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El Arte de Perdonar

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El Arte de Perdonar

Extraído de Mantenga el objetivo. Editorial Perspectivas


Todo aquel que perdona a los que le causan dolor, será perdonado por todos sus
pecados.
(Rosh HaShaná 17a)
¡Qué lección tan poderosa! Cuando perdona a los demás, Hashem lo perdona,
medida por medida. Este principio cambia nuestras vidas al liberarnos de la prisión
de nuestros pecados.

Aprenda a liberar y a anular sus sentimientos negativos. Rashi, en


la guemará anterior, explica: no sea riguroso en calcular el castigo de aquellos que
han sido injustos con usted. Deje de lado los insultos. Se nos ordena no dejar de
lado una mitzvá, pero siempre debemos dejar pasar el dolor de un daño o de una
vergüenza y practicar el perdón.

Este principio transformará nuestras vidas. Nos liberará de las emociones


negativas y debilitantes. Estar libre de pecados es una experiencia emocionante,
pacífica y plena. Es similar a la forma en que nos sentimos después de un  Iom
Kipur  exitoso. Su autoestima, felicidad y energía se incrementarán enormemente.
Adopte la mishná: «Si yo no soy para mí, ¿quién lo será?» (Avot 1:14), como su
máxima personal. No culpe a los demás por sus problemas; perdónelos,
perdónese y siga adelante.

Las personas a menudo andan con rencores, resentimiento, amargura, enojo y


odio. Sabemos que «amar a los demás como a sí mismo» es una gran mitzvá, una
que se considera la base de toda la Torá (Shabat 31a), pero tendemos a tener
muchas excepciones a la regla. Creemos que esta persona en particular no
merece nuestro perdón.

Si se encuentra en una situación semejante, quizá resulte útil estudiar


la halajá del Shulján Aruj  (606:1) que establece que al que se niega a perdonar a
los demás se lo considera cruel. La Mishná Berurá, en su comentario sobre
esta halajá (Shaar HaTziún 8), agrega que incluso si un antagonista fuera
malicioso y rebelde, aun así deberíamos perdonarlo, y ¡Hashem hará lo mismo por
nosotros!

Cuando no perdonamos a los demás, cuando elegimos ser críticos y culparlos,


Hashem nos culpará del mismo modo. ¿Necesitamos eso?

No perdonar a los demás provoca un drenaje tremendo de nuestra energía y, por


consiguiente, de nuestro valioso tiempo. Hashem quiere que seamos felices. Nos
proporciona las pautas para alcanzar este objetivo, que debemos aprender y
practicar diariamente. […]
Recordando

La clave para desarrollar la capacidad de perdonar a aquellos que nos hieren, es


elegir qué recordar. En la Torá se nos advierte: «Cuídate de no olvidar a Hashem»
(Devarim 8:11), y «Recordarás a Hashem, vuestro D’s, pues él es quien te da
fuerza» (ibídem 18). En lugar de recordar problemas, dificultades e
insatisfacciones, concéntrese en recordar activamente las bondades que Hashem
le otorga.

Recuerde que Hashem le proporcionó aire para que respirara cuando hoy se
despertó y él continúa haciéndolo durante todo el día. Sus ojos están funcionando.
Su corazón está latiendo y su mente está procesando información. Diga: «¡gracias,
Hashem, por ser tan bondadoso conmigo!».

La memoria constituye una herramienta muy útil y beneficiosa. Afortunadamente,


Hashem también nos creó con un mecanismo de supresión. Olvide las palabras
crueles. «No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo y amarás a tu
prójimo como a ti mismo» (Vaikrá 19:18). El Rambam (Hiljot Deot 7:8) enseña que
esta actitud fomenta el bienestar de la sociedad y posibilita que las personas se
comporten satisfactoriamente entre sí.

Pese a que podemos estar de acuerdo con el Rambam en teoría, por lo general es
bastante difícil olvidar las injusticias de los demás. El Mesilat Iesharim  (cap. 11)
enseña que esto es muy difícil para los humanos, puesto que no somos ángeles,
pero es un decreto de nuestro Rey que debemos hacer todo lo posible por cumplir.
él nos ayudará a lograrlo.

El Sefer HaJinuj nos ofrece otro consejo para que el trabajo de olvidar nos sea más
fácil. Al explicar la prohibición de vengarse (mitzvá 241), explica: «Una persona
debería reflexionar sobre el hecho de que todo lo que le sucede, sea bueno o
malo, es de Hashem, bendito sea Su nombre. Nada sucede sin que Hashem desee
que suceda. Por lo tanto, si alguien le causa dolor o vergüenza a otra persona,
debe darse cuenta de que sus pecados han provocado el decreto de Hashem
sobre él. No piense en vengarse de la persona [que causó el dolor], puesto que no
es su culpa».

Asimismo, el Rambam (Hiljot Deot 7:7) enseña: « Una persona siempre debería
perdonar a los demás, dado que los asuntos mundanos sólo son tonterías…
Bórrelos de su corazón«.
Dichoso es el que permanece en silencio e ignora, incluso, muchos insultos. Cien
males pasan sin tocarlo.

(Sanhedrín 7a)
¡Aprendemos de esto que cumplir esta mitzvá es realmente para nuestro propio
beneficio! Naturalmente, también hay beneficios para la persona a la que perdona,
pero hay muchos más beneficios para usted. Se vigoriza, se vuelve más fuerte y se
acerca más a Hashem. Se vuelve más compasivo y más pacífico.

A medida que se convierta en una persona más indulgente y compasiva,


comenzarán a ocurrirle milagros. Una nueva vida correrá por sus venas. Su mente
y su corazón se expandirán; su creatividad e, incluso, sus ingresos pueden
duplicarse y triplicarse.

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