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De Cañas y Pábilos

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DE CAÑAS

Y PÁBILOS
TAMBIÉN POR EL MISMO AUTOR:

LIBROS DE LECTURA:

Volver Al Futuro.
Ilegales.
Hablemos De Noviazgo.
La Locura De La Predicación.
Diferente.
El Evangelio Según Los Fariseos.
Fácil De Creer.
He Aquí Yo Vengo Pronto.
El Sermón Olvidado.
Pentecostalismo En Crisis.
Parábolas.
Hablemos De Noviazgo II.
Elegidos y Predestinados.

MANUALES DE ENSEÑANZA:

104 Lecciones De Escuela Dominical.


Él Ya Viene.
Levantando Muros Contra El Calvinismo.
Predicando Con Pasión.
Siete Sesiones de Hermenéutica.
Homilética Básica Y Avanzada.
Predicando Con Variedad.

Y PRÓXIMAMENTE:

Dios De Misterios.
Y Mucho Menos A Inocentes.
Y Llamarás Su Nombre Jesús.
Predicando Con Imaginación.
Predicando Con Responsabilidad.
Esaú V. M. Luis
Publicado por:
Edom entertainment & production.
Chimalhuacán Estado de México.
©2015, 2016, 2020 Derechos reservados.

Tercera edición 2020.

Todos los derechos reservados. Se necesita permiso de los editores, para la


reproducción de porciones del libro, excepto para citas breves en artículos de análisis
crítico.

Revisión ortográfica: Rafael Munguía.

A menos que se indique lo contrario,


Todos los pasajes y versículos citados, fueron tomados de:
La Biblia, Antigua Versión De Casiodoro De Reina, 1569.
Revisada Por Cipriano De Valera, 1602.
Otras Revisiones 1802, 1909 y 1960.
© 1960. Por: “Sociedades Bíblicas Unidas En América Latina”

Todos los énfasis en cursiva o negrita y subrayos de las citas bíblicas fueron añadidos
por el autor. Así como las palabras entre corchetes ya sea que fueron añadidas o
modificadas en tiempo, o se realizó un cambio de mayúscula a minúscula o viceversa.
DEDICATORIA:
Este libro es producto de aquellos que, a pesar de mi poca
experiencia, de mi corta edad y de mi nula autoridad, han creído
en lo que Dios puede hacer con alguien como yo, y me han
permitido ser parte en sus ministerios:

A los Pastores:

Omar Camargo, Eliseo Escobar, Daniel Delgado,


Apolinar Oro, Alonso Lara, Héctor Ávila,
Heber Ochoa, Cesar Soto, Héctor Ávila Jr.
Y Dr. Kevin Wynne.
CONTENIDO:
INTRODUCCIÓN / 09

PARTE I: SERMONES / 15

1 - EL DEBILUCHO:
Timoteo / 17

2 - EL TRANZA:
Jacob / 45

3 - LA PROSTITUTA:
Rahab / 37

4 - LOS INADAPTADOS:
Los Jueces / 61

5 - LOS REZAGADOS:
Los Valientes de David / 75

6 - EL RARO:
Juan el Bautista / 83

7 - LOS PELEONEROS:
Los Discípulos de Jesús / 93
PARTE II: BIOGRAFÍAS / 111

1 - WILLIAM CAREY:
El Pelón /113

2 - ADONIRAM JUDSON:
El Ateo / 133

3 - DAVID LIVINGSTONE:
El Testarudo / 161

4 - HUDSON TAYLOR:
El Soltero / 183

5 - AMY CARMICHAEL:
La Ladrona / 207

6- GLADYS AYLWARD:
La Sirvienta / 231

7 - JIM ELLIOT:
El Arriesgado / 255

CONCLUSIÓN / 273
BIBLIOGRAFÍA / 275
AGRADECIMIENTOS / 279
INTRODUCCIÓN:
¿A quiénes conoce, elige, llama, prepara y transforma Dios
para ser grandemente usado por Él? ¿Existe algún
estereotipo marcado en la Palabra de Dios que nos pueda
dar a conocer a las clases de personas que Dios engrandece?
¿Qué cualidades, características, talentos, habilidades o
personalidades busca Dios para ser los hombres que tengan
el honor de ver sus maravillas a través de ellos?
El apóstol Pablo nos da la respuesta:

Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y


lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Pues mirad,
hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según
la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo
necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y
lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y
lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no
es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su
presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual
nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación
y redención; para que, como está escrito: El que se gloría,
gloríese en el Señor. 1ª a los Corintios 1:25-31.

Si bien es cierto que Dios usó a personas de renombre


como Moisés, a hombres altamente estudiados e inteligentes
como Daniel y sus amigos, a jóvenes con buena apariencia
9
DE CAÑAS Y PÁBILOS

física como José, a gente con talento y habilidades como


David, a hombres con buena familia como Salomón, eso no
significa que si tú no tienes esas cualidades no puedas ser
usado por Dios. Estos personajes nos demuestran que Dios
usa a personas insignificantes, menospreciados e inclusive
discriminados por la sociedad, porque de esa manera los
logros de dichas personas sólo le dirigen la gloria a Dios.
Moisés, Daniel, José, David y Salomón, entre otros, tenían
algo en común, todos aceptaron su condición humana, sus
decadencias físicas, sus flaquezas espirituales y su pecado
para dar así la gloria al único que la merece. El mismo rey
David escribió:

Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece


Jehová de los que le temen. Porque él conoce nuestra
condición; Se acuerda de que somos polvo. El hombre, como la
hierba son sus días; Florece como la flor del campo, Que pasó
el viento por ella, y pereció, Y su lugar no la conocerá más. Mas
la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la
eternidad sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos
de los hijos; Sobre los que guardan su pacto, Y los que se
acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
Salmo 103:13-18.

También el libro de Job nos dice:

¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, Y para que


pongas sobre él tu corazón, Y lo visites todas las mañanas, Y
todos los momentos lo pruebes? Job 7:17-18.

Es obvio darnos cuenta de que no somos nada, que


no somos más que simple polvo. Que si estamos donde nos
encontremos es por la mera gracia de Dios que ha obrado en
nuestras vidas.
Este libro fue hecho pensando en todos aquellos que
se sienten menospreciados, discriminados, débiles,
vulnerables, etc., para demostrarles, que si piensan que no
son dignos de ser llamados y usados por Dios, ese es el
primer síntoma del inicio de la verdadera grandeza.

10
INTRODUCCIÓN

El pastor Jack Hyles decía:

“Dios no llama a los que están preparados;


Sino que prepara a los que son llamados.”

Solterones, debiluchos, testarudos, sirvientas,


peleoneros, inadaptados, tranzas, rezagados, raros, etc.,
Dios nos ha demostrado que no hay alguien a quién Él no
pueda usar grandemente. Nos enseñó que no importa el
físico, la posición social, o el estado civil, para hacer algo
grande para Él. Es más, nos ha demostrado que Él tiene el
poder para rescatar prostitutas y convertirlas en heroínas de
la fe. Que puede abrir el corazón duro del ateo para que
inspire con su gran fe al mundo. Que no le importa el pasado
o el pecado de alguien para utilizarlo. Todos estos hombres
y mujeres fueron pasados por un proceso de transformación
para llegar a ser quienes fueron, para ser considerados en
esta obra.
Muchos jóvenes y señoritas viven sintiéndose
indignos de servir a Dios. Creen que no podrán hacer algo
significativo para Él, por su vida, por su pasado, por sus
condiciones sociales, por sus características físicas y por su
pecado.
Existe un himno basado en el Salmo 24, que dice:
“Señor quién entrará a tu santuario para adorar… él de
manos limpias,”. Con ese primer requisito la mitad de
nosotros ya estamos fuera. Luego dice: “…y un corazón
puro,” la mitad de la mitad que quedó, ya estaría fuera
también. “…y sin vanidades,” todas las hermanas ya
estarían fuera con esa condición. Y para cuando lleguemos
a: “…que sepa amar.” Sólo quedarían dos personas: un
sordo, que no entendió nada y un joven ingenuo enamorado
que cree que él sí sabe amar. Nadie es digno de acercarse a
Dios. Él nunca nos ha pedido ser dignos de Él o del cielo. Al
contrario, sabía que nunca lograríamos acercarnos a Él con
DE CAÑAS Y PÁBILOS

nuestra propia fuerza y por eso mandó a su único Hijo para


que fuese el mediador entre Él y nosotros. Jesucristo fue el
único digno de acercarse al trono de Dios y ofrecer su sangre
por sacrificio perfecto para la salvación de la humanidad.
Jesús fue diferente en todos los aspectos. Era
necesario que un hombre muriera por los pecados de la
humanidad (Is. 53), pero ese hombre no podía ser uno
común, no podía ser igual a todos los demás, necesitaba ser
perfecto. Así que Dios se hizo hombre, en Jesucristo, para
poder reconciliarnos con Dios. Él proporcionó la solución al
pecado, y decir que Dios no te puede usar por tus obras, es
igual a decir que Él no te puede salvar porque no te has
portado bien. Creer que tu condición o situación no te
permiten ser usado por Dios es rechazar el sacrificio
perdonador de Jesucristo. Él quiere llamarte, salvarte,
cambiarte, para después usarte. No importa quién eres, qué
has vivido o que has hecho, en Él hay perdón, misericordia,
y poder para hacer su obra. Lo que necesitas es entender que
tu condición, tu posición, tu pasado y tu pecado, te
proporcionan una humildad necesaria para dejar que el
poder de Dios haga maravillas en ti. Él perfecciona su poder
en tu debilidad (2ª Co. 12:9), pero claro, Él mismo decía:
“…vete y no peques más…” (Jn. 8:11). El pecado te estorba,
te limita, te impide ser usado por él. Todos los hombres y
mujeres de los que hablaremos en este libro nos
demostraran que su salvación no era algo de lengua para
fuera, sino que era tan profundo en sus vidas, que los
cambió de manera radical. Su fe, con la que fueron salvos,
también fue la misma fe por la que fueron usados. Esa fe los
revistió del poder, la inteligencia y la sagacidad que
necesitaban para que de ellos se escribiera lo siguiente:

…de los cuales el mundo no era digno... Hebreos 11:38.

12
INTRODUCCIÓN

CAÑA CASCADA Y PÁBILO QUE HUMEA.

Siempre me pareció interesante que Jesucristo nunca buscó


su propia autopromoción. Uno de los pasajes dónde eso fue
más obvio está en Mateo 12:12-21:

Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente,


y sanaba a todos, y les encargaba rigurosamente que no le
descubriesen; para que se cumpliese lo dicho por el profeta
Isaías, cuando dijo: He aquí mi siervo, a quien he escogido; Mi
Amado, en quien se agrada mi alma; Pondré mi Espíritu sobre
él, Y a los gentiles anunciará juicio. No contenderá, ni voceará,
Ni nadie oirá en las calles su voz. La caña cascada no quebrará,
Y el pábilo que humea no apagará, Hasta que saque a victoria
el juicio. Y en su nombre esperarán los gentiles.

Obviamente la cita de referencia está en Isaías 42:1-4.


Mateo citó a Isaías para explicar el sentido general en el
ministerio de nuestro Señor Jesucristo. Estas palabras no
significan que Él no predicaría con una voz potente. Cabe
mencionar que en sus predicaciones se encontraban
multitudes de gentes; para que todos lo pudieran escuchar,
Jesús necesitó una voz poderosa. Lo que Mateo está
explicando, según el contexto, es que Jesús no quería que la
gente proclamara y anunciara sus obras de sanidad hacia
ellos. En medio de dicha descripción Mateo, citando a Isaías
dice algo curioso: «La caña cascada no quebrará, Y el pábilo
que humea no apagará,». Según los estudiosos de la Biblia,
esa expresión se refiere, en primer lugar, a las cañas que los
pastores de ovejas, viajeros y niños usaban para hacer una
pequeña flauta y con ella entretenerse haciendo algo de
música. Cuando dichas cañas se “cascaban”, es decir se
secaban y debilitaban, las personas simplemente las
destruían o las tiraban, pues ya no servían más. En segundo
lugar, la expresión sobré el «pábilo que humea» se refiere a
la mecha de una vela que está a punto de terminarse y que
produce mucho humo. Para los ciudadanos de Israel, la
DE CAÑAS Y PÁBILOS

expresión era muy conocido pues las velas casi terminadas


para ellos eran inservibles y necesitaba ser sustituida. Con
esto Dios nos enseñó que Él es un experto del reciclaje.
¿Cuántas veces no nos hemos sentido así? Pensamos
que Dios ya no quiere nada con nosotros; que se ha olvidado
de nosotros y que no vale la pena seguir. Que el diablo y el
pecado ya se llevaron lo mejor de nosotros y que no hay
nada bueno, servible o útil que le podamos ofrecer a Dios.
Muchos de nosotros nos hemos encontrado en situaciones
que provocan que los demás nos consideren menos que
inútiles. Hemos perdido oportunidades. Hemos vivido
males que de haber podido escoger, escogeríamos que no
nos sucedieran. Lo peor es que esas situaciones han sido del
dominio público y nos han convertido en parias de la
sociedad.
Lo que la sociedad considera inútil, usado, de
segunda mano, fracasado, etc., en las manos de Jesús tiene
un infinito valor. Porque el valor de alguien no depende de
ese alguien, sino de lo que Dios puede hacer con él. No
importa si eres una caña cascada o un pábilo que humea, la
diferencia que te hará en tu futuro alguien grande es si
decides entregarte a la gracia eterna, magnífica y soberana
de Dios:

Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido


en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos;
pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.
1ª a los Corintios 15:10.

14
PRIMERA PARTE

SERMONES
1

EL DEBILUCHO
TIMOTEO

Si Dios te ha llamado para servirle de tiempo completo, es


importante que leas las cartas que el apóstol Pablo le escribió
a su amado Timoteo. Creo que descubrirás mucho sobre el
carácter que debe tener un buen ministro del evangelio. Las
cartas son motivantes, nos invitan a avivar el fuego que hay
dentro de nosotros (2ª Ti. 1:6); a huir de las pasiones de la
juventud (2ª Ti. 2:22); a orar (1ª a Ti. 2:1); a ser ejemplo a
pesar de la juventud (1ª Ti. 4:12); y a predicar con pasión (2ª
Ti. 4:1-5). Si vas a ser pastor, asistente, misionero,
evangelista, esposa de algún ministro, maestro(a) de escuela
dominical o culto infantil, 1ª y 2ª a Timoteo deberán ser tu
manual para el ministerio.
Sabemos que Timoteo era hijo de Eunice, una judía
habitante de la provincia de Galacia, su padre era griego y
de él no sabemos el nombre (2ª Ti. 1:5; Hch. 16:1-2).
Es muy probable que haya sido el mismo apóstol
Pablo quien ganó a Timoteo para Cristo (1ª Co. 4:17; 1ª Ti.
17
DE CAÑAS Y PÁBILOS

1:2). Pablo tuvo que circuncidar a Timoteo cuando éste fue


llamado al ministerio, pues aunque había sido enseñado en
la Palabra de Dios desde niño, no había sido circuncidado
(2ª Ti. 3:15; Hch. 16:3). El apóstol no lo hizo para que no
perdiera la salvación, sino para no ser tropiezo a los judíos
que se estaban convirtiendo a Cristo (1ª Co. 10:32-33). Viajó
con el apóstol Pablo por muchos años, lo último que
sabemos de él es que fue encarcelado y liberado (He. 13:23).
Según la antigua tradición cristiana, en especial por
letra del historiador Eusebio de Cesarea, se cree que
Timoteo siguió pastoreando la Iglesia en Éfeso, en la que fue
instituido pastor por el mismo apóstol Pablo (1ª T. 1:3). Y
según Juan Crisóstomo, otro gran historiador de la era
después de los apóstoles, Timoteo murió apedreado por los
paganos de la ciudad de Éfeso, pues predicó ardientemente
en contra de una festividad idolátrica que se celebraba en las
calles; fiesta que promovía el placer sexual y la corrupción.

SUS CUALIDADES Y SU PERSONALIDAD.

La Escritura nos da tres vislumbres sobre las cualidades


personales que hacían de Timoteo un hombre “especial”,
por así decirlo.

Su juventud:

Muchos, a decir verdad, demasiados cristianos e inclusive


predicadores, creen y han declarado que Timoteo tenía de
diecisiete a veinte años cuando el apóstol Pablo le escribió
las siguientes palabras:

Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los


creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
1ª a Timoteo 4:12.

Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe,


el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.
2ª a Timoteo 2:22.
18
EL DEBILUCHO

Esos versículos no pueden faltar en una conferencia


o en predicaciones para jóvenes. Muchos interpretan que
Timoteo habrá sido un adolescente cuando Pablo le escribió
sus cartas, pero no es así. Esa creencia popular se deriva de
la cultura occidental vigente. Para la sociedad un “joven” es
considerado cuando es adolescente de los catorce o quince
hasta los veintidós o veintitrés años. Pero realmente
Timoteo habrá tenido unos 20 años cuando fue llamado al
ministerio y unos 35 años, como mínimo, cuando Pablo le
mandó su última carta. Te explico mi punto:
La mayoría de historiados, teólogos y eruditos que
han puesto en orden cronológico el Nuevo Testamento,
sitúan el primer encuentro de Pablo con Timoteo cerca del
año 50 d. C. Lucas describe el encuentro de esta manera:

Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto


discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente,
pero de padre griego; y daban buen testimonio de él los
hermanos que estaban en Listra y en Iconio. Quiso Pablo que
éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los
judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que
su padre era griego. Hechos 16:1-3.

Según la Biblia Scofield, la fecha aproximada de la


escritura de las cartas a Timoteo se encuentra cerca del 64 y
el 65 d.C. Si hacemos cuentas a grandes rasgos sobre los
viajes, vida y ministerio del apóstol Pablo, las cifras
coinciden adecuadamente. Es muy poco probable, aunque
no imposible, que Pablo haya llamado a Timoteo a su
ministerio evangelístico y misionero siendo éste aún un
niño. Era poco factible para un equipo misionero cargar con
un niño de corta edad. Según Hechos 16, Timoteo era bien
conocido por los ciudadanos de Listra e Iconio, que aunque
eran ciudades cercanas, no era común que niños transitarán
solos entre ambas. Los hermanos de estas dos ciudades no
sólo conocían a Timoteo, sino daban fe de su buen
19
DE CAÑAS Y PÁBILOS

testimonio, eso significa que Timoteo ya participaba


activamente en el ministerio en aquellas ciudades. Entonces,
la pregunta obligada es: ¿Por qué Pablo le habla de su
juventud en dos ocasiones? La respuesta la encontramos en
las mismas cartas que le escribió a Timoteo:

Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero


es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una
sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para
enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de
ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que
gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción
con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su
propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un
neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación
del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de
los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del
diablo. 1ª a Timoteo 3:1-7.

Estos requisitos eclesiásticos nos demuestran que se


esperaba de un futuro pastor que gobernara bien su casa,
que sus hijos fueran sumisos a él. No es muy complicado
sujetar a un niño, pero una cosa muy diferente es sujetar a
un adolescente. Por ende, podemos deducir que el
candidato al pastorado debía ser un hombre maduro, pleno,
y que haya demostrado ser un líder eficaz de su propia
familia. Por eso, los pastores en aquellos años por lo menos
tenían 40 años. Además en la cultura judía como en la
cultura greco-romana, imperantes de aquella época, los
rabinos, maestros y filósofos comenzaban sus carreras como
líderes o maestros hasta los 30 años, y lograban un grado de
eminencia o respeto hasta cuando ya llegaban al tiempo que
ahora se considera la tercera edad. Además en la cultura
helénica se consideraban sólo dos etapas en la vida de los
varones: neos o juvenis y geron o senex, los primeros de éstos
no eran jóvenes de 15 a 20 años como hoy en día, sino
adultos en el vigor de la vida y con edad para ser soldados
20
EL DEBILUCHO

militares que se aproximaban a los 40 años. Por lo tanto


Timoteo a sus 35 años y soltero podía correr el riesgo de ser
menospreciado por los creyentes de su Iglesia.
Pablo le dijo a Timoteo que su “juventud” no debía
ser un obstáculo en su ministerio. Su ejemplo de santidad,
comportamiento y madurez debía llenar el hueco que su
edad le dejaba. Siendo relativamente joven, y como varón
estando en su plenitud sexual, Pablo se tomó la oportunidad
para pedirle que huyera de las «pasiones juveniles», y que
mejor buscara la compañía de buenos cristianos.

Sus enfermedades:

El apóstol Pablo escribe:

Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu


estómago y de tus frecuentes enfermedades.
1ª a Timoteo 5:23.

Este versículo es uno de los pasajes bíblicos favoritos


de los borrachos y de los católicos. Muchas personas, aún
llamados “cristianos”, argumentan que no es pecado ingerir
bebidas alcohólicas, pues el mismo apóstol las recomendó.
El verbo griego que Pablo utilizó para decir «usa» es una
palabra que se puede traducir como “manejar” o “tocar
ligeramente”. Sería irracional que el apóstol Pablo le diga a
Timoteo que un obispo o pastor no debe ser «dado al vino»
(1ª Ti. 3:3) y que luego le esté permitiendo emborracharse.
Es bien sabido que el alcohol es un esterilizante que elimina
bacterias e inclusive ayuda a la buena digestión. Como
método medicinal era y es usado frecuentemente. En
aquella época, la medicina no era tan avanzada como ahora,
es más, los antibióticos son propios del siglo pasado. Pablo
no le estaba diciendo a Timoteo que dejara totalmente de
beber agua y que la sustituyera por vino en cada comida, le
21
DE CAÑAS Y PÁBILOS

dijo «usa de un poco de vino». Es decir, que mezclara el agua


que bebía con un poco de vino. Eso no le permitía
emborracharse, sino que él controlaba el vino y no viceversa.
Los estudiosos han llegado a la conclusión que en aquella
época era normal que durante las enfermedades
estomacales, la gente mezclaba unos 50 mililitros de vino en
un litro de agua aproximadamente, cantidad que no
embriagaba. Es un peligro y un pecado beber vino con un
pretexto medicinal en nuestra época, pues la Biblia dice que
aún no debemos ni mirarlo (Pr. 23:29-35). Además hoy en
día existe el Pepto bismol. El que usa de bebidas alcohólicas
como pretexto medicinal, corre el riesgo de volverse adicto
pues es un resultado natural de dichas bebidas.
Realmente mi punto no era hablar de alcoholismo,
aunque se prestó la oportunidad, lo interesante es notar que
Timoteo era muy enfermizo. Esta situación ha causado que
la ignorancia católica haya nombrado a Timoteo como el
santo patrono de las enfermedades estomacales.
Cuando una persona es propensa a las enfermedades,
la sociedad humana, a lo largo de toda nuestra historia, le
considera débil y vulnerable. Alguien enfermizo necesita
cuidados y mayor atención, y en cierta medida se le
discrimina en diferentes ámbitos: el social, el laboral, etc. Es
poco probable que Timoteo haya sido alguien fuerte,
fornido o con mucha masa muscular. Sus problemas
estomacales no le habrían permitido tener una digestión
adecuada, por lo tanto la absorción de nutrientes en su
cuerpo habrá sido escasa.
Tan notoria e importante era su situación de salud
física, que el apóstol Pablo se tomó el tiempo para escribir
sobre el asunto en medio de recomendaciones importantes
sobre la ordenación al ministerio y la advertencia de los
pecados ocultos (1ª Tim. 5:22-24).

22
EL DEBILUCHO

Por estás implicaciones, denoto que Timoteo habrá


sido un “debilucho”.

Su personalidad:

Timoteo fue un importante colaborador del apóstol Pablo.


Sabemos que viajó algunos años a su lado, y que en
ocasiones se adelantaba o se dirigía a misiones especiales
encomendadas por el apóstol (Hch. 17:14; 18:5; 1ª Co. 4:17;
1ª Ts. 3:1-6). Se sabe que acompañó a Pablo durante su
arresto domiciliario en Roma (Fil. 1:1; 2:19-22; Co. 1:1). En
una de las encomiendas que Pablo le dio a Timoteo, el
apóstol le escribió a los corintios que era posible que
Timoteo pasará por su ciudad y la petición fue la siguiente:

Y si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad,


porque él hace la obra del Señor así como yo. Por tanto, nadie
le tenga en poco, sino encaminadle en paz, para que venga a
mí, porque le espero con los hermanos.
1ª a los Corintios 16:10-11.

En su paso por Corinto, Timoteo no necesitaba el


respeto de la iglesia, pues no la pastoreaba como el caso de
Éfeso. Años más tarde, el apóstol Pablo le tuvo que pedir a
los hermanos de Corinto que prácticamente lo respetaran.
En sus cartas a Timoteo, en especial la segunda, el
apóstol Pablo le dijo repetidamente que no se avergonzara,
que no temiera al sufrimiento, que Dios nos ha dado espíritu
de poder amor y dominio propio, no de cobardía, etc. (2ª
Tim. 1:7-8; 2:1-3; 3:12; 4:5). Por estas “pistas” podemos
deducir que Timoteo habrá sido una persona que hoy en día
sería definida como introvertida, tímida, callada. Es posible
que si Timoteo viviera hoy en día, no sería el mejor jugador
de futbol de su escuela; no sería el más popular; no sería el
más divertido o el alma de las fiestas; no sería el galán, el
23
DE CAÑAS Y PÁBILOS

que anduviera con muchas chicas, el comediante, el


divertido, el extrovertido. Posiblemente sería el serio, el
callado, el debilucho, al que todo mundo le hiciera bromas
pesadas, el que fuera la “carrilla” de los “gandallas” de la
colonia. Sin embargo, Dios lo estaba llamando a una
posición de liderazgo increíblemente importante. Según
datos bíblicos como históricos, las iglesias de aquellos años
superaban las decenas de miles en asistencia. Hay quienes
han especulado que la iglesia en Éfeso llegó a tener unos
ochenta mil miembros.

Y… ¿POR QUÉ TIMOTEO?

Si Timoteo viviera hoy en día e ingresara a un colegio


bíblico, tal vez los maestros no le verían mucho futuro. No
sería hijo de pastor, carismático, popular, elocuente; tal vez
sería el más callado de la clase. Entonces ¿por qué Dios lo
escogió para un cargo tan importante? La respuesta inicial a
esa cuestión la podemos encontrar en Hechos 16:2, que dice:
«y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban
en Listra y en Iconio.» Un buen testimonio supera por
mucho al talento o las habilidades. Un buen testimonio es
resultado de una vida consagrada a Dios, de una vida de
respeto y servicio hacia los demás. Es mi convicción propia
creer que Dios usa a alguien a quien primero ha sometido a
un proceso de humildad, por eso afirmo que Dios escogió a
Timoteo para un cargo tan importante. Sus cualidades,
características y su personalidad denotan que era un
hombre humilde. A Dios no le interesa mucho la posición
social, económica, o los talentos y/o habilidades de una
persona para poder usarle; Dios está buscando la humildad
más que la habilidad.

24
EL DEBILUCHO

Desde muy joven me he sentido muy familiarizado


con Timoteo. De niño, fui una persona muy acomplejado
por mi apariencia física, yo era pura oreja, lo demás creció
después. Un primo mío era capaz de mover sus orejas al
hacer muecas con sus labios, cuando le pedí que me
enseñara a hacer eso, su respuesta fue: “no primo, si te
enseño, tú vuelas y luego ¿cómo te agarramos?” Siempre he
sido una persona muy enfermiza del estómago, siendo niño
no tuve una buena alimentación, y eso no sólo me ha
afectado a mí, sino también a mis hermanos. Todo me causa
malestares estomacales, la grasa, el picante, la leche, las
leguminosas, la carne, etc., -honestamente la lista es muy
larga-. En una ocasión fui invitado a una conferencia en
Santa María del Monte, Almoloya de Juárez, Estado de
México, el menú por día fueron tacos dorados, pozole,
pambazos y carnitas, cuando vi todo eso me dije a mi
mismo: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.» (Fil.
4:13). ¡Todas las comidas me hacían daño! Para cualquier
otro, esos días habrían sido una bendición, pero para
alguien con gastritis, colitis, esofagitis -y todas las “itis” que
existan- como yo, era la gran tribulación. Aparte de lo
anterior, aún hoy en día me siento muy acomplejado, pues
grandes siervos de Dios, que pastorean buenas y prosperas
iglesias, me han invitado a enseñar y predicar en colegios
bíblicos, en iglesias y en actividades especiales.
Honestamente en cada ocasión que enseño o predico me
siento tan poca cosa, pues además de ser joven soy
inmensamente inexperto a lado de esos varones de Dios. Por
eso me he sentido muy familiarizado con Timoteo, creo que
soy un debilucho. Pero al preguntarme el por qué Dios
llamó y usó a Timoteo, me sumergí en un estudio meticuloso
de las cartas que Pablo le escribió. En mi búsqueda de
respuesta, me topé con que la humildad de Timoteo sólo fue

25
DE CAÑAS Y PÁBILOS

un ingrediente de su verdadero potencial. Descubrí un


comentario bíblico de la Segunda Epístola a Timoteo de John
Stott, en mi biblioteca personal (honestamente no sé cómo
llegó ahí dicho libro) a quien cito literalmente:

«En mi opinión, las palabras que caracterizan la epístola


son los dos monosílabos su de (gr.): “pero tú”, que aparecen
en cuatro oportunidades. Timoteo es llamado a ser
diferente. No debe ceder ante las presiones de la opinión
pública ni conformarse al espíritu de su época, sino
mantenerse firme en la verdad y justicia de Dios.»

A diferencia del Dr. Stott, creo que más que un


llamado a ser diferente, dichas palabras son un elogio del
hecho de que Timoteo ya era diferente. Mira como se lo dice
el apóstol:

Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe,


longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos,
como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en
Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado
el Señor. Y también todos los que quieren vivir piadosamente
en Cristo Jesús padecerán persecución; mas los malos
hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y
siendo engañados. 2ª a Timoteo 3:10-13.

Las palabras «pero tú» no están siendo usadas, en


esta ocasión, como una invitación, sino como una
declaración. En las siguientes dos ocasiones en las que el
apóstol usó esos monosílabos si lo hizo en son de invitación:

Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste,


sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has
sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer
sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda
la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el

26
EL DEBILUCHO

hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda


buena obra. 2ª a Timoteo 3:14-17.

“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que


juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su
reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de
tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y
doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana
doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán
maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán
de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé
sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista,
cumple tu ministerio. 2ª a Timoteo 4:1-5.

Timoteo era diferente, pero ¿diferente de qué? El


mismo capítulo tres de la segunda carta de Pablo Timoteo
nos lo dice:
«También debes saber esto: que en los postreros días
vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres» si tú,
que lees este libro, eres hombre, entonces esto es para ti
«amadores de sí mismos» no sé de dónde han sacado esa
moda de homosexual, con pantalones todos apretados, con
pulseras, aretes y con las cejas depiladas, sospecho que fue
de algún homosexual reprimido. Los hombres no deben ser
amadores de sí mismos, un verdadero hombre no busca una
apariencia sobrenatural, busca a quién entregarle su amor.
«avaros, vanagloriosos» casi siempre noto cuando un joven
tiene un nuevo celular, porque por cualquier pretexto lo
anda presumiendo, ¡si supieran que ni saldo tiene!
«soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos,
impíos, sin afecto natural» no comprendo por qué las
jovencitas van al baño juntas, pero es aceptable, pero que un
par de hombres sean tan amigos que no pueden ir al baño
sin el otro, es de pensarse. Ciertamente estoy en contra de
los noviazgos desde temprana edad como los 12 a los 16
años, no objeto que entre sexos opuestos haya cierta amistad
y comunicación, porque con tanto homosexualismo en la
sociedad, hasta es de alivio ver a dos jóvenes del sexo
opuesto platicando o teniendo compañerismo, no importa
27
DE CAÑAS Y PÁBILOS

su edad. «implacables, calumniadores, intemperantes,


crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos,
infatuados, amadores de los deleites más que de Dios» Es
interesante, hay hombres que se apasionan más por
celulares, películas, deportes, modas, que por Dios «que
tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de
ella; a éstos evita» algunos ya aprendieron a traer Biblia y
corbata a la iglesia pero su vida es la misma de siempre.
«Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan
cautivas a las mujercillas» si tú, que lees este libro, eres
mujer, ahora esto es para ti: «cargadas de pecados,
arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre
están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento
de la verdad» tengo que aclarar que lo siguiente es una
interpretación mía de lo que el apóstol Pablo está diciendo,
si mi interpretación está mal, lo entenderé, pero si te molesta
o te irrita, culpa mía no es, si tienes algo en contra, díselo al
apóstol Pablo. El apóstol dice algo más o menos así: Las que
se escapan con el novio, las que son “cautivas” por los
hombres antes descritos, es más: las que salen embarazadas,
son las más sonsas, entre las sonsas, pues siempre están
aprendiendo pero no aprenden nada. Y eso les pasa por
tanta novela, tanta película romántica, pues están
sumergidas en un mundo imaginario. «Y de la manera que
Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos
resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento,
réprobos en cuanto a la fe. Mas no irán más adelante; porque
su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue
la de aquéllos. Ver Números 32:23. Y he aquí la cura, el
antídoto para estos pecados: «Pero tú has seguido mi
doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor,
paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me
sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra;
persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el
Señor. Y también todos los que quieren vivir piadosamente
en Cristo Jesús padecerán persecución; mas los malos
28
EL DEBILUCHO

hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando


y siendo engañados.» He aquí todo lo que un joven necesita
para no caer en el pecado sexual, para no tener que huir un
día de su casa: «Pero persiste tú en lo que has aprendido y
te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que
desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales
te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en
Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil
para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra.» 2ª Timoteo
3.1
Trasportemos las palabras del apóstol Pablo a la
actualidad, imaginemos que Timoteo vive en nuestro
tiempo, le diría algo más o menos así: “Timoteo, todos en tu
escuela, trabajo, colonia, inclusive hasta en tu iglesia, tienen
música romántica de homosexuales en su celular, pero tú
eres diferente. Todo mundo alrededor tuyo, se besan, se
abrazan, se acarician, con sus novias (os), pero tú eres
diferente. Todos tus conocidos están preocupados por cómo
se ven ante la sociedad, por eso se visten como el mundo y
la moda les dictan, pero tú eres diferente. Tú has preferido
estar en la iglesia cuando todo el mundo está en una fiesta;
has preferido leer la Biblia cuando todo el mundo está
pegado al televisor, en el futbol o en las novelas o películas;
tú has decido sufrir y servir cuando todo mundo busca
vanagloria, fama y reconocimiento. No te ha importado que
te digan raro, inadaptado, ñoño, debilucho, etc. Tú has
seguido mi doctrina, has sufrido igual que yo, has escogido
el camino de la santidad sobre la comodidad.”
Ese joven, enfermizo e introvertido demostró que
Dios puede usar a quien sea, con tal que ese “quien sea” sea
diferente. Esta gran verdad fue expresada por el rey David,
siglos antes de Timoteo, y me fascinan sus palabras:

1
Hablemos de Noviazgo. Edom E&P. ©2015.
29
DE CAÑAS Y PÁBILOS

De los hombres con tu mano, oh Jehová, De los hombres


mundanos, cuya porción la tienen en esta vida, Y cuyo vientre
está lleno de tu tesoro. Sacian a sus hijos, Y aun sobra para sus
pequeñuelos. En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; Estaré
satisfecho cuando despierte a tu semejanza.
Salmo 17:14-15.

Eso es como decir: “A mí no me importa cómo vive la


gente que buscan riqueza, prosperan, se sacian, tiene
abundancia, lo único que a mí me importa es despertar un
día, verme al espejo y parecerme a Dios, cuando eso suceda,
estaré satisfecho.”
Honestamente, no importa quién tú seas, a Dios no le
importa tu carácter, habilidad, posición, carrera,
inteligencia, posición social, económica o familiar. Es más, si
Dios quiere usarte, no ve tus debilidades, fallas, flaquezas,
incluso no ve tus pecados, Él es el experto del reciclaje, de la
trasformación, este libro trata exactamente de eso, del hecho
que Dios puede usar a quien sea, el único factor
determinante es que ese “quien sea” sea quien marque la
diferencia.

30
2

EL TRANZA
JACOB

La historia de los patriarcas de Israel, Abraham, Isaac y


Jacob, son una muestra de fe ejemplar para cada uno de
nosotros. Al igual que su padre Abraham, Isaac tuvo que
poner a prueba su fe, pues su esposa era estéril. Isaac y
Rebeca tuvieron que esperar veinte largos años para poder
recibir el privilegio de tener hijos (Gn. 25:20; 26). Pero esa
bendición se vio manchada con fuertes dolores para Rebeca,
pues sus gemelos luchaban en su vientre. Tanto su
sufrimiento que Rebeca pedía su muerte (Gn. 25:22). La
palabra «luchaban» es una palabra fuerte que significa:
“hacerse pedazos”. Sin saberlo Rebeca, esa lucha prenatal
sólo era el inicio de una larga vida de conflictos
intrafamiliares.
Rebeca, en busca de respuestas, consultó a Dios y el
Todopoderoso le expresó el futuro de sus hijos.

31
DE CAÑAS Y PÁBILOS

PERO ¡QUÉ FAMILIA!

En mi opinión, el hecho de que Jacob fuese un tranza, en


toda la amplitud de la palabra, tiene que ver mucho con el
tipo de familia en la que vivía. Para empezar, en el seno
familiar de Isaac, había dos grupos: el primero, compuesto
por Isaac y Esaú, su hijo consentido, y el segundo por
Rebeca, la madre y Jacob su consentido.

Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza, hombre del


campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas.
Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; mas Rebeca
amaba a Jacob. Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del
campo, cansado, dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer
de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue
llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este
día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a
morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo
Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su
primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de
las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así
menospreció Esaú la primogenitura. Génesis 25:27-34.

En este pasaje no sólo podemos ver la preferencia de


ambos padres por sus respectivos hijos consentidos,
también podemos ver un poco del carácter de Esaú y Jacob.
Es entendible que toda la familia estaba al tanto de la
profecía dada por Dios acerca de estos gemelos en Génesis
25:23, que dice:

y le respondió Jehová: Dos naciones hay en tu seno, Y dos


pueblos serán divididos desde tus entrañas; El un pueblo será
más fuerte que el otro pueblo, Y el mayor servirá al menor.

Es posible, y no sólo es mi opinión sino es también un


consenso general entre los eruditos bíblicos, que al conocer
Esaú dicha profecía, haya tomado una actitud negativa en
cuanto a Dios, sus promesas y su fidelidad. A Esaú no le
importaba su primogenitura, para él, un plato de lentejas era
más preciado que dicha posición. Esto significa que Esaú era
32
EL TRANZA

una persona muy carnal, que sólo pensaba en cosas


temporales, su hambre podía haber sido mitigada con lo que
él haya traído del campo. Por eso la Biblia dice de él que era
fornicario y profano, pues es en Hebreos 12:15-17, se le
nombra como ejemplo de amargura. Desechar el privilegio
de ser parte de la línea mesiánica, era tan grave delante de
Dios, que le costó la vida a un nieto de Jacob llamado Onán
(Gn. 38:6-10). El desprecio de Esaú por el derecho de ser el
primero de la familia, mostraba su despreció directo a las
promesas de Dios y por ende a Dios mismo.
Pero para Isaac, Esaú nunca dejó de ser su
consentido. Al final del capítulo 26 de Génesis, podemos
leer que Esaú, a sus cuarenta años, se casó con dos mujeres
heteas, cananeas, llamadas Judit y Basemat (vs. 34-35). A
pesar de que este hecho afectó profundamente a Isaac y a
Rebeca, Isaac aún lo llamó para bendecirle (Gn. 27).
Aparentemente Isaac no siguió el ejemplo que su padre
Abraham le dio al preocuparse por él y asegurarle un
matrimonio adecuado con un familiar (Gn. 24). La mejor
bendición que Isaac le hubiera proporcionado a Esaú, era la
misma que su padre le dio. Es interesante, la tradición y
cultura de aquellos años determinaba que antes de la muerte
de un padre, éste llamaba a todos sus hijos para bendecirles.
Este acto fue seguido por Jacob hacia sus nietos en Génesis
48 y hacia sus propios hijos en Génesis 49. Pero Isaac sólo
llamó a Esaú, previendo que éste era su consentido, esa es
una razón entendible, aunque no justificada, para que
Rebeca estuviera furiosa y planeara una cruel estrategia
para destronar la bendición de Esaú y proporcionarla a su
consentido. Si Isaac hubiera seguido el protocolo sin
preferencias, posiblemente nada de lo que ocurrió hubiese
sido como fue. Esto demuestra un cierto desinterés de parte
de Isaac hacia la profecía de sus dos hijos. Para Isaac, Esaú
siempre sería el mayor, siempre tendría la preminencia. De
alguna manera trató de cambiar la voluntad de Dios.

33
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Tenemos por el otro lado a Rebeca, quien al parecer


sí estaba de acuerdo con la voluntad de Dios, pero al ver a
su hijo Jacob en descrédito de parte de su padre, se las
arregló para darle una “manita” a la soberanía de Dios.
Rebeca se apresuró a implementar un plan estratégico para
que su hijo alcanzara la voluntad de Dios. ¿Era la voluntad
de Dios que Esaú fuera siervo de Jacob?: la respuesta es: Sí.
¿Los hechos de Rebeca y Jacob era la manera adecuada de
cumplir esa voluntad?: La respuesta es: No. Mi pastor, el Dr.
Wynne nos enseña: “Nunca, jamás, es bueno hacer algo
malo para adquirir algo bueno”. Jacob conocía las flaquezas
espirituales de su hermano, estaba consciente de su
carnalidad, por eso, calculó el preciso momento para
ofrecerle comida en cambio de posición sacerdotal,
mesiánica y de bendición. Posiblemente el hecho de querer
la primogenitura muestra un interés mesiánico de parte de
Jacob. Aunque su concepción sobre la primogenitura era
errónea en ese momento, su deseo de adquirirla, mostraba
su fe e interés en la promesa Adánica y mesiánica de que un
día uno de sus descendientes heriría a Satanás en la cabeza
(Gn. 3:15).
Así como Isaac siguió el ejemplo de su padre
Abraham (Gn. 26:6-16), ahora era turno de Jacob en seguir
el ejemplo engañador de su padre y su abuelo. Además de
eso, la dirección de su madre farsante le llevó a decidir, con
ese acto, todos los sufrimientos de su vida.

¿CALVINISMO?

Curiosamente, Dios ya se había adelantado a estas acciones


de parte de ambas partes, pues la epístola a los Romanos nos
dice:
Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno,
de Isaac nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían
hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios
conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por

34
EL TRANZA

el que llama), se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está


escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.
Romanos 9:10-13.

Esos pasajes, junto con todo el capítulo 9 de Romanos


es uno de los pasajes más favoritos de los calvinistas. Es
interesante, busqué la palabra “salvación” en Romanos 9 y
sólo la encontré hasta el verso 27, ya cuando el apóstol
estaba hablando de la salvación del remante fiel de Israel.
Noté que este capítulo de la Biblia no está hablando de
salvación en sí, sino de posición, de lo que ahora llamamos
“elección abrahámica”. Aunque Isaac, fue elegido sobre
Ismael, y Jacob sobre Esaú, eso no significa que todos sus
descendientes fueron o serán salvos. Inclusive hay árabes
(descendiente de Ismael) que han sido salvos a lo largo de la
historia.
¿De quién fue la decisión de aceptar engañar a Isaac?
¿de Dios o de Jacob? Si la elección fuera incondicional, como
dice el calvinismo, ¿por qué Jacob pagó las consecuencias de
sus actos? ¿si Dios lo motivo, lo orilló, lo controló, si Dios
decidió por él, entonces por qué le castigó? Lo mismo sucede
con Judas, de quien se dice que ya estaba escrito sobre su
traición, sus actos ya estaban predestinados. Sin embargo, él
está en el infierno por su pecado, él pagó las consecuencias
de sus actos y decisiones.
Carlos Spurgeon es uno de los más grandes
predicadores que han existido en este planeta, él era
calvinista y comentó respecto a este dilema de la voluntad
de Dios y la decisión humana, lo siguiente:

«Si… encuentro en una parte de la Biblia que se enseña que


todo está predeterminado, eso es verdad; y si encuentro, en
otra Escritura, que el hombre es responsable por todas sus
acciones, eso es verdad; y es sólo mi insensatez la que me
lleva a imaginar que estas dos verdades pueden
contradecirse entre sí. Yo no creo que puedan fundirse en
una sola sobre ningún yunque terrenal, sino que serán una
35
DE CAÑAS Y PÁBILOS

en la eternidad. Son dos líneas paralelas que corren tan


cerca la una con la otra que la mente humana que las sigue
muy lejos, nunca descubrirá que convergen, pero sí
convergen y de alguna manera se encontrarán en la
eternidad, cerca del trono de Dios, desde donde fluye toda
verdad.»

Y John MacArthur, un calvinista moderno, dijo


respecto al caso de Judas lo siguiente:

«Dios ordenó los eventos por los cuales Jesús habría de


morir, pero Judas llevó a cabo su maldad según su propia
decisión, sin presiones ni coacción de fuerza externa
alguna. Ambas cosas son verdad. La voluntad perfecta de
Dios y los propósitos perversos de Judas coinciden para
que ocurra la muerte de Cristo. Judas lo hizo por maldad,
pero Dios transformó aquello para bien (cf. Génesis 50:20).
No hay contradicción.»

Para empezar, tanto Spurgeon como MacArthur


aceptan que la decisión es del hombre. Spurgeon afirma, no
saber en dónde se une la voluntad de Dios y la decisión
humana, MacArthur dice que coinciden. Pero es obvio que
para Dios no hay coincidencias, nada le toma por sorpresa,
nada lo sorprende. Él es omnisciente, todo lo sabe. Lo que la
mayoría de los calvinistas esconden bajo la alfombra es la
“presciencia de Dios”. Cuando le pregunté a un compañero
del colegio bíblico, que se volvió calvinista, sobre la
presciencia de Dios de la que habló el apóstol Pedro (1ª de
Pd. 1:2), no supo responderme bíblicamente. Sólo me dijo y
lo cito: “No tengo respuesta para tus cuestiones teológicas,
sólo sé que los grandes predicadores de antaño fueron
calvinistas en su mayoría, y eso es todo.”
No pretendo saber más que Spurgeon, pues es bien
sabido, que a él, su calvinismo no le afectó para ganar
multitudes a Cristo. Que Dios usó a los calvinistas de los
36
EL TRANZA

grandes avivamientos del primer y segundo gran despertar,


de eso no hay la menor duda. Sin embargo, creo firmemente
que la decisión humana y la voluntad de Dios se unieron
desde antes del tiempo, desde la eternidad, desde el
momento en que Dios conoció la decisión humana y en base
a ella formuló un plan perfecto para que la gloria, la honra
y la alabanza fueran sólo de Él, y por Él y para Él. “La
verdadera voluntad de Dios, la perfecta voluntad de Dios,
es que tú hagas tu voluntad” (Dr. Kevin Wynne).
Ese detalle, ese gran detalle, es muy ignorado por la
mayoría del cristianismo moderno. Todo mundo habla y
dice: “Estoy buscando la voluntad de Dios” sin saber que en
medio de su voluntad, la voluntad de Dios ya va expresa.
Podrás decir: entonces haré lo que quiera, pues es la
voluntad de Dios, sí, pero las consecuencias, el pago, las
aflicciones, el dolor, la aflicción, la ansiedad, la
preocupación, la tristeza, etc., serán tuyas y sólo tuyas. Dios
ya conoce tus decisiones, Él no las toma por ti, y en base a
ellas Dios te dio una meta (eso significa la palabra
“predestinar”2). Si no me crees, mira el ejemplo de Jacob:

LAS CONSECUENCIAS DE SUS DECISIONES:

No hay otra familia más desastrosa que la de Jacob, y eso


por encima de los perversos, asesinos, mentirosos,
conspiradores y traidores de los integrantes de la familia del
rey David. Nadie sufrió mayores estragos familiares que
Jacob. Para empezar, tuvo que huir de casa; su madre le dijo
que se fuera y que volvería en «algunos días» cuando la ira
de su hermano se hubiera calmado (Gn. 27:42-45). Rebeca no
sabía que esos «días» se convertirían en más de veinte años;
no sabía que no volvería a ver a su hijo consentido. Después
de siete años de cuota, el suegro le cambió la mujer
descaradamente (Gn. 29:25-29). Por causa de tener dos
2
Para más información sobre estos temas consulte: “Elegidos y
Predestinados”. Edom E&P. © 2019.
37
DE CAÑAS Y PÁBILOS

esposas, comenzaron los celos y pleitos intrafamiliares,


llevando a Jacob a terminar con cuatro mujeres. La mayor
parte del tiempo Jacob se vio envuelto en una rivalidad
moral. Los nombres de sus primeros tres hijos, Rubén,
Simeón y Leví, tienen que ver con esa rivalidad (Gn. 29:30-
30:24). Tuvo que salir huyendo de su suegro, y en la huida,
su esposa favorita robó unos «dioses» que servían como un
tipo de “testamento” que legitimaba al heredero, en caso de
la muerte del padre. Raquel era igual de tranza que Jacob
(Gn. 31:30-36). Su hija Dina fue violada y sus hermanos en
venganza debilitaron con engaños a toda una ciudad y
mataron salvajemente a todos los varones y tomaron
cautivos a mujeres y niños (Gn. 34). ¡Ni una sola
organización criminal delictiva, por más perversos que
sean, ha hecho algo de tal magnitud! Decenas de años más
tarde, Jacob recordó este acto trágico de sus hijos, y maldijo
su «furor» (Gn. 49:5-7). Cuando Dios por fin le concedió a
Raquel tener un hijo, ésta lo llamó “José” que significa “Él
añade”, pidiendo así otro hijo más, sin saber que su petición
era su sentencia de muerte, pues al dar a luz al que Dios le
añadió, ella murió (Gn. 35:16-19). Su hijo mayor, Rubén,
tuvo relaciones sexuales con Bilha, su mujer, razón por la
que Jacob no pudo bendecirle al final de su vida (Gn. 49:1-
4). ¡Cuando leo todas esas historias, me siento tan miserable
de mis quejas sobre mis problemas!
Más que todo lo anterior, Jacob cosechó lo que
sembró al engañar a su padre usando la piel “peluda” de
unos cabritos, fingiendo ser Esaú, pues sus hijos usaron un
«cabrito» para engañarle respecto al destino de su amado y
consentido hijo José (Gn. 27:9, 37:31-35). No podemos dudar
que la decisión de ser tranza fue de Jacob, Dios no decidió
sus engaños, pero los usó en su presciencia. El rey David
expresó grandes declaraciones respecto de esta cualidad
única de Dios en el Salmo 139, y me vi motivado a incluirlo
completo:

38
EL TRANZA

Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido


mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis
pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos
mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en
mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y
delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano. Tal
conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo
puedo comprender. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde
huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si
en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las
alas del alba Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me
guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las
tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor
de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche
resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la
luz. Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre
de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son
tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. No
fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron
tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que
fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. ¡Cuán preciosos
me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma
de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena;
Despierto, y aún estoy contigo. De cierto, oh Dios, harás morir
al impío; Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios. Porque
blasfemias dicen ellos contra ti; Tus enemigos toman en vano
tu nombre. ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, Y me
enardezco contra tus enemigos? Los aborrezco por completo;
Los tengo por enemigos. Examíname, oh Dios, y conoce mi
corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en
mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.

SUS CUALIDADES Y PERSONALIDAD.

El Nuevo Comentario Bíblico del Mundo Hispano nos dice


que la naturaleza de Jacob, quedó impregnada desde su
nacimiento y en su nombre:

«Jacob se asocia con la palabra talón (eqeb) siendo su posible


significado, “el que se agarra del talón” (a saber, el
competidor que agarra y que engaña).»

39
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Inclusive antes de nacer, Jacob ya era un tranza, ya


buscaba la posición principal en la familia. Según lo que
leemos en Génesis 25:27, Jacob era un «varón quieto», es
decir: gentil, querido, perfecto. Pero los versículos
siguientes nos demuestran que esa gentileza escondía su
verdadera identidad, pues realmente era un aprovechad en
toda la expresión de la palabra. Pero no era cualquier
abusivo, pretensioso, molesto, fastidioso, un gandalla
cualquiera, era un meticuloso engañador. Era el típico “cara
de ángel” que es realmente un experto manipulador.
Engañar a tu propio padre aprovechándote de su vejez y
ceguera, sólo puede caber en una mente retorcida (Gn. 27).
Jacob era tan buen tranza que engañó, incluso, a la misma
genética (Gn. 30:25-43).
Jacob era un cobarde, que huía de sus problemas, no
los confrontaba, si por él fuese, evitaría las consecuencias de
sus actos hasta donde sus posibilidades se lo permitieran
(Gn. 27:43-44; 28:5; 31:17-18). Y fue allí, justo allí, cuando
trataba de huir, en su desesperación, en su frustración, en su
preocupación, fue allí cuando no tenía salida, cuando ni una
sola tranza más podía salvarlo, cuando vio la muerte de
cerca, que se encontró con Dios.

DE TRANZA A PRÍNCIPE DE DIOS.

Llegó el momento de estar solo, recordó aquel momento


clave de su vida, en aquel viaje que tuvo hacía ya 26 años
atrás, en el que también estaba solo y Dios pactó con él.
Posiblemente se acordó de que fue en la soledad de su
primera huida que se encontró con Dios (Gn. 28:10-22). La
clave era estar solo, en la intimidad, cuando no hay
máscaras, cuando la cara de ángel no le servía para nada,
cuando podía ser realmente quien era, cuando la verdad y
la honestidad, libres de ataduras sociales, se encuentran en
su apogeo máximo. Allí donde no había más salida a la
desesperación y a la ansiedad, allí Dios llegó, y no para
40
EL TRANZA

consolarle, fortalecerle, confortarle, animarle, calmarle, o


darle paz; llegó para luchar con él. «Déjame» le dijo el
Todopoderoso (Gn. 32:26). Deja ya de molestar; deja ya de
pedir; deja ya de quejarte; deja ya de inquietarme; deja ya de
decir que nadie te entiende, qué no aguantas, que no sabes
que hacer y sé hombre. Regresa a tus tranzas y vive con todo
lo que ellas te han dejado, no me busques. Resuelve las cosas
tú mismo como siempre lo has hecho. No ores, no pidas, no
clames, vive y sé el mismo que siempre has sido. Regresa a
tu hipocresía, a tu deshonestidad, a tu rebeldía a tu auto
dependencia. Me has demostrado todos estos años que no
me necesitas, que tú puedes solo. No seas hipócrita ¿por qué
me buscas cuando ya no hay más opción? «Déjame, porque
raya el alba.»
No pude retener las lágrimas caer sobre mis mejillas
cuando sentí que estas palabras eran para mí, de parte de mi
Dios, a quien he sentido que he defraudado tantas y tantas
veces con mi pecado. Allí Jacob me demostró que ser
diferente no consiste en ser perfecto, sino en aceptar quién
soy, en aceptar que dependo de Dios para poder ser alguien
grande para Él. Israel fue su nuevo nombre, su identidad de
tranza ahora era sólo una mancha oscura en su pasado. Su
victoria: su determinación, su ganancia: su protección, su fe:
su inmortalidad, y no sólo en la vida que viene, sino en toda
la historia que de generación a generación se cuenta como
ejemplo de sagacidad y valía.

Y… ¿POR QUÉ JACOB?

Me es imposible no darme cuenta de que tanto Saraí como


Rebeca y luego Raquel fueron estériles (Gn. 11:30; 25:21;
29:31). Que a Saraí le tomó veinticinco años de espera poder
concebir, a Rebeca veinte y a Raquel por lo menos 10 años.
La esterilidad, en la época de los patriarcas era considerada
una maldición de Dios (p. e. Gen. 30:1-2; Lc. 1:24-25). Saraí
sólo tuvo un hijo, Rebeca sólo dos al igual que Raquel. Para
41
DE CAÑAS Y PÁBILOS

las tres, sus hijos fueron motivo de disputa, disgustos y


dificultades. Siempre me he preguntado ¿por qué Dios
escogió a Jacob para que sus hijos dieran nombre a las doce
tribus de Israel? ¿por qué no estableció las doce tribus desde
Abraham o Isaac? ¿por qué a Abraham y a Isaac les permitió
tener sólo dos hijos y a Jacob los doce que serían las varas de
las que saldrían las doce tribus? Honestamente los tres
tuvieron graves errores que la Biblia registra, pero de quien
más se escribe de sus errores y pecados es de Jacob. Mi
respuesta a todas estas cuestiones es la siguiente: por la pura
gracia de Dios.
Dios conocía el futuro de los patriarcas de Israel y de
las doce tribus. Tenía un plan perfecto para cada uno de
ellos. Seré sincero: pero ni los tres grandes patriarcas, ni los
doce hijos de Israel fueron ejemplo de grandes hombres de
santidad, prudencia, honestidad y fe. Si miramos sus vidas,
vemos engaños, temores, ansiedades, falta de fe, etc. Pero
Dios los escogió para ser grandes, para establecer el pueblo
que preservaría la Palabra y el Testimonio de Dios en el
mundo, y para que de ellos viniera el Mesías a este planeta
perdido por el pecado. Es más, la Biblia los incluye en la lista
de los grandes ejemplos de fe (Heb. 11:17-21). Y creo que
Dios escogió a Jacob por las decisiones que él tomó y que
Dios conocía de antemano. En medio de esa peculiar familia,
en medio de todo ese desorden, en medio de todo ese
pecado, la gracia de Dios brilló con más fuerza e intensidad.
Eso es lo que los fariseos no recordaban y no reconocían
cuando criticaban a Jesús por comer con pecadores (Mt.
9:10-13). No recordaban que ellos mismos eran
descendientes de pecadores, no recordaban de dónde había
salido su pueblo. Por eso Jesús dijo que Él vino a buscar y
salvar lo que se había perdido (Lc. 19:10). Que los sanos no
necesitan doctor sino los enfermos (Mr. 2:17). Por ese mismo
principio celestial, Jesús dio misericordia a una adultera (Jn.
8:3-11), salvó a una endemoniada (Lc. 8:2), convivió con un
vil publicano Lc. 19:1-10), etc. etc. etc.
42
EL TRANZA

De los tres grandes patriarcas, Jacob fue quien más se


equivocó, quien más pecó, quien más problemas tuvo. Es
más, al final de su vida, cuando Jacob era todo un gran
patriarca de Israel hecho y derecho, le dice a Faraón que los
días de su vida fueron “pocos y malos” (Gn. 47:9). Esto nos
demuestra que aún tenía amargura por sus vivencias. A
pesar de todo lo anterior, también fue el que tuvo el cambio
de dirección más increíble y drástico. Abraham sólo paso de
ser “padre enaltecido” a ser “padre de una multitud”. Isaac
no tuvo cambio de identidad. Pero Jacob pasó a ser de
“tranza” a “príncipe de Dios”. Él cambió, pues se arrepintió.
Es necio decir: “pues si Dios ya sabe que voy a hacer, conoce
mis decisiones, si su voluntad es qué yo haga mi voluntad,
entonces seguiré siendo el mismo de siempre”. El apóstol
Pablo nos dice que no debemos perseverar en el pecado, sólo
porque vivimos bajo la gracia (Ro. 6:15). El hecho de haber
recibido la gracia de Dios para ser salvos, no nos da licencia
para pecar (Ro. 6:1). Al contrario, ella llegó a nuestras vidas
para que fuésemos salvos del pecado y sus consecuencias
(Ro. 6). El resultado de la gracia es la libertad del pecado y
el fruto de esa libertad es la santificación de nuestras vidas,
y al final de ese proceso está la vida eterna (vr. 22). ¡No te
engañes, Dios no puede ser burlado, así como Jacob pagó las
consecuencias de sus decisiones, así mismo todo lo que
sembrares, eso también segarás! (Gal. 6:7).

43
DE CAÑAS Y PÁBILOS

44
3

LA PROSTITUTA
RAHAB

Para muchos escépticos y críticos de la Biblia, las acciones


del pueblo de Israel, al conquistar las tierras de Canaán, son
consideradas como crueles y barbáricas. Inclusive para mí,
cuando comencé a leer la Biblia, me parecía extremo que
Dios pidiera a su pueblo destruir a naciones paganas. ¿No
sería más fácil, y menos violento, haberles predicado y que
se convirtieran a Dios? Me preguntaba. Lo que no entendía,
era exactamente lo que los críticos de la Biblia no quieren
aceptar que «Dios es fuego consumidor» (Dt. 4:24; Heb.
12:29).
Cualquier ignorante podría criticar a Dios, pero tras
su ignorancia, se encuentra el temor de reconocer que así
como Dios condenó y castigó a las naciones paganas,
usando como herramienta de juicio a su pueblo, así ellos
recibirán la justa condenación por su pecado. Realmente el
pueblo de Israel no atacó a personas inocentes, desde más
de cuatro siglos antes de la conquista de Jericó, Dios ya le
45
DE CAÑAS Y PÁBILOS

había declarado a Abram que Él estaba esperando que la


maldad del amorreo llegará al colmo para destruirles (Gn.
15:16). Y vaya que sí llegó al colmo la maldad de los
moradores de Canaán, pues según leemos en el libro de
Levítico, aquellas naciones tenían prácticas sexuales
abominables. En ellas había adulterio, incesto y hasta
zoofilia, aún la tierra misma quería vomitar a sus moradores
(Lv. 18:19-30). Por eso, precisamente por eso, Dios había
pedido a su pueblo que exterminara totalmente a aquellas
naciones, para asegurar así que no contaminarían al pueblo
de Dios con sus prácticas abominables (Dt. 12:29-32). Pero
en medio de todo ese desenfreno sexual, en medio de toda
esa abominación, en medio de todo ese pecado que abundó,
sobreabundó la gracia (Ro. 5:20).
La luz de Dios brilló en medio de tanto pecado y llegó
a iluminar a una ramera de Jericó. Rahab, a la que su oficio
se le acuñó como un apelativo sempiterno, pues en dos de
las tres veces que se le menciona en el Nuevo Testamento
(cabe mencionar que fue siglos después), aún se le llama
«Rahab la ramera», como si fuera su apellido (He. 11:31; Stg.
2:25).
Pero, ¿Qué tenía de especial esta mujer? ¿Qué había
en ella que la hacía diferente de todos los ciudadanos de
Jericó? Pues si leemos con atención, ella creía en el poder de
Dios, del que junto con todos sus vecinos ya había
escuchado (Jos. 2:9-14). Y en base a esa fe, actuó para
salvarse de la destrucción, a diferencia de todos sus
conciudadanos.
SU HISTORIA.

La Palabra de Dios nos resume en veintiocho versículos, en


el libro de Josué, la historia de Rahab. El nombre “Rahab”
significa “orgullosa” y en la Biblia se le menciona otras
veces, aunque en el Nuevo Testamento (Mt. 1:5; He. 11:31;
Stg. 2:25), en los Salmos (87:4 y 89:10) se usa la palabra
“Rahab” para subrayar una cualidad de Egipto, allí la
46
LA PROSTITUTA

palabra significa “fanfarrón”. Y en Isaías 51:9 se le llama


“Rahab” a una especie de monstruo marino.
Lo que el libro de Josué nos dice es que, desde Sitim
(un sitio estratégico de suma importancia para el pueblo de
Israel de la pre-conquista), fueron enviados un par de espías
encargados de reconocer la tierra. Por alguna razón
desconocida, hablando humanamente, pues es obvio que
fue la providencia y soberanía de Dios quien los dirigió, los
espías entraron a casa de «una ramera que se llamaba
Rahab» (Jos. 2:2). Rápidamente los ciudadanos se
encargaron de llevar la noticia de los dos visitantes hebreos
al rey de Jericó. Era obvio que los habitantes de Jericó
estuvieran alertas ante el inminente ataque de los israelitas,
pues los tenían a sólo veinte kilómetros de su ciudad, a
cuatro horas de distantica si se caminaba a paso rápido. El
rey le mandó a pedir a Rahab que entregara a dichos
hombres. Prevenida del peligro, Rahab los escondió con
anticipación en su terrado, tapándolos con manojos de lino.
Ella les dijo a los guardias que efectivamente la habían
visitado dos hombres pero que antes de cerrarse las puertas
de la ciudad ellos habían huido. Despedidos los vigilantes,
Rahab subió al terrado, avanzada ya la noche para pedirles
a los espías que tuvieran con ella misericordia, así como ella
la tuvo hacia ellos. Su argumento era válido y razonable:

Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de


vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del
país ya han desmayado por causa de vosotros. Porque hemos
oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de
vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los
dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán,
a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido. Oyendo esto, ha
desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en
hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro
Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. Os ruego
pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho
misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de
mi padre, de lo cual me daréis una señal segura; y que salvaréis
la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y

47
DE CAÑAS Y PÁBILOS

a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras vidas de la


muerte. Josué 2:9-13.

Los espías huyeron y esperaron tres días escondidos


en el campo antes de presentarse a Josué. Llegado el
momento los israelitas rodearon la ciudad. Marcharon
alrededor de ella por seis días y en el último día, el séptimo,
dieron siete vueltas, haciendo así un total de trece vueltas
alrededor de la ciudad. Al sonido de las trompetas y de las
gargantas hebreas, las grandes murallas de Jericó cedieron
ante el poder extraordinario de nuestro Dios. Sólo la parte
de la muralla donde residía Rahab quedó intacta. Ella,
anticipadamente, había invitado a su familia para ser salva
dentro de su hogar, pues la promesa de los espías era que
no se asesinaría a nadie que estuviere en su interior. Josué
dio la orden a los espías de sacarla junto a sus familiares y
pertenencias, para después quemar toda la ciudad (Jos. 6:22-
25). Así Rahab pasó a ser parte del pueblo de Israel. En el
evangelio según San Mateo se dice que se casó con Salmón
padre de Booz, y en el libro Rut leemos que Booz se casó con
Rut y que tuvieron un hijo llamado Obed, un nieto llamado
Isaí y un bisnieto conocido como el rey David (Mt. 1:5; Rut
4:21-22). Aunque la mayoría de los comentaristas bíblicos
creen que los escritores se saltaron varias generaciones por
cuestión de cronometría, yo mantengo la posición de que
Rahab conoció a Rut.
El legado de Rahab ha permanecido vigente hasta
nuestros días, y como lo dirían los escritores de Hebreos y
Santiago, ella es un claro ejemplo de la fe salvadora y de las
obras que muestran esa fe.

Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los


desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz.
Hebreos 11:31.

Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por


obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro
camino? Santiago 2:25.

48
LA PROSTITUTA

SUS CUALIDADES.

Si hoy en día entrara en nuestras congregaciones una ramera


sería un escándalo. En la mayoría de las ciudades, las
rameras salen sólo de noche para ejercer su aberrante oficio,
lamentablemente en la ciudad de México no es así. Sin
embargo, en la época y la cultura tan depravada de la ciudad
de Jericó, ser ramera era algo tan natural como cualquier
oficio secular. Algunos eruditos bíblicos suponen que Rahab
era de una clase social alta. A pesar de que su oficio en
nuestros días es muestra de degradación, para Rahab era
una labor próspera, a tal grado que le permitía poseer una
propiedad en un sitio privilegiado como lo era el muro de la
ciudad. Muchos creen que la casa de Rahab se encontraba
en un lugar sombrío y tenebroso, escondido de la
comunidad, pero es todo lo contrario, su casa era visible
desde la mayor parte de la ciudad, es por eso por lo que la
noticia de los visitantes de Rahab corrió con tanta prisa hasta
el gobernador, pues todos se enteraban de quién entraba a
casa de esta prostituta.
Además de estar bien acomodada económicamente,
Rahab tenía cierta popularidad entre el pueblo y cercanía
con el gobernante de Jericó, pues éste le mandó a pedir que
les entregara a los hombres que estaban con ella. A cualquier
otro ciudadano no se le hubiera dado el privilegio de hacerle
una petición, se le hubiese allanado la casa sin previo aviso.
Rahab era una prostituta profesional, en su casa había
requerimientos obvios para su profesión. Tenía perfectos
escondites y sogas para que desde su ventana cualquier
marido, buscado por su celosa esposa, pudiera esconderse o
escapar.
La Biblia no nos da muchos detalles sobre la
personalidad de Rahab, pero en unos cuantos versículos
podemos encontrar una muestra de lo que había en su
interior, cómo lo podemos ver a continuación:

49
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Su búsqueda de soluciones:

Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de


vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del
país ya han desmayado por causa de vosotros. Porque hemos
oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de
vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los
dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán,
a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido… Josué 2:9-10.

Esto nos demuestra que Rahab tenía el conocimiento,


al igual que todos los moradores de Canaán, sobre las
promesas de Dios al pueblo de Israel. Las victorias
sobrenaturales de los hebreos sólo podían demostrar que
Jehová Dios peleaba por ellos. A diferencia de los moradores
de Canaán que se opusieron a la voluntad de Dios, Rahab
buscó una alternativa, no se conformó, no se confió en las
portentosas murallas que la protegían, ella sabía que no
había muro que pudiera detener la mano de Aquel que abrió
el mar para que su pueblo pudiese pasar. Los vecinos de
Rahab prefirieron encerrarse, confiando así en sus murallas
de protección, en vez de buscar perdón de Dios por sus
atrocidades (Jos. 6:1). Creo que existe un consenso general
respecto a un posible arrepentimiento de los Cananeos; si
Dios perdonó a Nínive, los hubiera perdonado también a
ellos si éstos se hubieran arrepentido (Jon. 3:4-10; 4:10-11).
Pero los habitantes de Jericó querían seguir viviendo en su
maldad, en su pecado, decisión que Dios conoció de
antemano, decisión que los llevó a su destrucción total.
Rahab será muy diferente a sus vecinos; no era una
conformista, no era una resignada, no era una mediocre;
buscaba soluciones. Eso la llevó a su salvación.
Cuántas personas en el mundo saben que hay un
infierno, saben que llegará el día que tendrán que dar cuenta
a Dios, pero se han encerrado dentro de una muralla de
religión, de ateísmo, de conformismo, todo por querer vivir
en su pecado, por seguir viviendo de la misma manera
aberrante. Un día, todas esas murallas de conformidad y
50
LA PROSTITUTA

autoconfianza sucumbirán ante el inminente juicio de Dios.


Al igual, hay cristianos que han escuchado del poder de
Dios, de sus obras, de ese regalo maravilloso que Jesucristo
nos dio en su muerte, sepultura y resurrección, pero viven
encerrados dentro de la muralla de pecado en hipocresía,
viven dentro del “qué dirán”, del “yo ya cumplí”, del “por
lo menos estoy aquí”, del “en la iglesia hay muchos
hipócritas”, de igual manera todas esas murallas caerán ante
la voz del juicio de Dios. No importa cuál es tu pecado, cuál
es tu condición o cuál es tu pasado, lo único que importa,
para que evites el juicio de Dios, es que no seas un
conformista, que busques la solución, que seas diferente a
todos los demás mediocres que ya se resignaron al castigo.
Dios prometió su gracia, perdón y misericordia de la
siguiente manera:

En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para


arrancar, y derribar, y destruir. Pero si esos pueblos se
convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me
arrepentiré del mal que había pensado hacerles, y en un
instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para
plantar. Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo
mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerle.
Jeremías 18:7-10.
Su temor:

Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado


más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque
Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la
tierra. Josué 2:11.

¡Me impactan estas palabras! De no ser porque la


Biblia lo dice, no podría imaginar que fueron pronunciadas
por una ramera, una mujerzuela, una malviviente. Ella no
las expresó porque se le ofreció gracia, o misericordia, o
comprensión, exclamó semejante declaración porque vio el
juicio de Dios cerca de ella; porque sabía que pronto llegaría
su condenación y castigo. Eso es lo que debemos predicar
los que hemos sido encargados de tan excelsa labor: contra
51
DE CAÑAS Y PÁBILOS

el pecado, declarar la justicia y el juicio, la condenación en


el infierno, esa predicación acompañada, claro, de la buena
noticia: hay misericordia y oportunidad para aquellos que
reconozcan su condición y que reconozcan a su vez el poder
y la majestad de Dios. Su temor al castigo de Dios, a la
consecuencia de su pecado, hizo de Rahab una persona
única, diferente y sabia, pues la Biblia dice:

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los


insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Por cuanto
aborrecieron la sabiduría, Y no escogieron el temor de Jehová,
Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el
conocimiento de Dios. El temor de Jehová es aborrecer el mal;
La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa,
aborrezco. El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y
el conocimiento del Santísimo es la inteligencia. El temor de
Jehová aumentará los días; Mas los años de los impíos serán
acortados. En el temor de Jehová está la fuerte confianza; Y
esperanza tendrán sus hijos. El temor de Jehová es manantial
de vida Para apartarse de los lazos de la muerte. Mejor es lo
poco con el temor de Jehová, Que el gran tesoro donde hay
turbación. El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; Y a
la honra precede la humildad. Con misericordia y verdad se
corrige el pecado, Y con el temor de Jehová los hombres se
apartan del mal. El temor de Jehová es para vida, Y con él vivirá
lleno de reposo el hombre; No será visitado de mal.
Proverbios 1:7; 29; 2:5; 8:13; 9:10; 10:27;
14:26-27; 15:16; 33; 16:6; 19:23.

Rahab reconoció que las maravillas de Jehová le


acreditaban el ser el único Dios, soberano y sublime en toda
la creación. Primero escuchó las maravillas de Dios, y creyó
en promesas de Dios para con Israel, por eso la Biblia dice
«…que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios»
(Ro. 10:17).

Su búsqueda de seguridad:

Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he


hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la
casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura;
Josué 2:12.
52
LA PROSTITUTA

Estas palabras nos muestran otra característica que


hizo de Rahab alguien diferente. Ella quería “asegurar” su
salvación, no era una persona que viviera a las expectativas
de la vida, no vivía con el lema “a donde Dios me mande”,
deseaba asegurarse de ser salva. Por su necesidad de
seguridad pidió que se le jurase «por Jehová». No pidió una
aseguranza basada en hombres o en soldados, pues no pidió
que se jurara por los propios espías, sino por el Dios que
había hecho las maravillas que la convencieron de su
veracidad. Eso me recuerda mucho las palabras del apóstol
Pablo a su amado Timoteo:

Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo,


porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso
para guardar mi depósito para aquel día. 2ª a Timoteo 1:12.

Nota bien, el apóstol nos dice que la seguridad de su


salvación no estaba en sus obras, en sus esfuerzos
personales, en sus méritos; él estaba seguro de que Dios
guardaría su depósito celestial, porque su confianza estaba
en Aquél en quién había creído, en Jesús, el autor y
consumador de la fe (He. 12:2). Esa seguridad es la que
Rahab exigía de sus visitantes. El hecho de pedirles sobre la
misericordia que ella había efectuado, no significa que
confiara en sus obras, sino que éstas eran la muestra de su
fe. Por eso Santiago (2:25) dice que fue justificada por sus
obras, porque eran la evidencia frente a los espías. Mientras
su fe interior era su evidencia frente a Dios, como lo dice el
escritor de Hebreos (11:31).
¿Para qué ser parte de un sistema religioso que no te
ofrece nada más que expectativas, que lo único que te da es
un “puede ser”, “a lo mejor”, “quizá”, “esfuérzate y ya
veremos”? Eso no sirve para nada, eso no es lo que Dios
ofrece. Todo aquél que confía en Jesús como su salvador
personal, puede estar seguro de su salvación (1ª Jn. 5:13).

53
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Su preocupación por los demás:

y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos


y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras
vidas de la muerte. Josué 2:13.

Es interesante notar que la Biblia nos presenta a


Rahab como la primera persona de la tierra prometida, y no
sólo es la primera persona particular que la Biblia nos dice
que recibió a israelitas, sino también es la primera ganadora
de almas de todo Canaán, después de la época de Abraham.
Ella tenía un deseo por la salvación, no sólo de su vida, sino
también por la vida de sus seres amados. Y esa es otra
prueba contundente de la salvación de un ser humano, pues
cuando somos salvos, la primera necesidad que el Espíritu
crea en nosotros es la necesidad de que otros también sean
salvos. No sólo es una necesidad, es un mandamiento que
hemos recibido de Dios, no es un don o un talento, es una
obligación de cada cristiano (Mt. 28:19-20).

¿POR QUÉ LA SIGUEN LLAMANDO RAMERA?

Aunque muchos teólogos argumentan que Rahab era sólo


una posadera, no cabe la menor duda de que realmente era
una sexoservidora. Aunque se trate de opacar su pecado,
para no crear de éste falacias o argumentos que validen el
pecado, no se le puede llamar de otra manera al pecado. Sin
embargo, es obvio pensar, que ella dejó sus prácticas
sexuales en el pasado, pues al integrarse al pueblo de Dios
adquirió una nueva vida. Pero ¿por qué los escritores de
Santiago y Hebreos le siguieron llamando “ramera”? ¿Qué
pena o vergüenza te causaría si te llamaran con un apelativo
de tu ex pecado? Imagina que te llamen el “Erick el
pornográfico” o “Cecilia la borracha” o “Marcelo el
depravado”. Parece ser que los escritores tanto de Hebreos
como Santiago tuvieron la intención de subrayar la vida

54
LA PROSTITUTA

pasada de Rahab, para mostrar cómo se relaciona ésta con


su fe y sus obras. Veámoslo con atención:

Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los


desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz.
Hebreos 11:31.

En este pasaje podemos notar que el escritor le


atribuye a la fe de Rahab, su salvación. Aunque era una vil
ramera, no era como todos los demás «desobedientes» que
vivían en pecados sexuales atroces. Ella dejó de ser una
ramera cuando dejó de ser una desobediente, cuando su fe
le permitió obedecer a Dios. Rahab pudo haber perdido
mucho, porque siendo una mujer bien posicionada
económica y socialmente, el precio de su fe era altísimo. Si
esta fe hubiese estado equivocada, ella hubiera pagado su
traición a Jericó con su vida. A pesar del alto costo que podía
caer sobre ella, Rahab «recibió a los espías en paz». No los
delató, no los entregó para recibir una grata recompensa, no
buscó aprovecharse de ellos. Cuando ella abrió las puertas
de su casa, estaba abriendo las puertas de su corazón a Dios.
Cuando ella recibió a los espías, estaba recibiendo,
por fe, la gracia salvadora de Dios. Su fe la salvó, la muestra
de su fe fue su acción. Tal vez hubiera escuchado y creído
en las hazañas de Dios, pero si no hubiera actuado en recibir,
esconder y ayudar a escapar a los espías no hubiera sido
salva. Por eso Santiago dice:

Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por


obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro
camino? Santiago 2:25.

Su fe se demostró con sus obras, esto nos demuestra


que hasta una ramera pudo tener fe. Santiago acredita a las
obras de Rahab, su justificación. Es obvio que si ella hubiera
creído en Dios, pero no hubiera actuado a favor de los
espías, éstos no le hubieran ayudado. Repito: sus obras la

55
DE CAÑAS Y PÁBILOS

justificaron a vista de los espías. Es obvio que la salvación


de Rahab delante de Dios fue por fe, porque aún su buena
obra de ayudar a los espías estuvo manchada con una
mentira, pues cuando le preguntaron sobre los espías ella
respondió:

…Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de


dónde eran. Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya
oscuro, esos hombres salieron, y no sé a dónde han ido;
seguidlos aprisa, y os alcanzareis. Josué 2:4-5.

Por eso el profeta Isaías dijo que aún nuestras


justicias son como trapo de inmundicia (Is. 64:6). ¿Cómo
pues se argumenta en diversos sectores “cristianos” que
Rahab fue salva por obras delante de Dios? ¿Acaso Dios
puede salvar a alguien que usa de mentiras para ser salva?
Rahab fue salva por su fe, fe que le permitió obrar en base a
como ella lo pudo hacer. Su pequeña y reciente fe le dirigió
a actuar a favor de los espías, pero su naturaleza pecadora
le dio las opciones para hacerlo. Aún después de ser salva
seguía actuando y pensando como una ramera, pues seguía
mintiendo. Esto nos demuestra claramente los tres tiempos
de la salvación que son:
1. Pasado: Fuimos salvos de la consecuencia del pecado
cuando recibimos a Cristo. (Ro. 3:21-26; Ef. 2:8; Ti.
3:5). A esto se le llama justificación (Ro. 5:1-2).
2. Presente: Estamos siendo salvos de la influencia del
pecado cuando buscamos a Dios (Ro. 5:10; He 7:25).
A esto lo conocemos como santificación (1ª Te. 4:3).
3. Futuro: Seremos salvos de la presencia del pecado
(Ro. 13:11; 1ª Te. 5:8,9; He. 9:28; 1ª Pd. 1:5). A esto lo
llamamos glorificación y sucederá cuando seamos
arrebatados (1ª Co. 15:51-57; Ro. 8:18-25; 1ª Jn. 3:2; Ro.
8:30).
Este proceso de crecimiento lo leemos completo en
Romanos 8:28-34; donde la Palabra de Dios nos da la
seguridad eterna de nuestra salvación. Así mismo Rahab
56
LA PROSTITUTA

tenía una fe naciente cuando recibió a los espías. Esa fe


creció con la influencia del pueblo de Dios, y sobre todo por
el liderazgo de Josué. Por eso, debemos de ser pacientes con
los nuevos convertidos, el mejor discipulado que podemos
ofrecerles es el hecho de llevarlos a la iglesia para que
aprendan los mandamientos de Dios, a este proceso Jesús lo
llamó “hacer discípulos” y esa fue la labor que Él nos mandó
hacer (Mt. 28:19-20). Ese es el plan de Dios, y seguirá siendo
el mismo plan hasta el fin del mundo. Pero hay quienes
dicen que un cristiano no debe pecar, obviamente nunca han
leído sobre “el cristiano carnal” del que nos habla el apóstol
Pablo en 1ª a los Corintios 3:1-4. Rahab pecó mintiendo
sobre el paradero de los espías, su “buena obra” no la salvo,
al fin y al cabo, delante de Dios, su buena obra no fue tan
“buena”.
Y… ¿POR QUÉ RAHAB?

¿Por qué Dios escogió y salvó a Rahab? ¿No pudo escoger a


alguien menos malo, a alguien con quien algunos teólogos
no tuvieran objeciones con su oficio? ¿No había alguien
mejor que ella? Yo creo que la respuesta a estas
interrogantes es clara. Él quería enseñarnos algo muy
importante: A Dios no le interesa el pasado, la mala fama, el
oficio truncado, la vida perversa o el pecado de una persona
para poder llamarlo, salvarlo, transfórmalo y usarlo.
Nuestras iglesias están llenas de Rahab´s, personas
que se sienten inútiles para ser usadas por Dios pues han
vivido en pecado por mucho tiempo. Creen que su vida
pasada los delimita de ser usadas por Dios. No me
malinterpretes por favor, los pecados y errores te pueden
limitar de puestos de liderazgo (1ª Tim. 3:1-7), pero nunca te
limitaran de su gracia, perdón y misericordia. Pero no
puedes seguir viviendo en la misma condición, pues el
conformismo ha hundido tu vida en la mediocridad. Tienes
que buscar la solución, asegurarte de tu perdón, ayudar a
otros y sobre todo a poner en práctica tu fe, eso es lo que
57
DE CAÑAS Y PÁBILOS

realmente importa desde el lente del cielo. Sal de tu muralla,


afuera hay juicio y condenación, pero en medio de éstos está
la gracia de Dios representada en ese cordón rojo que Rahab
puso en su ventana (Jos. 2:18).
Para alguien que vive una adicción a la pornografía,
o un pecado de tendencias o deseos homosexuales (que
comúnmente van de la mano), les es fácil ocultarse dentro
de una muralla de discreción. Creen que no dañan a nadie
con su “problema”, creen que nadie los puede ver. A pesar
de eso, están pendientes de que Dios sí los ve, y de que un
día enfrentarán las consecuencias y castigo de su pecado,
pero su muralla es tan gruesa que son capaces inclusive de
servir a Dios, a sabiendas de que han fornicado, de que han
vivido inmoralmente. Me he dado cuenta de que la
verdadera solución al pecado sexual es la gracia de Dios. La
persona que vive sumergida en pecado, sobre todo los
sexuales, necesita comprender que no es Dios, que es su
pecado el que le está destruyendo, que es su maldad la que
le está acarreando la ira y el juicio de Dios; y sólo cuando lo
entienda, la gracia rescatadora de Dios podrá salvarle de su
condición.
Viene a mi mente la historia, encontrada en el
capítulo ocho del evangelio según San Juan, en la que Jesús
salvó a una mujer «sorprendida en el acto mismo de
adulterio» de ser apedreada por los judíos (vr. 3). Sin duda
era otra Rahab. ¿Qué hizo el Señor en medio del juicio y la
condenación que sus acusadores basaban en la misma
Palabra de Dios (vr. 5; Lv. 20:10; Dt. 22:22-24)?:

…y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.


Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le
dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te
condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni
yo te condeno; vete, y no peques más. Juan 8:9-11.

El juicio, la condenación, el castigo, la consecuencia,


sirvieron para traer a esta mujer adúltera a los pies de Cristo.
58
LA PROSTITUTA

Rahab no esperó la destrucción, se le adelantó y halló la


misma gracia que esta adultera, pero en una circunstancia
diferente.
No esperes eso en tu vida, no esperes que el juicio, la
condenación, el castigo o la consecuencia te echen a los pies
de Jesús. Aprende de Rahab y decide hoy salirte de tu
muralla y entregarte al perdón, la gracia y misericordia,
para que no peques más.

59
DE CAÑAS Y PÁBILOS

60
4

LOS INADAPTADOS
LOS JUECES

Las historias clásicas de Hollywood se han convertido en la


misma tendencia repetitiva y tediosa una y otra vez. Frodo,
Clark Kent, Bruce Wayne o Bruno Díaz, Peter Parker, Harry
Potter y podría mencionar a muchos más, son inventos de la
imaginación humana que han producido millones de
dólares en ganancias para sus creadores. Todos éstos, y más
personajes famosos, tienen un común denominador; eran
inadaptados. Eran huérfanos, raros, nerds, ñoños,
despreciados por la sociedad. Por eso precisamente causan
éxito en el mundo, porque para las personas, que el
despreciado sea el triunfador, sea quien se quede con el
corazón de la chica linda, es algo admirable. Por otro lado,
la Biblia nos enseña de héroes verdaderos que cumplen
exactamente con el requisito de ser “inadaptados”, pero hay
algo que los hizo diferentes de los héroes imaginarios: El
poder del Dios verdadero.

61
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Desde niño me ha fascinado la historia de los jueces


de Israel. Es más, mi libro favorito de la Biblia es el que habla
de esa etapa del hueco de liderazgo del pueblo de Dios. En
mi infancia descubrí que sí existieron héroes verdaderos, no
como los que veía en televisión, personas de carne y hueso
que salvaron al pueblo de Dios en diversas ocasiones. Lo
curioso es que eran despreciados por la sociedad. No eran
hombres valerosos, populares o con grandes características
o cualidades que los hacían únicos. Ni siquiera eran
comunes y corrientes, eran menos que eso. Pero Dios, los
escogió, los llamó y los transformó en increíbles héroes
inconcebibles.

¿QUIÉNES Y CÓMO ERAN ESTOS HÉROES?

Los primeros dos capítulos del libro de Jueces, nos cuenta la


trágica historia del pueblo de Israel después de la muerte de
su gran líder Josué. Aunque comienza con datos alentadores
sobre las victorias de Judá sobre moradores de Canaán, el
relato nos guía hasta el punto cuando Israel se olvidó de
Dios y sirvió a los baales (Jue. 2:11). Y es allí, cuando el relato
de los jueces comienza.
La lista de los jueces de Israel es relativamente corta:
1. Otoniel – libró a Israel de Mesopotamia (Jue. 3:8-
11).
2. Aod – libró a Israel de Moab (Jue. 3:12-30).
3. Samgar – libró a Israel de Filistea (Jue. 3:31).
4. Barac – con ayuda y liderazgo de Débora, libró a
Israel de Canaán (Jue. 4-5).
5. Débora – es contada como juez, pues la Biblia así
lo dice (Jue. 4:4).
6. Gedeón – libró a Israel de Madián (Jue. 6-8).
7. Tola – la Biblia no dice de quién libró a Israel, sólo
que juzgó 23 años (Jue. 10:1-2).
8. Jair – tampoco se nos dice de quién libró a Israel
sólo que juzgó 22 años. (Jue. 10:3-5).
62
LOS INADAPTADOS

9. Jefté – libró a Israel de Amón (Jue. 11-12).


10. Ibzán – no se nos dice quién fue su enemigo, sólo
que juzgó 7 años (Jue. 12:8-10).
11. Elón – de igual manera que Tola, Jair, Ibzán, no
sabemos quién fue el enemigo, sólo que juzgó 10
años (Jue. 12:11-12).
12. Abdón – sólo sabemos que juzgó 8 años (Jue.
12:13-15).
13. Sansón – comenzó a librar a Israel de Filistea,
trabajo que terminó el rey David (Jue. 13-16; 2º Sa.
8:1).
Hay un cierto patrón en esta lista: de la mayoría de
estos hombres se nos habla de sus errores, defectos y
debilidades; o de la manera tan rara en la que ganaron la
victoria; o de los utensilios insignificantes que usaron para
darles grandes triunfos a Israel.
De Aod, la Biblia dice que era zurdo, carencia física
que usó para matar a Eglón (3:15; 21). De Samgar leemos que
usó una «aguijada de bueyes», es decir una soga que se
usaba para arrear a dichos animales (3:31). La gran victoria
de Barac se vio manchada por su cobardía y poca hombría
(4:8-9). La muerte de Sísara fue efectuada por Jael quien usó
una simple «estaca de la tienda» en la que se encontraban
(4:21). Gedeón sacudía el trigo en un lagar, cuando el ángel
de Jehová se le apareció (6:11). Esta actividad se realizaba en
la cima de algún monte o colina cuando el viento soplara
con fuerza, pues al golpear el trigo y aventarlo al aire, el
viento limpiaba sus desechos orgánicos innecesarios. Por
otro lado, el lagar era una tina grande donde se pisoteaba
las uvas para extraer el vino (9:27). El lagar se encontraba en
un espacio cerrado o techado, para que no cayera dentro de
él basura que contaminara el jugo. El hecho de que Gedeón
estuviera en un lugar no adecuado para la actividad que
realizaba, nos dice que su estrategia de esconder el trigo de
los madianitas era torpe. En su escondite fue donde Dios le
fue a buscar, y a pesar de que Dios le dio promesas, no le
63
DE CAÑAS Y PÁBILOS

creyó del todo y pidió diversas pruebas de lo que Jehová le


había dicho (6:13-24; 34-40). Después de la última prueba,
que Dios generosamente le dio (7:9-15), Gedeón venció a los
madianitas con sólo trecientos hombres armados con
antorchas, jarros y trompetas (7:16-22). A pesar de la
cercanía de Gedeón con Dios, él demostró su salvajismo y
sadismo al castigar con azotes y asesinar a muchos hijos de
Israel (8:16-21). Su hijo Abimelec causó un verdadero
desastre en el pueblo de Dios (9). Gedeón era un inadaptado,
pues era hijo de un idólatra (6:25-32). Sus conciudadanos lo
querían muerto (6:30).
No se nos dice cuál era la amenaza que Tola y Jair
tuvieron que enfrentar, pero sí se nos dice que los treinta
hijos de Jair cabalgaban en treinta asnos y gobernaban
treinta ciudades (10:1-5). Es de suponerse que cada uno
poseía un asno y gobernaba una ciudad. Es interesante que
en el cántico de Débora y Barac, ellos mencionaran algo
similar:
Mi corazón es para vosotros, jefes de Israel, Para los que
voluntariamente os ofrecisteis entre el pueblo. Load a Jehová.
Vosotros los que cabalgáis en asnas blancas, Los que presidís
en juicio, Y vosotros los que viajáis, hablad. Jueces 5:9-10.

Siempre había escuchado que el acto de nuestro


Señor Jesucristo al entrar a Jerusalén era un acto de
humildad. Y en verdad lo es, pero realmente encierra una
demostración de autoridad que Jesús hacía respecto a
Jerusalén (Mt. 21:1-8). Los hijos de Jair montaban asnas para
demostrar su autoridad. Posiblemente Jair entregó
autoridad y ciudades a todos sus hijos sin merecerlo. Ellos
eran galaaditas, y según los teólogos no tenían la capacidad
para hacer frente a los amonitas, pues eran unos
“mimados”. Por eso tuvieron que llamar al siguiente
hombre que fue juez, pues los hijos de Jair no demostraron
determinación a lo hora de los problemas.
En el capítulo 11 de Jueces, después de Abimelec,
Tola y Jair, la Biblia introduce en la escena al hijo de una
64
LOS INADAPTADOS

prostituta llamado Jefté. Galaad era el nombre del padre de


Jefté, que también vivía en la ciudad de Galaad. Al parecer
su padre había tenido una aventura con una prostituta de la
ciudad, la cual le dio un hijo. Galaad lo reconoció como suyo
y lo incluyó en su familia. Los medios hermanos de Jefté lo
discriminaron y expulsaron de su familia por ser hijo de otra
mujer (11:1-2). Jefté era un inadaptado en toda la amplitud
de la palabra, y buscó la compañía de «hombres ociosos»,
quienes eran sus compañeros en una especie de “pandilla”.
Tob, la ciudad a donde huyó Jefté para refugiarse, era una
ciudad en Aram, Siria (11:3). Otro gran tropiezo de la vida
de Jefté, lo encontramos en Jueces 11:30-31:

Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los


amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas
de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los
amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto.

La palabra que la Biblia usa para “holocausto” es la


misma que usa en todas las veces que se traduce de esta
manera, y significa “escalón, gradas”, habla de “ascender”,
de “humo subiendo”, explícitamente de ofrenda u
holocausto quemado. La victoria de Jefté, sobre los
amonitas, que se suponía era el enfoque primordial de su
vida, quedó rezagada a segundo término, pues la Palabra de
Dios sólo nos habla de ella en tres versículos y ni siquiera
nos da detalles de la batalla (11:32-34). Ahora el tono
principal se dirigió hacia, lo que la Biblia de comentario
Scofield tituló: “El trágico voto de Jefté”. Después de la
breve descripción de la victoria, la Biblia nos dice:

Entonces volvió Jefté a Mizpa, a su casa; y he aquí su hija que


salía a recibirle con panderos y danzas, y ella era sola, su hija
única; no tenía fuera de ella hijo ni hija. Y cuando él la vio,
rompió sus vestidos, diciendo: ¡Ay, hija mía! en verdad me has
abatido, y tú misma has venido a ser causa de mi dolor; porque
le he dado palabra a Jehová, y no podré retractarme. Ella
entonces le respondió: Padre mío, si le has dado palabra a
Jehová, haz de mí conforme a lo que prometiste, ya que Jehová
65
DE CAÑAS Y PÁBILOS

ha hecho venganza en tus enemigos los hijos de Amón. Y volvió


a decir a su padre: Concédeme esto: déjame por dos meses
que vaya y descienda por los montes, y llore mi virginidad, yo y
mis compañeras. Él entonces dijo: Ve. Y la dejó por dos meses.
Y ella fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los
montes. Pasados los dos meses volvió a su padre, quien hizo
de ella conforme al voto que había hecho. Y ella nunca conoció
varón. Y se hizo costumbre en Israel, que de año en año fueran
las doncellas de Israel a endechar a la hija de Jefté galaadita,
cuatro días en el año. Jueces 11:34-40.

Existe mucha discusión teológica de este asunto. Por


un lado los escritores del Nuevo Comentario Bíblico del
Siglo Veintiuno nos dicen:

«Los votos, como tales, no son raros (p. ej. Números 30;
Salmo 22:25; Eclesiastés 5:4, 5). Pero este no fue un voto
ordinario. Explícitamente prometió una ofrenda quemada
(31 b) pero no especificó la víctima, solamente los medios
por los cuales sería identificada: cualquiera que salga... (31
a). Los términos eran ambiguos y ponían en peligro a todos
los habitantes de la casa de Jefté. Para nuestro horror, y el
suyo, fue su hija doncella, su única hija, quien se convirtió
en víctima (34, 35) y la tragedia real es que dicho voto era
totalmente innecesario (como lo han mostrado episodios
previos). En contexto se puede ver como nada sino un
intento equivocado de hacer un trato con Dios. Jefté, el
negociador maestro, sobrepasó su juego y pagó un precio
trágico. La segunda parte de este episodio parece una
inversión de Génesis 22, la historia de otro padre y de su
único hijo. Pero Jefté no era Abraham, y en su caso no hubo
voz del cielo, solamente un silencio punitivo. Solamente
podemos llegar a la conclusión de que el Señor estaba tan
enojado con el voto de Jefté como con el “arrepentimiento”
de Israel. Cf. la acción del rey de Moab en 2 Reyes 3:26, 27.
Vale la pena considerar qué tan frecuentemente las
oraciones modernas contienen elementos de negociaciones

66
LOS INADAPTADOS

con Dios. El ejemplo de Jefté nos deja ver claramente que


con Dios no se negocia de esta manera.»

El comentario bíblico de Matthew Henry dice:

«Duro es decir lo que hizo Jefté para cumplir su voto, pero


se piensa que no ofrendó a su hija en holocausto. Tal
sacrificio hubiera sido una abominación para el Señor; se
supone que la obligó a permanecer soltera y apartada de su
familia. Acerca de este y otros pasajes de la historia
sagrada, en que hombres doctos están divididos e
inseguros, no tenemos que confundirnos; lo que es
necesario para nuestra salvación está suficientemente claro
gracias a Dios.»

Y Cyrus Ingerson Scofield comentó al respecto:

«Teniendo en cuenta los mandamientos en contra de los


sacrificios humanos en la ley de Moisés (Lv. 18:21; 20:2-5;
Dt. 12:31; 18:10), ha surgido una cuestión en cuanto a la
acción de Jefté. Existen grandes dudas sobre lo que
realmente hizo. Quienes creen que Jefté mató a su hija, no
ven aprobación divina de la acción sino que la atribuyen al
voto apresurado. Pasajes como 2º Rey. 3:27; 16:3; 17:17; 2º
Cró. 33:6; Jer. 7:31; 19:5; 32:35 muestran qué propagada
estaba esta práctica malvada y cruel, incluso en tiempos
posteriores. Otros no creen que Jefté haya sacrificado a su
hija, y sostienen que la apartó para que estuviese en
virginidad perpetua. Esta última opinión enfatiza lo que en
este contexto resulta una expresión fuera de lo común,
“será de Jehová” (vr. 31), y el énfasis sobre la virginidad en
vez de muerte en los vv. 37 y 39: “virginidad”, ella nunca
conoció varón. El voto de Jefté (vv. 30-31) fue apresurado y
aparentemente imprudente. Nuestro Señor habló de los
votos en el Sermón del Monte (Mt. 5:33-37)»

67
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Claramente, Henry desvía su posición diciendo que


el pasaje no es claro, pero que lo que necesita estar claro en
la Biblia, simplemente lo está. Wenham, Motyer, Carson, y
France, simple y sencillamente aceptan el holocausto de la
hija de Jefté literalmente. Y Scofield no da un argumento
propio, sólo marca con precisión aguda las dos caras de la
moneda, y por cierto las tres explicaciones son muy buenas
y válidas. Mi editor de ortografía, en este libro, Rafael
Munguía, le preguntó a un pastor fundamentalista que tiene
su respeto por el conocimiento que refleja, sobre este asunto.
Y el Pastor José A. Llitheras comentó lo siguiente:

«Sí, sí la mató, recuerda que eran tiempos de apostasía en


Israel, no había dirección espiritual ni eclesiástica. Todo
mundo hacía lo que bien les parecía.»

Reitero la afirmación de Henry, de que seguramente


hubiera sido una abominación a Jehová. Pero la postura
sobre la apostasía y falta de dirección espiritual de aquellos
años también es convincente. El argumento del silencio de
Dios me hizo pensar que fue sólo Gedeón, el único juez, que
tuvo contacto directo, visible y audible con Dios. Lo único
que sí puedo afirmar, es lo que todos afirman, que Jefté se
equivocó grandemente. Al final del relato de Jefté, se nos
dice que sofocó una rebelión de parte de la tribu de Efraín
que tuvo como consecuencia cuarenta y dos mil muertos
(12:1-7).
Una vez terminada la narrativa sobre Jefté, el libro de
Jueces nos presenta muy brevemente a tres líderes llamados
Ibzán, Elón y Abdón (12:8-15). De Ibzán leemos que cometió
el error de casar a sus hijos con personas «de fuera» (vr. 9).
Acto que estaba totalmente prohibido por Dios en la ley de
Moisés (Dt. 7:3). De Elón no se nos da historia alguna, sólo
datos de que era de la tribu de Zabulón y que juzgó a Israel
10 años. De Abdón leemos que cometió el mismo error de
Jair, sólo que éste dio autoridad aun a sus nietos (vr. 14).
68
LOS INADAPTADOS

Llegamos ahora a una cumbre en el libro de Jueces, a


un clásico de escuela dominical. La historia de Sansón es
conocida aun por el mundo secular. El libro de los Jueces le
dedica más espacio literario, a este personaje, que a sus
consiervos. Es interesante, Sansón ilustra al pueblo de Israel
en sí. Sansón era el resumen de la condición espiritual de
Israel en un solo hombre. Al igual que Israel, Sansón se
prostituyó simbólica y literalmente con un país extranjero y
con sus dioses. Sansón había sido elegido y apartado por
Dios, pero a él eso no le importó, al igual que al pueblo de
Israel. Sansón vivió lejos de los mandamientos de Dios, y
sólo fue en su aflicción que buscó a Jehová. Ambos, Sansón
e Israel hacían lo que bien les parecía.
Sansón, lejos del héroe del que no se mencionan sus
fallas en los cultos infantiles, era un hombre totalmente
carnal. Era obvio que sus padres le contaron la historia de
su nacimiento milagroso, pero cuando vio a una mujer
hermosa, su llamamiento no le importó. Dios lo había
escogido para que comenzara «a salvar a Israel de mano de
los filisteos» (13:6), no para que emparentara con ellos (14:1-
4). En su necedad, convenció a sus padres y se profanó, junto
con ellos. Comieron miel de un panal de abejas encontrado
en el león que él mismo había matado (14:8-9). Por la
deshonra que su suegro cometió contra él, Sansón quemó las
cosechas de los filisteos usando trescientas zorras (15:1-5).
Esto provocó la ira de los filisteos, quienes quemaron a su
suegro y su exesposa (15:6-7). Esto desencadenó la venganza
de Sansón y la agrupación de mil filisteos dispuestos a
terminar con su vida. Los judíos se vieron en la necesidad
de entregarle para evitar una confrontación con los filisteos.
Es interesante notar que fueron tres mil israelitas que se
reunieron para prender a Sansón y entregarlo a mil filisteos,
a quienes, de hacerles frente, ganarían con una ventaja de
tres a uno. Los israelitas sabían que hacer esto causaría una
invasión de parte de los filisteos, ellos preferían entregar a
un hombre que perder a miles frente a los filisteos. Pero
69
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Sansón una vez más mostró que Jehová estaba con él, pues
gracias al Espíritu de Dios, asesinó a estos mil filisteos sin
más arma que «una quijada de asno fresca aún» (15:8-20).
La debilidad moral de Sansón persistió en él. Era
capaz de derrotar a un león, a mil filisteos, pero al momento
de enfrentar la tentación sexual, una “falda” lograba
vencerlo. Ahora tenía que ver con otra filistea, sólo que
ahora era una prostituta reconocida. La visita de Sansón a
Gaza, donde se encontró con la ramera, nos habla mucho de
su simpleza en cuanto a su separación física, moral y
espiritual. Gaza era una de las cinco ciudades reales de los
filisteos, era tan importante y antigua para los filisteos que
aun desde Génesis ya se menciona a esta ciudad (Gn. 10:19).
Sansón acababa de matar a mil filisteos y su presentación en
Gaza muestra una desdichada confianza en sí mismo. Los
filisteos le tenían tanto miedo que no se atrevieron a
enfrentarle durante la noche, sino que prefirieron esperarle,
suponiendo una posible emboscada. Si realmente querían
hacerle daño lo hubieran hecho cuando se encontraba
fornicando con la ramera, en ese momento sí lo hubiesen
sorprendido. Lo único que Sansón hizo fue levantarse y
marcharse con todo y las puertas de la cuidad (Jue. 16:1-3).
Inmediatamente después de la historia de la ramera
de Gaza, el relato bíblico nos dice que Sansón «se enamoró»
de otra filistea. Es natural entender los “resbalones”
amorosos de Sansón con las mujeres filisteas, pues se la vivía
en medio de ese pueblo mundano.
Por fin sus enemigos entendieron que no podían
vencer a Sansón con fuerza, multitudes o estrategias
militares, su gran debilidad eran las mujeres, y fue así como
encontraron su temporal victoria sobre Sansón. Es claro que
Dalila estaba jugando con Sansón. Es obvio notar que
tramaba algo, pero la locura sexual de Sansón le nublaba la
mente. Lo que sucedió más adelante era lo más natural:
Sansón murió junto con sus enemigos (16:4-31).

70
LOS INADAPTADOS

Sólo leemos dos ocasiones en las que Sansón buscó a


Dios en oración: una cuando se encontraba cansado y
sediento. Después de matar a los mil filisteos, su oración fue:

…Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿y


moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos?
Jueces 15:18.

Mínimo reconoció que ganó la victoria gracias a Dios


y que él era su siervo. Pero su oración es nimia,
insignificante, arrogante, prepotente, confiada y
desdichada. Lo único que hace es reclamarle a Dios por su
sed. Me permití parafrasear sus palabras de la siguiente
manera: “¿Cómo es que una simple sed podrá matarme en
lugar de los mil hombres? ¿Apoco no puedes darme de
beber?”, ¡a tal grado llegó su arrogancia frente a Dios!
La segunda ocasión que oró fue de la siguiente
manera:
…Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te
ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome
venganza de los filisteos por mis dos ojos. Jueces 16:28.

Su oración comenzó bien, clamó a Dios, pero no por


perdón o por misericordia, rogó a Dios por venganza. La
venganza que Sansón anhelaba sobre sus enemigos no era
por el pecado de ellos, o por su falta de respeto a Jehová, o
por la aflicción que causaban a Israel, sino pidió venganza
por sus «dos ojos».
Sansón era un gran inadaptado, no lo digo por su
apariencia física, por su cabello largo, es más, esto lo debió
acercar más a su pueblo y al servicio de Dios. Era un
inadaptado porque nadie lo quería, ni los filisteos de quien
tanto anhelaba y buscaba compañía, no lo amaban ni los de
su propio pueblo. Las mujeres a quien tanto amó,
terminaron traicionándolo.

71
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Y… ¿POR QUÉ LOS JUECES?

Bueno, la cuestión es: Y si eran, como eran, ¿por qué Dios


los escogió, llamó y utilizó tan poderosamente? Si notaste
con atención, en la sección pasada sólo hablé mal sobre los
jueces de Israel, sólo marque y remarque sus debilidades,
pecados y fallas. Lo hice con toda la intención para resaltar
siguiente motivo que el apóstol Pablo nos explica mejor que
nadie:

Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las


visiones y a las revelaciones del Señor. Conozco a un hombre
en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si
fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el
tercer cielo. Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del
cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso,
donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre
expresar. De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada
me gloriaré, sino en mis debilidades. Sin embargo, si quisiera
gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo
dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u
oye de mí. Y para que la grandeza de las revelaciones no me
exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne,
un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me
enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado
al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia;
porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de
buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que
repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a
Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades,
en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil,
entonces soy fuerte. 2ª a los Corintios 12:1-10.

La debilidad de estos hombres, sus fallas, inclusive


sus pecados eran necesarios para que el poder de Dios se
perfeccionara. Esa debilidad humana tan visible en los
jueces era necesaria para que Dios pudiera resaltar su
incalculable poder. Es más, Dios quería que se encontraran
en situaciones raras, descuidadas, situaciones que no
encontraran una explicación natural, pues a Dios le gusta
actuar en medio de lo imposible, pues así la gloria sólo le
72
LOS INADAPTADOS

pertenece a Él (Jue. 7:2-4). Muchas ocasiones las victorias de


estos jueces se encontraron usando como herramientas
cosas insignificantes (Jue. 3:31; 4:21; 7:16), utensilios de
cocina (Jue. 7:16; 9:53) y desechos animales (Jue. 15:15). Sin
embargo, existen narraciones que describen aquellas
cualidades que Dios usó en estos hombres para cumplir su
voluntad. Características que no eran indispensables para el
poder de Dios, pero por el hecho de estar ahí, permitió que
Dios las usara. Por ejemplo:
Aod, a pesar de ser zurdo y despreciado por la
sociedad israelita por su deficiencia física, no vio su
debilidad como un impedimento, la usó para enfrentar al
enemigo frente a frente sin necesidad de un ejército (3:12-
30).
Gedeón, a pesar de sus temores y dudas, fue
incomparable al vencer sus miedos, esa es la verdadera
valentía. Ser valiente no consiste en no temerle a nada, eso
es ser tonto, ser valiente es enfrentar tus temores y
vencerlos. La confianza de Gedeón en Dios era incalculable.
La Biblia no dice que Jehová le haya dado la instrucción de
cómo usar las antorchas, cántaros y trompetas,
posiblemente él lo dedujo por sí solo, eso nos demuestra que
era un gran estratega (7:9-22).
Jefté, a pesar de ser un despreciado de la sociedad,
poseía características especiales de liderazgo. Cuando lo
mandaron a llamar, no fue presumido, ni rencoroso, él
atribuía la posible victoria solamente a Jehová. Era un
excelente negociador. El intercambio de palabras que tuvo
con el rey de los amonitas demostró que conocía muy bien
la historia de su pueblo. Aunque su voto fue necio, el
cumplimiento de éste muestra su gran firmeza.
Sansón, a pesar de todas sus debilidades carnales, fue
un verdadero héroe que cumplió el propósito de Dios,
aunque no intencional o conscientemente.
Gedeón, Barac, Sansón y Jefté fueron mencionados en
la lista de los grandes héroes de la fe, en Hebreos 11:32.
73
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Realmente fue su fe lo que les dio la victoria y la


inmortalidad. Y cuando hablo de victoria no sólo lo digo
respecto a las batallas que enfrentaron, sino también de las
batallas interiores de duda, de menosprecio, de frustración
y de temor que había en sus corazones por ser unos
inadaptados. Nadie los quería, nadie los consideraba
grandes, nadie esperaba mucho de ellos, no se adaptaban a
la sociedad o la mentalidad humana, pero por eso los
escogió Dios, porque eran capaces de reconocer sus
flaquezas.
Lo que más marcó su liderazgo fue su determinación
de ser diferentes, de actuar diferente, de pensar diferente.
Nadie esperaba que el zurdo ganará la batalla como lo hizo.
Cualquiera hubiera levantado un ejército en contra de
Moab, el zurdo no, fue solo y ganó de una manera poco
común. El cobarde que escondía su trigo, se convirtió en
alguien tan determinado que enfrentó a su propio padre.
Obedeció a Dios y planeó cómo ganar una batalla sin tanto
esfuerzo. Nadie hubiera pensado en llevar antorchas,
trompetas y jarros a una batalla. El hijo de la prostituta al
que nadie, ni su propia familia apreciaba, resultó ser tan
determinado que perdió hasta su hija por su victoria. El
greñudo, al que nadie quería, ni sus propios paisanos, fue
tan determinado que decidió morir al lado de sus enemigos.
Todos los jueces de Israel son una muestra de que
Dios es experto en resolver las cosas difíciles e imposibles.
Las luchas, las aflicciones, las tribulaciones son necesarias,
sólo será en ellas que podremos ver la mano de Dios actuar.
A veces será necesario que te encuentres totalmente
desamparado, solo y sin salida para que Dios te demuestre
que sólo es Él quien hace la obra en tu vida. A veces Él te
someterá a situaciones imposibles, pues tu orgullo, tu
altivez y tu egocentrismo le estorban para hacer su obra en
ti, y sólo la desesperación, la ansiedad y la aflicción podrán
removerlas de tu vida para que la Gloria sea sólo de Él y por
Él y para Él (Ro. 11:36).
74
5

LOS REZAGADOS
LOS VALIENTES DE DAVID

Uno de los cambios más dramáticos que Dios efectuó en


hombres, fue en los valientes de David. La Biblia los
presenta de la siguiente manera:

Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y


cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron,
vinieron allí a él. Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo
el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en
amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo
como cuatrocientos hombres. 1º de Samuel 22:1-2.

David había subido en alta estima, respeto y fama de


parte del pueblo a causa de su valerosidad y talentos
naturales. En este episodio bíblico se encuentra huyendo de
su suegro, el celoso rey Saúl. Años después huiría de su
arrogante hijo Absalón. Jamás levantó su mano en contra del
rey Saúl, a pesar de que sabía que él sería el próximo
heredero del trono de Israel. A diferencia de Jacob “el
75
DE CAÑAS Y PÁBILOS

tranza”, el decidió huir antes de darle una “manita” al plan


de Dios. Uno de los libros que más ha impactado mi vida es
el libro de Gene Edwards titulado “Perfil De Tres
Monarcas”. En este pequeño libro, Edwards hace un análisis
sicológico en tipo novela, de Saúl, David y Absalón.
Edwards escribió algo que cambió drásticamente mi forma
de pensar en cuanto al liderazgo:

«Y si recuerdas, porque tú estabas allí, ¡una vez respondí


de la misma manera a Joab en una cueva hace ya mucho
tiempo! Es mejor ser derrotado, incluso asesinado, que
aprender los métodos de un Saúl, o los de un Absalón. El
reino no es tan valioso. Déjenlo que lo ocupe si es la
voluntad de Dios. Repito: No aprenderé los métodos de los
Saúles ni de los Absalones. Y ahora — prosiguió-David —
como ya soy anciano, añadiré algo que pudiera no haber
sabido entonces. Abisai, ningún hombre conoce su propio
corazón. Indudablemente, yo no conozco el mío. Sólo Dios
lo conoce. ¿Defenderé mi pequeño reino en nombre de
Dios? ¿Arrojaré lanzas, conspiraré, dividiré... y mataré el
espíritu de los hombres, si no sus cuerpos, para proteger
mi imperio? No moví un dedo para ser hecho rey, ni para
preservar el reino. ¡Ni siquiera el Reino de Dios! Dios me
puso aquí. No soy responsable de tomar ni de mantener el
poder. ¿No comprendes que tal vez sea la voluntad de Dios
que sucedan estas cosas? Me imagino que, si Dios lo
decidiera, aun en estas circunstancias El pudiera proteger y
defender el reino. Como antes dije, ningún hombre conoce
su corazón. Yo no conozco el mío. ¿Quién sabe lo que hay
en realidad en mi corazón? Pudiera ser que ante los ojos de
Dios ya no soy digno de gobernar. Tal vez Él ha terminado
conmigo. Quizá sea su voluntad que gobierne Absalón.
Sinceramente, no lo sé. Pero si esta es su voluntad, yo la
deseo. ¡Que termine Dios conmigo! Cualquier joven
rebelde que alza su mano contra uno a quien considera un
Saúl, o cualquier rey anciano que alza su mano contra uno
76
LOS REZAGADOS

a quien considera un Absalón, pudiera, en realidad, estar


alzando su mano contra la voluntad de Dios. ¡De ninguna
manera alzaré mi mano!—concluyó David— ¿No me vería
yo un poco extraño tratando de permanecer en el gobierno
cuando Dios desea que mi gobierno caiga?»

Estoy convencido de que esa actitud positiva y


permisiva a la voluntad de Dios atrajo a los hombres que
siguieron a David en las buenas y en las malas. Poco a poco
las personas que tenían problemas con el reinado de Saúl, o
que estaban amargados con la vida, vieron en David un líder
potencial. Alguien que había caído de tan alta posición a
tener que vivir en cuevas; alguien que perdió propiedades,
estabilidad económica, fama y que ahora era perseguido, y
aun así no se amargaba, ni tomaba represalias en contra de
sus enemigos, demostraba tener algo diferente que todos los
demás.
SUS PECULIARIDADES.

En el libro de 2º de Samuel encontramos tres peculiaridades


de los seguidores de David. Estaban afligidos, endeudados
y amargados. Eran proscritos, rezagados de la sociedad por
su condición social. Nadie quiere emparentar o vivir con un
afligido, con alguien a quien le gustaba endeudarse o que
estaba amargado. La Biblia nos manda alejarnos de los que
se encuentran amargados, pues la amargura es contagiosa
(He. 12:15). También se nos dice que «El pobre es odioso aun
a su amigo; Pero muchos son los que aman al rico»” (Pr.
14:20). La aflicción es muestra de pruebas, de pecado y de
menosprecio (Mt. 13:21; Lm. 3:1; Sal. 9:13).
Estas personas habían sido desechadas de su pueblo
y buscaron al más importante desecho del reino de Saúl.
Eran suficientes como para formar un pequeño ejército, y
era natural que el rey Saúl los considerara enemigos del
estado. Pero nunca usaron la violencia en contra de Saúl o
en contra del ejército de Israel.
77
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Tiempo después, años adelante de estos


acontecimientos, encontramos una vez más el nombre de la
cueva de Adulam pero ahora en 2º de Samuel 23:8-23:

Estos son los nombres de los valientes que tuvo David: Joseb-
basebet el tacmonita, principal de los capitanes; éste era Adino
el eznita, que mató a ochocientos hombres en una ocasión.
Después de éste, Eleazar hijo de Dodo, ahohíta, uno de los tres
valientes que estaban con David cuando desafiaron a los
filisteos que se habían reunido allí para la batalla, y se habían
alejado los hombres de Israel. Este se levantó e hirió a los
filisteos hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano
a la espada. Aquel día Jehová dio una gran victoria, y se volvió
el pueblo en pos de él tan sólo para recoger el botín. Después
de éste fue Sama hijo de Age, ararita. Los filisteos se habían
reunido en Lehi, donde había un pequeño terreno lleno de
lentejas, y el pueblo había huido delante de los filisteos. El
entonces se paró en medio de aquel terreno y lo defendió, y
mató a los filisteos; y Jehová dio una gran victoria. Y tres de los
treinta jefes descendieron y vinieron en tiempo de la siega a
David en la cueva de Adulam; y el campamento de los filisteos
estaba en el valle de Refaim. David entonces estaba en el lugar
fuerte, y había en Belén una guarnición de los filisteos. Y David
dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo
de Belén que está junto a la puerta! Entonces los tres valientes
irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua
del pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la
trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó
para Jehová, diciendo: Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga
esto. ¿He de beber yo la sangre de los varones que fueron con
peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes
hicieron esto. Y Abisai hermano de Joab, hijo de Sarvia, fue el
principal de los treinta. Este alzó su lanza contra trescientos, a
quienes mató, y ganó renombre con los tres. Él era el más
renombrado de los treinta, y llegó a ser su jefe; mas no igualó a
los tres primeros. Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de un
varón esforzado, grande en proezas, de Cabseel. Este mató a
dos leones de Moab; y él mismo descendió y mató a un león en
medio de un foso cuando estaba nevando. También mató él a
un egipcio, hombre de gran estatura; y tenía el egipcio una lanza
en su mano, pero descendió contra él con un palo, y arrebató al
egipcio la lanza de la mano, y lo mató con su propia lanza. Esto
hizo Benaía hijo de Joiada, y ganó renombre con los tres
valientes. Fue renombrado entre los treinta, pero no igualó a los
tres primeros. Y lo puso David como jefe de su guardia personal.

78
LOS REZAGADOS

Pero, ¡¿Qué les pasó?! ¿Son los mismos amargados,


afligidos y endeudados? Si la Biblia no lo dijera, sería poco
creíble, pero si la Palabra de Dios lo dice, significa que es
verdad. La cueva de Adulam se convirtió en el centro de
mando de las fuerzas especiales del rey David.
Dodo, era tan valeroso que al luchar con tanta fuerza,
su mano quedó pegada a su espada. Sama protegió
increíblemente un campo de lentejas. Cuando todos los
demás huyeron, él se quedó a pelear. Si a mi casa entrara un
ladrón que busca sólo llevarse las lentejas, con todo gusto se
lo permitiré. Abisai, enfrentó y mató a trescientos hombres
con su lanza. Benaía mató a tres leones, y a uno en medio de
una nevada; enfrentó además a un egipcio gigante con un
palo, le quitó su lanza a su contrincante y lo mato con ésta.
Todos estos hombres fueron sencillamente impactantes.
Pero tres sobrepasaron a todos, tres de quien ni siquiera
sabemos quiénes eran de entre los treinta.
Según la narrativa bíblica anterior, el rey David no
pidió agua, no dio orden alguna respecto a su sed, sólo
exclamó su gran “antojo” por el «agua del pozo de Belén».
Cuando los tres valientes oyeron eso, no les importó que
dicho pozo estuviera rodeado por un ejército enemigo;
simple y sencillamente se lanzaron a la batalla por adquirir
el agua para su rey. Pudieron engañarlo, trayendo agua de
algún otro lugar, pero estos tres hombres eran tan osados
que no les importó nada con tal de complacer la nostálgica
petición de su rey. Llegar hasta el pozo de Belén, no fue cosa
fácil, no era cosa de simplemente pedir permiso para pasar
por en medio de los filisteos: fue lucha, habrá sido una
batalla sangrienta de tres hombres contra todo un ejército.
Llegar al pozo fue una osadía, pero ¡imagina tratar de
regresar, pero ahora con un cántaro con agua! Y para por si
esto fuera poco, cuando trajeron el agua a David, éste no la
quiso beber, porque era agua obtenida con el peligro de sus
propias vidas. Todos estos hombres se atrevían a afrontar

79
DE CAÑAS Y PÁBILOS

situaciones difíciles o peligrosas con valentía y entereza, eso


significa la palabra “osado”.

Y… ¿POR QUÉ LOS VALIENTES DE DAVID?

Más que por su osadía, estos hombres eran capaces de tomar


decisiones sin que se les pidiera, por eso Dios los usó tan
poderosamente. No llegaban y decían “¿en qué le puedo
ayudar?”, no preguntaban, no esperaban, simplemente
hacían lo que tenían que hacer y punto. En su condición
social rezagada, fueron capaces de buscar un líder y
seguirlo, respetarlo, honrarlo, obedecerlo y serle fieles hasta
la muerte.
Todos deberíamos seguir a Dios de esa manera. Pero
pastor Esaú: “Tengo tantos problemas” –dirás-; “tanta
aflicción, estoy amargado, endeudado”. No importa quién
eres, o cómo o dónde te encuentras en estos momentos, lo
que realmente importa es que seas capaz de pensar por ti
solo, de buscar un líder y seguirle con determinación y
osadía; que dejes de esperar ordenes, motivaciones, o
recompensas para hacer las cosas; que dejes de ver qué
hacen los demás y comportarte como ellos; que seas
diferente.
Estos hombres representan a todos aquellos que se
sienten invisibles3; que siente que pasan desapercibidos de
la sociedad; que no son los galanes o las populares de la
escuela; que no tiene grandes logros deportivos, culturales,
sociales o académicos; que no son elegidos para jugar en un
equipo, sino hasta lo último cuando no queda más opción;
que siente que nadie los ve y los toma en cuenta; que sienten
que nunca se casaran, se sientes feos, desechados,
despreciados, inútiles, rezagados. Pero precisamente, el
hecho de que la sociedad los rezague, muestra que son
diferentes.

3
Un eco de Miii-sión imposible.
80
LOS REZAGADOS

Si te has sentido así alguna manera, lee la historia de


los valientes de David y dime que no puedes; dime que no
puedes conquistar esas batallas que te aquejan; dime que no
puedes vencer a tus enemigos; dime que tu desesperación
no la puedes superar; dime que no encuentras salida, y mi
respuesta para ti es: ¡efectivamente, no puedes! por ese
simple y grandioso hecho de reconocer que no puedes, Dios
te ha escogido para mostrar en ti, y a través de ti, su gran
poder (Éx. 9:16).

81
DE CAÑAS Y PÁBILOS

82
6

EL RARO
JUAN EL BAUTISTA

Juan el Bautista es el más grande significado de la grandeza


humana. Nuestro Señor así lo dijo:

Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que


profeta… De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se
ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más
pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.
Mateo 11:9; 11.

Sin embargo era una persona de lo más rara que pudo


haber. ¿Puedes imaginar a un indigente, que no tiene hogar,
familia, que viste con pieles de animales y que sólo come
miel silvestre y langostas; que ni siquiera anda por las calles
de la ciudad, sino que vive y predica en el desierto?
Siempre me había preguntado el ¿por qué Juan
predicaba en el desierto? ¿A quién hay para predicarle en el
desierto? ¿Fue acaso porque el desierto simbolizaba la
sequedad espiritual de Israel? ¿O fue un simple
83
DE CAÑAS Y PÁBILOS

cumplimento de lo dicho por el profeta Isaías (Is. 40:3)?


¿Cómo se prepara el camino para Jehová en el desierto, en
la soledad?
Además, ¿por qué se vestía con pelo de camellos, si
ya había telas en aquel entonces? (Mt. 3:4) ¿Por qué una vida
tan rara? Pues veamos:

SU HISTORIA

Para comenzar con nuestro estudio de Juan el Bautista no


podemos pasar de largo su nacimiento. Juan fue el
cumplimiento de una promesa. Es más, hasta se convirtió en
tradición que los grandes hombres de Dios fueran nacidos
de mujeres estériles: Isaac, Jacob y Esaú, José, Sansón y
Samuel, todos fueron hijos de mujeres desesperadas por su
esterilidad. Todas estas mujeres esperaron en Dios,
clamaron, se angustiaron, sufrieron un dolor impregnado
por su sociedad. Todas ellas: Sara, Rebeca, Raquel, la esposa
de Manoa, Ana y ahora Elizabeth, son muestra de fe,
constancia y determinación.
Su padre, Zacarías, era de la orden de Abías (Lc. 1:5),
una «clase» de sacerdotes descendientes de Aarón y Eleazar,
que conformaron la octava división de los servidores del
Templo en el tiempo del rey David (1º Cr. 24:10). A Zacarías
le tocó la suerte de ofrecer el incienso en el respectivo altar
que estaba justo enfrente del lugar Santísimo, a Zacarías lo
único que lo separó de dicho lugar tan especial, fue un gran
velo (Lc. 1:8-9). Allí fue el primer anuncio preparatorio de la
llegada del Mesías, que increíblemente fue a un sacerdote.
Es bien sabido que los sacerdotes echaban suertes para
elegir quién sería acreedor de ese gran privilegio, pues al ser
tantos, la mayoría nunca servía en el templo de esa manera.
Y cuando Zacarías cumplía con su tarea, que fue la cúspide
de su carrera sacerdotal, el ángel Gabriel se le apareció para
anunciarle el nacimiento de su hijo.

84
EL RARO

A pesar de ser un fiel sacerdote, con excelente


testimonio, tanto él como su esposa, dudaron de la promesa
de Dios, a sabiendas de que Dios obró milagrosamente en
Abraham y Saraí (Gn. 18:11). Por eso el ángel lo reprendió
dejándolo mudo hasta que el niño nació (Lc. 1:57-66). El
ángel Gabriel dijo:

…Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer


Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y
tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su
nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá
vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre
de su madre. Lucas 1:13-15.

Juan demostró espiritualidad, aun antes de nacer,


pues la Biblia dice que saltó de emoción al oír el saludo de
María cuando visitaba a su madre (Lc. 1:41). Fue un nazareo
a Dios (Lc. 1:15), parecido a Sansón y Samuel, pero a
diferencia, Juan no fue mujeriego como Sansón (Jue. 16:1),
ni tuvo malos hijos como los de Samuel (1º Sa. 8:3).

SU SINGULARIDAD

El trabajo de Juan el Bautista era preparar el camino del


Señor, era prepararle a un pueblo bien dispuesto para
recibirle como Mesías; él nació para eso, ese fue el propósito
de Dios para su vida. Y vaya que lo cumplió de manera
singular y diferente de lo común.

Indigente en el desierto.

Desde joven, Juan se fue a vivir al desierto hasta que


comenzó a predicar, pero aun así seguía viviendo en el
desierto (Lc. 1:80; Mt. 11:7). Y fue en ese lugar desolado que
le llegó la Palabra de Dios (Lc. 3:2). La gente dejaba todas
sus preocupaciones para escuchar a aquel hombre que vivía
sin casa, sin familia, sin estabilidad económica. A ese
hombre que se alimentaba de lo que encontraba.
85
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Hasta ese momento, los predicadores que mantenían


al pueblo al tanto de las Escrituras, eran hombres
arrogantes, con largas vestiduras finas y muy honrados por
los hombres. Eran intelectuales fanfarrones, que
despreciaban y maldecían a todo aquél que no conociera la
ley como ellos (Jn. 7:49). El pueblo tenía ante él a un hombre
diferente que no buscaba los primeros lugares en la
sinagoga, es más, ni siquiera se acercaba a ellas para
predicarles a quienes asistían. Su ropa, su comida y su
condición social marginada demostraba que no quería fama,
honor o gloria humana, sino que su más grande deseo era
que el pueblo se arrepintiera de sus pecados (Mt. 3:2). Hasta
ese momento, los religiosos habían hecho muy difícil para el
pueblo acercarse al reino de Dios; este hombre no, al
contrario, predicaba el arrepentimiento debido a que el
reino de Dios se había acercado a ellos (Mt. 3:2).

Su personalidad.

Es interesante notar que Juan no hizo ni un solo milagro


durante su ministerio (Jn. 10:41). La Biblia dice del Señor
Jesucristo que la gente lo seguía por los milagros que hacía
(Jn 6:26). A Juan lo único que lo hacía atrayente a las
multitudes, que lo venían a escuchar predicar, era su
temperamento tan rudo, fuerte y radical.
La Biblia dice de él:

Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían


a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os
enseñó a huir de la ira venidera? Mateo 3:7.

El evangelio de Lucas nos dice que no solo se dirigía


así a los fariseos y saduceos, sino a toda la gente en general:

Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él:
¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira
venidera? Lucas 3:7.

86
EL RARO

Juan el Bautista nos demostró que no siempre se debe


ser amable. Pese a la tendencia moderna de los llamados
“cristianos” de la tolerancia religiosa, Juan nos enseñó que
la predicación dura, directa y confrontativa, no sólo es
necesaria, sino también eficaz. Era capaz de confrontar a
quien fuera necesario, él les decía la verdad de manera
directa, clara y concisa.
Era tan radical para predicar, que enfrentaba
directamente al gobernante de Galilea, a Herodes, y esto por
causa de su adulterio e incesto; osadía que le costó la vida y
la cabeza (Mt. 14:1-13).

Su parecido con el profeta Elías.

En las Santas Escrituras se había profetizado el regreso de


Elías al mundo (Mal. 4:5-6). Los judíos identificaron a Juan
el Bautista con Elías (Jn. 1:21). Aún el ángel Gabriel
identificó a Juan con el espíritu y el poder de Elías (Lc. 1:17).
Jesús mismo dijo que Juan fue Elías (Mt. 11:14; 17:11-13; Mr.
9:11-13). Estos pasajes no están hablando de reencarnación,
pues Cristo enfatizó que Elías aún tiene que venir a
restaurar todas las cosas, para que luego Jesús mismo
regrese al mundo, en su Segunda Venida. Así nuestro Señor
estaba reiterando la profecía de Malaquías, que hace pensar
y deducir a los teólogos que Elías, juntó con Moisés, serán
los dos testigos de Apocalipsis 11:3-14, que trabajarán juntos
poco antes de la Segunda Venida de Cristo.
Cuando la Biblia dice que Juan «irá delante de él con
el espíritu y el poder de Elías…» (Lc. 1:17), no se refiere a
una rencarnación, sino a una similitud de fervor, ánimo y
pasión, característicos del profeta Elías. Esta situación es
comprensible, pues Juan el Bautista, se asimilaba mucho al
profeta Elías, en carácter y temperamento (2º Re. 18:40); en
su vestimenta rústica (2º Re. 1:8); en su manera de ser tan
directa con los grandes de este mundo, y sobre todo, en su

87
DE CAÑAS Y PÁBILOS

acción de llevar al pueblo hacia Dios con un verdadero


arrepentimiento (2º Re. 18:21).

¿EL MESÍAS?

La profecía de las setenta semanas era muy bien conocida


por los judíos (Da. 9:24-27). Además, el testimonio de los
magos del oriente había turbado a toda Jerusalén (Mt. 2:3),
acerca de la inminente llegada de su Mesías. Era natural que
al salir a la escena, Juan el Bautista encajó perfectamente en
el estereotipo de los judíos sobre su mesías.
Es posible que al principio los fariseos y saduceos
vieron en Juan a un posible salvador de la cautividad
romana. Tal vez por eso venían a ser bautizados por él (Mt.
3:7). Habrán pensado: “en cualquier momento, este hombre
tan sagaz, osado, fuerte, rudo y valiente, convocara a todo
Israel para levantarnos en contra de Roma”. Pero era obvio
que ni los saduceos ni muchos de sus seguidores,
escuchaban su mensaje preparatorio sobre el Mesías, porque
años después fueron ellos mismos quienes crucificaron a
Jesús. Al parecer, esa fue la razón por la que Juan les decía
que hicieran frutos dignos de arrepentimiento (Mt. 3:8).
Porque ellos escuchaban su predicación y eran bautizados
por él, pero cuando éste señaló al verdadero Mesías, no
todos le creyeron (Jn. 1:15; 29; 36). Juan, abiertamente
reconoció que él no era el Mesías (Jn. 1:20). Señaló
directamente a Jesús y cuando le bautizó escuchó la
confirmación directa desde el cielo por parte de Dios el
Padre (Mt. 3:16-17).
Aun así, cuando el momento de la prueba llegó, Juan
dudó y tuvo que mandar a sus discípulos a Jesús para
preguntarle: «¿Eres tú aquel que había de venir o esperamos
a otro?» (Mt. 11:3). Juan había predicado acerca del Mesías,
le había dicho al pueblo que éste estaba sólo poco atrás de
él; que ya estaba listo para la siega, que los bautizaría con el
Espíritu Santo y que venía con juicio y fuego que nunca se
88
EL RARO

apagaría, para desechar lo que no servía (Mt. 3:11-12). En


lugar de esto, Jesús no estaba condenando a nadie; estaba
sanando enfermos, resucitando muertos, ayudando a los
necesitados y alimentando a los pobres. Predicaba sobre la
misericordia y el amor de Dios. No se veía el hacha en su
mano, de la que hablaba Juan en sentido espiritual (Mt.
3:10). Juan, con todo el gran hombre que fue, era un israelita
que comúnmente esperaba la liberación de su pueblo y el
establecimiento del orden mundial a través del Mesías. Eso
era algo natural en la mente de todo judío de la época. Aun
antes de regresar al cielo, los discípulos no quisieron
quedarse con la duda y le preguntaron a Jesús si restauraría
«el reino a Israel» en ese tiempo (Hch. 1:6). Pero Jesús no
estaba liberando a Israel y estableciendo su reino en la tierra,
eso lo hará en su Segunda Venida. Jesús se encontraba en
Galilea, no en Judea, lejos de la capital, se encontraba en
medio de los marginados y de la gente común; los líderes
religiosos de Israel simplemente lo odiaban. Y fue entonces
que el profeta tambaleó y así fue como mandó a sus
discípulos para, abiertamente, preguntarle a Jesús, si…
“¿siempre sí?”
La respuesta de Jesús no fue una reprimenda por
dudar, simplemente le dijo que sus obras eran las que daban
testimonio de Él. No le mandó a decir: “¿Por qué haces esas
preguntas sin sentido? ¿No fuiste tú el que dio testimonio
de mí? ¿No eres aquel que me preparó el camino?” No.
Nuestro Señor mostró que no es malo tener dudas y hacer
preguntas, que es mejor vencer la pena de preguntar que
quedarse con la ignorancia. Jesús comprendió la duda de
Juan, era obvio que en esa prisión fría y solitaria, el corazón
de su siervo desfallecía, encerrar a alguien que ha sido tan
libre fue algo complicado para él. Y sobre todo la duda por
su idiosincrasia natural judía lo llevó a pensar así. En ese
momento, cuando sus discípulos volvían a él con la
respuesta de Jesús, Cristo expresó unas maravillosas
palabras que hacen a Juan un hombre diferente.
89
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Y… ¿POR QUÉ JUAN?

Juan se apartó de la sociedad para vivir de una manera muy


rara (Lc. 1:80). Él no siguió los protocolos evangelísticos
actuales. No se mudó a la ciudad más grande de Israel: ¡se
fue a vivir al desierto! No hay nada a qué predicarle en el
desierto. Para que la gente pudiera escuchar la predicación
de Juan el Bautista tenían que dejar sus ocupaciones, sus
quehaceres y sus trabajos, tenían que dejar todo para
escuchar al Bautista.
Por cuatrocientos años, no hubo en Israel predicación
de parte de un profeta de Dios. Existieron libertadores del
pueblo como los macabeos, pero desde la muerte del profeta
Malaquías, no hubo ni un solo profeta que dirigiera al
pueblo en exhortación divina. Por eso, el desierto de Judea
era una perfecta alegoría de la condición de sequedad
espiritual de Israel. Y fue allí, en medio del desierto
espiritual de Israel, en medio del desierto físico de Israel que
Juan comenzó su ministerio, que fue muy bien recibido por
el pueblo.
Pero no fue ni su personalidad, ni su carácter, ni su
ministerio, que realmente fue relativamente corto, lo que lo
hizo diferente. Sino fue la efectividad de su vida
rudimentaria la que lo hizo grande. Fue vivir en el desierto,
fue comer miel silvestre y langostas, fue vestir con túnicas
de pelo de camello y un cinto de cuero lo que lo hizo parecer
un indigente, pero un gran siervo de Dios. Para llevar y
adoptar una vida tan rara, es necesario tener el suficiente
carácter y valor moral. A Juan no se preocupaba por lo que
la gente pensaba de él, ni por cómo lo veía la sociedad. No
se preocupaba por su apariencia física. Si viviera hoy en día
no estaría preocupado por el último iPhone que salió a la
venta, o por el nuevo estilo de traje y corbata, o por cómo
luce su coche o su casa. El entendió lo que es realmente
importante: «el reino de Dios y su justicia» (Mt. 6:33).

90
EL RARO

Hay muchos jóvenes y señoritas que tienen mucho


potencial para servir a Dios, pero están demasiado
preocupados por cómo se ven, o por el qué dirán, o por el
novio o la novia. Dios simple y sencillamente no les puede
usar así. Eso es exactamente lo que Jesús expresó de Juan,
Cristo dijo:

…¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el


viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de
vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras
delicadas, en las casas de los reyes están. Pero ¿qué salisteis
a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Porque
éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero
delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. De
cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado
otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el
reino de los cielos, mayor es que él. Desde los días de Juan el
Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los
violentos lo arrebatan. Porque todos los profetas y la ley
profetizaron hasta Juan. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías
que había de venir. El que tiene oídos para oír, oiga. Mas ¿a
qué compararé esta generación? Es semejante a los
muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus
compañeros, diciendo: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os
endechamos, y no lamentasteis. Porque vino Juan, que ni
comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene. Vino el Hijo del Hombre,
que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y
bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la
sabiduría es justificada por sus hijos. Mateo 11:7-19.

Dios no te va a usar por tus talentos o habilidades, lo


va a hacer por cómo respondes al desánimo. Si huyes en vez
de preguntar, si prefieres tu comodidad sobre la salvación
de las almas perdidas, si prefieres criticar a quien hace algo
mientras tú estás sentado haciendo nada, ten por seguro que
Dios no te usará.
Juan el Bautista entendió que la abnegación y la
austeridad son el mejor atajo al poder de Dios. Hoy en día
cuando la gente piensa en los pastores normalmente se les
ve como empresarios o como grandes líderes o como
personas en puestos de autoridad. Por otro lado cuando la
91
DE CAÑAS Y PÁBILOS

gente piensa en monjes tibetanos tienden a pensar en


hombres separados de la sociedad, que no buscan lo
material y que se han despojado de deseos carnales.
En este oficio, labor, empresa, etc., que se llama el
reino de Dios, se aceptan raros, pero no se aceptan flojos,
delicados, afeminados o “rajones”. A la gente nunca le darás
gusto, te criticarán si lo haces de una manera o de otra, pero
debes hacer lo que debes hacer aunque eso te convierta en
un raro, porque ser raro es ser diferente.

92
7

LOS PELEONEROS
LOS DISCIPULOS DE JESÚS

Los discípulos de Jesucristo son el más grande ejemplo de


que Dios escoge a lo vil y lo menospreciado del mundo para
avergonzar a lo sabio y a los entendidos (1ª Co. 1:26-31). Son
el claro ejemplo del poder reciclador y transformador de
nuestro Dios. Honestamente yo no hubiese escogido a los
que Jesús seleccionó para ser sus discípulos, y creo que
ningún colegio bíblico los consideraría aptos para un
ministerio tan importante. Estos hombres tenían
personalidades tan variadas que iban desde lo excéntrico
hasta lo introvertido. Tenían pasados tan vergonzosos para
su época, que iba desde un vil publicano hasta un político
extremista. No tenían grandes títulos humanos, tenían
ocupaciones y labores sencillas, en su mayoría eran
pescadores sin estudios avanzados.
Pero había algo especial en ellos que los hacía
diferentes de la mayoría de sus conciudadanos, que en este
capítulo desarrollaré lo mejor que pueda.
93
DE CAÑAS Y PÁBILOS

SUS TRASFONDOS.

Jesús nació en Belén, la ciudad de David, pero siempre fue


reconocido como Jesús de Nazaret, pues vivía allí con su
familia. Y Él escogió en su mayoría a hombres de la misma
provincia donde se encontraba Nazaret, es decir: Galilea. La
mayoría de sus discípulos eran de esta misma provincia,
excepto Mateo y Judas Iscariote.
En aquellos años existía un dicho que decía: “Si
alguien quiere enriquecerse, que vaya al norte; si desea
adquirir sabiduría, que venga al Sur.” Galilea era la
provincia Romana (debido a la conquista) que se situaba en
un lugar estratégico para el transporte del comercio entre
toda Siria y el mar Mediterráneo, conectando así a Roma con
todo su imperio oriental. La provincia del sur, Judea, era
donde se encontraba la élite religiosa, las escuelas de
excelencia rabínica, y el templo, que era el pináculo de la
religión judía. Galilea, era un lugar hermoso, de diversos
climas y amplios paisajes, pero alejada de la sabiduría
ortodoxa judía. Judea era desierta y sin atractivos visuales,
excepto los jardines de Jericó y la nieve del altísimo monte
Hermón, pero contenía en sus lugares las más amplias
historias y tradiciones patriarcales y de los reyes de Israel.
Estas dos provincias se hallaban separadas por el grano en
el mapa judío: Samaria. Para los judíos, los galileos eran
corrientes, vulgares, sin letras y conocimiento de la ley, en
pocas palabras, los maldecían. Y cuando Jesús se levantó
predicando, pocos, como Nicodemo, de la élite religiosa
creyeron el Él. Y para colmo, Él escogió a su grupo de
discípulos de allí, de Galilea.
Es bien sabido que los negocios en Galilea
fructificaban con facilidad por lo anterior mencionado. Eso
podría explicar la razón de la mención continua del padre
de Jacobo y Juan: Zebedeo. Éste tenía la capacidad financiera
de contratar jornaleros para trabajar en la pesca (Mr. 1:20).
Era alguien muy bien remunerado y con cierta fama en
94
LOS PELEONEROS

Galilea, tal vez por eso a sus dos hijos se les identifica
siempre con él. Pedro y su hermano Andrés, Jacobo y Juan,
Felipe, Natanael y posiblemente Tomás eran de la misma
aldea llamada Betania. Una aldea próspera de pescadores
vulgares sin estudios académicos o religiosos.
Mateo era un publicano, y fue llamado en
Capernaúm. Después de recibir dicha gracia de parte de
Dios, organizó todo un banquete para Jesús, al cual invitó a
sus amigos, cercanos y conocidos: más publicanos y
pecadores de lo peor de Israel (Mt. 9:9-15). El trasfondo de
Mateo quizá sea el más escandaloso entre los discípulos. Los
publicanos eran traidores de la patria judía y eran
etiquetados junto con los gentiles (que no conocían a Dios),
y con las rameras (Mt. 18:17; 21:31). El asunto de su
desprecio social era por dos causas: Uno: del tributo a Roma,
al Cesar. La pregunta que le hicieron a Jesús de «¿Es lícito
dar tributo a Cesar, o no?» era una pregunta dolorosa para
toda la nación, pues comparado con la ofrenda al Templo de
Dios, los tributos a Cesar consumían la riqueza judía para
mantener el dominio militar de Roma. Muchos judíos
habían muerto poco tiempo antes de que Cristo naciera, al
ver los censos y tributos romanos como una blasfemia a
Dios. De esas rebeliones surgieron los Zelotes, que eran
extremistas anti-romanos que trataban de estropear lo que
pudieran de la conquista, con actos, literalmente terroristas.
La palabra “sicario” viene desde esta época y cultura, así se
le conocía a los Zelotes. Dos: los publicanos se aprovechaban
de los impuestos y tributos a Roma para enriquecerse. Se
sabe que existían dos tipos de publicanos, los menores,
como Mateo, que se sentaban en banquillos y mesas para
recolectar los impuestos, y los mayores que recolectaban
todo lo cobrado por los menores y lo entregan a oficinas
centrales de cada provincia; este es el caso de Zaqueo, cuya
oficina de hacienda romana se encontraba en Jericó. Estos
últimos eran los que más se enriquecían y eran los más
odiados en su sociedad (Lc. 19:1-10).
95
DE CAÑAS Y PÁBILOS

De lo anterior, podemos nombrar a otro discípulo


conocido como «Simón llamado Zelote» (Lc. 6:15). De él la
Biblia no nos dice nada, sólo que fue un Zelote (Hch. 1:13).
Es interesante, Lucas es el único que menciona ese apelativo
de este Simón, tanto en su evangelio como en su libro de
Hechos de los Apóstoles. Lucas era un historiador nato (Lc.
1:1-4), por lo tanto conocía la historia que el gran historiador
Josefo nos describe en sus libros sobre antigüedades y las
guerras de los judíos. Josefo nos ilustra respecto al apelativo
“Zelote”. Nos dice que eran un partido político, extremista
y pseudorreligioso que se sentían inconformes e insultados
con la conquista romana de su país, y que lucharon para
liberar a su nación. Muchos teólogos creen que dicha
rebelión de los Zelotes es la mencionada por Gamaliel en
Hechos 5:37, donde se especifica que Judas, de Galilea, se
levantó en armas en el tiempo del censo. Josefo el
historiador y la mayoría de los teólogos afirman que dicha
rebelión se vio motivada por aquel censo, que para los
judíos religiosos era un pecado aún más grave que el del rey
David, debido a su injerencia política romana y sus fines
lucrativos con el pueblo de Dios. Y aunque todos los Zelotes
fueron dispersados se las arreglaron para regresar
fuertemente en la invasión de Jerusalén en el año 70 d.C. Los
Zelotes consideraran traidores a los judíos que se entregaron
a Roma para evitar el genocidio. Ellos mismos, los Zelotes,
cometieron la matanza de miles de judíos en la destrucción
del templo. Podemos notar lo incómodo que habrá sido
para el grupo tener a un traidor de la patria y a un hombre
tan celoso de ella que odiaba y mataba romanos y judíos
fieles a Roma. Mateo y Simón eran las dos caras políticas de
Israel.
SUS DIVERSAS PERSONALIDADES.

No creo que exista un grupo tan diverso y tan poco


homogéneo de personalidades en ningún otro lugar de la
Escritura.
96
LOS PELEONEROS

Pedro, por ejemplo, era tan impetuoso al hablar, que


se enfrentó en una batalla campal contra el propio Jesucristo
y contra la mismísima presciencia de Dios. La Biblia nos
dice:
Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los
Olivos. Entonces Jesús les dijo: Todos os escandalizaréis de mí
esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas
serán dispersadas. Pero después que haya resucitado, iré
delante de vosotros a Galilea. Entonces Pedro le dijo: Aunque
todos se escandalicen, yo no. Y le dijo Jesús: De cierto te digo
que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos
veces, me negarás tres veces. Mas él con mayor insistencia
decía: Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré.
También todos decían lo mismo. Marcos 15:26-31.

Éste sólo es un incidente de los catorce que los


evangelios registran, en el que Pedro habla sin habérsele
pedido, y en el que el Señor Jesús lo reprende. Él está
tratando de discutir con el que todo lo sabe. Jesucristo no
preguntó ¿quién estaría con él o quién no lo abandonaría?
Simple y sencillamente declaró lo que ya estaba escrito, lo
que Él ya sabía de antemano que sucedería. Tenemos que
aceptar que Pedro tenía todo el carácter de un líder innato.
Pero constantemente, debido a su ímpetu de hablar primero,
su manera de expresarse era inapropiada. Pedro siempre
decía lo que pensaba, sin medir las consecuencias de sus
dichos (Lc. 5:5). Constantemente era el primero en
responder (Jn. 6:67). Era imprudente (Mt. 17:4). En una
ocasión, Jesús exaltó la inspiración divina de Pedro y luego
lo llamó Satanás en una misma charla (Mt. 16:17-23).
Por otro lado, tenemos al hermano de Pedro, Andrés
cuya vida quedó oculta bajo la continua personalidad
excéntrica de su hermano mayor.
La Escritura nos cuenta que había otro par de
hermanos entre los doce, que eran parte del círculo íntimo
de nuestro Señor. Estoy hablando de Jacobo y Juan, hijos de
Zebedeo, de quien se nos relata dos incidentes interesantes:

97
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron


en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. Mas
no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén.
Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor,
¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como
hizo Elías, y los consuma? Entonces volviéndose él, los
reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois;
porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas
de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.
Lucas 9:52-56.

Esto nos demuestra mucho del carácter de los hijos


de Zebedeo. Para empezar, no quisiera hacer todo un perfil
sicológico de estos versículos, pero es importante mencionar
que estos hombres eran pescadores, hombres habituados a
una vida dura y difícil (Mt. 4:21). Por lo tanto eran
impulsivos, al igual que Pedro, y al ver que no querían
recibir a su Señor en una aldea samaritana, quisieron
destruirla de inmediato. Es muy posible que la motivación
principal de estos dos, no solo fue la negación de un
aposento para Jesús, sino la disputa religiosa y política que
había entre ellos que eran judíos y los samaritanos (Jn. 4:9).
Los judíos despreciaban en gran manera a los samaritanos
por ser una mezcla de israelitas con otras naciones. Los
samaritanos literalmente eran mestizos, y los judíos eran,
literalmente, racistas, como en su mayoría hasta ahora. Para
cruzar de la provincia de Galilea a la de Judea se tenía que
pasar por Samaria, pero los judíos preferían rodearla por
muchos kilómetros circundantes, y exponerse a los ladrones
y peligros variados antes de acercarse a los samaritanos.
Ese es normalmente el temperamento de personas
que son líderes potenciales. Normalmente los líderes tienen
problemas con la ira, la cólera y el mal carácter. Por eso se
ganaron el apelativo o el apellido, como lo dice la Biblia, de
Boanerges o “Hijos del trueno” (Mr. 3:17).
Luego de estos cuatro discípulos más cercanos a
Jesús, la Biblia enumera en la lista a Felipe, de quien se nos
dice:

98
LOS PELEONEROS

Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran
multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que
coman éstos? Pero esto decía para probarle; porque él sabía
lo que había de hacer. Felipe le respondió: Doscientos denarios
de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un
poco. Juan 6:5-7.

Es importante notar que Jesús le formuló la pregunta


a Felipe «para probarle», no dice “para probarles”. Nuestro
Señor Jesucristo con toda la intención se está dirigiendo a un
solo hombre. Este mismo Felipe es a quien le debemos que
Jesús haya declarado la grandiosa afirmación de su deidad:

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie


viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi
Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús
le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has
conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre;
¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? Juan 14:6-9.

Gracias a su pregunta, aunque fuera de lugar, Jesús


explicó su deidad como Dios mismo, fuera de cualquier
duda.
En la primera pregunta, que Jesús le hizo, sobre la
alimentación de los cinco mil, Felipe respondió
inmediatamente y sin vacilación; él ya había calculado un
costo aproximado para alimentar a tanta gente, conocía el
dinero que había en las ofrendas de Jesús, que por cierto era
Judas quien las administraba (Jn. 13:29). Claramente, en la
pregunta que le hace a Jesús en Juan 14, se ve la naturaleza
calculadora y analítica de Felipe. Era un hombre
“pensativo” que se dejaba guiar por lo que sabía, por lo que
veía y por la lógica. Cuando estas situaciones le fallaron,
cuando no sabía qué decía el protocolo, cuando la
experiencia y la razón no le ayudaron, buscó la ayuda de
Andrés:
Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en
la fiesta. Éstos, pues, se acercaron a Felipe, que era de
Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos
99
DE CAÑAS Y PÁBILOS

ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y


Felipe se lo dijeron a Jesús. Juan 12:20-22.

En esta singular escena, un par de gentiles querían


ver a Jesús. Tal vez Felipe recordó que el Señor les mandó a
no ir a predicar por camino de gentiles o aldeas de
samaritanos, sino sólo «a las ovejas perdidas de Israel» (Mt.
10:5-6). Y con eso en mente, al presentarse unos griegos,
Felipe no sabía qué hacer y Andrés salió en su ayuda.
Otro discípulo singular en el grupo de Jesús fue
Tomás, mundialmente conocido como el incrédulo. El
incidente por el cual es llamado así, lo consideraré en la
siguiente parte, por ahora me quedaré con otro suceso, en el
que intervino Tomás, que llamó mi atención:

Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos:


Vamos también nosotros, para que muramos con él.
Juan 11:16.

El contexto de este versículo es el siguiente: Jesús


había salido de Jerusalén por la hostilidad de los
gobernantes religiosos de Israel. Se había pasado «del otro
lado del Jordán» (Jn. 10:40) y allí muchos se convertían.
Todo iba bien, el ministerio de Jesús se encontraba en un
apogeo maravilloso, pero entonces enfermó Lázaro, un
amigo, junto con su familia, muy íntimo de Jesús. Sus
hermanas mandaron a llamar a Jesús, pero Él esperó dos
días y luego se preparó para partir a Betania, la aldea de
Lázaro. Esto suscitó un temor claro en sus discípulos pues,
Betania estaba muy cerca de Jerusalén, en la provincia de
Judea, donde querían apedrear a Jesús. El Señor les explicó
que temer a los judíos es vivir en oscuridad, y que Él no anda
en oscuridad. Podría decir que la afirmación era obvia: Jesús
era el Mesías, el Mesías no moriría apedreado, estaba
profetizado que moriría crucificado, es más, Él ya lo había
anunciado así. El temor de los discípulos no solo los metía
en la oscuridad, la oscuridad como tal era su ignorancia y su
100
LOS PELEONEROS

apatía frente a las promesas de Dios. Y es en ese momento


que Tomás habló y por primera vez se registró su
participación en un evangelio. Jesús estaba anunciando la
futura, cercana y gloriosa resurrección de Lázaro; Jesús iría
para levantarle de los muertos y la única expectativa de
Tomás, era simplemente, «Vamos… para que muramos con
él.» Esto claramente muestra el pesimismo de Tomás. Él era
un hombre que todo lo veía oscuro, que siempre prestaba
atención al lado negativo de las cosas.

SUS DIVERSAS DEBILIDADES.

Estos hombres eran singulares en diversos aspectos, pero si


en algo eran parecidos era en sus debilidades espirituales.
Pedro, por ejemplo, era torpe en sus comentarios (Mt.
6:22-23). Juan y Jacobo trajeron a su madre para que
intercediera por ellos para ganarles la preminencia en el
reino de Dios (Mt. 20:20). Cuando Felipe fue llamado por
Jesús al ministerio, éste corrió a compartir las buenas nuevas
del Mesías, Jesús de Nazaret, con su buen amigo Natanael y
la respuesta de Bartolomé, Natanael era llamado así, fue:
«¿De Nazaret puede salir algo bueno?» (Jn. 1:46). Es obvio
que era un prejuicioso injustificado, él era de Betania, de
Galilea, de donde también era Nazaret. Eso es tan absurdo,
como si yo preguntara: “¿de Guerrero o Chiapas puede salir
algo bueno?” Si yo soy de Oaxaca que está justo en medio
de esos estados.
En una ocasión ordinaria, me encontraba viajando a
la ciudad de Oaxaca, tomé la Biblia para leer unos
momentos y Dios llamó mi atención al capítulo catorce del
evangelio de Juan, donde tres de los discípulos se atrevieron
a interrumpir a Jesús con preguntas tan nimias, que sólo
ellos podrían formular de esa manera. Lo curioso es, que las
tres respuestas de Jesús nos dieron increíbles verdades,
incluso allí fue donde Jesús dijo que Él era el camino, la
verdad y la vida y que nadie iría al Padre sino era por Él:
101
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré


a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás:
Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber
el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;
nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a
mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis
visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.
Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no
me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al
Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees
que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo
os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre
que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el
Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las
mismas obras... El que tiene mis mandamientos, y los guarda,
ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi
Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no
el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros,
y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi
palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y
haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis
palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre
que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará
en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará
todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no
os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni
tenga miedo. Juan 14:3-11; 21-27.

En estos versículos leemos sobre la deidad de Cristo,


de su igualdad con el Padre, del camino al cielo y nuestra
morada en él, de la promesa del Espíritu Santo y su
cohabitación con el creyente. Jesús nos dio tanta teología en
tan pocos versículos y fue gracias a las cuestiones
infundamentadas de sus discípulos. ¿Por qué las tacho de
no tener fundamento? déjame explicarme: ¿Tomás no sabía
a donde iba Jesús? ¿No sabía que un día él también estaría
en el cielo con Cristo? ¿Había “Testigos de Jehová” que
confundieran su entendimiento del destino de los salvos?
Jesús fue claro: «si así no fuera, yo os lo hubiera dicho».
¿Acaso Felipe no sabía de la deidad de Cristo, aún no sabía
que Él era Dios? La pregunta de Felipe se podría parodiar
102
LOS PELEONEROS

de la siguiente manera: Entra en un salón de clases, de


alguna escuela del más alto nivel, y dile al profesor:
“aprenderé hasta que venga un verdadero maestro”. La
pregunta de Judas Tadeo también está fuera de lugar, pues
desde los versículos quince al veintiuno, Jesús explicó la
naturaleza divina del Espíritu Santo y su poder. Y pareciera
que Judas no había escuchado ni una sola palabra dicha por
Jesús, pues la respuesta del Señor reitera su enseñanza
previa: «y vendremos a él, y haremos morada con él». Jesús
está afirmando que Él y el Padre, son al mismo tiempo el
Espíritu Santo. Y que conste que no existían “Testigos de
Jehová” por aquel entonces.
Sobre todas estas debilidades personales, que los
datos Escriturales me permitieron reconocer, existen tres
debilidades muy claras en ellos y muy marcadas por el
propio Señor Jesucristo:
1. En muchas ocasiones Jesús reconoció y señaló su
poca fe (Mt. 6:30; 8:26; 14:31; 16:8; 17:20; Lc. 12:28);
esto hacía que carecieran de poder divino (Mt. 17:20).
2. Literalmente los llamaba “ignorantes” (Mr. 7:17-18;
8:17).
3. Batalló mucho con su falta de humildad (Mr. 9:33-37);
esto se reflejó en su falta de compromiso (Mt. 26:56).
De estas tres, me pareció que la más desastrosa es la
tercera. En un autobús sentado rumbo a Oaxaca leí las
siguientes palabras, que me dejaron pensando en el ¿por qué
los discípulos actuaban así?:

Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante, y


ellos se asombraron, y le seguían con miedo. Entonces
volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las
cosas que le habían de acontecer: He aquí subimos a
Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales
sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le
entregarán a los gentiles; y le escarnecerán, le azotarán, y
escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará.
Marcos 10:32-34.

103
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Los versículos anteriores nos cuentan que Jesús


respondió a Pedro, respecto a las recompensas que ellos
tendrían por haber aceptado el llamado de Dios. Ahora, es
imposible no notar su miedo y su asombro. Jesús los tomó
aparte y les reiteró la profecía sobre su muerte que estaba a
poco tiempo de suceder. Jesús estaba hablando de cosas
serias e importantes, de un asunto trascendental que
salvaría millones de almas en toda la historia de la
humanidad. Y cual fue la respuesta de los discípulos ante tal
situación y declaración:

Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron,


diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que
pidiéremos. Él les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le
dijeron:… Marcos 10:35-36.

“Concédenos que ganemos miles de almas para ti.


Concédenos ser usados grandemente por Dios. Danos la
gracia de conocerte más de cerca.” No, esas hubieran sido
las peticiones correctas, pero ¿qué pidieron?:

Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha,


y el otro a tu izquierda. Juan 10:36-37.

Otra cosa que noté en los evangelios, era la continua


mención y énfasis de los evangelistas en no ocultar la
incredulidad de los discípulos sobre la resurrección de
Jesús:
Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y
las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los
apóstoles. Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas,
y no las creían. Lucas 24:10-11.

Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día


de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de
quien había echado siete demonios. Yendo ella, lo hizo saber a
los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando.
Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por ella,
no lo creyeron. Pero después apareció en otra forma a dos de
ellos que iban de camino, yendo al campo. Ellos fueron y lo

104
LOS PELEONEROS

hicieron saber a los otros; y ni aun a ellos creyeron. Finalmente


se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la
mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón,
porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.
Marcos 16:9-14.

Y cómo no comprender dicha incredulidad, pues


aunque Jesús había hablado continuamente de su muerte,
sepultura y resurrección, al parecer a ellos lo único que les
importaba era quién era “el mero mero”. Sería importante
mencionar que los fariseos sí se acordaron de las palabras
de Jesús acerca de su resurrección, por eso pidieron a Pilato
que mandara a cuidar el sepulcro de manera especial. Ellos
estaban más a la expectativa de la resurrección de Jesús que
sus propios discípulos. (Mt. 27:62-66). A Tomás se le tuvo
que presentar una petición de meter sus dedos en las heridas
de las manos de Jesús y su mano en la de su costado, para
poder creer (Jn. 20:24-29).
Sin lugar a duda podría decir que su falta de
humildad, su falta de fe y su falta de inteligencia, se
engloban en la característica más grande de todos: eran
totalmente una bola de peleoneros.
En Mateo 18 comenzaron las peleas entre ellos, e
involucraron a Jesús con una cuestión: «¿Quién es el mayor
en el reino de los cielos?» Jesús contestó con una hermosa
expresión sobre la humildad usando a un pequeño niño
(vrs. 1-6). En camino a Capernaúm, los discípulos discutían,
de nueva cuenta, sobre el mismo asunto, Jesús tuvo que
intervenir y volver a usar la ilustración del niño (Mr. 9:33-
37). Lucas registra el mismo incidente, aunque con ciertas
especificaciones, añade algo interesante: «Haced que os
penetren bien en los oídos estas palabras» (Lc. 9:44). Jesús
les estaba hablando de su muerte y resurrección, después se
movieron del lugar donde están para ir a Capernaúm, y es
allí donde Jesús los cuestionó. En Lucas 22:24-27 se
menciona otra disputa (vr. 24) entre los discípulos sobre el
mismo tema. Los comentaristas, y hablo principalmente de
105
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Scofield, sitúan esta discusión con la de Mateo 20:20-28, Mr.


10:35-45 y con Juan 13:1-17. Marcos dice que Jacobo y Juan
le piden a Jesús ser los “meros-meros”. Mateo es más
específico y dice que su madre vino a pedírselo a Jesús. Y
como Lucas menciona una alegoría del que sirve en la mesa
(Lc. 22:27), los estudiosos acomodan este incidente en la
última cena de Jesús con sus discípulos, descrita en el
evangelio de Juan.
Al igual que Juan el Bautista, y la mayoría de los
judíos en aquellos años, los discípulos demostraban que
ellos también esperaban que Jesús impusiera su reino
milenial en su primera venida. Esto demostraba su fracaso
en entender las enseñanzas de Jesús y el principal motivo de
su primera venida como Mesías. Ellos siempre tuvieron su
mirada en la espera del establecimiento del reino de Cristo
(Mt. 18:1). Aun después de ver al Maestro resucitado,
seguían preguntando cuando establecería su reino (Hch.
1:6). El Señor fue claro y tajante con el propósito de su
encarnación, pero la autoridad y el dominio eran
ambiciones carnales que podían mitigar sus enseñanzas en
la mente de sus más fieles seguidores.
Bueno, la pregunta obligada es:

Y… ¿POR QUÉ LOS DISCÍPULOS?

Pese a todo lo anterior, que muchos considerarían una


crítica sínica y burlesca hacia los siervos de Dios, todo tiene
una intención. La misma que la Palabra de Dios tiene una
intención al dejar al descubierto todas esas fallas y
debilidades.
¿Por qué Natanael respondió a Felipe de esta
manera?: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?» (Jn. 1:46).
Porque obviamente estudiaba la Palabra de Dios, Felipe no
le aclaró que Jesús había nacido en Belén. Porque a pesar de
su oficio pescador, a pesar de no haber recibido una amplia
o buena educación rabínica, tanto Natanael como Felipe
106
LOS PELEONEROS

conocían la ley de Moisés, conocían las profecías mesiánicas


del Antiguo Testamento. Cuando Felipe lo encontró y lo
trajo a Jesús, el Señor alagó la vida veraz de Natanael. Él se
encontraba debajo de una higuera, se cree que estaba allí
porque era un buen lugar para estudiar y meditar en la
Palabra de Dios (Jn. 1:48). Por cierto, esta es una cualidad
única que hizo a los discípulos diferentes de todos sus
conciudadanos, que los hizo diferentes de la clase alta, de la
clase estudiada y de la clase religiosa de todo Israel. Ellos
estaban esperando al Mesías con un corazón sincero y con
brazos abiertos, dispuestos a dejarlo todo por seguir a aquel
de quien habían leído en las Escrituras. Sí, algunos eran
pobres, otros incultos e iletrados, tal vez Pedro no sabía leer
ni escribir, se dice que todos sus escritos se los escribió
Marcos a quien él le dictó, pero sabían que la Biblia prometía
a un Mesías y lo esperaba con ansias. Tal vez Pedro nunca
lo leyó, tal vez sólo lo escuchó, pero creyó y eso lo hizo
diferente. Por eso Jesús no buscó a los eruditos, porque ellos
sólo creían en lo que sus protocolos idiosincráticos les
permitían creer. Estos pescadores estaban en busca de la
verdad, en busca de salvación.
El apóstol Juan escribe que Andrés ya era discípulo
de Juan el Bautista cuando éste señaló a Jesús como «el
Cordero de Dios». Andrés buscó a su hermano Pedro y lo
trajo a Jesús (Jn. 1:35-42). Lo mismo pasó con Felipe y
Natanael (43-51). Se cree que el otro discípulo que
acompañaba a Andrés era Juan. Según el relato, ellos
pasaron una noche con Cristo. Pedro y Natanael fueron
presentados a Cristo, Felipe fue llamado y luego todos
volvieron a sus respectivos oficios hasta que Jesús los llamó
al ministerio de tiempo completo en Mateo 4:18-22. Pero
Mateo es más conciso de lo cual Lucas nos da una mejor
descripción de lo sucedido en Lucas 5:1-11. Todos estaban
esperando a su Mesías, pues desde la predicación de Juan el
Bautista lo demostraron así.

107
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Además de eso podemos notar que no sólo esperaban


a su Mesías, también eran capaces de compartirlo con otros.
De Andrés por ejemplo, la Biblia no dice mucho, a
comparación con su hermano Pedro, Andrés pasa
desapercibido, pero piensa en esto ¿Quién presentó a Pedro
con Cristo? fue Andrés. Cuando la Biblia lo menciona
siempre está trayendo a alguien a Jesús, presentándole a
uno o a dos. Andrés es el responsable de los peces y panes
que aquel niño traía en sus manos, con los que Jesús
alimentó a miles (Jn. 6:8-9). Andrés fue quien ayudó a Felipe
con el asunto de los griegos que querían conocer a Jesús (Jn
12:20-22). En nuestros días, Andrés no sería el que traería a
multitudes a Cristo, sería el que ganara al que ganará a esas
multitudes a Cristo (Hch. 2:41; 4:4). Para Dios, una sola alma
es tan importante como miles. Todos tenían un celo
evangelístico, querían que amigos y familiares supieran que
el Mesías ya había llegado. Aun Mateo en su recién
conversión trató de presentarle a todos los que pudo a Jesús
en aquel gran banquete que hizo en su honor (Lc. 5:29).
De entre todos sólo Judas era malvado, buscaba sus
propios fines personales, era avaro, envidioso y egoísta (Jn.
12:6). Todos los demás soportaron las predicaciones tan
duras y directas de Jesús (Jn. 6:67). A pesar de que
traicionaron a su maestro dejándolo solo, eso ya estaba
profetizado y Jesús simple y sencillamente lo pasó por alto
(Mr. 14:27-28). De esta situación sobresale la siguiente
declaración de Jesús a Pedro:

Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha


pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti,
que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
Lucas 22:31-32.

Como ya lo mencioné la expresión “zarandearos


como a trigo” se refiere a la práctica de limpieza del trigo,
que se golpeaba contra un lienzo en el suelo para que la paja
se desprendiera de éste y así se aventaba al aire fuerte para
108
LOS PELEONEROS

que se llevara los sobrantes de paja y el trigo quedara limpio.


El proceso de transformación de los discípulos posiblemente
fue muy doloroso, a base de regaños, durezas e inclusive
Satanás fue usado para ese fin. Pero los resultados fueron
increíbles, pues esos peleoneros se convirtieron en el
fundamento de una Iglesia que ha sobrevivido a
persecuciones desalmadas, a ataques y a contaminaciones
de falsa doctrina, que sencillamente ha sobrevivido a través
de los siglos (Ef. 2:20).
Tal vez la expresión de Tomás fue pesimista cuando
Jesús iba a ir a resucitar a Lázaro, pero estaba dispuesto a
morir por Él. Al igual que Jacobo y Juan, quienes pidieron
ser los de la preminencia, y que creyeron que podían beber
la misma copa que Jesús, todos los demás discípulos,
excepto Judas y Juan, murieron por su fe en Cristo.
Esto nos demuestra algo importantísimo en nuestro
estudio: Dios no está buscando personas perfectas, hombres
sin tacha, seres humanos sin defecto, sabios, estudiados,
intelectuales, famosos, importantes, afamados o populares,
sólo busca a quien esté buscando la verdad y esté dispuesto
a recibirla. A quien sea capaz de compartir el evangelio con
toda criatura, no al que tiene metidas sus narices en los
libros día y noche, a Dios le importa más el evangelismo que
la alta teología. Alfred Edersheim escribió respecto a los
discípulos de Jesús en su libro “Usos y costumbres de los
judíos en los tiempos de Jesús”, lo siguiente:

«¡Fue de tales hombres –menospreciados galileos,


pescadores sin letras, publicanos excomulgados- que
escogió el bendito Señor, en su Humillación, a sus más
cercanos seguidores, sus especiales apóstoles! ¡Qué
contraste con los conceptos farisaicos del Mesías y de su
reino! ¡Qué lección para mostrar que “no era con fuerza ni
con poder” sino por su Espíritu, y que Dios había escogido
lo bajo y lo menospreciado de este mundo para confundir
lo poderoso! En verdad que esto ofrece un nuevo
109
DE CAÑAS Y PÁBILOS

problema, y de más difícil solución que muchos otros, para


los que quieren explicarlo todo mediante causas naturales.
Sea lo que sea la superioridad de la enseñanza de Cristo
para dar cuenta de su éxito, ninguna religión pudiera
haber estado jamás tan lastrada como ésta; ninguna causa
popular pudiera haberse presentado bajo circunstancias
más desventajosas que el Evangelio de Cristo a los judíos
de Palestina. Incluso desde este punto de vista, para el
estudioso de la historia familiarizado con la vida exterior e
interior de este periodo no hay otra explicación posible del
establecimiento del reino de Cristo que el poder del
Espíritu Santo.»

Yo no lo hubiese podido decir mejor, por eso agregué


el comentario. Dios los escogió, así como Dios nos escogió a
nosotros, no por nuestras grandes cualidades, inteligencias
avanzadas o capacidades extrahumanas, sino por su mera
gracia, para demostrar en nosotros su inmenso poder.
Pedro, terminó comprendiendo que no se puede
discutir con el Todopoderoso, comprendió, después de la
zarandeada que le dio el diablo, que Jesús lo sabía todo (Jn.
21:15), y ganó a más de ocho mil personas en dos
predicaciones. Juan, “el hijo del trueno”, con ese carácter tan
impulsivo, terminó escribiendo más sobre el amor que nadie
en la Biblia (1ª Jn.), y siempre encontró un balance al amor
con la verdad (p. e. 2ª Jn. 3). Jacobo puso su vida en ejemplo
a todos los demás (Hch. 12:1-2). Según la historia de la
Iglesia, todos continuaron predicando el evangelio hasta
donde pudieron, y murieron fielmente por aquel que había
muerto por ellos. Al final y al cabo lo importante no eran sus
pleitos, sino que fueron diferentes.

110
SEGUNDA PARTE

BIOGRAFÍAS
1

WILLIAM CAREY
EL PELÓN

Fue allí, en camino a Northampton, en una fría banca junto


al camino, donde se encontraba William, afligido,
angustiado y profundamente triste. Tenía que dejar a su
familia para partir a la India. Días antes ya había intentado
hacer el viaje, pero éste fue interrumpido por las situaciones
políticas y por la guerra que imperaban en aquellos días en
Inglaterra. Estaba convencido que ese retraso en su viaje le
proporcionaba una nueva oportunidad para convencer a su
esposa para ir a servir a Dios juntos. Pero Dolly Carey eran
tan testaruda, ella no quería ni pretendía ir a otro continente,
a otro país, a otro clima, y llevar hasta allá a sus hijos. Su
negación era entendible, pero reflejaba su falta de fe en Dios
y su falta de sumisión a su marido. Años atrás, cuando
tuvieron a su primera hija, llamada Ann, una enfermedad
atacó gravemente a la pequeña y a su esposo. La
enfermedad fue tan brutal que acabó con la vida de su hija,
y con el cabello de su marido. La madre de William, los
113
DE CAÑAS Y PÁBILOS

visitó para poder ayudar en los quehaceres de la casa y en el


cuidado de William, quien ni siquiera pudo ir al funeral de
su propia hija. Su madre notó la pobreza extrema en la que
vivía su hijo junto con su desdichada familia. Desde aquel
entonces Dolly cambió, su manera de ser se volvió apática y
deprimente, siempre estaba triste o de mal humor. Ahora, el
descabechado de su marido (es curioso que el apelativo le
quede a la perfección) pretendía ir a un país tan caluroso y
lleno de enfermedades y peligros, con toda su familia, sólo
con el simple propósito de ganar almas a Cristo. “Eso se
podía hacer también en Hackleton, Inglaterra” se decía a ella
misma.
Ahora William no tenía más aliento para seguir
adelante, se sentía tan agobiado y triste que su buen amigo,
el doctor Tomas le dijo:
-Vamos William, volvamos a casa, no es bueno
separar a una familia de este modo.
Cuando llegaron a la casa de los Carey, la puerta
permanecía abierta y Dolly estaba sentada junto a la
chimenea llorando. Cuando el doctor Tomas saludó
gentilmente a Dolly, ésta sorprendida se secó las lágrimas y
les preguntó el por qué habían vuelto. El doctor Tomas
comenzó a decirle a Dolly:
-Es por usted, señora, que hemos vuelto. ¿Se ha
puesto a pensar que muy posiblemente, usted y sus hijos, no
vuelvan a ver con vida a su esposo? Dios ha llamado a
William a la India para hacer su obra y no es bueno que él
se separe de su familia. ¿Cómo podría perdonarse si esta
fuera la última vez que viera a su marido?
Por fin Dolly rompió el silencio creado de la última
pregunta del doctor Tomas y dijo:
-Pero estoy demasiado asustada como para ir sola, ¿Y
qué pasará con mi hermana Kitty? ¿También no la volveré a
ver?
-Tal vez su hermana Kitty querrá venir con nosotros
-replicó el doctor-
114
WILLIAM CAREY

Todos los presentes pusieron sus ojos en Kitty, la


hermana menor de Dolly, quien había sido la única dama de
honor en su boda, pues era su hermana menor. Kitty se
sonrojó al sentir todas las miradas sobre ella, tomó a su
hermana fuertemente del brazo, se sentaron juntas y por fin
habló…
EL ZAPATERO.

William Carey nació el 17 de agosto de 1876 en Paulerspury,


Inglaterra. Era necesario que todos los jóvenes en
Paulerspury, Midland, Inglaterra, buscaran un oficio al cual
dedicarse. En el año de 1771 los padres de William eran
tejedores de oficio. Pero el padre de William no consideraba
esa actividad productiva con mucho futuro, pues había oído
de las novedosas máquinas de vapor que hilaban sin
necesidad de tanta mano de obra, y que hacían el trabajo
mucho más rápido. Por eso el padre de William lo ocupaba
en diversas actividades.
Pero para su hijo lo único que le importaba era
coleccionar insectos, pasar horas con su tío Peter, quien
conocía gran diversidad de plantas. William era demasiado
curioso, le encantaba el conocimiento, a la edad de once años
leyó totalmente los libros que pudiera haber en su casa. Un
día William encontró un gran libro lleno de ilustraciones,
lucía muy interesante, pero había un problema: estaba
escrito en latín. Su padre Edmund Carey, sólo pudo
ayudarle con un manual de gramática latina, ¡y en sólo unos
meses, el jovencito ya había aprendido de memoria todo el
libro y podía sostener una conversación en latín!
Llegó el año de 1772 y William había cumplido doce
años, y con eso, tenía que dejar la escuela y asistir a una
escuela más avanzada o tomar clases particulares. Pero
lamentablemente, los Carey, no poseían los medios
económicos para darle continuidad a los estudios de su hijo.
Por eso William aceptó alegremente trabajar en una granja,
pues le encantaba estar al aire libre. Era un poco chaparrito
115
DE CAÑAS Y PÁBILOS

y delgado, pero demostró ser un trabajador eficiente. Pero


lo inesperado sucedió, William resultó ser alérgico a la sobre
exposición de los rayos del sol; vivió con agudos salpullidos
en cara y manos por dos años, al final reconoció que tenía
que cambiar de empleo. Y así fue a dar a la ciudad de
Piddington, para ser aprendiz de zapatero, con el Sr. Clarke
Nichols.
Con sólo catorce años, William dejó su casa para
mudarse a Piddington y aprender el oficio de zapatero por
siete años. Durante todo este tiempo él no recibiría pago por
su trabajo, su maestro solo lo alimentaba, vestía y le daba
hospedaje, y al final de su entrenamiento William podría ser
un zapatero profesional y maestro de dicha ocupación. En
el taller del señor Nichols, William conoció a John Warr, otro
ayudante de zapatero, quien era hijo de un pastor de una
iglesia “inconformista”, es decir, bautista. En aquellos años
la iglesia oficial de Inglaterra era la iglesia anglicana,
denominación a la que pertenecía William. Su padre era
empleado de una iglesia anglicana. A los bautistas,
presbiterianos y cuáqueros se les consideraba “disidentes”
y eran denigrados en diferentes aspectos políticos y sociales
en el Reino Unido. John y William discutían mucho sobre
doctrina; para John los anglicanos eran inútiles para servir a
Dios, pues lo único que hacían era servir al rey de Inglaterra
quien era la cabeza de su iglesia (como el papa hoy en día).
En aquellos años George Washington comenzó una
rebelión en Norteamérica, que era una colonia del imperio
británico, para independizarse. William llegó a la
conclusión de que los colonos americanos estaban luchando
por una causa justa, y no sólo él, sino muchos ciudadanos
británicos pensaban así. Se convocó a un día de ayuno y
oración nacional para rogar a Dios por la derrota de los
norteamericanos, pero William no podía asistir a dicha
asamblea, pues no estaba de acuerdo. Sin embargo, los
“disidentes bautistas” oraban por la victoria de los
norteamericanos y así fue como William aceptó unirse a una
116
WILLIAM CAREY

reunión de oración en una congregación bautista. Fue


entonces que se convenció de que había pertenecido a una
iglesia fría y que en todo ese tiempo no había cambios en su
vida y comportamiento. Así William se convirtió a ser
bautista.
Ahora las discusiones entre él y su compañero John
se tornaron buenas y productivas en lo espiritual.
Lamentablemente su maestro de oficio murió y John ya
había terminado sus estudios, pero a William le faltaban dos
años más. El Sr. Thomas Old aceptó gustoso a William como
su nuevo aprendiz para que éste terminara sus estudios. El
Sr. Old estaba casado con una de las hijas del pastor Plackett,
quien dirigía una iglesia bautista. La cuñada del Sr. Old,
segunda hija del pastor Plackett, se llamaba Dorothy,
también conocida como Dolly, quién llegó a casarse con
William al paso de dos años de conocerse y llevar un buen
noviazgo. Así en el mes de Junio de 1781, William se casó
con Dolly, una cristina bautista tímida y callada, que era seis
años mayor que él. Al paso de un año tuvieron su primera
hija llamada Ann. Pero apenas comenzó a hablar cuando
enfermó y en sólo una semana murió. William contrajo la
misma enfermedad y quedó calvo debido a ésta. Su esposa
cayó profundamente deprimida y aunque al paso del
tiempo regresó a sus actividades cotidianas, no se recuperó
emocionalmente y quedó en una continua amargura.
William siguió estudiando, ya sabía latín y griego
para este tiempo y comenzó a predicar de vez en cuando en
la iglesia a la que asistía. Sus padres estaban orgullosos de
él pero no lo visitaban ni lo iban a escuchar predicar pues
ellos eran anglicanos. Pese a los conocimientos, las
cualidades y el oficio profesional de William, los Carey eran
muy pobres al grado de pasar días alimentándose de copos
de avena y agua solamente. Después de la tragedia de la
muerte de su hija, la madre de William se decidió por fin a
visitarle llevando ofrendas de amor recolectadas en su
ciudad natal para apoyarle económicamente. Con dicha
117
DE CAÑAS Y PÁBILOS

ofrenda William pudo comprar una pequeña vivienda en


Piddington, se mudaron desde Hackleton (a unos dieciséis
kilómetros de distancia) para comenzar una nueva vida.
Gracias a sus lecturas y estudios, William se
convenció totalmente de la doctrina del bautismo de adultos
y decidió bautizarse en octubre de 1783. El pastor que lo
bautizó escribió: “Hoy bauticé a un pobre hombre que
trabaja como zapatero.” El pastor no sabía a quién acababa
de bautizar en realidad, no sabía que bautizó a uno de los
grandes misioneros de la historia.
Una desgracia más llegó para los Carey, su cuñado y
mentor el Sr. Old murió dejando una viuda y cuatro
huérfanos. Así, William se encargó de la zapatería y de la
manutención de su cuñada y sus sobrinos. Inglaterra perdió
la guerra con Norteamérica y el impacto de la guerra y la
derrota afectó seriamente a todo el Reino Unido. Así
William se encontró en una situación económica alarmante,
tenía que mantener a cuatro niños y dos mujeres (su cuñada
y su esposa). Ya en 1785 su cuñada se volvió a casar y una
pequeña iglesia le ofreció trabajo como pastor, aunque le
pagaban un bajo sueldo, William aceptó con gusto su
cambio de oficio. Con su pastorado también recibió trabajo
como profesor.
William se ordenó como ministro del evangelio en
mayo de 1787, perdió su trabajo de profesor (el antiguo
profesor regresó a dar clases) y William tuvo que volver a
su oficio de zapatero para poder sostener a su familia.

EL INFORTUNADO ENTUSIASTA.

William estaba presente en una reunión de ministros


disidentes, es decir bautistas, el pastor Ryland le preguntó
si tenía algo que decir. William se acomodó la peluca, que
para ese entonces usaba con cotidianidad, y explicó que él
estaba seguro de que Dios había mandado a todos los

118
WILLIAM CAREY

cristianos a predicar el evangelio a todas las naciones. El


pastor Ryland lo miró con una expresión de odio y dijo:
- He aquí un joven que ignora por completo el plan
de Dios. El Todopoderoso no necesita que alguien hable por
él. Él iluminará a los paganos a su manera, cuando lo crea
conveniente. No nos corresponde a nosotros interferir en ese
proceso. –Miró a William y añadió: -Eres un infortunado
entusiasta.
Aunque nos parezca horrible esa manera de pensar
en un siervo de Dios, esa era la típica idea generalizada en
aquellos años en Inglaterra. Eso no desanimó a William
quien estaba convencido de que había cristianos que
simpatizarían con su deseo de evangelizar el mundo. Así
pues, comenzó a escribir su primer libro titulado:

«Una indagación sobre las obligaciones de los cristianos de


usar medios para la conversión de los paganos en la que se
considera la situación de la religión en varias naciones del
mundo, el éxito de anteriores empresas y la viabilidad de
otras nuevas.»

¡Qué titulito! Las personas decidieron llamarlo


simplemente: Indagación. Pero para aquel entonces fue un
logro sin precedentes, pues incluía prácticamente datos
geográficos, estadísticos y religiosos de cada nación del
mundo. Además era un compendió de técnicas y métodos
de evangelización para misioneros. Y en su último capítulo,
el cuarto, William instaba a los cristianos a cumplir con el
mandato de la gran comisión. Ese libro fue producto de la
ayuda económica del Sr. Gotch, quien decidió seguirle
pagando lo mismo, pero que ahora se dedicará al ministerio.
Le pagó lo mismo que cuando hacía zapatos para él.
William aceptó el pastorado en una iglesia bautista
en Leicester, para entonces ya tenía tres hijos varones y
buscó empleo de profesor, así trabajaba enseñando de las
nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde, después
119
DE CAÑAS Y PÁBILOS

estudiaba lenguas extranjeras, ciencias, historia y


composición gramatical. Traducía, predicaba en su iglesia,
hacía visitación. Y a partir del viernes en la tarde hasta el
domingo en la noche dedicaba todo su tiempo al estudio de
la Biblia y a la predicación en su iglesia.
Dios bendijo a los Carey con una niña a la que
llamaron Lucy, pero al año y medio, ésta también murió, lo
que sumergió a su esposa en un estado de depresión y
amargura aún más intensa que la anterior muerte de su hija
Ann. A pesar de la pérdida, William siguió trabajando en su
libro y por fin el 12 de mayo de 1792 la primera edición salió
a la venta. Y con el libro a la venta, William decidió ir a
predicar a una reunión de ministros un gran sermón que
inspiró a varios asistentes. El sermón terminó con las
palabras:
«Espera grandes cosas de Dios.
Intenta grandes cosas para Dios.»

Después de este sermón, la primera asociación


bautista misionera dio arranque. En una reunión de la
sociedad, se leyó la carta del Dr. Thomas quien había
servido a las tropas inglesas que ocupaban India. Éste se
enteró de William y la nueva asociación misionera y pidió
su apoyo para regresar a la India a seguir predicando a
Cristo. La sociedad rápidamente respondió al doctor y lo
citaron, él llegó tarde, casi al final de la reunión, pero por fin
les leyó una carta que traía de parte de tres “brahmanes” de
alto rango, es decir, miembros de la casta educada de la
India, que redactaron:

«Compadézcanse de nosotros y envíennos predicadores y


personas capaces de hacer el trabajo de traducción.»

Esto motivó grandemente a William, quien decidió,


con toda la junta, el apoyar al doctor Thomas para su regreso
a la India. Pero el doctor Thomas tenía una petición:
120
WILLIAM CAREY

- Si se encontrara a un compañero dispuesto a ir


conmigo, sería de mucha utilidad pues entre dos haríamos
un gran trabajo.
Y después de unos segundos de silencio se escuchó
un contundente:
- Yo iré.
Todos voltearon a ver a William.
-Yo iré –repitió. A lo que su gran amigo Andrew
Fuller dijo:
-Sí, debes ir, hay una mina de oro representada en las
miles de almas que esperan el evangelio en la India.
-Yo bajaré a la mina –dijo Carey- si ustedes sostienen
la soga para que yo descienda.
Así pues se decidió mandar a la India al primer par
de misioneros ingleses, con el apoyo económico de cuatro
iglesias bautistas, con el fin de predicar el evangelio a los
hindúes.
Pero había un problema para William: su esposa. Ella
respondió sin pedírselo dos veces:
-¿Qué idea tan loca tienes? ¿Cómo crees que viajaré a
la India si estoy embarazada? No pienso llevar a mis hijos a
un país tan lejano, ya he enterrado a dos, si pierdo uno más
moriré con él. Viajar en barco por el océano, yo no podría,
no podría.
El padre de William opinaba que su hijo estaba loco,
pues sufría de alergia al sol, ¿cómo quería ir al trópico? Se
preguntaba.
Los amigos de William trataron de convencer a Dolly,
pero no pudieron moverla de su necedad. Se decidió que
Dolly se quedarían en Inglaterra con dos de sus hijos, el
mayor acompañaría a su padre, y la sociedad se
comprometió a sostener a William en la India y a su familia
en Inglaterra.
Carey, Thomas y Fuller viajaron por todo Inglaterra
para añadir más apoyo económico de las iglesias bautistas,
algunas se vieron motivadas, pero otras, como las de
121
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Londres no aportaron nada. Una iglesia en Baht sólo aportó


un penique en la ofrenda. William les agradeció su ofrenda
y les aseguró que un “penique” sería registrado y publicado
en las listas de ofrendas con todas las demás que las iglesias
habían aportado. Se juntó suficiente apoyo económico para
un año, a partir del segundo año, William y Thomas
tendrían que trabajar para sostenerse por sí solos en la India.
A Dolly y a sus hijos se les seguiría sosteniendo.
El 4 de abril de 1793, Carey y su hijo Félix, y la familia
Thomas partieron a la India, pero la guerra con Francia los
obligó a regresar. En la espera para partir, la noticia del
nacimiento de Jabez Carey llegó en una carta a William, así
pues, éste pensó que era una oportunidad que Dios le daba
para convencer a su esposa que lo acompañará a la India con
todo y su familia. Pero por más que trató de convencer a su
esposa, ésta no quiso y se empecinó aunque su marido le
rogó y le suplicó.
Por fin, William se despidió de su familia y se marchó
con el doctor Thomas. Se sentó a llorar por su familia en
plena calle y fue cuando el doctor Thomas lo motivó a
regresar. Fue Thomas quien propuso que Kitty, la hermana
menor de Dolly, acompañara a los Carey para que la esposa
de William se sintiera más segura y en confianza.
Kitty se sonrojó al sentir todas las miradas sobre ella,
tomó a su hermana fuertemente del brazo, se sentaron
juntas y por fin habló:
- Si sirve de ayuda para que toda la familia
permanezca unida, entonces iré –miró a su hermana y le
dijo: -Iremos juntas, yo te ayudaré.
William estaba emocionadísimo, pues su esposa dijo
que si después de la respuesta de su hermana. Fue una
locura, tuvieron que preparar maletas lo más rápido posible.
Había un pequeño detalle, uno insignificante: no había
dinero para cubrir los gastos del viaje de toda la familia.

122
WILLIAM CAREY

INDIA.

El doctor Thomas era un hombre muy inteligente, pues


logró que toda la familia Carey y la suya viajaran a la India.
Aunque algunos lo harían como sirvientes, toda la familia
estaría junta. Así pues comenzaron su largo viaje que duró
cinco largos meses. Nadie le comentó ese detalle a Dolly,
quien estaba aterrada cada vez que veía el océano rodearle
sin poder vislumbrar un poco de tierra firme, por ese
motivo, casi nunca subía a la cubierta. Para los tres
pequeños niños, el viaje en barco era toda una aventura. Y
para William, dicho viaje marcó una gran diferencia en su
vida; comprendía que comenzaba una nueva etapa y
decidió entrar en ella sin su molesta peluca, así un buen día
cuando despertó, subió a la cubierta y sin más preámbulos
la aventó al mar.
El capitán del barco era muy amable, porque aunque
William no pagó una gran suma de dinero por el viaje, éste
le propinó el camarote más grande en el barco y le dio todas
las comodidades posibles. El nombre del barco era Kron
Princessa Maria, el cual fue azotado por una horrible
tormenta en agosto de 1793, la tormenta duró dos días y la
tripulación tardó otros ocho días en regresar a la
normalidad. La comida escaseó y la situación se mostraba
difícil, dos personas habían muerto, una antes de la
tormenta y otra después debido a ella. Por fin en Octubre el
barco donde viajaban los Carey´s por fin navegó en el golfo
de Bengala y fue hasta el 9 de noviembre de 1793 que
llegaron al río Hugli, y se cambiaron a una pequeña barca
para dirigirse a Calcuta, y predicaron en tres diferentes
mercados antes de llegar a su destino, obteniendo muy
buena respuesta de sus primeros oyentes hindúes.
Al otro día de estar en Calcuta, los visitó un hombre
llamado Ram Boshu quien había sido uno de los tres que
escribieron aquella carta que había motivado a William a ser
misionero. Ram estaba muy triste pues en la ausencia del Dr.
123
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Thomas, él había sucumbido a la presión familiar y participó


en la adoración pagana; ya no se sentía digno de ser
cristiano. Pero su arrepentimiento era claro y sincero por eso
William le pidió que fuera su maestro de la lengua bengalí.
Después de dos semanas se dieron cuenta que el
dinero comenzaba a escasear y decidieron marcharse con su
familia a Bandel. A pesar de que William en tres semanas
podía predicar en Bengalí, y de que le encantaba su vida de
misionero, todo comenzó a tornase un tanto difícil. El Dr.
Thomas demostró ser un mal administrador, pues en sólo
un mes ya no tenían dinero, sólo el que habían guardado
para cuando compraran un terreno estable para la misión.
Entonces los acreedores del Dr. Thomas se enteraron de que
él había vuelto y comenzaron a buscarlo. Por ese motivo la
familia decidió regresar a Calcuta para que el Dr. Thomas
pusiera un pequeño consultorio y así pudiera ganar algo de
dinero para cubrir sus deudas. A William le habían ofrecido
trabajo como botánico también, pero cuando llegó se enteró
que el puesto ya había sido ocupado.
Ram buscó un lugar gratis para que los Carey´s
pudieran vivir en Manicktulla. Pero allí todo empeoró para
William, pues todos se enfermaron de disentería y su esposa
y cuñada sólo se quejaban de todo lo que podían. La comida
se terminó, sólo comían arroz. Poco después Ram le informó
a William que su tío les ofrecía un terreno gratuito por tres
años, en Dechatta, para que pudieran auto sustentarse
cultivando frutas y verduras. A William le pareció muy bien
la idea, pues allí podría poner su base para la misión, por
eso, fue a buscar al Dr. Thomas para que le diera el dinero
guardado para ese propósito. Lamentablemente William
descubrió que el Dr. Thomas había gastado todo el dinero
para rentar una casa muy grande con muebles finos y
contratar a doce sirvientes.
Sólo, en un país extranjero, sin dinero, comida,
amigos, William se sentía muy abatido, buscó prestado pero
nadie le ofreció ni una sola rupia. Por fin el Dr. Thomas lo
124
WILLIAM CAREY

buscó y se disculpó con él. Además le informó que había


conseguido un dinero prestado para que pudiera hacer su
viaje a Dechatta.
A su llegada los recibió un inglés llamado Charles
Short quien se encargaba de una fábrica de sal en aquella
zona. Aunque el señor Short no comprendía la obra
misionera de William, al contrario se burlaba de ella,
encontró que las necesidades de los Carey eran apremiantes
y les ofreció asilo y comida todo el tiempo que ellos
quisieran. Poco a poco William se dio cuenta que la zona
estaba totalmente vacía, preguntó y se enteró que era debido
a una “plaga” de tigres que infestaban la zona.
A pesar del temor, William comenzó a trabajar
afanosamente en un huerto de hortalizas para mantener a su
familia, y su enfermedad de salpullidos por el sol jamás
apareció de nuevo. William predicaba a quien pudiera, pues
la gente al oír que los ingleses habitaban la zona con armas
de fuego, comenzaron a regresar. Pero William comprendió
que la religión Hindú estaba llena de libros místicos y por lo
tanto la traducción de la Biblia era de suma importancia.
La situación volvió a cambiar, pues se le ofreció un
buen empleo a William como supervisor en una fábrica de
añil en la provincia de Mudnabatti. El empleo contaba con
casa, buen sueldo y sobre todo, con el tiempo suficiente para
traducir la Biblia y predicar el evangelio. Pero algunos
inconvenientes se suscitaron pues Kitty se enamoró del
señor Short y pensaban casarse, además el viaje duraría
veintidós largos días en una barca pequeña y por un río con
muchos peligros. Por eso a Dolly le costó mucho aceptar
dicha decisión, pero al final se fueron. En su llegada los
recibió la funesta religión hindú y fueron testigos de los
sacrificios de animales que hacían los empleados de la
fábrica en busca del favor de la diosa de la destrucción
“Kali”. Su familia volvió a enfermarse de disentería y
lamentablemente su hijo Peter de cinco años murió. Y aún
más lamentable fue que ni un solo carpintero de la fábrica
125
DE CAÑAS Y PÁBILOS

se dispuso a hacer el féretro y mucho menos a enterrar al


niño pues su sistema de castas hinduista les prohibía
manejar, tocar y ayudar al cuerpo de un cristiano. El niño
tenía que ser enterrado ese mismo día a causa de las altas
temperaturas que descomponían su cuerpecito
rápidamente, pero sus padres estaban muy enfermos como
para hacer dicha tarea. Por fin Ram encontró a cuatro indios
musulmanes que aceptaron hacer la caja y enterrar el cuerpo
del pequeño. A diferencia de las dos depresiones que Dolly
había sufrido en las pérdidas pasadas de sus hijas, en esta
ocasión se deprimió, pero jamás volvió a recuperarse
emocionalmente. Había pasado más de un año y William no
había recibido ni una carta de la sociedad misionera bautista
de Inglaterra. Se sentía extremadamente solo.

TRADUCIR E IMPRIMIR

La providencia divina le sonrío a William cuando le nació


un séptimo hijo al que llamaron Jonathan Carey. William se
enteró que sus cartas y las de la sociedad misionera no
habían podido llegar a sus respectivos destinos, debido a la
gran guerra entre Inglaterra y Francia. Pero cuando por fin
las cartas pudieron llegar a la sociedad, los hermanos
mandaron a John Fountain para ayudar a William. Éste
ayudó grandemente a Carey quien, con más tiempo
disponible, empezó con sus traducciones al Bengalí, pero se
dio cuenta que el idioma sánscrito, que era una antigua
lengua india, se usó por muchas lenguas europeas, para
originar algunas de sus palabras. Estoy hablando del latín,
el inglés, el griego y el alemán; la lengua Bengalí también
tomó prestadas varias palabras del sánscrito. Aunque era
una lengua muy complicada, su comprensión ayudaría a
una mejor traducción de la Biblia al Bengalí.
Por fin en Marzo de 1797, su traducción estaba lista
para imprimirse, pero mandarla a Inglaterra para su
impresión y regresar las Biblias bengalí era una osadía
126
WILLIAM CAREY

porque la guerra no permitiría su llegada. Y se decidió


comprar una imprenta en Calcuta que sólo tardaría un mes
en llegar a Mudnabatti. Cuando llegó, la imprenta causó
conmoción en los aldeanos que la llamaron “ídolo de
Sahib”. William les explicó que no era un ídolo, sino más
bien, una máquina que les daría un Libro para que pudieran
ser librados de los ídolos.
William fue a Calcuta para buscar los implementos
para la imprenta, y de camino se topó con un “sati” que era
una práctica aborrecible de la religión hinduista donde una
viuda era incinerada junto con el cadáver de su marido. Los
hindúes creían que así las familias se acercaban catorce
pasos más al cielo. William trató de detener ese espantoso
tormento, rogó a la mujer pero ésta no cedió, y la multitud
reunida gritaba de alegría “Hurri-bol”.
Después de todo, la fábrica en Mudnabatti no era
segura debido a las inundaciones, y William, con todo el
dinero que ganó en aquella fábrica, compró otra en
Kidderpore, pero antes de mudarse hacia allá llegó William
Ward, quien era un joven impresor muy talentoso. Éste les
contó a los Carey´s que llegó a la India tras mucha
persecución, y que sólo en Serampore se les ofrecía un lugar
seguro para todos los misioneros. La decisión fue difícil,
pero William decidió irse a Serampore en lugar de
Kidderpore.
A pesar de que cuando William predicaba en las
calles, mercados o zonas altamente transitadas, no había
logrado tener ni un solo convertido, es más, ni Ram había
sido bautizado por su miedo a las tradiciones hinduistas.
Ya en Serampore había un total de ocho misioneros
adultos y nueve niños, junto con Ram, William Ward dirigió
la impresión de la Biblia en bengalí. Y por ser tan grande la
impresión de toda la Biblia comenzaron primero con los
evangelios. Al poco tiempo, cientos de copias del Evangelio
según San Mateo estaban siendo distribuías en Serampore.

127
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Lo mejor fue que un indio llamado Krishna Pal


(curiosamente llevaba el nombre de una importante deidad
hindú), se convirtió al evangelio, junto con uno de sus
amigos llamado Gokul. El Dr. Thomas fue el encargado de
hablarle del evangelio a Krishna, quien visitó a los
misioneros por varios días junto con Gokul. Ambos le
informaron a William que querían ser cristianos el 28 de
diciembre de 1800. Esto causó revuelto en varias provincias
indias, hasta el futuro consuegro de Krishna lo demandó
por insultar a su hijo que estaba comprometido con su hija.
Krishna fue encarcelado con su esposa e hijas, pero en la
cárcel, éstas decidieron abrazar el evangelio. A Gokul su
esposa y madre le abandonaran al enterarse de la noticia.
Después de salir de la cárcel, siete convertidos indios
estaban dispuestos a bautizarse, pero al ver a la multitud de
ingleses e hindúes reunidos para ver la ceremonia, seis
desistieron y sólo se bautizó Krishna y el hijo mayor de
William, Félix Carey.
William decidió aceptar la oferta para ser profesor del
Departamento de Lenguas de la Universidad Fort William,
que se había iniciado en India para provecho de las decenas
de jóvenes que residían allí debido a la productividad que
sus familias habían seguido a este país.
Todo marchaba de maravilla, indios se convertían al
evangelio, el Nuevo Testamento Bengalí estaba totalmente
impreso, Félix trabajaba de lleno en la imprenta junto con su
hermano William. William tenía un prestigioso trabajo, y
obtenía buenos ingresos, pero Dolly se encontraba
encerrada en una habitación debido a su condición de
trastorno mental. Muchos le decían a William que la
mandara a una institución mental, pero él se negó, pues le
había jurado estar con ella hasta que la muerte los separara.
El 7 de diciembre de 1807 Dolly Carey murió y para William
fue un golpe durísimo. Seis meses después William anunció
que se volvería a casar, ahora con una mujer inválida
llamada Charlotte Rumohr.
128
WILLIAM CAREY

EL INCENDIO.

Pese a todo lo que habían vivido, Félix y William Carey Jr.


decidieron entregar su vida de tiempo completo a la obra
del ministerio. William Carey Jr. se fue a Malta a predicar a
los habitantes y trabajadores de la fábrica de añil de
Mudnabatti. Félix Carey se dirigió a Birmania, el país vecino
de la India, donde fundó una base de misión y escribió el
primer diccionario Birmano-Inglés, también tradujo varias
porciones de la Biblia al Birmano.
William se dedicaba a su oficio de profesor a cierta
distancia de la ubicación de la imprenta en Serampore. La
mañana del 11 de Mayo de 1812, William fue conmocionado
por la noticia de un grave incendio que quemó
prácticamente todo el trabajo de varios años de esfuerzo. No
se supo cómo comenzó dicho incendio, pero al inicio de este,
manuscritos primordiales se habían salvado. Pero después
que el jefe de imprenta, William Ward, se marchara por
unos instantes, alguien abrió puertas y ventanas del lugar
para que el incendio se reavivara quemando así
absolutamente todo. Cuando William llegó al lugar del
siniestro fue informado de todos los daños, y tomado del
brazo de su amigo Ward se dirigió al interior de su viviendo
donde su esposa lo esperaba con consuelo, los dos lloraron
aquella noche. Se dice que los nativos pensaron que con ese
desastre, el ánimo de los misioneros se acabaría y
regresarían a su país de origen. Por el contrario, después de
calcular las pérdidas económicas y valorar el tiempo de
reconstrucción, los misioneros comenzaron a levantar de
nuevo su imprenta. Afortunadamente, la máquina de
imprimir sufrió algunos daños, pero pudieron ser reparados
sin mucho costo.
La noticia corrió de inmediato por la India, y muchos
ingleses mandaron ofrendas de amor para William y su
equipo. Tardó seis meses para que las iglesias de Inglaterra
se enteraran del desastre. Muchos cristianos entre ellos
129
DE CAÑAS Y PÁBILOS

anglicanos, bautistas y de diversas denominaciones se


solidarizaron con la causa de Carey y mandaron en total una
gran ofrenda de más de diez mil libras esterlinas, las cuales
cubrieron todas las reparaciones necesarias, al grado que se
les escribió que ya no mandaran más dinero pues todo
estaba cubierto. Por primera vez en la historia, el nombre de
William Carey era conocido en toda Inglaterra. Se mandó a
pedir un retrato de William, pues miles de personas querían
ver el aspecto del famoso misionero a la India. Por eso, se
contrató a un dibujante profesional, quien dibujó el retrato
de William y mandaron éste a Inglaterra donde se hicieron
cientos de copias que fueron vendidas al precio de una libra.
Todo lo recaudado se mandó para el apoyo de la sociedad
misionera en India.
Felizmente William se recuperó poco a poco del
desastre. Además, el gobierno de Inglaterra dictaminó un
decreto para la libertad de los misioneros en los territorios
ingleses. Con esa nueva ley el hijo de William, Jabez Carey,
ahora con diecinueve años, decidió ser misionero a las islas
de Amboyna. Su hermano Félix estaba de visita y pudo
presenciar el bautismo y la ordenación de su hermano.
Lamentablemente, al regresar a Birmania, la embarcación
donde viajaban Félix y su familia naufragó y sólo él
sobrevivió. La pérdida de su familia trajo un gran dolor, no
sólo a Félix sino también a William.
Por ese tiempo William tuvo el placer de conocer a
una pareja joven de misioneros, de hecho los primeros
misioneros norteamericanos que salían de su país para
predicar el evangelio. Se trataba de Adoniram y Ann
Judson. Ellos estaban dispuestos a ir a Birmania y aunque
eran misioneros enviados por la iglesia congregacionalista,
William los recibió y apoyó para que pudieran llegar a
Birmania. Curiosamente Adoniram continuó y finalizó el
trabajo que Félix había comenzado en Birmania y terminó
siendo otro de los grandes misioneros más famosos en la
historia del cristianismo. William Ward bautizó a los Judson
130
WILLIAM CAREY

quienes habían decidido bautizarse de adultos pues


entendieron que su bautismo infantil no servía de nada.
Gracias a la influencia de William Carey y a sus propios
estudios de la Biblia, Adoniram se convirtió a ser bautista
allá en la India.
Años después, William se propuso comenzar una
universidad propia que recibiera a estudiantes cristianos de
todas las denominaciones. Para aquel entonces él ya había
bautizado a unos seiscientos indios.
En 1821, murió Charlotte dejando nuevamente viudo
a William. Krishna Pal, el primer convertido de William, le
siguió y más adelante, a sus treinta siete años, también Félix
Carey murió. Y por si fuera poco también falleció William
Ward, el fiel impresor de la Biblia en India. William se
volvió a casar, su esposa se llamó Grace Hughes, y a los tres
meses de casados William se accidentó y se lesionó una
pierna. Su recuperación fue lenta, pero tuvo que acelerarla,
ya que una inundación lo obligó a salir corriendo de su casa,
pues ésta fue arrastrada por las aguas. En 1833, con 71 años,
William sufrió tres derrames cerebrales que lo incapacitaron
de su labor misionera. Sus tres hijos sobrevivientes, Jabez,
William y Jonathan vinieron a vivir con él en sus últimos
días. Un hombre llamado Alexander Duff lo visitó y le contó
sus planes de abrir en la India la universidad cristiana que
William tanto anhelaba. William animó a Duff para dicha
labor, al final de la charla, William le dijo:

«Señor Duff, cuando yo me haya ido al cielo, no diga nada


acerca de William Carey; hable sólo de su Salvador.»

Así el 9 de junio de 1834, el hijo de un tejedor, el pobre


zapatero que trasformó la evangelización hacia una visión
mundial, murió tranquilamente en su cama. Aprendió, sin
profesor alguno, latín, hebreo, griego y varias lenguas de la
India. Fundó varias iglesias, escuelas y la primera sociedad
misionera. Tradujo la Biblia a distintos dialectos. Vio morir
131
DE CAÑAS Y PÁBILOS

a sus hijos y enloquecer a su esposa. Sufrió hambres,


enfermedades, pérdidas, dolor y angustia. Pero como
recompensa, cientos de miles que hemos sido evangelizados
gracias a las misiones, llegaremos al cielo para agradecerle,
pues somos fruto de su aflicción. En su tumba se escribieron
las siguientes palabras:

“Un despreciable e inútil gusano.


En tus amables brazos caigo.”

132
2

ADONIRAM JUDSON
EL ATEO

Adoniram y su fiel esposa se encontraban listos para cenar.


Como siempre era una noche cálida y no sólo por las altas
temperaturas de Birmania, sino que el ambiente mismo se
sentía candente por el ánimo de los pueblerinos. La guerra
entre Birmania e Inglaterra asolaba al país, y los rumores
sobre ella llenaban las conversaciones diarias. Adoniram
estaba inquieto, pues su amigo Henry Gouger había sido
arrestado y acusado de ser un espía extranjero. Lo más
preocupante era que le decomisaron notas de remisión del
banco de Calcuta, India, donde había retirado el dinero que
la Sociedad Misionera Bautista Norteamericana había
enviado a Judson.
Era el martes 8 de junio de 1824, antes de sentarse a
la mesa con su familia, una tropa de “Caras Manchadas”
entraron a la fuerza en el hogar de Judson preguntando por
“el maestro”. Para Adoniram eran obvias las cortadas en las
mejillas de aquellos doce hombres. Eran convictos
133
DE CAÑAS Y PÁBILOS

birmanos, perdonados por sus horribles crímenes a fin de


ser los que hicieran el trabajo sucio del gobierno.
-El rey quiere verte. – dijo el jefe del escuadrón, quién
cargaba un gran libro de cuero.
El terror invadió el corazón de Judson pues sabía que
estaba siendo arrestado, y sin más, fue aventado y rodeado
por los hombres quienes lo amarraron con sogas, tan
fuertemente, que los nudos le hirieron hasta sangrarle. Su
esposa clamó que dejaran a su marido, pero al hablar
también fue arrestada. Gracias a Dios, Adoniram había
comprendido que el libro que llevaba el jefe de los guardias,
tenía el registro de a quienes se tenía que arrestar. Adoniram
le dijo al líder que a menos que el nombre de su esposa se
encontrara en el libro, la dejaran libre. El terror inundaba a
Judson pues su esposa se encontraba embarazada. Pero los
soldados dejaron a Ann tirada en el piso llorando.
No hubo juicio, ni apelaciones, Adoniram sólo
escuchó las palabras “culpable” saliendo de la boca del
gobernador de Ava, quien añadió:
-Llévenselo a Let-may-yoon. – es decir, a la prisión de
la muerte.
Así Adoniram llegó a una celda, siendo arrastrado
por dos hombres que le habían colocado tres pares de
grilletes en los tobillos que lo imposibilitaban para caminar.
La celda era oscura y nauseabunda, Allí había unos
cincuenta prisioneros que no tenían ni la oportunidad para
ir a hacer sus necesidades fisiológicas; entre ellos estaba
Henry, el amigo de Adoniram. Al paso de una hora, el jefe
de la cárcel junto con otros dos “caras manchadas” entraron
y engancharon los grilletes de los pies de cada preso a un
bambú que elevaron, de manera que todos estaban con los
pies hacia arriba y sólo su espalda y cabeza estaban en el
suelo. Cuando los verdugos se fueron, poco a poco los
presos comenzaron a hablar entre ellos. Adoniram se enteró
que el rey de Birmania había decretado que todos los

134
ADONIRAM JUDSON

extranjeros fueran declarados espías y que tenían que ser


encarcelados.
Los pensamientos y preocupaciones por su amada
esposa no eran lo único que perturbaba a Adoniram. Se
preguntaba qué pasaría con su traducción del Nuevo
Testamento que dejó en su casa. Dos días después Ann vino
a verlo permitida con una orden del gobernador y le trajo
algo de comida. Adoniram se arrastró por la celda y a través
de los barrotes pudo hablar con su esposa.
Así transcurrieron los días y Ann, en sus visitas, le
contó a Adoniram que ella había logrado esconder algo de
oro y la traducción del Nuevo Testamento en un hoyo en el
suelo. Pero las hojas podían descomponerse en la tierra, así
que Adoniram le pidió a su esposa que trajera una
almohada, la más fea que pudiera, y que en ella metiera la
traducción de la Biblia. No había un lugar más seguro, para
la traducción, que con él.
Pasaron semanas y meses y los guardias
construyeron una choza de bambú donde Adoniram
permanecía durante el día, y por las noches regresaba a la
celda para dormir con los pies elevados y en medio de una
infestación de ratas. Una tarde, Adoniram recibió una nota
de su esposa que decía:

«Hoy <26 de enero de 1825> ha nacido María Elizabeth


Butterworth Judson. Gracias a Dios estamos vivas las dos.
Te quiero, Ann.»

El primero de marzo de 1825, los guardias levantaron


a los prisioneros y los sacaron de la choza donde habitaban
durante el día. Se llevaron a Adoniram rumbó a la celda de
noche. Aún transcurría la tarde de ese día y era extraño que
llevaran a los prisioneros a la celda. Uno de los guardias
pidió a gritos a Adoniram que se levantara y se dirigiera
hacia afuera, Judson se levantó y tomó su almohada donde
escondía su amada traducción del Nuevo Testamento. “Deja
135
DE CAÑAS Y PÁBILOS

eso ahí”, dijo el guardia, y a Adoniram no le quedó más que


obedecer. Mientras se dirigía a la celda, miró horrorizado
como los guardias destruían la cabaña y su almohada
quedaba en medio de la destrucción. La noche llegó y
Adoniram dormía con los pies suspendidos en el aire. A
media noche los guardias entraron y comenzaron a
descolgar a algunos prisioneros. Adoniram miró a su amigo
Henry, para ellos lo inevitable había llegado, pues
alcanzaban a oír como los guardias afilaban sus cuchillos.
Los guardias se llevaron a Adoniram, a Henry y a otros
prisioneros a un piso de granito situado al centro del patio
de la cárcel. Habían pasado nueve largos meses en los que
Adoniram no había estado afuera al aire libre durante la
noche. La brisa nocturna golpeaba su cara brindándole un
poco de alivio. Era el lugar perfecto para morir degollado…

DEÍSTA.

Adoniram Judson nació el 9 de agosto de 1788 en Wenham,


Massachusetts. A la sorprendente edad de tres años
aprendió a leer, y a los nueve años ya resolvía enigmas
matemáticos para adultos. Antes de cumplir diez años, su
padre el Sr. Judson, pastor congregacionalista, lo inscribió
en la mejor escuela de navegación de la zona. A los dieciséis
años, Adoniram ingresó a la universidad de Rhode Island,
en Providence, en el actual estado de Rhode Island en E.U.A.
Como era de esperarse fue un alumno prodigio, pues en las
listas de los resultados de admisión de los aspirantes a la
universidad, su nombre no figuraba, porque lo habían
mandado hasta el segundo año debido a sus altos
conocimientos. Adoniram no tardó en agraciarse con el
cuerpo estudiantil y con los profesores de la universidad,
era el mejor de su clase. Junto a él estudiaban Jacob Eames y
John Bailey quienes invitaban a Adoniram a fiestas de
acaudaladas personas que donaban dinero a la universidad.
Su amigo Jacob era deísta y creía que el cristianismo era
136
ADONIRAM JUDSON

como cualquier otra religión y que si había un dios, éste no


estaría interesado en los asuntos humanos. Poco a poco las
filosofías deístas de su amigo incautaron a Adoniram, lo que
lo llevó a tomar una mala actitud a las lecturas de la Biblia y
oraciones que su padre dirigía en su casa después de su
regreso.
Después de graduar con honores de la universidad,
Judson regresó a su hogar y comenzó una escuela donde él
era el único profesor. Pero rápidamente su vida se tornó
hueca y sin sentido, así que decidió marcharse a Nueva York
donde sería un dramaturgo famoso junto con sus amigos
John y Jacob, pues así lo habían planeado juntos. El
problema era informarlo a su padre quien deseaba que su
hijo fuera un pastor como él. La discusión fue calurosa, era
entendible que el pastor Judson se airara al escuchar que su
más honorable hijo era deísta desde hace tres años. Pero no
llegaron a ninguna conclusión. Por fin Adoniram tomó
algunas de sus pertenencias y partió rumbó a Nueva York.
A su llegada buscó diligentemente a sus amigos de la
universidad con quienes había hecho planes para sus
futuros estrellatos en los teatros de Nueva York, pero no los
encontró. Desesperadamente se unió a un grupo de actores
ambulantes que en realidad eran unos malvivientes que
robaban y engañaban para sobrevivir. A Adoniram se le
acabó el dinero y tuvo que dormir en camas infestadas de
pulgas, y salir huyendo en la madrugada para no pagar
hospedajes. Su comida consistía en tres platos de avena al
día. Un mes duró su osadía, hasta que decidió regresar. En
su viaje de ida, Adoniram había dejado su caballo en casa de
su tío quien también era pastor, pero al regresar, su tío no se
encontraba en el pueblo, en su lugar estaba un joven pastor,
recién ordenado, que había llegado a suplir a su tío en su
viaje. Ambos hablaron hasta muy tarde sobre la fe,
Adoniram concluyó que eso no era para él, sin embargo
reconocía que aquel joven pastor tenía algo que él no:
dirección y paz interior. La mañana siguiente salió de casa
137
DE CAÑAS Y PÁBILOS

de su tío y se marchó. Muchas cosas pasaban por su mente,


sobre todo la duda del por qué no había encontrado a su
amigo Jacob Eames en Nueva York.
Llegada la tarde, el frío invernal que se acercaba lo
obligó a quedarse en una humilde posada. El recepcionista
le informó que no había habitaciones disponibles, pero
Adoniram estaba exhausto y hambriento, insistió en
quedarse tan siquiera en un sillón de la recepción. Por fin el
posadero, al ver su insistencia, le dijo que había una
habitación doble y que una de sus camas estaba disponible,
pero que en la otra cama se encontraba ocupada por un
pobre hombre moribundo que llevaba en condición crítica
ya una semana. Adoniram le dijo al posadero que no
importaba, estaba tan cansado que aseguraba que nada lo
podría despertar una vez dormido. El posadero insistió,
pues el hombre sufría de muchos dolores. A pesar de las
advertencias Adoniram subió a la habitación y
efectivamente notó que estaba dividida por una sábana. No
le importó y se dispuso a dormir pues estaba extenuado por
el viaje. Sin embargo, no podía dormir, escuchaba las quejas
del hombre moribundo, y las pisadas de personas que salían
y entraban. Las campanas de la iglesia cercana le advirtieron
que daban las doce, la una, las dos, las tres de la madrugada,
y Adoniram no podía conciliar el sueño. Su mente estaba
inundada de preguntas sobre aquel joven. Se preguntaba ¿si
estaría consiente de que moriría? ¿si tendría temor de la
muerte? ¿si creía en la vida después de la muerte? Por fin,
después de las campanadas que señalaban las cuatro de la
mañana, el silencio ocupó el lugar y Adoniram pudo
dormir. Al despertar, bajó para desayunar, el posadero lo
recibió gentilmente:
-Espero haya podido dormir bien –dijo el posadero-
¿No le molestaron los ruidos? –añadió.
-No –mintió Adoniram- pero dígame, ¿cómo se
encuentra el enfermo?

138
ADONIRAM JUDSON

-Lamentablemente murió en punto de las cuatro de la


mañana.
Adoniram sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo y
dijo:
-Lo siento mucho, ¿de casualidad sabía usted su
nombre?
-Por supuesto –respondió el posadero- yo tuve que
notificar a su familia. Su nombre era Jacob Eames, dicen que
era un graduado de una universidad en Providence.
Adoniram no lo podía creer, su amigo, su íntimo
amigo, quien lo guió a un entendimiento donde Dios no
cabía, había muerto a su lado, a unos cuantos pasos de él, y
de estar equivocado respecto a Dios, ahora Jacob estaba en
el infierno.
El impacto de este acontecimiento transformó
completamente a Adoniram, quien decidió creer en la Biblia
y en sus verdades eternas. Las palabras “está muerto, está
perdido”, no lo dejaron en paz por semanas.

“SOY CIUDADANO AMERICANO”

Su conversión tardó unas cuantas semanas, pero sus padres


fueron pacientes con él. Para aprovechar el tiempo, y para
despejar sus dudas sobre el cristianismo, su padre inscribió
a Adoniram a un seminario bíblico teológico en Andover. La
vida en aquel colegio era muy difícil, pero no había
distracciones para Adoniram, así que se dedicó de lleno al
estudio de la Biblia en sus idiomas originales: hebreo y
griego. El 2 de diciembre de 1808, debajo de un manzano, en
las inmediaciones del seminario, Adoniram rindió su
corazón y vida a Cristo.
Cierto día, durante su segundo año de estudios,
Adoniram encontró un panfleto sobre el país de la India. En
éste se contaban las religiones y supersticiones en las que se
encontraba sumergida la sociedad india. A Adoniram le
interesó, pues en el panfleto se afirmaba que era el tiempo
139
DE CAÑAS Y PÁBILOS

idóneo para evangelizar India. Buscó más información y se


topó con la historia de William Carey, quien en esos
momentos se encontraba en India realizando un ministerio
exitoso de traducción e impresión de la Biblia. En su
búsqueda, Adoniram encontró un libro sobre el Reino de
Ava, en el lejano país de Birmania (Myanmar actualmente),
y quedó profundamente motivado para ir a predicar el
evangelio a dicho país.
Su decisión fue única, pues en esos años no había ni
un solo misionero americano en ninguna parte del mundo.
Pero sus padres tenían otros planes para él. Su padre le
informó que uno de sus profesores del seminario ofrecía a
Adoniram un puesto de asistente en la Iglesia
Congregacionalista de Park Street en Boston. Para su familia
esta era una gran noticia pues Boston estaba muy cerca de
Plymouth, donde residían en aquellos años, y debido a eso
podrían visitar a Adoniram cuando ellos quisieran. Su
futuro era muy prometedor según su padre. Pero los ánimos
de la familia se vieron derrumbados cuando Adoniram les
informó su deseo de ser misionero en Birmania. Su madre y
hermana sólo lloraban y lo abrazaban constantemente, su
padre casi no le hablaba.
A su regreso al seminario, Adoniram se unió a un
grupo de estudiantes interesados en las misiones. Este
grupo comenzó a tener influencia, hasta que llegó a
convocar a los líderes de la iglesia congregacionalista del
país. Un grupo de líderes se reunieron para escuchar la
petición de los jóvenes de formar una sociedad misionera,
como la que William Carey había iniciado en Inglaterra. La
junta falló a su favor. Al terminar la reunión, Adoniram,
quien fue el elegido para hablar a los líderes de la iglesia, fue
invitado a cenar a la casa de un diacono llamado John
Hasseltine, y fue allí donde conocería a quien sería su esposa
y compañera en Birmania: Ann Hasseltine.
Adoniram buscaba cualquier oportunidad para
visitar a los Hasseltine, así después de un mes se convenció
140
ADONIRAM JUDSON

de que ella era la mujer de su vida. Le escribió una carta


pidiéndole ser su novia. Ella realmente no contestó, sino que
le dijo que le preguntara a su papa. Adoniram escribió una
carta al hermano John que decía lo siguiente:

«Quiero preguntarles ahora si estarían dispuestos a


separarse de su hija la primavera que viene y renunciar a
volver a verla en esta vida. Si estarían dispuestos a dejarla
marchar para someterse a las dificultades y sufrimientos de
la vida misionera, a los peligros de una travesía por el
océano, a la influencia fatal del clima sureño de Birmania, a
toda clase de necesidad y aflicción. A la deshonra, al
insulto, la persecución y, tal vez, a una muerte violenta.
¿Estarían dispuestos todo esto por amor de aquel que
abandonó su morada celestial y murió por ella y por
ustedes, por amor de las almas inmortales que perecen, por
amor de Sion y de la gloria de Dios?»

Para su alegría, los padres de Ann no respondieron


negativamente a aquella carta. Vale la pena mencionar que
se necesita ser verdaderamente espiritual para decir que sí a
una petición como esa. Pero para su lamento, las iglesias no
contaban con el presupuesto para sostener su viaje y vida en
Birmania. Se decidió pues que alguien viajara a Inglaterra
para pedir el apoyo de la sociedad misionera de Londres. El
elegido para dicho viaje fue Adoniram. Partió el 11 de enero
de 1811 rumbó a Inglaterra, pero a medio camino un barco
francés capturó su embarcación y tomaron a toda la
tripulación presa. El problema fue la misma que retrasó la
ayuda a Carey en India, la guerra entre Inglaterra y Francia;
además se rumoraba que Estados Unidos declararía la
guerra a ambos países. Allí, capturado Adoniram sufrió el
encierro de manera horrible, no había letrinas ni aire fresco.
De vez en vez un médico francés inspeccionaba a los presos,
pero no entendía inglés y Adoniram no hablaba francés. A
pesar de su aflicción Adoniram siguió leyendo las Biblias en
141
DE CAÑAS Y PÁBILOS

hebreo y latín que había conservado. Cuando leía un


capítulo en una, la traducía al otro idioma, así
sucesivamente. Un día el doctor francés se dio cuenta de la
Biblia en latín de Adoniram y comenzó a platicar con él en
aquel idioma. Éste lo ayudó a tener mejores condiciones de
vida dentro del barco, pero a su llegada a Bayona, Francia,
Adoniram fue arrestado. Entre jaloneos y empujones
Adoniram gritaba a toda voz:
-¡Soy ciudadano americano, mi país no está en guerra
con el suyo, esto es un atropello, déjenme en libertad ahora
mismo!
Un militar estadunidense presente escuchó los gritos
de Adoniram, y horas más tarde lo ayudó sacándolo de la
prisión y mandándolo a Inglaterra sano y salvo. Pero los
cristianos ingleses no estaban interesados en apoyar a cuatro
misioneros estadunidenses inexpertos y que no estuvieran
bajo su ministerio. Adoniram les propuso que lo aceptaran
bajo su tutela y que lo mandaran bajo sus órdenes al campo
misionero, la propuesta pareció buena a la sociedad de
Londres y así lo decidieron. Pero en su regreso a
Massachusetts, se encontró con una noticia trágica pero a la
vez alentadora. Un hermano apellidado Norris había
muerto y dejado treinta mil dólares para la sociedad
misionera americana, con el firme propósito de enviar a
cuatro misioneros con sus esposas al campo misionero.
El 5 de febrero de 1812 Adoniram y Ann se casaron
en casa de los Hasseltine y el día de 18 de ese mismo mes,
Adoniram Judson y su esposa Ann, Samuel Nott y su esposa
Harriet, Samuel Newell y su esposa Roxana, Gordon Hall y
Luther Rice, se embarcaron en un barco bergantín llamado
“Caravan” con destino a Calcuta, India.

INDIA-BIRMANIA.

El viaje fue largo y pesado, pero Adoniram lo aprovechó


para estudiar. Cuando Adoniram estudió a profundidad el
142
ADONIRAM JUDSON

Nuevo Testamento, notó que la palabra “bautismo”


significa “sumergir”, y por ende su bautismo cuando era
aún un bebé no valía. Estudió la doctrina del bautismo a
detalle y se convenció de que su iglesia, que bautizaba
infantes, estaba equivocada. Le comunicó sus dudas a su
esposa quien reaccionó negativamente. Era el primer
misionero congregacionalista y apenas en el viaje al campo
ya dudaba de las doctrinas de su iglesia envidadora. Judson
sabía que los bautistas sí sumergían en agua a los
convertidos adultos, pero su esposa no estaba de acuerdo
con esa práctica.
El 12 de junio de 1812, casi cuatro meses después de
salir de los Estados Unidos, llegaron a la India. A pesar de
la alegría que los plátanos y las piñas causaban a las
hermanas, que nunca habían comido esas frutas, Adoniram
y los demás misioneros se preocupaban mucho, pues los
oficiales ingleses los consideraban “indeciables” y los
amenazaban con deportarlos a su país. Adoniram sabía qué
hacer, buscó la universidad donde trabajaba William Carey
y son su ayuda logró conseguir permisos, aunque no
permanentes para estar en la India. William le contó a
Adoniram que su hijo Félix estaba en Birmania, pero que
logró su estadía allí al casarse con una nativa y el rey no le
permitía evangelizar. Le informó además que los birmanos
eran bárbaros que necesitaban urgentemente el evangelio.
William invitó a Adoniram y a su familia a Serampore
donde se encontraba la imprenta recientemente
reconstruida por el incendio que la azotó. Adoniram y su
esposa se separaron del resto del grupo, todos huían de las
autoridades inglesas que habían perturbado años atrás a
William Carey. En la separación Adoniram y Ann huyeron
a una isla conquistada por Francia, donde estuvieron
tranquilos, pero la población era esclavizada por los
franceses.
Después de siete semanas Adoniram regresó a
Serampore con dos noticias importantes: una, que su esposa
143
DE CAÑAS Y PÁBILOS

estaba embarazada y dos, que él estaba dispuesto a


bautizarse y ser parte de la iglesia bautista. William Ward,
el encargado de la imprenta de Carey, fue el ministro que
bautizó a Adoniram y a su esposa Ann quien por sí misma,
estudiando por su parte, se había convencido del error del
bautismo infantil. Ahora William Carey estaba dispuesto a
apoyar de lleno a Adoniram. Cuando se reencontraron con
Samuel Newell se enteraron de que la fiel amiga de Ann,
Harriet y su niña recién nacida habían muerto en alta mar.
Samuel, Roxana y Gordon se habían marchado a la isla de
Ceilán y Newell decidió alcanzarlos para ayudarlos en su
trabajo misionero y recuperarse de la muerte de su familia.
Por otro lado Luther Rice se había hecho bautista al igual
que los Judson, pero enfermó del hígado y necesitaba viajar
a un lugar más frio, por lo que decidió regresar a Estados
Unidos para viajar por todo el país y recoger apoyo de
iglesias bautistas americanas.
Pero Adoniram tuvo que huir a Madrás India, para
no ser deportado, nadie estaba dispuesto a llevarlo a
Birmania. Su esposa ya tenía varios meses de embarazo, dos
misioneros ingleses los recibieron en Madrás pero las
autoridades los localizaron rápidamente. Adoniram
buscaba la forma de escapar; un día encontró una
embarcación muy deplorable pero que viajaba a Rangún,
Birmania. Lo habló con su esposa y partieron en aquella
embarcación donde Ann dio a luz a su primer hijo, pero
nació muerto.
Su persecución los orilló a emprender aquel viaje a
Birmania que los plagó de temores de morir ahogados por
las inclemencias del tiempo. El barco se azotaba de un lado
para otro en una larga tormenta. La comida escaseaba. El
capitán del barco le pidió a Judson que orara si creía en eso,
porque el viento los había arrastrado a unos arrecifes
peligrosos. Por fin el 13 de julio de 1813, los Judson llegaron
a Rangún, Birmania. Cuando Adoniram bajó del barco para
su primera exploración notó que era una ciudad altamente
144
ADONIRAM JUDSON

idólatra y supersticiosa, sucia, nauseabunda y maloliente.


Su esposa estaba aún en el barco muy enferma y delicada.
Cuando Adoniram le contó el aspecto de la ciudad, no
pudieron evitarlo, lloraron amargamente, y oraron de la
siguiente manera:

«Dios, nos encomendamos a ti y te pedimos que nos lleves


al cielo, donde los malvados no acechan y los débiles
encuentran reposo.»

APRENDIENDO Y EVANGELIZANDO.

Cuando Ann pudo bajar del barco, lo hizo en un pequeño


sillón cargada por algunos hombres. Inmediatamente
después de arreglar el papeleo, Adoniram emprendió su
búsqueda de Félix Carey, fue fácil encontrar su casa pero él
no se encontraba; su amable esposa recibió a los Judson. Al
día siguiente de su llegada Félix regresó, y le contó a
Adoniram que era médico y había viajado a Ava, la ciudad
capital para vacunar a los príncipes contra la viruela. Félix
gozaba de una buena popularidad en Birmania, pero no
tenía permitido predicar el evangelio. Cada día, según él,
corría el riesgo de perder la cabeza. Gracias a Félix, los
Judson pudieron comenzar con clases de birmano, y
estuvieron en un lugar a salvo y con suficiente comida.
Allí se mantuvieron mucho tiempo, aprendiendo el
idioma, los Carey viajaron a Serampore en India para la
ordenación de Jabez Carey, de regreso a Birmania, pasaron
a ver a los Judson e informarles que a Félix se le había
ofrecido un trabajo en el gobierno de Birmania y se dirigió a
la capital en Ava. En el camino una tormenta azotó el barco
donde viajaban los Carey y por más que trató, Félix perdió
a su esposa y sus tres hijos ahogados en el río.
Para los Judson esa fue una noticia estremecedora, y
no volvieron a saber de Félix hasta mucho tiempo después.
Al paso de tres años y medio de haber salido de Estados
145
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Unidos, les llegó una carta de su amigo Luther quien les


informó que él en persona había iniciado una sociedad
misionera bautista en Norteamérica. Y con el apoyo
económico, Luther también les mandaba un matrimonio de
misioneros norteamericanos para apoyar a los Judson.
Con esas nuevas expectativas, Adoniram solicitó una
audiencia con el virrey de Rangún. Éste no le recibió, pero
su esposa Ann logró entablar una fiel amistad con la
primera virreina quien ayudó a los Judson a entrar en la
simpatía del virrey.
Los misioneros traían consigo una pequeña imprenta
para la traducción de la Biblia al birmano. Judson y Ann ya
hablaban y escribían bien el birmano, esto gracias al trabajo
iniciado por Félix Carey, quien dejó un libro de lingüística
birmana y un diccionario inglés-birmano. Además de todo,
los Judson esperaban a su segundo hijo quien nació el 11 de
septiembre de 1814 y lo nombraron Roger Judson. Gracias
al bebé, los birmanos se acercaban a los Judson para
contemplar al niño de pies blancos y ojos como el cielo.
Adoniram comenzaba a hablar con los birmanos del
evangelio y estos se veían muy interesados. Todo marchaba
bien.
Pero la tragedia no se hizo esperar, a los seis meses
de edad el pequeño Roger enfermó durante dos semanas,
pero solo tenía síntomas por las noches. Un día, el pequeño
tuvo un ataque de tos y repentinamente murió. Centenares
de personas se reunieron para el funeral del “niño blanco”.
Los Judson quedaron devastados, encerrados en la casa
Carey, permanecieron tres días sin salir. De pronto
recibieron una visita inesperada, ambos vieron, por la
ventana, a la virreina descender de un gran elefante. Ann la
recibió y tan pronto la vio, la virreina se echó a sus brazos
consolándola por su pérdida. La mujer amablemente los
invitó a una excursión montados en elefante, los Judson
accedieron y se dieron cuenta que era una gran oportunidad
para ellos. Al siguiente día la excursión en elefante terminó
146
ADONIRAM JUDSON

con un agradable día de campo en la selva de Rangún.


Gracias a la virreina los Judson salieron de su depresión al
ver que la oportunidad de evangelizar seguía más viva que
nunca.
Ann decidió comenzar una pequeña escuela para que
las niñas birmanas aprendieran a leer y escribir. El grupo
llegó a treinta de manera espontánea. Las madres birmanas
recogían a sus niñas al término de las lecciones y entonces
Ann aprovechaba para hablarles del evangelio.
Lamentablemente los birmanos eran budistas y no creían en
el cielo o el infierno. Buda les había enseñado hace dos mil
quinientos años, que la vida era un continuo círculo
interminable de reencarnación y sufrimientos, y que la única
manera de escapar de dicho círculo era alcanzar la
iluminación a través de ocho requisitos contenidos en un
libro llamado “Camino superior”. De cumplir esos
requisitos entonces una persona alcanzaba el nirvana, es
decir, un estado en el que ya no se reencarna. Para los
Judson la evangelización era muy complicada, pero
persistieron, y con la llegada de George Hough y la
imprenta, redactaron el primer folleto evangelístico en
birmano, que constaba de siete páginas, titulado “El camino
al cielo”.
El tratado dio resultado, pues un día de marzo,
Adoniram recibió la visita de un birmano que venía a adorar
a un templo budista en Rangún. Éste le contó que había
recibido una copia de su folleto y que estaba dispuesto a leer
y aprender más sobre la religión de Jesucristo, el hijo de Dios
y de su Padre el Dios eterno. Las palabras del birmano
impresionaron a Adoniram pero éste le pedía más que leer
y Adoniram sólo tenían unas cuantas copias de los primeros
cinco capítulos del evangelio de Mateo que estaban a prueba
aún. El hombre los recibió fascinado y prometió leerlos
todos los días. Adoniram le prometió que a su regreso, el
próximo año, él tendría mucho que este hombre pudiera

147
DE CAÑAS Y PÁBILOS

leer. Judson entendió que la traducción e impresión del


Nuevo Testamento era urgente.
Pero la gente de Birmania no estaba dispuesta a ser
cristiana, ellos preferían irse al infierno y estar con sus seres
queridos, que ir al cielo y estar solos. Ni el maestro del
idioma accedía a recibir a Jesucristo. Entonces Adoniram
recordó que William Carey le había dicho que en una
provincia llamada Chittagong había un grupo de birmanos
cristianos. Entonces Adoniram decidió ir allá para reclutar a
algún birmano evangelizado para acompañarle a Rangún y
hacer lo que fuera por compartir el evangelio con sus
paisanos. Así en diciembre de 1817 Adoniram zarpó rumbo
a Chittagong, pero la situación se complicó gravemente.
Primero el viento llevó al barco con dirección a Madrás
India, luego Adoniram enfermó gravemente de disentería.
Anduvo bajando por la bahía de Bengala por mucho tiempo
sin poder llegar a Chittagong, por fin decidió regresar a
Rangún, pero ya habían pasado siete meses desde que había
salido de casa. Cuando regresó su esposa estaba
emocionadísima de verlo de nuevo, ella pensaba que él
había muerto.
A su regresó Ann le contó que en los siete meses de
su ausencia, habían arrestado a George, pues el virrey de
Rangún había sido ascendido, y junto con la virreina y todas
sus demás esposas se habían mudado a Ava. Le contó que
después de semanas de encierro, se aclaró el asunto y
dejaron libre a George. Entonces una epidemia de cólera
había invadido Birmania. Miles murieron por la
enfermedad y George se marchó de Birmania para estar a
salvo con su esposa. Desde India, George prometió seguir
imprimiendo todo el trabajo de los Judson. Además Ann le
informó que había llegado una carta de la sociedad
misionera bautista de Norteamérica notificándole que
mandarían dos matrimonios más para apoyar a los Judson.
Las dos parejas misioneras llegaron unas semanas
después del regreso de Adoniram; tristemente los dos
148
ADONIRAM JUDSON

varones recién llegados enfermaron de tuberculosis. La


esposa de uno de ellos enloqueció culpando a los Judson de
envenenar a su esposo y huyó de Birmania. Su marido
murió en el mar, ahogado. El otro llamado James Colman
sobrevivió a la enfermedad y lentamente se recuperó.
Entonces Adoniram y él compraron un pequeño terreno en
una calle muy concurrida y construyeron una estancia sin
paredes para recibir a peregrinos cansados y poder
hablarles del evangelio. En mayo de 1819 tuvieron su primer
convertido birmano llamado Maung Nau, quien pidió ser
bautizado en sólo un mes.
La situación marchaba bien, pero cambió de repente.
El rey de Birmania murió y su nieto ocupó su lugar matando
a mil cuatrocientos miembros de la familia real, siervos del
rey y miembros de ejército, además de asesinar a doce mil
civiles.
Ya en noviembre de 1819, había dos convertidos más
quienes accedieron a bautizarse. Entonces los budistas
prestaron atención a los misioneros. El nuevo rey mandó a
construir estancias dirigidas por sacerdotes budistas y nadie
visitaba ya a los misioneros. Así fue como Adoniram tomó
la decisión de ir junto con James a solicitar una audiencia
con el rey Bagyidaw en Amarapura, nueva capital del país.
Los dos misioneros fueron ayudados por el antiguo virrey
de Rangún para poder ver al rey, pues éste era el primer
oficial real de Bagyidaw.
En enero de 1820 Adoniram y James estaban en un
salón lleno de reliquias de oro, esperando la llegada del rey.
Cuando el rey apareció, todos los birmanos presentes
cayeron al piso arrodillados. Adoniram y James se
mantuvieron de pie y sólo hicieron una reverencia cuando
éste llegó.
-¿Quiénes son estos hombres y qué quieren? –
preguntó el rey sentado en su trono de oro-
-Somos los maestros religiosos sobre los que ha oído
hablar su majestad – contestó Adoniram.
149
DE CAÑAS Y PÁBILOS

-¿Cómo es posible que hables igual que un birmano?-


dijo el rey y añadió: -¿Qué quieren?
El oficial presente, leyó la petición de los misioneros,
que amablemente solicitaba el permiso del rey para hablar
de su religión en su país sin ninguna restricción. El rey pidió
la petición por escrito y la leyó personalmente. Además
pidió algún escrito que demostrara de qué se trataba esta
religión. Cuando recibió de parte de Adoniram uno de sus
folletos evangelísticos, lo comenzó a leer pero sin más
interés lo tiro al suelo. El cortesano extendió al rey seis
Biblias que Adoniram había traído como regalo. El rey las
rechazó y mandó pedir que se sacara a los misioneros de su
presencia, afirmó que en su reino no había lugar para libros
de religiones extranjeras. Adoniram y James fueron sacados
por los siervos horrorizados quienes les pedían que se
marcharan, pues su petición no le había agradado al rey.

CONVERTIDOS, ENFERMEDADES Y
PERSECUCIONES.

Adoniram regresó rápidamente a Rangún y pensó que tan


pronto llegara se marcharía con Ann a un lugar más seguro.
Pero los tres nuevos convertidos insistían en que los Judson
se quedaran por lo menos hasta que uno de ellos pudiera ser
el líder del pequeño grupo de cristianos. El pesimismo de
Adoniram y sus preocupaciones se vieron mitigados
cuando vio a un sacerdote erudito budista abrazar el
evangelio y pronto ya había diez birmanos convertidos.
Gracias a Dios el antiguo virrey de Rangún regresó con su
esposa, amiga de Ann. Ambos ayudaron a la protección de
los nuevos convertidos y ninguno fue herido ni insultado.
Para su mayor preocupación Ann enfermó y
Adoniram tuvo que llevarla a Calcuta, India, pues era el
único lugar donde se encontraba el único médico en
kilómetros. Resultó que Ann estaba enferma del hígado por
las altas temperaturas y la falta de nutrientes, el doctor
150
ADONIRAM JUDSON

recomendó que regresara a los Estados Unidos, pero ella se


negó rotundamente. Después de tres meses Ann se
recuperó, aunque no del todo, ambos regresaron y los diez
convertidos los recibieron en el muelle. Poco después de su
llegada, Adoniram recibió la visita del hombre a quien le
había entregado copias de traducciones de los primeros
capítulos del evangelio de Mateo. Éste le contó a Adoniram
que se había aprendido de memoria los cinco capítulos que
él entregó, y que quería ser parte de la nueva iglesia.
Adoniram estaba muy gozoso, la iglesia iba creciendo
y él avanzaba en sus traducciones del Nuevo Testamento.
Pero la salud de Ann volvió a postrarla en cama. Adoniram
dudaba por su vida, entonces sin objeción alguna de parte
de ella, Adoniram la mandó a los Estados Unidos para que
se le diera atención médica adecuada.
Ahora Adoniram estaba solo, pues James y su esposa
se fueron a Chittagong para pastorear la pequeña iglesia que
allí subsistía a la deriva. Un nuevo matrimonio de
misioneros llegó para apoyar a Adoniram. Sus nombres
eran Jonathan y Hope Price, lo más motivante es que
Jonathan era médico cirujano y comenzó a operar las
cataratas de las personas que comenzaron a viajar desde
grandes distancias para conocer y ser operadas por el
famoso doctor. Lamentablemente su esposa Hope murió de
disentería. Cuando George Hough se topó con Ann, en su
escala a Estados Unidos, decidió regresar a Rangún con todo
e imprenta.
La noticia del nuevo doctor llegó hasta oídos del rey
Bagyidaw quien solicitó su presencia en la capital.
Adoniram tuvo que acompañarlo pues él no dominaba el
idioma, necesitaba un traductor. La audiencia fue todo lo
contrario a la anterior, Adoniram sirvió como traductor, el
rey quería saber todo lo relacionado con las nuevas
operaciones que el Dr. Price estaba realizando. Les pidió que
se quedaran en Ava por si acaso se necesitaran sus servicios.
Adoniram agradeció que los Hough estuvieran en Rangún
151
DE CAÑAS Y PÁBILOS

para cuidar de la reciente nueva iglesia y estaba emocionado


por las oportunidades que los conocimientos médicos de
Jonathan ofrecían a ambos. Al no poder regresar a Rangún,
por la orden oficial, Adoniram aprovecho para predicarle
inclusive al hermano del rey. La familia real comenzó a
interesarse por los misioneros y les comentaron que el rey
pensaba en permitirles construir una “casa sagrada” y que
Adoniram y Jonathan estaban por ser nombrados “santos”,
así podrían predicar con toda la libertad que quisieran. Pese
a todas las buenas circunstancias, el doctor Price se equivocó
en una operación y la paciente quedó ciega. En su
desesperación por ser asesinado, el misionero tomó como
esposa a su paciente ciega aunque ésta era budista.
Adoniram se enteró que James había muerto en Chittagong,
además no tenía ni idea de cómo se encontraba su esposa.
El 25 de enero de 1823 Adoniram pudo regresar a
Rangún con permiso del rey. Estaba ansioso, pues esperaba
el regreso de su esposa que llegó hasta diciembre de ese año.
Adoniram estaba muy contento de ver a su esposa, habían
pasado ya dos años de su ausencia. Ann llegó a Rangún con
un nuevo matrimonio misionero, Jonathan y Deborah
Wade. Adoniram le contó a Ann los planes de viajar a Ava
donde dejó al doctor Jonathan Price, para comenzar una
iglesia en la ciudad real. Con ayuda de los Hough y los
Wade, Adoniram se trasladó a Ava y dejó en sus manos la
iglesia en Rangún. En el camino, Ann le contó que su padre
había renunciado al pastorado y que ya era bautista, le dijo
también que su hermano Elnathan era un famoso cirujano.
Además le contó que ella misma había escrito un libro sobre
la vida y ministerio de Adoniram en Birmania. También le
contó que la universidad, donde él estudió, lo había
nombrado “Doctor Honoris Causa en Teología”.
A su llegada a Ava, los Judson se enteraron de que
las rencillas entre el gobierno inglés, que gobernaba India, y
el imperio birmano estaba en su máximo esplendor. Aunque
todas las amistades que Adoniram había logrado entablar
152
ADONIRAM JUDSON

en Ava, en su pasada estadía, le cerraron las puertas, él no


dudo en seguir con sus planes. Allí conoció a un ciudadano
inglés llamado Henry Gouger quien había hecho una
fortuna comerciando en Ava, pero las leyes de ese país no
permitían a nadie sacar oro, piedras preciosas u otros
objetos de valor de las inmediaciones del país. Por eso
Henry se encontraba atorado en aquel país. Éste le ayudaba
a Adoniram con todos sus apoyos económicos que llegaban
a Calcuta India. Con el dinero ganado por el libro de Ann y
sus apoyos económicos, Adoniram construyó una casa de
ladrillos para mitigar el insoportable calor de Birmania.
El 23 de mayo de 1824 la guerra entre Birmania e
Inglaterra explotó y todos los extranjeros fueron
denominados espías de Inglaterra. Henry fue arrestado y
pronto los oficiales del rey invadieron la casa de los Judson
arrastrando a Adoniram a la prisión. Adoniram permaneció
nueve meses encerrado en la cárcel, acusado de ser espía con
muchos ingleses y birmanos. Por los días los metían a una
choza de bambú y por las noches los encerraban y ataban
con los pies en el aire. Así Adoniram dormía con la espalda
y la cabeza en el suelo y sus pies en el aire. Sobre su cabeza
tenía la traducción del Nuevo Testamento que cuidaba con
celo y pasión. Hasta que en la tarde del primero de marzo
de 1825 los soldados destruyeron la choza y metieron a la
fuerza a todos los prisioneros en la celda de noche. A media
noche, Adoniram en compañía de Henry y otros igualmente
desdichados fueron sacados de la celda... Habían pasado
nueve largos meses en los que Adoniram no había estado
afuera al aire libre durante la noche. La brisa nocturna
golpeaba su cara brindándole un poco de alivio. Era el lugar
perfecto para morir degollado. Sin embargo, la circunstancia
se desvió hacia una interrogante para Adoniram y Henry,
pues lo único que sucedió fue que les pusieron otros dos
pares de grilletes en sus pies y los regresaron a la celda de
noche. Ahora ya no los sacaban al patio en el día, sólo por
unas horas en la noche. Ann lo visitó y le contó que los
153
DE CAÑAS Y PÁBILOS

birmanos perdían ante los británicos, por eso, el hermano


del rey estaba furioso y comenzó asesinatos de extranjeros
presos por todo el país. Como Ann visitaba frecuentemente
al gobernador para pedir por su esposo, éste se hizo amigo
de ella y ayudó a que encerraran todo el tiempo a Adoniram,
Henry y otros ocho extranjeros para no ser vistos por nadie.
Esa era la razón por todo el encierro que pasaron.
Adoniram llevaba once meses encarcelado cuando
los trasladaron a otro lugar. Fueron trasportados a pie hasta
Oung-pen-la, situada a trece kilómetros de Ava. Ann lo
alcanzó para socorrerlo, pero su marido era un esqueleto
andante con sus pies hinchados y ensangrentados. En el
grupo de presos había un capitán escoses y un comerciante
griego, Adoniram sabía que todo extranjero corría peligro y
temía por la vida de su esposa e hija; Ann y la pequeña
María no comieron por dos días de proceso hasta Oung-pen-
la. Llegando a la nueva prisión se volvió a encadenar los pies
de los presos al bambú para que éstos quedaran
suspendidos en el aire. Los mosquitos torturaron a
Adoniram hasta que amaneció.
En su estancia en la nueva prisión, Adoniram
contempló cómo se traía hacia ellos a un león enjaulado, lo
primero que pensó es que sería devorado por el animal para
diversión de los soldados. Lo que Adoniram no sabía es que
el rey Bagyidaw los mantenía vivos para usarlos como
negociación con los británicos. El león murió de hambre y
Adoniram solicitó que se le encerrará en la jaula vacía, así
pudo dormir con los pies en la tierra después de más de un
año de encierro. Gracias a los empleados de Henry, que
siguieron fieles a él aun durante su arresto, y a Ann,
Adoniram y los otros siete que lo acompañaban pudieron
comer sanamente y recibir ciertos cuidados para poder
recuperarse. En agosto de 1825, Adoniram y los demás
presos fueron trasladados a la ciudad de Amarapura, donde
residía el rey. Los dividieron en celdas separadas, Adoniram
pensó que ahora sí sería asesinado. Pero la guerra había
154
ADONIRAM JUDSON

terminado y se solicitó al rey de Birmania una serie de


peticiones de rendición. Como el documento que contenía el
tratado estaba en inglés, Adoniram sirvió como traductor y
así fue liberado en Noviembre de 1825.
Cuando logró llegar a Rangún, con todo y su familia,
se dieron cuenta que la ciudad había sido bombardeada y se
enteraron de que los Wade y los Hough había huido a
Calcuta, India, para resguardarse de la guerra, pero la casa
estaba en pie. Más tarde, en el mismo día que llegaron a
Rangún, Adoniram se enteró que un fiel convertido de él
había visitado la prisión pocos minutos después de su
traslado a Oung-pen-la. A Maung Ing, quien había viajado
hasta Ava para ver a Adoniram, sólo le bastó con buscar
algún objeto que le recordada al misionero, logró reconocer
una almohada, que obviamente no era típica de lo birmanos;
la tomó de un charco de lodo y se la llevó como recuerdo de
quien él ya creía muerto. Cuando trató de lavar la almohada
encontró las traducciones del Nuevo Testamento dentro.
Todo marchaba bien y no fue todo, los británicos
arrebataron al rey Bagyidaw varias provincias de Birmania
en las que se promulgó la libertad religiosa y se dio total
apoyo a los misioneros. Así la familia Judson se mudó a la
nueva ciudad de Amherst, Birmania. La compañía inglesa
de la India, que tanto había perseguido a Adoniram en su
llegada, ahora veía en Adoniram y Henry una oportunidad
de comerciar con Birmania. Así los dos hombres fueron
mandados a Ava de nueva cuenta para negociar con el rey,
el acuerdo incluía la libertad religiosa. Pero las cosas se
desenvolvieron lentamente. Adoniram recibía cartas de su
esposa, en una de ellas le informaba que María estaba muy
enferma y que de venir, aunque sea pronto, posiblemente no
estaría viva a la llegada de Adoniram. Él insistía en poder
regresar a Amherst, pero las negociaciones no se lo
permitían. Un día recibió una carta que decía:

155
DE CAÑAS Y PÁBILOS

«Mi querido señor: Alguien que ha sufrido tanto y


con tan ejemplar fortaleza, no precisa de muchas palabras
para anunciarle malas nuevas. Sería cruel torturarle con la
duda y el suspenso; baste con decirle que la Señora Judson
ha muerto.»

Adoniram vivía en ese entonces en la casa del doctor


Price en Ava, quien sólo tres días después de saber la noticia
de la muerte de Ann, también perdió a su esposa, aquella
birmana ciega, y a su bebé cuando ésta lo dio a luz. Los dos
hombres estaban, sencillamente, destrozados. Las
negociaciones terminaron en enero de 1827 y Adoniram
regresó consternado y profundamente deprimido pues no
se llegó a un acuerdo de libertad religiosa. Cuando quiso
abrazar a María, quien había sido cuidada por Jonathan y
Deborah Wade, la niña se aferraba a Deborah pues no
reconocía a su padre. Adoniram lloró profundamente. Se
enteró que Ann había perdido la vida por una infección que
le causó una fuerte fiebre, y que por su cuerpo tan
maltratado por el hambre y la escasez, Ann no pudo
soportarlo y murió el 26 de octubre de 1826. Fue enterrada
bajo un pequeño árbol en la nueva casa de la misión.
A pesar de la desgracia, Adoniram recibió gustoso a
otra familia misionera que llegó desde los Estados Unidos
para apoyarle. Se trataba de George y Sarah Boardman, con
su hija. Pero el 26 de Abril de 1827 murió su hija María con
menos de tres años de edad. Fue enterrada a un lado de su
madre. Por si esto fuera poco, Adoniram recibió la noticia
de que su padre había muerto, y poco después también
murió su hermano Elnathan juntó con su esposa y su
pequeña niña. Adoniram estuvo deprimido por más de dos
años. Pero en 1830, una nueva pareja de misioneros llegó a
Birmania, el hermano era impresor, lo que inspiró a
Adoniram a salir de su tristeza y volver a traducir. El Nuevo
Testamento ya estaba completo y Adoniram comenzó con el
Antiguo Testamento.
156
ADONIRAM JUDSON

Para alejarse de los recuerdos, pues muchos


misioneros comenzaban a morir, entre ellos el doctor Price,
Adoniram se mudó a Moulmein. Y en Marzo de 1830 viajó
a Rangún para aprovechar las festividades, donde se
reunían miles de personas, para volantear folletos
evangelísticos. Seis mil birmanos lo visitaron en la casa de la
misión con preguntas y peticiones como:

«Escuchamos que existe un infierno eterno. Estamos


aterrados. Denos algún escrito que nos diga como librarnos
de él.» «Señor, hemos visto un escrito que afirma la
existencia de un Dios eterno. ¿Es usted quién reparte dicho
escrito? Si es así, denos uno, porque deseamos conocer la
verdad antes de morir.» «¿Es usted un hombre de
Jesucristo? Queremos un escrito que hable de Jesucristo.»

DESPUÉS DE TREINTA Y TRES AÑOS.

En enero de 1834 Adoniram terminó su traducción de la


Biblia al birmano. No la tradujo del inglés al birmano, como
era de esperarse, no, lo hizo del arameo, hebreo y griego al
birmano. Poco después Adoniram se enteró que el
misionero que llegó a apoyarlo después de la muerte de
Ann, también había muerto. Él y su familia se habían ido a
vivir a las montañas de Birmania, George Boardman bautizó
a 17 convertidos justo un día antes de morir, pero su esposa
se había quedado para seguir evangelizando en la zona.
Adoniram vio en Sarah Boardman y en su único hijo vivo,
George, la nueva familia que Dios le estaba dando. Los
Boardman habían adoptado a los hijos que el doctor Price
había tenido de un segundo matrimonio, pero estos dos
niños, junto con otros dos hijos de los Boardman murieron
en las montañas birmanas.
Adoniram y Sarah decidieron casarse el 1 de Abril de
1834. Sarah tomó la decisión de mandar a su hijo George a
los Estados Unidos, pues en realidad era el único hijo de
157
DE CAÑAS Y PÁBILOS

todos los misioneros en Birmania que seguía vivo. Dios le


sonrío Adoniram y Sarah, les dio tres hijos: Abigail Ann,
Adoniram y Elnathan. Además la primera impresión
completa de la Biblia birmana se logró en 1840. Después
nació Luther Judson, pero nació muerto. Le siguió Henry
Judson que murió al año de haber nacido, lo enterraron al
lado de William Carey y William Ward, pues la familia se
encontraba en Serampore, pues todos estaban enfermos.
Después nació un niño más al que también llamaron Henry,
le siguieron Charles y Edward Judson. Ahora Adoniram
tenía seis hijos, pero las enfermedades no dejaban de acosar
a la familia Judson al grado de que la vida de Sarah corría
peligro. Sin más que decir, el doctor les rogó que fueran a
los Estados Unidos para recibir atención médica, y
Adoniram, con una fuerte infección de garganta tuvo que
decidir el viaje el 26 de Abril de 1845. Sólo los esposos
Judson con sus tres hijos mayores viajaron a Estados
Unidos, pues los tres más pequeños no hubieran podido
recibir los cuidados de su madre enferma; además si algo
ocurría durante la travesía, Adoniram prefería darles una
oportunidad de vivir a los tres pequeños. El viaje fue difícil
para Sarah quien murió el 1 de septiembre de 1845. Su hijo
mayor, George, la esperaba en Boston con 18 años.
Adoniram logró llegar a Boston en octubre de 1845, después
de treinta y tres años de estancia en el continente asiático.
A su llegada, multitudes de personas abarrotaron el
muelle. Gritaban su nombre y alababan a Dios por
permitirles presenciar la llegada del “santo de Birmania”,
como la prensa lo llamaba. Adoniram y todos los misioneros
americanos en India y Birmania eran considerados héroes
nacionales. La hermana de Adoniram, Abigail, aún vivía en
casa de sus padres, y a su llegada Abigail le mostró la
habitación donde Adoniram creció junto con Elnathan. Pero
cuando llegó a Plymouth, a casa de sus padres, recibió una
carta que informaba la muerte de su hijo Charles, quien
murió poco después de su salida de Birmania. Adoniram
158
ADONIRAM JUDSON

viajaba por todo Estados Unidos predicando. Las iglesias se


llenaban hasta el tope, los invitados llenaban calles a las
afueras de las iglesias, para tener una oportunidad de
escucharle predicar. Sin saberlo Adoniram, el libro que
había escrito Ann, en su visita a los Estados Unidos, se
imprimió en centenares de copias que fueron vendidas en
todo Norteamérica, haciendo famoso a Adoniram y a su
traducción de la Biblia.
Adoniram fue invitado por un pastor para predicar
en Filadelfia. El pastor insistió en viajar hasta Massachusetts
y escoltar el viaje en tren de Adoniram hasta Filadelfia. En
el camino el tren se detuvo por fallas mecánicas. En ese
momento Adoniram notó que el pastor portaba un libro de
Emily Chubbok, una escritora de novelas románticas
cristianas, pero su estilo era más cómico que romántico. A
Adoniram le pareció interesante el libro y pudo conocer a
Emily en Filadelfia. La contrató para escribir la biografía de
su segunda esposa, Sarah. En el trayecto del escrito,
Adoniram y Emily se enamoraron, pero él era 27 años
mayor que ella. A pesar de la controversia se casaron el 2 de
junio de 1846.
DE NUEVO EN BIRMANIA.

La pareja de recién casados se despidió y marcharon a


Birmania. Cuando llegaron, los dos hijos de Adoniram,
Henry y Edward recibieron muy bien a su nueva mamá. Se
mudaron a Rangún de nueva cuenta y Emily escribió:

«Hemos sido bendecidos con una buena porción de


cucarachas, escarabajos, lagartos, ratas, mosquitos y
chinches. Me parece que más de una veintena de éstos
últimos han recorrido el cuaderno desde que empecé a
escribir estas palabras.»

Emily hizo inmensamente feliz a Adoniram. Él


concluyó el diccionario inglés-birmano que Félix Carey
159
DE CAÑAS Y PÁBILOS

comenzó hacía más de treinta años. Tuvo dos hijos más con
Emily, pero enfermó de gravedad y fue llevado a los Estados
Unidos. El 12 de Abril de 1850 murió en alta mar. Sin
ceremonia el cuerpo de Adoniram fue puesto en un ataúd y
arrojado al mar. Emily dio a luz a su segundo hijo quien
murió el mismo día que nació. Se enteró de la muerte de su
esposo cuatro meses después y decidió regresar a los
Estados Unidos, con los dos hijos de Adoniram y Sarah y
con su hija llamada Emily Frances Judson. Además la
biografía de Sarah Judson ya estaba imprimiéndose en
Estados Unidos. Cuando Emily llegó a Norteamérica
comenzó una nueva biografía más completa de su esposo.
George, hijo de George y Sarah fue pastor al igual que
Edward y Elnathan Judson. Abigail fue rectora de una
universidad. Henry Judson fue soldado, Adoniram hijo,
médico y Emily Frances fue una feliz ama de casa.
Aquel quien fue ateo, vio morir a seis de sus hijos y a
dos de sus esposas. También contempló la muerte de
muchos de sus amigos misioneros. Estuvo preso por más de
dieciocho meses. Durmió con su traducción del Nuevo
Testamento escondida en su almohada por nueve meses.
Después de su depresión, en aquel avivamiento, en Marzo
de 1830, del que él fue el protagonista, Adoniram por fin
comprendió el alto costo que él había pagado para poder ver
a doscientos diecisiete bautizados en aquella fiesta pagana.
En marzo de 1830 ya había en Birmania trecientos cincuenta
y tres cristianos, entre birmanos y extranjeros. Cuando
murió ya había sesenta y tres iglesias y más de siete mil
bautizados con un total de ciento sesenta y tres ministros del
evangelio. Además contaban con una traducción completa
de la Biblia al idioma birmano, que hasta hoy en día es la
única traducción de la Palabra de Dios en aquella lengua.
La muerte, el dolor, el encierro y el sufrimiento le
demostraron a Adoniram Judson el alto costo y el infinito
valor de seguir a Jesús.

160
3
DAVID LIVINGSTONE
EL TESTARUDO

David Livingstone fue a recibir al pastor Robert Moffat y su


familia, en especial a su hermosa hija Mary. Cuando llegó a
la nueva casa de la base de la misión en Mabotsa, un aldeano
lo recibió con gritos espantosos. ¡Tau, tau! Gritaba el hombre
con desesperación. David sabía el significado de esas
pequeñas palabras que identificaban el sonido habitual
africano para describir el ataque de leones.
-Está matando a las ovejas –dijo el aldeano.
Con un grupo lo bastante grande para tomar valor,
David se dirigió con ellos en busca de lo acontecido. Cuando
llegaron a la colina donde se encontraban los rebaños de
ovejas, se toparon con los cuerpos masacrados de los
indefensos animales, los sobrevivientes gemían con
angustia. Se escuchó en fuerte “¡Por aquí!” Todos se
dirigieron hacia el hombre que los llamaba. Allí estaba el
león, dorado, enorme e imponente, de unos ciento ochenta
kilos. De pronto el animal saltó contra el grupo de hombres
161
DE CAÑAS Y PÁBILOS

que no pudieron disparar los rifles ni lanzas, sólo huyeron


despavoridos; el león desapareció en la maleza. Gracias a
Dios nadie resultó herido. Ninguno se atrevería a buscar al
león, creían que ya se había marchado tan pronto como saltó
sobre ellos. Recogieron los cuerpos muertos de las ovejas
permitiendo que su sangre se derramara por todo el camino,
había carne fresca para cenar, se dijeron. Pero en el camino
de regreso a la casa de la misión, David vio unos matorrales
moverse muy cerca de él, se acercó cautelosamente y
contempló, a unos tres metros, al inmenso león con una
melena fascinante. David tomó su rifle, lentamente y sin
quitar la vista del animal, se dispuso a disparar. No todos
los aldeanos se habían percatado de lo que pasaba con
David, pero cuando escucharon el disparo de la escopeta de
David, corrieron a ver que sucedía. El león había sido herido
con el rifle, pero en vez de caer muerto, lo único que el
disparo le ocasionó fue que se encendiera en ira contra su
atacante. Los aldeanos vieron una nube de polvo, en medio
de ella, se aterrorizaron al ver el cuerpo de David sacudido
por los aires. El león lo había tomado por el brazo y lo
sacudía cuál muñeco de trapo. Mebalwe, el asistente
personal de David, fue el primero en tomar el coraje para
atacar a la fiera, su amo estaba siendo atacado y él estaba
dispuesto a dar su vida para salvar a David. Mebalwe
disparó contra el león que dejó caer a David en el suelo
gravemente herido. El león se atolondró por unos segundos,
Mebalwe trataba de recargar su rifle pero el león se precipitó
contra él y lo tomó por la pierna. David logró alcanzar a ver
a su fiel compañero gritando de dolor con toda la quijada
del león fuertemente apretando su muslo. Los aldeanos
estaban estupefactos ante la masacre, pero cuando vieron a
David vivo, atacaron al león. Un total de quince lanzas
atravesaron el cuerpo del león ya herido por dos disparos
de rifle. El león soltó a Mebalwe e intentó atacar a los
aldeanos, pero no aguantó más y cayó muerto. David aún
sentía la saliva del animal recorrer su cuerpo, su sangre teñía
162
DAVID LIVINGSTONE

el suelo, el dolor era tan profundo que lo obligó a perder la


conciencia…
CIENCIA O RELIGIÓN.

David Livingstone, nació en Blantyre, Escocia, el 19 de


marzo de 1813, hijo de un devoto cristiano
congregacionalista, fue educado para estudiar y
comprender la Palabra de Dios. Al igual que William Carey
y Adoniram Judson, David Livingstone fue un niño
prodigio. A los nueve años ya recitaba el Salmo 119 de
memoria, completo y sin errores, por eso se ganó su primer
Nuevo Testamento. Se dice de él, que le encantaba la
naturaleza y los libros. En muchas ocasiones su madre tenía
que apagar la vela, que se encontraba junto a la cama de
David y obligarlo a dormir, pero él tardaba mucho tiempo
en quedarse dormido meditando en lo que acababa de leer
y trataba de recordar palabra por palabra.
Su padre, Neil Livingstone, era vendedor ambulante
de té. Iba de casa en casa vendiendo y predicando el
evangelio. Le gustaba repartir folletos evangelísticos y orar
por las personas y por sus necesidades. Obviamente el señor
Livingstone no ganaba mucho por sus ventas de té. Todos
los hermanos de David y él aprendieron a trabajar desde
pequeños en una fábrica de algodón. A los diez años, David
entró a trabajar en la fábrica, con su primer sueldo se
compró una gramática de latín. David trabajaba, en la
fábrica de algodón, de seis de la mañana a ocho de la noche,
seis días a la semana, estudiaba en una escuela nocturna. Los
domingos los dedicaba a ir a la iglesia y jugar con sus
hermanos, pero siempre buscaba tiempo para leer y
aprender más de Dios y el mundo.
La ciencia comenzaba a tener grandes avances en
diferentes áreas, sobre todo en el de la medicina. Se decía
mucho por aquellos años, en Escocia, que la religión no tenía
cabida en la ciencia y viceversa. A David le encantaba
escuchar sobre los nuevos descubrimientos y avances
163
DE CAÑAS Y PÁBILOS

científicos, pero pensaba que tenía que dejar a un lado su


curiosidad porque ésta afectaría su comunión con Dios. Pero
un buen día, el pastor de su iglesia leyó a su congregación
una carta de un misionero en China llamado Charles
Gutzlaff, donde se explicaba la necesidad de médicos
misioneros. Al igual que a William en India y a Adoniram
en Birmania, el misionero Charles se veía afligido por su
mayor enemigo: las enfermedades. El misionero instaba a
las iglesias en Inglaterra y Estados Unidos que enviaran
misioneros preparados en el campo de la medicina. Esa
tarde, de regreso a su hogar, David Livingstone, con
dieciséis años, decidió ser doctor y misionero a China.
David decidió entrar a la universidad para estudiar
medicina, el único inconveniente es que pertenecía a una
familia de escasos recursos, pero no vaciló y comenzó a
ahorrar lo poco que podía, pues su sueldo era para pagar la
renta de su hogar. Con mucho esfuerzo, dedicación y
constancia, David logró juntar el total de su inscripción para
la universidad y hospedaje. En 1836, junto a su padre,
recorrieron a pie la distancia entre Blantyre y Glasgow. No
encontraron una posada económica, la única que aceptaba
dos chelines por semana era “la hilera podrida”. Entre
paredes mohosas, ratas y lloriqueos de sus pequeños niños
vecinos, David se entusiasmaba en gran manera estudiando
medicina, química y griego en la universidad de Anderson.
En septiembre de 1838 David terminó sus estudios en la
universidad. Para ese entonces ya había mandado una carta
de petición a la sociedad misionera de Londres para
postularse a los estudios misioneros. Al finalizar sus
estudios, el joven médico se dirigió a Londres, capital de
Inglaterra para entrevistarse con la Sociedad Misionera de
Londres. Conocía a un joven llamado Joseph Moore, quien
también deseaba entrar a la escuela de misioneros. Los
requerimientos iniciales de la sociedad misionera eran
conocimientos fundamentales de latín, griego y teología que
serían evaluados en dos rigurosos exámenes. Después de su
164
DAVID LIVINGSTONE

primer examen, los dos jóvenes recorrieron el cementerio de


la fama, donde los ilustres de Inglaterra se hallaban
enterrados. Sin saberlo, David estaría sepultado allí y su
tumba sería, por mucho tiempo, la más visitada de toda
Inglaterra.
Logró entrar en la escuela de misiones, pero en su
primera predicación, David subió al púlpito, aquel que de
niño recitaba todo el Salmo 119 de memoria, no pudo
pronunciar ni una sola palabra de su sermón. A pesar de sus
altas calificaciones en todas las demás materias, sobre todo
en hebreo, David fue expulsado de la escuela de misioneros
por reprobar en homilética. Pero la dirección de la escuela
de misiones le dio una segunda oportunidad. David graduó
de la escuela de misiones, y ésta le sugirió que se
especializara en el campo de la cirugía antes de ser enviado
a China. Así, pues, David Livingstone estudió en el hospital
de Charing Cross. Una tarde asistió a una conferencia donde
predicó el pastor Robert Moffat, misionero en África. La
conferencia lo inspiró para ir a África de misionero.
Curiosamente en esos momentos estallaba la guerra del
opio, entre Inglaterra y China, lo que impedía la entrada de
misioneros británicos en aquel país asiático. Al conseguir
una charla con el misionero Moffat, éste le contó que la
creencia popular en los países avanzados, era que el interior
de África era un vasto desierto. Él no creía eso, le contó a
Livingstone que en las mañanas se levantaba y podía mirar
hacia el norte y “ver el humo de mil aldeas, donde ningún
misionero ha llegado todavía”. Las palabras del misionero,
su entusiasmo y nostalgia encendieron el fuego por África
en el corazón de David, quien no esperaría a que la guerra
con China terminara, iría a África, ya lo había decidido.

ÁFRICA.

David emprendió el 8 de diciembre de 1840 rumbo a


Kuruman, África, con los títulos de Pastor y Doctor en
165
DE CAÑAS Y PÁBILOS

medicina. El viaje en barco fue muy placentero para David.


Con su inteligencia, astucia e incansable curiosidad,
aprendió rápidamente a leer la posición de las estrellas y
calcularlas en los mapas. Se dice que fue tan ágil como el
propio capitán del barco en el que viajaba. David predicaba
en el barco, pero la tripulación no le entregaba mucha
atención, hasta después de una tormenta que casi
despedazaba el barco donde se encontraban. Junto a él
viajaban William Ross y su esposa, quienes también serían
misioneros en África. La tormenta que azotó el barco
destruyó gran parte de éste, incluyendo las velas, situación
que llevó al navío hasta Río de Janeiro, Brasil, en
Sudamérica. En Brasil, David no lo pensó dos veces, como
el barco duraría una semana en ser reparado, Livingstone
aprovechó los días y predicó cuanto pudo, repartiendo
folletos y Biblias. Cuando las velas estaban reparadas y el
barco en buen estado, emprendieron el viaje y lograron
llegar a Ciudad del Cabo, África, en marzo de 1841, allí
esperaron un mes para después zarpar a Puerto Elizabeth.
Los misioneros que acompañaban a David, se quejaban de
todo y sólo hablaban de cómo era mucho mejor la vida en
Inglaterra, hasta pensaban quedarse la costa de Ciudad del
Cabo y no llegar hasta Kuruman. A David le disgustaba
mucho la actitud de aquel matrimonio, los nombró:
“Misioneros de terraza”.
En Puerto Elizabeth compraron doce bueyes y un
“camarote”, una especie de carreta muy grande que tenía
que ser jalada por los bueyes, para viajar hasta Kuruman
que estaba a unos mil kilómetros del puerto. El viaje fue
fantástico, según contó David, pero para el matrimonio Ross
fue una pesadilla. David tuvo que viajar casi todo el trayecto
a pie, pues no le gustaba ir sentado en el camarote porque
allí oía las continuas quejas de los Ross.
Por fin el 31 de julio de 1841, los tres misioneros
llegaron a Kuruman. El pastor Moffat estaba aún en
Inglaterra en su año sabático. Pero en la base de misión de
166
DAVID LIVINGSTONE

Kuruman se encontraban los misioneros Roger Edwards, su


esposa y Robert Hamilton. El lugar estaba muy bien
trabajado, a David le parecía un huerto del Edén en África.
Cuando preguntó de cuánto era la asistencia en la iglesia de
Kuruman, el hermano Roger le contó que era de más de
cuatrocientos. Esto sorprendió a David.
-¿Hay más de cuatrocientos cristianos en Kuruman?
– preguntó David llenó de admiración –vaya que sí es
admirable su trabajo.
-Bueno, yo no diría que todos son cristianos- replicó
Roger agachando la cabeza- ¿Sabes? La gente aquí tiene su
manera de hacer las cosas, no es tan fácil que los nativos se
conviertan –agregó Roger en forma de disculpa -De todos,
sólo hay unos cuarenta que han sido bautizados y siguen las
enseñanzas de la iglesia.
Esto conmocionó a David pues sabía que el misionero
Moffat tenía ya en África más de veinte años de ministerio.
Además el pastor Moffat era considerado como el más
grande misionero en África, pero el hecho de haber ganado
dos nativos al año para Cristo, le mostró a David que él no
pertenecía a Kuruman y ese día, a solo dos de su llegada,
decidió que su ministerio se extendería al interior de África.
Trato de convencer a Roger de acompañarlo un poco
más al norte para investigar y explorar. Roger le dijo que en
diez años de estadía en Kuruman, nunca se le había pedido
ir más al norte. Obviamente tenía miedo, pues ningún
misionero o explorador había intentado tal viaje tan
peligroso. Pero David era muy sabio y logró convencer a
Roger. Le dijo sobre sus pláticas que había tenido en
Inglaterra con el misionero Moffat, y que fue el mismo
Moffat quien lo había animado a ir más al norte.

HACIA EL NORTE.

En septiembre de 1841, David y Roger se aventuraron al


interior de África. Dos semanas les tomó para poder divisar
167
DE CAÑAS Y PÁBILOS

la primera aldea, pero poco antes de llegar, una turba de


africanos altos y corpulentos rodearon su camarote
danzando y gritando en alta voz. De pronto un hombre
robusto con una singular capa de piel y cabeza de león se
acercó a ellos. Naturalmente notaron que era el jefe de la
aldea, pues además de la piel de león, lo rodeaban unos
veinte guerreros con lanzas enormes y escudos grises de piel
de rinoceronte. Gracias al nativo traductor que viajaba con
los misioneros se pudieron comunicar con el líder y éste
amablemente les dio una calurosa bienvenida.
La tribu era del pueblo bechuana y la aldea se
llamaba Mabotsa. Mataron una vaca y celebraron una gran
fiesta en honor a los huéspedes blancos. Los aldeanos
comieron gustosamente con los misioneros y danzaban
alrededor de la fogata que habían encendido. Antes de
dormir, David notaba que la sábana donde estaba recostado
se movía curiosamente, pero no le dio importancia. Ya de
mañana se dio cuenta que estaba infestado de piojos de
África. Los diminutos animales se metieron en su piel, por
más de una hora los sacaron con alcohol y puntas de agujas.
Esta fue la primera experiencia desagradable que David
sufrió en África. Roger le explicó que los piojos vivían en el
suelo y que necesitaban quemar la hierba y colocar una lona
con asfalto para protegerse de los piojos, pero el lugar donde
durmieron era la choza del jefe de la tribu, ahí no podían
hacer la limpieza necesaria, y rechazar la hospitalidad del
jefe podía costarles la vida. Entonces David notó que los
aldeanos rodeaban el camarote donde viajaban y tenían
curiosidad de lo que contenía. Así David sacó su botiquín
médico y les dijo a los aldeanos que los curaría de sus males,
pero para eso necesitaba armar su “choza” médica. Los
aldeanos esperaron gustosos mientras los misioneros
quemaban el suelo y colocaban la tienda de campaña. Todo
ese día y por otros cinco días más, David ayudó y sanó
muchas enfermedades de los aldeanos que hacían filas para
ser atendidos por el “curandero blanco”, así lo llamaron.
168
DAVID LIVINGSTONE

Con su tienda levantada, David y Roger pudieron dormir


sin piojos.
Ya cumplidos cinco días Roger le preguntó a David
si era tiempo de regresar a Kuruman, David le respondió
que no, que era el tiempo de ir más al norte. Roger lo miró
consternado por la actitud aventurera de David, queriendo
o no, con mucho temor aceptó viajar más al norte.
Livingstone se daba cuenta de que él no pertenecía al grupo
de misioneros de Kuruman, él tenía un corazón pionero y
testarudo como para quedarse cultivando verduras y
asistiendo al culto cada semana en Kuruman. Su corazón
ardía por llevar el evangelio a las miles, posiblemente
millones de personas en el interior de África.
Cuatro días más tarde los misioneros se veían
rodeados de decenas de aldeanos curiosos que nunca habían
visto a un hombre blanco en sus vidas. Restregaban con
saliva las pecas de las manos de David y reían cuando
notaban que las pecas no se caían. Tocaban sus narices y
trataban de despejarlas, pues para ellos aquellas narices tan
grandes y delgadas no eran normales. Los niños bailaban
alrededor de los misioneros de las “narices largas”. Los
misioneros pusieron su tienda y de nueva cuenta
comenzaron a ayudar a los pobladores quienes
gustosamente recibían la atención médica. David le decía a
Roger que los aldeanos eran muy amables, que ¿cómo era
posible que no hubieran logrado más de cuarenta conversos
en veinte años? Roger entonces le explicó el verdadero
problema a David. El asunto era que para los africanos, el
tener muchas esposas demostraba la hombría, valía y
riquezas de los varones. La mayoría de los aldeanos
aceptaban muy bien la idea de Dios y la salvación, pero al
momento de escuchar que tenían que arreglar su vida
despidiendo a todas sus esposas menos una, los aldeanos
rechazaban el evangelio y el cristianismo.
Ya de regreso a Kuruman, un jefe llamado Sechele,
mandó a decirles que no los podía recibir por una dolencia
169
DE CAÑAS Y PÁBILOS

de sus ojos, David rápidamente le brindó un ungüento que


lo alivió; así iba ganando amigos en África. Los misioneros
lograron regresar a Kuruman en diciembre de 1842 y se
alegraron al notar que el pastor Moffat no había llegado aún,
es más, les había mandado una carta explicándoles que
tardaría más de lo esperado, pues la sociedad misionera le
había pedido que escribiera un libro de su ministerio en
África.
En su regreso, David no tardó en planear otro viaje al
norte, aunque se ocupaba demasiado con las enfermedades
de cientos de aldeanos que día a día lo buscaban por ayuda.
En febrero de 1842, David salió en otro viaje al norte,
en esta ocasión no lo acompañó Roger, sino cuatro africanos,
entre ellos Pomare, quien había viajado con él en su primer
viaje. En su ida, encontró al jefe Budi, quien era enemigo
mortal de Sechele, pues Budi había matado al padre de
Sechele cuando éste era niño. Luego David llegó a Lepelole
dando alivio a toda enfermedad posiblemente curable. En
Lepelole David ganó mucha fama, cientos venían a buscar
al “curandero blanco” para ser sanados. Era muy respetado,
llegó a ser tan famoso como el “hombre de la lluvia” que era
el encargado de rogar a los dioses por las lluvias para los
sembradíos. David entendió que tenía que ayudar a los
africanos con sus supersticiones, entonces comenzó una
excavación para abrir un canal desde un gran arroyo hasta
los cultivos. Con la camisa en la cabeza, David comenzó a
trabajar en al arduo calor de África, los aldeanos lo rodearon
preguntándose ¿qué es lo que hacía el “nariz larga”? al poco
tiempo cien aldeanos colaboraron con él para abrir el canal.
Hasta el “hombre de la lluvia” bailaba con alegría cuando el
agua llegó a los cultivos. David ya podía predicar en el
idioma bantú y alegremente lo hacía, pero un día se
equivocó y en lugar de predicar sobre el pecado, predicó en
contra del ”estiércol de vaca”.
Después partió más al norte, pero el terreno se tornó
arenoso, dejaron el camarote y con cuatro bueyes marcharon
170
DAVID LIVINGSTONE

a pie. Y no había arroyos, ni cuencas, ni vegetación, el calor


empeoró, gracias a los africanos que lo acompañaban David
no murió de inanición, pues los nativos conocían los
arbustos que contenían agua en su interior. Llegaron al
pueblo Bamangwato, a David le pareció increíble que él
fuera el primer blanco en llegar a ese punto y también le
asombró que en medio de esas condiciones climatológicas el
pueblo tenía más de tres mil habitantes. De inmediato
comenzó a curar heridas y enfermedades y, como de
costumbre, comenzó a predicar sobre el amor de Dios. Pero
los africanos no entendían el concepto de Dios, para ellos un
“dios” era un hombre respetable, como David y su
medicina, a quien llamaban: “el dios curandero”. Una tarde
el jefe de la tribu, Sekomi, visitó a David y le pidió una
medicina que cambiara su corazón. David pensó que el jefe
tenía alguna dolencia en el pecho, pero éste le explicó que
era muy orgulloso y que siempre estaba molesto con su
tribu, y que ya no quería ser así. Le rogaba por una medicina
que sacara el orgullo de su corazón, a lo que David
respondió sacando su Biblia, poniendo la mano de Sekomi
sobre ella, y diciéndole que sólo este libro podía ayudarlo en
su mal interior que se llamaba “pecado”. Por más que
Livingstone trató de explicarle al jefe su necesidad de un
salvador éste no lo comprendió, David sabía que había
mucho que aprender para poder ganar a Cristo a los
africanos.
Decidió marcharse a una tribu de la que había
escuchado perteneciente a los bakaa. El jefe Sekomi le
explicó que los bakaa habían asesinado a un grupo de
blancos que llegaron a ellos por la costa. Sekomi le contó a
David los bakaa habían envenenado a los blancos
comerciantes que llegaron desde el este, dándoles agua y
comida envenenadas. Para su seguridad el jefe Sekomi los
mandó con cuatro guerreros suyos.
Llegando con los bakaa, el pueblo completo huyó
despavorido creyendo que David había llegado a vengarse
171
DE CAÑAS Y PÁBILOS

por la muerte de los comerciantes blancos. El jefe corrió a


David y a su compañía, pero Livingstone lo ignoró, tomó
una cazuela, un poco de harina de su saco de pertenencias,
pidió agua y guisó al fuego unas hojuelas, cuando la tribu y
el jefe vieron este acto, notaron que David creía que no corría
peligro con ellos, éste se acostó y se durmió, antes de
quedarse dormido le dijo al jefe que esperaba que cuando
despertara ya pudieran hablar cortésmente. Media hora más
tarde, David fue despertado por Pomare, quien le informó
que todo el pueblo se había reunido y que el jefe lo había
aceptado. Comieron juntos, reían y se admiraban con las
aventuras del misionero. Al terminar David salió a donde el
pueblo se había reunido, y en lengua bantú muy defendible,
les predicó el evangelio. David cayó de su plataforma de
piedras y se rompió un dedo, sutilmente pidió a Pomare que
lo ayudará a entablillarse el dedo y siguió predicando como
si nada. Aguantó el dolor, pues los africanos nunca
demostraban el dolor porque lo creían como muestra de
cobardía. En aquella tribu, David escuchó sobre las decenas
de aldeas regadas por todo el desierto, regresó a Kuruman
pero decidió que volvería para conocer aquellas tribus y
dibujar mapas para recorrerlas con el evangelio.
A su llegada Kuruman en junio de 1842, David no
encontró al pastor Moffat, pero sí se topó con la sorpresa de
que “los misioneros de terraza”, como él los llamaba, se
habían inspirado con su actitud testaruda y comenzaron a
ganar a muchos a Cristo, pronto, veinticuatro aldeanos ya
eran cristianos bautizados. Además los misioneros de
Kuruman habían mandado una carta a la sociedad
misionera de Londres contándoles de las aventuras de
Livingstone y de cómo la gente respondía bien a la atención
médica y cómo ésta abría la brecha para que se les predicara
el evangelio. La sociedad gustosamente les mandó dinero
para que comenzaran una nueva base de misión más al
norte con una nueva iglesia, además solventaron los gastos
para que se contratara a un aldeano nativo de tiempo
172
DAVID LIVINGSTONE

completo, así contrataron a Mebalwe como asistente


personal de David.
Así David y Roger decidieron viajar de nuevo al norte
y comprar un terreno en Mabotsa. Antes de partir, el jefe
Sechele le mandó un mensajero advirtiéndole que no
regresara a su aldea pues se había enterado que David había
visitado a su archirrival, el jefe Bubi. Pero David, a pesar de
las amenazas de ser golpeado, siendo un testarudo de
primera, visitó al jefe Sechele quien no lo quiso recibir, pero
su hijo enfermó de disentería y llamó a David para que lo
ayudara. David no sólo lo ayudó, sino que éste se restableció
por completo al poco tiempo. El jefe Sechele estaba muy
agradecido, entonces le preguntó:

«Si el Dios de quien tanto me hablas es tan importante


¿Por qué el hombre blanco ha tardado tanto en venir y
hablarnos sobre Él?»

David no pudo responder a esa pregunta.

¡TAU, TAU!

David Livingstone y Roger negociaron y compraron un


terreno entre dos buenos arroyos, cerca de Mabotsa, para su
nueva casa de misión y su nueva iglesia en África.
David escribió una carta a la sociedad misionera de
Londres para dar sus reportes sobre la nueva casa de misión.
En dicha carta les contó que había dos graves problemas
para los misioneros en Mabotsa: El primero era la malaria,
enfermedad de la que tarde o temprano todos los
misioneros enfermaban y en la mayoría de los casos era
fatal. Otra era la mosca llamada “tse, tse” que con su
contagio asesinaba al ganado, destruyendo así la riqueza de
los misioneros. Pero no les contó que había otro grave
peligro, la zona estaba infestada de leones. David no sabía
que dentro de poco se enfrentaría de cara a esta dificultad.
173
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Por fin el misionero Moffat llegó a África en


diciembre de 1843, David lo fue a recibir y lo encontró
rumbo a Puerto Elizabeth, de regreso David le contó sus
planes y cómo se encontraba la nueva casa de misión.
Además aprovechó para acercase a Mary, la hija de Robert
Moffat, la jovencita le agradaba tanto que decidió no
quedarse soltero para toda la vida. Dejaron a la familia
Moffat en Kuruman y cuando llegaron a Mabotsa, un
aldeano les avisó del ataque de un león a las ovejas.
-¡Tau, Tau! –gritaba el aldeano.
-¿Leones? –Preguntó David- ¿Qué ha sucedido? – el
aldeano hablaba muy rápido, se calmó un poco y dijo:
-Está matando a las ovejas. Tenemos que ir.
David y Mebalwe sacaron rifles y fueron con muchos
aldeanos armados hasta los dientes con lanzas y palos.
Nueve ovejas estaban muertas y el león aún estaba en
los alrededores. El león asustó a todos y luego se fue. Pero
seguía cerca, pues los aldeanos se llevaron los cuerpos
mutilados de las ovejas para comérselas y habían
derramado su sangre por el camino, así el león siguiendo el
olor de la sangre los había alcanzado. David lo divisó entre
las malezas y le disparó, pero el león arremetió contra él.
Después David contó cómo sentía el aliento del león en su
cara, lo tiró al piso y puso su pata en su cara, y cuando
comenzó a sacar sus afiladas garras, Mebalwe le disparó,
cayó por un momento pero se lanzó contra Mebalwe y lo
mordió fuertemente por la pierna. Por fin los aldeanos
atacaron al león. Un total de quince lanzas atravesaron el
cuerpo del león ya herido por dos disparos de rifle, soltó a
Mebalwe e intentó atacar a los aldeanos, no aguantó más, y
cayó muerto. David aún sentía la saliva del animal recorrer
su cuerpo, su sangre teñía el suelo, el dolor era tan profundo
que lo obligó a perder la conciencia. Unos momentos más
tarde David despertó e intentó sentarse pero el dolor le
paralizaba todo el cuerpo. Preguntó por Mebalwe, Roger le
dijo que estaba bien, que tenía varias heridas pero ni un
174
DAVID LIVINGSTONE

hueso roto. David tuvo que mantener la calma y pensar en


sí mismo como si fuera un paciente más. Con ayuda de
Roger Edwards y su esposa, David se recuperó poco a poco.

CHONUANE – KOLOBENG.

Dos meses después del ataque del león, David viajó a


Kuruman para encontrarse con Mary Moffat y proponerle
matrimonio. Aún estaba mal herido, pero la incertidumbre
no lo dejaba vivir. Cuando llegó a Kuruman, el misionero
Moffat dejó su traducción de la Biblia a la lengua local y le
prestó toda la atención a David. Después de todos sus
informes David pidió un momento para salir al jardín donde
estaba Mary y le propuso matrimonio. Para su dicha suya,
Mary estaba sorprendida pero le dijo que “Mary
Livingstone no se oía nada mal”. Así pues se decidió, con
permiso claro del pastor Moffat quien los casó el 2 de enero
de 1845 en Kuruman.
Tardaron dos meses en llegar a Mabotsa donde
David había edificado una vivienda para la llegada de su
esposa. Pero la actitud de Roger cambió hacia el nuevo
matrimonio Livingstone y junto con su esposa les hacían la
vida imposible. Las rencillas comenzaron y cartas a la
sociedad misioneras fueron escritas quejándose de David.
La sociedad le pidió al pastor Moffat que revisara la
situación. A lo que David respondió saliendo de Mabotsa
para encontrarse con el jefe Sechele y comenzar una nueva
casa de misión en Chonuane.
Aunque Mary estaba nerviosa por el bebé que
esperaban y molesta por tener que dejar la casa que su
esposo había construido con mucho esfuerzo y la base de
misión que él había iniciado, aceptó mudarse a Chonuane.
Aunque casi no había comida, agua y la vida era mucho más
complicada que en Mabotsa, David estaba feliz pues el jefe
Sechele recibió una copia del Nuevo Testamento en lengua
sechuana que el pastor Moffat había escrito. Sólo en tres
175
DE CAÑAS Y PÁBILOS

semanas, Sechele ya leía su propia lengua y pudo leer la


Biblia convirtiéndose en el primer cristiano fruto de David
Livingstone en África. Aunque esto animó mucho a David,
los aldeanos vieron el divorcio de Sechele y dos de sus
esposas como un insulto a sus tradiciones. Le dijeron a
Livingstone que fuera mejor que los vendiera como esclavos
que hablarles del evangelio. El jefe Sechele trató de
evangelizarlos con látigos de piel de rinoceronte a lo que
David se opuso rotundamente. La sequía obligó a David, su
esposa y sus dos hijos, junto con toda la tribu a mudarse a
Kolobeng en agosto de 1847.
Pero en Kolobeng David se tuvo que enfrentar a los
“boers”, holandeses llegados a África medio siglo atrás.
Estos europeos africanos habían esclavizado a muchas
aldeas africanas y huyendo de los ingleses se internaron al
norte de la costa. Los boers veían en David un informante
inglés que podía causarles mucho daño, así que decidieron
atacar a Sechele y a su pueblo con el fin de provocar la huida
de Livingstone. Antes de que atacaran a la tribu en
Kolobeng, David se les adelantó y amenazó a los holandeses
con enviar cartas a toda Europa para que se enteraran del
comportamiento de los boers. Éstos sabían que de asesinar
a David, los misioneros en Kuruman informarían al
gobierno británico y ese acto sería el fin de su vida cómoda
en África. Desistieron, pero la amenaza continuaba, así que
David planeaba un viaje más al norte para buscar un lugar
seguro para la tribu de Sechele. Pero no había forma de
hacer tal viaje. Hasta que un explorador llamado Cotton
Oswell le mandó una carta desde Puerto Elizabeth
invitándolo a acompañarlo en una gran expedición por el
desierto del Kalahari. Este hombre era millonario y había
comprado suficientes provisiones para una mega
expedición por el interior de África. David no lo dudó,
esperó a Cotton y el 1 de junio de 1849 salió en busca de un
lago llamado Ngami junto con ochenta bueyes, veinte
caballos y cuarenta y cinco hombres.
176
DAVID LIVINGSTONE

Algunas tribus les recibían en el camino, pero los


engañaban y les daban rutas donde no había agua. Después
de un mes de viaje los bueyes comenzaron a morir de sed,
hasta que David encontró a una mujer pero no conocía su
dialecto; con señas le pidieron que los llevara al agua y los
dirigió a un manantial que después se convertía en un
arroyo y luego en un río que los llevó al lago Ngami. El
espectáculo fue digno de África, llenó de vegetación y fauna
exuberante. A su regresó a Kolobeng lo recibió su familia
muy contenta, pero el líder de la sociedad misionera inglesa
estaba de visita y no le pareció nada que David no hubiera
ganado muchos a Cristo y que se dedicara a explorar.
Obviamente el ministro no conocía las circunstancias que
obligaron a David a ser explorador. Y así David Livingstone
decidió dedicarse a la exploración para abrir camino al
evangelio. El líder de la sociedad misionera lo catalogó
como “testarudo”.
EL EXPLORADOR.

Cuando David se decidió a ser un “misionero pionero” y no


un colono, comenzaron sus aventuras que sin saberlo lo
llevarían a alcanzar la fama mundial.
Para empezar deseaba conocer a un jefe llamado
Sebitoane que se encontraba muy al norte. Su esposa estaba
embarazada de su tercer hijo y a pesar de eso, toda la familia
partió hacia el interior de África en junio de 1850. No
pudieron llegar al lugar de la tribu Makalolo para
entrevistarse con Sebitoane, sus dos hijos enfermaron de
malaria. Con todo esto David regresó a Kolobeng para
esperar el parto de su tercera hija a la que llamaron
Elizabeth, pero la niña murió al mes de nacida. En medio de
la tristeza, David recibió una carta de la Real Sociedad
Geográfica de Inglaterra que le otorgaba una medalla de oro
y un premio monetario por el descubrimiento del lago
Ngami. David y su familia se mudaron a Kuruman para la
recuperación de los niños. Un año después David se tornó a
177
DE CAÑAS Y PÁBILOS

hacer otra exploración en compañía de toda su familia y al


igual que en la primera ocasión, su esposa esperaba de
nueva cuenta un bebé. Sus suegros, los hermanos Moffat, se
disgustaron cando supieron la noticia, en especial su suegra,
literalmente lo regañó en una carta por creerlo loco. Pero
David no se retractó y se dirigió en busca del jefe Sebitoane.
Con grandes dificultades y riesgos lograron
encontrar al jefe Sebitoane, pero éste enfermó y murió poco
tiempo después sin darle oportunidad a Livingstone de
hablarle de Cristo. Pero en la búsqueda lograron descubrir
un río inexplorado para la sociedad moderna de aquella
época, era el río Zouga, y cuando nació su cuarto hijo, David
lo nombró Zouga Livingstone.
Los nativos de la tribu Makalolo le informaron a
David y a Cotton (compañero y patrocinador de
Livingstone), que al seguir el río Zouga se encontrarían con
el “Mosioatunya”, es decir, con “el humo que truena”, así
llamaban los africanos a las grandes cataratas a las que
David, años más tarde nombraría: “Cataratas Victoria”.
Pero la salud de su familia comenzaba a declinar, y David
no estaba dispuesto a perder otro hijo, así que las cataratas
esperaron y David regresó para mandar a su familia a
Escocia para su recuperación.
David despidió a su familia en Puerto Elizabeth, y
comenzó dos grandes exploraciones jamás vistas en el
mundo. Primero viajó desde el sur de África y, por el centro
del continente, llegó hasta el poniente del continente,
descubriendo lugares inexplorados por la civilización
Europea. Lamentablemente los que sí la exploraban eran
árabes que traficaban esclavos de África a todo el mundo.
En su paso por Kuruman, David se enteró que los Boers
habían asesinado a los aldeanos, capturado y esclavizado a
los hijos del jefe Sechele; los holandeses también saquearon
y quemaron todas las pertenencias de la casa de David en
Kolobeng. Aunque triste por la devastación, David se

178
DAVID LIVINGSTONE

consoló con la idea de que él y su familia se encontraban


lejos de la masacre.
Cuando logró su hazaña de cruzar África de sur a
este, lo hizo casi muerto por la malaria. Se recuperó y
emprendió otro viaje que lo llevaría por el continente ahora
de este a oeste. Entonces pudo visitar las grandes cataratas
del interior de África y en un árbol marcó sus iniciales y la
fecha en el año de 1855. Cuando llegó al extremo oriente del
continente le llegaron cartas de su familia y de la sociedad
misionera, además de cartas de elogios por parte de la Real
Sociedad Geográfica. Pero una de las cartas le informaba la
muerte de su padre, así pues, por fin después de cuatro años
de haberse despedido de su familia decidió viajar por el
océano indico, a través del mar rojo y pasar por Francia para
poder llegar a Inglaterra y ver a su familia.
En su llegada a Escocia e Inglaterra, la gente ya lo
conocía muy bien. Su hijos y esposa se reunieron con él,
pues Mary los había dejado en Escocia con la familia de
David y ella vivía en Londres, esto se debió a diferencias
entre la familia de Livingstone y Mary. La fama de David
era tanta que le pidieron escribir un libro; y lo hizo. Cuando
saliera a la venta los doce mil ejemplares de la primera
edición, el libro se vendió sin siquiera poder llegar a las
tiendas. Invitaron a David para recibir la medalla de oro de
la sociedad geográfica y le pidieron que diera un discurso,
aunque lleno de nervios y tartamudeando frente a la gran
multitud que le oía, David Livingstone dijo:

«Sólo estoy cumpliendo con mi deber como misionero al


abrir una parte de África a la simpatía de Cristo. Sólo estoy
ciñendo la armadura para la buena pelea. No tengo
derecho a vanagloriarme de nada. No me jactaré hasta que
el último esclavo de África sea libre y el continente se abra
al comercio honesto y a la luz del cristianismo.»

El público le aplaudió de pie.


179
DE CAÑAS Y PÁBILOS

“TÚ ME CUIDARÁS CUANDO MUERA”

David viajó por toda Inglaterra y Escocia predicando y


dando sermones misioneros instando a los cristianos a ser
misioneros en África. Livingstone era tan prominente en
Inglaterra que predicó en las universidades de Oxford y
Cambridge haciendo el llamado a las misiones. Además la
reina Victoria lo mandó a llamar y se entrevistó con él.
David le contó que los africanos se admiraban cuando
David les contaba que nunca había conocido a su “gran
jefa”. Los aldeanos cuestionaban a David sobre las riquezas
de la reina Victoria, le preguntaban ¿Cuántas vacas tenía la
gran jefa? La reina soltó una gran carcajada cuando oyó
dicha pregunta.
Por fin David, Mary, dos de sus hijos, los más
pequeños, un grupo misionero y explorador partieron de
nuevo a África. Las ventas de sus libros hicieron a David un
hombre rico y por eso dejó a sus hijos mayores en Escocia
para que tuvieran la mejor educación que pudieran.
Viajaron por el lado este de África y llegaron a puerto
Elizabeth, Mary se quedó allí para ir a Kuruman a vivir con
sus padres y David se dirigió por la costa de África hasta
llegar a Quelimane para que desde allí se aventurara de
nuevo al interior de África. Pero las cosas salieron mal, todo
se retrasaba y Mary decidió alcanzar a su esposo. Muchos
misioneros comenzaron a llegar a África motivados por los
sermones de David, pero las enfermedades los recibieron de
muy mala manera y la mayoría moría o huía de la vida tan
complicada de África. A los dos meses la misma Mary
Livingstone murió de malaria dejando una niña recién
nacida a la que llamaron Ann Mary Livingstone. La muerte
de Mary conmocionó a David, él entendió que ser misionero
en África le había costado la vida de su familia, pero no
renunció a su ministerio pues recordaba las palabras que su
esposa le escribió en un poema en su encuentro en Escocia.
David leyó el poema en el entierro de Mary:
180
DAVID LIVINGSTONE

«Sé muy bien, cariño mío, que nunca me vas a dejar.


Leo tu fiel promesa en tus claros ojos. Yo te asistiré
mientras viva; Tú me cuidarás cuando muera. Y cuando
esa muerte amable me lleva al bienaventurado hogar
celestial ¡Millones de bienvenidas te han de acoger en el
cielo!»

Con esas palabras en la mente, David regresó a


Inglaterra dos años después de enterrar a su amada Mary.
Antes de ir a Inglaterra decidió visitar Bombay, India. Y
como India era una colonia inglesa, hasta allí se conocía el
nombre de David Livingstone. El 23 de julio de 1864 David
llegó a Inglaterra como una gran celebridad. Sus hijos se
habían reunido en Escocia para ver a su padre, pero su hijo
mayor, Robert, se había ido a Estados Unidos para pelear en
la guerra. Así que David se reunió felizmente con Thomas,
Agnes, Zouga y Ann. Thomas estaba enfermo de los
riñones, Robert estaba en Estados Unidos y Mary, en el cielo.
Pero David no se quedó mucho en Escocia e Inglaterra,
regresó a África en agosto de 1865.
Por cinco años más David viajó por donde las
enfermedades se lo permitieron. Descubriendo ríos,
abriendo caminos y topándose con devastaciones que la
trata de personas dejaba a su paso, David se dedicó a abrir
el camino para futuros misioneros en África. En Enero de
1871 David estaba muy enfermó para continuar, se habían
robado su preciado botiquín de medicamentos. Lo encontró
un doctor llamado Henry Stanley, quien fue mandado por
la sociedad geográfica y la junta misionera para buscar a
David, pues todos lo creían muerto. El doctor Stanley trató
de convencer a David de regresar a Inglaterra, pero al ver lo
testarudo que era decidió quedarse con él dos años para
apoyarlo en su labor. El doctor se marchó dejando a un
enfermo David Livingstone con sesenta años. El 30 de abril
de 1873, David logró bajarse de su catre, se puso de rodillas
para hablar con Dios, sin saber que la plática con el
181
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Todopoderoso sería cara a cara. Así lo encontraron Susi y


Chuma, sus fieles ayudantes, de rodillas y muerto.
Aquellos dos africanos fieles embalsamaron a David,
enterrando su corazón en África y llevando su cuerpo por
ríos, selvas, desiertos, peligros de animales, secuestradores
y esclavizadores. Llegaron a la costa ocho meses después de
la muerte de David y entregaron el cuerpo a las autoridades
inglesas para ser transportado a Inglaterra. Cuando el
cuerpo de David llegó a Londres se le practicó una autopsia
para determinar si era David. La fractura de la mordida del
león aún se veía en el brazo del cadáver.
El 18 de abril de 1874 fue declarado día nacional de
luto en todas las islas británicas. Sus amigos y colaboradores
de sus exploraciones estaban presentes en el funeral, junto a
una gran multitud y Robert Moffat se encontraba rodeado
de sus nietos. Todos sabían que ese día era enterrado un
héroe nacional del cristianismo, de las misiones y de la
exploración geográfica. Se dice que la tumba de Livingstone
es la más visitada en el cementerio de los grandes de
Inglaterra. También se dijo de él que sirvió a Dios como un
fiel y celoso misionero, sirvió a la ciencia como un gran
explorador y sirvió a la humanidad como un luchador en
contra de la esclavitud. Curiosamente lo llamaron testarudo
por querer ser explorador en vez de ganar cientos a Cristo.
La labor misionera de David no fue visible en su tiempo,
pero un siglo después, cuando más misioneros llegaron a
África les decían a los nativos:
-Venimos a hablarles del Dios verdadero y de su hijo
que vino al mundo para salvarles… -los nativos les
interrumpían:
-Sí, ese gran Dios y su hijo Jesucristo nos han salvado
del pecado y del infierno eterno.
-¿Cómo saben sobre Jesucristo? –preguntaban los
misioneros asombrados, la respuesta era: -Un hombre
llamado David Livingstone les habló de Él a nuestros padres
y abuelos.
182
4

HUDSON TAYLOR
EL SOLTERO

Hudson estaba nervioso, había visto salir a todas las


hermanas de la reunión de oración, pero dos en especial no
habían salido. Se trataba de la hermana Bausum y de la
hermosa Mary. Él acababa de tener un enfrentamiento con
la hermana Aldersey quien le dijo que fue ella la que obligó
a Mary a escribir la carta con la negativa a su propuesta de
noviazgo y matrimonio a Mary. La hermana Aldersey le dijo
que él no estaba preparado para pedirle a alguien que se
casara con él. Que le parecía increíble que una sociedad
misionera fuera tan negligente como para mandar a un
soltero al campo misionero en China. Hudson le respondió
que ella no tenía autoridad sobre Mary y que al fin y al cabo
Mary también era misionera soltera en China y que no
encontraba el por qué no podían intentar un noviazgo.
Añadió que él no tenía mal testimonio, que siempre había

183
DE CAÑAS Y PÁBILOS

servido al Señor con entusiasmo y fidelidad, que todos los


misioneros podían dar fe de su testimonio.
La hermana Aldersey se encendió en ira y le dijo que
personalmente había mandado una carta al tío de Mary en
Inglaterra contándole del infortunio que su sobrina había
tenido al verse cortejada por un misionero indeseable. Pero
la hermana se quedó callada cuando Hudson la cuestionó
por la respuesta del Sr. Tarn, tío de Mary.
Si algo tenía Hudson que era de admirar, era su
perseverancia, nunca se dejaba desanimar por nada.
Presentía que Mary sentía algo por él y cuando Aldersey le
dijo que ella le pidió a Mary que escribiera la carta con el
“no” para él, Taylor se animó y buscó encontrarse
personalmente con Mary.
Por eso se encontraba asechando a Mary en la
reunión de oración de las mujeres cristianas de Ning-po. No
vio salir a Mary ni a su la hermana Bausum. Resulta que la
hermana Bausum era la madre sustituta de Mary y su
hermana Brunella. Sus padres habían sido los primeros
misioneros mandados a Singapur por la Sociedad Misionera
de Londres. Su padre murió y su mamá se casó con el Sr.
Bausum, pero su mamá también murió, quedando las
jovencitas a cargo de su padrastro quien también se volvió
a casar y más tarde murió. La segunda esposa del Sr.
Bausum decidió cuidar a las niñas aunque su verdadero
tutor era su tío Tarn que vivía en Inglaterra. Pero las niñas
amaban a Bausum por lo que no la dejaron sola en Singapur.
Cuando la hermana Aldersey, quien era misionera soltera
(vaya ironía al catalogar a Hudson como inútil por ser
soltero) y veterana en China, se enteró de todo, sintió
lástima por las jovencitas, llamó a la hermana Bausum para
ser directora del primer orfanato cristiano fundado en China
por la mismísima Aldersey.
Cuando Hudson no vio salir a Mary y Bausum de la
reunión, se acercó al edificio y cuando abrió la puerta allí
estaba Mary, alta, delgada, de pelo oscuro y hermosa como
184
HUDSON TAYLOR

siempre, a su lado estaba la hermana Bausum pero no


Aldersey. Valientemente se acercó a Bausum y le pidió que
le permitiera hablar con Mary; los tres entraron a una
habitación y Hudson habló con Mary sobre sus sentimientos
hacia ella, le dijo que la amaba, Mary asintió con la cabeza y
le dijo que ella también lo amaba. Ambos, bajo el
consentimiento de la hermana Bausum, acordaron
mandarle una carta para pedir permiso a su tío Tarn para
casarse.
La hermana Aldersey estaba furiosa con todos, con
Hudson y con Mary, pero sobre todo con Bausum. A nadie
le importó lo que les decía. Envió una carta a Hudson
diciéndole que le debería dar vergüenza llamarse cristiano
si andaba por allí seduciendo jovencitas misioneras
ingenuas. Además la hermana Aldersey comenzó rumores
para desacreditar a Hudson llamándolo afeminado. Por fin,
la carta tan esperada del tío Tarn con la respuesta llegó a
manos de Hudson. No lo podía creer, en unos instantes
sabría si seguiría siendo el misionero soltero de China…

EL PODER DE LA ORACIÓN.

Hudson Taylor nació el 21 de mayo de 1832 en Barnsley,


Yorkshire, Inglaterra. Su padre, Santiago Taylor, era hijo y
nieto de hombres celosos por la obra de Dios. Desde el
bisabuelo de Hudson, la familia Taylor siempre fue
conducida por los caminos del Señor. Pero Hudson no había
nacido de nuevo a pesar de las exigencias de su padre de ir
a la iglesia. Leer la Biblia y orar eran hábitos diarios para
Taylor, pero no eran más que eso, simples hábitos.
El papá de Hudson tenía una farmacia en la que sus
hijos le apoyaban. Debido a que la terminología clínica de
aquella época era en latín, el padre de Hudson y él
manejaban muy bien esa lengua. Además Hudson era el
encargado de entregar los medicamentos a los clientes y de
surtir las recetas médicas.
185
DE CAÑAS Y PÁBILOS

A sus dieciséis años, el padre de Hudson consideraba


que los conocimientos matemáticos de su hijo podían
llevarlo a algún otro oficio mejor remunerado. Por eso,
mandó a Hudson a trabajar en un banco. Para Hudson era
totalmente nuevo el ambiente del banco. Sus nuevas
amistades no eran buenas para él, pues le insistían en que su
vida era muy aburrida. Decir que su bisabuelo fue quien
fundó la primera iglesia metodista de la ciudad no era algo
que asombrara a sus compañeros. Lentamente Hudson fue
considerando las críticas de sus amigos. Le decían que ellos
se divertían mucho en bailes, clubes sociales, teatros,
mientras él desperdiciaba su juventud leyendo la Biblia y
orando a un Dios que tal vez no existía. Debido a esa mala
influencia, las oraciones, estudios bíblicos y servicios en la
iglesia se tornaron aburridos para Hudson quien anhelaba
ser más libre.
Pero la madre de Hudson se había percatado de la
mala actitud de su hijo. Quien gozaba con recitar los
versículos de memoria de la escuela dominical, ahora se
mostraba desinteresado. Cuando antes llenaba de preguntas
a su padre durante los estudios bíblicos familiares, ahora se
sentaba en total silencio. Pero su trabajo en el banco no duró
más de un año, pues sus ojos fueron gravemente afectados
por las lámparas de gas que usaban para iluminar las
oficinas del banco. Hudson comenzó a tener serios
malestares que al ser diagnosticados lo removieron de su
trabajo en el banco. Pero su actitud seguía siendo negativa.
Su madre sabía que nada podía hacer por él, pues el
problema de Hudson era interior, así que entendió que él
único que podía ayudarle realmente era Aquel que puede
llegar a lo más profundo del corazón. Su madre comenzó a
orar por él día y noche, le dijo a su esposo y a su hija Amelia
que oraran con ella, así que los tres oraban y ayunaban
mucho por Hudson. Dos años después de dejar el banco,
Hudson estaba totalmente recuperado de sus ojos. Un día
Hudson relató que su madre se había ido a visitar a su tía en
186
HUDSON TAYLOR

un poblado lejano de su hogar. Él tomó un folleto


evangelístico que encontró en su hogar, creyó que leerlo era
una pérdida de tiempo, si no fuera porque en aquellos
folletos se añadía una historia muy interesante para atraer
la atención de los lectores para así después presentar el
evangelio. Hudson sabía que de esa manera estaba escrita el
folleto, así que se decidió leer sólo la primera parte e ignorar
la presentación del evangelio. Lo que Hudson no sabía es
que en ese mismo momento su madre estaba orando
fervientemente por él en casa de su tía. Una tarde de junio
de 1849, Hudson leía aquel folleto sin poder detenerse, y en
la soledad de su habitación decidió abrir la puerta de su
corazón a Cristo Jesús. Cuando su madre llegó, Hudson
trató de darle la noticia, pero sin explicación alguna, su
madre le dijo que cuando oraba por él sintió una gran calma
que ella identificó como la respuesta a su oración. Cuando
analizaron el asunto se dieron cuenta que fue exactamente
en el mismo momento de la oración de la madre de Taylor
cuando Hudson recibió a Cristo. Curiosamente, gracias a
esas críticas que recibía, Hudson llegó a entender su
verdadera necesidad de salvación y el poder de la oración
que lo seguiría toda su vida.

“…EL COLOR DE MI PIEL Y DE MIS OJOS”.

Ahora la fe tomó un gran sentido para Hudson quien


comenzó a gozar la lectura de la Biblia y la oración. Sólo
esperaba que fuera día de servició para ir a escuchar los
sermones que tiempo atrás le parecían aburridos, pero ahora
llenaban el vacío que había en su alma. Amelia se tuvo que
ir a vivir con sus tíos y su primo llegó en su lugar para vivir
con los Taylor y aprender farmacéutica con su tío Santiago.
Con la llegada de su primo, Hudson tenía que compartir
habitación con él. Pero éste no estaba interesado en Dios ni
en su Palabra y era un gran fastidio para Hudson porque era
muy carnal. Años después Hudson describió que esa
187
DE CAÑAS Y PÁBILOS

situación lo orilló a buscar más a Dios en oración y fue en


esos días de comunión con Dios que de la nada Hudson
decidió ser misionero a China.
Se enteró que el pastor de una iglesia en su ciudad
tenía un libro sobre un misionero a China llamado Walter
Medhurst. Hudson fue a ver al pastor para pedirle prestado
el libro, el pastor le preguntó el por qué, Hudson le explicó
que Dios lo estaba llamando a predicar a China y que estaba
consiente que debía prepararse lo más que pudiera para
cumplir con ese llamado. Le contó que se levantaba a las
cinco de la mañana para estudiar latín, hebreo y griego y que
tenía una copia del evangelio de Lucas en chino, y que con
el aprendía a leer y escribir en aquella lengua. El pastor se
rio de él, le dijo que eso de ir por allí predicando el evangelio
no era para esa época. Que el evangelismo mundial fue para
la época en la que Jesús camino en la tierra. Hudson no lo
podía creer, tomó el libro y se marchó.
La oportunidad de conocer a un misionero en China
se presentó ante Hudson. Para ese entonces, Amelia regresó
en unas vacaciones a su hogar en compañía de la mujer más
hermosa y divertida que Hudson había conocido; su
nombre era Marianne Vaughan. Hudson, Amelia y
Marianne pasaron todo un verano juntos y Taylor veía en
Marianne a su futura esposa y compañera a China. Pero
cuando Hudson les contó del viaje que haría a la capital en
Londres para una conferencia misionera, presidida por el
misionero Wilhelm Lobscheid, a Marianne le pareció
absurda la idea de Hudson de ser misionero a China. Le dijo
que era más fácil aprender medicina y servir a Dios en
Inglaterra. Hudson no dijo nada, sólo se quedó sorprendido
de tal actitud y decidió orar para que Dios cambiará el
corazón de Marianne. Hudson trabajaba para un médico
que le enseñaba la profesión, pues los recursos económicos
de su familia no le permitían estudiar en una universidad,
pero él se empeñó en aprender medicina pues entendía que
ese conocimiento sería muy necesario en el campo
188
HUDSON TAYLOR

misionero. Cuando le dieron el permiso para ausentarse del


trabajo unos días, logró comprar dos boletos de tren para
viajar a Londres, uno era para él y el otro para su hermana
Amelia. Durante esa semana se llevó a cabo un evento de
exposición, mundial de ciencia y tecnología en la ciudad de
Londres. Los reyes de Inglaterra querían que las miles de
personas asistieran a la exposición por eso los boletos de
tren estaban a un precio muy bajo. Hudson y Amelia
visitaron la exposición mientras esperaban el domingo para
la conferencia misionera. Llegó el día, y Hudson se sentó en
primera fila y contempló al misionero que predicaba.
Cuando el misionero dejó la plataforma Hudson corrió para
poder entrevistarlo. Le dijo que estaba dispuesto a ir a
China, que ya se estaba preparando en idiomas y en la
lengua de China, le contó que estaba estudiando medicina,
que en poco tiempo estaría listo para ir a China. Pero el
misionero Lobscheid sólo se rio de él. Hudson no
comprendía el motivo de la risa del misionero, hasta que
éste le dijo que sería imposible que los chinos escucharan a
alguien con ese cabello tan rubio y con esos ojos azules tan
intensos. Siendo honesto, Hudson literalmente tenía rostro
de mujer. El misionero le dijo que para los Chinos los de piel
clara se consideraban “diablos extranjeros” y que a él, a
pesar de ser moreno y de cabello castaño, los chinos huían
de él llamándolo “diablo rojo”. “Jamás te escucharán los
chinos” dijo el misionero. Hudson se quedó inmóvil y dijo:

«Dios me llamó a China y conoce el color de mi pelo y de


mis ojos.»

El misionero volvió a reírse de Hudson, quien no se


desanimó por aquellas palabras. Pero aquel viaje no fue una
pérdida de tiempo, pues conoció a los miembros de la
Sociedad para la Evangelización de China, ellos fueron los
que años más tarde lo enviarían a China como su primer
misionero.
189
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Hudson era feliz trabajando como aprendiz de


médico, aunque eso lo alejó de su casa, le pagaban bien y
tenía mucho tiempo para estudiar y dedicarse a prepararse
para ir a China. En esos meses, después de llegar de
Londres, Hudson aprendió el verdadero valor que lo
impulsaría a ser uno de los más grandes misioneros en el
mundo: aprendió a confiar en Dios para que supliera todas
sus necesidades. A veces sufría de estragos económicos pero
nunca dejó de diezmar y ofrendar. Una noche, de regreso a
su habitación, en la posada “La zona de drenaje” (así se
llamaba la vivienda pues efectivamente estaba al lado de un
canal abierto del desagüe), un hombre irlandés lo tomó por
sorpresa del brazo y lo dirigió a una casa muy pobre en la
zona del establecimiento irlandés. La colonia era muy sucia
y deplorable, pero el hombre insistía que Hudson orara por
su mujer que acababa de dar a luz y que estaba a punto de
morir. “Sé que eres un hombre de Dios” decía el irlandés en
un inglés muy escaso, “ora por ellos” decía el hombre.
Cuando Hudson entró, vio la situación que era
desesperante, pero él sólo tenía una moneda en la bolsa de
su abrigo. Tenía semanas que no le pagaban, pero él nunca
solicitaba sus pagos pues hasta en eso se entrenaba para
confiar en Dios. Oró por la familia, pero sabía, en su corazón
que tenía que darle a aquella familia esa única moneda que
tenía. Preocupado, tomó fe, sacó la moneda y la entregó al
hombre que lloraba agradecido. Su patrón era honesto pero
muy olvidadizo. Gracias al apoyo económico que le llegó de
su familia, Hudson sobrevivió esa semana pues era muy
buen administrador. Pero el sábado ya no tenía ni un solo
penique. Ese día el doctor le dijo:
-Oye Hudson ¿no has cobrado tu sueldo verdad?
-No, -respondió Hudson y añadió: de hecho me tenía
que haber pagado hace dos semanas.
-Perdóname –respondió apenado el doctor- el lunes a
primera hora iré al banco y te pagaré todo lo que te debo.

190
HUDSON TAYLOR

Hudson estaba muy triste pues al siguiente día tenía


que pagar el alquiler de su vivienda. El doctor lo dejó
guardando las últimas cosas y ordenando el local. Cuando
Hudson tomó su abrigo, miró la hora, y se alegró de que la
señora de la casa ya se había dormido pues era cristiana y
también iba a la iglesia los domingos, por eso se acostaba
temprano, y justo cuando se disponía a salir, el doctor
regresó con otro hombre. Cuando el extraño se fue, el doctor
le contó a Hudson que era uno de sus pacientes más
adinerados que tenía y que insistió en pagarle sus
honorarios que le debía.
-¿Cómo es que alguien se empeña en pagar en sábado
en la noche y en efectivo? –dijo el doctor sonriente, mientras
buscaba su libreta para apuntar el pago –Me contó que una
sensación extraña no le permitía estar tranquilo y que sabía
que era por causa de su deuda conmigo. Mientras el doctor
escribía en su libreta, se detuvo y dijo:
-Oye Hudson, toma el dinero, el lunes te acabaré de
pagar. –y mientras Hudson recibía el dinero, el doctor
agregó: Por cierto, un hombre irlandés me vio en el muelle
hoy en la tarde, me dijo que te diera las gracias y que te
dijera que su esposa y su hijo están en perfecto estado.
Hudson, se quedó boquiabierto, ese día entendió que
podía vivir tranquilo a sabiendas que Dios supliría todas sus
necesidades. Sin ayuda económica de su familia ni de la
Sociedad para la Evangelización de China, pues las rechazó,
Hudson fue a estudiar medicina en un hospital en Londres.
Allí ayudó a diseccionar a un hombre que había muerto por
una fiebre reumática. Sin querer Hudson se contagió de
dicha enfermedad, lo atendieron y lo mandaron a su casa
con el diagnostico de que en pocos días moriría. Llegó a
rastras a su casa, un médico local lo atendía y su familia lo
cuidaba afanosamente. Estuvo enfermo por meses,
sufriendo gravemente de fiebre y dolores por todo el
cuerpo, tardó meses en poder sentarse en la cama. Cuando
se pudo levantar recibió la visita de uno de sus compañeros
191
DE CAÑAS Y PÁBILOS

que le informó que dos de aquellos que también habían


ayudado a la disección del hombre estaban muertos.
Hudson sabía que Dios le había guardado al sobrevivir
aquella prueba tan dura.
Pero no todo fue sufrimiento, pues en medio de la
enfermedad, Marianne descubrió lo que sentía realmente
por Hudson. Se hicieron novios, con permiso de ambos
padres por cierto, y se comprometieron; la boda sería tan
pronto como Hudson estuviera totalmente recuperado. Pero
poco a poco la actitud de Marianne comenzó a decaer ante
Hudson, un día él la cuestionó del por qué, ella le confesó
que acercándose la boda su padre ya no estaba totalmente
de acuerdo. Así que Hudson mandó una carta al hermano
Vaughan, quien le confesó que los problemas de las
guerrillas internas en China, no le permitían dejar a su hija
casarse con él. Su sentencia fue la siguiente:

«Si te quedaras en Inglaterra, nada me daría tanto placer


como verte felizmente casado con Marianne. Pero, aunque
no prohíbo vuestra amistad, me resulta imposible aprobar
vuestro matrimonio e incluso pensar que vayas a dejar el
país.»

Hudson estaba furioso y decepcionado, pero al


analizar el asunto comprendió al Sr. Vaughan. En primer
lugar: Hudson no tenía un lugar a donde llegar a China. En
segundo lugar: aún no estaba seguro si aceptaría apoyo
económico de la Sociedad para la Evangelización de China,
y aunque aceptara el apoyo, la sociedad era nueva y no
contaba con recursos estables. Y en tercer lugar: Hudson no
podía prometerles a los padres de Marianne que la
volverían a ver o que los visitarían en cierto tiempo. Con
mucho dolor en su corazón comprendió la posición del que
hubiese sido el suegro de uno de los misioneros más
famosos en la historia del cristianismo, y terminó su
compromiso con Marianne. Hudson amaba más a Dios que
192
HUDSON TAYLOR

a Marianne. Curiosamente, las guerrillas internas a las que


tanto temía el padre de Marianne tenían como fin permitir
la entrada de extranjeros al país. Partidos políticos chinos en
posición luchaban entre ellos para abrir o cerrar la entrada
de extranjeros. Y cuando terminó la pequeña guerra civil
china. Misioneros “secretos” en aquel país mandaron a
pedir más ayuda pues las fronteras se habían abierto al
evangelio. Y sin pensarlo mucho, Hudson salió de su
depresión y fue mandado a China por la Sociedad para la
Evangelización en China el 19 de septiembre de 1853.

CHINA.

Tres meses después de partir de Liverpool, Inglaterra,


Hudson pasó por Ciudad del Cabo, África; sin saberlo,
David Livingstone, se encontraba rumbo a las Cataratas
Victoria. Ya atravesando el Océano Índico, la nave se
adentró al Océano Pacífico, por encima de Australia para
llegar a Shanghái, China. Pero el viento se terminó, poco
antes de salir de Inglaterra fueron los grandes vientos que
hacían que la vida de Hudson peligrara, ahora era la falta
del tal, pues la corriente los dirigía a una isla de caníbales.
Además en las orillas de la isla se encontraba un arrecife,
que de encallar en él morirían en boca de los caníbales en la
tierra o en fauces de tiburones en el mar, la zona estaba
infestada de los grandes peces. Los marineros
desesperadamente intentaron todo lo posible, cuando
terminaron y se resignaron el joven Hudson Taylor miró al
capitán y le dijo que había algo que aún no habían hecho:
orar. Hudson bajó al camarote y cuando regresó a cubierta
le dijo al capitán que extendiera las velas para marcharse, el
capitán comenzó a burlarse, le dijo que habría viento hasta
al anochecer y que sería demasiado tarde y cuando señaló
las velas y volteó a verla para explicarle a Hudson lo
complicado que era soltarlas y luego recogerlas, se quedó
inmóvil al notar que la primera vela se movía
193
DE CAÑAS Y PÁBILOS

estrepitosamente. No perdió ni un segundo, ordenó a toda


la tripulación a ponerse a trabajar y en unos cuantos
minutos el viento los arrastraba en dirección a China.
El viaje duró cinco meses y medio; el 1 de marzo de
1854, Hudson Taylor pisó suelo chino por primera vez en su
vida. Cuando llegó se sentía extremadamente solo en el mar
de gente que lo rodeaba. Llegó al consulado británico y
logró localizar la casa de la misión y al doctor Lockhart,
colaborador cercano del misionero Walter Medhurst, cuyo
libro había inspirado a Hudson años atrás. El doctor
Lockhart ayudó a Hudson en todo, pues no tenía mucho
dinero ni conocidos, sólo se encontraba la Sociedad
Misionera de Londres, quienes podían ayudarle, pero
Hudson descubrió que había muchas diferencias entre esta
sociedad y la que había enviado a Hudson. Los misioneros
residentes en china de la sociedad de Londres criticaban a
Hudson y a su sociedad enviadora por haber mandado un
joven soltero y pobre a China. Cada mes Hudson iba a la
oficina de correo para esperar cartas de la Sociedad para la
Evangelización de China, pero no llegaba nada. Sólo cartas
de su familia. La Sociedad le había prometido mandarle una
carta de crédito para su manutención en China y darle
indicaciones de cómo proseguir.
Como era de costumbre, nada desanimó a Taylor. Su
ropa estaba gastada, literalmente comía de lo que le daban,
sus zapatos estaban casi desechos, pero un hermano
llamado Alexander le ayudó a comenzar a repartir folletos,
lo que mantenía a Hudson muy ocupado. Alexander resultó
ser un tremendo evangelista. Predicaba aun dentro de los
templos budistas. En una de sus visitas, Hudson pudo
contemplar la gran fe y reverencia que los chinos mostraban
cuando rezaban y quemaban incienso a una estatua de
Buda. Pasaron los días y Hudson acompañaba a Alexander
a diario para repartir folletos y visitar prospectos. En sus
salidas Hudson miraba horrorizado los violentos
enfrentamientos que dejaban decenas de muertos en las
194
HUDSON TAYLOR

calles. Extremistas chinos atacaban al ejército quitándoles


sus armas y tomando prisioneros para ser decapitados.
Hudson se horrorizaba sólo con escuchar los gritos de
clemencia de los que serían decapitados. Alexander le
explicó que para los chinos ser decapitados era una gran
deshonra, pues ellos creían que así pasarían a la eternidad
sin cabeza y que eso les impediría reencarnar.
Para alivio de Hudson, logró encontrar al doctor
Walter Medhurst, misionero pionero en China. El doctor le
ayudó a resolver varios de sus problemas. Le dijo que
mientras esperara cartas de su sociedad misionera, se
dedicara a aprender la lengua de los Mandarín, que llevaba
el mismo nombre. Medhurst le explicó a Hudson que los
Mandarín eran los gobernantes de las provincias de China y
que seguían las órdenes del emperador para así gobernar
una nación tan grande, y que por eso usaban la lengua
mandarín para hacer más fácil la comunicación. El idioma
chino que Hudson había aprendido por sí solo (aunque sólo
lo escribía y leía), sólo se usaba en ciudades grandes como
Shanghái o Pekín. Además lo contrató en el hospital que el
misionero veterano dirigía y con eso Hudson se ocupó de
atender enfermos y aprender la lengua mandarín y contaba
con un pequeño salario que le permitía subsistir.
Cuando finalmente llegaron las primeras cartas de la
sociedad, Hudson pudo alquilar una casa, pero el dinero no
le alcanzaba para nada más. Así que le escribió a la sociedad
que le aumentara el apoyo, pero en vez de hacer lo que
Hudson pidió, la sociedad le informó que mandarían un
matrimonio misionero y que Hudson debía recibirlos. Al
nuevo matrimonio le fue igual que a Hudson, el apoyo no
llegaba y ellos tenían tres hijos. Por lo que la situación se
tornó muy complicada. Hudson no podía ni predicar el
evangelio ni salir hacia el interior porque las guerrillas se
habían reanudado. Contaba con veintiún años, llevaba un
año en China y se sentía más lejos de ella que cuando estaba
en Inglaterra.
195
DE CAÑAS Y PÁBILOS

En febrero de 1855, Hudson recibió una invitación de


Alexander Wylie y John Burdon para viajar al interior de
China, Hudson aceptó alegremente, pero tuvieron que
regresar debido a que el ejército imperial había
reconquistado Shanghái de manos de sus ocupantes
rebeldes. La matanza fue increíble, pero la colonia
internacional, sede de las dos sociedades cristianas
misioneras, quedó intacta. Por primera vez los misioneros
de ambas sociedades se unieron para ayudar a los
sobrevivientes a reponerse de los estragos de las batallas.
En su primer intentó por evangelizar las aldeas del
interior de China Hudson se hizo muy buen amigo de John,
que lo animó a viajar en una segunda ocasión. Esta vez sí
lograron llegar a una aldea llamada Tung-chow, aunque el
viaje fue incómodo, Hudson llegó feliz a la primera aldea
china que veía. Pero inmediatamente que comenzaron a
regalar folletos un hombre de gran estatura, borracho y mal
oliente tomó a Hudson por el cuello para estrangularlo. John
comenzó a gritar que solicitaban ver al Mandarín. El
borracho se negó a la petición de John y en lugar de eso los
arrastraron al centro de la aldea para decapitarlos. Hudson
le gritaba a John que recordara cómo los apóstoles se
gozaban al sufrir por Cristo. El hombre lo apretaba aún más
para que se callará. Lentamente Hudson sacó de su bolsillo
su pasaporte, lo levantó y exigió ver al Mandarín. Cuando
la turba que gritaba: “¡mueran los diablos extranjeros!” vio
el documento, detuvieron al borracho pues temieron que
fueran hombres influyentes y los llevaron a ver al Mandarín.
En la espera del Mandarín, John le dijo a Hudson que era su
oportunidad de predicar el evangelio a toda la turba que
esperaba con ellos. Hudson no podía predicar, aunque su
mandarín era más avanzado que el de John, estaba muy
sofocado por el apretón de cuello sufrido por el borracho.
Como pudo, John se subió a una caja que encontró y predicó
sobre el amor y el perdón de Dios a la gente que lo quería
linchar. Cuando el Mandarín los recibió se disculpó por el
196
HUDSON TAYLOR

incidente y les dijo que ya había recibido la orden del


emperador de no maltratar a los extranjeros, pero que a la
gente del pueblo le costaba trabajo acostumbrarse a tal
mandato. Hudson dijo que no había problema, y le pidió
que sólo les permitieran acabar de repartir las Biblias y los
folletos que llevaban. El Mandarín aceptó felizmente la
Biblia que Hudson le extendió con una reverencia.
Así fue como Hudson entendió cuál era el
procedimiento que debía seguir para evangelizar en China.
Regresó a Shanghái y le dijo al misionero Parker que ya tenía
la fórmula de la evangelización. Juntos los dos misioneros,
de la Sociedad para la Evangelización de China, salían a
varios viajes y recorrieron cientos de aldeas. Pero Hudson
comprobó lo que aquel misionero le había dicho hacía ya
muchos años en aquella conferencia de misiones: los chinos
huían despavoridos de él al contemplar su color de piel,
cabello y ojos. Pensó que la solución era que él mismo
vistiera un atuendo tradicional de China, y así lo hizo. La
primera vez que se puso la ropa china, tardó en salir a la
calle, pero cuando lo hizo se admiró de que la gente ya no lo
volteaba a ver con rareza. Cada vez que compraba algo, la
gente hacia un gran círculo a su alrededor para evitarle, pero
esta ocasión no fue así. Cuando se miró al espejo vio al
primer chino de ojos azules, o al menos así se sentía él.

MARY.

En la casa de misión de la sociedad de Londres, en los cultos


que dirigía el misionero Medhurst, Hudson escuchó que en
una población llamada Swatow, se encontraba un misionero
que requería el apoyo de alguien más. Hudson sintió que
era plan de Dios que él fuera a apoyar al misionero y junto
con un pastor presbiteriano llamado William Burns se
dirigieron a Swatow en marzo de 1856. La lengua era
distinta al mandarín, pero Hudson no tardó en aprenderla,
y al poco tiempo ya predicaba en las calles. Pero los chinos
197
DE CAÑAS Y PÁBILOS

se alejaban de los misioneros, y sólo cuando sentían


curiosidad de lo que hacían los “diablos extranjeros” se
acercaban y meditaban en sus acciones. Hudson tuvo la idea
de abrir una clínica para que los aldeanos tuvieran la
confianza de acercase a ellos. La clínica funcionó a la
perfección. Pero no había suficientes artefactos médicos
para atender todas las dolencias. Por eso Hudson decidió
regresar a Shanghái para recoger todas sus pertenencias
médicas que había dejado en la casa de la misión, pero al
llegar se llevó una desagradable sorpresa al ver la casa
consumida por el fuego. Entonces fue en busca del doctor
Parker que estaba en Ning-po, y con él comenzaron a juntar
los utensilios que necesitaba.
La recolección tardó tres meses, Hudson se desesperó
en ese tiempo, pero se animó cuando recibió a otro
matrimonio de misioneros. Y por si fuera poco su estancia
no le fue larga cuando conoció a Mary Dyer, hija de
misioneros en Singapur. Mary era huérfana en compañía de
su hermana y se encontraba bajo la tutela de la hermana
Bausum, directora del orfanato fundado por la hermana
Aldersey. Ésta última era una misionera soltera en China
desde hace varios años, pero tenía un carácter muy fuerte y
a primera instancia rechazó a Hudson como novio para
Mary. Y la objeción de la hermana Aldersey no fue porque
Hudson se interesará en Mary, sino porque Mary se interesó
en Hudson. Mientras para Aldersey, Hudson era una
vergüenza para su país, porque vestía como chino, además
lo consideraba un hombre muy débil por su baja estatura, su
cabello rubio, y su tez tan “delicada”. Pero para Mary,
Hudson era el hombre más apasionante y atrevido que
había conocido
A los tres meses, antes de su partida a Swatow,
Hudson recibió al pastor presbiteriano que le había
acompañado a aquella provincia. William le explicó que los
habían encarcelado y cuando los soltaron los exiliaron de la
aldea y estaban sentenciados a muerte de regresar a
198
HUDSON TAYLOR

Swatow. A Hudson no le quedó de otra que quedarse en


Ning-po para ayudar con el doctor Parker en la apertura de
su nuevo hospital.
La guerra del opio comenzó en China. Los británicos
empecinados por las grandes ganancias que recibían por la
adicción del pueblo de China a esa horrenda droga,
comenzaron el ataque. Los pobladores de Ning-po
consideraron a todos los extranjeros como opositores del
gobierno chino y por varias localidades comenzaron
envenenamientos, asesinatos abiertos y masacres de
cualquier extranjero que no se cuidaba las espaldas. La
situación comenzó a preocupar a los misioneros y cuando se
enteraron de que su iglesia sería atacada por los chinos se
reunieron a orar y ayunar pidiendo la protección de Dios.
Un Mandarín joven habló con el Mandarín de Ning-po, le
dijo que de atacar a los misioneros, los británicos destruirían
toda la ciudad en venganza, el Mandarín de Ning-po
desistió el ataque por temor al ejército inglés. Los misioneros
decidieron mandar a mujeres y niños a Shanghái, mientras
la situación se solucionaba. Los encargados de llevar a las
familias de los misioneros fueron Hudson y John Jones. Las
hermanas del orfanato no sucumbieron ante el temor y se
quedaron a cuidar de los niños
En su viaje de regreso y en su estancia en Shanghái,
Taylor no dejó de pensar en Mary, sin querer se había
enamorado de ella. No lo pensó y le mandó una carta
pidiéndole que fuera su novia para después casarse. La carta
era atrevida, pero la respuesta de Mary se vio influenciada
por la hermana Aldersey quién se negó rotundamente a dar
el permiso para el noviazgo; Aldersey consideraba a
Hudson como “un misionero indeseable, bajito, afeminado
y disfrazado de chino”; así lo describió en la carta que envió
a Londres a los tíos de Mary. Hudson no se desanimó, lo que
hizo fue concentrar sus pensamientos en el abandono a la
Sociedad para la Evangelización de China, pues se enteró
que la sociedad pedía prestado el dinero que le enviaba a él
199
DE CAÑAS Y PÁBILOS

y a los otros dos matrimonios. El hermano John, el tercer


misionero mandado por dicha sociedad estuvo de acuerdo
con Taylor de que debían confiar en Dios para su
manutención. Dos meses después regresó a Ning-po y tuvo
un encuentro muy desagradable con la hermana Aldersey
cuando fue a buscar a Mary, pero no se rindió. Logró hablar
con Mary y decidieron casarse. Mandaron una carta a su tío
Tarn para pedir su autorización. Gracias a Dios, el trabajo
misionero de Hudson hablaba más que los rumores
comenzados en su contra por parte de la hermana Aldersey.
Por fin, la carta tan espera del tío Tarn con la respuesta llegó
a manos de Hudson. No lo podía creer, en unos instantes
sabría si seguiría siendo el misionero soltero de China…
Para su júbilo el hermano Tarn concedió el permiso para que
Hudson se casara con su sobrina.
La boda se celebró el 20 de enero de 1858. A las dos
semanas de casados Mary enfermó de gravedad, pero con
los cuidados de Hudson logró sobrevivir, pero Hudson
también enfermó. Así que la hermana Bausum cuidó a los
dos, que estaban en cama. Tardaron meses en recuperarse y
al año y medio de casados tuvieron a su primer hijo. Fue
niña y la nombraron Grace Dyer Taylor. Ese mismo año, en
agosto de 1860, la esposa del doctor Parker murió y el
misionero decidió regresar a Escocia para que sus hijas
fueran atendidas por sus abuelos. Por eso Hudson tuvo que
hacerse cargo del hospital y del dispensario que el doctor
Parker había iniciado y atendido en Ning-po. Las cosas
comenzaron a mejorar bajo el liderazgo de Taylor pues el
número de convertidos aumentaba. Pero el dinero
comenzaba a escasear, Hudson les decía a los hermanos que
si necesitaban algo sólo lo pidieran a Dios y que confiaran
en que Él se los daría. Una tarde el cocinero le dijo a Hudson
que era el último saco de arroz que abría, en ese mismo
instante una carta de Inglaterra llegó con cincuenta libras
esterlinas de ofrenda misionera. El cocinero salió gritando:

200
HUDSON TAYLOR

“Dios responde a la oración”. Aunque todo iba de maravilla,


Hudson comenzó a sentirse enfermo.

UN MILLÓN DE CHINOS

Hudson no lo quería aceptar, tenía que regresar a Inglaterra,


su hija tenía un año de edad, la iglesia avanzaba pero él
estaba enfermo de tuberculosis. No le quedó más que
resignarse y subirse a un barco con su familia y un cristiano
chino llamado Wang Lae-djun. En el viaje, Mary enfermó de
gastroenteritis, y Taylor agravó su situación cuando
contrajo disentería. Cuatro meses duró el viaje pero llegaron
a salvo a Inglaterra en noviembre de 1860. Su familia lo
recibió alegremente después de siete años de estancia en
China. No perdió tiempo y comenzó su traducción de la
Biblia a la lengua de Ning-po, motivo por el cual llevó a
Wang a Inglaterra. Pero su salud no mejoraba mucho, así
que tuvo que mudarse a Londres y vivir al lado del hospital,
donde los directivos del hospital decidieron que Hudson
terminara sus estudios, iniciados hace años, para ser
formalmente un médico cirujano reconocido. Hudson se
recuperó lentamente pero logró ser doctor en profesión.
Pero el pensamiento de China no lo dejaba en paz, quería
regresar pero no podía por su salud. Tuvo cuatro hijos y
nunca trabajó oficialmente, se mantenía del sustento que
Dios le daba. El doctor Parker se volvió a casar y regresó a
China para abrir el hospital que cerró cuando Hudson
regresó a Inglaterra. Pero en China el misionero Parker
murió ahogado. También John Jones enfermó y murió en
alta mar cuando trataba de regresar a Inglaterra. Esto
trastornó literalmente a Hudson que no podía viajar a China
aún. Los cristianos allá estaban desatendidos.
Hudson contemplaba el mapa de China que tenía en
su oficina y lloraba ante él. Pero contó los distritos de China
y notó que eran sólo doce y que de ser posible debería llevar
un grupo de veinticuatro misioneros para que por lo menos
201
DE CAÑAS Y PÁBILOS

hubiera dos por distrito. Pero la cristiandad inglesa estaba


perdiendo su interés por China a causa de los estragos
económicos que dejó la guerra del opio. Un domingo en la
mañana, Hudson y su familia, en un retiro de descanso que
se tomaron, visitaron una iglesia adinerada de la zona.
Hudson se sentía incómodo al ver a los cristianos muy
cómodos sentados en sus asientos hablando del amor de
Dios y la salvación cuando un millón de chinos morían al
año sin conocer a Cristo. Para ser exactos, cuatro mil chinos
iban al infierno por día. Hudson se admiraba al ver a los
cristianos muy cómodos en sus lujosos auditorios, con
púlpitos de cedro y bancas acojinadas, mientras millones
iban al infierno. Se salió del culto y caminó por la playa, fue
allí cuando se le ocurrió una idea formidable. Viajar por toda
Inglaterra dando conferencias de misiones para hacer el
llamado a China. Él se encargaría de la responsabilidad de
todos los que quisieran acompañarle, lo peor que podría
pasar es que todos murieran y fueran al cielo, pero si
ganaban aunque sea un chino a Cristo, el sacrificio valdría
la pena. Ese día Hudson escribió lo siguiente en una hoja
libre de su Biblia:

«El 25 de junio de 1865, en la playa de Brighton, oré


pidiendo al Señor que enviara 24 obreros dispuestos y
capacitados a China.»

Lo primero que hizo al respecto fue abrir una cuenta


de banco en Londres con sólo diez libras esterlinas a nombre
de “Misión al Interior de China”. Luego escribió un libro
llamado “Las necesidades y demandas espirituales de
China”, donde acusaba a todos los cristianos británicos de
ser responsables por la muerte sin Cristo de los millones de
chinos. Los instaba a cumplir con el mandato de ir y predicar
el evangelio a todo el mundo. Aunque el libro fue agresivo
a su inicio, los cristianos lo compraron haciéndolo un éxito
de ventas. El libro causó conmoción y la gente comenzó a
202
HUDSON TAYLOR

depositar dinero a la cuenta de la Misión al Interior de


China. Un hermano rico le escribió a Hudson que era poco
lo que pedía, que orará por cien misioneros que lo
acompañaran a China. Le mandó la carta con un cheque por
cien libras esterlinas.
Hudson comenzó a viajar por toda Inglaterra, Escocia
e Irlanda predicando sobre la necesidad de las misiones. En
una de esas reuniones, en Belfast, Irlanda, Hudson predicó
con pasión sobre las palabras: “Id y predicad el evangelio a
toda criatura”, y sin saberlo, quizá nunca lo supo, una
jovencita lo escuchaba con atención. Ella se llamaba Amy
Carmichael, quien fue tan impactada por la predicación de
Hudson Taylor al grado de decidir dar su vida a las
misiones. Esta jovencita, Amy, es otra de las grandes
misioneras que consideraremos en esta obra. Su vida y obra
en India han inspirado a miles de cristianos al igual que el
ministerio de Hudson.
Hudson formó su equipo misionero y la Misión al
Interior de China (MIC), se organizó formalmente. Sus
estatutos eran los siguientes: los misioneros podían ser de
cualquier denominación. No recibirían salario de la MIC,
dependerían absolutamente de Dios. La MIC no pediría
dinero a nadie, recibiría apoyo voluntario. Los misioneros
podían tomar decisiones propias sin necesidad de órdenes
de Inglaterra. Todos los misioneros de la MIC vestirían y
vivirían como los chinos. Pero Hudson no levantaba
ofrendas en sus predicaciones, cuando se quería recoger
ofrendas él decía que mejor fueran al banco cuando
quisieran y ofrendaran allá. Un pastor le cuestionó el porqué
de dicha negativa, Hudson respondió:

«El dinero no es lo más difícil de conseguir. Una ofrenda


tiende a dejar la impresión de que el dinero es lo más
importante, aunque todo el dinero del mundo no pueda
convertir a una sola alma. Lo que en verdad se necesita, y
es lo más difícil de conseguir, son hombres y mujeres
203
DE CAÑAS Y PÁBILOS

llenos del Espíritu Santo, entregados a la obra de Dios.


Para esta clase de gente nunca faltará el apoyo económico
necesario.»

A la mañana siguiente desayunaron juntos. El pastor


no habló en el desayuno. De pronto una carta llegó para
Hudson informándole que todo estaba listo para el viaje,
Dios había provisto de todo lo necesario, sólo faltaba el
dinero de los boletos del equipo misionero. El pastor volteó
a ver a Hudson y dijo:

«Permítame confesarle que ayer lo taché de loco. Pero la


sensación de culpa por los millones que van al infierno no
me dejó dormir. Tenga quinientas libras esterlinas, si ayer
hubiéramos recogido la ofrenda, que usted se negó a
recibir, yo solo hubiera echado un billete de cinco libras.»

LA MISIÓN DE LA COLETA.

Taylor tomó la ofrenda, dio gracias por el desayuno y


preparó su viaje de regresó a China. El 26 de mayo de 1866,
Taylor partió con dieciocho adultos y cuatro niños (sus
hijos), rumbó a China. La tripulación del barco no eran
cristianos, pero no duró mucho tiempo en cambiar su
situación espiritual. El barco donde viajaban fue azotado
por un tifón, luego por una tormenta de tres días. Por poco
mueren, pero agradecidos llegaron sanos y salvos a
Shanghái. Todos los que los veían y oían se admiraban que
nadie muriera o estuviera gravemente herido pues otros
barcos que llegaban, lo hacían casi sin tripulación. A tres
semanas de su llegada a China se acordó que la nueva
sociedad misionera se instalaría en el interior de China, en
una ciudad llamada Hanh-chow. Antes de partir, muchos
misioneros regañaban a Hudson por querer llevar mujeres
solteras al interior de China. Además era muy criticado por
las sociedades misioneras colegas por usar ropa y tener
204
HUDSON TAYLOR

coletas como los chinos; los apodaron “la misión de la


coleta”.
Para los ciudadanos de Hanh-chow, que casi eran un
millón, los “diablos extranjeros” les parecían curiosos. Pero
al ver el hospital funcionando, llegaron a la conclusión que
a pesar de sus “deformidades” eran muy parecidos a ellos.
Las cosas comenzaron muy bien, los chinos empezaron a
mostrar curiosidad por el evangelio. Hudson tuvo otra niña,
Grace era la única mujer que le había nacido. A la nueva
bebé la llamarón Mary. Poco después del nacimiento de
Mary, Grace enfermó de meningitis y murió.
A pesar de la tristeza por la muerte de su primera
hija, Hudson, Mary y el equipo misionero vieron en aquella
prueba un impulsó para ganar almas. Yang, aquel chino que
viajó con Hudson a Inglaterra, fue nombrado pastor de la
primera iglesia en Hanh-chow pues al ser chino era más fácil
que los ciudadanos aceptaran a Cristo.
El equipo, viendo una iglesia de más de cincuenta
convertidos y bautizados, decidió que era hora de
dispersarse en el interior de China. Hudson viajó a una
ciudad llamada Yang-chow en junio de 1868. Pero la ciudad
no aceptó cómodamente a los misioneros pues pertenecían
a creencias confusionistas. Hudson estableció su casa de
Misión y en unos días estaba rodeada por trece mil chinos
furiosos que los acusaban de comerse a sus bebés. Hudson
y otro misionero se escaparon por la casa de un vecino y
lograron llegar a la casa del Mandarín. Éste los atendió
lentamente, y ellos dudaban si la turba ya había asesinado a
todos en la casa de la Misión. Gracias a Dios todos salieron
vivos, aunque heridos, pero nadie murió. Los ciudadanos
quemaron algunas de sus pertenencias pero no fueron de
gran valor. Con ese incidente los Taylor tomaron la difícil
decisión de mandar a sus tres hijos mayores a Inglaterra, ya
tenían otro niño de un año y Mary esperaba un séptimo hijo.
Pero en camino a Shanghái, Samuel, su hijo mayor murió y
fue enterrado a lado de su hermana Grace.
205
DE CAÑAS Y PÁBILOS

El 7 de julio de 1870 nació Noel Taylor, pero la salud


de Mary fue afectada por el parto, trece días más tarde,
Hudson vio morir a su hijo recién nacido. Una semana más
tarde, Mary murió a los 33 años. Un año después Hudson
tuvo que regresar a Inglaterra, en el camino se enamoró de
una misionera que regresaba por motivos de salud. Se
casaron y regresaron a China para servir a Dios juntos.
Tuvieron dos hijos, pero la persecución comenzó. Un grupo
llamado los “Bóxer” comenzó a matar a los misioneros. El
emperador murió y su viuda dictó sentencia en contra de los
cristianos. Miles de cristianos chinos llamados “diablos
secundarios” fueron decapitados. Misioneros morían o
huían para evitar ser masacrados. Hudson tuvo que huir con
su familia de China. Pero se dedicó a viajar por todo el
mundo para animar a los creyentes a hacer algo por China.
Sus viajes lo llevaron a Australia, Nueva Zelanda y los
Estados Unidos. Multitudes se reunían para escuchar los
testimonios de los misioneros que morían en China.
Pasaron años y Jennie, la segunda esposa de Hudson,
murió de cáncer el 29 de julio de 1904. Un año más tarde
Hudson logró regresar a China, ahora con setenta y dos años
de edad, dirigido por el misionero doctor Howard Taylor,
su cuarto hijo. Llegando a Yang-chow celebró un servicio
religioso en la casa de la Misión donde fueron atacados
muchos años antes. Allí animó a muchos recién llegados
misioneros jóvenes, por un momento se sintió como uno de
ellos. A los setenta y tres años, el 3 de junio de 1905, Hudson
Taylor murió y fue sepultado al lado de su familia y fue
recibido en medio de ellos en los lugares celestiales con
Cristo. Cuando murió había más de dieciocho mil chinos
bautizados y la Misión al Interior de China contaba con
ochocientas cincuenta misiones, mucho más de lo que el
pidió en la playa de Brighton, en los Estados Unidos. El
misionero indeseable, bajito, afeminado y disfrazado de
chino, es un testimonio veraz de que Dios responde a la
oración si nosotros respondemos a su llamado.
206
5

AMY CARMICHAEL
LA LADRONA

Preena era una pequeña niña de siete años que vivía en un


templo hinduista. Su padre murió y su madre la entregó a
los sacerdotes hinduistas para que sirviera como prostituta
en el templo. Hacía dos años que Preena había sido
entregada por su madre y cuando la niña trató de escapar,
logró llegar a su casa pero su madre la regresó al templo.
Como castigo por su primera huida las sacerdotisas le
quemaron las manos para que aprendiera a no escapar. A
sus siete años, Preena escuchó historias terroríficas sobre
“Amma, la ladrona de niños”. Pero cuando le dijeron que en
unos días se casaría con los dioses hindúes, Preena prefirió
ser secuestrada por “Amma” que tener que sufrir aquel
ritual de prostitución para lo que la habían preparado tanto.
La religión hinduista dictaba que las niñas dedicadas
a los dioses se debían llevar al templo a muy corta edad para
ser preparadas para la labor religiosa. Se les preparaba y
daba de comer de manera especial y a los siete años se les
207
DE CAÑAS Y PÁBILOS

obligaba a ser violadas por todos los monjes del templo. Eso
era el casamiento con los dioses. En cambio de sus servicios
sexuales, las niñas y jovencitas eran educadas en toda la
religión, cultura y artes de la India. Eran bien alimentadas y
vestidas con lujos para estar a disposición de los placeres
sexuales de los sacerdotes hinduistas. Eran encerradas en
los templos y sólo hasta ser ancianas se les permitía salir a
la calle. Cualquier ciudadano que quería el favor de los
dioses podía entregar a su hija a los templos. También, si la
niña cumplía quince años y no se había casado, para
deshacerse de ella, era entregada a la prostitución religiosa.
Preena se levantó a media noche, calladamente pasó
por encima de las demás niñas que estaban durmiendo en el
piso. Al acercarse a la entrada de la gran habitación, la
inundó el pánico, sabía que del otro lado de la puerta podría
encontrarse uno de los guardias del templo. Pero al abrir la
puerta, alegremente vio que nadie estaba en el patio. Se
dirigió lo más sigilosamente que pudo hasta el portón
principal y se percató que estaba abierto. Para ella eso fue
inusual, pues ese portón nunca se quedaba sin un buen
candado. Abrió lentamente el portón y salió a la calle.
Se dirigió a Pannaivilai, la ciudad donde vivía Amy
y lo único que se le ocurrió fue buscar la iglesia cristiana de
la localidad. Cuando llegó se quedó escondida e inmóvil en
los arbustos hasta que alguien apareció. Era una hermana de
la iglesia, Preena corrió para preguntarle si ella era Amma,
la hermana le dijo que Amy se había marchado en un viaje
misionero desde hace un año y que no sabría si volvería. La
hermana se asustó cuando entendió que la niña se había
escapado de un templo hinduista. Quitarles una “hija” a los
dioses acreditaba la muerte en India. La hermana le explicó
que por ningún motivo se podía quedar con ella, que si no
fuera por el temor que tenía de caminar sola en la noche, a
esa misma hora la regresaría, pero le aseguró que tan pronto
amaneciera la llevaría de regreso al templo. Preena no dejó
dormir a la hermana, toda la noche le rogó que la llevara con
208
AMY CARMICHAEL

Amma. Cansada de la insistencia de la niña, la hermana la


llevó a la casa donde Amy vivía con su “Grupo Estelar”, a
las 6:30 de la mañana, para demostrarle que allí no había
nadie. Pero para sorpresa de las dos, una carreta estaba en
la entrada y Amy estaba tomando té en el patio. Cuando la
hermana le dijo a Preena que aquella era Amy, la niña la
soltó del brazo y corrió apresurada para abrazar a Amy.
Carmichael no sabía lo que estaba pasando, pero
gustosamente abrazó a la niña, sabía que era una mujer más
en la India que necesitaba el amor de Dios.
Al enterarse las mujeres del templo que Preena estaba
desaparecida, comenzaron a buscarla afanosamente y se
enteraron que estaba con “la ladrona”, así llamaban a Amy
en la provincia. Con una turba de más de cien personas, las
sacerdotisas armadas con palos y piedras rodearon la casa
de la misión, dispuestas a recuperar la pertenencia de los
dioses.
Amy salió a enfrentarlas con Preena sujetada
fuertemente de su mano. Ambas sabían que podían perder
la vida…
EL TABERNÁCULO DE HOJALATA.

Amy Carmichael nació el 16 de diciembre de 1867, en un


pequeño pueblo de Westmeath, Irlanda. Hija de Uriel y
Vasti Carmichael, Amy creció en una familia acaudalada
con todos los privilegios de la alta sociedad. Su padre era
propietario de un molino de trigo que se movía con viento.
El negocio de su padre había sido heredado de generación
en generación y esto había hecho que los Carmichael
generaran una buena fortuna.
Al concluir con sus estudios iniciales, sus padres la
mandaron a estudiar a un internado cristiano en Inglaterra.
Sus dos hermanos la siguieron unos años más tarde. En el
internado, Amy sobresalía por su don natural de liderazgo,
que de vez en cuando la metían en problemas y era
castigada por “instigar” a las demás señoritas a hacer
209
DE CAÑAS Y PÁBILOS

expediciones a escondidas. Continuamente Amy era


llamada a la oficina de la directora y era castigada
constantemente, pero a Amy no le molestaban los castigos,
siempre tenía un buen espíritu. Un día fue llamada a la
oficina de la directora, pensando en el castigo que
seguramente le darían, Amy se sentó en la silla de manera
relajada. Todo cambió cuando la profesora le dijo que tenía
que regresar a Irlanda porque su padre había dado de baja
a ella y a sus dos hermanos, de sus respectivas escuelas.
En 1882, poco antes de cumplir los quince años, Amy,
recogió sus maletas, pasó por sus hermanos en el internado
donde estudiaban, tomaron un tren y luego un barco y
llegaron a Irlanda. Ya en casa, descubrieron que ya no era su
casa, que se tenían que mudar a una pequeña vivienda en la
ciudad de Belfast. El problema era que las máquinas de
vapor estaban destronando el negocio de los molinos de
viento. Su padre comenzó a perder mucho dinero, por eso,
tuvo que sacar a sus hijos de los internados. Lo peor fue que
el hermano Carmichael enfermó de neumonía y falleció
cuando Amy tenía diecisiete años.
Fue un golpe difícil para la familia de Amy, pero ella
entendió que ahora era la hermana mayor y que en sus
hombros estaba el peso de su familia. Los Carmichael eran
cristianos presbiterianos y cada domingo asistían a la
iglesia. Un día al salir del servicio de la iglesia, Amy y sus
hermanos mayores corrían por la calle, les gustaba
adelantarse mientras jugaban el uno con el otro. Pero algo
los detuvo, una anciana con vestimenta muy pobre cargaba
un gran bulto de carbón y leña. Amy sintió mucha lástima
por la mujer que avanzaba lentamente por la calle, se acercó
a ella y le dijo que le permitiera ayudarle. Sus hermanos
tomaron el carbón y la leña y Amy la tomó por el brazo. Pero
cuando los hermanos de su iglesia vieron la escena, se
alejaron de ellos como si todos fueran despreciables. Amy y
sus hermanos se sintieron muy avergonzados. Pasando
cerca de una fuente, Amy se quedó mirando fijamente a ésta
210
AMY CARMICHAEL

para tratar de olvidar a la anciana, pero en ese momento


unas palabras vinieron a su mente: “oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se
hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego
será revelada; y la obra de cada uno cual sea, el fuego la
probará.” Sabía que eran de la Biblia, pero no podía recordar
la cita. Pero ese pensamiento hizo que Amy entendiera que
no le debía importar lo que la gente pensaba de ella y que
sólo lo que Dios sabía de ella importaba. Llegó a su casa y
buscó rápidamente la cita. La encontró en la primera carta
de Pablo a los corintios, en el capítulo tres, versos doce y
trece. Ese día algo cambió en la mente de Amy, decidió que
ayudaría a todo el que pudiera sin importarle nada.
Además recordó que cuando era niña, visitó la
ciudad, pues vivía en el campo con su familia. Y en casa de
unos hermanos, comían y tomaban el té con las hermanas
de la iglesia. Amy volteó a ver a la ventana y miró a una niña
mugrienta que miraba por la ventana el plato de comida de
Amy con muchos deseos. Amy regresó a su casa, que en
aquel tiempo estaba en Millisle y escribió una nota que
guardaría por años, aquella nota decía:

«Cuando yo crezca y tenga dinero sé bien lo que he de


hacer:
Haré una casa hermosa y grande para niñas como tú.»

Y cuando recordó aquella promesa y comenzó a


trabajar en ella. Amy se unió a un grupo de evangelización
de su iglesia que salía a testificar los sábados por la tarde.
Repartían pan y folletos evangelísticos. En esos sábados,
Amy conoció a las “mujeres del chal” y se dio cuenta que
muchas de ellas parecían ancianas aunque estuvieran muy
jóvenes. Resulta que dichas mujeres eran trabajadoras de la
fábrica de lino de Belfast y recibían muy poco salario por su
trabajo, así que no tenían nada más que un chal para
cubrirse del frío. Comenzó a ganarlas para Cristo y llevarlas
211
DE CAÑAS Y PÁBILOS

a la iglesia, pero los hermanos de su congregación no


estaban a gusto con los métodos evangelísticos de Amy pues
consideraban a las del chal, como la chusma de ciudad. A
los hermanos les daban asco los piojos y pulgas de las
mujeres que Amy invitaba a la iglesia. Por eso, Amy pidió
al pastor permiso para hacer un culto especial para las del
chal, antes de que los cultos generales comenzaran.
A los dos años de su trabajo con las del chal, más de
cuatrocientas mujeres se congregaban en la iglesia para orar
y aprender de la Biblia con Amy. Los hermanos de la iglesia
se quejaban con el pastor porque las del chal dejaban pulgas
y piojos en el edificio de la iglesia. Por eso Amy decidió orar
a Dios pidiéndole un lugar apto para que todas las
hermanas se pudieran congregar a gusto. Ella sabía que no
disponía de los medios económicos, desde que su padre
había muerto, la riqueza de los Carmichael fue
disminuyendo considerablemente. Amy comenzó a orar y
buscar fondos para su nuevo auditorio. Al primero que
visitó para presentarle el proyecto, fue a un hermano de la
iglesia muy adinerado, tenía una gran mansión con estatuas
de mármol decorando su gran jardín. Cuando Amy le
explicó sus deseos, el hermano simplemente le dijo que a él
no le sobraba un solo penique para ese tipo de cosas. Si tenía
una casa tan lujosa, la verdad es que él no quería dar, no que
no tuviera de sobra, pensó Amy, y así decidió que nunca
volvería a pedirle dinero a nadie.
Mientras sus hermanas pensaban en lujosos vestidos
y en jóvenes apuestos de la ciudad, Amy buscaba revistas
de arquitectura pensando en un plan para poder edificar un
edificio económico. Su familia, aunque estancada
económicamente, aún tenía amistades en los círculos
sociales más altos de Belfast. Su madre obligaba a Amy a
acompañarla a sus reuniones de la alta sociedad. Para Amy
era lo más aburrido del mundo y era un desperdicio de
tiempo, pues las mujeres se ocupaban de chismes y críticas
a otras mujeres de la iglesia. A veces le preguntaban a Amy
212
AMY CARMICHAEL

si algún galán la cortejaba, en lugar de responder a esa clase


de preguntas Amy les decía que no tenía tiempo para esas
cosas por su trabajo en la iglesia. Les contaba cómo las
mujeres del chal se convertían a Cristo; las hermanas
simplemente le cambiaban el tema. Pero en una ocasión, una
de ellas, sintió gran interés en el trabajo de Amy. Kate
Mitchell era hija de un empresario de Irlanda y cuando oyó
de las necesidades de Amy y el grupo de mujeres, les
compró un gran terreno y les construyó un edificio de
hierro. El edificio era único en su tipo en Belfast y la gente
se admiraba de que estuviera hecho de hierro, lo nombraron
“El Tabernáculo de Hojalata”.
El Tabernáculo de Hojalata se inauguró con una gran
celebración, el pastor de Amy predicó aquella tarde y
cientos de personas asistieron al gran evento. Cuando el
Tabernáculo entró en funcionamiento, había actividades
diarias no sólo de enseñanza bíblica, sino también de
aprendizaje de lectura y escritura y daban de comer a las
hermanas del chal.
De pronto llegó una invitación para todos los
ciudadanos de Belfast para asistir a una reunión especial
sobre misiones. La mayoría de los ciudadanos eran
cristianos presbiterianos. El gran servició comenzó con el
auditorio lleno, y de pronto subió al púlpito un joven bajo
de estatura, rubio y delgado y de aspecto demacrado, que
comenzó a disertar un gran discurso sobre la culpabilidad
de los cristianos europeos por la muerte de millones en
China que morían sin Cristo. El sermón trastornó a los
asistentes que se sentían culpables por no hacer nada por
extender el evangelio a todo el mundo. Amy salió de aquella
reunión impactada por el celo y la pasión con la que el joven
hablaba, esa noche decidió que ella también sería misionera.
Ese joven, casado y con hijos era Hudson Taylor que visitó
la ciudad de Belfast con sus conferencias misioneras. Un
hermano llamado Robert Wilson fue quien llevó a Hudson
a Irlanda pues eran buenos amigos.
213
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Lamentablemente para Amy, su madre se mudó a


Inglaterra y ella tenía que acompañarla pues sus hermanos
ya habían emigrado a los Estados Unidos. Aunque lamentó
dejar el Tabernáculo de Hojalata, su desagrado disminuyó
cuando le ofrecieron comenzar una obra de caridad y
evangelización semejante a la que había hecho en Irlanda,
pero ahora en Inglaterra. Su madre trabajaba para una
organización de caridad. Y Amy se dedicaba ganar almas en
los suburbios pobres de Inglaterra. Para que eso fuera
posible Amy rentó una vivienda en aquella zona pobre. Las
ratas, chinches, pulgas y piojos la torturaban, pero fueron
las enfermedades la que la alcanzaron. Nunca se pudo
diagnosticar del todo la enfermedad que atacó a Amy pues
no había suficientes conocimientos médicos en 1890. Lo
único que le recetaron fue mudarse a vivir al aire libre,
descansar y comer saludablemente. El hermano Robert
Wilson, quien había llevado a Hudson a Irlanda, se enteró
sobre la salud de Amy y la invitó a vivir en su hacienda. El
hermano Wilson era rico e influyente, y había conocido a
Amy por su labor en el Tabernáculo de Hojalata. A
regañadientes, Amy aceptó la invitación y se mudó a casa
del hermano Wilson en el campo. Allí se recuperó
rápidamente. Ayudaba en lo que podía a Wilson, sobre todo
cuando éste recibía las visitas de Hudson Taylor y George
Müller. Le encantaba escuchar las anécdotas de ambos sobre
cómo Dios respondía a las oraciones.

JAPÓN.

En aquel tiempo Hudson Taylor estaba reclutando hombres


y mujeres para llevarlos de misioneros al interior de China.
Amy se animó por el llamado y decidió inscribirse como
candidata y fue aceptada en primera instancia. Pero cuando
se le hicieron los exámenes médicos necesarios Amy resultó
ser una persona propensa a las enfermedades, así que el
doctor la rechazó rotundamente. Amy estaba muy triste,
214
AMY CARMICHAEL

pensó que su llamado a ser misionera se veía frustrado por


su estado de salud. Pero Robert Wilson le consiguió un lugar
entre los misioneros en Japón.
A principios de marzo de 1892, Amy zarpó rumbó a
Japón inclusive antes de recibir las respuestas de la “Banda
de Evangelización Japonesa”. El viaje fue difícil, pero Amy
viajó con los hermanos que se dirigían a China para apoyar
a Hudson. Pronto, el capitán y toda la tripulación habían
recibido a Cristo como salvador. Se dirigió de Shanghái a
Japón; un tifón recibió a Amy en Japón. Por poco no logró
llegar y tuvo que esperar horas en el muelle mojándose. Lo
único que hacía era reírse sin parar.
Barclay Buxton la recibió en Japón y se integró
rápidamente al grupo de misioneros, que aunque eran
anglicanos, la recibieron con los brazos abiertos. Pronto
Amy se dio cuenta que los misioneros no se llevaban bien;
una de ellas le dijo que los misioneros no se amaban unos a
otros. Eso desconcertó a la joven inexperta que era
discriminada por sus ideas “raras” de vestir como los
japoneses. Al paso de los meses, Amy se dio cuenta que los
demás misioneros no tenían los mismos objetivos que ella y
decidió trabajar de manera independiente. Junto a su
traductora y maestra de idiomas, comenzó diversos viajes
misioneros a comunidades budistas. Muchas personas se
convirtieron a Cristo durante esos viajes por las aldeas que
Amy realizaba. Cuando los misioneros de Matsuye, se
enteraron que Amy les pedía a los aldeanos que se
convertían a Cristo que quemaran sus ídolos, la
consideraron como una radical. Para los misioneros la
idolatría era una costumbre cultural insignificante, creían
que un cristiano japonés podía vivir con sus ídolos en casa.
Otro asunto que Amy modificó en su método de
evangelización, fue el uso de imágenes que representaban
las historias bíblicas. Cuando pudo hablar el japonés de
manera fluida, le dijo a una niña si había escuchado hablar
del amor de Dios. La niña le dijo que sí, que había asistido a
215
DE CAÑAS Y PÁBILOS

una reunión donde los extranjeros presentaron a su “Dios”


en el espectáculo de imágenes de la linterna mágica. Amy
comprendió que la niña creía que las imágenes eran el
“Dios” de los extranjeros y no una representación. Por esa
causa Amy quitó todas las imágenes bíblicas y se dedicó sólo
a hablar del evangelio.
Amy vestía un gran Kimono de color azul con verde.
De cerca no se le podía distinguir de los ciudadanos locales.
Amy viajaba mucho a Hirose pues ya tenía un buen grupo
de cristianos japoneses. Después de un servicio de oración,
Amy se entrevistaba con un hombre de la aldea, trataba de
ganarlo para Cristo, cuando de pronto cayó desmayada al
suelo. No lo quería aceptar, pero desde semanas atrás se
sentía muy mal por dentro.
No tuvo más remedio que dirigirse de nuevo a
Inglaterra; en su viaje decidió quedarse un tiempo en la
ciudad de Colombo en Sir Lanka, al sur de la India. Allí
escribió cartas a su madre y al hermano Wilson contándoles
que había sido diagnosticada con “fatiga cerebral”. El 27 de
noviembre le llegó una carta que le informaba que el
hermano Wilson había tenido un ataque al corazón y por esa
situación Amy decidió terminar su viaje y llegar a Inglaterra
cuanto antes.
Llegó muy cansada a Inglaterra y su madre la recibió,
pero Amy casi no tenía fuerzas, por poco se desmaya en
brazos de su madre. Pero se animó cuando supo que el
hermano Wilson seguía vivo. Amy regresó a Inglaterra el 15
de diciembre de 1894, un día antes de cumplir veintisiete
años de edad. Fue a Brouhton Grange a la casa el hermano
Wilson para visitarlo y pasar un tiempo de recuperación. A
Wilson le motivó mucho la llegada de Amy y también se
recuperó prontamente. Ya en casa de los Wilson, Amy
escribió un libro sobre sus anécdotas en Japón y con el
financiamiento del hermano Wilson el libro salió a la venta
y fue un rotundo éxito.

216
AMY CARMICHAEL

Pero las ansias de Amy por las misiones pronto


fueron mitigadas por una carta de una de sus amigas que se
encontraba en Bangalore, India. En la carta, Louisa, le
explicaba que el clima de Bangalore era muy frío a
comparación del clima general de la India; Bangalore se
encontraba en las altas montañas de India. Amy no lo pensó
mucho y decidió ser misionera a India. Después de tres
meses Amy se despidió de su madre y del hermano Wilson,
sin saber que jamás regresaría a Inglaterra.

INDIA.

En aquellos años la India era parte de los territorios de


Inglaterra. Era la colonia inglesa más poblada por los
británicos. En Inglaterra llamaban a aquel país: “La joya del
imperio”. Amy salió rumbo a India en julio de 1895 con el
patrocinio de las sociedades misioneras que Hudson Taylor
comenzó en Inglaterra y con el recibimiento de los
misioneros de la iglesia anglicana. Cuando llegó a Madrás,
India, se enteró que, según la tradición, el apóstol Tomás
llegó a India y evangelizó por muchos lugares y en su
muerte dejó una iglesia establecida, pero ésta se enfrió a
través de los siglos y sólo sobrevivían algunos creyentes de
los “cristianos de Tomás”.
Después de tres semanas Amy llegó a Bangalore con
su amiga Louisa, pronto se dio cuenta que las cosas entre los
misioneros en India no eran muy diferentes de la de los
misioneros de Japón. La única gran diferencia es que los
misioneros de la iglesia de Inglaterra en India, no habían
tenido un solo convertido en años. Además Louisa le contó
que su iglesia le pedía que sus reportes misioneros tuvieran
un final feliz, pues todas sus cartas hablaban de cómo la
gente no quería saber nada del evangelio. Y que los que se
interesaban por Cristo eran torturados por sus familiares.
Cuando Amy cuestionó a los misioneros del por qué
no había ni un solo convertido ellos le explicaron que era
217
DE CAÑAS Y PÁBILOS

por causa del sistema de castas. Había cuatro castas que iban
de los más ricos a los de media condición. Los más pobres
eran consideraros sin casta y no les era permitido hablar ni
convivir con los de las castas, sólo hacer el trabajo sucio para
ellos. No se podían casar con alguien fuera de su casta, ni
ser tocado por alguien de una casta inferior. Cuando una
persona se volvía al cristianismo era acusada de faltar a su
casta y, en muchas ocasiones, condenada a muerte.
Amy se sentía incómoda con aquellos misioneros,
pues estaban muy obsesionados con la vida cómoda y
agradable. Cuando Amy y algunos misioneros, que tenían
algunos padecimientos, decidieron marcharse a una zona
menos cálida, ella se dio cuenta que sus convicciones y
metas no podían acoplarse a las de sus camaradas. Treinta y
seis criados transportaron a cuatro misioneros con todas sus
pertenencias, que incluían baúles llenos de la mejor ropa,
raquetas de bádminton, redes, cañas de pescar y sillas
plegables. Amy se admiraba que los misioneros vivieran
como la realeza de India, pues ellos iban sentados en sillas
rodeadas con cortinas mientras quince indios los cargaban.
A su llegada a Kotagiri, Amy decidió abandonar al equipo
misionero e irse a vivir con una familia india para aprender
más rápido la lengua tamil. Además decidió vestir con un
“sari” (vestimenta típica de los aldeanos) de lo más sencillo
que había, por lo que todos los misioneros y ciudadanos
ingleses la criticaron arduamente. Pero que Amy encontrara
una familia india que la adoptara era algo muy complicado.
Dios le proveyó de una pareja misionera que tenía sus
mismos intereses. Tomás Walker o mejor conocido como
Iyer Walker (Iyer significa respeto en tamil), junto con su
esposa, aceptaron a Amy y le enseñaron la lengua tamil,
pues ellos la manejaban inclusive mejor que muchos
aldeanos. Juntos se trasladaron a Pannaivilai.
Amy se dedicó afanosamente a aprender la lengua
tamil y al cabo de un año ya hablaba de manera fluida
aquella lengua. La primera convertida de Amy fue
218
AMY CARMICHAEL

Pappamal, o así lo creyó ella, pues la chica de quince años


había mentido para ser “arrebatada” por los cristianos de su
casa para poder casarse con un joven de otra casta. Esa
experiencia le dejó muchos dolores de cabeza a Amy, pero
decidió que estaría alerta ante cualquier otro engaño. Amy
tenía una ayudante india, pero la muchacha decidió regresar
a su casa. Amy oró para que Dios le proporcionara una
ayuda en la evangelización. Ponnammal fue la respuesta a
las oraciones de Amy, ella era nuera de un diacono indio
que se había quedado con ella después de la muerte de su
esposo, pues así lo dictaba la tradición. El diácono no era del
todo cristiano, a pesar de ser líder de su iglesia, aún tenía
ídolos en su casa. Ponnammal fue invitada por Amy para
ser su ayudante, Amy le pidió permiso a su suegro que
literalmente la tenía encarcelada, éste aceptó delante de
muchos testigos y Ponnammal se fue a vivir con Amy. Pero
el suegro no estaba feliz con la idea, él sólo quería que saliera
ayudar a Amy, no que se fuera a vivir con ella, pues
prácticamente estaba perdiendo a su sirvienta. Confrontó a
Amy y la apodó “la liebre”. Pero Ponnammal no estaba
interesada en regresar con sus suegros, su marido había
muerto y según la Palabra de Dios ella estaba libre. Ese fue
el comienzo del equipo misionero indio de Amy
Carmichael.
EL GRUPO ESTELAR.

Poco después Amy conoció a Sellamutthu, una mujer que


había perdido un brazo en un accidente y por eso era
menospreciada por su familia. Sus padres la habían
encerrado en su casa para evitar la vergüenza. La
consideraban un estorbo, pues ningún hombre indio se
quería casar con una mujer que no pudiera moler, tejer o
sostener a un bebé. Pero para Amy era un alma más y
cuando la invitó a ser parte de su grupo, ella y su familia,
aceptaron felizmente. Después otra mujer llamada Marial se
convirtió a Cristo y quiso añadirse al grupo. Al principio
219
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Amy no quería porque Marial era casada, pero ésta insistió


tanto que Amy tuvo que ir a pedir permiso a su esposo para
que la dejara viajar con ella y las otras dos mujeres.
Sorprendentemente el marido de Marial dio su
consentimiento. Eso era algo extraño en un hombre indio,
pues ellos ni siquiera dejaban salir a sus esposas de sus
casas, mucho menos de sus aldeas. Y lo que fue más
increíble es que el marido de Marial se ofreció a ser el
cocinero del grupo. Amy no lo podía creer, tendrían a un
hombre indio acompañándolas.
Apoyada en Daniel 12:3, Amy nombró a su equipo
evangelístico “El Grupo Estelar”. El misionero Iyer Walter
también formó un equipo de hombres indios para ayudarle
con la ganancia de almas. Así, los dos grupos se dedicaban
a testificar a sus respectivos sexos. A veces los dos equipos
trabajaban juntos. En diciembre de 1897, Amy y su grupo
comenzaron a testificar en las aldeas del distrito de
Tirunelveli. Viajaban en una carreta incomodísima tirada
por dos bueyes, el calor de la India las sofocaba y dañaba la
salud de Amy. Pero no podían viajar de noche pues las
mujeres indias del grupo estelar aún observaban la tradición
hindú de portar todas las joyas familiares para mostrar su
riqueza, posición y casta a la sociedad. Si viajaban de noche
serían víctimas de ladrones. Una tarde, al comprender que
la salud de Amy se deterioraba con el calor, el marido de
Marial, que casi no hablaba, volteó a ver a su esposa y le dijo:

«Es hora de que te quites las joyas. Llevar joyas no es


apropiado para vivir como vivimos, siguiendo al Señor
Jesucristo.»

Semejante declaración dejó boquiabierta a Marial y a


las otras hermanas. Despojarse de sus joyas era un acto de
desprecio de la casta. Ni una sola mujer en India, a menos
que estuviera fuera de sí, podría ni imaginar dicho insulto,
cuando menos un hombre se atrevería a dar semejante
220
AMY CARMICHAEL

orden a su esposa. Después de tratar de superar el trauma


de la petición de su esposo, Marial se quitó prontamente
todas sus joyas, Ponnammal y Sellamutthu la siguieron.
Cuando Amy se enteró del asunto, las lágrimas la
inundaron pues eso significaba que el esposo de Marial se
había convertido a Cristo, además ese fue el primer acto de
fe y coraje contra el sistema de castas que Amy presenciaba.
Lo que más le admiró es que los recién convertidos indios
entendieran mejor el sentido de la vida en Cristo que los
propios misioneros.
Con esa nueva fe comenzaron a evangelizar con más
ímpetu, pero las familias de las hermanas se sintieron tan
insultadas que expulsaron a todos de sus tierras y
propiedades. Para el grupo era una bendición sufrir por
Cristo. Una mujer india llamada Blessing fue salva y de
inmediato se agregó al Grupo Estelar. Ella era de los
“intocables”, es decir, alguien que no tenía casta. Le
encantaba ser acompañante de Amy, pues el grupo se
dividía en parejas para testificar por las mañanas. Llegaban
de noche a una localidad y hasta que el calor les permitía,
testificaban con pasión en las aldeas, se reunían bajo árboles,
junto a arroyos para orar y leer la Biblia y cuando
comenzaba a atardecer reanudaban sus actividades
evangelísticas. Cuando Amy trató de remunerar el trabajo
de su equipo, ninguno aceptó pago alguno, declararon que
servirían a Dios de corazón y sin pagos.
Los misioneros construían escuelas para los indios,
pero contrataban maestros hindúes y musulmanes y los
indios mandaban a sus hijos sin problema a las escuelas
“cristianas”, ya que sus hijos eran educados y entrenados en
el sistema de castas desde que comenzaban a hablar y para
ellos las creencias cristianas no podían afectar a sus hijos.
Pero cuando Amy llegó a la aldea de Lago Grande todo
cambió. La esposa del director de la escuela le regaló la
Biblia a una niña, que con permiso de sus padres comenzó a
leerla a los trece años. La jovencita, que curiosamente nunca
221
DE CAÑAS Y PÁBILOS

se escribió sobre su nombre, recibió a Cristo como salvador


y al escuchar a Amy, decidió ser cristiana costara lo que
costara. En 1898, a sus dieciséis años, se escapó de su casa y
fue en busca de Amy a plena noche. Llegó hasta Pannaivilai
y se paró frente a la puerta de Amy y gritó: “¡Refugio,
refugio!”. Sus gritos despertaron a Amy, la cual salió a
recibirla. Amy la nombró “Joya de Victoria”. Antes de que
sus padres hicieran algo para recuperarla, junto a Amy fue
al gobernador de su aldea y se declaró cristiana y libre de
casta, y como ya tenía dieciséis años su emancipación fue
aceptada. Su padre no pudo hacer nada en contra de ella,
pero juntó a todos los aldeanos y quemaron la escuela y la
casa del director.
Una niña de once años, llamada Arulai, escuchó al
Grupo Estelar ganando almas en la calle y se interesó en
ellos y decidió convertirse a Cristo. Cuando lo dijo a su
familia, no se enojaron, sólo pensaron que Amy había
echado polvos mágicos en su hija de once años. Los padres
de Arulai le dijeron que “Amma” era una “ladrona de
niños”. Pero Arulai insistía y por eso la mandaron a vivir
con su tío, que irónicamente vivía cerca de Pannaivilai, y
que curiosamente la dejaba ir a los cultos que el Grupo
Estelar celebraban. Se convirtió definitivamente al
cristianismo y sus padres se la llevaron lejos por ocho meses.
Cuando pudo volver a escapar, llegó con Amy tan
enferma que casi moría. Su padre llegó furioso por ella, pero
cuando la vio en cama y notó todos los cuidados extremos
que Amy tenía con su hija, decidió dejarla con el Grupo
Estelar. Aceptó que Amy la cuidaba mejor que su propia
familia. Verdaderamente Amy entregó el alma y cuerpo al
cuidado de Arulai, que poco a poco comenzó a mejorar.
Amy la escuchó orar de la siguiente manera:

«Dios, por favor, no me dejes volver a la oscuridad.


Aquí vivo en la luz. Déjame quedarme en la luz.»

222
AMY CARMICHAEL

El mensaje del evangelio no sólo alcanzó a Arulai y


las otras mujeres del grupo. Los niños de las comunidades
comenzaron a cuestionar las prácticas, costumbres y a los
mismos dioses hindúes. Los aldeanos respondieron a esto
de manera cruel. Cuando el primo de Arulai, Arul Dasan, se
convirtió también, sus padres lo ataron a un poste por varios
días con la esperanza que se olvidara de Cristo. A otra niña
la drogaron cuando habló sobre Amy, la droga afectó su
cerebro y quedó demente. Muchos niños eran torturados
con palizas horribles, otros eran castigados con picantes
molidos aplicados en los ojos. La persecución había
comenzado.
La sociedad de Hudson Taylor le pidió a Amy que
escribiera un libro sobre India y el Grupo Estelar. Amy lo
hizo y lo tituló: “Las cosas como son”. Allí explicaba las
horribles torturas que sufrían aquellos que abrazaban a
Cristo. Pero la sociedad le dijo que no fuera tan explícita en
su escrito. El editor le dijo que se necesitaban historias más
alegres con un toque más leve y menos historias de niños y
mujeres en circunstancias irremediables. Amy se negó
profundamente, hasta que llegaron dos de sus amigas. Las
tres visitaron la casa de una familia, cuyo hijo estaba
gravemente enfermo. No le haría justicia a ésta gran
misionera y a sus dos amigas, llamadas Ella Crossley y Mary
Hatch, si no agregaba la conversación completa, que la
misma Carmichael contó en uno de sus libros:
“-¿Cuánto tiempo lleva así? –le pregunté a su madre.
-Unos tres meses –me dijo-, pero ya no llora tanto
como antes.
-¿Qué ha dicho el médico? –Pregunté en el idioma
tamil, al mismo tiempo que traducía la conversación al
inglés para Ella y Mary.
La madre bajó la mirada. –No le hemos llevado al
médico –dijo titubeante-, y añadió: Eso sería incurrir en un
quebrantamiento de casta.”

223
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Amy abrazó al niño y le dijo a la madre si no podía


haber una excepción, pero ya sabía la respuesta, la madre
prefería ver a su hijo morir que faltarle el respeto a su casta.
Las tres mujeres británicas salieron llorando
inconsolablemente de aquella casa. Ella y Mary le pidieron
a Amy que les diera su manuscrito, se fueron a Inglaterra y
en menos de seis meses el libro de Amy Carmichael titulado:
“Las cosas como son” ya estaba a la venta.

LA LADRONA.

Por todo el distrito se escuchaba hablar de Amma, la ladrona


de niños. Se narraban historias espeluznantes sobre el grupo
de infieles desertoras que seguían a la ladrona. Se decía que
Amma le había cortado el brazo a una de ellas por portarse
mal. Además la gente decía que Amy les había arrebatado
las joyas a sus mujeres y las obligaba a cargarla en los
hombros. Y para colmo esclavizó a un hombre, marido de
una de ellas, por negarse a darle permiso de seguir a la
ladrona.
Sin querer y sin darse cuenta, los aldeanos
comenzaron a encender la curiosidad de las personas, sobre
todo de los niños que se interesaban en Amma, pues las
costumbres indias y la religión Hindú eran más salvajes que
cualquier historia que contaran sobre Amma.
La fama infundada y malintencionada que le
provocaron a Amy causó que Preena, una niña que estaba a
punto de ser violada por los sacerdotes hindúes, se escapará
del templo donde la tenían prisionera. Amy viajaba por todo
el distrito de Tirunelveli evangelizando, se ausentaba por
largos espacios de tiempo de su casa. Ya llevaba un año
fuera, cuando Preena llegó a sus brazos. Ni siquiera se
conocían, pero se abrazaron como si fueran las grandes
amigas que no se veían en mucho tiempo. Preena sólo tenía
siete años cuando llegó con Amy, pero cuando las
sacerdotisas y más de cien aldeanos rodearon la casa de la
224
AMY CARMICHAEL

misión, valientemente le habló a la turba y les dijo que jamás


regresaría a vivir en el templo.
Cuando todos escucharon sobre las palabras de
Preena, no esperaron a que Amy dijiera algo, simplemente
soltaron los palos y las antorchas y se fueron. Las
sacerdotisas prometieron regresar con la madre de Preena
para reclamarla, pero la madre nunca apareció y Preena se
unió al Grupo Estelar.
La victoria de Amy y Preena sobre las sacerdotisas
prostitutas hindúes, animaron al primo de Arulai, Arul
Dasan, a unirse al grupo de predicadores de Iyer Walter y
decidieron bautizarse. Eso causó conmoción entre la
población, los primeros indios bautizados simbolizaban la
caída de su religión. Para ellos era un punto sin retorno al
sistema de castas, de parte de los “infieles”. Sin preverlo,
esto acercaba a Amy una serie de acontecimientos que la
harían sufrir y a la vez alegrarse profundamente.
Para junio de 1902 Amy tenía a su cargo ocho niñas,
pero el grupo fue creciendo en sobremanera. Pastores indios
y misioneros ingleses escuchaban de las victorias del Grupo
Estelar contra las sacerdotisas prostitutas de los templos
hinduistas y comenzaron a ser excursiones suicidas para
recuperar o rescatar niñas que eran entregadas aun recién
nacidas a los templos hindúes para su prostitución. Una vez
rescatada una niña era llevada con Amy para que la cuidara.
Las niñas procedían de todo el país. Además a la familia de
Carmichael se agregaban niñas abandonadas que no
pertenecían a ninguna casta. El crecimiento tan rápido del
grupo las obligó a orar por un nuevo sitio donde pudieran
vivir con las niñas. Junto con el hermano Walter, Amy
encontró una casa abandonada de un misionero, muerto
hace ya varios años, que estaba en muy buenas condiciones.
La casa se encontraba en una localidad llamada Dohnavur y
la mayoría de los pobladores no tenían casta y aún había
algunos cristianos entre ellos, fruto del trabajo de aquel
misionero fallecido.
225
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Las niñas ascendieron a cien en pocos meses y Amy


se las tenía que arreglar para alimentarlas y cuidarlas
mientras se enfermaban. Una mujer se ofreció a amamantar
a una pequeña recién nacida que llegó a los brazos de Amy
en muy mal estado de salud. Lamentablemente el esposo de
la mujer se enteró de la ayuda que brindó a Amy y envenenó
a su esposa. Amy sufría mucho con todos los quehaceres y
necesidades que su gran familia requería, pero el Grupo
Estelar siempre estuvo con ella para apoyarla en todo lo que
ésta necesitaba. Las niñas recibían nombre de joyas
preciosas de la India. La esposa de Iyer se enfermó y
tuvieron que irse a Inglaterra para su recuperación. Por
primera vez Amy se quedó sola a cargo de todo el grupo.
Un año después, Iyer regresó con su esposa y además
con la madre de Amy. Tuvieron un encuentro muy emotivo.
Las niñas llamaban a la hermana Vasti “Atah” que significa
abuela. Con la ayuda de su madre, que se quedó con ella tres
años y medio, Amy se fortaleció y siguió adelante con su
labor de evangelismo. Aunque las dos se esmeraron por
cuidar muy bien a las niñas, de vez en cuando alguna de las
pequeñas moría por las diversas enfermedades de aquel
país tropical. Con la muerte de las pequeñas, tristemente
Amy apartó un terreno de la propiedad para usarlo como
cementerio y lo nombró “Jardín de Dios”. La ayuda
misionera comenzó a llegar, Amy recibió a una misionera
australiana que le ayudó con todas las labores, luego llegó
de visita la hermana de dicha misionera y se quedó en
Dohnavur por un tiempo.
Después de la partida de su mamá, Iyer fue a predicar
al norte del País. Amy entonces recibió la visita de una mujer
con su hija de doce años. La madre de Muttammal, le contó
que su esposo había muerto dejando una gran fortuna y que
los familiares de su difunto marido querían casar a
Muttammal con un primo suyo de casi ochenta años de edad
que era viudo. Haciendo eso, la herencia de Muttammal
seguiría siendo de la familia de su padre. La madre le dijo
226
AMY CARMICHAEL

que le aterraba el hecho de casar a su hija con alguien que


podía ser su bisabuelo. Le pidió a Amy que recibiera a su
hija y la protegiera de sus familiares. Amy accedió y en las
entrevistas que tuvo con Muttammal se enteró que su madre
realmente quería retener la herencia y que la seguridad de
su hija no le importaba. Amy comenzó un pleito legal para
poder retener a Muttammal, pero el asunto le costó mucho
esfuerzo pues no solo tenía que luchar en las cortes, sino
también proteger a la niña de su madre y familiares que
querían recuperarla. El juicio fue largo y duradero, un
abogado cristiano llevó el caso de manera gratuita. Pero la
resolución final fue que Amy regresara a Muttammal con su
madre y que pagara todos los gastos del abogado de la
madre que había costado mucho.
La noche anterior del día en que Amy debía entregar
a la niña, Amy se enteró de que un funcionario inglés muy
importante de la India pasaría cerca de Dohnavur, así que lo
fue a esperar toda la noche en el camino. Se escondió entre
los arbustos mientras esperaba que el funcionario pasara
por allí. Su espera terminó a las cuatro de la mañana cuando
el hombre pasaba con toda una procesión. Amy salió de
entre los árboles y lo interceptó. Al funcionario le
sorprendió que una mujer inglesa vestida con un sari blanco
apareciera de pronto en su camino a las cuatro de la mañana.
Amy lo invitó a tomar té y le contó el problema de
Muttammal. Al terminar su historia, el funcionario le dijo
que no podía ayudar a Amy pues aunque los ingleses
dominaban India, los indios aún tenían sus propias leyes y
que para preservar la paz, los ingleses no intervenían en los
asuntos internos del país. Amy regresó decepcionada. Al
amanecer Amy fue a buscar a Muttammal para llevarla al
juzgado pero ella no estaba allí. Su saco de dormir indicaba
que sí estuvo durante la noche. Amy sospechó lo peor, creyó
que su familia había entrado en la noche y la habían raptado,
pero era imposible hacer eso, pues decenas de niñas se
interponían entre el saco de Muttammal y la puerta.
227
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Curiosamente ni una parte de los familiares reclamó


o exigió a la niña. Su desaparición fue grata para ellos, pues
así podían pelear la herencia sin la necesidad de pelear por
la niña. Ni siquiera al juez le interesó la desaparición de
Muttammal. Amy recibió una ofrenda que pagaba todos los
gastos del abogado defensor de la madre de Muttammal.
Siete meses después Amy descubrió que Muttammal estaba
en China. Una de las misioneras australianas, la sacó a
escondidas y con la ayuda de decenas de personas la
llevaron hasta aquel país. Amy se alegró grandemente de
que su “hija” estaba a salvo.
Pero la tristeza llegó cuando Arulai, Ponnammal e
Iyer Walter murieron. Amy no se dejó conmover hasta la
depresión, al contrario entendió que necesitaban
urgentemente un hospital en Dohnavur. Construyeron el
hospital y una casa de oración sin pedir una sola rupia
(moneda de la India) y ni un solo penique a nadie. Lo
lograron con oración, ayuno y entrega a Dios.
Para alegría de Amy, Arul Dasan, quien se encargó
de todos los asuntos que Walter dejó pendientes y tomó su
lugar como pastor de la congregación, le dijo que quería
casarse con Muttammal, que ya la había contactado por
cartas y que ella también deseaba ser su esposa. Se casaron
en Colombo, Sir Lanka, nadie pudo asistir a la boda, pero
los niños y Amy recibieron a la nueva pareja muy contentos
en Dohnavur.
Un día le entregaron a un niño recién nacido a Amy,
al principio no sabían que era niño hasta que le cambiaron
los pañales. Aunque la situación económica era precaria,
Amy decidió comenzar a recibir hombres en su familia. Eso
constituía un gran reto, ya que se necesitaba construir más
edificios para los pequeños. La sociedad india nunca juntaba
a hombres y mujeres para vivir, los hombres dormían en
cuartos separados de las mujeres. De nueva cuenta todo el
grupo rogó a Dios y el Señor suplió las necesidades para
construir todo un orfanato para niños y niñas de la India. En
228
AMY CARMICHAEL

1918 no tardó mucho para que ochenta niños fueran


recibidos en la familia de Amy.
En 1919 todos en Dohnavur se alegraron cuando se le
notificó a Amy que recibiría la medalla Kaiser-i-Hind por
sus logros al servicio de la nación. Amy no quiso recibir la
distinción, pero su gran familia le insistió hasta que aceptó,
aunque no fue a la ceremonia de entrega. Al mismo tiempo,
otro personaje indio estaba haciendo historia en aquel país.
Se trataba de Mahatma Gandhi, quien luchó por la
liberación de India del poderío británico y empezó la
destrucción del sistema de castas.
En septiembre de 1931 Amy cayó en un hoyo cuando
revisaba un nuevo terreno para su dispensario. Se rompió
una pierna y aunque ésta se recuperó lentamente, el
verdadero daño se encontraba en su espalda. Su columna
vertebral lentamente se fue deteriorando dejándola
inválida. Su vida ahora estaba atada a su cama y a su silla
de ruedas, tenía sesenta y tres años cuando cayó y por eso,
el golpe la afectó de por vida. Le costaba trabajo entender
que ahora estaba minusválida y que siempre necesitaría de
ayuda, inclusive para ir al baño. Resistió ocupándose en
escribir trece libros donde relataba las historias del Grupo
Estelar y de los niños y niñas que adoptó. Escribió cientos
de canciones, cartas, poemas y anécdotas personales. Tenía
una jaula de pájaros muy grande en su ventana, a veces los
dejaba volar por su habitación.
Cuando la segunda guerra mundial explotó en 1939,
la familia de Amy se preparaba por si acaso Japón invadía
India, pero gracias a Dios eso no pasó. Lo que sí sucedió fue
que los costos de alimentación aumentaron diez veces y la
familia se encontró varias veces en apuros económicos, pues
ni las cartas con cheques, provenientes de Inglaterra podían
llegar a India.
El 18 de enero de 1951 Amy Wilson Carmichael, a los
ochenta y tres años, no despertó de su sueño. Sus hijos e
hijas no hicieron mucho alboroto porque Amy se los había
229
DE CAÑAS Y PÁBILOS

pedido así tiempo atrás, pero otra cosa muy diferente


sucedió cuando los misioneros por toda India se enteraron
de su deceso. Cientos llegaron a Dohnavur para despedir a
Amy, la ladrona de niños. Fue un día de luto nacional. Amy
fue sepultada en el cementerio que ella misma apartaría en
Dohnavur, en el Jardín de Dios reposaron sus restos. Había
solicitado que en su muerte no se le pusiera en un ataúd, ni
se le edificara una lápida, así lo hicieron sus más allegados.
El funeral fue inmensamente conmovedor, se podía oír a
kilómetros a la redonda el dulce cántico de cientos de niños
que alababan a Dios con las mismas canciones que Amy les
había enseñado, y algunas que ella misma había escrito. Los
más grandecitos del grupo pidieron ser los que
transportaran el cuerpo de Amy rodeado de un sari blanco,
sencillo y humilde, como el que siempre usó toda su vida.
Después de su entierro lo único que se permitieron
fue edificar una fuente, como aquella en Belfast, Irlanda,
donde se inspiraría para servir a Dios y a los demás, el resto
de su vida. En la fuente se grabó la palabra: “Amma”.
Amy no se enteró del impacto que su vida tuvo en
muchas personas de su época. Del otro lado del mundo, una
pareja de “novios” leyó uno de sus libros y se inspiraron
tanto que decidieron ser misioneros. Aquella “parejita”
(aunque en ese momento no eran novios oficiales) se
llamaban: Jim Elliot y Elizabeth Howard.

230
6

GLADYS AYLWARD
LA SIRVIENTA

Gladys estaba muy preocupada, era amenazada por los


japoneses que invadían China. Un soldado chino le había
llevado un afiche con los nombres de las tres personas más
buscadas de la región y entre ellas estaba Gladys, por quien
se ofrecía, viva o muerta, una recompensa de cien dólares
del alto mando japonés. Se fue nerviosa y consternada a
dormir, nunca imaginó que aquella entrevista con el
reportero estadounidense provocaría la ira del gobierno de
Japón. Era de esperarse, pues en la entrevista Gladys contó
al reportero y al mundo las masacres de la guerra y de cómo
ella había recibido a más de doscientos huérfanos que no
tenían dónde vivir ni qué comer. Para los japoneses era un
golpe fatal que el mundo se enterara de los desaires de su
guerra con China, por eso buscaban a Ai-weh-deh, mejor
conocida, en el mundo como la Pequeña Mujer.
Tuvo que decidirlo, había mandado a más de cien
niños a Sian para salvaguardarlos de la guerra. Ahora ella
231
DE CAÑAS Y PÁBILOS

tenía a otro grupo de noventa y siete huérfanos a los que


debía poner a salvo. Había esperado ansiosamente por
semanas a Tsin, quien había llevado al primer grupo, pero
éste nunca regresaría, pues a su vuelta fue asesinado por los
japoneses. Gladys era un manojo de nervios y ansiedad, con
todo, despertó a los niños y le dio a cada uno su saco de
dormir, tomaron todas las provisiones y comida que
tuvieron al alcance y partieron de Yangcheng. Los niños
variaban de edad, desde pequeños de cuatro años hasta la
mayor de todos, llamada Nuevepeniques con quince años.
Vestidos y en fila salieron de la casa y comenzaron su larga
travesía en la madrugada. Sólo los mayores entendían el
peligro, todos los demás corrían alegres unos tras otros.
Por la tarde lograron ver una aldea y sólo un
sacerdote budista les dio asilo en el templo de Buda. El
sacerdote no comprendía cómo y por qué Gladys llevaba
tantos niños a Sian ella sola. Cinco días pasaron para que los
pies de las jovencitas mayores comenzaran a sangrar.
Habían sido educadas en una cultura donde el pie pequeño
era considerado una belleza sin igual en la mujer, por eso
sus padres habían atado las plantas de sus pies para que
estos no crecieran y por ende estaban deformes. Los
pequeños lloraban sin cesar de miedo, frío y hambre, ni aun
a los grandes les quedaban fuerza para caminar. Gladys
estaba exhausta de cansancio, pero no se rendía, pues sabía
que la vida de noventa y siete niños estaba a su cuidado.
Sólo comían “mijo” (comida a base de cereales de grano
pequeño) y lo que encontraban en el camino que fuera
comestible o masticable.
Al sexto día, los niños mayores que se adelantaban
gritaron: “soldados” todos se pusieron nerviosos, pero eran
soldados chinos, en el momento que estos llegaron, aviones
japoneses empezaron a pasar sobre la cabeza de la banda de
pequeños. Todos, niños y soldados, sin que nadie les dijese
qué hacer, corrieron a esconderse como pudieron. Todos
sabían que las “máquinas insectos voladores” tiraban
232
GLADYS AYLWARD

“fuegos artificiales” que destruían lo que tocaban. Los


aviones pasaron y los niños se alegraron de ver a los
soldados pues éstos les regalaron dulces, hicieron una
fogata y les compartieron todo el alimento y provisiones que
traían.
Después de su encuentro con los soldados, los niños
se enfrentaron a los terrenos peligrosos de las montañas de
China. Además la comida se acabó y sólo tomaban té de
hierbas que encontraban en el camino. Era difícil encontrar
comida para casi cien personas así que lo poco que hallaban
era dado a los más pequeños del grupo. En el día doce del
viaje, los niños ya no podían más con las ampollas de los
pies, las grietas de los labios y los granos de su rostro. No
tenían agua ni comida, los grandes hacían mucho esfuerzo
por arrastrar a los pequeños para que siguieran avanzando.
Por fin, vieron entre los árboles el gran río Amarillo. Gladys
tomó fuerza de lo poco que le quedaba y comenzó a animar
a todos los pequeños. Para los niños la distancia para llegar
al río parecía eterna, pero había una aldea y Gladys les
prometió comida y techo. Los mayores vieron la actitud de
Gladys que casi no la podía aguantar ella misma, y para
ayudarla a animar a los pequeños, los mayores comenzaron
a cantar himnos para despertar la esperanza de los demás.
Así, la tropa de niños cantores llegó a la aldea de Yuan Chu,
pero no había nadie por ningún lado, la aldea estaba vacía.
Encontraron a un anciano recargado en una pared, pensaron
que estaba muerto, pero lograron despertarlo.
-Estamos en Yuan Chu ¿verdad?- preguntó Gladys.
-Sí -respondió el anciano.
-Pero, ¿dónde están todos?
-Han cruzado el río para huir de los japoneses y se
han llevado todas las barcas. ¿A dónde pretende ir con este
ejército de niños?
-Tengo que llevarlos a Sian, me han dicho que allí hay
refugio para todos. –dijo Gladys, y luego añadió: Y ¿usted
por qué no se fue con todos los de la aldea?
233
DE CAÑAS Y PÁBILOS

-Soy demasiado viejo para huir, los japoneses han


matado a mis hijos y me quedaré a esperarlos para usar lo
poco que me queda de fuerza y escupirles en la cara. Usted
no llegará a ningún lado con todos estos niños, mejor
regrese a las montañas antes de que los japoneses los maten.
El anciano tenía razón, no había ni una sola barca, pero
regresar mataría a todos los niños de hambre. No les quedó
de otra más que buscar comida en las casas abandonadas.
Pasaron los días y lo poco que hallaron no les alcanzó
mucho pues llevaban ya cuatro días. Gladys no soportaba
más la situación, los niños le preguntaban: ¿Por qué no
podemos caminar sobre las aguas como Jesús? Ai-weh-deh
¿Por qué no puedes abrir el río amarillo como Moisés abrió
el gran mar? Gladys no tenía respuestas para estas
preguntas. Poco a poco sus fuerzas se esfumaban, los niños
comían lo poco que había, pero Gladys, lo que le tocaba, lo
donaba a uno de los pequeños. Su vista empezó a tornarse
borrosa, comenzó a desvariar, lo único que en su mente
estaba era salvar a todos esos pequeños. Comenzó a perder
la conciencia, lo último que logró percibir, fue a los noventa
y siete niños tomados de la mano, haciendo un gran círculo
girando en la playa y cantando alabanzas a Dios…

LA SIRVIENTA.

Gladys nació el 24 de febrero de 1902, en Edmonton,


Inglaterra. Fue hija de Thomas y Rosina Aylward, su padre
era cartero y su madre ama de casa, vivían en un pequeño
suburbio llamado Edmonton en Inglaterra. A los catorce
años abandonó la escuela para ayudar a su familia con los
gastos del hogar, su oficio era ser sirvienta en casa de
cristianos acaudalados. A los veinticinco años, Gladys
asistió a una reunión donde escuchó sobre la necesidad de
misioneros en China. Algo, según ella, se encendió aquella
tarde en su corazón para ir a servir a Dios en China. Estaba
segura de que Dios le llamaba a ese país tan lejano. Así pues
234
GLADYS AYLWARD

se enlistó en la escuela de misiones de Londres para poder


ser enviada a China como misionera cuando tenía veintisiete
años. Para su desdicha reprobó su primer examen de
doctrina bíblica, por lo que fue expulsada de la escuela de
misioneros. Le dijeron que si quería ayudar de algún modo
a China fuera a trabajar de sirvienta a casa de unos
misioneros jubilados recién llegados de China.
Pero Gladys no estaba conforme, sabía que Dios le
llamaba a China y escuchó que una pareja de misioneros en
China había trabajado por años allá y que el misionero había
muerto dejando viuda a su esposa sin hijos. Entonces
Gladys se decidió a trabajar para ahorrar y solventar ella
misma sus gastos para poder viajar a China, una vez allá, se
decía, se las arreglaría como pudiera.
Con tres billetes de una libra esterlina se animó a ir a
la estación naviera y comprar un boleto. Obviamente su
aspecto no era de una joven rica, pues cargaba un abrigo
remendado, unos guantes sucios y unos zapatos raídos. El
empleado de la oficina no había visto a Gladys cuando ella
le preguntó cuánto costaba un viaje a China, y por eso le
preguntó a qué parte de la China viajaba, pero Gladys no
había pensado en eso, sólo dijo: “a donde cueste más
barato”. Cuando oyó dicha respuesta el empleado la miró y
le dijo que le dejara trabajar pues tenía muchos quehaceres.
-Usted no entiende -dijo Gladys- tengo dinero –puso
sus tres libras esterlinas sobre la mesa. El empleado
respondió:
-El pasaje más barato a China cuesta noventa libras,
treinta veces más de lo que usted ofrece.
El empleado esperaba que Gladys tomara sus tres
libras y se fuera, sin embargo ella le preguntó si había una
manera más económica de llegar a China. El empleado le
dijo que si quería llegar muerta, había una ruta que
atravesaba todo Europa, Rusia y Siberia hasta Tien-tsin,
China, pero que la guerra entre Rusia y China seguramente
la harían llegar o quedarse muerta en el camino. Esta ruta
235
DE CAÑAS Y PÁBILOS

peligrosa costaba cuarenta y siete libras. Gladys le dijo al


boletero que le apartara un lugar en dicho tren, que aceptara
sus tres libras y apuntara su nombre, le prometió que cada
viernes iría para abonar hasta cubrir su pasaje a China. El
empleado aceptó, aunque a la mala.
Con eso en mente, Gladys comenzó a trabajar y
ahorrar todo lo que podía. Pensó que otro asunto
importante para ser misionera era aprender a hablarle a la
gente de Cristo, cosa que enseñaban en la escuela de
misiones, así que Gladys decidió subirse a una caja de
madera en la calle y a voz en cuello les testificaba a todos los
que pasaban por la calle, “si nadie me enseña, aprenderé yo
sola” se dijo. Dios le concedió trabajar con los misioneros
jubilados que venían de China y luego entró a trabajar con
un explorador al que llamaba Sir Francis Younghusband.
Éste tenía mapas de China y libros contando sus aventuras
y viajes por todo aquel lejano país. De vez en vez, Gladys le
pedía prestado un libro de su colección a Sir Francis para
leer en sus ratos libres, lo que lo sorprendía, pues las
sirvientas no eran asidas a la lectura. Así Gladys se preparó
en evangelismo, conocimientos de China y trabajó para
conseguir su pasaje al país donde ella aseguraba que Dios le
estaba llamando.
Por fin, el 15 de octubre de 1930 Gladys de dirigió a
ver de nuevo al empleado para informarle que después de
once meses, ya tenía un lugar a donde ir a China. La
misionera Lawson, la viuda, la esperaba en Tien-tsin para
que Gladys la apoyara en el campo que su marido había
dejado y que ella estaba dispuesta a continuar aunque sea
sola. Gladys llegó a la estación con un viejo abrigo, dos
maletas desgastadas, algunos accesorios de cocina, nueve
peniques y dos libras, y claro, con su Biblia. Realmente
parecía más vagabunda que misionera. Gladys subió al tren,
volteó para despedirse de su familia que la fueron a
despedir, ahí estaba el empleado boletero.

236
GLADYS AYLWARD

Por tren, luego por barco, y de nuevo en tren, Gladys


cruzó Europa entusiasmada, pero el frío ruso comenzó a
sentirse en el vagón donde viajaba. Después de dos semanas
llegó a Chita, Siberia, el boletero le indicaba que se bajara,
obviamente ninguno se entendía mutuamente. Pero Gladys
se aferró a su asiento y con boleto en mano señalaba el
nombre de Tien-tsin, China, adonde se dirigía. El boletero le
insistió pero ella no desistió. Cuando el tren avanzó, Gladys
comprendió la urgencia del boletero para que ella se
quedara en Chita: una batalla sangrienta se llevaba a cabo
kilómetros adelante. En medio de los zumbidos del tren,
Gladys se bajó en una pequeña estación llena de soldados
rusos, que la sacaron de la pequeña casa y le decían con
gestos que regresara caminando hasta Chita. Gladys no lo
podía creer, tenía que caminar solo en la tundra siberiana,
con un frío intenso, cual nunca había sentido. No le quedó
de otra, era caminar en la nieve o quedar en medio de una
batalla. Después de treinta horas logró llegar a Chita medio
congelada y hambrienta. En Chita fue arrestada y acusada
de ser una maquinista del tren en el que viajaba. El soldado
que la interrogó hablaba un poco de inglés pero no sabía
distinguir entre las palabras misionera, que se especificaba
en el pasaporte de Gladys, y maquinista. Esa noche Gladys
lloró profundamente, tenía frio, hambre y no sabía que sería
de ella. Los soldados la soltaron y le dijeron que se subiera
a un tren, sin preguntar, Gladys tomó sus maletas y abordó
el tren. Todas sus pertenencias habían sido robadas, sólo le
quedaba su Biblia. Una señora con muy mal aspecto le
ofreció algunas galletas que Gladys devoró, no había
comido hace ya tres días.

RUSIA-JAPÓN-CHINA.

El tren la llevó a Nikol´sk-Ussuriyskiy y luego la mandaron


a Vladivostok, Rusia. A su llegada no sabía qué hacer,
entonces vio un letrero en ingles de un hotel, lo buscó y lo
237
DE CAÑAS Y PÁBILOS

encontró. Curiosamente el funcionario que selló su


pasaporte en la estación la siguió y pagó su estancia en el
hotel, pero la acosaba, mínimo hablaba un poco de inglés.
Pero por cinco días visitaba a Gladys por las mañanas y la
sacaba a conocer la ciudad. Un día Gladys le preguntó
cuándo se iría a China, el funcionario le dijo que no pensara
en salir de Rusia, pues necesitaban maquinistas más que los
chinos. Gladys entendió que estaba siendo secuestrada para
luego ser esclavizada. Los oficiales en Chita habían marcado
su boleto con la palabra maquinista en ruso.
En una tarde Gladys fue interceptada por una joven
morena quien la llevó a un lugar secreto y le contó que los
rusos secuestraban extranjeros para hacerlos trabajar en sus
fábricas. Le dijo que si quería escapar esperara a que alguien
tocara su puerta a media noche y que con pasaporte en
mano le siguiera sin preguntar. A Gladys no le quedó de
otra más que recibir la ayuda de la joven. El problema era
que el funcionario que la acosaba tenía su pasaporte. Con
manos dentro de su viejo abrigo, para esconderlas pues
temblaban de miedo, le exigió al funcionario que le diera su
pasaporte. Éste le prometió que en la noche iría a su
habitación para dárselo en persona. Así fue, cuando la noche
cayó el funcionario tocó la puerta de Gladys, ésta le arrebató
el pasaporte de la mano, pero el hombre se metió a su
habitación y la cerró bien. Gladys entendía lo que sucedería,
así que comenzó a gritar: “No me podrás tocar, Dios me
protegerá”, lo repetía una y otra vez en alta voz, hasta que
el hombre amenazó con golpearla pero en lugar de eso la
dejó gritando sola.
El hombre prometido por la joven llegó a media
noche y en cuchillas salieron del hotel mientras el
recepcionista dormía. La llevó al muelle donde encontró a la
joven que la estaba ayudando, le dijo que le rogara al capitán
del barco que se la llevara con él hasta Japón. Sin más,
Gladys entró a un pequeño cuarto donde estaba el capitán
que hablaba inglés. Gladys le explicó que era ciudadana
238
GLADYS AYLWARD

británica y que había sido secuestrada, le rogó que la llevara


a donde fuera y que no tenía dinero ni nada de valor. El
capitán le instaba que sin dinero no podía llevarla, pero de
momento le sonrió y le dijo que podía viajar en el barco en
calidad de prisionera y que cuando llegara a Japón la
entregaría a las autoridades británicas del país. Con
lágrimas en los ojos Gladys aceptó entusiasmada.
Llegó a salvo a la isla de Tsuruga, Japón, y las
autoridades británicas y los misioneros la recibieron con
comida, dinero, techo y una cama caliente. Además los
cristianos misioneros en Japón le compraron un pasaje
directo a Tien-tsin. Ya en China, para su sorpresa, la
hermana Lawson ya se había marchado de Tien-tsin y las
autoridades británicas le informaron que conocían a la
misionera y que se había ido a Cheng chou. Pero para su
ayuda había misioneros en una casa de misión en Tien-tsin,
quienes la ayudaron mucho. Le pagaron su pasaje para ir en
busca de la hermana Lawson. Cuando Gladys llegó a
Cheng chou, preguntó con la palabra “misión” en chino y le
señalaron a dónde ir. Cuando llegó una hermana británica
la recibió, era la hermana Smith. Ella le contó que la
misionera se había marchado a una pequeña aldea
amurallada llamada Yangcheng, a dos días de viaje en mula.

LOS DIABLOS EXTRANJEROS.

Gladys recibió de parte de la hermana Smith ropa de China,


pues la que traía ya estaba muy gastada. Aliviada, encontró
a la misionera Lawson quien era una anciana de setenta y
cuatro años, rara y apática, que vestía con ropa china. No le
costó mucho acoplarse a la vida con la hermana Lawson.
Gladys era muy trabajadora y aunque la hermana tenía un
mal carácter Gladys se concentraba en aprender el idioma,
lo que hizo lentamente, lo logró aunque con dificultad. El
problema que molestaba a Gladys es que la gente le arrojaba
bolas de lodo y le gritaban “lao-yang-kwei”, y al preguntarle
239
DE CAÑAS Y PÁBILOS

a la misionera se enteró que eso significaba “diablos


extranjeros”. La apariencia clara de las misioneras les
figuraban a los demonios que se creían existían en China. La
hermana Lawson le contó que había vivido más de
cincuenta años en China y había visto solo un convertido a
Cristo: Yang su sirviente, que se acababa de convertir. Esto
no decepcionó a Gladys, al contrario, la retó a pensar en
maneras de hacerle ver a los chinos que no eran seres
místicos o peligrosos.
Meditando en el asunto a Lawson se le ocurrió formar
una posada para los viajeros. Cuando Gladys había viajado
por China descubrió que los habitantes viajaban mucho y
necesitaban constantemente de posadas, aunque estuvieran
llenas de chinches, piojos o pulgas. Todos los hospedados,
hombres y mujeres, se acostaban en el suelo medio
pavimentado. Entonces las misioneras inauguraron la
“Posada De Las Ocho Felicidades” donde daban hospedaje
limpio, comida para los huéspedes y agua para las mulas,
todo a un costo bajísimo. El hombre nativo que trabajaba con
ellas se encargaría de hacer sopa de fideos, la hermana
Lawson de contar historias bíblicas y Gladys de atraer
huéspedes a la posada.
La primera tarde no dio resultados por más que
Gladys se esforzó. La hermana Lawson le dijo que tenía que
esforzarse y al otro día se paró enfrente de una caravana de
mulas agarró a la mula líder y la guió a su posada, la mula
la aventó sobre los adoquines pero logró entrar al patio y la
hermana Lawson junto con Yang salieron a recibir a la
caravana. Cuando los muleros vieron el cabello canoso de la
hermana salieron corriendo a toda prisa dejando las mulas
en el patio. Yang les dijo a las misioneras que no se
preocuparan que él los buscaría y les explicaría todo.
La hermana Lawson sabía que a los chinos les
encantaban las historias, pero dudaban escucharlas de boca
de ella. Así que Yang comenzó a contar historias bíblicas a
los huéspedes que poco a poco llenaban la Posada De Las
240
GLADYS AYLWARD

Ocho Felicidades. Yang les contaba que Jesús dejó salir a los
animales del arca cuando pasaron cuarenta días, que
cuando se asomó por la ventana para ver la estrella de Belén,
supo que era hora de dejar salir a los animales de dos en dos.
Les decía que San Pablo había partido en dos en Mar Rojo y
así sucesivamente cambiaba las historias bíblicas. Aunque a
las misioneras les parecía extraño que Yang contara a su
manera las historias, lo dejaban, pues lo hacía con mucho
entusiasmo para compartir su fe.
Cinco meses más tarde Gladys comenzó a dedicarse
más a aprender el dialecto de Yangcheng y a los diez meses
ya lo hablaba con facilidad. Sin preverlo, un día la hermana
Lawson le dijo que Gladys que dieran una vuelta por la
aldea, a lo que Gladys respondió negativamente pues tenía
muchos quehaceres. Entonces la hermana Lawson se puso
furiosa, le gritó repetidas veces que se “largara” si así lo
prefería. Gladys y Yang se escondieron en la cocina mientras
la anciana tiraba todas las cosas de Gladys a la calle. Gladys
no comprendía, sabía del mal carácter de la hermana, pero
esto era mucho por un simple paseo. Yang le aconsejó que
fuera ver a la hermana Smith mientras se le bajaba el coraje
a la anciana, su lógica era buena, pues Gladys hacía grandes
labores para la misionera veterana. Gladys recogió sus
pocas pertenencias se subió a una mula y se fue a Cheng
chou. Allí la hermana Smith la recibió y comprendió la
situación, pues conocía el carácter de la hermana Lawson.
Esperaron seis días entusiasmadas, hasta que un mensajero
les informó que el “viejo diablo blanco” estaba mal herido y
que estaba muriendo. Gladys corrió a socorrer a la anciana,
y al llegar con Yang, éste le dijo que no sabía nada de ella
pues se había marchado a Chin Shui. Gladys tardó cuatro
días más en encontrar a la anciana tirada en el suelo mal
herida. Llevaba diez días tirada sin comer, ni moverse de
allí. Los chinos no se atreverían a tocar a un diablo blanco,
además como ella no pidió ayuda ni comida, todos
esperaran que muriera. Cuando Gladys la vio, la hermana
241
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Lawson le sonrió y le dijo que estaba muy alegre de verla de


nuevo. Gladys preparó un viaje en mula de seis días al
hospital de Luan, donde un médico la examinó y no le dio
muchos días de vida. Lawson rogó a Gladys que la regresara
a su casa y cuando por fin llegaron, Yang le preparó la sopa
de fideos que más le gustaba y mandó a preparar un ataúd.
Quince días más tarde la hermana Lawson murió dejando
sola a Gladys, que se sentía más sola que nunca.

PATAS DE CABALLO.

Con la muerte de la misionera, Gladys se enteró que su


esposo le había dejado una pensión mensual que recibía a
través de la hermana Smith. Pronto Gladys y Yang no sabían
cómo cubrir los gastos y pagar los impuestos. Temían lo
peor pues el alquiler de la casa estaba pagado por dos años
por la misionera y ya estaba a punto de vencerse el plazo.
Pocos días después escucharon un ruido de bocinas
acercándose, Yang sabía que era la procesión que anunciaba
la llegada del Mandarín (el gobernador de la provincia).
Ambos, Gladys y Yang pensaron que el Mandarín pasaría
de largo pero Yang se dio cuenta que se dirigía a su casa.
Como pudo Yang salió corriendo en dirección contraria al
Mandarín y Gladys lo vio correr tan rápido que le
sorprendió que alguien de esa edad pudiera ser tan ágil.
Cuando el mandarín se bajó de su gran silla, cargada
por ocho hombres, Gladys no sabía qué hacer, lo único que
se le ocurrió fue inclinarse dos veces en caravana. El
Mandarín le dijo que la estaba buscando pues necesitaba de
sus servicios. Gladys le preguntó de qué se trataba y que con
gustó ayudaría a su excelencia. El Mandarín le dijo que el
nuevo gobierno de China había prohibido una práctica
horrorosa que consistía en amarrar los pies de las niñas para
que éstos se deformaran, pues consideraban que de no tener
los pies pequeños, las mujeres no podrían conseguir marido.
El Mandarín añadió que los hombres no podían ver los pies
242
GLADYS AYLWARD

de las mujeres y que por lo tanto necesitaba a una mujer con


pies normales y que hablara el idioma para ser su
supervisora de pies. La noticia agradó mucho a Gladys pues
cuando llegó a China notó que las mujeres tenían pies
deformados que parecían patas de caballos. Pero había un
inconveniente, Gladys se quería dedicar a predicar el
evangelio, no a supervisar pies. El trabajo se oía bien, pues
le ofrecieron salario y una escolta para acompañarla por
todas las tribus y aldeas con la autoridad misma delegada
por el Mandarín a su persona. Se animó, cobró valentía y
habló:
«Soy cristiana, no inspectora de pies. Donde quiera que
fuera representando a su excelencia hablaría de su Dios y
de su fe, e intentaría que otros creyeran en el Dios
verdadero.»

Se quedó callada, nadie habló por unos instantes,


hasta que el Mandarín dijo que no le importaba su religión,
que el asunto de la desligadura de pies era más importante.
Además añadió que de ser cristianas las chinas, no
amarrarían los pies de sus hijas y que al final y al cabo sería
productivo para su liderazgo en el distrito.
Gladys comenzó su labor al siguiente día. Con un
grupo de soldados visitaron la primera aldea. Los
ciudadanos no estaban muy de acuerdo en que un diablo
extranjero les diera órdenes, pero el alcalde de la aldea
informó que de desobedecer a Gladys, el padre de la niña de
pies atados iría a prisión. Gladys comenzó a desatar uno por
uno los pies de las niñas y dar masajes para que recuperaran
su forma natural. Algunas ya no tenían remedio, pero las
más pequeñas reían al poder ver sus dedos por primera vez.
Gladys visitó todas las aldeas del distrito y en dos meses ya
no había niñas con pies atados, lo que impresionó mucho al
Mandarín cuando recibió el informe. Cada vez que Gladys
visitaba una aldea, el alcalde la invitaba a comer, y ella
juntaba a un grupo de aldeanos y les hablaba de Cristo. Al
243
DE CAÑAS Y PÁBILOS

poco tiempo, pequeñas comunidades cristianas se hallaban


diseminadas por todo el distrito. La hermana Smith se
enteró del éxito de Gladys y que la posada iba muy bien, así
que decidió mandarle ayuda a Yang para que Gladys
pudiera viajar sin preocupaciones. La hermana Smith
mandó a un nuevo converso llamado Lu.
Una mañana, cuando Gladys regresó de un viaje de
inspección, cocinaba junto con Lu, cuando llegó, un
mensajero con una nota roja que simbolizaba una orden real.
El mensajero le dijo a Gladys que su presencia era urgente
en la cárcel del pueblo. Le contó que se había comenzado un
motín y que los presos habían asesinado a los guardias y que
se estaban matando entre ellos. Gladys no quería ir, pero Lu
le dijo que de desobedecer una orden real, la encarcelarían.
Tomó valor y se puso su chaqueta y fue rumbo a la cárcel.
La escena la impactó antes de entrar, pues los gritos de
auxilio se escuchaban hasta la calle, y cuando llegó frente al
jefe de la cárcel se le dijo que el Mandarín había ordenado
que ella entrara a calmar la situación dentro de la prisión.
Ella le dijo al oficial que no podía hacer eso, que era mujer y
seguramente la matarían. El oficial sonrió y le dijo:
-No, no lo harán. Usted siempre dice a todo el mundo
que lleva al Dios viviente dentro de sí, ¿cómo podrán
matarla?
Gladys estaba despavorida, no sabía qué hacer,
¿cómo explicarle al oficial que los cristianos también
mueren asesinados? Si decía que no, sería un pésimo
testimonio, al igual que ser asesinada en el interior. ¡Entraré!
le dijo al oficial.
La llevaron ante una puerta grande, abrieron, ella
entró e inmediatamente después, cerraron la puerta tras ella.
Un túnel oscuro se encontraba delante, cuando llegó al final
miró una escena espantosa, los presos se mutilaban entre
ellos. Había sangre por todos lados. Observó cómo un
hombre alzaba la mano con un gran machete en ella,
dispuesto a asesinar a otro que rogaba en el suelo. Sin
244
GLADYS AYLWARD

pensar, Gladys gritó: “Deténgase inmediatamente y


entregue ese machete”. Todos los presos, incluyendo el del
machete se quedaron inmóviles al oír y ver a Gladys dar
semejante orden.
-Vengan acá todos inmediatamente –añadió con voz
de mando.
Gladys entendió en ese momento, que todos los
encarcelados estaban muy desnutridos, enfermos y vestidos
de harapos desechos. Logró detenerlos a todos y les pidió
que limpiaran todo ese desastre. Un hombre de entre todos
se disculpó en nombre de todos y pidió misericordia a
Gladys. Ese hombre se llamaba Feng y había sido un
sacerdote budista acusado de robo. Éste le agradeció mucho
su ayuda y la nombró “Ai-weh-deh” que significa
“virtuosa”. Pronto todos en el pueblo la llamaba con ese
nombre. Gladys visitó la cárcel continuamente y los ayudó
para que los hombres se ocuparan en trabajos productivos.
Les llevaba comida y les hablaba del evangelio.

LA GUERRA.

Gladys tenía que dar un informe sobre sus viajes como


supervisora de pies. En camino a dar su informe al
Mandarín, encontró a una mujer con una niña desnutrida y
enferma. La mujer estaba vestida de manera inusual, estaba
muy sucia pero poseía alhajas costosas. La mujer ofreció a
Gladys a la niña por un costo de dos dólares. Esto impactó
a Gladys quien la amenazó de acusarla con el Mandarín.
Pero éste le dijo que aquella mujer era parte de una banda
de vendedores de niños que eran criminales muy
organizados y peligrosos, le dijo que de hacer algo en contra
de la vendedora de niños, los bandidos les atraerían muchos
problemas.
Gladys regresó, y le ofreció a la mujer todo lo que
traía en su bolsa, sólo nueve peniques ingleses. La mujer
miró las monedas y le dijo a Gladys: “trato hecho”. La mujer
245
DE CAÑAS Y PÁBILOS

entregó a Gladys a aquella niña a la que nombró


“Nuevepeniques”. Era madre de una niña de cinco años de
edad.
Un día, por la tarde, Nuevepeniques entró a la
posada preguntando a Gladys:
-Ai-weh-deh, ¿tienes mucha hambre hoy? La
pregunta sorprendió a Gladys quien respondió:
-Un poco, ¿Por qué?
-Hoy cenaré menos –dijo la niña entusiasmada y
añadió- Si yo como menos ¿tú comerás menos?
-¿Por qué preguntas tal cosa?
-Lo que pasa es que en la entrada hay un niño que
tiene hambre y no tiene qué comer. Sus padres han muerto
y el niño no tiene quien le dé comer. Si tú comes menos y yo
como menos, él podrá comer con nosotras hoy.
Gladys salió a ver al pequeño, descubrió que tenía
ocho años y que no había nadie que lo reclamara. Lo recogió,
lo adoptó y lo nombró “Less” que en inglés significa: menos.
Nuevepeniques siempre estaba buscando niños
necesitados, los recogía y los llevaba a la Posada De Las
Ocho Felicidades. Hasta el Mandarín le dio a Gladys una
niña huérfana para que la cuidara. Con el tiempo Gladys ya
tenía seis niños bajo su cuidado. Todo marchaba a la
perfección, excepto por la muerte de la hermana Smith
quien mantenía a flote la casa de Misión que estaba en
Cheng chou, en su lugar las sociedades misioneras
mandaron a un matrimonio para que la sustituyera. El
Mandarín y Gladys tenían tan buena relación que inclusive
fue convocada para ser la consejera personal de aquel
gobernante. Nuevos convertidos se añadían a la iglesia. En
sus viajes como supervisora de pies, Gladys establecía
nuevas iglesias, no había una sola población de la provincia
sin una pequeña congregación de cristianos chinos. A
Gladys le motivaba viajar entre los arrozales y escuchar a los
aldeanos cantando alabanzas a Dios mientras trabajaban.
Pero su tranquilidad y paz no durarían mucho.
246
GLADYS AYLWARD

En la primavera de 1938, Gladys y los aldeanos de


Yangcheng vieron a cinco aviones amarillos con la insignia
japonesa sobrevolar el poblado. Los aldeanos se
maravillaban, pues no habían visto alguna máquina volar
en sus vidas. Todos salieron a presenciar el espectáculo,
pero de pronto, las partes bajas de los aviones se abrieron y
dejaron caer bombas que devastaron toda la ciudad. La
guerra entre Japón y China los había alcanzado. Una bomba
cayó sobre la casa de Gladys, ella quedó inconsciente, pero
cuando se recuperó, se alegró de que nadie salió herido, solo
ella, y que la casa necesitaría unas cuantas reparaciones.
Trató de salir a ayudar, pero el apoyo era insuficiente, había
cientos de muertos en las calles. Dentro de las viviendas
derrumbadas había decenas de personas muertas y otras
atrapadas. El Mandarín y Gladys organizaron a todos los
sobrevivientes para rescatar y cuidar a los heridos. Unos
mensajeros llegaron desde Cheng chou avisando que la
ciudad estaba invadida por los japoneses y que éstos habían
enviado bombarderos a Yangcheng para preparar la
invasión de la ciudad. Gladys sabía que era cuestión de
tiempo para que los japoneses los atacaran, así que decidió
llevarse lejos a los niños, hacia las montañas. Yang, su fiel
amigo y ayudante, regresó a vivir con su familia en el
campo. El Mandarín hizo que todos los habitantes se
dispersaran; Yangcheng se convirtió en un pueblo fantasma.
Poco a poco, centenares de personas morían dejando
huérfanos que escuchaban de la pequeña mujer llamada Ai-
weh-deh y la buscaban para que ella los cuidara. Sin querer
Gladys albergó en una cueva de las montañas de China a
más de ciento cincuenta niños.
Efectivamente, los japoneses llegaron a Yangcheng,
pero al no ver a nadie se marcharon. Gladys y otros viajaban
de vez en cuando a la ciudad para ver si los japoneses se
habrían marchado por completo. En una expedición, por
poco atrapan a Gladys. El Mandarín volvió a la ciudad y en
pequeños grupos, los ciudadanos regresaron poco a poco a
247
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Yangcheng. Antes de que Gladys decidiera volver a la


ciudad recibió la visita de uno de sus convertidos que tuvo
en las aldeas. El hermano llamado Hsi-Lien le contó que los
japoneses lo querían obligar a ayudarlos a cargar armas y
provisiones en sus mulas. El hermano valientemente se
negó argumentando que él era cristiano y que nunca
ayudaría a nadie a matar a sus paisanos. Los japoneses se
encendieron en ira contra él y lo amarraron a un poste.
Quemaron su casa con su familia dentro y lo obligaron a ver.
Gladys estaba conmocionada, pues no era la única historia
terrible que escuchaba acerca de la guerra. Gladys tomó a
los más de doscientos niños que cuidaba y regresó a
Yangcheng.
Cuando llegó el Mandarín, organizó una fiesta de
bienvenida para Gladys, aunque eran días tristes en China,
quisieron celebrar aunque sea una última fiesta. Gladys se
sentó en el lugar de honor al lado del Mandarín. Cuando
terminó el banquete, el Mandarín se puso de pie y comenzó
a hablar por media hora de todas las contribuciones que
Gladys había hecho a la ciudad. Al terminar, volteó a ver a
Gladys y le dijo:
-Ai-weh-deh, querida amiga, Ai-weh-deh, he visto
cómo eres y lo que haces y me gustaría ser cristiano como
tú.
Gladys no podía hacer nada, sólo sentir las lágrimas
que corrían por sus mejillas, por fin, en medio de tanto dolor
y tanto sufrimiento, Dios había obrado maravillosamente en
el corazón del gobernante de Yangcheng. Todos los
presentes suspiraron de asombró al escuchar la afirmación
del Mandarín. Gladys estaba profundamente agradecida
con Dios por permitirle ver el fruto de su esfuerzo de más
de diez años de evangelización en China.
A pesar de esto, la guerra continuaba. Una tarde
Gladys recibió un mensajero de Cheng chou que le contó
que el nuevo matrimonio que estaba allí había sobrevivido
a la guerra y que inclusive habían ganado a varios soldados
248
GLADYS AYLWARD

japoneses a Cristo. Le dijo además, que las tropas japonesas


en Cheng chou se habían sensibilizado y que ya no
torturaban ni maltrataban a nadie. El matrimonio de
misioneros conformado por David y Jean Davies, habían
ganado a decenas de refugiados y que invitaban a Gladys a
visitar la casa de la misión en la que su gran amiga, la
hermana Smith había trabajado por años y que por fin daba
frutos para Cristo.
Gladys llegó feliz a Cheng chou a la hora de la
reunión de oración, efectivamente todo estaba en paz. Se
acostaron a dormir temprano, pero a media noche las recién
llegadas tropas japonesas, con un nuevo comandante,
irrumpieron en la casa de la misión y entraron a la
habitación donde cincuenta refugiadas dormían. Los gritos
despertaron a Gladys que valientemente corrió a socorrer a
las hermanas. Un soldado golpeó a Gladys, y de un gatazo,
ella estaba tirada en el suelo sangrando de la cabeza e
inconsciente. También golpearon al pastor David, pero él
instaba a las hermanas que oraran. “Oren, oren”, les gritaba,
cuando el comandante escuchó tal orden y vio a las mujeres
de rodillas clamando a Dios, retiró a sus tropas del lugar.
Gracias a Dios, sólo Gladys y David salieron heridos aunque
no de gravedad.
Gladys regresó nerviosa a Yangcheng. A los pocos
días recibió la visita de un reportero americano llamado
Theodore White, quien se enteró de la historia de Ai-weh-
deh y de cómo recibía decenas de niños huérfanos. El
reportero entrevistó a Gladys quién respondió abiertamente
sus preguntas sobre los estragos y las salvajadas de las
tropas japonesas. Sin saberlo Gladys, el artículo escrito por
White se publicó en la revista Time, y su historia fue leída
en Estados Unidos, Inglaterra y todo el mundo. Gladys
Aylward era mundialmente famosa.
Gladys recibió una carta de los orfanatos de Sian
diciéndole que había suficiente espacio para atender a los
doscientos niños que ella cuidaba. El alimento, la ropa y las
249
DE CAÑAS Y PÁBILOS

provisiones escaseaban por culpa de la guerra. A la fuerza


Gladys abrazó a un centenar de niños y los mandó con Tsin
Pen-kuang, un recién convertido que se ofreció para llevar a
los niños. Era un viaje muy largo pero en cinco días Gladys
recibió la notificación que los niños estaban a salvo en Sian.
Para su desgracia, el artículo de la revista Time,
donde Gladys contaba todos los horrores de la guerra
japonesa, llegó a manos del gobierno de Japón. Los
japoneses actuaron de inmediato y ofrecieron una
recompensa por Ai-weh-deh, la querían viva o muerta.
Al ver el afiche con su nombre y la recompensa que
se ofrecía por ella, y al enterarse que Tsin había sido
asesinado, en su regresó por los demás niños, tomó a los
noventa y siete que aún estaban con ella y los llevó
personalmente hasta Sian.
El camino fue largo y peligroso, sufrieron de hambre
y sed, dormían en cuevas, templos budistas, aldeas y al aire
libre. Muchos aldeanos eran caritativos con el grupo de
pequeños, pero éstos poco a poco se cansaron del viaje y
comenzaron a quejarse. Cuando por fin llegaron, con mucho
esfuerzo, al río amarillo, se encontraron con que la ciudad
estaba desolada y que no había ni una sola lancha para
cruzar el río. La desesperación se apoderó de todos cuando
llegó el cuarto día, Gladys estaba medio consiente. Los niños
mayores, Nuevepeniques, sobre todo, se percataron de la
situación de Gladys, sabían que no podían hacer nada por
ella ni por los pequeños, así que se agarraron de las manos
formando un gran círculo y comenzaron a cantar alabanzas
de gratitud a Dios.
Gladys, por el hambre y la enfermedad, comenzó a
perder la conciencia, lo último que logró percibir, fue a los
noventa y siete niños tomados de la mano, haciendo un gran
círculo girando en la playa y cantando alabanzas a Dios…
De pronto, notó una silueta de un hombre mayor, su
voz resonaba en su cabeza como una campana. Logró notar
que era un soldado chino. Dieron un poco de agua Gladys y
250
GLADYS AYLWARD

un poco de alimento seco que un niño había encontrado.


Cuando Gladys recobró la conciencia se enteró que el
soldado había visto al grupo de niños danzando desde una
colina y que en ese momento estaba trayendo una barca para
ayudar a pasar a todos los niños. Una niña se acercó a
Gladys y le dijo que Dios había escuchado las canciones
desde el cielo y que aunque no podían caminar sobre el agua
como Jesús o abrir las aguas como Moisés, Dios había
enviado a un soldado que los pasara al otro lado. Con la
ayuda del ejército chino los noventa y siete niños llegaron a
la primera aldea que salió a recibirlos como héroes
nacionales. Les dieron comida, techo, y ropa nueva a cada
uno de ellos. Gladys pudo recuperarse, aunque no del todo.
A la mañana siguiente la tropa de “niños cantores”,
así los llamaban los aldeanos, estaban esperando ansiosos
en la estación del tren para ir a Sian. Cuando los niños
escucharon el sonido del tren, el pánico se apoderó de ellos,
y cuando vieron una locomotora por primera vez en su vida,
creyeron que era un gran dragón que los iba a devorar.
Corrieron despavoridos por todos los alrededores buscando
refugio, todos los que esperaban en la estación del tren se
caían de la risa. Gladys tardó casi una hora en juntar de
nuevo al grupo, personalmente tenía que ir a buscar a los
más pequeños que se aferraban a los árboles, rocas o casas
donde se habían ocultado. Cuando todos estaban a bordo,
comenzaron el viaje fascinados por todo lo que veían. El
viaje en tren fue toda una aventura para los pequeños, pero
al quinto día les avisaron que las vías habían sido destruidas
por los bombardeos y que tenían que caminar una vez más.
Gladys no podía creerlo, en esos momentos, la
tristeza la invadió. Creía que había sacado a los niños sólo
para que murieran de hambre o por los japoneses. Comenzó
a llorar amargamente. Los noventa y siete niños le siguieron
en su llanto. Gladys se secó las lágrimas, se levantó y calló a
todos de un grito, les dijo que llorar un poco no era malo,
pero que tenían que agarrar sus sacos de dormir y comenzar
251
DE CAÑAS Y PÁBILOS

a cantar. Así los niños rodearon grandes montañas cantando


y alabando a Dios. El gozo del Señor fue su fortaleza. En
cinco días llegaron a Tung Kwan, donde, por lástima de los
trabajadores, lograron abordar un tren de carbón que los
llevó hasta Sian. Tres días después, todo el grupo de niños
llegaron felices y ennegrecidos, de pies a cabeza, por el
polvo del carbón. La ciudad estaba repleta de refugiados y
el conductor del tren le dijo a Gladys que se le había dado
orden de no detener el tren sino hasta Fufeng, a tres días de
distancia de Sian. Gladys perdía la conciencia, pero logró
llegar a Fufeng y entregó a los niños a un orfanato que
felizmente los aceptó, pero ella cayó en estado de coma.
Gladys logró despertar dos semanas más tarde en un
hospital. Los doctores le dijeron que era increíble que haya
sobrevivido pues llegó al hospital con fiebre, neumonía,
tifoidea y desnutrida. Pero a Gladys solo le preocupaban los
niños, cuando se enteró que todos estaban sanos y salvos le
agradeció infinitamente a Dios. Logró recuperarse y le
dijeron que se tenía que ir al campo para poder tener una
recuperación completa. Unos misioneros en China la
aceptaron en su casa y Gladys recogió a catorce de los niños
y juntos comenzaron a salir adelante. Nuevepeniques era ya
mayor y podía con las labores del hogar mientras Gladys
visitaba muchos lugares, inclusive fue a dar hasta el Tíbet
para evangelizar a monjes lamas. La situación comenzó a
mejorar, la guerra con Japón terminó, pero algo más
sombrío caería sobre China: el comunismo.

“JESUCRISTO ES REAL… LA BIBLIA ES


VERDADERA”.

En aquella ciudad de Fufeng, Gladys vio a centenares de


personas venir a los pies de Cristo. Inclusive casi la mitad de
los estudiantes de la universidad abrazaron la fe cristiana.
Pero el comunismo comenzó a arrasar con el país. Cuando
los comunistas se apoderaron de la universidad,
252
GLADYS AYLWARD

implementaron cuestionarios para ver la posición política


de los estudiantes. Como más de doscientos de ellos estaban
en contra del partido comunista, los soldados comenzaron a
indagar el por qué. Resultó que los estudiantes cristianos
rechazaban totalmente el comunismo. Comenzaron a
intimidarlos, por tres meses se burlaban de ellos y les
imponían obstáculos complicados respecto a sus estudios.
La persecución floreció cuando todos los estudiantes fueron
llamados a una investigación pública acerca del
cristianismo. Una joven fue llamada al centro de la plaza
pública y se le preguntó sobre su posición política y
religiosa, pues después de haber sido hostigada por tres
meses, los comunistas pensaban que la joven había
cambiado de opinión. Resultó todo lo contrario, la joven
dijo:
«Señor, hace tres meses pensé que Jesucristo era real
y creí que la Biblia era verdadera. Ahora después de tres
meses de padecer odio de los comunistas, sé que Jesucristo
es real, y sé que la Biblia es verdadera.»

Sin muchas palabras, el oficial a cargo, mandó que


arrastraran a la joven a un lado del estrado, y junto a más de
doscientos universitarios cristianos, aquella joven valiente
murió decapitada por su fe. Gladys regresó llorando a su
casa, no lo podía creer, la fe en Cristo ahora costaba la vida
en el país que la había adoptado con tanto ímpetu. Gladys
tuvo que huir de esa ciudad y se fue a Shanghái donde fue
bien recibida por una sociedad misionera guiada por
alemanes. Pero la sociedad estaba a punto de disolverse, sus
fondos se terminaban, pues la segunda guerra mundial
provocó que ningún cristiano quisiera apoyar a misioneros
alemanes. Le pidieron a Gladys que viajara a Inglaterra y
que les explicara que aunque eran alemanes, eran siervos
del Dios Altísimo y que muchos misioneros alemanes
morían de hambre por la falta de apoyo económico. Habían
pasado ya siete años de que salió con los niños de
253
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Yangcheng y diecisiete años desde que salió de Inglaterra


cuando llegó de nuevo a la estación de Liverpool de donde
salió rumbo a China. Sus padres habían llegado a esperarla
en la estación, les fue difícil reconocerse, pero cuando lo
lograron, se abrazaron fuertemente.
Se dice que Gladys y su madre parecían hermanas, y
que Gladys parecía la más grande de las dos pues los
sufrimientos en China la habían consumido. Gladys se
sorprendió al ver lo famosa que era. Decenas de reporteros
venían de todo el mundo para entrevistarla. La cadena de
radio de Inglaterra la invitó a hacer una radionovela de su
historia. Más tarde se produjo una película en Hollywood
basada en la vida de Gladys, la película fue un rotundo
éxito. Se citó con muchos gobernantes prominentes, se
entrevistó con la reina Isabel y visitó cientos de iglesias
dando testimonio de las necesidades espirituales de China.
En una entrevista le preguntaron el por qué nunca se casó,
Gladys respondió abiertamente: “Nunca tuve lo que quise,
pero siempre hice lo que Él quiso.”
Con dificultades por culpa del partido comunista,
regresó a China, en esta ocasión a Taiwán, con miles de
dólares en apoyos económicos y víveres. Después de diez
años en Inglaterra Gladys regresó a China para morir en el
país. Trabajó arduamente evangelizando a donde iba. El
primero de enero de 1970 Gladys se fue a dormir para
despertar en la presencia del Señor. Con sesenta y siete años,
su corazón simplemente dejó de latir, a su lado se
encontraba un recién nacido que ella acababa de adoptar.
Miles se congregaron en Taiwán para el funeral de Ai-weh-
deh, por todo el mundo se celebraron servicios en honor a la
pequeña gran mujer de China.
Aquella mujer de baja estatura fue más famosa por su
trabajo misionero en China, que aquel explorador llamado
Sir Francis Younghusband (explorador en China por varios
años), que hacía más de cuarenta años la había contratado
para ser su sirvienta.
254
7

JIM ELLIOT
EL ARRIESGADO

Era martes 3 de enero de 1956, Nate se levantó a las seis de


la mañana y comenzó a preparar todo para el vuelo y el
aterrizaje que había planeado toda la noche hasta las cuatro
de la mañana. A las ocho de la mañana despejó en compañía
de Pete. Cuando llegaron a la “Playa de las palmeras”
intentaron aterrizar pero no pudieron hacerlo. Volvieron a
intentarlo y entonces lo lograron. Muy felices comenzaron a
descargar algunas cosas que traían para la cabaña que iban
a construir. Terminando de descargar, Nate despejó dejando
a Pete en la playa bien armado por si alguien lo atacaba.
Nate regresó a buscar a Jim y las demás provisiones que
necesitaban. Cinco viajes fueron los necesarios para
descargar todo en la “Playa de las palmeras”. Por fin cuando
los cinco, Jim Elliot, Nate Saint, Pete Fleming, Ed McCully y
Roger Youderian estaban en la playa, comenzaron
alegremente a construir una cabaña en las ramas del árbol
más frondoso e imponente que encontraron.
255
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Dada las tres de la tarde, Nate decidió que era tiempo


de regresar. La radio para la comunicación siempre estaba
disponible en la avioneta, pero todos consideraron que la
avioneta fuera arrastrada por la corriente o se hundiera de
repente, no era un factor al que se arriesgarían. Por eso Nate
por los siguientes cuatro días haría un viaje de regreso y uno
de vuelta todos los días a la base de la misión en Shell Mera.
El jueves 5 de enero, Nate partió con Pete y
regresaron el viernes por la mañana. Roger y Ed estaban
preparando el desayuno cuando estos llegaron, mientras
Jim estaba en los alrededores gritando frases aucas de
bienvenida por si acaso algún waorani se acercaban. Nate
sobrevolaba el campamento auca al que habían visitado con
anterioridad dándoles regalos desde la avioneta. Pero, a
pesar de las invitaciones, no había llegado ni un solo
waorani hasta este día. Jim descendió un poco por el río y
comenzó a gritar en lengua auca: “Queremos ser sus amigos.
Queremos acercarnos a ustedes”. De pronto de entre la
maleza, un par de mujeres desnudas aparecieron. Sólo
poseían un taparrabos y unos distintivos tapones de madera
de balsa en los lóbulos de sus orejas, que caracterizaba a los
aucas. Una de ellas parecía acercarse a los quince años, la
otra parecía ser su madre. Cuando los misioneros se
percataron de la situación, lentamente se acercaron a las
indígenas que hicieron lo mismo de una manera muy
natural. Pronto las siete personas tomaban limonada junto a
la fogata. Las indígenas hablaban mucho, sin saber que los
cowodi (extraños) no entendían ni una sola palabra; no
habían terminado la bebida aun cuando un guerrero auca
salió de entre los árboles. Era delgado y musculoso, de baja
estatura y parecía que no alcanzaba los dieciocho años. Al
ver a sus paisanas felices, se acercó con mucha confianza y
se sentó de cuclillas a un lado de los misioneros que lo
recibieron con la palabra “poinani” que era la bienvenida de
los aucas. Los tres indígenas hablaban tan rápido que los
misioneros no entendieron nada. Comieron hamburguesas,
256
JIM ELLIOT

leyeron la revista Time y, “George”, así llamaron a Nankiwi,


el joven, se acercó a la avioneta y se subió en ella. Era obvio
que deseaba viajar en ella y Nate aceptó. Jim le dio una
camiseta a Nankiwi para cubrirse del frío del aire en las
alturas. Nankiwi comenzó a gritar tan pronto la avioneta se
movió. No paró de gritar hasta que divisó su aldea por
debajo de él. Bueno, más bien los gritos cambiaron de susto
a presunción, pues vociferaba a sus paisanos para que lo
admiraran en las alturas. Los aucas de la aldea causaron un
gran alboroto al ver a su amigo Nankiwi encima de la abeja
amarilla gigante. Algunos no podían ni cerrar la boca al ver
a Nankiwi en el aire. El guerrero auca se reía al ver la cara
de espanto de sus familiares. Cuando la avioneta comenzó
a alejarse, Nankiwi comenzó a levantarse de su asiento,
quería subirse a la cola de la nave para saludar desde allí a
sus amigos. Nate alcanzó a tomarlo por la camiseta que Jim
le había puesto y lo sentó fuertemente en la silla.
Cuando regresaron, los misioneros entretuvieron a
los indígenas con yoyos, globos, armónicas, utensilios de
cocina, entre otras cosas. Roger tenía un pedazo de tela roja;
Nankiwi se la quitó y se la enrolló como si fuera un cinturón.
Nate acostumbraba a salir a las tres, pero ese viernes se
quedó lo más que pudo. Al atardecer Nate y Pete volvieron
a Shell Mera. Jim les mostraba con señas a sus visitantes que
podían descansar y dormir al lado del fuego. Nankiwi y la
mujer mayor aceptaron gratamente, pero la jovencita auca
se molestó, se levantó y se marchó. Nankiwi fue tras ella y
desaparecieron en la selva. La mujer mayor simplemente se
recostó y se quedó dormida. Jim, Roger y Ed, se subieron a
su cabaña y se quedaron profundamente dormidos con la
expectativa de poder conocer a toda la tribu. Al amanecer se
percataron que la mujer mayor ya no estaba. Nate y Pete
llegaron tan pronto amaneció y animaron a sus amigos a
esperar la visita de toda la aldea auca. Pero nada pasó aquel
día. Los misioneros no sabían lo que estaba pasando en las
inmediaciones de la aldea waorani.
257
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Resulta que Nankiwi y Delilah era novios y deseaban


casarse. Cuando lo informaron a sus familias, los padres de
Delilah se opusieron rotundamente pues Nankiwi no les
agradaba. Delilah amenazó a sus padres con marcharse de
la aldea y buscar a los cowodi para vivir entre ellos. Pero sus
papás se burlaron de ella a carcajadas pues no le creyeron.
Delilah enfurecida comenzó a caminar hacia donde se le
ocurrió. Cuando se fue, una mujer de su familia la siguió y
al enterarse Nankiwi fue a buscarlas. Fue así como llegaron
a donde se encontraban los misioneros. Al terminar aquel
día, Delilah seguía molesta y cuando se marchó con
Nankiwi por detrás, la mujer mayor estaba harta de aquel
par y los dejó marcharse solos. En la cultura auca estaba
muy mal visto que dos personas del sexo opuesto, y solteros,
estuvieran a solas, más aún pasar la noche juntos, acreditaría
castigos barbáricos, inclusive hasta la muerte.
Ahora el par de jóvenes aucas estaban en grave
riesgo, tenían que inventar una buena excusa y lo hicieron.
Nankiwi le dijo a la aldea que pasó la noche con Delilah
porque unos cowodi los habían secuestrado. Les dijo que
eran cinco y que eran peligrosos. Añadió que difícilmente
pudieron escapar de sus secuestradores. Dijo que no sabía
nada del paradero de la otra mujer. Los aucas se
sorprendieron, pensaron que los cowodi eran buenas
personas, pues habían dado muchos regalos a toda la aldea
en los días anteriores. Pero las dudas se disiparon cuando el
anciano y líder de la aldea, Gikita, se levantó y por toda la
noche contó historias aterradoras sobre cómo los cowodi
habían matado a decenas de waorani con el “humo que
mata” (armas de fuego). Las historias de genocidios
convencieron a los aldeanos. Sabían que tenían que hacer lo
mismo que siempre habían hecho: matar a los invasores.
El domingo 8 de enero de 1956, Nate y Pete
sobrevolaron la aldea auca para invitar de nuevo a los
indígenas a visitarlos. Pero la aldea estaba totalmente vacía.
La primera impresión que tuvieron fue que toda la aldea
258
JIM ELLIOT

estaba en camino a conocerlos. Rápidamente volaron a la


Playa de las palmeras y contaron a los demás que de regreso
pudieron ver a diez guerreros aucas marchar en dirección al
río donde se encontraban.
Al llegar cerca del río Curaray, los guerreros se
escondieron en la selva para divisar a los invasores. Vieron
a los cinco misioneros altos y corpulentos, sobre todo a Jim
Elliot que era el más musculoso de todos. Los guerreros se
vieron amedrentados por la apariencia de los misioneros,
estaban conscientes de que poseían armas de fuego, ero
lógico. Por poco deshacen su plan de ataque, pero el líder
Gikita les dijo que en su aldea no había lugar para cobardes.
Le dijo al par de mujeres, que llevaron de señuelo, que
pasaran del otro lado del río y que salieran al encuentro de
los cowodi para poder distraerlos. Fielmente obedecieron a
su líder y pasaron del otro lado y se dieron a conocer de
entre los árboles. De nueva cuenta Jim fue el primero en
recibirlas, pero éstas no fueron amables como las primeras
aucas que conoció. Cuando Jim informó a gritos a sus
colegas que sus visitantes habían llegado, éstos comenzaron
a prepararse para el esperado encuentro. En el momento de
distraerse, Gikita, salió sigilosamente rumbo a ellos, pero
resbaló y cayó de un tronco. Nate, Ed y Pete se dieron cuenta
de lo que acontecía, mientras Jim y Roger se dirigían a las
mujeres sin voltear a ver. Los guerreros entraron en pánico
al perder el factor sorpresa, pero cuando vieron a su anciano
líder, Gikita, levantarse y gritar con voz de guerra, se dieron
cuenta que no había más opciones que matar o morir…

EL UNIVERSITARIO.

Jim Elliot nació el 8 de octubre de 1927 en Portland, Oregon.


Hijo del evangelista Fred Elliot y la quiropráctica Clara
Elliot. Creció en una familia cristiana que le inculcaron los
valores del evangelismo. Estudió en la universidad de
Wheaton Illinois y graduó con honores. Uno de sus
259
DE CAÑAS Y PÁBILOS

compañeros era hijo de unos misioneros que estaban en


México predicando el evangelio. En unas vacaciones de
verano su amigo lo invitó a pasar unas semanas en México
para ver la obra de sus padres. Jim pasó un total de seis
semanas en aquel país y se enamoró de la obra misionera.
Durante sus estudios Jim, interceptó una carta
dirigida a su hermano Bert (misionero en Perú), de un
misionero en Ecuador, en esa carta Jim se enteró de los
indígenas quechua, donde el misionero Tidmarsh servía ya
desde hace varios años. En la carta, el misionero le contaba
a su hermano que necesitaba a alguien dispuesto a
encargarse de la base de misión que él había levantado en la
localidad de Shandia, Ecuador, pues su esposa estaba muy
enferma y necesitaron trasladarse a la ciudad de Quito. Jim
sintió que el llamado lo recibió aquel día, pero no se
apresuró a responder en una conversación ajena. Lo que
hizo fue poner en oración el asunto.
En sus clases de griego, conoció a Elizabeth Howard
con quien le gustaba pasar mucho tiempo. En sus memorias,
Jim relató que cuando conoció a Elizabeth sintió que había
conocido a alguien con sus mismas convicciones. Jim era
muy celoso de su fe; muchos de sus compañeros lo
consideraban un “fariseo”. Pero para Elizabeth, Jim no solo
era un joven apuesto, también era un muchacho
inusualmente entregado a Dios en cuerpo y alma. Ambos
asistieron a un evento sobre misiones. Era una especie de
exposición temática con clubs de enseñanzas para futuros
misioneros. Aunque ambos aún no habían decidido a dónde
ir de misioneros, Jim y Betty (como la llamaban algunos) se
dedicaron a los estudiar el curso de fonética, morfología y
sintaxis de las lenguas generales. La idea era poder entender
los sonidos, pronunciaciones y conjunciones de diversas
lenguas. Al evento se le conoció como: “El campamento
Wycliffe de futuros misioneros” y se llevó a cabo en
Oklahoma, por varias semanas. La idea del campamento era
motivar a estudiantes cristianos para ser misioneros.
260
JIM ELLIOT

En ese evento misionero, Jim conoció a un hermano


que le ayudaría con la comprensión de la pronunciación de
otro lenguaje. Por mano de Dios, el maestro de lenguas
extranjeras que le tocó a Jim, era otro misionero a Ecuador,
a la tribu de los quechuas. En ese campamento misionero,
Jim escuchó por primera vez la palabra “auca”, nombre
común en Ecuador para referirse a la tribu de los waorani,
quienes se llamaban así mismos de esa manera. Las pláticas
con su maestro de lenguas encendieron una vez más el
deseo de Jim de ser misionero en Ecuador.
Sin pensarlo mucho, eso sí, oró mucho por el asunto,
Jim mandó una carta al misionero Tidmarsh informándole
que el mismo Elliot estaba muy interesado en ayudarle con
la base de misión en la localidad de Shandia. La respuesta
no tardó, el misionero estaba gustoso de recibir a un
misionero joven y talentoso en Ecuador. Después de
graduar y antes de salir hacia el Ecuador, Jim se dedicó a
visitar y predicar en las iglesias de Estados Unidos para
motivarles a servir a Dios a través del envío de misioneros.
Sus conferencias eran gratas y motivadoras, la gente entraba
en convicción al escuchar al joven predicador. Jim les decía
que en Estados Unidos había un obrero cristiano por cada
quinientos habitantes, mientras en algunos lugares del
mundo había un obrero cristiano por cada cien mil personas.
Las cifras tenían una diferencia de cien veces. En una de sus
predicaciones, su amigo íntimo, Pete Fleming, decidió
rendir su vida como misionero y acompañarlo a Ecuador.

ECUADOR.

En 1950, por causa de la Guerra Fría de Estados Unidos con


Rusia, Jim no pudo salir del país, pues todos los jóvenes eran
mantenidos en el país por si acaso se necesitaban tropas
extras para la guerra. Por eso Jim logró zarpar a Ecuador
hasta el 21 de febrero de 1952.

261
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Aunque Elizabeth había ido a Canadá a ayudar en


una misión en aquel país, pronto decidió que Dios le estaba
llamando para servir a los misioneros de Ecuador. Durante
el tiempo que estuvieron separados, Jim y Elizabeth se
comunicaban constantemente. Aunque no querían
reconocerlo, ambos se atraían mutuamente, pero nunca
dieron el paso para ser novios; hasta que Jim se enteró que
Elizabeth también iría a Ecuador como misionera. Elizabeth
llegó a la ciudad de Quito el 13 de abril de 1952. Jim la
recibió en el aeropuerto de la ciudad. Ambos estudiaron
juntos español, pero Jim consideraba su aprendizaje muy
lento, por eso se mudó a vivir con una familia cristiana que
se ofreció a enseñarle español, en seis meses Jim ya podía
sostener una conversación con los niños de la localidad.
Elizabeth, por otro lado, decidió mudarse a otra provincia
para poder ayudar con las traducciones de la Biblia a las
lenguas locales de Ecuador. La separación fue un tanto
tortuosa para ambos, además, las cartas que se mandaban
tardaban cinco meses en llegar de un lugar a otro.
Una de las cosas que más anhelaba Jim, era visitar
una famosa base de misión dirigida por un hombre de quien
había escuchado maravillas. Se trataba de Nate Saint, que
junto a su esposa Marj, cuidaban de los misioneros con una
estación de radio y una avioneta con las que los trasladaban
con facilidad y les proporcionaban suministros. El viaje
hasta Shell Mera fue muy difícil, pues lo hicieron en
autobús, y para su mayor decepción, a su llegada, se topó
con el hecho de que los Saint estaban de vacaciones largas,
de un año. Sin embargo, el viaje no fue un desperdicio, pues
el hermano Bob, suplente de Nate, le contó a Jim los
pormenores que los guerreros aucas causaban en los
alrededores. Bob le contó que los aucas acababan de asesinar
a una familia entera de indígenas quechuas, por el simple
acto de haber pasado a su territorio sin permiso.
Los aucas eran una tribu de la que muy poco se sabía,
pero ese poco, daba mucho en qué pensar. Aquella tribu
262
JIM ELLIOT

estaba totalmente alejada de la civilización y acostumbraban


a vivir con rencor, pues era una de sus cualidades más
notables. Desde niños se les enseñaba que era necesario
cobrar venganza por cualquier ofensa. Si asesinaban a
alguien, era responsabilidad de los familiares cobrar
venganza asesinando al homicida, y así sucesivamente. Se
decía que algunas aldeas aucas no contaban con adultos,
pues todos eran asesinados en sucesivas líneas de venganza.
Después de aquella visita a Shell Mera, se invitó a Jim
para asistir a un campamento celebrado en esa misma base
de misión. Jim aceptó alegremente pues se enteró que Nate
había vuelto de los Estados Unidos con una nueva avioneta.
Sin muchos preámbulos, Nate invitó a Jim a dar una vuelta
en la avioneta para rodear la selva y divisar desde el aire la
futura casa de misión de Jim en Shandia. La avioneta no
pudo descender, pues la pista de aterrizaje de Shandia
estaba totalmente invadida por la maleza. Meses más tarde,
el hermano Tidmarsh informó a Jim que su español era
suficiente para ocupar su puesto en Shandia y seguir con la
evangelización del pueblo quechua. Jim se animó por la
noticia. Viajaron de nuevo a Shell Mera y Jim los llevó en
avioneta, lo más cerca que pudo a Shandia. Tuvieron que
caminar tres días entre la vegetación, pero cuando llegaron
a Shandia, los indígenas quechua salieron a su encuentro de
manera muy amena. El hermano Tidmarsh los saludó en
lengua quechua y le dijo a Jim que por fin estaba en su
hogar. Jim trabajó duro por varios días, con ayuda de los
hermanos quechua, acabaron de arreglar la pista en menos
de una semana e informaron a Nate, por radio, que la pista
de aterrizaje estaba lista. Nate sobrevoló la pista, cientos de
indígenas se dieron cita para ver el espectáculo. Nate
aterrizó exitosamente en la casa de misión de Shandia. Poco
más tarde, Pete Fleming llegó a Shandia para apoyar a Jim.
El trabajo fue arduo, pero consiguieron construir una
escuela, una clínica y una casa para Ed McCully y su esposa,
que ya tenían un hijo y que estudiaban español en Quito.
263
DE CAÑAS Y PÁBILOS

En enero de 1953, Elliot visitó la ciudad de Quito para


participar en una conferencia misionera. Pero algo más lo
motivaba, Elizabeth. A su llegada a Quito, Jim envió un
telegrama a Elizabeth urgiéndole que visitara la conferencia
misionera pues él tenía algo importantísimo que decirle.
Elizabeth se preocupó cuando leyó la invitación y
prontamente llegó a Quito. Sin esperarlo, Jim le propuso
matrimonio, así de la nada.
Los quechuas se convertían a Cristo con la
predicación de Jim y Pete, ayudaban con lo que podían, pero
apresuraban el paso de la construcción de la casa para los
McCully, pues Ed era médico, y alguien con tal profesión
era muy solicitado donde fuera. Pero antes de que Ed se
pudiera trasladar a Shandia, una tempestad de varios días
atacó a los misioneros. La inundación causada por el
desbordamiento del río destruyó la clínica, la escuela y la
casa de los misioneros, a decir verdad, no quedó ni rastro de
la base de misión de Shandia, excepto la pista de aterrizaje,
aunque estaba muy dañada.
Jim se sorprendió cuando recibió la visita de su
prometida. Elizabeth había convencido a un par de
hermanos indígenas para que la guiarán a través de la selva
por tres días para poder llegar a Shandia. Jim se dio cuenta
que su novia era muy valiente y audaz, pues el camino era
peligroso por el mal tiempo. Es más, aún estaba lloviendo
cuando Elizabeth viajó a Shandia. Para acabar de probar a
Jim, Dios permitió que la malaria lo afectara; por poco
muere. Y por si fuera poco, cuando la lluvia paró, la selva se
convirtió en un horno de vapor inmenso. Cintos de litros de
agua se evaporaban día tras día; el calor y la humedad eran
insoportables. Cuando Jim se recuperó, se trasladó a Quito.
Jim cumplió veintisiete años el 8 de octubre de 1953,
ese mismo día estaba en el registro civil para contraer
matrimonio con Elizabeth Howard, que ahora se llamaría
Elizabeth Elliot. Pasaron su luna de miel en Panamá y luego
visitaron al hermano de Elizabeth que era misionero en
264
JIM ELLIOT

Costa Rica. De regreso a Ecuador decidieron cambiarse de


lugar desde Shandia hasta Puyupungu para establecer una
nueva base de misión. Los McCully reconstruyeron las
instalaciones misioneras en Shandia y Pete se casó en Quito.
Ya en Puyupungu, el trabajo evangelístico de Jim y
Elizabeth comenzó a tener éxito. El líder de la aldea fue el
primero en convertirse. A Elizabeth le costaba aprender la
lengua quecha, pero Jim le ayudaba teniendo
conversaciones en aquella lengua. Pero Jim volvió a enferma
por tres emanas estuvo inconsciente; como en Puyupungu
no había pista de aterrizaje, se decidió que Jim regresaría a
Shandia a apoyarse con los McCully, pues notaron que las
enfermedades lo atacaban constantemente. Ya en Shandia,
el papá de Jim, Fred Elliot viajó a Ecuador para ayudar a su
hijo en el trabajo evangelístico. Realizaron conferencias
evangelísticas y los indígenas respondían bautizándose
alegremente. En aquellas reuniones, Jim, Nate, Pete y Ed,
decidieron comenzar a hacer planes para alcanzar a otras
tribus indígenas de Ecuador. El resultado con los quechuas,
los animó a extenderse aún más. Todos estuvieron de
acuerdo que debían ser ellos, misioneros cristianos, los que
llegaran a hacer contacto por primera vez con los aucas.
Nadie en lo absoluto, en la historia, había pisado una aldea
auca. Los misioneros comenzaron a planear la “Operación
Auca”.
OPERACIÓN AUCA.

El primero en tomar la iniciativa para alcanzar a los aucas,


fue Nate. Voló por toda la selva ecuatoriana, siguió las
corrientes de las amazonas y siguió por el río Curaray, hasta
que por fin logró divisar desde el aire los establecimientos
aucas. Todos se emocionaron cuando Pete y Nate les
contaban sobre la posición de los aucas. Pero juntos,
decidieron que la Operación Auca debía ser secreta, pues si
la población local descubría los asentamientos aucas, los
atacarían para vengar los cientos de muertos que esa tribu
265
DE CAÑAS Y PÁBILOS

salvaje había asesinado. Es más, si el gobierno de Ecuador,


conocía el lugar preciso del hogar de los aucas, no dudarían
en mandar al ejército para arrestar a los indígenas. Si eso
sucedía, los aucas sin dudar se defenderían y todo
terminaría en una masacre. Sin saberlo, dicha decisión de
mantener oculta su operación evangelística, desataría una
serie de acontecimientos que han inspirado muchos libros y
hasta una película sobre estos misioneros.
Lo que siguió después de reconocer las aldeas aucas,
fue levantar una base de misión en la población de Arajuno,
al borde del territorio auca, de la que Ed y Marilou McCully
se hicieron cargo. Araujo era una zona de excavaciones de
petróleo, pero cuando el combustible escaseó, la compañía
dejó el lugar abandonado, con todo y pista de aterrizaje. Las
sociedades misioneras de Jim, Nate y Ed compraron el lugar
y los misioneros trabajaron afanosamente para dejarlo listo
y funcional para sus maniobras.
La operación continuó, y lo siguiente tuvo que ver
con la hermana de Jim. Su nombre era Rachel Saint quien se
encontraba en Ecuador como misionera. En el lugar donde
ella vivía se encontraba una jovencita auca llamada
Dayuma, que había sido arrebatada desde pequeña de su
tribu por un grupo de militares. El plan de Dios consistió en
que Dayuma trabajara como sirviente para un hacendado de
Ecuador, y cuando Rachel Saint llegó a la población donde
vivían, se interesó por Dayuma y le pidió que le enseñará la
lengua auca. Jim no quería involucrar a su hermana en la
operación, así que aprovechó el viaje que ella había tomado
a los Estados Unidos para entrevistarse con Dayuma. La
jovencita auca le enseñó a Jim las frases típicas de saludos y
bienvenidas aucas. También le dijo cómo hablar y mostrarse
amistoso con su tribu. Jim anotó todo lo que pudo en
algunas tarjetas, y como había estudiado sobre los sonidos
emitidos por las lenguas suramericanas, no le fue difícil
pronunciar las palabras en la lengua de los waorani.

266
JIM ELLIOT

La información dada por Dayuma, les recordó a los


misioneros que no podían llegar “por la puerta grande” a
una aldea auca así nada más como así. Tenían que idear una
estrategia para ganarse la confianza de los indígenas. Tenían
a un maestro de la estrategia entre ellos, Nate Saint era un
intrépido inventor y estratega. Diseñó un modelo de
mecanismo que lograra descargar objetos en una sesta con
una gran cuerda que formara un espiral para que la canasta
llegara a un lugar específico. Nate fue capaz de bajar un
teléfono para hablar con la gente en tierra y él en avión, al
acabar las conversaciones, Nate levantaba de nuevo el
teléfono. Obviamente eso no podría ser utilizado con los
aucas porque ellos no entenderían qué era un teléfono.
Así lo hicieron, los misioneros gustosos se montaban
a la avioneta por turnos y viajaban con Nate para descargar
regalos a los aucas. Fue Jim a quien se le ocurrió llevar un
altavoz para que desde las alturas hablaran frases aucas
para crear una amistad con la tribu. Cuando comenzaron
con la entrega de regalos, nadie sucedía. Pero después de
varias entregas, los misioneros contemplaron a los
indígenas salir corriendo a ver la avioneta, era obvio que
entendían que venían en son de paz. Cuando Jim descargó
el regalo, que era un machete, un joven guerrero lo tomó y
lo blandió por los aires, todos en la tribu estaban felices por
el regalo, pues de inmediato entendieron cómo se usaba. El
joven guerrero comenzó a gritar varias frases a Jim Y Nate
que de inmediato notaron que eran frases de
agradecimiento. Supieron que se habían ganado la
confianza de los aucas. Jim gritaba usando el altavoz la frase
“Bito weka pomopa” que significa: “quiero acercarme a ti”
Lo que hicieron a continuación fue buscar la posición
más cercana para aterrizar. Al principio pensaron en visitar
la aldea, pero después de escuchar la historia de Marilou
McCully sobre una vista inesperada de los aucas, creyeron
que era mejor invitar a los aucas al lugar de aterrizaje.

267
DE CAÑAS Y PÁBILOS

Cuando los aldeanos se dieron cuenta de que los


“cowodi” habían establecido una casa en Arajuno,
mandaron un guerrero para inspeccionar la situación. Los
quechuas insistieron en que los misioneros pusieran una
cerca eléctrica en Arajuno, lo que ayudó a que el guerrero
no se acercara a la casa de la misión. Esa noche Marilou
estaba sola, Ed había viajado a Quito. De pronto, el indígena
quechua, despertó a Marilou tocando fuertemente su
puerta, se despertó asustada, se puso ropa y salió a ver que
sucedía. Cuando abrió, el hermano le dijo que necesitaba
municiones, tenía un rifle en la mano y estaba muy nervioso.
Marilou preguntó por qué, el hermano le dijo que había
visto a un guerrero auca, con sus grandes perforaciones en
las orejas, traía una lanza de dos metros de largo. En lugar
de darle las municiones, Marilou salió corriendo a la valla
mecánica y comenzó a gritar “Bito weka pomopa”, no le
importó estar embarazada con siete meses. El quechua le
decía que se callara, que estaba loca, que los aucas eran
guerreros ágiles y que fácilmente podían asesinarla con una
sola lanza. El guerrero nunca apareció, pero la anécdota
advirtió a los misioneros del peligro.
Por esa causa, Nate buscó un lugar donde aterrizar,
encontró una playa llena de palmeras. Junto con Pete y Ed,
midieron ágilmente la longitud de la playa y se dieron
cuenta que era suficientemente larga para aterrizar. Así fue
como encontraron la “Playa de las palmeras”.
La operación avanzó cuando encontraron la playa y
lograron aterrizar de manera exitosa en la ribera del rio
Curaray. Antes de comenzar, Nate recordó que conocía a un
misionero en las cercanías. Como Nate era piloto
profesional, aunque él no era llamado a ser predicador,
rindió su vida al ministerio con su profesión y se encargaba
de trasladar a decenas de misioneros que servían a la
predicación en las selvas ecuatorianas. Aquel hermano se
llamaba Roger Youderian, exmilitar paracaidista. Hombre
rudo y atrevido, que estaba acostumbrado a acampar al aire
268
JIM ELLIOT

libre. Cuando se comunicaron con él, aceptó gentilmente ser


el supervisor de la operación.
El lunes 2 de Marzo de 1956, la operación llegó a su
clímax cuando los misioneros se reunieron en Arajuno para
analizar todos los pormenores. Nate fue el último en
acostarse pues se quedó revisando el peso de los materiales
que necesitaban para construir una casa en un árbol.
Al llegar a la Playa de las palmeras, los misioneros
comenzaron la construcción de su cabaña. Sobrevolaron la
aldea auca y los invitaron a reunirse con ellos en el río
Curaray. Era martes 3 de Marzo cuando comenzaron con su
osadía. Todos los días, Jim, Ed y Roger recorrían la ribera
del río gritando frases aucas de bienvenida pero nada
sucedía. Creían que los aucas podrían aparecer de noche y
por eso dejaron un machete en la base del árbol donde
estaba su cabaña. Sin embargo nada sucedía. Sus esposas se
comunicaban por medio del radio de la avioneta. La
información se dirigía a Shell Mera a las 9:00, 12:00 y 16:00
horas, ni un minuto más, ni un minuto menos. El cuarto día,
el viernes 6 de enero, Jim estaba en la ribera sur del río
gritando “quiero acercarme a ti”, de pronto una voz en
lengua auca respondió “Aquí estamos”, Jim se quedó
paralizado cuando vio salir de la selva a dos mujeres aucas.
Ed y Roger se acercaron y a una sola voz, junto a Jim
gritaron: “Poinani”, es decir: “Bienvenidas”. Las mujeres
salieron de entre los árboles y se acercaron a Jim, él las
ayudó a cruzar el río agarrándolas de la mano. Poco después
apareció otro indígena que se unió al grupo. Era un guerrero
auca joven, bajo de estatura pero muy fornido. Los
misioneros les dieron lo que podían. Una revista Time, un
yoyo, globos, y Nate sacó una avioneta de madera que él
mismo labró. Cuando el joven guerrero -que después se
descubrió que se llamaba Nankiwi- vio el juguete de
madera, se levantó y se acercó a la avioneta. Bruscamente se
subió a ésta, Nate entendió que quería viajar por los aires y
lo complació. El viaje duró poco, pero fue toda una
269
DE CAÑAS Y PÁBILOS

experiencia para Nankiwi que cuando aterrizaron les contó


a las mujeres con muchos gestos y a alta voz. El día pasó, y
cuando oscureció, la mujer más joven se levantó molesta y
Nankiwi, recogió sus regalos, y fue tras ella vociferando;
ambos desaparecieron en la selva. La mujer mayor se acostó
junto a la fogata y se quedó dormida. El sábado 7 de enero,
Jim despertó cuando el sonido de la avioneta se escuchó en
el horizonte. Se bajó del árbol y se dio cuenta que la mujer
ya no estaba. Todo el sábado esperaron impacientemente
pero nadie apareció. Nate Saint llegó a la playa el domingo
8 de enero, muy extasiado, contándoles a los demás que
había visto a un buen grupo, como de diez guerreros, que se
dirigían a la Playa de las palmeras. Jim sabía y escribió en su
diario que sería un gran día para recordar.
Y vaya que lo fue. A mediodía, Nate se comunicó con
su esposa Marj, que junto a las demás esposas de los
misioneros, habían mandado helado y galletas para el
desayuno. Nate le dijo a Marj que en punto de las 4:00 pm
se volvería a comunicar para notificar sobre la situación.
Pasadas las 3:00 pm, Jim, como acostumbraba, gritaba frases
de bienvenida en lengua auca. De pronto aparecieron dos
mujeres no muy amigables, como las primeras, que
simplemente se quedaron mirando a Jim. Éste se sacó la
playera y los zapatos y cuando estaba a punto de entrar en
el agua para ir por sus visitantes, escuchó un fuerte grito
detrás de él. Cuando volteó a ver lo que pasaba, miró
horrorizado cómo una lanza atravesaba el cuerpo de Nate
Saint. Al momento de caer muerto, el reloj de Nate se
estrelló con una roca, las manecillas se detuvieron a las 3:10
pm. Una tropa de guerreros corría furiosos saliendo de entre
la selva. Ed corrió para ayudar a Nate, pero antes de llegar,
otra jabalina lo atravesó de lleno. Pete al ver la masacre
corrió hacia un troco en el río y gritó lo más fuerte que pudo
en lengua auca: “hemos venido aquí para conocerlos, no
queremos hacerles daño. ¿Por qué nos atacan? ¿Por qué nos
matan?”. Jim vio cuando dos lanzas atravesaron a Pete.
270
JIM ELLIOT

Roger corrió a la avioneta, tomó el radio y trató de pedir


ayuda. El indígena que se acercó a Roger para matarlo se
quedó inmóvil por un momento, no sabía por qué el cowodi
quería comerse esa fruta si estaba a punto de morir y lo
atravesó con su lanza. El cuerpo de Roger cayó al suelo
dejando el micrófono de la radio colgando de la aeronave.
Jim estaba aún en la orilla del río, en la bolsa de su pantalón
tenía una pistola, la tomó, pero nunca la usó. Cuando se les
entrevistó a los asesinos, ellos dijeron que la pistola de Jim
se disparó cuando fue atravesado con sus lanzas, pero el
disparo no había sido intencional. Simplemente se disparó
con la fuerza que Jim puso en su mano cuando sintió el dolor
destrozar su cuerpo. Cayó al agua, la corriente lo arrastró río
abajo.
EL ARRIESGADO.

Marj sabía que algo malo estaba pasando, eran las 4:00 pm
en punto y su esposo nunca retrasaba una llamada por
radio. Comenzó a comunicarse con las esposas de los
misioneros. Con hijos en brazo todas se movilizaron. Dieron
aviso a las autoridades ecuatorianas, pero les dijeron que
había poco que hacer más que esperar. Marj se comunicó de
inmediato a las sociedades misioneras de los Estados
Unidos, quienes movilizaron a su gobierno para mandar
tropas en busca de los misioneros. Los primeros reportes
declaraban que la avioneta se podía ver desde el aire, y que
estaba hecha añicos. Los helicópteros americanos llenaron
los aires de la selva de las amazonas. Cuando descendieron
a la playa encontraron el cuerpo de Nate, Ed, Pete y Roger,
pero no el de Jim. Los indígenas quechua se unieron a la
búsqueda y días más tarde encontraron su cuerpo en el río.
Centenas de diarios por todo el mundo tenían como titulares
frases como “Cinco misioneros norteamericanos asesinados
brutalmente por indígenas”. “Misioneros masacrados por
indígenas que viven como en la edad de piedra”. Los
primeros cuatro cuerpos fueron enterrados en la misma
271
DE CAÑAS Y PÁBILOS

playa, pues el mal clima no permitió su traslado. Jim fue el


único sepultado en vista de quienes lo amaban.
Pese al dolor de las familias afectadas, muchos
criticaron las acciones de los misioneros al no informar sus
planes de evangelización a las autoridades. Se les acusó de
no estar autorizados para dichos viajes. Lo que nadie sabía
realmente era lo que sucedía en la tribu: Mintika, la mujer
mayor que acompañó a los dos “noviecitos” advirtió a la
tribu su trágico hecho que les causaría la destrucción total
de su aldea por parte de los cowodi. Los aucas esperaron
valientemente pero nadie apareció para buscar venganza.
Casi dos años después, en noviembre de 1957,
Mintika y Mankuma (amiga suya), salieron en busca de los
cowodi para disculparse por lo acontecido. Lo que
encontraron fue a Dayuma junto a Rachel Saint. Le dijeron
a Dayuma que su madre aún vivía pero que estaba muy
enferma y avanzada de años. Dayuma y Rachel se
internaron en la selva, cuando Rachel regresó le dijo a
Elizabeth y a su hija Valerie que los aucas querían conocer a
quienes no estaban dispuestos a tener su venganza. Para
ellos era raro que alguien no quisiera vengar una muerte tan
infame. Elizabeth Elliot, su hija y Rachel se fueron a vivir
con la tribu auca. Cuando ellos escucharon que había un
Dios lleno de amor que mandó a su propio hijo a morir por
pecadores que simbólicamente lo mataron con las lanzas de
sus propios pecados, los aucas comprendieron que el amor
de Dios puede hacer a un lado el odio, el rencor y la
venganza. Comprendieron el amor de Dios cuando
recordaron que Jim no disparó el arma contra ellos cuando
pudo defenderse. Sabían que una sola arma de fuego podía
acabar con todos. Los aucas abrieron su corazón para que
Dios les enseñara esa clase de amor. En sus memorias Jim
escribió las siguientes palabras:

«No es necio el que da lo que no puede retener,


Para conseguir lo que no puede perder.»
272
CONCLUCIÓN:

Cuando pensamos en el tercer proyecto para la juventud de


la Iglesia Bautista Monte Sion después de Volver al Futuro
y Avatares, quisimos seguir la línea de pensamiento en los
títulos. Por eso escogimos el título “Diferente” que ahora se
ha editado en este libro como “De Cañas y Pábilos”.
Seguramente usted habrá notado la continua
repetición de la palabra “diferente” en las páginas de este
libro. Pero al recapitular en cada uno de sus capítulos, creo
que la palabra en común, que puede pasar desapercibida, es
“sufrimiento”. Todos y cada uno de los personajes y
misioneros que se relatan en esta obra, sufrieron mucho y
estuvieron dispuestos a pasar por grandes pruebas.
Tal vez, ese sea el secreto del éxito en el ministerio y
la vida cristiana:

¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de


Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de
Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos,
hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de
leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada,
sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas,
pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron
sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron
atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor
273
DE CAÑAS Y PÁBILOS

resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más


de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados,
puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá
para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres,
angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era
digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas
y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque
alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo
prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros,
para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.
Hebreos 11:32-40.

Vivimos en medio de la predicación de un evangelio


diluido. “Dios tiene grandes planes para tu vida”; “En
Cristo encontrarás todo aquello que te hará feliz”; “Dios
quiere que realices tus sueños y metas”. Esta clase de
expresiones son muy populares en las iglesias el día de hoy.
Pero han olvidado que no vivimos para nosotros, que la
meta no es cumplir nuestros sueños. Estos personajes y
misioneros nos demostraron que la meta es cumplir el
sueño, la meta, la voluntad de Dios. Nos han demostrado
que la realización personal es secundaria, es el resultado de
darle nuestra vida a Cristo.
Estoy cien por ciento seguro, que todos los grandes
misioneros que hemos estudiado nunca tuvieron la
intención de ser famosos. Ellos estuvieron dispuestos a ir a
lugares recónditos y olvidados. Sabían que había muchas
probabilidades de perder la vida en los lugares a dónde Dios
los había llamado. Todos ellos fueron tratados por la
sociedad como cañas cascadas y pábilos humeantes.
No logro recordar a un solo siervo de Dios en las
Escrituras que no sufrió mucho para poder servir a Dios y
cumplir su voluntad. Si en algo fueron totalmente diferentes
de nosotros, todos los hombres y mujeres de este libro, es
que se negaron a sí mismos, tomaron su cruz cada día,
renunciaron a todo y siguieron a Jesús.
Si realmente queremos marcar la diferencia en
nuestro tiempo, seamos realmente diferentes a todos los
demás.
274
BIBLIOGRAFÍA:

NUEVA BIBLIA DE ESTUDIO SCOFIELD - VERSIÓN


AMPLIADA. DE DR. C. I. SCOFIELD. © 2001. POR:
“BROADMAN & HOLMAN PUBLISHER GROUP.” NASHVILLE
TENNESSEE, E.U.A. TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL POR:
LETICIA CALÇADA.

NUEVO DICCIONARIO BÍBLICO ILUSTRADO. © 1985. DE


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DICCIONARIO BÍBLICO CONCISO HOLMAN. © 2001. POR:


“BROADMAN & HOLMAN PUBLISHER GROUP.” NASHVILLE
TENNESSEE, E.U.A.

NUEVO COMENTARIO BÍBLICO DEL MUNDO HISPANO.


DE G.J. WENHAM, J.A. MOTYER, D.A. CARSON, R.T. FRANCE.
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CORREGIDA EN AGOSTO DE 2003.
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DE CAÑAS Y PÁBILOS

SEGUNDA EPÍSTOLA A TIMOTEO. DE JOHN R. W. STOTT.


DEL AÑO 1970. © 1997. POR: “DESARROLLO CRISTIANO
INTERNACIONAL EN COEDICIÓN CON EDICIONES
HEBRÓN.” E.U.A. IMPRESO EN COLOMBIA.

DOCE HOMBRES COMUNES Y CORRIENTES. DE JOHN


MACARTHUR. DEL AÑO 2004. © 2011. POR: “GRUPO
NELSON” NASHVILLE, TENNESSE E.U.A. PUBLICADO POR:
“EDITORIAL CARIBE”

USOS Y COSTUMBRES DE LOS JUDÍOS EN LOS TIEMPOS


DE CRISTO. DE ALFRED EDERSHEIM. DEL AÑO
DESCONOCIDO. © -EDICIÓN SIN INFORMACIÓN DE
FECHA-. POR: “EDITORIAL CLIE” 08232 VILADECAVALLS
BARCELONA, ESPAÑA.

UN AVENTURERO ILUSTRADO: LA VIDA DE WILLIAM


CAREY. DE JANET & GEOFF BENGE © 2006. POR “EDITORIAL
JUCUM”. P. O. BOX 1138, TYLER, TX 75710-1138 E.U.A.
VERSIÓN ESPAÑOLA POR ANTONIO PÉREZ. EDICIÓN POR
MIGUEL PEÑALOZA.

ODISEA EN BIRMANIA: LA VIDA DE ADONIRAM


JUDSON. DE JANET & GEOFF BENGE © 2008. POR
“EDITORIAL JUCUM”. P. O. BOX 1138, TYLER, TX 75710-1138
E.U.A. VERSIÓN ESPAÑOLA POR JUAN DE MESA. EDICIÓN
POR MIGUEL PEÑALOZA.

CORAZÓN PIONERO: LA VIDA DE DAVID LIVINGSTONE.


DE JANET & GEOFF BENGE © 2011. POR “EDITORIAL
JUCUM”. P. O. BOX 1138, TYLER, TX 75710-1138 E.U.A.
VERSIÓN ESPAÑOLA POR ANTONIO PÉREZ. EDICIÓN POR
MIGUEL PEÑALOZA.

PERIPECIA EN LA CHINA: LA VIDA DE HUDSON TAYLOR.


DE JANET & GEOFF BENGE © 2004. POR “EDITORIAL
JUCUM”. P. O. BOX 1138, TYLER, TX 75710-1138 E.U.A.
VERSIÓN ESPAÑOLA POR JUAN DE MEZA. EDICIÓN POR
MIGUEL PEÑALOZA.
276
BIBLIOGRAFÍA

LA INTRÉPIDA RESCATADORA: LA VIDA DE AMY


CARMICHAEL. DE JANET & GEOFF BENGE © 2004. POR
“EDITORIAL JUCUM”. P. O. BOX 1138, TYLER, TX 75710-1138
E.U.A. VERSIÓN ESPAÑOLA POR ANTONIO PÉREZ.
EDICIÓN POR MIGUEL PEÑALOZA.

LA AVENTURA DE UNA VIDA: LA VIDA DE GLADYS


AYLWARD. DE JANET & GEOFF BENGE © 2004. POR
“EDITORIAL JUCUM”. P. O. BOX 1138, TYLER, TX 75710-1138
E.U.A. VERSIÓN ESPAÑOLA POR ANTONIO PÉREZ.
EDICIÓN POR MIGUEL PEÑALOZA.

EMBOSCADA EN ECUADOR: LA VIDA DE JIM ELLIOT. DE


JANET & GEOFF BENGE © 2009. POR “EDITORIAL JUCUM”. P.
O. BOX 1138, TYLER, TX 75710-1138 E.U.A. VERSIÓN
ESPAÑOLA POR ANTONIO PÉREZ. EDICIÓN POR MIGUEL
PEÑALOZA.

PELIGRO EN LA SELVA: LA VIDA DE NATE SAINT.


DE JANET & GEOFF BENGE © 2005. POR “EDITORIAL
JUCUM”. P. O. BOX 1138, TYLER, TX 75710-1138 E.U.A.
VERSIÓN ESPAÑOLA POR JUAN DE MEZA. EDICIÓN POR
MIGUEL PEÑALOZA.

BIOGRAFÍA DE GRANDES CRISTIANOS. DE ORLANDO


BOYER © 2001. POR “EDITORIAL VIDA”. IMPRESO EN
ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA. TRADUCCIÓN POR SHILY
KJELLGREEN. PUBLICADO ORIGINALMENTE EN
PORTUGUÉS CON EL TÍTULO: “HERÓIS DA FÉ” POR:
EMPREVAN EDITORA.

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DE CAÑAS Y PÁBILOS

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AGRADECIMIENTOS:
Este libro es producto de la colaboración de diversas
personas a quiénes quisiera extender mis agradecimientos:
A Rafael Munguía por su labor en la revisión
ortográfica. Rafa, te aguanto por el gran trabajo que haces
(jiji). Admiro tu dedicación.
A Alberto Vargas por su labor en la revisión de los
pasajes bíblicos y por el aporte en el título de esta obra.
Gracias Beto por darme un poco de tu tiempo para revisar y
para cargar el material. Recuerda: tienes que ser diferente.
A mi hermana Ester Martínez y a mi gran amigo Agustín
Delgado por su ayuda económica. Sin ustedes no hubiera
podido imprimir este libro.
A mi amada esposa. Gracias Isabel por tu apoyo, por
tu aporte y por las horas y horas en las que has tenido que
dejar mi compañía mientras escribo cada uno de mis libros.
Estoy en deuda contigo.
A mi pastor, el Dr. Kevin Wynne y al P. A. Héctor
Ávila por permitirme desarrollar mis proyectos de estudio
y predicación en la Reunión Juvenil Monte Sion.
A mi Dios y Salvador Jesucristo. A ti sea la gloria, la
honra y la alabanza.

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