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Metodo y Metodologia

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Identidad y diferenciación entre Método y Metodología

Identity and differentiation between Method and Methodology

Rina Marissa Aguilera Hintelholher*

* Doctora en Administración Pública por el INAP. Profesora de Tiempo Completo en la


Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM.

Resumen

El presente artículo explica la distinción entre los métodos y la metodología, ya que los
desafíos de la investigación científica exigen que éstos sean entendidos como
herramientas útiles para permitir la comprensión y argumentación de los distintos
problemas de estudio. La falta de distinción entre ambos conceptos como punto de
partida en la enseñanza de las ciencias sociales, ocasiona visiones equívocas que se
traducen en confusión o insuficiencia al momento de reflexionar sobre su contenido y
aplicación. También se explica que el conocimiento de las ciencias sociales no es
concluyente, sino que forma parte de desafíos para validar su vigencia.

Palabras claves: conocimiento, método, metodología, investigación, teoría.

Abstract

The article explains the distinction between methods and methodology, since the
challenges of scientific research require that they be understood as useful tools to
allow understanding and argumentation of the different problems of study. The lack of
distinction between the two concepts as a point of departure in the teaching of social
sciences, causes wrong visions that translates into confusion or failure at the time to
reflect on its content and application. It also explains that knowledge of social science
is not conclusive, but that is part of challenges that must be addressed to validate its
term, even more so in a time which, like the present, has no point of rest, but it is in
constant transformation.

Key words: knowledge, method, methodology, research, theory.

Introducción
Si el conocimiento científico es un proceso inacabado y, por tanto, es objeto de
revisión y producción constante, la utilidad de los métodos y la metodología tienen que
revisarse de manera regular, con el propósito de validar su eficacia. Los desafíos de la
investigación científica exigen que tanto los métodos como la metodología sean
entendidos y asumidos como herramientas útiles que permiten el abordaje, la
comprensión y la argumentación de los problemas de estudio.

Por tanto, es fundamental ahondar en su distinción para ubicar su sentido y


fundamento. En este sentido, el objetivo del presente trabajo es contribuir a
diferenciar el método y la metodología para evitar equívocos que tienen influencia no
favorable en el proceso enseñanza-aprendizaje. La falta de distinción entre ambos
conceptos como punto de partida en la enseñanza de las ciencias sociales, ocasiona
visiones equívocas que se traducen en confusión o insuficiencia al momento de
reflexionar sobre su contenido y aplicación.

Una regla básica del trabajo de investigación científica es la nitidez que debe haber por
cada uno de los instrumentos que se utilizan para llevarla a cabo con base en su
importancia y complejidad. Desde esta perspectiva, la distinción oportuna de ambos
conceptos abona a favor de un aprendizaje más eficiente. Resolver este aspecto desde
la formación inicial de la enseñanza universitaria, contribuye a un desenvolvimiento
más creativo y ordenado sobre lo que son las premisas de la investigación científica.

Para fines de exposición, el trabajo se estructura del modo siguiente: 1. Fundamento


del conocimiento científico social; 2. Distinción entre método y metodología; 3.
Pluralidad de métodos; 4. Visión contemporánea de los métodos de investigación, y
Conclusión.

I. Fundamento del conocimiento científico social

El conocimiento científico se caracteriza porque exige estudio, análisis y explicación de


los hechos que se definen como problemas. Es un tipo de conocimiento que no
admite aprioris ni valoraciones precipitadas, sino que en su tratamiento se deben
utilizar conceptos, metodologías y teorías para trabajar con la realidad entendida como
problema.

Lo importante en el conocimiento científico es que su producción es fruto de


indagaciones y descubrimientos que llaman la atención de quien investiga. Combina
curiosidad sistematizada, así como preguntas específicas para identificar el sentido de
los fenómenos, en términos de su causalidad, consecuencias e impacto.

Un aspecto esencial del conocimiento científico es que responde a condiciones sociales,


históricas, económicas y políticas. Ello implica que hay condiciones, procesos y tiempos
que ubican su utilidad, no sólo con fines teóricos, sino aplicados. En este caso, es
importante destacar que el conocimiento científico moderno se forma con la sociedad
civil del siglo XVII,1 tiempo en que inicia la universalización de las relaciones de un
mundo orientado hacia la competencia, el intercambio, la renovación constante de los
medios de producción y el uso intensivo de la tecnología.

De este modo, la formación y el desarrollo del conocimiento científico dan lugar a la


formación de conceptos normativos y aplicados que se enlazan con la sociedad
industrial, la cual por su complejidad, demanda no sólo la multiplicación del saber
científico, sino que el mismo sea susceptible de aplicarse para solucionar los problemas
de la vida colectiva.

Este hecho define el alcance del conocimiento científico para que no sea entendido de
manera enciclopédica, sino que se orienta a generar utilidad aplicada. Es la sociedad
industrial el punto de partida para ubicar el sentido moderno del conocimiento
científico. Las explicaciones sobrenaturales no tienen lugar en el mundo de la ciencia
moderna, tampoco las explicaciones de la patrística, menos los fundamentos
escolásticos.

La visión laica y secular del mundo influye en su concepción, con lo cual tiene que
comprenderse en razón de sus condiciones de vida. Esto implica que la categoría
realidad objetiva se construye para trabajar de manera explicativa los acontecimientos
y fenómenos que interesan a quienes utilizan la reflexión metódica para formular
preguntas, hipótesis y argumentos.

La naturaleza del conocimiento científico tiene como ángulo la explicación causal de los
problemas que se definen como objeto de estudio. Trabajar con problemas denota no
sólo el interés, sino la curiosidad fundada para esclarecer el significado de los factores
que concurren en el advenimiento de los problemas. Por tanto, no hay camino más
idóneo que pensar en términos científicos lo que se define como materia de estudio y
análisis.

Para ello es fundamental valorar que el conocimiento científico permite problematizar


hechos, elaborar preguntas de investigación, definir hipótesis, construir evidencias y
producir argumentos. Sus propiedades conceptuales y metodológicas son producto no
solamente del diálogo de las comunidades académicas y profesionales, sino de la
producción de ideas y explicaciones que se fundamentan con el uso de la lógica y la
práctica de investigación.

Por tanto, hay elementos para considerar que el conocimiento científico es fruto de un
trabajo complejo que tiene como base el desarrollo de la investigación, así como la
pericia en el uso de la herramienta que permite su producción y reproducción. En este
caso, los atributos del conocimiento científico están dados por:

1. La observación, el análisis, la generación de datos empíricos y la definición de


problemas, seleccionando y destacando realidades específicas y haciendo valoraciones
sobre las mismas.

2. Favorece la medición de los problemas, la experimentación, la comprobación de


supuestos y la construcción de evidencias.

3. Utiliza conjeturas y refutaciones para encontrar respuestas a las preguntas de


investigación.

4. Es factible definirlo, separarlo, unirlo con fines de análisis; además, es objeto de


formulaciones y reformulaciones, evitando explicaciones dogmáticas o concluyentes.

5. Privilegia el entendimiento reflexivo de los problemas, generando sus soluciones


concomitantes en el ámbito de contextos específicos, a partir de generar explicaciones
causales.
6. Le confiere a las hipótesis el significado de refutaciones potenciales y entre más
resistan los intentos de la propia refutación, su corroboración será más eficiente.

Es importante destacar que los hechos que se definen como problemas forman parte
de los marcos valorativos que trabajan quienes están interesados en el trabajo de
investigación. En este sentido, el conocimiento científico no es fruto del "espíritu
universal", como diría Federico Hegel (Luhmann, 2009: 12),2 sino de condiciones
objetivas de vida, en las cuales hay personas, comunidades y organizaciones
interesadas en trabajar con sentido metódico aspectos de la realidad objetiva.

Por eso, otra faceta del conocimiento científico es que exige trabajar con analogías,
inferencias, presuposiciones y conclusiones, a fin de estructurar de manera lógica tanto
la definición como la fundamentación de los problemas. No menos importante es
destacar que la definición y solución de los problemas implica tener una concepción
específica de la realidad. En este caso y desde la óptica del conocimiento científico, los
problemas que se estudian y analizan son elaboraciones humanas, son construcciones
sociales que fundamentan ciertas concepciones particulares de la realidad. Por eso el
conocimiento científico no encaja con aprioris, prenociones o imágenes visuales.
Implica también el uso de axiomas y teoremas para dar paso al razonamiento
elaborado con fines de prescripciones en alguna disciplina.

Esto implica que hay combinaciones múltiples para trabajar con el conocimiento
científico sobre la base de valoraciones que permiten su construcción social, entendida
como un recurso heurístico que producen los autores que tienen motivación e interés
para trabajar con algún segmento de la realidad. Esto significa que un problema es una
construcción artificial sobre ciertos acontecimientos o situaciones que despiertan
interés para darles tratamiento conceptual y metódico.

La realidad como tal no existe, sino a partir de combinar valoraciones, razonamientos,


experiencias y definiciones. La realidad no es un producto dado, sino que exige
interrogantes, interpretación y conceptuación para darle un orden explicativo que
permita identificar los elementos centrales de análisis y explicación. Por tanto, con el
auxilio del conocimiento científico es posible definir problemas y construir conceptos
utilizando variables, taxonomías, indicadores, sistemas operacionales y aplicando
procedimientos para producir, clasificar y estructurar datos relevantes.

Un aspecto básico en el conocimiento científico es la distinción entre situaciones


problemáticas y el problema cognoscitivo. Las situaciones problemáticas están dadas
por los acontecimientos y hechos que son descubiertos y observados por quien tiene
interés y motivación para definirlos con base en relaciones causales.

El problema cognoscitivo se relaciona con el modo de valorar y explicar el sentido de


las relaciones causales con base en una visión teórica y metodológica que permita
descubrir las relaciones de causalidad que concurren en la trayectoria de los
problemas, las causas, los procesos y los impactos que se generan a través de la
relaciones volitivas de los actores sociales, políticos y económicos.

2. Distinción entre método y metodología


Si el conocimiento científico es objeto de producción, implica que hay formas para
generarlo con base en la reflexión. Esto implica que un recurso para producir el
conocimiento son los métodos de investigación, entendidos como herramientas que
posibilitan indagar, esclarecer y categorizar segmentos de la realidad que se han
definido como problemas. Los métodos de investigación pueden valorarse como un
conjunto de procedimientos ordenados que permiten orientar la agudeza de la mente
para descubrir y explicar una verdad. Su utilidad consiste en que tienden al orden para
convertir un tema en un problema de investigación y llevar a cabo la aprehensión de la
realidad.

En esta operación, el método permite simplificar la complejidad al seleccionar los


elementos más significativos de un problema a fin de proceder a su estructuración
conceptual y explicación causal. La importancia del método consiste en que está
dotado de propiedades cognoscitivas que permiten el abordaje ordenado de una parte
de la realidad y que depende del sujeto cognoscente la utilidad que pueda tener al
conseguir que a través del trabajo de investigación, es posible esclarecer lo que antes
no se conocía.

La aplicación del método no depende de sí mismo, sino del sujeto cognoscente, el cual
con su libertad valorativa elige el objeto de estudio a investigar, selecciona el sistema
de conceptos a trabajar y estructura el modo en que habrá de llevar a cabo la
investigación.

El significado del método consiste en que el trabajo de investigación no es una


actividad que se lleva a cabo sin orden y secuencia. En todo caso, todo trabajo de
investigación es complejo porque no admite que el conocimiento ordinario, ni el
conocimiento casuístico sean caminos confiables para problematizar situaciones y
formular la relación causal entre los diversos elementos de un acontecimiento.

La aplicación del método implica una actitud reflexiva, que permita incursionar de un
modo o de otro por la senda del trabajo de investigación. La aplicación del método
responde a la necesidad de organizar segmentos de la realidad con sentido lógico y
explicativo para esclarecer dudas, preguntas e hipótesis.

En este sentido, la aplicación del método responde más a la visión de arte por cuanto
que implica pericia para dominar el sistema de procedimientos que los sustentan y que
se han de aplicar en el ámbito del conocimiento teórico y aplicado. Si el método es una
vía para la aprehensión de la realidad, implica por tanto trabajar de manera
sistematizada, a fin de que el problema estudiado sea comprendido en su contexto,
actores, procesos, tiempos y consecuencias.

Así, indagar, descubrir y argumentar, son actividades que se logra cumplir con el uso
del método, lo cual implica que la búsqueda y producción del conocimiento científico no
es una tarea de obviedades, sino que es fundamental la reflexión ordenada y
conceptual para lograr penetrar en el núcleo de problemas y proceder a su explicación.

Con la utilización del método es factible trabajar no sólo con categorías normativas,
sino mediante conceptos operacionales que permiten medir hechos, situaciones o
acontecimientos que se han definido como problemas de investigación. Conectar el
ámbito normativo con el ámbito de lo empírico, es posible conseguirlo con el uso del
método.
La conexión entre pensamiento y realidad se inscribe en la visión de cómo se aplica el
método para generar el conocimiento relevante. Con el uso del método es viable
asociar los elementos conceptuales y los factuales que aluden a necesidad de trabajar
con datos empíricos.

En este sentido, hay dos maneras de situar la utilidad del método en la generación del
conocimiento científico: uno se relaciona con las cuestiones teóricas que aluden a una
orientación más abstracta y lógica, relacionada con trabajar en el plano de los
cimientos y estructura disciplinaria de un campo de estudio, pero sin tener un
acercamiento empírico con la realidad. Es el caso de las teorías que se caracterizan por
la articulación ordenada de proposiciones universales que tienen valor explicativo y
predictivo.

Otra se relaciona con la producción del conocimiento empírico que se origina no sólo
en una parte de la realidad, sino también considerando la experiencia del sujeto
cognoscente para trabajar con hechos o situaciones factuales. En este caso, los datos
que se producen fortalecen la visión normativa de un problema de estudio y logran, a
la vez, producir evidencias a través de reglas y procedimientos que permiten la captura
de la información relevante que después da lugar a la construcción de los argumentos.
El nexo entre la visión normativa y la visión empírica es fundamental en el
conocimiento científico moderno, lo cual indica que la aplicación del conocimiento para
atender y solucionar problemas es parte de logros que se consiguen con la utilización
del método.

La universalización más acabada del método es la que se conoce como método


científico,3 el cual se caracteriza por:

1. Definir problemas.4

2. Formular preguntas de investigación.

3. Formular hipótesis.

4. Analizar y explicar las relaciones causales de los problemas.

5. Por definir los aspectos empíricos que se han de trabajar.

Sin embargo, no existe un solo método para hacer trabajo de investigación, sino una
pluralidad de métodos que se localizan en cada campo del saber científico.

Las propiedades del método científico se destacan porque las tienen los demás
métodos, pero no implica que exista un solo método para hacer investigación teórica e
investigación aplicada.5 Algunas propiedades del método como herramienta orientada a
la investigación son:

1. Analizar y explicar las relaciones causales de los problemas definidos como objetos
de estudio.

2. Realizar trabajo de interpretación, lo cual implica aquilatar la realidad entendida


como problemas.
3. Organizar el trabajo de exposición, el cual consiste en generar la coherencia entre
problema explicado, su orden temático y enlazar ideas, conceptos y argumentos para
asegurar la consistencia del trabajo de investigación.

4. Hacer temático lo atemático, coherente lo que está desorganizado en la realidad


entendida como problema de estudio y

5. Fundamentar la argumentación con base en las hipótesis y el trabajo empírico.

La utilización del método tiene, además, dos implicaciones: una relacionada con el
valor de la investigación y otra con la calidad del producto obtenido. La parte de valor
se relaciona con las preferencias, elección y selección de los aspectos que a juicio del
sujeto cognoscente, tiene el objeto de estudio que es el motivo de la investigación. La
parte de calidad alude al grado de coherencia y sistematización que el sujeto
cognoscente logra con la articulación de los elementos normativos y empíricos.

La parte de valor, así como la parte de calidad, dan cuenta de que el uso del método
también responde a las pericias que el sujeto cognoscente tiene para incursionar en el
trabajo de investigación. De este modo, el método es una herramienta que aprueba
indagar, analizar y producir el conocimiento relevante que permite llenar vacíos
conceptuales, realizar aportaciones, refutar teorías, contrastar hipótesis, descubrir
falacias, superar límites determinados de conocimiento y avanzar por la senda de
nuevas líneas de investigación.

Respecto a la metodología,6 su ámbito medular de operación consiste en que es


el logos que orienta al estudio lógico de los métodos, lo cual implica el análisis de la
lógica que los sustenta, el sentido de su efectividad, la cobertura de su eficacia, la
fortaleza de sus planteamientos y la coherencia para producir conocimiento relevante.

Los métodos son productos históricos, culturales, valorativos y aplicados. Estos


elementos son la materia de estudio de la metodología, y ésta se encarga de analizar
no sólo su pertinencia, sino la calidad de sus atributos en el afán de producir el
conocimiento científico.

La importancia de la metodología consiste en que se avoca a estudiar los elementos de


cada método relacionados con su génesis, fundamentación, articulación ética,
razonabilidad; su capacidad explicativa, su utilidad aplicada, los procedimientos de
control que utiliza, por ejemplo, en el trabajo empírico y el modo en que se estructura
para producir resultados. Si los métodos tienen pasos, reglas y procedimientos para
llevar a cabo la manipulación inteligente de la realidad categorizada como problema, la
metodología se encamina a su análisis y comprensión, con el fin de verificar sus
fortalezas y debilidades.

La aportación de la metodología se orienta por el lado de incursionar la eficiencia de los


métodos cuando se aplican en el trabajo de investigación. Esto significa que los
métodos no son infalibles, sino que están expuestos a ventajas y limitaciones.
Localizar y fundamentar a éstas, es la tarea de la cual se ocupa la metodología. Si los
procedimientos caracterizan el contenido de los métodos, la metodología los revisa,
analiza y verifica para corroborar que tienen propiedades confiables cuando se aplican
en el trabajo de investigación.
El análisis de las formas o vías para acceder el conocimiento es un punto medular de la
metodología, al momento de llevar a cabo las propiedades que cada método tiene.
Otra forma de entender a la metodología7 consiste en valorarla como disciplina
científica que se encarga de revisar los fundamentos y eficacia de los procedimientos
que los métodos utilizan para el trabajo de investigación.

Conviene recordar que los métodos de investigación definen axiomas, teoremas, leyes
y reglas de cálculo para garantizar el rigor científico y la eficacia de sus
planteamientos. Tanto el rigor como el trabajo de fondo que deben garantizar los
métodos, son parte esencial de lo que evalúa la metodología. Ésta desarrolla
planteamientos filosóficos que tienen como objeto revisar la fortaleza de los
fundamentos de cada método, así como la estructuración de los elementos que los
definen como herramientas confiables y acreditadas para llevar a cabo el trabajo de
investigación.

La fortaleza de los métodos, por ejemplo, en las fases de interpretación y compresión


de los objetos de estudio, es uno de los aspectos que la metodología revisa por cuanto
a su rigor y fortaleza analítica. Si los métodos no son infalibles, la metodología
contribuye a que se fortalezcan con la revisión de lo que ofrecen como herramientas
que orientan a indagar, explicar y argumentar los objetos de estudio.

En la medida que los métodos tienen mayor grado de aplicación, en esa medida es
factible conocer su fortaleza o debilidad, debido a que ingresan de manera constante a
los desafíos de la investigación, terreno en el cual no hay verdades absolutas,8 ni
relativas, sino hipótesis que se pueden formular y reformular de manera constante.
Son las comunidades académicas y profesionales las que hacen uso recurrente de los
métodos de investigación, motivo por el cual son las que destacan formas de
evaluación recurrente al analizar su eficacia y alcance.

La prueba más desafiante para los métodos de investigación consiste en el modo que
logran descubrir las propiedades de los problemas de investigación, aportar nuevos
elementos de análisis y en lograr sobrevivir a los retos que a cada momento enfrentan
en el trabajo de investigación. Por eso los métodos son el objeto de estudio de la
metodología, lo cual implica valoración filosófica por cuanto al rigor que deben tener y
la capacidad que tienen para llevar a cabo el abordaje de la realidad. El rigor de los
métodos depende del modo en que se estructura su contenido, es decir, si están
orientados a describir, analizar, interpretar, medir y argumentar. Cada una de estas
facetas que están integradas a los métodos, es la materia central del análisis que la
metodología lleva a cabo para corroborar o no su eficacia.

La tarea de la metodología, en consecuencia, se encamina a examinar, valorar, refutar


o corroborar la eficacia de los métodos en los diversos campos del conocimiento. Si los
métodos por cuanto a diseño y sentido no cumplen con su eficacia, significa que hay
errores de concepción y contenido por cuanto a su sustentación. Implica, en este
sentido, que tienen límites cognitivos y empíricos, lo cual impide que sean confiables
para el trabajo de investigación. La evaluación de la metodología sobre los métodos
comprende, entre otros elementos:

1. Su sustentación teórica y empírica.

2. El rigor y la calidad para generar conocimiento.


3. Su grado de coherencia o incoherencia.

4. La certeza de sus leyes, axiomas y teoremas.

5. El grado de correspondencia en que a través de los mismos se enlazan el


pensamiento y la realidad, pasando de la totalidad de los fenómenos al análisis de los
casos que se estudian, observan y analizan para formular los argumentos que son el
producto final de la investigación.

6. El modo en que ordenan el trabajo experimental, heurístico y la contrastación de las


hipótesis.

7. El modo en que el conocimiento producido supera con eficacia las pruebas y


evidencias que se producen con el fin de sustentar el conocimiento fáctico.

3. Pluralidad de métodos

Una característica del conocimiento científico es que su producción no responde a un


solo método de investigación, sino a una pluralidad de los mismos, lo cual significa que
hay diversas opciones para trabajar la definición de los problemas, su abordaje y
fundamentación. En este caso, no hay procedimientos únicos para trabajar en el
campo de la investigación científica. Es fundamental que en la visión laica, secular y
plural de la vida moderna, la producción del conocimiento sea entendida en una óptica
que permita trabajar con diversas alternativas la construcción y el desarrollo del
conocimiento. Por tanto, es importante destacar algunos de los métodos que
contribuyen a que el trabajo de investigación se pueda llevar a cabo:

1. El positivismo.

2. El racionalismo crítico.

3. Falsacionismo.

4. Comparativo.

5. Estructural.

6. Funcionalismo.

3.1 Positivismo

Se origina con el advenimiento de la sociedad industrial desde finales del siglo XVII y
postula que los hechos son el núcleo para llevar a cabo el trabajo de investigación. Su
alcance se orienta a la observación y análisis de los hechos, a su carácter mensurable
y a la explicación que tiene como base la demostración de las hipótesis. Se caracteriza
por superar las formas sustanciales —causas finales del universo— y metafísicas del
conocimiento y por optar por la aportación de elementos empíricos para disolver la
visión de que el mundo se puede explicar de una manera abstracta, así como
especulativa.

El positivismo invoca los hechos como elementos de la realidad factual y sobre esa
base se construye no sólo el conocimiento teórico, sino el empírico. Una regla básica
del positivismo es la separación entre juicios de hecho —comprensión de los hechos a
través de conceptos empíricos y operacionales— y juicios de valor —compresión del
mundo en razón de ideologías y posturas teóricas— para evitar que se pierda la
objetividad y neutralidad en el tratamiento de los hechos sociales con fundamento en
la unidad metodológica.

3.2 Racionalismo crítico

Ante la postura del positivismo que proclama la certeza del conocimiento científico, así
como la postura de que los filósofos se hablen a sí mismos, un exponente del
racionalismo crítico, como lo es Karl R. Popper, destaca que en el conocimiento
científico lo importante es la comprensión de la lógica del conocimiento, lo cual implica
destacar cómo se conoce y qué se conoce. Tiene como razonamiento que el mundo
existe con independencia de nuestras subjetividades, que los conocimientos son
medios para comprender el mundo, que el mundo no se puede comprender
subjetivamente, y que la realidad es el objeto de estudio que debe comprenderse a
través de conjeturas y refutaciones.

No hay en el conocimiento posturas infalibles ni concluyentes, sino que están sujetas a


la contrastación.9 Por eso, las teorías son redes que lanzamos al mundo para captarlo,
racionalizarlo y explicarlo con el auxilio de enunciados, sin la pretención de alcanzar la
certeza en las conclusiones obtenidas.

Otro ángulo que el racionalismo crítico cuestiona es el historicismo en las ciencias


sociales, al defender que hay leyes del desarrollo social, lo cual implica que los
fenómenos humanos se rigen por la predicción, no por el cambio y la transformación.
El historicismo da lugar no a procedimientos científicos, sino a profecías, que tienen
como objetivo predecir el acontecer del mundo. Por ello es fundamental la postura
crítica y racional para avanzar en la producción del conocimiento científico. Así, como
bien señala Popper, no es factible elaborar una ciencia histórica y social con los
fundamentos de la física. Al respecto, propone una "metodología tecnológica" para que
a través de la ingeniería social, se pueda influir en la modificación y transformación de
la historia.

3.3 Falsacionismo

En cuanto al Falsacionismo, Popper también desarrolla esta postura metodológica para


aludir que ninguna teoría es contundente, irrefutable y certera. Lo importante en este
caso no es que una teoría permita alcanzar un alto grado de comprobación sobre lo
que postula, sino que su eficacia depende de que no sea considerada como un sistema
acabado, sin necesidad de más procesos de falsación.

En este caso, lo importante no es generar teorías que se rijan por el cálculo de


probabilidades para tener confianza en ellas, ni tampoco considerar que tengan rigor
absoluto que permitan destacar su certeza, sin necesidad de que sea sometida a
nuevas falsaciones. Por eso, el uso de las hipótesis empíricas es medular para trabajar
con el conocimiento científico, el cual se organiza a base de enunciados. Es
fundamental en esta visión la utilización del método del ensayo y error para avanzar
en el marco de mejores conjeturas y refutaciones.

3.4 Método comparativo

El Método comparativo10 tiene la ventaja de estudiar las similitudes y diferencias entre


las estructuras sociales, políticas, económicas, administrativas y gubernamentales que
integran la vida moderna con el Estado, la sociedad, los organismos civiles, las
organizaciones culturales y la organización económica, entre otros aspectos.

Permite ahondar en el análisis de actores, contextos, proceso, tiempos y desarrollos


que se organizan como sistemas de instituciones y modo de funcionamiento que
permiten la gobernación de las sociedades. Permite a la vez, el análisis y estudio de la
cultura, los valores, la historia, la forma de gobierno y el comportamiento de los
cuerpos burocráticos que son fundamentales para valorar el cumplimiento de las metas
colectivas en razón de lo que son las sociedades y cómo movilizan recursos para
desarrollarse.

En este caso, es fundamental destacar el grado de desarrollo entre las sociedades, el


gobierno y el Estado, entendidos éstos como las formas de articulación más
importantes que hay en la comunidad. El asunto del desarrollo exige la comprensión de
los factores, procesos y tiempos que lo hacen posible no de manera homogénea, sino
diversa y contrastante.

3.5 Estructuralismo

El estructuralismo se funda en una visión horizontal del conocimiento que comprende


los campos de la lingüística, la antropología, el psicoanálisis y la epistemología. Es una
visión que se nutre con la concurrencia de varios saberes y disciplinas y tiene como
exponente conspicuo a Ferdinand de Saussure, Vincent Descombes y a Jacques Lacan.
El punto medular del estructuralismo se orienta por entender la importancia de los
conceptos de estructura11 y lenguaje que permiten analizar códigos, signos y la imagen
fonética. Lo distintivo de este planteamiento es que el individuo no está sometido a
presiones externas como lo estudia Emile Durkheim en los hechos sociales, sino que el
uso del lenguaje no responde a ninguna supeditación ni control, lo cual implica que el
propio lenguaje precede a la estructura y la vida comunitaria en las cuales se
desenvuelve el propio individuo (Moebius, 2012: 526-527).

En este caso hay un proceso en el cual las comunidades lingüísticas son las que crean
el significado de los conceptos. Los puntos centrales del estructuralismo son:

1. La sociedad sólo se entiende como la suma de las partes, no como acciones


individuales, ni individuos.

2. Los significados no están dados, sino que son creación de lenguajes específicos; hay
significados flotantes —ausencia de significados determinados, según Levis Strauss—
hasta llegar a los significados de los cosas.

3. Los individuos están supeditados a la estructuras y sólo con el uso del lenguaje va
generando su propia subjetividad.
4. La totalidad de las estructuras es más importante que la suma de individuos y sus
partes.

5. Su postulado es la ahistoricidad; implica que las estructuras son estables, duraderas


y equilibradas para controlar las relaciones sociales.

6. La validez del estructuralismo trasciende las culturas y se aplica a todos los órdenes
simbólicos.

Por otra parte, un aporte del posestructuralismo aplicado a las ciencias sociales, es que
no parte de la dicotomía tradición-modernidad para estudiar la importancia del tiempo
en la sociedad, sino que investiga huellas, antecedentes, intercontextualidades, así
como inferencias históricas para llevar a cabo la comprensión de los fenómenos
sociales, políticos, culturales.

Otro aporte es la no aceptación de la universalización como medio de estudio. Otras


más es que la historia no se entiende como una continuidad del pasado y presente,
sino a partir de inferencias. Destacan en el estudio de los sistemas no su
homogeneidad, sino de desdiferenciación, lo híbrido, la transgresión de fronteras y
códigos que trascienden las fronteras.

3.6 Funcionalismo

La idea de unidad funcional que Emile Durkheim acuña en Las reglas del método
sociológico de 1895, es retomado por el sociólogo norteamericano Talcott Parsons en
su obra de 1937, La estructura de la acción social, en la cual utiliza el concepto de
función sobre cuatro ejes:

1. El actor individual y colectivo.

2. La meta (estado futuro).

3. Una situación que puede dividirse en condiciones y medios.

4. La regulación normativa de los medios (Galindo, 2012: 421).

Además, realiza el análisis de la sociedad como un sistema de acción que se estructura


por cuatro imperativos funcionales:

1. Adaptación, en donde se encuentra la tarea del subsistema económico para proveer


los bienes y servicios.

2. Obtención de fines que están a cargo de la política y las instituciones que regulan el
orden establecido.

3. Mantenimiento de patrones latentes que le corresponde cumplir al subsistema


cultural.

4. Integración que lleva a cabo el subsistema social (Galindo, 2012: 421).


Parsons es considerado un autor que aplica los fundamentos de la teoría de los
sistemas al estudio de la sociedad no de manera conservadora, sino destacando
categorías como cambio y estabilidad desde la óptica del evolucionismo y
diferenciación de la sociedad como elementos clave para analizar su desarrollo.

Otro exponente de la aplicación del estructuralismo y el funcionalismo al análisis de la


sociedad es Niklas Luhmann en trabajos como El concepto de función en la ciencia de
la administración, de 1958; Función y causalidad, de 1962; Método funcional y teoría
de sistemas, de 1964, y Sistemas sociales, de 1991. En la ideas de Luhmann hay un
planteamiento que él denomina funcionalismo estructural, a diferencia del estructural
funcionalismo que trabajó Parsons. Entiende el orden social no como algo dado ni
como un dato, sino como un conjunto de problemas que se deben considerar para
solucionarlos. Su enfoque se canaliza a la comprensión de las contingencias que
influyen en la formación de las estructuras, que entiende con base en el concepto
dinámico de función. Otro elemento que destaca, es que utiliza la categoría
complejidad del mundo para aludir a las relaciones que se establecen entre diversos
elementos que dan lugar a la autorreferencia.

En este caso, una aportación más de Luhmann consiste en que utiliza el concepto
sistema cuando se refiere a entidades que tienen la capacidad entre lo que es su
identidad y lo que corresponde a su entorno. Su visión de función se refiere a que se
integra por relaciones variables intercambiables, lo cual implica que no hay funciones
lineales en los sistemas, sino funciones distintas que tienen como objetivo cumplir
tareas enlazadas, pero variables e intercambiables, es decir, un sistema social cumple
tareas equivalentes que convergen en su funcionamiento estructural.

En sus propias palabras, "un sistema social no está fijado rígidamente [...] un orden
social puede sufrir profundos cambios estructurales sin abandonar su identidad y su
existencia continua" (Luhmann, 1973: 29-30). Es fundamental en su visión que los
sistemas son medios para reducir la complejidad del mundo por cuanto a los
instrumentos y dispositivos que aplican para definir y solucionar los problemas
sociales, con lo cual diserta sobre el significado del método funcional en la teoría de los
sistemas.

4. Visión metodológica y teórica de las ciencias sociales

En la visión contemporánea sobre el estudio de las ciencias sociales, destacan


formulaciones teóricas y metodológicas que, desde los años noventa, aportan
elementos de reflexión y análisis para comprender con mayor nitidez los fenómenos
sociales. Destacan en este sentido:

1. La acción pública.

2. El constructivismo.

3. El comportamiento de la acción social.

4. La historia social y cultural de los conceptos.


4.1 Acción pública

Tiene como objetivo analizar el desarrollo de la sociedad con base en formulaciones no


estadocéntricas, sino a partir de una óptica en la cual concurren actores
gubernamentales y actores no gubernamentales, en la visión de J. C. Thoening y P.
Duran que en diversos trabajos analizan el significado de la acción pública (Cabrero,
2005: 21). Su cobertura de estudio son los aspectos dinámicos que concurren en la
formación de la agenda pública, en la cual se destaca tanto la interacción como la
cooperación de los actores para dar tratamiento de política pública a los problemas de
la vida comunitaria.

Lo medular en este caso es que los gobiernos tienen límites de atención y de los
recursos que disponen para cumplir con las tareas colectivas. Y por otra parte, los
grupos de la sociedad contemporánea no están dispuestos a ceder espacios de
libertad, acción y gestión a los Estados que otrora saturan la propia sociedad con
políticas de corte intervencionista. Con el enfoque de la acción pública es posible
identificar que la tarea de gobernar12 y administrar necesita la participación de los
grupos organizados de la sociedad, para evitar la formación de monopolios públicos a
cargo de la autoridad y que, por tanto, limitan los movimientos de la sociedad en la
consecución de las metas colectivas.

En un esquema de propuesta, la acción pública es la suma de actores gubernamentales


y actores no gubernamentales que, desde el ángulo de la cooperación, suman
iniciativas, capacidades, recursos, organización y tecnología de manera consensuada
para dar atención y solución a los problemas colectivos. De este modo, la tarea de
gobernar se desarrolla sobre la base de construir consensos y acuerdos en la lógica de
las políticas públicas.

4.2 Constructivismo

Tiene como elementos de focalización lo relativo a la comprensión del mundo de la


vida, la importancia de la intersubjetividad y la valoración de la acción social,
elementos que son retomados en las ciencias sociales para nutrir la comprensión de la
acciones en la sociedad civil. Su criterio de método se orienta a llevar a cabo la
construcción de la realidad con la influencia de la sociología del conocimiento. Un
exponente de la sociología fenomenológica ha sido Alfred Schütz con su
obra Fenomenología del mundo social y en sus ideas hay planteamientos del
constructivismo para llevar a cabo el análisis sobre el sentido de la realidad. En este
caso tienen valor conceptual las experiencias como sentido, no sólo la estructura social
que tendría independencia en la vida de los individuos.

Las estructuras del mundo de la vida juegan un papel básico en la nueva visión
metodológica de las ciencias sociales, desde el momento en que es posible elaborar
formulaciones que permitan llevar a cabo la interpretación de la realidad fenoménica.
La aportación de Schütz consiste en que destaca, para llevar a cabo la construcción del
conocimiento, analizar la importancia del sentido de la vida, así como en la forma de
construir el conocimiento, además de que abre la posibilidad de la interpretación
subjetiva que toma en cuenta el problema, el significado, las situaciones biográficas, el
acervo del conocimiento, los modos de razonamiento de la vida cotidiana, la diversidad
motivacional y el lugar del otros (Retamozo, 2012: 381).
La utilidad del construccionismo en el ámbito de lo social ha tenido contribuciones para
comprender el discurso en las políticas públicas. Éstas no tienen carácter no sólo
instrumental, sino que son parte del mundo de la vida desde el momento en que se
relacionan con actores, contextos, problemas y soluciones públicas en las cuales
concurren grupos, movimientos y organizaciones que han estructurado con la acción
conjunta, una visión intersubjetiva que se identifica con la definición y solución de los
problemas colectivos.

De esta manera, la construcción de discursos asociados a las políticas públicas permite


entender en términos de la vida asociada, cómo ciertos temas se convierten en
asuntos de agenda del gobierno, qué discursos se invocó para conseguir ese objetivo,
de qué modo se logra convencer a otros actores con el discurso para sumar apoyos y
cómo el discurso en términos constructivistas llega a afectar los procesos de
implementación y evaluación de las políticas públicas (Cejudo, 2010: 95).

El constructivismo, en este caso, permite el estudio del lenguaje que fundamenta la


valoración y adopción de las políticas públicas entendidas en el ámbito de la
construcción social de la realidad. Así, las interacciones, los lenguajes, el sentido de las
políticas públicas, el análisis de los valores y la visión que se tiene del mundo, son
objeto de estudio que con el auxilio del constructivismo es factible entenderlas en el
estudio del análisis social.

4.3 Comportamiento de la acción social

En éste punto sobresalen las aportaciones de Jon Elster, en particular su obra La


explicación del comportamiento social. Más tuercas y tornillos para las ciencias
sociales. Su tesis básica consiste en que la conducta humana, en la modalidad de la
acción social, no explica en sí misma, sino en razón de explicaciones causales, lo que
implica que siempre hay un fenómeno previo que explica al fenómeno causado que se
convierte en el objeto de estudio. Por ello no es suficiente estudiar únicamente las
consecuencias de los problemas, sino también sus causas. Destaca que la tarea de las
ciencias sociales consiste en explicar los fenómenos sociales, aunque no es la única
sino la más importante (Elster, 2010: 25).

Por lo tanto, se enfatiza que la acción que denota comportamientos tiene su origen en
interacciones que se alimentan con la comprensión de cómo funciona la mente para
entender preferencias, valores, motivaciones, (Elster, 2010; 93), las creencias y los
deseos. Así, explica que la acción social no sólo es producto de la conducta racional de
los sujetos, sino que hay elementos subjetivos que influyen en las diversas
manifestaciones de las personas y grupos en la sociedad moderna, que explican
también puntos como el interés, la pasión y la razón (Elster, 2010: 96), que mueven
las conductas sociales con base en la acción colectiva (Elster, 2010: 425).

4.4 Historia social y cultural de los conceptos

Las palabras y las acciones se explican no de manera abstracta, sino con fundamento
en su valor social y cultural. La importancia de la experiencia es fundamental para
situar la importancia del lenguaje, su interpretación y los significados que se derivan
con el concurso de los conceptos (Koselleck, 2006: 29). La aplicación de éstos para
llevar a cabo la integración de experiencias da otro sentido a las cuestiones del análisis
de la realidad social. Los conceptos se conectan con el estado de cosas que captan y
explican.
El modo de relacionar los conceptos con el estado de cosas es a través de la historia
conceptual. De ahí la importancia de la semántica para la comprensión de los
lenguajes que se forman para explicar el sentido de los fenómenos.

La importancia del lenguaje en el análisis de la realidad social es fundamental, incluso


por motivos lingüísticos, ya que el lenguaje no sólo es receptivo, sino productivo y es
un elemento clave en la percepción, la comprensión y saber (Koselleck, 2006: 32);
abunda cuando afirma que la semántica y el onomasiológico son fundamentales para
entender la transformación histórica de conceptos como la realidad, motivo de
interpretación y comprensión. Para las ciencias sociales, estos elementos son
fundamentales, ya que se evita incurrir en la abstracción o en la explicación
inmediatista de los problemas y fenómenos, sin cuestionar la importancia social y
cultural de los conceptos.

Recuperar para su discusión, análisis y propuestas sobre los fenómenos y problemas


de la vida colectiva, con el auxilio de la semántica, es fundamental para producir
nuevos significados que contribuyan a replantear los enfoques convencionales que
todavía tiene influencia positivista. Por eso destaca el autor que la historia conceptual
del lenguaje, por un lado, es un indicador de la realidad previamente dada y, por el
otro, un factor de esa realidad. "La historia conceptual no es materialista ni idealista,
se pregunta tanto por las experiencias y estados de cosas que se plasman en su
concepto, como por cómo se comprenden estas experiencias y estados de cosas"
(Koselleck, 2006: 45).

Conclusión

La importancia metodológica de las ciencias sociales tiene que revisarse y fortalecerse


para que consoliden un lugar claro en el mundo de las disciplinas y los saberes. La
vieja discusión aristotélica, abstracta, positivista y determinista no es funcional para
los tiempos de la sociedad contemporánea. El mundo ha cambiado y por tanto las
ciencias sociales tienen que revisar sus métodos de investigación y su implicación
metodológica a la luz de los viejos y nuevos problemas que no tienen aún respuesta
clara y puntual. Es necesario destacar que el conocimiento metodológico de las
ciencias sociales implica la revisión de los métodos que se utilizan para investigar los
problemas y realidades. No existen métodos infalibles; por ello es importante su
análisis para localizar las fortalezas que deben aumentarse y eliminar las debilidades
que limitan su eficacia. El conocimiento de las Ciencias Sociales tampoco es
concluyente, sino que forma parte de desafíos que se deben encarar para validar su
vigencia, más aún en un tiempo que, como el actual, no tiene punto de reposo, sino
que está en constante transformación. De lo expuesto en el trabajo se infiere que el
debate sobre los métodos en las ciencias sociales no puede postergarse, como
tampoco la revisión de los alcances que tiene la metodología como análisis críticos de
los métodos. Es importante que las comunidades académicas y profesionales tengan
como tarea que el debate sobre los métodos y la metodología en las ciencias sociales
sea más frecuente. De otro modo, el estancamiento es un riesgo que puede ser
realidad, cuando las herramientas para construir y reproducir el conocimiento —
métodos— no ingresa a fase de revisión que permita validar su eficacia conceptual y
aplicada.

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