De La Fantasía Al Acto
De La Fantasía Al Acto
De La Fantasía Al Acto
de la fantasa al acto
CARMEN
LuciA
DiAZ
L.
desptico
majestad].
Sigmund Freud.
merables esfuerzos por dominar la vida, por ganarle a las enfermedades que la aniqui
lan; se lucha por su alta calidad, se extreman las medidas para su cuidado; se insta por
Ernesto Sbato.
varlos de tal modo que el hombre pueda encontrar la eterna juventud; se busca crear
la vida, que se pueda engendrar al antojo del hombre, que ste pueda repetirse, en
fin, surgen caminos diversos que en pro de la vida introducen la violencia en su forma
de mandato voraz. De otro lado, se hacen ms sofisticadas y poderosas las formas de
destruccin, la vida se desvaloriza en extremo, cualquier cosa se vuelve motivo para
eliminar al otro o para eliminarse a s mismo. Se encuentra, adems, la paradoja deri
vada de la bsqueda de vivir con extrema intensidad, sin lmites, donde el desafo
continuo a la muerte la convoca en forma incesante. As, en el discurso actual la muer
te se torna dominante.
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UNIVERSIDAD
NACIONAL
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COLOMBIA
objeto valioso por ser el blanco al que se apunta para ser destruido; al
cuerpo se le daa, se le denigra, se le reduce a escombros, al desecho.
El tema de la destruccin del cuerpo acompaa, entonces,
los sucesos de violencia de la vida cotidiana. Tales sucesos tambin
aparecen en la fantasa, situndonos este asunto en un vasto
de actos efectuados
y de ficciones. En la
culturales, y que van conformando los vnculos sociales. El discurso que regula esos
vnculos y que impera en pocas particulares moldea las tendencias de los actos y de las
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FACULTAD
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CIENCIAS
HUMANAS
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ESTUDIOS
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CULTURA
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varios ejes: algunos relativos a una extensin limitada constituida por partes pero com
a la materia orgnica que conforma una
estructura, a los sentidos que introducen la sensibilidad ya aquello que forma conjun
to a Dartir de algo comn integrando lo disperso. La significacin de cuerpo remite, en
a una entidad que, constituida por elementos diferentes y
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intrusin significante que viene del Otro. La unidad en el ser humano es introducida por
el significante, por el lenguaje. El lenguaje, "es un cuerpo que da cuerpo"6 , es el organi
de la imagen. Esa imagen corporal, en principio externa al sujeto, reconocida en el
Otro, es otorgada por el semejante con su presencia y con su palabra y el suieto la hace
propia al identificarse con esa imagen.
El cuerpo es, entonces, la conjuncin del organismo, del significante y de la
imagen. El organismo participa como un real al cual se ligan la pulsin y el goce; el
significante, por excelencia simblico, hace que la imagen se llene de sentidos y que el
instinto se transforme en pulsin anudada a un acontecimiento de lenguaje; la ima
gen, que constituye el registro de lo imaginario, introduce la forma organizadora. As,
el cuerpo se forma en el ncleo de la construccin subjetiva con el consiguiente
anudamiento de la pulsin y
tal, un cuerpo que tiende a la fragmentacin. Dos razones sostienen esa tendencia: la
primera se refiere a que la pulsin despedaza al cuerpo porque sta es ante
parcial, su satisfaccin es fragmentaria, aun cuando en la bsqueda de la satisfaccin
se tienda a la plenitud y a la totalidad. Esta tendencia de plenitud, derivada en el
exceso, sita a la vez al cuerpo en la lnea de la desintegracin; este es el
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En lo social tambin hablamos de cuerpo como metfora del cuerpo de un sujeto por
cuanto la vida social posee instancias e instituciones que constituyen unidad yorgani
zacin. Realmente, en el cuerpo social, algo ms que la pura metfora justifica esa
denominacin: es el aspecto metonmico con respecto al sujeto en su relacin de
pertenencia y de parte-todo del colectivo social. Esa metonimia del cuerpo del sujeto
con el cuerpo social hace que algunas de las caractersticas del sujeto y de su cuerpo se
siten all, seguramente no una a una en una grosera correspondencia, pero s en una
relacin de inclusin y de identificacin que se expone en la colectividad. Es decir, el
colectivo, en tanto cuerpo, implica la vivencia imaginaria de unidad que permite ese
uno entre todos, a pesar de las diferencias individuales, y est tambin confrontada a
la amenaza de fragmentacin; incluye la dimensin simblica de los ordenamientos y
de lo mortfero del lazo que hace cuerpo. El goce y la pulsin, tan singulares y subje
introducen la cuota particular del sujeto incluido en ese cuerpo social con efec
tos de identificacin, ante todo por el discurso y el lenguaje que colectivizan y ordenan
formas de
Los kynokephaloi, poblacin mtica dE' cabe?a de perro.
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el sujeto.
UNIVERS
NACIONAL
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Co
La destruccin del cuerpo social tambin puede lograrse atacando los mismos
elementos que lo constituyen. As, el cuerpo social puede atacarse destruyendo sus
smbolos (lengua, leyes, religin, ideales, conos, ete.) o su imagen de unidad (honra,
fortaleza, solidaridad, cohesin, ete.). Arremeter contra estos elementos lo deja ex
puesto al resquebrajamiento de su unidad y de su potencia que slo puede ser soste
nida por ellos. Tambin, claro est, un cuerpo social se destruye exterminando en lo
real a sus pobladores, ya sea porque son aniquilados, ya sea por su dispersin cuando
son obligados a huir masivamente.
danza encuentran tambin all su soporte, as como las diversas actividades ldicas,
actividad creadora, yen esa serie entra el trabajo cuando cumple con esa condicin.
mina las relaciones que el sujeto establece con su objeto; relaciones que
se constituyen en paradigma de las formas de dirigirse a 105 distintos
una realidad de ficcin 8 . Al sealarlo de otro modo puede decirse que el ser
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En este aspecto, he encontrado en mi actividad clnica algo particular que surge y que
puedo reconocer a fuerza de la repeticin con que se presenta. El hallazgo tiene que
ver con el tema que atae a este artculo y a cierta forma que toman las fantasas de
en los hombres y en las mujeres encontrndo, sin proponrmelo, una
Las fantasas de los hombres conciernen ms al dao directo sobre lo real
cuerpo, sobre la carne, la
con el respectivo despedazamiento,
o muerte. En las
remite a aspectos ms
o
al dao de la
la
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C,ENC,AS
MANAS
cin o la desvalorizacin del otro, y si se dirige a la carne misma, se busca dejar al otro
masculino, entre los hombres y las mujeres, tienden a borrarse cada vez ms; ms
estado ms cerca de los actos de muerte y de guerra que la mujer, pero tambin se
con cierta frecuencia ms sevicia en ellas. Sobre este punto quedan muchos
En todo lo que tiene que ver con las diversas formas de arte y de literatura, y en
general con la actividad creadora, se encuentran muchos ejemplos en los que el tema
ella, como el teatro y el cine. Las artes escnicas, principalmente el cine (por la crude
za con la que puede presentarse la imagenl, y tambin las artes plsticas, al ser realiza
das para atraer la mirada del espectador, introducen elementos que le dan ms
consistencia a la fantasa.
frente al otro por una accin reprobatoria o para sealar el propio temor por algo
realizado en discordancia. Dan cuenta de lo anterior frases como: "si digo esto, soy
hombre muerto", "si sabe aquello que hice, me mata", "ni que lo sepa porque me
alan al cuerpo como objeto a ser daado, indican la proclividad del hombre a reali
Con miras de olvidar a alguien indigno del amor profesado o, por alguna
terrar", echar tierra, como a los cadveres, echar por tierra, como una forma de
darlo para hacerlo caer del pedestal que implica la idealizacin, o de interponer
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la voracidad insaciable que expropia y paraliza al otro, lucha que se libra mediatizada
por el cuerpo. Florecen tambin las fantasas originadas por la envidia y los celos; la
primera tendiente a daar lo valioso del otro que le es negado al sujeto, obstaculizando
as el goce del prjimo, y la segunda para impedir que eso rehusado para s sea ofrecido
a un tercero. Demandando apoderarse del otro, de su goce, se acta aduendose de su
cuerpo. La dimensin predominante de la relacin con el cuerpo y con el otro que
genera este tipo de fantasmagora es la imaginaria.
Si lo nico atrapable del otro es su cuerpo, puesto que su deseo, su goce y
parte de su subjetividad se escapan, las acciones se dirigen a aqul. En el discurso
moderno, al tratar de extirpar los lmites, esclarecer y controlar los misterios y las
oscuridades, se expone la imagen y al extremo se exhiben los cuerpos y los actos en su
crudeza, crendose la ilusin de dominar al sujeto al dominar su cuerpo; una expre
sin de poder es sumirlo en la impotencia. La tortura o el maltrato al cuerpo se reali
zan para apropiarse de sus secretos, para castigarlo por un acto de insubordinacin o
para doblegarlo sumisamente en la obediencia de quien se proclama amo por tener
transitoria o definitivamente el poder.
El goce generado en el espectro de fantasas sobre el dao, destruccin o muerte
del cuerpo, depende de cada sujeto, tambin de las razones que lo llevan a construir
las. No obstante, puede encontrarse un elemento comn en ese campo fantasmagri
Weltchrnik de Schedel.
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PSICOANALISIS
CULTURA
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suficiente, exige que ese movimiento se encuadre en una estructura de decir, que se
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gustia producida por lo ledo en el Otro, con el acto se le deja fuera de la situacin,
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en tanto hay un deseo inconsciente que lo soporta y es un deseo del sujeto. Un acto
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exige que el sujeto asuma en toda su dimensin la responsabilidad por su acto y, por
tanto, por su deseo; entonces, el acto se liga a la funcin tica. Lacan reconoce en el
suicidio el acto por excelencia, no aquel realizado ante la angustia, como pasaje al
acto, sino aquel asumido con toda la intencionalidad consciente e inconsciente 14 .
"Todo acto verdadero, en el sentido propuesto por Lacan es as, digmoslo, un "suici
dio del sujeto", puesto entre comillas para indicar que l puede renacer, pero renace
diferentemente"15. Por eso el acto tambin se relaciona con la muerte y con la des
truccin, en tanto destitucin de una situacin anterior. As, por esta va, los caminos
referidos a los actos se ramifican, encontrndose los actos de destruccin propia o del
otro y los actos sublimatorios referidos al carcter creador de la pulsin de muerte, ya
que para crear algo nuevo hay que hacer una ruptura, destruir lo existente.
Grabado en madera de una edicin del Livre de Mlusine.
El sujeto, de todas formas, est implicado all y ese goce que busca ser regulado por
los ideales y por el discurso, paradjicamente, es exacerbado por stos, pudiendo
devenir en el goce por la destruccin misma.
Distinta es la postura de quien realiza una obra escrita o cinematogrfica de
destrozo del otro o de muerte, de aquel que realiza una masacre en lo real como obra.
Para cada uno su acto y su goce es distinto. En el primero no hay un dao en lo real, en
el segundo se opera sobre lo imaginario y lo simblico pero ante todo sobre lo real del
14
otro. El paso al acto de lo fantaseado implica una ruptura del dique protector para que
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PSICOANLISIS
'seguidos fueran en efecto las supuestas bacterias peligrosas que haba necesa
riamente que erradicar del tejido social para evitar que lo contaminaran con la impu
reza racial y con los discursos de la disidencia"16. Puede decirse que, de una u otra
forma, esto est presente en los diversos exterminios humanos.
Esos actos de terror no slo van dirigidos a las victimas, a su subjetividad ya su
cuerpo, aunque en ocasiones stas tienen nombre propio, por ejemplo cuando con lista
en mano se les busca, se les amenaza y se efecta la masacre, sino que tambin apuntan a
que se conviertan en actos ejemplarizantes para quienes en su horror son testigos con su
mirada, su escucha o su
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semejante y al colectivo. Esto se hace necesario para que una sociedad sea viable y
que no simtrico, tanto a quien se adjudica el poder y el dominio que busca sostener
con un acto sin renunciar a stos, no renunciar a ellos, como a quien encontrndose en
dir el exceso del Otro. Interjuego de ataques y defensas en el que deben entrar a mediar
el lugar del dominado o en peligro se defiende en legtima defensa atacando para impe
los pactos, contando con su lmite, con esa tendencia del hombre a la destruccin que
no sirve al vnculo social armnico e interviene creando malestar social. Cuando los
neciente a un
to, no rompiendo
Diccionario introductorio de
FREUD, Sigmund,
ITWf'rtd, l'n6
El estadio del
como
formador de la (uncin del yo
como se nos revela en la
psicoanaltica, en Escritos 1, Mxico, Si
LACAN, Jacques,
1978.
36
Buenos Ai-
glo XXI,1989.
UNIVERS!DAD
NACI
NA
Df
COLOMBI
realidad de la
fantasa, en Stylus: Revista de Psicoanlisis,
MENARD, David,
MllIvlANI~NE , Jos,
Diccio
nario de la Real Academia de la
Es
paola, Madrid, Espasa Calpe, 1996.
SOLER, Colette, El cuerpo en la enseanza de
Lacan, en Traducciones, Medelln,
REAL ACADEMIA Dr lA LENCUA ESPAOLA"
VEGH, Isidoro, El
Cedisa, 1987.
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JARDIN
FREUD
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