Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Santidad en Objetos y Personas

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

Santidad en objetos.

Objetos, tiempos y semejantes son llamados santos (kadosh) cuando pertenecen


a Dios, estando dedicados a él, no siendo ya "profanos o comunes" y por tanto
estando excluidos del uso ordinario. Ejemplos son el templo, el tabernáculo y sus
pertenencias, el sábado y las festividades y el cielo como morada de Dios (Levítico
6:9 y sgg., 19; Isaías 58:13; 57:15). En tales casos la idea de separación es
consecuente a la santidad de las cosas; la santidad es primaria, la separación es
secundaria. La relación de la noción con las personas está bien ejemplificada en
Números 16:5,7. Los sacerdotes y las personas sacerdotales son santos sn duda
porque pertenecen a Dios; pero en este pasaje entra una circunstancia de más
peso que la mera relación externa: hay una cualidad personal. Quienquiera que
pertenezca a Dios debe tener el carácter esencial que acompaña a tal relación.
Esto se manifiesta en los nazareos en Números 6:5 y sgg., y con especial claridad
en 1 Samuel 21:6 en referencia al pan de la proposición dado a David. Por tanto,
según Levítico 21:5 y sgg., se espera del sacerdote que su relación con Dios y la
santidad consecuente influya y gobierne sus relaciones externas, no haciéndose
impuro por tocar un cadáver, por rapar su cabeza o por tomar una mujer que no
sea virgen como esposa. Otra clase de santidad está señalada en Isaías 4:3, donde
los que queden en Jerusalén son santos, porque la "inmundicia" de las mujeres ha
sido lavada y la culpa de sangre de Sion quitada. Esto significa ya no sólo una
mera relación con Dios sino una cualidad ética también (cf. Isaías 1:26).

Santidad en las personas.


La misma idea surge en referencia al pueblo en conjunto en Números 16:3,
debiendo ser santo como los sacerdotes lo son (versículo 5). El pueblo pertenece
a Dios, quien mora en su medio; está en estrecha cercanía con Dios, es su
posesión y goza del derecho de aproximarse a él (cf. Éxodo 19:4 y sgg.) y por tanto
está bajo ciertas obligaciones para mostrar cualidades éticas o religiosas. De ahí
que la santidad suponga una condición y una demanda; implica requerimientos
rituales y éticos (Levítico 19:2). Esta es la enseñanza del código de santidad en
Levítico 11, especialmente en Levítico 11:44-45, que muestra los deberes rituales
y éticos. De esta forma sale a la luz la doble noción de santidad. Por un lado Israel,
como ejemplo de la santidad de Dios, no ha de mezclarse con ciertas cosas
impuras, debiendo guardar ciertas observancias; por otro ha de honrar padre y
madre, hacer lo recto y practicar la bondad y evitar el mal. De ahí que en Éxodo
19:5-6 se enseñe que SI ISRAEL GUARDA LOS MANDATOS DE DIOS será su
posesión y un reino de sacerdotes y gente santa, mostrando la noción
fundamental del carácter, lo cual está enraizado en la idea de la posesión por Dios
del pueblo que ha de ser santo.

¿Qué significa ser santo?


La respuesta que da las Sagradas Escrituras
Ser santo transmite la idea de mantenerse separado de lo impuro. La palabra
hebrea que se traduce “santo” proviene de un término que significa “separado”.
Por eso, lo que es santo se aparta del uso común y se considera sagrado,
especialmente debido a su condición limpia y pura.
Dios es santo a un grado supremo. Las Sagradas Escrituras dice: “No hay nadie
santo como Yahweh” (1 Samuel 2:2). * Así que es apropiado que Dios establezca
la norma de lo que es santo.
La palabra “santo” se puede aplicar a las cosas que están directamente
relacionadas con Dios, en especial a las que se usan para adorarlo. Por ejemplo,
las Sagradas Escrituras habla de:
• Lugares santos: Cuando Moisés estaba cerca del arbusto ardiente, Dios le
dijo: “El lugar donde estás de pie es suelo santo” (Éxodo 3:2-5).
• Fiestas santas: El antiguo pueblo de Israel celebraba fiestas periódicas para
adorar a Yahweh. A esas fiestas se les llamaba “convocaciones santas”
(Levítico 23:37).
• Objetos santos: Los objetos que se utilizaban para adorar a Dios en el
antiguo templo de Jerusalén se conocían como “utensilios santos” (1 Reyes
8:4). A estos objetos sagrados se les tenía que tratar con mucho respeto,
pero nunca se les debía adorar. *
¿Puede ser santa una persona imperfecta?
Sí. Dios da este mandamiento a los cristianos: “Tienen que ser santos, porque yo
soy santo” (1 Pedro 1:16). Está claro que los humanos imperfectos nunca podrán
cumplir a la perfección con las normas de santidad de Dios. Pero, si obedecen las
leyes justas de Dios, él puede considerarlos santos y aceptables (Romanos 12:1).
Quienes se esfuerzan por ser santos lo demuestran con sus palabras y acciones.
Por ejemplo, siguen los consejos bíblicos de ser santos y abstenerse de la
fornicación, y de ser “santos también en toda su conducta” (1 Tesalonicenses
4:3; 1 Pedro 1:15).
¿Es posible que Dios deje de considerarnos santos?
Sí. Dios dejará de considerar santa a una persona si deja de cumplir con las
normas de conducta que él ha establecido. Por ejemplo, el mensaje del libro
bíblico de Hebreos se dirigió a los “hermanos santos”, pero se les advirtió que
podían desarrollar “un corazón inicuo y falto de fe al alejarse del Dios vivo”
(Hebreos 3:1, 12).
Conceptos erróneos sobre lo que significa ser santo
Lo que algunos creen: La santidad se alcanza renunciando a todos los placeres y a
las cosas buenas de la vida.
La verdad: Las Sagradas Escrituras dice que para Dios no sirve de nada el
“tratamiento severo del cuerpo”, es decir, llevar una vida de privaciones extremas
(Colosenses 2:23). Dios quiere que disfrutemos de cosas buenas. Las Sagradas
Escrituras dice: “Que todo hombre coma y realmente beba y vea el bien por todo
su duro trabajo. Es el don de Dios” (Eclesiastés 3:13).
Lo que algunos creen: El celibato hace que una persona sea más santa.
La verdad: Aunque un cristiano podría elegir no casarse, el celibato no hace que
Dios considere santa a una persona. La verdad es que quienes permanecen
solteros pueden servir a Dios sin distracciones (1 Corintios 7:32-34). Sin embargo,
las Sagradas Escrituras muestra que quienes están casados también pueden ser
santos. De hecho, por lo menos uno de los apóstoles de Jesús, Pedro, estaba
casado (Mateo 8:14; 1 Corintios 9:5).
¿De dónde proviene el término “Santa o Sagradas Escrituras”?
Por muchos siglos, a la colección completa de escritos inspirados se le ha llamado
“Santa Escrituras” o “Sagradas Escrituras” por estas razones:
• Su origen: “Hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu
santo” (2 Pedro 1:21).
• Su mensaje: “El mandamiento de Yahweh es limpio, hace brillar los ojos. El
temor de Yahweh es puro, subsiste para siempre” (Salmo 19:8, 9).
Por lo tanto, podemos considerar que la Sagradas Escrituras es Kadosh. Como su
contenido es puro y se le da un uso sagrado en la adoración a Dios, las Santas
Escrituras es distinta, o está separada, de todos los demás escritos.

También podría gustarte