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Las Brujas en Canarias - Francisco Padrón Hernández PDF

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Las Brujas en Canarias

Francisco Padrón Hernández

Diario de Avisos - 15 de Junio de 2003

Nos aproximamos a la fiesta del fuego; la de los an guos rituales. El día 23: noche
de san Juan. Tiempo de trasgos, salamandras, espíritus, hogueras y baños de mar
en busca de purificación, junto al brujería que rememora viejas recetas y
ancestrales artes adivinatorias. Noche para que las brujas se desmelenen y
aconsejen agüeros de amor. Pero ya no lo dicen, susurrantes ellas, al oído de
trémulas vírgenes, sino que los pregonan frente a la moderna cámara de
televisión. Antes, a las brujas y, también a las que no lo eran, por solo tener nariz
ganchuda o giba espaldera, o por sospechas y mala voluntad contra ellas, de
algunos vecinos, las quemaban en la hoguera o le a zaban can dad de
zurriagazos. Ahora, no. Salen por la televisión y se autoproclaman “brujitas
buenas”. Algunas, modernas ellas, son consultadas a través de un 906 que,
cuando llega la factura del teléfono, te ciscas en la pitonisa y en toda su familia.

Canarias, en un pasado no tan lejano, tuvo sus historias de brujas. Algunas de


ellas están reflejadas en los escritos de Bethencourt Afonso (1901) a los que
vamos a recurrir en este ar culo. Es curioso comprobar como, en la mayoría de
las diferentes culturas, son las mujeres las que detectan el poder brujeril. Muy
escasos son los hombres-brujos, de los de pócimas, ungüentos y compadreo con
el pateta cornudo. Y, en Canarias, pasaba igual. Buena prueba de ello está en los
legajos de la todopoderosa Inquisición, en los que se recogen diferentes causas y
procesos criminales contra féminas supuestas prac cantes de oscuras artes
nigromán cas. Las acusaciones son varias y a cual más disparatada. Ejemplos:
“Una tes go acusa a cierta señora de haberla mandado a casa de una morisca
hechicera, que le dio una piedra y un poco de plomo. La piedra era para que la
moliera y echara el polvo resultante en la comida y, el plomo, para derre rlo y
rociar con el la falda y cabeza de la vic ma”. (Como el lector podrá apreciar se
trata de un siniestro plan muy bien urdido y, además, sencillo de llevar a la
prác ca. Es muy fácil largar plomo derre do a la cabezuela del enemigo).
“Tes monio contra una tal Isabel Rodríguez, de Tenerife, llamada la
“Chicharrona”, por sospecha vehemente de que la rea ene pacto tácito con el
Demonio”. (Seguro que la pudieron ver hablando con él). Más legajos: -“Contra
Jerónima de Vega, de Teror, por bruja. A la reo la adiestró a María Suárez, “la de
Tejeda”, enseñándola a volar”. (¿La pillaron sobrevolando la montaña de Teror?),
-“Pleito contra Agus na Gil, de Guia, por dar un pedazo de queso a un hombre,
que luego de curado, echó un lagarto por la boca”. (Tampoco es para ponerse así.
Si el hombre se curó, ¿qué importa que largara un lagarto por la embocadura?
Incluso podría ser flema gorda que alivió a aquel cris ano). Varias mujeres fueron
acusadas, asimismo, de “volar con el diablo”. (Otras que sorprendieron en vuelo
bajo-rasante turís co acompañadas por un guía astado y rabón). “Proceso
seguido en el Santo Oficio de Canarias contra Angela de Paiva, por proposiciones
heré cas y por haber solicitado de cierta persona le hiciese la oración de Santa
Marta “para que su marido no la viese cuando estuviese con sus amigos a los que
conocía carnalmente”. (No sabíamos que tal oración concediese a los adúlteros el
don de la invisibilidad). Úl mo proceso de muchos y variados que existen en los
archivos y aquí –sorpresa- se trata de un hombre, vecino de la Gomera, pero que,
al mejor es lo de “Periquito entre ellas”, pagó culpas ajenas ya que, para efectuar
el maquiavélico y satánico plan, iba acompañado de algunas mujeres. Obje vo,
mo vo de tal proceso y posterior cas go: recoger el grano de helecho en la noche
de san Juan”. ¡Qué gran pecado! (Ahora nos sonreímos con estos sucesos, pero,
seguro, que los acusados, en aquellos años, tuvieron que pasarlo muy mal, siendo
juzgados por aquellos oscuros y siniestros sátrapas de la San sima Inquisición).

Aparte de estas “contundentes” acusaciones, a las brujas se las veía venir ya


desde lejos. Su aspecto era inconfundible. Dice y asegura la vieja crónica: -“El po
de las brujas es bien conocido. Cara larga y enjuta, aguzada, más ancha por arriba,
nariz de cotorra, ojos pequeños y tan vivos que no se les puede ver la pupila
porque siempre les están bailando y miran sesgado sobre el lado izquierdo. Es
tradicional que estuvieron a punto de ser exterminadas, porque no bien los
inquisidores sacaban a las calles, la vara negra o la bula de la Santa Cruzada, las
brujas se precipitaban espontáneamente gritando: “¡Allá voy!”, para que las
aprisionaran y quemaran. Las brujas se presentan en forma de burras, mujeres y
cabras, saliendo a las doce de la noche y yéndose al canto primero del gallo,
andando por esos caminos cantando y dando “rejijides”. Oración para ahuyentar
las brujas: “San Silvestre de Montemayor/ guarda mi casa y todo el alrededor/ de
brujas, hechiceras y hombre malhechor. / Bendice mi cuerpo y alma/ la cama
donde me he de acostar/ y líbrame de las brujas y miedos/ que me “jagan” mal”.

Ahora que algunos hombres se depilan, deberían saber que están anulando una
muy buena protección contra las brujas y sus malvados propósitos ya que “los
que enen en forma de cruz los vellos del pecho, y si éste se ex ende a los
hombros para bajar por la espalda, la garan a es absoluta. Están como vacunados
contra la hechicería”. (Ahora en endo porqué no han podido conmigo las jodidas
brujas). Por supuesto que, asimismo, algunas damas enen su defensa contra
tales arpías: -“En el mismo caso se hallan las mujeres que hilvanan al revés, las
que comen ajos y las que duermen boca abajo. Beneficia, y mucho, dormir en
establo de vaca y usar ropa interior con una costura del derecho y otra al revés”.

Hoy día las brujas son diferentes. Ya no enen “nariz de cotorra, ni miran
sesgado, ni les baila la pupila”. Son hermosas, atrac vas y no llevan raída capa,
sino prendas a la úl ma moda. Son televisivas y, algunas, amigas de armar
tremendos líos ante la cámara, por aquello de promocionarse. No se si sus
invocaciones, ritos, pócimas y sanas, también se han modernizado y si
con núan en contacto con el cornudo-rabón pero, ahora, “on line”, es decir a
través del correo electrónico. Prefiero a las brujas del pasado, las que
recomendaban a su clienta, echarle plomo derre do sobre la cabeza de su
enemigo. No me negaran que es mucho más artesanal. ¿Aparecerá alguna bruja,
de las de antes, la próxima noche de san Juan?

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