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El Terrorismo de Estado

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El terrorismo de Estado – Etchevest

Introducción
El terrorismo es un concepto que hace referencia al uso de la violencia para obligar a un gobierno, a tomar
determinadas decisiones. Obligarlo a conceder determinados logros políticos, religiosos o sociales al
grupo que ejecuta la acción extorsiva.
Cuando ocurre este hecho afecta emocionalmente a la población. Sobre todo, si la acción terrorista
produce víctimas. En los últimos años, la cuestión del terrorismo empezó a tener un fuerte impacto en la
agenda mundial por el accionar del islam, especialmente con Al Qaeda, y hoy en día el grupo ISIS.
No siempre el uso de la violencia implica un acto terrorista. Cuando se usa el terrorismo como herramienta
de acción política, no importan los costos, no se tienen en cuenta las leyes ni los derechos humanos. El
grupo que utiliza métodos terroristas considera que su causa (por ejemplo, una visión fanática de una
religión) justifica toda acción. El terrorismo busca a través de la utilización del terror (o solo la amenaza del
uso) conseguir objetivos que por otra vía no serían posibles de alcanzar.
El terrorismo de Estado
En la Argentina, durante el siglo XX existieron distintos grupos que produjeron grupos terroristas. Por
ejemplo, los grupos anarquistas que predominaban a principios de ese siglo o las guerrillas en la década de
los años 70.
Los actos violentos e ilícitos cuya responsabilidad es atribuible a las instituciones del Estado se denomina
“terrorismo de Estado” es un tipo especial de terrorismo. Su protagonista (el que ejerce el terror) no es un
grupo extremista ni personas que buscan imponer una religión o idea por la fuerza. El terrorista en este
caso, es el Estado.
Existe un Estado formal y otro “clandestino”. La idea de Estado se transforma debido a que la coerción no
es transitoria como recurso para superar alguna situación circunstancial, sino que se vuelve permanente.
Los modos que adquiere la violencia estatal buscan desplazar al Estado democrático institucionalizando el
poder militar como legítimo. El “Estado militar” se transforma en “Estado terrorista”.
Estas acciones son producto de un plan sistemático y planificado para lograr objetivos vinculados con el
poder.
Al violar las leyes (que debería cumplir e implementar) contradice su propia existencia. Esto es así porque
uno de sus objetivos es proteger y velar por la seguridad de la sociedad. Por esto, la sociedad delega en el
Estado poderes especiales para usar en función defensiva (frente a un ataque exterior) o para garantizar el
cumplimiento de la ley.
La sociedad le reconoce al Estado el uso monopólico de la violencia legítima como un instrumento y
atributo propio de su condición estatal. En una sociedad, la Policía puede usar armas, pero un ciudadano
debe conseguir permisos especiales del Estado para hacerlo. Los cuerpos de seguridad pueden matar,
allanar y detener personas, pero los ciudadanos no pueden hacerlo excepto en situaciones muy
particulares y límites. El Estado, entonces, tiene la posibilidad de usar la violencia, y eso es uno de los
atributos que lo definen como tal.
Esto implica que la sociedad reconoce ese poder como legitimo siempre y cuando este regulado por la ley.
El ejercicio abusivo del poder puede llevar que desde el Estado se utilicen distintos tipos de acciones
violentas y represivas al margen de lo que establecen las leyes.
El terrorismo de Estado obstaculiza la actividad judicial para lograr impunidad ante posibles acciones
ilegales.
Los ejemplos de terrorismo que brinda la historia surgieron como forma de combatir a grupos terroristas
que, supuesta o verdaderamente, amenazaban el predominio del Estado y su existencia misma. Esto se
observó durante la dictadura de 1976. A pesar de sus objetivos públicos, se terminaron convirtiendo en un
peligro para la población civil, más grave que aquel que se quería eliminar.
En esos casos, quienes utilizan la violencia ilegal argumentan que no se trata de una guerra
“convencional”, y por eso las formas usuales de la guerra (por ejemplo, las garantías a los prisioneros)
tampoco son utilizadas. En una guerra no convencional, la acción estatal no estaría sujeta a las normas
que marcan los tratados internacionales en la materia, ni al respeto de los mínimos derechos humanos.
El Estado al realizar acciones que violan la ley, terminan utilizando los procedimientos y estrategias de los
grupos que combate. Por ejemplo, las actividades de inteligencia, tratando de obtener información de
cualquier modo, que termina siendo un único modo: la tortura.
El uso de la crueldad y de la violencia desmedida es justificado por el Estado terrorista porque permitiría
anticipar acciones terroristas y lograr así mayor probabilidad de salvar “posibles víctimas civiles”. Esto,
permitiría razonable y aceptable procedimientos que se descargan sobre la sociedad civil y que en otras
coyunturas serian inaceptables.
Desde acá, el Estado se impone a la sociedad la aceptación de métodos ilegales para conseguir
información. Oponerse al Estado en este tema equivale a la aceptación del terrorista.
El terrorismo de Estado en Argentina
Durante los años 60 y 70, América Latina fue escenario de muchos ejemplos de terrorismo de Estado. Esto
se acentuó a partir de la aplicación de la Doctrina de la Seguridad Nacional que se impartía en la Escuela
de las Américas (escuela del ejército de Estados Unidos). Participaron y se entrenaron numerosos militares
latinoamericanos que se encargaron de implementar la violencia del terrorismo de Estado en sus
respectivos países. La excusa para la violencia ilegal era siempre la misma: erradicar la amenaza
comunista.
En el caso de la Argentina, la violencia se había instalado en los años setenta con el surgimiento de
proyectos revolucionarios que empleaban la lucha armada como estrategia política. Tal fue el caso de los
Montoneros y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), entre otros. Se puede tomar como inicio de la
violencia estatal el asesinato de 16 presos políticos en una base militar de la Marina en Trelew en 1972, lo
que facilito la estructuración de la violencia paraestatal que estallo en los trágicos sucesos de Ezeiza el día
del regreso de Perón al país en 1973. Se trató de un enfrentamiento armado entre la izquierda y la derecha
peronista protegida por sectores de la FFAA y de seguridad con muchos muertos.
Desde el Estado se organizó una fuerza paramilitar de derecha llamada “Alianza Anticomunista
Argentina” – Triple A, para enfrentar a las guerrillas de izquierda.
La idea predominante en los años 70 era que una violencia podía terminar con otra violencia. Esto llevo a
que se combinara la acción estatal con la Triple A. El golpe encontró justificación pública.
Desde el Estado, y antes del golpe ocurrido en 1976, este proceso venía siendo acompañado con la sanción
de medidas legislativas represivas como el Estado de Sitio. A tal punto, la situación era así que el gobierno
de Isabel Perón encomendó a las FF.AA. a aniquilar a la guerrilla a partir del inicio del Operativo
Independencia en Tucumán a principios de 1975.
La práctica represiva del Estado se iniciaba con el secuestro de personas, luego se las trasladaba a centros
clandestinos de detención en donde se los interrogaba y torturaba. La gran mayoría de los desaparecidos,
fueron asesinados de distintas maneras. Una minoría fue trasladado a cárceles y un pequeño grupo fue
liberado. Existían también distintas formas de represión como la suspensión de toda actividad política y
sindical, limitaciones a las libertades públicas, persecuciones y restricción en el campo cultural.
Esta situación quedo demostrada años después con él informa de la CONADEP y con el juicio a las juntas
militares que termino de condenar a los responsables máximos. Ambos sucesos ocurrieron bajo la
presidencia del radical Raúl Alfonsín y fueron parte de lo que Simone denomina “transición”.
Un tema fundamental es la participación de sectores civiles en procesos de este tipo. Hubo grandes
grupos civiles minoritarios que fueron directamente beneficiados con la imposición a la sociedad de
determinado modelo político y económico. Por eso, los militares contaban con un amplio respaldo de
sectores importantes del empresariado, de la cúpula eclesiástica y de un sector de los políticos. Gran parte
de la sociedad tolero y acompaño estos hechos. Ese consenso era una condición indispensable para
conformar un gobierno que con un alto grado de estabilidad pudiera concretar el objetivo de cambiar para
siempre la sociedad argentina.
Las dictaduras también necesitan legitimidad para perdurar en el tiempo y la logran ofreciéndose como
las posibles soluciones ante problemas difíciles de resolver o coyunturas apremiantes. Pero el apoyo a la
dictadura no fue de toda la población. Nunca las sociedades son unánimes a favor o en contra de nada.
Siempre hay matices y opiniones encontradas. Las consecuencias del terrorismo generaron una corriente
opositora. Para esto, colaboraron organizaciones fundamentales en la lucha por la vigencia de los
derechos humanos como las Madres de Plaza de Mayo, las Abuelas, la Asamblea Permanente por los
Derechos Humanos, los Familiares de Detenidos y Desaparecidos y el Movimiento Ecuménico por los
Derechos Humanos.
La transición a la democracia – Simone
La transición es un lapso de tiempo que comienza cuando un régimen no democrático de un país empieza
a retirarse. La transición termina cuando un régimen democrático se impone ya sin riesgo de ser
derrocado. Es decir, es el intervalo entre un régimen político y otro.
Por ejemplo, en la Argentina es el periodo que comienza con la última dictadura luego de la derrota en la
guerra de Malvinas en 1982. La derrota en esa guerra deja al gobierno militar sin ningún apoyo y con el
repudio total de los ciudadanos. En ese contexto los militares deben convocar a elecciones para volver a
un régimen democrático. El fin de la guerra es, entonces, el momento de inicio de la transición.
Ese periodo de transición iniciado en 1982 finalizo cuando el gobierno de Menem derroto a los militares
“carapintada”. Esa victoria del gobierno democrático sobre los militares golpistas, dio a la democracia un
impulso definitivo y desde entonces, ya no hubo peligro de retroceso.
Los momentos de transición producen momentos de muchos conflictos. Un cambio de régimen implica el
cambio de reglas que regulan el acceso al poder y también un cambio en el grupo que tomara el control
del Estado.
Los estudios e investigaciones sobre las transiciones a la democracia comenzaron en la década de 1980.
Fueron impulsados por un grupo de expertos en Ciencias Sociales que tenían un doble objetivo, producir
textos académicos y mejorar la calidad de las democracias que empezaban a instalarse. Estos expertos
asumieron un compromiso militante con la democracia. Tenían la idea que esos nuevos regímenes que
surgían en la década de los 80 era una oportunidad para la dirigencia política de cada país. Es decir, la elite
política podía construir un orden nuevo capaz de canalizar de manera armónica los conflictos políticos,
económicos y sociales de cada sociedad dejando de lado la forma violenta y dictatorial.
Los actores políticos en la transición a la democracia
En este lapso de tiempo, los actores políticos conviven y compiten a la vez.

 Uno de esos actores en una transición es la “elite política” de cada país. Está conformada por los
dirigentes políticos que fueron expulsados del poder, más o menos violentamente, por lo militares
y sus aliados en los golpes de Estado. En el primer momento de la transición, esa elite comienza
una especia de “conspiración” contra el régimen autoritario. Esto ocurre cuando las dictaduras van
perdieron legitimidad por algún motivo que puede ser una crisis económica o por la represión
ejercida por el gobierno y que genera descontento en la población. La transición a un régimen
democrático necesita que el gobierno autoritario este debilitado.
Los miembros de esa elite empiezan a reunirse y con sus diferencias llegan a algunos acuerdos.
Aprovechan que el gobierno no democrático está débil. Estos consensos, se logran aun cuando los
miembros del gobierno no democrático siguen en el poder, debido a que se encuentra en una
situación de debilidad. Estos acuerdos (de la oposición) son generales tienen que ver con la
intención de expulsar cuanto antes al gobierno no democrático. Apuntan, a lograr un llamado a
elecciones en las que los partidos se puedan presentar libremente, donde ellos sean el recambio de
los dictadores.
 En segundo lugar, la “sociedad civil” (la gente y sus organizaciones) es otro actor clave. Mediante
sus actos (como movilizaciones), suele presionar en favor a la democracia. Los sindicatos, las
organizaciones de derechos humanos y los estudiantes universitarios quedan incluidos en este
grupo.
La participación activa comienza a ser posible porque la transición comienza cuando la dictadura
está débil y su final se está cerca. Por eso, la represión es cada vez menor. La debilidad de la
represión estatal estimula un crecimiento de participación de la sociedad civil ya que implica correr
menos riesgos.
Esta participación tiene dos funciones: la primera es apoyar a la elite política y la segunda es
ampliar la agenda pública de temas que luego los partidos políticos deben canalizar. Es decir, influir
en los temas que se discuten en una sociedad, tanto en los medios como en la vida cotidiana de las
personas. La sociedad movilizada puede imponer determinados temas en las agendas públicas de
discusión de una sociedad.
 En tercer lugar, se encuentran los sectores “blandos” del régimen autoritario. Se agrupa a
dirigentes que apoyaron inicialmente la dictadura y que se inclinan ahora por una salida
democrática. En principio, de forma clandestina participan de esa conspiración a favor del llamado
a elecciones. Comienzan a actuar en forma conjunta con sectores de la elite política que quieren
volver a un régimen democrático. En algunos casos, buscan mantener su influencia, aunque
cambie el régimen político. También buscan negociar para evitar futuras investigaciones judiciales
o porque creen que es lo correcto. (El pacto militar-sindical en Argentina).
 En cuarto lugar, están los “nostálgicos del régimen autoritario”. Son grupos que, durante la
transición hasta las elecciones, y también luego de asumido el gobierno democrático, pueden
conspirar contra la consolidación del mismo.
Aunque la dictadura este llegando a su fin, los grupos nostálgicos están dispuestos a hacer todo lo
posible para volver al régimen autoritario donde tienen poder e influencia. Este fue el caso de Aldo
Rico y Mohamed Ali en 1983.
Al existir un grupo que quiere mantener el régimen autoritario y evitar la llegada de un régimen
democrático, la transición es un momento complejo. Hay diferentes proyectos, y por eso es
importante que los sectores pre democráticos puedan aislar a los grupos que desean la vuelta de la
dictadura y limitarles el margen de maniobra. Para esto y evitar esas regresiones autoritarias, la
elite debe aliarse, aunque pertenezca a partidos diferentes. Los políticos tienen que mantener el
equilibrio con sus ambiciones para evitar que los sectores nostálgicos se aprovechen para volver a
un régimen no democrático. Es decir, los sectores democráticos no deben competir entre ellos. La
manera en que los políticos pueden bloquear intentos de retroceder a una dictadura es por medio
de pactos y acuerdos de gobernabilidad.
 En quinto lugar, se encuentran los “actores internacionales”. Son una serie de organismos que
presionan desde afuera del país con el objetivo de lograr la efectiva instalación de la democracia.
Son organizaciones internacionales de partidos como Socialista o la Demócrata Cristiana que
apoyan a los políticos locales con dinero o logística para las elecciones. También lo integran los
organismos supranacionales (por encima de las naciones) como la Corte Interamericana de
Derechos Humanos 1978, la ONU o la OEA.
Pactos e incertidumbre
Los procesos de democratización están a cargo de una elite política. Esta elite es la encargada de conducir
el proceso de instalación de la democracia que ocurre muchas veces con pactos.
Los miembros de una elite deben alcanzar pactos que den formas institucionales a los acuerdos. Suelen
ser secretos o públicos y tienen como fin generar garantías reciprocas para competir en igualdad de
condiciones con el poder.
Los pactos entre los dirigentes de la elite de distintos partidos son importantes por dos motivos. El
primero es porque constituyen en la garantía de que los sectores nostálgicos del régimen autoritario no
tendrán margen de maniobra para intentar otro golpe de Estado. El segundo es porque la alianza de la
elite forma una red de contención de las demandas de una sociedad que sale a la luz después de años de
represión y por lo tanto esta movilizada más que lo habitual. Estos pactos son la clave para una transición
exitosa y ordenada. Estos pactos fueron tomados en su mayor parte en el caso de la transición española.
Distintos ejemplos de transiciones: España y Argentina
España: El periodo de transición española comenzó con la muerte de su dictador, Francisco Franco, en
1975. En 1973 la posibilidad de reemplazo del dictador se había llenado de incertidumbre con el asesinato
de su sucesor designado por Franco, Luis Carrero Blanco. Este, era el candidato elegido para suceder a
Franco cuando fue asesinado por la organización terrorista ETA: grupo que exige por la vía armada la
independencia del España. Dado eso, Franco designa a Juan Carlos I.
Franco murió en 1975. Dos días después de su muerte se inicia la transición con el nombramiento del rey
Juan Carlos. Ocurrió de manera gradual y consensuada entre 1975 y 1982. Muchos de sus dirigentes
tomaron opciones arriesgadas, la principal fue la decisión de Juan Carlos de ingresar al poder por orden de
Franco y luego optar por el paso al régimen democrático.
En 1981 un grupo de militares irrumpió a los tiros en el parlamento español intentando derribar al
gobierno. Argumentaron tener el apoyo del rey y tomaron de rehenes a todos los parlamentarios
presentes. Juan Carlos I hablo por la televisión, condeno el golpe y este fracaso.
Adolfo Suarez, un dirigente político que venia del régimen anterior (uno de los blandos) y que fue el
presidente español entre 1977 y 1981. Político de centro-derecha, decidió la legalización del partido
comunista a cambio de que este aceptara la monarquía constitucional. Tomo esa decisión para que la
coalición que apoyaba una transición a la democracia fuera lo más amplia posible pero no fue apoyado. Al
partido comunista también le costaba este pacto, ya que debería aceptar la presencia de un rey. Los
comunistas son antimonárquicos por ideología. Santiago Carrillo acepto el trato y rompió relaciones con la
Unión Soviética que se ponía a negociar.
Estos actores (Suarez y Carrillo) sabían que para superar la dictadura debían ceder y aceptar demandas de
los otros.
Felipe González (Partido Socialista Obrero Español) que se apoyó en otros gobiernos europeos socialistas
fortaleciendo su imagen dentro de España. Tenía la estrategia de bloquear el ingreso de España a la
Comunidad Europea hasta que no hubiera terminado la democratización. Estimuló a muchos empresarios
a apoyar a la democracia, ya que era la condición para ingresas a la UE. Felipe gano las elecciones en 1982
y gobernó hasta 1966.
Los políticos españoles decidieron confiar entre sí. Estaban convencidos de que era momento de
abandonar antiguas disputas y construir una democracia política acompañada de bienestar y libertad.
Todos estos pactos permitieron realizar más acuerdos para avanzar en la construcción de un Estado de
bienestar similar al del resto de Europa, pero desconoció en la historia de España.
Argentina: En 1982, el mismo año que Felipe González gano las elecciones, Argentina perdió la guerra de
Malvinas. Por ese hecho el gobierno militar, precedido por Galtieri, perdió toda legitimidad ante la
sociedad. La guerra había terminado con el poco apoyo que contaba el gobierno militar. La sociedad y la
elite política le exigían su renuncia. Galtieri debió renunciar y lo reemplazo otro militar, Reynaldo Bignone,
quien convoco inmediatamente a elecciones.
La derrota en Malvinas en 1982 fue el golpe final, pero el declive comenzó antes, en 1979 cuando la
comisión interamericana de derechos humanos de la organización de Estados Americana visito el país y
denuncio las violaciones a los derechos humanos. Fue la primera vez que el gobierno militar se vio
obligado a reconocer la existencia de desaparecidos.
La situación bajo este gobierno, era cada vez peor. La crisis del petróleo, la falta de proyecto y la nula
cohesión entre las cúpulas militares desgastaron rápido al régimen militar.
Querer recuperar las Malvinas fue un manotazo de ahogado para recurar la unidad y el apoyo, pero su
efecto fue el contrario.
La Argentina tuvo de este modo una transición por el derrumbe del régimen militar saliente. En 1982, no
quedaba casi nada del proyecto militar de 1976, que había sido exitoso entre 1978 y 1979 pero que para
1982 ya había entrado en declive.
A diferencia del dictador español Franco que había llegado hasta su ultimo día de vida manteniendo el
poder, la dictadura argentina se derrumbó sin plan alternativo más que irse rápidamente y dejar el
problema a los civiles.
Los políticos argentinos estaban en la puerta de una gran posibilidad, pero a diferencia de España, no
buscaron una salida pactada. Solo acordaron presionar por elecciones inmediatas en las que compitieron
sin acuerdos mínimos para esa lucha por la presidencia. Algunos de ellos buscaron apoyarse en lo que
quedaba del poder militar para que los ayudara en la lucha contra sus adversarios de la elite política. Los
partidos no entablaron dialogo entre sí para enfrentar los problemas que enfrentarían siendo gobierno.
En 1983, se celebraron las primeras elecciones y gano el radical Raúl Alfonsín, el candidato que más
criticaba al régimen saliente. Alfonsín no había apoyado la guerra y prometía juzgar a los militares
culpables de violar los derechos humanos.
La ausencia de pactos entre la elite política, hizo que no hubiera acuerdos sobre un modelo económico a
seguir (los españoles sí). Tampoco hubo acuerdo sobre qué hacer con los militares (los españoles optaron
por no hacer juicios por los crimines del régimen franquista).
El gobierno militar enjuicio y condeno a las cúpulas de los militares responsables del golpe y de las
desapariciones. Esto hizo que los sectores nostálgicos del régimen militar se mantuvieran en alerta y
mostraran constantemente su capacidad de daño. Se produjeron 3 rebeliones militares durante los años
de Alfonsín, y un cuarto con Menem.
Genocidio: Concepto polémico y necesario – Hermo
El concepto de genocidio tiene su origen en la propuesta de Lemkin, un ciudadano polaco de religión judía
que en 1944 postuló este término para denominar las matanzas por motivos raciales, nacionales o
religiosos. Utilizó el término genos (que en griego significa familia, tribu o raza) y el sufijo –cidio (que
significa matar en latín) para formular esta nueva palabra.
Otros autores postularon que el concepto debía ser reservado solo para aquellos casos en los que el odio
racial o nacional es un componente clave de una práctica sistemática de exterminio de poblaciones. Por
ejemplo, el caso de la masacre de armenios perpetrada por los turcos durante la Primera Guerra Mundial y
del holocausto del pueblo judío por parte de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La solución a
como juzgar a los líderes nazis por sus prácticas fue la de definirlos como “crímenes contra la humanidad”.

 Crímenes contra la humanidad: asesinato, exterminio, esclavitud, deportación y cualquier otro


acto inhumano contra la población civil o persecución por motivos religiosos, raciales o políticos,
cuando dichos actos o persecuciones se hacen en conexión con cualquier crimen contra la paz o en
cualquier crimen de guerra.
En 1946 la Asamblea General de las Naciones Unidas dicto la resolución 96 sobre el crimen de genocidio
que fue la base con la que se estableció la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de
Genocidio, que fue también aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948.
De esta manera la ONU genero una definición desde el punto de vista jurídico y político: Se entenderá por
“genocidio” cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir
total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal:
- Matanza de miembros de grupo.
- Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo.
- Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción
física, total o parcial.
- Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo.
- Traslado por la fuerza de niños del grupo a otros grupos.
En el ámbito de las Ciencias Sociales se utiliza el concepto para referirse a aquellas prácticas que buscan
de forma intencionada la destrucción total o parcial de un grupo humano, sobre la base de razones
raciales, nacionales, ideológicas, políticas o sociales, no importando si tales acciones fueran desarrolladas
por un Estado o por grupos de personas con posibilidad de hacerlo: por ejemplo, milicias irregulares.
El genocidio en la historia
La mayoría de los especialistas toman como punto de partida para su análisis el siglo XX y, por lo tanto,
comienzan con la masacre del pueblo armenio en manos de los turcos en 1915.
Existen numerosas situaciones en la historia de la humanidad (previas al siglo XX) en las que se produjeron
hechos que hoy serian calificados como genocidio. Por ejemplo:
- Los persas y los romanos desarrollaron estas prácticas con los pueblos conquistados cuando estos se
oponían a las intenciones de los conquistadores.
- También las Cruzadas emprendidas por los reinos cristianos de Europa contra bizantinos, árabes, turcos,
judíos y otros pueblos que habitaban el Medio Oriente.
- El caso de muchas invasiones de origen mongol, las que arrasaron China, parte de Asia central y llegaron
hasta Europa.
- Las guerras de religión desatadas en Europa a partir de la reforma protestante del siglo XVI.
- Al referirse a la mortandad de población nativa americana desde la llegada de los europeos, se producen
discusiones. En primer lugar, porque las prácticas de las naciones europeas en las colonias americanas no
fueron exactamente las mismas. En segundo lugar, porque se trató de un proceso dilatado durante varios
siglos, en el que intervino no lo la aniquilación directa, sino también la diseminación de enfermedades
desconocidas en América, la instauración de la esclavitud y la servidumbre forzosa a las que fueron
sometidos los pobladores originarios. La expansión de fronteras internas de los nuevos países americanos
durante el siglo XIX, conllevo a una práctica sistemática de ocupación de territorio con exterminio de su
población originaria. Esta expansión es muy importante para el caso argentino por la discusión abierta
sobre como conceptualizar lo que la histografía denomino como “conquista” o “campaña del desierto”.
El genocidio en el siglo XX
La utilización del concepto de genocidio llevo a la discusión con respecto a las dictaduras militares
latinoamericanas ocurridas entre las décadas de los años 1960 y 1980. En Guatemala y en Argentina se
desarrollaron procesos de juicio a los responsables de las matanzas sucedidas durante las respectivas
dictaduras militares. Pero en Brasil, Bolivia, Chile y Uruguay, las leyes no permitieron que hubiera
procesos judiciales contra los responsables.
Dichas prácticas de terrorismo de Estado han sido caracterizadas como genocidios, en tanto se
propusieron la destrucción total o parcial de un determinado grupo humano en función de su pertenencia
política o creencia ideológica.
Hay especialistas que plantearon que la idea de definir a ciertas poblaciones como “extinguibles” en
provecho de otros (como esclavizarlas) por apropiarse de sus recursos o territorios, puede incluirse dentro
del concepto de genocidio. Esto incluye campesinos y poblaciones nativas dentro de diversas regiones,
tanto en el pasado como en la actualidad.
Hoy en día, basados en la definición de la ONU, existe un amplio consenso respecto de muchos casos en
los que la definición de genocidio debe ser aplicada como, por ejemplo, la masacre de los tutsis a manos
de los hutus en Ruanda, o las llamadas “limpiezas étnicas” llevadas a cabo durante las guerras en
Yugoslavia.
El caso más conocido y más importante por sus efectos fue la Shoah u holocausto judío a mano de los
nazis y sus colaboradores en la Segunda Guerra Mundial. Lo más destacado de este caso es el uso
sistemático del método científico y el cálculo racional para el exterminio, en lo que los nazis denominaron
“solución final” y que fue precedida de estudios para determinar la manera más eficiente, rápida y de
menos costo para proceder a tal fin. Autores como Katz afirman que solo este caso puede considerarse
propiamente un genocidio.
Giorgio Agamben: Filósofo italiano. Todo lo sucedido en los campos de concentración supera de tal modo
el concepto jurídico de crimen que simplemente se ha omitido considerar la especifica estructura jurídico-
política en la cual se produjeron aquellos hechos. El campo es el lugar en el cual se hizo realidad la más
absoluta condición inhumana que jamás se haya dado sobre la tierra. ¿Qué es un campo? ¿Cuál es su
estructura jurídico-política? ¿Por qué pudieron tener lugar acontecimientos similares? Esto nos conducirá
a observar al campo no como a un hecho histórico y una anomalía del pasado sino, de algún modo, como a
la matriz oculta, en la que todavía vivimos.
El genocidio en la Argentina
El primer caso en el que se puede pensar la aplicación del concepto de genocidio, en lo que es hoy
territorio argentino, es el del pueblo de Quilmes, en los Valles Calchaquíes del Noroeste (actualmente
Tucumán). Estos pueblos resistieron la conquista española todo lo que pudieron, nunca se sometieron por
completo y participaron de las “guerras calchaquíes”, que culminaron con una gran rebelión a mediados
del siglo XVII. Al ser derrotados, fueron asesinadas mujeres y niños, y los pocos sobrevivientes fueron
obligados a trasladarse a Buenos Aires.
El Estado argentino fue el mayor responsable de un practica de genocidio contra las poblaciones
originarias en la Patagonia y en el Chaco durante la llamada “conquista del desierto” hacia finales del siglo
XIX. Los sobrevivientes fueron reducidos a la servidumbre, a pesar de que para ese entonces ya estaba
prohibido tanto la esclavitud de los niños hijos de esclavos como la introducción de nuevos, lo que había
sido ratificado y ampliado por la Constitución Nacional sancionada en 1853-1860. Otros fueron confinados
a reservaciones en territorios inhóspitos.
Pasada la segunda mitad del siglo XX, el caso más notorio es el perpetrado por la dictadura del Proceso de
Reorganización Nacional, que buscaba parecerse al Estado oligárquico en la Argentina: el momento
culmine del Proceso de Organización Nacional, nombre con el que se reconoce en la historia argentina al
periodo que va desde 1852 (batalla de Caseros y derrota de Rosas) a la década de 1880 con la Conquista
del desierto, que concluye con la presidencia del general Roca.
La dictadura cívico-militar iniciada en 1976 pensaba que era necesario reconstruir el orden logrado en
aquel proceso de organización del siglo anterior. Implicaba eliminar a quienes se opusieran a sus ideas o
pudieran reconstruir la capacidad de acción política y sindical de la clase trabajadora y de los jóvenes,
principales blancos de la acción del terrorismo de Estado de ese momento. Hay algunos que no acuerdan
con esta caracterización porque prefieren una utilización más específica del concepto de genocidio y
sostiene que debe abarcar poblaciones más numerosas que las víctimas directas e indirectas de la
dictadura. La discusión que se abre, es si el numero influye para considerar de qué tipo de prácticas se
trata.

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