Tratado I. Poimandres
Tratado I. Poimandres
Tratado I. Poimandres
Poimandres
4:44 (hace 15
Trabajadores de la Luz a través de server.desarrollosinteractivos.com
horas)
para mí
El Corpus hermeticum fue recuperado por Cosme de Médici en 1463, que adquirió
un manuscrito bizantino que contenía los primeros XIV libros, los cuales fueron
traducidos ese mismo año al latín por el humanista florentino Marsilio Ficino. En
1471, gracias a la imprenta se publicaría la primera versión impresa.
wikipedia
-----
Esta biblioteca hermética refleja los textos atribuidos a Hermes Trimegistro, el tres
veces grande, padre de la filosofía hermética. La fuente de estos textos son
manuscritos del final de la edad media y de los siglos XIV y XV. Se cree que a su
vez los manuscritos son copias de otros que han sido perdidos en el transcurso de
la historia del hombre. Los textos traducidos provienen de su versión en griego a
excepción del Asclepio cuyo manuscrito es en latín. Se cree que la versión griega
es una traducción del original egipcio.
CORPUS HERMETICUM
I. POIMANDRÉS
Cierta vez que me había puesto a pensar en los seres, absorta la imaginación en
las alturas del pensamiento, ausentes los sentidos como quien duerme
profundamente después de una copiosa comida o de un agotador ejercicio
corporal, me pareció que un ser inmenso aparecía, de talla incomparable, que me
llamó por el nombre y me dijo:- ¿Qué quieres oír y ver, qué quieres entender y
conocer en tu mente?
Fue entonces cuando, saliendo de la Luz, un Nombre santo cayó sobre la cosa, y
un fuego puro emergió de esa natura húmeda hacia los celestes espacios, un
fuego ligero y sutil, y enérgico a la vez. El ágil aire se dejó arrastrar por el espíritu,
y de la tierra y el agua se izó a sí mismo hasta alcanzar el fuego, de forma que
parecía colgar de él.
- Lo sabré, le contesté.
- Yo soy aquella Luz, me dijo, yo, la Mente, tu Dios, que preexisto a la naturaleza
húmeda que surgió de la Tiniebla. En cambio el Nombre luminoso que procede de
la Mente es hijo de dios.
- ¿Y entonces?, exclamé.
Le agradecí y me dijo:
Habiendo dicho estas cosas, me clavó la mirada por tan largo tiempo que su
aspecto me hacía temblar; cuando se irguió después, quedé en mi mente
contemplando la Luz de poderes innumerables, transformada en un cosmos
infinito que, con inmenso poder, rodeaba y abrazaba al fuego forzándolo a
aquietarse.
Entonces la Mente Creadora junto con el Nombre envolvieron los círculos y los
hicieron girar bramando, pusieron en movimiento circular a sus propias creaturas
para que rodaran, a partir de un principio indefinido, hasta un término sin fin, que
comienza donde acaba.
La Mente, el Padre de todas las cosas, siendo Vida y Luz, parió un Hombre igual a
ella, a quién amó como hijo propio: porque siendo imagen del Padre era
hermosísimo; porque realmente tanto amó el Dios a su propia figura que le
entregó la creación entera.
Y vio el Hombre la creación en el fuego del Creador, y quiso también crear, y con
permiso del Padre entró en la esfera de la creación y, poseedor futuro de plenos
poderes, tomó conocimiento de las obras de su hermano, las que lo amaron y le
hicieron partícipe de su propia jerarquía.
Por eso es que, a diferencia de todos los demás seres vivos de la tierra, sólo el
Hombre es doble: mortal por el cuerpo, inmortal por el Hombre esencial. Por
consiguiente, a pesar de ser inmortal y poseedor de plenos poderes sobre todas
las cosas, está sujeto a la muerte y sometido al Destino. Siendo superior a la
estructura se volvió esclavo dentro de la estructura. Siendo andrógino, de padre
andrógino, y no sometido al sueño porque viene del que nunca duerme, sin
embargo es vencido...
Escucha lo que viene ahora y que ardes en deseos de oír. Cumplido el ciclo, por
voluntad de dios se rompió el lazo que unía todas las cosas: en consecuencia
todos los seres vivos que hasta entonces eran andróginos fueron separados al
mismo tiempo que el Hombre, y fueron por un lado machos y por otro hembras. Y
enseguida el Dios dijo una palabra santa: "Creced en crecimiento y multiplicaos en
muchedumbres, vosotras las criaturas todas y las cosas que han sido hechas, y
que el que tiene intelecto se reconozca inmortal y sepa que la causa de la muerte
es el amor y que conozca todas las cosas."
- Parece que no has reflexionado mucho en lo que oíste, y sin embargo te dije que
estuvieras atento.
- Dime, pues, si atendiste, ¿porqué merecen la muerte los que están en la muerte?
- Bien lo entendiste. Pero dime ahora ¿porqué "el que se entiende a sí mismo va
hacia sí mismo" como dice la palabra de Dios?
- Has hablado muy bien. Luz y Vida es el Dios y Padre, del que nació el Hombre.
Por consiguiente, cuando entiendas que estás hecho de Vida y Luz y que
procedes de ellas, volverás de nuevo a la Vida, así me habló Poimandres.
- Háblame aún, le dije, ¿cómo volveré yo a la Vida? ¡oh Mente mía! porque el Dios
dice "El que tiene intelecto se reconoce a sí mismo".
- Qué bien mes has enseñado todas las cosas como yo quería, oh Mente! Pero
dime ahora ¿cómo es el regreso hacia arriba?
- ¿Qué esperas pues? como heredero de todas estas cosas ¿no te harás
conductor de los dignos de forma que por tí sean liberados por dios?
Habiendo dicho estas cosas, ante mis ojos, Poimandres se mezcló con las
potencias. Y mientras yo daba gracias y dirigía mis alabanzas al Padre del Todo,
me dejó Poimandres cargado de poder e instruído sobre la naturaleza y la visión
divina del Todo. Y comencé a anunciar a los hombres la hermosura de la piedad y
del conocimiento:- ¡Oh pueblos! ¡Vosotros, hombres nacidos de la tierra,
entregados a la embriaguez, al sueño y a la ignorancia del Dios: volved a la
sobriedad, suspended la borrachera, pues estáis hechizados de un sueño
irracional!.
Los que habiéndome oído vinieron a mí, y les dije:- ¿Qué pasa con vosotros, oh
hombres nacidos de la tierra! ¡Os habéis entregado a la muerte cuando se os ha
concedido el poder de la inmortalidad? ¡Reflexionad, vosotros, que hacéis camino
con el error y habéis llegado a convivir con la ignoracia! ¡Alejaos de la luz
tenebrosa, y abandonando la ruina, compartid la inmortalidad!
Llegada la tarde, cuando la luz del sol comenzaba a desvanecerse por completo,
los llamé a dar gracias al Dios, y cumplida la acción de gracias, cada uno se fue a
dormir a su lecho.
Por mi parte, gravé en mi alma los beneficios que me hiciera Poimandres, y lleno
de la plenitud que había deseado, me sentí colmado de alegría, porque el sueño
del cuerpo se había transformado en vigilia del alma, la ceguera de la vista en
visión auténtica, el silencio en preñéz del bien y la palabra en divulgación de
bienes.
Por eso, con toda mi alma y con todas mis fuerzas ofrezco este elogio al Padre
Dios:
Santo es el Dios que quiso que lo conocieran y que es conocido por los suyos.
Recibe las puras ofrendas racionales del alma y del corazón tendidos hacia Ti,
inefable, impronunciable, Tú, que sólo puedes ser nombrado por el silencio.
Extracto de
CORPUS HERMETICUM
HERMES TRISMEGISTO