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La Reordenación Urbana Del Disfrute Amparo Sevilla
La Reordenación Urbana Del Disfrute Amparo Sevilla
La Reordenación Urbana Del Disfrute Amparo Sevilla
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AMPARO Ssvnuv’
que dio inicio varias décadas atrás, se han acentuado notablemente en las últimas
décadas debido a la imposición del neoliberalismo.
En la Ciudad de México, lo anterior se observa entre otras cosas. por la
notable reducción de los lugares públicos que posibilitan la
el encuentro
y
comunicación colectiva para la recreación y el intercambio cultural, fuera de ciertos
Etnologia y Antropología
"‘
Investigadora Titular de la Dirección de Social, perteneciente al Instituto
Nacional de Antropologia e Historia (INAH). México D.F.
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circuitos comerciales y del clientelismo político. Se trata de una ciudad de masas,
en la cual las ofertas culturales son sumamente restringidas para los sectores
resultado que dichos sectores tienen una posibilidad muy limitada para la recreación
cultural, fuera de los circuitos electrónicos de difusión masiva.
Simultáneamente a la privatización de los espacios públicos, encontramos
orden corporal.
En las políticas urbanas observadas en la Ciudad de México, se han
implementado diversas medidas tendientes a imponer un control y una disciplina
corporal que favorezca a los requerimientos por el dados
trabajo, como parte fun-
damental de la conformación de las clases trabajadoras. Paralelo a este proceso se
estrategia, esto es, existe una configuración social del cuerpo basada en los usos
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Cuadernos de ANTROPOLOGÍA SOCIAL N° l 1
posición
la y la situación de clase. Se trata entonces de un consumo diferenciado
de los espacios públicos para la recreación según la pertenencia de clase, pero
también de género y edad.
Las consideraciones anteriores sirvieron de general para
marco el desarrollo
de una investigación antropológica sobre el surgimiento, auge y lo que pareciera
ser inminente proceso de desaparición de los salones de baile
popular en la Ciudad
de México. Un dato muy relevante para entender la problemática social en tomo a
estos lugares públicos es que, a pesar de que en la ciudad citada hay alrededor de
ocho y medio millones de habitantes, encontramos que tan sólo tres salones de
baile han sobrevivido al embate modemizador de la ciudad, éstos son:
-
El “Colonia” fundado
1922, “Los en Angeles” construido en 1937 y El “Califor-
nia Dancing Club” que funciona desde 1954.
El estudio partió de la consideración de que los salones de baile se originaron
en las principales ciudades del mundo occidental, dentro del manto de la modemidad
derivado de la posguerra y como resultado de una concepción secular del cuerpo
humano que propició el arribo de una industria cultural. Cabe recordar que a partir
de 19 l 8 el vecino país del norte ejerció un control de la economía mundial a través
de sus industrias de punta: la bélica, la automotriz y la cinematográca. Con base
en dicha producción se da la primera etapa de expansión estadounidense, la cual
alcanzaría fuerte incidencia en las distintas esferas de la vida social de la nación
mexicana.
Debido al fuerte impacto que causó el desarrollo
joven de la industria cul-
tural es que aumentó considerablemente en México
en las principales ciudades
(y
americanas y europeas) el consumo de aquellos géneros musicales que
sucesivamente se fueron poniendo de moda en los Estados Unidos: One-step, Two
rior, otros géneros provenientes también del extranjero: Vals, Rumba, Tango, Paso
que se reconoce como “bailes de salón”. Estos lugares fueron producto de una
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competencia empresarial que a su vez fue resultado de un determinado proceso de
urbanización. Esto signica que la producción de nuevos géneros musicales con
lugares (los salones de baile) que estuvieron en auge desde la década de los veinte
hasta fmales de los cincuenta, con una forma de ftmcionamiento que en ese entonces
los servicios prestados, además de que ofrecen una serie de atractivos que provienen
de las metrópolis en las que se están generando nuevas modas musicales.
A lo anterior se
agrega el fuerte aumento de los bienes de consumo que se
Cabe advertir que los salones de baile desde su origen (los años veinte)
hasta nales de la década de los cincuenta, formaban de circuito de difusión
parte un
de los bailes de pareja. entre los cuales estaban: pulquerías, caminas, academias y
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Cuadernos de ANTROPOLOGÍA socuu. N° u
tienen la economía suciente para asistir a los salones de baile. Los “tíbiris”
mcionan en espacios abiertos y cerrados en los más diversos puntos de la zona
impuesto como lugares distintivos para la gente con poder adquisitivo, de ahí que
se caractericen entre otras cosas, porque en la entrada hay sujetos encargados de
seleccionar el ingreso de los asistentes, según su pertenencia social.
vísperas
En siglo del
y bajo impulso XXI el de un acelerado proceso de
nuevo tipo tugurios de en donde los clientes pueden bailar sin inhibición alguna
(aparentemente), con quien le de la gana (solo o con pareja del mismo o del otro
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sexo), además de ver y sentir todo “aquello que ni siquiera imaginó” (los table
dances), tocar y/o ser tocado por manos y labios anónimos (los dark rooms),
entre otras distracciones ofertadas en el mercado del cuerpo. Sin embargo, dentro
de esta amplia diversidad de ofertas para el baile resultan ser, en su gran mayoría,
inaccesibles para las clases populares.
Es innegable que estamos viviendo, a mediados de la década de los noventa,
una época de reestructuración de los ambientes sociales generados en los lugares
públicos. En estos espacios de interacción social, se ofrecen diversas formas de
poner en juego situaciones contrapuestas, pero que de hecho dan combinadas,
se
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Cuadernos de ANTROPOLOGÍA SOCIAL N° l 1
El reglamento antes citado se elaboró en el año 1944, mismo que tuvo ligeras
modicaciones hasta mediados de 1996, en que se decretó una nueva ley. Como el
reglamento de 1944 resultaba anacrónico para las necesidades actuales de los salones
de baile, los empresarios de los mismos consideraban que debía reformularse, lo
cual se realizó mediante la expedición de la “Ley para el Funcionamiento de
Establecimientos Mercantiles en el Distrito Federal”. Esta reformulación se hizo,
por desgracia y como suele suceder, sin escuchar la opinión de los directamente
afectados, que en este caso son los antiguos empresarios, además de que los cambios
ahí anotados presentan nuevos problemas para el mejor funcionamiento de los
salones de baile.
Los dueños de los establecimientos en los cuales se puede bailar están a la
espectativa de la forma en la que la nueva ley será aplicada debido a que, a varios
meses de publicación,
su aún no
pone se en vigor porque no se ha hecho el
reglamento correspondiente. Quedan pendientes entonces varias cosas, como por
ejemplo, los nuevos horarios que se establecerán para cada giro. Mientras se hacen
las respectivas adecuaciones se deja a la discrecionalidad de cada una de las
delegaciones el otorgamiento de dichas licencias.
También se deja en manos de los delegados la decisión de la posibilidad o
no de efectuar bailes en la vía pública, señalando en la misma ley que quedan
prohibidos los bailes al aire libre a excepción de los organizados por las propias
delegaciones por alguna
o otra instancia gubemarnental. Tal determinación afecta
seriamente lo que se había constituido ya en una práctica comunitaria en varios
asentamientos urbano-populares. La calle como único espacio posible de recreación
colectiva para las clases populares, queda vetada con esta nueva disposición a
menos de que los organizadores de bailes al aire libre logren negociar politica y
económicamente con las autoridades.
Para terminar nuestra participación quisiéramos concluir planteando tan
sólo la siguiente reexión. Los salones de baile ya no sólo son empresas poco
rentables, sino que tampoco lugares resultan atractivos para los buscadores de
emociones fuertes o para los adictos de las nuevas tecnologías; aquellos que ni de
que les ocasiona una vida cada vez más individualista y competitiva.
Los que tuvimos la fortuna de apreciar íntimamente cómo es que en los
salones de baile la tradición se toma motivo de existencia. envuelta por la magia
de antiguos y nuevos encuentros; quienes cotidianamente buscamos y dis-utamos
de las prácticas colectivas (que no masivas) tenemos dos posibilidades: ser testigos
mudos o espectadores pasivos de la inminente extinción de estos y otros recintos
en los cuales se albergan las culturas populares dentro de esta caótica ciudad. o
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bien, intentar junto con pequeños empresarios
los y clientes de los recintos citados,
desarrollar nuevas estrategias de funcionamiento que sin ser absorbidos por la
lógica de la ganancia, puedan seguir operando como lugares de encuentro y
comunicación.
NOTAS
el título de “Los
'
Esta investigación está publicada bajo salones de baile popular: espacios de
ritualización urbana” en García Canclini, Néstor (Coord.)( 1998). Cultura y Comunicación en la
Ciudad de México. México. Grijalbo/UAM.
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