Lynch: "Las Revoluciones Hispanoamericanas" Capítulo 1.
Lynch: "Las Revoluciones Hispanoamericanas" Capítulo 1.
Lynch: "Las Revoluciones Hispanoamericanas" Capítulo 1.
I. El nuevo imperialismo.
Otro centro de poder era el ejército, pero la metrópoli procedió con más
cuidado, como España nunca tuvo dinero para mantener tropas en América
tuvo que depender de las milicias coloniales, las que a mediados del siglo XVIII
fueron reorganizadas y ampliadas. Pero además de querer erosionar a los
extranjeros y destruir la autosuficiencia de las colonias, se esforzaron en
incrementar los ingresos, para lo que ampliaron el monopolio estatal del tabaco
y administraron directamente la acaballa (impuesto que aumentó de un 4 a un
6%) y lo exigía rigurosamente, pero a partir de 1765 la resistencia a la
tributación fue constante y hasta violenta, e implacable la oposición del cabildo,
donde se también impuso el control borbónico.
Esto generó una mejora en las finanzas de los cabildos pudiendo dirigir sus
energías a las obras públicas y los servicios, pero a pesar de las presiones por
parte de los agentes que supervisaban a los cabildos, en 1790 en una
inesperada oposición los concejales comenzaron a exigir el derecho al cobro
de impuestos y el control de los gastos. Entre 1765y 1766 se abandonan las
reglas seculares, bajan las tarifas y abolieron el monopolio de Cádiz y Sevilla,
abrieron libres comunicaciones entre los puertos de la península y el caribe y
autorizaron el comercio intercolonial, sumando el permiso para comerciar con
colonias extranjeras desde 1795, ampliándose así el comercio entre
Hispanoamérica y Europa.
Poder político, orden social: estas eran las exigencias básicas de los criollos.
Los americanos no eran españoles. Este presentimiento de nacionalidad sólo
podía encontrar satisfacción en la independencia.
Como Bolívar dijo: “No somos europeos, no somos indios, sino una especie
media entre los aborígenes y los españoles. Americanos por nacimiento, y
europeos por derecho.”
Las fuentes intelectuales del nuevo americanismo eran las ideas de los
filósofos franceses. En México tenían un público Newton, Locke, Adam Smith,
Descartes, entre otros. Entre los lectores se podían encontrar virreyes y otros
funcionarios, miembros de las clases profesionales y de negocios, personal
universitario y eclesiástico.
Los americanos tenían muchas objeciones contra el régimen colonial, pero
éstas eran más pragmáticas que ideológicas. Procedía de los intereses
americanos más que de las ideas europeas. Suponer que el pensamiento de la
Ilustración hizo revolucionarios a los hispanoamericanos es confundir causa y
efecto. La Ilustración se difundió a través del movimiento revolucionario en las
nuevas repúblicas que se convirtieron en un ingrediente esencial para el
liberalismo hispanoamericano.