Humanidad con la Divina debía formar todo su bien, y esto
sucedía en Mí como connaturalmente. Mira el sol, ¿qué cosa es? Es un globo de luz, y esta
luz la difunde igualmente a derecha, a izquierda, adelante, atrás, arriba, abajo, por doquier; la
luz de tantos siglos atrás es la de hoy, nada ha cambiado, ni luz, ni calor, y la luz de hoy será
la del fin de los siglos; si tuviera razón podría decir todos los actos humanos, es más, los
tendría en sí como propiedad suya, habiendo sido él vida, efecto y causa de cada acto, y esto
como cosa connatural para él. Ahora, todo esto sucede al alma que vive en el centro de mi
Querer, ella abraza a todos y ninguno se le escapa, hace por todos y nada omite, junto
Conmigo no hará otra cosa que expandirse a derecha y a izquierda, adelante y atrás, pero en
modo simple y connatural, y conforme obra en mi Querer hace el giro de todos los siglos, y a
todos los actos humanos los eleva en su acto en modo divino, por virtud de mi Voluntad.
(3) Escucha hija mía, regenerada en mi Supremo Querer, lo que quiero hacer de ti y en ti, lo
que hacía mi Humanidad en la Divina Voluntad quiero repetirlo, pero quiero tu querer unido
junto, a fin de que repita junto Conmigo lo que hacía y hago aún. En mi Querer están todos los
actos que hizo mi Humanidad, tanto externos como internos; de los actos externos más o
menos se sabe lo que Yo hice, y la criatura, queriendo, se puede unir junto Conmigo y tomar
parte en aquel bien que hice, y Yo siento el contento porque veo mi bien como multiplicado en
medio de las criaturas en virtud de la unión que forman Conmigo; mis actos son puestos como
en un banco y Yo recibo los intereses. En cambio, de los actos internos que hizo mi
Humanidad en la Divina Voluntad por amor de todos, poco o nada se sabe de ellos, y la
criatura no conociendo ni la potencia de este Querer, ni cómo mi alma obraba en Él, ni lo que
hice, ¿cómo podrá unirse Conmigo para tomar parte de aquel bien? El conocimiento lleva
consigo el valor, los efectos, la vida de aquel bien. Un objeto tanta utilidad produce por cuanto
se conoce, y muchas veces sucede que dos objetos que contienen el mismo valor, uno que
conoce el valor de más, vendiéndolo gana más; otro que no tiene aquel conocimiento lo vende
en menos. Cuántas cosas hace el conocimiento, muchos se hacen ricos porque tienen
cuidado de conocer las cosas; otros se encuentran en las mismas circunstancias, pero porque
no conocen bien las cosas son pobres. Ahora, queriéndote junto Conmigo también en mis
actos internos que hacía mi Humanidad en este Querer Supremo, es justo que te haga
conocer los méritos, el valor, los efectos, la potencia, el modo que tiene este mi Querer, y
según te los voy manifestando, abro entre tú y Yo la participación de lo que te hago conocer,
de otra manera, ¿para qué decírtelo? ¿Tal vez para darte una simple noticia? No, no, cuando
Yo hago conocer es porque quiero dar, así que cuantos valores y efectos conoces, tanto te he
dado. Por eso ve el gran bien que quiero hacer, no sólo a ti sino también a los demás, porque
conforme se haga camino este conocimiento del vivir en mi Querer, será amado de más, y el
amor absorberá en ellos todo el bien que el conocimiento, como madre fecunda les ha dado a
luz. Yo no soy el Dios aislado, no, quiero a la criatura junto Conmigo, mi eco debe resonar en
el suyo y el suyo en el mío y hacer de los dos uno solo; y si he esperado tantos siglos para
hacer conocer mi Querer obrante en la criatura, y el suyo obrante en el mío, casi elevándolo a
mi mismo nivel, ha sido porque debía preparar, disponer a las criaturas a pasar de los
conocimientos menores a los mayores, debía hacer como un maestro que debía enseñar las
vocales, las consonantes, después pasar a las composiciones. Hasta ahora no se sabía otra
cosa de mi Voluntad que las vocales y las consonantes, era necesario que pasara a las
composiciones, y esto me desarrollará la Vida de mi Voluntad. La primera composición la
quiero de ti, si eres atenta la desarrollarás bien, de modo que me darás el honor de un tema
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Volumen 14
que te ha dado tu Jesús, el tema más noble, el tema del Querer Eterno, que me traerá la gloria
más grande, que formando la conexión con las criaturas hará conocer nuevos horizontes,
nuevos cielos y nuevos excesos de mi Amor.
(4) Mira, en mi Querer Supremo están todos mis actos internos que hizo mi Humanidad,
como en expectativa para salir como mensajeros para ponerse en camino. Estos actos han
sido hechos para las criaturas y quieren darse y hacerse conocer; y no dándose se sienten
como aprisionados, y piden, suplican, que mi Querer los haga conocer para poder dar el bien
que ellos contienen. Me encuentro en las condiciones de una pobre madre, que por largo
tiempo tiene su parto en su seno, y que habiendo llegado el tiempo de hacerlo salir, si no lo
hace sufre espasmos, se duele, y no teniendo en cuenta su propia vida, a cualquier costo
quiere hacer salir fuera su parto; las horas, los días de retraso le parecen años y siglos, todo lo
ha hecho y dispuesto, no queda otra cosa que hacerlo salir. Así soy Yo, más que madre por
tantos siglos he contenido en Mí, más que parto, todos mis actos humanos hechos en la
santidad del Querer Eterno, para darlos a la criatura, y conforme se den elevarán los actos
humanos de la criatura a actos divinos, y la adornarán con las más variadas bellezas,
haciéndola vivir con la Vida de mi Voluntad, dándole el valor, los efectos, los bienes que mi
Querer posee. Por eso, más que madre sufro los espasmos, los dolores, ardo porque quiero
hacer salir este parto de mi Voluntad; el tiempo ha llegado, no queda otra cosa que encontrar a
quien debe recibir el primer parto, para continuar con los otros partos en las otras criaturas.
Por eso te digo, sé atenta, agranda tu corazón para poder recibir todo el valor, los efectos, el
conocimiento que mi Querer contiene, para poder poner en ti el primer parto. Cuánta alegría
me darás, serás el principio de mi felicidad en la tierra; el querer humano, podría decir, me ha
vuelto infeliz en medio a las criaturas, y mi Voluntad obrante en la criatura me restituirá mi
felicidad”.
+ + + +
14-68
Octubre 24, 1922
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Volumen 14
sí su belleza, sus verdades, su potencia, sus gracias infinitas, tiene dónde hacer el depósito,
en su mismo Querer obrante en la criatura. La corriente está abierta, mi Querer mantendrá la
batuta en custodiar celosamente mi belleza, mis verdades, mi potencia, y de hacerme los
agradecimientos por mis gracias infinitas. Entonces no quedaré más defraudado en nada,
estaré en perfecta armonía entre mi Querer obrante en la criatura y el del Cielo; cuántas cosas
mías haré conocer de más. Mi amor sofocado quedará libre cuando haya formado mi
depósito, y las corrientes entre el Cielo y la tierra estarán siempre abiertas”.
+ + + +
14-69
Octubre 27, 1922
(1) Estaba pensando entre mí en todo lo que he escrito en estos días pasados y decía:
“¿Cómo es posible que mi dulce Jesús haya esperado tanto tiempo para hacer conocer todo lo
que obraba su Humanidad en la Divina Voluntad por amor de las criaturas?” Pero mientras
esto pensaba, mi siempre amable Jesús haciéndose ver con su corazón abierto me ha dicho:
(2) “Hija de mi Querer, ¿por qué piensas eso? Esto sucedió también en la Creación,
¿cuánto tiempo no la tuve en mi seno realmente formada? Y cuando a Mí me pareció bien la
puse fuera; y la misma Redención, ¿cuánto más no la tuve en Mí? Podría decir que ‘ab
eterno’, sin embargo esperé mucho tiempo para descender del Cielo y darle cumplimiento. Es
mi costumbre en mis obras, primero las fecundo, las formo en Mí, y a tiempo propicio las
pongo fuera, es más, tú debes saber que mi Humanidad contenía en Sí dos generaciones, los
hijos de las tinieblas y los hijos de la luz. A los primeros venía a rescatarlos, y por eso pagué
con mi sangre para ponerlos a salvo. Mi Humanidad era santa, y nada heredó de las miserias
del primer hombre, y si bien era semejante en las facciones naturales, pero era intangible de
cualquier mínimo defectillo que pudiera ensombrecer mi santidad; mi herencia fue sólo la
Voluntad de mi Padre, en la cual debía desarrollar todos mis actos humanos para formar en Mí
la generación de los hijos de la luz. Mira, esta generación me fue dado el formarla
propiamente en el regazo de la Voluntad de mi Padre Celestial, y Yo no ahorré ni fatigas, ni
actos, ni penas, ni oraciones, más bien estaba en la cima de todas las cosas que hacía y
sufría, de manera que la concebí en Mí, la fecundé y la formé; eran propiamente ellos, los que
el Divino Padre con tanto amor me había confiado, era mi herencia predilecta que me fue dada
en la Santísima Voluntad Suprema. Ahora, después de haber conocido los bienes de la
Redención, como quiero a todos salvados, dándoles todos los medios que se necesitan, paso
a hacer conocer que en Mí hay otra generación que debo hacer salir, mis hijos que deben vivir
en el Divino Querer, y que en mi mismo corazón tengo preparadas todas las gracias, todos mis
actos internos hechos en el ámbito de la Voluntad Eterna para ellos, y éstos esperan el beso
de sus actos, su unión, para darles la herencia de la Voluntad Suprema, y como la recibí Yo,
quiero darla a ellos para hacer salir de Mí la segunda generación, la de los hijos de la luz. Si
mi Humanidad no diera esta herencia que poseía, es decir la Divina Voluntad, la sola y única
cosa que Yo amaba y que me daba todo el bien, habría sido incompleto mi descendimiento a
la tierra, no podría decir que he dado todo, más bien habría reservado para Mí la cosa más
grande, la parte más noble y divina. Ves ahora cómo es necesario que mi Querer sea
conocido en todas sus relaciones, en los prodigios, en los efectos, en el valor, lo que hice Yo
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Volumen 14
en este Querer para las criaturas, lo que deben hacer ellas; y esto será un potente imán para
atraer a las criaturas para hacerlas recibir la herencia de mi Querer, y hacer salir en campo la
generación de los hijos de la luz. Sé atenta hija mía, tú serás el portavoz, la trompeta para
llamarlos y reunir esta generación tan predilecta y tan suspirada por Mí”.
(3) Después, habiéndose retirado, ha regresado de nuevo todo afligido, tanto que movía a
piedad, y se ha arrojado en mis brazos como para encontrar reposo, y yo al verlo le he dicho:
“¿Qué tienes Jesús que estás tan afligido?”
(4) Y Jesús: “Ah, hija mía, tú no sabes nada de lo que quieren hacer, quieren jugarse Roma,
se la quieren jugar los extranjeros, los mismos italianos son tales y tantas las infamias que
harán, que sería menor mal si la tierra hiciera salir fuego para incinerarla, que lo que harán.
Mira, por todas partes salen gentes para concurrir juntas y dar el asalto, y lo que es peor es
que vienen bajo vestidos de corderos, mientras que son lobos rapaces que quieren devorar la
presa; qué uniones diabólicas, se unen para tener más fuerza y dar el asalto. Reza, reza, es
el último precipicio de estos tiempos en el cual la criatura quiere precipitarse”.
+ + + +
14-70
Octubre 30, 1922
+ + + +
14-71
Noviembre 6, 1922
(1) Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se ha hecho ver y tenía
entre sus brazos a muchos pequeños corderitos, uno apoyado sobre su pecho, otro en los
hombros, otro estrechado a su cuello, uno a la derecha y uno a la izquierda de sus brazos,
algunos sacaban su cabecita de dentro de su corazón, pero los pies de todos estos corderitos
estaban todos en el corazón de Nuestro Señor, y el alimento que les daba era su aliento;
estaban todos con su boca dirigida hacia la boca de mi dulce Jesús para recibir su aliento para
alimentarse. Era bello ver como Jesús tomaba sumo deleite, todo atento a nutrirlos y hacerse
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Volumen 14
feliz junto con ellos; parecían tantos partos salidos de su corazón santísimo. Entonces
dirigiéndose a mí me ha dicho:
(2) “Hija mía, estos corderitos que tú ves en mis brazos son los hijos de mi Voluntad, parto
legítimo de mi Querer Supremo; saldrán de dentro de mi corazón, pero sus pies quedarán en
el centro de mi corazón para hacer que nada tomen de la tierra, de nada se ocupen sino de
sólo de Mí. Míralos cómo son bellos, cómo crecen limpios, nutridos, alimentados sólo con mi
aliento; serán la gloria, la corona de mi Creación”.
(3) Después ha agregado: “Mi Voluntad cristaliza al alma, y así como en un cristal cualquier
objeto que se le acerca se forma adentro otro objeto todo semejante al que se pone de frente,
así mi Voluntad, todo lo que hace se refleja en estas almas cristalizadas por mi potencia, y
repiten y hacen lo que hace mi Querer Supremo, y como mi Voluntad se encuentra por todas
partes, en el Cielo, en la tierra y en todo lugar, así estas almas conteniendo mi Querer en ellas
como vida propia, donde quiera que mi Querer obra, como cristal lo absorben en ellas y repiten
mi acto; así que conforme obro, tomo sumo deleite en ponerme frente a ellas para ver repetir
en ellas mi misma acción, así que son mis espejos, y mi Querer los multiplica a cada acto que
hace y por todas partes, por eso no hay cosa creada donde ellas no se encuentren: En las
criaturas, en el mar, en el sol, en las estrellas, y hasta en el empíreo, y mi Querer recibe de la
criatura la correspondencia de mi acto en modo divino. Esta es la causa por la que amo tanto
que el vivir en mi Querer sea conocido, para multiplicar más estos cristales hechos espejos por
mi Querer, para hacer repetir en ellos mis obras, y entonces ya no estaré más solo, sino que
tendré a la criatura en mi compañía, la tendré Conmigo, íntimamente Conmigo en el fondo de
mi Querer, casi inseparable de Mí, como si en ese mismo instante hubiese salido de mi seno
como cuando la creé, sin haber hecho otros caminos contrarios a mi Voluntad. ¡Cómo estaré
contento!”.
(4) Entonces yo al oír esto le he dicho: “Amor mío y vida mía, yo no sé persuadirme aún,
¿cómo es posible que ningún santo haya hecho siempre tu Santísima Voluntad, y que no haya
vivido en el modo como ahora dices en tu Querer?”
(5) Y Jesús: “Ah, hija mía, ¿no quieres persuadirte aún de que tanto se toma de luz, de
gracia, de variedad, de valor, por cuanto se conoce? Cierto que ha habido santos que han
hecho siempre mi Querer, pero han tomado de mi Voluntad por cuanto han conocido de Ella.
Ellos conocían que el hacer mi Voluntad era el acto más grande, el que más me honraba y que
llevaba la santificación, y con esta intención la hacían y esto tomaban, porque no hay santidad
sin mi Voluntad, y no puede salir ningún bien, ni santidad pequeña o grande sin Ella. Tú debes
saber que mi Voluntad, cual era, es y será, no ha cambiado en nada, pero según que se
manifiesta, así hace conocer la variedad de sus colores, de los efectos y valores que contiene,
y no sólo se hace conocer, sino que da al alma la variedad de sus colores, efectos y valores,
de otra manera, ¿en qué aprovecharía el hacerlos conocer? Mi Voluntad ha hecho como un
gran señor, el cual ha hecho ver un palacio suyo extensísimo y suntuoso; a los primeros les ha
señalado el camino para ir a su palacio, a los segundos la puerta, a los terceros la escalera, a
los cuartos las primeras estancias, y a los últimos les ha abierto todas las estancias
haciéndolos dueños y dándoles todos los bienes que hay en ese palacio. Entonces, los
primeros han tomado los bienes que hay en el camino; los segundos, los bienes que hay en la
puerta, superiores a los que hay en el camino; los terceros, los de las escaleras; los cuartos
los de las primeras estancias, donde hay más bienes y están más al seguro; los últimos los
bienes de todo el palacio entero. Así ha hecho mi Voluntad, debía hacer conocer el camino, la
puerta, la escalera, las primeras estancias, para hacer que pudieran pasar a toda la
Inmensidad de mi Querer y hacerles ver los grandes bienes que hay en Él, y cómo la criatura
obrante en estos bienes que mi Querer contiene, hace adquisición de la variedad de sus
colores, de su inmensidad, santidad y potencia y de todo mi obrar; Yo en el hacer conocer, doy
e imprimo en el alma la cualidad divina que hago conocer. Si tú supieras bajo qué olas
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Volumen 14
+ + + +
14-72
Noviembre 8, 1922
(1) Paso días amargos por las privaciones de mi dulce Jesús, y si se hace ver es tan afligido
y taciturno, que por cuantas cosas le pueda decir no logro consolarlo, y por ello quedo más
amargada que antes. Entonces esta mañana al venir me ha dicho:
(2) “Hija mía, las penas, las ofensas que me hacen las criaturas son tantas que ya no puedo
más; las naciones se unen para hacer nuevas guerras, no te decía que las guerras no habían
terminado y que la paz era una paz falsa y aparente, porque la paz sin Dios es imposible, era
paz que no salía de la justicia, por eso no podía durar. ¡Ah! los gobernantes de estos tiempos
son verdaderos demonios encarnados que se unen para hacer el mal y poner en los pueblos el
desorden, el caos, las guerras”.
(3) Y mientras esto decía, se escuchaba el llanto de las madres, el retumbar de los cañones,
las alarmas en todos los países; pero espero que Jesús quiera aplacarse, y así quedarán
todos en paz.
+ + + +
14-73
Noviembre 11, 1922
(1) Mi siempre amable Jesús al venir me ha atraído a Él, dentro de una luz inmensa y me ha
dicho:
(2) “Pequeña hija de mi Querer, esta luz inmensa que ves es mi Suprema Voluntad, de la
cual nada escapa. Tú debes saber que al crear el cielo, el sol, las estrellas, etc., a todo le fijé
sus límites, su lugar, su número, no pueden crecer ni decrecer, todas las cosas las tengo como
en un puño. Así al crear al hombre, al mismo tiempo creé todas las inteligencias y cada uno
de los pensamientos, todas las palabras, las obras, los pasos y todo lo demás del hombre,
desde el primero hasta el último que deberá existir, y esto era connatural en Mí, mucho más
que Yo mismo debía ser actor y espectador hasta de un pensamiento, y si el hombre no lo
podía hacer sin Mí, ¿cómo no debía Yo saberlo y conocer hasta el número? Así que en mi
Voluntad nada todo el obrar de las criaturas, como los peces nadan dentro de un vasto mar.
Pero habiendo creado al hombre no esclavo sino libre, porque no era decoroso para Mí, ni
obra digna salida de mis manos, si hiciera salir a este hombre atado, sin libertad, ni podría
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Volumen 14
decir hagámoslo a nuestra imagen y semejanza si no lo hacía libre, quería dotarlo con la
libertad. Yo era libre, libre también él, pues no hay cosa que más torture a una persona que
dar un amor forzado, y causa desconfianza, sospechas, temores y casi asco en quien lo
recibe. Ve dónde tiene origen cada acto de criatura, aun un pensamiento, en la santidad de mi
Voluntad, con esta diferencia, que si el hombre quiere, ese pensamiento, palabra, etc., puede
hacerlo bien o mal, santo o perverso. Ahora, mi Voluntad tuvo un dolor al ver en tantos
cambiados sus actos, de los cuales era actora, en actos mortales para Mí y para ellos, por eso
quise que mi Voluntad haciéndose doblemente actora de cada acto, extendiera sobre todos
otro acto divino, que debía corresponderme según la santidad de mi Voluntad con otros tantos
actos divinos, pero se necesitaba alguien para hacer esto, y he aquí a mi Humanidad santa,
libre también Ella, que no queriendo otra vida que la sola Voluntad Divina, nadando en este
mar inmenso iba duplicando cada pensamiento, palabra y obra de criatura, y extendía sobre
todo un acto de Voluntad Divina, y esto daba satisfacción y glorificaba al Padre Divino, de
modo que Él pudo mirar al hombre y abrirle las puertas del Cielo, y Yo anudaba con más
fuerza a la voluntad humana, dejándola siempre libre de no separarse de la Voluntad de su
Creador, causa por la que se había precipitado en tantas desgracias. No estuve contento sólo
con esto, sino que quise que mi Mamá, también santa, me siguiera en el mar inmenso del
Querer Supremo y junto Conmigo duplicara todos los actos humanos, poniendo en ellos el
doble sello, después del mío, de los actos hechos en mi Voluntad sobre todos los actos de las
criaturas. Cómo me era dulce la compañía de mi inseparable Mamá en mi Voluntad; la
compañía en el obrar hace surgir la felicidad, la complacencia, el amor de ternura, la
competencia, el acuerdo, el heroísmo; en cambio el aislamiento produce lo contrario.
Entonces, conforme obraba junto con mi amada Mamá, así surgían mares de felicidad, de
complacencia de ambas partes, mares de amor que haciendo competencia, uno se arrojaba
en el otro, y producían gran heroísmo. Y no para Nosotros solos surgían estos mares, sino
también para quien nos habría hecho compañía en nuestra Voluntad; es más, podría decir que
estos mares se convertían en tantas voces que llamaban al hombre a vivir en nuestro Querer,
para restituirle la felicidad, su naturaleza primera, y todos los bienes que había perdido con
sustraerse de nuestra Voluntad. Ahora vengo a ti, después de mi Madre Celestial te llamé a ti
para hacer que todos los actos humanos tengan el primer sello hecho por Mí, el segundo
hecho por mi Mamá, y el tercero por una criatura de la estirpe común, mi eterno amor no
estaría contento si no hubiera elevado a una de la estirpe común, la cual debía abrir las
puertas a quien se dispusiera a entrar por ellas para vivir en nuestro Querer; he aquí el por qué
de mis tantas manifestaciones, los tantos valores y efectos que te he hecho conocer de mi
Voluntad, estos serán imanes potentes para atraerte a ti, y después a los demás a vivir en Ella;
pero para entrar en nuestra Voluntad y seguir el sublime vuelo de mis actos y los de mi
indivisible Mamá, siendo tú de la estirpe común, no habrías podido entrar en nuestro Querer si
no tuvieras, o al menos hubieras sido transformada en la naturaleza que salió de mis manos
antes de que el hombre se sustrajera de nuestro Querer; esta es la razón de mis tantas
gracias, para reducir tu naturaleza, tu alma, a aquel primer estado; conforme te iba dando esas
gracias así te quitaba los gérmenes, las tendencias, las pasiones de la naturaleza rebelde,
dejando siempre libre tu voluntad. Era necesario para mi decoro, santidad y dignidad, que
debiéndote llamar al centro de mi Querer para hacer ahí vida común, para hacerte recorrer
todos los actos hechos por Mí y que las criaturas no han conocido aún, reducir tu naturaleza a
este estado feliz, de otra manera no habrías podido correr Conmigo en los interminables actos
de mi Querer, ni estar Conmigo con la familiaridad que se necesita para obrar juntos. Las
pasiones, los gérmenes de las tendencias no buenas, hubieran sido como tantas barreras de
división entre tú y Yo, a lo más habrías estado a las órdenes de mi Querer, como tantos otros
fieles míos, pero hacer lo que hice Yo, habrías estado muy lejana, y ni tú ni Yo hubiéramos
sido felices, mientras que el vivir en mi Querer es propiamente esto, vivir plenamente feliz en la
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Volumen 14
tierra, para después pasar a vivir más feliz en el Cielo. Por eso te digo, verdadera hija de mi
Querer, primer parto feliz de mi Voluntad, seme atenta y fiel, ven en mi Eterno Querer, te
esperan mis actos que quieren el sello de los tuyos, te esperan los actos de mi Mamá, te
espera todo el Cielo porque quieren ver todos sus actos glorificados en mi Voluntad por una
criatura de la estirpe de ellos, te esperan las presentes y las futuras generaciones, para que
les sea restituida la felicidad perdida. ¡Ah! no, no, no terminarán las generaciones si no
regresa el hombre a mi seno, bello, dominante, como salió de mis manos creadoras, no estoy
contento con haberlo redimido; aun a costa de esperar, tendré paciencia todavía, pero debe
regresar a Mí tal como lo hice, en virtud de mi Voluntad. Con hacer su voluntad descendió en
el abismo y se transformó en feo; con hacer mi Voluntad subirá y adquirirá la nueva
transformación en la naturaleza por Mí creada, y entonces podré decir: Todo lo he cumplido,
el orden de toda la Creación me ha regresado y me reposaré en él”.
+ + + +
14-74
Noviembre 16, 1922
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Volumen 14
+ + + +
14-75
Noviembre 20, 1922
(1) Estaba pensando cómo mi dulce Jesús estando en el Huerto sufrió tantas penas, pero no
por parte de las criaturas, porque Él estaba solo, es más, abandonado por todos, sino por
parte de su Eterno Padre. Eran corrientes de amor entre Él y el Padre Celestial, y en estas
corrientes venían puestas todas las criaturas, en las cuales estaba todo el amor de un Dios por
cada una de ellas, y todo el amor que cada una debía a Dios, y faltando esto sufría penas que
superaban a todas las demás penas, tanto, que sudó viva sangre. Y mi dulce Jesús,
estrechándome a su corazón para ser aliviado me ha dicho:
(2) “Hija mía, las penas del amor son las más lacerantes. Mira, en estas corrientes de amor
entre Yo y mi Padre está todo el amor que me debían todas las criaturas, por tanto está el
amor traicionado, el amor negado, el amor rechazado, el amor desconocido, el amor
pisoteado, etc. ¡Oh! cómo me llega traspasante a mi corazón, de sentirme morir; tú debes
saber que al crear al hombre establecí innumerables corrientes de amor entre Yo y él; no me
bastaba con haberlo creado, no, debía poner tantas corrientes de amor entre Yo y él, que no
debía haber parte de él en la cual no corrieran esta corrientes, así que en la inteligencia del
hombre corría la corriente de amor de mi sabiduría, en sus ojos corría la corriente del amor de
mi luz, en la boca la corriente de amor de mi palabra, en las manos la corriente de amor de la
santidad de mis obras, en la voluntad la corriente de amor de la mía, y así de todo lo demás.
El hombre había sido creado para estar en continuas comunicaciones con su Creador, ¿y
cómo podía estar en comunicación Conmigo si mis corrientes no corrían en las suyas? Con el
pecado despedazó todas estas corrientes y quedó dividido de Mí; ¿sabes como sucedió? Mira
el sol, toda su luz toca la superficie de la tierra y la inviste tanto que hace sentir su calor, tan a
lo vivo y real que lleva la fecundidad, la vida a todo lo que la tierra produce, así que se puede
decir que el sol y la tierra están en comunicación entre ellos. ¡Oh! cómo son más estrechas
mis comunicaciones entre el hombre y Yo, verdadero sol eterno. Ahora, si una criatura tuviera
el poder de romper entre la tierra y el sol la corriente de la luz que toca la superficie de ella,
¿qué mal no haría? El sol retiraría en sí mismo toda la corriente de la luz, la tierra quedaría en
la oscuridad, sin fecundidad y sin vida. ¿Qué pena merecería ese tal? Todo esto fue lo que
hizo el hombre en la Creación, y Yo descendí del Cielo a la tierra para reunir de nuevo todas
estas corrientes de amor, pero, ¡oh, cuánto me costó! Y el hombre continúa su ingratitud y
vuelve a destrozarme las corrientes por Mí reestablecidas”.
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14-76
Noviembre 24, 1922
(1) Estaba pensando en mi dulce Jesús cuando fue presentado a Herodes, y decía entre mí:
“Cómo es posible que Jesús, tan bueno, no se haya dignado decirle una palabra, ni dirigirle
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una mirada. ¿Quién sabe y a lo mejor aquel pérfido corazón, ante la potencia de la mirada de
Jesús se hubiera convertido?” Y Jesús haciéndose ver me ha dicho:
(2) “Hija mía, era tanta su perversidad e indisposición de ánimo, que no mereció que lo
mirara y le dijera una palabra, y si lo hubiera hecho él se habría hecho más culpable, porque
cada palabra mía o mirada son vínculos de más que se forman entre Yo y la criatura. Cada
palabra es una unión mayor, un mayor estrechamiento; y en cuanto el alma se siente mirada,
la gracia comienza su trabajo. Si la mirada o la palabra ha sido dulce, benigna, el alma dice:
‘Cómo era bella, penetrante, suave, melodiosa, ¿cómo no amarlo?’ O bien si ha sido una
mirada o palabra majestuosa, fulgurante de luz, dice: ‘Qué majestad, qué grandeza, qué luz
tan penetrante, cómo me siento pequeña, cómo soy miserable, cuántas tinieblas en mí ante
esa luz tan fulgurante’. Si te quisiera decir la potencia, la gracia, el bien que lleva mi palabra o
mirada, cuántos libros te haría escribir. Ahora, mira entonces cuántos bienes te he hecho al
mirarte tantas veces, en tenerte Conmigo en familiares conversaciones, no han sido sólo
palabras, sino discursos completos, por esto puedes comprender que las uniones entre tú y
Yo, las relaciones, los vínculos, las estrechuras, son innumerables. Yo he hecho contigo como
un maestro, que con otros que quieren alguna indicación les dice sólo algunas palabras, pero
con sus propios discípulos, queriendo hacer de ellos otros tantos maestros semejantes a él, se
está con ellos todo el día, habla largamente, está siempre sobre ellos y ahora desarrolla un
argumento, ahora una semejanza para hacerse comprender más, no los deja jamás solos por
temor de que distrayéndose, hagan que el viento se lleve sus fatigas, y si es necesario quita
horas a su reposo para educarlos; no ahorra nada, ni fatigas, ni cansancios, ni sudores para
obtener su propósito, que sus discípulos se vuelvan maestros. Así he hecho Yo contigo, nada
he ahorrado, con los demás he tenido sólo algunas palabras, contigo discursos, largas
lecciones, semejanzas, de noche, de día, a todas horas. ¿Cuántas gracias no te he hecho?
¿Cuánto amor, hasta no saber estar sin ti? Es grande el designio que he hecho sobre ti, por
eso mucho te he dado; ahora, tú en agradecimiento quisieras tener oculto en ti lo que te he
dicho y dado, y por lo tanto no darme la gloria que con manifestarlo Yo habría tenido. ¿Qué
dirías tú de un discípulo que después de que el maestro ha llegado con tantas fatigas a
hacerlo maestro, quisiera retener en sí la instrucción recibida, sin impartirla a los demás? ¿No
sería un ingrato, y un dolor para el maestro? ¿Qué dirías del sol, que después de que le he
dado tanta luz y calor no quisiera hacer descender esta luz y calor sobre la tierra? ¿No le
dirías al sol: ‘Es cierto que eres bello, pero no haces bien en tenerla para ti, la tierra, las
plantas, las generaciones humanas esperan tu luz, tu calor, los quieren para recibir la vida, la
fecundidad; ¿por qué quieres privarnos de tanto bien? Mucho más que con dárnoslas nada
pierdes, al contrario, adquieres mayor gloria y todos te bendecirán”. Tal eres tú, es más, más
que sol, he puesto en ti tanta luz de verdad sobre mi Voluntad, que sería bastante más que sol
para iluminar a todos y para hacer más bien que cuanto hace el sol a la tierra, y Yo y las
generaciones esperamos que salga de ti esta luz, y tú piensas en cómo ocultarla y casi te
afliges si personas autorizadas quieren ocuparse de hacerla salir. No, no, no está bien”.
(3) Yo me sentía morir al oír a mi dulce Jesús, y mucho más me sentía culpable porque en
estos días, habiéndose llevado un escrito mío, no han conseguido el intento que se proponían
de hacerlo salir fuera, y yo he sentido una gran satisfacción por eso. ¡Oh! cómo me sentía mal
al oírme reprender tan duramente, y de corazón le pedía perdón. Y Jesús para tranquilizarme
me ha bendecido diciéndome:
(4) “Te perdono y te bendigo, pero serás más atenta y no lo harás más”.
Deo Gratias.
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Imprimatur
Arzobispo Giuseppe M. Leo
Octubre de 1926
Nihil obstat
Canonico Hanibale
M. Di Francia
Eccl.
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Para adquirir los escritos de Luisa Piccarreta - dirigirse con Martha Reynoso
Por ejemplo, para llamar a una línea fija en la ciudad de México se debe
marcar: 011 + 52 + (55) y a continuación el número telefónico, en este
caso 3711 - 2746.
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