Canciones, Poemas y Romances para Niños by Federico García Lorca
Canciones, Poemas y Romances para Niños by Federico García Lorca
Canciones, Poemas y Romances para Niños by Federico García Lorca
Canciones,
poemas y romances
para n1nos
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.____ OCTAEDRO
Federico García Larca
Canciones, poemas
y romances para n1nos
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OCTAEDRO
Primera edición: abril de 2004
hnpreso en España
Pri11tcd in Spai11
Prólogo
Luis PIMENTEL
3
el patio de mi casa había unos chopos. Una tarde se me ocu
rrió que los chopos cantaban. El viento, al pasar por entre sus
ramas, producía un ruido variado en tonos, que a mí se me
antojó musical. Y solía pasarme las horas acompañando con
mi voz la canción de los chopos ... Otro día me detuve asom
brado. Alguien pronunciaba mi nombre separando las sílabas
como si deletreara «Fe .. . de ...ri . ..co ... » Miré a todos lados y
no vi a nadie. Sin embargo, en mis oídos seguía chicharrean
do n1i nombre. Después de escuchar largo rato, vi que eran
las ramas de un chopo viejo que, al rozarse entre ellas, pro
ducían un ruido monótono, quejumbroso, que a mí me pa
reció mi nombre».
Hasta los 1 1 años, día a día, Federico se empapa de Na
turaleza y se siente unido a ella por lazos muy antiguos. Pero,
también, se va a empapar de la cultura que ha pasado de boca
en boca a través de los siglos, la cultura de la tradición popu
lar, tan in1portante, o n1ás, que la otra, la de los libros. Todo
esto lo aprende en su infancia de la gente pobre y trabajado
ra, de criadas y criados, de arrieros y gañanes que llevaban a
las casas de los ricos (la suya era una de ellas) las nanas infan
tiles, los ron1ances, las canciones, los cuentos, los refranes y
tantas otras forn1as de la tradición.
En 1909 se va a Granada con su familia y co1nienza su
contacto con una ciudad pequeña, pero con gran tradición
cultural y universitaria. A esta ciudad le dedicó una vez D.
Antonio Machado las siguientes palabras: «Granada, una de
las ciudades n1ás bellas del n1undo, y cuna de espíritus ilustres,
es tan1bién -hay que decirlo- una de las ciudades n1ás beo
cias de España, n1ás entontecidas por su aislan1iento y por la
influencia de su burguesía irren1ediablen1ente provinciana».A
esta burguesía «irren1ediablen1ente provinciana», Federico le
4
llamará «la peor burguesía de España» y desde niño entrará en
conflicto permanente con su forn1a de pensar y con la mane
ra, y los modos, que esta burguesía tenía de enjuiciar, y de tra
tar, a las personas. Lorca va a estar sie1npre con los des
favorecidos, con los marginados, los apartados, los desplazados
'
de este mundo: los niños, los negros, las n1ujeres, los gitanos,
/ . /
y tant1s1mos 1nas.
Pero el contacto con Granada l� va a servir, tan1bién, para
hacer amistad con lo n1ejor de la intelectualidad granadina
del 1nomento: Falla, D. Fernando de los Ríos, el profesor Do
mínguez Berrueta ...
En Granada vive Lorca hasta 19 19, año en que se traslada
a Madrid.Allí vivirá, hasta Julio de 1936, los años que le que
dan de vida. En Madrid va a entrar en contacto con nuevas
amistades, va a asimilar de las gentes, de los libros, de las ideas,
de las ideologías, de las técnicas, y de todo y de todos: era co
mo una esponja, que se empapa de todo. La curiosidad del
niño, y su capacidad de ason1bro, la mantuvo intacta toda su
vida. La gran ciudad pone en sus n-ianos otro tipo de cultura
y de vida que lo va a enriquecer con10 persona y con10
poeta.
Y para con1pletar este enriquecin1iento, y hacerse n1ás
universal, en 19 29 se embarca para Nueva York, donde pasa
rá casi un año.Tan1bién vivirá unos meses en Cuba. El cho
que entre culturas, y entre Naturaleza y civilización, le va a
dar a su obra una nueva riqueza, una nueva din-iensión. La
1nezcla sien1pre ha sido buena para las culturas del n-iundo.
Ninguna cultura ha vivido aislada: tarde o te1nprano acaba
mezclándose con otras culturas. Las razas, y sus culturas, han
vivido sien1pre desplazándose, n1ezclándose: ayer y hoy. Decir
lo contrario es desconocer la Historia.
5
En Nueva York, Federico va a percibir una nueva realidad
social que exige una nueva for1na de mirar: los niños, junto a
los negros, son las mayores víctimas de una civilización sin
misericordia para con los débiles.
A la voluntad de niñez que hubo siempre en Lorca le lla
maba Jorge Guillén «hondura de infancia: esa edad de oro del
aln1a que en Federico no se vio sustituida, como en la mayo
ría de las personas, por la malicia y el desengaño de la edad
adulta».
Federico, como los niños, nunca perdió su capacidad de
juego. En él, la imaginación se confundía con la vida misma:
encuentra en las cosas todo lo primitivo y todo lo eterno a
través del aire, el agua, la tierra, el fuego... Comprendió
siempre a los n1ás indefensos y a los n1ás n1arginados. A los
más pequeños les llamó «la carne n1íniina del nlundo».
Las preguntas esenciales, que suelen ser las que no tienen
respuesta, casi siempre las hacen los niños. Como ellos, Fede
rico puso siempre de manifiesto en sus poemas todo el n1is
terio que encierra el mundo, y la extrañeza ante todo, ante
todos y ante uno mismo. Gustaba de repetir que «la poesía es
el niisterio que tienen las cosas, y todas las cosas tienen su
. .
misterio».
La verdad es la verdad, la diga quien la diga, escribió D.
Antonio Machado. El poeta dice la verdad es el título de uno
de los Sonetos de a111or de Federico García Lorca.Y la verdad,
aquí, la dicen los niños en los labios del poeta. Nos alcanza a
todos, y en todas partes.Van1os a oírla.
6
Canciones
Canción china de Europa
La señorita
del abanico
va por el puente
del fresco río.
Los caballeros
con sus levitas
miran el puente
sin barandillas.
La señorita
del abanico
y los volantes,
busca marido.
Los caballeros
están casados,
con altas rubias
de idioma blanco.
(La señorita,
va por lo verde. )
8
Los grillos cantan
bajo las flores.
(Los caballeros,
van por el Norte. )
9
Cancioncilla sevillana
A Solita Salinas
An1anecía
en el naranjel.
Abejitas de oro
buscaban la miel.
¿Dónde estará
la miel?
(Sillita de oro
para el moro.
Silla de oropel
para su mujer. )
Amanecía
en el naranjel.
10
Canción tonta
Mamá.
Yo quiero ser de plata.
Hijo,
tendrás mucho frío.
Mamá.
Yo quiero ser de agua.
Hijo,
tendrás mucho frío.
Mamá.
Bórdame en tu almohada.
¡Eso sí!
¡Ahora mismo!
11
Caracola
A Natalita Jiménez
Dentro le canta
un mar de mapa.
Mi corazón
se llena de agua
con pececillos
de sombra y plata.
12
El lagarto está llorando
El lagarto y la lagarta
con delantaritos blancos.
En el gris,
el pájaro Griffón
se vestía de gris.
Y la niña Kikirikí
perdía su blancor
y forma allí.
14
Paisaje
El campo
de olivos
se abre y se cierra
como un abanico.
Sobre el olivar
hay un cielo hundido
y una lluvia oscura
de luceros fríos.
T ien1bla junco y penumbra
a la orilla del río.
Se riza el aire gris.
Los olivos,
están cargados
de gritos.
Una bandada
de pájaros cautivos,
que mueven sus larguísimas
colas en lo sombrío.
15
Los encuentros de un caracol aventurero
Diciembre de 1 9 1 8
(GRANADA)
A Ramón P. Roda
En la alameda
Un manantial recita
Su canto entre las hierbas.
Y el caracol, pacífico
Burgués de la vereda,
Ignorado y humilde,
El paisaje contempla.
La divina quietud
De la Naturaleza
Le dio valor y fe,
Y olvidando las penas
De su hogar, deseó
Ver el fin de [la] senda.
16
Echó andar e internóse
En un bosque de yedras
Y de ortigas. En medio
Había dos ranas viejas
Que tomaban el sol,
Aburridas y enfermas.
17
«¿Es una mariposa?»,
Dice la casi ciega.
«T iene dos cuernecitos,
-La otra rana contesta- .
Es el caracol. ¿V ienes,
Caracol, de otras tierras?»
18
«¿Por qué quise ver la senda?
-Gime el caracol-. Sí creo
Por siempre en la vida eterna
Que [me] predicáis ...»
Las ranas,
Muy pensativas, se alejan,
Y el caracol, asustado,
Se va perdiendo en la selva.
El pobre caracol
Vuelve atrás.Ya en la senda
Un silencio ondulado
Mana de la alameda.
Con un grupo de hormigas
Encarnadas se encuentra.
Van muy alborotadas,
19
Arrastrando tras ellas
A otra hormiga que tiene
Tronchadas las antenas.
El caracol exclama:
«Hormiguitas, paciencia.
¿Por qué así maltratáis
A vuestra compañera?
Contadme lo que ha hecho.
Yo juzgaré en conciencia.
Cuéntalo tú, hormiguita. »
20
Y el caracol: «Mi vista
Sólo alcanza a las hierbas. »
El caracol suspira
Y aturdido se aleja
Lleno de confusión
Por lo eterno. «La senda
21
No tiene fin, -exclama- .
Acaso a las estrellas
Se llegue por aquí.
Pero mi gran torpeza
Me impedirá llegar.
No hay que pensar en ellas. »
22
Canción primaveral
28 de n1arzo de 1 919
(GRANADA)
1
Salen los niños alegres
de la escuela,
poniendo en el aire tibio
del abril canciones tiernas.
¡Qué alegría tiene el hondo
silencio de la calleja!
!Jn silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.
11
23
pensativos y dolientes
el horizonte contemplan.
¡Abril divino, que vienes
cargado de sol y esencias,
llena con nidos de oro
las floridas calaveras!
24
El lagarto viejo
26 de julio de 1920
(VEGA DE ZUJAIRA)
En la agostada senda
he visto al buen lagarto
(gota de cocodrilo)
meditando.
Con su verde levita
de abate del diablo,
su talante correcto
y su cuello planchado,
tiene un aire muy triste
. . .
de viejo catedrático.
¡Esos ojos marchitos
de artista fracasado,
cómo miran la tarde
desmayada!
25
de la tarde agosteña
ha roto el horizonte?
26
¡Pero vivir! ¡qué diantre! ,
me habéis sido simpático.
El lema de «Me opongo
a la serpiente», triunfa
en esa gran papada
de arzobispo cristiano.
Ya se ha disuelto el sol
en la copa del monte,
y enturbian el camino
los rebaños.
Es hora de marcharse,
dejad la angosta senda
. / .
y no cont1nue1s
meditando.
Que lugar tendréis luego
de mirar las estrellas
cuando os coman sin prisa
los gusanos.
27
Primera página
Fuente clara.
Cielo claro.
Cielo claro.
"
Fuente clara.
¡Oh, cl o relumbran
las naranjas!
Fuente.
Cielo.
Cielo.
Fuente.
28
Luna y panorama de los insectos
29
, Poemas y cantares
populares
La tarara
La Tarara, sí;
la Tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.
Lleva mi Tarara
un vestido verde
lleno de volantes
y de cascabeles.
La Tarara, sí;
la Tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.
Luce mi Tarara
su cola de seda
sobre las retamas
y la hierbabuena.
32
Los re yes de la baraja
Del olivo
-
me retiro,
.
del esparto
yo me aparto,
del sarmiento
me arrepiento
de haberte querido tanto.
33
Tengo los ojos puestos
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t(>
Tengo los ojos puestos
en un n1-uchacho,
delgado de cintura,
moreno y alto.
A la flor,
a la pitiflor,
a la verde oliva,
a los rayos del sol
se peina la nifia.
34
Canción del jinete
Córdoba.
Lejana y sola.
Córdoba.
Lejana y sola.
35
[Arbolé arbole1
Arbolé arbolé
seco y verdé.
36
La niña del bello rostro
sigue cogiendo aceituna,
con el brazo gris del viento
ceñido por la cintura.
Arbolé arbolé
seco y verdé.
37
La Lola
¡Ay, amor,
bajo el naranjo en flor!
El agua de la acequia
iba llena de sol,
en el olivarito
cantaba un gorrión.
¡Ay, amor,
bajo el naranjo en flor!
38
39
Adelina de paseo
40
41
Galán
Galán,
galancillo.
En tu casa queman tomillo.
Galán,
galancillo.
En tu casa queman to1nillo.
42
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Hospicio
que pena.' ,
están abandonadas
sobre un azul borroso.
¡Qué dolor,
qué dolor,
qué pena!
43
Recuerdo
44
Una
45
Dos lunas de tarde
46
2
La tarde canta
una berceuse a las naranjas.
Mi hermanita canta:
La tierra es una naranja.
47
Corredor
(Cielo
nuevo.
¡Cielo
azul! )
(Cielo
medio.
¡Cielo
morado! )
(Cielo
VleJO.
¡Cielo
de oro! )
48
49
Cortaron tres árboles
A Ernesto Halffter
Eran tres.
(V ino el día con sus hachas.)
Eran dos.
(Alas rastreras de plata.)
Era uno.
Era ninguno.
(Se quedó desnuda el agua.)
50
Campana
BORDÓN
En la torre
an1arilla,
dobla una can1pana.
Sobre el viento
amarillo,
se abren las campanadas.
E11 la torre
amarilla,
cesa la campana.
51
Cazador
¡Alto pinar!
Cuatro palomas por el aire van.
Cuatro palomas
vuelan y tornan.
Llevan heridas
sus cuatro sombras.
¡Bajo pinar!
Cuatro palon1as en la tierra están.
52
53
Agua, ¿dónde vas?
54
Balada amarilla
Olivares soñolientos
bajan al llano caliente.
55
Agosto
Agosto.
Contraponientes
de melocotón y azúcar,
y el sol dentro de la tarde,
como el hueso en una fruta.
Agosto.
Los niños con1en
pan moreno y rica luna.
56
Mariposa
57
Vals en las ramas
58
¡Oh duro marfil de carnes invisibles!
¡Oh golfo sin hormigas del amanecer!
Con el numen de las ramas,
con el ay de las damas,
con el croo de las ranas,
y el geo amarillo de la miel.
Llegará un torso de sombra
coronado de laurel.
Será el cielo para el viento
duro como una pared
y las ramas desgajadas
se irán bailando con él.
Una a una
alrededor de la luna,
dos a dos
alrededor del sol,
y tres a tres
para que los n1arfiles se duern1an bien.
59
Tío-vivo
A José Be1:ga111Í11
Corpus azul.
Blanca Nochebuena.
Corpus azul.
Blanca Nochebuena.
El tío-vivo gira
colgado de una estrella.
Tulipán de las cinco
partes de la tierra.
60
61
Escuela
MAESTRO
¿Qué doncella se casa
con el viento?
NIÑO
La doncella de todos
los deseos.
MAESTRO
¿Qué le regala
el viento?
NIÑO
Remolinos de oro
y mapas superpuestos.
MAESTRO
Ella ¿le ofrece algo?
NIÑO
Su corazón abierto.
MAESTRO
Decid có1no se llama.
NIÑO
Su no1nbre es un secreto.
(La ventana del colegio tiene
una cortina de luceros.)
62
El niño mudo
63
Torrijos, el general
Torrijos, el general
noble, de la frente limpia,
donde se estaban mirando
las gentes de Andalucía.
El vizconde de La Barthe,
que n1a- ndaba las milicias,
debió cortarse la mano,
antes de tal villanía,
con10 es quitar a Torrijos
bella espada que ceñía,
con el puño de cristal,
adornado con dos cintas.
64
Muy de noche lo mataron
con toda su con1pañía.
Caballero entre los duques,
corazón de plata fina.
65
De casa en casa
66
«Cuando se abre en la mañana»
67
Romances populares
70
Los pelegrinitos
Sombrerito de hule
lleva el mozuelo,
y la pelegrinita,
de terciopelo.
Le ha preguntado el Papa
cómo se llaman.
/
Le ha preguntado el Papa
que qué edad tienen.
71
Ella dice que quince
y él diez y siete.
Le ha preguntado el Papa
de dónde eran.
Ella dice de Cabra
y él de Antequera.
Le ha preguntado el Papa
gue si han pecado.
El le dice que un beso
que le había dado.
Y la pelegrinita,
que es vergonzosa,
se le ha puesto la cara
como una rosa.
Y ha respondido el Papa
desde su cuarto:
¡Quién fuera pelegrino
para otro tanto!
72
Romance de Don Boy so
yo te dejaría.
Montóla a caballo
por ver qué decía;
en las siete leguas
no hablara la niña.
73
Al pasar un campo
de verdes olivas
por aquellos prados
qué llantos hacía.
-¡Ay prados! ¡Ay prados!
prados de mi vida.
Cuando el rey mi padre
plantó aquí esta oliva,
él se la plantara,
yo se la tenía,
la reina mi madre
la seda torcía,
mi hermano Don Boyso
los toros corría.
-¿Y cómo te llamas?
-Yo soy Rosalinda,
/ .
74
Romance de Don Boy so
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76
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Santiago
(Balada ingenua)
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25 de julio de 1 9 1 8 • • Cl •
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(Fuente Vaqueros, Granada)
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Esta noche ha pasado Santiago
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Lo comentan los niños jugando .'f :� ..
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77
¿Qué sería que el río paróse?
Eran ángeles los caballeros.
78
79
Otros poemas
Balada de un día de julio
Julio de 1919
Esquilones de plata
llevan los bueyes.
82
-¿Quién eres, blanca niña?
¿De dónde vienes?
Esquilones de plata
llevan los bueyes.
-Caballero galante,
con Dios te quedes.
Voy a buscar al conde
de los Laureles.
�
--Adiós, mi doncellita,
rosa durmiente,
tú vas para el amor
y yo a la muerte.
Esquilones de plata
llevan los bueyes.
Mi corazón desangra
como una fuente.
85
Puerta abierta
La puerta
no es puerta
hasta que un muerto
sale por ella
y mira doliente, crucificada,
a la madrugada sanguinolenta.
86
Sorpresa
87
Preciosa y el aire
A Dá111aso Alonso
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene,
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.
*
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento, que nunca duerni_e.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
n1ira a la niña tocando
una dulce gaita ausente.
Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en ni_is dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.
88
Preciosa tira el pandero
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.
Frunce su run1or el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.
El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.
Y mientras cuenta, llorando,
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra
el viento, furioso, n1uerde. 89
Son de negros en Cuba
90
Mi coral en la tiniebla.
Iré a Santiago.
El mar ahogado en la arena.
Iré a Santiago.
Calor blanco, fruta muerta.
Iré a Santiago.
¡Oh bovino frescor de cañavera!
¡Oh Cuba! ¡Oh curva de suspiro y barro!
Iré a Santiago.
91
Canzón de cuna pra Rosalía Castro, morta
92
Pró l og o 3
Ca n c i o n es 7
Canción china en Europa 8
C ancioncilla sevillana 10
C anción tonta 11
C arac ola 12
El lagarto está llo rando 13
Canción cantada 14
Paisaj e 15
Los encuentros_ de un carac ol aventurero 16
Canción primaveral 23
El lagarto viej o 25
Primera página 28
Luna y panoran1a de los insectos 29
Ro m a n ces po p u l a res 69
Los p elegrinitos 71
Romance de D o n B oyso 73
Música del romanc e de D o n B oyso 75
Santiago. Balada ingenua 77
Otros poe m a s 81
Balada de un día de j ulio 82
Puerta abierta 86
S orpresa 87
Pre ciosa y el aire 88
S on de negros en Cuba 90
Canzón de cuna pra Rosalía Castro, n1orta 92