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La Santísima Trinidad y La Misión
La Santísima Trinidad y La Misión
La Santísima Trinidad y La Misión
Notas el pie:
[1]“la Iglesia es congregada en la unidad, en toda la tierra, por el Espíritu Santo, protagonista de la misión,
del que recibe luz y energía para anunciar la verdad sobre Cristo y sobre el Padre, por él revelado. La
misión de la Iglesia posee, pues, un carácter esencialmente «trinitario»” (CM 1).
[2] “La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen de la misión del
Hijo y del Espíritu Santo, segûn el designio de Dios Padre. pero este designio dimana del “amor fontal” o
de la caridad de Dios Padre” (AG 2).
[3] ““Dios, para establecer la paz o comunión con El y armonizar la sociedad fraterna entre los hombres,
pecadores, decretó entrar en la historia de la hUmanidad de un modo nuevo y definitivo enviando a su
Hijo en nuestra carne para arrancar por su medio a los hombres del poder de las tinieblas y de Satanás
(Cf. Col., 1,13; Act., 10,38), y en El reconciliar consigo al mundo (Cfg. 2 Cor., 5,19). A El, por quien hizo el
mundo, lo constituyó heredero de todo a fin de instaurarlo todo en El (Cf. Ef., 1,10)” (AG3).
[4]“La misión de los discípulos es colaboración con la de Cristo: « Sabed que yo estoy con vosotros todos
los días hasta el fin del mundo » (Mt 28, 20) La misión, por consiguiente , no se basa en las capacidades
humanas, sino en el poder del Resucitado” (RM23).
[5] “Y para conseguir esto envió Cristo al Espíritu Santo de parte del Padre, para que realizara
interiormente su obra salvífica e impulsara a la Iglesia hacia su propia dilatación” (AG 4).
[6] “Este envío es envío en el Espíritu, como aparece claramente en el texto de san Juan: Cristo envía a
los suyos al mundo, al igual que el Padre le ha enviado a él y por esto les da el Espíritu” (RM22)
[7] “En efecto, solamente después de la venida del Espíritu Santo, el día de Pentecostés, los Apóstoles
salen hacia todas las partes del mundo para comenzar la gran obra de evangelización de la Iglesia, y
Pedro explica el acontecimiento como la realización de la profecía de Joel: «Yo derramaré mi Espíritu»
(112)”(EN75). En pocas palabras,“«Gracias al apoyo del Espíritu Santo, la Iglesia crece» (117). El es el
alma de esta Iglesia” (EN75).
[8] “En efecto, solamente después de la venida del Espíritu Santo, el día de Pentecostés, los Apóstoles
salen hacia todas las partes del mundo para comenzar la gran obra de evangelización de la Iglesia, y
Pedro explica el acontecimiento como la realización de la profecía de Joel: «Yo derramaré mi Espíritu»
(112). Pedro, lleno del Espíritu Santo habla al pueblo acerca de Jesús Hijo de Dios (113). Pablo mismo
está lleno del Espíritu Santo (114) ante de entregarse a su ministerio apostólico, como lo está también
Esteban cuando es elegido diácono y más adelante, cuando da testimonio con su sangre (115). El
Espíritu que hace hablar a Pedro, a Pablo y a los Doce, inspirando las palabras que ellos deben
pronunciar, desciende también «sobre los que escuchan la Palabra» (116). «Gracias al apoyo del Espíritu
Santo, la Iglesia crece» (117). El es el alma de esta Iglesia. El es quien explica a los fieles el sentido
profundo de las enseñanzas de Jesús y su misterio. El es quien, hoy igual que en los comienzos de la
Iglesia, actúa en cada evangelizador que se deja poseer y conducir por El, y pone en los labios las
palabras que por sí solo no podría hallar, predisponiendo también el alma del que escucha para hacerla
abierta y acogedora de la Buena Nueva y del reino anunciado” (EN75). En el mismo texto, S.S. Pablo VI
enseñaba lo siguiente: “Ahora bien, si el Espíritu de Dios ocupa un puesto eminente en la vida de la
Iglesia, actúa todavía mucho más en su misión evangelizadora. No es una casualidad que el gran
comienzo de la evangelización tuviera lugar la mañana de Pentecostés, bajo el soplo del Espíritu.Puede
decirse que el Espíritu Santo es el agente principal de la evangelización: El es quien impulsa a cada uno a
anunciar el Evangelio y quien en lo hondo de las conciencias hace aceptar y comprender la Palabra de
salvación (118). Pero se puede decir igualmente que El es el término de la evangelización: solamente El
suscita la nueva creación, la humanidad nueva a la que la evangelizació debe conducir, mediante la
unidad en la variedad que la misma evangelización querría provocar en la comunidad cristiana. A través
de El, la evangelización penetra en los corazones, ya que El es quien hace discernir los signos de los
tiempos -signos de Dios- que la evangelización descubre y valoriza en el interior de la historia.El Sínodo
de los Obispos de 1974, insistiendo mucho sobre el puesto que ocupa el Espíritu Santo en la
evangelización, expresó asimismo el deseo de que Pastores y teólogos -y añadiríamos también los fieles
marcados con el sello del Espíritu en el bautismo- estudien profundamente la naturaleza y la forma de la
acción del Espíritu Santo en la evangelización de hoy día. Este es también nuestro deseo, al mismo
tiempo que exhortamos a todos y cada uno de los evangelizadores a invocar constantemente con fe y
fervor al Espíritu Santo y a dejarse guiar prudentemente por El como inspirador decisivo de sus
programas, de sus iniciativas, de su actividad evangelizadora”.
EN: Evangelii Nuntiandi, S.S. Pablo VI
RM: Redemptoris Missio, San Juan Pablo II Magno
AG: Decreto Ad Gentes (Concilio Ecuménico Vaticano II)
CM: Cooperatio Missionalis