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Historia de La Odontología 3
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ODONTOLOGIA
HISTORIA DE LA ODONTOLOGIA
1. Introducción
CONTEMPORANEA
a.C. •Hasta 476 •Caída del •Hasta 1789
•Aparición d.C. Imperio •Revolución
EDAD
de la •Caída del Romano de Francesa
escritura Imperio Oriente
Romano de
Occidente
La salud, tener salud, ser saludable, es uno de los más antiguos anhelos humanos. La idea de salud fue cambiando
a través de las etapas de la historia, y es una de las mayores ambiciones en todo el mundo. Es un concepto social,
una construcción colectiva, que incluye a la sociedad y a los individuos. Durante mucho tiempo, la enfermedad
fue considerada un castigo divino, consecuencia del “pecado original” del hombre, el cual lo había despojado
del derecho a la vida eterna. Esto ocurrió también en otras culturas, por lo que se recurría a plegarias, conjuros y
hechizos para curar. Con el tiempo, la ciencia fue ganando espacios en el campo de las enfermedades, y esto
trajo como consecuencia la aparición de las diversas profesiones de las Ciencias de la Salud.
mismos orígenes. Por ello, es importante para los Odontólogos conocer la medicina en el proceso
de su carrera profesional, para ser conscientes del papel de la misma en la Historia de la
humanidad. La Historia de la Odontología ayuda a conocer hechos ocurridos, en los que se
manifiesta el importante papel desarrollado por quienes desempeñan este oficio en ayuda del
ser humano enfermo, e igualmente la Historia ayuda a recordar figuras eminentes que, desde
diferentes culturas, han destacado de forma brillante por su trabajo, y han aportado su
inteligencia y sus conocimientos haciendo avanzar a la Odontología.
La historia de la caries discurre paralelamente a muchos cambios ocurridos con el tiempo en la práctica de la
odontología. Así estudios antropológicos han confirmado la escasez relativa de casos de caries antes del inicio de
este milenio, cuando aún no se disponía de azúcares simples y la odontología era prácticamente inexistente.
Hasta hace poco tiempo, se pensaba que las caries dentales eran una afección común en
poblaciones de hace unos 10.000 años, es decir, coincidiendo con el comienzo de la agricultura.
Recientes descubrimientos arrojan como resultado que las caries afectan al hombre desde hace
15.000 años, aún antes del comienzo de la agricultura.
Centrados en esta situación de antaño, los investigadores llegaron a la conclusión de que fueron
los mismos cazadores-recolectores antiguos los que se podrían haber provocado dicha patología
dental, simplemente comiendo gran cantidad de frutos secos y otros alimentos ricos en
almidón. Las interesantes conclusiones fueron obtenidas luego de que el equipo de expertos
analizara los restos de 52 adultos que vivieron hace unos 14.000 años, y que fueron enterrados en
una cueva de la zona de Taforalt, Marruecos.
Los arqueólogos que analizaron este fenómeno hasta el momento, revelaron que aquellas
poblaciones antiguas en las que se detectó gran cantidad de caries en sus dentaduras, eran las
que se alimentaban en base a trigo y cebada.
Cuando estos cultivos se muelen para facilitar su ingesta y digestión, se procesan en forma de
panes o cocinan, se vuelven más pegajosos y aumentan sus niveles de azúcar. Esta composición
los convierte en ideales para las bacterias que causan las caries. Las mismas son nada menos
que las causantes del ácido que corroe el esmalte dental.
Durante los 500 años siguientes, la incidencia de la caries fue aumentando a medida que se introdujeron los
azúcares en la dieta. Con el establecimiento de las plantaciones de azúcar en el nuevo mundo a principios del
siglo XVIII, y con la posterior proliferación en Europa del azúcar de remolacha durante el siglo XIX, apareció una
pandemia de caries que aún persiste en la actualidad y que se caracteriza porque la población continúa
consumiendo ciertos monosacáridos y disacáridos (sobre todo sacarosa).
En conocimiento de la etiología o causa de esta enfermedad fue evolucionando a través del tiempo. Varias
civilizaciones del mundo antiguo pensaban que la caries era causada por un gusano que carcomía los dientes
(leyenda asiria del siglo VII a.C.), teoría que se mantuvo de alguna manera hasta mediados del siglo XVIII. Esta fue
una leyenda casi universal es esta época, muy difundida en todas las culturas asiáticas, China y Egipto, entre otras.
Otra idea con respecto al origen de la caries fue la teoría humoral de Hipócrates (Imperio Griego, 460-370 a.C.),
que también tuvo vigencia durante mucho tiempo. se basaba en el supuesto de que el cuerpo humano
está compuesto por cuatro sustancias básicas (los denominados "humores") y que los equilibrios
y desequilibrios en las cantidades de estas sustancias en un organismo determina la salud de
este. Los humores son: bilis negra, bilis amarilla, sangre y flema. Estos humores se correspondían a
los elementos aire, fuego, tierra y agua, que unos años antes habían sido señaladas por el filósofo
Empédocles como las materias primas de todo lo que existe. La teoría de los cuatro humores
ofrecía una base sobre la que trabajar en medicina, por muy precaria que fuese. De ese
modo, muchos tratamientos para enfermedades consistían en modificar la dieta de los
pacientes de modo que, ingiriendo ciertos alimentos, sus niveles humorales se equilibrasen.
En algunos casos se realizaban sangrías para que los pacientes perdiesen líquido con el
mismo propósito. Algunos pensadores la expandieron para que fuese capaz de explicar no
solo la salud de las personas, sino también las tendencias de su conducta y de su vida
mental. Las caries se explicaban como desequilibrios en estos humores. La flema, según estos
pensadores, se producía en el cerebro, y un exceso de la misma debía ser eliminada a través
de la nariz en forma de moco, y a través de las piezas dentarias en forma de pus. Por eso los
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dientes se cavitaban con caries y el hueso a través de fístulas. Además, los excesos de sangre
se trataban con exodoncias para producir el sangrado, y así equilibrarla.
Estas teorías fueron puestas en duda luego de la invención del microscopio óptico (Van
Leeuwenhoek 1632-1723), a través del cual pudo visualizarse por primera vez la placa
bacteriana o biofilm, que fuera considerada luego el agente causal de la caries.
En en año 1882, Miller presenta su teoría quimioparasitaria, que comprende los hechos principales
siguientes:
1. En la cavidad oral existen bacterias capaces de producir ácidos, especialmente el láctico,
mediante la vía glucolítica anaerobia, a partir de los azúcares.
2. El esmalte está compuesto, en su mayor parte, por sales de calcio, las cuales pueden disolverse
por la acción de los ácidos orgánicos.
3. La formación de ácido en la placa dental se puede observar directamente en la boca,
después de ingerir glúcidos.
4. Por la acción de estos ácidos, el pH desciende por debajo de 5,5 (pH crítico), en zonas limitadas
de la superficie del esmalte y se inicia la descalcificación.
Como se expone en esta teoría, en la cavidad oral existen bacterias capaces de producir ácidos,
que liberan gran cantidad de H+, lo cual hace descender el pH por debajo del pH crítico, en
zonas limitadas de la superficie del esmalte y se inicia la descalcificación.
Esta teoría se fue perfeccionando hasta nuestros días, considerándose hoy a la caries una
enfermedad de causa multifactorial, en la cual intervienen las bacterias, la alimentación o
sustrato, la estructura del diente y varios factores secundarios o moduladores (Fejerskov, 2003).
Aunque antiguamente la presencia de caries en un diente se consideraba un signo de gangrena y el único
tratamiento disponible era la extracción de la pieza enferma, durante el siglo XIX se introdujeron ya las técnicas de
desbridamiento de la caries y la restauración.
El papel protector del flúor frente a la caries dental fue descubierto a mediados de los años treinta, cuando se
demostró que los niños que bebían aguas fluoradas presentaban muchas menos cavidades que los que bebían
agua procedente de suministros con bajo contenido en flúor.
Las pastas dentales fluoradas se introdujeron en 1955 y ofrecen una importante protección adicional.
Sin embargo, a pesar de la reducción espectacular de las tasas de caries dental durante la última mitad del siglo
XX y el aumento simultáneo de la importancia de la odontología preventiva, la caries sigue afectando aún a un
porcentaje muy importante de la población.
Enfermedad periodontal
Las enfermedades de las encías y tejidos de soporte del diente también son muy antiguos. A
diferencia de las caries, casi exclusivas del ser humano, es un proceso que se presenta en varias
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especies de animales, como por ejemplo en los perros. Se encontraron cráneos de la prehistoria
con signos de periodontitis, y además zonas de desgaste interproximales, que suponen el uso
de elementos para la higiene.
Existen numerosos registros de tratamiento para esta dolencia en los textos del mundo antiguo,
edad media y moderna. A mediados del siglo XIX, con el descubrimiento del biofilm bucal, se
establecen las medidad preventivas para esta enfermedad, que aún sigue afectando a gran
parte de la población mundial.
Maloclusión
Los problemas de oclusión o mordida, tales como apiñamiento dentario y la falta de armonía
entre los maxilares, también son patologías muy antiguas. Los primeros homínidos presentaban
diastemas, que desaparecieron en el Neanderthal, con la incorporación de la dieta blanda se
estimula menos el desarrollo de los maxilares, con lo cual aparecen las maloclusiones.
Tras haber sido analizadas las mandíbulas y dientes de 292 esqueletos de Anatolia, el Levante y
Europa, con restos que se remontan hasta los 28.000 años, se demuestra que ya existía este
problema en los primeros seres humanos, principalmente en las comunidades agrícolas. Las
poblaciones de cazadores/recolectores contaban con una estupenda armonía entre las
mandíbulas inferiores y los dientes inferiores, algo que no tiene absolutamente nada que ver con
las mandíbulas examinadas de los primeros agricultores. Esto puede ser debido al cambio a la
dieta. Los primeros contaban entre su alimentación la carne, verduras crudas silvestres, etc. Por
su parte, los agricultores comían alimentos procesados o cocinados como podían ser los cereales
o incluso alguna legumbre. Con el paso de los años, esta dieta blanda fue modelando la
mandíbula de los agricultores dado que se necesitaba menos esfuerzo para
masticar, provocando apiñamiento dental y también maloclusión, algo que puede considerarse
como los primeros seres de la historia que sufrieron esta afección dental.
Otra posible causa es el acortamiento de los maxilares a lo largo de la evolución, con lo cual las
piezas dentarias fueron teniendo cada vez menos espacio para erupcionar. También existe una
tendencia evolutiva a la disminución de la cantidad de piezas dentarias en el ser humano, en el
cual pueden faltar los últimos elementos de cada serie, como por ejemplo el tercer molar o muela
del juicio.
Erosión dental
La erosión dental es causada agentes extrínsecos y intrínsecos como por ejemplo ácidos
presentes en alimentos o ácidos provenientes de la regurgitación o vómito.
Las erosiones químicas son especialmente causadas por ácidos. Primero aparecen manchas
opacas blanquecinas (descalcificación) y posteriormente desprendimiento del esmalte de la
zona afectada.
Esta patología es muy rara antes del siglo XX. La aparición de dietas con alto contenido de
alimentos ácidos ha influido en el incremento de la presentación de esta enfermedad. Los cítricos
y otras frutas, son los principales componentes de esta alimentación. También ha sido importante
el aumento de pacientes que padecen de bulimia, sobre todo adolescentes, que también es
otro factor causal de la erosion dental.
3. Mundo antiguo
Los primeros registros arqueológicos de tratamientos dentales datan de hace unos 14 milenios,
en el norte de Italia, la pieza con caries fue operada para eliminar la caries aunque no se
utilizaron rellenos dentales. En el 4500 a. C. se encontraron en Eslovaquia restos de piezas dentales
en las que si se utilizaron rellenos dentales.
La civilización egipcia se inició unos 5000 años antes de Cristo y se unificaron en el 3200 aC. Fueron
invadidos por Hyksos (1750 aC), por los asirios (663 aC), persas (525 aC), Alejandro Magno (330
aC) y los romanos (30 dC). Sucumbió en el año 384.
La profesión dental existe por lo menos desde hace unos 5,000 años, pues se tienen evidencias
de que los egipcios por el año 3,000 antes de Cristo realizaban ya extracciones dentales y
trepanaban la cortical externa de la mandíbula para drenar abscesos odontológicos, trataban
inflamaciones bucales y reponían las piezas dentales ausentes con diferentes sistemas.
Los medios terapéuticos utilizados por los egipcios eran sencillos, múltiples y variados,
sorprendentes para la sociedad actual.
Vivió durante la Dinastía III, era cirujano dentista. Es el médico egipcio más antiguo que se conoce
en la actualidad en esta especialidad de la medicina. Conocemos de su existencia gracias a un
panel de madera que se conserva de su tumba, datado del año 3000 a. C, en el Museo Egipcio
del Cairo y en el que aparece como" jefe de dentistas y médicos".
Hesy-Re, era un importante dignatario de Menfis de la época de Dyeser y tenía varios títulos más.
Su elevada posición muestra la reputación y respeto del que disfrutaban los médicos encargados
de las enfermedades dentarias. Esta personalidad del Antiguo Egipto indicó la importancia de la
asociación de la medicina y la odontología. La sociedad egipcia reconoció a la odontología
como una especialidad quirúrgica muy importante.
Está demostrado que los egipcios padecieron de enfermedades odontológicas graves debido a
ingestión de alimentos muy duros y fibrosos.
Los procesos cariogénicos variaban según las diferentes épocas y las diferentes clases sociales.
Las caries eran raras durante los periodos primitivos y entre las clases sociales más pobres, pero
se hicieron más comunes con el aumento de riqueza y la consumición de alimentos más blandos,
conseguidos por los avances de la tecnología. Todo lo contrario pasó con el desgaste y la
enfermedad periodonal, más frecuentes cuando más ruda era la alimentación.
La extracción de los dientes era la práctica principal para aliviar las infecciones dentales.
También es probable que estos primeros dentistas perforasen agujeros a través de la cortical de
la mandíbula para aliviar la presión producida por exudados purulentos asociados a abscesos
dentales.
Muchos cráneos antiguos presentan evidencia de traumatismos dentales, en gran parte debido
a las continuas guerras. La pérdida traumática de los dientes era frecuente; la oclusión
defectuosa también lo era, ya que los cráneos faraónicos presentan, muy a menudo clara
evidencia de protusión severa de los dientes superiores.
Las úlceras de las encías eran tratadas con mezclas de resina de terebinto, leche de vaca,
dátiles, algarrobas secas, cerveza y otras plantas; aplicadas localmente o primero masticadas y
posteriormente escupidas.
El papiro de Ebers
El papiro de Ebers es uno de los tratados médicos más antiguos conocidos. Fue redactado en
hierático en el Antiguo Egipcio cerca de 1500 años antes de nuestra era. Descubierto entre los
restos de una momia en la tumba de Assasif, en Luxor a mediados del siglo XX es conservado
actualmente en la biblioteca universitaria de Leipzig.
En él figuran hasta mil recetas y los remedios más utilizados, a demás del protocolo del sistema
de diagnóstico. Este sistema seguía los pasos siguientes:
Mirra
Lotus azul
Hojas de ricino
Incienso
Cátaño
Resina
Tanto los médicos como los dentistas utilizaban siempre medicinas que iban acompañadas de
conjuros mágicos. De hecho, algunos remedios solo podían curar mágicamente exorcizando a
los demonios que habían causado la dolencia. Otra forma de liberarse de los demonios era
recurrir a ciertos dioses con súplicas o ofrendas de amuletos. Los arqueólogos sostienen que la
incidencia de las caries en los egipcios era baja en el período antiguo y que se fue
incrementando gradualmente a medida que la dieta se hizo más rica en hidratos de carbono.
a extraer gusanos. La idea de que los gusanos eran la causa de las enfermedades dentarias
estuvo vigente también en Mesopotamia y fue recogida por la medicina occidental de toda la
edad media, manteniéndose hasta siglos recientes.
No hay indicios de que la higiene preocupase mucho a ese antiguo pueblo; a pesar de haberse
encontrado en excavaciones y tumbas, miles de objetos cosméticos y de aseo, no se encontró
nunca un cepillo de dientes u objeto de higiene dental similar. Muchos cráneos muestran
abundantes depósitos de sarro con el consiguiente colapso periodontal y pérdida ósea. En ellos
no parece haberse hecho ningún tratamiento para eliminar estas acumulaciones tan grandes
para las piezas dentales.
La medicina en el Antiguo Egipto se enseñaba en las casas de la vida adjuntas a los templos. En
ellas se realizaban los cuidados especiales a los enfermos y se formaban específicamente a los
médicos por medio de prácticas controladas por los sacerdotes.
El sistema sanitario egipcio era un sistema público con las siguientes características:
Cercano Oriente
En la fértil llanura entre los ríos Tigris y Éufrates, los sumerios desarrollaron una avanzada civilización.
Realizaron la división del año en doce meses, la invención de la rueda, el sistema aritmético
decimal y la fundición de metales. De sus escritos en forma de cuña, realizados en tablillas de
arcilla, proviene nuestro conocimiento de la Medicina y Odontología de la Mesopotamia.
Como en las sociedades primitivas, la Medicina practicada era de naturaleza religiosa y mágica;
se creía que los responsables de las enfermedades eran demonios que habitaban en el cuerpo
del paciente y para expulsar a los malos espíritus se usaban repugnantes remedios a base de
gusanos e insectos. Durante el imperio babilónico, se utilizaron medicamentos y una cirugía
sencilla; si tenían éxito eran bien recompensados, pero si la tragedia sobrevenía, se arriesgaban
a afrontar severos castigos. En el Código de Hamurabi se anuncian claramente las recompensas
y castigos reservados a los practicantes de la Medicina.
Los fenicios
Los fenicios, pueblo contemporáneo de los antiguos egipcios y hebreos, vivieron en lo que hoy
es el Líbano; se dedicaban al comercio con los otros pueblos del Mediterráneo. Se puede
sostener la hipótesis de que en este pueblo existían médicos muy hábiles que ejecutaron
sofisticadas restauraciones dentales.
En Sidón, en 1901, se halló una mandíbula de 500 años a.C. cuyos incisivos, gravemente
afectados por una enfermedad periodontal, se habían sujetado con un ligadura de alambre de
oro, parecido al de una dentadura de las tumbas egipcias, indicando que existía cierto
intercambio de conocimientos y de médicos, entre los dos países. Egipto había establecido su
soberanía sobre Fenicia en el siglo XVI, pero aunque perdió el dominio territorial, mantuvo la
influencia cultural sobre todos los productos de la artesanía de esta civilización.
Los hebreos
Los hebreos estimaban mucho los dientes sanos y fuertes. En el Antiguo Testamento existen
numerosas referencias sobre la importancia de los dientes sanos, que se consideraban objetos
estéticos. En la canción de Salomón, se afirma: “Los dientes son como un rebaño de ovejas recién
esquiladas, que salen del baño, donde cada una tiene gemelos y ninguna entre ellas es estéril“.
Además, los dientes eran considerados como símbolos de fuerza y su pérdida, relacionada con
la debilidad y enfermedad. Un hombre que aspirara a ser sumo sacerdote debía reunir
determinadas condiciones físicas, entre las cuales estaba no haber perdido ni un solo diente, lo
cual era considerado signo de mutilación.
Los salmos de David, a menudo equiparan dientes sanos con fuerza. La Biblia especifica el
castigo que debe inflingirse a quien causa una pérdida de dientes a sus semejantes. “Darás vida
por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie... Y si un hombre golpea el
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ojo de su sirviente, o el ojo de su criada, causando su pérdida, deberá darles la libertad por el ojo
perdido. Y si le rompe un diente a su sirviente o a su criada, deberá liberarlos por el diente roto”
(Éxodo 21:23-27). Sin duda, los primeros hebreos consideraban importante la pérdida de un
diente, ya que un sirviente herido debía ser puesto en libertad para compensar tal ofensa.
Resulta sorprendente que los hebreos no practicaran ningún tipo de terapéutica odontológica,
restauradora o quirúrgica; en cambio, según el Talmud, utilizaban los servicios de médicos fenicios
o griegos, que habían desarrollado el cuidado dental, alcanzando un alto grado de perfección.
En el Talmud aparecen muchas referencias a la Medicina, casi siempre para señalar algún
aspecto religioso
Existían determinados artesanos denominados “nagras”, quienes eran los encargados de fabricar
los dientes y coronas artificiales. El Talmud es rico en alusiones a tratamientos supuestamente
eficaces para remediar y prevenir problemas orales. Se aconsejaba no tomar demasiado vinagre,
ya que era dañino para el diente como el humo lo es para los ojos; sin embargo, si las encías
presentaban heridas, se recomendaba el vino. Los jugos de frutas ácidos se consideraban
buenos para el dolor de muelas e inofensivos para los dientes sanos. Las extracciones dentales
eran temidas por los antiguos judíos, tanto como por sus contemporáneos gentiles. Una sección
del Talmud advierte: “No adquieras el hábito de tomar medicinas; no las tomes en grandes dosis;
evita que te extraigan un diente”.
Grecia
Los orígenes de la cultura griega clásica se sitúan en el desplazamiento de los aqueos, primeros
habitantes de Grecia, que habían desarrollado una importante civilización durante la Edad de
Bronce en Creta. Hacia principios del siglo VI a.C., los griegos habían desarrollado un extenso
sistema filosófico de pensamiento, del cual nacieron las Ciencias Naturales y la Medicina, que a
mediados del siglo V aC alcanzaron su mayor apogeo. La Medicina griega está íntimamente
unida a la Medicina sacerdotal, basada en el culto de Asclepio.
Para explicar los estados de enfermedad y salud, Hipócrates postuló la existencia de cuatro
fluídos principales en el cuerpo, los humores cardinales: sangre, flema, bilis negra y bilis amarilla.
También postuló la existencia de cuatro estados elementales: el frío, el calor, la sequedad y la
humedad, y que la salud consistía en el equilibrio entre estos humores y cualidades. El
desequilibrio de este balance natural producía como resultado, la enfermedad.
Entre los escritos hipocráticos se encuentran numerosas referencias a los dientes, su formación y
erupción; y a las enfermedades de dientes, boca y los métodos de tratamiento. Estos escritos
demuestran que se conocía la forma en la que se desarrollaban los dientes: los primeros dientes
se forman de la nutrición que recibe el feto en el claustro materno y, después del nacimiento, lo
hacen de la leche materna. Los que salen después de que estos se caigan, se forman de la
comida y la bebida. La caída de los dientes temporarios, generalmente, se produce a la edad
de siete años. La obra sobre la dentición está escrita en forma de breves sentencias populares o
Los dientes se corroen parcialmente por el mucus y también debido a la comida, cuando son de
naturaleza débil y están mal sujetos a la boca. Hipócrates creía que los problemas dentarios
provenían de una predisposición natural o una debilidad inherente. La extracción se
contemplaba sólo cuando un molar estaba flojo, pues la operación era considerada de extrema
peligrosidad. Pero en lo que respecta a las pinzas para extraer dientes, dice que “cualquiera
puede usarlas ya que la forma en que deben usarse resulta evidente”. Los fórceps dentales a los
que se refiere, hechos de hierro y conocidos como “odontagra”, han sido encontrados en varios
emplazamientos excavados en Grecia.
Fue un filósofo discípulo de Platón y maestro de Alejandro Magno. Expuso que el médico general
era quien realizaba toda la práctica dental. Es considerado el padre de la Anatomía comparada,
ya que trata exhaustivamente acerca de las denticiones de diferentes clases de animales en sus
libros. También escribió sobre los dientes humanos y sus afecciones. Respecto a la odontología
tuvo dos errores: que las mujeres tienen menos dientes que los hombres y que los dientes son de
crecimiento continuo.
La cultura griega se extendió por gran parte del mundo conocido en la época de Alejandro
Magno, y la ciudad de Alejandría se convirtió en uno de los primeros centros de estudio. Allí
florecieron las ciencias y las artes, y durante el siglo III a.C. vivieron médicos tan famosos como
Erasistrato y Herófilo. Fueron los primeros en disecar cadáveres y probablemente también, los
cuerpos de los criminales condenados.
Etruscos
Se cree que es de origen indogermánico, procedente del Norte de Italia. Su cultura fue absorbida
por los romanos y difícilmente diferenciada de estos últimos.
Roma
Hacia el siglo V antes de Cristo derrotaron a los etruscos y ocuparon la península itálica,
acabando con la monarquía y estableciendo una república. Crearon un imperio que sentó las
bases de las actuales naciones occidentales.
La medicina fue ejercida primero por los propios “pater familias” y luego se dejo en manos de
profesionales extranjeros, “servus medicus”. La Odontología se practicaba en Roma cuando la
profesión médica estaba aún en su infancia. La alusión más antigua a la odontología aparece
en las “Leyes de las Doce Tablas” hacia el año 450 aC (código legal de los romanos), donde se
establecen multas para quienes hagan saltar dientes fuera de la encía y se permite el
enterramiento de los muertos con los recubrimientos de oro de los dientes. En ese tiempo, los ricos
acostumbraban a quemar o enterrar sus muertos con adornos de oro; pero el oro escaseaba y
los mayores temían que esta práctica debilitara económicamente al Estado; por lo tanto, una
de las leyes prohibía específicamente enterrar oro con la única excepción de los adornos
dentales.
Los romanos tenían especialistas en las artes terapéuticas que provenían de tres grupos:
extranjeros (sobre todo griegos), esclavos y esclavos liberados. Cicerón en su libro Deberes,
describe la Medicina como una profesión honrosa para personas de un cierto estamento social,
es decir, esclavos o esclavos liberados, pero nunca ciudadanos romanos. El primero entre los
griegos en alcanzar fama y fortuna como médico en Roma fue Asclepíades, que llegó a Roma
en el año 91 a.C. A pesar de no tener formación médica profesional, alcanzó un notable éxito
en su campo y fundó la primera escuela médica de la antigua Roma. Las mujeres también eran
practicantes de la Medicina; las primeras doctoras fueron griegas y combinaban las curaciones
con la magia y probablemente, ejercían las artes relacionadas con el embellecimiento corporal.
No se encuentra ni una palabra dedicada a los dentistas en latín antiguo, pues la odontología
no existía entre los romanos como profesión aparte y los médicos no hacían distinción entre las
enfermedades que afectaban a la boca y diente y las que interesaban a otras partes del cuerpo.
Tampoco se especializaban en la Odontología aquellos no profesionales, ya que en los servicios
realizados por los barberos romanos, no se menciona nunca que extrajeran molares. De hecho,
el enciclopedista Celso describió con detalle el instrumental quirúrgico utilizado por los médicos
de su tiempo, entre ellos, los fórceps y un instrumento especial llamado “tenaculum”, utilizado
para extraer las raíces de los dientes.
laxantes fallaban, debían probarse otros más poderosos. Si el molar tenía que ser extraído,
recomendaba llenar la cavidad con hilo de lino o plomo, para que la corona no se fracturase al
aplicarle las puntas de los fórceps. En el libro de Celso se tocan muchos otros temas, como el uso
de la lima para suavizar coronas fracturadas, la reposición de dientes permanentes recientes que
emergen en mala posición, el tratamiento de las fracturas de los maxilares, y la ferulización de
dientes sueltos para estabilizarlos. Considera también la necesidad de la higiene bucal: debían
rascarse las manchas negras en los dientes y frotarlos con hojas de rosa trituradas, enjuagándose
la boca después con vino puro.
Escribonio Largo, doctor personal del emperador Claudio, fue otro famoso médico romano que
escribió con profusión acerca de los tratamientos dentales. Entre varias recomendaciones para
el tratamiento del dolor de molares, son adecuadas la fumigaciones de semillas de belladona,
esparcidas sobre las brasas; a continuación debe enjuagarse la boca con agua caliente, y de
esta manera, a veces se expulsan pequeños gusanos. Se le atribuye la invención de una pasta
dental primitive, compuesta por polvo de piedra pómez, vinagre, miel y sal.
El gran naturalista Plinio el Viejo (que murió durante la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.)
describió una cura de dolor de muelas que consistía en encontrar una rana a la luz de la luna
llena, mantener su boca abierta, escupirle dentro y enunciar una fórmula.
Otro médico griego digno de mención fue Claudio Galeno (131 a.C), que estudió también en
Alejandría y recopiló todas las obras de Medicina conocidas en su época, ejerció en Roma y fue
el primero en reconocer que el dolor dental podría deberse a pulpitis (inflamación de la pulpa)
o pericementitis (inflamación de la porción radicular del diente). Clasificó los dientes en centrales,
cúspides y molares. Sirvió como médico del emperador Séptimo Severo, era un escritor
incansable y su trabajo se utilizó como fuente autorizada de la ciencia hasta los tiempos del
Renacimiento.
Los romanos tenían en gran estima la higiene bucal y a pesar de no tener jabón, usaban el agua
para lavarse. El uso de polvos dentífricos era generalizado y podía usarse una gran variedad de
sustancias, como huesos, cáscaras de huevo, ostras, etc. Después de quemarlas y mezclarlas con
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miel, se reducían a un fino polvo. A pesar que la superstición y el capricho dictaba la elección
de los ingredientes, la adición de astringentes como la mirra o la sal indica la intención de limpiar
los dientes y reforzarlos cuando empezaban a moverse. Tras las comidas, era habitual usar
mondadientes (dentiscalpium). Por lo general, consistían en un palillo de madera, una pluma o
una astilla de algún material que se pudiera utilizar fácilmente para este propósito. La conciencia
de los romanos de clase alta en cuanto a la higiene dental, era extrema, al punto de que,
cuando tenían invitados a cenar, les regalaban palillos de metal finamente decorados, a
menudo de oro, para limpiarse los dientes. También existían pastillas perfumadas, como las que
inventó el famoso perfumista Cosmo, muy mencionadas por los escritores, que además de
mejorar el mal aliento blanqueaban los dientes. Existía otro método entre los romanos para
aclarar las piezas dentarias y hacerlas resplandecer: enjuagar la boca con orina, costumbre
importada de Hispania o del norte de África, fundamentada por la presencia de amoníaco en
la misma.
China
La cirugía oral tiene también una larga historia en China. Sabían componer el labio leporino, y
en el siglo XVII, a los cirujanos chinos les resultaban familiares muchas enfermedades de la boca
y garganta, pudiendo tratar abscesos amigdalinos y epiteliomas de los labios.
A lo largo de su historia, los chinos han mantenido varias creencias que los postulados de la
Medicina moderna contradicen y, a pesar de haberse realizado grandes progresos en
educación médica y dental, la gran mayoría del pueblo chino aún es tratado por doctores
tradicionalistas. Los principios del Yang y el Yin constituyen la base de su terapéutica. El primero
se identifica con la masculinidad, el sol, la luz y el calor del sol. El femenino Yin se identifica con
la humedad, la oscuridad y el frío. La buena salud es el resultado de mantener un equilibrio
adecuado entre el Yin y el Yang. Estas fuerzas circulan por todo el cuerpo a lo largo de doce
meridianos, de los que se conoce sólo su posición aproximada. Cuando el equilibrio de ambos
en el cuerpo es incorrecto, se introduce una aguja en el sitio adecuado de uno de lo meridianos,
con lo cual, salen del cuerpo las fuerzas morbosas y otras más saludables entran en él,
restableciendo así el equilibrio y deteniendo el curso de la enfermedad. Esta teoría de la
enfermedad y su terapéutica es análoga a la teoría hipocrática de los humores cardinales y su
relación con el proceso de la enfermedad; pero mientras los griegos sacaban sangre para
restablecer el equilibrio fisiológico, los chinos se basaban en un principio vital llamado “cb’i”,
que corresponde, más o menos, al pneuma griego o “espíritu”. Se han localizado más de 360
puntos en la superficie del cuerpo, que, según creen los chinos, están unidos directamente con
estructuras internas, algunos en conexión con los dientes y otras estructuras bucales. El
tratamiento por acupuntura de las enfermedades bucales ha demostrado ser efectivo, a pesar
de no haberse aportado ninguna explicación convincente, a los ojos de la ciencia occidental,
en torno de su eficacia. Se usa ampliamente en múltiples extracciones de dientes, así como en
el tratamiento de la gingivitis, estomatitis y glositis. Como complemento de la acupuntura, los
doctores chinos tradicionales se orientaron hacia la llamada “moxibustión”, que es un tipo de
cauterización, pero que produce una inflamación localizada como la que aparece al aplicar
ventosas. La Botánica aplicada a la Medicina es también muy importante entre los
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HISTORIA DE LA ODONTOLOGÍA
India
Hacia el año 1500 a.C. la población nativa de la India fue invadida por los arios, pueblo nómade
originario probablemente de las tierras pertenecientes al actual Irán. Su lengua, que impusieron
en ese territorio, pertenecía a la misma familia indoeuropea que el griego y el latín; y de él
evolucionó la lengua llamada sánscrito, palabra que significa “perfeccionada” o “elegante”,
indicando y sugiriendo que era el lenguaje de la élite. Entre el gran corpus literario que los
conquistadores trajeron consigo, se encuentran cuatro libros sagrados, los Vedas (significa
sabiduría), y paralelos a ellos se desarrolló un sistema de medicina llamado ayurveda, o ciencia
de la vida.
La medicina india se fundamenta en la idea de que los setecientos vasos del cuerpo humano
transportan además de sangre, tres básicos doshas (principios) similares a los humores cardinales
de la medicina griega: potta (bilis), Kapha (similar a la flema) y el más caprichoso, vayu o viento.
Cualquier desarreglo de estos doshas desencadena la enfermedad. Un ejemplo de la peligrosa
naturaleza de vayu: una mandíbula dislocada se atribuía a una entrada de aire más que al
hecho de haber abierto demasiado la boca.
En los primeros tiempos, la cirugía se consideraba como la rama más importante de la medicina;
en el Ayurveda se le concede un puesto prioritario y encabeza ocho divisiones de la medicina.
Más tarde su uso fue reduciéndose, debido a las prohibiciones budistas sobre la manipulación de
los muertos y la disección. Todas las operaciones quirúrgicas se realizaban guardando
rigurosamente un elaborado sistema de rituales religiosos. Primero los auspicios celestes tenían
que ser favorables. A continuación se propiciaba al dios del fuego ofreciéndole leche cuajada,
arroz, bebidas y joyas. Finalmente, el paciente se sentaba mirando al este, el cirujano hacia el
oeste. Sushruta aconsejaba que antes de la operación se le diera al paciente una buena comida,
regada con vino fuerte. El efecto de la comida será para sostener la fuerza, mientras que el
efecto del vino será hacerle inconsciente al dolor.
En la India la Odontología era, según se creía, de origen divino, al igual que en muchas otras
partes del mundo antiguo. Los principals medicos dedicados a la salud de los dientes fueron
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HISTORIA DE LA ODONTOLOGÍA
Las fracturas de la mandíbula se trataban con complicados vendajes y el método para reducir
la luxación de mandíbula era el siguiente: se calentaba la zona alrededor de la articulación, la
mandíbula se ponía en su posición normal, se aplicaba un vendaje debajo del mentón y se
suministraba un fármaco.
La dieta de las clases altas era muy rica en carbohidratos fermentables y comprendía la miel y
frutos como higos y dátiles. En consecuencia, este grupo debió de sufrir alta incidencia de caries
dental; de hecho hay numerosos remedios para el dolor de dientes en la literatura india. Se
prescribían complicadas pociones, pero también había otras modalidades terapéuticas, como
gargarismos, ungüentos y sustancias inductoras del estornudo.
Vagbhata (650aC) recomendaba matar el gusano dental llenando la cavidad cariada con cera
y quemándola con una cánula caliente. Si eso no bastaba para calmar el dolor, recomendaba
la extracción con un fórceps especial, cuyas puntas tenían la forma de una cabeza de animal,
o usando para este propósito una palanca especial, muy parecida al instrumento dental
moderno llamado “elevador” pero con la punta plana y en forma de flecha.
Las creencias tanto religiosas como médicas contribuyeron para que los indios prestaran
atención a sus dientes. Los hindúes consideran la boca como la puerta del cuerpo y por lo tanto
insisten en mantenerla escrupulosamente limpia. Los brahmanes o sacerdotes frotan sus dientes
durante una hora, mientras recitan sus oraciones, de cara al sol naciente; e invocan la bendición
del cielo para ellos y sus familias. No hay ningún hindú devoto que desayune sin haberse lavado
primero sus dientes, lengua y boca, pues cree que muchas enfermedades son causadas por los
dientes en malas condiciones. Sus cepillos de dientes son tallos frescos con las fibras
deshilachadas. El árbol del que proceden varía con las estaciones y el temperamento del usuario.
Generalmente tiene un sabor amargo y un efecto astringente. El ritual diario no se limita a cepillar
los dientes, sino que se rascan la lengua con un instrumento especial y se untan el cuerpo con un
aceite aromático. Finalmente se enjuagan la boca con una tisana de hojas de betel, alcanfor y
otras hierbas.
Cuando Gautama Buda murió, hacia el año 483 a.C., uno de sus discípulos, Kemo Thoro, le extrajo
un diente antes que el cuerpo fuese consumido en la pila funeraria. Thoro llevó el diente a la
ciudad de Kalinga, que se convirtió en Dantapura, la Ciudad de Diente. En el año 411 d.C. el
diente de Buda fue trasladado a Ceilán; hacia 1315 fue rescatado por los malabares, que lo
devolvieron a la India; pero por la valiente intervención de Prahrama Bahu III, sacerdote budista,
fue recuperado y devuelto a Sri Lanka. Durante los tumultuosos tiempos que siguieron, el diente
fue escondido en diversas partes de la tierra. En 1560 fue descubierto por los portugueses, llevado
a Goa por Don Constantino de Braganza y quemado en presencia del gobernador de la India y
su corte. En este momento el budista Vikrama Bahu, hombre de recursos, talló el nuevo diente de
marfil, que hoy es venerado en el templo de Kandy. Los budistas lo aceptaron en todas partes
como un valioso sustituto del diente original. El templo del diente es un pequeño y modesto
edificio de granito, pero las riquezas que encierra son incalculables.
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HISTORIA DE LA ODONTOLOGÍA
La América precolombina
Desde Asia, hace 15 000 años y a través del estrecho de Bering, llegaron hombres y mujeres que
se asentaron en Centroamérica y Sudamérica, dando lugar a una multitud de pueblos que
compartían ciertas similitudes culturales. Los más importantes fueron los aztecas, gente guerrera
que residía en la zona que ahora es el centro de México; los mayas, más pacíficos, con una
cultura muy desarrollada que habitó la península de Yucatán y lo que es hoy Guatemala y
Honduras; y los incas, pueblo de una cultura muy avanzada que vivió en la cordillera andina del
Perú actual.
Mayas
Los mayas tenían un lenguaje escrito y su cultura se condensaba en pergaminos con jeroglíficos
que contenían la crónica de su historia y tradición. Cuando sus archivos fueron destruidos, el
conocimiento acumulado por su raza durante años se convirtió en cenizas y acabó con un tesoro
irreemplazable para las futuras generaciones; por eso se sabe menos de los mayas que de Egipto
y la Mesopotamia. A pesar de esta destrucción, se ha llegado a determinar que llevaron a cabo
una agricultura extensiva, obteniendo buenas cosechas mediante semillas seleccionadas; y una
arquitectura altamente avanzada, con pirámides, templos y edificios decorados con elaborados
frisos grabados, bajorrelieves y hermosos murales. Cuando hacia el año 1000, los toltecas, que
precedieron a los aztecas en el valle de México dominaron a los mayas, su gloria era sólo una
sombra de sí misma. Los mayas poseían un saber matemático bien desarrollado; tenían un
conocimiento excelente del tiempo y crearon un calendario muy exacto.
No hay duda de que las cavidades se realizaban en dientes vivos; hacían girar con las manos o
con un taladro de cuerda un tubo duro y redondo parecido a una bombilla para beber, hecho
primero de jade y después de cobre; como abrasivo, utilizaban una mezcla de polvo de cuarzo
y agua. Mediante este sistema realizaban un agujero perfectamente redondo a través del
esmalte, dentro de la dentina; a veces atravesaban la pulpa sin darse cuenta y esto provocaba
la muerte de la pulpa y un absceso. Las piedras incrustadas se ajustaban tan exactamente a la
cavidad que muchas de ellas han permanecido en su sitio durante mil años. Para aumentar la
conservación de las dos piezas unidas, el espacio entre la piedra y la pared de la cavidad se
sellaba con cemento. El examen espectrográfico moderno de los restos de los cementos usados
muestra que estaban hechos de diversos minerales, principalmente fosfato cálcico. Los mayas
limaban también sus dientes de formas muy diversas; es probable que cada diseño tuviera un
particular significado tribal o religioso, ya que se han identificado 50 modelos diferentes. Tenían
la costumbre de dejarse limar los dientes como los de una sierra; esto lo hacían por vanidad y
para eso utilizaban agua y piedra.
La teoría de que los mayas hayan realizado implantes dentales es uno de los temas de gran
controversia hoy en día. Se encontró un fragmento de cráneo en Ecuador, el cual posee todos
los dientes posteriores a excepción de los terceros molares. Este además posee dos incrustaciones
redondas de oro en los dos incisivos. Al observar este maxilar resulta evidente que fueron
introducidos en los alvéolos dentales, rompiendo la apófisis alveolar. Muchos especialistas en este
tema han indicado a este maxilar como una de los primeros implantes de diente, pero existen
otros que no concuerdan con esto, debido a la ausencia de regeneración ósea en las líneas de
la fractura. Por lo que aseguran que este implante fue hecho después de la muerte del individuo,
debido a creencias parecidas a la de los egipcios.
Los aztecas
Los bárbaros aztecas se asentaron en las tierras altas de México 350 años después de ser
abandonado el centro religioso de Teotihuacán y conquistaron a las tribus vecinas, adoptando
las costumbres de los pueblos sometidos; practicaban la mutilación dental, limando e
incrustando piedras en sus dientes.
Una de las fuentes más importantes de conocimiento sobre las primeras prácticas odontológicas
entre los aztecas son los escritos de un monje español llamado Fray Bernardino de Sahagún, que
dedicó toda su vida a examinar y registrar cada aspecto cultural de la tierra recién conquistada.
Entre otras cosas, estudió las enfermedades de la boca y la manera en que eran tratadas con
hierbas y otros derivados botánicos.
Tradujo los nombres de los dientes al nahuatl y mencionó dientes sueltos y fracturados, la
formación de sarro y la caries dental (los aztecas creían que la caries era causada por un gusano
que eliminaban masticando un ají picante). Dejó constancia de la creencia nativa de que sólo
los niños nacidos en luna llena pueden tener un labio leporino; dio cuenta también de que las
cavidades de los dientes se llenaban con un polvo hecho con caracol, sal marina y la hierba
tlalcacahuatl. Los escritos de Bernardino de Sahagún son la única referencia a la extracción de
dientes entre los aztecas. Decía que cuando un paciente sufría de dolor de muelas, lo usual era
machacar un gusano, mezclarlo con esencia de trementina y pintar con esta mezcla la mejilla
del paciente. Al mismo tiempo, se colocaba un grano de sal dentro de la cavidad y el diente se
cubría con pimienta caliente. Se hacía entonces una incisión en la encía, colocando en ella la
hierba y, solamente si el dolor y la infección continuaban, el diente era extraído. Como los
aztecas eran guerreros, sufrían a menudo heridas y las suturaban con mechones de pelo; se
encontraron heridas suturadas en labios y mejillas.
Los incas
Los incas fueron un pueblo altamente desarrollado, que dominó las tierras altas del Perú y se
extendió a lo largo de la costa, al principio del siglo XV; conquistaron a otras tribus y como los
aztecas, absorbieron su saber y adoptaron sus costumbres. Fueron brutalmente conquistados por
Francisco Pizarro en 1533 y gran parte de su cultura fue destruida.
Al parecer masticaban hojas de coca durante la operación para aliviar el dolor. Los dientes que
necesitaban extracción eran aflojados primero, aplicando una resina cáustica alrededor y
debajo de la encía desprendida. A continuación, era presumiblemente arrancado de un golpe
seco de estaca. Los incas no adornaban sus dientes, pero en Ecuador, la parte más septentrional
que penetraron, se han encontrado cráneos que muestran mutilaciones a base del limado de
dientes, incrustaciones de oro y lo que parece ser la inserción de orificaciones en cavidades
previamente preparadas en las superficies gingivolabiales de los dientes incisivos.
Nativos Argentinos
Lesiones traumáticas
3. Edad Media
Es considerada como una época de oscurantismo, en la cual todas las ciencias, incluída la
odontología, vieron detenida su evolución. Esto se atribuye a las diferencias existentes entre la
nobleza y el pueblo que vivía en la pobreza y la ignorancia, a lo que se sumaba la carencia de
una mínima conciencia de higiene.
En esta etapa de la historia el ser humano padeció muchas enfermedades bucodentales, sobre
todo aquellas causadas por falta de higiene, entre ellas las caries y la enfermedad periodontal.
Eran frecuentes la pérdida de las piezas dentarias, desdentamientos parciales y totales. El mítico
gusano dental era considerado aún como el culpable del dolor dental, explicando sus
caprichosos movimientos la intermitencia de los dolores.
Los árabes fueron los más destacados en los avances científicos en la primera etapa. Después
de haber dominado gran parte de Asia y África, en el año 711, invadieron España, donde
permanecieron por espacio de 700 años;de entre ellos surgieron algunos médicos entre los que
destacaron Avicena y Abulcasis el cual fue considerado el médico más importante del Califato
de Occidente.Nació en Córdoba, España en el año 936. Se le consideró el más notable cirujano
árabe, en la misma forma que Avicena fue considerado el médico más sobresaliente, cuya obra
de cirugía se llamó Al-Tasrif donde escribe en varios capítulo a los dientes y encías. Realizaba
cauterizaciones para tratar las fístulas, trató los épulis, insistía en la necesidad de eliminar el sarro,
recomendó prudencia para las extracciones, empleó limas diseñadas por él mismo para
emparejar los dientes, habló de la operación de labio leporino, describió la re implantación
dental, la colocación de dientes artificiales y tratamientos para las fracturas. Indicaba la
sindesmotomía previa a los retiros dentales.
MAIMONIDES
causa de una enfermedad para establecer su diagnóstico
y tratamiento. Para él eran indispensables los hábitos
higiénicos
Sobre el diente dolorido se aplicaban soluciones líquidas muy elaboradas en forma de gota para
aniquilar al gusano. Siguiendo los métodos de los autores árabes, los especialistas aplicaban
ácidos duros, como el aguafuerte (ácido nítrico disuelto en agua), protegiendo cuidadosamente
el resto de la boca de posibles quemaduras. Un método innovador de protección consistía en
construir un pequeño dique aislante de cera alrededor del diente con caries antes de llenarlo
con el líquido cáustico.
Los dentistas atacaban generalmente al gusano dental por fumigación con semillas de puerro y
beleño, que se mezclaban con sebo de oveja formando pequeñas bolas. El paciente
permanecía arrodillado o de pie junto a un brasero sosteniendo un embudo con la abertura
ancha hacia abajo, sobre las llamas; y la parte estrecha directamente hacia los dientes. Las bolas
conteniendo las semillas se arrojaban entonces en el fuego. Los vapores de combustión que
penetraban en los dientes eran los supuestos causantes de ahuyentar al gusano dental.
Una popular teriaca se componía de 230 ingredientes, entre ellos hormigas, gusanos y víboras
secas. Debido a su similitud con el cuerpo humano, la “Mandrágora officinalis” era altamente
valorada, como planta curativa. Empleada por los antiguos babilonios y egipcios como
narcótico, era recomendada en el siglo I por Celso que la hirvió usando el líquido para tratar el
dolor dentario; y su importancia en la farmacopea creció aún más durante la Edad Media.
Debido a su parecido con el cuerpo humano, a la mandrágora se le adjudicaron muchos
atributos mágicos; se creía, además, que al ser arrancada emitía un grito horrible capaz de matar
a cualquier humano que se encontrase cerca. La mandrágora contiene, de hecho, un narcótico
que actúa como calmante del dolor. La forma humana de la raíz de la mandrágora dio origen
a muchas leyendas. Hacia fines de la Edad Media existía en Europa un verdadero culto a la
mandrágora y la planta era ávidamente recolectada. Se propagaban y perpetuaban muchas
otras creencias sin sentido. Curiosa era también la idea de que el licor dejaba después de ser
hervido, pequeñas ranas verdes que aflojaban los dientes y provocaban su caída. Jerónimo
Brunschwig, cirujano alemán del Renacimiento, citando a Rhazes dijo sin titubear, que si una vaca
pastando en un prado metía por casualidad una pequeña rana verde en su boca, todos sus
dientes se caían en el acto. El ajo aplastado y puesto en la uña del dedo pulgar de la mano del
mismo lado del dolor dentario, se creía que curaba esta dolencia, al igual que el jugo de
parietaria, hiedra, achicoria y pétalos de rosa instilado en el oído y fosa nasal del lado del diente
dolorido. En un intento por mejorar la terapéutica odontológica, practicaron la cauterización con
agujas calientes. Los dentistas, desdeñando el diente en sí mismo, introducían la aguja en uno
de los varios sitios del cuerpo que creían estar directamente conectados con el diente dolorido.
Así, la aguja debía ser introducida en el lóbulo de la oreja del lado del diente dolorido. Más tarde
otra escuela de pensamiento sostuvo que, para ser eficaz, la aguja debía ser insertada en el
lóbulo opuesto; y estas dos facciones, los partidarios del mismo lado y los del lado opuesto,
mantuvieron una feroz rivalidad.
El auge de la cirugía
Desde los primeros tiempos de la Iglesia, el tratamiento médico había sido en su mayor parte
patrimonio de los monjes. El edicto de Tours de 1163 introdujo un cambio fundamental; ya que
los monjes tenían prohibido realizar operaciones, esta tarea cayó en manos de los barberos que
hasta entonces habían asistido a los monjes en sus tareas quirúrgicas. Los barberos acudían con
frecuencia a los monasterios, sobre todo después del año 1092, cuando se prohibieron las barbas,
afeitando a los monjes a quienes cortaban el pelo de acuerdo con la tonsura de cada orden,
de ahí su nombre: barbitonsoribus. Estos barberos pronto ampliaron el campo de sus actividades,
realizando muchos tipos de cirugía, como eliminar cataratas, extraer piedras de la vejiga, abrir
abscesos, practicar sangría y extraer dientes. En Alemania el barbero era a menudo el
encargado de las casas de baños públicos, que además de poner ventosas y practicar sangrías,
daba enemas y extraía dientes. Ponía de manifiesto su saber por la habilidad con que afilaba sus
cuchillos y hojas de afeitar y por la forma en que preparaba sus remedios y emplastos. Los
cirujanos profesionales surgieron de estos barberos de la Europa medieval, como puede
deducirse de lo que pasó en Francia. En París, en el año 1210 se organizó el gremio de los barberos.
Como algunos de sus miembros pretendían tener más conocimiento que los demás, se produjo
una división entre cirujanos (o “cirujanos de bata larga”) y barberos llanos (también llamados
barberos cirujanos (o “cirujanos de bata corta”). Varios decretos reales del siglo XIV prohibieron
a los miembros de este último grupo practicar la cirugía sin examinarse de antemano ante los
miembros del primer grupo. Ambos grupos practicaban, a veces, las mismas operaciones, por
ejemplo sangrías y extracción de dientes. Sin embargo, con el tiempo, poner ventosas, dar
enemas, aplicar sanguijuelas y extraer dientes se convirtieron en actividades exclusivas de los
barberos.
Los primeros cirujanos en adquirir fama en su campo escribieron extensamente sobre su trabajo
y sus tratados sirvieron de guía para las generaciones sucesivas de practicantes. Ellos fueron
Roger de Salerno y Rolando de Parma, que vivieron a fines del siglo XII y principios del XIII,
respectivamente. Sus trabajos fueron copiados repetidas veces en los años sucesivos y la multitud
de glosas y comentarios sobre ellos nos proporcionan una interesante imagen del tratamiento
odontológico en estos primeros tiempos. Expresando la opinión de los especialistas desde los
tiempos de Hipócrates, recomendaban evitar las extracciones de molares, salvo como último
recurso, debido al peligro que representaban y aconsejaban en cambio la fumigación y la
cauterización. En sus tratados encontramos polémicas sobre el tratamiento de fracturas y
luxaciones mandibulares, sangrados de las venas debajo de la lengua y los ya muy familiares
“remedios” para el dolor de dientes, entre los cuales se pueden mencionar diferentes hierbas
que estaban muy de moda en la época.
En Inglaterra, John de Gaddesden, que trabajó al principio del siglo XIV, escribió un curioso libro
“Rosa Anglica”, en el cual describía la mayor parte de los remedios populares de su tiempo. Creía
que los sesos de liebre frotados en las encías no sólo facilitaban la dentición, sino que hacía
crecer nuevos dientes en las bocas de los que los hubieran perdido. A pesar que consideraba la
extracción como un último recurso debió de practicarla, pues dice “Toma un hierro ancho por
delante y cortante por dentro y fuerza la muela hacia abajo; y ésta entonces caerá”. No queda
claro el tipo de instrumento que usaba; probablemente un precursor del elevador.
En Italia se violaba a veces la prohibición de la cirugía por el clero. Un ejemplo destacado fue
Teodorico Borgognoni (Teodorico de Cervia, 1205-1296), que fue obispo al final de sus días. Fue
el primero en observar la copiosa salivación de los pacientes de sífilis tratados con arsénico.
Similar a la Rosa anglica de John de Gaddesden era Lilium medicinae, de Bernard de Gordon,
un médico inglés afincado en Montpellier. Escrito hacia el año 1285, Lilium medicinae fue
ampliamente difundido, a juzgar por el número de copias manuscritas que existen hoy en día.
Los escritos de Gordon son en gran medida literarios e introduce pocas novedades en el campo
de la medicina. Entre sus numerosos comentarios sobre odontología se encuentra la observación
popular de que existen causas internas y externas para las molestias de los dientes. Entre las
externas enumeradas por Gordon están comer alimentos calientes después de otros fríos; romper
comidas duras con los dientes; descuidar la higiene oral; y el frote demasiado vigoroso de las
encías. Sus causas internas incluían los humores que descienden de la cabeza hasta los dientes
y los vómitos ácidos del estómago. Advirtió con sagacidad a los cirujanos contra el indiscriminado
uso de opiáceos, recomendando precaución con las extracciones, aconsejando primero aflojar
el diente mediante la aplicación de agentes corrosivos y protegerla con revestimientos de cera.
Guy de Chauliac (1300-1368) fue sin duda, el personaje más importante de los siglos XIV y XV en
el campo de la cirugía. Estudió medicina en Toulouse y Bolonia, pero prefirió la cirugía, recibiendo
su entrenamiento de Henri de Mondeville, cirujano de Felipe IV el Hermoso y profesor de
anatomía en el Hospital del Espíritu Santo de Montpellier.
Chauliac habla de tratamiento “particular” repite muchos de los remedios mencionados por los
escritores árabes. Además, recomienda el lavado de los dientes cariados con cocimientos de
vino y menta, pimienta y otros agentes y la posterior colocación de pastas en las cavidades con
polvo de agalla, alfóncigo, mirra, alcanfor o cualquier otra sustancia de una lista interminable.
Recomendaba el uso de astringentes y otros agentes para fortalecer dientes flojos, sugiriendo
que si caen pueden ser reemplazados por dientes humanos o por otros artificiales, construidos de
hueso de ganado sujetándolos en su sitio con alambre de oro. De Chauliac fue muy breve en sus
análisis sobre prótesis dentales. En el tema de la extracción, en cambio, describió el pelícano de
doble palanca y su forma de uso. Sin embargo, no está claro si lo usó personalmente o si
simplemente observó cómo lo usaban los barberos cirujanos. Mientras que Albucasis se había
pronunciado con vehemencia contra la costumbre de los barberos de realizar temerarias
operaciones en los dientes para lo cual estaban mal preparados, la opinión de Chauliac era muy
distinta. Éste opinaba que las operaciones de los dientes eran “propias de barberos y dentatores”,
a pesar de que debían ser llevadas a cabo bajo la supervisión de algún doctor; y aconsejaba a
los médicos que supervisaban a los barberos que se familiarizasen con las técnicas de los
dentatores para estar en condiciones de ofrecer consejos válidos. Ésta es la primera vez que el
término dentatores, referido a un grupo específico de profesionales, aparece en la literatura. El
inventario de instrumentos que de Chauliac enumera como su equipo imprescindible pone de
manifiesto que los dentatores no eran simplemente barberos que de vez en cuando extraían
dientes. La lista incluye cuchillas de afeitar, rascadores de hierro, espátulas rectas y curvas,
palancas simples y dobles, fórceps, cánulas, lancetas, escalpelos y tornos. Estos actualizados
profesionales ofrecían sin duda un completo abanico de servicios odontológicos. A pesar de que
muchos de sus escritos se basan en la superstición y supuestos sin fundamento, Chauliac era más
sabio que muchos de sus contemporáneos.
La influencia de Chauliac fue grande y duradera, no sólo por sus escritos sino también porque
enseñó a un gran número de estudiantes, entre los cuales quizás el más distinguido fue Pietro
d’Angelata (muerto en 1423). Profesor en Bolonia, d’Angelata escribió su propia Cirugía,
publicada en Venecia en 1480, un tratado en seis volúmenes en el que las enfermedades y
tratamientos de los dientes ocupaban una parte importante. A pesar de que introdujo poco de
nuevo y repitió mucho de lo que Chauliac había dicho sin atribuírselo, d´Argelata ayudó a sentar
las bases del ejercicio de la odontología. Él y los cirujanos que le sucedieron fueron añadiendo
cada uno su pequeño aporte al desarrollo de esta rama de la medicina.
Giovanni Arcolani, que murió en el año 1460, sucedió a d’Argelata como profesor en Bolonia
desde 1422 a 1427. También escribió un tratado, Cirugía practica, publicado en Venecia en 1483,
en el que se ocupó ampliamente de la odontología, por lo cual es también considerado como
uno de los pioneros en este campo. Arcolani repitió la mayor parte de los sabios consejos
generales de Chauliac, ocupándose exhaustivamente de la anatomía dental, al igual que de
todo tipo de problemas dentales y su tratamiento. Sin embargo, su importante posición frente a
los historiadores de la odontología se debe a dos razones diferentes. Primera, con el fin de
completar sus explicaciones sobre la extracción de dientes, las ilustró con los instrumentos de uso
más frecuente en estas operaciones; por ejemplo, el pelícano, en este tiempo un instrumento
experimental que resultó de auténtica utilidad en odontología y que estaba destinado a
sobrevivir hasta nuestros días. Aún más significativo es un pasaje sobre los dientes cariados, donde
al final de un largo párrafo sobre empastes menciona el pan de oro, de modo que constituye el
primer documento del uso del oro para la obturación de dientes enfermos. Deducimos que esta
práctica era corriente en el tiempo de Arcolani, ya que lo menciona muy superficialmente; y
tenemos una prueba convincente de que la odontología conservadora había alcanzado un
desarrollo considerable a fines de la Edad Media.
En el autorizado tratado quirúrgico de los siglos XVI y XVII, Practica copiosa in arte chirurgica
(1514), de Giovanni da Vigo (1460-1525), volvemos a encontrar referencias específicas de la
manera en que los dientes cariados se llenaban de oro. Es probable, aunque no seguro, que Vigo
realizara personalmente este procedimiento, tratando primero la caries con diversos instrumentos,
como limas y otros instrumentos semejantes a escareadores y luego de tener limpia la cavidad,
la rellenaba con oro, noble material que duraba toda la vida; con frecuencia afirma haber
intentado y “comprobado” personalmente algunos de sus remedios y tratamientos. Por su
mentalidad abierta y curiosa; y por otros muchos aspectos, da Vigo se había adelantado a su
época. Da Vigo reconoció la importancia de unos dientes sanos para el bienestar psicológico y
fisiológico humano,. “Los dientes sirven para aparentar gentileza, masticar carne y para
pronunciar bien las palabras; y por lo tanto deberán curarse con la mayor diligencia”.
Recomendó enérgicamente una buena higiene bucal, recetando numerosas prescripciones
compuestas de extrañas variedades de plátano, granadas, olivas silvestres y otras sustancias con
las cuales se deben frotar las encías. También especificó en detalle la manera en que debía
rasparse el sarro de los dientes. Como de Chauliac, d´Argelata y Arcolani, debe ser recordado
como uno de los pioneros de la Baja Edad Media que contribuyeron al progreso de la cirugía de
la cual nacería, con el tiempo, la moderna profesión de dentista. Gracias a su ejemplo, la
odontología en Europa no volvería a perder el terreno frente a las fuerzas de la superstición y el
inmovilismo intelectual. A partir de ahora sería posible “empezar donde el viejo conocimiento
terminó, porque había agotado ya su capacidad de entendimiento”.
Las primeras universidades se fundaron a finales del siglo XII, entre ellas destacan la de París,
Londres y Oxford. Solían estar compuestas por cuatro facultades: la menor de Artes y las mayores
de Teología, Derecho y Medicina. La enseñanza de la medicina en las universidades era muy
teórica y se centraba en el estudio de textos, pero no se enseñaba la práctica clínica.
4. Edad Moderna
El Renacimiento
A lo largo del siglo XV, varios acontecimientos predispusieron a los europeos a lo que Jacob
Burckhardt llamó el “descubrimiento del mundo y del hombre” que separa a la Edad Media del
Renacimiento. La invención del grabado y la imprenta con caracteres móviles fue de enorme
importancia para el desarrollo y la difusión del conocimiento. El descubrimiento de América y la
apertura del resto del mundo a la exploración revelaron aspectos nuevos de la naturaleza. La
toma de Constantinopla por los turcos en 1453 forzó a muchos eruditos bizantinos a emigrar
a Occidente, llevando con ellos el conocimiento de las ideas de Platón e Hipócrates, que
contribuyeron en su momento, a desplazar a los galenistas, que aferrados a creencias no
basadas en los hechos ni en la observación, ignoraban obstinadamente las nuevas
medicaciones y técnicas.
En la base del progreso de la Medicina durante los siglos XV y XVI se encuentra el renacimiento
de la Anatomía. Los artistas manifestaron un nuevo interés por el cuerpo humano, de cuyo
estudio procedía la exactitud de sus obras.
Leonardo da Vinci
Andreas Vesalio (1514-1564) convirtió la Anatomía en lo que es todavía hoy, una ciencia viva
y fundamental. En 1534 Vesalio entró en la facultad de la Universidad de Padua, ciudad fuera
del control papal y en la que la disección no estaba prohibida. Entre sus obligaciones como
acusador público se encontraba la de realizar autopsias. En el año 1539 se le encomendó una
nueva edición de Galeno y a lo largo de su trabajo, descubrió muchos errores, así como
falsedades perpetuadas por los galenistas. Sacó la conclusión que “Galeno nunca diseccionó
un cuerpo humano recién muerto”.
Vesalio fue el autor de uno de los grandes tratados de Anatomía de todos los tiempos, De humani
corporis fabrica, en el cual mostraba la osteología y anatomía muscular de Galeno y recreaba
toda la anatomía general del cuerpo humano, causando una inmensa impresión en los
Cátedra Introducción a la Odontología – Facultad de Medicina – UCC 31
HISTORIA DE LA ODONTOLOGÍA
contemporáneos de Vesalio; este tratado marcó un punto de inflexión con el pasado y una
liquidación de la tradición galénica. Por desgracia, el desafío del autor a la autoridad
establecida fue seguido de persecución, y enfurecido, abandonó Padua para convertirse en
médico del emperador Carlos V. Murió a causa de una extraña enfermedad a los cincuenta
años, pero su influencia sobrevivió por mucho tiempo. Sólo una pequeña parte de su tratado se
refiere a las estructuras dentales, pero aquí también el autor estuvo en desacuerdo con Galeno,
manteniendo que los dientes no son huesos; no obstante, compartió con Galeno la creencia de
que los dientes continúan creciendo a lo largo de toda la vida de la persona, confundiendo
con crecimiento la erupción que tiene lugar cuando se pierde el diente antagonista.
El primer alumno destacado de Vesalio fue Matteo Realdo Colombo, que hizo algunos
descubrimientos importantes mientras diseccionaba fetos; descubrió los folículos de los dientes,
pudiendo así refutar la idea según la cual, los dientes primarios se forman de la leche que el niño
ingiere; aunque perpetuó el error de Vesalio, acerca del hecho de que los dientes permanentes
se forman a partir de las raíces de los dientes caducos.
Gabriello Fallopio describió el folículo dental y demostró que los dientes permanentes se
desarrollan independientemente de los dientes primarios; encontró que el maxilar inferior era
un solo hueso y sentó las bases para el estudio embriológico del desarrollo de los dientes,
descartando la idea sostenida por Galeno de que los dientes son huesos. Entre sus
descubrimientos de relevancia para la Odontología se encuentran los nervios trigémino,
auditivo y glosofaríngeo, además de la cuerda del tímpano y los conductos semicirculares.
Eustaquio
Paracelso
Como Vesalio, sentó las bases de la Anatomía científica y fue el pionero de la terapéutica
farmacológica. Hijo de un médico suizo, tenía una mente despierta y retentiva; en 1527 fue
nombrado Profesor de Medicina en Basilea, y comenzó el ejercicio de su cargo quemando
públicamente los trabajos de Galeno y Avicena, y dando las clases en alemán en vez de latín,
sobre hallazgos basados en su propia experiencia. Basó su teoría en que las enfermedades tienen
una naturaleza específica y pueden curarse con remedios también específicos. Opuso la
química a la alquimia y descartó el estudio del cielo como ayuda para el diagnóstico y
tratamiento.
Aumentó el arsenal farmacéutico con valiosos fármacos, algunos de los cuales se habían
importado hacía poco tiempo de América (quinina e ipecacuana son dos ejemplos aún
vigentes, como asimismo el caucho, con el que se hace la gutapercha, usada en impresiones).
Avances en cirugía
La profesión de cirujano surgió del oficio de barbero a fines de la Edad Media. Poco después el
mismo proceso tuvo lugar en Inglaterra y durante la época de los Tudor se establecieron grupos
de auténticos dentistas profesionales surgidos del gremio de barberos cirujanos.
La creciente profesionalidad de los cirujanos europeos durante los siglos XV y XVI puede
atribuirse a los grandes avances realizados en el campo de la Anatomía y a la creciente
demanda de especialistas, debido a las continuas guerras de este período. Después de la
introducción de la pólvora en el siglo XIV, las heridas infligidas durante los combates tendieron a
crecer en número y en gravedad. Un nombre sobresale entre los demás cirujanos, es el de
Ambroise Paré, que ha sido llamado “el padre de la cirugía”.
Paré hizo un importante descubrimiento; era costumbre hasta entonces cauterizar las heridas de
bala con aceite hirviendo; sin embargo, después de una batalla sangrienta, se acabó el
suministro de aceite y Paré se limitó a curar las heridas de los restantes pacientes con un ungüento
hecho a base de clara de huevo, aceite de rosas y esencia de trementina. Para su sorpresa, a la
mañana siguiente encontró que los soldados tratados con aceite hirviendo sufrían fuertes dolores
y fiebre alta, mientras que los restantes parecían estar mucho más tranquilos.
Avanzada su carrera, Paré entró al servicio de una serie de reyes franceses como cirujano y
durante ese tiempo, amplió el horizonte de sus actividades; por primera vez publicó libros sobre
Cirugía, Obstetricia, Anatomía y sobre pestes y otras enfermedades; como no poseía una
educación clásica, escribió sus libros en francés y no en latín. Paré poseía una enorme
experiencia como dentista y sus libros contienen mucha información a este respecto; examinó
la anatomía dentaria, sugirió estabilizar las fracturas de los maxilares con ligaduras de alambre
de oro; las caries las trataba por cauterización con ácido, aunque no mencionó que
obturase las cavidades. Los dientes rotos los rebajaba limándolos con los instrumentos
especiales que se muestran en sus libros. Reimplantaba dientes caídos por accidente,
sujetándolos a los dientes firmes mediante alambres. Paré trató también con amplitud los
problemas de la dentición. Diseñó varios instrumentos para extracción de dientes. Describió
además un método para reemplazar dientes perdidos, probablemente, limitado a los dientes
anteriores, pues según dijo: “Cuando se pierden los incisivos a causa de un golpe, el resultado
no sólo es la desfiguración sino los defectos en la pronunciación”. Una vez curadas las
encías, los reemplazaba con prótesis hechas de hueso o marfil, atando el puente a los
dientes contiguos con alambre de oro. Una de sus grandes contribuciones a la Odontología fue
el obturador palatino; la necesidad de obturadores era mucho mayor en esa época que en
la actualidad, debido a la epidemia de sífilis. Como no se conocía ningún tratamiento
efectivo, la nueva enfermedad progresaba con frecuencia perforando el paladar duro. El simple
y efectivo artilugio de Paré consistía en una lámina de oro curvada y de tamaño suficiente como
para cubrir el agujero, que se colocaba en el techo del paladar. Cerraba de manera
satisfactoria la abertura permitiendo al paciente comer, beber y hablar con mayor normalidad.
Cátedra Introducción a la Odontología – Facultad de Medicina – UCC 33
HISTORIA DE LA ODONTOLOGÍA
El Barroco, en todas las áreas, fue un estilo sobrecargado, que exaltaba lo irracional. Se produce
un importante cambio en los centros del poder y de la cultura.
España y Portugal ceden su puesto en primer lugar a Francia, que junto a Inglaterra y los Países
Bajos serían las grandes potencias marítimas de la época.
5. Edad Contemporánea
En 1815 Levi Spear Parmly reinventa y promueve el uso de la seda dental, gracias a que en
humanos prehistóricos se habían encontrado vestigios de la misma y de palillos. Auguste Taveau,
en 1816, desarrolló la primera amalgama consistente en monedas de plata mezcladas con
mercurio.
En 1844 Horace Wells un dentista americano, es el pionero de la anestesia en cirugía junto con
sus condiscípulos John M. Riggs y William T.G, Morton, al demostrar que la sedación con óxido
nitroso era un principio quirúrgico para realizar la extracción dental sin dolor, Con este notable
descubrimiento se abrirían nuevos horizontes para la cirugía en la Odontología y en la Medicina.
En 1846 su colega William Morton, patenta el uso del gas "Letheon" para producir anestesia con
éter en la cirugía.
En 1848 Giovanni D’Arcoli recomienda el relleno de cavidades con oro y 1848 Waldo Hanchett
patenta la silla odontológica. En 1866 Lucy Hobbs será la primera mujer en obtener el título DDS,
en el Ohio College of Dental Surgery. Dos años después, se colocan las primeras incrustaciones
en porcelana cocinada para rellenar cavidades extensas. En 1871 James Beall Morrison patenta
el primer taladro dental mecánico, que permitió que la Odontología se viese como una profesión
de vanguardia.
Los tornos
En estos tiempos la restauración de las piezas dentales seguía siendo muy difícil. Al introducirse la
anestesia y la vulcanita, la extracción dentaria se convirtió en una clara alternativa en el
consultorio del dentista. La odontología preventiva y conservadora esperaba la invención de
nuevos equipos dentales capaces de permitir al profesional tallar piezas dentales con precisión,
de modo que se desarrollaron diferentes modelos. Pierre Fauchard había introducido algunos
modelos de tornos, desde uno sencillo; un taladro de anillo que se hacía girar entre el pulgar y el
índice, hasta uno ineficaz que consistía en un pesado y tosco instrumento de relojería. Charles
Ferry había generado un torno de mano el que no era muy eficaz. A este prototipo el ingenioso
James Beal Morrison le incorporó un cable que llegaba a un pedal, con el cual daba la fuerza
suficiente para pulir delicadamente los dientes. Este torno a pedal fue patentado en el año 1871.
La S.S. White Company mejoró el diseño haciéndolo más seguro. En el año 1872 lanzó al mercado
el primer torno eléctrico, inventado por George F. Green pero no tuvo mucho éxito debido a que
el motor estaba incorporado directamente en la empuñadura del instrumento y esto lo hacía
extremadamente pesado e incómodo. Otro motivo por el cual no tuvo éxito este modelo fue
que en la mayoría de las consultas realizadas en el campo aún no había electricidad, por lo que
se siguió utilizando el torno a pedal.
En el año 1832 fue construido el primer sillón abatible (posición horizontal) por James Snell. Estaba
muy bien tapizado, tenía una linterna de alcohol y un espejo ingeniosamente preparado para
iluminar el interior de la boca de los pacientes. Sin embargo durante muchos años la mayoría de
los dentistas continuaron utilizando una silla corriente a la que añadían un reposacabezas portátil,
que se consideraba muy adecuado para dentistas ambulantes. Unas cuantas compañías
manufacturaron sillones completos a lo largo de los años 1850 y 1860, construidos en madera y
tapizados con felpa, siendo uno de los más conocidos la “silla cisne”. El mismo año que James
Beal Morrison inventaba el torno a pedal, el hierro reemplazó la madera y la S.S. White Company
diseñó el primer sillón que a través de una manivela sujeta a un tornillo central permitía levantar
y bajar el asiento brindando mayor comodidad. La primera silla hidráulica del tipo bomba (el
sillón Wilkerson) apareció en el año 1877, con una innovación: un respaldo compensado, que se
movía para mantener la misma posición relativa a la espalda del paciente. En los años 1860 la
mayoría de los consultorios carecían de electricidad y de agua. Los pacientes utilizaban para
salivar un recipiente llamado jofaina, utilizado en esos años para el aseo personal, de gran
diámetro y poca profundidad y que era vaciado a mano. La primera salivadera auto vaciable
con agua corriente fue la “fuente Whitcomb” construida en el año 1867. Esta nueva herramienta
hizo posible los modernos eyectores de saliva (finalmente introducidos en el año 1882) que fueron
de gran utilidad ya que los dentistas luchaban con el problema de mantener los dientes secos
mientras los obturaban o restauraban. Hubo muchos métodos para secar la saliva, hasta que se
inventó una pera succionante, la misma era accionada por el paciente, sacaba la saliva y la
depositaba en un recipiente en el suelo.
Los gabinetes dentales de fines del siglo XIX fueron muy utilizados por los dentistas, por lo general
se utilizaban para almacenar óxido nitroso. Este gas era generalmente preparado por el mismo
dentista mediante retortas (recipiente de vidrio que se utiliza en la destilación de sustancias) que
conseguía en alguna La primera silla hidráulica del tipo bomba (el sillón Wilkerson) apareció en
el año 1877. 6 casa de suministros y almacenado en depósitos niquelados sobre agua con
elaboradas decoraciones llamadas “gasómeros”. Los gabinetes dentales eran muebles que por
lo general estaban hechos en madera con bonitos modelos y tallados, conteniendo en ello un
gran número de cajones y estantes. El equipo dental como se conoce hoy en día no existía en
ese entonces, el dentista de esa época utilizaba una bandeja sujeta a la pared por un brazo
extensible para colocar los instrumentos. Los procedimientos dentales solo se realizaban de día,
sentados frente a la ventana, debido a que como ya hemos mencionado no contaban con
suministro eléctrico.
El material de empaste utilizado desde principios del Siglo XIX es la amalgama dental (aleación
de mercurio y otros metales). Se han llevado a cabo cientos de inventos para aumentar su
resistencia, Thomas W. Evans se encargó de popularizar la amalgama de plata en Europa,
también experimentó incorporando el estaño que reduce la contracción y este ha permanecido
como un ingrediente fundamental de la amalgama hasta nuestros días. En 1895 el gran Green
Vardinan Black, a menudo llamado el padre de la Odontología científica, anunció y demostró
la fórmula de una amalgama que permitía restauraciones más durables y con resistencia a la
corrosión. Era una aleación con un 68% de plata y proporciones menores de estaño, cobre y zinc.
Luego de años de experimentación, usando instrumentos de diseño propio para medir su dureza,
transparencia y otras características, Black dio con una mezcla de materiales con mejores
propiedades a las utilizadas hasta ese momento que ha permanecido en el tiempo. Fue también
en este período cuando se introdujeron los modernos cementos dentales, adaptados de una
sustancia que contenía cloruro de zinc usada para sujetar baldosas en suelos y paredes. Las
primeras mezclas se vieron modificadas ya que el cloruro de zinc es dañino para la pulpa dental.
El compuesto de zinc se reemplazó por un poco de ácido fosfórico y así se introdujo en 1879 el
cemento precursor del oxifosfato de zinc.
La construcción de prótesis
Los primeros ejemplos conocidos como prótesis dentales son las estructuras de oro de los Fenicios,
los Etruscos y posteriormente los Griegos y los Romanos. A fines del Siglo XIX se conocían los
principios fundamentales en los que se basan procedimientos tales como la obtención de
impresiones, construcción de dentaduras parciales y totales. Las primeras cubetas metálicas de
impresión, que Estante de un gabinete dental del año 1876, lleno de dientes, dentaduras y
modelos para la instrucción de los estudiantes. Restauraciones de amalgama realizadas bajo los
conceptos de Black que prevalecieron entre los años 1890 y 1970. se utilizaban para sostener la
sustancia presionándola contra las encías cuando se sacaba una impresión dental data del año
1820, había sido introducida por Christophe Delabarre. En el año 1851 Nelson Goodyear presenta
cubetas de impresión individuales de caucho vulcanizado que fue progresivamente
reemplazado por las resinas acrílicas a partir del año 1940. El dentista Charles Stent introdujo en
el año 1857 en Estados Unidos, la primer sustancia para impresión que podía reblandecerse en
agua caliente y se endurecía al sacarla de la boca.
El Odontólogo americano Willoughby D. Miller describió, por primera vez, en 1890 las bases
microbiológicas de la caries dental, lo que sirvió para hacer una llamada de atención sobre la
prevención dental el cual tuvo que tener ayuda de la medicina y abrió el camino a las
compañías dedicadas al cuidado oral para comerciar con productos de cuidado oral en el
Cátedra Introducción a la Odontología – Facultad de Medicina – UCC 38
HISTORIA DE LA ODONTOLOGÍA
Siglo XX
En la radiología, la radiología intraoral fue descubierta por Roetgen en 1895. Por ello recibió el
premio Nobel de física. Otros pioneros en radiología dental fueron: Walkhof, que realizó la primera
radiografía dental de la historia; Morton, que realizó la primera radiografía dental en EEUU (en un
cráneo); Kells, que realizó la primera radiografía dental en EEUU (en un paciente vivo); y Rollins,
que escribió el primer texto sobre los peligros de la radiación X. En 1913 Kodak comercializó el
primer paquete de película dental preenvuelta de rayos X. En 1920 se comercializaron los
primeros paquetes de películas dentales hechos a máquina. Respecto al equipo dental,
Coolidge inventó el primer tubo de rayos catódicos en 1913. En 1923 se crea el primer aparato
dental de rayos X por Victor X-Ray Corporation. En 1957 se crea el primer aparato dental de rayos
X de kilovoltaje variable, por General Electric. Respecto a las distintas técnicas orales, en 1904
Price expuso la bisectriz. En 1925 Raper enunció la aleta de mordida. Kells ideó la técnica del
paralelismo, y en 1947 Fitzgerald la mejoró realizando esa técnica con un cono largo.
Michael Buonocore inventa en 1955 los rellenos blancos de resina. También describió el método
de adhesión de la resina al esmalte que permitía a los odontólogos reparar los dientes
anteriormente fracturados. En 1957, John Borden inventa la pieza de mano de alta velocidad de
aire, incrementando la potencia de preparación de las tradicionales, de 5000 rpm a 300000 rpm,
lo cual acortaba el tiempo de preparación dental para realizar rellenos. Un año después se
introduce la primera silla dental totalmente reclinable, que permitía al paciente mayor
comodidad. En 1970 se introduce el cepillo dental eléctrico en los Estados Unidos. Además se
vuelve común la práctica de Odontología a cuatro manos en posición sentada. En 1980 Ingvar
Branemark describe la técnica para implantes dentales.
Horace Hayden en colaboración con Chapin Harris, inventa la Odontología moderna al fundar
la primera escuela dental del mundo: The Baltimore College of Dental Surgery y el grado DDS o
doctor en cirugía dental. Además iniciaron la primera sociedad dental del mundo: The American
Society of Dental Surgeons (ASDA) que posteriormente se transformó en la American Dental
Association.
Cátedra Introducción a la Odontología – Facultad de Medicina – UCC 39
HISTORIA DE LA ODONTOLOGÍA
La creación de la American Dental Association Durante los años 1840 y 1850 se organizaron una
decena de nuevas asociaciones en el mundo, por ejemplo en Virginia, Pensilvania, Nueva York,
entre otras ciudades. La Mississipi Valley Association of Dental Surgeons, se convirtió en una de las
asociaciones más influyentes de esa nación.
Quizá no exista ningún avance en el conocimiento médico que haya aliviado más sufrimientos
humanos que el descubrimiento de los anestésicos. Este gran regalo a la humanidad fue hecho
por un dentista estadounidense en 1844, Horace Wells.
Los químicos estaban dando grandes pasos en el último cuarto del siglo XVIII. Se aislaron muchos
gases, entre ellos el nitrógeno, por Daniel Rutherford en 1772 y en 1774 el oxígeno, por el brillante
clérigo inglés Joseph Priestley, que había descubierto dos años antes el óxido nitroso. Se esperaba
que estos nuevos gases pudieran ayudar a combatir las enfermedades y, para experimentar con
ellas, la profesión médica creó las “pneumatic institutions” (instituciones gaseosas), donde se
administraban gases a pacientes que sufrían de todo tipo de enfermedades, desde tuberculosis
a enfermedades del estómago. Un químico y físico inglés, Humphry Davy (1778- 1829), en 1800
publicó sus descubrimientos y en su trabajo hace esta profética afirmación: “Como el óxido
nitroso, entre sus diversos efectos, incluye el de aniquilar el dolor físico, podría probablemente ser
usado con provecho en 6 tenía el hábito de inhalar éter, cayendo a menudo sin conocimiento,
como lo hacen los bebedores y conocía la capacidad del éter para producir inconciencia.
Después de experimentar con la droga en algunos animales y consigo mismo, Morton estaba
preparado para utilizarlo en las extracciones dentarias. La noticia de este importante invento se
difundió rápidamente por todo el mundo y el 21 de diciembre de 1846 se llevaba a cabo en
Londres por el mejor cirujano inglés, Roberto Liston, la primera operación de importancia bajo los
efectos del éter: amputó una pierna mientras el paciente dormía.
Oxido nitroso
En 1844, un joven dentista de Hartford, Connecticut, Horace Wells, después de usar el óxido
nitroso en unos cuantos pacientes, pidió al Massachusetts General Hospital, por entonces la
institución médica más famosa de la nación, que le diera la oportunidad de exponer
públicamente su gran descubrimiento. El óxido nitroso produce, en un primer momento,
excitación y solo más tarde, sedación e inconsciencia. En enero de 1845 Wells extrajo en la clase
del Dr. John Collins Warren, un molar a un estudiante. Por desgracia retiró el gas mientras el
paciente estaba en la fase de excitación y el estudiante se quejó como si tuviera dolor; Wells fue
abucheado y tuvo que abandonar la clase humillado. Unos años después se comprobó el efecto
anestésico de este gas, y comenzó a utilizarse en cirugías generales y dentarias. Horace Wells,
después de tratar en vano de conseguir el reconocimiento, se suicidó.
En 1864, la American Dental Association aprobó una resolución afirmando que Horace Wells de
Hartford, Connecticut, tuvo el mérito de haber introducido la anestesia en los Estados Unidos de
América, protestando firmemente contra la injusticia hecha a lo largo de una serie de años y
especialmente en las sesiones del Congreso, por conceder ese mérito a otras personas. En 1870,
la American Medical Association en su congreso de Washington, D.C. resolvió “que el honor del
descubrimiento de la anestesia práctica se debe al Dr. Horace Wells, de Connecticut.
El éter
La Odontología en la Argentina
Pelícano dental
En el siglo XIV, un odontólogo con nombre Guy de Chauliac inventó el "pelícano
dental": un instrumento que recibió su nombre obviamente por su enorme
parecido con el pico de un pelícano. El pelícano dental se utilizó para realizar
extracciones dentales hasta finales del siglo XVIII y posteriormente, en el siglo XX
fue reemplazado por los modernos forceps.
Mechero odontológico
•En este caso, se muestra un mechero dental alemán de 1880 y como se
observa: a pesar que la base del mismo no difiere sustancialmente a la de los
mecheros dentales que usamos en Odontología en la actualidad, llama la
atención el aditamento adicional que presenta. Literalmente, se trata de la
parte activa de una cuchara unida a la base del mechero para colocar en ella
el material a calentar.
Aplicador de amalgama
•La Historia de la Odontología nos muestra diferentes instrumentos que los
odontólogos del pasado utilizaron con frecuencia y que hoy en día, ya forman
parte del Museo de la Odontología. Dentro de dichos aditamentos de la Historia
de la Odontología, tenemos al que se muestra en la figura: un instrumento
metálico muy usado en el pasado para aplicar la amalgama dental, que fuera
inventado por Gail Dodge en 1880.
Aristóteles y la Odontología
Aristóteles nació el año 384 A.C. en Estagira (Macedonia) y murió
el 322 A.C. Fue discípulo de Platón y maestro de Alejandro
Magno. Es reconocido como uno de los sabios más importantes
con una de las más fructíferas y multidisciplinarias obras de la
historia. En Odontología, por citar un ejemplo que nos concierne,
escribió sobre ungüentos y procedimientos de esterilización
usando un alambre caliente para tratar las enfermedades de los
dientes y de los tejidos orales. También sobre la extracción dental
y el uso de alambres para estabilizar fracturas maxilares y ligar
dientes perdidos
8. Enseñanza de la Odontología
Desde el 1800, la odontología había padecido serios trastornos de identidad, Algunos de los
profesionales que la ejercían, la veían como una rama de la medicina, otros como un campo
independiente y separado.
Pierre Fauchard nació en Bretaña en 1677. En el centro universitario de Anger, a donde se dirigió
luego de su experiencia en el ejército, acuñó el término de “cirujano dentista”, definiéndose así
mismo de dicha manera.
En 1699, Luis XIV promulgó un edicto que establecía el status profesional de los dentistas de
Francia, por lo que debían seguir cursos por dos años en el Colegio de Cirujanos, formando así
un nuevo grupo dentro del gremio, el de los cirujanos-dentistas.
El siglo XIX es testigo de un impresionante desarrollo industrial en los Estados Unidos de América,
de esta forma se trasladan desde Europa a Estados Unidos los antecedentes científicos,esta
situación produce un acelerado avance de las ciencias, entre ellas la odontología, cuya
influencia se extiende por América Latina y resto del mundo hasta la actualidad.
Chapin A. Harris, médico, tuvo el honor y la satisfacción de haber fundado la primera Escuela
Dental de los Estados Unidos y del mundo. En 1839, inició las gestiones para abrir la Escuela,
comenzó su organización y obtuvo la autorización oficial el 4 de febrero de 1840.
El primer curso se inició el 3 de noviembre de ese año. La escuela tuvo por nombre Baltimore
College of Dental Surgery, y fue la culminación de muchos años de esfuerzo de Harry, quien
siendo médico, dedicó sus energías al campo de la cirugía dental, y marcó época en el
nacimiento de la docencia de la Odontología como profesión en los Estados Unidos de
Norteamérica. En la Institución creada, desde entonces, se entregó el título de Chirurgicae
Dentium Doctor, que más tarde fue sustituido por el de Doctor of Dental Surgery, que todavía se
otorga en muchos países. El curso se inició con una matrícula de 5 alumnos; uno de ellos, Robert
Arthur, ganó renombre y fue el fundador del tercer colegio dental, el College of Dental Surgery
of Philadelphia, del cual fue Decano en 1856.
La duración de los estudios era de dos años. La instrucción era cuatro meses por año; en el resto
del tiempo, se realizaban experiencias clínicas en el arte dental. Hasta la fundación de la Escuela
Dental de la universidad de Harvard, la primera escuela dental, y su logro posteriormente del
nivel universitario, en 1867, la enseñanza era de carácter privado y no universitaria. A partir de
entonces, el desarrollo de la profesión es acelerado y se extiende al resto del mundo.
La Universidad Nacional de Buenos Aires se crea en 1821, se organiza en 1824, pero no había
ningún dentista habilitado. El doctor Mauricio González Catán, de la Facultad de Medicina,
decide la creación de la Escuela de Odontología, a cargo del Dr. Nicasio Etchepareborda. Se
inician las clases con 5 alumnos. En 1894, se establece una duración de la Carrera de dos años y
a partir de 1910 de 3 años. A partir de 1899 se comienza a exigir tener el bachillerato para ingresar
Escuela de
Odontología de
Buenos Aires (1892)
Escuela de Escuela de
Odontología de Odontología de
Corrientes (1962) Córdoba (1915)
Escuela Escuela de
Odontológica de Odontología de
Tucumán (1955) Rosario (1920)
El avance tecnológico y científico generaron con el transcurrir del tiempo la actualización de las
actividades de grado, asistenciales, de investigación, extensión y de postgrado que le
permitieron posicionar a sus docentes y graduados a nivel nacional e internacional.
La ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía estaba a punto de cumplir sus 40 años de vida,
cuando el 19 de junio de 1613, el iluminado Obispo Fray Fernando de Trejo y Sanabria, sacudió
la muy tranquila ciudad colonial con una sorprendente noticia: Donaba sus bienes para que la
ciudad tuviera un centro de estudios donde españoles e indios pudieran ilustrarse en Latín, Arte
y Teología. Nacía así el Nuevo Colegio Máximo bajo la dirección de los padres de la Compañía
de Jesús, posiblemente los hombres más esclarecidos de la pequeña ciudad de aquellos
tiempos. Sus puertas se abrieron con cincuenta alumnos y poco tiempo después, en el año 1622,
el Colegio Máximo, gracias a la Real Cédula de Felipe III, se transformó en Universidad para luego
ser consolidada por Urbano VIII en 1634. A raíz de la expulsión de los jesuítas por orden real en el
año 1767, la Universidad pasó a ser dirigida por los Frailes Franciscanos, quienes se mantuvieron
hasta el inicio de la secularización ordenada por el Virrey Liniers en el año l808. La Universidad
había crecido hasta alcanzar el rango de Universidad Mayor.
En el año 1877, junto con otras Facultades, nace la de Ciencias Médicas y en 1882, inicia sus
actividades la Escuela de Farmacia. Luego se fundaron hospitales escuelas e institutos y en el año
l9l6 se crea la Escuela de Odontología, dos años antes de que "la Reforma" sacudiera los viejos
claustros y se extendiera más allá de nuestras fronteras. Pasado el remezón vino un período de
acomodamiento seguido por otro de cierto esplendor.
La Escuela de Odontología era una necesidad. Hasta el año 1894 la Facultad de Ciencias
Médicas había receptado exámenes libres de Odontología y revalidado títulos a extranjeros,
Cátedra Introducción a la Odontología – Facultad de Medicina – UCC 49
HISTORIA DE LA ODONTOLOGÍA
pero, a partir de ese año, todo quedó suspendido hasta que se creara dicha Escuela. Era la
época en que la Argentina comenzaba a florecer y los profesionales extranjeros llegaban al país.
Fue a partir de la llamada Revolución Libertadora, acaecida en el año 1955, que se pensó en
alcanzar la mayoría de edad. Luego de la reincorporación de prestigiosos docentes, del llamado
a concurso para ocupar distintas Cátedras y de la modificación del plan de estudios, el Claustro
de Profesores se dirigió al Decano de la Facultad de Ciencias Médicas y por su intermedio al
Consejo Universitario, para formular el pedido de transformación de la Escuela en Facultad de
Odontología.
El 3 de julio de 1916 el Poder Ejecutivo Nacional designó Profesor Titular al doctor Agustín Enrique
Larrauri para el primer año de la Escuela de Odontología.
El doctor Larrauri, al elevar su informe sobre su plan de trabajo, en el Primer Año de Estudios dijo:
.."El especialista odontólogo, que tan frecuentemente realiza inyecciones de substancias
medicamentosas, ya sea para conseguir anestesia o para tratar una infección verbigracia, en el
caso del clorhidrato de emetina para las piorreas amebianas, debe tener una preparación
suficiente en sangre y aparato circulatorio. Sabido es que muchas substancias anestésicas
producen una acción modificadora de los elementos figurados de la sangre, y algunas de uso
diario en el gabinete dental son venenos activísimos de marcada acción destructora de los
hematias o de los pigmentos; y es necesario que el futuro profesional fije muy bien esas nociones
en el Laboratorio de Fisiología experimental".
Al iniciar el curso de Primer Año, la Escuela de Odontología en el año 1917, totaliza una inscripción
de treinta y cinco (35) alumnos.
No podemos dejar pasar de alto, en esta reseña de la Facultad de Odontología, a quiénes fueron
los profesores fundadores de la vieja Escuela de Odontología, que dejaron lo mejor de sí en la
misma: Profesor don Agustín Larrauri, Profesor don Manuel Parga, Profesor don Alberto L. Gómez,
Profesor Armando Fernández.
La carrera de Odontología desarrolla un plan de estudios que integra las ciencias básicas con la
pre-clínica y la clínica, centrando sus acciones en la comunidad, en el paciente y en el
estudiante con una perspectiva de abordaje interdisciplinario. Durante el cursado, los estudiantes
realizan prácticas específicas en pacientes, trabajos de investigación y de acción comunitaria.
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