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Inicios de la producción de vino en Bolivia
Los primeros vinos fueron elaborados en Mizque, lugar que era sede arzobispal durante
la colonia y la bebida era utilizada en las celebraciones católicas. La uva cultivada en esta
área, se utilizaba principalmente como parte de la dieta tradicional de los colonizadores
y para la elaboración de vino con fines litúrgicos.
Con la explotación de las minas de plata en Potosí, esta ciudad tuvo un crecimiento tal
que su población llego a ser en su auge mayor que la de Paris.
La primera industrialización de la vid en Bolivia se inició en Camargo con la fabricación
del Singani. El Singani, una bebida típica boliviana, muy usada en Potosi durante el auge
de la explotación de plata, para ayudar a sobre llevar el duro invierno a 4000 metros sobre
el nivel del mar. La elaboración del Singani se diferencia de la elaboración de vino, en el
hecho de que la vid se somete a un proceso de destilación, dando como producto un
destilado claro de vino, echo de uva Moscatel de Alejandría.
El primer registro de una viña tarijeña data de 1606 en la localidad de Entre Ríos. Según
los escritos del sacerdote católico Alejandro Corrado, en 1755 Tarija exportaba vinos a
Tucumán y Potosí, pero no llegó a ser un importante productor como lo era el valle de
Cinti en Chuquisaca, a causa de las plagas.
Los propietarios de estas bodegas son los más interesados en que los vinos bolivianos se
abran mercado en el exterior.
En la última década del siglo pasado, se realizaron importantes inversiones para traer al
país las mejores variedades de vid, produciéndose actualmente variedades de vino tinto
como Cabernet Sauvignon, Malbec, Barbera y Merlot; en vino blanco se tiene Riesling,
Franc Colombard y Chardonnay.
En 1998, la exportación de los vinos Campos de Solana dio inicio a la exportación de vinos
bolivianos al mundo, inicialmente con envíos a Alemania y Estados Unidos. Hoy en día los
vinos bolivianos llegan a Europa, Japón y Norte América.
BOLIVIA
En nuestro país se cultivan algunos de los viñedos más altos del mundo, de 1800 m (Valle
de Tarija y Cañón de los Cintis) hasta 2.850 m (Tojo, Dpto. de Tarija) de altitud. La vid
llega a Bolivia en el siglo XVI, procedente del actual Perú, primero a Mizque, luego a los
Cintis y Tarija, de cuyo virreinato formaba parte como Alto Perú. Durante siglos, su cultivo
ha sufrido vicisitudes políticas, económicas y sociales, sustentándose en una estructura de
viñedo familiar. A partir de los años sesenta del siglo pasado adquiere mayor impulso la
elaboración de vinos y del destilado autóctono tarijeño, el singani, gracias al esfuerzo de
empresarios y agricultores de Tarija, en la región situada en el valle del Guadalquivir y
conocida como la Andalucía boliviana. Estos emprendedores apostaron por la importación
de tecnología y cepas, que lamentablemente trajeron enfermedades a las vides cultivadas.
En el año 1982 el sector vitivinícola boliviano tocó fondo, pero en el año 1986, gracias a
los esfuerzos del Gobierno y de otros organismos, se creó el Centro Vitivinícola de Tarija.
Los pioneros en la elaboración de vinos y singanis fueron Don Julio Kohlberg (1960) y
Don Franz Kuhlmann (1930) respectivamente. Singani es un destilado en base de vino, que
en Chile y Perú es conocido como Pisco y en Europa como Coñac y Brandy.
Consideran sus expertos que el potencial del sector vitivinícola en nuestro país es
sumamente interesante, ya que existe tierra apta para la expansión de los viñedos por lo
menos hasta unas 8000 hectáreas. En el momento se puede considerar que la superficie
cultivada en todo Bolivia es de 3.500 has, de las cuales 2.500 has se encuentran en el Valle
de Tarija. Además, se debe mencionar los Cintis en Chuquisaca, Valle de Cotagaita en
Potosí, Valle de Luribay en La Paz, Mizque en Cochabamba y Vallegrande en Santa Cruz.
En Cochabamba y Santa Cruz lugar se puede observar las primeras bodegas para
elaboración de vinos y singanis a partir de los viñedos locales. Desde hace algunos años se
vienen preparando viñedos con variedades de mesa en la Provincia Gran Chaco de Tarija,
con cosechas a partir de noviembre.
TARIJA
Todas las bodegas tarijeñas ofrecen el vino de mesa que se elabora en base de corte entre
Moscatel de Alejandría principalmente para vino blanco y Negra Criolla para vino tinto. En
el siguiente cuadro se puede observar que vinos varietales son elaborados en Tarija.
Las uvas de Tarija, son apreciadas por su sabor, dulzura, aroma y consistencia de su pulpa.
La marca “Uva de Altura” se respalda en la calidad de su producto y una forma adecuada
de empaque y comercialización hacia mercados locales y del interior del país,
principalmente La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
Entre las acciones que se desarrollaron para este propósito se encuentran el estudio y diseño
de una estrategia de marketing encargada por el Programa de Fortalecimiento al Complejo
Uvas, Vinos y Singanis de la Fundación FAUTAPO y que permitió visualizar las fortalezas
y debilidades del producto y su mercado en las principales ciudades del país.
Las variedades Moscatel de Alejandría, Italia, Red Globe y Ribier serán las que se
comercialicen en esta oportunidad en Cochabamba bajo la lógica de un ofrecer a un
mercado exigente un producto de calidad y especializado generado en las campiñas
tarijeñas.
LOCALIZACION GEOGRÁFICA
El valor total de la producción, al 2008, fue de US$ 5.014.236 para la uva de mesa, US$
14.441.708 para vinos, US$ 16.795.506 para singanis. El 2008, Bolivia exportó US$
120.000 en vino y singanis a mercados del extranjero.
Desde 1994, Bolivia exporta vinos a Europa -principal productor mundial de vinos-
Canadá, Estados Unidos y Perú.
POBLACION INVOLUCRADA
CONSTITUCION CADENA
TRANSFORMACIÓN PRIMARIA
Transformadores Artesanales:
TRANSFORMACIÓN INDUSTRIAL
Transformadores Industriales:
Con productos en constante mejora y ascenso, los productores industriales bolivianos han
provocado una magnífica ampliación de la demanda, basada en la calidad de vinos y
singanis que aspiran a mejor posición de negociación no sólo basada en oportunidad, sino
en calidad y volumen.
MERCADEO
Los vinos de altura son un denominativo nuevo decidido por los productores bolivianos que
aspiran a dominar una categoría en la que aparecen hoy, como únicos actores.
Los vinos de altura son una combinación única de radiación solar, presión atmosférica y
microclima que define un producto único e irrepetible.
INTERVENCIÓN IDEPRO
Además, integra las bodegas y viñedos con el turismo. Proyecta entregar mejores y amplias
condiciones para el desarrollo de rutas, el acompañamiento especializado y la instalación de
facilidades especiales para los turistas.
Recorrido por Tarija: museo paleontológico, Iglesia de San Juan, Iglesia de San Francisco,
La Catedral y distintos miradores del valle tarijeño.
Valle de la Concepción, centro de la vitivinicultura tarijeña. Visita a una bodega y fincas de
vinos artesanales, instalaciones, degustación de diferentes vinos y caminata por los viñedos.
Recorrido por toneles y plantas de vid, bodegas con detalles de vinos y singanis de Tarija,
degustación de varias cepas, paseo por los viñedos, conociendo variedades de uva como
Cabernet Sauvignon, Barbera, Merlot, Syrah, Moscatel de Alejandría, Riesling, etc.
El enfoque financiero distingue claramente a IDEPRO. Sus tareas nacen del conocimiento
de los actores de la cadena, el contexto en el que actúan y su integración. El propósito es
obtener mejores cuotas de mercado.
RESULTADOS AL PRESENTE
Los diversos objetivos de impacto social, entre los que destaca la creación y mejora del
empleo existente, situarían a Bolivia en un contexto más firme y atractivo para el desarrollo
de inversiones posteriores que, quizá, en el futuro permitan al producto boliviano competir
en los grandes escenarios de calidad, tecnología e innovación.
Respecto del singani, la cadena reconoce una oportunidad de carácter especial, pues, se
trata de una bebida que sólo se produce en Bolivia, diferente al pisco peruano y chileno.
Las características especiales del producto boliviano: fragancia y tersura al paladar.
RETOS FUTUROS
Dominar la naturaleza, controlando efectos perversos del clima que disminuye radicalmente
las proyecciones de producción (las pérdidas el año 2002, fueron de 1/3 de la cosecha) y
modificaciones en la utilización de agroquímicos