04-10-2020 195441 PM Cómo Formular Hipótesis
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E-ISSN: 0717-554X
fosorio@uchile.cl
Universidad de Chile
Chile
La Formulación de Hipótesis
Resumen
La formulación de una hipótesis es la manera o los requisitos que deberán cumplirse para proceder a
redactarla y entonces tener el enunciado conocido como hipótesis; lo cual es diferente al concepto
de hipótesis. Es decir, hablaremos de la hipótesis como un enunciado y posteriormente como un
concepto en base a las preguntas cómo se formula y para qué sirve.
Recibido el 27/May/2002.
Abstract
The formulation of a hypothesis is the way or the requirements that will be completed to proceed to
edit it and then to have the one enunciated well-known as hypothesis; that which is different to the
hypothesis concept. That is to say, we will speak of the hypothesis like an enunciated and later on as
a concept based on the questions how it is formulated and for what reason it serves.
Introducción
Existen al menos dos etapas de trabajo por las que cualquier investigador pasará. La primera,
cuando en sus trabajos iniciales está atento en torno a los hechos de la naturaleza y por lo tanto,
REALIZA OBSERVACIÓN, y la segunda, cuando con base en ellos FORMULA ALGUNA
HIPÓTESIS, que sometida a la comprobación pertinente, le proporciona los datos o información
suficiente para aceptarla o rechazarla. Ambas etapas son importantes, pero la formulación y
posterior comprobación de hipótesis, es el punto culminante en la generación de conocimiento
David Pájaro Huertas. La Formulación de Hipótesis. Cinta de Moebio N° 15. Septiembre de 2002. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile.
Cinta de Moebio. Num. 15. Diciembre de 2002. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile.
científico. Si algún investigador, dependiendo del área de trabajo que esté abordando, no es capaz
de formular y comprobar alguna hipótesis, sus resultados son descriptivos y es poco probable que
contribuyan a generar conocimiento científico dentro de la etapa teórica.
Cuando hablamos de hipótesis, siempre estarán en torno a este tema cuatro preguntas básicas:
2) ¿Cómo se formula?
4) ¿Cómo se contrasta?
A propósito del título, en el presente documento diremos que el término formulación hace
referencia al enunciado de un principio, hecho o fenómeno en palabras o símbolos, sean o no
matemáticos. Por analogía, diremos que la formulación de una hipótesis es la manera o los
requisitos que deberán cumplirse para proceder a redactarla y entonces tener el enunciado conocido
como hipótesis; lo cual es diferente al concepto de hipótesis.
Este camino de la evolución nos ha permitido comprender los principios básicos del Universo de
manera concreta. Gracias a nuestros cinco sentidos, sabemos que cada acción es una causa que
provoca un efecto, y que cada efecto posee una causa. De tal forma que el proceso de percepción
involucra a su vez cuatro etapas, conocidas como: formación de imágenes, establecimiento de
sensaciones, esclarecimiento de ideas y elaboración de conceptos.
Estas cuatro etapas en conjunto conducen al proceso de observación. De tal forma que la
observación es la utilización de los sentidos para la percepción de hechos o fenómenos que nos
rodean, o son de interés del investigador.
Entonces, la observación, permite abordar la realidad, esto es, la totalidad de hechos existentes y
concretos que rodean los fenómenos que se estudian. El profesor de física David Bohm, del
Birkbeck College, de la universidad de Londres dice que la palabra "realidad" está derivada de las
raíces "cosa" (res) y "pensar" (revi). Realidad, por lo tanto, significa "todo aquello en lo que se
puede pensar". Tal definición tiene la influencia de la física cuántica, que está basada en la
percepción de un nuevo orden en el universo.
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Desde el punto de vista de la Epistemología, existen tres herramientas básicas para abordar a los
hechos, o todo aquello que sucede en la naturaleza: observando, midiendo y experimentando. Lo
cual puede realizarse en una acción a la vez, o las tres de manera simultánea. Esto quiere decir que
un fenómeno se está observando.
Por lo que, la observación metódica y sistemática de los hechos, permitirá a través del tiempo,
generar información (o datos) acerca de su comportamiento. De esto resulta, que un hecho o
fenómeno, podrá observarse en términos de fracciones de segundo, como en una reacción química,
o de manera perpetua, como en el movimiento de los planetas, o de alguna variable del clima. Y la
disponibilidad de datos a su vez permite observar, medir o experimentar en torno al fenómeno
estudiado, todo en un proceso dialéctico.
Los astrólogos caldeos de los siglos VII y VI a. C., quienes al igual que sus antecesores babilonios,
creían que los cielos eran divinos, y por lo tanto identificaban a cada planeta con una deidad
(Mercurio, Venus, Marte). Pensaban que observando sus movimientos podían predecir sus
intenciones. Si la conducta de los planetas hubiera sido irregular, haciendo algo nuevo cada vez, la
tarea de los astrólogos habría sido muy difícil y, probablemente no lo habrían iniciado. Pero dado
que los movimientos eran cíclicos y se repetían una y otra vez, la operación no parecía tan difícil y,
por tanto, tenía sentido ser extremadamente cuidadoso y preciso en las observaciones. Kidinnu
(siglo VI a. C.) calculó el movimiento del sol con una exactitud tal que sólo fue superada en el siglo
XX. Cabe recordar que caldeos, babilonios y griegos, carecían de telescopios.
El evento que permite generar experiencia y que está ampliamente relacionado con el de
observación puede ejemplificarse con la formidable actividad de Tyge o Tico Brahe; él nunca hizo
grandes descubrimientos, salvo uno, que lo convirtió en el padre de la Astronomía moderna,
fundada en la observación. El descubrimiento estriba en que la astronomía tenía necesidad de datos
observados, precisos y continuos. Guardad todos silencio y escuchad a Tico, quien dedicó treinta y
ocho años de su vida a la observación del movimiento de los planetas (de 1563 a 1601).
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Poco se ha escrito e investigado acerca de las ciencias entre los pueblos mesoamericanos. Sin
embargo una constante emerge entre lo que normalmente se pone de relieve: la observación
detallada y continua de los astros para obtener la precisión de los cálculos astronómicos. Eli de
Gortari presenta en su libro, "La ciencia en la historia de México" la siguiente tabla, en la cual es
posible comprender la magnitud e importancia de la observación.
Período Sinódico
CÁLCULO MAYA CÁLCULO MODERNO
Luna 29.530864 29.53058877
Mercurio 115 115.667
Venus 584 583.92
Marte 780 779.936
Júpiter 389.6 398.867
La forma, las dimensiones y la orientación de la pirámide maya de Kukulkán están calculadas de tal
modo que involucraron las observaciones de los astros conocidos en esa época, y una vez al año,
por espacio de veinte minutos en el equinoccio, el juego de luz y sombras en los escalones asemeja
una gigantesca serpiente que desciende por ellos. Esto sólo fue posible después de observar los
movimientos de los astros y poseer un conjunto de datos sistematizados, como el que se presenta en
la tabla anterior.
Georg Christoph Lichtenberg, físico, matemático y astrónomo alemán, que nació en 1742, afirmaba
que "la observación y el conocimiento del mundo son la base de todo, además hay que haber
observado mucho para poder usar las observaciones ajenas como si fueran propias, de otro modo,
sólo se leen y quedan en la memoria sin mezclarse con la sangre".
Hoy en día todos conocemos aquella teoría que nos dice que el mecanismo de la evolución es la
selección natural. Charles Darwin y Alfred Wallace son sus creadores. Aunque el primero siempre
se lleva el crédito. Darwin tuvo una gran ventaja al ser invitado a una expedición científica a
América del Sur, en el famoso velero "Beagle".
Darwin observó las grandes similitudes entre la flora y la fauna que existían entre las comunidades
bióticas de los continentes, con aquellas comunidades de islas cercanas y dichos continentes. Para
Darwin, tales similitudes y diferencias tenían un significado, una razón de ser.
Con el apoyo de las obras de Lyell ("Principles of Geology") y de Malthus ("An Essay on the
principle of population"), Darwin postula el mecanismo que rige el proceso evolutivo de las formas
de vida de nuestro planeta: la selección natural. En ella se plantea que es el medio ambiente quien
ejerce una fuerza adaptativa sobre los individuos, a la cual estos deben acostumbrarse, y por lo tanto
evolucionar.
A diferencia de Darwin, Alfred Wallace realizó todas sus observaciones en el Archipiélago Malayo,
y de forma separada postula el mismo mecanismo evolutivo para las formas vivas existentes.
Tanto Darwin como Wallace utilizan a la observación como herramienta principal para tener
información.
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La información anterior son ejemplos grandiosos que dejan claro que la observación de los hechos
constituye la etapa empírica para la generación de conocimiento científico, y puede ser en instantes
o durante años. La observación de los hechos de la naturaleza aporta datos, producto de la medición
de ciertos eventos, o por experimentación.
Observación
Etapa Empírica =====> Conocimiento de los Hechos <=====Medición
|| Experimentación
Etapa Teórica =====> Principios, postulados, hipótesis, leyes
Por lo tanto, la observación de la realidad conforma la gran experiencia que proporciona datos a
partir de los cuales se formulan las hipótesis, que contrastadas adecuadamente, contribuyen a la
creación de la teoría que sustenta o explica el comportamiento de cualquier hecho o fenómeno de la
naturaleza. Es en esta fase cuando se genera conocimiento científico.
La Formulación de Hipótesis
Cuadro 1
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6. La forma sintáctica debe ser la de una proposición simple. En ningún caso puede tener
la forma de interrogante, prescripción o deseo
7. La hipótesis causal o estadística debe considerar sólo dos variables
8. Deberá excluir tautologías. Esto es, repetición de una palabra o su equivalente en una frase
9. Deberá evitar el uso de disyunciones; las que aparecen en proposiciones compuestas del
tipo p o q, donde p y q son proposiciones simples cualesquiera
10. Deberá estar basada en el conocimiento científico ya comprobado y tomarlo como punto de
partida. Esto es, considera al marco teórico
11. Deberá ser doblemente pertinente: a).- en su referencia al fenómeno real de investigación y
b).- en el apoyo teórico que la sostiene
12. Deberá referirse a aspectos de la realidad que no han sido investigados aún, ya que un
objetivo de la actividad científica es la producción de nuevos conocimientos, y
13. Finalmente, una característica de la HIPOTESIS CIENTIFICA es su falibilidad. Esto
implica que una vez comprobada puede perfeccionarse a través del tiempo.
Los antecedentes modernos para la formulación de una hipótesis están en la lógica matemática
(simbólica o proposicional), y a la vez han sido obtenidos de la lógica formal.
La lógica tradicional se dedicaba a estudiar, desde el punto de vista formal, a los juicios, los
conceptos y los razonamientos; todas las formas discursivas eran consideradas como
modificaciones, bien del juicio, bien del concepto o bien del razonamiento. Por esta razón, la
hipótesis era comprendida por la lógica tradicional como forma específica del razonamiento o como
juicio. La hipótesis era estudiada en la sección de razonamientos inductivos.
Recordemos que el juicio es un pensamiento en el que se afirma o se niega algo de algo. Además el
juicio tiene una estructura cuyos elementos son: el sujeto (u objeto del juicio: la cosa de la que
afirmamos o negamos algo en el juicio, y si sabemos de que cosa afirmamos o negamos algo,
tenemos el sujeto del juicio); el predicado (lo que se afirma o niega acerca del objeto), y la cópula
(establece que lo pensado en el predicado es propio o no del objeto del juicio).
Tomando algunos conceptos de la lógica matemática, se puede decir que la _forma sintáctica de
una hipótesis es la de una proposición simple_. Las proposiciones son pensamientos en los que se
afirma algo, y que se expresan por ello mediante enunciados u oraciones declarativas.
Recuérdese que las oraciones (conjuntos de palabras que expresan pensamientos completos; o como
lo hemos aprendido desde nuestra formación básica, una oración tendrá sujeto-verbo-
complemento), se dividen en declarativas, imperativas, interrogativas y exclamativas. Reiterando,
una proposición es equivalente a una oración declarativa, y ésta será la forma de redactar o
formular una hipótesis, la cual tendrá Sujeto: la cosa de la que afirmamos o negamos algo; Verbo:
palabra que en una oración, expresa la acción o el estado del sujeto; Predicado: lo que se afirma o
niega del sujeto.
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En el ejemplo anterior, la oración uno es de mucha importancia por ser declarativa, ya que está
afirmando algo que puede ser falso o verdadero. Otros ejemplos de oraciones declarativas pueden
ser: Atenco está en México, y, México está en América, por lo que ambas oraciones a la vez son
proposiciones. Sin embargo, una proposición también se puede representar por una expresión
matemática, como la siguiente: (x+y)2 =x2+2xy+y2; tal ecuación es una proposición porque
transmite algo que es verdadero.
Entonces, sólo de las oraciones declarativas puede decirse que transmiten una proposición, que por
ser una afirmación, es verdadera o falsa.
Por lo que la formulación de cualquier hipótesis es equivalente a tener un enunciado que tiene
la presentación de una oración declarativa. Alguna variante a esta forma es un grave error, y será
cualquier cosa, menos la formulación de una hipótesis.
• Los mapas de suelos elaborados con el procedimiento de clases de tierras campesinas son más
exactos y precisos, que aquellos con el procedimiento del levantamiento agrológico y la carta
edafológica de INEGI.
Estas proposiciones están respaldadas por gran cantidad de trabajo que se ha desarrollado en el
transcurso de varios años. Por ejemplo, en el primer caso, el punto inicial fue demostrar que en
efecto, los campesinos tienen conocimiento del recurso suelo, lo cual ha sido posible básicamente a
través del enfoque de la Antropología y la Etnología, y específicamente por la Etnoedafología.
Por lo que, entonces es posible redactar dicha oración, que cumple los requisitos para ser una
hipótesis, la cual se ha comprobado, y cuyo producto final ha sido un procedimiento para la
elaboración de mapas de suelos hasta el nivel parcelario.
Con esta información fue posible pensar en la formulación de la siguiente hipótesis, cuya
comprobación pertinente ayudaría a criticar el trabajo de elaboración de mapas de suelos con el
procedimiento técnico. Esto también ha sido demostrado plenamente.
El evento de formulación de las hipótesis permite plantear dos preguntas básicas, antes de tener la
redacción del enunciado: 1. ¿Cómo se originan las ideas básicas para su generación?, lo cual lleva al
contexto de descubrimiento, y, 2. ¿Cómo se justifican?, lo cual lleva al contexto de justificación; o
en otras palabras, cómo se comprueba la validez de una hipótesis.
Este aspecto aparentemente sencillo, es la actividad más importante del trabajo científico, y se
realiza a través de la inducción.
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Se tienen dos grandes vías a partir de las cuales se descubren hipótesis y por lo tanto se formulan o
redactan: 1. A partir de la razón (razonando) y 2. A partir de la experiencia, usando la inducción.
En ambos casos es importante recalcar que el científico ha tenido una etapa previa de observación y
acumulación de datos relacionados con el problema de la naturaleza que está investigando; por lo
que la tradición científica permite desprender al menos cuatro procedimientos que llevan a la
formulación de hipótesis, [o la manera en que escribiremos una oración declarativa].
2) El científico tiene una serie de convicciones o prejuicios filosóficos, producto de una gran
experiencia en torno al problema que aborda. Lo cual lo conduce fácilmente a una hipótesis,
4) Una analogía, con relación al problema de interés podrá conducir a la hipótesis buscada.
Es muy recomendable referirse al punto 1, ya que es más accesible observar y generar información,
o leer lo que ya esta editado acerca de un determinado fenómeno de la naturaleza, y así llegar a
formular alguna hipótesis, relacionada con el problema que abordamos, y que aún no haya sido
investigado.
Sin embargo, recordemos que en la construcción de una hipótesis ocupa un lugar especial la
formulación de la idea nueva, que hace las veces de proposición. La aparición de nuevas ideas es
condición indispensable para la construcción de hipótesis; pero de ideas precisamente nuevas,
insólitas, que permitan edificar el sistema de conocimiento sobre otra base, distinta por principio de
las anteriores.
Tal vez no se precise más que una sola cosa: la idea ha de ser completamente "loca" en
comparación con los conceptos establecidos hasta el momento en que se tiene pensado formular tal
hipótesis. Sólo a base de una idea nueva, como principio fundamental, se crea una hipótesis.
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Analicemos algunos ejemplos para comprender cómo se han formulado hipótesis en varios campos
del conocimiento.
Primer ejemplo: En el anexo de este documento se presenta un escrito inédito del profesor Huberto
Quiñones Garza, quien dedicó toda su vida profesional a la enseñanza de la geología y mineralogía
de los suelos, en el Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas y en la Universidad Autónoma
Chapingo; pero además su gran cultura y preparación le permitieron indagar en varios aspectos del
conocimiento científico.
Según los planteamientos que estamos analizando, es en este momento cuando se formulan las
hipótesis, las cuales se escriben a continuación:
2) La cifra de los 260 días del tzolkin es la base fundamental de un sistema puramente aritmético en
el que se generan diversas cifras compatibles con observaciones astronómicas cardinales para los
maya.
3) El tzolkin permite el manejo de la cifra 3.15 como una excelente aproximación del π, mediante la
formulación: "a cada circunferencia igual a 819, corresponde siempre un diámetro de 260",
4) La relación del ciclo de 819 días con jeroglíficos de colores y direcciones hallada por Berlin y
Kelley está en función de la identificación de estos símbolos con las estaciones del año solar, de
duración aproximada de 91 ¼ días.
Estas son verdaderas hipótesis, cuya característica es que corresponden a oraciones simples en
donde se afirma algo que puede ser verdadero o falso, y que una vez formuladas, se espera pasar a
la siguiente etapa que es la contrastación o comprobación.
Elaine Morgan publica en 1982 un libro muy sugerente y atractivo llamado "The aquatic ape" (el
mono acuático). Utilizando información de varias áreas del conocimiento, que ella narra inicia en
1960, se plantea la siguiente cuestión, "si el hombre desciende del mono, ¿porqué el hombre puede
hablar y el mono no?"
Para establecer la probable solución a estas preguntas, en general se apoya en dos teorías
concebidas independientemente, una planteada por Max Westenhöfer en Alemania, en 1942, y otra
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por el profesor Alister Hardy en Inglaterra, en 1960; que en conjunto se ha denominado la teoría del
mono acuático. Dicha teoría fue desarrollada por Marc Verhaegen, con el título "la teoría del mono
acuático: evidencia y posible escenario", y un resumen de ella se encuentra publicado en Medical
Hipotheses (vol 16, p: 17. 1985).
La teoría del mono acuático afirma que la pérdida de pelo corporal y la grasa subcutánea, son
características netamente humanas, y esto sólo fue posible si el hombre durante el proceso de
evolución pasó por una etapa de adaptación en el agua, antes de poder caminar erguido y en dos
miembros.
Elaine Morgan en su libro ("The aquatic ape"), menciona lo siguiente: "Existen fósiles de una
criatura, que posiblemente sea un ancestro remoto del hombre, llamado Ramapithecus, cuya edad
data de hace 9 millones de años. Además, se tienen fósiles con datos de mucha confianza, así como
de las huellas impresas de una criatura que caminaba apoyado en dos miembros, que datan de hace
tres y medio millones de años. Entre estos dos períodos, hasta la fecha no se han encontrado fósiles
que sigan apoyando o contradigan a la teoría de la evolución humana planteada por Darwin; de que
el hombre desciende del mono.
Sin embargo, según Elaine Morgan, al parecer este es un período de tiempo en que los ancestros del
hombre aparentemente evolucionaron siguiendo un camino diferente al de los monos; por lo que
ella se pregunta, ¿qué pasó en esta etapa del proceso evolutivo del hombre, qué sucedió en el
ambiente natural en dicho período de tiempo?
A este respecto escribe lo siguiente: "… en ausencia de evidencia directa, el único camino que
podemos seguir es deducir lo que pasó en la evolución del hombre dando respuesta a las siguientes
preguntas:
4) ¿Qué se conoce de las condiciones ambientales de Africa en el período entre hace nueve, y tres y
medio millones de años?, y
Con estas interrogantes, publica en 1985, un artículo en New Scientist (p: 62 y 63) denominado "In
the beginning was the water", en donde formula la hipótesis siguiente:
"La fase acuática en la evolución del hombre es la condición necesaria para el desarrollo de la
laringe en el Homo sapiens, y por lo tanto la característica evolutiva requerida para poder hablar".
La redacción anterior también es una verdadera hipótesis; con una formulación realmente hermosa,
temeraria por sus aseveraciones pero apoyada por evidencias. Elaine Morgan, simplemente esta
cuestionando los sagrados cimientos de la evolución humana planteados por Darwin desde hace
más de cien años; lo cual es bastante atrayente y constituye un gran reto a la imaginación científica
para llevarla a contraste.
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La nota curiosa en torno a una hipótesis realmente "loca", se ejemplifica con el siguiente
comentario: en el mes de enero del 2000, en un programa de televisión se presentó un documental
en torno a este tema y ahí nos enteramos que las ideas de Elaine Morgan, han tardado treinta años
para ser aceptadas en los círculos científicos evolucionarios, por la simple razón de que ella es
guionista de cine, y no tiene formación científica. Sin embargo fue invitada a una reunión sobre
evolución humana realizada en Suncity, Sudafrica, donde presentó las evidencias suficientes que
apoyan la formulación de su hipótesis.
Concluiremos este ejemplo con algunas palabras captadas en ese programa televisivo. …" Solo la
evidencia y mucho trabajo podrán conducirnos a la conformación de una nueva verdad en torno a
un tema apasionante, que de resultar cierto, mostrarían lo maravilloso que es formular y comprobar
la valides de las hipótesis científicas."
Tercer ejemplo: Finalmente, analicemos la formulación de hipótesis famosas que una vez
contrastadas, simplemente han cambiado la manera de concebir al universo. Hablaremos de la
Mecánica Cuántica.
Los siguientes son ejemplos de las hipótesis que se formularon y contrastaron en diferentes épocas
con resultados realmente asombrosos, que como ya comentamos han contribuido a percibir al
universo de una manera completamente diferente.
En 1803 Thomas Young demostró que la luz produce interferencias (el experimento de la doble
rendija), y sólo las ondas pueden producirlas.
Max Planck, en 1900, estudiando la radiación de los cuerpos negros, descubrió que la energía es
emitida y absorbida en "trozos", a los que llamó quantos (quanta). Él sometió a prueba con gran
éxito la hipótesis de que "la luz se emite o recibe en pequeñas cantidades discretas".
Louis de Broglie en 1924: "La luz representa la dualidad de la materia en ondas o partículas.
Schrödinger en 1926: "Los electrones no son objetos esféricos, como en el modelo de Bohr, sino
modelos de ondas estacionarias".
Max Born en 1926: "La materia posee naturaleza ondulatoria que se describe como ondas de
probabilidad".
Heisenberg en 1927: "La posición y el momento de una partícula no se pueden medir al mismo
tiempo".
Nuevamente, observemos que todas estas formulaciones cumplen un requisito básico; son oraciones
simples.
La formulación de cualquier hipótesis inicia con el análisis de los hechos. La hipótesis deberá
explicar estos hechos.
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Cualquier hipótesis que tenga cierta seriedad, se plantea con la finalidad de explicar los hechos
conocidos y pronosticar los desconocidos. El filósofo Vienés, Karl Popper, afirma, "mientras más
fuerte sea la capacidad lógica de una hipótesis, más fácil será de comprobar". Entonces, una
hipótesis se constituye como la conclusión de un razonamiento con cierta probabilidad o
verosimilitud, que se obtiene al estar analizando-sintetizando, en torno a los hechos o fenómenos, y
en su formulación inducimos-deducimos a partir de las observaciones respecto a tales hechos o
fenómenos.
En la hipótesis, es una proposición lo que viene a ser el punto de atracción de todo ese sistema de
conocimientos y hacia la cual convergen todos los restantes juicios. Los juicios que integran la
hipótesis argumentan esta proposición o se derivan de ella, es decir, conducen a ella, se infieren o se
derivan de ella.
La hipótesis es la forma de desarrollo del conocimiento científico pero no por ser un juicio-
proposición. La proposición por si sola, tomada aisladamente, no desarrolla el conocimiento acerca
del objeto. Cumple su función sólo si está relacionada con el conocimiento anterior, de veracidad
admitida, y con las conclusiones que de él se infieren.
En la hipótesis hay juicios fidedignos; una hipótesis privada de todo conocimiento verídico y
demostrado, carece de valor científico. El conocimiento fidedigno constituye la base, el
fundamento. Toda proposición tiene valor si está basada en hechos y leyes sólidamente
establecidas.
La hipótesis por su esencia, comprende juicios problemáticos, es decir, juicios cuya veracidad o
falsedad no ha sido demostrada aún; estos juicios problemáticos no han de ser conjeturas arbitrarias,
su probabilidad debe estar argumentada por conocimientos anteriores ya demostrados.
Una hipótesis formada por proposiciones arbitrarias no deja ninguna huella importante en la ciencia.
Una hipótesis de este género no constituye una verdad objetiva. Cuando estas proposiciones se
refutan, de la hipótesis no queda nada.
La hipótesis científica verdadera incluye una proposición que puede ser refutada, pero que posee,
además una serie de juicios verídicos que en el curso del desarrollo científico no sólo pasan de una
hipótesis a otra, sino que se van haciendo más completos. El juicio-proposición, en la hipótesis
científica debe estar argumentado con suficiente grado de probabilidad.
Si en los siglos XVII y XVIII los científicos miraban con recelo a la hipótesis, pues consideraban
que el pensamiento verídico podía y debía evitarla de alguna manera, a fines del siglo XIX y en el
XX, comprendieron en cambio, que el conocimiento se desarrolla por medio de ella.
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La revolución acaecida en las ciencias naturales demostró que el conocimiento se desarrolla por
medio de hipótesis que se van sustituyendo unas a otras.
De tal forma que una hipótesis sirve para: 1) Explicar los hechos existentes y 2) Pronosticar otros
nuevos (desconocidos).
Existen varias definiciones que ayudan a establecer el concepto de hipótesis (ver cuadro 2).
Etimológicamente "es una explicación supuesta que está bajo ciertos hechos a los que sirve de
soporte". Una definición que transmite el concepto de hipótesis, utilizando la información o datos
de que dispone el investigador es la siguiente: "un conjunto de datos que describen a un problema,
donde se propone una reflexión y/o explicación que plantea la solución a dicho problema".
Cuadro 2
ETIMOLÓGICAMENTE: "Explicación supuesta que está bajo ciertos hechos, a los que sirve de
soporte".
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Sin embargo, el concepto que se ajusta a nuestras reflexiones, porque utiliza la información de la
lógica matemática, es: "aquel enunciado o proposición que sirve como antecedente para explicar
porqué o cómo se produce un fenómeno o conjunto de fenómenos relacionados entre sí".
Sin embargo entre los investigadores hay la tendencia a considerar a la hipótesis tan sólo como una
estructura de trabajo, carente de todo contenido objetivo. Más aún, algunos llegan a declarar que
todas las hipótesis son fantasías, simples ficciones que sólo tienen valor práctico, pero que no
reflejan de ningún modo el mundo objetivo. Consideran que la hipótesis no es más que un
procedimiento artificial de la mente, que tan sólo sistematiza los conocimientos que se poseen. Al
idealismo le conviene declarar que el mundo exterior es una hipótesis de trabajo cómoda.
Para que el proceso del descubrimiento y la descripción de los fenómenos tengan carácter
consciente, es preciso que se atenga a una idea rectora y este es el papel, que en algunos casos,
cumple la hipótesis inicial. Una vez construida esta hipótesis, el investigador busca los hechos y los
fenómenos que han de existir si el contenido de la hipótesis corresponde a la realidad. Pero si estos
hechos no se demuestran y, en cambio, se encuentran hechos que contradicen la hipótesis, el
investigador construye una hipótesis de trabajo. La finalidad de la hipótesis de trabajo es auxiliar,
debe ayudar al investigador a la acumulación de los datos y a su conocimiento previo.
1) Es posible formular una hipótesis cuando se ha tenido un período exhaustivo de observación y/o
documentación de determinado hecho o fenómeno,
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Varios investigadores mayistas encontraron años atrás que cinco inscripciones ( una en Palenque,
tres en Yaxchilán, una en Quiriguá y una en Copán) de carácter calendárico, llevan intercaladas, a
manera de inserciones consideradas "parentéticas", seis glifos, también calendáricos, que señalan
fechas anteriores a las expresadas en las respectivas series iniciales. Los intervalos en días entre las
seis fechas son: 11466, 15561, 3276, 16380, y 1433250. En 1943 Eric Thompson (5, 6) demostró
que el factor común más elevado de estas cifras es 819, número que descompone, como él señaló , a
los productos (9)(91), (7)(117), (3)(273) y (7)(9)(13). Thompson destacó la gran importancia
mística para los maya de los números, 7, 9 y 13. Por ello consideró que manejaban un ciclo de 819
días, que habrá tenido un carácter mágico o ritual, sin descartar alguna manifestación astrológica o
astronómica. Pensando en una posible relación con observaciones del planeta Mercurio, o de la
Luna, encargó una investigación astronómica que no logró relacionar las fechas con los ciclos o
fases de dichos cuerpos (6). Posteriormente, en 1961, Berlin y Kelley (1) establecieron relaciones
entre las fechas "parentéticas" y glifos direccionales y de colores.
Un enfoque que no ha sido tomado en cuenta hasta hoy, es el puramente aritmético: el posible
interés del sacerdocio maya en este número como tal. ¿Qué propiedades intrínsecas, además de las
señaladas por Thompson, tiene el número 819? ¿Qué relación podría guardar esta cifra con sus
sistemas numérico y calendárico? Veamos.
Entre los números 200 y 999 sólo hay tres nones, no divisibles entre cinco, que poseen ocho o más
divisores ( sin considerar la unidad y el número mismo). Estos son el 693, el 819, y el 891, cuyos
divisores se dan en el cuadro 1.
Cuadro 1
693 819 891
3 x 231 3x273 3x297
7x99 7x117 9x99
9x77 9x91 27x33
11x63 13x63 11x81
21x33 21x29
El 819, el que nos interesa, tiene diez divisores nones y es el único de los tres divisibles entre 13.
Sus divisores mayores descomponen a los menores, por ejemplo: 273= 3x91, 117=3x39,
63=3x21=7x9, etc. De los divisores mayores (39 para arriba), sólo el 63 no divide a entero entre 13.
David Pájaro Huertas. La Formulación de Hipótesis. Cinta de Moebio N° 15. Septiembre de 2002. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile.
Cinta de Moebio. Num. 15. Diciembre de 2002. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile.
Obsérvese la necesaria aparición de la mayoría de los divisores del 819 (13, 39, 91, 117, 273), lo
mismo que otros números importantes de la aritmética y calendárica maya, como el 52 y el 260.
Nótese también la presencia del 26 que es, a la vez, 2x13, 527/2, Y 260/10.
¿Qué posición ocupa el 819 en el sistema numérico tridecimal? El número final del quinto
"tridecenar", ubicado en el 65avo lugar de la numeración corrida, es el 845, en tanto que el 819
queda dos sitios atrás, en el lugar 63. ¿Porqué, entonces el ciclo elegido no fue de 845 días en lugar
de 819? La primera razón aducible es que el 819 es el número de "cita" o de "encuentro" del mayor
número de múltiplos del 13. Una segunda razón podría ser de carácter astronómico: son 91 los días
entre solsticios y equinoccios o, dicho en otra forma, cada estación del año dura 91 ¼ días. A este
respecto, observar la presencia del 364 (91x4) en la posición 28 del sistema tridecimal. El número
de 819 días abarca nueve estaciones, o sea, dos años solares más una estación del subsiguiente. Pero
pudo haber habido una tercera razón para elegir ciclos de 819 días y no de otro número. Divídase el
819 entre 260, el número de días del llamado tzolkin o "calendario ritual" de los maya:
819/260=3.15
El número 3.15 difiere del π moderno, aproximado a 3.1416…, en sólo 0.0084, lo que le da la
suficiente exactitud para usos prácticos mensurábiles, ingenieriles, arquitectónicos e inclusive
astronómicos.
Ahora bien, sacar 3.15 como cociente de la división de dos números "sacros" de los maya parece
demasiado feliz y acertado para ser simple coincidencia. ¿Verdaderamente conocían, entonces el
número π con buena aproximación? Hay antecedentes entre otros pueblos de la antigüedad.
Tal parece, como veremos más adelante, que los antiguos hebreos lo estimaban igual a tres; por el
papiro Rhind (1700 a. C.) se sabe que los egipcios lo calculaban en 3 3/81 (3.16); y Arquímides lo
ubicó entre 3 10/71 y 3 1/7, o sea entre 3.1408 y 3.1428 (ver 3).
Por otro lado, la división de las circunferencias en pequeñas unidades iguales, tiene antiquísimos
antecedentes entre los babilonios, que fueron los primeros en dividirlas en 360 partes iguales, cada
una de ellas divisibles en 60 más pequeñas, sistema en uso hasta la actualidad (2). Es evidente que
esta operación babilónica no iba encaminada a conocer el número π, ya que el diámetro de un
círculo con circunferencia de 360 mide 114.59…, incomodísima cifra para cálculos prácticos.
David Pájaro Huertas. La Formulación de Hipótesis. Cinta de Moebio N° 15. Septiembre de 2002. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile.
Cinta de Moebio. Num. 15. Diciembre de 2002. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile.
De todo lo anterior expuesto, se derivan las siguientes hipótesis ( no pretendo que sean
conclusiones definitivas), para futura comprobación o reprobación:
1. La aritmética maya no era solo de base vigesimal, sino combinación de diferentes sistemas
numéricos, la tridecimal y la vigesimal, como ya lo expresa el producto 13x20 = 260
2. La cifra de los 260 días del tzolkin nada tenía que ver en forma directa con los ciclos
lunares, planetarias o estelares individuales, sino que era la base fundamental de un sistema
puramente aritmético, en el que felizmente se generan diversas cifras compatibles con
observaciones astronómicas cardinales para los maya.
3. Este sistema permitía el manejo intrínseco del 3.15, excelente aproximación del π, mediante
la formulación: "a cada circunferencia igual a 819, corresponde siempre un diámetro de
260".
4. La relación del ciclo de 819 días con jeroglíficos de colores y direcciones hallada por Berlin
y Kelley, está en función de la identificación de estos símbolos con las estaciones del año
solar, de duración aproximada de 91 ¼ días, por ejemplo ( por decir algo ), "blanco" y
"norte" con la estación "invierno", etc.
Cuadro 2
Tridecenares 1º. 2º. 3º. 4º. 5º.
1 13 14 182 27 351 40 520 53 689
2 26 15 195 28 364 41 533 54 702
3 39 16 208 29 377 42 546 55 715
4 52 17 221 30 390 43 559 56 728
5 65 18 234 31 403 44 572 57 741
6 78 19 247 32 416 45 585 58 754
7 91 20 260 33 429 46 598 59 767
8 104 21 273 34 442 47 611 60 780
9 117 22 286 35 455 48 624 61 793
10 130 23 299 36 468 49 637 62 806
11 143 24 312 37 481 50 650 63 819
12 156 25 325 38 494 51 663 64 832
13 169 26 338 39 507 52 676 65 845
En cada columna, el número corrido queda a la izquierda, y el conteo por treces a la derecha
Bibliografía
David Pájaro Huertas. La Formulación de Hipótesis. Cinta de Moebio N° 15. Septiembre de 2002. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile.
Cinta de Moebio. Num. 15. Diciembre de 2002. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile.
Notas
(1) Tomado de: Introducción al estudio de la medicina experimental. Claude Bernard. UNAM.
Facultad de Medicina. Mexico. 1994.
David Pájaro Huertas. La Formulación de Hipótesis. Cinta de Moebio N° 15. Septiembre de 2002. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile.