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Cartilla Sobre Prevención Del Trabajo Infantil
Cartilla Sobre Prevención Del Trabajo Infantil
Cartilla Sobre Prevención Del Trabajo Infantil
Presentación.
Este acercamiento al trabajo infantil en todas sus manifestaciones, observa a este fenomeno
como una pandemía real e invisibilizada que esta destrozando a la sociedad y cada día crece
de manera más impresionante atacando a la infancia no solo en nuestro país, sino en el
mundo y requiere de atención y solución o al menos mitigacion para pensar en una infancia
y adolecencia con futuro.
El gobierno municipal esta convecido que son las Instituciones Educativas los espacios
privilegiados para el diseño e implementación de prácticas distintas y alternativas en pro de
la erradicación del trabajo infantil, en ellas se realizan los procesos de socialización propios
de la infancia, por ello, la Secretaría de Educación del Municipio de Ibagué esta segura y le
apuesta a creer que es desde el ámbito de la educación escolar, acompañada de los
estamentos que componen la comunidad educativa, como la familia y los grupos de
pertenencia, desde donde es posible inculcar los valores que pueden sustentar el trabajo y la
lucha contra el flagelo del trabajo de la infancia. Es desde el ámbito de la educación formal
desde donde se puede sensibilizar, y en el cual se puede aprender acerca de la realidad de
los niños y niñas ibaguereños y adquirir las herramientas para enfrentar al trabajo infantil
problema que ha ido creciendo en nuestra región.
En el marco del convenio se desarrolla un proceso de sensibilización y formación a los
docentes de las Instituciones Educativas de Ibagué y a un grupo de familias, con el
objetivo de reconocer la problamática del trabajo infantil que afecta a los niños y niñas y a
formar a los maestros de aula para que ellos en una próxima fase esten en capacidad de
disponer los recursos necesarios destinados a la conformación de escenarios y relaciones
propicias para el cuidado, la protección, el desarrollo y la participación de la niñez.
En este sentido, la secretaria auno esfuerzos con la Universidad del Tolima mediante el
convenio xxxxx y el apoyo del grupo de investigación GES, Grupo de Educación Social,
que siempre ha considerado fundamental proporcionar a los maestros de aula herramientas
de sencilla aplicación para trabajar con los niños y las niñas de la ciudad, el eje de esta
cartilla: la prevención del trabajo infantil, proponiendo saberes, herramientas y actividades
adaptables al contexto y a la población de los mencionados grupos.
Se espera que los mismos sean útiles y que cada maestro de aula pueda utilizarlos,
amoldarlos y recrearlos para cumplir los fines para los que fueron creados.
Indice
PRESENTACIÓN .
INTRODUCCIÓN.
CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS.
MATERIALES ANEXOS.
Introducción
La promoción y protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes es un
compromiso del Estado Colombiano de acuerdo a la normatividad internacional, nacional y
municipal. Esto se traduce en que, familia, sociedad y Estado, de manera corresponsable
deben contribuir a que los niños, niñas y adolecentes alcancen su desarrollo integral y estén
protegidos de situaciones que vulneran sus derechos.
Esta cartilla es una guía para los y las maestras de aula, que trabajen en la promoción y
protección de los derechos de la infancia, y quieran contribuir en la formación de los niñas,
las niñas y los adolecentes convirtiendose en multiplicadores para la prevención del trabajo
infantil en sus comunidades. El material puede utilizarse para fundamentar y irientar
sesiones de trabajo con niños, niñas, adolescentes y jóvenes, a partir de los 8 años de edad.
Se entiende por formación, en el marco de esta propuesta, el proceso analítico y crítico que
se da al acercarse a una realidad social de manera experiencial, y que conlleva cambiar la
forma como se conoce, se valora y se actúa frente a la misma. Desde esta mirada, la
formación de los maestros de aula de Ibagué parte de la siguiente premisa: “Maestros
sensibles ante la problemática del trabajo infantil, que son conocedores , han sido
informados, y formados para acercarse al problema con capacidad crítica y para
apropiarse de su labor y asumir la decisión de actuar e intervenir en su comunidad”.
La cartilla esta constituida por 6 talleres, cada uno de los talleres tiene una sección
conceptual y unos talleres prácticos para reflexionar y consolidar la aprehensión de saberes.
La metodología utilizada es la de talleres y en ellos se emplean diversas técnicas
pedagógicas, tales como trabajo en grupo, lluvia de ideas, debates, juego de roles, trabajo
artístico y estudio de casos. En total son XX talleres de aproximadamente dos horas de
duración cada uno. El esquema de cada taller incluye los objetivos y una guía para
desarrollar la actividad paso a paso.
A continuación se presentan algunas sugerencias para el buen desarrollo de los talleres con
base en las recomendaciones establecidas por el National Institute on Drug Abuse (2000)
para tres momentos especificos.
Antes de la realización del taller:
Durante el taller:
Tratar a los participantes con respeto y ser sensible a sus necesidades y temores.
Reconocer públicamente su saber y aportes al grupo. Tener a mano una lista de
direcciones y teléfonos de personas y grupos que pueden prestar ayuda por si algún
participante lo requiere o necesita.
Cierre:
Hacer un cierre con los miembros del grupo, en donde tengan la oportunidad de
compartir sus opiniones, sentires y vivencias frente a la experiencia.
Introducción:
El objetivo de esta cartilla es informarles sobre uno de los problemas que aqueja a nuestra
sociedad el trabajo infantil y sus características, conocer las formas en que se hace efectivo
en la sociedad por ejemplo; la explotación sexual comercial y el trabajo infantil doméstico.
Estas entre muchas otras formas de explotación impiden el desarrollo de niños, niñas y
adolescentes en nuestras comunidades educativas. Las Instituciones educativas y sus
maestros de aula pueden ayudar a prevenirlo.
Queremos comunicarles algunas ideas de lo que podemos hacer para enfrentar las
problemáticas referentes al trabajo infantil, para establecer una relación distinta con los
alumnos que nos permita entenderlos mejor y ayudarlos en su proceso de formación, de ahí
la necesidad de reflexionar acerca de las funciones que cumplen las Instituciones educativas
en la sociedad. Las instituciones no solo deben ocuparse de los procesos de aprendizaje , su
función no se limita a preparar a los niños, niñas y adolecentes para que contesten una serie
de pruebas y exámenes; la misión de las I.E, además de enseñar, es formar seres humanos,
y tnosotros como maestros somos actores indispensables en el logro de este objetivo.
¡Bienvenidos!
Pregunta generadora:
Preguntas orientadoras.
1. Para qué?
2. Por qué?
Temáticas:
El trabajo infantil
Propósito:
Having never been to school, Gabir and can neither read nor write.
“I’d like to go to school,” he says. “If I go to school my life would be better.”
Gabir trabaja en una de las más de 100 fábricas de ladrillos que hay en Shahdadkot, una ciudad de
400.000 habitantes en la región occidental de Sindh, y en sus alrededores. En Pakistán existen miles
de establecimientos similares cuya mayoría cuenta con una plantilla de niños trabajadores. Millones
de menores pakistaníes trabajan de alguna manera en condiciones de explotación.
Gabir recibe 50 rupias al final de cada jornada de trabajo de ocho horas y media, cantidad
equivalente a unos 60 centavos de dólar. El niño, que trabaja bajo los implacables rayos del sol seis
días por semana, recoge, prepara y transporta diariamente una cantidad de barro suficiente para
fabricar entre 600 y 700 ladrillos.
Al anochecer, Gabir regresa a la fábrica para preparar el barro con el que se fabricarán los ladrillos
del día siguiente. Todos los días tiene que hacer hasta 40 viajes hasta un lago cercano para recoger
agua, que acarrea en un pesado cubo de metal hasta su lugar de trabajo.
“Es un trabajo difícil y arduo, y no me gusta”, señala Gabir, que trabaja junto a su padre en la
fábrica desde hace un año. “A veces no voy a trabajar durante una semana pero mi padre me pide
que regrese. Me he escapado de la fábrica y he vuelto a mi casa muchas veces”.
Gabir debe trabajar para ayudar a mantener a sus padres y sus dos hermanos. “Gano muy poco”,
dice el padre de Gabir, a quien su propio padre llevó a trabajar a la fábrica de ladrillos hace 20 años.
“Por eso pensé que si mi hijo también trabajara podríamos ganar suficiente para mantener a la
familia. Y a pesar de eso, apenas si logramos sobrevivir”.
fuente: Una trabajadora social de Indus Resource Centre, una ONG de la provincia de Sindh (Pakistán) que
recibe apoyo de UNICEF, conversa acerca del futuro con un niño que se gana la vida con la fabricación de
ladrillos.
“No conocí el jugar, nunca jugué. A los seis años ya me ocupaba de buscar leña y
agua en el río”. Lo dice Hugo, salteño, ahora cerca de cumplir sus 40 años. A los 15,
junto a sus hermanos, comenzó a trabajar en el tabaco. Desde la provincia de La
Rioja, Ramona se inició en las tareas domésticas a los 8 años para ayudar a sus
padres y presenta un relato similar: “No tuvimos niñez, teníamos que trabajar para
sobrevivir”. Desde los glaciares patagónicos hasta el altiplano, desde los Andes
cuyanos hasta las islas del Delta, la huella del trabajo infantil perdura en las voces de
quienes lo experimentaron.
2 momento: conceptualización.
2.1. Video.
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%20YouTube.htm
El Primer Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección al Joven
Trabajador, (1996) define al “Trabajo infantil como toda actividad física o mental,
remunera- da o no, dedicada a la producción, comercialización, transformación, venta o
distribución de bienes o servicios, realizada en forma independiente o al servicio de otra
persona natural o jurídica por personas menores de 18 años de edad”. Para Bonilla (2010),
el trabajo infantil es “toda actividad económica realizada por los niños, las niñas y los
adolescentes que los priva de su infancia, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial
para su desarrollo físico, mental, social, moral e interfiere en su escolaridad”.
Según elConvenio182 delaOIT,se consideran como formas de trabajo infantil a todo trabajo
que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su
desarrollo físico y psicológico, tales como: la esclavitud, la servidumbre, el trabajo forzoso,
la prostitución, la pornografía, el reclutamiento en el conflicto armado y la utilización en
actividades ilícitas. En resumen, se considera como trabajo infantil a toda actividad
económica efectuada por un niño, niña o adolescente que pone en riesgo su integridad
física, mental o moral, y por ello, implica una limitante para su desarrollo integral.
De los 11’331.937 niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años que viven en Colombia, el
82,4% se dedican exclusivamente a es- tudiar, el 6,4% trabaja y estudia al tiempo, el 3,4%
trabaja sola- mente y el 7,8% no está escola- rizado, ni trabaja (Cuadro 1). Esta distribución
en el uso del tiem- po es preocupante, dado que, “un niño que adquiere menos educación
debido a su trabajo [u ocio] crece para ser pobre de adulto y como adulto pobre en- viará a
sus niños al mercado la- boral, perpetuando el ciclo entre pobreza” (Acevedo, Quejada, &
Yánez, 2011, pág. 117).
2.3. Discutiendo…
3. Procediendo…
¿ y mi realidad qué?
4. Evaluandonos …..
En cuanto al tiempo que dedi- can a trabajar, según el DANE, se puede afirmar que en el año 2012
existían un 1’111.333 los niños, niñas y adolescentes en- tre los 5 y 17 años vinculados en
actividades laborales pro- ductivas, de este total, el 43,5% destinan menos de quince ho- ras a la
semana, mientras que el 56,5% utilizan más. El uso del tiempo en oficios del hogar presenta una
alta incidencia, de tal forma que existen 608.455 niños, niñas y adolescentes que efectúan
actividades en el ámbi- to privado por 15 horas o más a la semana.
Cuadro 1. Distribución de los niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años de edad para Colombia
en el año 2012, según su situación escolar y laboral
NO
ASISTE TOTAL
ASISTE
Trabajando 727.400 383.933 1.111.333
No trabajando 9.332.273 888.330 10.220.604
Total nacional 10.059.673 1.272.264 11.331.937
Cuando un niño, niña o ado- lescente se encuentra vincula- do como trabajador infantil, se enfrenta
al dilema de reducir el tiempo que puede dedicar a espacios formativos lúdicos
y de socialización para cumplir con las obligaciones laborales. En un primer acercamiento para
entender cuáles son las causas y motivaciones que llevan a las niñas, niños y adolescentes a
vincularse tempranamente al mercado laboral, se observa que las razones económicas con- centran
el 85% de las repuestas y los patrones culturales el por- centaje restante (Gráfica 1).
Elaboración: Observatorio del Bienestar de la Niñez. ICBF, con base DANE – GEIH IV-T. 2012
La situación que más llama la atención son los 888.330 niños, niñas y adolescentes que no están
matriculados en ninguna institución educativa y no son trabajadores infantiles, lo cual, lleva a que
se planteen pregun- tas tales como: ¿A qué activi- dades destinan su tiempo? ¿El exceso de ocio
estará relacio- nando con las infracciones a la ley efectuadas por niños, niñas y adolescentes? ¿Qué
hacen sus familias, la sociedad y el Estado para garantizar sus dere- chos? abriendo una nueva línea
para futuras investigaciones.
Con base en lo anterior, se iden- tificó una situación de conflicto entre la distribución del tiempo de
un niño, niña o adolescente: a la educación, al trabajo y al ocio, por ello, este documento intenta dar
respuesta a la pre- gunta ¿Qué impulsa a los niños, niñas y adolescentes a trabajar vs estudiar en
Colombia?, con el objetivo de identificar posibles soluciones para la erradicación del trabajo infantil
y favorecer el desarrollo integral de la niñez colombiana.
La vulnerabilidad económica del hogar se incrementa ante reduccio- nes del ingreso familiar y
frente a contingencias, de tal forma que “los hogares pobres tienen una capaci- dad limitada o
incluso sin capacidad alguna para asegurase a sí mismos cuando su situación económica se
deteriora. Muy a menudo, la partici-
pación de los niños en actividades económicas son esenciales para la supervivencia de sus
hogares” (Woahid & Kalam, 2012, pág. 18).
Es decir, ante las limitadas capacida- des de respuesta que tienen las fa- milias en condición de
pobreza para hacer frente a las contingencias de la vida, (sin ahorros y sin acceso a crédito), el
hogar se ve impulsado a recurrir al trabajo infantil de sus hijos como un medio para satisfacer sus
necesidades (OIT, 2013). Incluso, al- gunos autores consideran que la ex- trema prohibición del
trabajo infantil obliga a los niños a obtener trabajos mas peligrosos y menos vigilados como la
prostitución o la vinculación a bandas criminales, dado que “una familia pobre no puede permitirse
el ocio de los niños hasta que su ingre- so aumenta lo suficiente” (Woahid & Kalam, 2012, pág.
15).
En general, los estudios sobre traba- jo infantil han encontrado que éste “se debe en gran parte a la
pobreza, y que la solución a largo plazo radica en un crecimiento económico sos- tenido
conducente al progreso so- cial, en particular a la mitigación de la pobreza y la educación
universal” (Ley 704, 2001). Es por esto que la superación de la pobreza extrema, ha sido uno de los
objetivos centra- les del gobierno, procurando una focalización y articulación de toda la oferta
institucional del Estado orien- tada a brindar servicios sociales de calidad. Una solución integral
debe- ría considerar no solamente aspec- tos como la pobreza y la calidad de la educación, sino
también los as- pectos subjetivos y culturales que median en la relación entre padres y trabajadores
infantiles.
• Creencias: el trabajo infantil es considerado como formativo y se cree que es una prepara- ción
para asumir la vida; “el tra- bajo infantil puede constituir un componente importante en la crianza
de los niños ya que mo- tiva la construcción de valores que les serán de gran utilidad en la adultez
para su desenvol-
vimiento laboral, entre ellos, la responsabilidad, la autonomía y la perseverancia” (Acevedo,
Quejada, & Yánez, 2011, pág. 119). Esto se ve reflejado en al- gunos imaginarios como:
• Costumbres: Padres que empezaron a trabajar muy tem- prano impulsan a sus hijos a hacerlo
también, dado que, lo consideran como una experien- cia positiva para replicar en la
siguiente generación. Por otro lado, está la transmisión de un oficio tradicional especialmente en el
área rural y en pueblos in- dígenas.
• Cultura de la ilegalidad: Por otra parte, el trabajo infantil existe dado que hay emplea- dores que
están dispuestos a contratar a niños, niñas y ado- lescentes, incentivados por la mayor obediencia y
menores costos frente a los adultos, al tal punto que prefieren manejarse en la ilegalidad. El caso es
peor aún, cuando se explota al traba- jador infantil en economías ilíci- tas dada la imputabilidad de
los menores de edad.
y que se detalla a continuación mediante cuatro apartados: pri- mero, la selección de variables del
modelo; segundo, la especi- ficación del modelo; tercero, la estimación econométrica; y por último,
las predicciones de pro- babilidad.
la prevención y erradicación del trabajo infantil, bajo la articulación de los respectivos Ministerios
de Trabajo (OIT, 2017). El Marco Acelerador de Políticas está basado en la combinación de dos
abordajes: por un lado, un enfoque de protección para el retiro del trabajo infantil y restablecimiento
de derechos; y por otro, un enfoque preventivo, que comprende acciones destinadas a identificar e
intervenir oportunamente a los niños y niñas que se encuentran en trayectoria de trabajo infantil
para impedir su ingreso precoz al mercado laboral.
Dentro de estas acciones, y considerando que es imperante proporcionar datos fiables, exhaustivos y
oportunos que sirvan de base para determinar las prioridades de la acción nacional y subnacional
dirigidas a la prevención y eliminación del trabajo infantil, la Oficina Regional de la OIT para las
Américas, en su calidad de Secretaría Técnica de la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe
libre de trabajo infantil, solicitó asistencia técnica a la Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (CEPAL) con el fin de elaborar en conjunto una herramienta que posibilite la
identificación oportuna de los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en trayectoria de
trabajo infantil.
Esta herramienta, denominada Modelo de Identificación del Riesgo de Trabajo Infantil, permite
identificar los territorios en los cuales hay mayor probabilidad de trabajo infantil a partir de la
información estadística existente en los países y, además, posibilita estimar el peso de diversos
indicadores de riesgo en los territorios, con el fin de definir qué acciones multisectoriales son más
relevantes en ellos para interrumpir la trayectoria del trabajo infantil. Esto facilitaría que los países,
tanto a nivel nacional como subnacional, dispongan de información confiable para diseñar
respuestas focalizadas y articuladas, mejorar el desempeño y efectividad de las políticas públicas,
avanzar en el logro de las metas nacionales y contribuir al logro de los compromisos globales
asumidos.
El documento se estructura en cinco apartados. El primero examina el contexto actual del trabajo
infantil en la región a través de un análisis de su prevalencia en los países y de una búsqueda de
características comunes entre ellos en base a la información disponible. El segundo revisa diferentes
estudios con el fin de poder elaborar un cuerpo analítico que dé cuenta de los factores asociados al
trabajo infantil. Este apartado se divide en dos partes, por un lado, se analizan los factores asociados
al contexto y, por otro lado, se entrega evidencia acerca de los factores del hogar y del propio niño o
niña. En la tercera sección se examinan los distintos elementos presentes a la hora de realizar una
medición del trabajo infantil, entre los que destacan cuestiones relacionadas con la definición
estadística y las fuentes de información disponibles para dicha medición. En el cuarto apartado se
propone una metodología para identificar y estimar el trabajo infantil a nivel subnacional a partir de
la información estadística de los países. Finalmente, en el quinto apartado se presenta un ejercicio
de validación de la metodología propuesta, indicando sus fortalezas y debilidades.
14
1
E LTRABAJOINF
ANTILY
ADOLESCENTE EN
AMÉRICA LATINA
Y EL CARIBE
En América Latina y el Caribe, la mayoría de los países ha realizado importantes esfuerzos con el
fin de prevenir y erradicar el trabajo infantil. Este proceso ha llevado a una significativa reducción
tanto en términos absolutos como relativos, lo que ubica a la región en una posición privilegiada
para convertirse en la primera región en desarrollo libre de trabajo infantil (OIT, 2013).
Según estimaciones de la OIT (2017), el porcentaje de niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años
en situación de trabajo infantil bajó de 10,8% en 2008 a 7,3% en 2016, lo que equivale a una
disminución de 3.7 millones de personas en esa situación. En este período, también se constata una
importante reducción del trabajo peligroso6, que disminuyó de 6,7% a 4,4%, equivalente a 3.2
millones de niños, niñas y adolescentes. Aun cuando en América Latina y el Caribe no existen
estudios regionales actualizados que posibiliten comparar la situación de los niños, niñas y
adolescentes en la región, los de nivel nacional7 permiten constatar que la región tiene una serie de
rasgos comunes con relación al trabajo infantil. Aunque los números varían de país a país, entre las
características que destacan se puede constatar que gran parte de los niños, niñas y adolescentes que
trabajan lo hacen en actividades agrícolas.
Dentro de las subregiones, la Andina es la que presenta mayor concentración en estas actividades
(62%), seguida por Mesoamérica (43%), mientras que la menor proporción (38%) se encuentra en
el Cono Sur (OIT, 2013). A nivel de países, en Ecuador por ejemplo, los resultados de la Encuesta
de Trabajo Infantil (2013) muestran que el 71% de los niños, niñas y adolescentes que trabaja lo
realiza en la agricultura, el 21% en el sector de servicios y el 8,1% en la industria. En Guatemala, la
Encuesta ENCOVI (2014) da cuenta que el 65% de los niños, niñas y adolescentes que trabajan lo
hacen en la agricultura. En Colombia, según la Gran Encuesta Integrada de Hogares (2017), se
constata que la agricultura concentra el 44,4% del trabajo infantil; el comercio, hoteles y
restaurantes representan el 30,1% (DANE, 2017). Por su parte, en México, el 30% de los niños,
niñas y adolescentes trabaja en el sector agropecuario; 25% en el sector servicios y 23% en el
comercio (INEGI, 2015).
Una tercera característica en común es la marcada división del trabajo infantil por género. Aquí se
constata que los niños y adolescentes hombres presentan mayores tasas de trabajo infantil en
comparación con las niñas y adolescentes mujeres; y que los primeros, concentran su trabajo en las
actividades productivas fuera del hogar, especialmente en la agricultura. En El Salvador, por
ejemplo, el 76% del trabajo infantil es realizado por los hombres, donde predomina la agricultura,
ganadería y silvicultura (DIGESTYC, 2013). En Guatemala, cerca del 67% del trabajo infantil lo
realizan los hombres, especialmente niños indígenas, 69%, dedicándose principalmente a la
agricultura, 65%
7 Los estudios nacionales miden el trabajo infantil de distinta forma, por lo tanto, estos no son comparables entre sí.
(ENEI, 2014). Por otro lado, las niñas y adolescentes mujeres concentran su trabajo en actividades
domésticas y de cuidado no remuneradas. En Ecuador, por ejemplo, 7 de cada 10 personas, entre 5
y 17 años, que realizan tareas domésticas son mujeres (INEC, 2012). En Brasil, por su parte, cerca
de 214.000 niños, niñas y adolescentes se dedican al trabajo doméstico y, de ellos, el 94,2% son
mujeres, proporción que se mantiene entre los adultos y marca la fuerte división de género en esta
ocupación (CEPAL, 2016a). Esta situación genera una doble desventaja, ya que muchas de ellas
además de efectuar trabajos domésticos asalariados, tienen que realizar las tareas domésticas en sus
propios hogares. Cabe señalar que muchas veces esta actividad queda invisibilizada debido a que en
algunos países conciben el trabajo infantil sólo dentro de los límites del Sistema de Cuentas
Nacionales, dejando fuera de las mediciones oficiales el trabajo doméstico (no asalariado) y de
cuidados.
Una cuarta característica que se puede extraer de los informes nacionales es que el trabajo infantil y
adolescente afecta en mayor proporción a los pueblos indígenas y afrodescendientes. En el Estado
Plurinacional de Bolivia, casi la mitad de los niños, niñas y adolescentes que están inmersos en
situaciones de trabajo infantil son indígenas y muchos de ellos realizan actividades peligrosas. De
modo similar, cerca del 60% de los niños y niñas, entre 5 y 13 años, que realizan trabajo infantil en
Brasil son afrodescendientes.
Una quinta característica común es que, en gran parte de los países, los niños, niñas y adolescentes
no reciben remuneración alguna y aquellos que perciben algún salario, se sitúan muy por debajo de
los niveles legalmente establecidos. En Colombia, por ejemplo, el 56,2% de niños, niñas y
adolescentes trabajadores no recibían remuneración en 2017. En Ecuador, apenas el 30,5% declara
que recibe ingresos por su trabajo. En Costa Rica, el 20,9% de las niñas y adolescentes mujeres
ocupadas recibe un pago en especie por su trabajo. En Uruguay, por su parte, la mayoría recibe
ingresos de forma monetaria a cambio de su trabajo, que representa menos del 9% del ingreso total
de los hogares.
En síntesis, el ritmo del progreso y los indicadores alcanzados generan preocupación respecto a la
posibilidad de cumplir con las metas y compromisos nacionales e internacionales, entre los que se
destaca la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Para alcanzar la ambiciosa meta de eliminar
todas las formas de trabajo infantil hacia 2025, se requiere acción en varios frentes, incluida la
reducción de la pobreza, la mejoría del acceso, retención, pertinencia y calidad de la educación, la
generación de oportunidades de trabajo decente para los miembros adultos de la familia (hombres,
mujeres y jóvenes en edad de trabajar), la promoción de la igualdad de género, el fortalecimiento de
políticas de protección social, entre otras, con especial atención a las poblaciones más vulnerables al
trabajo infantil, considerando las dimensiones territoriales, de género y étnico-raciales.
8 Incluye los países de América Latina, el Caribe, los Estados Unidos y Canadá. Para mayor detalle de los países
considerados, ver: OIT. (2017). Estimaciones mundiales sobre el trabajo infantil: Resultados y tendencias 2012-2016.
21
2
F ACTORES
ASOCIADOS AL TRABAJO
INFANTIL Y
ADOLESCENTE
22
Factores asociados al trabajo infantil y adolescente
A continuación, se presentan las principales dimensiones de análisis que surgen de la revisión de la
literatura para explicar el fenómeno del trabajo infantil.
La información se estructura en dos apartados (ver Gráfico No.1). En primer lugar, se exponen los
factores asociados al contexto en el que viven los niños, niñas, adolescentes y sus familias, y cómo
estos afectan la decisión de incorporarles al mercado laboral. Dentro del contexto, se diferencia
entre el contexto macroeconómico, sectores económicos, institucionalidad y las políticas públicas
que se implementan.
En segundo lugar, se muestran los factores familiares e individuales, a saber, las características de
los padres, madres, niños y niñas y su condición socioeconómica, que ayudan a explicar la
persistencia del fenómeno.
les, con el fin de alejar definiti- vamente a la niñez colombiana de las peores formas de trabajo
infantil. Esta estrategia se lleva a cabo, a nivel departamental y municipal mediante los Comités de
Erradicación de Trabajo In- fantil – CETI, y a nivel nacional por intermedio del Comité In-
terinstitucional de Erradicación del Trabajo Infantil– CIETI.
primera infancia, la niñez, la ado- lescencia y el bienestar de las familias colombianas, y como parte
de la Secretaría Técnica del Comité Nacional Interinstitu- cional de Erradicación del Traba- jo
Infantil, ha venido trabajando en la puesta en marcha de la Es- trategia Nacional para Prevenir y
Erradicar las Peores formas del Trabajo Infantil 2008-2015, den- tro de la cual, se destacan las
acciones de prevención, resta- blecimiento y alianzas.
21
4.1. Iniciativas de prevención del ICBF
El ICBF ha diseñado varios me- canismos de prevención, para alejar a los niños, niñas y ado-
lescentes colombianos del tra- bajo infantil, los cuales se deta- llan a continuación:
• El programa de “Generaciones con Bienestar” tiene como ob- jetivo el empoderamiento de los
niños, niñas y adolescen- tes como sujetos de derechos y la promoción de entornos protectores,
brindándoles es- pacios para el buen uso del tiempo libre, con el fin de prevenir vulneraciones tales
como: embarazo prematuro, maltrato infantil, consumo de sustancias psicoactivas, traba- jo infantil,
reclutamiento, uti- lización en actividades ilícitas e ilegales, explotación sexual, entre otras.
• Otra de las campañas que efectúa el ICBF para prevenir el trabajo infantil es la “Red Protectora
de Campeones”, en donde se concientizan a los pa- dres y cuidadores de los efec- tos nocivos del
trabajo infantil, desmitificando las creencias erróneas frente a éste.
• Equipos Móviles de Protec- ción Integral – EMPI, es una línea estratégica de interven- ción que
tiene como eje de intervención la protección integral definida como el re-
conocimiento de los niños como sujetos de derechos, la garantía y cumplimiento de los mismos, la
prevención de su amenaza o vulneración y la seguridad de su restable- cimiento inmediato en desa-
rrollo del principio del interés superior- Ley de infancia y adolescencia – Articulo 7, tie- ne como
objetivo desarrollar, acciones coordinadas de pro- moción, garantía y prevención de la amenaza,
inobservancia y vulneración y de restableci- miento de los derechos a los niños, niñas y
adolescentes vinculados a las peores for- mas de trabajo infantil; como violencia sexual, consumo
de sustancias psicoactivas, trabajo Infantil y situación de vida en calle y demás proble- máticas que
vulneren sus de- rechos y sus familias, que les permita un desarrollo pleno y armonioso.
La implementación de líneas estratégicas con los Equipos de Erradicación de Trabajo Infantil - ETI,
encargados de la búsqueda activa, para la identificación de niños, niñas y adolescentes vin- culados
o en riesgo de trabajo infantil, gestión de medidas ur- gentes para el restablecimiento de sus
derechos y activación de la red Interinstitucional que per-
de protección a los adolescen- tes trabajadores (ICBF, 2010). Es por ello, que la Subdirección de
Restablecimiento de Derechos de la Dirección de Protección del ICBF, a través de las Coor-
dinaciones Técnicas de las 33 Regionales del ICBF, ha venido adelantando las siguientes ac-
ciones:
22
mita una oferta de atención, para encuentra ubicada en cincuenta de prevenir las peores formas la
garantía y restablecimiento de y dos (52) municipios de once de trabajo infantil. (ICBF, 2013 b) sus
derechos. La estrategia se (11) departamentos, con el fin
Figura 2. Ruta6 de Denuncia y atención de las Peores Formas de Trabajo Infantil
Inicio
Inspector de Policía
Comisarias de Familia
Alcaldías
Personerías
Instituciones de Educación
Instituciones de Salud
Sociedad Civil
los servicios y oferta del Esta- do, acompañando a las fami- lias en estos procesos.
chos – PARD, se aplican las medidas de protección, tales como: amonestación a los pa- dres con
asistencia obligatoria a curso pedagógico; asesoría a la familia; retiro inmediato
Atención y
Autoridades Administrativas.
SEGU
Intervención de apoyo
Externado
Otras Instituciones
Comisaría de Familia o autoridad Competente*
Verificación de Derechos
6
Cuando el ICBF recibe una denuncia de un presunto un niño, niña o adolescente en condición de trabajador infantil, un equipo psicosocial verifica la veracidad de los hechos y emi-
te un concepto integral del estado de cumplimiento de derechos, en el caso que al menos uno de ellos, sea afectado se ordena la apertura de la investigación y se inicia el “Proceso
Administrativo de Restablecimiento de Derechos – PARD”
23
Verificación de Derechos
(Ministerio de I Trabajo)
M
ENTO
del niño, niña o adolescente de la actividad que amenace o vulnere sus derechos; entre otras, según
corresponda en cada caso concreto.
Acciones de prevención en las instituciones educativas, con talleres dirigidos a los niños,
niñas y adolescentes y docen- tes, con el apoyo de la institu- ción de salud y educación en
territorio
Orientación a los servidores públicos en los territorios, so- bre trabajo infantil, normativi-
dad y otros conceptos sobre peores formas de trabajo in- fantil.
Para la protección integral de los niños, niñas y adolescen- tes trabajadores infantiles, se
activa el Sistema Nacional
de Bienestar Familiar: (ICBF, Ministerio de Educación, Mi- nisterio de Salud y Protec- ción Social,
Policía Nacional, Medicina Legal, entre otros), con el fin de articular la oferta institucional y
brindar los ser- vicios sociales pertinentes se- gún sea el caso, tales como: acceso a la educación,
apoyo psicosocial en la construcción de proyecto de vida, atención a la familia y opciones para el
uso del tiempo libre y demás.
• Existen dos modalidades para el apoyo y fortalecimiento a la familia, que el ICBF brinda en la
atención especializada a los niños, niñas y adolescentes vinculados a peores formas de trabajo
infantil: primero, externado, que es un espacio entre cuatro y cinco horas en
las que se desarrollan activi- dades: culturales, recreativas y formativas para el buen uso del tiempo
libre en la jornada alterna a la escolar; Segundo, intervención de apoyo, que presta una orientación
para fortalecer las condiciones in- dividuales y socio-familiares para el goce pleno de los dere- chos
de los niños, niñas y ado- lescentes y concientizar a las familias de su función como núcleos
protectores. (ICBF, 2013 a)
• Por último, después que se le han restablecido los derechos a cada uno de los niños, niñas y
adolescentes que estaban en condición de trabajador infantil, el ICBF efectúa un proceso de
seguimiento indi- vidual y familiar.
Infantil de Red Unidos, Comi- té Técnico Minas, los Comités de Erradicación de Trabajo In- fantil,
ubicados en los munici- pios y departamentos.
hasta el 2013 firmado con la Organización Internacional para el Trabajo - OIT y que se ejecuta
actualmente, median- te el Programa Internacional para la Erradicación del Traba- jo Infantil - IPEC
• Trabajo articulado con el Mi- nisterio de Trabajo, en tres comités: el Comité Interins- titucional de
Erradicación de Trabajo Infantil, el Comité de la Mesa Técnica de Trabajo
7
Las dos encuestas aunque son representativas a nivel nacional, operacionalmente y estadísticamente son diferentes, por lo cual, no son comparables.
24
grandes encuestas: la Encues- ta Nacional de Trabajo Infantil - ENTI decenal (2001 y 2011) y la
Gran Encuesta Integrada de Hogares – GEIH incluyendo en el cuarto trimestre un módulo de
Trabajo infantil (a partir del año 2012 se aplicara anual- mente).
• La alianza público privada con la Fundación Telefónica Co- lombia, en donde, “Yo Digo Aquí
Estoy” es una de las campañas bandera, la cual, opera como una aplicación gratuita para teléfonos
celu- lares inteligentes que es uti- lizada de manera libre por la comunidad para denunciar o reportar
ante el ICBF presun- tos casos de trabajo infantil,
Conclusiones
dicha aplicación se encuentra interconectada con una plata- forma web mediante la cual, el ICBF
recibe los reportes y procede a ubicar al niño, niña o adolescente para brindarle una atención
integral.
• Convenios con las cajas de compensación familiar, con el fin de procurar un adecuado manejo del
tiempo libre de las niñas, niños y adolescentes en el marco del Fondo para la Atención Integral de la
Niñez y Jornada Escolar Complemen- taria –FONIÑEZ.
• Articulación con empresas del sector minero, con el fin de sensibilizar a la población so- bre la
responsabilidad social
• La Estrategia de Ciudades Prósperas para los niños, ni- ñas y adolescentes, es uno de los proyectos
liderados por la Subdirección General del ICBF, en el cual, se han adherido vo- luntariamente las
alcaldías de las principales ciudades de Colombia, comprometiéndo- se a mejorar las condiciones de
vida de las niñas, niños y adolescentes de su territorio, siendo uno de los ejes de ac- ción la
erradicación del trabajo infantil.
24
Las restricciones de acceso al crédito presionan hacia un mayor trabajo infantil al interferir en la
capacidad de los padres para hacer intercambios entre ingreso actual y futuro (Acevedo et al., 2011;
Brown, 2002). En un escenario de acceso al crédito, ante variaciones en los ingresos, las familias
pueden hacer uso de sus expectativas de ingresos futuros y así moderar la restricción en el consumo
a lo largo del tiempo. Cuando las familias tienen restricciones de acceso al crédito, deben echar
mano a sus activos actuales y reemplazar el retorno futuro que significa la educación de niños y
niñas, por las restricciones actuales.
Dehejia y Gatti (2002) testean esta hipótesis tomando una muestra en 172 países y encuentran que
hay una relación negativa y significativa entre el trabajo infantil y las restricciones en el crédito,
siendo mayor en los países de menores ingresos. Medida por la relevancia del crédito en el PIB
nacional, el aumento en una desviación estándar en la proporción del crédito en el PIB está
relacionada con una disminución de 10% en la desviación estándar del trabajo infantil. Del mismo
modo, el acceso al crédito mitiga el incremento en el trabajo infantil en contextos de variaciones o
choques en el ingreso familiar (Beegle, Dehejia y Gatti, 2003; en Acevedo et al., 2011).
De modo contrario, el crecimiento económico, medido por el incremento en el PIB y el PIB per
cápita, se relaciona con la disminución del trabajo infantil. El análisis realizado por la OIT en cuatro
países de la región, para las edades entre 12 y 14 años, durante el período 2001-2007, muestra una
fuerte correlación inversa entre ambos fenómenos: un coeficiente de -0,83 en Colombia; -0,73 en
Brasil; -0,51 en Costa Rica; y -0,47 en Honduras. En el mismo informe se realiza un análisis de la
elasticidad del trabajo infantil en relación a las fluctuaciones en la economía. El resultado para estos
países es de -0,13 cuando se utiliza el PIB per cápita (es decir, que por cada aumento de 1% en el
PIB per cápita, la tasa de actividad o participación de este grupo de población se reduce en 0,13
puntos porcentuales) y de -0,08 con el PIB total (OIT, 2009).
El análisis de datos realizado por Sauma (OIT, 2015), indica que los casos de Chile, Panamá, Perú,
Bolivia y Guatemala constituyen la excepción a la relación descrita. Chile y Panamá, ambos países
con la menor tasa de trabajo infantil en el año 2002, a pesar de sostener un crecimiento económico
alto, no lograron disminuciones significativas hacia 2012, lo cual podría reflejar, según el autor, que
a menores niveles de trabajo infantil, el crecimiento económico tiene menos impacto en su
reducción.
Del mismo modo, Bolivia y Perú tuvieron un crecimiento económico alto, pero no lograron reducir
su tasa de trabajo infantil. Guatemala, por el contrario, tuvo un bajo crecimiento económico y logró
una modesta reducción de trabajo infantil. Los tres países mostraban las mayores tasas de trabajo
infantil al inicio del período de medición.
25
El mayor nivel de informalidad del mercado laboral se vincula con la mayor incidencia del trabajo
infantil. El análisis regional realizado por Sauma (OIT, 2015) encuentra una fuerte correlación
positiva entre ambas dimensiones, es decir, que mayores niveles de informalidad corresponden con
mayores tasas de trabajo infantil.
Además, hay sectores económicos con mayor prevalencia de trabajo infantil. Según el informe
Estimaciones mundiales sobre el trabajo infantil de la OIT (2017), el sector de la agricultura -que
comprende la pesca, la silvicultura, la agricultura de subsistencia y comercial, la ganadería y la
acuicultura- es el sector en el que los adolescentes que trabajan tienen más probabilidades de
realizar trabajos peligrosos y es donde se concentra mayormente el trabajo infantil. En las
Américas, 5,5 millones (52%) de niños, niñas y adolescentes trabajan en la agricultura (OIT, 2017).
Diversos estudios señalan que la zona donde habitan los niños, niñas, adolescentes y sus familias,
repercute en la probabilidad de que ingresen en el mercado laboral. Los análisis en Nicaragua
(Bonilla, 2010) muestran que los hogares de zonas urbanas con jefes de hogar económicamente
activos reducen la probabilidad de trabajo infantil en un 49%, en relación a jefes activos de la zona
rural. Un estudio en Ecuador (Villazhañay y Narváez, 2014) destaca que los niños y niñas
residentes en áreas urbanas incrementan en 4.94 puntos porcentuales sus posibilidades de estudiar y
no trabajar.
Sumado a los movimientos en la economía, la valoración del capital humano calificado por parte
del mercado de trabajo local incide en la decisión de las familias de mantener a sus hijas e hijos en
la escuela o incorporarlos al trabajo. En el mismo informe (OIT, 2015), el aumento de la demanda
de trabajadores calificados está asociado a una mayor escolarización de los niños y niñas y a una
reducción del trabajo infantil, puesto que aumentan los beneficios futuros asociados a la educación.
El crecimiento de la industria tecnológica en la India, la cual demandó fuerza de trabajo altamente
calificada, incidió en la valoración de la educación. Los distritos que registraron el más alto índice
de creación de empresas y empleos en el sector de servicios de tecnologías también experimentaron
un mayor incremento en la matrícula escolar, lo cual se relaciona estrechamente con la disminución
del trabajo infantil.
26
De este modo, como señala el informe, “en los países donde hay pocas oportunidades de trabajo
decente que exija competencias avanzadas y donde, por lo tanto, los beneficios de la educación son
limitados, los padres tienen menos razones para posponer la entrada de sus hijos e hijas en el mundo
del trabajo e incurrir en los gastos asociados a su escolarización” (OIT, 2015: xix).
C. Institucionalidad
Parte importante de los esfuerzos de los organismos internacionales comprometidos con la
prevención y erradicación del trabajo infantil ha consistido en generar acuerdos y normas que
permitan definirlo y en establecer prioridades para la acción política de los países. Tres importantes
instrumentos internacionales –la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño 9,
el Convenio OIT núm. 138 sobre la Edad Mínima10 y el Convenio OIT núm. 182 sobre Erradicación
de las Peores Formas de Trabajo Infantil11– establecen en conjunto los límites legales del trabajo
infantil y proporcionan la base jurídica de las medidas que pueden adoptarse a nivel nacional e
internacional para avanzar en su prevención y erradicación (OIT, 2015).
La mayoría de los países de América Latina y el Caribe han ratificado estos instrumentos y han
aplicado una serie de cláusulas de flexibilidad contenidas en ellos, relativas al ámbito de aplicación,
la determinación del organismo fiscalizador, la fijación de una edad mínima, entre otras, que
inciden de diferente manera en la institucionalidad y el carácter de las medidas legislativas y de
políticas aplicadas.
Por ejemplo, en la mayoría de los países de la región, las instituciones encargadas de fiscalizar el
trabajo infantil y adolescente son los Ministerios de Trabajo. Por otro lado, los planes de prevención
y erradicación del trabajo infantil y protección del trabajo adolescente permitido han sido
elaborados por comisiones nacionales especializadas en el tema, lideradas por los Ministerios de
Trabajo en asocio con Ministerios de Desarrollo Social/Protección Social o entes rectores en
políticas de infancia y familia. Varios países de la región incorporan el tema de trabajo infantil entre
los lineamientos, estrategias o líneas de acción de Planes Nacionales de Desarrollo y/o Planes
Nacionales de Infancia y Adolescencia. Cabe indicar que de manera complementaria a las políticas
generales sobre prevención y erradicación del trabajo infantil, algunos países han aprobado
instrumentos para temáticas específicas como explotación sexual comercial de niños, niñas y
adolescentes, trata de personas menores de edad y trabajo doméstico infantil.
El trabajo infantil y adolescente en América Latina y el Caribe
Según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2017), alrededor de 10.5
millones de niños, niñas y adolescentes se encuentran en situación de trabajo infantil en América
Latina y el Caribe, correspondiente al 7,3% de la población regional de 5 a 17 años. Si bien se
aprecia una tendencia a la baja al comparar estos resultados con los de 2008, es también verificable
que el progreso es lento, pese a las mejoras relativas de la región en productividad y reducción de la
pobreza y desigualdad.
La complejidad del fenómeno, combinada con un escenario económico diverso para América
Latina4, llama a redoblar esfuerzos para evitar un retroceso. Ante este contexto, 28 países de la
región, junto a organizaciones de empleadores y de trabajadores, se unieron para llevar a cabo la
Iniciativa Regional América Latina y el Caribe libre de trabajo infantil, con la que se busca acelerar
el ritmo de disminución del trabajo infantil y lograr su completa eliminación hacia 2025,
respondiendo así a la Hoja de Ruta mundial, a las metas de la Agenda Hemisférica sobre Trabajo
Decente y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que vuelven a posicionar la erradicación
del trabajo infantil como una meta prioritaria bajo la Meta 8.7.
Para lograr el ambicioso objetivo de eliminar todas las formas de trabajo infantil en 2025, la
Iniciativa Regional ha desarrollado un Marco Acelerador de Políticas5. Este incluye una serie de
estrategias que busca maximizar el alcance y efectividad de los sistemas de protección social y
educación, en
la prevención y erradicación del trabajo infantil, bajo la articulación de los respectivos Ministerios
de Trabajo (OIT, 2017). El Marco Acelerador de Políticas está basado en la combinación de dos
abordajes: por un lado, un enfoque de protección para el retiro del trabajo infantil y restablecimiento
de derechos; y por otro, un enfoque preventivo, que comprende acciones destinadas a identificar e
intervenir oportunamente a los niños y niñas que se encuentran en trayectoria de trabajo infantil
para impedir su ingreso precoz al mercado laboral.
Dentro de estas acciones, y considerando que es imperante proporcionar datos fiables, exhaustivos y
oportunos que sirvan de base para determinar las prioridades de la acción nacional y subnacional
dirigidas a la prevención y eliminación del trabajo infantil, la Oficina Regional de la OIT para las
Américas, en su calidad de Secretaría Técnica de la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe
libre de trabajo infantil, solicitó asistencia técnica a la Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (CEPAL) con el fin de elaborar en conjunto una herramienta que posibilite la
identificación oportuna de los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en trayectoria de
trabajo infantil.
Esta herramienta, denominada Modelo de Identificación del Riesgo de Trabajo Infantil, permite
identificar los territorios en los cuales hay mayor probabilidad de trabajo infantil a partir de la
información estadística existente en los países y, además, posibilita estimar el peso de diversos
indicadores de riesgo en los territorios, con el fin de definir qué acciones multisectoriales son más
relevantes en ellos para interrumpir la trayectoria del trabajo infantil. Esto facilitaría que los países,
tanto a nivel nacional como subnacional, dispongan de información confiable para diseñar
respuestas focalizadas y articuladas, mejorar el desempeño y efectividad de las políticas públicas,
avanzar en el logro de las metas nacionales y contribuir al logro de los compromisos globales
asumidos.
El documento se estructura en cinco apartados. El primero examina el contexto actual del trabajo
infantil en la región a través de un análisis de su prevalencia en los países y de una búsqueda de
características comunes entre ellos en base a la información disponible. El segundo revisa diferentes
estudios con el fin de poder elaborar un cuerpo analítico que dé cuenta de los factores asociados al
trabajo infantil. Este apartado se divide en dos partes, por un lado, se analizan los factores asociados
al contexto y, por otro lado, se entrega evidencia acerca de los factores del hogar y del propio niño o
niña. En la tercera sección se examinan los distintos elementos presentes a la hora de realizar una
medición del trabajo infantil, entre los que destacan cuestiones relacionadas con la definición
estadística y las fuentes de información disponibles para dicha medición. En el cuarto apartado se
propone una metodología para identificar y estimar el trabajo infantil a nivel subnacional a partir de
la información estadística de los países. Finalmente, en el quinto apartado se presenta un ejercicio
de validación de la metodología propuesta, indicando sus fortalezas y debilidades.
1
E LTRABAJOINF
ANTILY
ADOLESCENTE EN
AMÉRICA LATINA
Y EL CARIBE
16
En América Latina y el Caribe, la mayoría de los países ha realizado importantes esfuerzos con el
fin de prevenir y erradicar el trabajo infantil. Este proceso ha llevado a una significativa reducción
tanto en términos absolutos como relativos, lo que ubica a la región en una posición privilegiada
para convertirse en la primera región en desarrollo libre de trabajo infantil (OIT, 2013).
Según estimaciones de la OIT (2017), el porcentaje de niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años
en situación de trabajo infantil bajó de 10,8% en 2008 a 7,3% en 2016, lo que equivale a una
disminución de 3.7 millones de personas en esa situación. En este período, también se constata una
importante reducción del trabajo peligroso6, que disminuyó de 6,7% a 4,4%, equivalente a 3.2
millones de niños, niñas y adolescentes.
En números absolutos, para 2016 se estima que hay más de 10.4 millones de niños, niñas y
adolescentes, entre 5 y 17 años de edad, en situación de trabajo infantil en la región. Si bien las
estadísticas no son comparables entre los países, siguiendo las definiciones y estadísticas oficiales
reportadas en cada uno de ellos, se puede constatar que Brasil, México y Perú son los que presentan
mayor cantidad de población en esta condición. En términos porcentuales, los países con mayor
prevalencia al trabajo infantil son Haití (34%), Bolivia (26%), Paraguay (22%) y Perú (21,8%); y
los de menor prevalencia son Costa Rica (2,1%), Panamá (2,5%), Belice (3,2%) y Argentina
(5,8%).
6 En el apartado d) del Artículo 3 del Convenio de la OIT sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la
acción inmediata para su eliminación, 1999 (núm. 182), se define el trabajo infantil peligroso del siguiente modo:
d) el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la
seguridad o la moralidad de los niños.
Cuadro No. 2
América Latina y el Caribe (19 países): Población y porcentaje de niños, niñas y adolescentes
en situación de trabajo infantil (Distintos años)
18
Dentro de las subregiones, la Andina es la que presenta mayor concentración en estas actividades
(62%), seguida por Mesoamérica (43%), mientras que la menor proporción (38%) se encuentra en
el Cono Sur (OIT, 2013). A nivel de países, en Ecuador por ejemplo, los resultados de la Encuesta
de Trabajo Infantil (2013) muestran que el 71% de los niños, niñas y adolescentes que trabaja lo
realiza en la agricultura, el 21% en el sector de servicios y el 8,1% en la industria. En Guatemala, la
Encuesta ENCOVI (2014) da cuenta que el 65% de los niños, niñas y adolescentes que trabajan lo
hacen en la agricultura. En Colombia, según la Gran Encuesta Integrada de Hogares (2017), se
constata que la agricultura concentra el 44,4% del trabajo infantil; el comercio, hoteles y
restaurantes representan el 30,1% (DANE, 2017). Por su parte, en México, el 30% de los niños,
niñas y adolescentes trabaja en el sector agropecuario; 25% en el sector servicios y 23% en el
comercio (INEGI, 2015).
Una tercera característica en común es la marcada división del trabajo infantil por género. Aquí se
constata que los niños y adolescentes hombres presentan mayores tasas de trabajo infantil en
comparación con las niñas y adolescentes mujeres; y que los primeros, concentran su trabajo en las
actividades productivas fuera del hogar, especialmente en la agricultura. En El Salvador, por
ejemplo, el 76% del trabajo infantil es realizado por los hombres, donde predomina la agricultura,
ganadería y silvicultura (DIGESTYC, 2013). En Guatemala, cerca del 67% del trabajo infantil lo
realizan los hombres, especialmente niños indígenas, 69%, dedicándose principalmente a la
agricultura, 65%
(ENEI, 2014). Por otro lado, las niñas y adolescentes mujeres concentran su trabajo en actividades
domésticas y de cuidado no remuneradas. En Ecuador, por ejemplo, 7 de cada 10 personas, entre 5
y 17 años, que realizan tareas domésticas son mujeres (INEC, 2012). En Brasil, por su parte, cerca
de 214.000 niños, niñas y adolescentes se dedican al trabajo doméstico y, de ellos, el 94,2% son
mujeres, proporción que se mantiene entre los adultos y marca la fuerte división de género en esta
ocupación (CEPAL, 2016a). Esta situación genera una doble desventaja, ya que muchas de ellas
además de efectuar trabajos domésticos asalariados, tienen que realizar las tareas domésticas en sus
propios hogares. Cabe señalar que muchas veces esta actividad queda invisibilizada debido a que en
algunos países conciben el trabajo infantil sólo dentro de los límites del Sistema de Cuentas
Nacionales, dejando fuera de las mediciones oficiales el trabajo doméstico (no asalariado) y de
cuidados.
Una cuarta característica que se puede extraer de los informes nacionales es que el trabajo infantil y
adolescente afecta en mayor proporción a los pueblos indígenas y afrodescendientes. En el Estado
Plurinacional de Bolivia, casi la mitad de los niños, niñas y adolescentes que están inmersos en
situaciones de trabajo infantil son indígenas y muchos de ellos realizan actividades peligrosas. De
modo similar, cerca del 60% de los niños y niñas, entre 5 y 13 años, que realizan trabajo infantil en
Brasil son afrodescendientes.
Una quinta característica común es que, en gran parte de los países, los niños, niñas y adolescentes
no reciben remuneración alguna y aquellos que perciben algún salario, se sitúan muy por debajo de
los niveles legalmente establecidos. En Colombia, por ejemplo, el 56,2% de niños, niñas y
adolescentes trabajadores no recibían remuneración en 2017. En Ecuador, apenas el 30,5% declara
que recibe ingresos por su trabajo. En Costa Rica, el 20,9% de las niñas y adolescentes mujeres
ocupadas recibe un pago en especie por su trabajo. En Uruguay, por su parte, la mayoría recibe
ingresos de forma monetaria a cambio de su trabajo, que representa menos del 9% del ingreso total
de los hogares.
En síntesis, el ritmo del progreso y los indicadores alcanzados generan preocupación respecto a la
posibilidad de cumplir con las metas y compromisos nacionales e internacionales, entre los que se
destaca la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Para alcanzar la ambiciosa meta de eliminar
todas las formas de trabajo infantil hacia 2025, se requiere acción en varios frentes, incluida la
reducción de la pobreza, la mejoría del acceso, retención, pertinencia y calidad de la educación, la
generación de oportunidades de trabajo decente para los miembros adultos de la familia (hombres,
mujeres y jóvenes en edad de trabajar), la promoción de la igualdad de género, el fortalecimiento de
políticas de protección social, entre otras, con especial atención a las poblaciones más vulnerables al
trabajo infantil, considerando las dimensiones territoriales, de género y étnico-raciales.
La información se estructura en dos apartados (ver Gráfico No.1). En primer lugar, se exponen los
factores asociados al contexto en el que viven los niños, niñas, adolescentes y sus familias, y cómo
estos afectan la decisión de incorporarles al mercado laboral. Dentro del contexto, se diferencia
entre el contexto macroeconómico, sectores económicos, institucionalidad y las políticas públicas
que se implementan.
En segundo lugar, se muestran los factores familiares e individuales, a saber, las características de
los padres, madres, niños y niñas y su condición socioeconómica, que ayudan a explicar la
persistencia del fenómeno.
Gráfico No. 1
TRABAJO INFANTIL
Fuente: Elaboración propia.
Contexto macroeconómico
Sectores económicos
y mercado del trabajo local
Pobreza y vulnerabilidad
Características individuales
23
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Las restricciones de acceso al crédito presionan hacia un mayor trabajo infantil al interferir en la
capacidad de los padres para hacer intercambios entre ingreso actual y futuro (Acevedo et al., 2011;
Brown, 2002). En un escenario de acceso al crédito, ante variaciones en los ingresos, las familias
pueden hacer uso de sus expectativas de ingresos futuros y así moderar la restricción en el consumo
a lo largo del tiempo. Cuando las familias tienen restricciones de acceso al crédito, deben echar
mano a sus activos actuales y reemplazar el retorno futuro que significa la educación de niños y
niñas, por las restricciones actuales.
Dehejia y Gatti (2002) testean esta hipótesis tomando una muestra en 172 países y encuentran que
hay una relación negativa y significativa entre el trabajo infantil y las restricciones en el crédito,
siendo mayor en los países de menores ingresos. Medida por la relevancia del crédito en el PIB
nacional, el aumento en una desviación estándar en la proporción del crédito en el PIB está
relacionada con una disminución de 10% en la desviación estándar del trabajo infantil. Del mismo
modo, el acceso al crédito mitiga el incremento en el trabajo infantil en contextos de variaciones o
choques en el ingreso familiar (Beegle, Dehejia y Gatti, 2003; en Acevedo et al., 2011).
De modo contrario, el crecimiento económico, medido por el incremento en el PIB y el PIB per
cápita, se relaciona con la disminución del trabajo infantil. El análisis realizado por la OIT en cuatro
países de la región, para las edades entre 12 y 14 años, durante el período 2001-2007, muestra una
fuerte correlación inversa entre ambos fenómenos: un coeficiente de -0,83 en Colombia; -0,73 en
Brasil; -0,51 en Costa Rica; y -0,47 en Honduras. En el mismo informe se realiza un análisis de la
elasticidad del trabajo infantil en relación a las fluctuaciones en la economía. El resultado para estos
países es de -0,13 cuando se utiliza el PIB per cápita (es decir, que por cada aumento de 1% en el
PIB per cápita, la tasa de actividad o participación de este grupo de población se reduce en 0,13
puntos porcentuales) y de -0,08 con el PIB total (OIT, 2009).
El análisis de datos realizado por Sauma (OIT, 2015), indica que los casos de Chile, Panamá, Perú,
Bolivia y Guatemala constituyen la excepción a la relación descrita. Chile y Panamá, ambos países
con la menor tasa de trabajo infantil en el año 2002, a pesar de sostener un crecimiento económico
alto, no lograron disminuciones significativas hacia 2012, lo cual podría reflejar, según el autor, que
a menores niveles de trabajo infantil, el crecimiento económico tiene menos impacto en su
reducción.
Del mismo modo, Bolivia y Perú tuvieron un crecimiento económico alto, pero no lograron reducir
su tasa de trabajo infantil. Guatemala, por el contrario, tuvo un bajo crecimiento económico y logró
una modesta reducción de trabajo infantil. Los tres países mostraban las mayores tasas de trabajo
infantil al inicio del período de medición.
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El mayor nivel de informalidad del mercado laboral se vincula con la mayor incidencia del trabajo
infantil. El análisis regional realizado por Sauma (OIT, 2015) encuentra una fuerte correlación
positiva entre ambas dimensiones, es decir, que mayores niveles de informalidad corresponden con
mayores tasas de trabajo infantil.
Además, hay sectores económicos con mayor prevalencia de trabajo infantil. Según el informe
Estimaciones mundiales sobre el trabajo infantil de la OIT (2017), el sector de la agricultura -que
comprende la pesca, la silvicultura, la agricultura de subsistencia y comercial, la ganadería y la
acuicultura- es el sector en el que los adolescentes que trabajan tienen más probabilidades de
realizar trabajos peligrosos y es donde se concentra mayormente el trabajo infantil. En las
Américas, 5,5 millones (52%) de niños, niñas y adolescentes trabajan en la agricultura (OIT, 2017).
Diversos estudios señalan que la zona donde habitan los niños, niñas, adolescentes y sus familias,
repercute en la probabilidad de que ingresen en el mercado laboral. Los análisis en Nicaragua
(Bonilla, 2010) muestran que los hogares de zonas urbanas con jefes de hogar económicamente
activos reducen la probabilidad de trabajo infantil en un 49%, en relación a jefes activos de la zona
rural. Un estudio en Ecuador (Villazhañay y Narváez, 2014) destaca que los niños y niñas
residentes en áreas urbanas incrementan en 4.94 puntos porcentuales sus posibilidades de estudiar y
no trabajar.
Sumado a los movimientos en la economía, la valoración del capital humano calificado por parte
del mercado de trabajo local incide en la decisión de las familias de mantener a sus hijas e hijos en
la escuela o incorporarlos al trabajo. En el mismo informe (OIT, 2015), el aumento de la demanda
de trabajadores calificados está asociado a una mayor escolarización de los niños y niñas y a una
reducción del trabajo infantil, puesto que aumentan los beneficios futuros asociados a la educación.
El crecimiento de la industria tecnológica en la India, la cual demandó fuerza de trabajo altamente
calificada, incidió en la valoración de la educación. Los distritos que registraron el más alto índice
de creación de empresas y empleos en el sector de servicios de tecnologías también experimentaron
un mayor incremento en la matrícula escolar, lo cual se relaciona estrechamente con la disminución
del trabajo infantil.
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De este modo, como señala el informe, “en los países donde hay pocas oportunidades de trabajo
decente que exija competencias avanzadas y donde, por lo tanto, los beneficios de la educación son
limitados, los padres tienen menos razones para posponer la entrada de sus hijos e hijas en el mundo
del trabajo e incurrir en los gastos asociados a su escolarización” (OIT, 2015: xix).
C. Institucionalidad
Parte importante de los esfuerzos de los organismos internacionales comprometidos con la
prevención y erradicación del trabajo infantil ha consistido en generar acuerdos y normas que
permitan definirlo y en establecer prioridades para la acción política de los países. Tres importantes
instrumentos internacionales –la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño 9,
el Convenio OIT núm. 138 sobre la Edad Mínima10 y el Convenio OIT núm. 182 sobre Erradicación
de las Peores Formas de Trabajo Infantil11– establecen en conjunto los límites legales del trabajo
infantil y proporcionan la base jurídica de las medidas que pueden adoptarse a nivel nacional e
internacional para avanzar en su prevención y erradicación (OIT, 2015).
La mayoría de los países de América Latina y el Caribe han ratificado estos instrumentos y han
aplicado una serie de cláusulas de flexibilidad contenidas en ellos, relativas al ámbito de aplicación,
la determinación del organismo fiscalizador, la fijación de una edad mínima, entre otras, que
inciden de diferente manera en la institucionalidad y el carácter de las medidas legislativas y de
políticas aplicadas.
Por ejemplo, en la mayoría de los países de la región, las instituciones encargadas de fiscalizar el
trabajo infantil y adolescente son los Ministerios de Trabajo. Por otro lado, los planes de prevención
y erradicación del trabajo infantil y protección del trabajo adolescente permitido han sido
elaborados por comisiones nacionales especializadas en el tema, lideradas por los Ministerios de
Trabajo en asocio con Ministerios de Desarrollo Social/Protección Social o entes rectores en
políticas de infancia y familia. Varios países de la región incorporan el tema de trabajo infantil entre
los lineamientos, estrategias o líneas de acción de Planes Nacionales de Desarrollo y/o Planes
Nacionales de Infancia y Adolescencia. Cabe indicar que de manera complementaria a las políticas
generales sobre prevención y erradicación del trabajo infantil, algunos países han aprobado
instrumentos para temáticas específicas como explotación sexual comercial de niños, niñas y
adolescentes, trata de personas menores de edad y trabajo doméstico infantil.
Conceptualicemos:
Reflexionemos:
Trabajando el problema:
¿cuáles son los niños, niñas y adolecentes de nuestra I.E. que participan
del trabajo infantil? Identifiquemóslos.
Bibliografía.
SESIÓN No. 2
SESIÓN No. 3
SESIÓN No. 4:
Debemos considerar que: "Los derechos humanos fundamentales se heredan de forma uni-
versal y sin condiciones desde el nacimiento. Nuestro derecho a ellos deriva sencillamente
de nuestra condición humana. Son derechos naturales, derechos morales reivindicados
tradicio- nalmente para todas las personas, sin tener en cuenta que hayan sido reconocidos
en teoría o en la práctica por una sociedad en concreto".
En el 2003, la OIT tiene l75 Estados Miembros. Debe conocerse que no todos los Estados
que pertenecen a la ONU son miembros de la OIT.
La OIT. tiene sus raíces en la situación social de Europa y América del Norte en el Siglo
XIX, en los comienzos de la revolución industrial, que generó un extraordinario desarrollo
econó- mico, pero a costa de un sufrimiento humano intolerable. Las trabajadoras y los
trabajado- res realizan acciones gremiales reclamando justicia y derechos laborales. Estas
luchas y la reflexión ética y económica sobre el coste humano de la revolución industrial
hacen surgir la idea de una legislación laboral internacional.
En1919 se crea la OIT (Organización Internacional del Trabajo), como uno de los organis-
mos de Unión de las Naciones que se creó al finalizar la Primera Guerra Mundial, y el
único que continúa hasta nuestros días.
En el Preámbulo de su Constitución se afirma que "la paz universal y permanente sólo
puede lograrse si se basa en la justicia social". Hace referencia a la protección de la infancia
y ado- lescencia como principio de no discriminación.
Cuando un Estado firma un convenio, es como si firmara un tratado con otro país.
Generalmente, un Convenio de la OIT entra en vigor doce meses después de que la Oficina
Internacional del Trabajo haya registrado dos ratificaciones. Por ejemplo, en lo que respecta
al Convenio N° 182 sobre las peores formas de trabajo infantil, Seychelles fue el primer
país en ratificarlo, el 28 de septiembre de 1999; el segundo fue Malawi, el 19 de noviembre
de 1999. Por consiguiente, el 19 de noviembre de 2000 es la fecha de entrada en vigor,
pues- to que el propio convenio prevé que entrará en vigor 12 meses después de la fecha de
la segunda ratificación. Posteriormente, cuando un Estado ratifica el Convenio, recién a los
doce meses entra en vigor en dicho país.
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Para ello, basta con recordar la historia reciente de los países más empobrecidos y verificar
el permanente incumplimiento de los Tratados de Derechos Humanos, o ver cómo la
Guerra contra Irak, decidida unilateralmente, viola todas las Recomendaciones o las
Conclusiones del Consejo de Seguridad de la ONU, poniendo en riesgo el delicado
equilibrio mundial logrado por estos Organismos Internacionales.
Esto hace reflexionar por un lado sobre la necesidad de estas normas para reafirmar que los
derechos humanos son aplicables universalmente y por otro la necesidad de normas de dis-
criminación positiva.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, sancionada por la ONU en 1948, expre-
sa en su Preámbulo: "La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el recono-
cimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los
miembros de la familia humana. Los Estados en cooperación con las Naciones Unidas, se
comprometen al respeto universal y efectivo de los derechos y libertades fundamentales del
hombre y de la mujer", lo que aún no se ha logrado. El derecho a la igualdad no se logra
tratando por igual a los/as desiguales, sino que ha sido necesario establecer normas espe-
cíficas, normas de discriminación positiva, para llegar progresivamente a esa igualdad, con-
templando específicamente a los/as que están relegados por diferentes razones en la socie-
dad, como las mujeres, los niños y las niñas, etc., para que puedan acceder a los mismos
beneficios del resto de la población.
Cabe insistir en que el hecho de pertenecer o ser parte de cualquier tratado internacional,
genera una responsabilidad internacional que es ineludible. Ello está indicado en la
Convención de Viena de 1969, que es la Convención de los Tratados, el llamado Tratado de
los Tratados. En sus artículos 26 y 27 está basada fundamentalmente la estructura de todo el
sistema de protección internacional de los derechos humanos. Expresan que ningún país
podrá alegar disposiciones internas o legislación interna para no cumplir con un tratado
internacional. Establece además un principio jurídico que explica que los Tratados son
ratifi- cados para ser cumplidos de buena fe.
En Argentina en 1994se llevó a cabo una reforma constitucional. En esa oportunidad varios
de ellos se incorporaron a la Constitución de la Nación Argentina en el Artículo 75, inciso
22 y adquirieron rango constitucional.
SESIÓN No. 5
SESIÓN No. 6
EVALUÁNDONOS…..