Océano Rojo y Océano Azul
Océano Rojo y Océano Azul
Océano Rojo y Océano Azul
El océano rojo y el océano azul son estrategias diferentes para actuar en
mercados competitivos y saber cómo crean nueva demanda las buenas ideas.
Océano Rojo es la descripción de la alta competencia, un espacio donde lo que
se consigue es a costa de los demás, ya sea rebajando los precios o
mejorando la calidad. Océano Azul parte del océano rojo para llegar a aguas
desconocidas implementando nuevas ideas. En el océano rojo existe la regla
de la competencia; en el océano azul, la competencia no existe.
El viaje al Océano Azul parte desde el Océano Rojo y debe realizarse con
imaginación. Allí no se lucha para mantenerse sino que se disfruta y se crece
con rapidez. Se trata de separar lo importante de lo urgente y que en la
estrategia se incluya la improvisación. Océano azul no ofrece lo que se
demanda ahora sino algo mejor. Océano rojo es el sector de las ideas usadas y
de los productos o espacios conocidos, definidos y aceptados. A medida que
se llena de competidores, la ganancia baja y la lucha se torna feroz. Océano
azul es un espacio virgen, no explorado y tiene altas perspectivas de valor para
los que ingresan en él. Representa aquello que podría ser, lo desconocido. En
sus aguas la demanda se crea.
¿Qué impide llegar al océano azul? A pesar de sus ventajas, no se sabe
cómo convertir en océano azul a las herramientas y métodos para probar,
calibrar y analizar decisiones que sirven para operar en el océano rojo. Lo que
aprendieron las empresas es a competir pero como la oferta es cada vez
mayor, la clave está en inventar demanda poniendo la energía en ideas que
salgan del círculo vicioso de más de lo mismo. Del lado de los clientes la
costumbre les impide imaginar nuevas formas de consumo. Cuando se les
pregunta suelen responder "quiero más por menos de lo conocido". Para crear
demanda fresca hay que sacar el foco del competidor, buscar alternativas y a
los no consumidores de hoy.
¿Quiénes pueden crear demanda para las nuevas ideas? Todo depende de
la estrategia. La creatividad siempre fue vista como una fuerza derivada de la
innovación. Por el contrario Einstein prefería la imaginación. Para muchos la
creatividad es algo inestable como para fundamentar en ella la estrategia. Pero
no tiene que ser así. Los resultados demuestran que mirar la información desde
una nueva perspectiva libera la creatividad.
El mapa estratégico de un sector, define que factores influyen sobre el valor, y
permite preguntarse e investigar que cambios se deberían hacer en algunas
variables: eliminarlas o reducirlas, aumentarlas o crear otras. Eliminar o reducir
se refieren al costo, aumentar o crear se relacionan con el valor. Luego de las
preguntas vendrá la acción.
¿A qué océano se orientan las buenas ideas? Una buena forma de saber si
la propuesta es apropiada es examinar la curva de valor: ¿a qué se asigna
importancia? ¿cuál es el foco?, ¿ la curva es diferente o parecida a las
demás?, ¿el discurso es potente y el mensaje contundente?. La concordancia
de enfoque, divergencia y mensaje en este enfoque alternativo determina la
viabilidad de la iniciativa o si está atrapada en un océano rojo.
Ante una alta calificación en todos los parámetros del contexto de aplicación de
una idea habría que estudiar si el esfuerzo compatibiliza los resultados con la
inversión, en cambio el zigzag de la curva podría mostrar una estrategia
incoherente y otras curvas podrían mostrar contradicciones estratégicas. El tipo
de lenguaje que se emplea indica también si la idea está orientada hacia su
productor o hacia el cliente es decir hacia adentro o hacia fuera.
Desde que Shumpeter descubriera la naturaleza interna de las innovaciones
producidas por el empresario creativo quedó cuestionada la teoría
estructuralista que limita todo a la competencia sobre una torta que hay que
repartir. Las empresas creativas se reconstruyen y crean riqueza. A diferencia
del intento centrado en combinar los medios productivos de otra manera, la
teoría del océano azul busca cambiar hacia lo que valora el cliente
desarrollando una cadena de mayor valor. Y el empresario es el que le da
forma a las ideas.