Pablo enseñaba que el "viejo hombre" representa nuestra naturaleza pecaminosa y egoísta, la cual debe ser "crucificada" a través de un proceso continuo de arrepentimiento y mortificación de los deseos carnales. Este proceso involucra renunciar progresivamente a nuestros viejos hábitos pecaminosos y renovar la mente para vivir de acuerdo a los principios espirituales.
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Pablo enseñaba que el "viejo hombre" representa nuestra naturaleza pecaminosa y egoísta, la cual debe ser "crucificada" a través de un proceso continuo de arrepentimiento y mortificación de los deseos carnales. Este proceso involucra renunciar progresivamente a nuestros viejos hábitos pecaminosos y renovar la mente para vivir de acuerdo a los principios espirituales.
Pablo enseñaba que el "viejo hombre" representa nuestra naturaleza pecaminosa y egoísta, la cual debe ser "crucificada" a través de un proceso continuo de arrepentimiento y mortificación de los deseos carnales. Este proceso involucra renunciar progresivamente a nuestros viejos hábitos pecaminosos y renovar la mente para vivir de acuerdo a los principios espirituales.
Pablo enseñaba que el "viejo hombre" representa nuestra naturaleza pecaminosa y egoísta, la cual debe ser "crucificada" a través de un proceso continuo de arrepentimiento y mortificación de los deseos carnales. Este proceso involucra renunciar progresivamente a nuestros viejos hábitos pecaminosos y renovar la mente para vivir de acuerdo a los principios espirituales.
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Despojaos del viejo hombre: ¿qué significa esto?
Los viejos pecados tienen largas sombras......„Incluso las sombras
tienen sombras“....¡Qué sombras somos, y qué sombras perseguimos!“ „En la vejez la sabiduria es para nosotros un cómodo refugio; y si no la plantamos de jóvenes, no nos dará sombra cuando seamos viejos.“ „Todo el mundo quisiera vivir largo tiempo, pero nadie querría ser viejo.“ „El pecado de la soberbia se encuentra solamente en querer herir a otras personas innecesariamente. Todos los demás pecados son disparatados inventos.“ „El pecado más grande, después del pecado, es la publicación del pecado.“ „¿Quién es usted para condenar el pecado de otro? El que condena el pecado se convierte en parte de él, lo abraza.“ „Yo no busco la redención de las consecuencias de mi pecado. Yo quiero ser redimido del pecado en sí, o mejor dicho, incluso del pensamiento mismo del pecado. Hasta que alcance ese fin, me sentiré satisfecho de sentirme angustiado.“ „Hay una relación muy estrecha entre el pecado y la enfermedad. ¿Cuántos saben que su enfermedad es un resultado directo del pecado? Yo espero que nadie que esté viviendo en pecado venga para que le ore. Pero si obedeces a Dios y te arrepientes de tu pecado y lo dejas de hacer, Dios llegará a ti, y ni tu enfermedad ni tu pecado se quedarán. “La oración salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados le serán perdonados.“ ¿Cuándo el apóstol Pablo escribió acerca de que nuestro “viejo hombre” fue crucificado, a que se refería? Y ¿qué impacto tienen esas palabras para un cristiano en la actualidad? El apóstol Pablo escribió que “que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (Romanos 6:6). Él también habló acerca de “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros” (Colosenses 3:5). ¿Qué significaba eso? ¿Estaba en un estado depresivo simplemente por todas las constantes amenazas de muerte que enfrentaba? ¿Era masoquista? ¿O estaba tratando de enseñar lecciones espirituales importantes para todos los cristianos? El resultado final del pecado Si vamos a analizar este tema, deberíamos considerar algo más que Pablo escribió: “Porque la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). ¡Pablo sabía que la paga o lo que ganábamos cuando pecábamos (que significa trasgresión de la ley —1 Juan 3:4) es la muerte! Pero Pablo se arrepintió y sus pecados del pasado le fueron perdonados. Sin embargo, aunque Pablo fue perdonado y convertido, él seguía luchando contra el pecado. Podemos pensar que después de nuestro arrepentimiento inicial y conversión, no habrá necesidad de arrepentirse porque ya habremos sido justificados del pecado por la sangre de Jesucristo. Pero veamos lo que el apóstol Juan escribió acerca de un verdadero cristiano: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1 Juan 1:8-10). Afortunadamente, cuando pecamos después del bautismo, podemos ir ante Dios en arrepentimiento y confesar nuestro pecado. También debemos continuar el proceso de arrepentimiento, (Lea más acerca de este proceso que se debe estar desarrollando en “El arrepentimiento de obras muertas” y “¿Qué es conversión?”.) Entonces siempre debemos estar en una actitud de arrepentimiento. En esta oración que Jesucristo utilizó como ejemplo, incluyó la necesidad de pedirle a Dios que nos perdone (Mateo 6:12). A la luz de este entendimiento, Pablo utilizó una frase que ningún otro escritor del Nuevo testamento usó para describir la necesidad de tener una actitud de arrepentimiento y de estar vigilantes en contra del pecado. Pablo se estaba despojando al viejo hombre En el libro de Efesios, Pablo también abordó el tema del “viejo hombre”. “Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:20-24). La palabra despojaos en este versículo, significa esencialmente “alejar” o “renunciar a”. Pablo estaba enseñando a los miembros a alejar su viejo hombre —la forma natural egoísta y pecadora en que pensamos y actuamos en este mundo de maldad. Nuestro viejo hombre es engañoso (Jeremías 17:9), incluso nos puede convencer de que no necesitamos cambiar o que el camino de Dios es muy duro. Se opone naturalmente a Dios y sus leyes (Romanos 8:7). Nuestro viejo hombre produce lo que Pablo llama en Gálatas 5:19-21: “las obras de la carne”, incluye adulterio, iras, celos, envidias y borracheras. En Efesios 4:25-32 Pablo explica cómo podemos despojarnos del viejo hombre y nos dice que debemos ir en dirección contraria de la que hemos llevado hasta el momento. Ésta es una descripción de lo que es el verdadero arrepentimiento. Veamos otra carta de las de Pablo para ver dónde habla de esta “muerte”. Él escribió en Colosenses 3:2-3: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”. Cuando nos bautizamos, esto representa la muerte espiritual del “viejo hombre” (ver Romanos 6:3-4). Pero esa “muerte” es un proceso a lo largo de toda la vida para cada uno de nosotros. (Para más acerca de este tema, lea “¿Qué representan los símbolos del bautismo?”.) Pablo continúa esta idea en Colosenses 3:4-5: “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”. Haced morir lo terrenal en vosotros Lo que Pablo quiere decir es que una vez estamos “muertos al pecado” tenemos que continuar en un proceso de “hacer morir” las cosas que pueden volver debido a nuestra naturaleza carnal. Otras traducciones dicen “den muerte a los miembros que están sobre la Tierra”. ¿Qué quería decir Pablo cuando hizo esta afirmación? Mortificar La mortificación de la carne es un acto por el cual un individuo o grupo busca mortificar, o poner a la muerte, su naturaleza pecaminosa, como parte del proceso de santificación. En el cristianismo, las formas comunes de mortificación que se practican hasta el día incluyen el ayuno, la abstinencia y el arrodillado piadoso. Romanos 8:13 porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Colosenses 3:5 Por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría. Mateo 5:29-30 Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y écha{lo} de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtala y écha{la} de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno. Gálatas 5:24 Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Gálatas 6:14 Pero jamás acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo. 1 Pedro 2:11 Amados, os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de las pasiones carnales que combaten contra el alma. Romanos 6:6-7 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con {El}, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; porque el que ha muerto, ha sido libertado del pecado. Efesios 4:22-23 que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente, Gálatas 2:20 Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la {vida} que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. “Mortifiquen por tanto sus miembros —ya que ustedes están muertos al pecado y al mundo, y habrán de aparecer con Cristo en las glorias de su Reino, somete toda propensión carnal y maligna de tu naturaleza. La palabra ‘mortificar’ significa hacer morir (nota de Romanos 8:13 (porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis) y Gálatas 5:24 (Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. )) y el significado acá era que ellos debían someter totalmente la Inclinación maligna, para que así no quedara ningún remanente de vida; eso quiere decir que no estaban viviendo de ninguna manera para complacerlos. Aquí la palabra ‘miembros’ se refiere a los diferentes miembros del cuerpo humano —como el asiento de los malos deseos y pasiones”. Lo que Pablo decía era que una vez estábamos “muertos al pecado” debíamos continuar “haciendo morir” las cosas que podían volver debido a nuestra naturaleza carnal. Filipenses 3:12-15, 12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. 15 Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. ¡Es una batalla de todos los días! “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos” (Colosenses 3:9). La Versión Estándar Internacional dice: “Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios”. Quitarse el ropaje de la vieja naturaleza o “mortificar las obras del cuerpo” toma tiempo. Dios nos revela paulatinamente acerca de nosotros mismos, mientras lo buscamos y le pedimos su guía y ayuda. Pablo moría a diario porque constantemente estaba vigilando y poniendo afuera el pecado y los “miembros” pecaminosos de su naturaleza carnal. Lo veamos Romanos 6:11-12: “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias”. Vemos que aun décadas después de la conversión de Pablo, él seguía peleando esa batalla para sobreponerse al pecado y la carnalidad 1 Timoteo 6:12. Él se daba cuenta que aunque él hubiera muerto al pecado y hubiera entregado su vida a Dios como cristiano y como siervo de Jesucristo, todavía tenía “miembros” de su naturaleza carnal que debía hacer morir Gálatas 5:17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.. En Romanos 7:14-20 “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí”. ¡Pablo admitió que todavía tenía que luchar contra el pecado! Nosotros también tenemos que luchar contra el pecado. ¡Las buenas noticias! ¡Las buenas noticias son que mientras nos despojamos del viejo hombre y hacemos morir sus obras pecaminosas, podemos reemplazarlo con algo más! Colosenses 3:9-10 “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”. Una vez quitamos las obras, pensamientos y acciones del viejo hombre, debemos “revestirnos” con el nuevo hombre. Pablo explica que nosotros somos “renovados en conocimiento”. ¡Logramos esto por medio del estudio y utilizando la Palabra de Dios para parecernos cada vez más a Él! (Lea nuestro artículo acerca del valor del estudio de la Biblia.) Veamos estas alentadoras palabras en Romanos 6:5-11: “Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas (1 Pedro 3:18); más en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”. Entonces, tal como el apóstol Pablo hizo, peleamos la batalla para vencer el pecado y hacer morir el viejo hombre (1 Timoteo 6:12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.) —todos los días. Las buenas noticias son que debemos revestirnos del nuevo hombre (Efesios 4:24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.). Estamos vivos delante de Dios cuando empezamos a reemplazar el “viejo hombre” con un nuevo estilo de vida. Ese estilo de vida solo puede venir por medio del Espíritu Santo de Dios y Jesucristo viviendo en nosotros (Efesios 4:24-32, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. 25 Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. 26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27 ni deis lugar al diablo. 28 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. 29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. y Gálatas 2:20-21, 20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.). 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