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La Pitahaya

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ORIGEN:

La pitahaya (Hylocereus undatus.) es un cactus suculento, rústico originario de América

tropical, distribuido desde las costas de Florida, México, Guatemala, Costa Rica,

Venezuela, Curazao, Panamá, Uruguay, Ecuador, Perú y Brasil (Ortíz, 1994). Sus

representantes habitan las selvas húmedas de América tropical. En Cuba Hylocereus

undatus (Haw.) Britt et Rose es la especie más común naturalizada en todo el país

(Gutiérrez, 1983).

TAXONOMIA

Reino: Plantae

División: Magnoliophyta

Clase: Magnoliopsida

Orden: Caryophyllales

Familia: Cactaceae

Subfamilia: Cactoideae

Tribu: Hylocereeae

Género: Hylocereus

Especie: Hylocereus undatus

MORFOLOGÍA
CARACTERÍSTICAS MORFOLÓGICAS GENERALES. Las pitayas son plantas cuyos

tallos o cladodios abren sus estomas sólo por las noches, lo cual constituye una adaptación

fisiológica para evitar la pérdida de agua por transpiración durante el día, cuando las

temperaturas son elevadas. Por esta característica se les ubica en el grupo de las plantas con

metabolismo del ácido crasuláceo (CAM), al que pertenecen todas las cactáceas y muchas

especies epífitas de las zonas subtropicales. Las pitayas son plantas perennes que requieren

de soporte, pues su arquitectura les impide sostenerse a sí mismas. Así, tienen varios

hábitos de crecimiento y pueden ser trepadoras, rupícolas, hemiepífitas y epífitas. Las

plantas cultivadas son terrestres trepadoras, independientemente de que parte de sus raíces

adventicias aéreas se dirijan al suelo. Su principal forma de propagación es vegetativa, a

partir de los cladodios: de manera natural a través de la separación de los tallos y, en el caso

de plantas cultivadas, mediante transplante directo en el terreno definitivo o su colocación

en bolsas con sustrato hasta la formación de nuevas plantas. Las pitayas también se

reproducen por semillas, que de modo natural son diseminadas por aves y otros animales

que se alimentan de sus frutos; no obstante, para fines de cultivo la propagación sexual no

es recomendable, pues las plantas requieren demasiados cuidados en tanto se transplantan

en el terreno definitivo, y tardan de cuatro a seis años en llegar a su etapa reproductiva. Los

tallos o cladodios tienen tres aristas o costillas, son suculentos y tienen grupos de espinas de

2 a 4 mm de largo en las areolas ubicadas en sus bordes. La flor es tubular, hermafrodita,

con ovario en la parte inferior (cubierto de espinas en el caso de Selenicereus), con un sólo

lóculo, cámara nectarial, numerosos estambres, brácteas completamente verdes o verdes

con orilla roja y pétalos blancos, amarillos o rosados; es grande (de 20 a 40 cm de longitud

y hasta 25 cm en su diámetro mayor), muy vistos, abre en la noche y solamente en una

ocasión. El fruto es una baya globosa o sobglobosa (dehiscente en Hylocereus e


indehiscente en Selenicereus), mide de 8 a 15 cm de diámetro, su cáscara es de color rojo o

amarillo, en variados matices, cubierta con escamas foliáceas o brácteas distribuidas

helicoidalmente (que en el caso de Selenicereus mehgalanthus son truncas, se denominan

mamilas y tienen grupos de espinas de 1,5 cm de largo); es de pulpa dulce y abundante, de

color blanco (S. megalanthus e H. undatus), amarillo o de varias tonalidades de rojo. Las

semillas son numerosas, pequeñas en Hylocereus y grandes en Selenicereus, de color café

oscuro o negro, se encuentran distribuidas en toda la pulpa y contienen aceite.

Raíz

La raíz de las cactáceas es semejante, por lo general, a la de otras dicotiledóneas, procede

de la radícula del embrión y, en algunos casos, es adventicia; fija la planta en el suelo,

absorbe el agua con las sustancia nutritivas en ella disueltas y puede en algunos géneros

almacenarla en sus tejidos. Son también comunes en las cactáceas las raíces aéreas: se

presentan en trepadoras y epífitas de los géneros Selenicereus, Hylocereus, Epiphyllum,

etc. Aparecen en las paredes de los tallos y en los espacios intercostales, teniendo su origen

en el cambium del tallo. Cuando estas raíces, al crecer, llegan al suelo, se comportan como

raíces terrestres. En las especies trepadoras desempeñan funciones de fijación pues se

adhieren a los troncos o a las rocas. En los tejidos de las raíces aéreas de las epífitas son

frecuentes los cloroplastos (Bravo, 1978).

Areolas

Las areolas con los órganos más característicos de las cactáceas, su significado fue objeto

de controversias, pero actualmente, se les considera como yemas homólogas a las yemas

axilares de las otras dicotiledóneas, debido a su meristema dan origen a hojas, nuevos tallos
y flores; las yemas de las cactáceas, o areolas forman también hojas reducidas, flores,

nuevos tallos y además espinas, glóquidas, cerdas, pelos y a veces raíces adventicias. En

casi todas las especies existe, al centro de las aréolas, un meristema de crecimiento

integrado por dos porciones, la abaxial o externa, que forma las espinas y la adaxial, que

origina las flores. La abaxial entra primero en actividad, y ya que se han formado las

espinas se activa la parte adaxial productora de flores (Bravo, 1978).

Tallo

Los tallos son xorófitos, suculentos, que además de ser receptáculo y regulador de la

fotosíntesis, asume la función de regulador de la misma, en los bordes se encuentran las

areolas, ambientes de fieltro lanoso, con espinas que son hojas modificadas. De la parte

superior de las areolas nacen las ramas y las flores. (Becerra, 1994). El tallo dispone de

numerosos estomas localizados por debajo de la cutícula, con estrecha abertura al exterior.

Cuando hay buena disponibilidad de agua ocurre elongación de los tallos, se forman nuevos

brotes. Los tallos en los meristemos apicales y otros puntos de crecimiento, produce una

sustancia dulce, agradable al paladar; se presentan en forma de secreciones mucilaginosas

de color transparente, la cual se cristaliza y es muy apetecida por las hormigas y otros

insectos.
Diversos autores clasifican a los tallos de estas plantas como cladodios, pero aunque en el

sentido tradicional lo son, parecen tener un origen diferente a los tallos aplanados de

platiopuntias; por lo tanto, la designación más aceptable es la de filocladodios, que aunque

no son estructuras ideales para almacenamiento de agua, tienen capacidad suficiente de

almacenamiento para utilizarla durante períodos cortos de sequía, por lo que deben vivir en

condiciones de mediana humedad (Ortíz, 1996).

Flor

Las flores, muy vistosas, abren una sola vez, y

son visitadas por grandes mariposas

nocturnas, encargadas de su polinización.

Tienen forma de embudo, y presentan una


sola serie de piezas de color blanquecino o marfil, como una forma de protección contra la

desecación, vemos que la parte inferior de la flor se encuentra undida en los tejidos de las

ramas que la portan (Gutiérrez, 1993). Al igual que los brotes vegetativos, nacen en la

areola y generalmente en las de mayor exposición a la luz solar; la floración depende del

buen manejo de la humedad, fotoperíodo, temperatura y fertilización (Reyes, 1995).

Fruto

El fruto maduro es una baya de color rojo

o purpúreo, con grandes escamas foliáceas

más o menos caducas al madurar, existen

especies de pitahayas de cáscara roja y

cáscara amarilla de pulpa blanca. La

tonalidad de colores de los frutos, en el

caso de Nicaragua, varía desde rojo a rojo

intenso, morado claro y amarillo claro.

(Reyes, 1995; López, 1996).

Es de forma globosa o subglobosa, mide

de 10 a 12 cm de diámetro, no presenta espinas, las semillas contienen una substancia

denominada captina de gran poder digestivo. en Hylocereus undatus el color exterior es

rosa tendiente al rojo, presenta 18 brácteas en promedio y puede variar de 15 a 25, éstas son

grandes con base amplia y en la punta presentan color verde, la mayoría de ellas se

encuentran perpendiculares al fruto o bien dirigidas sus partes terminales hacia la base del

mismo (Cordero, 1997).


FENOLOGÍA
CONDICIONES EDAFOCLIMÁTICAS

Hábitat

Dependiendo de las condiciones en que se encuentre, el género Hylocereus, puede

presentar diversos hábitos de crecimiento, es decir, normalmente se le considera como

epífita porque es frecuente encontrarla sobre la copa de los árboles donde probablemente

las semillas que fueron depositadas por las aves lograron germinar y crecer, sin embargo,

posteriormente estas plantas pueden dirigir sus raíces hacia la tierra hasta entrar en contacto

con ella y de esta manera extraer agua y nutrimentos del suelo, conviertiéndose en

hemiepífita; pero a través del tiempo pueden llegar a convertirse en parásitas de la planta

hospedera al invadir totalmente la parte aérea de ésta, hasta provocar su muerte. También

puede presentar un hábito de crecimiento rupestre al crecer sobre peñascos o rocas

solamente, inclusive es un sistema de siembra empleado en Yucatán, llamado albarrada; y

cuando lo tallos caen al suelo o se les cultiva pueden adquirir también un hábito terrestre y

trepador (Ortíz, 1996).

Luz

La luz del sol es indispensable para las cactáceas, sobre todo aquellas que provienen de las

regiones con mucha luz y calor. Si se mantienen en un invernadero debe recibir por lo

menos el 90% de la luz. El sitio debe estar orientado de norte a sur y bien ventilado, para

evitar la proliferación de hongos (Reyes*, 1995). Hylocereus spp. Necesita crecer a plena

exposición solar. Bajo sombra los rendimientos se ven reducidos significativamente

(López, 1996).
Temperatura

Esta es variable y puede oscilar entre 10º C en invierno hasta los 45º C en los días

calurosos, siendo su rango optimo ente los 18 y 26o C. En general, las cactáceas se adaptan

a las temperatura altas, pero es necesario el frío para estimular la floración (Reyes*, 1995;

Cordero, 1997).

Clima

En México se encuentran ubicadas pitahayas de clima templado y pitahayas de clima

tropical (Reyes, 1995). Hylocereus es una fruta de clima tropical, lo cual nos indica que

este género tiene amplio intervalo de adaptabilidad y la variación se debe a las diferentes

especies que lo comprenden (Cordero, 1997).

Altitud y precipitación

En México se le puede encontrar desde los 0 a más de 1,800 m.s.n.m. Se adapta bien a

zonas de baja precipitación en áreas que van desde los 400 a más de 2,000 mm anuales, de

preferencia de 1,200 a 1,500 mm anuales. (Ortíz, 1996; López, 1996 y Cordero, 1997).

Las especies de pitahaya roja, encuentran en Colombia una amplia distribución en una

altitud inferior a los 1,000 m.s.n.m., en condiciones naturales, pero se considera su rango

óptimo entre los 400 y 800 m.s.n.m., prefiere los lugares aislados de los valles, como son

las pequeñas agrupaciones xerófiticas de los bosques tropicales, asociada con tutores vivos

naturales (Reyes, 1995).

Suelo
La planta, para su buen crecimiento, requiere suelos franco arenosos y con pH de 5 - 7; no

debe plantarse en suelos arcillosos, ya que los suelos mal drenados ocasionan problemas de

encharcamiento, provocando pudriciones por bacteriosis (López, 1996).

DIAGNÓSTICO Y REQUERIMIENTO

Fertilización

El hábitat natural de las cactáceas es rico en nutrimentos, por lo que deben ser fertilizadas.

En los países donde se cultivan los cactus a escala comercial, existen fertilizantes especiales

que no se consiguen fácilmente en México (Reyes* 1995).

Se ha observado que las pitahayas responden mucho mejor a las aplicaciones de materia

orgánica así como a una fertilización foliar cada 15 días, hasta iniciar el transplante

definitivo a la huerta. Procurar no modificar radicalmente su estado semisilvestre, así que

se opta por una fertilización orgánico (Reyes, 1995).


REQUERIMIENTO NUTRICIONALES
Literatura Citada

 Bárcenas, A. P. 1994. Efecto de tres sustratos en el enraizamiento y desarrollo de

pitahaya (Hylocereus undatus). Memorias de la XL Reunión Anual Interamerican

Society for Tropical Horticulture. Campeche, Cam. Méx.

 Becerra, O. L. A. 1994. El cultivo de la pitaya (Selenicereus megalanthus).

Memorias de la primera reunión internacional y segunda reunión nacional, "Frutales

nativos e inducidos con demanda nacional e internacional". Montecillo, Edo. de

México.

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