Sistema Económico
Sistema Económico
Sistema Económico
La economía de mercado libre: depende de la premisa de que las leyes económicas son una ley de la naturaleza,
y que, consecuentemente, funcionara con más eficacia cuanto menos se la perturbe, lo que implica que la
intervención del Estado en la misma debe ser mínima. (ver mano invisible). Implica que la propiedad privada y
la competencia son los elementos centrales de una economía eficiente.
La Economía planificada o centralizada: se basa en la misma premisa que el proceso económico sigue una ley
natural (de la organización social de los seres humanos<!R0>), pero concluye que el desarrollo de esas leyes
conduce inevitablemente a niveles cada vez más amplios de planificación y control (ver Socialización de los medios
de producción). Lo anterior implica que la propiedad de los factores de producción debe estar en manos de
la Comunidad,<!R1> y que, consecuentemente, la cooperación es el elemento central de la eficiencia.
La economía mixta es una propuesta intermedia entre la economía de mercado y la economía planificada.
Dentro de esta propuesta general, algunos enfatizan el carácter social de los conceptos, procesos y estructuras
económicas.<!R2> El soporte económico teórico más general de esta posición se encuentra en la Condición de
Samuelson; que establece que la eficiencia económica se encuentra mezclando la provisión tanto privada como
pública de los bienes.
Junto a esos tres modelos principales hay algunos otros que se pueden concebir ya sea como intermedios entre los
mencionados o como variantes de la economía mixta. Entre esos se cuentan:
Economía de mercado, que muchos consideran la variante de la economía mixta más cercana a la economía
de mercado libre.
El modelo general o europeo del Estado del bienestar, que a su vez incluye la Economía social de
mercado (que busca diferenciarse del “capitalismo liberal" y del 'marxismo" principalmente porque parte de
la opción de que la economía es una relación humana que tiene como finalidad es desarrollo individual y
social y porque introduce como principio económico el concepto de moralidad, ya que al ser una actividad
esencialmente humana no puede desprenderse de los principios éticos, morales e inclusive jurídicos del
derecho natural. el Dirigismo y otras modalidades a nivel de países.
La economía de Planificación indicativa que puede ser percibida como la versión de la economía mixta más
cercana a las economías planificadas. Puede ser descrita como "la planificación que envuelve el gobierno de
un país capitalista estableciendo algunos objetivos amplios a variables económicas básicas (por ejemplo:
inversión en industrias estratégicas, desarrollo de infraestructura, exportaciones) y trabajando con, no
contra, el sector privado para lograrlas. A diferencia de la planificación central, esos objetivos no son
legalmente esforzarles, consecuentemente el adjetivo "indicativo". Sin embargo, los gobiernos harán lo
posible para lograrlos, movilizando una variedad de premios (por ejemplo: subsidios, otorgamiento de
derechos monopólicos) y castigos (por ejemplo: regulaciones, influencia a través de bancos estatales) a su
disposición".
Otros sistemas económicos incluyen una sustancial propiedad estatal, privada y cooperativa y operan en economías
mixtas, es decir, contienen partes tanto de una economía de mercado (capitalismo) como de una economía
planificada (socialismo) y economía de mercado-estatal (fascismo). Un listado no exhaustivo de modelos
económicos es el siguiente:
Georgismo
Economía mixta
Escuela americana
Dirigismo
Modelo nórdico
Sistema japonés
Mercantilismo
Economía social de mercado
Economía de mercado socialista
Planificación indicativa
PROUT también conocido como Teoría de la utilización progresiva.
Los sistemas económicos
En cualquier lugar y momento histórico, desde las comunidades primitivas hasta nuestros días, los seres humanos han tenido
que dotarse de una serie de normas que regulen la vida en sociedad.
Actualmente es el poder político, representado por el Sector Público, el que establece el conjunto de leyes e instituciones que
regulan la actuación de los agentes económicos y sus relaciones, condicionando sus decisiones y determinando el sistema
económico.
La escasez de recursos y su posibilidad de usos alternativos, obliga a la sociedad a tomar decisiones sobre el destino de tales
recursos, que pueden sintetizarse en tres cuestiones fundamentales:
Para quién producirlos
Las decisiones tomadas para dar respuesta a estas cuestiones tienen un claro componente político, y configuran el sistema
económico de una sociedad. No es indiferente, por ejemplo, dedicar los recursos a fabricar armas o alimentos, a bienes privado
o a servicios públicos.
En cuanto al cómo producir, aunque es una decisión en gran parte de naturaleza técnica, también lo es política: se produce
respetando el medio ambiente o no, se explota a la fuerza de trabajo o no, etc.
Por último, la decisión sobre quién va a disfrutar de los bienes y servicios producidos vuelve a ser política: puede repartirse
igualitariamente entre toda la sociedad, o sólo entre los que han trabajado, o entre quienes puedan pagar el precio
correspondiente, o en función de las necesidades de cada uno.
En definitiva, lo que caracteriza básicamente a un sistema económico, es el mecanismo por el cual se toman las decisiones
económicas anteriores, si bien cada uno de estos mecanismos exige determinadas condiciones de propiedad de los factores
productivos, y da lugar a unas relaciones entre los agentes económicos concretos.
El capitalismo o economía de mercado
Este sistema económico se caracteriza porque el mecanismo de toma de decisiones es el mercado, en el que se encuentran los
consumidores y los productores y se establecen los precios de todos los intercambios: factores productivos, bienes y servicios.
Estos precios juegan un papel fundamental como brújula que orienta las decisiones tanto de los consumidores como de las
empresas, y determinan los bienes que se producen, la tecnología que se utiliza y el reparto de la producción.
El Sector Público no interviene directamente en la vida económica, pero establece las leyes e instituciones que permiten el
libre funcionamiento de los mercados, entre ellas la existencia de la propiedad privada de los factores de producción, sin la cuá
no podría existir este sistema económico.
Un ejemplo aclarará el funcionamiento del mercado como mecanismo de asignación de recursos o toma de decisiones.
Pensemos en el mercado inmobiliario y su comportamiento en las dos últimas décadas, y observemos cómo se ha decidido qué
y cuánto producir, cómo y para quién.
Qué producir: numerosas familias querían comprar un piso o un adosado, alentadas por la facilidad del crédito y las ventajas
fiscales, y acudían a solicitarlos a las agencias inmobiliarias. Éstas trasladaban las solicitudes a los constructores o a los
particulares que deseaban vender un piso. Esta información sobre los deseos de compra actuaba como señal para las empresa
constructoras, que aprovechaban la posibilidad de aumentar sus beneficios construyendo nuevas urbanizaciones, que podían
vender a precios cada vez mayores, dado el creciente número de peticiones de compra.
La decisión acerca del tipo de vivienda y la cantidad construida cada año es el resultado de la interacción de las solicitudes de
los consumidores y la respuesta de las empresas a través del mercado. En el momento en que los consumidores reducen sus
peticiones de vivienda, como ha ocurrido tras la crisis financiera, la respuesta de las constructoras es reducir su producción,
acomodándola a los deseos de compra.
Cómo producir: en el sistema de mercado esta cuestión la resuelven las empresas guiadas por su objetivo de obtención de
máximo beneficio, por lo que tienen en cuenta los precios de los bienes y los factores. Así las empresas constructoras han
elegido mayoritariamente utilizar mano de obra de personas inmigrantes, dispuestas a vender su fuerza de trabajo en peores
condiciones, ya que sus posibilidades de elección son menores que las de los nacionales.
A. Smith, partidario del sistema de mercado libre, al que consideraba el "orden natural" de organización económica, utilizó la
metáfora de la mano invisible para describir la asignación de recursos por el mercado, tal como se expresa en la siguiente cita
extraída de La riqueza de las naciones (1776):
“Cada individuo está siempre esforzándose para encontrar la inversión más beneficiosa para cualquier capital que tenga ...] Al
orientar esa actividad de modo que produzca un valor máximo, él busca sólo su propio beneficio, pero en este caso como en
otros, una mano invisible lo conduce a promover un objetivo que no entraba en su propósitos ...] Al perseguir su propio interés
frecuentemente fomentará el de la sociedad mucho más eficazmente que si de hecho intentase fomentarlo.”
La metáfora de la "mano invisible" quiere decir que en el sistema de mercado no hay nadie concreto, ningún plan central o
autoridad, que decida lo que se va a producir y en qué cantidad. Los consumidores, mediante sus intenciones de compra,
indican a las empresas lo que deben fabricar y llevar al mercado.
Junto con A. Smith, los defensores del liberalismo económico resaltan como ventaja fundamental de este sistema la formación
de los precios, que proporcionan la información necesaria a los individuos para que tomen sus decisiones y actúan
como incentivo para lograr la eficiencia, y no despilfarrar los recursos. Si, además, el número de empresas es suficientemente
grande y existe competencia entre ellas, los precios serán los más bajos posibles, beneficiando los intereses de los
consumidores. El resultado es el mayor bienestar social posible, a partir del egoísmo individual, de la búsqueda del interés
propio. Todo ello acompañado de la máxima libertad individual: tanto los consumidores como las empresas eligen libremente
qué consumir o qué producir, en función de sus preferencias y de sus presupuestos.
Los detractores del mercado libre, por su parte, señalan una serie de inconvenientes del sistema:
El reparto desigual de la riqueza, de la propiedad de los factores productivos, conduce a una desigual distribución de la renta,
que agranda las diferencias entre ricos y pobres.
El mercado sólo es eficiente si existen muchas empresas que compiten entre sí. La realidad, sin embargo, muestra
que las empresas se comportan estratégicamente para adquirir poder de mercado y evitar la competencia,
guiadas por el objetivo de conseguir el máximo beneficio. La consecuencia es el dominio de los mercados por
unas pocas empresas que llevan a situaciones ineficientes desde el punto de vista social y a un menor bienestar
colectivo.
La persecución del objetivo de máximo beneficio de las empresas hace que elijan las tecnologías más baratas, a
pesar de que puedan llevar al agotamiento de los recursos naturales o a emitir un exceso de contaminación
ambiental. En este caso, el problema es que al tomar sus decisiones las empresas sólo tienen en cuenta sus coste
económicos individuales, y no los costes sociales.
La libertad de los consumidores es puesta en entredicho debido a dos factores: la capacidad de persuasión de la
publicidad, que crea necesidades artificiales; y la falta de libertad de los más pobres, que no tienen dinero para
acudir al mercado.
En el extremo opuesto se encuentra el sistema económico de planificación central, en el que las decisiones fundamentales las
toma la autoridad económica central, esto es, el Estado, que establece los precios de los factores productivos y de los bienes y
servicios, dirige el funcionamiento de la economía y controla el poder económico. A través de la planificación económica se fijan
los objetivos a alcanzar y se reparten las tareas entre las fábricas y centros de producción, de propiedad estatal o colectiva.
Los bienes y servicios obtenidos se distribuyen entre todos los miembros de la sociedad. Bajo este sistema, por tanto, los
agentes económicos básicos del mercado, los consumidores y las empresas, carecen de iniciativa y se limitan a cumplir con los
planes estatales.
Desde un punto de vista político-ideológico este sistema se corresponde con la corriente marxista, y sus defensores destacan
como principal ventaja una distribución de la renta más igualitaria que en el sistema capitalista, asegurando trabajo, vivienda,
educación y sanidad gratuitos para toda la sociedad.
El control estatal de los precios y los salarios elimina los incentivos del mercado, desmotivando a las empresas a
reducir costes y a los trabajadores a aumentar su productividad. El resultado es la ineficiencia del sistema o
despilfarro de recursos.
La necesidad de coordinar y controlar toda la actividad económica de manera centralizada, exige un gran aparato
administrativo, la Agencia Económica Central, y lleva a una burocratización creciente, con múltiples errores en la
recogida de información y la consecuente planificación.
Los dos sistemas económicos descritos son opuestos. Mientras en el sistema capitalista el protagonismo fundamental lo tienen
los consumidores y las empresas a través del sistema de precios que fijan los mercados, en el sistema de planificación central e
el Estado el protagonista absoluto de la organización económica.
Pero ambos sistema se han descrito teóricamente, en sentido puro. En la realidad, nunca han existido tales extremos.
En los economías capitalistas, en menor o mayor medida, existen sectores donde el Estado cumple una función importante
como regulador y corrector del mecanismo del mercado, y asume algunas actividades económicas a través de las empresas
públicas.
De igual forma, en las economías de planificación central suelen dejarse parcelas gobernadas por el mercado.
Lo que tenemos en la realidad son sistemas económicos mixtos que se acercan más o menos a los extremos expuestos.
Por ejemplo, el modelo económico de Estados Unidos se acerca más al sistema de mercado puro que los sistemas europeos, en
los que tradicionalmente el Estado ha tenido un mayor protagonismo económico.
Un caso destacado de sistema económico mixto es el llamado Estado del Bienestar, dentro de las economías basadas en el
mercado. Este modelo se ha desarrollado principalmente en los países del norte de Europa después de la segunda guerra
mundial, inspirado por las ideas de Keynes. Se caracteriza por una fuerte intervención estatal en la vida económica, que
persigue la protección social de todos los ciudadanos y una distribución de la renta más justa que la producida por el capitalismo
puro. Políticamente se corresponde con la corriente de pensamiento socialdemócrata.
Una de las características relevantes que se desprende del estudio de los sistemas económicos es el papel que adopta en el
mismo el Estado. Desde el capitalismo puro, en el que su intervención es prácticamente nula, hasta la planificación central, en la
que es el protagonista absoluto, pasando por los distintos sistemas mixtos, más o menos próximos a los extremos.
A pesar de las diferencias existentes entre los distintos países, a lo largo de la historia del capitalismo se han sucedido épocas
de mayor liberalismo y otras de gran intervencionismo estatal, en función de las condiciones económicas y de la ideología
dominante.
Hasta la Gran Depresión de 1929, el Estado tuvo una intervención limitada al establecimiento de los derechos de propiedad y la
provisión de bienes públicos básicos como las infraestructuras de comunicación y transporte o el ejército.
Después de la segunda guerra mundial, sin embargo, triunfaron las ideas keynesianas y los gobiernos de las economías
occidentales tomaron un papel más activo en la vida económica: se nacionalizaron sectores básicos como la energía y el
transporte aéreo y se construyó un sistema de protección social de los ciudadanos más débiles.
En la década de los años 70 del siglo XX, cuando la economía en estos países sufrió una fuerte crisis, se volvió a los
planteamientos liberales y al laissez-fare, siguiendo las teorías del Premio Nobel de Economía M. Friedman, de la escuela de
pensamiento monetarista: en mayor o menor medida los distintos gobiernos iniciaron el proceso contrario, privatizando las
empresas públicas y desregulando los mercados.
Hoy día, tras el derrumbe de las economías comunistas y con el capitalismo mundial en crisis, estamos asistiendo a un retroceso
de la protección social en la mayoría de los países desarrollados económicamente. El "rescate" de la banca privada por parte de
Estado, ha abierto el debate sobre el funcionamiento del sistema de mercado y el papel del sector público, pero da la impresión
de que la crisis es también ideológica. Quizás sea el momento de una renovación del pensamiento económico.
En la siguiente tabla se resumen los tres sistemas económicos estudiados y los mecanismos que utilizan para tomar las
decisiones sobre qué, cómo y para quién producir.
Sistema Qué Cómo Para quién
Capitalismo Mercado: consumidores y Mercado: empresas Mercado: para quien pueda pagar el
empresas precio
Planificación central Estado Estado Estado: para todos los miembros de la
sociedad
Mercado y Estado: para quien pueda
pagar el precio, pero todos los
Estado del Bienestar Mercado y Estado Empresas y Estado ciudadanos tienen cubiertas las
necesidades básicas
https://sites.google.com/site/economia20parabachillerato/temario/tema-2-los-agentes-y-los-sistemas-economicos/4-
los-sistemas-economicos
Economía de subsistencia
Economía de subsistencia es el sistema económico propio de la sociedad preindustrial, que se basa en la agricultura de
subsistencia; con explotaciones, generalmente familiares, que sólo alcanzan para la alimentación y el vestido de la
propia familia del campesino y en la que no se producen excedentes que permitan el comercio o, en caso de que se
produzcan, estos son escasos y se destinan de forma inmediata al trueque o a un comercio limitado al mercado
local o comarcal.
Las economías campesinas de subsistencia son un complejo variable de cultura a cultura, de año a año y aún de una
estación a otra. Estas economías combinan actividades productivas -agricultura y críanza de animales con actividades
extractivas -aserrío, leñateo, caza, pesca, recolección de frutos, semillas, fibras silvestres, hierbas y otros productos no
cultivados, minería de aluviones auríferos, etc.- con trabajo remunerado ya sea en dinero (jornaleo) o como canje por
vivienda, por acceso a tierra de cultivo o por producción agrícola o pecuaria. 1 En todas las economías campesinas se dan
además actividades artesanales de manufactura: tejidos, cerámica, talla de madera, etc. para producir enseres,
utensilios y herramientas para el auto-consumo, el trueque y el comercio. Igualmente, en todas las economías de
subsistencia se busca una comercialización de los excedentes de las diversas actividades.
El vector de composición de las actividades de una economía campesina puede cambiar en el corto plazo y en general
está sujeto a ciclos, mediados por los pulsos intra-anuales del clima (temperatura, lluvias, vientos…) que definen la
fenología (germinación, floración, fructificación, defoliación, etc.) de las plantas silvestres y de cultivo y en menor grado
la de la producción animal (nacimiento, crecimiento y reproducción).
El análisis de las economías campesinas de subsistencia combina la contabilidad del esfuerzo laboral, medido en días
hombre o jornales, dedicados a una actividad durante un año o estación con la rentabilidad, en términos de valor
agregado, de la producción derivada de dicha actividad, medida a precios locales de mercado.
Otra acepción
La economía de subsistencia es una variante ambientalista la cual establece que la autonomía de los pueblos y las
personas depende de tener asegurada la alimentación y la salud, además de que la producción de los mismos debe ser
completamente autónoma y evitando la globalización y monopolización. En caso extremo propone ciertos paraísos
utópicos en el que se pretende retomar la agricultura para garantizar la autonomía, libertad y dignidad de cada
individuo; así como destruir la organización de las ciudades actualmente y proponer gobiernos anarquistas y socialistas.
(Lomelí)
Crisis de subsistencias
Véase también: Motines de subsistencias
Las crisis de subsistencias eran los periodos de escasez de alimentos producidos por las malas cosechas, que al no poder
recurrir a eficaces sistemas y medios de transporte ni disponer de acceso a mercados integrados de dimensión, como
mínimo, nacional, producían hambrunas. Estas hambrunas producían a su vez sus propias consecuencias: por un
lado desnutrición, enfermedades, mortalidad catastrófica por encima de la ordinaria, ya muy elevada; y por otro lado
descontento y estallidos sociales y conflictos que se extendían al ámbito político, militar e incluso ideológico.
Son propias de la época preindustrial, con modos de producción precapitalistas (esclavismo, feudalismo, modo de
producción asiático) y predominio absoluto de la agricultura y ganadería en la producción. Los ciclos económicos, en
esas circunstancias, se reducían a los ciclos naturales (fundamentalmente ciclos climáticos) y a la mejor o peor
adecuación de los sistemas productivos a ellos (mediante el aprovechamiento intensivo o extensivo de las tierras de
cultivo, rudimentarias mejoras técnicas, etc.). La disminución de los rendimientos (ley de los rendimientos decrecientes)
producida por el aumento de la presión de una población creciente sobre un medio ambiente limitado puede explicar la
mayor parte de esas crisis de subsistencia, siguiendo el esquema que propuso Malthus (trampa maltusiana).
Las crisis cíclicas propias del capitalismo tras la revolución industrial tienen explicaciones totalmente diferentes.
Ventajas y desventajas
La economía de subsistencia ha prevalecido a lo largo de los años que comprendieron la época preindustrial. En aquel
entonces ha sido el modo de vida y de subsistencia de sociedades enteras. Ahora bien, este sistema económico presenta
variadas ventajas y desventajas.
Desventajas
Entre estas últimas, la principal radica en que una economía de subsistencia, como todo sistema, puede fallar. Si esto
sucede, resulta imposible la adquisición de recursos necesarios para la vida, por lo que las necesidades de la población
constituyente de la sociedad, no podrían satisfacerse.
Otra desventaja importante radica en el hecho de que para satisfacer las necesidades de la población, se depende
enteramente de la naturaleza. Al no tenerse control alguno sobre ésta, los factores climáticos, las sequías las
inundaciones, entre otros imponderables, ponen en riego la capacidad de autoabastecerse.
Al mismo tiempo, la economía de subsistencia es absolutamente dependiente de las personas que componen la
sociedad inmersa en ella.
La posibilidad que tienen los individuos de enfermarse, encontrarse limitados físicamente para trabajar, o hasta de
fallecer, constituye otra desventaja. Al haber una reducción de productores, hay menos trabajo, y en consecuencia
menos recursos.
Lo producido es utilizado para satisfacer las necesidades de los integrantes de la sociedad, quienes al mismo tiempo son
los propios productores. De este modo se ahorra el costo de distribución que debería pagarse si los productos son
vendidos.
Pero al mismo tiempo, la sociedad se encuentra sujeta o limitada a consumir habitualmente siempre los mismos
productos, teniendo por ello una alimentación poco variada y de menor calidad respecto a quienes viven en las
ciudades.
A su vez, el consumo se torna de carácter forzado. Ya que, quienes no han logrado intercambiar sus productos por los
necesarios, se encuentran obligados a consumirlos para no perderlos.
Otro inconveniente que presenta la economía de subsistencia radica en la dificultad para calcular los precios. Resulta
prácticamente imposible poder evaluar el consumo total realizado en el lugar donde la producción se ha llevado a cabo.
Ventajas
Entre las ventajas que presenta la economía de subsistencia, puede destacarse su autosuficiencia. Pues funciona
sosteniendo la supervivencia de la comunidad, de acuerdo a lo que puede extraer de la naturaleza.
Gracias a la caza y a la agricultura, otra de las ventajas de este sistema económico radica en el hecho de que la población
puede alimentarse sin la necesidad de estructuras ni industrias, siendo capaces de poder elegir del medio ambiente
aquello que quieren cazar y recolectar.
Otra de las ventajas, es que al vivir de la naturaleza, las personas aprenden a adaptarse a los recursos estacionales.
Por medio de la agricultura se acrecentaron las ventajas de la economía de subsistencia, pues la misma resulta más
fiable, más conveniente y más sencilla respecto a la caza y a la recolección.
La reducción de la población rural y las desigualdades entre el campo y la ciudad constituyen los motivos principales por
los que el autoconsumo está en proceso recesivo a lo largo de todo el mundo.
Otros factores influyentes son el continuo desarrollo de la economía, la mecanización de la agricultura, el avance de las
tecnologías, entre otros. Como consecuencia de todo ello, el sistema de mercado se encuentra en expansión y la
economía de subsistencia en receso.
Colonialismo
Esta sociedad de autoconsumo se basa en una economía simple, la cual procura atender las necesidades imprescindibles
de los integrantes de la comunidad.
Su desarrollo trasciende generaciones y se basa principalmente en las relaciones familiares, donde los roles de trabajo se
encuentran distribuidos, siendo la mujer la responsable de los quehaceres domésticos y el hombre quien se dedica a las
labores del campo y al servicio militar.
Esta sociedad de autoconsumo también es conocida como sistema de trueque o de intercambio directo de bienes.
En este sistema la producción se ejecuta para el consumo propio o bien, para realizarse intercambios de productos,
siempre con el objetivo de satisfacer las necesidades básicas.
Como consecuencia principal de la colonización, surgió la dependencia económica. Pues en lugar de producir para sí
mismos, los productores debían hacerlo para otros a precios muy bajos, encontrándose sometidos a un comercio
desigual.
Feudalismo
El feudalismo alcanzó su auge en los siglos XII y XIV. Dentro de las sociedades de autoconsumo de la época, existían
variadas organizaciones sociales con diferentes características económicas.
Entre las diversas clases sociales, en la cúspide se encuentra la monarquía, siendo la de máxima autoridad, contando con
privilegios económicos.
En la clase social siguiente, se encuentran los señores feudales con un alto poder de independencia, poseedores de los
mismos privilegios que la clase monárquica, siendo dueños de grandes extensiones de territorios.
Y en la tercera clase social se encuentran los artesanos y siervos quienes estaban sometidos y obligados a mantener una
relación de producción bajo esas características. Donde la economía estaba estrictamente reglamentada. El uso de las
tierras era otorgado por los señores feudales, quienes brindaban protección militar a la clase inferior, quien las
trabajaba.
Cuando una empresa logra reducir los costos de producción podrá a su vez ofertar mejores precios. El abaratamiento de
los costos de producción es concepto clave con la economía de escala, un concepto fundamental tanto en la economía
mundial como en la local.
Las grandes empresas suelen ser más rentables que las pequeñas y medianas empresas debidas principalmente a sus
economías de escala. Una gran empresa compra mucho y puede ajustar precios con proveedores, de esta manera
obtienen a mejor precio la materia prima. Si una empresa puede ‘escalar’ eficazmente su negocio y reducir los costos
esto le da mayor flexibilidad para bajar los precios y a su vez obtener más beneficios.
Este concepto se refiere que a producir a gran escala o en mayores cantidades disminuyen los costes fijos. Es decir
cuantas más unidades de producto se hagan disminuyen los costes fijos.
Por ejemplo si compramos máquinas para fabricar muebles cuanto más muebles vendamos menos nos costará financiar
esas máquinas necesarias, ya que ganamos más. Sin embargo si invertimos en máquinas y vendemos poco el coste fijo
seguirá siendo el mismo pero no las ganancias.
La economía de escala de mayor ventaja a las empresas que pueden invertir en maquinaria para reducir sus costos y
producir grandes cantidades frente a las que no pueden producir mucho para abaratar sus costes.
La economía de escala no solo beneficia a la empresa, también al consumidor que puede encontrar productos a precio
más asequible debido a que se producen grandes cantidades.
Según el famoso economista y filósofo escocés Adam Smith, el binomio ganador para incrementar el rendimiento de la
producción en la empresa es: la especialización y la división del trabajo. Gracias a estas dos técnicas los empleados
puede concentrarse en una tarea específica, con el tiempo mejoran sus habilidades para realizar su trabajo y pueden
hacer más rápido y mejor su tarea. Un aumento de la eficiencia afecta de forma positiva a los niveles de producción. Las
fábricas son claves para que las empresas puedan producir a gran escala y de esta manera reducir costes.
Según Alfred Marshall hay dos tipos. Economía de escala interna y economía de escala externa.
Se crea dentro de una empresa, debido a distintos factores como la adopción de nuevas técnicas de producción, se
mejoran los costes a medida que aumenta la producción. Estos cambios son controlables por la dirección.
Por ejemplo las grandes empresas pueden comprar a granel lo que disminuye el costo por unidad de los materiales que
necesitan para la fabricación de sus productos. Si una empresa reduce costos e incrementa su producción, ha logrado
una economía de escala.
Se crea fuera de una empresa. Son cambios debidos a factores como la zona geográfica, el gobierno o la industria. Por
ejemplo si una empresa recibe un trato de favor por parte de un gobierno (como una bajada de impuestos) esto le
ayudará a bajar sus costes de producción. O si se crean una mejor red de carreteras en una zona, esto repercutirá en las
empresas de sector.
Si por ejemplo el periódico de papel desciende su venta al tener otras opciones pueden tratar de equilibrar sus ingresos
potenciando el diario online, televisión etcétera.
Las economías de escala están a nivel de la producción, mientras que las economías de alcance tratan de combinar la
eficiencia de distintas líneas de productos.
Economía de escala
A medida que la cantidad de producción aumenta desde Q hasta Q2, el coste medio de cada unidad decrece desde C
hasta C1.
En microeconomía, se entiende por economía de escala las ventajas que, en términos de costos, una empresa obtiene
gracias a la expansión. Existen factores que hacen que el coste medio de un producto por unidad caiga a medida que la
escala de la producción aumenta. El concepto de "economías de escala" sirve para el largo plazo y hace referencia a las
reducciones en el coste unitario a medida que el tamaño de una instalación y los niveles de utilización
de inputs aumentan.1 Frente al concepto anterior, las deseconomías de escala son lo contrario.
Las fuentes habituales de economías de escala son el inventario (compra a gran escala de materiales a través de
contratos a largo plazo), de gestión (aumentando la especialización de los gestores), financiera (obteniendo costes de
interés menores en la financiación de los bancos), márketing y tecnológicas (beneficiándose de los rendimientos de
escala en la función de producción). Cada uno de estos factores reduce el coste medio a largo plazo de la producción al
desplazar la curva de coste medio a corto plazo abajo y hacia la derecha. Las economías de escala también se derivan,
parcialmente, del proceso de learning by doing.
El concepto de economías de escala es útil a la hora de explicar fenómenos del mundo real como los patrones de
comercio internacional o el número de empresas en un mercado. Las economías de escala también juegan un
importante rol en el "monopolio natural".
Monopolio natural
Monopolio natural se define como una empresa que disfruta de economías de escala para todos los tamaños razonables
de la empresa. Porque siempre es más eficiente para una sola empresa expandirse que para otras entrar en este
mercado, el monopolio natural no tiene competencia. Al no tener competencia, es posible que el monopolio tenga
un poder de mercado significativo. De ahí que las industrias que han sido calificadas como de monopolio natural haya
sido reguladas o mantenidas en propiedad pública.
ECONOMIA EMERGENTE
En economía, se ha creado un término para referirse a países que no se encuentran en el bando del tercer mundo, ni
tampoco se incluyen como países desarrollados, las economías emergentes. Generalmente, son países con una gran
cantidad de recursos naturales, con unas infraestructuras en continua expansión, y un destino muy llamativo para los
inversores. Estos países se encuentran principalmente en Asia, América Latina y algunos del África.
Países en desarrollo
Las Nuevas Economías Emergentes, se caracterizan por crecer continuamente y de una manera muy regular, tendiendo
a cambiar el foco mundial a medio-largo plazo, de Europa y Japón, hacia otros sectores. La industrialización, y el cambio
de una sociedad centrada en el sector primario a una sociedad dirigida hacia el sector terciario y sector secundario.
Muchos de estos países progresan por tener alguna de estas cualidades:
https://www.lifeder.com/economia-de-subsistencia/
Burt Tolerton, J. R. (s.f.). Social organization, land tenure and subsistence economy of Lukunor, Nomoi Islands.
Pacific Science Board, National Research Council.
Carl K. Eicher, L. W. (1964). Agriculture in economic development. McGraw-Hill.
Gudeman, S. (2013). The Demise of a Rural Economy: From Subsistence to Capitalism in a Latin American Village.
Luther, H. U. (1983). Socialism in a Subsistence Economy, the Laotian Way: An Analysis of Development Patterns
in Laos After 1975. Chulalongkorn University, Social Research Institute.
Mary Pohl, P. R. (1985). Prehistoric lowland Maya environment and subsistence economy. Peabody Museum of
Archaeology and Ethnology, Harvard University.
Problems and Prospects of Horticulture in a Subsistence Economy: Wadi Kutum (Sudan). (1984).
Wharton, C. R. (1970). Subsistence Agriculture and Economic Development. Transaction Publishers.
What Is A Subsistence Economy? (s.f.). Obtenido de Worldatlas.