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Emergencia Del Sujeto

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Comunicación y estudios sociales

Concepto de agencia en el campo de estudios sociales

En ciencias sociales existe un debate permanente sobre la primacía de las estructuras o


la agencia a la hora de moldear el comportamiento humano.

 La agencia es la capacidad de los individuos para actuar independientemente y hacer sus


elecciones propias de modo libre.

El debate de estructura versus agencia puede ser entendido como un asunto


de socialización en contra de autonomía a la hora de determinar si las personas actúan
como agente libre o de una manera dictada por la estructura social.

CONCEPTO DE ACTOR SOCIAL 1

Un actor social es un sujeto colectivo estructurado a partir de una conciencia de identidad


propia, portador de valores, poseedor de un cierto número de recursos que le permiten actuar
en el seno de una sociedad con vistas a defender los intereses de los miembros que lo
componen y/o de los individuos que representa, para dar respuesta a las necesidades
identificadas como prioritarias.

También puede ser entendido como un grupo de intervención, tal que percibe a sus miembros
como productores de su historia, para la transformación de su situación. O sea que el actor
social actúa sobre el exterior, pero también sobre sí mismo.

En ambos casos, el actor se ubica como sujeto colectivo, entre el individuo y el Estado. En
dicho sentido es generador de estrategias de acción (acciones sociales), que contribuyen a la
gestión y transformación de la sociedad.

El reconocimiento de los actores sociales introduce una concepción de la sociedad humana


fundada en el historicismo, en la cual el conflicto social es un mecanismo de cambio.

A partir de esta concepción, la sociedad puede ser entendida como un sistema (sistema social),
que nunca está totalmente reglamentado ni controlado, y en el cual los actores sociales
disponen de un margen de libertad más o menos grande, que utilizan en forma estratégica en
sus interacciones con los demás.

Toda relación social involucra una relación de poder, que es también una relación de
intercambio y de negociación de carácter recíproco y desequilibrado. Los actores sociales
actúan en consecuencia en el marco de relaciones sociales desiguales y conflictivas, basadas
en la influencia, la autoridad, el poder y la dominación.

Una sociedad en transformación tiene por corolario la constitución y el desarrollo de nuevos


actores sociales, productores de nuevos conflictos ligados a las características de la evolución
de la sociedad.

En dichos casos, el sistema político es más o menos permeable a la influencia de los actores
sociales, según las características que lo fundamentan: desde un tipo centralizador y
autoritario, hasta un tipo descentralizador y democrático.

En todos los casos, la intervención de los actores sociales debe ser juzgada a partir de su
representatividad en el seno de la sociedad y de su poder, el que se manifiesta por su
capacidad de transformar los conflictos sociales en nuevas reglas institucionales.

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Comunicación y estudios sociales

Emergencia del sujeto

La irrupción del lenguaje en las ciencias sociales, conjuntamente con el desarrollo del
pensamiento de la ausencia de un fundamento último y la aceptación del carácter constitutivo
del discurso, trajo aparejado el re-pensamiento del sujeto también de manera discursiva.

Esto es, el sujeto participa del carácter abierto de todo discurso, se constituye en el interior de
una estructura discursiva ambigua e incompleta que a la vez que lo hace posible, le impide fijar
totalmente su identidad a partir de que él mismo se encuentra habitado por la tensión
posibilidad/imposibilidad que define a la totalidad social.

El sujeto es definido, así, en términos de categoría lingüística, o bien, como: Emplazamiento,


estructura de formación: el sujeto es la ocasión lingüística para que el individuo alcance y
reproduzca la inteligibilidad (el principio de inteligibilidad de la cultura occidental), condición
de su existencia y de su agencia. Ningún individuo llega a ser sujeto si no ha estado antes
sujetado o ha sufrido la subjetivación (Femenías, 2003, p. 97).

Por lo tanto, si el poder que tiene el discurso de producir los efectos que nombra implica la
performatividad, el discurso no es meramente descriptivo sino capaz de interpelar a sujetos
que no son anteriores a este acto sino que cobran vida al ser nombrados.

Es decir, tanto los sujetos como los actos, emergen a partir de un proceso de reiteración.9 Al
respecto, Butler señala: Sólo puedo decir “yo” en la medida en que primero alguien se haya
dirigido a mí y que esa apelación haya movilizado mi lugar en el habla; paradójicamente, la
condición discursiva del reconocimiento social precede y condiciona la formación del sujeto:
no es que se le confiera el reconocimiento a un sujeto; el reconocimiento forma a ese sujeto.
Además, la imposibilidad de lograr un reconocimiento pleno, es decir, de llegar a habitar por
completo el nombre en virtud del cual se inaugura y moviliza la identidad social de cada uno,
implica la inestabilidad y el carácter incompleto de la formación del sujeto

De este modo, la identidad es un resultado performativo. Es la reiteración lo que habilita al


sujeto y a la vez lo que constituye la condición temporal de ese sujeto.

Es en la imposibilidad de no repetir y en la imposibilidad de no alteración de la reiteración en


donde se inscribe el sujeto. Es en la apertura del discurso en donde el sujeto emerge sujetado
a un discurso que le antecede y que no ha elegido, que lo subordina, lo regula, lo constriñe, lo
somete y le otorga inteligibilidad, pero que a la vez es un discurso en donde se encuentran las
condiciones que posibilitan la emergencia de un sujeto activo, de una agencia política que
asume el poder y se apropia de él.

Las normas reiteradas preexisten y condicionan al sujeto, pero fundamentalmente inauguran


una agencia que se asume con capacidad de radicalizar las acciones. He aquí la dimensión
paradójica que adquiere el poder en el proceso de emergencia del sujeto. En otras palabras, el
discurso constituye la capacidad de acción del sujeto, pero como no la determina, siempre es
posible que en el proceso de reiteración las normas puedan ser resignificadas y subvertidas.
Así, es en la tensión actividad/pasividad en la que se inscribe la emergencia y el devenir del
sujeto, de su acción y de su identidad

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