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11

Cambios y tendencias en la publicación


de revistas científicas
Alexandre López-Borrull
Universitat Oberta de Catalunya

11.1. Introducción

La comunicación científica tiene en las revistas científicas uno de sus principales


pilares. Así, desde que en 1665 Denis de Sallo creó el Journal des sçavans, al que
siguieron poco después las Philosophical transactions de la Royal Society de Lon-
dres, la existencia de la revista como vehículo de difusión de la ciencia ha sido
una constante, junto a sus nuevos avances y sus nuevos conocimientos. Cier-
tamente, la profundidad y el contenido de los ar­tícu­los ha ido variando, desde
el mero anuncio de los descubrimientos hasta la profusión de la metodología
y los resultados que permitan la reproducibilidad adecuada de lo expuesto. Es
muy destacable que, tantos años después, dichos vehículos continúen recibiendo
la legitimidad de los científicos. Podría decirse que aún no hemos sido capaces
de inventar e innovar hasta crear una nueva forma de difundir el conocimiento
científico. Dos indicadores parecen ser los principales motivos de que, transcu-
rridos tantos siglos, las revistas sigan siendo referentes. Sin duda, la revisión y
la consideración por parte de las agencias de calidad universitaria como una
de las principales categorías por evaluar (si no la principal en la mayoría de las
disciplinas) pueden ayudar a entender que, más de veinticinco años tras la apa-
rición de Internet y las tecnologías de la información y la comunicación, sean
de los sectores industriales y económicos que menos han cambiado.
¿Quiere ello decir que las revistas científicas no cambian? A menudo cito
una comparación con los ecosistemas biológicos para explicar el sistema de co-
municación científica y mostrar los cambios que, según dicha comparación,
pueden haber tenido lugar. Las revistas científicas son especies vivas y, como
tales, se crean y desaparecen. Entre medio, algunas se fusionan con la inten-
ción de crear revistas más potentes, como en el caso de la European journal of
inorganic chemistry, o bien cambian de nombre y foco para adaptarse a una
nueva disciplina emergente, o como respuesta a la debilidad de una u otra dis-
ciplina (López-Borrull, 2003). Incluso se promueve dicha fusión como respues-
ta a la crisis en los modelos de negocio (Rodríguez-Yunta y Giménez-Toledo,
222 TENDENCIAS

2013). Esta visión dinámica en cuanto a títulos y editoriales nos podría hacer
pensar que no existen otras formas de descripción. Ciertamente, el open access
como movimiento y filosofía ha conllevado un cambio en las revistas científicas.
Ha sido tratado con mayor y mejor profusión en el capítulo 9 de este libro. Es
importante señalar el desencadenante de la rebelión de una parte de los cientí-
ficos y los profesionales de la información y las bibliotecas respecto al acceso
abierto. Fue la crisis de las revistas, la inflación en el precio de estas, lo que
acrecentó el descontento respecto a un modelo de negocio ciertamente mejo-
rable (Keefer, 2005).
Pero ¿existe otro tipo de visión respecto a las revistas científicas? ¿No han
cambiado en absoluto en estos años? Hay que tener en cuenta que, a menudo,
algunos de los cambios son profundos hasta que emergen y llegan a ser mayo-
ritarios. En este capítulo trataremos algunas de las principales innovaciones en
lo referente a las revistas científicas. ¿Asistimos al final de un formato histórico
de revista científica? ¿Es posible otro tipo de revista, parafraseando a los movi-
miento globales alternativos? De hecho, creemos que la pregunta adecuada se
podría plantear como: ¿puede otro formato de revista llegar a tener la legitimi-
dad por parte de la comunidad científica e instituciones de acreditación para
sustituir a la revista académica? En este capítulo intentaremos reflexionar sobre
estos temas y encontrar respuestas. La capacidad de incorporar múltiples for-
matos, las redes sociales, su relación con los datos son, como decíamos, un reto
para comprobar si el mismo traje de siempre continúa siendo válido. Es, de
hecho, en lo referente al formato de la propia revista y del propio ar­tícu­lo don-
de van apareciendo algunas de las principales propuestas e innovaciones. Em-
pezamos, pues, un repaso a algunas de las propuestas que más pueden incidir
en un cambio en las revistas científicas.

11.2. Nuevas experiencias, nuevas innovaciones

Antes de describir el núcleo de este capítulo, cabe recordar que, con la apari-
ción de Internet y la posibilidad de crear revistas, a los editores científicos se les
presenta todo un abanico de posibilidades que les exigen decisiones importan-
tes. Llewellyn et al. (2002) afirmaban que «una revista electrónica puede tener
o no una versión paralela en papel [...], puede ser diferente de la versión im-
presa [...] es el medio digital el que sí es diferente». Por otra parte, científicos
como Hildyard y Whitaker (1996) sostenían que «una versión electrónica idén-
tica a la versión en papel tanto en contenido como en presentación era una
oportunidad perdida». Eran años en los que se creaban revistas electrónicas
Cambios y tendencias en la publicación 223

como the Internet journal of chemistry (1998, ya desaparecida) o Journal of te-


chnology education (1989, aún activa).
Es importante recordar que, en aquel momento, era una novedad. Rusch-
Feja y Siebeky (1999) realizaron un estudio en científicos de la Max Plank So-
ciety para conocer su opinión respecto a las revistas electrónicas. Las princi-
pales ventajas percibidas eran la capacidad de consulta en el propio ordenador,
la accesibilidad en cualquier momento del día y la posibilidad de descargar el
documento en el disco duro del ordenador o imprimirlo. Como principales
desventajas que se apuntaban entonces figuraban el acceso a largo plazo, los
fondos incompletos y la dependencia de Internet. Al final, la fuerza motriz del
cambio fue la adaptación de la mayor parte de las revistas científicas a la ver-
sión electrónica, compaginada inicialmente con el papel.
Esa decisión de mantener la doble versión en papel y electrónica, además
de producir un incremento del presupuesto para compaginar la doble vía, ha
actuado a menudo de freno para crear servicios de valor añadido en la propia
revista, así como, sobre todo —desde nuestro punto de vista—, para no inno-
var lo suficiente en nuevos formatos.
Hecha esta consideración del inicio de Internet en relación con las revistas,
a continuación presentaremos las que juzgamos las principales novedades en lo
referente a la publicación de revistas científicas. Ello incluye cambios e innova-
ciones que posiblemente modifiquen los escenarios de la comunicación cientí-
fica, pero también otras experiencias que consideramos una aportación a un
sistema aún demasiado cerrado. Asimismo, incorporamos algunas visiones de
futuro y reflexiones.

11.2.1. M
 egajournals, ¿una revista o un repositorio
con revisión por pares?

Las megajournals son probablemente la mayor innovación en el sistema de pu-


blicación científica de los últimos años. Estamos hablando de una revista total-
mente electrónica que apuesta por publicar tantos ar­tícu­los como sea posible,
sin límite. Así, aceptan una ingente cantidad de ar­tícu­los para publicarlos. El
proceso de publicación también se ve acelerado por cuanto la revisión se con-
centra en la exactitud, la validez y la solidez, y no en la novedad o la importan-
cia (Wellen, 2013). Ello reduce la presión por tener una elevada selectividad en
función del impacto previsto, y deja al conjunto de la comunidad el ejercicio,
mediante las métricas en conjunto (no solo las citaciones), para decidir el im-
pacto que dicho ar­tícu­lo puede tener.
224 TENDENCIAS

Figura 1. Ejemplo de un ar­tícu­lo de PLOS ONE, la primera megajournal creada por la


Public Library of Science

La primera megarrevista fue PLOS ONE (véase la figura 1), y su modelo de


éxito (no únicamente de negocio) ha sido estudiado y evaluado tanto por los
defensores del open access como por sus detractores (Binfield, 2014). Creada en
el año 2006, tuvo un crecimiento exponencial hasta 2013, cuando llegó a pu-
blicar 31.500 ar­tícu­los. Aunque no era el objetivo perseguido, el hecho de que
fuera indexada por ISI Journal citation reports y tuviera un factor de impacto
elevado en 2009 (4.351), ayudó también a su crecimiento, el cual, a su vez,
hizo que los factores de impacto fluctuaran. Cabe considerar, además, que par-
te del crecimiento, la novedad e incluso la alteración que implicó una megarre-
vista como PLOS ONE se debió asimismo a la incorporación por primera vez
de indicadores métricos alternativos, las article level metrics. Así pues, ha sido y
sigue siendo un paradigma de un nuevo modelo de revista.
En los últimos años PLOS ONE ha cambiado algunos aspectos de su forma
de funcionar que han afectado a su ritmo de publicación, aunque paradójica-
mente eso le pueda comportar un aumento del factor de impacto (por aquello
de reducir el denominador de la división clásica de su cálculo). Así, la propia
PLOS ONE anunciaba en enero de 2015 que empezaría a cambiar algunos as-
pectos de la revista (nuevo diseño del PDF, nuevos flujos de trabajo para publi-
car un ar­tícu­lo en cuanto estuviera editado) y ya anunciaba que ello tendría un
impacto en la rapidez habitual, en lo que llamó «a temporary slow-down for
Cambios y tendencias en la publicación 225

long term gains» (Atkins, 2015). Ello sucede después de dos años seguidos de
caída en el número de ar­tícu­los publicados, en los que pasó de 31.500 ar­tícu­los
en 2013 a 28.107 en 2015. Davis (2016a) apunta que, entre otras causas, este
descenso podría obedecer a la caída del factor de impacto, la mayor competen-
cia entre revistas de open access, o incluso la política de datos que han incorpo-
rado para que los datasets se publiquen juntamente con los ar­tícu­los. A ello
cabe añadir una subida de los precios del APC en 2015, cuyo impacto en la
sumisión global de ar­tícu­los habrá que evaluar.

Figura 2. Evolución del número de ar­tícu­los publicados por las revistas de PLOS, con el
significativo descenso de PLOS ONE

Fuente: Davis (2016a).

Otras megajournals fueron apareciendo posteriormente, cuando las princi-


pales editoriales quisieron sacar adelante sus propias propuestas inspiradas en
PLOS ONE. Así, SAGE Publications lanzó SAGE open en 2011 (véase la figu-
ra 3) y IEEE hizo lo propio con IEEE access en 2013. Springer creó su produc-
to, SpringerPlus, en 2012. Recientemente, sin embargo, ha anunciado su cierre
debido, al parecer, al proceso de fusión que ha conllevado la creación del grupo
Springer Nature (Epstein, 2016). Dicho grupo mantiene su otra megajournal,
Science reports, creada en 2011. Cabe destacar que esta megarrevista podría des-
226 TENDENCIAS

Figura 3. Artículo publicado en SAGE open

bancar a PLOS ONE en los próximos meses en cuanto a número de ar­tícu­los


publicados. Según Davis (2016b), ello se debería a tres principales causas: un
mayor factor de impacto, una política de difusión de los datasets menos restric-
tiva y una mayor rapidez.
Es importante señalar cómo a menudo las megajournals buscan un enfoque
amplio en cuanto a las disciplinas que acogen. Ello les permite abarcar una
gran cantidad de temáticas y las deja además en muy buena posición en lo re-
lativo a la requerida transversalidad e interdisciplinariedad.
Sin embargo, como modelo exitoso han aparecido también algunas mega-
journals de tipo parásito (predatory). En su cruzada contra la mala praxis, Beall
(2013) hizo una revisión de sus modelos, con cargos de APC sin suficientes
indicios de calidad en la revisión y aceptación de los ar­tícu­los.
Por su parte, Björk (2015) hizo un estudio sobre los criterios en común
que tienen las llamadas megajournals. Aparte de la visión como un nuevo tipo
de revista científica de acceso abierto, con revisión por pares y creada para ser
mucho más extensa que una revista tradicional, Björk enfatiza los aspectos re-
lacionados por otros autores respecto al hecho de que existe el article processing
charge (APC), y señala que tienen una visión disciplinar amplia, pretenden pu-
blicar un gran número de ar­tícu­los, son rápidas y permiten la inclusión de co-
mentarios. Este estudio, llevado a cabo en 14 megajournals, concluye asimismo
que estas han tenido un proceso emergente en los últimos años, con mucho éxito
en número de ar­tícu­los en algunos casos (cerca de 40.000 ar­tícu­los, un 2% del
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total de ar­tícu­los publicados) y con menos en otros. El equilibrio respecto a las


cifras de rechazo y mantener la motivación de los revisores (no pagados) son
algunos de los retos a que se enfrentan, y que pueden representar un factor de
menor crecimiento.
También recientemente, Björk y Catani (2016) estudiaron si existían di-
ferencias en la citabilidad de los ar­tícu­los en megajournals y en revistas con
parecido factor de impacto. Concluyen, a falta de posteriores estudios, que las
revistas principales con tasas bajas de aceptación de ar­tícu­los tienen muchísi-
mos menos ar­tícu­los poco o nada citados, y que la larga lista de ar­tícu­los con
dos citaciones o más era más grande en una muestra de revistas tradicionales
en comparación con las megajournals.
Por lo que respecta a la información y documentación, aunque algunos de
los ar­tícu­los de dichas temáticas pueden encontrarse en megarrevistas como
PLOS ONE y SAGE open, Askey (2014) reflexionaba si había llegado el mo-
mento de crear una megajournal en la disciplina. Así, proponía un acrónimo
(mejorable, como el propio autor indicó): PLoLIS (public library of library and
information science). Paralelamente, López-Borrull (2014) se planteaba cuáles
serían las ventajas y oportunidades de la creación de una megajournal en infor-
mación y documentación:

• Se sistematizaría y se ordenaría el sistema de difusión del conocimiento en


la disciplina, a la vez que el proceso de revisión por pares.
• Se incluiría una mayor colaboración entre el mundo académico, por cuan-
to el proceso de creación es más global. Esta colaboración podría redundar
en otros aspectos intrínsecos de la investigación, como la posibilidad de
incrementar los proyectos europeos.
• Se cambiaría la focalización del impacto de la revista y se centraría, como
debería ser, en el impacto del ar­tícu­lo.
• Podría reducirse en gran medida el número de revistas científicas, sobre
todo las de impacto pequeño o mediano, por cuanto participarían en la
posible fusión. También podría redundar en una mayor facilidad para im-
plementar herramientas y servicios de valor añadido a las versiones, inclu-
yendo medidas diversas, tanto tradicionales como alternativas.
• Se optimizan los esfuerzos en recursos económicos y personales que se lle-
van a cabo para tirar adelante la gran cantidad de revistas existentes, y se
apuesta por una herramienta que consigue mayor y mejor visibilidad. Así,
se podrían profesionalizar algunos de los perfiles y sus actores, en la línea
apuntada por Rodríguez-Yunta y Tejada (2013).
228 TENDENCIAS

Como posibles desventajas y riesgos se apuntaban los siguientes:

• Generación de un oligopolio documental.


• Viabilidad económica y modelo de negocio. Los múltiples actores implicados
y la internacionalización de la iniciativa deben dejar claros, en una discipli-
na de ciencias sociales, los costes y los beneficios.
• Posible pérdida de riqueza cultural y lingüística. Sería muy importante la ne-
cesidad de la publicación y revisión en distintas lenguas. Así, se podrían
articular diversos editores científicos, cada uno en una de las lenguas esco-
gidas, con su propio conjunto de revisores.
• Preservación de todo aquello publicado con anterioridad. Sería básica una po-
lítica clara de preservación de todas las revistas existentes hasta su desapa-
rición.
• El proceso de revisión por pares debería ser realmente ágil y dinámico.

Desde el punto de vista formal, en una clasificación estricta sobre las fuen-
tes de información, consideramos las megajournals una versión extendida de
las revistas científicas. Sin embargo, desde otro enfoque podríamos considerar
que se trata de un repositorio que añade una capa de revisión. Es dicha capa de
revisión la que concede la legitimidad en el sistema de comunicación científi-
ca, puesto que le permite calificarse como revista y conseguir a la vez factor de
impacto.
En los próximos años habrá que considerar los efectos de la creación de las
megarrevistas, muchas de las cuales por las mismas editoriales que publican
algunas de las principales revistas (según el factor de impacto). Así, se corre el
riesgo de que estos productos con una cantidad ingente de ar­tícu­los publica-
dos puedan aniquilar algunas de sus propias revistas. Ello podría conducir, en
un extremo, a la creación de ciertos oligopolios documentales. Aunque la prin-
cipal propuesta de cambio sea el modelo de open access, es la rapidez en su pu-
blicación y la creación de una comunidad muy grande de científicos, tanto los
que publican como los que revisan, lo que lo convierte en un nodo que actúa
como verdadera red social científica.

11.2.2. Interacción con los datos:


de los data articles a las data journals

Uno de los principales retos para las revistas científicas (así como para la sociedad
en general) son las estrategias que adoptan para relacionarse con los datos (Ollé
Cambios y tendencias en la publicación 229

et al., 2016). Pampel y Dallmaier (2014) describen las tres posibilidades de que
disponen los científicos para difundir sus datos de investigación, que detalla-
mos a continuación.

11.2.2.1. P
 ublicación como objeto de información independiente
en un repositorio de datos de investigación

El punto principal a favor de esta posibilidad es que asegura la preservación y el


correcto tratamiento de datos, siempre y cuando los repositorios tengan la ca-
lidad suficiente. Por el contrario, un punto débil de esta política es la separa-
ción entre los datos y las conclusiones que se derivan de ellos, ya que se publi-
can en objetos independientes no siempre vinculados de forma suficientemen-
te correcta.

Figura 4. Fragmento de una tabla en un ar­tícu­lo aparecido en El profesional de la infor-


mación, donde se muestra la dirección donde se ha depositado el dataset

11.2.2.2. P
 ublicación de datos de investigación junto al ar­tícu­lo
(enriched publication)

La segunda posibilidad, presentar en un mismo sitio ar­tícu­los y datos, puede


considerarse óptima para difundirlos. Esta es la estrategia por la que ha apos-
tado por ejemplo PLOS (Silva, 2014), aunque lo cierto es que editoriales como
la International Union of Crystallography llevan años publicando los datos jun-
to al ar­tícu­lo, antes incluso de que se hablase de open data. Otra modalidad de
publicación de los datos la constituyen las enhanced publications, en las que se
enlaza la información pertinente al ar­tícu­lo (Vernooy, 2009).
230 TENDENCIAS

Figura 5. Artículo de la revista Acta crystallographica, sección Crystallographic communi-


cations, donde se observa la posibilidad de poder descargar el archivo .cif de datos cris-
talográficos

 ublicación de datos de investigación en forma de data paper,


11.2.2.3. P
en una data journal o en una revista tradicional

La tercera opción, las revistas de datos, suponen una sensible diferencia respec-
to a lo que conocemos, a la vez que crean un nuevo recurso de información.
Amplían la forma clásica de concebir los ar­tícu­los de investigación y apuntan
a un posible acercamiento futuro entre los repositorios de datos y las revistas
científicas.
Chavan y Penev (2011) definen un data paper como «una publicación en
una revista cuyo propósito es describir datos en vez de informar de una inves-
tigación o sus conclusiones». Así, contendría los datos sin las hipótesis ni los
argumentos, sin los resultados ni la discusión que se haya llevado a cabo. Para
Whyte et al. (2013), un data article es «una colección de datos, con su método
de recogida, el software usado, los formatos de archivo y su procesamiento, pero
sin incluir un análisis novedoso o la extracción de conclusiones». Describiría
cuándo, cómo y por qué se compilaron los datos y qué es el dataset. Así pues,
un ar­tícu­lo de datos supondría un nuevo modelo de comunicación científica,
fácilmente subsumible en la estructura actual de la ciencia, por cuanto amplía
la visión clásica de ar­tícu­los preliminares, completos o de revisión.
Por extensión, una data journal es una revista especializada en la publica-
ción de data papers.
García et al. (2015) estudiaron la creación de nuevas data journals y estable-
cieron que han surgido en los últimos años, algunas de ellas pensadas para data-
Cambios y tendencias en la publicación 231

sets con alta valor añadido. Son revistas mayoritariamente en open access (con
APC) y con una elevada heterogeneidad disciplinar, concebidas para áreas muy
intensivas en el uso de datasets, como física, biología o geociencias. Las editoriales
que las publican —algunas reconocidas, como Elsevier, Nature o ACS Publica-
tions— certifican el proceso de revisión del dataset para asegurar su descripción
adecuada y la posterior reutilización, a la vez que asignan un DOI. El apartado
de la revisión es clave para considerarlas revistas, por cuanto publicar un data
paper significa que se sigue un proceso de revisión explícito, descrito, centrado en
la coherencia de los datos y el método de recolección (Mayernick et al., 2015).

Figura 6. Ejemplo de artículo de la revista Scientific


Data, del grupo Nature

Sin embargo, existe un riesgo asociado a las malas prácticas (como, por otra
parte, ocurre en todo tipo de revista científica): engrosar la burbuja de publicacio-
nes académicas. En este sentido, algunas revistas se presentan abiertamente como
una forma de aumentar el currículum del investigador con un ar­tícu­lo más. Es,
por tanto, una capa más que, si se extrema, podría llevar a acrecentar la práctica
232 TENDENCIAS

de «fragmentar artificialmente una investigación en unidades publicables míni-


mas», de forma que aumentaría la inflación académica (Baiget y Torres, 2013).
En lo que se refiere a la perspectiva de la publicación de los datasets respecto a
la versión digerida de los ar­tícu­los de investigación tradicionales, De Schutter
(2010) afirmaba que el impacto del depósito de los datos será muy relevante y
cambiará las revistas científicas. Así, separa la publicación del ar­tícu­lo de la de los
datos, y apuesta por publicar los datos para aumentar su accesibilidad. Una vez
publicados estos, sería en las conferencias donde los científicos comunicarían sus
resultados y descubrimientos. En este escenario las revistas serían menos relevantes
y podrían hacer énfasis en ar­tícu­los que añadieran un valor añadido a los datos ya
publicados. Así, los tipos de ar­tícu­lo que continúan teniendo sentido en su pro-
puesta serían: destacados (highlights), métodos, revisiones y opiniones/discusiones.
Es evidente que, en un entorno creado para enlazar, no debería ser un proble-
ma establecer vínculos continuos y permanentes entre ar­tícu­los y datos. Pero en
un mundo en el cual la calidad se define por el impacto y sus citaciones, sí que cabe
establecer qué y cómo debe citarse. En este sentido, The Ams­terdam manifesto on
data citation principles de la comunidad Force 11 apunta claramente que los da-
tos deben considerarse elementos de investigación citables (Bourne et al., 2011).
La editorial Elsevier ha dado un paso más allá y ha desarrollado tres nuevos
tipos de ar­tícu­los: los data articles (ya comentados), los software articles y los
materials and method articles. Estos se publican en tres nuevas revistas científi-
cas: Data in brief, SoftwareX y MethodsX. Estos ar­tícu­los, con revisión por pares,
forman parte del programa Research Elements, con el que se pretende ofrecer
un nuevo canal de publicación para productos de investigación (Zudilova y
Van Hensbergen, 2016).

Figura 7. Ejemplo de ar­tícu­lo de la nueva revista de metodología MethodsX


Cambios y tendencias en la publicación 233

Finalmente, García et al. (2015) apuntan que aún es pronto para compro-
bar si este nuevo tipo de revista va a encontrar su espacio en el ecosistema de
la ciencia, por cuanto cabrá ver en qué disciplinas se consolidan y cómo se rela-
cionan y solucionan aspectos como la interoperabilidad y la preservación.

11.2.3. ¿Es posible un nuevo formato de ar­tícu­lo?

A lo largo de los años, el ar­tícu­lo científico ha ido adquiriendo un formato


que, con ligeras diferencias según las distintas disciplinas, lo hace fácilmente
identificable. Introducción, metodología, resultados, discusión, conclusiones
y referencias bibliográficas son una propuesta rápida y mínima de sumario que
conforma una estructura, un convenio cultural y académico para explicar un
avance científico. Esta estructura da seguridad y apariencia a los contenidos de
las revistas. ¿Se ha probado otro tipo de estructura?
A continuación expondremos algunos intentos de diseñar nuevas formas
de visualizar un ar­tícu­lo, sus contenidos o sus formatos.
Revistas como eLife, además de esquemas basados en procesos de revisión
diferentes, nacen con la intención de ser distintas, más frescas e innovadoras.
En la figura 8 puede verse cómo ofrece formas diversas de visualización de sus
ar­tícu­los, independientemente de las versiones .pdf y .html más tradicionales.

Figura 8. Artículo de la revista eLife


234 TENDENCIAS

Figura 9. Artículo de la revista Cell

Elsevier, por su parte, ha estado reflexionando en los últimos años sobre el


modelo de ar­tícu­lo. Así, su proyecto «Article of the Future» planteaba superar la
versión .pdf o .html parecida al papel e imaginar qué opciones podía plantear
para la visualización de un ar­tícu­lo y la interacción con él, tomando como base
el ar­tícu­lo y añadiendo muchos más contenidos enriquecidos y enlazados, e
incorporando a la vez un diseño y una navegación más limpias y intuitivas (Zu-
dilova, 2013). Un ejemplo de este diseño, que incluye en este caso un archivo
de audio, puede verse en la figura 9.
Otra interesante aportación a la visualización y formato de ar­tícu­lo son los
resúmenes gráficos (graphical abstracts) que algunas revistas están incorporan-
do. Como describe Cox (2015), se trataría de una representación visual senci-
lla y concisa de la investigación presentada. Sería, pues, un paso hacia delante
para difundir la información haciéndola más accesible. Como el mismo Cox
expone, sin embargo, algunos autores lo ven como un trabajo extra, puesto
que parece una figura más, pero recoge la principal aportación del trabajo cien-
tífico realizado.
La visión gráfica y audiovisual, aunque sea como material complementa-
rio, es una de las opciones que los ar­tícu­los aún deben trabajar y por la cual
deben apostar. Incluso más: ¿puede una buena infografía (no en el sentido de
póster de un congreso científico) sustituir a un ar­tícu­lo científico? Posiblemen-
Cambios y tendencias en la publicación 235

te aún no se ha trabajado claramente en este sentido por cuanto deforma y


tuerce al límite la estructura clásica de un ar­tícu­lo.

11.2.4. Nanopublicaciones

Una de las principales aportaciones de las tecnologías de la información y la


comunicación es que han permitido trascender la visión de la revista como nú-
cleo importante de consideración. Así, con la idea de superar el concepto y la
hegemonía del factor de impacto, se ha pasado a proponer un enfoque métrico
basado en el ar­tícu­lo. Es el caso, por ejemplo, del article level metrics de PLOS
ONE y el debate sobre la viabilidad de las métricas alternativas.
Un grupo de investigadores está promoviendo una visión aún más allá, don-
de el ar­tícu­lo no sea el centro y el foco, sino que experimentemos con lo que
llaman las nanopublicaciones (Groth et al., 2010; Golden y Shaw, 2016). Tal
como explican ellos mismos en nanopubs.org, una nanopublicación sería la
unidad de información más pequeña publicable, y podría ser una afirmación
sobre cualquier cosa que se haya dicho o considerado. Estas nanopublicaciones,
con autor atribuido, se podrían citar, seguir y vincular a su dato original para
poder comprobar su impacto en la comunidad. Ello permitiría la difusión de
dichas pequeñas unidades de información con alto valor añadido independien-
temente del ar­tícu­lo de investigación (Mons y Velterop, 2009).
Según su punto de vista, estas publicaciones independientes más pequeñas
que el ar­tícu­lo permitirían que la difusión fuera acompañada de la pieza que
tiene el conocimiento concreto en su cita. Con la descripción que proponen,
y al tener la atribución necesaria para ser difundida, rastreada y citada, la na-
nopublicación se convierte en una opción para asegurar su accesibilidad e in-
teroperabilidad.
Esta iniciativa tiene no solo la ventaja de que es aplicable a piezas de un ar­
tícu­lo, sino de que también puede añadirse a piezas de bases de datos y datasets.
De hecho, es en los ámbitos genómicos y de la bioinformática donde se pro-
mueve. Do y Mobley (2015) ven en esta propuesta un intento de revitalizar el
sistema de comunicación científica, y hablan por su parte de single figure publi-
cation, que se podría entender como una infografía de resumen de un ar­tícu­lo.
Más allá del éxito concreto de esta iniciativa, que tendrá tal vez recorrido
en determinadas disciplinas, lo que es interesante es la visión de que es posible
difundir unidades más pequeñas y a la vez darles una citabilidad y un rastreo
que permita comprobar su impacto en la comunidad científica. Es, evidente-
mente, un intento de digestión de la gran cantidad de literatura científica pro-
236 TENDENCIAS

ducida. Así, de hecho, se podría llegar a la relación real entre las redes sociales
y las revistas científicas, donde a menudo no se acaba de encontrar el foco ade-
cuado para crear y difundir conocimiento.

11.3. Consideraciones finales

Como se ha podido observar, las innovaciones presentadas durante el capítulo


son fruto de una reflexión sobre el modelo de publicación científica actual e
inciden en él. Es decir, significan la mejora de un sistema ya existentes. Como
se ha abordado en otros capítulos en esta obra, el proceso de revisión, el open
access y la crisis y revisión de los modelos de negocio han llevado a editores de
nuevas revistas y también a las principales editoriales a debatir cómo mejorar
las revistas científicas.
No es un debate nuevo. Ya en 1976, Senders apuntaba que era evidente
para muchos observadores que las revistas científicas estaban de alguna forma
llamadas a extinguirse por el crecimiento de la cantidad de información que
difundían y la consecuente dificultad de la recuperación de dicha información
desde la biblioteca.
Algunos editores de revista como Krumholz (2015) predicen el fin de las
revistas, a menos que sean capaces de generar nuevos modelos e innovaciones,
porque son demasiado lentas, caras, limitadas, poco fiables, centradas en las
métricas equivocadas, poderosas, provincianas, estáticas y dependientes de un
modelo de negocio erróneo.
Una estimulante aportación respecto al futuro de las publicaciones cientí-
ficas fue la propuesta por Casati et al. (2007). Basándose en el concepto de
Bauman, proponían una «publicación líquida» para solucionar los problemas
detectados en el sistema de comunicación científica, y apostaban por los obje-
tos de conocimiento científico (SKO), unos objetos que podrían evolucionar
(dinámicos), hechos a partir de la colaboración y que serían moldeables, apila-
bles y ajustables. Ello permitiría, según los autores, que una revista entendida
de forma clásica fuera una selección de dichos objetos agrupados por criterios
temáticos u otros. Como piezas de un juego de construcción, el mundo web
permite crear conjuntos dinámicos. Las redes sociales podrían desempeñar su
papel. Su proyecto no tuvo continuidad aunque la idea permanece allí, dis-
puesta a ser recogida de nuevo. Como uno de los objetos de conocimiento pro-
puestos.
De todas las innovaciones presentadas, las megarrevistas y su relación con
los repositorios son posiblemente las que plantean un modelo más disruptivo.
Cambios y tendencias en la publicación 237

En esta nueva sociedad de la información, donde las cifras son ingentes, pode-
mos pasar de miles de revistas con pocos ar­tícu­los a pocas revistas con miles de
ar­tícu­los. Por el camino, como ha sucedido con las grandes redes sociales como
Facebook, caerán y desaparecerán muchísimas revistas y editoriales, a menudo
voluntaristas, tanto en las ciencias puras y aplicadas como en las ciencias socia-
les. Un principio va a seguir siendo básico: la revisión por pares y la evaluación
de las instituciones. Si ello se hace sobre un ar­tícu­lo tradicional o bien sobre
un ar­tícu­lo de datos con una infografía de información, el tiempo lo dirá.
Finalizamos el capítulo con la intención de evidenciar que un nuevo mode-
lo o sistema tendrá que satisfacer los requerimientos ahora existentes en las re-
vistas científicas. Para ello, y parafraseando a Winston Churchill, concluimos
con la siguiente afirmación: «La revista científica es el peor sistema de comunica-
ción científica diseñado por los humanos. Con excepción de todos los demás».

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